Está en la página 1de 67

Título: Cuentos siniestros para niños sombríos.

Copyright © 2016 por Jean Paul Farell Baril.


ISBN:
Diseño de portada: Dawn - www.dragoart.com .
Ilustraciones por: Dawn - www.dragoart.com .

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación


puede utilizarse o reproducirse en forma alguna, sin la autorización
por escrito del editor.

Cuentos siniestros para niños sombríos


Jean Paul Farell
Prólogo

Éstos son cuentos que he ido escribiendo para mis niños desde hace
años; son fanáticos de las historias de terror. A los ocho años mi
nena empezó a escribir sus propios cuentos. Y también son
terroríficos

Aclaro esto porque esta recopilación no son cuentos de lobitos y


brujitas simpáticas. No son cuentos para niños delicados y
miedositos. Son cuentos de terror para niños que disfrutan un buen
monstruo o un susto. Vaya, niños dark. En algunos hay monstruos
que sí se comen al niño, gente que sí muere y sí sale sangre cuando
el sicópata los atrapa. Si la sensibilidad de sus niños no está a la
altura recomiendo seleccionar con cuidado cuáles cuentos leerles. O
cambiar de libro por algo de, no sé, ¿Disney?
Tres metros de alto .......................................................................47
Último Día .....................................................................................53
La venganza de los duendes..........................................................55
El monstruo bajo la cama ..............................................................57
La Muñeca .....................................................................................58
Contenido
Vampiro .......................................................................................... 4 Por mi ventana ..............................................................................60

Aullidos ........................................................................................... 5 Locura ............................................................................................61

Fantasma ........................................................................................ 8 No le susurres al viento .................................................................62

Mamá ........................................................................................... 10 Hermanito .....................................................................................67

Naica ............................................................................................. 12
Bienvenido .................................................................................... 17
La historia del Arlequín................................................................. 18
Niebla ........................................................................................... 25
Huesos sangrientos ...................................................................... 28
Zombies ........................................................................................ 31
Xtabay ........................................................................................... 33
Una cabaña en el bosque ............................................................. 36
Tiempo.......................................................................................... 37
Pequeños valientes....................................................................... 40
El Castillo Negro............................................................................ 41
No es el viento .............................................................................. 46
Vampiro

¿Alguna vez has entrado a un cuarto, para encontrarte con un


vampiro? No uno de esos vampiros elegantes y románticos de las
novelas, sino una creatura tan horrible, corrupta y retorcida como su
naturaleza. Una bestia agazapada como depredador sobre sus
cuatro largas y huesudas extremidades, con piel gris y viscosa y ojos
negros y muertos, tan negros como el abismo donde se originó.
¿Has visto cómo el monstruo puede cruzar el cuarto en lo que tarda
un parpadeo, para plantarse frente a ti hasta que sientes el helado
vaho de su aliento? ¿Has sentido cómo esos ojos te paralizan,
mientras sujeta tu cabeza con sus largas garras, para inclinarla y
descubrir el cuello? ¿Has sentido su lengua bífida y pegajosa
mientras te recorre la cara, baja por la quijada hasta el cuello,
buscando la arteria principal, la que lleva al cerebro?

¿Alguna vez has entrado a un cuarto para encontrarte de pronto con


un vampiro? No uno de esos vampiros de las novelas que se
alimentan de sangre, sino un demonio que se bebe tus recuerdos?

O déjame preguntártelo de otra forma: ¿Alguna vez has entrado a


un cuarto, y olvidado para qué fuiste?
Aullidos

Estaba parado en el jardín mirando el cielo sin estrellas. La única luz


era la delgada línea de la luna creciente. En unas pocas noches sería
otra luna llena. ¿Sería otro doloroso fracaso para mí? Mi humor se
puso oscuro como la noche sólo de pensarlo. El aire frío me mordía y
me hacía sentir intranquilo con mis pensamientos.
Mara me llamaría pronto. En esta época del mes siempre parecía
vigilarme más de cerca. Su voz era ronca y seductiva siempre que
me hablaba. Y aún era hermosísima después de todo este tiempo.
Pero tendría que reunir el valor para preguntarle uno de estos días
por qué ya no me mostraba el amor que alguna vez tuvimos.
“Juan.” La voz ronca sonó como un ronroneo junto a mí. Y tan
excitante. Ojalá yo tuviera un nombre que sonara bien con ese
ronroneo, como, no sé, Nerón, o…. en fin...
“¿Qué pasa, Mara?”
“¿Por qué siempre sales a contemplar la noche, Juan?”
“Sabes por qué, Mara. En unos días va a ser luna llena. Otra vez.”
Era de verdad hermosa, y tentadora y seductora; y puesto que dejó
de responderme, exasperante. Mara era un sueño mudo y elusivo.
“Sabes, Mara…”
“Olvídalo, Juan” ¡Esa voz sensual!
"Pero…"
“No va a pasar, Juan. Sabes lo que te ha estado pasando. Lo sabes,
pero te rehúsas a admitirlo.” Aún cuando me recordaba otra vez mis
fallas sus fabulosos ojos me hacían arder. “Antes me gustaba tanto
acurrucarme contigo cuando te ponías todo peludo. Más que cuando necesitas una andadera, Juan. No puedes ni siquiera
acurrucarme, no podía quedarme quieta, me volvías loca. Pero ya aterrorizarlos cuando renqueas tras ellos en una andadera.”
no.” Esto se estaba poniendo molesto. Pésimo para mi ego. Solía ser un
Yo todavía sentía la misma pasión por ella. “Pero yo aún siento lo licántropo de clase mundial, pero no podía negar el incidente del
mismo por ti. A mis ojos no has cambiado nada.” parque. Vergonzoso.
“Pero tú sí, Juan. Francamente, creo que es hora de decírtelo, estás “Y la niña hasta se compadeció de ti. Tu víctima regresó y te ayudó a
viejo.” ¡Sopas! Así nada más. “Solías ser algo digno de verse. Y oírse. desenredarte de tu andadera y te sentó en la banca”
Todo ese delicioso pelaje para hundir mis dedos en él, ese profundo Eso sí que es humillante para un hombre lobo - para cualquier
rugido y tu aullido que helaba la sangre. No era mi trabajo estar villano, supongo, pero mucho más para un hombre lobo. “Entonces,
aquí, pero eras irresistible.” ¿eso es todo para mí, Mara? ¿La vieja, rechinante, cojeante, calva y
“Bueno, algunas cositas cambian, Mara. Tú también estás más vieja, patética sombra de lo que fue un temible hombre lobo?”
pero aún sigues…” “Yo diría que sí, Juan. Cuando llegue la luna llena ya no iré contigo,
“Juan, soy una súcuba, no me hago vieja. Mi trabajo es seducir a me voy a quedar atrás, a recordar los buenos tiempos. La piel peluda
chicos buenos y, en estos días, a chicas buenas también para que apareciendo, las persecuciones, los ataques, el terror. Y los aullidos,
hagan cosas malas que los condenen. Es un acto sin fin en el que soy Juan, los aterrorizantes aullidos.”
muy buena. Y parte de la descripción del puesto es que no Había un toque de emoción en su sensual voz. No sabía qué pensar
envejezco. Soy eterna.” de ello. La emoción no era su fuerte, siendo una demonia fría y
“¿Y yo no?” El impacto de lo que me estaba diciendo estaba calculadora, diría que hasta cruel. Aunque fuera de sangre caliente.
empezando a colarse a través de mis autoengaños. ¿Y ahora qué? Estaba un tanto confundido si ya no podía ser un
“No, Juan, no lo eres. Puedes verlo suceder cada luna llena. Peor hombre lobo.
cada luna llena. Eres prácticamente calvo durante la luna llena. Ya “Creo que voy a ir a ver a Vlad. Ya debería estar levantado, es
no tienes esos grandes manojos de pelo. Casi pura piel. Como un bastante noche.”
xoloitzcuintle. ¡Yajjj! Y ese rechinido que llamas aullido. Solías “Por Dios, Juan, no vayas a desahogar tus problemas con el Conde,
anunciar terror en la noche, pero ahora…” tiene sus propios problemas”
“Pero todavía salgo a acech…” “¿De verdad? ¿Como qué?”
“Como la niña que perseguiste en el parque el mes pasado… y te “Pues que se está haciendo viejo también. Fue a ver al científico loco
enredaste todo con tu andadera. No puedes galopar tras una presa en la Condesa. El Doc le sacó algunos dientes y ahora el Conde está
preocupado porque no puede ver lo que el doctor le hizo.”
“Se puede ver en el espejo.”
“Es un vampiro, Juan. Los vampiros no se reflejan en un espejo.”
“Bueno, eso sí. Pero, ¿Y entonces?”
“Le dio miedo salir anoche. Le da miedo atacar a su víctima con las
encías y arruinar su escenita. No quiere avergonzarse como…. Pues
como tú. Se está muriendo de hambre en casa.”
“Entonces…”
“No hay nadie, Juan. El Doc ya no deja ni salir a su monstruo; le ha
reemplazado tantas piezas que ya no tiene dónde suturarlo. Cada
vez que salía regresaba más incompleto. La banshee de la calle de
atrás se quedó sin voz hace ya tiempo, ¿recuerdas? Y está tan senil
que ya no sabe ni quién es. Patética, la llamaste tú cuando
hablábamos de ella mientras te preparaba tu papilla. “
“Recuerdo eso…”
“No hay nadie más. Tú generación ya no asusta, Juan. Los que
quedan. Hoy el terror lo esparcen los narcos, los tratantes de
esclavas y los extremistas islámicos. Se terminó, Juan. Tengo que
buscar clientes nuevos.”
De pronto yo ya no quería seguir hablando de lo que les pasa a los
viejos monstruos. Era todo tan… deprimente. Una súcuba que ya
sólo puedo mirar. Víctimas que ya no puedo perseguir. ¿Una bala de
plata? Una niña con una cucharita de plata bastaría para cazarme
hoy.
La vejez es horrible. La vida es horrible. Hay días que sólo me dan
ganas de… aullar.
Fantasma

Me desperté con un escalofrío,


Mi cabello empapado en sudor
Mi pijama todo pegado al cuerpo
Había una fuerte tormenta afuera
Rayos, truenos y mucho viento
Pero no fue eso lo que me despertó
Me quedé un minuto en la cama
Y entonces lo escuché otra vez
"Corre", en un susurro ahogado.
Me levanté de la cama despacio
Mirando por todo mi cuarto
Fue cuando vi la sombra. "Corre".
No podía moverme ni respirar
Sabía que eso no era una persona
Sólo me quedé mirando, sin pensar
Vi que la sombra alzó su mano
Vi que me estaba señalando a mí
Distinguí una cara, muy pálida
Y una gran cortada en el cuello
Su pijama empapado de sangre
Dijo en voz muy baja "Atrás de ti"
Cuando un rayo afuera en la noche
Alcanzó a alumbrar su cara
La reconocí de inmediato, era yo
Sentí la mano tomarme desde atrás
Y el cuchillo cortar mi cuello.
Mi fantasma susurró llorando
"Debiste correr... debí correr".
Mamá

La primera vez que la vio fue la noche cuando despertó y la vio


inclinada sobre él, en su cama. Esa piel blanca, los ojos vacíos, las
largas filas de dientes como de reptil, simplemente se aterró; gritó
con todas sus fuerzas, gritó y gritó hasta que sus papás encendieron
la luz de su cuarto y lo tranquilizaron, diciéndole que era un sueño.
En las noches siguientes, encontraba regalitos en su almohada y en
su mesa de noche. Dulces, pequeños bocadillos. Él sabía que no eran
de sus papás, ellos nunca lo dejarían comer esas cosas en la cama.
Cuando iba a su cuarto a la hora de dormir, veía su cama abierta y su
osito de peluche puesto allí, esperando a que lo abrazara como
todas las noches. Cuando perdía algún juguete, no importaba
dónde, siempre aparecía después sobre su almohada. Él sabía que
era ella, que lo cuidaba tanto que empezó a decirle Mamá. Gracias
por encontrar a Skippy, mamá. Gracias por el chocolate, mamá. Una
noche se despertó de madrugada, con una acidez horrible y ganas
de vomitar. Mamá estaba sentada junto a él, le dio unos tragos de
agua, lo hizo acostarse de lado y se quedó acariciándole el cabello
hasta que se durmió. Después de esa noche, mamá ya sólo le dejaba
bocadillos sanos: frutas, pequeños emparedados, cosas así. A él le
gustaban, sobre todo porque sabía que mamá lo hacía por su bien.
Una mañana lo despertaron sirenas y gente, mucha gente
caminando por la casa. Se asomó muy calladito desde arriba de la
escalera para ver qué pasaba. Al parecer, un ladrón se había metido
a la casa en la noche. Por suerte el tonto ladrón se había caído por la
escalera y se rompió el cuello de una manera muy extraña. Él
regresó a su cuarto muy tranquilo, porque sabía lo que había pasado
en realidad: mamá lo había protegido. Seguramente, también por
eso el niño de secundaria que siempre lo había acosado en la
escuela había dejado de ir, decían que estaba perdido. Claro que no
se perdió, mamá se lo llevó a donde no le haga daño nunca más.
Mamá lo cuidaba tanto.
Una noche un dolor espantoso lo despertó; sentía que se quemaba
por dentro. Pero mamá estaba allí, junto a él. Sólo que no estaba
consolándolo, sólo lo miraba. No. Le había levantado el pijama y
estaba muy atenta mirándole la barriga. Trató de levantarse pero
mamá lo detuvo, no lo dejaba moverse a pesar del dolor que sentía.
Sentía también cosas moviéndose en su barriga. No entendía lo que
estaba pasando. Volteó la cabeza para llamar a sus papás y el grito
se le atoró en la garganta; sus papás estaban allí, junto a la puerta
de su cuarto, muertos. Un dolor aún más intenso lo hizo gritar, y
mamá soltó una risita, mientras con sus garras le abría la barriga.

