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Revisión de autores

Durante los dos primeros años de vida el niño percibe la pérdida y sufre y pone
los sentimientos en la separación, pero no puede comprender el significado de
la muerte. No existe un concepto de la muerte, ésta equivale a la separación, bajo
la percepción de que falta algo o alguien.

John Bowlby (1907-1990, psicólogo, psiquiatra y psicoanalista inglés) y Colin


Murray Parkes (1928-, psiquiatra inglés) plantean cuatro fases del duelo que se
pueden encontrar tanto en niños como en adultos.
 Fase de entumecimento o shock: en esta primera fase nos encontramos ante
una fuerte desesperación. Las reacciones son de negación, no aceptación y a
menudo turbación.
 Fase de anhelo y búsqueda: se caracteriza por la búsqueda de la persona
fallecida y un período de nostalgia y melancolía. La persona puede
sentirse apática e indiferente, presentar agitación y pensamientos continuos sobre
la persona que falta.
 Fase de desorganización y desesperanza: en esta tercera fase, la realidad
empieza a asentarse y la persona puede sentirse arrastrada por los
acontecimientos. Suelen presentarse sentimientos de desesperanza, relacionados
con pensamientos frecuentes acerca de recuerdos y momentos compartidos con
el fallecido.
 Fase de reorganización: a lo largo de esta fase los aspectos más incapacitantes
del duelo comienzan a remitir y la persona empieza a experimentar una mejora en
su día a día, siendo progresivamente más capaz de lidiar con sus emociones.
Puede aparecer una sensación combinada de alegría y tristeza.

Bolwby, J. (1982) Loss: Sandness and Depression (Attachment and Loss).


Random House.
Modelos de duelo como enfermedad Erich Lindemann en 1944, fue el primero en
describir la sintomatología física y mental del duelo agudo, y en demostrar con
datos de seguimiento que las formas de reacción de la gente eran bastante
similares. Consideraba el duelo como un síndrome o conjunto de síntomas, cuya
evolución podría variar en función del tipo de pérdida y de las experiencias previas
del duelo. Describió las características del duelo normal como: 1. Algún tipo de
malestar somático o corporal 2. Preocupación por la imagen del fallecido 3. Culpa
relacionada con el fallecido o con las circunstancias de la muerte 4. Reacciones
hostiles 5. Incapacidad para funcionar como lo hacía antes de la pérdida 6.
Parecían desarrollar rasgos del fallecido en su propia conducta George Engel, un
psiquiatra inglés (1964) estableció un paralelismo entre el duelo y la fisiología de
una herida física. Es decir, que al igual que en ésta, podemos observar que
algunos individuos curarían por completo de su duelo; en otros quedarían
secuelas leves y en otros una alteración permanente de sus funciones.
Para la CIE-10, el duelo no es admitido como entidad característica, y si queremos
definir un proceso de duelo, debemos referirnos al apartado de los trastornos
adaptativos breves, si el periodo de tiempo desde el fallecimiento es inferior a 6
meses, o prolongados, si dura hasta 2 años. Si después de este tiempo persisten
síntomas habrá que recurrir a clasificar el proceso dentro de los trastornos
correspondientes. Sin embargo, recientemente, el DSM-IV ha introducido un
apartado específico sobre el duelo normal, reconociéndolo como una entidad con
características propias. Define el duelo como una reacción a la muerte de una
persona querida, afirmando que en muchos casos se confunde con una reacción
depresiva mayor, recomendando hacer este diagnóstico en caso de que los
síntomas persistan más de 2 meses después de la pérdida
Guillem, Romero, Oliete. (). Manifestaciones del duelo. Consultado de
http://www.seom.org/seomcms/images/stories/recursos/sociosyprofs/documentaci
on/manuales/duelo/duelo08.pdf

Las seis R's de un proceso de duelo, según Terrése Rando


1-Reconocer la pérdida
2-Reaccionar, expresar emociones y sentimientos
3-Recordar la relación
4-Replantear la nueva vida
5-Reacomodarse en un mundo nuevo
6-Reinvertir y buscar nuevos proyectos

En la primera fase, reconocer, ya notamos la ausencia del ser amado, emergen


los recuerdos, la búsqueda de la persona; y al no encontrarla se experimenta una
gran sensación de vacío. En esta parte la tarea que ha de seguirse
seria reaccionar ante la separación, que consiste en identificar, aceptar y expresar
emociones y sentimientos. Aquí le damos nombre a nuestro sentimiento y
detectamos la necesidad que se encuentra detrás del sufrimiento.

La tarea es recordar y reexperimentar la relación; admitir y revivir de manera


realista los sentimientos, los recuerdos y los momentos compartidos, tanto buenos
como malos. Ya que se aceptó lo irreparable de una muerte y que se entiende no
hay nada que podamos cambiar, se empieza la tarea de vivir sin el ser amado. La
tarea que se va a cumplir es replantear los papeles; esto es, estar dispuesto a
replantear la identidad previa, el estilo, los valores y las prioridades de la forma
anterior de vida, aceptar que el mundo pasado ha cambiado irremediablemente.

La acción es el acto, la conducta encaminada a buscar el satisfactor de la


necesidad. En esta fase la persona continúa con su vida cotidiana, con
sufrimiento, pero es capaz de vivir. La tarea que ha de realizarse en esta fase es
la de reacomodarse: adaptarse a un mundo nuevo, diferente e incompleto si se le
compara con el anterior; sustituir la relación presencial por una nostalgia y
recuerdos.

El retiro es la conclusión del proceso y la disolución de la figura, una vez que se ha


producido la asimilación. Aquí ya se puede recordar a la persona como ausente,
con cariño, como alguien que ya no está, pero sin que esto le haga estallar en un
llanto descontrolado o desgarrador. Cuando esto ocurre podemos decir que se
llegó al final del duelo, a la fase de aceptación.

