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LA TUNDA EN CASA

Era una mañana de jueves cuando la vieja Herotilia, realizaba el aseo de su hogar, era una
mujer muy bondadosa, amable y siempre sonriente con los demás, se dedicaba en pleno a
las labores de su hogar, vivía con su hija menor y sus 2 nietos, eran una familia con
dificultades económicas, que apenas tenían lo necesario para vivir, en el barrio, vivían en
comunidad y armonía con sus vecinos y Herotilia era reconocida por ser una mujer
guerrera, Aquella mañana de jueves Ayda, su hija con la que vivía, llevó a sus dos
pequeños a la escuela y luego ella se dirigió a su trabajo, Herotilia se quedó en casa como
todos los días atendiendo las labores del hogar, pues por su avanzada edad ya no podía
trabajar.

A las 10:30 am Herotilia montó el agua en la estufa para hacer el “Quebrao” de plátano,
cuando de repente un aroma extraño irrumpe en su hogar, empezó a ver los cables de la luz,
pues pensó que era un corto circuito, el aroma se asemejaba a caucho quemado, o ¿Quizá
era azufre?, no se distinguía muy bien, solo sabía que era muy desagradable. Herotilia se
dirige a la sala y allí ve la sombra de una mujer con aspecto desaliñado y vestida con
harapos negros, su figura era de una mujer, pero esta no le daba la cara, permanecía con la
mirada al piso y el pelo frente a ella, Herotilia, asombrada le pregunta: ¿Quién eres, que
quieres?, pero no obtuvo respuesta, nuevamente pregunta: ¿Qué quién eres que quieres? A
lo que la mujer levanta la mirada y sonríe de forma siniestra y extraña.

Soy la tunda, responde, ¿A caso no me reconoces?

Herotilia aterrorizada, pero valientemente toma la escoba que tenía cerca, le fija la mirada
de forma desafiante y replica: “Gran puta, anda a buscar oficio, cacha loba”. La tunda al ver
dicha actitud retadora decide correr y abalanzarse bajo la pampa de la casa de Herotilia, sin
dejar ningún rastro, se perdió entre los verdes árboles del guaico. Herotilia no entendía lo
que había pasado, solo hasta minutos después lo comprendió.

Cuando llegó su hija en las horas de la tarde, Herotilia le comentó los sucedido y le advirtió
que esto había ocurrido porque dicha mujer no había bautizado a sus pequeños, Ayda al
escuchar a su madre decide acudir al cura del pueblo para que los bautices y así ahuyentar
aquella presencia maligna que había tenido un desafiante encuentro con aquella valiente
mujer.

Fin.

Inspirado en una leyenda popular.


Por: FERNEY GONZÁLEZ CAMPAZ.

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