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POPULISMO
Y POLÍTICA
ARGENTINA 1943-1955
Indice
Introducción.............................................................................. 13
C a p ít u l o p r im e r o
C a p ít u l o s e g u n d o
El precio del éxito: Juan Atilio Bramuglia
y la crisis de Berlín
Capítulo tercero
La s o c ia liza c ió n p olítica de la edu cación prim aria
Capítulo cuarto
El P rim e r Deportista: uso y abuso d el d ep orte
C apítulo guiNTo
La alianza Perón-Franco
C a p ít u l o s e x t o
El nacionalism o peronista y el legado hispánico
C a p ít u l o s é p t im o
C a p ít u l o octavo
Bibliografía................................................................................. 259
artículos ríe Susana Bianchi, corno "La Iglesia Católica en los orígenes del
peronismo’ . Anuario IEHS (Tandil), N2 5 (1990): pp. 71-89; ídem. ‘ Catolicismo
V peronismo: la educación como campo de conflicto ( 194G-1955)", Anuario ZEUS,
N¡> 1 1 (1996): pp. 147-178.
4 listo es evidente en el último tiempo sobre todo en cuanto a la imagen
de Eva Perón, tanto en el plano de la cultura popular como en la producción
intelectual y académica. Véase, por ejemplo, los libros de Tomás Eloy Martínez,
Santa Evita. Buenos Aires 1995; Alicia Dujovnc Ortiz. Eva Perón ■ la biografía.
Buenos Aires 1995; asimismo caben mencionarse las películas de Alan Parker
("Evita”, EE. UU.1996) y la de .luán Carlos Desanzo ("Eva Perón", Argentina,
1996) y álbumes fotográficos como el de Tomás de Elía ¿i Juan Pablo Queiroz
(eds.), A n Intím ate Portrait o f Eva Perón, London 1997.
5 El único entre las personalidades de la segunda línea que ha sido objeto
de un renovado interés, aunque en forma parcial y limitada, es Domingo
Mercante, gracias a la biografía escrita por su hijo. Ver: Domingo Alfredo
Mercante, Mercante. El corazón de Perón, Buenos Aires 1995.
In trod u cción 15
1Torcuato Luca de Tena et al.. Yo. Juan Domingo Perón. Barcelona, 1976.
p. 88.
20 R aan an Rein
22 Douglas Madscn and Petcr G. Snow, TJic Charism atic BoncL Political
Behavior in Times o f Crisis, Cambridge, Mass., 1991, p. 5. El subrayado es mió.
23 Edward Shils, The Torment o f Secrecy, London, 1956, pp. 98-104. El
subrayado es mío.
24 Para hacer justicia con Madsen y Snow, debe señalarse que ellos mismos
colocan un signo de interrogación a este enfoque. Para una discución acerca
de esta cuestión, ver: José Enrique Miguens, “The Presidential Elections of 1973
and tile End of Ideology", en Frederick C. Tum er and J. E. Miguens (eds.), J u a n
Perón and the Reshaping o f Argentina, Pittsburgh, 1983.
La se g u n d a lin ea del liderazgo peron ista 31
17 Madsen and Snow, The- C h a iism a tic Bonci, p. 25; E. Shils, “The
ConcentraUon and Dispersión of Charisma: Their Bearing on Economic Policy
in Underdeveloped Countrics", World Polities, Vol. 1 1 (1958): pp. 1-19.
La segu n da linea de! lid erazgo peronista 33
-MAsí, por ejemplo, A. ti. Ven Niekerk, Populism and Political Developm ent
in Latin Am erica, Rotterdam, 1974.
34 Raanan Rein
57 .Juan Perón, Perón Expounds His Doctrine, Buenos Aires, 1948, p. 20.
M Susana Novick, ¡API: auge y decadencia, Buenos Aires, 1986: Rohert A.
Potash, The Arnnj a n d Polities in Argentina. 1945-1962, Stanford, 1980, pp. 53-
54, 61-63.
Ln segu n d a linea del lid era zgo peron ista 47
65 Fclíx Luna, El 45: Crónica d e un año decisivo, Buenos Aires, 1971, pp.
403, 405.
“ Sobre el Partido Laborista ver Elena Susana Pont, Partido Laborista: Estado
y sindicatos, Buenos Aires, 1984: también las entrevistas del aulorcon Cipriano
Reyes (Quilines, 15-9-89; 1.a Plata, 3-5-9G).
171 Respecto de Quijano y los radicales que se sumaron a las filas de la
coalición peronista, ver: Scenna, "Hombres de la política argentina”, pp. 91-92:
Molina, “La Renovación Radical".
Sobre los laboristas y sus demandas respecto de la candidatura de
Mercante, consultar Reyes, La farsa del peronismo.
L a se g u n d a linea del liderazgo p eron ista 51
77 Entrevista del autor con José Luis de Imaz (Buenos Aires. 1-9-97).
7MSobre este terna, ver: Rubén Jesús de Hoyos, “The Role of the Caüiolic
Church in the Revolution against Presidcnt Juan Perón”, tesis doctoral Inédita,
New York University, 1970; Cairnari, Perón y la Iglesia Católica, IV Parte: Norecn
Francés Stack, “Avoiding tiie Greater Evil: The Response oí tile Argentine
Catholic Church to .Juan Perón, 1943-55", tesis doctoral inédita, Rutgers
University. 1976,c a p .6: MichaelA. Burdick, For Cod and the Fathcrland: Religión
and Polities in Argentina, Albany NY, 1995, cap. 2.
79 A diferencia de su imagen pública, de charlas que mantuve con diversas
figuras peronistas surge que Borlenghi precisamente estaba entre los más
determinados opositores dentro de la cúpula peronista a enfrentarse con la
iglesia Católica (entrevista del autor con Miguel Unamuno, 1-9-97; Potash, The
Arm y and Polities, II, pp. ] 75-17G). Borlenghi no era judio, mas fue presentado
como tal por los nacionalistas católicos: estaba casado con una judia y nombró
como subsecretario en el ministerio del Interior a su cuñado, Abraham Krislavin.
