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AUN NO Copia de 126511594-Vinculos-Individuacion-y-Ecologia-Humana PDF
AUN NO Copia de 126511594-Vinculos-Individuacion-y-Ecologia-Humana PDF
ISBN: 978-958-631-613-2
Hecho el depósito que establece la ley
© Derechos Reservados
Universidad Santo Tomás
Corrección de estilo
Camilo Cuéllar Mejía
Diseño y diagramación
Massayel Cuéllar Hernández
CONTENIDO
Presentación............................................................................................ 5
Primera parte
CONCEPTUALIZACIÓN................................................................ 11
Segunda parte
METODOLOGÍA.............................................................................. 99
3
Tercera parte
RESULTADOS................................................................................ 131
Cuarta parte
CONCLUSIONES E IMPLICACIONES....................................... 279
REFERENCIAS..................................................................................... 301
Vínculos, individuación y ecología humana
PRESENTACIÓN
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Ángela Hernández Córdoba
Por otra parte, siendo consciente la Maestría del encargo social de aportar
alternativas de comprensión e intervención de los fenómenos psicológicos
y sociales propios del momento histórico que vivimos, ha intentado no sólo
ofrecer una formación sólida en el campo de la psicoterapia sistémica, sino
generar modalidades de abordaje que sean coherentes con las complejas de-
mandas de ayuda de los individuos, las instituciones y las comunidades. Para
cumplir con esos propósitos ha considerado que la investigación es una con-
dición sine qua non, sobre todo porque nuestra idiosincrasia y las particulari-
dades de la problemática que nos aqueja, exigen propuestas originales, opor-
tunas y viables en nuestro entorno. Adicionalmente, en consonancia con la
preocupación histórica por el restablecimiento del tejido social, comprender
las sutilezas que construyen nuestro mundo relacional es un aporte pertinente
a la búsqueda de un nuevo orden en el cual tengan lugar tanto la diversidad y
la diferenciación como la capacidad de coordinar acciones entre los distintos
actores y sectores de la sociedad (Hernández y Bravo, 2004).
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Vínculos, individuación y ecología humana
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Vínculos, individuación y ecología humana
En el tercer grupo hay dos estudios sobre los sistemas que se configuran alre-
dedor de problemas de rendimiento y adaptación escolar, uno en el nivel de
primaria y otro en el nivel universitario. El cuarto grupo se enfoca en las diná-
micas vinculares posteriores a la muerte del padre policía en actos del servicio
y al ingreso de adultos jóvenes desvinculados de grupos armados irregulares a
un programa estatal de reinserción.
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Ángela Hernández Córdoba
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Primera parte
CONCEPTUALIZACIÓN
Vínculos, individuación y ecología humana
I. VINCULACIÓN Y AUTONOMÍA
EN LA PSICOLOGÍA CLÍNICA COMPLEJA
El individuo es un proceso
de diferenciación colectiva
jamás terminado.
J. Miermont, L’Homme autonome.
(Miermont, 1995, p. 318).
nuevo contrato social, por el cual cada quien tenía que establecer con los
dueños del capital y las fuentes de trabajo una relación directa y personal y
no como parte de la masa amorfa beneficiaria del monarca o del señor feudal
en las épocas precedentes. De esta forma emergieron en el terreno de las
exigencias socioeconómicas las diferencias individuales, el mundo subjetivo y
la desviación de la norma, como fenómenos que justificaban la existencia de
una disciplina que aportara no sólo a la evaluación, sino sobre todo a la mo-
dificación de los sujetos, para que se ajustaran, por métodos científicos, a los
estándares y a las condiciones individuales y colectivas del nuevo orden social.
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Vínculos, individuación y ecología humana
• Los seres vivos, autoorganizadores, son tanto sistemas cerrados que pro-
tegen su integridad y su identidad como sistemas abiertos a su ambiente,
en donde intercambian materia, energía, información y organización. Por
esto son seres auto-eco-organizadores y en esa medida toda autonomía se
construye dentro y por la dependencia ecológica, tanto natural como social
y cultural, a través de estos procesos también llamados autorreferenciales.
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Ángela Hernández Córdoba
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Vínculos, individuación y ecología humana
Por esta razón, según dice Morin (1994, p. 286), “como sujetos estamos ins-
critos en la biología, en la sociedad y en la historia; poseemos genes que nos
poseen; nos sometemos al destino de nuestra vida, forjándola en la experien-
cia; hacemos la sociedad que nos hace y escribimos la historia que nos narra”.
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Ángela Hernández Córdoba
Por otra parte, el sujeto es a la vez egocéntrico y realista, pues para mante-
nerse vivo eficazmente requiere que egocentrismo, subjetividad y represen-
tación objetiva del mundo vayan juntos.
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Ángela Hernández Córdoba
Así uno llegue a comprender todos los detalles de cada historia de vida se-
paradamente, su dimensión suprapersonal no se revelará en una lectura in-
dividual. Si cada sistema emerge y se mantiene a través del establecimiento
de una relación de complejidad creciente, se comprende cómo una pequeña
intervención puede movilizar un cambio significativo de gran magnitud. Visto
así, todo proceso de ayuda a la familia implica la formación de un nuevo siste-
ma, cuyos componentes y conexiones van estableciéndose a medida que se
organiza la relación entre agentes y consultantes, en función del cambio de la
situación insatisfactoria.
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Vínculos, individuación y ecología humana
Se parte entonces del supuesto de que la instancia a la cual acuden las familias
o sus miembros para solicitar la ayuda adquiere el rol de marcador de con-
texto que define la naturaleza del problema y las personas que se incluirán en
el proceso tendiente a solucionarlo (Hernández, 2005). Así, en el contexto
médico, el problema es definido como una enfermedad y se explica por la
sumatoria de factores etiológicos bio-psico-sociales, uno de los cuales son las
relaciones familiares. Por tanto, aquí la búsqueda de la intervención familiar es
con mucha frecuencia una alternativa ante el fracaso del tratamiento farmaco-
lógico y de la psicoterapia individual.
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Ángela Hernández Córdoba
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Vínculos, individuación y ecología humana
El análisis de las observaciones que reportan las tesis permite apreciar efectos
vinculares específicos en la relación portador del síntoma-familia–tratantes,
correspondientes a los diversos tipos de problemas contemplados. Esas espe-
cificidades se aprecian en las competencias epistémicas de los equipos tratan-
tes, en los procesos de ritualización y en las producciones míticas existentes y
emergentes a través de la metodología aplicada de investigación-intervención,
cuya ampliación es el objeto de los capítulos siguientes.
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Vínculos, individuación y ecología humana
Los objetivos de este capítulo son contrastar someramente las diversas acep-
ciones que la noción de vínculo ha tomado en los principales enfoques psico-
lógicos que lo contemplan como objeto de estudio y analizar sus implicaciones
clínicas e investigativas para el desarrollo de los objetivos del proyecto institu-
cional, cuyos resultados se reportan aquí.
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Ángela Hernández Córdoba
Psicoanálisis Eco-eto-
Etología Teoria del Terapia
vincular antropo-
clásica apego sistémica
contemporáneo logia
Cibernética
de primer
orden:
Bowen y
Boszormen-
Transición al yi-Nagy;
Paradigma paradigma Epistemo-
Pensamiento
científico sistémico: logía cons-
Positivista Positivista ecosistémico
subya- cibernética tructivista,
y complejo
cente de primer cibernética
orden de segundo
orden: Minu-
chin, Olson;
Construccio-
nismo social:
Byng-Hall
Diferencia- Vínculo
ción, lealtad, configurado
Sistema de
Vínculo como cohesión, por tres
Con- Impronta y apego como
expresión del mundo seguridad operadores
ceptos acostumbra- fuente de
intersubjetivo y fuen- básica, témporo-
básicos miento seguridad
te de significación Amalgama- espaciales:
básica
miento-desli- mitos, ritos
gamiento y epistemes
Interacción
compleja
Entrelaza-
de múltiples
Fundamen- El apego miento de la
niveles de
Mecanis- tos filogené- como dinámica fa-
Construcción repre- realidad:
mos expli- ticos que se necesidad miliar como
sentacional del otro biológico,
cativos del activan en la fundamental contexto de
y de la relación psicológico,
vínculo interacción de supervi- la diferen-
familiar,
temprana vencia ciación
social,
individual
histórico,
ecológico
Contexto
ecológico:
No espe- El niño o las Familia mul- individuo,
Participan-
cífica. Su experiencias tigeneracio- familia,
tes en la Individuo
interés no es tempranas nal y familia comuni-
terapia
terapéutico del adulto actual dad, red
institucional
y social
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Vínculos, individuación y ecología humana
Psicoanálisis Eco-eto-
Etología Teoria del Terapia
vincular antropo-
clásica apego sistémica
contemporáneo logia
Movilización
Reconstruc- de las pautas
ción de las de interac-
experiencias ción en la
Movilización
tempranas ecología de
Factores de las pautas
Representaciones No específica de apego. los vínculos,
de cambio de interac-
Prevención, a través de
ción familiar
trabajando la movili-
con las zación de
madres mitos, ritos
y epistemes
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Vínculos, individuación y ecología humana
Pensada con esta lógica, la intrasubjetividad sería definida por tres conceptos:
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Ángela Hernández Córdoba
Para la teoría psicoanalítica, aún bajo los distintos matices que propone cada
escuela, el “ahora sintomático” es explicado por un “entonces mítico” en
donde la realidad psíquica tiene preeminencia sobre la material y contextual.
Lo ocurrido quedaría deformado por efecto de la sexualidad infantil, por fan-
tasías originarias o como consecuencia de la eficacia transformadora del mun-
do interno.
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Vínculos, individuación y ecología humana
Dentro del psicoanálisis no hay aún una definición unívoca de vínculo. En al-
gunos casos se denominaron así las relaciones primarias con los objetos pri-
mordiales (vínculo constitutivo). También se denomina vínculo a la relación
entre lugares de la Estructura Familiar Inconsciente, EFI (vínculo entre el lugar
Padre y el lugar Hijo). Otras veces se denomina vínculo a aquello que es posi-
ble describir como producto de una interacción (“Cuando ella le dice algo con
tinte hostil, él le devuelve una agresión manifiesta”).
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Ángela Hernández Córdoba
Ser sujeto del vínculo, al estimular las ya mencionadas ansiedades de base, pro-
mueve resistencias. Todo nuevo vínculo significativo implica para sus miem-
bros una puesta en cuestión de su participación y su posicionamiento como
sujetos de los anteriores. El vínculo conyugal en particular requiere de cada
sujeto una revisión del posicionamiento filial de sus miembros, por lo cual es
inexcusable que en todo tratamiento psicoanalítico de parejas aparezcan las
temáticas sobre las “familias”. Lo hacen bajo la forma de textos conflictivos en
tanto la relación con las familias de origen se constituye en un bastión vincular
narcisista que se opone y se resiste a ser abandonado, en calidad de ligamen
endogámico.
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Vínculos, individuación y ecología humana
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Ángela Hernández Córdoba
mundo exterior. Dio así un salto de la teoría intrapsíquica a una psiquiatría so-
cial, dentro de la cual el individuo sería la resultante del interjuego establecido
entre el sujeto y los objetos internos y externos, en permanente interacción
dialéctica (Pichón-Rivière, 2002).
Afirma este autor que si la relación de objeto es la estructura interna del vín-
culo, el vínculo es entonces un tipo particular de relación de objeto; es una
estructura dinámica en continuo movimiento que funciona activada por facto-
res instintivos y motivaciones psicológicas (p. 35). No obstante su búsqueda
interaccional, Pichón-Rivière se enfoca en el estudio de los vínculos típicos de
cada una de las entidades psicopatológicas, intentando observarlos como es-
tructuras en campos de interacción, en situación y expresadas en conductas.
Sugiere que la comprensión de lo psicopatológico desde la visión de vínculos
puede fundamentar las psicoterapias breves, pues las estructuras vinculares
permitirán a los pacientes resolver sus dificultades de relación interpersonal y
de comunicación, analizando sus situaciones particulares y llevándolas al cam-
po transferencial.
Este momento coincidió con el fin del periodo clásico de la etología, cuando
surgió la etología comparativa propuesta por Lorenz para estudiar, con una
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Vínculos, individuación y ecología humana
Aquí se entiende, como dice Bateson (Sluzki, 1980), que un instinto es un prin-
cipio explicativo; como todo principio explicativo, no explica nada, sino que
es una especie de acuerdo convencional entre científicos para, llegado cierto
punto, dejar de buscar la explicación de algunas cosas; por ejemplo, una “caja
negra”, que según el autor es un rótulo de lo que se supone hace un conjunto
de cosas (p. 61). Se presume que un instinto controla en parte lo que hace
un organismo dentro del espectro aprendizaje-desarrollo-comportamiento y
se propone como un intento de simplificar un conjunto de comportamientos
más complejos. Hay sin embargo ciertas condiciones para hablar de compor-
tamiento instintivo: no es aprendido; se repite sin tener en cuenta el contexto,
así resulte erróneo; se activa automáticamente sin obedecer a una elección
ni a una comprensión subjetiva; no mejora con la práctica; no se decide, ni se
elimina progresiva ni voluntariamente.
K. Lorenz (1978a, 1978b, citado por Miermont, op. cit.) señala que en las con-
diciones naturales de vida, los esquemas innatos y los esquemas adquiridos de
un congénere forman una unidad funcional, de modo que la impronta deter-
mina a la vez reacciones de aproximación hacia el objeto familiar y, simultánea
o posteriormente, reacciones de evitación de objetos extraños; es decir, hay
una estructuración de respuestas diferenciadas ante objetos diferentes.
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Ángela Hernández Córdoba
• La aptitud para diferenciar las caras y las voces sigue habitualmente los perio-
dos en donde el niño mira y escucha con atención. La exposición a las figuras
de apego durante ciertos periodos juega sin duda un rol determinante.
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• Una vez se realiza el apego, el niño marca sus preferencias por las figuras
de apego y la separación de ellas tiene efectos específicos.
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Vínculos, individuación y ecología humana
En desacuerdo con las ideas de Melanie Klein, John Bowlby, a partir de los
años cuarenta, quiso salirse de la focalización en los fantasmas del bebé para
ampliar la observación del contexto y se enfocó en las reacciones de los pe-
queños ante el alejamiento temporal de la madre. Junto con James Robertson,
combatió la mentalidad de la época que promovía una educación estricta y
austera y defendió la necesidad del niño de recibir ternura y de contar con
cuidadores permanentes.
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Lealtad.
I. Bozsormenyi-Nagy Equidad.
Justicia
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Vínculos, individuación y ecología humana
gico y familiar y de los méritos que ganan entre sí los miembros de la familia.
La lealtad marca la pertenencia al grupo y aparece como una característica del
grupo y una actitud individual.
En las familias, como en los demás grupos, la lealtad más fundamental tiene
como objetivo la supervivencia del grupo y su fuerza, casi siempre enmascara-
da, se revela sobre todo en las situaciones amenazantes. A través de la suce-
sión de generaciones, las lealtades verticales, transmitidas entre generaciones,
pueden entrar en conflicto con las lealtades horizontales, orientadas hacia los
compañeros, los hermanos o los pares en general. Así, entre más rígida sea la
lealtad original, más severo será el conflicto para los individuos.
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Los límites de un subsistema son las reglas que determinan quién y cómo par-
ticipa en una interacción, conforme a los respectivos roles. Tienen por función
proteger la diferenciación del sistema y de sus miembros y permiten a la vez
la adquisición de competencias interpersonales en subsistemas autónomos y
en los contactos con el exterior (Minuchin, 1984). Según la diferenciación y la
permeabilidad de los límites, las familias pueden escalonarse en un continuo
que va del amalgamamiento, en donde los límites son difusos y permeables,
al desligamiento, en donde los límites son hiperrígidos e impermeables. En
las primeras, la protección entre los miembros es excesiva, mientras que en
las segundas está descuidada, de modo que estos extremos favorecen la apa-
rición de dificultades emocionales. Dentro de estas condiciones, la familia se
desempeña como la matriz de la identidad individual, en un doble movimiento
de individuación y de separación.
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Vínculos, individuación y ecología humana
las familias que acuden a terapia caen en estos extremos; si son amalgamadas,
se caracterizan por sobreidentificación de los miembros con la familia y exi-
gencias de lealtad y consenso que frenan la individuación; si son desligadas, se
favorece un excesivo grado de autonomía, de modo que cada persona hace lo
suyo, con escaso apego o compromiso hacia su familia. Es en el área central
del Modelo en donde los individuos logran tener una experiencia equilibrada
entre ser independientes y tener un referente establecido al estar unidos a su
familia.
No obstante, el grado de cohesión varía de acuerdo con la etapa del ciclo vital,
con el tipo y severidad de los estresores presentes en un momento dado y
con la cosmovisión y los valores propios de la familia y de su entorno, por lo
cual, para saber si dicho grado de cohesión es en ese instante un recurso o un
indicador de disfunción, debe analizarse a la luz de todas esas variables.
Byng-Hall sugiere que hay dos factores asociados a la base de seguridad: una
conciencia compartida de que las relaciones de apego son importantes y que
el cuidado de los demás es una prioridad, y la creencia en que los miembros
de la familia se deben apoyar y cuidar mutuamente. A su vez, los factores que
amenazan la base familiar de seguridad son la pérdida real de una figura de
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Ángela Hernández Córdoba
La Tabla 3 ilustra cómo los tipos de apego en los distintos subsistemas familia-
res se asocian con formas particulares de interacción que pueden derivar en
cuadros psicopatológicos.
Interacciones distantes
Descalificante: descalifi-
y aislamiento; desli-
Evitativo: el niño pare- cación del apego; estilo
Evitativo gamiento; evitación
ce indiferente parental de aislamiento y
de la cercanía física y
de rechazo
emocional
Preocupado: reconoce
Relaciones cerradas
signos de apego, pero
Resistente o ambivalen- e intrusivas; amalga-
está muy preocupado
te: angustiado, preocu- Ambivalente/. madas y ambivalente;
con el pasado; los padres
pado y dependiente del Preocupado mutuo monitoreo an-
oscilan entre la furia y la
cuidador sioso; límites confusos
culpa y están disponibles
e inversión de roles
intermitente.
Irresuelto / desorgani-
zado: temores por la No hay estrategias de
Desorganizado/ memoria de traumas interacción comunes,
Desorientado: niños pasados, promueven Caótico pero incluyen evitación
maltratados momentánea disociación; del conflicto, desorien-
atrapados en “dramas tación y disociación.
pasados”
Esa habilidad para regular los afectos se adquiere en las interacciones prima-
rias entre el bebé y sus cuidadores. De esta manera, en los niños sometidos
a situaciones muy amenazantes pueden despertar emociones y reacciones
físicas que exceden el nivel que ellos pueden modular por sí mismos y depen-
den por tanto del adulto para restaurar su equilibrio emocional. Este tipo de
intercambio afectivo es muy intenso entre padres e hijos y cumple la función
primaria de mantener la suficiente cercanía de esta díada con el fin de preser-
var la supervivencia del niño.
A través de esta experiencia con los padres en momentos de estrés, los niños
desarrollan expectativas y “modelos” acerca de la disponibilidad de los padres
para desempeñar los roles de proveedores, protectores y reguladores del
afecto. Estos modelos, construidos en la infancia y activados a través de la
vida, influyen sobre la manera de regular las emociones, evaluar las situaciones
y responder a ellas. En otras palabras, en este tipo de sincronía diádica, los
niños aprenden a autorregularse y a desarrollar estrategias para manejar los
niveles de excitación y recuperar la propia organización. No obstante, como
los padres no tienen las mismas habilidades de comunicación y responden con
base en sus propias experiencias de apego, los niños tienen que adaptarse en
formas no siempre favorables al desarrollo de su propia seguridad para man-
tener sus figuras de apego.
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Vínculos, individuación y ecología humana
La antropología del oikos y del ethos hace surgir las ideas, el pensamiento, la
representación, la emoción, la reflexión y la mente como fuentes de sentido,
de modo que la postura eco-eto-antropológica reposa sobre la conjugación
de esos regímenes heterogéneos –biológicos, evolutivos, psicológicos, so-
ciales, históricos, políticos, etc.– como dimensiones irreductibles, cada una
con sus propias pautas de operación. Por esto, para abordar los procesos de
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Ángela Hernández Córdoba
En el ser humano, los circuitos del ethos –los comportamientos– y del oïkos
–los contextos donde se despliegan– incluyen tanto procesos interactivos mar-
cados por los efectos de la reflexión, la conciencia y la intencionalidad, como
procesos involuntarios e inconscientes que escapan a su control. El ethos y
el oïkos se transforman mutuamente y evolucionan según formas recursivas
de gran diversidad, de modo que aún las funciones biológicas prototípicas
(sexuales, reproductivas, parentales, filiales, etc.) se reorganizan a partir de
la doble articulación del lenguaje y de las producciones simbólicas que crean
una neo-realidad. La lucha por la supervivencia, el ejercicio de la sexualidad,
la maternidad y la paternidad, adoptan formas variadas, correspondientes a
las diferencias culturales, a pesar de que los dispositivos biológicos son los
propios de la especie.
En este sentido, según Morin (Cyrulnik y Morin, 2000, p. 18), cerebro y es-
píritu son absolutamente indisociables y sus relaciones sólo se comprenden
desde la idea de emergencia; es decir, operan como un conjunto organizador
que genera nuevas cualidades que no están presentes en ninguna de las partes
aisladas. En otras palabras, para que emerja el psiquismo, se requiere no sólo
que funcione el cerebro, sino que ese funcionamiento sea estimulado en un
ambiente protector por el lenguaje y la cultura. El psiquismo sólo es posible
si hay cerebro y cultura. Por tanto, sin la noción de emergencia como prin-
cipio de comprensión, continuaremos cortando en pedazos y separando las
dimensiones biológicas, psicológicas, sociales y culturales que constituyen lo
humano. Con respecto a esto, en la misma obra, Cyrulnik (p. 65) formula una
analogía entre el cuidado maternal y el devenir del ser humano. Afirma que
la función de la madre consiste en darle al hijo los medios para que la pueda
dejar, de la misma manera que se requiere de la materia –el cerebro y el
cuerpo-, para trascender sus leyes, alcanzar la condición humana y habitar el
mundo de los signos, las palabras y las historias.
pluridisciplinaria que estudia los seres vivos desde una perspectiva evolutiva,
basada en la biología del comportamiento y en un método comparativo que
reúne datos genéticos, neurológicos, psicológicos, sociológicos y lingüísticos
(Cyrulnik, 2007, p. 23).
Abordar los procesos de vinculación con esta óptica exige diferenciar las di-
mensiones que intervienen en ella en función de la autonomización (Mier-
mont, 2000):
Esto implica que en toda relación participan en variada proporción todas esas
dimensiones, de modo que por ejemplo la relación madre–hijo abarca ciertas
reacciones fisiológicas propias de la especie, mediatizadas por el momento
evolutivo de la madre (no es lo mismo ser madre adolescente que adulta
joven o adulta mayor), las condiciones especificas de su historia personal y las
particularidades de su contexto sociocultural.
