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Introducción

El duelo es una de las experiencias más dolorosas por la que puede pasar una persona, debido
a la pérdida de un ser querido en donde cada individuo tiene una forma personal de vivirlo, en
donde existe una afectación emocional que conlleva en la dimensión física, cognitiva,
fisiológica y de la conducta del duelo, las cuales son vitales en el comportamiento humano.

Existen varias fases del duelo, una de las más conocidas es la de la psiquiatra Elisabeth
Kübler-Ross para ella el duelo es un proceso por el cual las personas lidian luego de una
perdida, donde plantea la teoría de cinco etapas por las que la persona atraviesa luego de una
pérdida significativa, planteó la negación, ira, negociación, depresión y aceptación como
etapas del duelo.

La forma en que los individuos expresan el duelo está estrechamente relacionada con la
cultura a la que se pertenece (por ejemplo, el vestirse de negro en la etapa de duelo es una de
las más conocidas socialmente), la edad de la persona que fallece y la manera en la que
sucedió la muerte de manera anticipada (personas enfermas) o repentina (las muertes
violentas), la cual hace que las manifestaciones y síntomas de cada individuo sea diferente.
Duelo

Todos en algún momento de la vida hemos perdido algo o a alguien, a lo cual


llamamos duelo, según la Real Academia Española Duelo del latín tardío dolus “dolor”;
lástima, aflicción o sentimiento, pero algunos autores que abordan la psicología tienen
diferentes puntos de vista y hasta han llegado a plantear que este se manifiesta por etapas
o fases, Freud en su libro “Duelo y Melancolía” lo definen de la siguiente manera “El
duelo, es por regla general, la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una
abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc.” (Freud 1856-
1939) frente a esto se puede decir que para Freud es normal que una persona pase por esta
situación al tener una pérdida, siendo mediante el duelo la manera en que la persona
afronta la pérdida.

El duelo es uno de los procesos más difíciles por los que pasa el ser humano, a
algunas personas les cuesta más afrontarlo que a otras, ya sea, por tiempo, estabilidad
emocional y psicológica; Lindemann plantea algunas situaciones por las que la persona
pasa durante un duelo: problemas somáticos, preocupaciones con el fallecido, reacciones
hostiles, culpa y pérdida de patrones de conducta (Ripoll, 2007, citado por Sotto, 2009),
evidenciando que la persona genera un desequilibrio en la homeostasis. Para Kübler-Ross
el duelo es un proceso por el cual las personas lidian luego de una perdida, ella plantea la
teoría sobre una etapa por las que la persona atraviesa luego de una pérdida significativa,
planteó la negación, ira, negociación, depresión y aceptación como etapas del duelo.

El psicoanalista e investigador Bowlby define el duelo como “todos aquellos


procesos psicológicos, conscientes e inconscientes, que se ponen en marcha debido a la
pérdida de una persona amada” (Bowlby 1993). El duelo es un proceso subjetivo,
apoyándonos en las teorías de algunos autores podemos ver que no todas las personas lo
viven de la misma manera y no todas pasan por las mismas etapas ni en el mismo orden.

Esta propuesta va dirigida a la población de adultos intermedios donde sus características son
las siguientes:
Adultos intermedios (40 a 49 años). En este grupo predomina el enfrentamiento a cambios
familiares y entre parejas, producido en parte -o quizás el detonante - por el proceso de
cambio de los estereotipos sexuales que está dando paso a nuevas formas de interacción entre
sexos y entre generaciones, especialmente si tuvieron a sus hijos a temprana edad: Además se
enfrentan a notables cambios derivados del Climaterio que, hoy se ha comprobado, acune con
poca diferencia de edad en ambos sexos pero es más dramático, por ser visible, en las mujeres
que ya entran a la Pre-menopausia. Las canas, la pérdida de cabello y la flacidez muscular,
especialmente en el hombre, son considerados negativos porque se contrapone con el actual
modelo de "juventud" perenne, especialmente en el campo laboral donde se ven día a día
desplazados. De todo esto derivan problemas psico-sociales novedosos y serios si no hay
prontas soluciones. (Mansilla, 2000, p 112).

En esta edad los cuerpos les envía señales de que no son tan jóvenes, ágiles, y fuertes como
alguna vez lo fueron. Piensan con frecuencia creciente cuántos años más les quedan y en
aprovecharlos. (Neugarten,1967). A menudo, sobre todo después de la muerte de ambos
padres adquieren la conciencia de ser la generación mayor o la siguiente en la línea para
morir (Scharlach y Fredriksen, 1993).