Capítulo segundo
* José Arce, Mi vida, Buenos Aires, 1958, vol. II (Actuación política inter
nacional), pp. .'581-2: I n Nación, 27-9-47. Sobre la neutralidad argentina du
rante la Segunda Guerra Mundial, ver Mario Rapoport, Gran Bretaña. Estados
Unidos y las clases dirigentes argentinas. 1930-1945, Buenos Aires, 1980; Carlos
Escudé, Gran Bretaña. Estados Unidos y la declinación argentina. 1942-1949,
Buenos Aires, 1983: Joseph S Tulchin, Argentina and the United States - A
C onjlicted Relationship, Boston, 1990, cap. 6.
9 Arce, Mi vida; Justo Pierries, “Yo no soy peronista". La Razón, 30-G-89:
U. J. Paz. "El doctor Arce, diplomático", texto inédito. Agradezco al ex canciller
Paz por haberme facilitado este texto.
60 R a an an Rein
"Creo como usted que la tarea cum plida allí es superior a la fuerza
de la república, pero creo también que el honor que de ello se
desprende p ara el pais es superior también a cuanto podíamos
esperar al concurrir a la Conferencia".
John A. Iiouston, Ixitin Am erica in the United Nations, New York, 1956,
p. 115.
19 ¡ja Prensa, 11-10-48, 14 10-48: La Nación, 30-10-48. Un resumen de
tallado He las actividades de Bramuglia en París durante los meses <le octubre
y noviembre puede encontrarse en: Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto,
Actuación de la República Argentina en el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas al considerarse el asunto de Berlín, Buenos Aires, 1949, 198 pp.
20 Ixi Prensa, 8-9-10-48, 11/13-10-48.
El p recio d el éxito: J u a n A tilio B ra m u glia y. 67
21 1m Nación. 2G -10 48, 19-11, 22-11. 24 11. 29-1 1-48: Ixx Prensa, 27 11 -
48.
25Trygve Lie, In ih c Cause o j Peace ■Seven Years with the United Nations,
New York. 1954, cap. 12.
26 U i Nación, 28/29-11-48, 10-12-48.
70 Raanan Rein
Dificultades y obstáculos
"El único medio de hacer que las relaciones entre los dos países
sean tan bu en as como lo fueron en los llempos anteriores a la
guerra es por el contacto directo entre las personas responsables
de la politica. y nadie m ás facultado para hacerlo que el doctor
Bram uglia. cuyos Incansables esfuerzos para allanar las diver
gencias entre las naciones en París, le ganaron tantos elogios".1'1
La destitución de Bramuglia
45 Nicholas Fraser and Maiysa Navarro, Eva Perón, New York, 1980, p. 82:
Time. 1G 5-49. Existen varias indicaciones de la hostilidad imperante entre
Evita y Bramuglia: ver, por ejemplo, las entrevistas con Eduardo Colom (pp. 89-
90), Raúl Margueirat (pp. 16-20) y Oscar Albrieu (p. 38). Proyecto de Historia
Oral, Instituto Di Telia.
46 La Prensa (New York), 11-12-48.
El p recio del éxito: J u a n A tilio B ra m u g lia y . 79
La socialización política de la
educación primaria
Ya desde el com ienzo resultó claro para Perón que. para poder
concretar su plan de modernización y desarrollo, necesitaba la
unidad nacional. Con lal fin. intentó lograr la hegemonía ideológica,
reemplazando el sistem a cultural de valores, patrimonio de la
oligarquía argentina. En una serie de discursos, el lider se impuso
como objetivo lograr la uniformidad en el pensamiento y evitar las
controversias. Sostenía que sólo una mentalidad nueva, común a
todos los argentinos, conduciría a la nación por un mismo camino,
con una meta com partida por todos.
La primera misión del gobierno fue preparar el sistema edu
cativo desde el punto de vista de su infraestructura organizativa.
Para ello se aumento el presupuesto destinado a la educación, tanto
en términos absolutos como proporcionales, del 5.6% en 1943, al
14,8% en 1953-1954 (ver Tabla n- 1). Se constituyó el Ministerio
de Educación en forma independiente del de Justicia (lo que
significaba un ministro con dedicación exclusiva al área): se
comenzó la construcción de establecimientos y nuevas aulas; se
fundaron escuelas técnicas y colegios para adultos; se adjudicaron
becas para alumnos necesitados, creándose para éstos las con
diciones adecuadas para que pudieran estudiar, com o por ejemplo
los comedores escolares, transportes y la adquisición de libros para
ellos. De todo esto se pueden observar las intenciones de las
autoridades de incrementar el número de alumnos que asistía a
las escuelas y de impartir instrucción tanto a jóven es com o a
adultos que no habían tenido anteriormente la oportunidad de
recibirla. El programa peronista hablaba sobre transm itir conte
nidos uniformes al conjunto total de la población; contenidos que.
88 R aanan Rein
Un mes más tarde el Ejército presentó una lista con los datos
del analfabetismo de los conscriptos enrolados entre 1939 y 1943,
cifras que provocaron preocupación e insatisfacción en los altos
mandos castrenses (ver Tabla n- 2). Es decir que en el pensamiento
de Perón se combinaban los esfuerzos por ampliar el número de
beneficiados del sistema educativo por razones de justicia social
con la comprensión de lo vital que resultaba una instrucción básica
para garantizar la defensa y la soberanía patria, además de su
desarrollo y su encaminamiento hacia la modernización. Asimismo
era consciente de que, sin saber leer y escribir, no podrían los
ciudadanos absorber los nuevos mensajes que el Gobierno quería
transmitir.