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Ángela Hernández Córdoba
Los vínculos nacen, asimismo, de un efecto de sistema que define los estilos
de comportamiento y de discurso. Esto significa que los vínculos se inscriben
y son definidos por unidades suprapersonales o contextos (parejas, familias,
clanes, instituciones, grupos, etc.), los cuales a su vez evolucionan en contex-
tos geofísicos e histórico-sociales específicos.
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Vínculos, individuación y ecología humana
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Vínculos, individuación y ecología humana
4. SISTEMAS DE SIGNIFICACIÓN:
EPISTEMES, MITOS Y CREENCIAS
4.1 Epistemes
mentan y forman una unidad. Este planteamiento presupone además que los
problemas y su evolución dependen del saber y de las prácticas discursivas
que los abordan; es decir, no se podría sostener que el problema y su evolu-
ción obedezcan exclusivamente a predeterminaciones genéticas, biológicas o
sociales, sino que adoptan una forma y un proceso coherentes con el saber
que los interviene.
Por todo esto, el análisis arqueológico de las epistemes abarca tanto la com-
prensión de los contextos en sí como de los conceptos, teorías y enunciados
que allí transitan y de las interacciones entre los actores profesionales que
constituyen ese sistema. Existen saberes que son independientes de las cien-
cias, pero no existe saber sin una práctica discursiva definida y toda práctica
discursiva se puede definir por el saber que forma. Es necesario, por tanto,
distinguir entre los dominios científicos y los territorios arqueológicos, cuyos
cortes y principios de organización son completamente distintos. Sólo perte-
necen a un dominio de cientificidad las proposiciones que obedecen a ciertas
leyes de construcción y se consignan en documentos científicos, en tanto que
los territorios arqueológicos pueden atravesar también textos literarios, filo-
sóficos, documentos de trabajo, información institucional, legislaciones, nor-
matividades, testimonios o aún textos de ficción.
El sujeto sintomá-
El cuerpo y/o “Enfermo” tico, su familia u
Modelo médico: re-
Salud la “mente” otros profesionales
habilitación/ curación
enfermos del sistema de
ayuda
Violencia
familiar y sus La “víctima” o la
Modelo legal: dere- “Víctima” o
Protección efectos en institución de con-
chos y leyes. “victimario”
niños y ado- trol/protección
lescentes
Modelo pedagógico:
Escuela – Inadaptación “Estudiante
socialización y desa- El docente
familia escolar problema”
rrollo humano
Programas
“Víctima” o
para efectos Modelo psicosocial: Inclusión/ex-
“desadaptado Institución estatal
de la violencia inserción social clusión social
social”
sociopolítica
La tabla anterior resume la hipótesis de que las epistemes de cada ámbito or-
ganizan las interacciones que les son propias, designan los actores y los roles
que desempeñarán, estipulan las acciones ritualizadas como procedimientos y
técnicas y definen unos objetos de intervención que no necesariamente tienen
en cuenta al sujeto que los porta sino al rol que encarna.
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Ángela Hernández Córdoba
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Vínculos, individuación y ecología humana
4.2 Mitos
El mito supone una construcción compleja que refiere por lo general una
historia sagrada que narra un acontecimiento sucedido durante el tiempo fa-
buloso de los comienzos y a su vez representa una historia simbólica cuya
alegoría describe acontecimientos periódicos de la naturaleza. Los mitos que
se transmiten en forma oral varían los detalles de generación en generación y
dan lugar a diferentes versiones, lo mismo que los que se trasmiten por escri-
to y son objeto de reelaboración literaria (Eliade, 2007, p. 16).
Por otras parte, las creencias son más específicas que los mitos porque se
refieren a dimensiones particulares de la vida. Una creencia es un modelo
creado por el hombre para satisfacer su deseo de entender y manejar un he-
cho real o imaginario, sobre el cual desconoce, rechaza o considera inapropia-
da una explicación racional. Todos aquellos individuos que compartan dicho
deseo, aceptarán y validarán la proposición que lo satisfaga y actuarán como
si fuese verdadera; así convierten las creencias en dogmas que definen una
moral que autovalida el circuito creencia-interacción-satisfacción. Hay creen-
cias abiertas que admiten discusión y contraste de cualquier tipo y creencias
cerradas, que solo admiten tales cuestionamientos por parte de ciertas per-
sonas, escogidas por su autoridad y afinidad a lo ideal, como ocurre con las
creencias religiosas, esotéricas y políticas.
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Vínculos, individuación y ecología humana
Los mitos han admitido distintas formas de lectura –literal, alegórica y simbó-
lica– que oscilan entre la creencia ciega y la interpretación, de acuerdo con la
función vital que cumplan para cada quien. La lectura literal cree que el mito
es la realidad. La alegórica propone interpretar a los personajes como metá-
foras de elementos naturales y sociales. La simbólica considera que el conte-
nido del mito refleja con veracidad los contenidos mentales de sus creadores
y usuarios, pero no aquello sobre lo que trata; por ejemplo, el mito sobre
cómo un dios instituyó la semana al crear el mundo en siete días, contiene
información veraz sobre cómo dividía el tiempo la sociedad que lo creó y qué
divisiones hacía entre lo inanimado y lo animado, los distintos tipos de anima-
les y el hombre, etc.
Afirma Campbell (1988, p. 31) que los mitos cumplen básicamente cuatro
funciones: mística, referente al darse cuenta de las maravillas del universo
y al temor reverencial que despiertan sus misterios; cosmológica, en la cual
se enfoca la ciencia, para mostrarnos la forma del universo; sociológica, para
fundamentar y validar un cierto orden social y una cierta ética, con grandes
variaciones de una cultura a otra; pedagógica, acerca de cómo vivir ciertos
momentos de la vida bajo determinadas circunstancias. En este aspecto, los
mitos nos proponen asuntos específicos, como por ejemplo a qué edad sere-
mos adultos, cómo es ser padre, madre o hijo, etc., y contienen pautas útiles
de comportamiento, modelos a seguir o a evitar e historias conocidas por
todos, en donde se conectan las experiencias individuales.
En síntesis, como afirma Eliade (2007, p. 34), el mito expresa, realza y codifica
las creencias; salvaguarda e impone los principios morales; garantiza la eficacia
de las ceremonias rituales y ofrece reglas prácticas para el comportamiento
humano. El mito garantiza la cohesión y la regulación de los grupos humanos,
estructura los sistemas de creencias y organiza la trasmisión de informaciones.
Así, la actividad mítica tiene un efecto generador de organización y de orden
o cosmogénesis que permite la diferenciación de las unidades sociales y le da
un orden a las relaciones entre los hombres y con el universo.
En este sentido, en todos los sistemas mitológicos hay dos temas fundamenta-
les: la inexorabilidad de la muerte individual y la permanencia del orden social.
Estos temas se han combinado simbólicamente y constituyen la fuerza nuclear
estructurante de los ritos y de la sociedad, en cuanto definen la supervivencia
como dependiente del orden social (Campbell, 1972, 1982, p. 22). En sínte-
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Ángela Hernández Córdoba
sis, los mitos y los ritos primitivos se inventaron para armonizar la mente, el
cuerpo y la vida de acuerdo con los dictados de la naturaleza; no obstante,
en las sociedades actuales las personas dan por hecho la existencia de un
orden social protector y en lugar de animar la defensa y el mantenimiento de
la integridad de la comunidad se centran en el desarrollo y la protección del
individuo, viéndolo no como parte del Estado, de la sociedad y del cosmos,
sino como un fin y una entidad en sí mismo.
68
Vínculos, individuación y ecología humana
Ferreira (1981) propuso la noción de mitos familiares para dar cuenta de las
actitudes y los pensamientos defensivos que garantizan una cohesión interna
y una protección externa en este ámbito; el mito es un organizador familiar
con una función homeostática que se activa cuando el grupo experimenta un
sufrimiento, una dificultad, una crisis o una amenaza que lo obliga a transfor-
marse, dislocarse o desaparecer.
Un mito familiar agrupa una serie de creencias creadas y compartidas por los
miembros de un grupo familiar en relación con las formas de organización, los
rituales y el ethos de la familia. El mito es entonces el sentido que este grupo
busca darle a las acciones, los pensamientos y los sentimientos de cada uno,
aunque haya contradicciones entre ellos. De hecho, el contenido del mito se
desarrolla independientemente de las distorsiones que existen entre la creen-
cia y las actuaciones de quienes las comparten.
69
Ángela Hernández Córdoba
Como puede apreciarse, los mitos, las creencias y las epistemes coexisten en
forma entrelazada y su análisis deconstruye la condensación de situaciones
humanas complejas que se convierten en fenómenos clínicos y en trastornos
psicológicos.
70
Vínculos, individuación y ecología humana
5. ORGANIZACIÓN Y RITUALIZACIÓN
DE LA INTERACCIÓN HUMANA
Los modos de acción colectiva son soluciones específicas que actores rela-
tivamente autónomos, con recursos y capacidades, han creado, inventado e
instituido para la supervivencia y la adaptación de los grupos humanos, cada
vez más sofisticadas conforme se complejizan la sociedad y las relaciones hu-
manas. Estas soluciones son en muchos casos contingentes, indeterminadas y
arbitrarias, pero también limitantes, pues como modos de articulación y de in-
tegración ellas suponen e instituyen un mínimo de organización de los campos
de acción social. Esta estructuración es un artefacto que, orientando los com-
71
Ángela Hernández Córdoba
Desde las ciencias sociales se han hecho propuestas variadas para compren-
der la interacción humana, teniendo en cuenta además el aspecto de la vida
humana que se ritualiza: la biología, las emociones y los objetivos individuales,
los aprendizajes en grupo, los valores culturales y las creencias cosmogónicas,
los cuales han sido estudiados por las tradiciones investigativas correspon-
dientes: sociobiología, psicología, sociología y antropología cultural (Stanfield
Tetreault y Kleine III, 1990). Con visión ecosistémica, están en primera ins-
tancia los aportes antropológicos y epistemológicos de Bateson, los aportes
sociológicos de Morin y Luhmann y en la clínica sistémica, los de Watzlawick
y demás terapeutas con orientación comunicacional, desde una epistemología
cibernética y constructivista.
Luhmann (1998, p. 363 y ss.) distingue entre sistemas sociales, sistemas or-
ganizativos y sistemas de interacción. Los primeros corresponden a institu-
ciones sociales como la familia, la pareja, la escuela, las religiones, etc.; los
segundos son las organizaciones del Estado y de la sociedad civil que ejecutan
en forma específica las funciones sociales de esas instituciones (preservación
de la salud, educación, protección, socialización); y los sistemas de interacción
son los constituidos por grupos de individuos concretos que se relacionan
con las organizaciones y la sociedad. Los sistemas interaccionales y sociales se
cristalizan en los episodios en donde se interpenetran la comunicación social y
los psiquismos individuales. Esta distinción resulta pertinente para diferenciar
las operaciones que caracterizan a cada uno de esos sistemas y aproximarnos
a la comprensión de sus interacciones complejas, las cuales en las tesis que
72
Vínculos, individuación y ecología humana
aquí se toman como referentes incluyen a los individuos, las familias y las or-
ganizaciones de salud, educativas y de protección como contextos de acción.
Por otra parte, la noción de Morin (1980, pp. 81-83) de ecología de la acción
subraya cómo las acciones individuales con intenciones “egoístas”, desde el
momento en que se despliegan, entran en un circuito de inter-retroacciones
que se autoorganizan y adquieren un sentido imprevisto, a veces opuesto al
de su iniciador. Las acciones individuales dentro de sistemas de interacción es-
capan a la voluntad, al entendimiento y a la conciencia del actor; se desenraí-
zan de su autor, porque no son auto-lógicas, sino que entran inevitablemente
en procesos eco-lógicos. Describir y comprender esos dinamismos es otro de
los objetivos de esta investigación, bajo el supuesto de que la investigación es
intervención y por tanto el investigador debe dar cuenta de los mencionados
circuitos retroactivos y de sus efectos.
73
Ángela Hernández Córdoba
Estos autores asumen que en toda comunicación cada uno de los participan-
tes trata de determinar la naturaleza de la relación y al responder desde esa
definición puede confirmar, rechazar o modificar la del otro. Este proceso es
de suma importancia porque en una relación con historia esta definición re-
quiere estabilizarse, pues de lo contrario tal relación se disolvería por ineficaz.
La regla de la relación es entonces esta estabilización de su definición, la cual
consiste en una formulación de las redundancias observadas en el nivel rela-
cional, incluso con respecto a una gama variada de contenidos. La naturaleza
de las relaciones equivale a saber si una pareja tiene un noviazgo, un matri-
monio, una amistad o una aventura sexual, mientras como contenidos pueden
tocar temas de dinero, proyectos, sentimientos, negocios, diversiones, etc.
Si deciden conversar acerca de la naturaleza de la relación se dirá que están
metacomunicando.
5.1 Ritualización
Siguiendo a Lorenz (citado por Miermont, 1987, 2001, p. 567), se pueden dis-
tinguir dos modalidades complementarias e intrincadas de ritualización en los
humanos, las cuales tienen como función común permitir al individuo anticipar
los actos de su interlocutor:
75
Ángela Hernández Córdoba
Todos los autores están de acuerdo en dos condiciones del ritual: primera,
los rituales tienen efectos sociales y psicológicos, pueden verse como medios
para definir o mantener las fronteras del grupo, para conferir estatus, para
76
Vínculos, individuación y ecología humana
afrontar conflictos, permitir catarsis, etc. Segunda, los rituales son significati-
vos, es decir, su simbolismo puede ser comprendido como expresión de ideas
y valores culturales idiosincráticos del grupo que actúa en el ritual.
• Como los rituales no tanto dicen, sino que hacen, la comunicación lingüís-
tica es un modelo pobre para comprender el ritual; lo que más cuenta no
es el contenido semántico de las formas de expresión, las cuales son con
frecuencia oscuras o muy ambiguas, sino el acto mismo de decirlas dentro
de unas condiciones preestablecidas. Lo que le da sentido a la frase “este
es mi cuerpo”, es que sea pronunciada dentro de la misa católica por un
sacerdote investido de autoridad para realizar este ritual.
• Los elementos dispares que se juntan en el ritual están casi siempre arti-
culados de una forma aparentemente paradójica. Típicamente, tales re-
laciones implican la condensación de modos normalmente incompatibles
de relación, de modo que afirmaciones de identidad son al mismo tiempo
testimonios de diferencia, demostraciones de autoridad lo son también de
subordinación, la presencia de personas o de otros seres es a la vez corro-
borada y negada, secretos son simultáneamente disimulados y revelados,
etc. En la medida en que los rituales incorporan tales situaciones excep-
cionales, se reconocen y se distinguen de la interacción cotidiana porque
no pueden ser considerados en términos de las intencionalidades ni de las
pautas de relación ordinarias.
• Tanto las cualidades afectivas como los efectos observables de los rituales
testimonian que lo que está en juego es mucho más que una simple ac-
tuación. La significación de las acciones rituales implica un cierto grado de
autovalidación que les confiere una autoridad indiscutible, de modo que
los participantes no necesitan tener una conceptualización del ceremonial
para aceptar las consecuencias de participar en él, ya que la ejecución de
las performances en sí mismas es el terreno para la emergencia de ver-
dades irrefutables. Por ejemplo, en el rito católico del matrimonio, no es
indispensable comprender las explicaciones teológicas de la liturgia para
admitir las consecuencias de vivirlo. Tampoco el paciente diagnosticado,
si le confiere autoridad al médico, exige conocer la conceptualización de
su trastorno, sino que asume su inclusión en ese grupo como un hecho
incuestionable que le permite interpretar todas sus reacciones desde ese
marco de referencia.
• Los participantes del ritual no controlan sus secuencias como en las rela-
ciones ordinarias, porque hay una previa aceptación de las premisas prag-
máticas sobre las cuales se fundamenta. La interacción cotidiana se basa
en la noción de que, en principio, las conductas expresan sentimientos.
78
Vínculos, individuación y ecología humana
• En el ritual, las acciones implicadas son muy ambiguas, de manera que los
sentimientos y los motivos apropiados son difíciles de determinar. Podría
decirse que en la interacción ordinaria la pregunta es ¿dado lo que siento y
lo que infiero acerca de los sentimientos del otro, qué debo hacer?, mien-
tras en el ritual es ¿dado lo que estoy haciendo y lo que percibo que hace el
otro, qué debo estar sintiendo? En la interacción cotidiana, el presupuesto
sobre las disposiciones individuales es el punto desde el cual opera la ne-
gociación de la conducta social; en el ritual es lo contrario, son los patrones
predefinidos de conducta social los que aportan las bases tangibles para la
evocación de las disposiciones individuales de los participantes. Esto per-
mite experimentar una mezcla de sentimientos contradictorios.
• Estos dos aspectos del “trabajo” del ritual generan las condiciones en las
cuales, las experiencias y los conocimientos previos y consecuentes de los
participantes pueden ser redefinidas. El tipo de cambio o de reevaluación
mediado por el ritual incluye no sólo a sus protagonistas sino a todo un
conjunto de relaciones, como ya se anotaba con respecto a las conse-
cuencias del matrimonio. El cambio efectuado a través del ritual implica
un cambio definitivo y aquellos que lo realizan no son los mismos de antes.
Sin embargo, en la medida en que tal cambio implica una confirmación de
un conjunto previo de interconexiones entre varias personas y otras enti-
dades involucradas, se corrobora el orden preexistente que se presupone.
Es decir, en el tipo de reevaluación global que se favorece en la acción
ritual, se implican sistemáticamente discontinuidades locales dentro de la
confirmación de continuidades más amplias. Continuando con el ejemplo
del matrimonio, los padres de los novios lo siguen siendo a pesar de que
la forma de relación con su hijo deba cambiar como uno de los efectos del
casamiento.
Según este punto de vista, un ritual estructura derivas, no tanto por una se-
cuencia preestablecida de conductas (un guión), sino por la configuración re-
lacional de la cual la conducta hace parte. Tal forma relacional subyacente per-
mite a un evento ceremonial dado ser reconocido como tal; al mismo tiempo,
en virtud de sus cualidades sistémicas, acomoda las variaciones históricas y
personales que inevitablemente ocurren. Asimismo, al acentuar el acompasa-
miento de los participantes a los ritmos afectivos y a los efectos escénicos, las
actividades coordinadas generan el tono emocional y la aparición de ciertos
rasgos expresivos emergentes en el curso del ritual.
80
Vínculos, individuación y ecología humana
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Ángela Hernández Córdoba
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Vínculos, individuación y ecología humana
Por su parte, Luhmann (1998, p. 179) remarca que las ritualizaciones sirven
para traducir las incertidumbres externas en un esquematismo interno inva-
riable que neutraliza así la capacidad de engaño, de mentira y de comporta-
miento discrepante. Las ritualizaciones reducen la complejidad de los sistemas
humanos y por tanto coadyuvan a la absorción de inseguridades e ansiedades,
lo cual explica la incesante creación de ceremoniales y de procedimientos en
cada sociedad.
83
Ángela Hernández Córdoba
Hay diversos criterios para clasificar los rituales según las preferencias de los
autores. Algunos usan el criterio temporal, otros sus efectos y otros más la
relación del individuo con el grupo.
Los rituales de paso ocurren una sola vez e introducen una discontinuidad en
el tiempo; son la transformación misma de un vínculo que toma una forma
consagrada, legítima e instituida. Van Gennep (1909) sugiere que el rito de
paso es eficaz no tanto por lo que expresa y significa, sino porque él mismo
opera un cambio real y no sólo simbólico. Todo rito de pasaje hace reconocer
como legítimo un límite arbitrario. Al marcar con solemnidad el paso de una
línea que instaura una división fundamental del orden social, el rito llama la
atención del observador sobre el pasaje, dado que lo importante es la línea
que diferencia entre un antes y un después, entre un status y otro y entre dos
grupos diferentes. Al notificarle a alguien lo que es ahora, el acto solemne de
investidura (de pasaje) produce aquello que designa (“magia performativa”),
generándose un efecto de asignación de estatus que estimula a la persona
promovida a vivir según las expectativas sociales relativas a su rango. Es decir,
el carácter social del rito es lo que constituye su propia eficacia.
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Ángela Hernández Córdoba
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Vínculos, individuación y ecología humana
una etapa del ciclo vital a otra conjugan los rituales de pertenencia y de inclu-
sión. Las relaciones de pertenencia aparecen hipertrofiadas en las familias con
transacción psicótica y casi completamente ausentes en las familias desligadas
que presentan problemas delincuenciales y de comportamiento. Por tanto,
las primeras se muestran renuentes a toda tentativa de inclusión en el cuerpo
social, mientras que las segundas se infiltran en grupos exteriores (programas
asistenciales, robos con violencia, invasiones, etc.). La aparición de los sínto-
mas revelará necesidades de inclusión en los psicóticos y de reconocimiento
de pertenencia en los problemas de conducta, en tanto que la sociedad se
protege por la inclusión de los excluidos en el primer caso (asilos) y la exclu-
sión de los incluidos en el segundo (prisión).
Como otras formas de expresión simbólica, los rituales son flexibles y, por
muy precisa que sea su articulación formal, son abiertos, variables, modifica-
bles con los cambios del ambiente y esenciales en los grupos multifuncionales,
es decir, los grupos donde las personas desempeñan al mismo tiempo diversos
roles en un espacio limitado (Gluckman, 1962, citado por Boscolo y Cecchin).
Desde mediados del siglo pasado, varios autores ligados sobre todo a la tera-
pia familiar se interesaron por aplicar la noción de ritual a la vida familiar, dado
que los antropólogos se han dedicado más al estudio de los rituales colectivos
que a los de pequeños grupos. Así, en 1950, Bossard y Boll (citados por Wolin
y Bennett, 1984), publicaron en “Ritual in Family Living”, un estudio panorá-
mico sobre la conducta ritual de 186 familias, basado en autobiografías pu-
blicadas y en autorreportes de estudiantes. Remarcaron en sus conclusiones
que estos eventos simbólicos, repetitivos y altamente valorados por la familia
encarnan la cultura familiar y son un indicador del nivel de integración familiar,
gracias a su función de transmisión de valores, actitudes y metas familiares.
En ese mismo sentido, David Reiss (1981) subraya el papel del ritual en el
mantenimiento y perpetuación del “paradigma familiar” o sistema de creen-
cias compartidas, con base en los cuales se configura su estilo interaccional.
Reiss propone que el ritual es un mecanismo primario de la familia para pre-
servar su paradigma y perpetuar sus formas de transar con el mundo.
Por su parte, Wolin y Bennett (1984) identificaron en las familias tres tipos de
rituales: celebraciones, tradiciones e interacciones cotidianas pautadas. Inde-
pendientemente de sus condiciones sociales, culturales y étnicas, observaron
que todas las familias reconocen en las celebraciones ritos de paso asociados
87
Ángela Hernández Córdoba
Cada familia tiene sus preferencias y su propio estilo ritual. Cada ritual se
refiere a aspectos específicos de la identidad familiar, de modo que las ce-
lebraciones fortalecen su identidad dentro de la cultura de su contexto, las
tradiciones remarcan su idiosincrasia, su cohesión y su continuidad interna, y
las rutinas cotidianas configuran la identidad individual.