En el DSM-IV se reconoce el duelo como problema que puede ser objeto de atención clínica;
indica que durante los dos primeros meses pueden presentarse síntomas depresivos
característicos de un episodio depresivo mayor que pueden considerarse normales si no se
prolongan más de este tiempo ni presentan peculiaridades que pueden hacer sospechar la
presencia de un duelo patológico. Por otra parte, la pérdida de seres queridos está entre los
principales problemas psicosociales relativos al grupo primario de apoyo y al ambiente
social, clasificables en el eje IV de la clasificación multiaxial.

William Worden nos habla de un modelo “trabajo de duelo” tras sufrir la pérdida de un ser
querido, el cual aborda la elaboración en el proceso del duelo, este modelo se divide en cuatro
fases donde el individuo realiza algunas tareas:

La primera fase es la aceptación de la pérdida, al ocurrir esta, la persona genera un


mecanismo de defensa donde se niega la dolorosa perdida, esta negación es variable y puede
darse en diversas maneras, para ello es importante que en esta primera fase se comprenda
tanto racional como emocionalmente que la persona ha fallecido, los rituales funerarios,
asistir al cementerio, dirigirse a esa persona fallecida en pasado, hablar sobre lo ocurrido,
ayudan a enfrentar al doliente la realidad de la pérdida.

La segunda fase es el trabajo de las emociones y el dolor de la perdida, tras aceptar


la pérdida en ocasiones la persona se niega a sentir el dolor y experimentar las emociones,
buscando actividades de distracción (salidas, alcohol, fiestas) o aquellas frases como
“debo ser fuerte”, esta fase ayuda a que el doliente exprese sus sentimientos, ya que al
aceptar la pérdida, las emociones se intensifican y al evitarlas o prolongarlas podrían
generar consecuencias en la salud física y emocional, actividades como hablar o escribir
sobre el fallecido o sobre las emociones que se están experimentando, dibujar, hacer uso
de la imaginación guiada, ayudan a experimentar y liberar las emociones que la persona
está sintiendo.

La tercera fase es adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente, para el


individuo retomar las tareas que tenía la persona fallecida no es fácil, pero es necesario
que la persona elabore este proceso para así realizar los ajustes internos y externos y
adaptarse a la vida sin el fallecido, en esta fase se trabaja el poder resolver problemas,
generar estrategias y herramientas para que el individuo pueda afrontar y responder a las
demandas que tiene ahora.

La cuarta y última fase es reubicar emocionalmente al fallecido y continuar


viviendo, no se olvida a la persona fallecida ni tampoco lo vivido con ella, esta fase
consiste en la reubicación emocional que se tiene hacía la persona fallecida, recordandolo
con amor y no con dolor, llegando a que con el tiempo ya no se recuerde con intensidad
exagerada al fallecido, sino generar tranquilidad para nuevos sentimientos en los que se
tenga la capacidad de mantener el recuerdo y que al mismo tiempo permita a la persona
seguir viviendo sin ellos y compartiendo con quienes le rodean.
Referencias

Cabodevilla I. (2007) Las pérdidas y sus duelos. Recuperado de


http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1137-66272007000600012

Chajud S, Estremero J. (2004) Actualización: Duelo. PDF

Costabile, D. (2016) “Una mirada desde el psicoanálisis a los procesos de duelo en adultos”
Recuperado de
https://sifp.psico.edu.uy/sites/default/files/Trabajos%20finales/%20Archivos/trabajo_finall_d
e_grado_daniela_costabile.pdf

DSM IV. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Barcelona, ed.
Masson, 1995.

Mansilla, M. E. (2000) Etapas del Desarrollo Humano. Recuperado de:


http://sisbib.unmsm.edu.pe/bvrevistas/investigacion_psicologia/v03_n2/pdf/a08v3n2.pdf

Oviedo Soto, SJ., Parra Falcón, FM., Marquina Volcanes, M. (2009) La muerte y el duelo
Recuperado de http://scielo.isciii.es/pdf/eg/n15/reflexion1.pdf

Papalia, D.E., Martorell, G., (2017), Desarrollo humano decimotercera edición, Ciudad de
México, McGraw-Hill.

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