Buenos 11595 9443 2152 18.55 13118 11255 1863 1 1.20 131 18 11255 1
Aires
Corrientes 1236 914 322 26.05 1770 1040 730 4 1.24 1770 1040
Entre Rios 1688 1079 609 36.07 2849 2093 756 26.53 2849 2093
Santa Fe 3236 2677 559 17.27 5349 4514 835 15,61 5349 4514
Chaco 521 373 148 28.40 1013 752 261 25,76 1013 752
Misiones 2G5 217 48 18.11 477 376 101 21.17 477 376
Formosa 100 71 29 29.00 201 158 43 21.39 201 158
Total 7046 5331 1715 24.34 11659 8933 2726 23,38 11659 8933 2
Córdoba 4238 3443 795 18.75 5788 4527 1261 21.78 5788 4527 1
La Rloja 318 155 163 51.25 124 342 82 19.33 421 3-12
San Juan 620 435 18.1 29.8.'! 984 746 238 21.18 984 746
San Lilis 573 379 194 33.85 713 466 247 34.64 713 466
Mendoza 1424 1071 353 24.78 2000 1507 493 24.65 2000 1507
Total 7173 5483 1690 23.56 9909 7588 2321 23.42 9909 7588 2
Catainarca 481 344 137 28.48 552 364 188 34.05 552 364 18
Tucumán 1652 1219 433 26.21 2142 1606 536 25.02 2 142 1606 53
S. del Estero 1578 1033 545 34.53 1867 1370 497 26.62 1867 1370 49
Salta y 785 515 270 34.39 833 660 173 20.76 833 660 17
Los Andes
Jujuy 346 266 80 23.12 112 330 82 11.90 412 330 8
Total 4842 3377 1465 30.25 5806 4330 1476 25.42 5806 4330 147
Ncuqucn 287 158 129 44.94 157 307 150 32.80 457 307 15
Cliubul 310 153 157 50.64 454 403 51 11.23 4 54 403 5
Sí a. Cruz
T. de!
I'UCÍ^O
La Pampa 668 510 158 23.65 760 701 56 7.36 760 704 5
Rio Negro 214 73 14 1 65.88 293 238 55 18.77 29.3 238 5
Total 1479 824 585 39.55 1964 1652 312 15.88 1964 1652 31
37376 29548 7828 20.94 39093 33980 8846 20.65 47165 39495 898
Estadística preparada por José Manuel Pardo. Capítan (R. A ). Jete de la Sección Movilización v Estadística. septiembre d
a Técnica de la Presidencia, exp. 563.
92 R aanan Rein
"¿Veis cómo el sol brilla para todas las tierras y calienta por igual
a todos los hom bres? ... ¿No h a dispuesto Dios el aire para que
20 Blanca Alicia ('.asas, El alm a tutelar (texto de lectura para primer grado
superior). Buenos Aires. 1953. pp. 99-100.
29 Luis Arena, Tiem pos nuevos (texto de lectura para cuarto grado). Buenos
Aires. 1953, pp. 99-100.
La so cia liza ció n politica d e la edu cación p rim arla 107
liberal, sino como hijo de gente pobre que consiguió llegar hasta
la cúspide. En el país de los "descamisados", en el que se prometía
movilidad social, este símbolo era muy significativo.
Si intentamos colocar a Perón en el contexto del enfrentam iento
histórico-cultural entre los partidarios de R osasv los de Sarm iento,3-1
al menos en un aspecto estaba más cerca del espíritu que alentaba
a estos últimos: en el gran énfasis puesto en sus discursos y planes
en la importancia de la educación para el desarrollo de la República,
en su expansión en la práctica a todos los confines del país
mediante la construcción acelerada de escuelas. Ello, sin duda, se
alineaba con el legado del Padre del Aula y con su lema de convertir
la República en una escuela. Para él las instituciones educativas
eran un verdadero foco de concentración de la democracia y el más
fuerte baluarte contra la 'Barbarie'. Contrastando con ello, res
pecto del carácter de la educación que Perón quiso im plantar en
la Argentina y su intento de acoplar el sistema a los servicios del
régimen, la distancia en relación con Sarmiento es muy grande.
Era una educación jerárquica, no pluralista, dictada desde arriba
y que se asemeja en algunos elementos a los que caracterizaron
el periodo rosista.
Los libros de texto peronistas fueron introducidos, com o di
jim os. a part ir de 1953. Pero ya unas pocassemanasant.es de haber
asumido Perón la presidencia en junio de 1946, el Senado com enzó
a debatir una ley de introducción de libros de texto uniformes para
todo el sistema educativo nacional, adaptados, por supuesto, a
cada edad. Esta era una expresión de la voluntad del régimen de
encaminar hacia una forma de pensar monolítica e im pedir el
pluralismo. Esta imposición del texto único se fue retrasando,
efectuándose sólo en forma experimental en una etapa posterior.
No cabe duda que durante sus primeros meses en el poder Perón
mostró cierta falta de seguridad y fue disuadido por la protesta que
la oposición expresó contra este propósito. En un editorial del diario
La Prensa se atacaba la idea recordándose que el texto único se
había implementado en la Italia de Mussolini y que allí se había
anulado por su fracaso. Este periódico sostenía que estas prácticas
eran impropias de regímenes democráticos.35
36 ¡xi N ación (Buenos Aires), 2-4.-50; Emilia Dezeo de Muño®, Florecer (texto
de lectura para primer grado interior), Buenos Aires, 1950.
37Ver también Adelina Cantarella. Guía para análisis analóc/ico de Ixi razón
de irá vida d e E va Perón, Buenos Aires, 1954: José P. Liberal, Eva Perón: Estudio
literario y valoración sociológica de La razón d e mi vida, Buenos Aires, 1953.