88
Vínculos, individuación y ecología humana
Los rituales estabilizan a la familia en dos aspectos del tiempo: tienen el poder
de conectar la secuencia pasado, presente y futuro y favorecer la permanen-
cia de ciertas características idiosincrásicas, y en el aquí y ahora, son un ancla
que fortalece a la familia y permite a sus miembros moverse entre lo espon-
táneo y lo deliberado, entre lo nuevo y lo conocido.
Afirman estos autores que las familias con alto nivel de ritualización prestan
mucha atención al pasado y confrontan su situación con las tradiciones fami-
liares antes de emprender cualquier cambio, pues su principal fuente de sen-
tido es la perspectiva histórica. Su organización busca orden y predictibilidad
a través de la participación en grupos altamente estructurados, de iglesias,
deportes o actividades sociales. Internamente están movidos por necesidades
de control y constancia y externamente muestran una alta identificación con
grupos religiosos, étnicos, políticos, etc., que le confieren aún mayor sentido
a sus propios rituales. Estas familias tienden también a preservar su estructura
a través de las generaciones, cuidan la jerarquía intergeneracional y disfrutan
organizando eventos rituales que reafirman su mitología. Un riesgo de estas
familias es que los rituales queden vacíos de sentido.
Las familias con bajo nivel de ritualización están orientadas al presente; poco
se refieren al pasado y muestran poco interés en planes futuros. Tienen pocas
referencias históricas sobre su vida y baja retrospección y anticipación. Su
organización tiende a ser horizontal, las fronteras generacionales son menos
precisas y tampoco cuidan su pertenencia a grupos que fortalezcan su identi-
dad. En situaciones extremas, estas familias muestran un mínimo sentido de
identidad como grupo y en general le reconocen poco valor a las actividades
rituales. Esta tendencia puede ser una reacción ante una generación previa
excesivamente ritualista. Las familias flexibles son capaces de ajustar sus ri-
tuales a los cambios vitales del ciclo de vida, para responder a las cambiantes
necesidades evolutivas.
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Ángela Hernández Córdoba
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Vínculos, individuación y ecología humana
En los animales que viven en un mundo donde los rituales son organizados
por las emociones, la violencia se controla por los comportamientos. En los
humanos, estos rituales son organizados por las representaciones, de modo
que una teoría o una creencia podrán siempre justificar la destrucción del
otro y provocar así un sentimiento de purificación; esas representaciones se
convierten en un estimulante ideal, perfecto e intangible de la acción.
Los animales no son violentos en tanto que los procesos biológicos y ecológi-
cos estén equilibrados. Los hombres en cambio son violentos porque tienen
la intención de darse la posibilidad de eliminar aquello que viven en otra re-
presentación. La ausencia de ritual trae el caos, así como la hegemonía de un
ritual trae la destrucción del otro, siendo dos formas de violencia que llegan
a lo mismo.
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Ángela Hernández Córdoba
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Vínculos, individuación y ecología humana
• Contener una fuerte carga simbólica para sus actores, que serían consul-
tantes y terapeutas, y para sus testigos, que serían en primer término los
remitentes, la familia extensa, la escuela o el contexto dentro del cual haya
surgido el motivo de consulta. Esa carga emocional de malestar es justa-
mente el motor de la intervención y del cambio.
En cuanto a los cuatro polos que propone Rivière (1995) para la estructura-
ción del rito, se diría que en la terapia:
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Ángela Hernández Córdoba
4. Los signos y símbolos por medio de los cuales se expresan los mensajes
en juego estarían representados por las diversas clasificaciones metafóri-
cas y teóricas utilizadas para comprender y redefinir tanto los motivos de
consulta como las soluciones deseadas y el estado al cual quieren llegar
los consultantes.
94
Vínculos, individuación y ecología humana
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Ángela Hernández Córdoba
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Vínculos, individuación y ecología humana
Se espera entonces ilustrar esas distinciones con los hallazgos de las tesis,
a partir de las preguntas siguientes: ¿cómo son los rituales familiares y las
prácticas institucionales identificados en el abordaje de los fenómenos clínicos
investigados? ¿Cuáles los efectos vinculares de tales rituales y las prácticas dis-
cursivas institucionales? ¿Cómo se explica el curso de tales fenómenos? ¿Qué
implicaciones tienen para una psicología clínica compleja?
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Ángela Hernández Córdoba
Fuentes de Mitos y efectos pragmáticos del ritual Saber científico, legal y normativo
legitima- sobre las emociones y las relaciones
ción entre los participantes
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Segunda parte
METODOLOGÍA
Vínculos, individuación y ecología humana
6. LA MODELIZACIÓN DE LA COMPLEJIDAD
COMO MÉTODO DE INVESTIGACIÓN-INTERVENCIÓN
DE LA DINÁMICA VINCULAR
Esto significa que en este proyecto se modelizan, por una parte, la concep-
ción de los fenómenos clínicos abordados a través de la perspectiva eco-eto-
antropológica de la dinámica vincular y, por otra, las estrategias metodológicas
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Ángela Hernández Córdoba
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Vínculos, individuación y ecología humana
La segunda opción parte de la hipótesis de que los “hechos”, para ser tales,
deben haber sido construidos. No se toman por “dados” necesariamente y el
2 La heurística es un razonamiento que conduce, de manera plausible pero incierta, a un resultado
esperado pero también incierto, en tanto que el algoritmo conduce en forma certera al resultado
esperado. La heurística se basa en árboles de decisión de los cuales se van podando las ramas su-
perfluas; en nuestro caso esa poda se hace con base en criterios conceptuales y contextuales que
permiten diseñar estrategias de intervención. Conscientes de sus límites en cuanto a predictibilidad,
los métodos heurísticos se consideran más respetuosos de la realidad humana (Miermont, 1987,
2001).
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Vínculos, individuación y ecología humana
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Vínculos, individuación y ecología humana
Con base en lo dicho hasta ahora, puede decirse que, acudir a la modeli-
zación sistémica como fundamento metodológico del proyecto institucional,
garantiza de hecho el cumplimiento de su cuarto objetivo, formulado como
aportar a la deconstrucción y reconstrucción de los marcos paradigmáticos y
conceptuales que sustentan las modalidades de comprensión e intervención
de las problemáticas abordadas, con el fin de generar aproximaciones trans-
disciplinarias, intra e interinstitucionales.
Morin (1992, p.132 ss.), en su capítulo sobre los “sistemas de ideas”, el cual
comienza con el sugestivo subtítulo “Organización y etología de las ideas”,
afirma lo siguiente:
109
Ángela Hernández Córdoba
Como dice Morin (p. 208), “lo que organiza las teorías y utiliza la lógica es
translógico; es decir, atraviesa y ensarta los enunciados lógicos como las bro-
chetas... pero la invención, la creación teórica y la aptitud imaginativa son
translógicas”. Porque allí donde aparece el sujeto, reaparecen las condiciones
bioantropológicas y psico-histórico-sociales de producción y de organización
de la teoría y de la lógica, que conducen entonces a la necesidad de acudir a la
comprensión para dar cuenta de los fenómenos que se generan.
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Vínculos, individuación y ecología humana
como ocurre con el efecto emocional que genera la música orquestal, que no
depende de la individualidad sonora de cada instrumento sino de su particular
conjugación.
El proceso abductivo permite articular las formas conceptuales con los modos
intuitivos del pensamiento, de tal manera que inducción y deducción toman
la forma de procesos más que de resultados. Según Peirce (Sebeok, 1989),
la abducción es el único tipo de argumento con el que surge una nueva idea.
Porque en su concepto, ni la inducción ni la deducción pueden aportar la más
mínima información a los datos de la percepción y las meras percepciones no
constituyen ningún conocimiento aplicable a ningún uso práctico o teórico.
Por tanto, el conocimiento se hace por vía de la abducción. En este sentido, la
abducción se apoya en la percepción inconsciente de conexiones entre aspec-
tos del mundo, o en otros términos, comunicación subliminal de mensajes.
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Ángela Hernández Córdoba
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Vínculos, individuación y ecología humana
Otros principios:
113
Vínculos, individuación y ecología humana
7. MODELIZACIÓN DE LA
INVESTIGACIÓN–INTERVENCIÓN EN LAS TESIS
115
Ángela Hernández Córdoba
El diagrama siguiente resume los pasos del proceso investigativo, los cuales
toman en promedio alrededor de tres años, desde el inicio de la Maestría por
parte de los autores de las tesis.
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Ángela Hernández Córdoba
119
Ángela Hernández Córdoba
El sistema familia–escuela
Sistema educativo, C.E. Burgos y N.J.
y proceso de desarrollo de Cuarenta
familia y problemas Jaimes (2006)
niños de primaria
de rendimiento y de
adaptación escolar Profesionales de la división
V. Martínez y C. Urre- de salud de la Universidad
Dos
go (2004) Nacional y estudiantes con
dificultades académicas
120
Vínculos, individuación y ecología humana
optar por la estrategia terapéutica ha sido que la demanda de ayuda surja por
parte de los consultantes en forma directa y explícita, por lo cual la mayoría
de estos casos fueron abordados en los consultorios de la Universidad Santo
Tomás y en otros servicios de salud.
121
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Vínculos, individuación y ecología humana
Participantes
Técnica más desta- Instrumentos
Momento Estrategia (más las investi-
cada de registro
gadoras)
* Protocolo e
Construcción Historia Clínica
Contacto * Utilización de la postu- Psicológica * Paciente y acom-
del contexto
inicial ra del paciente. pañante.
terapéutico.
* Remisiones
* Prescripciones 123
Ángela Hernández Córdoba
* Conversación psicote-
rapéutica.
* Guión de la * Paciente con
Psicoterapia
sesión, tenien- cáncer y familiar
sistémica con
Encuentros * Equipos reflexivos. do en cuenta acompañante.
la familia.
siguientes focos de inter-
* Externalización. vención y su * Equipo médico
pertinencia. institucional.
* Prescripciones
* Exploración de los
Psicoterapia indicadores de logro.
Cierre del sistémica con * Protocolo de * Paciente con
proceso la familia. indicadores de cáncer y familiar
* Equipos reflexivos
terapéutico logro. acompañante.
* Ritual de cierre
Conversato-
Exploración rios * Seguimientos con fami- * Historia Clíni-
* Equipo investiga-
del impacto liares y en un caso con la ca Psicológica y
dor/interventor.
investigativo portadora del cáncer videos
Participantes (más
Sesión Objetivos
las investigadoras)
124
Vínculos, individuación y ecología humana
Quinta Adolescente
Construir nuevos estilos de comunicación en la relación
parental.
126
Vínculos, individuación y ecología humana
Intentos de suicidio
11, 10, 9 y 4 sesiones con c/u de cuatro
atendidos en un hospital Seis
casos y 2 sesiones con los otros dos
distrital
Sistema educa-
tivo, familia y El sistema familia–es- 11 sesiones con distintos miembros de
problemas de cuela y proceso de la familia y la última con la coordinadora
Uno
rendimiento y desarrollo de niños de de la sección, seis docentes y la titular, la
de adaptación primaria madre y el niño
escolar
127
Ángela Hernández Córdoba
128
Vínculos, individuación y ecología humana
Profesionales de división
16 encuentros con el equipo tratante y
de salud universitaria y
Dos dos encuentros del equipo con c/u de
estudiantes con dificulta-
los estudiantes
des académicas
Dentro de las técnicas propias del enfoque sistémico de terapia, los investiga-
dores implementaron, en general, los siguientes recursos: redefiniciones, con-
frontaciones, metaobservaciones, metáforas, reflexiones, reconocimiento y
expresión de emociones, connotación positiva, aprovechamiento intencional
de aspectos autorreferenciales generados durante el proceso, equipo reflexi-
vo, sugerencias y tareas terapéuticas.
129
Ángela Hernández Córdoba
RESULTADOS
Vínculos, individuación y ecología humana
Se presenta una breve descripción de los casos, con énfasis en los ámbitos de
relación contemplados en cada tesis, de acuerdo con las posibilidades existen-
tes según cada problemática: relación del portador del problema consigo mis-
mo, con los padres, la pareja, los hermanos, la familia extensa, la institución y
el equipo profesional tratante. Esos ámbitos adquieren el sentido de niveles o
dimensiones de realidad diferenciados por sus propias dinámicas relacionales,
las cuales, aunque conectadas, permiten hacer comprensiones de aspectos
sutiles en cada tipo de problema.
Los trabajos con las mujeres obesas, los pacientes con demencia, los adultos
con cáncer, los intentos de suicidio y la depresión se desarrollaron dentro de
procesos de psicoterapia breve. Los demás adoptaron una metodología de
investigación-intervención, a excepción del modelo de salud mental comuni-
tario, el cual se reconstruyó a través del método de investigación histórica de
tiempo actual.
Como aparece en la Tabla 13, los objetivos de las tesis se orientaron a com-
prender cómo es la dinámica vincular en las familias y cómo se movilizó a tra-
vés de la psicoterapia o del proceso de investigación-intervención modelizado
en cada tesis. 133
Ángela Hernández Córdoba
Si bien cada tesis se realizó con completa autonomía de las demás, aquí se
conjugan sus resultados para mostrar un hilo conductor evidenciable en la
configuración de los contextos que propiciaron y se organizaron alrededor de
cada trastorno. Los mecanismos de movilización se detallarán en el capítulo
134
Vínculos, individuación y ecología humana
Las epistemes del contexto de salud se ocupan del cuerpo como objeto de
intervención y de las alteraciones que al ser diagnosticadas como enfermeda-
des crean movimientos de inclusión de las personas en grupos de pacientes,
con sus respectivas consecuencias sobre los vínculos de los sujetos consigo
mismos, con sus familias y con los sistemas de ayuda. Una vez se recibe el
diagnóstico de autismo, cáncer, Alzheimer, etc., ni el sujeto ni sus sistemas de
relación vuelven a ser los mismos.
135
Ángela Hernández Córdoba
Las enfermedades tienen una geografía y una historia que expresan las repre-
sentaciones y los valores que fundamentan y determinan las relaciones de los
miembros de una sociedad con su cuerpo. Se diría que en esta época, el cuer-
po y la enfermedad son la explicación causal de muchos males y por ello se
han convertido en el centro de variadas formas de intervención, atravesadas
por la medicalización que participa en todas las dimensiones de la vida, aún
en la estética. Por tanto, no es por azar que los fenómenos abordados en las
tesis reflejen preocupaciones socioculturales vigentes: en primer lugar, por el
tamaño del cuerpo, su impacto en la salud y la aceptación o la estigmatización
que este volumen representa; en segundo lugar, las preocupaciones por el
estado de ánimo y sus consecuencias visibles como depresión e intentos de
suicidio; en tercer lugar, el efecto de trastornos como el autismo, el Alzheimer
y el cáncer, sobre la autonomía del sujeto portador y sus cuidadores; y en
cuarto lugar, la preocupación por la peligrosidad de los sujetos que cometen
delitos en estados de alteración psicótica. Todas estas preocupaciones se aso-
cian al riesgo de exclusión de los feos y de los ineptos físicos y mentales, de
una sociedad hedonista que pretende suprimir el sufrimiento, paradójicamen-
te, al costo de las adicciones y de la muerte.
136
Vínculos, individuación y ecología humana
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Ángela Hernández Córdoba
Se incluyen en este grupo los trabajos con niños y jóvenes autistas y con adul-
tos con trastorno demencial o con cáncer, dado que estas enfermedades
amenazan en gran medida la autosuficiencia de quien las padece, al punto
de que las relaciones con los cuidadores se convierten en determinantes de
la supervivencia y crean así un tipo específico de vinculación. Naturalmente
hay diferencias en un curso relacional que arranca con la vida del niño autista
y otro que termina con la muerte del adulto; pero como se verá, en ambos
tipos de casos surgen dilemas vitales cruciales por cuanto entran en rivalidad
las necesidades evolutivas de enfermos y cuidadores, cuya satisfacción depen-
derá de las redes relacionales que surjan después del diagnóstico, las cuales a
su vez están condicionadas por la historia de las relaciones en juego.
138
Vínculos, individuación y ecología humana
Edad del
Miembros de la familia participantes Tiempo en
Familia portador/
en la investigación el instituto
años
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Ángela Hernández Córdoba
Se plantean entonces tres grandes dilemas: “¿Por qué a mí? ¿Qué hice yo?”.
“No saben lo que uno vive” y “¿Ahora qué?”. La resolución de estos dilemas
determina el tipo de apoyo entre cónyuges al hijo y por parte de la familia
extensa, lo cual incluye el apoyo emocional, principalmente a la madre, para
reajustar su posición y el proyecto familiar.
Hay ciertas diferencias entre padres y madres. Los padres se sienten cuestio-
nados y se explican el problema acudiendo sobre todo a causas desconocidas,
fuera de su control, las cuales les facilitan aceptar la situación y librarse de la
culpa. Cuando el autismo es tomado como un castigo injusto, las reacciones
pueden ser desquitarse con la esposa, vengarse con el niño y asumir una pos-
tura de incompetencia como padres. Por el contrario, las madres suelen nece-
sitar ante todo que alguien les ayude a asimilar su propia experiencia personal
y luego que entiendan respetuosamente su postura como madres y su forma
de relacionarse con el niño.
140
Vínculos, individuación y ecología humana
La madre asume más que el padre el cuidado del hijo, siendo esta una sobre-
carga funcional que crea tres dilemas alrededor del control y la sobreprotec-
ción del hijo:
El respaldo del padre: existe una notoria diferencia entre la posición de la ma-
dre y la del padre, asociada a creencias y costumbres culturales. No obstante,
es crucial el acompañamiento del padre a la madre en el cuidado del niño y,
más aún, de ella misma para que, teniendo la vivencia del problema como una
responsabilidad compartida, se reduzcan los riesgos de una simbiosis inade-
cuada. El tiempo compartido es señal de compromiso y su escasez una excusa
validada socialmente para evitar tensiones y proteger a la pareja del conflicto.
141
Ángela Hernández Córdoba
El deber ser como padres es definido desde tres marcos de referencia: el del
padre, el de la pareja en cuanto a equipo de padres y el del Instituto acerca del
equipo de padres. Al respecto, la institución espera que el padre pregunte a la
madre sobre el proceso del niño, ayude a la madre a solucionar problemas de
la vida cotidiana, la apoye en decisiones sobre la educación del niño, dedique
tiempo para interactuar con su hijo y asista a las capacitaciones, de modo que
hay una aceptación implícita de que el agente colaborador en el tratamiento
es principalmente la madre.
142
Vínculos, individuación y ecología humana
Desde el punto de vista del Instituto, su vínculo con la familia se vuelve signi-
ficativo gracias a varios factores: la positiva evolución del niño; el ingreso de
los padres a la red social del instituto, donde reciben apoyo y reconocimiento,
incluyen nuevos recursos sociales y desarrollan recursos personales, conoci-
mientos y nuevas estrategias de manejo para afrontar las demandas del hijo;
el apoyo informal de otros padres que comparten su experiencia y brindan
acompañamiento en busca de soluciones conjuntas; el apoyo por parte de los
terapeutas en algunos aspectos de la vida familiar y personal y el reconoci-
miento por el compromiso con el proceso del niño, traducido en su asistencia
constante a las terapias, a las reuniones de padres, entre otros espacios que
abre el instituto para los niños y sus familias.
143
Ángela Hernández Córdoba
Por otra parte, las alteraciones de los patrones de empatía, imitación y apego
propios de la coordinación intersubjetiva afectan también la identidad de los
padres y madres como tales, quienes deben aprender otros códigos comuni-
cacionales para saberse reconocidos por el niño; esas claves dependen de ru-
tinas que le den cierta predictibilidad a las reacciones y de no atribuir ninguna
intencionalidad negativa a las conductas del niño, pues de lo contrario los pa-
dres y los niños caen en interacciones agresivas que refuerzan las dificultades
comunicativas inherentes al autismo.
Si bien las epistemes de la institución sirven para hacer una lectura de las
respuestas del niño frente a los padres y los terapeutas como agentes modifi-
cadores del comportamiento, cuyas reacciones se interpretan desde su locus
de control, activado por la retroalimentación que proviene del niño, queda en
cuestión cómo inciden los aspectos autorreferenciales, los mitos, las expecta-
tivas frente a los casos, la identidad y el involucramiento emocional, asuntos
abordados en este enfoque como una caja negra.
144
Vínculos, individuación y ecología humana
Como hitos evolutivos relevantes para los actores en estos contextos se iden-
tificaron: el diagnóstico, el ingreso a la institución, la reducción de comporta-
mientos autistas asociados a las terapias, el ingreso de los padres al programa
Coterapeutas, la asistencia a las capacitaciones, la mayor socialización y el
desarrollo de una actividad ocupacional por parte de los niños. Cada uno de
esos momentos se vuelve clave en cuanto se reconocen y se resignifican las
fortalezas y debilidades de todos los actores como indicadores de la dirección
del cambio, teniendo en cuenta que todos estos elementos se intrincan de
manera tal que una limitación en alguno de ellos implica un estancamiento de
todo el proyecto familiar.
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Vínculos, individuación y ecología humana
84 años, vive en institución para adultos mayores. En su juventud tuvo una pareja
y con ella una hija que falleció a los ocho años de edad. Fue profesor de un colegio
gran parte de su vida. Sufre una enfermedad vascular que le ha generado problemas
demenciales. Su sobrina hace la consulta, debido a que Iván se queja de todo, tiene
1. Iván
tristeza permanente y su salud se deteriora. Se realizaron cuatro sesiones a través de
las cuales se movilizaron algunas de las personas más cercanas para él, permitiendo
fortalecer su red primaria para que contara con más apoyo afectivo. El tema de la
muerte fue su narrativa dominante.
87 años, vive sola, es pensionada por una compañía extranjera, ha pasado la mayor
parte de su vida viajando; es una mujer independiente que siempre ha buscado cosas
nuevas. Varios familiares han muerto de síndrome demencial. Sus allegados viven en
otra ciudad y la visitan de vez en cuando, pero ella dice que lo único que quieren es
apoderarse de sus bienes. El primer contacto lo suscitó una vecina preocupada, quien
2. Raquel decía que Raquel estaba perdiendo la noción del tiempo, no comía, la casa era un
desorden total y a veces dejaba la estufa prendida. Se hicieron tres sesiones con la
familia, aprovechando la época de navidad; los límites con su familia eran rígidos, pero
se logró que fueran más flexibles. La comunicación se tornó más clara y la cohesión
de otras épocas retornó. Algunas alianzas se rompieron y en términos generales se
fortaleció la red vincular de Raquel.
