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WORKING PAPER

PROHIBIDA SU REPRODUCCION PARCIAL O TOTAL


SIN LA AUTORIZACIÓN EXPLICITA DE UNO DE LOS AUTORES
GESTIÓN RESPONSABLE DEL NEGOCIO Y
ESTRUCTURA SOCIAL DE LA EMPRESA

Nicolás Jadue Majluf.


Master en Ingeniería Industrial, Universidad de Chile.
Ingeniero Civil Industrial Universidad de Chile.

Mario Morales Parragué*.


Doctor (c) en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad Autónoma de Madrid.
M.B.A., Tulane University
Magíster en Administración e Ingeniero Civil Industrial, Universidad de Chile.

*Académico Facultad Economía y Negocios, Universidad de Chile

Abstract
A partir del modelo jerárquico, denominado Pirámide de Responsabilidad Social, se abre una nueva forma de
mirar la RSE. Parece inconsistente que las empresas estén buscando converger objetivos sociales con
empresariales, por medio de acciones que se alejan del centro de su negocio, muchas veces, con el fin de
señalizar al mercado una preocupación social. La empresa es un agente social, cuyo objetivo central debe ser el
desarrollo de la sociedad por medio de la correcta realización de su propia actividad, lo que genera valor, para la
empresa y la sociedad. De ser posible lo anterior, objetivo social y empresarial convergerían.
La mirada clásica que contrapone capital y trabajo, parece no tener lógica, pues termina generando un campo de
batalla al interior de la empresa (y en la sociedad), a la que se suman, clientes y proveedores. Cuando se ordena
la función de producción y se mira a la empresa como una Estructura Social que debe agregar valor, se puede
concluir que es posible que objetivos que parecen tan contrapuestos, estén finalmente asociados en el desarrollo.

Palabras Claves: Responsabilidad Social Empresarial, Economía Social de la Empresa, Valor Agregado de la
Empresa.

1.0 Introducción:

Desde la revolución industrial, las empresas han visto evolucionar sus estructuras de gestión

de formatos funcionales con estructuras rígidas (Stewart, 1980), pasando luego a estructuras

organizacionales, en donde es vista como un organismo con vida; y en la actualidad se enfoca

a las empresas como estructuras sociales (Mintzberg, 1984; Stinchcombe, 2000), donde el

individuo como administrador del conocimiento de la empresa, y las redes que forma tanto

dentro de ella, como en los entornos sociales donde se desarrolla, pasan a ser el núcleo central

del proceso de gestión. En este sentido, el modelo Pirámide de Responsabilidad Social

(Cancino y Morales, 2008), plantea la necesidad de repensar la forma como se ha

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desarrollado la relación de la empresa con su entorno y con su medio interno y se establece

un cuestionamiento a como hoy se mide y presenta la Responsabilidad Social Empresarial.

La economía globalizada (Dicken, 1998), ha llevado a cuestionarse la sustentabilidad de los

modelos económicos y de desarrollo que se han impuesto en el mundo (Fund. Freidrich Ebert

Stiiftung, 1993), con una sociedad que podría ver amenazada su subsistencia, debido a la

sobreexplotación de los recursos naturales (Couttenier, 2008) y descuido con el medio

ambiente, sumado a importantes desequilibrios sociales en que se encuentra la población

(Aguirre, 1996). Todo ello, lleva a que de una u otra forma, las diferentes posiciones

políticas, económicas, sociales y religiosas, estén confluyendo en un análisis que al menos en

el diagnóstico es coincidente, no necesariamente, en las soluciones.

2.0 Fundamentos Teóricos

Mercado y sociedad, son la suma de personas y organizaciones que se establecen en un

determinado entorno. La persona, desde el momento de nacer, asume responsabilidades

económicas, sociales y civiles (Quiroga, 1991), pero también debe hacerlo una empresa, que

es un conjunto de individuos que han decidido conformarla.