La s ocia liza ción p olitica d e la edu cación p rim a rla
9Ver: A. Guttmaim. Gamas & Emptrcs: Modem Sjxirt and Cultural ¡mperialism,
New York, 199G, ¡>. ídem, Fiorn Ritual to Record: The Nature o f M od cm S¡x>rts.
New York. 1978: Joseph L. Arbeua, “Sport and the Study of Latin American
Soetety: An Ovcrview", en J. L. Arbeua (ed.), S¡jort and Society in ¡xitin America,
New York, 1988, p. 2: Perón, La gim n a sia y los deportes.
10 Entre 1947 y 1955 se sucedieron en la APA, Asociación del Fútbol
Argentino, cinco presidentes, todos ellos, desde el también ministro de Com u
nicaciones Oscar L. Nicolini hasta e) sindicalista Cecilio Conditi, tuvieron un
papel importante en la peronizac.ión del fútbol.
11Ver: .lames Walvin, The People's Carne: A Social History ofB i itish F oo ÜjciIL
London. 1975: Paul Hoch, Rip o f f the liig Garne: The Exploitation o f Sports hy
the Pow er Elite, New York, 1972.
Raanan Rein
13 Enrique Pavón Pereyra (clir.). Perón - el hombre riel destino, Buenos Aires,
1973, Vol. II, “La promoción del deporte", p. 182.
14 Por ejemplo, en: Diario d e Sesiones d e la Cám ara d e Diputados, 1950,
Vol. I. p. 818; Vol. II, pp. 803, 1099, 1306: Vol. V. p. 3964: 1955, Vol. I. pp.
188, 411.
35 Por ejemplo, "Pequeños futbolistas". Mundo Infantil, N“ 40, 3-7-50. p. 49:
"Futuros astros del deporte platense”, Mundo In fa n til N- 48, 28-8 50, p. 37:
"Escuela de campeones". M undo Peronista, N- 13, 15-1-52. p. 35: “Honor al
privilegio", Mundo Peronista, N- 18, 1-4-52, pp. 18-19: “Los campeonatos in
fantiles Evita apasionan nuevamente", Mundo De¡x>rtivo, Ns 231, 17-9 53;
"Entusiasmo y calidad en los campeonatos infantiles y juveniles Juan Perón",
M undo Deportivo, N2 249, 21-1-54, pp. 18-19.
128 Raanan Rein
36 Mundo Deportivo. N* 257, 18-3-54, pp. 4-Hj, 22-23: N£ 307, 3-3-55, pp.
12-13: N- 308. 10-3-55, pp. 12-15.
El Pihm 'i Deportista: uso y abuso del deporte 129
“Asi como Napoleon decía que los genios son como un meteoro
que se q u em a para a lu m b ra r un siglo, asi el general Perón está
quem ando su vida para a lu m b rar el siglo peroniano. llevando la
felicidad y la comprensión a todos los argentinos, tanto a los
hum ildes como a los encum brados. N a d a nos ha de sep arar
porque en este país rico y próspero ha de reinar la Justicia que
am bicionam os todos...".3K
los ricos tienen muchos lugares donde pasear y todos los medios
para practicar deportes".30
"La juventud/ con decisión/ sigue la ruta señalada por Perón ...
C on paso decidido y bien seguro/ penetra en el camino del futuro
y siente arder/ su corazón/ con esa llam a lum inosa de Perón".12
43 Ver: Nelli Rivas: Mis amores con Perón, Buenos Aires s. f: Joseph Page,
Perón - A Diography, New York, 1983, p. 29).
44 V. W. Leonard, Pollttcians. Pupils and Priests: A rgentine Education Since
1943, New York, 1983, p. 134: Félix Luna, Perón y su tiempo, vol. III, pp. 195-
197.
,15 Orestes D. Confalonier!, Perón contra Perón, Buenos Aires, 1956, pp.
172-3.
El Primer D eportista: uso y abuso del deporte 133
4<i Sobre el informe de la comisión, ver en Confalioneri, ihícL, pp. 173-6: Libro
negro, pp. 155-160; E. F. Sánchez Zinny, El culto de la infamia: historia
docum entada d e la segunda tiranía argentina, Buenos Aires, 1958, Vol. II, pp.
640-41.
134 Raanan Rein
"Sea nuestro hom enaje para las glorias del deporte que nos
acom pañan, para los cam peones, para Lodos los deportistas que
están construyendo la N u ev a Argentina que anhelam os, de hom
bres robustos y de hom bres fuertes: porque soclalmente hacen
grandes a las naciones los pueblos sanos y vigorosos".50
"Perón era muy simpático con los deportistas; nos ayudaba. Yo soy
un producto típico de su apoyo al deporte". El pugilista Pascual
Pérez aclaró en los años sesenta en forma categórica: "Yo no tengo
pelos en la lengua y puedo decir que todo se debió al apoyo que
Perón le brindó al deporte. Era maravilloso con nosotros”.54
Los deportistas más destacados del país eran considerados por
Perón com o sus mejores embajadores en el mundo, más eficaces
para m ejorar la imagen argentina que cualquier diplomático de
carrera de la cancillería. Los logros deportivos conllevaban una
amplia ofensiva propagandística, m ientras la prensa oficialista
prefería generalmente omitir los reveses. En las palabras del
escritor David Viñas, al referirse a la retórica de otro gobierno:
“triunfalista y grandilocuente en el éxito, módico y abollado en las
derrotas".5S
Perón se dejaba ver a menudo en compañía de deportistas
prominentes, tanto locales como extranjeros, con la esperanza de
brillar bajo la luz de la gloria y el prestigio que emitían y preten
diendo que los logros que éstos obtenían fueran vistos como
propios. Se trataba de héroes populares, que no podían acechar
a su condición de líder, sino más bien fortalecerla. En la larga lista
destacan especialmente los volantes (símbolo de modernismo,
progreso tecnológico, impulso, velocidad y brillantez) y los boxeadores
(que encarnaban la determinación, voluntad, potencia y lucha
perseverante). En sus viajes al extranjero, destinados a dar prestigio
a la Argentina en general y al peronismo en particular, obtenían
privilegios com o diplomáticos y los viáticos eran financiados por el
Estado.