89 años, sufre una enfermedad vascular pero tiene momentos de lucidez. Cuenta con
la esposa de 78 años y seis hijos entre 44 y 56 años, tres hombres y tres mujeres. La
familia tiene gran cohesión, acorde con su historia y su estilo de afrontamiento de las
dificultades. Consultaron para recibir orientación acerca de la evolución del síndrome
demencial; los familiares manifestaron confusión y algunos conflictos conyugales no
4. Víctor resueltos que se agudizaron con la aparición de la enfermedad. Se hicieron ocho se-
siones en las cuales se resolvieron algunos de los conflictos pendientes que afectaban
la calidad del cuidado brindado a Víctor por su esposa. La muerte de Víctor creó culpa
en ella, pero los hijos la apoyaron en su proceso de duelo y la familia logró adaptarse a
la nueva vida. La cohesión familiar elevada fue el principal recurso a la hora de afrontar
las constantes demandas suscitadas por la enfermedad de Víctor.
147
Ángela Hernández Córdoba
Los resultados de esta tesis son consistentes con los de otros estudios que
muestran la conexión entre los vínculos familiares y la evolución de la enfer-
medad, de modo que a menos recursos relacionales mayor morbimortalidad.
La protección y el apoyo social son un recurso indispensable para comple-
mentar y a veces para sustituir los servicios de salud. Más aún cuando se sabe
que, en general, a mayor edad hay también mayor riesgo de perder las rela-
ciones sociales y familiares de apoyo, situación que se agrava si hay una enfer-
medad crónica e incapacitante que incrementa la vulnerabilidad y la fragilidad
humana, como ocurre con los enfermos con demencia.
En el trabajo con las familias fue importante no luchar con sus mitologías, sino
encontrar su convergencia con las epistemologías de los terapeutas, a través
de la integración de las perspectivas de vínculos y narrativas, propicias para
armonizar el presente en consonancia con la historia vivida y encarnada por
los actores participantes.
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Ángela Hernández Córdoba
La vinculación con los hijastros era periférica y con su pareja ambivalente en-
tre el afecto y las exigencias, tanto en el ámbito económico como nutricio,
situación que sobrellevaban a través de un ritual de silencio. La aparición del
cáncer en Pablo dio lugar a un cambio en la organización familiar, pues tu-
vieron que decidir quien sería el acompañante durante el proceso de la qui-
mioterapia, modificar la alimentación y asumir otros cuidados específicos que
alteraban la rutina familiar.
Para Mary asumir una mayor responsabilidad en el hogar era una expresión de
lealtad y de agradecimiento al esposo; la llegada de los hijos y su rol nutricio
le proporcionaron una zona de confort que dio lugar a alianzas con los hijos,
las cuales invalidaron las acciones y el rol del compañero en la familia, pasan-
do a una pauta simétrica donde los hijos resultaban triangulados y surgía un
isomorfismo entre el sistema conyugal y el parental. Las creencias religiosas
sustentaban el mantenimiento de la unidad familiar, hasta cuando la salida de
los hijos mayores del hogar generó una crisis que fue superada aceptando
ese hecho como el destino de los hijos que crecen y aprovechando las largas
jornadas laborales como pretexto para alejarse de los problemas familiares.
Por ello, la aparición del cáncer implicó para Mary y su familia una recons-
trucción de roles, en detrimento de la imagen de sí misma y de su posición
en el sistema, en la medida en que su voz se silenció en la toma de decisiones
de la familia, en coherencia con el mito de Mary de que el poder de decisión
dependía del aporte económico.
Ante este panorama parecería que los síntomas de tristeza, llanto y encerra-
miento fueran un intento de solución para mantener la unidad familiar, evitar
la repetición de la historia de abandono y a la vez poner límites en la relación
con el esposo. Sin embargo, al momento de la intervención, el síntoma se
tomó también como una metáfora que comunicaba lo que la enfermedad ha-
bía causado en su vida y en consecuencia encerrarse y entristecerse era una
alternativa válida para afrontar el dolor y la reorganización familiar que impli-
caba posponer algunos proyectos significativos, tal como lo verbalizaron una
vez se activó su resiliencia familiar y personal.
Así, el cambio abrupto en su rutina ante la aparición del cáncer la llevó a sen-
tirse desplazada de sus funciones como proveedora y cuidadora, rechazada
en el contexto familiar y social, atemorizada frente a la crítica social pues se
sentía menos bella al perder un ojo y por tanto con una autoimagen empobre-
cida y una autonomía disminuida, panorama dentro del cual el encerramiento
era un ritual para comunicar su malestar dentro de la familia.
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Vínculos, individuación y ecología humana
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Se intentó hacer compatible esta intervención con los servicios ofrecidos por
la Secretaría Distrital de Salud a través de protocolos fijos, los cuales consisten
en un número específico de sesiones y de niveles de intervención para aten-
ción en crisis, hospital día, hospitalización y enfermo mental crónico. Estos
programas operan bajo parámetros propios del modelo médico, orientados
al tratamiento del síntoma, con el riesgo de que se perpetúe la codependencia
entre el paciente y la enfermedad, el síntoma y el fármaco y entre el paciente,
la familia y la institución, lo que termina convirtiendo los procesos de aten-
ción en mantenedores homeostáticos de la problemática que contribuyen a
su cronificación, como sucedió en dos de los casos donde el diagnóstico los
direccionó al paquete de atención de “enfermo mental crónico”.
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Vínculos, individuación y ecología humana
18 años, cuarta de siete hijos (entre 23 y 12 años), vivía en zona suburbana de Bogotá,
cursaba décimo grado de bachillerato, con bajo rendimiento académico; mantuvo una
relación afectiva y sexual con un primo de 35 años, casado y con hijos, por lo cual era
tratada por sus hermanos como “loca”, “perra”, “puta”, “enferma mental”. Profesó la
religión católica y después asistió a un culto cristiano como solución ante los conflictos
familiares, pero se retiró porque su práctica le desencadenó “sentimientos de culpa”.
Ha hecho tres intentos de suicidio: ingesta de medicamentos dos veces y lanzamiento
a vehículo. Su hermano mayor se suicidó en el año 2000, al parecer por los conflictos
familiares, lo cual desencadenó fuertes sentimientos de culpa, soledad, abandono y
rabia en Angela por la ruptura abrupta del vínculo afectivo que los unía. Su familia está
conformada por niños, adolescentes y adultos jóvenes; sus padres, casados hace 30
años, con escolaridad básica primaria, laboran como operador de maquinaria y ama
1. Ángela
de casa; sus dos hermanos mayores se encuentran temporalmente fuera del hogar
por razones laborales y conflictos con los padres. Hay violencia familiar, consumo de
bebidas alcohólicas en ambos padres y posible abuso sexual por parte del padre hacia
Angela desde hace cerca de 10 años; ella asume una posición distante y descalificado-
ra con poca vinculación afectiva, dirigiéndose hacía su padre como “ese señor”. Los
frecuentes conflictos conyugales (abuso sexual y maltrato en estados de embriaguez)
hicieron que los hijos intervinieran, asumiendo una posición protectora hacia la madre
y desafiante hacia el padre, lo cual generó más violencia y distanciamiento entre padres
e hijos. Las relaciones fraternales son distantes, mantenidas a través de escaladas si-
métricas, a excepción del hermano menor, con quien Angela tiene lazos de protección
mutua. Angela solicita personalmente intervención terapéutica en la unidad de salud
mental. Se hicieron 11 sesiones.
15 años, es la segunda de tres hijas mujeres (16 y 13 años) de dos padres diferentes.
Reside en Ciudad Bolívar en Bogotá; cursa décimo grado de bachillerato, con bajo ren-
dimiento académico. En el 2005 tuvo dos intentos de suicidio, uno por ingesta de me-
dicamentos formulados a la madre por diagnóstico de “Psicosis-esquizofrénica” hace
20 años y el segundo por infligirse cortadas con un vidrio en sus muñecas, estando
en su colegio, motivo por el cual es remitida a la unidad de salud mental. Ha recibido
atención psicológica y medicación psiquiátrica en un hospital distrital por diagnóstico
de “Depresión mayor en adolescente”. Los padres, con escolaridad primaria, viven
en unión libre desde hace 16 años; son ayudante de construcción y ama de casa. El
embarazo de la hija mayor fue motivo de violencia por parte de la familia de origen
de la madre, al punto de amenaza de aborto a los seis meses, por lo cual se fuga del
hogar; ha tenido múltiples crisis y hospitalizaciones psiquiátricas en su vida. La relación
2. Isabel conyugal de los padres ha estado enmarcada por maltrato, reproches, descalificacio-
nes y quejas mutuas, asociados a la pretensión de que el esposo, siendo católico se
convierta en cristiano. Los padres ejercen con las hijas una disciplina severa, eventos
violentos y vinculaciones poco nutricias, que llevan a fugas del hogar por parte de la
hija mayor, quien deja sus estudios secundarios a los 15 años e ingresa a laborar como
interna en una casa de familia. Esta hija mayor conforma un hogar, pero se presentan
nuevamente eventos de maltrato esta vez ejercidos por su cónyuge, lo que la lleva a
contemplar el suicidio como alternativa de solución frente a las problemáticas vividas
desde lo relacional y lo económico, sensaciones no exteriorizadas y desconocidas por
su familia hasta esta intervención terapéutica, lo cual fue vivenciado en encuentro fami-
liar. Isabel también fue maltratada física y psicológicamente por su madre, motivo por
el cual su hermana mayor instauró una demanda ante el ICBF y obtiene la custodia de
Isabel. Se hicieron 10 sesiones.
159
Ángela Hernández Córdoba
15 años, vive en ciudad Bolívar, estudiante de secundaria con bajo rendimiento acadé-
mico, aunque es repitente, es el mayor de tres hijos (12 y 11 años). En el 2004 tuvo
dos intentos de suicidio, uno por cortadas superficiales y el segundo por ingesta de
creolina, por el cual asiste a la unidad de salud mental. Ha recibido atención psicológica
en su colegio y en el 2005 es remitido nuevamente a la unidad de salud mental por
ideas recurrentes de suicidio; la institución educativa también atiende a su hermano
menor por problemas de lenguaje.
4. Julio
Los padres (36 y 33 años) provienen de zona rural de Boyacá con escolaridad 10º
grado y 5º de primaria respectivamente; el padre es propietario de una panadería y la
madre es ama de casa. En el sistema conyugal se presentan antecedentes de maltrato
y violencia, al punto de que la madre fue intervenida quirúrgicamente en el rostro por
golpes propinados por su esposo, en estado de embriaguez. Han acudido a comisarías
de familia buscando medidas de protección. Los conflictos de pareja han llevado a la
triangulación de los hijos. Se hicieron 4 sesiones.
26 años, hijo mayor de familia compuesta por sus padres y dos hermanos hombres;
proviene de Medellín y cursó sólo hasta 7º grado por motivos económicos. Se trasladó
con su familia de origen a Bogotá en el 2000 en búsqueda de mejores oportunidades,
pero en el 2002 se separó de ellos por conflictos, principalmente con el padre, y se
ubicó en Ciudad Bolívar, donde trabaja en una fábrica. Tuvo tres intentos de suicidio
por ingesta de medicamentos y por cortadas superficiales, acompañados con amena-
zas de atentar contra la vida de su hija de dos años; presenta antecedentes de consumo
de alcohol y drogas. Su padre es consumidor de alcohol y estableció vínculos distan-
tes con episodios de violencia familiar. Fernando no encuentra soporte afectivo en su
familia, sino que las relaciones están cargadas de miedo, reproches e insatisfacción.
5. Fernando Mantuvo una unión libre en el 2003 con una mujer 12 años mayor que él, con quien
tiene la niña de dos años. Existen frecuentes disputas entre Fernando y los hijos de ella,
debido a los conflictos de pareja por roles difusos en las funciones parentales; además
hay escaladas simétricas debido a que ella ha pretendido que Fernando se convierta a
su culto cristiano. Estos conflictos los han llevado a comisarías de familia. En la familia
de origen de ella hubo violencia familiar, distanciamiento entre sus miembros y separa-
ción de sus padres. Al parecer por problemas económicos y de negocios se presentó
el homicidio de un hermano mayor. Ella cursó hasta quinto de primaria, labora en una
empresa de químicos y es madre de cuatro hijos (15, 13, 8 y 2 años). Tuvo dos uniones
previas que se rompieron por maltrato físico; en la actualidad viven con ella los hijos
de 13 y 8 años; su hijo mayor vive con el padre y su familia. Se hicieron 9 sesiones.
160
Vínculos, individuación y ecología humana
Hijo único proveniente de San Pablo (Bolívar), quinto de primaria, se dedicó a las labo-
res del campo en la finca de sus padres; dice tener 19 años de edad, pero parece que la
edad real es 31 años. Refiere Enrique que sus padres fueron asesinados en su presencia
por un grupo al margen de la ley en el 2005; bajo amenaza de muerte, le otorgaron
24 horas para salir de su vivienda. En este tiempo transporta a sus padres ya fallecidos
hasta un cementerio y los acompaña durante dos días; dice: “cuando me los mataron
tuve que bajarlos en una bestia, yo lloraba mucho, tuve que amarrarlos como una car-
ga de yuca, luego tener que bajarlos a San Pablo, pedirle apoyo a la policía y al alcalde,
me dieron un cajón de tabla, lo que da el municipio...”. Enrique permanece 8 días en la
policía hasta que interviene la Defensoría del Pueblo y es puesto en manos de la Cruz
Roja Internacional. Refiere: “son puros gringos, me dijeron que me daban medio pasaje
para irme, pasé por Armenia, Pereira, Manizales, varias ciudades hasta llegar a Bogo-
tá… Aquí en el Terminal hay un centro médico y ya venía yo sintiendo una voz que me
6. Enrique
sugería que me quitara la vida, suicídese, suicídese, no es capaz… y yo como que me
dejaba llevar por eso, entonces yo pedí ayuda en el centro médico y como que no me
paraban bolas….”. Allí es amparado por Luis y su hija quienes le ofrecen estadía en su
casa. Enrique tiene antecedentes de atención por psicología y psiquiatría en un hos-
pital Distrital y en la Unidad de salud mental con Diagnósticos de “Trastorno Afectivo
Bipolar”, “Trastorno depresivo”, “Trastorno de estrés postraumático”, siendo medi-
cado con antidepresivos y antipsicóticos. Dice que las relaciones con sus padres eran
satisfactorias y gratificantes: “Mi papá y mi mamá, nunca me pegaron; se puede decir
que yo era el hijo mimado, el hijo predilecto, yo les hacia caso y si me regañaban, pues
apenas yo agachaba la cabeza… porque por ahí dice un dicho que quien honra a padre
y madre tendrá larga vida. Eso sí, nací enfermo de los testículos, estaban hinchados”.
No se conocieron otros vínculos familiares ni redes de apoyo. Se hicieron 2 sesiones.
El caso se cerró por abandono del proceso por parte del consultante.
En el caso de Enrique, por el contrario los vínculos afectivos con sus padres
fueron muy cercanos y de sobreprotección, lo cual quizá exacerbó senti-
mientos de minusvalía, soledad y “abandono” por la muerte violenta de sus
161
Ángela Hernández Córdoba
Los mitos predominantes en las familias con respecto al suicidio fueron: “es
un medio para llamar la atención” (familias de Isabel, Julio y Diana); “temor
a ser castigado” (familia de Julio); “con esto ella me manipula y yo estoy ac-
cediendo a todo lo que me pide” (familias de Diana y Fernando); “es una pa-
taleta para buscar lo que ella quiere” (familia de Isabel); “es una enfermedad
mental, locura” (familia de Angela); “si yo me quito la vida mi familia estaría
mejor, porque me hacen sentir culpable de los problemas de mi casa” (Ange-
la); “yo no quiero suicidarme, ni hacerle daño a mi hija; mis amenazas son para
retener a mi mujer” (Fernando); “no sé si lo que me está pasando es un karma
o un castigo” (la compañera de Fernando).
Tanto para el paciente como para su familia, él siempre fue la persona “pro-
blema”, necesitada de un control externo para “funcionar”. Este control lo
ejercían sus padres, acudiendo aún a la agresión física y emocional. Todos los
actores consultados lo describieron como una “persona enferma de la cabe-
za”, que nunca ha podido tomar decisiones, no ha servido para nada; pare-
ciera que siempre fue un objeto para controlar y nunca un sujeto que opina y
actúa por sí mismo.
163
Ángela Hernández Córdoba
28 años, tercero de primaria, recluido en la Fundación hace 2 años por asesinato de una niña de 2
años, bajo el efecto del alcohol y en curso de un episodio psicótico. Su familia está conformada por su
esposa (26 años, bachiller), su mamá (56 años), su papá (59), dos hermanos y su hermana, todos con
estudios de primaria. Es el menor de la familia. Se percibe una triangulación de Ricaurte con los padres
en conflicto y distanciamiento emocional con sus hermanos. Toda la familia vive en un municipio de
Cundinamarca. Ricaurte estaba próximo a su indagatoria en Medicina Legal para obtener una libertad
provisional mientras se definía la situación. Dentro de la Institución se caracterizó por ser colaborador,
sociable con sus compañeros y cumplidor de las normas de convivencia y de tratamiento. Su familia
ha participado en algunos encuentros institucionales, pero la gran ausente siempre ha sido la madre.
Dice de sí mismo: “Siempre me he sentido mal con mi forma de ser. Siento que tomaba para ser menos
tímido pues siempre me rechazaban los otros niños y las hembras; cuando tomaba me sentía guapo.
Sentía que era muy feo y me acuerdo una vez que me orine al salir de la escuela. Era un niño muy tímido
y muy callado; en la escuela la profesora me la montaba bastante. Me daba miedo mostrarme como
era, pero cuando me emberracaba se me salía todo. Mi papá siempre me la montaba, me decía que
yo no servia para nada, que ni siquiera para ordeñar las vacas y me daba unas manos tenaces, sobre
todo cuando llegaba ‘jarto’. Mi mamá me daba cariño y me llamaba Angelito cuando estaba chino, ella
siempre me decía que yo era fuerte y tenía que salir adelante cuando estuviera grande. Tenía miedo de
ir a prestar servicio, porque sabía que me la iban a montar. Pues sí, resulté enfermo de la cabeza. Pero
ahora soy mas persona y aprendí a no cascarle a mi esposa”.
El padre dice: “las dificultades con él han sido desde que nació; siempre ha sido un problema. Desde
cuba era el más necio en la escuela y por esta razón se tuvo que retirar y no terminó la primaria. Yo
creo que aquí es donde se debería quedar; aquí saben como manejarlo y donde le dan la droga para que
este bien; ahora tiene el propósito de ser un buen muchacho, pero toca esperar a ver si esto sucede así.
Afortunadamente no tiene que estar en una cárcel sino en esta fundación donde lo cuidan más. Además
lo enseñan a ser mejor persona, cosa que no lograría en esas cárceles de porquería”.
La mamá dice: “nunca estudiaba y siempre hacia lo que se le daba la gana. Siempre ha estado enfermo
desde pequeño; siempre y cuando se tome la droga no va a tener más males. Nunca se metía con nadie,
era un muchacho callado y bastante tímido y nadie podía controlarlo. Fue cuando llegó del ejército que
comenzó a cambiar, se envalentonaba todo y peleaba con todo el mundo”.
La hermana: “Que tal se nos vuelva a deschavetar, a uno lo van a mirar feo en el pueblo. Está más loco
que todos los locos y la droga es lo que le sirve para controlarse”.
165
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Vínculos, individuación y ecología humana
Estos casos fueron abordados en una clínica privada que ofrece los servicios
de cirugía bariátrica. Con una persona se hizo intervención terapéutica antes y
después de la cirugía; con dos personas se efectuó una entrevista exploratoria
el día de la cirugía, y las dos restantes se entrevistaron durante el proceso pre-
operatorio. Estas variaciones obedecieron a limitaciones del contexto médico
en donde se condujo la investigación.
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Ángela Hernández Córdoba
Mujer de 22 años, soltera, estudiante universitaria; peso actual/normal: 105 kg/50 kg, estatura:
1.50 mts. Intervención terapéutica: 5 sesiones en pre y post–operatorio. La madre pide ayuda
respecto a la obesidad de la hija mayor y a la toma de decisión familiar en cuanto a la cirugía ba-
riátrica. La paciente reporta angustia e incremento de las comorbilidades: dificultad para dormir,
1 apnea del sueño, dolor de rodillas, espalda, cabeza y articulaciones. Se ve a sí misma regulando
las relaciones de la familia. Muestra preocupación respecto al cambio de vida en el sentido de
perder su identidad como la “gorda tierna”, con la que cree evitar el conflicto familiar encubrien-
do la situación y centrando la atención en ella. Se realizaron tres sesiones prequirúgicas y dos
posquirúgicas.
Mujer de 38 años, casada, comerciante; peso actual/ normal: 105 kg./ 46 kg., estatura: 1.45 mts.
Se realizó solo una entrevista exploratoria post–operatorio. Busca con la cirugía, más allá de re-
cuperar su figura, recuperar su ser como mujer bonita, sensual y joven. Se ha sentido respaldada
y no acusada ni señalada por su esposo en el transcurso de estos años donde perdió su figura. Sin
2
embargo, ella, madre de hijos pequeños, se olvidó de sí como persona y como mujer descuidan-
do su peso y sus hábitos alimenticios después de los embarazos. Como familia están conscientes
de que comen en exceso. No obstante, dejó ver que estaba en manos de Dios su obesidad, el
éxito de la cirugía, su recuperación y la unión familiar. Se hizo una entrevista posquirúrgica.
Hombre de 38 años, casado, periodista; peso actual/ normal: 140 kg./ 70 kg., estatura: 1.70 mts.
intervención Terapéutica: 3 sesiones pre-operatorio. Él mismo solicitó un trabajo psicológico
para la preparación de la cirugía. La relación de pareja es complementaria y simbiótica, pues
depende de su esposa para cosas tan simples como amarrarse los zapatos, lo que ha generado
3
sentimientos de inutilidad y baja autoestima. Su expectativa es de recuperación en corto tiempo y
la motivación es proporcionarle una forma de vinculación diferente a su esposa y sus hijos, Tiene
sentimientos de culpa en cuanto a anomalías que él percibe en su familia a causa de su obesidad
y sus comorbilidades. Se realizaron tres sesiones prequirúgicas.
Mujer de 55 años, casada, ama de casa; peso actual/normal: 95 kg./ 55 kg., estatura: 1.55 mts.
Intervención terapéutica: 3 sesiones pre-operatorio. Se encontró una familia sobreinvolucrada,
4
especialmente el hijo mayor por ser paramédico; el esposo era una figura desdibujada frente a sus
hijos y su esposa. Se realizaron tres sesiones prequirúgicas.
Mujer de 51 años, casada, ama de casa; peso actual/ normal: 125 kg./ 70 kg; estatura: 1.72 mts.