Diversas revisiones bibliográficas intentan clasificar las teorías que explican las actividades

de RSE, Carroll (1991) explica que es posible distinguir cuatro tipos de acciones de RSE que

gestionan las empresas, las que tienen que ver con responsabilidades Económicas, Legales,

Éticas y Filantrópicas. Por otro lado Lantos (2001), estudia focos de compromiso de recursos

destinados a actividades de RSE, los que son asignados por una de cuatro visiones; visión de

generación de ganancias como fin único, visión de generación de ganancias en un ámbito

limitado, visión de bienestar social y visión de empresa al servicio de la comunidad.

Mientras la primera visión, se enmarca absolutamente en un ámbito económico, con la

generación de ganancias como único fin, estableciendo como su único deber de la empresa,

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con la sociedad el cumplimiento de las normativas vigentes explícitas (North, 1990), la cuarta

corresponde a una visión altruista donde la empresa debe usar sus recursos de la manera más

eficiente con el fin de generar bienestar en la sociedad.

Se suma a las dos clasificaciones anteriores a Garriga y Melé (2004), que analizan los

distintos trabajos de RSE en torno a cuatro grupos de teorías;

a) Teorías Instrumentales, explican que las empresas buscan desarrollar actividad de

RSE sólo si ellas se ligan a la obtención de beneficios económicos para sus

accionistas. (Friedman, 1970; Murrai y Montanari, 1986; Porter y Kramer, 2002).

b) Teorías Integradoras, explican el desarrollo de la actividad de RSE por el deseo de

integrar diversas demandas sociales, como el cumplimiento de las leyes, políticas

públicas y la gestión balanceada de los intereses de los distintos grupos de interés de

una empresa (Carroll, 1979; Jones, 1980; Vogel, 1986; North , 1990).

c) Teorías de Carácter Político, que enfatizan el poder social que adquieren las empresas

en la medida que se insertan en la sociedad, explicando que existe una relación o

contrato social entre las empresas y la comunidad en que participa, que viene dado

por el poder e influencia que tiene cada empresa sobre la economía.(Davis, 1960;

Donaldson y Dunfee, 1994; Wood y Lodgson, 2002)

d) Teorías sobre Ética y Moral, que estudian el desarrollo de la RSE en respuesta al

cumplimiento de derechos universales, como el respeto por los derechos humanos, el

respeto al medio ambiente y la preocupación por un desarrollo sustentable. (Freeman,

1983; Kaku, 1997; Annan, 1999; Chomali y Majluf, 2007).

Finalmente Cancino y Morales (2008), buscan ordenar las acciones de RSE, distinguiendo

tres niveles o perspectivas bajo las cuales se propone desarrollar la responsabilidad social, los

que se presentan en un esquema de pirámide, donde el primer nivel de la pirámide, muestra la

Responsabilidad Institucional, que corresponde a la exigencia mínima que la sociedad debe

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exigir a sus empresas, “en cuanto al cumplimiento de las leyes, políticas, contratos (normas

explícitas), códigos de conducta y acuerdos de negocios (normas tácitas)”, por lo que una

empresa que no cumple con un marco institucional (North, 1990) del entorno social donde se

desarrolla, no puede ser socialmente responsable.

El segundo nivel, presenta la responsabilidad operacional del negocio, o de la empresa en

funcionamiento y se denomina “Gestión Responsable del Negocio o GRN”, la que es motivo

de análisis de nuestro trabajo. En ella se establecen las relaciones de negocio entre

accionistas, trabajadores, clientes y proveedores, como elemento fundamental del desarrollo

empresarial, que busca, como plantean los autores; “que el mayor retorno del capital

invertido en un negocio provenga de una combinación eficiente de los factores

productivos, más que de transferencias de riquezas entre stakeholders”.

En el tercer nivel aparecen las acciones que de acuerdo a la mirada de Carrol (1991), quedan

enmarcadas como Responsabilidad Filantrópicas y que busca establecer buenas relaciones

entre la empresa y otros actores sociales, no considerados en GRN.