Entre las figuras del box. aquella considerada como la más
identificada con el peronismo es la de José María Gatica, apodado
“el Mono". Nacido en la provincia de San Luis, en el seno de una
familia m uy humilde, este lustrabotas que apenas si sabía leer y
escribir tenia una personalidad carism ática que se impuso. Era
objeto de la admiración de las masas y del desprecio social de
grandes porciones de las clases media y alta, que veían en él un
símbolo de la ignorancia y la falta de cultura, de la vulgaridad, el
exhibicionismo y el derroche característico del peronismo. En su
56 Sobre Gatica, ver: Gerardo Bra, "Gatica, 'el mono de oro'". Todo es
Historia, N° 151 (diciembre de 1979): pp. 60-75; “Fútbol y boxeo". Primera Piaría,
13.9.66: también la película “Gatica, el Mono", del director Leonardo Favio.
57 Testimonio de Pascual Pérez en Pavón Pereyra, Perón, p. 182: "Los
triunfos deportivos”. Prim era Plana, 3-12-69, p. 58; El Gráfico, N2 1845, 17-12-
54, pp. 26-28.
140 Raanan Rein
La alianza Perón-Franco
estar social y educación, servicios con los que los obreros españoles
no podían contar. El primer gobierno de Perón, como hemos visto
en el capitulo primero, incluyó gente de antecedentes socialistas
y activistas grem iales veteranos. Intelectuales con propensiones
izquierdistas, o de algún modo antiimperialistas, apoyaron al
gobierno, junto con grupos católicos y nacionalistas del ala derecha,
que respaldaron al presidente por lo m enos en las lases iniciales.
Una conjunción de este tipo era impensable bajo el régimen de
Franco. Y fueron las fuertes raíces en la clase trabajadora las que
permitieron que el movimiento peronista sobreviviera al derroca
miento de Perón, en tanto que la ausencia de tales raíces fue una
de las razones por las cuales el franquism o murió con su epónimo.
Aunque una tendencia cada vez m ás autoritaria podía advertirse
en el régimen de Perón, reflejada en la obstrucción de las libertades
políticas y civiles, los partidos de oposición en la Argentina — que
contaban con representación en el Congreso— y la prensa no
controlada por las autoridades disfrutaban aún de cierto grado de
libertad de acción y expresión desconocida en la España de Franco.
En la Argentina de Perón se com etían violaciones de los derechos
humanos, pero no eran brutales ni tan devastadoras como las de
la dictadura franquista. Las cárceles no estaban atestadas de
presos políticos v las torturas o matanzas de opositores políticos
constituían la excepción, no la regla.13
Perón y los principales dirigentes del peronismo tenían clara
conciencia de la diferencia entre los dos regímenes. El padre
Hernán üeníiez, confesor de Evita, que no se separó de los Perón
desde 1945 y que representaba, con su presencia y sus enseñanzas,
el vínculo entre el justicialismo y la doctrina social de la Iglesia
Católica, tuvo que pasar largos meses en España. La Orden Jesuíta
a la que pertenecía se mostraba renuente a toda identificación con
el peronismo y lo presionaba para que no volviera a la Argentina
durante algún tiempo. Benítez retornó a Buenos Aires en 1948 con
opiniones firmes sobre la naturaleza del régimen español y no vaciló
adelante WNRC), DA 1948, box 200, file 800. No por casualidad Ramón Vera,
agregado laboral a la emhajada argentina en Madrid y representante de uno de
los gremios obreros más leales a l’erón. colaboró tan a menudo con el órgano
falangista Arriba. Emilio Romero, director de Pueblo y el mejor amigo de Perón
durante el exilio del líder argentino en España, dijo que una cosa (entre otras)
que los dos tenían en común era una notable similitud ideológica. Citado en
Esteban Peícovich. El último Perón, Madrid, 1975: también en la entrevista del
autor con Emilio Romero (Madrid, 31-10-88). Perón, porsu parte, describió una
vez a Pueblo como el mejor periódico peronista que hubiera leido alguna vez.
19Véase, por ejemplo, la serie de artículos publicados en Arriba, desde enero
hasta marzo de 1956, sobre la presidencia y los logros de Perón.
20 Critica 5-4-48.
La alianza Perón-Franco 155
25 El Mundo. 13-10-46.
158 Raanan Rein
2c. E n s a lv a g u a rd ia de la s o b e ra n ía n a c io n a l
2!< M a d rid 22-12-47: El Alcázar c Inform aciones (Madrid), 23-12-47 (en t-1
Arc hivo particular de Pedro Radío, Rosario).
29 Alberto Marün Artajo. Hacia la com unidad hispánica de naciones. D is
cursos d e M artín A rta jo desde 1945 a 1955. Madrid, 1956, pp. 25-26.
160 Raanan Rein
"Si Franco dirige los destinos de España, ello es cosa que [le]
concierne al pueblo [español] y no a nosotros. Q u e cada pueblo
30 Bulnes a MAE, 28-8-46, APG, Leí*. 9. Cabe señalar que uno de los
argumentos de los defensores de la aplicación de sanciones contra España era
que no querían intervenir en sus asuntos internos. Alemania e Italia eran los
países que habían intervenido en los asuntos españoles durante la guerra civil
(1936-1939) y ahora todo era una mera cuestión de restaurar el statu quo
¿interior.