Se realizaron dos entrevistas exploratorias en el pos-operatorio. Su propia madre murió a causa
de las comorbilidades por la obesidad y si bien no se presentó transmisión generacional para
5 sus hijas, a ellas les preocupa que su madre presente problemas de salud. Ella ha sobrellevado
su obesidad durante largos años, pese a las dificultades que eso representó con su esposo. Ella
atribuye su obesidad al embarazo, a los factores hereditarios y aún al matrimonio. Se realizaron
dos sesiones prequirúgicas.
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Ángela Hernández Córdoba
24 años, soltera, la menor de siete hermanos, convive con sus padres. Asiste por segunda vez
al tratamiento. Cuatro años atrás bajó 15 kilos, pero no hizo el proceso de mantenimiento. La
1 madre solicita que hagan lo necesario para obtener resultados en corto plazo. Todos los hijos, aún
los cuatro casados, viven en el mismo edificio construido por el padre y colaboran en su negocio.
De sí misma dice: “No he hecho nada en la vida por mí misma”.
15 años, adoptada, padres de 55 y 50 años, tiene hermana adoptiva de 11 años. Con sobrepeso
desde los 8 años, pide asistir al tratamiento sin la madre, quien se preocupa mucho por la propia
2 apariencia y la de sus hijas; la adolescente no sigue las indicaciones médicas y rompe las reglas del
contexto institucional. De sí misma dice: “No me importa lo que piense la demás gente. Yo soy
yo y si no les gusta, de malas”.
59 años, en proceso de separación después de 42 años de matrimonio, tiene una hija casada de 41
años; su hijo falleció poco tiempo antes. Se ha hecho varias cirugías estéticas, y asiste a la clínica
3 desde hace cinco años; ha bajado 23 kilos y desea seguir bajando. El sobrepeso ha sido una gran
preocupación desde joven y lo asocia con momentos de estrés y tensión. Dice: “he vivido en
función de mi marido, mis hijos, mis nietos y después yo. La última era yo para todo”.
46 años, casada, madre de tres hijos (30, 27 y 22 años), quienes la apoyan en los tratamientos.
Asiste a la clínica hace tres años por temporadas y ha bajado 25 kilos. Dice: “Yo me dediqué
4
desde los 16 años a mi esposo y mis hijos; ese es mi círculo cerrado y de ahí no pasé; ahí quedé
estancada”.
Como aparece en la Tabla 22, los vínculos de las mujeres obesas consigo mis-
mas son coherentes con la postura relacional descrita, de modo que quienes
han pospuesto sus necesidades experimentan sentimientos de abnegación,
miedo, tristeza y frustración; la adolescente se diría que enmascara tales sen-
timientos con su rebeldía, pues al no recibir aceptación incondicional vive los
acercamientos parentales intrusivos y hostiles contra su auténtico ser.
Mostrarse fuerte para defender- Rabia como máscara de Transgresión de normas familia-
2
se de un mundo invasivo y difícil tristeza y dolor res e institucionales
Tristeza y frustración
Abnegación con sentimiento de Identidad centrada en roles de
4 negadas: debe estar
éxito por los logros de los hijos madre y esposa
alegre para su familia
Tendencia en Tendencia en
Sistemas de significación
cohesión adaptabilidad
1 Amalgamamiento Rígida
Polaridad semántica: dependencia/ indepen-
dencia
Los padres comprenden que no pueden gobernar el cuerpo de su hija. Ella entiende que su
2
cuerpo y su vida son su responsabilidad y afirma retomar los tratamientos cuando ella lo decida.
Relaciona el malestar por el conflicto conyugal y familiar con el consumo compulsivo de comida.
3 Dice que su cuerpo expresa su estado de ánimo. Asume actitudes que frenan el maltrato por
parte del esposo.
Reconoce que el cuerpo expresa sus vivencias y asume como principal cambio el rescatar el
4
espacio conyugal.
Se partió de dos hipótesis: 1) existe una relación entre las dinámicas vinculares
y la vulnerabilidad a trastornos alimentarios en adultos jóvenes universitarios;
y 2) existen diferencias en las dinámicas vinculares y en la vulnerabilidad a
trastornos alimentarios entre hombres y mujeres.
172
Vínculos, individuación y ecología humana
los cónyuges, tanto numérica como cualitativamente, para lo cual se citan las
expresiones más representativas hechas por los jóvenes.
173
Ángela Hernández Córdoba
Mujeres Hombres
“Mi hermano mayor hace lo que él quie- “Quiero mucho a mi hermana, quien tal
re, llega tarde, no ayuda en los oficios de vez por su edad no sabe para qué sirve
la casa, no comparte conmigo nada, no un hermano, como ese amigo, y aunque
lo soporto, mi mamá le permite todo, nos llevamos bien, a medida que crez-
yo me meto en mi propio cuento, me ca nos la llevaremos mejor que ahora”.
Entre . encierro y veo TV”. “Mi mamá autoriza “Con mi hermano hablamos, tene-
hermanos a mi hermano mayor para que me con- mos confianza”. “Con mi hermano nos
trole, me regañe y me pegue cuando mi quedamos todo el domingo haciendo
papá esta muy ocupado”, “Mi hermano pereza, viendo TV o charlando”. “Mis
me regaña y se burla de mi, no me habla, verdaderos amigos son mis hermanos,
mi mamá dice que él tiene derecho, todo sin desconocer los otros amigos, nos
se le consulta a él, eso me da rabia”. reímos, salimos etc.”.
“Mis papás no se ven ni se hablan hace “En mi familia con mi papá no hay caso,
10 años, por maltrato físico de mi papá; se hace lo que él dice así nadie este de
él trató de matarla con una navaja por acuerdo, mi mamá se pone brava, alega
celos, me da miedo con él, prefiero no y todo queda ahí”, “se supone que mi
verlo, mi mamá sufriría”, “Hace 8 años mamá manda en la casa, pero que va,
De la pareja
que no se nada de mi papá, mi mamá no es así, mi papá piensa diferente, al
de padres:
me regañaba por escribirle, yo me sen- final mis padres pelean, se hace lo que
conflicto
tía mal con mi mamá y terminé por no el dice, nos obliga”, “mis papás no se
conyugal
saber nada de él; ella lo sigue odiando y aguantan, cada vez que se hablan pare-
me siento mal”. “Mis papás duermen en cen perros y gatos”.
cuartos separados; no se soportan, él la
grita, le dice groserías y ella no dice nada
por miedo a que no de lo necesario”.
174
Vínculos, individuación y ecología humana
Mujeres Hombres
Con respecto a los hermanos, las mujeres se sienten más distantes y aún
perseguidas en los casos donde sobre todo las madres les confieren autoridad
para controlar a las hermanas. Así favorecen la rivalidad fraterna, más marca-
da entre hombres y mujeres, pues ellos tienden a reconocer más la amistad
con sus hermanos.
175
Ángela Hernández Córdoba
como desinterés de los padres que son percibidos como censores a quienes
rinden cuentas, pero no necesariamente como un apoyo emocional en las di-
ficultades, lo cual alimenta, sobre todo en las mujeres, sentimientos de rabia,
miedo y frustración.
En cuanto a las relaciones con amigos, se aprecian más diferencias entre los
géneros, pues como lo muestra la Tabla 27, menos de la mitad de ellas tienen
una vida social activa y parece que sus contactos son primordialmente tele-
fónicos.
Consumo alcohol 0 25 0 75
Consumo psicoactivos 0 25 0 0
Tiene pareja 0 25
176
Vínculos, individuación y ecología humana
Mujeres Hombres
Las jóvenes sienten que la familia las “asfixia” con sentimientos de culpa hacia
los padres y miedos para interactuar con su grupo de pares, por lo cual no es
de extrañar que la mitad de ellas aspiren a viajar al exterior para proyectar su
vida lejos de su familia.
177
Ángela Hernández Córdoba
Mujeres Hombres
A lo anterior se suma una pobre vinculación con el cuerpo por parte de las
mujeres, tal como lo muestran las tablas 30 y 31.
178
Vínculos, individuación y ecología humana
Mujeres Hombres
“Me miro al espejo y me veo gorda, me sobra
grasa, soy voluminosa, detesto como me veo, a
“Me gusta como soy, joven alto y delgado, pienso que
nadie le importan las rellenitas”, “mis compañe-
las propagandas son para las mujeres que se dejan la-
ros me dicen que así estoy bien, pero yo sé que
var el cerebro”, “en mi caso hago deporte y no me
no”, “yo parecía un buñuelo con cinturón, tengo
preocupa tanto la imagen, no me gusta estar pesado,
que estar delgada”, “dejémonos de mentiras,
más adelante me puedo enfermar si estoy con sobre-
a ningún hombre le gustan las gordas”, “si me
peso, me preocupa más la salud que la imagen (5 de
subo algo de peso y me lo dice una mujer no me
8)”, “no me gusta como estoy, un poco subido, si soy
afecta, pero si me lo dice un hombre me quedo
sincero esto me molesta, cuando miro los tipos de TV
pensando, aún me veo gorda cuando me miro”,
o en la calle, me da rabia conmigo, por mis excesos,
“mis compañeros me dicen que tengo una cara
no me gusta practicar ningún deporte, a veces pienso
bonita, pero yo realmente me veo como un
que a las mujeres un tipo gordo no les gusta (1 de 8)”,
monstruo, no soy delgada, uso ropa suelta y co-
“no soy un tipo churro, pero paso, me he dado cuenta
lores oscuros”, “mi hermano mayor me molesta,
que mi forma de ser gusta y tengo varias fans, pues soy
se burla por ser gordita, lo que yo hago siem-
sociable, agradable y muy colaborador”, “la publicidad
pre lo compara con lo que hace mi hermana la
envía propagandas de modelos hombres y mujeres
bonita, la flaca como una modelo, todo lo hace
para que seamos iguales, si es por imagen y estética
perfecto”, “como soy delgada puedo comer de
no vale, debería ser más por salud”, “los medios de
todo y no me engordo (1 de 8)”, “mi hermano
comunicación son salvajes para vender imágenes que
se burla de mi por mi peso, mi mamá dice que
no son reales”, “creo que soy poco atractivo, no soy
tiene derecho”, “tengo que estar como Brithney
como los de la TV”, “me veo flaco, enfermo con hipo-
Spears, bien delgada, para el día de mi grado, si
glicemia” (1 de 8).
no, no conseguiría trabajo, como le pasó a una
amiga gorda”.
179
Ángela Hernández Córdoba
180
Vínculos, individuación y ecología humana
181
Ángela Hernández Córdoba
182
Vínculos, individuación y ecología humana
183
Ángela Hernández Córdoba
2 Un ritual se considera solidarista cuando promueve la integración social y agonista cuando naturaliza
y mistifica el orden social, manipulando las emociones para imponer la permanencia de patrones y
rutinas.
3 Las redes sociales primarias son conjuntos de personas que se conocen entre si, unidas por vínculos
de familia, amistad, vecindad, trabajo, estudio y ocio. Sus miembros están unidos por relaciones afec-
tivas y gratuitas más que de carácter funcional. Las redes sociales secundarias son conjuntos sociales
constituidos normativamente, estructurados en forma precisa para desarrollar una serie de misiones
y funciones específicas (escuela, empresa, comercio, hospital, juzgado, etc.), que se le reconocen
socialmente como propias. Quienes las integran cumplen roles predeterminados y los intercambios
184
Vínculos, individuación y ecología humana
con alusión a que sería deseable limitar las redes secundarias institucionales a
su mínima expresión. La salud mental se definió como una responsabilidad in-
dividual, emergente de un estilo de vida saludable y resultado/causa de la paz
y el orden social. Las intervenciones comunitarias en salud mental se carac-
terizaron como acciones supresoras del conflicto social y como promotoras
de acciones de movilización social, entendidas como acciones asumidas por
la comunidad para suplir los deberes sociales abandonados progresivamente
por el Estado. La comunidad se desvaloriza.
2ª. Pseudorecíproca: tres meses de duración. Los actores sociales fueron ase-
sores del gobierno distrital del nivel central, funcionarios operativos de salud
mental del nivel local, unidos en redes personales. Los rituales fueron sobre
todo solidaristas, pero sin real empoderamiento de las personas situadas en
los niveles inferiores de la jerarquía. Se ratificaron míticamente las relaciones
jerárquicas y el poder del conocimiento técnico-científico. Predominaron las
epistemes administrativas, epidemiológica tradicional y de las ciencias socia-
les, junto con una prescripción de valoración del saber popular y epistemes
jurídicas que apoyaban contradictoriamente tanto el discurso de los dere-
chos humanos como el de la restricción del derecho a la salud mediada por
la Ley 100 de 1993 y sus decretos complementarios. Se esperaba que en la
comunidad fueran promovidas en su orden las redes secundarias informales,
las personales y las secundarias formales. La salud mental se conceptualizó
alternativamente como participación y poder de decisión y como ausencia de
enfermedad. La intervención comunitaria en salud mental se dibujó como una
valorización de la atención en salud a cargo del “tercer sector” junto con un
concomitante fortalecimiento de servicios formales ambulatorios.
3ª. Recíproca: dos meses. Participaron como actores socio–políticos los ase-
sores de diversas oficinas de la Secretaría, referentes de salud mental de la red
suroccidental y trabajadores de la salud de la misma red. Los rituales predomi-
nantes fueron solidaristas, tendientes a validar un orden social con jerarquías
planas. Prevalecieron epistemes de tipo administrativo y epidemiológico. Se
pretendió fortalecer con la intervención comunitaria a las redes secundarias
formales, continuando la tendencia establecida en la etapa anterior, junto con
las redes primarias familiares. La comunidad continuaba excluida del proceso.
4ª. Complementaria: dos meses. Salen del campo social algunos actores de la
que en ellas se concretan están fundados en el derecho o en el dinero, estando éstas respuestas
tradicionalmente a cargo del Estado y sus instituciones, por lo cual también se les ha llamado redes
institucionales. A otras estructuras organizativas estables de la sociedad civil (tercer sector), se las
distingue como redes secundarias informales, para diferenciarlas de las anteriores, a las cuales se
denomina redes secundarias formales (Castellanos, B. 1995).
185
Ángela Hernández Córdoba
11ª. Pauta indefinida: cinco meses. Marca su inicio el retiro voluntario y defini-
tivo de la autora de este trabajo y de otros miembros de su equipo de trabajo.
Su impresión como observadora externa y distante es que se reinstauró una
pauta complementaria y que se continuó con el fortalecimiento activo de re-
des secundarias formales e informales, con ingreso de múltiples actores socio-
políticos, en un momento de tránsito en las esferas del poder distrital. Es
evidente el giro que sufren las epistemes: domina el discurso de la ciudadanía,
los derechos humanos, el derecho a la salud, la participación social efectiva,
las representaciones sociales de la enfermedad mental y la atención integral
en salud física y mental. Los principales argumentos con los que se sostienen
en este contexto epistémico las elaboraciones del modelo de salud mental
basado en la comunidad y su correspondiente política distrital en curso están
centrados en destacar su construcción colectiva y basada en amplios procesos
de movilización social. En el discurso general, la comunidad aparece, por fin,
exaltada. Revalorización del discurso del saber popular.
188
Vínculos, individuación y ecología humana
• Las redes de relaciones a las que se dio prioridad, con el objeto de que
fueran promovidas dentro de las comunidades durante la intervención,
fueron las secundarias formales. Este fue uno de los pocos puntos donde
la tendencia general se orientó hacia un acuerdo mantenido entre actores,
junto con la construcción de condiciones que promovieran la seguridad
laboral de los equipos de salud mental pertenecientes a la red adscrita a la
Secretaría.
• La configuración final del modelo, cada vez más cercano a las formas de
la “policía médica”, reflejó isomórficamente las rígidas relaciones que se
fueron instaurando entre los actores, dentro de las cuales se fue valorando
progresivamente a la jerarquía y el control.
189
Ángela Hernández Córdoba
Una intervención ecológica ideal, es aquella que logra romper con el eco-
sistema de dominación, facilitando las mejores condiciones posibles de
subjetivación para los actores en juego, de modo que los valores solida-
rios legitimen el juego de las relaciones sociales. En este sentido, dudo
que la experiencia examinada pueda ser llamada exitosa. No obstante,
no puede negarse que el diseño inicial del conjunto de acciones en salud
organizadas como un Modelo de Salud Mental Basado en la Comuni-
dad, lograba recoger muchos de los parámetros trazados por Miermont
para caracterizar una intervención clínica compleja, planteamientos que
podrían extrapolarse para definir la complejidad de una intervención co-
munitaria”.
190
Vínculos, individuación y ecología humana
191
Ángela Hernández Córdoba
Tabla 33..Objetivos.de.las.tesis.en.el.ámbito.
de.la.protección.por.violencia.familiar.
Promover.la.resignificación.del.vínculo.entre.las.familias.bajo.medida.de.
Familias. en. medida. de.
protección.y.un.equipo.de.profesionales.que.las.interviene.y.comprender.
protección
el.tránsito.de.la.mirada.asistencialista.a.la.del.paradigma.de.la.resiliencia..
Comprender.la.dinamización.de.los.vínculos.entre.las.familias.que.se.en-
Familias. en. situación. de.
cuentran.en.la.institución.de.apoyo.social.y.familiar,.el.equipo.de.profesio-
vulnerabilidad.social
nales.que.las.interviene.y.el.investigador/interventor.
Comprender.la.ecología.de.los.vínculos.y.el.proceso.de.individuación.de.
Madres. definidas. en. alto.
las.madres.definidas.en.alto.riesgo.por. el.programa. .“Familia.Gestante.
riesgo
Bebe.Sano.y.Deseado”.del.COL.–.DABS4.
Comprender.las.movilizaciones.de.las.creencias,.pautas.de.crianza.y.vín-
Psicoterapia. por. maltrato.
culos. afectivos. de. las. familias. que. son. atendidas. en. el. Centro. Zonal,. a.
infantil
raíz.de.eventos.de.maltrato.al.participar.en.un.proceso.de.intervención.
Comprender.cómo.las.formas.de.construcción.de.los.vínculos.en.la.fami-
Psicoterapia. por. abuso. lia.y.su.entorno.se.relacionan.con.la.emergencia.del.abuso.sexual.y.como.
sexual la.intervención.posibilita.la.movilización.de.los.modos.de.vinculación.de.
la.familia..
. omprender.cómo.se.transforma.el.vínculo.de.las.parejas.a.través.del.
C
Adopción. por. parejas. in-
proceso.de.adopción.y.cómo.participa.de.este.proceso.la.institución.fa-
fértiles
cilitadora.
Se.parte.de.la.hipótesis.de.que.los.problemas.de.protección.son.a.la.vez.una.
realidad.y.una.construcción.social.compleja,.cuyo.surgimiento.y.cuya.solución.
involucran.ineludiblemente.a.instituciones.sociales.que.intervienen.a.la.familia.
por.designación.estatal..Decimos.que.son.una.realidad.social.pues.evidente-
mente.hay.niños.que.sufren.maltrato,.abuso.y.abandono,.pero.son.una.cons-
trucción.social.en.cuanto.el.sentido.y.las.consecuencias.de.tales.hechos.varían,.
no.sólo.con.la.evolución.de.la.legislación.respectiva,.sino.con.las.decisiones.
que.en.cada.caso.toman.los.actores.profesionales.y.sociales,.de.acuerdo.con.
sus.propios.saberes.y.marcos.de.referencia.personal.
La.eficacia.de.estas.intervenciones.en.función.de.superar.las.vulnerabilidades,.
requiere.por.tanto.de.coordinación.de.acciones.que.se.inspiran.en.epistemes.
4. . COL. –. DABS:. Centro. Operativo. Local. Dimensión. -. Departamento. Administrativo. de. Bienestar.
Social,.hoy.reemplazado.por.la.Secretaría.de.Integración.Social.del.Distrito.Capital.
192
Vínculos, individuación y ecología humana
Dentro del marco jurídico y legal sobre la protección de niños, niñas y ado-
lescentes, todos los temas se enfocan desde la óptica de los derechos de los
menores de edad y las legislaciones internacionales y nacionales, las cuales
sirven de referente a la intervención psicosocial y clínica de la que se ocupan
las tesis analizadas. Tales referentes legales son principalmente la Convención
Internacional sobre los Derechos de los Niños y Niñas, la Ley 1098 de 2006
que promulga el Código de la Infancia y la Adolescencia, y la Ley 294 de 1996,
reformada por la Ley 575 de 2000, sobre los delitos contra la armonía y la
unidad de la familia.
193
Ángela Hernández Córdoba
Sin embargo, tanto los lineamientos de ICBF, entidad reguladora de los proce-
sos de adopción, como de la fundación en la cual se desarrolló la investigación
que aquí se reporta, consideran que el derecho es de los niños a ser adoptados
y no de las parejas a adoptar. En la actualidad, las entidades encargadas de llevar
a cabo programas de adopción, incluido el ICBF, ofrecen a los padres adoptivos
herramientas que les permitan asumir la adopción como un continuo que se
complejiza a lo largo del desarrollo del hijo y de la familia y que requiere una co-
construcción del vínculo afectivo, a diferencia de la visión anterior que conside-
raba la adopción como un evento único, que debía vivirse rápida y sigilosamente
debido a que se percibía displacentero y un poco vergonzoso.
Por esto, las entidades hacen evaluaciones completas de los padres aspirantes
a la adopción, quienes deben demostrar su idoneidad física, mental, social y
moral (Lineamientos Técnicos del Programa de Adopciones, ICBF, 2006) y
ofrecen asesoría psicológica a aquellas personas, parejas o familias que desean
adoptar, como parte de un proceso de reflexión que les permita tomar la
mejor decisión.
194
Vínculos, individuación y ecología humana
Otros referentes de los programas dentro de los cuales participaron las tesis,
especialmente la realizada con madres clasificadas en “alto riego”, son las re-
laciones entre maternidad precoz, pobreza y mortalidad infantil, procedentes
de epistemes propias de la epidemiología y la salud pública. En ese sentido, el
panorama mundial, nacional y distrital respecto a la maternidad y sus riesgos,
ha posicionado el tema como una problemática social relevante y por tanto
un asunto concerniente a la salud pública. En Colombia, la Política Nacional de
Salud Sexual Reproductiva (2003), en respuesta a estas condiciones, identifi-
có seis metas como ejes de trabajo: maternidad segura, planificación familiar,
salud sexual y reproductiva en la población adolescente, cáncer de cuello ute-
rino, prevención y atención de Infecciones de Trasmisión Sexual, (VIH/SIDA),
y violencia domestica y sexual.
que la dificultad para satisfacer las necesidades básicas ocasiona en los padres
sentimientos de culpa y de tristeza, al verse fracasados en su rol de proveedo-
res, a pesar de que trabajen horas extras o tengan dos jornadas de trabajo, lo
cual afecta la estabilidad, las relaciones y la calidad de vida de la familia.
Con esa mirada de la pobreza como carencia e invalidez, las políticas públicas
sociales, basadas en la doctrina de los derechos, han orientado acciones que
propician una relación asistencialista entre gobierno y sociedad civil, en donde,
por un lado, el Estado juega el rol de benefactor supremo de las necesidades y
poseedor de los recursos para hacerlo, mientras que los grupos en pobreza jue-
gan el rol de víctimas de las circunstancias de una sociedad injusta e inequitativa.
