Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
empieza como un sermón, sin embargo concluye como una carta (13.22–25).
22
Hermanos, les ruego que reciban bien estas palabras de exhortación, ya que
les he escrito brevemente.
23
Quiero que sepan que nuestro hermano Timoteo ha sido puesto en libertad. Si
llega pronto, iré con él a verlos.
24
Saluden a todos sus dirigentes y a todos los santos. Los de Italia les mandan
saludos.
25
Que la gracia sea con todos ustedes.
El mensaje
11
Sobre este tema tenemos mucho que decir aunque es difícil explicarlo, porque a
ustedes lo que les entra por un oído les sale por el otro.
12
En realidad, a estas alturas ya deberían ser maestros, y sin embargo necesitan
que alguien vuelva a enseñarles las verdades más elementales de la palabra de
Dios. Dicho de otro modo, necesitan leche en vez de alimento sólido.
13
El que sólo se alimenta de leche es inexperto en el mensaje de justicia; es
como un niño de pecho.
14
En cambio, el alimento sólido es para los adultos, para los que tienen la
capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su facultad
de percepción espiritual
16
En todas sus cartas se refiere a estos mismos temas. Hay en ellas algunos
puntos difíciles de entender, que los ignorantes e inconstantes tergiversan, como
lo hacen también con las demás Escrituras, para su propia perdición.
en nuestro bosquejo para que pueda ver con claridad el desarrollo de la carta.
Creemos que estas exhortaciones son para todos los creyentes, puesto que el
escritor se identifica con el pueblo al cual se dirige: «es necesario que con más
diligencia atendamos»; «¿cómo escaparemos»; «temamos, pues»; etc. Decir que
6.4, 5
4-6
Es imposible que renueven su arrepentimiento aquellos que han sido una vez
iluminados, que han saboreado el don celestial, que han tenido parte en el
Espíritu Santo y que han experimentado la buena palabra de Dios y los poderes
del mundo venidero, y después de todo esto se han apartado. Es imposible,
porque así vuelven a crucificar, para su propio mal, al Hijo de Dios, y lo exponen
a la vergüenza pública.
10-35
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente
recompensada.
10-36
Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la
voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido.
11-26
Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los
tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa.
Oprobio es un concepto que se utiliza para nombrar a un deshonor, una ofensa,
un agravio o una infamia. El término puede usarse como sinónimo de ignominia.
Hebreos no advierte a los creyentes que sus pecados los condenarán, puesto
que ningún verdadero cristiano puede jamás perderse eternamente.
I. El escritor
Puesto que no se menciona ningún nombre en el mismo libro, los eruditos han
debatido por siglos sobre quién es su autor. Las tradiciones primitivas señalan a
Pablo. Otros han sugerido que fue Apolos, Lucas, Felipe el evangelista, Marcos y
hasta Priscila y Aquila. El escritor, obviamente, fue judío, puesto que se identifica
con los lectores judíos (1.2; 2.1, 3; 3.1; 4.1; etc.). También se identifica con
Timoteo (13.23), lo cual sin duda podía haber hecho Pablo. La bendición de
gracia en la clausura es típica de Pablo (véase 2 Ts 3.17, 18). El escritor había
estado en prisión (10.34; 13.19). La cuestión parece quedar resuelta por 2 Pedro
3.15–18, donde Pedro claramente afirma que Pablo había escrito al mismo
pueblo al cual Pedro lo hizo, los judíos de la dispersión (1 P 1.1; 2 P 3.1). Todavía
más, Pedro llama Escrituras a la carta de Pablo. Ahora bien, si Pablo escribió una
carta inspirada a los judíos esparcidos por el mundo y esta carta se ha perdido,
una parte de la Palabra eterna e inspirada de Dios hubiera sido destruida; y eso
es imposible. La única Escritura que está dirigida a los judíos y que no se acredita
a ningún otro autor es Hebreos. Conclusión: Pablo debe haber escrito Hebreos.
Los que argumentan que el estilo o el vocabulario no son típicos de Pablo deben
tener presente que los escritores son libres de adaptar su estilo y vocabulario a
sus lectores y temas.
2
Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien
por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que
ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
3
Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte
de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo.
4
En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que
resistir hasta derramar su sangre.
5
Y ya han olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos se les
dirige:
«Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor
ni te desanimes cuando te reprenda,
6
porque el Señor disciplina a los que ama,
y azota a todo el que recibe como hijo.» 12:6 Pr 3:11, 12
7
Lo que soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos.
¿Qué hijo hay a quien el padre no disciplina?
8
Si a ustedes se les deja sin la disciplina que todos reciben, entonces son
bastardos y no hijos legítimos.
9
Después de todo, aunque nuestros padres humanos nos disciplinaban, los
respetábamos. ¿No hemos de someternos, con mayor razón, al Padre de los
espíritus, para que vivamos?
10
En efecto, nuestros padres nos disciplinaban por un breve tiempo, como mejor
les parecía; pero Dios lo hace para nuestro bien, a fin de que participemos de su
santidad.
11
Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable,
sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y
paz para quienes han sido entrenados por ella.
12
Por tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas
debilitadas.
12:13 Pr 4:26