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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DEL PERU

FACULTAD DE INGENIERIA METALURGICA Y DE MATERIALES

UNIDAD DE POSGRADO

MAESTRIA EN : SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO - GESTION INTEGRAL

CASO PRACTICO No. 02

LOS SIETE DEL CASTILLO DE LOURDES

Era cercana las siete de la mañana de aquel 21 de junio de 1971 cuando los hombres llegaron a la
bocamina. No obstante estar avanzado el mes de junio, el sol no había asomado todavía; es más,
una niebla fría envolvía el ambiente. Eran siete los integrantes de la cuadrilla que esperaban la
jaula para descender a su labor. Este era un abigarrado grupo de hombres curtidos por el peligro y
avezados en la lucha minera; las cabezas fuertes, hirsutas, graníticas, protegidas por los luminosos
cascos mineros; la piel quemada por el hielo, la escarcha, el relente; los músculos túrgidos y
prontos debajo de la ropa minera atrincherada por gruesas fornituras. Victorio Baldeón, en primera
fila, asegurándose el correaje con prolijidad, meditaba atribulado: “Las fiestas de mayo me ha
dejado sin un solo cobre. Durante todo el año tendré que trabajar el doble. No importa. El Señor de
Huancapucro es muy milagroso y me va a ayudar. Estoy seguro. Yo he cumplido con Él cómo los
buenos. La fiesta ha estado grandiosa. Como nunca. Este año he traído a los “negritos” de
Huánuco, y tres puntas de chunguinos, incluyendo a los maricas. El trago y el “papeo” ha sido
bueno y abundante. Estoy seguro que el Señor me va hacer el milagro… estoy seguro”.

La gigantesca mole metálica del castillo de Lourdes estaba ensombrecida aquella mañana. Entre
las remachadas columnas de acero, un hedor misterioso circulaba como negro presagio de muerte.
La mente cansada de Jacinto Chuquillanqui se sobresaltó al recordar la amargura continua de su
coca y los negros agüeros de su mujer: “No, carajo, ella no miente. La coca no miente nunca, algo
va a pasar. Anoche tampoco pudo dormir mi mujer. Desde hace tiempo está soñando sangre,
sangre y sangre no más… ¿Quién se irá de este mundo?… ¿Quién morirá…?. ¿La abuela
Tomasa?… ¿La Shatu…? ¿Mi mujer?… ¡No, no, mi mujer nunca!… ¿Qué haría yo sin ella…? No,
ella es muy comprensiva… es tan dulce… tan hacendosa. ¡Buena me ha tocado: de silla y
carga…!”

Cuando sintieron la aproximación de la jaula, los hombres de acomodaron para abordarla y en ese
momento Pedro Tapia sintió un saetazo punzándole las rodillas. El horrible dolor apenas si le había
dejado caminar los últimos días. “Tengo que visitar al “huesero” Amancio. Estoy seguro que el viejo
me va a curar. Hace buen tiempo que no voy a entrenar y si sigo así, me van a sacar del equipo…
¡Ayayay cómo duele, caracho, cómo duele… Parece que se me van a doblar las rodillas!”.

Cuando subieron la jaula, un ramalazo de frío premonitorio azotó sus caras. Una vez más sus
acostumbradas pupilas las volverían a contemplar. La mina les conocía a ellos, y ellos a la mina: la
gran devoradora de hombres. En sus diarias caminatas había prendido en sus retinas cada
recoveco de las oquedades siniestras y silenciosas. Se habían acostumbrado a la diaria
contemplación de la muerte, a presentirla, a esperarla, a convivir con ella: “Carajo, siento como si
estuviera entrando en una tumba. Siempre siento lo mismo, siempre… ¿Quién diablo me mandaría
a mí dejar mi chacra para meterme en la mina…?…¡Cojudo que uno es, carajo; cojudo que uno
es!”. – Pensó Inocente Serrano- “¡A esta hora debería estar yo arando en el campo, siguiendo la
callada huella de mis bueyes; escuchando a los jilgueros y bebiendo el aire cálido de la chacra!…
¡Qué cojudo…! ¡Ningún dinero del mundo puede cambiarla felicidad por el peligro… !.”