Al final entendió; mamá no lo había estado cuidando a él, estaba


cuidando a sus bebés.
Naica
(La niña rata)
Había una niña llamada Naica que vivía en un pueblo en Michoacán.
Su papá se quedó sin empleo y no podía encontrar trabajo. La
familia pasó tiempos difíciles y se vio obligada a vender su casa y
mudarse a vivir a la capital y rentar un departamento en un edificio
viejo y decrépito. A Naica le dio tristeza tener que despedirse de sus
amigos en la escuela y les prometió que trataría de mantenerse en
contacto con ellos.
A Naica no le gustaba el ajetreo de la nueva ciudad en la que tenía
que vivir. La gente parecía muy poco amigable y no había niños de
su edad viviendo en el edificio. Cuando terminó el verano, empezó a
temer lo que la vida le deparaba. Para tranquilizarla, sus padres le
dijeron que todo estaría mejor una vez que empezara la escuela. Ella
no estaba tan segura.
En su primer día de clases, Naica esperaba poder hacer nuevos
amigos. Sin embargo, descubrió que sus compañeros eran muy
hostiles y desagradables. Cuando trataba de hablar con ellos, sólo le
volteaban la cara y se apartaban de ella. Cuando trataba de unirse a
algún juego siempre la rechazaban.
Conforme pasaban los días, los niños de la escuela iban mostrando
un odio cada vez más intenso contra la pobre niña. La acosaban
implacablemente, burlándose de su cabello, su ropa y su acento. Le
dijeron que su cara parecía la de una rata y la apodaron “la niña
rata”. Trataba de explicarles a sus papás que estaba siendo acosada
en la escuela, pero estaban muy ocupados tratando de resolver sus
problemas económicos para ponerle mucha atención.
El acoso y abuso que sufría se iban poniendo cada vez peor y Naica le dio una probada. Todos sus compañeros se reían de ella y la
no tenía ni idea de qué hacer al respecto. Algunos niños ya la llamaban niña rata. A Naica le costó mucho esconder su propia risa.
golpeaban o pateaban y le decían groserías. Otros le robaban su Alrededor de una hora después, sus compañeros empezaron a
almuerzo por la fuerza. Muchos le hacían bromas crueles, sentirse mal. Uno a uno, empezaron a levantarse y a correr al baño.
rompiéndole sus libros o rayando su escritorio. Se pasaba casi todos La maestra no tenía idea de lo que estaba pasando. Naica salió
sus días de escuela tratando de evitar a sus compañeros. también corriendo y fue al baño para ver el resultado de su cocina.
Un día el abuso llegó a ser demasiado para ella; sus compañeros la Todos los cubículos del baño estaban ocupados y podía oír sonidos
arrastraron a un arroyo sucio detrás de la escuela y la arrojaron de vómitos y diarreas. Algunas niñas bailoteaban y se tapaban la
dentro. Mientras estaba en el baño de la escuela tratando de boca esperando ansiosamente que algún cubículo se desocupara.
limpiarse y secarse, la niña comenzó a trazar un plan. Para el final Algunas no pudieron soportarlo y comenzaron a sentarse a
del día Naica ya tenía una idea para vengarse de todos los niños de desahogar su diarrea en los lavabos. Cuando ya no había lavabos
la escuela que la atormentaban. libres, una niña entró corriendo y vomitó sobre una niña que estaba
De camino a la escuela, había visto una rata muerta junto a la acera sentada en un lavabo. Era un caos total. Naica sonreía con
por donde pasaba. Cuando iba de vuelta a casa, recogió la rata y se satisfacción.
la llevó a casa. Cuando llegó y vio que sus papás no estaban, Naica A la mañana siguiente las clases se suspendieron, aparentemente
tomó un molino de mano y metió la rata dentro. Dio vueltas a la por una infección que había cundido por toda la escuela y que dejó a
manivela y molió la rata hasta que quedó como carne molida. Luego, los alumnos seriamente enfermos. No volvieron a clases hasta el
hizo algunas albóndigas y las cocinó en una sartén. Como olía tan lunes siguiente. Para entonces, ya muchos de sus compañeros
mal tuvo que usar muchas hierbas y aderezos. Cuando su asquerosa sospechaban lo que les había hecho. La volteaban a ver con caras de
comida estuvo preparada, la empacó cuidadosamente y la metió en odio y murmuraban entre ellos. Sabía que era cuestión de tiempo
su mochila. para que alguien tomara represalias. Tenía que tramar otra
Al día siguiente en la escuela, Naica esperó hasta la hora del estratagema pronto para reforzar su táctica de disuasión, sólo que
almuerzo para ejecutar su horrible plan. En cuanto sonó la campana, no sabía qué.
fue al comedor de la escuela, se sentó sola en una mesa y sacó su Durante el almuerzo, dos niñas se le acercaron. Ella esperaba que la
lonchera, la abrió, puso su rata frita sobre la mesa y esperó. insultaran o la golpearan, pero en cambio se disculparon con ella.
Pronto dos compañeras se acercaron y empezaron a molestarla e “Todos estamos muy arrepentidos por cómo te hemos tratado,
insultarla. Cuando las ignoró y tomó su horripilante almuerzo, se lo Naica,” le dijeron. “Esperamos poder compensarte.”
arrebataron y lo repartieron con los otros de la clase. Todo el mundo
Las niñas le dijeron que sus compañeros la esperaban en el salón. Naica sintió que era su única posibilidad de escape, así que se metió
Dijeron que querían disculparse y darle la bienvenida a su grupo. por el hoyo y se arrastró por el estrecho pasaje. Estaba oscuro y
Aunque Naica no se fiaba de ellas, estaba tan ansiosa por ser estaba asustada, pero se forzó a sí misma a seguir adelante. Avanzó
aceptada que decidió acompañarlas a ver qué resultaba. La guiaron por esquinas y pasajes por lo que le parecía un largo rato. Más
por los corredores pero, cuando pasaban frente a la puerta del adelante, vio una pequeña ranura de luz brillando a través del yeso.
sótano, las dos niñas la sujetaron de repente. Mientras la agarraban Rascó con sus uñas para hacerlo más grande.
fuertemente, una de ellas abrió la puerta del sótano, y aunque Naica Asomándose por el pequeño orificio, se dio cuenta que estaba justo
trató de resistirse, entre ambas la arrojaron a través de la puerta. tras la pared de la oficina del director. Podía ver al director sentado
Naica rodó por las escaleras y aterrizó de espaldas en el frío en su escritorio y sin darse cuenta de que lo observaban. No estaba
concreto del fondo. Escuchó la puerta cerrarse y el sonido del trabajando, no estaba haciendo nada; sólo estaba allí sentado
cerrojo cuando dieron vuelta a la llave. La entrada del sótano estaba mirando al vacío. Luego, se metió un dedo a la nariz, sacó un moco y
en una parte de la escuela por donde pocos pasaban, así que sin se lo comió.
importar cuán fuerte gritaba, nadie la escuchó. Tendida en el suelo y “¡Iiiiu, que asco!” se rió Naica para sus adentros y siguió avanzando.
con todo el cuerpo adolorido, Naica lloró por un largo rato. Se siguió arrastrando y más adelante encontró otra ranura en el
Finalmente se controló y empezó a buscar alguna salida, pero las muro falso. Lo rascó para agrandarlo y acercó un ojo. Se dio cuenta
ventanas eran demasiado estrechas y demasiado altas para que estaba en la sala de maestros. Podía ver a su maestra de inglés y
alcanzarlas. Estaba atrapada como u na rata en una ratonera. su profesor de teatro. Estaban abrazados en un apasionado beso.
Frustrada, la pobre niña empezó a patear la pared. La pateó tan “¡Waw! ¡Están teniendo un romance!” pensó.
fuerte que en un punto su pie la atravesó – era sólo yeso. Se Más adelante, vio que el pasaje se inclinaba hacia arriba. En algunos
arrodilló y empezó a arrancar pedazos de yeso, haciendo el hoyo lugares era casi vertical y le costó mucho trabajo subir. Supuso que
más y más grande hasta que pudo entrar. estaría tras las paredes de las escaleras. Eventualmente llegó a otra
Metiendo su cabeza por el hoyo para mirar qué había, Naica vio que ranura de luz. Miró por el pequeño agujero y le tomó un momento
por alguna razón alguien había hecho una pared falsa. Había un acostumbrarse a la luz. Se dio cuenta que estaba en el baño. Vio a su
pequeño espacio entre la pared real y la placa de yeso, con algunos maestra de español sentada en el excusado y oyó un gran splash!
cables y tuberías atravesando por allí. Era un pasaje muy estrecho “¡Qué asco!” dijo de nuevo.
que se abría a ambos lados, pero lo bastante ancho para que Siguió avanzando, confiada en que en cualquier momento hallaría
pudiera pasar, aunque apretada. una salida. Conforme avanzaba por el pasaje, se iba haciendo cada
vez más angosto. Después de forcejear un rato para avanzar, llegó a
una esquina donde el pasaje daba vuelta en ángulo recto. Naica alejarlas. Una rata empezó a mordisquearle el tobillo y Naica la
trató de pasar por el angosto espacio. Su cabeza, luego sus hombros pateó. Sus gritos histéricos resonaban por todo el pasaje, pero
y torso lograron pasar, pero su cadera se atoró en la vuelta. Trató estaba tan profundo que nadie podía oírla.
con todas sus fuerzas de pasar, pero no tenía caso, la esquina era Estuvo allí por lo que le pareció una eternidad, defendiéndose de
demasiado angosta. una manada de roedores hambrientos. Cada vez que creía haberlas
Cuando trató de echarse hacia atrás, se dio cuenta que ya no podía ahuyentado, reaparecían por otro lado y la atacaban de nuevo. La
moverse ni un centímetro, ni hacia adelante ni hacia atrás. Su cabeza le latía y todo su cuerpo le dolía. No tenía salvación.
trasero estaba firmemente atorado entre tabicones de concreto. Casi enloquecida ya por el dolor y la desesperación, Naica logró
Trató de girar, retorcerse y jalonearse, pero sus esfuerzos fueron en atrapar una de las ratas y le retorció el cuello, luego puso el cuerpo
vano. Estaba atrapada como una rata. debajo de su cabeza como un cojín para ya no golpearse contra el
“No lo puedo creer,” dijo Naica, “¡estoy atorada!” concreto. Las otras ratas se dispersaron de inmediato, parecían
Empezó a sentir pánico y sentía que no podía respirar, estaba asustadas.
teniendo un ataque de claustrofobia. Se preguntó si se quedaría Naica permaneció en ese hoyo por tres días, entre la vida y la
atrapada detrás de las paredes para siempre. La niña descansó por muerte. A veces lograba dormir unos minutos. Cuando las ratas se
unos minutos, diciéndose a sí misma que tenía que permanecer acercaban demasiado, mataba una de ellas y se las arrojaba a sus
calmada y tratar de pensar. Empezó a pensar en su mamá y su papá compañeras para que huyeran de nuevo. Tenía que hacer del baño,
y en el hecho de que tal vez no los volvería a ver nunca. Sus ojos se pero allí atorada tuvo finalmente que hacerse encima. Acostada,
llenaron de lágrimas. atorada entre sus propios desechos, Naica abandonó todas sus
“¡Auxilio! ¡Auxilio!” gritó una y otra vez, pero nadie la escuchaba. esperanzas.
En ese momento, Naica sintió algo rozar su pierna. Había un extraño “Por favor, por favor sólo déjame morir pronto,” pensó tristemente.
y mohoso olor en el aire. Bajó su mano y tocó algo tibio y peludo; Un olor horrible llenaba el pasadizo. Naica tenía hambre y se moría
cuando sus dedos sintieron una larga cola sin pelo, gritó. de sed. Todo lo que quería era algo de beber. Capturó a una rata
“¡Ratas!” que se acercó demasiado y se la llevó a la boca, le mordió el cuello y
Al mismo tiempo, al menos tres o cuatro ratas empezaron a correrle empezó a beberse la sangre de la rata. Pero la sangre de una sola
por encima. Le corrieron por las piernas y se le subieron a la cabeza rata no era suficiente, necesitaba más.
y la cara, sus pequeñas garras clavándosele en la piel. Sintió pánico
de nuevo y sintió algo morderle la oreja. Naica empezó a manotear Después de una semana, Naica estaba todavía tras las paredes.
contra las escurridizas ratas, tratando desesperadamente de Sobrevivía atrapando ratas, bebiéndose su sangre y comiéndose su
carne. No tenía nada que hacer más que escuchar a las ratas. Llegó empezaron a gritar de terror. Antes de que pudieran correr, o
un momento en que creyó que podía entender lo que se chillaban reaccionar de cualquier manera, un ejército de ratas surgió del
entre ellas. Más semanas pasaron y podía escuchar los agujero en la pared, un río de ratas que se dispersaban y atacaban a
pensamientos de las ratas, podía llamarlas con su mente cuando todos cubriéndolos por completo.
tenía hambre y obedientemente venían, o conversaba con ellas sólo “¡Mátenlos a todos!” gritó Naica mientras saltaba sobre una niña y
para entretenerse. la sujetaba del cuello.
Un día, cuando Naica despertó y se estiró notó que su cadera se Enloquecida por el hambre, y escuchando a todas las pequeñas
movió un poco. Trató de retorcerse y dar la vuelta a la esquina. mentes de las ratas a su alrededor que pensaban sólo en morder y
Había enflacado tanto que finalmente pudo desatorarse. Se arrastró atacar, Naica hundió sus dientes en el cuello de la niña y se bebió su
por el pasaje hasta que llegó a otra ranura de luz. Golpeó y rascó sangre. La niña gritó de terror y de dolor y la maestra corrió a tratar
con las uñas, que ya estaban largas como garras, hasta hacer un de salvarla, pero Naica saltó sobre la maestra y comenzó a morderla
hoyo en la pared. Una brillante luz le quemaba los ojos y no la frenéticamente en todas partes, como una creatura salvaje y
dejaba ver, pero ella siguió desesperadamente rascando y rabiosa.
golpeando para agrandar el hoyo. Se arrastró por el hoyo y como Los niños chillaban y gritaban mientras las ratas pululaban, los
una serpiente se escurrió hasta entrar al cuarto y caer al suelo. rodeaban y envolvían. Los salvajes roedores se escurrían por todas
partes, arañando, mordiendo y comiéndose a sus aterrorizadas
La maestra de Naica estaba al frente del salón y todos sus víctimas. Nadie sobrevivió. Los afilados dientes roían todo lo que
compañeros sentados en sus pupitres. De repente, oyeron golpes en encontraban.
el fondo del salón y todos voltearon a ver cuando la pared se abrió.
Ladrillos y yeso cayeron por todos lados, y mientras miraban Cuando la policía llegó, tiempo después, ya todo había terminado.
boquiabiertos, un par de manos con largas garras se asomaron por Encontraron todas las paredes, pisos y techos salpicados de sangre,
el hoyo y algo sucio y apestoso emergió de las profundidades. los restos de los niños y maestros roídos hasta los huesos regados
Apestaba como todas las letrinas del mundo, a carne podrida y a por todas partes. En medio de todo el caos, estaba una niña
sangre seca. pequeña, sentada en el suelo royendo el cadáver de la maestra.
La cosa se escurrió a través del hoyo y después de unos segundos de
arrastrarse se puso de pie en el piso del salón y se dieron cuenta que
parecía una niña pequeña, con toda la cara y manos cubiertas de
sangre seca y sus ropas rasgadas y llenas de excremento. Todos
Bienvenido

Nuestro tapete de la entrada dice BIENVENIDO en letras grandes.


Sobresalen del hule negro como pequeñas agujas. Nos encanta
nuestro tapete; ha estado en la familia desde que recuerdo.
Cuando el extraño tocó a la puerta lo invitamos a pasar. Todos lo
saludamos con sonrisas amables y conversamos con él, todos fuimos
muy sociables. Le servimos refrescos y le preparamos unos
bocadillos. Todos nos portamos amables y todo estuvo muy bien
hasta que sus ojos se pusieron negros y le crecieron las orejas y los
colmillos.
No tuvimos alternativa.
Lo encerramos en el estudio y quitamos el foco.
Lo escuchábamos moverse por el cuarto; rompió muebles, adornos
y ventanas. Tuvimos que sacar la escopeta y volarle la cabeza.
Después sólo fue lo de costumbre: sacamos los cuchillos de caza y
partimos su cuerpo en pedacitos, después regamos las partes por el
bosque para alimentar a las criaturitas que viven allí. El invierno es
duro en estas tierras, y hacemos lo posible por los animalitos.