Se concluye que no puede llamarse responsable a una empresa que por ejemplo, ofrece

productos a precios bajos, durante sus operaciones abusando de sus empleados o proveedores

o que por generar rentabilidad a sus accionistas, abusa de sus clientes, aunque la empresa

genere acciones filantrópicas. “las mediciones de RSE deben velar por el cumplimiento de

la normativa y una gestión responsable del negocio, en donde no existan transferencias de

riqueza entre grupos de interés (la creación de riqueza debe ser por mejoras de eficiencia

productiva y/o comercial)”.

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3.0 Objetivos

La instalación del tema de la Responsabilidad Social Empresarial o Corporativa (RSE/ RSC),

tiende a demostrar la existencia de un quiebre entre la empresa y la sociedad, donde

paradójicamente, objetivos de empresa y sociedad parecen alejarse y se busca acercarlos, por

medio de la RSE. Este quiebre guarda relación con el respeto de la empresa al medio

Ambiente (Cortés et al, 2000) y a la dignidad del hombre (García-Castro et al, 2008), en los

distintos roles en que este participa dentro del concierto empresarial.

Existiría así, una inconsistencia entre las reglas o leyes del mercado, que apuntan a aumentar

la riqueza económica de la sociedad (Drucker, 1954), con las reglas sociales que buscan

maximizar el bien común de la sociedad (Hood, 1996). Es esta eventual inconsistencia la que

requiere ser analizada de una manera más formal.

El modelo de Pirámide de RSE (Cancino y Morales; 2008), establece la Gestión responsable

del Negocio, como un objetivo primordial y de Responsabilidad Social para la empresa, que

debe procurar buscar hacer eficientemente sus procesos, antes que buscar generar relaciones

filantrópicas con la sociedad. Es esta parte del modelo, el que pretendemos complementar

con una mirada de procesos y del problema dual del problema de producción, estableciendo

una Estructura Social de la Empresa.

4.0 Metodología

La RSE/RSC, aparece para hacer frente a la contradicción de objetivos empresariales y

sociales que hoy enfrentan las empresas. Por otra parte, la definición misma del concepto de

RSE, no parece ser compartida, lo que se ratifica con las diversas y distintas iniciativas que

buscan medirla, generando premios en los diferentes países, que las empresas intentan ganar

para señalizar a la sociedad respecto a sus preocupaciones con el entorno donde se

desarrollan. El estado del arte en RSE, es considerado como un elemento inicial en el

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desarrollo de este trabajo, llegando hasta el aporte del Modelo de “Pirámide de RSE”,

propuesto por Cancino y Morales (2008).

Este modelo, considera como un elemento fundamental de la responsabilidad de las

empresas, el que ellas sean capaces de “hacer correctamente su negocio”, por lo que se

establece que “hacerlo bien”, implica generar valor por medio de procesos eficientes,

descartando todo tipo de transferencias entre Stakeholders.

Mediante la mirada clásica del problema de producción y su problema dual, este trabajo

busca justificar el que la empresa que busca generar valor y se identifica con un enfoque de

Responsabilidad Operacional de su negocio, debe entender que los procesos de gestión en

que confluyen procesos, tecnologías y recursos, no aportan valor a la sociedad en la medida

que se confronta a los factores capital y trabajo. La mirada del problema dual y su

composición por medio de la valoración marginal de los recursos que se emplean en los

procesos, es la herramienta que permite el desarrollo de este documento.

5.0 GRN y la Estructura Social de la Empresa

La Gestión Responsable del Negocio (GRN), presentada por Cancino y Morales (2008),

plantea que “Crear valor con el desarrollo eficiente de las actividades operativas debiera

ser el fin fundamental de toda empresa”, la generación de valor de una empresa proviene de

una mejor combinación de los factores productivos. De esta forma, no hay cabida para dos

miradas de lo que sería la RSE/RSC. Una empresa responsable, debe ser una entidad que sepa

relacionarse con el medio externo, a través de las normativas vigentes y con el medio interno

o grupos de interés, por medio de la correcta realización de su negocio.

