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CRISIS EN LA REALIDAD ACTUAL DE LATINOAMÉRICA

Actualmente, nos encontramos en un mundo lleno de muchas problemáticas, un mundo

donde se ha perdido el respeto por la dignidad de la persona humana, un mundo donde ya no

prima una escala de valores, un mundo donde el hombre se ha convertido en el centro de

todo.

No hay que dar una visión hacia Europa para encontrar esta problemática, sino que es parte

de nuestra realidad latinoamericana. Si es que echamos un vistazo a todos los países

latinoamericanos, notamos que en los últimos años han atravesado diversos conflictos. No

hablamos solo de conflictos políticos, sino conflictos en todas las dimensiones.

De allí es que nos preguntamos, ¿por qué Latinoamérica atraviesa estos conflictos? ¿hay

alguna solución? ¿Dónde está la raíz de estos problemas?

Para poder hallar respuesta a estas preguntas, tenemos que hacer una visión en general de la

realidad latinoamericana. Latinoamérica se ha caracterizado en los últimos años por querer

imitar posturas de una influencia europea, esto le ha llevado a perder su identidad con

realidad. Los gobernantes de los países latinoamericanos han caído en la ambición del poder,

en solo pensar en su beneficio y no en el bien común y lo mejor para su nación.

Esto sucede porque muchas veces, la educación que comienza en la familia, tiene un vacío

espiritual y de valores. Hay una concepción materialista en la actualidad, donde el rico tiene

más derechos que el pobre. Esta concepción materialista hace que el hombre valore sólo los

bienes materiales y no valore la riqueza que representa el interior de cada persona. Es por

ello, que el hombre actual siempre es insatisfecho, quiere tener más a pesar de que ya tiene

suficiente, y por esta razón, no hay sensibilización con la pobreza que vemos alrededor, y
saben ¿Por qué´? Muy sencillo, porque implemente hemos caído en un egocentrismo,

pensamos solamente en lo que a nosotros conviene, en lo que ha nosotros nos hace falta.

Tenemos una falta muy grande de empatía, de ponernos en el lugar del otro. Por ello, en

Latinoamérica hay alto índice de pobreza extrema, y esto continuará hasta que el hombre

pueda no solo mirarse “el ombligo”, sino, levantar la vista y notar que en su entorno hay

personas que pasan necesidades y que siempre uno debe estar abierto a sensibilizarse con el

sufrimiento ajeno.

Asimismo, una de las problemáticas fuertes que vemos en la realidad latinoamericana, es la

falta de justicia y el ingreso de la corrupción por todo lado. No hay una escala de valores en

la sociedad, estamos en una sociedad donde la justicia y la libertad ha sido denigrada.

La corrupción ha tomado protagonismo, sobre todo en el ámbito político. Los gobernantes se

han nublado del poder que tienen, han caído en la ambición y en el actuar de una manera

incorrecta. Pero, hay un claro denominador en todos los países latinoamericanos, el

neoliberalismo.

Desde hace muchos años, los gobernantes han querido gobernar con el pensamiento de actuar

libremente; sin embargo, este liberalismo se cambió por el libertinaje. Hemos caído en una

anarquía, donde ya no se reconoce la autoridad, hemos caído en querer actuar haciendo lo que

se nos venga en gana. Es por eso, que en las distintas manifestaciones de la población vemos

claramente, como es la violencia, la forma de protestar. Todas aquellas acciones como el

quemar instituciones, el vandalismo, los asaltos, etc.; son claros signos de como el hombre

piensa solucionar sus problemas, mediante la fuerza y la violencia.

El papa Francisco lo manifestó claramente en uno de sus mensajes: “Vivimos en una

sociedad que busca la paz mediante la violencia”. Es contradictorio, que una sociedad clama

justicia y paz, busca salir de conflicto, pero lo hace ocasionando más conflictos mediante la
violencia. Aquí vemos claramente como el valor del amor ya no tiene protagonismo en la

formación de la persona humana.

Otra problemática que vemos en Latinoamérica, es el destierro de Dios en la vida del hombre.

En muchos países, han considerado a la Iglesia Católica como golpista para el Estado. Y

¿saben por qué? Solamente por velar por el bien común y manifestar su parecer con el mal

gobierno de muchos estados.

Sin embargo, la Iglesia es una institución que desde hace mucho tiempo tuvo que apoyar al

estado en ponerle límites, la Iglesia siempre era esa regla que regulaba el poder del Estado.

Ahora se vive una clara persecución a la Iglesia, principalmente en Nicaragua, Chile, México,

Argentina. Una persecución que busca acabar con esa institución que no tiene temor de decir

la verdad, que no tiene temor de defender lo que es justo.

Notamos también, que nos encontramos en una realidad llena de ideologías, marchas

feministas, marchas a favor del aborto, marchas a favor de la eutanasia, entre muchas otras.

Debemos tener claro que todas estas ideologías con concebidas por la mala formación

humana, hablo de una formación humana que comienza en casa, el colegio, en las

universidades. Los maestros, los responsables de la educación, no se dan cuenta del gran

daño que comenten al manipular las mentes de los estudiantes, llenándoles la cabeza de puras

ideologías.