Estamos contentos de que le mostramos la tradicional hospitalidad


de la familia, hicimos lo correcto. Después de todo, nuestro tapete
de la entrada dice BIENVENIDO.
La historia del Arlequín

Estaba de vacaciones en una pequeña villa de pescadores, caminaba


por las callejuelas que llevan del malecón a la plaza principal cuando
lo conocí. Al principio lo tomé por un indigente, con su barba y pelo
largos y enredados y su ropa vieja. Vieja no sólo porque se veía tan
desgastada como él, sino porque parecía de otro siglo, como si se
hubiese disfrazado, hace muchísimos años, para una de esas ferias
medievales. Cuando me vio, me tomó del brazo y me dijo, “Tengo
que contarte mi historia”.
Más que su mano, me detuvieron sus ojos – expresaban tal urgencia
que tuve que detenerme.
“¿Qué quieres?” Pregunté.
“Necesito contarte mi historia,” dijo con más énfasis.
Miré alrededor, creo que buscaba una excusa para huir de él, pero vi
las mesas de un café en la plaza y por impulso le dije, “ven, te invito
un café”.
Nos sentamos y ordené dos cafés y un croissant para él. Él no dejaba
de mirarme con una intensidad que empezaba a ponerme nervioso.
‘Seguro está loco,’ pensé. También pensé que más loco debía estar
yo por sentarme a tomar un café con un loco de la calle. Pero algo
en su intensidad me decía que tenía que escucharlo. En fin, lo peor
que podía pasar era tomarme un café acompañado de una historia
loca o aburrida. Mientras esperábamos yo trataba de sacarle plática
preguntando sobre el pueblo, los pescadores, el faro. Él respondía
distraídamente y con respuestas cortas, para tratarse de alguien Habiendo terminado las maniobras de puerto u una vez establecido
quien le urgía hablar con quien fuera, parecía un sujeto muy callado. nuestro curso, me paré en la proa, que siempre preferí a estar junto
Cuando el risueño mesero nos trajo la orden, me quedé mirando al al piloto. De pie en el castillo de proa el mar se abría ante mí a todo
viejo sin decir nada. Si tenía algo que decirme, ahora era el mi alrededor, y aún después de tantos años en el mar no me
momento. Por fin empezó a hablar, tenía una voz clara y un acento cansaba de contemplarlo.
que no pude identificar, pero de inmediato me di cuenta que no se Al anochecer y sin previo aviso, una violenta borrasca nos alcanzó
trataba de un simple pescador o del loco del pueblo, además de que con tal celeridad que apenas alcanzamos a arriar las velas y asegurar
resultó un maravilloso narrador, cosa que no me esperaba. Esto fue los aparejos. Mandé izar un tormentín para poder tener control del
lo que me contó: barco, pero el viento era ten violento que lo arrancó en un instante,
y las botavaras crujieron de tal manera que decidí no izar otro, y
Me llamo Tristán, y soy marinero. Lo he sido desde el día que tuve mejor soportar la tormenta a la deriva.
edad para contratarme de grumete en un barco. Desde entonces, Las olas se alzaban muy por encima y barrían la cubierta, pero a
sólo estaba en tierra para esperar embarcarme de nuevo. Me pesar de ello y del fuerte viento el valiente Arlequín no escoraba en
dediqué al mar en cuerpo y alma hasta ser capitán de barco. Fui lo más mínimo, manteniéndose impertérrito ante los embates del
escogido para ser el capitán del Arlequín. mar. Los fuegos de San Telmo recorrían los aparejos y se
¿No lo conoce? ¿Nunca escuchó la historia del Arlequín? No, por su proyectaban hacia arriba tan brillantes que parecíamos una enorme
cara veo que no. Tal vez es algo que sólo los de aquí lo conozcan. El lámpara en el centro de la tempestad. El viento aullaba y gemía de
Arlequín era una nave de tres mástiles, esbelta y elegante, hecha tal manera que podía haber jurado que había voces en la
por los navieros más destacados con tal pericia y arte, tan hermosa, tempestad, voces que gritaban, aullaban y lloraban en el viento.
que mucha gente vino desde lejos el día que la botamos. Todas las La tormenta parecía no tener fin, y la tripulación estaba agotada.
orillas del Cabo de las Tormentas rebosaban de gente, y se sentía un Poco a poco la lluvia y las nubes fueron reemplazadas por nieve y
ambiente tan festivo que cualquiera diría que era la fiesta del niebla, y en varias ocasiones pudimos ver que pasábamos
patrono del pueblo. Tan pronto tocamos el agua, izamos todas sus peligrosamente cerca de témpanos de hielo grandes como
velas y el Arlequín se lanzó hacia adelante tan ligero que parecía que montañas. El frío se volvió tan intenso que con sólo pararse unos
volaba. Salimos como una exhalación por la entrada del puerto, minutos en cubierta todo el calor del cuerpo se drenaba como
pasamos frente al pueblo, junto al faro y en un abrir y cerrar de ojos succionado por el implacable viento.
estábamos en mar abierto. El Arlequín tenía que ser el barco más De pronto, tan repentinamente como había comenzado la tormenta
veloz del mundo, estaba seguro de ello. se disipó, y en instantes el cielo estaba claro y sin una sola nube.
Estábamos en medio de un interminable campo de hielo y nieve barco y se extendía hacia el horizonte, dividiendo el yermo de hielo
hasta donde alcanzaba la vista detrás y a ambos lados de la nave. Al con un canal que se agrandaba rápidamente. Pronto la nave flotaba
frente, y abarcando desde un horizonte al otro, había una cordillera libremente con sólo algunos trozos de hielo alrededor. Una brisa
de gigantescas montañas de hielo. No podía creer que la tormenta comenzó a soplar y a arreciar. Saliendo de mi estupor, comencé a
nos hubiera arrastrado a la Antártica en tan corto tiempo. Parecía dar órdenes, izando todo el velamen, dando vuelta al barco y
imposible, y sin embargo allí estábamos indudablemente. apresurándonos a recorrer el canal, no fuera que le diera por
Todos estábamos en cubierta contemplando el helado yermo, cerrarse de la misma forma en que se abrió. De nuevo, con ese
donde no se veía el menor rastro de vida, ni de plantas ni animales, robusto viento en popa el Arlequín casi volaba, y para el final del día
mucho menos gente. Sin ninguna razón aparente todos volteamos la casi habíamos perdido de vista las montañas de hielo. Para la
vista hacia arriba, para ver una pequeña mota blanca en medio del mañana siguiente ya estábamos en mar abierto. Vi a Faraji de nuevo
profundo azul del cielo. Mientras la contemplábamos la mota giraba parado en la baranda ofreciendo peces al albatros, con una enorme
y descendía hacia nosotros. Era un ave blanca, imagino que alguna sonrisa en su cara tatuada.
clase de albatros, ya que la envergadura de sus alas era de más de “Faraji,” lo llamé. “Estamos muy lejos de casa, y debemos racionar
tres metros. las provisiones para el largo viaje que nos espera. Por favor deja de
El cocinero de la nave era un hombre enorme, fuerte como un toro y alimentar a esa ave.”
negro como el ébano, cubierto todo su cuerpo de tatuajes, “No, bosi,” me dijo poniéndose muy serio. “El ave nos cuida. Algo
perforaciones y cicatrices que su tribu utilizaba Dios sabe para qué. muy malo siguió al barco cuando zarpamos, está debajo de nosotros
Andaba siempre con el torso desnudo pues decía que sus tatuajes a la sombra del barco y aún nos acecha. Sólo espera la oportunidad
eran su ropa. Su nombre era Faraji. Al ver acercarse al ave, Faraji de devorar nuestras almas y arrastrar nuestros huesos a sus frías
bajó corriendo a la despensa y subió con una macarela en cada aguas. Pero el ave nos protege del mal. Debemos cuidar al ave, es
mano, se paró en la baranda de estribor y las alzó en el aire nuestro ángel.”
ofreciéndoselas al ave. El gigantesco albatros se lanzó en picada y en Con los años aprendí que cuando se pasan meses navegando, es
un solo pase tomó ambos peces en su pico y los devoró. Giró una conveniente respetar y tratar de complacer las enraizadas
vez más alrededor del Arlequín y vino a posarse en la punta del palo supersticiones que los marineros tienen. Ayuda a mantener la paz
de mesana. entre hombres inquietos y revoltosos. Como el resto de la
Una vibración empezó a sentirse en los pies, que provenía del hielo tripulación de turno estaba muy pendiente de mi reacción, decidí
que aprisionaba al Arlequín. Escuchamos un pavoroso trueno y el dejarlos con su espíritu protector si eso levantaba la moral.
hielo se partió – una gigantesca grieta que empezaba en la popa del
“También el ave se atendrá a las raciones, Faraji. No quiero que hacer al ave hacia la mano de Faraji, apunté y disparé mi flecha, que
muramos de hambre en medio del mar.” atravesó al pajarraco justo en el pecho.
Pasaban los días y el Arlequín devoraba leguas ayudado por el fuerte En cuanto el ave cayó muerta sobre la cubierta, el viento que nos
viento que aún se mantenía en la popa, pero estábamos todavía impulsaba cesó por completo. Otro viento, o una sensación de
muy al sur y muy lejos de cualquier tierra civilizada. Además de viento frío, me invadió y me heló hasta los huesos, aunque no tocó
Faraji, otros marineros salían a alimentar al albatros, que parecía las velas ni por un instante. Todos se quedaron paralizados, pasando
nunca estar satisfecho. Aunque de alguna manera la despensa no sus ojos de mí al ave muerta y de vuelta a mí. Faraji, con los ojos
parecía mermar, me enervaba la obsesión que todos habían muy abiertos, dijo algo en su gutural idioma que por supuesto no
desarrollado por el ave. entendí, pero después me señaló con su enorme mano y dijo: “Estás
“Los suministros se están terminando muy rápido y nos falta mucho maldito, bosi. Maldito por siempre.”
por navegar, dejen de alimentar a esa maldita ave,” le dije un El cielo, antes tan brillante por la mañana, de pronto se veía oscuro
marino que le estaba ofreciendo un gran trozo de carne ahumada. y ominoso. Faraji desvió su vista de mí hacia algo más, algo detrás de
“El guardián tiene hambre, capitán. Él nos protege y si necesitamos mí que vio por sobre mi hombro. El blanco de sus ojos ya muy
quitarnos la comida de la boca para complacerlo, es un sacrificio abiertos creció aún más, contrastando con su negro rostro de una
pequeño a cambio de nuestras almas.” forma que me causó escalofríos. Toda la tripulación se encontraba
El tono belicoso del marino, y las expresiones retadoras que el resto en cubierta, y todos volteamos a ver lo que había asustado a Faraji
de la tripulación adoptó me enfurecieron enormemente, pero me de tal manera.
contuve para no tomar alguna decisión precipitada y bajé a mi En el horizonte, parcialmente oculta por la línea del mar estaba la
camarote. luna llena, pintada de rojo como si se tratara de una puesta de sol.
A la mañana siguiente estaba lejos de haberme tranquilizado. Por el Cruzando la faz de la luna estaba otro navío, una silueta negra
contrario, mi cólera había crecido mientras trataba de decidir cómo contra la luna de fondo. Los marineros entraron en un pánico
cortar esa incipiente rebeldía de la tripulación. Al salir a cubierta, completo, unos se persignaban o rezaban, otros lloraban o gritaban
Faraji y una docena de marineros alimentaban al albatros a manos histéricos. Yo no podía creer mi s ojos. Veía la silueta de aquella cosa
llenas, con grandes risas ante las maniobras que el ave hacía entre contra la luna. A contraluz, podía ver las costillas del barco, su casco
los aparejos para atrapar los bocados que le ofrecían. casi completamente podrido y deshecho. Eso no era una nave, sino
Era demasiado. Perdí los estribos y bajé a mi camarote, tomé mi el cadáver de un barco que simplemente no podía flotar, no debía
ballesta, la armé y subí a cubierta. En el primer descenso que vi estar a flote, mucho menos navegando. Boquiabierto vi al barco
girar y dirigirse hacia nosotros, sus velas casi transparentes como las plegaria alguna que rezar. Solo, totalmente solo en el ancho mar,
alas de una libélula. tan perdido que ni Dios volteaba a verme.
Sin el menor rastro de viento ese espectro de barco llegó a nosotros Una maldición que se llevó las almas de todos mis hombres, y aun
con una velocidad imposible, y cuando lo tuvimos enfrente pudimos así no tan terrible como la maldición en los ojos de un hombre
ver a su tripulación. Todos, excepto una, eran esqueletos. muerto. Yo veía esa maldición en los ojos de doscientos hombres
Esqueletos antiguos, ennegrecidos y agrietados manchados de muertos. Pasaron días y días y aún me maldecían sus miradas, y aun
moho, cosas que debían haber estado descansando en el fondo del así yo no moría. Solo, solo en el mar en un barco muerto. Solo, por
mar hacía siglos. El capitán estaba en el centro de la cubierta días y noches sin fin, sin viento, sin ir a ninguna parte, rodeado por
jugando dados con una mujer. Una mujer vestida de negro, con mis muertos. Pasaban los días y estaban igual que cuando murieron,
labios pálidos y finos, con la piel blanca de un leproso y ojos sin descomposición, sin cambio alguno y mirándome.
muertos, Dios, esos ojos. De alguna manera ella se veía más muerta Por días y días veía con envidia las cosas vivas del mar, que nadaban
que los esqueletos que la rodeaban. y bailaban felices, pero evitaban la sombra del Arlequín. Cuando se
El capitán de los malditos tiró los dados y ambos los contemplaron acercaban, cesaban sus bailes y juegos y se escurrían deprisa a
por un instante. La mujer alzó la cara y aulló, un sonido inhumano donde les diera el sol. Una noche contemplaba el reflejo de la luna
que resonaba y calaba en el alma más que en los oídos. El capitán y en el agua, una luz verdosa y fosforescente que se movía y cambiaba
todos los esqueletos cayeron, huesos rodando por cubierta, de forma: no era la luz de la luna, sino un cardumen de creaturas
formando pilas de restos que no debían haberse movido nunca. La brillantes, fosforescentes que surgían del fondo. Más y más
nave muerta quedó por fin quieta y en silencio. Despacio se ladeó y creaturas subían y rodeaban el barco, haciendo formas de luz a mi
empezó a hundirse mientras la mujer, tras dar una mirada a su alrededor hasta que cubrieron el mar hasta donde alcanzaba mi
alrededor, se giró hacia el Arlequín, alzó su pálida mano y me señaló vista. Tan hermosa era la visión que me olvidé por un momento de
con su dedo mientras el mar la cubría y acompañaba a su horrible mi soledad, de mi maldición y de mis muertos, sonreí al mar y sin
nave al fondo del mar. pensarlo bendije a las creaturas por iluminarme. Bendije a todas las
En el momento que la aparición me señaló, toda mi tripulación cayó creaturas del mar y bendije a mis muertos. Sin darme cuenta una
en cubierta. Muertos. Doscientos hombres, mis hombres, en un plegaria me vino a los labios y recé por mi tripulación. No recé por
instante fulminados, tendidos en cubierta con los ojos abiertos y en mi perdón, por mi maldición, por mi soledad, no recé por mi sino
blanco, todos mirándome. Un millón de millones de creaturas en el por los hombres que murieron por mi causa. Vi que sus ojos se
mar que seguían vivas, y también vivía yo. Alcé los ojos al cielo y cerraban y vi sus almas alzarse de la cubierta, como hilos de luz que
traté de rezar, pero mi mente y mi corazón estaban vacíos y no hallé subían y danzaban imitando las luces del mar, brillando entre los
aparejos e iluminando la noche. ¿Son entonces los fuegos de San Al escuchar esto salí de mi estupor, y no queriendo que aquellas
Telmo las almas de marineros muertos en el mar, que acompañan a personas se fueran dejándome solo de nuevo, hice lo que cualquier
los barcos en las noches más oscuras? Contemplé con los ojos llenos capitán habría considerado impensable: abandonar su nave. Sin
de lágrimas las almas de mis muertos viéndolos subir y subir, por fin detenerme a pensar ni por un momento, preocupado sólo por no
libres de la maldición que les causé, hasta que todos se hubieron volverme a quedar solo, corrí a la baranda, vi el pequeño bote de
ido. remos, y sin más salté, cayendo en medio de los dos ya asustados
Estaba solo, solo en el mar pero ya me sentía en paz, ya no sentía pescadores. Uno de ellos dio un alarido y se desmayó. El otro me
esa mancha negra en mi alma que me invadió cuando, sin pensarlo, contempló unos momentos con una expresión de absoluta
maté a un ángel. incredulidad. Me miró fijamente, miró al Arlequín, me miró de
En el más absoluto silencio, en la más absoluta oscuridad de la nuevo, y después de unos instantes comenzó a reír. No una risa
noche escuché de pronto un golpe contra el casco del Arlequín. alegre, sino la risa histérica de alguien que, enfrentado con algo
“Por las barbas de Poseidón,” dijo una voz. “¿Cómo puedes ser tan inconcebible, simplemente deja que su mente se apague. El pobre
idiota para venir justo a chocar con un madero en medio de la hombre se había vuelto loco.
nada?” Allí de pie en el pequeño esquife, volteé a ver a mi querido Arlequín,
Por primera vez en mucho, muchísimo tiempo, escuchaba la voz de y se me heló la sangre, estuve a un pelo de perder la cabeza también
alguien vivo. Me llené de emoción a tal grado que quedé paralizado, yo. La hermosa nave que salió de puerto hace no sé cuánto tiempo
sin saber qué hacer. en su único viaje, era ya sólo un esqueleto. El casco se había podrido
“¿Y cómo esperabas que lo viera?” Contestó otra voz. “Esto está y deshecho casi por completo, quedando sólo las vigas de su
más oscuro que la boca de un lobo. Mira que salir a pescar en armazón. Sus velas estaban tan viejas y gastadas que eran apenas
semejante noche, y para complicarnos más no encender la lámpara una gasa casi transparente. Mi hermoso Arlequín era la viva imagen
porque eres demasiado tacaño para gastar un poco de aceite. Anda de aquel otro navío en el que viajaba la Muerte misma. Y al igual
préndela antes que demos con una roca y allí sí que estaríamos que aquel otro barco, vi a mi nave ladearse y empezar a hundirse.
fritos.” Mi intrépido Arlequín que, tras mantenerme a flote durante siglos y
“Anda pues, ten la lámpara, como si nos fuera a… ¡PERO QUÉ habiéndome dejado por fin en puerto seguro, se iba al fin a
DEMONIOS!” descansar en el fondo del mar como un héroe caído.
“Esto no es un madero, es un barco.” Cuando mi nave se hubo hundido y las últimas ondas que dejó en el
“¡Por las almas de todos los santos, Manuel, da la vuelta, da la agua se hubieron disipado, miré por fin a mi alrededor. Reconocí de
vuelta, es un barco fantasma!”
inmediato el faro y las luces que veía en la distancia: estaba de “Señor, disculpe, pero llegó usted solo, y ha estado usted todo este
vuelta en el Cabo de las Tormentas. tiempo hablando solo y mirando esa silla.”
Me senté en la banca del bote, tomé los remos y dirigí la proa hacia
el pueblo que hacía tanto que no veía. Remé y remé acompañado de
la cantaleta del pobre pescador, que repetía: “El diablo sabe remar.
¿A dónde me lleva el diablo? El diablo sabe remar.”
En cuanto la quilla tocó tierra, salté del bote y me arrodillé en la
arena, besando el suelo y llorando. Estaba en casa.
No he vuelto a pisar un barco desde entonces. Sólo camino por el
pueblo y sé con sólo verlos cuando alguien me escuchará. Tengo que
contarles mi historia entonces, porque casi nadie me escucha nunca.