Toda actividad económica que se realice, ya sea en una dimensión personal o a través de una

empresa, tiene por objeto en general, el aporte de valor o generación de riqueza en el entorno

en el cual se desarrolla. Una empresa o entidad económica existe porque dispone de una

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cantidad de bien o servicio (Q) que es valorado dentro del mercado en el cual participa a un

precio (p). Esta condición determina su existencia y los ingresos que es capaz de percibir.

La fuente de donde proviene la riqueza que se desea explotar y transformar en renta, se

encuentra en dicho entorno encarnados en los clientes que conforman el mercado objetivo.

La explotación de esta riqueza se realiza a través de un Producto o Servicio cuyo uso o

consumo por parte de los diferentes clientes les reporta mejoras en la productividad que en

definitiva se ven reflejadas en mejoras en su bienestar (su utilidad) (Chambers, 1988).

Esta productividad marginal que logra el cliente al hacer uso de los productos o servicios

ofrecidos se constituye en el precio máximo que se está dispuesto a pagar por su consumo.

Si la empresa en análisis es capaz de elaborar este producto o servicio a un costo inferior a la

utilidad que reporta al cliente, entonces se establece la condición de existencia de la empresa

pues aporta valor a través del aumento de los niveles de utilidades del sistema. Cliente y

empresa, se ven beneficiados por esta transacción, no produciéndose un mero trasvasije de

riquezas de una entidad a otra, sino que aportando valor al sistema (nueva riqueza).

Conocida la fuente de riqueza de la empresa, la que en cierto modo simboliza la misión de la

misma, el desafío al que se enfrenta ahora, es la definición de su sistema de producción, en el

cual la elección de la tecnología juega un rol fundamental (Ferguson, 1969). Desde el punto

de vista interno, la empresa es un conjunto de factores como trabajo, capital, infraestructura,

información y materiales, que haciendo uso de una tecnología de producción y de gestión,

elabora un producto o servicio que permite pagar por el trabajo y el capital, un precio mayor

al que los factores tienen en el mercado, y aun así aporta valor a los clientes que lo consumen.

De esta manera, se logra concretar un aporte de valor, el cual se logra mediante una

transacción comercial que impone la concurrencia de dos condiciones:

• Condición de Necesidad (Ferguson, 1969): caracterizada por el beneficio económico

que le reportaría a un cliente el uso del producto o servicio ofrecido a un precio (p);

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• Condición de Suficiencia (Ferguson, 1969): que se logra si la empresa elabora el

producto o servicio a un costo (c), inferior al precio (p), que percibe el cliente.

Podemos concluir entonces que, desde la perspectiva técnica una empresa es una

combinación de factores: Capital; Trabajo; Materias Primas e Insumos, que se unen a través

de una tecnología o sistema de producción, con el objeto de elaborar un producto o servicio

que aporte valor a sus clientes y que a su vez permita pagar las inversiones realizadas por

cada uno de los factores constituyentes.

Desde la perspectiva de las personas y sus roles, una empresa es un conjunto de actividades

que deciden emprender un inversionista y un trabajador, que al ver una disponibilidad de

recursos materiales y naturales en el mercado, son capaces de identificar un producto o

servicio que resulta ser útil a un grupo de personas que son reconocidas como clientes.

De esta forma la utilidad generada por una empresa, vista como un sistema social (Parsons,

1984), se puede medir como:

U (q) = p · q – m·M (q) – w·L (q) – r·K (q) (1)

en donde:

• q: Nivel de producción del bien o servicio elaborado


• p: Precio del bien o servicio
• M(q) : Nivel de utilización de recursos materiales en función de la producción
• m: Costo unitario de los recursos materiales utilizados
• L: Nivel de utilización del recurso personas
• w: Salarios del trabajo
• K(q) : Nivel de Inversiones necesarias para lograr nivel de producción q
• r: Costo del Capital
De la ecuación (1), es posible percibir un quiebre de intereses entre los roles partícipes de una

empresa, con los objetivos de la propia empresa, cual es el de maximización de utilidades. En

efecto, quien representa la empresa define en el sistema un nuevo rol, este es el “Rol de

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Empresario”, donde su objetivo de maximizar la utilidad va exactamente en la dirección

contraria a la de cada uno de sus participantes:

• Accionista ! aumentar la rentabilidad de su inversión.