La alianza Perón-Franco 161
35 Bulnes a MAE, 12-12-40, AMAK, R. 1279/1. Una copia del aviso puede
verse en APG, Leg. 9. Cabe recordar que un importante grupo de esritores
argentinos apoyaba a los franquistas nacionalistas desde los días de la Guerra
Civil española. Véase Mónica Quijada. Aires de República. Aires d e Cruzada: la
qu e n a civil española en Argentina, Barcelona, 1991: Víctor Trifonc y Gustavo
Svarzman, La repercusión ele la q u e n a civil española en la Argentina, Buenos
Aires, 1993: Ernesto Goldar, Los argentinos y la guerra civil española, Buenos
Aires, 1986. Diez años después, muchos de esos intelectuales se unieron a la
protesta contra la política de la ONU respecto de la cuestión española.
,fi Bulnes a MAE, 18-11 -46, 1CH, 1585/5208: Arriba, 3 - 1-47 y La Prensa,
4.1.47. El manifiesto fue publicado como aviso en los diarios La Razón y Ij i
Época, 14-12-46.
164 Raanan Rein
2d. A p o y o a Españ a c o m o u n a e x p re s ió n
de la p o lít ic a de te rc e ra p o s ic ió n
38 Entrevista del autor con José María de Areilza (Madrid, 13-1-88). Ver
también los libros de Areilza Así, p. 216 y Memorias, p. 49.
30 Memorándum. 3-3-48, NA, 835.00/3-348. Cabe recordar que los prin
cipios de la Tercera Posición calaron hondo en la Argentina, no sólo en los
circuios peronistas, en lo concerniente a política exterior, en tomo de la cual
Perón esperaba construir un consenso nacional. La Argentina adoptaba por lo
general una posición independiente en las conferencias internacionales y se
mantuvo neutral en am bas guerras mundiales. En las postrimerías de los años
40. la oposición radical adoptó en su plataforma principios similares de política
exterior. Véase G. del Mazo. El radicalismo. 1945-1957, Buenos Aires. 1957. vol.
3. pp. 80-84; Ciria, Política y cultura ¡oopular, pp. 191-192.
166 Raanan Reln
45 Memoir note, "Couversation with Perón on arrival in Bs. As. and before
hís inauguration", GSM Papers, ítem No. 2009.
'Ifi Sobre las relaciones con BE. UU. - España en esos años, véase W. R.
Gilmore, “Tlie American Foreign Policy Making Processand the Development ol
a Post World W ar II Spanish Policy, 1945-1953: A Case Study", tesis doctoral
inédita, University of Pitsburgh, 19G7: J. W. Cortada, Two Nations Ouer Time:
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of Policy Formation", tesis doctoral inédita, University of California, Berkeley,
1979: Angel Viñas. 1m s ¡xictos secretos d e Franco con Estados Unidos, Barcelona
1981.
La alianza Perón Franco 169
3. Motivos económicos
35 Carnes, JVotes. pp. 10-12. Fodor da cifras sobre las exportaciones de trigo
de la Argentina en los primeros siete meses de 1947. de acuerdo con las cuales
Gran Bretaña era el mayor cliente (unas 303.000 toneladas), seguida por Brasil
(234.OOO toneladas). Italia ocupaba el quinto lugar eri la lista, con 162.000
toneladas de trigo. Véase Fodor, “Perón's Policies", p. 148.
50 Carnes, Notes, pp. 16-17.
176 Raannn Rein
El nacionalismo peronista y
el legado hispánico
6 “Si el inglés era el lenguaje de los negocios, el francés era el Icguaje del
espíriiu y el placer...", escribió Arturo Jauretche en El medio pelo en la sociedad
argentina, Buenos Aíres. 19(56, p. 77. El embajador español pidió con urgencia
a su país que combatiera la predominante influencia francesa en la vida cultural
argentina. Véase Bulnes a MAE, 22.3.46, AMAE, R. 2418/1.
El n acion alism o p e ro n is ta y el lega d o h ispán ico 185
“P ara los pueblos libres que la llam an con orgullo m adre patria.
E sp añ a no puede ser objeto de especulaciones, sean éstas de
orden económico, m ilitare Incluso ideológico... Para la Argentina,
E sp añ a es algo m ás que un trampolín estratégico... Es la presen
cia m áxim a de nuestro propio espíritu en Europa... Para la
" Critica. “España es al,lío más", 5-4-48. Véase también Critica, 2:1-8-48,
citado en Ray al Departamento de Estado, 27-8-48, NA, 710.52/8 2548.
M Bulnes a MAE, 22-3-46, AMAE, R.2418/1; “Guillon para el Embajador
de España en la Argentina", s.f., AMAE, R.2420/23: W. 15. Bristpl, "Hispanidad
in South America”, p. 493.
15 El Dia de la Raza (que no era racista por naturaleza, sino cultural) fue
instituido en la Argentina por el presidente Hipólito Yrigoyen, a través de un
decreto publicado en octubre de 1917. Su texto puede encontrarse en: Embajada
Argentina en Madrid, España en el pensam iento d e dos conductores argentinos:
Perón e Yrigoyen, Madrid y Buenos Aires, 1974, p. 7.
El n a cio n a lism o p eron ista y el lega d o h isp án ico 189
anglosajona... Torios los que presidieron el país en nombre déla linea anglosajona,
son masones, desde Posadas... Sólo hay tres que no fueron masones: Juan
Manuel de Rosas, Hipólito Yrigoyen y Juan Perón... Es decir que la línea
hispánica... es la linea nacional, porque la otra es la linea colonial... Cuando
yo hube de defender a España en 1947, no la defendí por Franco... Defendí la
línea hispánica”. Ver Luna, El 45, p. 195. n. 18.
18 Ver. por ejemplo: Democracia, en cuyas ediciones el tema llegó a
primeras planas: 23-11-47. p. 3; 24-1 1-47, p. 1: 25 11-47, pp. 1-3: 26-11-47.
pp. 1-3.