Al terminar su historia, el viejo marino se quedó callado por un largo


rato, y vi que durante toda su narración ni siquiera había tocado su
café y croissant, de tan concentrado que estaba en contarme su
aventura.
“El Arlequín,” murmuró para sí mismo, mirando hacia la bahía.
Volteé la cabeza hacia donde él miraba, casi esperando ver el gran
velero anclado allí. Pero claro, no estaba.
Cuando volteé de nuevo a mirarlo, su silla estaba vacía. Miré
alrededor de la plaza buscándolo, pero no se le veía por ninguna
parte. Llamé al mesero y le pregunté si había visto a dónde se fue el
capitán.
“¿El capitán? “ Preguntó, visiblemente haciendo un esfuerzo por
contener la risa.
“El anciano que estaba aquí conmigo,” le dije.
Niebla

El velo gris gira alrededor de mí, tan espeso que parece que podría
estirar la mano y agarrarlo. Era un día soleado cuando entramos al
bosque, o debería decir cuando tuvimos que huir al bosque, y a los
pocos minutos la niebla empezó a aparecer. Al principio, eran sólo
algunas cintas de niebla, escurriéndose entre los árboles mientras
corríamos por nuestras vidas. Poco a poco se fueron entrelazando
hasta formar una niebla casi sólida donde difícilmente veo en dónde
pisar. En una niebla así, ya no es posible correr: el suelo del bosque
está lleno de ramas, raíces y rocas que en cualquier momento
pueden romper una pierna. Pero detenerse tampoco es una opción.
Puedo oir a las creaturas atravesando la maleza persiguiéndonos,
pero no podemos vernos entre nosotros. De hecho, no hay modo de
distinguir si las formas que se mueven en la niebla son humanos o
no. Todo lo que podemos hacer es avanzar a trompicones
esperando que nos estemos alejando de las creaturas en lugar de ir
hacia ellas. Puedo escuchar voces asustadas cerca, pero la niebla las
deforma tanto que no entiendo lo que dicen o de dónde vienen.
Entonces oigo el primer grito. Suena muy cerca y puedo ver formas
moviéndose en la niebla apenas fuera de mi campo de visibilidad.
De repente el grito se detiene. No se desvanece, sino que se detiene
de golpe, entonces sé que las creaturas están entre nosotros.

Busco en el suelo algo con qué defenderme, maldiciendo por


haberme dejado sorprender mientras dormía. No hubo tiempo de
reaccionar, ni siquiera tiempo de tomar el machete que siempre
tengo cerca para casos como éste. Salieron en masa, de la nada e
invadieron el campamento en segundos, sin dejarnos otra opción y rápido. La observo con cuidado, cinco metros, tres y todavía no
que correr o morir. Ahora me parece que la opción era morir veo qué es. Por desesperación blando mi rama y le doy justo en la
entonces o correr y morir en el bosque de todas formas, envueltos cabeza. Grita al caerse, y es cuando me doy cuenta que era humano;
en una niebla tan espesa que parece sobrenatural. Y por lo que sé, sí las creaturas nunca hacen sonido alguno, no importa qué estén
lo es. Fui un hombre de ciencia alguna vez, pero desde que las haciendo.
creaturas aparecieron en mi vida me he cuestionado todo lo que
alguna vez creí como cierto. El sólo hecho de que sepamos de su Me agacho para tratar de ayudarlo, pero al acercarme me doy
existencia las lleva a cazarnos implacablemente. Tuve la mala suerte cuenta que no tiene caso; todo un lado de su cabeza está aplastado
de ver a las creaturas cazar a alguien en una de mis excursiones, y y puedo ver sus sesos escurriendo entre la sangre. Me da náusea y
ahora soy yo quien huye de ellas. Tratar de ocultarme en la ciudad estoy a punto de vomitar, pero veo más figuras alrededor de mi
no sirve de nada, sólo aumenta el número de testigos y por lo tanto entre la niebla, así que no tengo tiempo de reflexionar, así que trato
de víctimas, por eso nos ocultamos aquí. Al menos así no nos de reprimir el sentimiento de zozobra que me invade por lo que
llevamos a amigos y familia con nosotros. Pero de todas formas las acabo de hacer. Levanto de nuevo mi arma, pero ya con menos
creaturas son cada vez más, y los humanos cada vez menos. seguridad. No quiero cometer otro error, matar a una persona
cuando ya quedamos tan pocos. Mi mente funciona a toda
Escucho otro grito y el sonido de alguien luchando por su vida. Entre velocidad, pero en círculos. ¿Es mejor golpear antes de estar seguro,
la niebla alcanzo a ver varias formas que se precipitan hacia el lugar, y arriesgarme a matar a alguien más? ¿O la próxima vez que algo se
y los gruñidos son reemplazados por un sonido húmedo y luego acerque, debo esperar hasta estar seguro y arriesgarme a que me
silencio. ataquen antes de poder reaccionar? Ninguna opción me gusta, pero
son las únicas dos que me quedan.
Sigo tanteando el suelo buscando algo, lo que sea para defenderme,
y finalmente encuentro una rama gruesa y sólida, probablemente Otra forma se dirige hacia mí, pero, ¿Qué debo hacer? Ajusto el
arrancada de un árbol en la última tormenta. No estoy seguro agarre de mis manos sobre la rama, pues siento cómo se va
cuánto resistirá, pero seguro es mejor que nada. En cuanto me poniendo resbalosa con el sudor de mis manos. Grito hacia la figura,
incorporo de nuevo, veo una figura corriendo hacia mí entre la pero no hay respuesta. ¿Es porque es una creatura, o es alguien
niebla y me preparo para golpearla. Fuerzo la vista tratando de huyendo tan rápido que no tiene aliento para contestar? El silencio
distinguir si es una creatura o uno de mis compañeros, pero no hay no me dice nada. Necesito decidir, pero mi cerebro sigue dando
modo de distinguirlos, sólo es una sombra viniendo directo hacia mí, vueltas en círculo, ¿Arriesgarme a asesinar, o arriesgarme a que me
maten? ¿Cuál escojo? La niebla se retuerce y fluye entre los árboles
y las sombras en la niebla. ¿Humano o creatura? ¿Creatura o
humano? Vuelvo a gritar y de nuevo no hay respuesta. Ahora está a
unos cinco metros de mí ¿Qué hago? Cuatro metros. Necesito
decidir, pero no quiero cometer otro error. Tres metros. Mi mente
me grita que haga algo, lo que sea, pero la indecisión me tiene
paralizado. Dos metros. Es ahora o nunca. Un metro.
¡Aaaaaaahhhhhhhhhh!
Huesos sangrientos

Había una bruja llamada Mextli que vivía en una cabaña muy al
fondo del bosque. Era una mujer muy vieja, flaca como un esqueleto
y jorobada. Si pelo tenía vetas grises y blancas, tenía un ojo amarillo
y el otro café, y una larga nariz ganchuda - no era ninguna belleza.
Pero no importaba, todos los pueblos de alrededor la conocían
como la mejor bruja de la sierra, y siempre estaba dispuesta a
ayudar a quien lo pidiera.
La casa de Mextli estaba llena de hierbas, raíces y frascos de
pociones y medicinas. Las paredes estaban casi cubiertas de libros
de magia, de herbolaria y de muchas cosas más. Mextli era una de
las pocas personas que sabían leer allí, su abuela le enseñó como
parte de su entrenamiento de hechicera.
El único amigo que la vieja Mextli tenía era un viejo, gruñon y
enorme jabalí que vivía libre en los alrededores de su casa. Estaba
tan acostumbrado a comerse los desperdicios de su cocina que la
magia residual de tantos hechizos y pociones se le acumuló con el
tiempo. Tal vez por esto, o porque sería una cruza de jabalí con
alguno de esos cerdos de cría que escapan de las granjas del valle, el
caso es que éste creció más grande que todos los cerdos o jabalíes,
era robusto y musculoso y sus colmillos eran más largos que el brazo
de la vieja bruja. Un leñador juraba haberlo visto caminando en dos
patas como humano, sentarse en la mecedora de Mextli frente a su
cocina y platicando alegremente con ella mientras cocinaban una
poción. Nadie le creía al leñador, claro, porque los jabalíes no hacen
eso y además todos sabían que el hombre destilaba aguardiente cazador que vivía en la cañada, que más que a cazar, se dedicaba a
para vender, pero casi todo se lo bebía él. capturar cerdos que escapaban de las granjas y huían al monte,
aunque se decía que el muy pillo también los robaba de las granjas
La vieja Mextli llamaba Rufián al animal, y se quejaba en broma que cuando no lograba cazar nada en la sierra. Lo vio capturar a Rufián
siempre le robaba su basura. A Rufián no le importaba el nombre ni en una trampa, lo vio sacrificarlo y después arrastrarlo con su
los regaños, él la seguía por el bosque cuando recogía sus hierbas y caballo hasta su cabaña, donde lo destazó por completo. Lo vio
hasta la acompañaba a los pueblos cuando bajaba a los mercados a poner toda la carne en su carreta y llevársela rumbo al pueblo. La
vender sus remedios. La gente estaba tan acostumbrada a ver a última imagen que la poción le mostró fue la cabeza de Rufián junto
Rufián con la vieja Mextli que les pareció extraño un día que llegó al a una pila de huesos sangrientos.
pueblo sin él. La vieja Mextli se puso furiosa por la muerte de su único amigo, para
ella era francamente un asesinato. Todo el mundo en la sierra y en
"¿Dónde está Rufián?", preguntó el hombre del mercado mientras le los pueblos del valle sabía que Rufián era su amigo, y ese cazador
pagaba a Mextli su canasta de pociones. robapuercos, truhan y asesino pagaría por haber sacrificado a su
"No lo he visto desde ayer, y estoy muy preocupada. ¿Lo habrán amigo como a un cerdo.
visto por el pueblo?"
"No creo que nadie lo haya visto, o yo me habría enterado. Estaré La vieja Mextli se dedicaba a curaciones y bendiciones casi siempre,
pendiente por si alguien sabe de él". practicaba sólo magia blanca, pero también conocía los secretos
"Es muy amable de su parte. Si lo ve, haga el favor de decirle que se oscuros. Sacó un viejo y polvoriento libro de detrás de uno de sus
vaya derechito a casa". libreros, uno de los que su abuela le dio. Lo abrió junto al platón con
la imagen de los huesos de Rufián, encendió velas alrededor y
Mextli se fue murmurando todo el camino de regreso. No era empezó a pronunciar una cantaleta en un idioma que ya nadie
normal que Rufián desapareciera, especialmente en los días de ir al habla. Repitió y repitió el encantamiento hasta que un rayo plateado
mercado. La gente del mercado guardaba sobras para él y el glotón se formó en el platón y salió disparado hacia la cabaña del cazador.
jabalí no se perdía ni una visita. Llegó a su casa tan preocupada que Cuando el rayo tocó la cabeza de Rufián, la cabeza rodó hasta tocar
de inmediato preparó una pociñon especial y la vació en un platón la pila de huesos y dijo: "Huesos sangrientos, huesos muertos,
ancho y plano. levántense y rondemos una vez más".
"¿A dónde se fué ese viejo cerdo?", preguntó. El líquido se nubló y
después empezó a mostrar imágenes. Vió al bueno para nada
Inmediatamente los huesos se rearmaron para formar el esqueleto Nunca más se volvió a saber del bueno para nada que vivía en la
de un jabalí parado sobre sus patas traseras y la cabeza de Rufián en cañada. Al poco tiempo desapareció también el leñador, luego
su lugar. Rufián miró alrededor y luego entró al cobertizo del algunos pastores y excursionistas. Dicen en el pueblo que cuando
cazador. Encontró varias pieles que usó para cubrirse, y se puso las hay luna llena no hay que acercarse a los bosques de la cañada, pues
garras de un oso enorme que cazó algún antepasado del cazador. Rufián anda por el bosque en busca de humanos, y que les quita la
Después se agazapó en el cobertizo a esperar a que regresara el carne para cubrir sus huesos sangrientos.
dueño.
Ya era de noche cuando el cazador detuvo su carreta frente al
cobertizo. El caballo resopló asustado sintiendo la presencia de
Rufián, y en cuanto el cazador lo desenganchó de la carreta salió
despavorido y se adentró en los senderos del bosque. El cazador se
extrañó de que su caballo, normalmente muy tranquilo, hubiera
huido de esa manera, así que miró alrededor para ver qué podía
haberlo asustado así. Vio un gran par de ojos mirándolo desde la
penumbra del cobertizo. El cazador se enojó, creyendo que sería
algún chiquillo de la zona jugándole una broma.
"¿Qué demonios estás mirando?", dijo furioso.
"Estoy viendo tu tumba", dijo Rufián dando un paso al frente. El
cazador vio ahora las garras de oso que se había puesto Rufián, y le
gritó, "¿Por qué tomaste mis garras de oso?"
"Para cavar tu tumba", contestó Rufián, dando otro paso. Ahora el
cazador lo pudo ver completo, la enorme cabeza de jabalí, el
esqueleto cubierto con parches de pieles, y las enormes garras y
colmillos brillando a la luz de la luna, tan grande así de pie que el
cazador difícilmente llegaba al pecho del monstruo.
El cazador lanzó un alarido, que se interrumpió cuando Rufián le
saltó encima, lo destrozó y lo devoró.
Zombies

Atravesé la puerta y corrí a través del cuarto, saltando por encima


del refrigerador, que obviamente no servía como barricada. No
podía detenerme a comer lo que tuviera dentro, que a pesar de que
apestaba a podrido hizo gruñir a mi estómago, después de varios
días de no comer nada. Los gritos pidiendo piedad y los alaridos de
dolor alrededor de mí me impulsaban a moverme más de prisa y me
llenaban de energía a pesar del hambre. Estábamos en guerra.
Me detuve frente a un pequeño baño - un ruido. Algo detrás de la
cortina de la regadera. Mi miedo se intensificó y mi mente se llenó
de las imágenes del enemigo. Bestias sin piedad con apariencia
humana, devorando indiscriminadamente, sin posibilidad alguna de
negociación ni misericordia.