Cyrulnik (2002) dice al respecto que las victorias de los derechos humanos y
nuestra cultura tecnológica nos han hecho creer en el sueño de la sociedad
perfecta y de la erradicación del sufrimiento, pero también la experiencia co-
tidiana e histórica nos muestra que las pruebas y los conflictos son inherentes
a la vida, así como la puesta en marcha de recursos para retomar el camino
de la individuación y el desarrollo. No obstante, la activación de la resiliencia
puede verse apoyada o interferida por el aparato social y estatal que pretende
proteger, tal como lo muestran los estudios que se presentan a continuación.
Visto así, se comprende como un problema multifactorial que debe ser abor-
dado de manera coherente e integral a través de un enfoque transdisciplinario
que abarque a todos los actores (Mejía, 1997).
197
Ángela Hernández Córdoba
• Una vez la institución entra a jugar un papel dentro del sistema familiar,
se establece una tríada relacional en la cual la institución intenta construir
una alianza con el niño o la niña para configurar una coalición encubierta
en contra de los padres o cuidadores primarios, al evaluarlos como negli-
gentes o maltratantes del niño o niña víctima. De este modo, la institución
se asume como figura protectora del menor, sin valorar adecuadamente
los esfuerzos que han hecho los padres por proteger a sus hijos a lo largo
de su vida.
En su mayoría, los padres de familia no creen justo que les retiraran a los niños
del hogar y los ubicaran en el sistema de protección del ICBF y piensan que
las autoridades debieron haber comprendido mejor la crisis familiar actual,
pues los niños no tenían ninguna injerencia ni estaban directamente afectados
por ellas.
198
Vínculos, individuación y ecología humana
En una primera unión la madre tuvo una hija, hoy de 13 años, quien se encuentra bajo
medida de protección; la menor vivió con su padre durante 8 años y fue criada por la
abuela paterna. La madre estableció una segunda unión, tuvo otra niña de 7 años; nueva-
mente se separó y conformó una tercera relación, de la que tiene un niño de 2 años. Se
GLO han presentado conflictos de pareja, debido al consumo recurrente de licor por parte de
ambos. La niña en protección institucional mantiene un vínculo distante con su padrastro y
un afecto ambivalente por su madre. La familia vive en la casa de propiedad del padrastro,
quien se desempeña como ayudante de construcción; los ingresos provienen del arriendo
de algunas habitaciones y de la venta de empanadas por parte de la madre.
La madre conformó dos uniones libres, de la primera tuvo cuatro hijos de 9, 8, 6 y 5 años;
el mayor se encuentra bajo medida de protección. La pareja se separó después de 5 años
de convivencia por infidelidad del señor quien se encontraba privado de la libertad por
homicidio y fue condenado a 18 años de cárcel. De la segunda unión, la madre tuvo dos
niñas de 3 años y 1 año, vive con este compañero hace 4 años y ambos se desempeñan
RE
como vendedores ambulantes. El niño que está en protección es cariñoso con la madre,
pero ella lo define como muy desobediente; menciona que en varias ocasiones el niño se
ha ido de la casa y ha dormido en la calle porque la progenitora y el padrastro lo castigan.
El niño manifiesta que no quiere a la hermana menor ni vivir con el padrastro. La relación
con los hermanos es buena, se quieren y se acompañan.
La progenitora conformó una primera unión con un señor ya fallecido y tuvo a un varón
de l5 años quien vive actualmente con ella; de una segunda unión libre que mantiene hace
14 años tuvo un niño de 11 años, quien vive con la abuela paterna, otro de 10 y una niña
de 8 años, quienes se encuentran bajo medida de protección. Se sabe que han existido
conflictos conyugales frecuentes asociados al consumo de licor, primordialmente por par-
te del padre; los vínculos parentales son desligados, pues dan prioridad a la atención del
GIL
conflicto conyugal. Se han presentado crisis por infidelidad del padre con la hermana de la
progenitora, con quien tiene un hijo de 6 meses, y con quien estuvo viviendo por un tiem-
po, pero luego buscó nuevamente a su mujer. A pesar de esta situación ambos padres han
intentado reestablecer sus lazos afectivos para no perjudicar a sus propios hijos. Después
de la separación suscitada por el retiro temporal de los niños del hogar, la progenitora dejó
las ventas ambulantes y buscó otro tipo de empleo.
199
Ángela Hernández Córdoba
ra que yo no entregué los niños ni los dejé abandonados, porque ellos sabían
que yo estaba trabajando; a los niños los había dejado la madre de un día para
otro; pero que los niños estén aquí por haberme enredado con esa señora, no
es justo; incluso la defensora dijo que los niños ya deberían estar conmigo”.
Los padres GIL aceptaron haber incurrido en un acto de agresión hacia uno de
sus niños, quien denunció el hecho a las autoridades; el señor GIL reconoció
sentirse culpable por su proceder con su hijastro, pero le reclamó a las autori-
dades que se hicieron presentes no haberle dado la oportunidad de redimirse
y haber procedido a llevarse a sus otros hijos de forma violenta, sin haber re-
tirado también al hijastro, quien fue quien puso la denuncia de maltrato: “mis
hijos me dicen: papá es que nosotros no hicimos nada, ni lo denunciamos a su
merced, y mi hermano sí, y él esta libre y nosotros todavía acá, ¿por qué en-
tonces mis tíos no piden la custodia?”. El padre asumió una actitud protectora
con sus hijos al intentar tranquilizarlos y explicarles las razones por las cuales
iban a sacarlos del hogar, lo cual favoreció la construcción de una historia me-
nos dramática para los niños sobre la protección institucional; él admitió que
la medida de protección le había servido para actuar más positivamente con
su propia familia.
La madre de la familia RES fue la única que aceptó la utilidad directa que le re-
porta la institución, dado que tiene cinco hijos más, no cuenta con el apoyo de
su actual compañero, padece ataques de epilepsia y vive del rebusque en ven-
tas ambulantes. La madre asume así una actitud protectora frente a su hijo, a
pesar de que la ubicación en una institución implica no tener contacto afectivo
frecuente, pero ve este servicio como una solución para la manutención y la
formación integral del menor. La aceptación de esta madre sobre el motivo de
ingreso de su hijo al hogar se plasma en su comentario: “yo creo que amerita
llegar a una institución como esta, así como mi hijo, que se me salía de la casa,
sabiendo que la responsabilidad de pronto era mía, pero a la vez igual de él,
porque yo lo dejaba estudiando y del estudio salía para otras casas...”.
200
Vínculos, individuación y ecología humana
Los padres se dan cuenta de que las autoridades competentes creen que ubi-
car a los niños en una institución los protege de sus mismos progenitores o
familiares porque los califican como maltratantes, descuidados o abandónicos
de sus responsabilidades. Al detentar el poder que les otorga la ley, quedan
en una posición “privilegiada”, para que sean ellos, como autoridad estatal,
quienes deciden qué es lo mejor para los niños, sin tomar suficientemente en
cuenta a todo el núcleo familiar, como el principal responsable del amor y la
educación. Una vez dentro del sistema de protección, la institución (ONG)
representa a la autoridad estatal y se conforma así una coalición encubierta
contra los padres “victimarios”, lo cual confirma la hipótesis de triangulación
que propuso la presente investigación.
201
Ángela Hernández Córdoba
• Dejar solos y bajo llave a los niños, sin la supervisión de un adulto, porque
pueden cometer algún acto que ponga en peligro su vida.
202
Vínculos, individuación y ecología humana
Entre los mitos sobre los cuales los profesionales evalúan a los padres de
familia se destacaron los siguientes: “cuando la parte material no funciona, se
desesperan, entran en conflicto y en agresiones, y si el niño pide algo, le pegan
y se vuelve un círculo vicioso”; “ellos sienten más el remordimiento y la culpa
por haber sacado a sus hijos del hogar, pero no hay un sentimiento de afecto
hacia ellos”; “como ellos dicen, son mis hijos y nacieron de mí, pero no tienen
la concepción del amor verdadero hacia la persona, pues si la tuvieran no los
expondrían a tantas situaciones de riesgo”; “no se sabe cómo sea el afecto, si
adecuado o no, pero está más orientado hacia supervivencia... que tengan la
alimentación, de pronto un techo y que se mantengan ahí”; “son relaciones
mediadas con un fin utilitarista, es decir, siempre y cuando represente una
utilidad para mí, esta relación es importante”; “es que hasta con los hijos: si
yo te doy, tu vas a velar por mí, si no, no hago nada por ti, y si es en la pareja,
yo te doy a ti, ¿qué me das tú a mí?”; “es una ganancia material lo que buscan,
porque si fuera espiritual o afectiva, el grupo se mantendría, porque estando
bien, uno se sobrepone a las dificultades”.
203
Ángela Hernández Córdoba
Algunos padres reconocen además como factor positivo la influencia que ejer-
ce la familia extensa, primordialmente la figura de la madre, mediante conver-
saciones significativas que guían o aconsejan sobre lo que es mejor hacer en
cada situación, brindan apoyo emocional, o en otros casos, cuando represen-
tan un soporte material frente a necesidades particulares. Paradójicamente,
el distanciamiento físico y afectivo de los niños se convierte en un factor de
protección para la homeostasis del subsistema conyugal, en la medida en que,
al generar cierta culpa en los padres, conlleva a cambios en la relación con el
fin de rectificar errores del pasado.
Los profesionales mencionan además como factor positivo las reacciones opor-
tunas de protección de los adultos ante situaciones de peligro específicas, las
cuales generan respaldo emocional y crean estrategias para prevenir que se
sigan presentando tales situaciones, especialmente frente al abuso. En general,
el equipo técnico puntúa que las familias poseen recursos y potencialidades para
salir adelante y superar sus propias crisis; sin embargo, afirman que para su
desarrollo se requiere que la voluntad y el empeño surja naturalmente en ellos.
Una profesional afirma, por ejemplo, que “todas las familias tienen capacidades
y potencialidades, lo que pasa es que no todas las quieren desarrollar y son
conformistas”. De esta manera, la preocupación del equipo en la intervención
puede centrarse en motivar o alentar a los padres para que decidan mejorar e
infortunadamente, cuando perciben falta de voluntad frente al cambio, pierden
interés, como lo reconoció una profesional al afirmar que “algo que me ha pa-
sado personalmente es que, cuando la gente se da y muestra interés, yo me sigo
metiendo, y logro con ellos cosas; pero cuando la persona se ve perezosa y con
desidia, también me entra a mí y la dejo a un lado”.
205
Ángela Hernández Córdoba
206
Vínculos, individuación y ecología humana
Desde este punto de vista, los profesionales “miden” los vínculos histórica y
etiológicamente formados en la familia con una “misma regla”, haciendo a un
lado el análisis de las múltiples conexiones válidas que ha construido la familia,
porque obedecen a un modelo estereotipado sobre cómo deben comportar-
se los padres con sus niños para crear vínculos afectivos “sanos”. Por ejemplo,
uno de los parámetros informales consiste en que si la familia no se contacta
con el niño en menos de tres meses después de su ingreso a protección, se
cree definitivamente que sus padres o familiares no lo quieren y no han tenido
un vínculo afectivo importante con él y se corre el riesgo de declarar prema-
turamente a un niño en condición de adoptabilidad, sin mediar un manejo más
incluyente de la familia.
207
Ángela Hernández Córdoba
La resiliencia será algo que se reactivará si los demás creen que es posible; es
decir, si las familias reciben la suficiente confianza para entrar al sistema sin
prevenciones, intentando manejar de forma coherente y armónica la confi-
dencialidad con la responsabilidad legal que tienen, y creer firmemente que,
más allá de las fallas, se puede transformar el vínculo hacia la confianza, la
cooperación y el reconocimiento como seres humanos, lo cual implica una
cambio en la postura personal en los actores involucrados.
208
Vínculos, individuación y ecología humana
Está conformada por madre separada hace varios meses debido a violencia conyugal y
hacia los hijos, asociada al alcoholismo del padre. Los cuatro hijos (16, 14, 10 y 8 años)
asisten a la institución debido a la necesidad de la madre de dejarlos al cuidado profesional,
mientras ella trabaja. Los cuatro hijos están en un colegio distrital, cursando 9°,7°,4° y 2°
1
respectivamente. Las niñas menores reciben un seguimiento académico en la institución y
los mayores participan de grupos de prevención y recreación como acompañamiento a la
ocupación del tiempo libre. Semanalmente asisten a encuentros con la familia, como segui-
miento institucional frente a las características sociofamiliares encontradas.
Está conformada por padre y madre, casados hace 8 años, tienen dos hijos de 8 y 6 años.
Asisten a la institución por sugerencia de la Comisaría de Familia de la localidad, debido a
continuos eventos de violencia conyugal. Los hijos asisten a la institución diariamente y par-
2
ticipan en actividades de seguimiento académico y en grupos recreativos y de prevención.
La familia asiste a sesiones de fortalecimiento de sus vínculos, debido al deterioro asociado
a la violencia existente desde tiempo atrás.
Tanto los hijos como la madre aceptan este déficit en la estructura familiar, de
modo que asimilan que el papel masculino en la familia es inútil o de utilidad
desconocida, e incluso permiten que la institución ingrese como modelo pa-
rental de apoyo frente a situaciones de exigencia afectiva y en algunos casos
económica y social. Los servicios institucionales también cubren carencias de
todo tipo y forman parte de su ecosistema.
210
Vínculos, individuación y ecología humana
Para la psicóloga, por el contrario, el cambio debe ser inducido desde posi-
ciones de control, ya que la familia debe estar sujeta a la vigilancia del equi-
po, a fin de prevenir eventos de maltrato y violencia, por lo cual se propone
un contexto terapéutico obligado. Lo más difícil es que la familia reconozca
que necesita ayuda y que existe algún conflicto, requisito que considera indis-
pensable para formular un verdadero contrato de cambio: “Usualmente nos
ligamos a lo que nos dice la ley frente a este tipo de situaciones; por ejemplo,
cuando enviaron a la familia 2, sabíamos que algo muy grave ocurría en la pa-
reja, que se reflejaba en los niños y que nuestro deber era detener todo esto
para evitar violencia. Por eso yo creo que partimos de pensar que las familias
deben asistir a estos procesos para aprender la manera de vivir en armonía,
pero sabemos que ellos se sienten a veces perseguidos e invadidos en su
intimidad y evitan al máximo hablar de sus cosas y esto frena el proceso y se
esconde el problema”.
les quema la cabeza y no los deja salir adelante; al menos desde que llegamos
de la comisaría y recibimos terapias, evitamos pelear tanto, aunque aún hay
problemas, pero sé que en un futuro las cosas van a cambiar”.
9.3.3 Mitos
212
Vínculos, individuación y ecología humana
213
Ángela Hernández Córdoba
Los vínculos con las familias están condicionados por la forma como entran en
contacto con la institución. Se dan tres tipos de situaciones:
• Para solicitar un servicio puntual, como el cuidado de los niños mientras los
padres trabajan. Al acogerlas así se espera que al establecer una relación
más estable con la institución, aparezcan otras demandas de ayuda más
específica en el futuro.
214
Vínculos, individuación y ecología humana
• Por solicitud directa de apoyo por parte de la familia para afrontar situacio-
nes que reconoce como preocupantes.
Como ya lo planteaba la tesis anterior, los resultados permiten afirmar que los
rituales de intervención social en estos casos generan vínculos bastante poro-
sos con las instituciones, pues ellas y sus profesionales se sienten autorizados
a traspasar los límites del sistema familiar con la justificación de proteger a
los niños y adolescentes, quienes son el motivo de las peticiones de ayuda,
la mayoría de las veces por parte de una institución y no de la propia familia
(médicos, escuela, centros de protección, defensores de familia y/o jueces
de menores, etc.). Son tantas las carencias y tan graves las situaciones que se
viven en este ámbito social, que los profesionales tienden a definir a los adul-
tos como incapaces del cuidado de sus hijos y en ello fundamentan sus inter-
venciones instruccionales, correctivas y controladoras en función de que los
padres asuman comportamientos definidos como ideales desde las disciplinas
vistas como norma de la existencia humana.
215
Ángela Hernández Córdoba
24 años, tres hijos (5 y 2 años, niña muerta), tres uniones maritales. Eliana fue producto
de una relación ocasional de la madre, para quien su hija se convirtió en el sentido de
su vida. En esta familia monoparental se generó una cohesión amalgamada y una adap-
tabilidad caótica, ausencia de liderazgo efectivo, cambios aleatorios de roles y disciplina
irregular. Madre e hija han mantenido una relación fusionada y conflictiva, con límites
internos difusos. Las relaciones con su padre han sido totalmente alejadas y con los
padres de sus hijos conflictivas, a excepción de su último compañero con quien parecen
estar unidos. En su adolescencia, su madre no significaba autoridad y Eliana buscó en sus
Eliana
pares un refugio; allí se inició en el consumo de drogas. En esas andanzas con su grupo
de compañeros de rumba quedó embarazada de su primer hijo, producto de “una noche
de tragos”. Al igual que su mamá, Eliana hizo un intento fallido de construir una familia
con el padre de su primer hijo. Después de esa ruptura siguió vinculada con sus amigos
del “parche”, donde se fue dando una relación con un joven consumidor de drogas y de
quien quedó nuevamente embarazada. También falló el intento de formar un hogar, a
causa de episodios de maltrato físico y psicológico, aun estando en gestación. La bebe
murió a los 28 días de nacida.
216
Vínculos, individuación y ecología humana
32 años, cuatro hijos de 13, 11, 9 y 2 años; los dos mayores son de una primera unión y
los otros de su última pareja, con quien también tuvo otros tres hijos que murieron: una
niña a las tres horas de nacida y los otros dos de 3 años y 10 meses en incendio de su
vivienda. Su compañero trabaja esporádicamente como vigilante. Mariana ha mantenido
relaciones desligadas, conflictivas y autoritarias con su familia de origen al igual que con
sus hijos. Dos de sus hermanos murieron y la parentalidad recayó exclusivamente sobre
su madre; el padre ni siquiera les dio el apellido. El acompañamiento en el embarazo
del primer hijo de Mariana por parte de su familia fue difícil, ya que cuando la madre se
Mariana enteró “le dio una leñera”; y cuando el niño tenia 6 meses tuvo que trasladarse a Bogotá
a buscar una forma de subsistir, sin apoyo de nadie, aventurándose a las inclemencias
de una ciudad que no conocía. De la historia de construcción de pareja de Mariana se
puede decir que se perpetuaron las carencias y los vacíos afectivos de ambas partes,
pues las relaciones han sido conflictivas, con pautas de interacción y de crianza maltra-
tantes, negligentes y erráticas. Otro factor que ha afectado negativamente a la pareja es
el consumo desmedido del alcohol, pues ambos lo usan como medio de esparcimiento,
lo que acrecienta las tensiones conyugales y disminuye la capacidad para solucionar las
diferencias por medio de una comunicación efectiva y acuerdos mutuos.
19 años, tiene una hija de dos años y está separada de su compañero después de dos
años de convivencia. Es la menor de siete hijos, producto de tres uniones de la madre
(hijo mayor de 32 años). La primera separación de su mamá se debió al excesivo mal-
trato por parte del compañero; la segunda unión sucedió pocos meses después, quedó
embarazada y al mismo tiempo conoció al padre de Juliana. Este enamoramiento fue tan
intenso que decidieron conformar una pareja y el señor reconoció a la hija fruto del ante-
rior romance. La conyugalidad era armoniosa y el señor abastecía el hogar con su oficio
de zapatero, pero a partir del nacimiento del primer hijo de ambos la relación conyugal
se fue deteriorando, hubo episodios de infidelidad y consumo de alcohol desmedidos
por parte de él. Surgió entonces una pauta de descalificación y de maltrato físico en la
pareja y el padre asumió un rol periférico y negligente respecto a las responsabilidades
parentales. Después de siete años, la señora volvió a quedar embarazada, como conce-
sión a la petición de su compañero quien deseaba una niña. Esta dicha duró dos años,
y fue interrumpida por el embarazo de Juliana. La madre intentó abortar fallidamente
y solo a los cinco meses de embarazo se lo informó a su compañero; él volvió al mal-
Juliana trato y al desentendimiento económico hacia el hogar. Esta situación se mantuvo por
varios años, hasta que se vieron obligados a salir del barrio por amenazas por parte
de una pandilla al hermano de Juliana; este evento coincidió con agresiones del padre
a quien finalmente abandonaron y denunciaron a la comisaría. La madre se posicionó
como líder en la jerarquía familiar. La cuarta hija se embarazó a los 16 y a los 17 años de
relaciones fortuitas y no recibió apoyo de los padres de los niños. El hermano mayor se
vio involucrado a los 12 años en pandillas y consumo de droga, al igual que la sexta hija,
consumidora de marihuana a los 14 años; este problema los llevó a una institución de
rehabilitación. A sus 14 años, Juliana se fue a vivir con su novio a la casa de sus suegros,
como intento de solución a los conflictos y al caos de su familia. A los 15 años, quedó
embarazada. A pesar de la sorpresa, Juliana recibió el apoyo de su madre, sus hermanos
y su familia política, con quienes estableció vínculos positivos y tuvo así un contexto
favorable a su embarazo. Juliana asumió a su hija como una compañía; la relación con
su compañero, estudiante de bachillerato, fue armónica, pero tenían gustos diferentes y
ante la dependencia económica de las familias de origen, Juliana se desesperó y propició
la separación que la llevó de nuevo a su familia.
En las familias de origen de las madres del estudio se observó como común
denominador la perpetuación de pautas de conyugalidad disarmónica (Lina-
res, 1996), las cuales, de generación en generación, han afectado el ejercicio
de la parentalidad y propiciado dinámicas de funcionamiento familiar con poca
217
Ángela Hernández Córdoba
Estas condiciones hacen que los vínculos entre los cónyuges se mantengan
más por el rencor, la venganza y el miedo, que por un sentido de reparación,
colaboración y de equipo. Ante la ausencia de la figura paterna, la materna
debe suplir todas las necesidades, aunque estas madres también provienen de
hogares conflictivos, con carencias psicoafectivas y con limitaciones económi-
cas. El ejercicio de su autoridad no es efectivo, pues finalmente los hijos hacen
su voluntad y crean problemas que después ellas deben asumir y resolver
como propios.
218
Vínculos, individuación y ecología humana
el padre del niño, con subsiguientes fracasos, uniones de las que nuevamente
queda al menos un hijo de quien se hace cargo la madre o la familia de origen,
y lealtades con la familia de origen, asociadas a dependencia económica.
En los tres casos, el primer embarazo fue interpretado por ellas mismas y por
su familia de origen como un fracaso. Esto también hace pensar que el em-
barazo precoz no solo es un desencadenante de pobreza, sino una situación
desencadenada, entre varios factores, por la pobreza afectiva en los hogares
de origen.