El n a cion a lism o peronista y el lega d o h isp án ico 191
ello, las urnas fueron depositadas en un jeep "Ñandú", del cual los
periódicos destacaron que había sido fabricado totalmente en la
Argentina, partiendo luego el séquito hacia la Plaza de Mayo, donde
en la Catedral metropolitana aguardaban Perón, Quijano, los
ministros del gobierno nacional, el cardenal primado y altas
autoridades civiles, militares y eclesiásticas. Fue un acontecimiento
con rasgos políticos evidentes. Los porteños experimentaron la
pompa del cortejo, en que destacaron cuatro aspectos: el nacio
nalista. el militar, el religioso y el popular, que simbolizaban las
dimensiones de la esencia de la identidad ideológica del régimen
peronista.
Al paso de la caravana tañían las campanas del Cabildo y de
las iglesias próximas, bandas militares ejecutaron marchas y una
formación de la Fuerza Aérea sobrevoló el cortejo. Tras la ceremonia
en la Catedral, que incluyó un discurso “patriótico y emotivo” de
Perón, el público pudo pasar a rendir su homenaje junto a los
restos. Al día siguiente las cenizas fueron transferidas al Templete
de Recoleta y allí fueron cubiertas con una mezcla de tierra
argentina y española.19
Más allá del objetivo de la ceremonia de conmemoración, las
autoridades pretendían transmitir el mensaje de la importancia de
la concentración masiva por una causa común. Por medio de esle
evento se quería hacer patente la unión solidaria del pueblo
argentino. La presencia de un público numeroso, de todas las capas
de la sociedad, se presentaba como una suerte de plebiscito, como
si el pueblo, “con su asistencia", volviera a votar en favor del ré
gimen de Perón.20
El desmoronamiento de la Hispanidad
25 Véase “Memoria del año 1950 por el Gral. Silva", 20-7-1951, y Jordán
a MREC, 30-8-50, AMREC, División Política, Instituto Nacional Sanmart.iniano,
34/28 2-, A fines de 1950, los españoles trataron de corregir la deformación con
varios artículos en la revista Mundo Hispánico. Véase Sánchez Della a Navasqüés,
5-12-50, ICH 133/1735. Cabe mencionar que, en 1947, un informe satírico en
Time sobre la repatriación de los restos mortales de los padres de San Martin
causó tensión entre la Argentina y los EE. UU. Véase James Druce, Those
Perplexing Argentinas, London, 1954, p. 25.
196 R aan an Rein
La campana antiespañola
MCrítica, (¡y 9-10-54; Is¡ Epoca, 7,9 y 11 -10 54: E l Líder, 8 10-54: Siracusa
al Departamento de Estado, 15-10 54, NA, 635.52/10-1554 y despachos de
Aznar a Madrid. 26-10 y 1-1 1-54. AMAE. R.3585/22, R.3585/35. El canc iller
Remorino no trató de- ocultar ante el embajador español el hecho de que el
ímpetu por la campaña provenía desde arriba. Véase Aznar a MAE. 8-10-54.
AMAE. R.4239/3: Pendía de Silva a Artajo, 25-10-54, AFF, 9/3: y José Ignacio
Ramos. Biografía de mi entorno, Buenos Aires, 1984, pp. 240-242.
1 Francisco Franc o Salgado Araujo, Mis conversaciones privadas con
Franco. Barcelona, 1078. pp. ] 7, 22. tina copia del telegrama de Franco a Perón
puede encontrarse en AFF, 149/52.
Entre otras cosas, Remorino se quejaba de un articulo de un militar
español que, según afirmaba, se mofaba de Eva Perón y del general San Martin.
El artículo era: Ciarlos Martínez Campos, Duque de la Torre, "Un vistazo a
Sudamérica”, Cuadernos H ispanoam ericanos (julio, 1954), pp. 19-45.
El n a c io n a lis m o peron ista y el legado h isp á n ico 201
publicidad a lo rjue Pprón dijera en esa y otras ocasiones durante los días
subsiguientes. Véase Isi Prensa, 2 y (5-11-54 y Democracia, 5 1 1-54.
45 Véase, por ejemplo: “Notas sintéticas y confidenciales sobre la situación
en la Argentina", s.f., AMAE. R.3585/22.
20G Raanan Rein
mentarías con los ingleses.7 Esta fue otra de las razones por las
que no se adoptaba una postura inequívoca en un tema que tenía
tanta importancia para los británicos.
Otro motivo de importancia para la abstención era el deseo
argentino de conservar el apoyo de los países árabes en la arena
internacional. A Tines de la Segunda Guerra Mundial tanto los
países de Occidente com o los del bloque oriental abrigaban sus
sospechas respecto de la Argentina, como resultado de la neutra
lidad mantenida por los gobiernos de Buenos Aires durante la
contienda; el régimen de Perón era considerado por muchos como
fascista y totalitario. Los arquitectos de la politica exterior argentina
consideraban vital obtener el apoyo de los seis estados árabes que
a la sazón eran miembros de las Naciones Unidas, asi como de
algunos países musulmanes, tales como Turquía y Afganistán. Sin
duda, el éxito obtenido por la Argentina en septiembre de 1947 al
ser elegida al Consejo de Seguridad, se debió en parte al apoyo
brindado por los países árabes.1*
Las instrucciones secretas que el M inisterio de Relaciones
Exteriores en Buenos Aires envió a la delegación ante la ONU en
octubre de 1946 decían en lorrna explícita: "Diversas han sido las
gestiones realizadas por instituciones hebreas para obtener el
apoyo de nuestro país, si se trata la cuestión de Palestina [en la
ONU]. En este delicadísim o asunto. V.E. tendrá com o referencia la
7 Sobre las relaciones de Gran Bretaña con la Argentina véase, entre otros.
U.S. Perns, llrita in and A rgentina in the Nineteenth Century, Oxford, 1960: R.
