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ESCRITURAS

Escrituras
Un personaje apasionado Mijaíl Y. Lérmontov (1814-1841), el poeta del Cáucaso, se
convirtió en la primera figura literaria rusa de su tiempo, y fue una figura legendaria
y tormentosa que murió en duelo a los 27 años. Alba recupera su narrativa y su poesía
Miércoles, 24 diciembre 2014

Lérmontov,
Cultura|s La Vanguardia

un héroe
de su tiempo
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Mijaíl Y. Lérmontov TAMARA DJERMANOVIC ca: “un sentimiento de verdad en siones os son ajenos. / Eternamen-
Un héroe de nues- Para Rusia, Mijaíl Lérmontov el corazón del hombre”; “el espa- te frías, eternamente libres, / ni pa-
tro tiempo. Anto-
logía poética (1814-1841) nace como escritor des- cio ilimitado, el curso de los si- tria tenéis ni conocéis exilio”, rela-
Traducción de Víctor pués de la muerte de Pushkin glos”. El carácter apasionado, pro- ta en Las nubes.
Gallego Ballestero (1837), su modelo, cuyo último due- vocativo y difícil de Lérmontov se La convulsa historia del Trans-
lo Lérmontov relata en su atrevido forja en este exótico sur. Su com- cáucaso se complica justo en aque-
ALBA EDITORIAL
392 PÁGINAS
poema Muerte del poeta, donde de- portamiento desenfrenado le trae- lla época, cuando Rusia se apodera
30 EUROS nuncia que su predecesor perdió la rá más problemas cuando luego ampliamente de estas tierras sure-
vida por una conjura preparada en vuelve a las grandes urbes rusas: es ñas. De hecho, Lérmontov es envia-
los círculos zaristas. “¡Lo habéis expulsado de la Universidad de do por el zar en condición del sol-
matado!... ¿A qué vienen ahora / Moscú por indisciplina. Cuando dado del ejército ruso (oficial de
esos sollozos? (...) ¡No podréis la- ejerce de oficial en la Escuela de dragones) y a partir de entonces
var con toda vuestra negra sangre Oficiales de la Guardia de San Pe- vuelve a San Petersburgo sólo de
/ la sangre pura del poeta!”, lee- tersburgo, ya escribe versos que se- visita, en 1838 y 1839. Es ya un céle-
mos ahora en la nueva traducción rán la causa de su nueva expulsión bre poeta cuando le destinan por
de su poesía y prosa a mano de Víc- por parte del régimen hacia las tie- última vez al Cáucaso, en 1840. La
tor Gallego Ballestero. rras caucásicas. vida de allá marca profundamente
Con Lérmontov se acaban la cla- Los exilios al sur que impone el su alma, y su literatura refleja una
ridad y el equilibrio pushkinianos; régimen zarista de Nicolás I a Mi- trágica discordia entre las posibili-
emoción, introspección, melanco- dades reales del hombre y sus sue-
lía, inquietud marcan todo lo que Expulsado de ños y deseos.
escribe, fundamentalmente poe- Uno de los últimos poemas de
sías y poemas largos (Demonio), y
la universidad, Lérmontov, El sueño, afirma otra
luego su única novela, Un héroe de disciplinado por de las características distintivas de
nuestro tiempo. El Cáucaso, “salva- la literatura rusa: su sentido profé-
je y furioso”, inspira gran parte de
el ejército, cultivó el tico. En estos versos el escritor des-
su obra y es el destino de su infan- tema del amor fatal cribe casi literalmente las circuns-
cia, de su exilio y de su muerte. tancias de su propia muerte: “Con
jaíl Lérmontov, lo mismo que an- plomo en el pecho yacía inmóvil /
El Cáucaso tes pasa con Pushkin, marcan una bajo el ardiente sol del mediodía
Nacido en Moscú, el pequeño Mi- obra literaria profundamente inspi- en un valle / de Daguestán. Aún hu-
jaíl se traslada a Piatigorsk con su rada en el carácter desmesurado y meaba la profunda / herida, por la
abuela cuando tiene apenas tres distinto de la naturaleza y de los que mi sangre goteaba. / Yacía solo
años de edad, tras la muerte de su pueblos no rusos que allí viven. El sobre la arena. Alrededor / las ro-
PATROCINADO POR
madre. Su padre pierde la custodia poeta carga con el sentimiento de cas se cerraban escalonadas”.
por no tener medios de vida sufi- un spleen oriental la mayoría de Mijaíl Lérmontov cayó también
cientes, y es cuando el futuro escri- sus versos, a la vez descriptivos y víctima de un duelo, cuya práctica
tor viaja con la madre de su madre metafóricos. “¡Nubes celestes, eter- había denunciado y ridiculizado
por primera vez a estas tierras, que nas peregrinas! / Como broche de tanto, en un valle de las tierras del
luego siempre describe como más perlas sobrevoláis / las azules este- Cáucaso, con tan sólo veintisiete
puras, y con la gente más auténti- pas (...). Los sufrimientos y las pa- años de edad.
Vidas con literatura

ESCRITURAS
Latidos
SERGIO VILA-SANJUÁN

LAS OCAMPO. En su Historia personal del boom, José


Donoso se refería, entre admirado y displicente, al
“arrogante olimpo porteño” de las letras. Este era, a
finales de los años cincuenta, el único reducto de las
letras hispanoamericanas que había empezado a
internacionalizarse. Pero también tenía mucho de
elitista club privado, donde no a todo el mundo se le
recibía bien, si es que se le recibía. El olimpo porte-

Miércoles, 24 diciembre 2014


ño de las letras tuvo durante varias décadas una
emperatriz indiscutida, la escri-
tora y editora, vástaga de la
oligarquía argentina, Victoria
Ocampo, quien al frente de la
revista Sur atrajo hasta Buenos
Aires a la plana mayor de las
letras internacionales y congre-
gó a los mejores talentos loca-
les: entre ellos, es sabido, a
Jorge Luis Borges.