Cuando los siete mineros se colocaron en la jaula, un misterioso silencio invadió todos los
resquicios del ascensor. Teófilo Encarnación, con el cuerpo laso y el sueño prendido en las
pestañas, tragó unas bocanadas de frío en un bostezo profundo y pensó en su mujer. La vio tirada
a su lado, temblorosa y tierna, con la mirada insinuante y cariñosa. Acababan de casarse. Recién
cumpliría el mes. Ella, había comenzado a descubrir todo un mundo de inacabables experiencias al
lado de aquel hombre joven y fogoso. Si al comienzo había dejado que toda la iniciativa fuera de su
marido, era ella ahora, la que excitaba y manipulaba; la que se estregaba con toda su pasión
contenida de su mocedad. Sudorosa y jadeante, terminaba con las trenzas en desorden y un fuerte
rubor quemándole las mejillas. Ella le urgía, le exigía, le emplazaba a desbocarse, a dar cada vez
más y más… “Qué rica es… qué rica; incansable y estrechita… Y ese olor, ese olor mágico y
excitante que para nada me deja. Nunca lo había sentido… ¡Qué buena es, carajo, qué buena
es…!”.

Los gimientes goznes aseguraron la puerta de la jaula y al acomodarse en sus rincones, como
nunca, permanecieron mudos; no intercambiaban palabra alguna. Sólo alcanzaron a mirarse
recíprocamente rumiando silenciosamente sus pensamientos

Modesto Susaníbar ya estaba viejo. El día de San Pedro cumpliría los sesenta años. A partir de
aquella fecha se jubilaría. Entonces sí se marcharía del Cerro. Ya se sentía cansado: “Qué gran
cojudez es llegar a viejo. Ya ni se puede chupar como antes. Ya estoy morado, con mis ojos
irritados, las manos hinchadas y este zumbido tan jodido que no me deja para nada ni este dolor de
cabeza que ya me tiene cojudo. Pero cuando me jubile me voy a ir a Lima, a vivir a Comas, donde
sé que hay muchos cerreños. Allá están los Pecas, Miguelito Rosales, Cucho Caballero, Abicho
Cadema, “Cabecita de Oro” y muchos más…”- el insistente repiqueteo del timbre lo apartó de sus
meditaciones.

Cuando el cable se tensó y la jaula comenzó a moverse, Avelino Guzmán vio a sus compañeros
envueltos en una tétrica seriedad que le llamó la atención. Nunca los había visto así. Al mirar los
ojos esquivos de sus compañeros, el hilo de sus pensamientos se cortó bruscamente con una
interrogación que le aceleró el corazón… “¡Pero!… ¡¿Qué pasa?!…¡La jaula está subiendo en lugar
de bajar…! ¡¿Qué?!… ¿A dónde estamos subiendo?…¿Están cojudos?… ¿Por qué subimos?,
¡¿Qué pasa, carajo?!, ¡¿Qué pasa?!” – Así era. Nadie se explicaba por qué, en lugar de bajar al
socavón, la jaula subía rápidamente. – “¿Qué mierda está haciendo el winchero Riofano?, ¡carajo!;
¿Qué le está pasando?, ¿Está muy huevón?”… No pudo seguir pensando. Un sacudón horrible
seguido de un crujido ensordecedor lo llenó de pánico. ¡Hemos chocado con el borde superior del
castillo…! – Sí, habían chocado con el tope superior del castillo sacando chispas de las ruedas
impulsoras de la jaula. En ese mismo instante el monstruoso látigo del cable roto, chicoteaba en el
espacio como una contorsionada y loca serpiente. Al ruido pavoroso del choque, siguió un
agudísimo chillido como el gemido fantasmal de un gigante herido. “¡Nos jodimos, Dios mío, nos
jodimos!” -Alcanzó a gritar Inocente Serrano- Con los ojos a punto de salirle de las órbitas,
Victoriano Baldeón alcanzó a proferir: “!Taita, Huancapucro, taita Huancapucro!, ¡sálvame Dios
mío!”. Todo ocurrió en un brevísimo tiempo. Unos segundos en los que el ascensor pareció dudar
entre quedarse y caer. Sólo unos segundos. Luego ya sin la sustentación del cable, la jaula
comenzó a caer sin barreras. Entonces ante el estupor de un bramido agónico: “!Dios mío!, ¡son las
leonas, son las leonas!” – Tartajeó Susaníbar. Los afilados garfios auxiliares de emergencia
llamados leonas, infructuosamente trataban de prenderse de los postes laterales del pique para
contener la caída. Esta era la última esperanza. El espantoso estrépito resultante se reproducía en
el metálico soporte del castillo minero. Las leonas sacaban chispas y astillas espeluznantes en
tanto la jaula caía irremisiblemente multiplicando las esquirlas multicolores que saltaban en todo el
trayecto. Instintivamente, ganados por el terror, los mineros se prendieron de las barras laterales
con todas las fuerzas que le daban su desesperación. Cuando quisieron gritar, sintieron que el aire
se les había ido de los pulmones. Las entrañas se les subieron a la boca con un acre y salado
sabor a sangre que empapaban sus labios. Sus cabezas a medida que caían ejercían una
inhumana presión que en cualquier momento las haría estallar en mil pedazos. Los desorbitados
ojos de los mártires mineros veían pasar raudos los jaspeados perfiles de la muerte. Sus oídos en
medio de esa espantosa algazara alcanzaron a oír el horripilante chirrido de las leonas que,
vencidas, sólo alcanzaban a sacar vivísimos fuegos de artificio de hierro y madera que saltaban a
diestra y siniestra. Una endemoniada velocidad que cada vez aumentaba con vértigos de sangre,
hizo explotar los ojos, los corazones y los pulmones de los hombres que dilatados como bolsas de
plástico, inundaban de sangre todos los intersticios de sus martirizados cuerpos. Cuando la colisión
final hizo estremecer los cimientos de la mina, conjuntamente con sus logros, premoniciones,
sueños, amores y esperanzas, los desjarretados y mutilados cuerpos de los siete mártires, yacían
en el fondo de la jaula. Era la fatídica mañana del veintiuno de junio de 1971. Cuyos nombres
fueron:

Jacinto Chuquillanqui Ayala.


Constantino Inocente Serrano.
Rodolfo Victorio Baldeón.
Modesto Susaníbar Rojas.
Pedro Tapia Grijalva.
Teófilo Encarnación López y
Avelino Guzmán Castro.

a. ¿Cuál pudo haber sido la causa de esta tragedia?

En este caso 2, la causa es un acto inseguro por parte del winchero o timbero al no
maniobrar bien el skip o jaula, alertar ; cabiendo la posibilidad también de avería de
este pique, pero ello debió ser comunicado por el operario.

b. ¿La unidad minera tuvo un plan de contingencias?

No, ya que no supo que hacer el winchero al ver que el skip subió en vez de bajar
hubiese activado una alarma de emergencia evitando una tragedia.

c. ¿Qué herramientas de Gestión debieron asumir los miembros del Comité Central
de Emergencias y como debieron ser sus niveles de acción, notificación y
comunicación frente a una emergencia como es en este caso?
 Contar con niveles de alerta como:
Nivel de Alerta I: Cuando la emergencia o sus consecuencias pueden ser controladas
por los trabajadores del área afectada.
Nivel de Alerta II: Cuando la emergencia o sus consecuencias, (que no causan ningún
daño público o al ambiente) deben ser controladas por las brigadas de emergencia al
mando del Jefe de Emergencia.
Nivel de Alerta III: Un evento mayor o de gran magnitud, cuya emergencia o
consecuencias superen la capacidad de respuesta y mitigación de las brigadas de
emergencia, causando además daños al medioambiente. En este nivel se podrá
solicitar la ayuda externa (bomberos, policía) de organizaciones regionales, nacionales
o internacionales, según sea el caso.

 En este caso se debió activar un nivel de alerta tipo III.

d. ¿Qué procedimientos debieron de realizarse en una emergencia del castillo de


lourdes?
Se debió aplicar de acuerdo al flujograma:
MINERA CERRO DE PASCO

Incidente

¿Puede ser
controlado el Acciones de control inmediata
Incidente?

Informar al área de medio Ambiente y/o


Seguridad. Disponer de los residuos
adecuadamente según sea el caso

Activar Plan de Contingencias según el nivel


correspondiente

Informar a las autoridades y/o personas correspondientes

Fin de la
emergencia

El winchero, es la persona que maneja la wincha o tambora; el que pone en movimiento la jaula o
skip, ya sea bajando o subiendo.

Está atento a la llamada del timbrero, por señales establecidas o por radio, quien ordena al nivel a
que tiene que bajar o subir la jaula. El winchero acciona los mandos de la máquina, para trasladar
la jaula al nivel solicitado.

Reglas que debe observar el Winchero: Antes de la operación

- Todo winchero para empezar un turno de trabajo deberá estar en buenas condiciones anímicas y
físicas.

-Debe haberse informado del estado del sistema de izaje que va trabajar

-Debe chequear todo los elementos del sistema de izaje: tambora, cables, frenos, motor y las
poleas.
-Probar e inspeccionar el sistema de señales y que la jaula está bien nivelada.

Antes de bajar a los trabajadores de una guardia; las jaulas deben ser movidas en toda la longitud
del pique, para ver si hay desperfecto u obstrucciones.

Durante la Operación.

Escuchar muy atentamente las diferentes llamadas o señales del timbrero.

El winchero deberá obedecer sólo las señales establecidas y de ninguna manera podrá cambiar
estas señales ni hacer convenios especiales con los timbreros.

El winchero debe repetir toda serial hecha por el timbrero, quien escuchara para confirmar su orden
y esperara por to menos 5 segundos antes de empezar a mover la maquina .