Como consecuencia de estas ideologías, es que el hombre ha perdido respeto sobre todo por

la vida de la otra persona. Por eso, nos topamos con altos niveles de homicidios, de

delincuencia, robos, etc.

Lo peor de todo, es que todas estas consecuencias son “justificadas” por esta frase: “Es que

me hace feliz”.
El hombre actual busca la felicidad, pero lo hace de manera equivocada. Hay un mal

concepto de felicidad en nuestra actualidad. Ya lo decía Aristóteles: “La felicidad plena es

inalcanzable para el hombre.”

El hombre actual piensa que la felicidad son los momentos placenteros, o los momentos

donde se siente contento. Pero no es así. La felicidad, ante todo, es una virtud por excelencia,

que la ganas mediante una repetición constante de actos buenos, que reciben el nombre de

hábitos.

De todas maneras, hay un pensamiento equivocado en el hombre, relacionado con lo que nos

decía Descartes: “Pienso y luego existo”. Esto ya no es así, sino que el hombre actual se

mueve mucho por el sentir. Entonces, ahora reina el “siento y luego existo”. Y esto se ve

reflejado mucho en diversas circunstancias que atraviesa la vida del hombre. Por ejemplo,

cuando un matrimonio fracasa, en casi todas las ocasiones, la excusa es que el esposo o la

esposa se cansó de amar, y no se siente “feliz”, entonces busca su felicidad placentera en otra

mujer.

Lo mismo ocurre con el sacerdocio, un sacerdote deja el ministerio porque ya no se “siente

feliz”, y porque ha perdido la motivación que era Cristo, una motivación te origina una

conducta que te lleva hacia un fin.

Además, también nos encontramos en una sociedad facilista, una sociedad donde,

especialmente los jóvenes, quieren ganarse la vida de una manera fácil. Esta cultura facilista

ocasiona que la felicidad se confunda con un camino libre de dificultades. Es por ello, que

ante las dificultades los jóvenes tienden a dejar procesos inconclusos.

Todo esto, lo hemos visto reflejados en las distintas protestas en Latinoamérica, donde son

los estudiantes quienes lideran las protestas, en algunos países lo hacen por una buena causa

mientras que, en otros, protestan influenciados por una cultura facilista.


Finalmente, otra problemática que es ocasión de conflicto en Latinoamérica, es la

discriminación por la distinción de clases, hay una discriminación para con los grupos étnicos

culturales. Todo esto, debido a que estas personas son denigradas, ya sea por escasa

educación o cultura. Sin embargo, esto no les da derecho a las demás personas a denigrar la a

estos grupos étnicos, ya que, por encima de toda distinción, está el respeto por la dignidad de

la persona humana.

En conclusión, en la situación actual de América Latina, hay muchos signos positivos y

negativos. En primer lugar, debemos considerar que para que una sociedad se desarrolle en

armonía, se necesita una escala de valores, donde prime la justica, la paz, el respeto, el amor,

la libertad, etc.

Ya hemos visto, que una visión individualista en nuestros tiempos, no resulta. Vivimos en

sociedad para apoyarnos unos y otros, luchando siempre por el bien común, no pensar en lo

que nos es más cómodo, sino en lo que favorece a la comunidad.

Es necesario el buen uso de la libertad, que nos lleva a actuar con responsabilidad, sin

confundirlo con el libertinaje. Sabemos claramente, que el hombre moderno actúa muchas

veces, sin medir las consecuencias y sin querer afrontarlas.

Aquí no solo se trata de una formación en valores que la sociedad ofrece, sino también, en

una formación con valores cristianos. Lo leemos claramente en las Sagradas Escrituras: “ama

a tu prójimo como a ti mismo”. Dios nos llama a ser caritativos, a ponerlos en los “zapatos”

de la otra persona, no dedicarnos solamente a juzgar a los demás, sino reconocer virtudes y

capacidades en los demás.

Los conflictos que se viven en Latinoamérica, sólo llegaran a su fin cuando cada uno de

nosotros comience a luchar por cambiar, debemos recuperar la escala de valore en nuestra
sociedad, desde la familia, la buena instrucción de los padres hacia sus hijos, en la escuela, en

las universidades.

Debemos tomar conciencia de qué mundo estamos dejando a las demás generaciones,

proyectarnos hacia el futuro.

Tal vez, no veamos resultados de la noche a la mañana, pero, sólo podremos vivir en armonía

cuando el hombre comprenda que está llamado a vivir en comunidad y preocuparse también

por su comunidad.

Por último, recordemos que el hombre tiene un fin en el mundo, tal vez ese fin no solo sea el

ser feliz como muchos lo consideramos, tal vez el hombre se hace infeliz al buscar su

felicidad, y todo esto, debido a que el hombre es un ser insatisfecho; sin embargo, cada día el

hombre de direccionar su obrar para promover el bien, es allí donde logrará su felicidad.

Cuando el hombre logre comprender, que la felicidad no son sólo momentos bonitos sin

dificultades, en ese momento el hombre tendrá una visión distinta realidad y podrá abrir su

mente a nuevos horizontes, a buscar nuevas soluciones para los conflictos políticos,

culturales, religiosos, etc.

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