Cultura|s La Vanguardia
Borges mantuvo una larga
asociación entre amistosa y
profesional con Adolfo Bioy
Casares, quien estaba casado
con la hermana de Victoria, la
también escritora Silvina Ocam-
po, once años mayor que él. De
siempre esta pareja disparó los
comentarios y generó mucho

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Silvina Ocampo morbo, ya que Bioy hacía públi-
co alarde de sus infidelidades y
ella mantenía relaciones intensas con otras mujeres,
como la poeta Alejandra Pizarnik. En el plano del
reconocimiento, Silvina Ocampo, autora de una
abundante bibliografía, quedó un poco oculta entre
las figuras totémicas que la rodeaban. Y en el grueso
Su única novela volumen póstumo que Bioy dedicó a Borges, regis-
“¿Para qué he vivi- trando sus conversaciones semanales, la esposa del
do? ¿Por qué razón primero queda como una figura un tanto desdibuja-
he nacido? Alguna ha da. Ahora, la periodista argentina Mariana Enrí-
debido de haber, y pro- quez, con ánimo reivindicativo, ha indagado entre
bablemente estaba desti- los personajes que la trataron y plasma el resultado
nado a un alto fin, porque en el excelente La hermana menor. Un retrato de
siento en mi interior unas fuer- Silvina Ocampo (Ediciones Universidad Diego Porta-
zas inmensas. Del duro crisol de Imagen del Cáuca- les), buen reflejo del “olimpo porteño”, del que sin
la vida he salido duro y frío como so (monte Kazbek, embargo salimos con la imagen de una mujer esqui-
en Georgia) y
el hierro, pero he perdido para sobrepuesto, el va y con varios enigmas aún por desentrañar.
siempre la llama de los impulsos pectivas de esa juventud rusa que autoretrato del
nobles, la flor más bella de la vida”, no puede realizar su libertad ni tie- escritor ruso encon- VILLENA Y LOS PANERO. Los tres han muerto ya: Juan
confiesa Pechorin, el personaje ne la sensaciópn de participar posi- trado en el Institu- Luis, Michi y más recientemente Leopoldo María
to de Literatura
principal de Un héroe de nuestro tivamente en el destino de su pa- Rusa Panero, los hermanos que junto a su madre Felici-
tiempo, la única novela del Lér- tria, se traduce en prototipo litera- ISTOCK / GETTY IMAGES dad Blanc dieron cuerpo a la película española más
montov, que publica justo un año rio del lishni chelovek, o el hombre significativa de los años de la transición: El desencan-
antes de morir, en 1840. El prota- superfluo (literalmente, el hombre to, de Jaime Chávarri. Luis Antonio de Villena, que
gonista refleja que su aburrimien- que sobra), cuyo modelo es tam- trató a los hijos y a la madre, ofrece sus recuerdos
to, insatisfacción continua, no son bién Pechorin. de todos en Lúcidos bordes del abismo (Fundación
consecuencia de un demonismo El lector, que conoce las circuns- J.M. Lara) por donde asoman muchas figuras de la
de índole byroniano, sino del he- tancias históricas de Rusia de la cultura española de los años setenta y ochenta, y
cho de vivir en una época nueva en primera mitad del siglo XIX, no que deja un regusto amargo por la dureza del desti-
el desarrollo de la sociedad rusa, puede leer Un héroe de nuestro no de los miembros –exceptuando, quizás, a Juan
que no está dispuesta a aprovechar tiempo como una novela simple- Luis– de esta familia brillante y desgraciada.
la fuerza de su juventud. mente romántica, con el tema del
Es además el típico ejemplo co- amor fatal y el trágico enfrenta-
mo en la literatura rusa no pode- miento entre la belleza y la banali-
mos hablar simplemente del ro- dad de la vida. Soledad, angustia,
manticismo, sino del realismo del desequilibrio, individualismo, son
romanticismo ruso. Un aconteci- consecuencia de un tedio relacio-
miento concreto, la rebelión dec- nado con la falta de libertades.
embrista en 1825 y su dura repre- Lérmontov, con Pechorin, seña-
sión, con los cinco líderes ahor- la aquello sintomático para toda
cados y la masa de la juventud una generación, la suya. Y apunta
intelectual enviada al exilio, fue un también al principio de su poética,
mensaje inequívoco del poder za- dejando claro que la labor de la li-
rista ruso. Es el escenario que, en teratura es precisamente esto, des-
las décadas posteriores, inspira a cribirlo; “señalar la enfermedad”, y
Lérmontov de modo autobiográfi- no curarla. “En cuanto el medio de Leopoldo María Panero y Villena en el 2006
co. El pesimismo y la falta de pers- curarla, solo Dios lo conoce”. |

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