El winchero responderá a las señales de los timbreros en forma clara y pausada sin ninguna prisa .

El winchero no moverá la jaula o skip si no recibe una serial clara. Cuando no entiende la señal
esperará a que sea repetida la orden. Durante la operación, mientras reciba las señales y maneje
la wincha , el winchero está prohibido de conversar o distraerse con otras personas. Si fuera
llamado por teléfono deberá esperar hasta parar la máquina.

Por ningún motivo permitirá la presencia de personas dentro de su caseta, sin una causa
justificada. El winchero deberá reportar a los infractores, con cargo a responsabilizarlos.

- Esta terminantemente prohibido transportar el personal sin poner la wincha en balancín, sea en
jaula o skip (cuando se tiene 2 tamboras).

-Cuando el winchero haya terminado de poner la maquina en balancín, deberá hacer el toque de
balancín avisando al timbrero que ya esta listo para transportar al personal.

- No esta permitido bajar jaulas que transporten personas usando solamente los frenos.

- Esta terminantemente prohibido las maniobras bruscas o apresuradas cuando transporta


personal.

Después de la Operación

- Al terminar su guardia el winchero deberá hacer un informe escrito y verbal a su relevo de todos
los problemas que ha notado durante la operación.

- Esta terminantemente prohibido entregar la wincha a su relevo si lo notara enfermo o con visible
influencia del alcohol. Debiendo en estos casos reportar al sobrestante y a la oficina de Seguridad.

- Los dozajes etílicos indicados por los supervisores correspondientes son obligatorios para todos
los wincheros.

e. ¿Qué tipos de auditoría debieron haberse aplicado y que acciones correctivas y


preventivas debieron realizarse?
 Debido a que en ese tiempo no se tenía presión por parte del Estado a elaborar,
implementar y presentar Planes de Preparación y Respuesta ante emergencias por lo
menos se debió realizar una Auditoria Interna por parte del Superintendente de Mina; el
Departamento de Seguridad capacitando a estos operarios de jaulas y también verificar si
estos estaban funcionando adecuadamente.
 Como acciones correctivas y preventivas; Se debió realizar un estudio de todas las jaulas
su estado y mantenimiento, Asi como capacitación a los wincheros y timberos.
El cual después de la tragedia recién la alta dirección hizo dicho estudio:

 Ya que actualmente DS 024 de Minería nos indica lo siguiente:


 El cumplimiento del Plan de Preparación y Respuesta para Emergencias, elaborado por el
titular de actividad minera, será fiscalizado por la autoridad competente. El Plan de
Preparación y Respuesta para Emergencias estará a disposición de la autoridad
competente cuando lo solicite.
 El titular de actividad minera informará y capacitará a las brigadas de emergencia
conformadas por los trabajadores de todas las áreas, de acuerdo a los estándares, PETS y
prácticas reconocidas nacional o internacionalmente
 Las Brigadas de Emergencia deben estar preparadas para responder tanto en las zonas de
superficie como en el interior de las minas.
 En toda operación minera será obligación del titular de actividad minera:
 Efectuar simulacros de emergencia por lo menos una (1) vez cada trimestre, con el fin de
familiarizar a los trabajadores en las operaciones de respuesta a emergencias.
 Activar los sistemas de alarma por lo menos cuatro (4) veces cada año con el fin de
capacitar y evaluar la respuesta de los trabajadores.
 Contar con equipos mínimos de salvataje

f. ¿Cómo sería un Plan de Contingencias dentro del Sistema Integrado SSOMAC y


quien formaría parte de ese proceso?

 Un plan de Contingencias debe constar como mínimo:


1. Introducción
2. Alcance
3. Objetivos
4. Evaluación de Riesgos e Identificación de áreas y actividades críticas
5. Niveles de Emergencia para el desarrollo del Plan
6. Organización de la Respuesta a los niveles de Emergencias
7. Comunicaciones internas y externas, incluyendo a comunidades y autoridades
competentes
8. Protocolos de respuesta a emergencias
9. Entrenamiento y Simulacros
10. Mejora Continua
11. Anexos:
a) Definiciones.
b) Teléfonos de Emergencia y Directorio de Contactos.
c) Comunicaciones de Emergencia por niveles.
d) Equipamiento de Emergencia.
e) Hojas de datos de Seguridad de Materiales (HDSM).
f) Protocolos de Respuesta a Emergencias por Áreas.

 Formarían parte de este proceso, así como se indica el flujograma desde Alta
dirección (Comité de Manejo de Crisis), Jefaturas (Comité de manejo de
Campo) y Colaboradores (Equipo de Respuesta ante una Emergencia que
incluyan los wincheros o timberos).

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