• Trabajador ! aumentar el valor de sus salarios.

• Proveedor ! aumentar el valor de sus insumos.

• Cliente ! disminución del precio de los bienes y servicios.

La empresa, fundada con el objeto de crear valor, se convierte en un campo de conflictos, con

intereses divergentes y en donde el nuevo Rol Empresario se confunde con el rol del factor

dominante, representado por el Inversionista que aporta el capital de la empresa.

La ecuación ( 1 ), se puede expresar de la forma:

U (q) + r·K (q) = p · q – m·M (q) – w·L (q) ( 2 )

y el comportamiento dominante para mejorar los índices de las empresas se caracteriza por

esfuerzos a; aumento de precios y volúmenes de producción; apriete a los proveedores y sus

costos de materias primas; disminución de la fuerza de trabajo y las remuneraciones.

5.1 Análisis del Modelo

El comportamiento de los concurrentes a la ecuación (1), es consecuente con las ecuaciones

del modelo económico subyacente. El resultado del negocio de una empresa se obtiene a

partir de las ecuaciones típicas de la Teoría de la Producción, es decir maximizar el ingreso,

medido como la multiplicación de los precios por las cantidades físicas producidas, sujeto a

las disponibilidades de recursos de Capital, Trabajo e Insumos. Los requerimientos de cada

uno de los factores o recursos, se calculan en relación a las funciones de producción y las

tecnologías que ellas utilizan.

La teoría de la dualidad (Von Neumann, 1929), nos entregan una señal certera de cual es el

comportamiento de la empresas en general. El equilibrio económico se logra cuando el

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problema de maximización del ingreso, se iguala con su problema dual, cuyo objetivo es la

minimización de los precios sombra de cada uno de los factores Capital y Trabajo. El

resultado de este equilibrio de ecuaciones en una economía de mercado, es que el paradigma

de maximización de utilidades se logra cuando los precios se igualan con los costos

marginales, y el costo a pagar a los factores se iguala con los ingresos de sus productividades

marginales, lo que se interpreta como que los únicos caminos para maximizar las utilidades,

van por la vía de aumentar los precios, o bien reducir los costos de los factores, y como el

factor capital en general es parte de la gestión de la empresa, sólo queda espacio por el lado

del factor trabajo e insumos de los proveedores.

5.2 Valor Agregado de la Empresa (VAE).

Las ecuaciones de utilidad o riqueza generada por una empresa, pueden ser planteadas desde

la visión del VAE. El Modelo de Cinco Fuerzas (Porter, 1979), considera a proveedores y

clientes como agentes exógenos a la empresa y la Cadena de Valor (Porter, 1985), muestra

como la empresa se “encadena” con estos agentes, así al ser vista la empresa, como un

sistema de transformación de materias primas e insumos en un producto, se puede definir una

medición del Valor Agregado al interior de la Empresa (VAE):

VAE (q) = p · q – m·M (q) (3)

Los factores trabajo y capital, son endógenos y se debe plantear como condición el que el

VAE generado, permita pagar los salarios del trabajo y la renta del capital. De este modo para

lograr consistencia y responsabilidad con los agentes internos de la empresa (trabajo y

capital), debemos buscar cumplir con que:

[p · q – m·M (q)] > [w·L (q) + k·K (q)] ( 4 )

Lo que no es un simple reordenamiento de factores dentro las ecuaciones, pues puede generar

comportamientos totalmente diferentes entre los agentes de una empresa. Trabajo y Capital se

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encuentran al mismo lado de la ecuación de VAE, si uno de ellos es capaz de aumentar su

valor, va a favor del resultado de la empresa sin que sea necesario que el otro disminuya. Así,

la Función de Producción que queda determinado por el lado izquierdo de la ecuación (4)

muestra que los equilibrios de fuerzas entre el trabajo y la empresa se desarrollan sobre el

plano de las Funciones de Producción y las Tecnologías asociadas (función de producción).

