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Jessica Orjuela López 10C

Desarrollo taller “artículos de opinión”


1. El tema a tratar de los dos artículos es la manera en la que se expresa el
teatro, y la perspectiva de los dos autores hacia este, también de si es o no
es útil y artístico.
2. En el primer artículo de opinión, Héctor Abad habla de su fobia por el teatro
y la forma en que este se expresa, hace comparaciones de los autores,
haciéndolos pasar como sapos para explicar cuando las personas sienten
miedo o fobia por ellos, aclara que prefiere el cine, ya que le gustan los
efectos de realidad, y también los dramas escritos.
En el segundo artículo de opinión que pertenece a Fabio Rubiano, él le
responde a Héctor su crítica sobre el teatro, y le dice que el teatro expresa
realidad, creando obras que actualmente no están de moda, es decir, tiene
un punto de vista más extenso, también le aclara que detrás de todo lo que
se ve en el cine, hay una extensa preparación desde un teatro, es decir que
el cine es hijo del teatro. Héctor cometió errores, como por ejemplo
históricos, y el haber comparado obras y autores (o narradores) que no
tienen nada que ver uno con el otro.
3. La postura que los dos columnistas plantean es sobre el teatro en su
máxima expresión, cada uno con sus propios argumentos de como lo
perciben, ya que es la única manera de que ellos puedan defender su
postura, con bases reales. Y finalizan con su propia conclusión de su
postura. La columna de Fabio tiene mejores argumentos ya que el sustenta
su punto de vista con argumentos claros y concisos.
4. Así como existen personas que están de acuerdo con lo que Héctor
plantea, sobre la preferencia del cine, o poder leer dramas o cualquier tipo
de obras, también hay personas que se sienten mas identificados con lo
que Fabio plantea, sobre preferir más el arte y la forma en la que el teatro
es representado, y los géneros clásicos. Depende de los gustos del lector,
este elegirá su postura, si la de Héctor o la Fabio.
5. En las dos columnas de opinión se presentan dos posturas totalmente
distintas, sin embargo estas dos posturas no son las únicas, cualquier otro
lector/espectador puede señalar una opinión mucho mas rigurosa sobre las
fobias, pongamos por caso: cuestionar si las fobias realmente existen (lo
cual resultaría en apoyar cualquiera de las dos tesis anteriormente
presentadas) o la opinión de alguna persona mas experimentada en el
tema, que pueda brindar información concreta de lo que realmente se
trabaja en el teatro.
Columna de opinión. (Desigualdad de género)
El valor y reconocimiento que las mujeres merecen.
Es claro que en temas claves para la sociedad, más allá de las diferencias
ideológicas y filosóficas, una mayor participación de las mujeres enriquecería la
discusión y cambiaría la forma de aproximarnos a los temas y seguramente las
decisiones y políticas adoptadas. No voy a decir que automáticamente serían
mejores. Pero con seguridad serían distintas y más representativas.
En el mundo de las empresas la situación no es mucho mejor. El porcentaje de
mujeres en posiciones de dirección y liderazgo tampoco supera el 30% en las
juntas directivas y no alcanza el 20% entre los presidentes de compañías. Es claro
que el famoso techo de cristal, esa barrera dura e infranqueable pero no admitida,
que les impide a las mujeres acceder a los cargos más elevados de la jerarquía
empresarial sigue siendo una realidad. Esto es más impactante aun cuando se
mira el incremento de la participación de la mujer en el mercado laboral, el cual no
ha dejado de crecer.
Y no es cierto que no estén preparadas. Hoy hay más mujeres que hombres
estudiando en la universidad. En ese campo, pareciera que las diferencias se han
nivelado. Pero seguimos teniendo una diferencia importante en los temas de
ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas, o sea las carreras de la innovación
y el futuro. Y ahí juega el patriarcado en hogares y muchos colegios. Se considera
erradamente que ese tipo de disciplinas es para los hombres y que ellos tienen
más aptitud que ellas. Eso no es cierto.
Como lo muestran varios estudios, es la forma como enseñamos ciencias y
matemáticas que está mal. Hay un prejuicio latente en contra de las mujeres en
esos campos. Y hay un círculo vicioso que hay que romper: No se reconoce
suficientemente a las mujeres que triunfan en estas carreras. Por lo tanto, no
hay modelos a seguir, y muchas veces las mismas estudiantes sienten que ese
camino no es para ellas. Ahí tenemos que cambiar el modelo educativo y de
orientación profesional.
En el mundo laboral los números son contundentes. Según los resultados del
estudio de McKinsey sobre el tema, las empresas que son más diversas por
género y raza tienen mayor probabilidad de generar ingresos superiores a los del
sector al que pertenezcan. El estudio concluye que la diversidad atrae talento,
mejora el clima organizacional, y la capacidad de conectarse con los
consumidores. Lo anterior termina por mejorar los resultados financieros.
Hay cosas que podemos hacer para reducir el sesgo antifemenino en el campo
laboral. Por supuesto, lo primero es la igualdad de remuneraciones. Es
inaceptable que, a mismas responsabilidades y cargos, haya casi un 20% de
diferencia en el pago, solo atribuible al género.
También hay que atacar los sesgos legales. Muchos empresarios prefieren
contratar y promover hombres para evitar el “problema” del embarazo y la licencia
de maternidad. La representante a la cámara Juanita Goebertus presentó una muy
buena iniciativa para que la licencia de maternidad sea compartida por padres y
madres. Eso ayudaría a acabar con esa excusa para seleccionar hombres en el
trabajo. Más importante aún, manda la señal de la importancia de la paternidad
responsable, entendida como una presencia y dedicación reales, y no
simplemente como el aporte económico al hogar.
Es imposible reflexionar sobre este tema sin tocar el tema de la violencia sexual,
física y sicológica contra las mujeres. Al igual que contra la violencia infantil, el
primer paso para erradicarla es atacar los estereotipos sociales que la banalizan y
normalizan. Para ello no basta con subir las penas. Se requiere efectividad de la
justicia y sanción social. Para eso el Estado y sociedad deben mostrar empatía,
cuidado y respeto por las mujeres víctimas de violencia que se atreven a
denunciar.
Tenemos un largo camino por recorrer como sociedad para respetar, tratar con
igualdad a las mujeres. Y mientras tanto nos estamos desperdiciando e ignorando
ideas, sensibilidades y propuestas de solución para nuestro país. Si no lo
hacemos por convicción ética, hagámoslo al menos por interés racional.

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