Zombies.

Empezó como podría esperarse, con un virus. Los infectados eran


casi una caricatura de tantas películas malas que había visto. No
había rastros de humanidad en ellos, sólo una furia sin mente
alguna, cuerpos retorcidos y un ansia interminable de comerse a
otros. Nuestra generación estaba preparada para combatir a estos
monstruos, matándolos de cerca o a distancia. La primera ola fue
derrotada con facilidad. Pero no estábamos preparados para su
adaptación. No estábamos preparados para las creaturas que
surgieron cuando eliminamos a los zombies fácilmente reconocibles.
No esperábamos un virus con inteligencia.
Al principio, infección y muerte eran exactamente lo mismo: una
persona "moría" cuando sus ojos se ponían en blanco y empezaba a
morder, no cuando le volabas la cabeza. La nueva cepa del virus
todavía controlaba el cuerpo, pero dejaba las demás facultades
intactas. Podrías haber matado a tu amigo, hasta a tu esposa o tus
hijos si se convertían en un monstruo babeante y sin cerebro. Pero,
¿y si todavía había un alma detrás de esos ojos? ¿Y si seguían siendo
humanos? ¿Y si lloraban, en su propia voz, si te pedían perdón
mientras atacaban? Apuesto que dudarías antes de matarlos.
Yo sí dudé.
Y es por eso que ahora estoy aquí, viendo cómo mi brazo arranca la
cortina del baño y mis manos sujetar a la pobre niña aterrorizada. Es
por eso que sólo puedo llorar y pedir perdón mientras el virus usa
mi boca para destrozar el cuello de la niña, y no puedo ni siquiera
vomitar mientras sacia su hambre con el ya familiar sabor de la
carne humana.

Estamos en guerra, y yo soy el enemigo.


Xtabay

Estoy escribiendo en mi computadora, muerto de miedo. Cada


momento podría ser mi último. Mi amigo está aquí y él es la razón
por la que mi vida está en peligro. Tal vez no parezca tener sentido,
pero déjenme explicar.
Todo comenzó esta mañana cuando un amigo mío irrumpió en mi
casa y azotó la puerta tras él. Sus ojos estaban muy abiertos por el
miedo y estaba parado con su espalda contra la puerta, respirando
pesadamente. Le pregunté qué pasaba y me contó su historia:
Había estado viviendo con su tía por un tiempo porque sus papás
estaban en Yucatán, haciendo trabajo voluntario en la clínica de una
pequeña comunidad en el sureste. La noche anterior, un hombre
harapiento había llegado a la clínica, tropezándose. Estaba gritando
en maya y parecía estar muerto de miedo. Lo llevaron a urgencias y
lo sentaron en una banca. Mientras recuperaba el aliento, contó su
historia en un español cargado de acento, y con algunas palabras en
maya. Aseguraba que a su hermana la había matado algo que
llamaba Xtabay, y en español sólo la llamaba La Muerte. Insistía que
vendría ahora por él.
Confundidos, le preguntaron quién o qué era esa Xtabay. Con una
mirada de profundo terror, dijo que la Xtabay es La Muerte Blanca.
Que es el alma de una joven que murió hace años. Murió por su
propia mano, dijo, sola y sin amor. Odiaba tanto la vida que quería
borrar todo rastro de sí misma del mundo. Tan grande es su deseo
de eliminar completamente su memoria que regresó como un
espectro vengativo que mata a todos los que saben de su existencia.
Es una joven, pero no realmente una joven, dijo. No está muerta, Con la cara hundida entre sus manos, dijo que la Xtabay te sigue
pero tampoco está realmente viva. Tiene unos ojos negros y fríos siempre y se entera si le cuentas a alguien la historia; entonces
que lloran sangre. Se mueva sin que parezca que da un paso. Acecha ataca. Te mata y después empieza a seguir la persona a la que le
a sus víctimas como una creatura salvaje, persiguiéndolas a través contaste.
de valles, ríos y océanos, rastreándolos hasta donde sea que se Después de contar su historia, el hombre salió corriendo de la clínica
escondan. Nunca te das cuenta que te persigue hasta que escuchas y se perdió en la noche.
que llama a su puerta. Cantó una tonadilla maya, que les costó La tía recibió una llamada desde Yucatán más tarde esa noche, era la
mucho trabajo hacer que les tradujera: policía local. Le dijeron que a los padres de mi amigo los habían
Toca una vez por tu piel, que usará para parchar su propia carne en encontrado muertos afuera de la clínica. Los habían despedazado.
descomposición, La tía de mi amigo le llamó de inmediato a la escuela para darle las
Dos veces por tu pelo, que triturará entre sus dientes, malas noticias. Llorando, le dijo que no entendía qué había pasado.
Tres veces por tus huesos, que labrará para hacer dagas, Le contó toda la historia, del extraño hombre que había aparecido
Cuatro veces por tu corazón, que arrancará de tu pecho en la clínica horas antes de que sus padres fueran asesinados. Le
Cinco veces por tus dientes, que pulirá y guardará en un cofre contó la perturbadora historia de la Xtabay que él había contado.
Seis veces por tus ojos, que sacará de tu cráneo uno por uno, Cuando colgó, tardó un tiempo en asimilar lo que había pasado; casi
Siete veces por tu alma, que devorará entera. no le parecía real. Salió de la escuela y fue a casa. Cuando llegó,
No importa a dónde vayas, la Xtabay te seguirá y escucharás su encontró la puerta de su tía abierta de par en par, dentro había un
terrible llamado en tu puerta. Puedes tratar de huir, pero es más rastro de sangre que llevaba a la cocina. Allí, en el suelo de la cocina,
rápida que cualquier mortal. Si huyes cuando está tocando a tu encontró el cadáver de su tía, destrozado y despedazado.
puerta, te rastreará a donde vayas. Corrió sin detenerse ni voltear hacia atrás hasta llegar a mi casa.
El aterrorizado hombre estaba seguro que esta cosa había matado a Cuando me contó la historia, yo no podía creerla. En un solo día, sus
su hermana. Había tratado de decirle a la policía, acerca de la padres y su tía habían sido asesinados. Todo parecía demasiado
Xtabay, pero no lo escucharon, diciendo que era un cuento de exagerado.
viejitas. Después trató de decírselo al cura, pero el cura Pero antes de que pudiera decirle nada, ambos dimos un salto y nos
inmediatamente le cerró la puerta de la iglesia en la cara. El cura helamos de terror cuando oímos que empezaban a tocar a la puerta.
había visto a la Xtabay siguiéndolo y no quería tener nada que ver Hemos estado viéndola pos cosa de una hora, sin atrevernos a
con él. abrirla, y cada vez golpea la puerta más y más fuerte. Nunca para.
Nunca se rinde. La Xtabay es inexorable. Tarde o temprano la puerta
cederá y nos hará pedazos. Creo que por ahora quiere asustarnos,
quiere que peleemos, que nos culpemos mutuamente. Y yo lo hago,
culpo a mi amigo, todo es su culpa. Nunca me debió haber contado
la historia.
Mientras escribo esto, con mi amigo a un lado, deseo muchas cosas.
Desearía que la Xtabay hubiera matado a mi amigo antes de que
llegara a mi casa. Si no me hubiera contado sobre ella, yo no estaría
en peligro. Lamento haberlo conocido.
Y lo lamento por ti también. Lamento haberte hecho leer esto.
Lamento haberte contado de ella, porque ahora que sabes su
historia, la Xtabay te encontrará e irá a tocar a tu puerta.
Una cabaña en el bosque

Mi esposa me estaba sacudiendo suavemente. Me desperté un poco


desorientado, sin reconocer el lugar, luego recordé, era la cabaña en
el bosque que rentamos por un fin de semana. Todo estaba muy
callado, los niños profundamente dormidos y la chimenea ya casi
reducida a brasas.
"Algo está haciendo ruido en el porche", me dijo. Luego lo escuché
yo también: Rasquidos y golpeteos en la puerta. Encendí un quinqué
y tomé mi hacha, luego abrí la puerta esperando ver un coyote o un
tlacoache, pero era un niño como de 10 u 11 años. Se me quedó
mirando por un momento y luego echó a correr hacia el sendero del
bosque, así que lo perseguí. Corría como un venado asustado y
mientras más nos adentrábamos en el bosque aumentaba más la
distancia entre nosotros - me estaba dejando atrás. Después de
mucho rato estaba a por abandonar la persecución, pero de pronto
lo oí caer y rodar por las hojas del suelo. Apreté el paso y le salté
encima, le puse mi hacha en el cuello para asustarlo aún más.

"¿Por qué estabas rascando mi puerta?", le grité, "¿Qué estabas


haciendo allí?"
"Mis tíos y mis primos me dijeron que lo hiciera", tartamudeó muy
asustado.
"¿Y para qué?", le pregunté.
"Para alejarte de la cabaña"
Tiempo

Con tristeza miro el reloj de bolsillo que tengo en la mano. Brilla a la


luz de la fogata, opaco y rayado. Se me escapa un suspiro. No sé
hace cuánto fue hecho. Hace mucho lo encontré en una pila de
chatarra, sucio y olvidado. Se suponía que lo fundieran, un recurso
precioso en un mundo moribundo, pero no pude resistir salvarlo.
Los hombres que trabajan en salvar nuestro paneta necesitaban los
materiales desesperadamente, pero dejé que mi curiosidad me
venciera.
Eso fue hace treinta años, cuando el reloj era un pedazo de metal y
el mundo aún tenía salvación. Eso es mucho tiempo para pensar en
los errores que cometimos como raza. Ahora la oscuridad está en
todas partes. Acecha a la vuelta de cada esquina, yace debajo de
cada piedra, se escurre en cada grieta y se filtra en cada casa que
aún quede en pie. Lo peor de todo es que el trono de la oscuridad
está en el corazón de la humanidad. Con cada día que pasa, la
esperanza se convierte en un simple mito y el mundo muere un
poco más. El apocalipsis no fue un relámpago repentino y una
explosión, no fue un gigantesco monstruo que surgió de las
profundidades de donde fuera su hoar. El apocalipsis fue y sigue
siendo pueblos en llamas, niños gritando, paisajes desiertos y
guerras insensatas.
Yo fui testigo de todo eso.
"Has estado mirando ese reloj por mucho tiempo", dice Joaquín,
extendiendo sus manos mugrosas hacia el fuego. Con cabello
surcado de canas y con una sonrisa a la que le faltan dientes aquí y
allá, le queda particularmente bien la etiqueta de sobreviviente. No
puedo decir lo mismo de mí; con miembros delgados y una rodilla Cuando abro despacio los ojos, veo que sí lo logré. Bajo mis pies hay
mala, yo ya voy de salida de esta pesadilla. Es sólo cuestión de una gruesa capa de polvo y los viejos tablones rechinan debajo de la
tiempo para que yo me extinga también, miro de Joaquín al reloj y mugre. Un rayo de sol se cuela por una ventana por encima de mi
no sé si temer o agradecer la idea. hombro y la lave brisa se siente como una bendición sobre mi cara.
"Sólo estoy pensando, tarde o temprano tengo que usar esto". El cobertizo. No había estado aquí en muchos años y cuando
Sacudo el reloj y cascabelea como una maquinilla rota. finalmente me asomo a la ventana mi corazón da un salto. Árboles.
"¡Ja! ¿Esa cosa vieja?" Se ríe y su carcajada se convierte en un fuerte Árboles de verdad, no sólo troncos muertos cubiertos con las
ataque de tos, y maldice el aire tóxico en el que vivimos ahora. "Ya cenizas de dios sabe qué.
sé que dices que te hace viajar en el tiempo o algo así, pero yo no lo Recuerdo de pronto que no estoy solo. Al otro lado del cobertizo un
creo. Además, ¿De qué serviría regresar?". adolescente flacucho tiene la cabeza metida en un cofre lleno de
La verdad es que no tengo ningún plan. fotografías antiguas. No me ha visto y mi corazón se acelera. ¿Qué le
"Puedo intentarlo", le digo. "Joaquín, tiene que haber alguien que digo? Sabía que lo iba a encontrar aquí, pero habiendo venido sin un
haga algo. Alguien que reaccione y cambie todo esto." Señalo plan, sin pensarlo siquiera, empiezo de la única forma que se me
vagamente los campos de ceniza alrededor; sólo la desesperación ocurre.
crece aquí ahora. No queda nada del mundo brillante que "Hola."
conocíamos excepto un cielo negro y la moribunda raza humana. Se da la vuelta tan rápido que me sorprende que no se rompiera el
"¿En el pasado? No. ¿Ahora? Menos," gruñe. "Inténtalo si quieres, cuello. Alzo mis manos en señal de paz, pero no le doy tiempo de
pero no esperes campos soleados y margaritas cuando regreses. La tenerme miedo y le pongo el reloj en la mano.
destrucción que echamos a andar es una fuerza imparable." "Escúchame," le digo antes de que reaccione. Se me cierra la
Sólo hay una cosa que puedo hacer: Giro la perilla del reloj para garganta al ver el reloj en manos mucho más amables e inocentes
mover las manecillas hacia atrás, imaginándome un cobertizo lleno que las mías.
de cajas y nubes de polvo. Es un lugar que no me había pasado por "Vengo del futuro y es un verdadero infierno. El mundo es una
la mente en muchos años y no esperaba verlo de nuevo. Es mi porquería cuarenta años en el futuro y es muy tarde para cambiarlo.
destino y la fuente de mi última burbuja de esperanza. Me doy Tienes un par de años antes que el cielo se ponga negro, los árboles
cuenta que hacía mucho que no sentía esperanza y se me retuerce mueran y las ciudades se desmoronen. Todo se va a convertir en
el estómago. La esperanza trae desilución invariablemente. sólo una sombra de lo que es hoy. Habrá guerras, bombas y mucha
¿Qué estoy haciendo? gente morirá."
Detesto la mirada en su cara; sus ojos verdes se mueven como los "¿A quién le diste el reloj?"
de un animal acorralado y trata de soltar el reloj, pero no se lo Aprieto los ojos y trago saliva. Esto no le va a gustar, debí haberlo
permito, cerrando a la fuerza sus dedos sobre él. Esta no debería ser pensado mejor.
su tarea y detesto dejársela así. "Muchacho," murmura en un tono de voz peligrosamente bajo. "¿A
"Quiero que lo detengas. Haz que alguien te escuche y no dejes que quién se lo diste?"
nadie te diga que estás equivocado. Llévalos a viajar por el tiempo si "Me lo di a mí."
es necesario. Gira la perilla del reloj hacia adelante o atrás según a
dónde quieras ir."
"¡No sé viajar en el tiempo, ni siquiera con tu aparato, sólo tengo
trece años!," me grita. doy unos pasos hacia atrás, soltando sus
manos y el reloj. Mi estómago se retuerce y de pronto siento como
si mi cuerpo estuviera hecho de plomo.
"Si no haces algo, morirás en un mundo horrible y habrá muchísimo
sufrimiento en el camino." Mi lengua se siente de piedra y ya no
puedo hablar ni moverme. Me doy cuenta que sin el reloj ya no
puedo viajar libremente en el tiempo; estoy regresando.
"¿Quién eres?" el jovencito murmura eventualmente, temblando.
Antes de que pueda responder, mi vista se nubla y algo parece
sacudir mi cabeza desde adentro. Luego estoy junto a la fogata otra
vez.
"Pues sí desapareciste," dice Joaquín. Luego pregunta, "¿Dónde está
el reloj?"
"Cuarenta años en el pasado," poco a poco voy recobrando la
sensibilidad de mis miembros.
"¿Y alguien nos va a ayudar?"
"Eso... eso espero"
Joaquín me lanza una mirada penetrante que casi me quema la cara.
Sabe que le oculto algo.
Pequeños valientes