Gravil, The Anglo-Argentine Connection. ¡900-1939, Boulder, 1985; Roiy Miller,
liritain and la tín America, New York. 1993.
h Una evidencia anecdótica del temor de Perón por la reacción árabe ante
l u í apoyo argentino a la posición sionista puede verse en la respuesta que dio
a Moshé Tov en septiembre de 1948, cuando éste pidió saber la razón por la
cual estaba demorando el reconocimiento al nuevo Estado. Con su habitual
humor, el Presidente replicó: 'M ire, am igo mío. Ud. conoce muy bien a los árabes.
Suelen volverse irracionales. Si yo reconociera hoy a Israel, m añana por la
mañana podría aparecer colgado d e un fa rol o un árbol en una calle d e El Cairo
el em bajador argentino...". Ver Moshe Tov, El m urm ullo d e Israel — historial
diplomático, Jerusalén, 1983, p. 87. Sobre la politica mesoriental de la Argentina
peronista en los años siguientes, ver Ignacio Klich. "Equidistance and Gradualism
in Argentine Foreign Policy towards Israel and the Arab World, 1949-1955", en
David Sheinin and Lois Baer Barr, The Jewish Diaspora in Ixitin Am erica: New
Studies on H istory and Literature, New York, 1996, pp. 2 19-237: ídem. "Towards
an Arab-Latin American Bloc? The Genesis ol Argentine Middle East Relations:
Jordán, 1945-54”, M iddle Eastern Studies 31, No. 3 (1995): pp. 550-572.
‘2 14 R aanan Rein
15 Esto lo sostiene I. Klich, “Argentina, the Arab World and ihc Partition
of Palestine", Ninth World Congress q f Jew ish Studies, División B, Vol. III,
Jerusalem, 1986, pp. 271-277.
16 Sobre la imagen negativa de Perón en Estados Unidos y en las comu
nidades judias argentinay norteamericana, así como sus esfuerzos por modificar
dicha tendencia, véase el capítulo 8 de este libro.
I-a A rgen tin a y la p artición de Palestina 217
50 Eliahu Elath, The Stnic/gle f o r Statehood |en hebreo). Te! Aviv, 1982, Vol.
II, p. 314.
51 Ibíri. pp. 436-437.
52 Arce al MREC, 14-11-47. AMREC, División Naciones Unidas, Asamblea
General, AG 15/1947.
La A rgen tin a y la partición d e Palestina 231
53 Elath. The Slruggle for Statehood, Vol. 11, p. 079; Tov, El murmullo de
Israel, pp. 95-96: Arce. Mi vida, pp. 145-146.
Capítulo octavo
misUca admiración por el Justicialismo de Perón y Eva Perón". Véase "Eva Perón
en el mundo árabe”, M undo Peronista, N° 63 (15-4-53): pp. 22-23 y "La Doctrina
y el nombre de Perón resuenan al pie de las pirámides", M undo Peronista,
N - 49 (1-9-53): pp. 18-21.
16 Diario d e Sesiones d e la Cáinara d e Senadores, vol. 1 (1949), pp. 500-
501: AMREC, Gabinete político-jurídico. Palestina / Israel, 1949, caja 52, exp.
6 y exp. 8: Lct Prensa, 4-5-49, 1 y 15-9-49.
17 Sobre la OLA, véase L. Senkman, "El peronismo visto desde la legación
israelí en Buenos Aires: sus relaciones con la OIA, 1949-1954". en. Judaica
latinoam ericana, vol. 2, Jcrusalen, 1993: Jeffery Marder, “The Organización
Israelita Argentina: Between Perón and tiíe Jews", Canadian Journal o j iM in
Am erican and Caribbean Studies, Vol. 20, No. 39-40, (19950: pp. 125-152.
240 R aan an Rein
israeli los diplomárteos Tuvla Arazi, Shlmon A m iry él mismo se mostraban más
críticos respecto del régimen de Perón que s u je fe T su r, quien sostenía que el
peronismo había echado raíces en el pueblo argentino (entrevista con el autor,
.Jerusalén, 23-1-94). Sobre las diversas posturas de Tsur y Tov, véase Tsur,
Carta credencial y Tov, El murmullo d e Israel.
27 Sobre la reforma constitucional peronista véase Rock, Argentina 1516
1987. Berkeley. 1987. pp. 288 289: Potash. A rm y and Politics. II, pp. 99-100;
Serraferro, M om entos institucionales y m odelos constitucionales, particular
mente cap. 4. Sobre las elecciones de 1951 véase Rock. Argentina, pp. .'504-305
y Potash, A rm y and Politics, pp. 138-140.
28 Haaretz, 12-11-51.
246 R aan an Reln
La muerte de Evita
29 Dauar, 12. 13-11-51 y la nota firmada por S. L., "La victoria de Juan
Perón”, 15-11-51.
30 A l Hamishmar, 11/13-11-51.
31 Kol Haam. 12/13-11-51.
32 Hatzofé, 12/14-11-51 y Herut, 11/13-11-51.
Las im á g en es con flictiva s del p ero n ism o en Israel 247
F u en tes p r im a r ia s
a. Archivos
c. Memorias
J. Diarios y periódicos
Argentina
Bolean de Comunicaciones del Ministerio de Educación: Boletín del
Ministerio de Justicia e Instnicción Pública: Clarín: Crítica:
Democracia: El Día (La Plata): El Gráfico: El Líder: El Mundo: La
Epoca: La Nación: La Prensa: La Razón: Mundo Deportivo:
Mundo Infantil: Mundo Peronista: Noticias Gráficas: Primera
Plana: Qué sucedió en siete días.
España
ABC: Arriba: Informaciones: Madrid: Ya.
Estados Unidos
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