La tarea que se va a desempeñar en esta fase consiste en reinvertir la energía


psicológica: orientar el amor, el interés y la dedicación que ligaba al doliente con
quien murió hacia la búsqueda de nuevos proyectos, ilusiones, afectos y motivos
para vivir.

Castro. (2008). TANATOLOGIA LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EL PROCESO


DE DUELO. México. Trillas. 2da edición
https://es.scribd.com/doc/231900708/La-Inteligencia-Emocional-y-El-Proceso-de-Duelo
Tareas del duelo infantil
En el duelo adulto, y tambíen en el duelo infantil, se dan cuatro tareas básicas,
según el psicólogo Robert A. Neimeyer. No siempre en el mismo orden, y a veces
superpuestas. Son las siguientes:
Asumir la realidad de la pérdida. Muy a menudo las pérdidas producen sorpresa, e
incluso incredulidad. Más cuanto mayor y más significativa es la pérdida.
Asumir las emociones relacionadas con la pérdida. Los duelos duelen. No hay
atajos emocionales ni afectivos.
Aprender a vivir con la realidad de la pérdida. Asumir la nueva identidad.
Olvidar recordando. Reubicar el objeto perdido. Relacionarse de otra forma con el
recuerdo de aquello que se perdió, dejando espacio para seguir adelante,
incorporando lo nuevo sin dejar de lado lo perdido.
Tipos de duelo
Los niños, como los adultos, pueden desarrollar diferentes tipos de duelo. Estos
son los principales tipos de duelo que pueden darse:
Anticipado. Se pone en marcha antes que suceda la pérdida, cuando esta es
predecible.
Congelado. El duelo empieza pero se para en un punto determinado. No se
adelanta en las tareas del duelo.
Crónico. No se resuelven les tareas del duelo.
Ausente. Cuando la persona hace una negación de la pérdida. No se afronta la
situación. El duelo no empieza.
Inhibido. Cuando hay una dificultad de expresión de los sentimientos. Hay
malestar psicosomático.
Desautorizado. Socialmente o familiarmente no se acepta que la persona esté en
duelo. En niños muy a menudo se subestima el duelo por la muerte de sus
mascotas.
Distorsionado. Hay una reacción desproporcionada. Suele pasar cuando hay un
duelo previo, que amplifica la intensidad del duelo más reciente.

Fases del duelo infantil


Shock. Incredulidad, desconcierto. Puede ser que la persona actúe como si nada
hubiera pasado, o bien que se paralice. Es un mecanismo protector que permite
abordar la información, una especie de evitación pasajera de la realidad.
Búsqueda. Urgencia por reencontrarse con el objeto perdido. Frustración, rabia,
culpa. Pérdida de la sensación de seguridad. Agresividad.
Desorganización. Sentimientos depresivos, ausencia de ilusión para la vida.
Consciencia de la irreversibilidad. Tristeza, llanto, vacío, soledad, apatía,
desinterés.
Organización. Se empieza a poner en funcionamiento los recursos propios.
Adaptación a la nueva realidad.
En el duelo infantil, se acentúan algunas reacciones que se inscriben en el
proceso normal del duelo: negación de la realidad, conductas regresivas,
agresivas, vulnerabilidad, miedo, culpabilidad, ocuparse de los demás, cuidar,
controlar…
La muerte en el duelo infantil
Cuatro cosas básicas a explicar sobre la muerte para ayudar en el duelo infantil:
ES UNIVERSAL
ES IRREVERSIBLE
EL CUERPO YA NO FUNCIONA
LA MUERTE TIENE UN PORQUE Y ES UNA CAUSA FÍSICA
Hasta los dos años
A esa edad tan temprana, los niños no tienen una construcción cognitiva del
significado de la muerte. Pueden sentir la ausencia, y pueden reaccionar con un
proceso de duelo consecuente. Son sensibles a los cambios de rutinas, y al
estado de ánimo de los adultos de referencia.
Si están elaborando el duelo, pueden tener rabietas y llantos más intensos.
Pueden hacer regresiones y mostrarse más dependientes.
Entre los 3 y los 6 años
El pensamiento tiende a la subjetividad, al egocentrismo y a la literalidad.
Entienden la muerte como un estado temporal, reversible.
Pueden creer que ellos mismos o sus padres son inmortales.
Debemos usar un lenguaje claro y objetivo, y responder sus preguntas de manera
directa puede ayudarles a clarificar.
Su inmadurez cognitiva les llevará a sentirse confusos y atónitos.
Pueden preguntar insistentemente sobre la persona que ha muerto, hacer como si
nada no hubiera pasado.
O también pueden mostrarse más dependientes, y buscar más a menudo la
compañía de los adultos.
Entre los 6 y los 10 años
A esa edad, el duelo infantil cada vez se parece más al duelo adulto. Los niños
van entendiendo que la muerte es definitiva. Hacia el final de esa etapa, pueden
incluso entender la muerte en relación a sí mismos.
Pueden tener interés sobre los ritos funerarios y pedir participar. Más adelante
también se preguntarán por temas metafísicos y religiosos, por el sentido de la
vida. El duelo puede manifestarse con sentimientos de rabia y enfado, pueden
acentuar conductas oposicionistas.
Pueden estar muy preocupados sobre cómo su vida puede cambiar, cómo serán
sus nuevas rutinas; pueden buscar a la persona que ha muerto. O también pueden
mostrarse muy angustiados y preocupados por la seguridad de sus personas de
referencia.
Neimeyer. (2002). Aprender de la perdida. Barcelona. Paidos
https://es.scribd.com/document/338077284/Libro-Aprender-de-la-perdida-R-
Neimeyer-pdf

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