Aquí vienen otra vez, los pequeños valientes. Otra noche de


Halloween, y otra vez los niños que vienen a demostrar que no
tienen miedo. Los pisos de la vieja casa crujen bajo sus zapatitos.
Sólo falta media hora para la media noche, así que tengo que
trabajar rápido. Empiezo con su linterna, soplándole suavamente y
haciéndola parpadear, pero esto sólo provoca algunas risitas
nerviosas. Quince minutos para la media noche, tengo que
esforzarme más. Floto hasta el techo, y con fuerza de voluntad hago
que mi cuerpo se materialice. Esto duele mucho, pero no me dejan
alternativa; hago que la sangre escurra por mi nariz y mis oídos,
pero no me ven. Trato de golpear el techo con mis puños, pero
ninguno voltea.
"Dicen que la casa está embrujada, pero nada", dice uno.
"Sí, qué mala broma", dice otro.
Cinco minutos para la media noche; se me está terminando el
tiempo. Con la última fuerza que me queda grito, tan fuerte que por
fin voltean a verme. No por nada, pero puedo montar un muy buen
espectáculo cuando me esfuerzo. Me balanceo en una horca, la
sangre escurriendo, y hasta le caen algunas gotas al más flaquito.
Los niños gritan aterrorizados, se echan a correr y se pierden en la
noche, justo a tiempo. Debajo de mí, siento a la Cosa moverse, y
puedo sentir su desilusión cuando los niños se van. Por ahora, se
vuelve a dormir. Pero tal vez un día falle. Los pequeños serán
demasiado valientes y no los asustaré a tiempo. Un día la
despertarán, y si se alimenta, entonces ya nada la detendrá.
El Castillo Negro

Estaba caminando un día


Por el bosque buscando
Cuando vi en mi camino
Una sombra espectral
Que me bloqueaba el camino
A las moras que buscaba.

"Quién eres, sombra?"


Pregunté "¿Por qué te encuentro
Ahora, en mi viaje?"
La sombra no habló pero
Señaló camino abajo
Y sonrió una sonrisa de sombra.

Donde señalaba pude ver


Por el espacio entre los árboles
Un castillo negro como la noche
Siniestro sobre una colina
Olvidé por completo las moras
De tanta que era mi prisa
Por alcanzar ese castillo.

Cuando miré de nuevo


La sombra se había ido
Y estaba solo de nuevo
Rápido seguí el camino
Para alcanzar el nuevo destino. Y con el corazón palpitante
Empujé suavemente y se abrieron
El camino fue muy largo Y entré al enorme patio.
Para cuando llegué a la colina
En donde esperaba el castillo En él había una fuente
La noche empezaba a caer. Ahora seca, y más allá
La puerta escarlata que seguro
Cuando miré, de pronto creí Me llevaría al interior
Que el castillo se había ido De la misteriosa fortaleza
Dejándome solo y perdido
Al final de un oscuro camino. Cuando me acerqué a la puerta
Pude leer la inscripción
Cuando de pronto vi una flama En el contrafuerte del arco
Arder en una alta ventana, "Detrás está lo que conoces.
Vi que el castillo allí seguía Delante está lo desconocido,
Pero tan profundamente negro Pues lo que hay tras esta puerta
Como el oscuro cielo detrás. Cambiará para ti todo.
Si das un paso al frente
Pronto aparecieron las estrellas Ya no habrá marcha atrás".
Y el contraste con la infinita
Oscuridad del castillo contra ellas En los alrededores del castillo
Parecía que un gran agujero Escuchaba aullidos de sabuesos
Se había abierto revelando Que invisibles cazaban sombras
La oscuridad sin fin que yace Por un bosque que no dormía
Más allá de lo que conocemos. Pues las hojas secas del suelo
Y las ramas de los árboles
Subí la colina hasta llegar Se movían y murmuraban
Hasta sus inmensas puertas Aunque no sentía ninguna brisa.
Y aunque busqué por el cuarto
Toqué la puerta muy fuerte No encontré rastro de nadie.
Con urgencia y con prisa Salvo un viajo sacudidor
De pronto no quería estar afuera. Y algunos trastes sucios
La puerta, alta y pesada Y cenizas en la chimenea
Se abrió sola a un pasillo Y el sonido de sabuesos afuera
Largo, oscuro y vacío. Y una cena vieja en la mesa.
"Está el señor de la casa?"
Vi por la ventana que afuera
Entre las sombras de la noche La oscuridad se hizo más negra
Le pregunté a la oscuridad Y escuché el crujir del suelo
Pero no vi persona alguna Y olí el moho de la humedad
Aunque sí sentía sus presencias. Pasar junto a mi lado
Mirando alrededor y buscando Desde la puerta a la escalera.
Entré para salir del frío El comedor le murmuró al pasillo
Y la puerta se cerró de un golpe Que pasó el mensaje al umbral
De nuevo, sin la menor brisa. El sótano susurraba por la pared
Crujidos y gemidos todo alrededor.
Llamé con voz suave y amable
Sólo el silencio respondía Las lámparas de pronto se encendieron
Miré hacia dentro y busqué Candelabros en el pasillo
A lo largo y ancho del pasillo. Y velas por toda la escalera
El pasillo me miró de vuelta Un escalofrío me congeló de miedo
Y le murmuró algo al salón Cuando una ráfaga de viento
Que escuchaba acercarse mis pasos. Golpeó de pronto la puerta
Y la escuché cerrarse.
Seguí entonces hasta el salón, Uno, dos tres cerrojos.
Pero ni un alma me recibió
Las escaleras crujieron
Bajo pasos que no se veían El cuerpo de la cama se levantó
Y aún no sé decir por qué, Y caminó tieso hacia mí
Tal vez por no estar solo Su reseca cara no se movió
Seguí los pasos hacia arriba. Pero entre sus dientes mohosos
Con una nube de gas putrefacto
Había puertas abiertas Lanzó una gran carcajada
Que daban a cuartos y baños Mientras ponía algo en mi mano.
A salones siempre vacíos
Con crujidos y rechinidos Eché a correr, tenía que salir
El castillo vivo se reía. Huir para siempre del castillo
Al fin llegué a una puerta Pero siempre que cruzaba la puerta
Que daba a una gran recámara Estaba de vuelta en ese cuarto.
Y vi una figura en la cama Una y otra vez salí y volví,
Cubierta con las cobijas. Seguí intentando huir hasta que vi
Era el señor del castillo. Cómo el señor del castillo
Se disolvió de nuevo
No le dije "¿cómo está?" En aquella brisa mohosa
Ni pregunté por su salud. Que había seguido hasta aquí.
Porque vi lo blanco de su cara
Y lo seca que estaba su piel El castillo quedó a oscuras
Su cuerpo casi un esqueleto. Y ya nadie murmuraba alrededor,
Asqueado y muerto de miedo Sólo estaban los pasos y soplidos
Miré alrededor escuchando De los sabuesos invisibles
Cómo el sótano me hablaba Que sin cesar buscaban al amo
Ahora con grandes tronidos Para salir a cazar de nuevo.
Diciéndome que me fuera Yo también recorría el castillo.
Antes que fuera muy tarde.
La gran puerta estaba cerrada
Y las ventanas tapiadas "Este castillo que ha sido mío
Los pasillos nunca me llevaban Durante más de dos mil años
Dos veces al mismo lugar Le será dado en propiedad
Pero siempre a cuartos vacíos para hacer con él lo que le plazca
Oscuros, húmedos, antiguos y.... A cualquier persona que se quede
Solo, infinitamente solo. Y acompañe al castillo una noche.
Para él será el palacio.
No me encontraron hasta después del otoño. Pero para aquellos que huyan
O tal vez varios otoños, no sé, O mueran aquí de miedo
Aquí no hay días y noches. Sólo ruinas serán su casa.
Un grupo de excursionistas que vieron Sin salida. Para siempre.
Desde lejos las ruinas y entraron,
Pasaron sobre los muros derruidos
Que apenas guardaban la forma
De la construcción que antes hubo
Y entre escombros me encontraron
Entre huellas de patas de sabuesos,
Ya solamente una pila de huesos.
Vieron mi mano que aún sostenía
Un pequeño rollo de papel.

El título de propiedad del castillo


Y allí estaba mi nombre firmado
Sobre la línea punteada de abajo
Donde aceptaba el siniestro trato
Que ofrecía el señor del castillo.
Que prometía darlo a quien lo reclame.
No es el viento

Tu cuerpo se hiela un momento


Debe de haber sido el viento
Volteas a ver todo tu trabajo
Mil palabras, vieja pluma abajo
Ves que el viento la mueve un poco
Entonces tratas de prender el foco
Pero la luz no parece servir
Y decides mejor ir a dormir
Pero notas mientras la ves
La pluma se mueve otra vez
Ahora ves la ventana cerrada
No es el viento que hace nada
Te acercas juntando tu valor
Y notas la tinta roja de color
Tu pluma, sola, acaba de escribir
"Sólo es el viento, vete a dormir"
Tres metros de alto