Al pretender los trabajadores, maximizar su salario que representa el ingreso de sus

productividades marginales, garantiza que la empresa en su conjunto obtenga las condiciones

de óptimo económica que persigue. El tema relevante es cómo y a quién se le asigna la

responsabilidad de mejorara los índices de productividad de la empresa; a los representantes

del factor capital insertos en la dirección de la empresa; o los representantes del factor trabajo

involucrados en la ejecución de los diferentes procesos internos del negocio; o a ambos

trabajando conjuntamente. No parece razonable, que ambos se confronten, pues ello no

incrementará en ningún caso el VAE, objetivo último de la empresa como agente social.

5.3 Métricas de gestión para RSE, fundadas en los Procesos de Negocio.

El VAE, se puede estimar por tres caminos diferentes. Primero por medio del flujo de

productos (bienes finales), que se asimila a una métrica desde la perspectiva de los clientes.

El segundo, es calcularlo como la suma de los valores agregados de los Procesos de Negocios

internos, y finalmente, desde la perspectiva de las rentas o costos de los factores, donde se

incluyen las remuneraciones o rentas al trabajo, las rentas del capital y otros factores y la

renta a la gestión (utilidad). Todas las anteriores suman el mismo resultado, por lo tanto el

objetivo de maximizarlo, debe hacerlo en todas y cada una de sus componentes. No se

aumenta el VAE bajando los salarios, sólo cambia su composición.

El VAE se sustenta en las capacidades de generar valor agregado en cada proceso, y ello

depende de cómo evolucionen y se apliquen las tecnologías y funciones de producción.

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De la ecuación (3), se concluye que el VAE proviene por una parte del interés en maximizar

la suma de los ingresos, menos insumos; sujeto a las disponibilidades de factores y al uso de

una tecnología; pero a su vez, de (4) vemos que resulta ser equivalentes a la maximización de

los aportes de cada uno de los factores trabajo y capital; sobre las tecnologías disponibles,

condicionado a las restricciones de precios del producto sobre el cual participan, lo que desde

la perspectiva del factor trabajo, se interpretar como el interés en maximizar los ingresos de

su productividad marginal: (w*· L).

La tercera métrica del VAE, es en función de la suma de los valores agregados individuales

de cada uno de los procesos de negocio de la empresa, que se define al segmentar la Función

de Producción de la empresa en “n” procesos del tipo “Pj” (con j= 1, …n), interdependientes

entre sí, en donde cada uno de ellos elabora un producto intermedio que nominamos X(n) y

donde el bien “q” de la empresa se obtiene mediante una cadena de procesos Pn.

Elaborar una unidad del producto X (j); de acuerdo a la tecnología involucrada en el proceso

requiere de L(j) unidades de trabajo, de K(j) unidades de capital; M(j) unidades de insumos

externos; como también a(i,j) unidades del producto intermedio ‘i’ que se produce dentro del

mismo sistema de producción. De esta manera el Valor Agregado del Proceso ‘j’ (VAPj),

para la producción de Xj unidades de producto, se puede estimar, haciendo uso de la Teoría

de Dualidad (Von Neumann, 1929), con la siguiente relación:

πj - ∑πi *a (i, j) – m * M (j)] *Xj


VAP (j) = [π (5 )

Como es sabido “π
π”, corresponde al vector de precios sombra, presentado por Von Neumann

(1929), cada componente representa a uno de los productos intermedios que se elaboran en el

sistema de producción. Es intrínseco a la empresa y se calculan según las condiciones de

óptimo de su función de producción.

Son estos precios, los que deben ser los referentes para evaluar las métricas de gestión

interna, pues muestran, en qué medida nos acercamos a las condiciones de óptimo y estos

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precios sombra no tienen porque ser iguales a los precios reales que eventualmente estos

mismos productos intermedios pudiesen mostrar en el mercado.