Las alianzas entre las parejas para el cuidado de los niños fueron infructuosas y
estresantes, porque cuando las madres invitaban al padre a participar del trián-
gulo protector, estos se comportaban inadecuadamente y recaían en maltrato
hacia ellas y el niño. Fue necesaria la intermediación de un tercero, ICBF y
comisaría de familia, para romper con esta pauta nociva. En un caso, la madre
restringió el vínculo al máximo con el padre de la niña, por advertencia de la co-
misaría de familia e insistencia de su mamá, mientras que en el otro se necesitó
de un cambio de custodia de la criatura.
Se asume que la relación del padre con el hijo es mediatizada por la madre en
una relación de tres, favorecedora del desarrollo humano. Sin embargo, para
las madres de este estudio no fue tan importante que los niños construyeran
un vínculo real, afectivo y cercano con su padre, pues en estos hogares se
acepta como natural que los niños crezcan sin padre, en lo cual intervienen
factores como la replicación de modelos familiares, el medio sociocultural
donde predominan las madres jefes de hogar y el debilitamiento del vínculo
del padre con el hijo por una conyugalidad disarmónica y deteriorada.
219
Ángela Hernández Córdoba
221
Ángela Hernández Córdoba
paradójicamente, que los roles de padre y madre se ejercen dentro de las re-
laciones conyugales y parentales, imposibles en ausencia de sus protagonistas.
Por tanto, los resultados obtenidos conducen a pensar que, a pesar de las
buenas intenciones de estos programas, en la práctica se convierten en más
de lo mismo, ya que a través de sus rituales asistencialistas se quedan cortos
en la promoción de crecimiento y de cambios en los ámbitos personal, fami-
liar y social, pues el encuadre con los usuarios no favorece ni la autoconciencia
ni el compromiso para construir nuevos estilos de vida.
222
Vínculos, individuación y ecología humana
223
Ángela Hernández Córdoba
modo que este inconformismo era entendido por el padre como un desacato
que justificaba el maltrato como forma de control.
224
Vínculos, individuación y ecología humana
Tabla 38. Características de una familia que experimentó abuso sexual en una hija
Lady, la consultante, es una adolescente remitida por la Comisaría de Familia por intento de suicidio,
asociado a abuso sexual ocurrido un mes y medio antes; tiene 13 años de edad pero físicamente apa-
renta 15. Cursa octavo grado de básica secundaria en un colegio distrital. Es la mayor de tres hermanas,
una de nueve y otra de tres años, quienes estaban a su cuidado, no sólo en el acompañamiento, sino
también como ejemplo y autoridad mientras el padre trabajaba y la madre trabajaba y estudiaba. Fue
abusada sexualmente por el dueño de la casa donde vivía, de 56 años, padre de cuatro hijos y con nie-
tos; reconocido por los vecinos como una persona honorable y muy recomendable, a quien Lady veía
como fuente del apoyo, que ella no percibía en su hogar por parte de sus padres. También ellos lo veían
como un importante apoyo en la crianza de su hija. Lady fue encontrando en este señor un apego y una
vinculación que solapadamente contenían intenciones sexuales: “Don Carlos me abrazaba, pero como
una hija; me consentía mucho, yo quería que él fuera como mi papá; como mi papá no me daba apoyo...
aunque cumple con sus responsabilidades. Lo que ocurrió es que ese señor se ganó mi confianza y en
una oportunidad me contó que él tenía un amigo que tenía una novia de 15 años y se querían mucho.
Él trató de insinuarme que yo hiciera lo mismo y así comenzaron a pasar las cosas”. Hasta el día en que
él la invitó a tener relaciones sexuales, ocasión en la que, dice Lady: “no pude decir que no; ese día yo
no estaba en mi cuerpo, me estaba sintiendo muy mal, me sentía sucia y muy culpable, le decía que no,
pero él continuaba hasta que terminó”. De esta situación no se enteró su familia hasta cuando hizo el
intento de suicidio, por el temor a ser juzgada nuevamente por su mamá como mujer fácil y a que no
le creyeran, como ocurrió con el padre hasta cuando la Comisaria lo confrontó con los hechos. En ese
momento cambiaron de casa y colocaron la denuncia pertinente. El abuso sexual fue redefinido por
ella como “un mensaje de ya, despierte, pare porque está viviendo la vida muy rápido; si usted quiere
cambiar, cambie ya, empiece su vida desde ceros y sea otra persona totalmente diferente”
225
Ángela Hernández Córdoba
Desde una comprensión ecológica del abuso sexual, estos eventos son indi-
cadores de una dinámica relacional de familias donde sus fronteras y roles
son poco claros; las versiones sobre la historia familiar son incoherentes, la
jerarquía está invertida y caotizada, los sentimientos son ambiguos y los com-
portamientos confusos.
226
Vínculos, individuación y ecología humana
cuidado con sus hijas, frustración de sus expectativas como padres, distancia
afectiva y mutua desconfianza.
Pareja de 38 años de edad y un hijo de 6 meses, con quien llevan conviviendo tres meses.
Iniciaron el proceso de adopción tras dos años de tratamientos de fertilización. Los dos
1
son profesionales y trabajan; ella decidió modificar su jornada laboral a partir de la llegada
de su hijo.
Mujer de 35 años, hombre de 37 y una hija de 5 meses, con quien llevan conviviendo dos
meses. Iniciaron proceso de adopción tras 5 años en tratamientos de fertilización. Tuvieron
un embarazo después de iniciado el proceso de adopción, pero no llegó a término. Son
2
profesionales y trabajan; ella, por ser independiente, comparte mayor tiempo con su hija.
La familia extensa tenía reservas sobre la adopción al iniciar el proceso institucional, pero
han empezado a cambiar al interactuar con la niña.
Mujer de 36 años, hombre de 40, un niño de 6 y una niña de 3 años. Llevan conviviendo
con su hijo 5 años y con su hija 2 años. Iniciaron proceso de adopción tras 2 años en trata-
mientos de fertilización. Acudieron a psicoterapia mientras estaban en tales tratamientos,
3 durante los cuales la esposa se deprimió; dicen que como resultado de la psicoterapia
contemplaron la opción de adoptar. Los dos son profesionales. La madre dejó de trabajar
desde la época de los tratamientos. La familia extensa del padre tenía reservas acerca de la
adopción, pero estas se disolvieron a partir de la interacción con los niños.
Mujer de 36 años, hombre de 37 años, un niño y una niña de 7 años de edad. Llevan convi-
viendo con sus hijos 6 años. Iniciaron proceso de adopción tras 5 años de tratamientos de
4 fertilización. Los dos padres son profesionales; solo el padre trabaja. Las familias extensas
tenían reservas sobre la adopción; estas se resolvieron, según señalan los padres, gracias a
la manera de ser de los niños.
Ante el diagnóstico, las parejas inician una serie de tratamientos, durante los
cuales la dinámica conyugal opera por una distribución clara de roles para el
aporte a la búsqueda de un embarazo, de modo que con frecuencia el hom-
bre asume los gastos monetarios y la mujer los costos físicos y emocionales,
con la idea de que es necesario atravesar este proceso para tomar la decisión
de adoptar con la tranquilidad de haber agotado todos los recursos para una
maternidad/paternidad biológica.
228
Vínculos, individuación y ecología humana
Como tener hijos es el objetivo prioritario y los tratamientos son tan exigen-
tes, las mujeres hacen cambios radicales en su vida, con respecto al traba-
jo, a sus hábitos alimenticios y aún a su vida social, obedeciendo al mito de
que estando más relajadas será más probable quedar embarazadas. En todas
las parejas aparece un sistema de expertos que ayuda y en quien se apoyan.
Primero son los médicos que ofrecen la reproducción asistida y luego la ins-
titución de adopción, de manera que se hacen más laxos los límites de la
pareja con el entorno; como consecuencia, la intimidad conyugal se reduce y
se pierde en el horizonte el momento en que estos procesos se detendrán,
hasta cuando alguno de los dos no resiste más esa incertidumbre. En tres
de las cuatro parejas, fueron las mujeres quienes decidieron parar los trata-
mientos de fertilización, aunque en apariencia a la mujer le toma más tiempo
que a los hombres renunciar a su maternidad biológica, ya que ellas no sólo
renuncian a la creencia religiosa en la procreación natural como función del
matrimonio, sino también a las vivencias emocionales y relacionales con el hijo
en gestación. Por otra parte, a esto contribuye la premisa cultural acerca del
embarazo como un asunto de la mujer y no como un proyecto de pareja, así
como las presiones sobre el número de hijos que se deben tener según las
tradiciones subculturales y de las familias de origen. Tres parejas consideraron
que debían resolver el duelo de la paternidad/maternidad biológica antes de
pensar en la adopción. La otra pareja abrigó más bien la idea de que la adop-
ción posibilitaría el embarazo, como de hecho ocurrió.
Solamente una de las parejas vivió los tratamientos como factor de unión
con su cónyuge, mientras las tres restantes se distanciaron emocionalmente
ante los tratamientos fallidos. Dos de las parejas percibieron que el médico
era quien más los impulsaba a continuar con los tratamientos, en una postura
de sobreadaptación al experto asociada a su sensación de pérdida de control
sobre este aspecto de sus vidas. Una de las parejas llegó a sentir algún tipo
de explotación por parte del médico. Esto implica, en cualquier caso, que los
médicos empiezan a ser parte de la dinámica de las decisiones de la pareja,
siendo en ocasiones, y sin proponérselo, generadores de conflictos cuando
hay desacuerdos en la pareja con respecto a la continuidad y a los beneficios
de los tratamientos.
229
Ángela Hernández Córdoba
Otros expertos que participan en estos casos son los psicólogos, como psi-
coterapeutas o como miembros de los equipos profesionales que acompañan
los procesos de fertilización. Este tipo de apoyo es visto por las parejas po-
sitivamente, como una meta-mirada que les facilita la toma de decisiones, la
aceptación de la renuncia a la maternidad/paternidad biológica y la conserva-
ción del buen clima emocional. El rol del psicoterapeuta se diferencia del rol
del médico en estos casos, en cuanto a que intenta mantener la autonomía
conyugal en lugar de la inclusión de un tercero en la vida de dos y reforzar el
apoyo incondicional y las razones de ser pareja.
En este mismo sentido, se pudo apreciar que tres de las cuatro parejas consi-
deran que a las mujeres les es más difícil renunciar a la maternidad biológica.
Esto se puede relacionar con la manera como se asume la infertilidad, como
un asunto de individuos y no de pareja. Es importante hacer un distanciamien-
to de las narrativas fundantes familiares, para poder asumirse como un sujeto
infértil. Esto se hizo particularmente evidente en el relato de la mujer de la pa-
reja número IV, quien afirmaba que por venir de una familia numerosa ella de-
bía también poder tener hijos. Aquí también cobra peso la región del país de
la que proviene: esta mujer, como se había mencionado anteriormente, es de
una familia paisa numerosa, en la que la capacidad reproductiva es importante.
Parecería que cuando las parejas toman la decisión de adoptar crean el mito de
que “la adopción se disfruta mientras que los tratamientos de fertilización se
sufren”; asumen que la adopción es una forma de paternidad más predecible
que la fertilización, aunque esta narrativa es mucho más fuerte antes de tener
un contacto más profundo y extenso con la institución y con el proceso formal
230
Vínculos, individuación y ecología humana
Por otra parte, la institución es percibida como una “Gran Familia”, a lo cual
contribuyen ciertos rituales que recrean los de una familia, como el contacto
personalizado por parte de la fundadora en momentos significativos como
el de la entrega de su hijo. Debido a que el niño ha permanecido durante un
tiempo bajo el cuidado institucional, la pareja considera que el personal de
esta es quien mejor conoce al niño, más que la familia, convirtiéndose en una
fuente de apoyo y seguridad permanentes en un principio.
El hecho de percibirse como una gran familia hace que, en ocasiones, las fa-
milias no logren desligarse completamente de la Institución y asumirse como
familia. Esto se refleja en comportamientos como llamar a la Institución cuan-
do el hijo o la familia tienen dificultades relacionales, hablar del hijo como si
aún fuera de la Institución: “mi hijo es de XXX” y no, “mi hijo fue adoptado
en XXX”, lo que genera un lazo de dependencia de la familia frente a la Insti-
tución. También hablan de la Institución como el primer hogar del hijo, lo cual
sería negativo si se convirtiera en un obstáculo para consolidar el vínculo con
los padres, pero, a su vez, podría ser un referente positivo en la historia del
hijo para clarificarle su lugar en el mundo.
Las parejas dicen sentir con la espera del niño una ansiedad comparable con
la que vivían en los tratamientos, pues parecen despertarse muchos de los
temores de la búsqueda del embarazo y despliegan rituales para intentar con-
trolar la situación, como no hablar del tema, establecer un posible parámetro
estadístico para las entregas, evitar llorar y buscar el apoyo de una pareja que
haya adoptado previamente. Las cuatro parejas consideraron importante de-
finir un momento de nacimiento simbólico de su hijo, para poder cumplir con
el ritual de organizar su espacio en el hogar, entregar documentos, ponerle
un nombre y ser nombrado por la familia y vestirlo como recién nacido para
tener la vivencia de la acogida protectora de un ser muy vulnerable, de quien
se espera que poco reconozca a su madre y a su padre adoptivos.
emocional con el hijo que está por llegar, pudiendo, tal vez, ser el equivalente
del período de gestación.
Todas las parejas reconocen que la llegada de un hijo cambia la dinámica rela-
cional de la pareja en el sentido en el que el mundo se reduce a su niño o niña
y se generan cambios radicales en sus rutinas, sus roles, y sus reglas de fun-
cionamiento, asociadas además a la inclusión de terceros, como especialistas,
familia extensa y colaboradoras domésticas. Ahora, estos terceros cumplen
una función de cooperación para la vida conyugal, en el sentido de que la pa-
reja los requiere para quedar presos en el cuidado del nuevo hijo.
Todas las parejas sienten que su entorno se modifica con la llegada del hijo.
Unos consideran que el hogar se vuelve más cálido, otros establecen unos
límites más claros con la familia extensa y se unen más como pareja, se ree-
quilibra el poder y se renegocia la sexualidad. Las cuatro parejas plantearon
el mito de que el instinto materno existe en todas las mujeres independiente-
mente de si son adoptivas o biológicas y que este se activa con la llegada del
hijo al hogar; por esto, no resulta complicado empezar a entender los deseos
del bebé y sus necesidades.
Por otra parte, la llegada del bebé es un impacto que se dimensiona paulatina-
mente, cuando los padres toman conciencia de que el niño depende de ellos.
Ahí se dan cuenta de las implicaciones para sus vidas y de la magnitud de las
responsabilidades que ahora adquieren realidad.
No es de extrañar que existan mitos de que los niños adoptados, por venir
de estratos bajos, son “feos” o “especiales”, lo cual plantea a los nuevos pa-
dres muchos cuestionamientos sobre la identidad de su hijo y la forma como
ellos empiezan a proyectarse en ellos. Los hijos tan anhelados durante tanto
tiempo se convierten en el centro de atención y de explicación de todas las
cosas positivas que pasan a su alrededor. Cuando la especialidad del niño es
vista como negativa, surge cierto distanciamiento que puede aniquilar la inte-
racción con el niño, asunto que no se presentó en las parejas abordadas aquí.
Las parejas reiteraron que una de sus principales fortalezas para mantenerse
unidos en esta etapa fue la amistad que lograron conservar, la cual les facilitó
llegar a consensos, aún tácitos, frente a la crianza. Todas las parejas conside-
raron que establecer normas, hábitos y rutinas los posiciona como padres
frente a sus hijos y su familia extensa, entendiendo eso sí que la educación y la
crianza del hijo son un reto constante que fortalece a la pareja.
Algunas parejas temen que sus hijos puedan utilizar la adopción como un
chantaje emocional y esto les genera inseguridad. No obstante, los padres
también creen que este riesgo puede ser controlado si mantienen unos lími-
tes claros y capitalizan sus experiencias para no sentirse frágiles frente a sus
234
Vínculos, individuación y ecología humana
Este trabajo de investigación posibilitó ampliar y detallar las etapas que vi-
vieron estas parejas, así como complejizar la concepción del vínculo para no
verlo como una unidad simple al interior de la relación de pareja, sino como
una construcción permanente que aborda diversos sistemas de convivencia y
niveles de realidad.
235
Vínculos, individuación y ecología humana
Este capítulo presenta los resultados de dos tesis que se ocuparon de la diná-
mica vincular que surge alrededor de problemas de rendimiento y de adapta-
ción escolar, una en el medio universitario en una entidad oficial y la otra con
estudiantes de primaria en un colegio privado. El método usado en ambas fue
de investigación-intervención sistémica, dentro del cual se incluyó la interven-
ción psicoterapéutica de dos casos en la universidad y de un caso del colegio
atendido en los consultorios de la Universidad Santo Tomás.
237
Ángela Hernández Córdoba
ced de una definición estática del problema, con muy pocas expectativas de
cambio y por tanto con el riesgo de que su identidad de “niño problema” se
cristalice.
Se asume también que los valores, las reglas y los ritos familiares están al
servicio de la estabilidad y la pertenencia familiar y funcionan como sello de
identidad de las familias, pero a su vez existen tensiones internas y externas,
como el proceso evolutivo de los miembros de una familia, los conflictos y
las crisis por eventos inesperados que funcionan como agentes de cambio.
Del equilibrio entre ambas fuerzas resultará el sano crecimiento de la familia,
entendiendo que la familia sigue siendo el mejor contexto para acompañar a
la persona en el tránsito de la vida.
239
Ángela Hernández Córdoba
240
Vínculos, individuación y ecología humana
Se identificaron una serie de mitos, ritos y epistemes que dan forma a los
procesos vinculares entre los distintos actores:
Este colegio pertenece a una comunidad religiosa y las directivas son el eje
de la institución; las familias se acogen a la reglamentación estipulada en el
manual de convivencia, una vez firman el contrato de matrícula de los estu-
diantes. Como el colegio funciona con “maestros en comisión”, en concesión
de la Secretaría de Educación del Distrito Especial de Bogotá, se presenta un
alto grado de rotación de personal, tanto de directivos como de docentes y
administrativos. Esto conlleva discontinuidad y debilitamiento de los procesos
educativos y relacionales, lo que impide el sostenimiento de un sentido de
pertenencia en todos los involucrados.
El nuevo personal no evalúa el impacto que han tenido los proyectos ejecu-
tados por el personal saliente, descalifican los beneficios que han traído a la
241
Ángela Hernández Córdoba
Como dijo uno de los docentes, “esta movilidad de personal tampoco ha faci-
litado la creación de espacios para la integración y la capacitación de quienes
laboran en esta institución educativa; la falta de tiempos ha obstaculizado el
conocimiento entre los mismos directivos y docentes y esto ha dilatado el
proceso de construcción de una dirección como institución”. Esto se refleja
además en el Proyecto Educativo Institucional –PEI–, el cual permanece en
continua construcción y deconstrucción, de modo que después de más de
cuatro años de funcionamiento como institución privada en convenio, aún no
ha logrado establecer una directriz clara.
Además, como el colegio evalúa sus proyectos sobre la marcha y exige una
obtención rápida de resultados, no se dispone del tiempo adecuado para la
capacitación del personal, creando confusión respecto a las nuevas exigencias
y obstáculos para el desempeño de sus nuevas funciones. El modelo pedagógi-
co que se trataba de implementar es el de Aprendizaje Significativo Mediado,
a través de encuentros dirigidos a los docentes y el cuerpo directivo, llamados
“Formación de formadores”, para dar respuesta a esa necesidad de integra-
ción y capacitación. Se intentaba integrar a las familias a este proceso a través
de reuniones para enterarlos del modo de operar en la institución y cómo
podrían ellos colaborar desde casa en este proceso. Sin embargo, estos inten-
tos de cambios en la acción educativa se veían afectados por la resistencia que
genera el romper con un modelo de educación tradicional ejercida y recibida
durante muchos años, como también por la rotación del personal.
242
Vínculos, individuación y ecología humana
La matrícula
243
Ángela Hernández Córdoba
Dentro del circuito de malestar entre los dos sistemas, se encuentran los ni-
ños afectados por estas dinámicas y con frecuencia rotulados, positiva o nega-
tivamente, por compañeros y docentes, quienes, tautológicamente, explican
esos comportamientos desde los mismos rótulos y sobre ellos organizan las
interacciones.
Los procesos vinculares que se han construido entre estas familias y la institu-
ción, en donde la forma como los padres perciben a la escuela afecta propor-
cionalmente la forma como los docentes perciben a los padres, repercute en
el establecimiento de unos circuitos de acción cristalizados en pautas que no
favorecen la exploración de otras posibilidades, ni la construcción de nuevos
discursos que permitan el desarrollo pleno de todos los involucrados y no sólo
de un pequeño grupo.
Se puede decir que esta relación se encuentra tan cristalizada debido a que
tanto docentes como padres se posicionan desde su especialidad y no esta-
blecen puntos de intersección que favorezcan la dinamización de los procesos
existentes y descalifican las necesidades que al interior de cada sistema se
puedan presentar. Muestra de esto es la discrepancia que perciben los docen-
tes sobre los limites, reglas y normas establecidos en la institución y en la fa-
milia, con base en las cuales critican a los padres, ignorando las inconsistencias
que hay en el colegio alrededor de un manual de convivencia y de un PEI que
no califican como actualizado. Quizá por esto sus explicaciones acerca de las
dificultades de los niños son generalizaciones sobre los errores de los padres,
a tal punto que su parámetro de comparación es simplemente el hecho de
que en la institución se cumplen las reglas y en casa no.
Respecto al manejo de los conflictos en esta relación, las familias son más
abiertas a la hora de reconocer su participación en la aparición y manteni-
miento de un problema, mientras que a los docentes les resulta difícil admitir
su participación y responsabilizan a los padres y a los niños de las dificultades.
Es como si los docentes asumieran una posición de evaluadores más que de
formadores, creyendo que sus conocimientos y la posición de los padres de
244
Vínculos, individuación y ecología humana
Las citaciones
245
Ángela Hernández Córdoba
En los niños con bajo desempeño se presenta una relación circular entre el
concepto de los demás y lo que ellos proyectan en sus interacciones. Los pa-
dres, a pesar de que reconocen el inadecuado desempeño de sus hijos y hasta
lo asocian con la interacción en el hogar, llegan a justificarlos por su edad, por-
que están creciendo y aprendiendo, por la falta de tacto en el trato de algunos
docentes, y dejan al colegio la responsabilidad sobre asuntos que deberían ser
atendidos en el hogar. Tal conformismo y permisividad tal vez influye en que
los niños no encuentren otros referentes para construir mejores versiones de
sí mismos. Por esta razón, aunque la mayoría de estos niños manifiesta su dis-
crepancia con aquellos conceptos negativos de sus pares, docentes y padres,
continúan desplegando dichas conductas, las cuales son retroalimentadas por
las personas significativas, quienes a su vez son los referentes desde donde
construyen su identidad. Con todo esto, es fácil inferir que el proceso de de-
sarrollo de estos niños tiene como obstáculos tales rótulos negativos, porque
al convertirse en su identidad, no permiten el descubrimiento ni la estimula-
ción de sus recursos y capacidades y alimentan un autoconcepto muy pobre,
que regula a su vez los intercambios poco exitosos con su entorno.