Mis abuelos vivían en Yucatán. Cada verano, mis papás me llevaban


allá de vacaciones. Vivían en un pueblito muy pequeño y tenían un
jardín enorme. Cuando llegábamos, mis abuelos me abrazaban y me
hacían muchas fiestas. Como yo era su único nieto, me consentían
muchísimo.
La última vez que los vi fue el verano cuando tenía ocho años.
Como siempre, tomamos un avión a Yucatán y luego fuimos en
coche hasta la casa de mis abuelos. Estaban felices de verme y me
dieron muchos regalos. Mis papás querían descansar unos días, así
que se fueron a la playa y me dejaron con mis abuelos.
Un día, estaba jugando en el jardín. Mis abuelos estaban dentro de
la casa. Era un día de verano muy caluroso y me acosté en el pasto a
la sombra de un árbol de aguacates. Observaba las nubes y
disfrutaba de los rayos del sol a través de las ramas del árbol y de la
suave brisa cuando escuché un sonido extraño.
“Ga… Ga… Ga… Ga… Ga… Ga… Ga…”
No sabía qué era y era difícil distinguir de dónde venía. Sonaba casi
como alguien haciendo el sonido, como diciendo “Ga” una y otra vez
en una voz muy grave y profunda.
Estaba mirando alrededor, buscando de dónde venía el sonido,
cuando noté algo por arriba de la barda que rodeaba el jardín. Era
un sombrero de paja. No estaba puesto sobre la barda, sino detrás
de ella. De allí es de donde venía el sonido.
“Ga… Ga… Ga… Ga… Ga… Ga… Ga…” Mi abuelo regresó y se le acercó a mi abuela.
Después, el sombrero comenzó a caminar, luego se detuvo y se “Tengo que salir un rato,” dijo. “Tú quédate aquí con el niño. No le
elevó, como si la persona que lo llevaba se parara de puntillas para quites los ojos de encima ni por un segundo.”
asomarse y pude ver una cara con unos ojos muy negros que me “¿Qué pasa, abuelo?” empecé a llorar.
miraron fijamente. Era una cara de mujer, pero la barda era muy Me miró con una cara muy triste y me dijo, “le gustaste a Ox
alta, casi tres metros de alto. Hunab”.
Estaba sorprendido de lo alta que era esa mujer. Me pregunté si Después, se subió a su camioneta y se fue.
estaría usando zancos o algún tipo de zapatos de tacón gigantes. Volteé a ver a mi abuela y le pregunté, “¿Quién es Ox Hunab?”
Después, se dio la vuelta y se alejó, y el sonido se fue con ella. “No te preocupes,” dijo con la voz temblorosa. “Tu abuelo va a
Extrañado, me levanté y entré a la casa. Mis abuelos estaban en la hacer algo al respecto. No tienes de qué preocuparte.”
cocina tomando café; siempre tomaban café cuando hacía calor. Me Mientras esperábamos sentados en la cocina a que regresara el
senté con ellos en la mesa y les conté lo que había visto. No me abuelo, me explicó lo que estaba pasando. Me dijo que había algo
estaban poniendo mucha atención, hasta que mencioné el extraño muy peligros rondando esa zona. Lo llamaban Ox Hunab por su
sonido. altura. Ox Hunab en Maya significa tres metros de alto.
“Ga… Ga… Ga… Ga… Ga… Ga… Ga…” Toma la apariencia de una mujer muy alta y hace ese sonido como
Tan pronto como dije eso, ambos se quedaron helados de pronto. “Ga… Ga… Ga…” en una voz grave como de un hombre en una
Los ojos de la abuela se abrieron muy grandes y se tapó la boca con caverna. Aparece con formas diferentes según quién la vea. Unos
la mano. La cara del abuelo se puso muy seria y me sujetó del brazo. dicen haberla visto como una mendiga harapienta, otros como una
“Esto es muy importante,” dijo con un tono muy serio. “Tienes que mujer joven en un traje fúnebre. Lo único que nunca cambia es su
decirme si viste qué tan alta era.” altura y el sonido que hace.
“Tan alta como la barda del jardín,” le contesté, ya estaba Se dice que hace siglos, fue capturada por los ahkin o sacerdotes
empezando a asustarme. mayas con la ayuda un Katun Holkan, una guardia de veinte
Mi abuelo me acosó con preguntas: “¿Dónde estaba parada? guerreros. Lograron aprisionarla en un templo a las afueras del
¿Cuándo pasó? ¿Tú qué hiciste? ¿Estás seguro de que te vio?” pueblo. La encerraron usando cuatro estatuillas llamadas “Kus” que
Traté de contestarle todas las preguntas lo mejor que podía. De colocaron al norte, sur, este y oeste del templo y no se suponía que
repente se paró, fue al pasillo y se puso a llamar por teléfono, pudiera salir de allí. Pero de alguna manera lofró escapar, cuando
aunque no alcanzaba a oír lo que decía. Volteé a ver a mi abuela y vi alguien por descuido derribó una de las estatuillas.
que estaba temblando.
La última vez que se le vio fue hace 13 años. Mi abuela dijo que engañarte, pero si le dices su nombre tendrá que revelarse. Yo les
cualquiera que viera a la Ox Hunab estaba destinado a desaparecer voy a avisar a tus papás lo que está pasando.”
en menos de dos días. Todo sonaba tan fantasioso que no sabía qué Me lo dijo en un tono tan serio que lo único que podía hacer era
creer. decir que sí con la cabeza mientras me hablaba.
Cuando mi abuelo regresó, venía con una mujer muy viejita a la que “Tienes que seguir las instrucciones de Ix Nuc al pie de la letra,” me
los abuelos sólo llamaban Ix Nuc, que significa la anciana. Ix Nuc me dijo mi abuelo. “Y no sueltes el pergamino que te dio. Y si pasa
saludó y me puso en la mano un pedazo de amate arrugado y me cualquier cosa rézale a Ix Chel, que es la madre protectora de los
dijo, “ten, toma esto y sujétalo bien”. Después se fue arriba con el niños. Y asegúrate de ponerle llave a la puerta en cuanto salgamos.”
abuelo. Me quedé solo en la conina otra vez con mi abuela. Salieron todos del cuarto y, después de despedirme, cerré la puerta
Tenía que ir al baño. Abuelita me siguió y no me dejó cerrar la y le puse el seguro. Prendí la televisión y traté de verla por un rato,
puerta para no perderme de vista. De verdad me estaba asustando pero estaba tan nervioso que me sentía casi enfermo del estómago.
mucho con todo esto. La abuela me dejó papadzules y panuchos para que cenara, pero no
Después de un rato, mi abuelo y la vieja Ix Chuc vinieron y me podía ni comer. Me sentía como si estuviera en prisión y me sentía
llevaron arriba a mi cuarto. Las ventanas estaban forradas de muy asustado, solo y triste. Me acosté en la cama a esperar, y de
periódicos y les habían escrito un montón de runas y de ideogramas. alguna forma me quedé dormido.
Había un plato de sal en las cuatro esquinas del cuarto y una Cuando desperté eran las 2 de la mañana. De pronto me di cuenta
pequeña estatuilla de Ix Chel, la diosa de la luna, en el centro del que lo que me despertó fue el sonido de alguien tocando en mi
cuarto en un pequeño altarcillo de madera. También había una ventana.
cubeta de plástico azul junto a mi cama. Toc… Toc… Toc…
“¿Para qué es la cuneta?” pregunté. Sentí que toda la sangre se me iba a los pies y mi corazón dio un
“Es para que hagas pipí o popó,” me contestó el abuelo. salto. Traté desesperadamente de calmarme, diciéndome que
Ix Nuc me sentó en la cama y me dijo, “pronto se pondrá el sol, así seguramente era el viento jugando con las ramas de un árbol. Le
que escúchame muy bien. Tienes que quedarte en este cuarto hasta subí el volumen a la tele para ahogar el ruido. Después de un rato se
mañana en la mañana. No puedes salir de aquí bajo ninguna detuvo.
circunstancia hasta después de las 7 de la mañana. Tu abuelo y tu Entonces es cuando oí a mi abuelo llamarme.
abuela no te van a hablar ni a llamar hasta entonces. Recuerda, no “¿Estás bien?” preguntó. “Si estás muy asustado no tienes que
salgas del cuarto por ninguna razón hasta entonces. Tratará de quedarte solo allí dentro. Puedo entrar y quedarme a
acompañarte.”
Me levanté sonriendo y fui a abrir la puerta, pero de pronto me Salimos por la puerta del frente y había una van blanca esperando a
detuve. Tenía escalofríos y se me puso la piel de gallina. Sonaba la entrada del jardín. Varios hombres del pueblo estaban alrededor,
como la voz de mi abuelo, pero de alguna manera, era diferente, mirándome y murmurando entre ellos, “ese es el niño.”
como si me estuviera hablando dentro de una cueva. La van tenía nueve asientos y a mí me pusieron en medio, rodeado
“¿Qué haces?” Preguntó el abuelo. “Ya puedes abrir la puerta.” de ocho hombres. Ix Nuc iba manejando.
Miré alrededor y otro escalofrío me recorrió la espalda. La sal en los El hombre que iba a mi izquierda me miró y me dijo, “Vaya que estás
platones se estaba poniendo negra. Me alejé de la puerta. Me en un problemita. Sé que tal vez tengas miedo. Sólo baja la cabeza y
temblaba todo el cuerpo. Me arrodillé frente a la estauilla de Ix Chel mantén los ojos cerrados. Nosotros no podemos verla, pero tú sí. No
y apreté muy fuerte el amate que me dio la anciana. Empecé a rezar abras los ojos hasta que te hayamos sacado de aquí a salvo.”
desesperadamente para que la diosa me cuidara y me ayudara. El abuelo iba adelante en su camioneta y el coche de papá nos
“Por favor sálvame de Ox Hunab,” le dije. seguía. Ya con todos a bordo nuestro pequeño convoy empezó a
Entonces oí la voz afuera de la puerta que decía: avanzar. Íbamos muy despacio, no más de 15Km/h. Después de un
“Ga… Ga… Ga… Ga… Ga… Ga… Ga…” rato, Ix Nuc dijo, “Aquí es donde se pone difícil,” y empezó a
Empezaron a tocar otra vez en la ventana, luego golpeaban la puerta murmurar en maya, si eran oraciones o hechizos no tengo idea.
y otra vez a la ventana. Yo estaba paralizado de miedo y hecho un Entonces escuché la voz.
ovillo frente al ídolo, medio rezando y medo llorando durante el “Ga… Ga… Ga… Ga… Ga… Ga… Ga…”
resto de la noche. Creí que no terminaría nunca, pero Apreté fuerte el papel que Ix Nuc me había dado. Mantuve la cabeza
eventualmente amaneció y los ruidos se detuvieron. La sal en los abajo, pero lancé una mirada hacia afuera. Vi su vestido blanco
cuatro platones parecía chapopote. ondeando en la brisa, avanzando a un lado de la camioneta. Era Ox
Revisé mi reloj. Eran las 7:30 de la mañana. Abrí la puerta de mi Hunab. Estaba justo fuera de la ventanilla y estaba manteniendo el
cuarto con mucho cuidado. La abuela estaba esperando en el pasillo paso de los autos
con Ix Nuc. Cuando me vio, la abuela se echó a llorar y me abrazó. De pronto la vi agacharse y asomarse por la ventanilla.
“Estoy tan feliz de que sigas vivo,” me dijo. “¡No!,” casi grité.
Bajé con ellos y me sorprendí de ver a mis papás en la cocina. Antes El hombre junto a mí me gritó, “Cierra los ojos!”
de siquiera poder saludarlos el abuelo me dijo, “Apúrate, tenemos Inmediatamente cerré los ojos tan fuerte como pude y apreté más el
que irnos ya.” pergamino. Entonces empezó a golpear.
Toc. Toc. Toc.
Y la voz que sonaba cada vez más alto:
“Ga… Ga… Ga… Ga… Ga… Ga… Ga…” Hunab. Hace años su hermano, mi tío, le gustó a la monstruosidad.
Los golpes se oían todo alrededor, cada vez más fuertes. Bum. Bum. El chico desapareció y nunca volvieron a saber de él.
BUM. Los hombres a mi alrededor estaban asustados, unos Me dijo que hubo otras personas que le habían gustado pero sí
murmuraban entre ellos y otros rezaban. Ellos no podían verla, ni sobrevivieron para contarlo. Todos tuvieron que irse de la península
escuchaban la voz, pero sí oían los golpes sobre las ventanas y de Yucatán, y algunos hasta se mudaron a otros países, sin poder
puertas dela camioneta. Ix Nuc rezaba cada vez más alto hasta que nunca regresar a su hogar. Casi siempre escoge niños como sus
casi gritaba. La camioneta empezó a sacudirse como su hubiera sido víctimas. Dicen que tal vez sea porque son más inocentes y le es más
atrapada por un tornado. Por el rechinar de las llantas me daba fácil engañarlos.
cuenta que a Ix Nuc le costaba trabajo mantener el control. Uno de Dijo que los hombres en la van eran todos parientes míos, y fue por
los hombres detrás de mí empezó a llorar, ya muerto de pánico. La eso que los sentaron a mi alrededor, y también mis abuelos y mis
tensión era insoportable. padres manejando al frente y detrás de la van. Todo fue para tratar
De repente todo se detuvo. Abrí los ojos y vi que la carretera de confundir a Ox Hunab el tiempo suficiente para huir. Les llevó un
avanzaba entre sembradíos y la selva se había quedado atrás. Ix Nuc tiempo juntarlos a todos, y fue por eso que tuve que quedarme
volteó a vernos y dijo, “Creo que ya estamos a salvo”. encerrado en mi cuarto toda la noche.
Todos los hombres alrededor de mí suspiraron aliviados. La van se Yo estaba feliz y agradecido de poder regresar a casa.
orilló y todos se bajaron. Me pasaron al coche de mis papás. Mi
mamá me abrazó y se le salían las lágrimas. Todo esto pasó hace más de diez años. No volví a ver a mis abuelos
El abuelo y mi papá abrazaron a los hombres y se despidieron de después de esa vez. Nunca he podido siquiera acercarme al sureste.
ellos, después se subieron a la van y se fueron. Ix Nuc se acercó a mi Llamaba a mis abuelos por teléfono de vez en cuando para decirles
ventanilla y me dijo que le mostrara el pedazo de amate que me que estoy bien.
había dado. Cuando abrí la mano, vimos que se había puesto Conforme pasaron los años, traté de convencerme de que era sólo
completamente negro. una leyenda, que todo lo que pasó no fue más que una complicada
“Creo que ya vas a estar bien,” me dijo. “Pero sólo por si acaso, broma que alguien nos jugó. Pero en el fondo no estoy tan seguro.
guarda muy bien esto por un tiempo, “ dijo dándome un nuevo Mi abuelo murió hace dos años. Cuando se enfermó, no me permitió
pedazo de papel amate. visitarlo y dejó instrucciones estrictas en su testamento de que yo
Después de eso, nos fuimos directo al aeropuerto y los abuelos y la no debía asistir al funeral. Eso fue muy triste para mí.
anciana nos acompañaron hasta el avión. Cuando despegamos mis
padres suspiraron de alivio. Mi padre me contó que ya sabía de Ox
Mi abuela me llamó anoche. Me dijo que le habían diagnosticado
cáncer, que estaba sola, que me extrañaba mucho y que quería
verme antes de que su enfermedad la matara.
“¿Estás segura, abuela?” Le pregunté. “¿No habrá peligro?”
“Han pasado más de diez años,” dijo. “Todo eso pasó hace ya mucho
tiempo. Ya está olvidado. Tú ya creciste y eres un hombre, estoy
segura que no habrá ningún problema.”
“Pero… ¿Y Ox Hunab?”
Por un momento hubo silencio en la línea. Después escuché una voz
grave y profunda, como la de un hombre en el fondo de una
caverna repitiendo:
“Ga… Ga… Ga… Ga… Ga… Ga… Ga…”
Último Día

A todos les gusta el último día de clases, ¿cierto? Es un día lleno de


potencial, de compartir los planes para las vacaciones y hasta hacer
planes compartidos. También de despedidas, pero casi nunca tristes.
Pero la emoción se me terminó muy rápido ese día.

Verás, tengo una especie de poder, una habilidad. Cuando veo a las
personas, puedo ver una especie de aura alrededor de ellos. Un
borde brillante en su silueta coloreado dependiendo de cuánto
tiempo les queda de vida. La mayoría de la gente que conozco tiene
tonos de azul, lo que significa que vivirán una vida normal, les queda
mucho tiempo. Algunos tienen tonos de amarillo o naranja, que he
aprendido que significa algún accidente de auto o una tragedia
similar. Algo que se los lleve "antes de su hora" como dicen. Lo más
grave es cuando sus auras se vuelven rojas. De vez en cuando veo a
alguien que es prácticamente un semáforo caminando. Esos son los
que se suicidan o mueren asesinados, poco tiempo después. Me
pone muy mal cuando veo a esos condenados, pero también he
aprendido que no hay nada que yo pueda cambiar - cuando les toca
les toca.

Así que ese día que estaba sentado en el salón esperando a que
llegaran todos, me impresionó mucho cuando el primer compañero
que entró brillaba rojo como una hoguera. Conforme fueron
llegando los demás vi que todos tenían ese intenso brillo rojo.
Finalmente mientras miraba a mis compañeros alrededor alcancé a
ver mi reflejo en la ventana, también rodeado del brillo rojo, pero
estaba muy aturdido para moverme.

Nuestro profesor entró al salón y se detuvo a ponerle llave a la


puerta, su aura tenía un tono verde, oscuro y enfermizo.
La venganza de los duendes

(Cuento para asustar niños)


Hace mucho, mucho tiempo
Cuando Halloween era Samhain
En octubre todos los años
Los duendes venían a bailar aquí
En lo profundo del bosque que había
Entre los árboles, con la brisa
Una dulce risa llevaba un mensaje
Quédense adentro, niños y niñas

Entrar al círculo de su danza


Significaba perder la esperanza
Comer la comida de estos traviesos
Te aprisionaba en el país de las hadas
Podían pasar más de cien años
Sus amigos hechos viejos, o muertos
Cuando el niño pidiera volver
Todos los demás se habrían ido

Así que un día una madre planeó


Atrapar a los niños de los duendes
Y así salvar a los que ellos robaron
Esperó escondida en el verde bosque
Y espió hasta ver a la reina hada
Con una astuta trampa la atrapó
Y la encerró mientras dormía
En un frasco, como a un bicho Cualquier niño humano les serviría
Para las represalias de la reina Fey
Entonces los niños quedaron libres
Del hechizo de olvido de los duendes Ahora cada año justo en Halloween
Y los trajo a todos a vivir con ella El mundo temerá a la reina de las hadas
La reina hada durmió todo el día Pues sus duendes rondan en cada rincón
Pero en la noche cuando despertó Cazando niños y niñas a la menor ocasión
Gritó tan fuerte que rompió las ventanas Y entonces, si la leyenda es cierta
Asustada la mujer se llevó el frasco Si no haces caso,
Y lo enterró hondo a la luz de la luna Si te sales solo,
El hada mala
¡VIENE POR TI!
Y así, más de cien años pasaron
Desde la fiesta de Samhain del bosque
Y los campos se han vuelto pueblos
Y el pueblo de aquí se hizo ciudad
Siempre cambiando, construyendo, creciendo
Un día, mientras crecía y cambiaba,
Una máquina excavando rompió el frasco
Y a la vieja hada por fin liberaron
Y volvió a tomar su lugar como reina
Ahora que Samhain ya es Halloween

Buscó alrededor de todos los bosques


De todos los parques
De todos los árboles
A la raza humana que la ofendió
Quería venganza por 100 años de prisión
Y por todos los bosques que ya no son
El monstruo bajo la cama

Papá y mamá mandaron a los niños a dormir. Ya en la cama, el nene


dice:
“Hermanita, ¿Revisas debajo de la cama, que no haya monstruos?”

La nena se aguantó la risa, y para hacerlo sentirse mejor, se arrodilló


en el suelo y se asomó bajo la cama. Y allí estaba el nene, hecho
bolita y temblando de miedo.