Si consideramos que los modelos nos sirven para dos tipos de objetivos; como una forma y

metodología para poder interpretar el comportamiento de un determinado sistema, físico,

social, económico, y en la dirección opuesta, lo podemos también usar para identificar

variables críticas, inducir y recrear un determinado comportamiento en un sistema, podemos

concluir que lo importante no es sólo el modelamiento de las ecuaciones de optimización de

un sistema económico, ello es una condición necesaria. La condición de suficiencia se logra

cuando somos capaces de generar el comportamiento señalado por nuestro modelo en los

agentes reales que componen el sistema modelado, es decir no sólo se usa el modelo para

representar comportamiento, sino que también para inducir comportamiento.

Así, colocar el trabajo y el capital en un mismo lado de la ecuación puede conllevar cambios

trascendentales, para mejorar en conjunto el sistema o función de producción. Estando en

distintos lados de la ecuación induce, como lo hemos mostrado al inicio de este documento,

actitudes con intereses antagónicos.

Si comparamos la ecuación (5) con los factores productivos internos (Capital y Trabajo),

observamos tres situaciones posibles:

a) VAP (j) < (w· L(j) + r·K(j) ) *Xj, ∀ j = 1, ... , n

b) VAP (j) > (w· L(j) + r·K(j) ) *Xj, ∀ j = 1, ... , n

En el caso a), el equipo de trabajo encargado de la ejecución y gestión del proceso (j) no ha

sido capaz de lograr los indicadores de eficiencia óptimo que determina el sistema

tecnológico de producción, y ello lleva a que el VAP(j), evaluado con los precios de

eficiencia interna, ha sido insuficiente para pagar los costos de capital y salarios incurridos en

ese mismo periodo, mientras que en el caso b) el equipo de trabajo ha sido capaz de mejorar

los indicadores “óptimos de producción del proceso” a través de la innovación y la mejora

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continua del proceso en cuestión. El tercer caso, es el de la igualdad, situación en que se

alcanza exactamente el óptimo esperado.

6.0 Conclusiones

Desde la perspectiva del bienestar social, esta forma de ver la empresa y sus procesos, abre

las puertas para repensar la gestión hacia un modelo más descentralizado pero sin perder la

condición de unidad y eficiencia de la empresa en cuestión (visión sistémica). El Trabajo

convive con el Capital, con intereses comunes centrados en la optimización de la función

tecnológica de producción como único camino para aumentar sus respectivas rentas y el

bienestar social.

El trabajo y el trabajador que lo aporta, tienden a dejar de ser un recurso directo de la

empresa y pasa a ser un recurso propio del trabajador, siendo ahora su función a optimizar, el

proceso del cual se encuentra a cargo y velar por la eficiencia del mismo, lo que le permite

generar los ingresos, tanto a para él como a quien aporta el capital. En definitiva con esta

forma de ver la empresa, se inicia un proceso de convergencia hacia una Economía Social de

la Empresa en donde la principal riqueza subyace en la calidad de su gente, su creatividad y

de sus capacidades de emprendimiento.

El modelo de Pirámide de RSE y su sección de Gestión Responsable del Negocio, que busca

fundamentar la creación de riqueza en los procesos y la gestión y no en las transferencias de

riqueza, se complementa con la mirada de Valor Agregado al interior de la Empresa (VAE) y

en como cada uno de los procesos en una organización, aporta valor por medio de la

combinación de factores productivos y tecnología. La mirada clásica y pura, que contrapone

capital y trabajo, no podrá por medio de la generación de acciones filantrópicas -que

generalmente tienen que ver con la forma como las empresa gastan lo que ganan-, permitir un

desarrollo armónico y sostenible de nuestra sociedad, por cuanto esas acciones sólo buscan

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reparar los efectos causados por las empresas que han alejado sus propios objetivos de los

sociales, por medio de un pago ex-post del daño producido, que siempre será muy menor al

costo real de dichos daños, en vez de concentrarse en acciones ex-antes, que permitan que la

empresa sea realmente un aglutinador de capacidades, voluntades y creatividad de las

personas, transformándose la empresa, en el actor principal del desarrollo sostenible de la

sociedad, por medio de una correcta y responsable ejecución del negocio.

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