246
Vínculos, individuación y ecología humana
Configuraciones “exitosas”
Las relaciones que se presentan entre las familias, los docentes y los niños
de este grupo, se caracterizan por su cercanía, casi de amistad, en donde las
madres y padres manifiestan libremente su satisfacción, concordancia, inquie-
tudes, preocupaciones y aportes respecto a las dinámicas de la institución, y
son colaboradores y participativos; los docentes también muestran su buena
disposición hacia las solicitudes de estos padres y la correspondiente atención
a los procesos formativos de los niños. Por su parte, los niños son más abier-
tos al expresar sus ideas y sentimientos, seguros de su desempeño y respon-
sables de sus deberes.
Las creencias que sustentan tales acciones son por ejemplo que “en los proble-
mas de los niños todos tenemos responsabilidad” y que “para darle lo mejor
a los hijos es necesario dedicarles tiempo”. Otro factor importante y evidente
en estas configuraciones “exitosas” es la manera como los comportamientos
247
Ángela Hernández Córdoba
Por una parte, los padres de este grupo se posicionan como víctimas del juz-
gamiento y el comportamiento de disgusto que manejan los docentes hacia
ellos, quienes atribuyen toda la responsabilidad de los resultados deficientes
de los niños a lo que ocurre en el hogar. Estas reacciones se asocian al ausen-
tismo de los padres, calificada por los docentes como muestra de desinterés
e indiferencia ante el llamado para solucionar las problemáticas de los niños.
Con esa idea, los docentes se posicionan con “disgusto” en la relación estos
padres y así se nutre el circuito de mutuo malestar y alejamiento. Todo esto
lleva a que los encuentros a los que generalmente los padres son citados de
manera obligatoria se centren en la discusión de las “diferencias irreconcilia-
bles”, las cuales no conducen a un consenso de soluciones, sino que acrecien-
tan el distanciamiento, la confrontación y las quejas e inconformidades entre
ellos.
Estos son niños que usualmente se imponen ante el grupo y son reconocidos
por sus compañeros a través de adjetivos negativos; este es el caso de Nico-
lás, quien es reconocido tanto por sus compañeros como por los docentes y
hasta por su misma familia como el niño problema del salón, el insoportable y
el que “ya no tenía caso”. Son estos niños los que terminan siendo los porta-
dores y “culpables” del problema existente, enganchados en la relación con-
frontativa de padres y docentes; aparentemente no tienen más opción que
248
Vínculos, individuación y ecología humana
mantener o agudizar las dificultades, pues por algo deben ser reconocidos.
Los docentes actúan convencidos de que seguir un conducto regular, estan-
darizado en el Manual de Convivencia para la atención y sanción de las dificul-
tades, es suficiente para generar soluciones, pero al no tener éxito, adoptan
también una actitud de desinterés y de aislamiento. Con esta desesperanza
ante la consecución del cambio esperado, estancan el desarrollo de los invo-
lucrados, pues todos sienten que no pueden mejorar y no ven las salidas para
el mejoramiento.
Configuraciones “intermedias”
Los padres de este grupo son personas poco seguras de pedir y dar en la re-
lación; es como una “comodidad–incómoda” que los hace sumisos respecto
a los procesos escolares, con la sensación de no “molestar”; esto se ve en
frases como “ellos saben cómo hacen sus cosas”, “yo hablo con los profesores
y me dicen que todo está muy bien, pero yo siento que no está bien, porque
veo que mi hija se esfuerza y sigue en el mismo nivel”. Estos padres no han
experimentado la validación del desempeño de su rol, ni la identificación de
los resultados de sus esfuerzos, lo cual implica una inclusión “superficial” en
el colegio, con una actitud de aceptación más que de cooperación ante lo que
dicen los educadores. Son padres que asisten a las entregas de notas y a veces
a otros eventos extraescolares, pero no participan activamente.
Los niños de este grupo son cumplidores de sus labores aunque poco parti-
cipativos; siguen con el patrón de “ser uno más del grupo” y no se destacan
por sus cualidades o particularidades. De esta manera, el desempeño de estos
niños sigue con un nivel medio respecto a los demás, correspondiente al nivel
de exigencia de sus docentes y a la manera como son reconocidos por sus
padres.
249
Ángela Hernández Córdoba
formación de sus hijos y justificar su escaso aporte. Los docentes, por su par-
te, tienen entonces la libertad de acción en los procesos de estos niños gracias
a estos padres que se lo permiten.
Al primer encuentro asisten Nicolás y la tía que lo cuida, lo ayuda en las tareas,
lo lleva y recoge del colegio, y hace parte del grupo familiar que se ha involu-
crado en la formación del niño y de su hermana, pues creen que la madre de
los niños no es de confiar. La madre considera que “el comportamiento indis-
ciplinado de Nicolás es porque el vacío de la parte masculina lo ha afectado”.
250
Vínculos, individuación y ecología humana
Reconocimiento y
Se propició un acercamiento
Nicolás y la madre. diferenciación mutua,
más relajado entre madre e hijo
revisión de la historia
y un sentimiento de seguridad
4 familiar y de la forma
Trabajo a nivel de asociado a las connotaciones
como me identifico y
identidad. positivas y a la valoración de los
como soy identificado
propios recursos individuales
por los demás
251
Ángela Hernández Córdoba
Propiciar espacios
menos evaluadores y
valorativos posibles res-
pecto a sus comporta-
mientos. Realización de
Nicolás en sesiones indi- Tranquilidad al no encontrar una
dibujo familiar. Invitación
viduales mirada evaluadora, recupera-
6y7 a asumir su autonomía
y a identificar sus nece- ción de la confianza, apertura al
Identidad sidades diálogo.
252
Vínculos, individuación y ecología humana
• Rescate de los espacios propios con los que contaba la comunidad edu-
cativa como las escuelas de padres y reuniones, con la generación, a partir
del encuentro, de un espacio de diálogo para fomentar la construcción
conjunta de ideas, inquietudes, sugerencias y aportes en bien del desarro-
llo de la comunidad.
254
Vínculos, individuación y ecología humana
y ajuste, teniendo en cuenta que en ellos tienen un papel activo los docentes,
quienes con su estilo pueden amenazar en vez de acoger, cayendo a veces
en abusos de poder, entre otras cosas porque muchos no saben suficiente
pedagogía.
Otros factores de riesgo tienen que ver con los criterios de admisión, pues
como dijeron en el equipo, “hay estudiantes que pasan el examen, pero tie-
nen unas inhabilidades totales, de comprensión de lectura, de lógica, que no
debieron haber pasado”.
256
Vínculos, individuación y ecología humana
deben ser “advertidos” para evitarles el “estrellón” con esta nueva realidad. El
mecanismo de la prevención es proporcionar información, asumiendo que si el
estudiante “sabe” sorteará con éxito las nuevas exigencias.
IMPLEMENTADOS SUGERIDOS
Visita domiciliaria a estudiante para involucrar otros
actores relevantes y ofrecer apoyo.
Convocar a la familia.
Intercambio de información sobre el caso con otro
profesional
Establecer contacto con docentes para conocer
percepción del caso y formular estrategias conjun-
Establecimiento de contacto con otras dependen- tas si es posible.
cias, para indagar la situación del estudiante.
Convocar docentes al encuentro del equipo.
Encuentro con estudiante para compartir la es-
trategia: se realizó con la responsable del caso,
Involucrar a los profesionales de Medicina.
las investigadoras y la estudiante. Fue liderado por
la responsable del caso, luego de los acuerdos en
equipo sobre la conducción de dicho escenario. Generar “Escenarios Conversacionales Relevantes”.
En los dos casos abordados, los resultados de los encuentros del equipo fue-
ron significativos: en el caso 1, la psicóloga acogió la invitación con cierto rece-
lo y solicitó mayor claridad de su rol: “Sí, desde afuera a mí me parece el tra-
bajo interdisciplinario muy importante en este caso... pero no tengo claridad
sobre la función que tiene. ¿Qué lugar tendría psicología o la psicoterapeuta
aquí?”. En el caso 2, el psicólogo tratante desde el principio dio muestras de
su apertura.
259
Ángela Hernández Córdoba
Sin embargo, durante el estudio de caso en los encuentros del equipo, fue
posible a través del mapeo de la situación de la estudiante retomar la informa-
ción consignada en la Historia Clínica Integral y los reportes de las consultas
realizadas en trabajo social y en factores de riesgo, lo cual facilitó establecer
la conexión entre el supuesto diagnóstico de dislexia y los componentes emo-
cionales en la estudiante: “En relación con el asunto afectivo, es como si la
dislexia justificara algo que ella no ha podido analizar o ahogar.”
260
Vínculos, individuación y ecología humana
261
Ángela Hernández Córdoba
El trabajador social, quien conocía los fenómenos grupales y había tenido in-
fluencia del psicoanálisis, decía por ejemplo: “viéndolo así, pareciera ser más
un mecanismo represivo...”. Por su parte, la optómetra, quien en los primeros
encuentros preguntaba por la salud visual, fue acogiendo los términos de las
otras disciplinas, se fue acoplando a las diferentes posturas en su deseo ex-
plícito de aprender y llegó en los últimos encuentros a establecer conexiones
importantes para la comprensión de los casos.
263
Vínculos, individuación y ecología humana
Tabla 43. Objetivos de las tesis sobre efectos de la violencia social y política.
Situación Objetivos
265
Ángela Hernández Córdoba
11.1.2 Metodología
11.1.3 Resultados
Úrsula es la tercera hermana de una familia de cuatro hijos; su padre también fue policía y de su
matrimonio con el sargento fallecido tuvo dos hijos de 15 y 14 años, con quienes convive; tiene
1
en la actualidad un novio que la apoya económicamente, porque la pensión no es suficiente. Des-
pués de la muerte de su esposo se ha dedicado a estudiar y es muy unida con su familia extensa.
Didi afirma que la relación conyugal era distante, ya que su esposo poco comunicaba las de-
cisiones; no la dejaba trabajar a pesar de tener quinto semestre de derecho y cuando tuvo un
accidente le contó a un compañero y no a la familia “para no preocuparlos”. La esposa se refiere
3
a él como “egoísta”; la comunicación con la familia extensa, previa a la muerte, se enfocaba en el
aporte económico. Los hijos de un hermano fallecido viven con la familia después de la muerte
del esposo.
En esta familia conviven sólo la madre y las dos hijas; después de la muerte del esposo –intenden-
te– las relaciones con la familia extensa de él se volvieron desligadas; la familia de ella desconfiaba
4 de su esposo, pues tenían la convicción de que todos los policías eran mujeriegos. La madre es
la menor de ocho hermanos, huérfana de padre y madre, se crió con sus tías; su esposo fallecido
era el mayor de 14 hermanos de diferentes padres.
El grado de apego con el fallecido resultó ser una condición que facilitaba o
dificultaba el manejo del duelo en la madre, pues si predominaba una relación
de desconfianza, la pérdida tendió a ser vivida como liberadora para asumir el
nuevo rol con autonomía en el fluir de la vida.
268
Vínculos, individuación y ecología humana
de modo que ella activó sus capacidades e inició otra relación de pareja con la
creencia de que las hijas necesitaban un padre para su educación.
11.2.2. Metodología
270
Vínculos, individuación y ecología humana
11.2.3. Resultados
271
Ángela Hernández Córdoba
Ellos piensan que “la sociedad es igual a la suciedad”; “la sociedad no aporta
nada para la paz”; “por falta de empleo hay muchos errores en la vida”; “en
la sociedad, hay mucha gente corrupta que hace daño sin ayudar a personas
necesitadas”; “existe la alta sociedad, media sociedad, baja sociedad y mucha
humillación”; “en la sociedad se usan armas”; “en la sociedad se ve la violencia
272
Vínculos, individuación y ecología humana
familiar”; “en la sociedad hay personas que no tienen que comer y otros la
desperdician”; “la sociedad muchas veces nos corrompe”; “aquí en Colombia,
por falta de trabajo hay mucha corrupción y violencia”; “este es un país de-
mocrático, pero hay mucho comunismo”.
273
Ángela Hernández Córdoba
Los siguientes relatos dan cuenta de tales sentimientos (se presentan conser-
vando los textos originales):
[…]esta istoria ba narrada desde 1978, donde dos persona que despues
de conosercen tubiero 2 hijos barones los cuales an cido muy unidos
despues de todo lo que paso con su padres despues de que su madre
se fue su padre sigio luchando por ellos asta que una injusta vida nos lo
arrebato desde ese dia empesamo a lucha juntos para pode salir adelante
pues como joven no e tenido la mejor suerte del mundo poque e choca-
do tantas vese que solo me queda ceguir mi camino acia la odontologia
para poder seguir adelante y poder reunirme con mi ermano mayor…
(24 años)
[...] mi familia es unas personas muy nobles y con todo el respeto que se
meresen los adoro demasiado y quisiera que no me le FALTEN A RES-
PETO nadies los quiero mucho por eso esijo mucho respeto para eyos.
Nunca quisiera que mes le PASARA algo a mi familia…
[...] era una bes cuando yo hera muy pequeño mis padres tenian unos
animales en la casa que eran unas vacas y mi hermano y yo nos tocaba
cuidarlas cuando el las dejava perder a mi me tocaba buscarlas porque el
desia que no las yba a buscar y si llo no las encontrava me tocaba dormir
en el techo de la casa y por eso desde pequeño me fuy de mi casa y
haprendi todo lo que llo queria saber sobre las armas y por eso haprendi
preste servicio militar fuy soldado profesional sin apollo de nadien me salí
de halli y bolvi y segui ese camino y cuando mis padres se dieron cuenta
que yo hera soldado estavan muy contento pero al poco tiempo que me
retiro siguieron conmigo como si yo fuera un desconosido y haora que
saben que estoy haqui lo primero que disen es que si algun dia los beo
por ay que me haga el cargo que no tengo familia porque eyos no tienen
la culpa que yo desde niño hayga cogido hese camino.
civil: “lo primero mis cuchos, los quiero mucho y es por eso que estoy acá,
aprendí a valorar la vida”; “papá me decía por que se va pa ya y yo me fui,
después ya no quería estar en la trinchera y me preguntaba pa que me vine
pa ca”.
La vinculación con la familia actual se apoya, entre otras creencias, en que “el
tener una familia hace que uno sea más responsable”; esta idea fue coherente
con el comportamiento observado en el albergue, en el tiempo y las activida-
des compartidas, la reestructuración de roles y jerarquías ante el cuidado de
los hijos y la toma de decisiones de forma conjunta: “la mujer hace las cosas
del hogar”; “el hombre es el jefe del hogar”; “el hombre trabaja y/o estudia”;
“se habla y se dice siempre la verdad entre la pareja”; “no se maltrata, existe
la comprensión y el apoyo incondicional”; “los hijos son los que forman una
familia”; “los padres son los que llevan el orden y mandan en el hogar”; “el
papá y la mamá tienen relaciones sexuales”; “la mujer es la cariñosa”; “la fami-
lia debe permanecer unida”.
275
Ángela Hernández Córdoba
donando sus estudios para cuidar a sus hijos. A pesar de los sentimientos, el
vínculo conyugal se ve amenazado por los continuos encuentros y desencuen-
tros, fruto de la inestabilidad y la recurrente necesidad de adaptarse a nuevos
espacios y situaciones, por lo cual en la del albergue intentaban reforzar sus
relaciones.
En la relación con los hijos, los desvinculados dicen: “los hijos son los que for-
man una familia”, y hay que aprovechar la “estabilidad habitacional y educacio-
nal para los hijos a través de los beneficios ofrecidos por el Estado”. Durante
la desmovilización, estos vínculos se fortalecen, llevando al padre a asumir
roles de protección y cuidado hacia sus hijos.
En cuanto a los vínculos con el grupo de pares expresan: “no se puede con-
fiar en nadie, porque ese otro puede traicionar”; “No existe la amistad”; “La
amistad depende del momento”.
Afirman que “estar dentro del albergue es como estar en un hogar”, “es la
libertad que estábamos buscando hace tiempo y por fin la encontramos”; “se
dialoga con la directora y se reciben consejos”; “se aprovecha lo que brinda
el estado de comida, vivienda, salud, subsidio, estudio” y “se cumple con las
citaciones e indicaciones establecidas en el programa de desmovilización -
Oficina 304”.
cia. Dice la Directora: “todos estos elementos nos animan a pensar que esas
personas a pesar de que hayan tenido experiencias muy difíciles siempre están
ávidas de aprender muchas cosas”.
277
Ángela Hernández Córdoba
278
Cuarta parte
CONCLUSIONES E IMPLICACIONES
Vínculos, individuación y ecología humana
281
Ángela Hernández Córdoba
ran las tendencias en las formas de vinculación ya descritas por los diversos
autores mencionados, también muestran que, obedeciendo al principio sisté-
mico de equifinalidad, aunque haya problemas que emergen y son atendidos
en distintos sistemas sociales, pueden corresponder a configuraciones vincu-
lares similares.
Cualidades Vinculación
282
Vínculos, individuación y ecología humana
283
Ángela Hernández Córdoba
El uso de la libertad y del deliberado propósito de ser padres de las parejas in-
fértiles adoptantes contrasta con las inconsistencias de los padres de los niños
en protección, a causa de las cuales se interfiere la función de supervivencia,
justamente porque la maternidad y la paternidad se toman como una relación
de hecho, sin que ese propósito consciente y sus consecuencias se elaboren
con clara intencionalidad. Esto porque se parte del presupuesto de que así
las relaciones se den de hecho, por haber nacido en el seno de una familia o
haberse enamorado de alguien, la permanencia y la forma del vínculo se van
convirtiendo en un acto deliberado, por el paso del tiempo y por el cambio
asociado a las múltiples vicisitudes en la trayectoria de la vinculación. Estas po-
sibilidades de redecisión le dan sentido a las variadas formas de intervención
para fortalecer y hacer más consistentes los vínculos.
En ese panorama todavía vigente, la familia tiene el doble papel de fijar los in-
dividuos a los sistemas disciplinarios y de llevarlos a confluir y a circular de un
sistema disciplinario a otro: de la casa a la escuela, al trabajo, a las instituciones
de salud y de protección, a la iglesia, etc. Cuando la familia deja de cumplir
su función, se introduce una serie de dispositivos disciplinarios como casas
para niños expósitos, orfanatos y hogares para delincuentes juveniles, para
mitigar esas deficiencias y proteger y alinear a la que se llama desde entonces
infancia en peligro. Surge así un dispositivo de asistencia social con la función
de constituir un tejido disciplinario para sustituir a la familia, reconstituirla o
prescindir de ella.
285
Ángela Hernández Córdoba
lectivo con recursos, todavía predominan los programas y las prácticas profe-
sionales diseñadas para que las familias en dificultad le comprueben al Estado
sus competencias para ser adecuadas socializadoras de los individuos de la
sociedad.
En otras palabras, la función “psi”, con base en las teorías sobre el desarro-
llo humano determinado desde las etapas tempranas de la vida, ofrece los
argumentos científicos para enfocar sobre la familia las causas del desorden
individual que inciden sobre el desorden social. Este tipo de argumentos es
naturalmente coherente con la perspectiva positivista y causalinealista, cuyos
efectos pretenden ser la predicción y el control de la realidad, desconociendo
que en la complejidad operan en forma simultánea los efectos inciertos de
sistema y la construcción permanente de los cambiantes mundos subjetivos.
286
Vínculos, individuación y ecología humana
287
Ángela Hernández Córdoba
Esas distinciones sobre la presencia de los actores del vínculo sugieren ade-
más criterios para organizar la intervención, pues se confirma que no es indis-
pensable contar con los actores de carne y hueso para favorecer el cambio,
sobre todo cuando las dificultades corresponden a esos anclajes que no tienen
la misma vigencia para todos los miembros de la familia. Esto se hizo evidente
en las intervenciones psicoterapéuticas conducidas en las tesis, pues todas re-
portaron cambios en la historia narrada y en la forma de asumir las relaciones,
a pesar de que en la mayoría fue imposible contar con familias completas.
288
Vínculos, individuación y ecología humana
Los efectos de la evaluación y del diagnóstico sobre los sujetos y las familias im-
plicadas varían en un continuo de inclusión–exclusión social y de favorecimiento
o de freno a la autonomía individual, en cuanto la asignación de una categoría a
una persona o una familia se convierte en el referente para la constitución de un
nuevo contrato relacional que condicionará la interacción de esa persona con
sus allegados y su participación en el conjunto social más amplio. Neuburger
(2003, p. 27 y ss.) denomina también a estos rituales, como “rituales de sumi-
sión”, en la medida en que las características del grupo están preconstituidas,
con criterios de expertos, de modo que al sujeto no le queda más que admitirlas
como referentes de su nueva identidad, total o parcialmente.
289
Ángela Hernández Córdoba
290
Vínculos, individuación y ecología humana
291
Ángela Hernández Córdoba
Los resultados conducen a una reflexión específica sobre el lugar del cuerpo
en las intervenciones clínicas, pues no sólo alrededor de las enfermedades
físicas, aunque mayormente en ellas, el cuerpo se vuelve el foco de atención
y la razón de la existencia; en los trastornos de la alimentación y en las fases
críticas de las enfermedades letales, el mundo subjetivo está invadido por el
cuerpo y en lucha con él, en la medida en que no hay una aceptación de esa
presencia que se impone irremediablemente.
296
Vínculos, individuación y ecología humana
nales, sus epistemologías y las lecturas que hacían acerca de los problemas
que abordaron y todos complejizaron su mirada al compartirla y construir
conjuntamente con la familia nuevos horizontes relacionales, en donde cada
integrante se responsabilizara de su participación y tomara así decisiones fren-
te al cambio deseado.
Por otra parte, surgieron cuestionamientos por el impacto ético y social de las
actuaciones profesionales e institucionales y la participación en el proyecto se
convirtió en un contexto de aprendizaje y de acompañamiento mutuo, nece-
sario para resolver las problemáticas de las poblaciones en mayor dificultad.
Como consecuencia de la investigación-intervención, se generaron cambios al
interior de las instituciones cuyos equipos técnicos participaron activamente
en el proceso. Algunos de esos cambios se refirieron a la apropiación de nue-
vos procedimientos de evaluación y de intervención, sobre todo en cuanto a
hacerlos más reflexivos y con la inclusión de más actores de las familias y de
los equipos multidisciplinarios. En general, el trabajo investigativo permitió
complejizar la mirada de la institución sobre el problema que abordaba y así
mismo enriquecer las posibilidades de actuación al respecto.
297
Ángela Hernández Córdoba
298
Vínculos, individuación y ecología humana
cuyos objetos y conceptos son justamente las relaciones consigo mismo y con
los demás, como contextos gestantes del mundo psíquico y subjetivo.
300
Vínculos, individuación y ecología humana
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Bogotá, Colombia..
2010