Le dijo: “Hermanita, escóndete aquí abajo, HAY UN MONSTRUO


SOBRE LA CAMA!”
La Muñeca

Entré a una vieja casona sin compañía


No tenía qué hacer y me daba curiosidad
Ese lugar abandonado por tanto tiempo.
Recorrí el jardín, que parecía una selva
Lleno de estatuas, aquí un ángel, allí un dragón.
Seguía los restos de ladrillo de algún sendero
Que tras varias vueltas, me llevó a la casona.
Estaba cerrada, claro, pero buscando noté
Una ventana rota que daba a un gran salón.
Sin pensarlo siquiera y en un santiamén, entré
Había muebles rotos, cortinas rasgadas
Algo en el suelo que a lo mejor fue un tapete
Todo se veía viejo, mohoso y sucio
Mirando alrededor, por el rabillo del ojo
Vi una vitrina grande, vieja y polvorienta

En ella estaba una muñeca, con un vestido de encajes


Que tenía un moño rojo, y con sólo un zapato
Estaba parada en la repisa, mirándome fijamente
Era la cosa más tenebrosa que he visto en mi vida
Sólo le quedaba una parte de sus rizos rubios
Una carita pintada, de porcelana agrietada
Con ojos azules de vidrio, huecos y fríos
Con ellos me miraba viendo todo lo que hacía
Entrando y tocando mi mente, en sólo un momento
Supo cada error, cada travesura y cada miedo míos
Me hizo sentir ganas de llorar y de pedirle perdón Vi la carita pintada, de porcelana agrietada
Por dejarla allí olvidada, por no haber jugado con ella Me miró con sus ojos azules de vidrio
Como si yo fuera la niña que la dejó abandonada Y una sonrisa malvada se dibujó en su cara...
En esa casa vieja, a solas y a oscuras

En sus manitas tenía manchas de sangre


Y su vestido estaba manchado y rasgado
Parecía que había matado a alguien y me estaba esperando
Una sonrisa malvada apareció en su cara
No podía ni moverme, sus ojos me congelaron
Levantó una manita y me saludó, yo empecé a temblar
Di dos pasos atrás, pum, pas, bum, me tropecé
Entonces la vi moverse, Dios, qué voy a hacer
Como mosca atorada, entre los muebles rotos
Cerré los ojos, sabía que iba a morir y grité y grité
Traté de correr, tropecé y algo me dio en la cabeza
Y caí boca abajo, sin vida, la muñeca me mató!

Mamá me despertó, ‘mi amor, bebé, estabas gritando’


Tenía una venda en la cabeza; ‘Mamá, ¿qué me pasó?’
‘Te caíste de la cama, y una lámpara te golpeó.
Estabas teniendo una pesadilla’, dijo mamá,
‘Pataleabas y gritabas “¡la muñeca, la muñeca!”
Pero ya no te asustes, ya estás bien y yo te cuido
Y ya que la pides, para que te acompañe, ten tu muñeca’
Mamá salió del cuarto y cerró la puerta.
Y me quedé a solas y a oscuras con la muñeca
Por mi ventana

Los niños ya se habían ido a dormir, y mi esposa leía en el baño


como hace siempre.

No sé por qué alcé la vista, pero cuando lo hice lo vi allí, asomado


por mi ventana. Tenía su blanca frente recargada contra el cristal,
sólo mirándome con esos grandes ojos rojos, sin iris. Lo vi alzar una
mano enorme y blanca contra la ventana, y deslizar sus grandes
garras negras arañando el cristal. Lo vi sonreír con una sonrisa más
ancha que su cara, mostrándome sus afilados dientes y las negras
encías. Lo vi soltar una carcajada antes de dar la vuelta y alejarse de
la ventana.

No sé qué me hizo alzar la vista, desde la banqueta de enfrente


cuando regresaba de la tienda, pero lo vi allí, asomado en mi
ventana.
Locura

Dicen que la definición de locura es hacer lo mismo una y otra vez


esperando resultados diferentes. Entiendo la lógica del dicho, pero
está mal.
Entré al edificio por una apuesta. Nunca me creí esas leyendas del
hotel embrujado para empezar, y cuando uno de mis amigos me
retó a subir por $200. Era muy simple, tenía que subir hasta arriba,
al piso 14, y hacer señales con mi linterna desde la ventana. El
edificio era viejo, sucio y casi en ruinas y claro, no había elevador, así
que alegremente tomé las escaleras. $200 por 14 pisos era un buen
trato. Había una placa en cada descanso de la escalera: piso 2, piso
3. Subía y subía, ya estaba jadeando cuando llegué al piso 10, pero
hasta ahora, nada de fantasmas, ni caníbales, ni demonios. Dinero
fácil. 11, 12, 13, 13... Me detuve y miré hacia abajo; seguramente
debí haber contado mal, así que seguí subiendo. Piso 13. Subí otro
piso; piso 13. Bajé uno, dos, tres pisos: Piso 13. Subí más de 10 pisos:
piso 13. Y así he estado desde... desde que me acuerdo.

Así que, de verdad, locura no es hacer lo mismo una y otra vez


esperando resultados diferentes, sino saber que los resultados
nunca, jamás van a cambiar. Es saber que todas las puertas llevan a
esa escalera, que todas las escaleras llevan a ese piso. Locura es
darte cuenta que ya nunca duermes. Es no saber si has estado
haciendo lo mismo por días o por años. Locura, es cuando tu llanto
se va convirtiendo en carcajadas.
No le susurres al viento

No le susurres al viento
Pues sopla lejos, y hondo
Hasta la tierra de las sombras
Donde duermen cosas malas
El oír tu voz las despertaría
Las haría salir arrastrándose

No le susurres al viento
Pues hay antiguos monstruos
Que escuchan todo el tiempo
Y si una palabra secreta
Alcanza sus atentos oídos
Puede sacarlos de su tumba
A plagar el mundo con miedo

No le susurres al viento
Pues según me han contado
Los demonios saben bien
Dónde descansas tu cabeza
Y cuando la noche devore al día
En la oscuridad vendrán legiones
A llevarse tu tierna alma

No le susurres al viento
Porque el mal espera allí
Con sus garras ansiosas
Y sus oídos atentos
Sólo escuchando y esperando
A que un niño descuidado
Susurre sin saber

No le susurres al viento
Pues vienen bestias viscosas
Con ojos que brillan
Figuras delgadas y largas
Como sombras en la tarde
Por eso no puedes
No debes
Susurrarle nunca
Al viento de la noche
Las Escaleras del Diablo
(Parte 1)
Hay un lugar en la Sierra Negra de Puebla que llaman "las escaleras
del Diablo". Es una cañada donde cruza el puente de una carretera y
también un puente del ferrocarril. En uno de los costados de la
cañada están labradas unas escaleras que bajan desde la terraza de
las vías del tren hacia más o menos la mitad de la cañada, y allí
terminan. No llegan a ningún lado. Pero no significa que no sirvan
para nada, las hicieron así a propósito.
Desde tiempos prehispánicos, ese lugar tiene fama de "embrujado".
No quedan historias de por qué en esos tiempos se creía eso, pero
no hace falta; durante el virreinato, los tiempos de la revolución y
aún hasta nuestros días se han contado tantas historias de ese lugar
que cualquiera que lo conozca se mantiene tan lejos de ese lugar
como sea posible.
Las terrazas y las escaleras no son naturales, fueron construidas a
finales de los 1800, cuando se construyó el ferrocarril que pasa por
ahí. Cuando los primeros topógrafos visitaron el lugar, para tomar
las medidas y trazar el paso de las vías, se dejó de saber de ellos. Se
mandó un nuevo equipo, acompañado con fuerzas del comendador
puesto que sospechaban de bandas de bandidos en la zona. Al
investigar y según contaron los lugareños, parece ser que los
topógrafos cayeron a la cañada cuando huían despavoridos de algo.
Al preguntarles de qué estarían huyendo los ingenieros, los
lugareños dijeron, "del diablo, tal vez" y fue todo lo que dijeron.
Meses después, cuando las obras de las vías llegaron al lugar y se
preparaban los cimientos para el puente que hoy cruza la cañada,
hubo otro sospechoso accidente, donde un ingeniero y sus
ayudantes también cayeron a la cañada. Las fuerzas del para el puente, labraron a punta de pico una larga escalera que
Comendador acudieron otra vez a proteger a los trabajadores y bajaba en diagonal hasta casi la mitad del barranco y allí se detenía.
asegurarse que el progreso pudiera seguir adelante. Cuando el La idea era, que los espíritus o lo que fuera que embrujara el lugar,
batallón llegaba al lugar, se encontraron en medio del camino lo que se entretuvieran subiendo y bajando esas escaleras tratando de ver
parecía un cuerpo cubierto con una mortaja, pero los caballos se a dónde llegaban. Y aunque al principio hubo apariciones y otro
negaron a acercarse. Aún cuando los soldados desmontaron y extraño accidente fatal, una vez construidas las escaleras la cuadrilla
trataron de pialar sus caballos para rodear el cuerpo, no hubo pudo terminar de construir el puente y las vías del ferrocarril
manera de hacerlos avanzar, y reaccionaron con tanto pánico que se siguieron avanzando, dejando atrás las escaleras del diablo.
volvieron difíciles de controlar. Al final, el batallón dio la vuelta y se Mientras se mantuvieran fuera de esa terraza y sus escalones, no
hospedó durante la noche en la villa que está entre las colinas volvieron a tener problemas.
cercanas, lo que hoy es San Juan Ahuacatlán. Al día siguiente
cabalgaron de nuevo al campamento de las cuadrillas del ferrocarril, (Parte 2)
y no hallaron el cuerpo, ni nada más que les impidiera el paso. Como ya dije, cualquiera que conozca la historia del lugar se
Cuando con algo de vergüenza el capitán de la tropa le narró al mantiene bien alejado de ese paraje, pero en la época en que yo
capataz lo que había sucedido en el camino, el capataz por su cuenta exploraba la Sierra Negra en busca de cuevas, yo no conocía la
le narró una retahíla de historias de espantos y de accidentes fatales historia. Si no conoces el lugar, déjame decirte que es un paisaje
que habían acosado a su cuadrilla desde que llegaran a la cañada. hermoso. Una profunda cañada con paredes verticales de roca casi
El sargento de la tropa, un hombre de Jijona bajito, fuerte como un completamente cubiertas con helechos y orquídeas, con algunos
toro y terco como una mula, como todos los de allá, llamó aparte al árboles de amate que se sujetan milagrosamente de las paredes con
Capitán y al capataz y les dijo que el lugar estaba obviamente sus raíces extendidas como telarañas sobre los muros para
embrujado y que lo único cuerdo sería que todos se fueran y dejaran sostenerse. Al fondo del cañón corre un arroyo de agua clara que
el lugar en paz con sus espectros. Pero puesto que su misión era forma cascadas y pozas, y en general el lugar es tan bucólico que
asegurarse que ya nada interrumpiera las obras del tren, y eso sí era uno simplemente tiene que detenerse y explorar. Y tonto de mí, eso
un soldado muy obediente, dijo que tenía una estrategia que los de fue lo que hice.
Jijona usaban para los lugares embrujados. La mejor vista del lugar era una terraza justo debajo de donde
pasaban las vías del tren, que además por ser plana y cubierta de un
Al día siguiente comenzaron las obras. Empezando desde una suave césped era un lugar perfecto para acampar, así que por
terraza que se había tallado en la piedra para extraer el material supuesto me instalé en ese lugar. Habiendo terminado de montar el
campamento, estaba de pie en la orilla contemplando el paisaje al "A que no llegas al final," insistió. "Te devuelvo tu alma si hallas el
atardecer, y por supuesto preguntándome quién habría hecho esos final."
escalones, y por qué nunca los terminaron. A la sombra de la cañada Me di la vuelta y corrí en un pánico ciego. La pared de esa terraza
y de su maleza, los escalones están cubiertos de un brillante musgo debe haber sido la escalada más rápida de mi vida. Corrí sin
verde y coloridos racimos de hongos. Se ven muy resbalosos, y como detenerme hasta llegar a San Juan Ahuacatlán y hasta el fondo de su
no llegan a ninguna parte no intenté bajar, sólo los contemplaba iglesia, donde prácticamente me metí bajo el altar como un ratón
como parte del paisaje. asustado. Me quedé allí hasta recuperar el aire y tranquilizarme un
De pronto una voz dijo detrás de mí, "a que no bajas". poco, al salir tomé el primer autobús que pasó, sin importarme a
Volteé ligeramente espantado por lo repentino del sonido, y dije dónde iba. Hasta donde sé, mi casa de campaña y todos mis tiliches
"¿disculpe usted?". Curiosamente no estaba seguro de si la voz me siguen allí en esa terraza. Y allí seguirán, porque seguramente si
había hablado en español o en náhuatl, y viendo al que había alguien baja a la terraza a recogerlos, va a aparecer Cabezadeoso
hablado seguía sin estar seguro. Era un hombre viejo, pero como para ofrecerles un trato. "Claro, muchacho. Sólo tienes que
con todos los indígenas de esa zona, era difícil decir si era viejo de encontrar para mí el final de esas malditas escaleras, y podrás
40 años o de 100. Tenía los ojos tan negros y brillantes que parecía llevarte lo que quieras. Menos tu alma."
no tener pupilas. Iba descalzo, todo vestido de alguna clase de cuero
negro y con la cabeza cubierta con una especie de tocado hecho con
la piel y la cara de un oso negro. Usaba uno de esos bastones de
caña que la gente de la sierra usa para caminar los senderos
escabrosos, pero el suyo estaba rematado en la punta con cuentas,
hilos y figuras de cuero de formas variadas.
"Apuesto a que no puedes bajar hasta el final", dijo sin mirarme,
viendo hacia la escalera.
Lo contemplé unos segundos y luego miré hacia las escaleras y casi
muero del susto. Allí estaba el señor Cabezadeoso, en el fondo de la
escalinata. Miré de nuevo detrás de mí, y por supuesto él ya no
estaba allí. Me quedé mirándolo unos segundos allá en la escalera,
sin saber qué pensar y sin poder reaccionar.
Hermanito

Detesto cuando mi hermanito tiene que irse.

Mis papás me dicen todo el tiempo lo enfermo que está. Que yo


tengo suerte de tener un cerebro donde todas las sustancias fluyen
debidamente a sus destinos como ríos. Cuando me quejo de lo
aburrida que estoy sin mi hermanito menor para jugar con él, tratan
de hacerme sentir mal señalándome que su aburrimiento es
seguramente mucho peor que el mío, considerando su encierro en
un cuarto acolchonado en un manicomio.

Siempre les ruego que le den sólo una última oportunidad. Por
supuesto, lo hacían al principio. Él ha regresado a casa varias veces,
cada vez por menos tiempo que la anterior. Cada vez, sin falla, todo
comienza de nuevo. Los gatos del vecindario con los ojos sacados
apareciendo en su cofre de juguetes, las navajas de rasurar de mi
papá puestas en la resbaladilla del parque de enfrente. Las
vitaminas de mi mamá cambiadas por tabletas de cloro. Mis papás
tienen ahora mucho cuidado con eso de las "últimas
oportunidades". Dicen que su enfermedad lo hace encantador, que
es muy fácil para él fingir normalidad, y engañar a los doctores que
lo cuidan para que crean que está rehabilitado. Que sólo voy a tener
que aguantar mi aburrimiento si eso implica que esté a salvo de él.

Detesto cuando mi hermanito tiene que irse. Tengo que fingir que
me porto bien hasta que él esté en casa...

También podría gustarte