Medusa Gelatina de Cristal

La medusa gelatina de cristal es sumamente difícil de encontrar en los mares,

ya que tiene muy pocas características que la diferencien visualmente de otras
especies de medusas. También es debido a que su color es prácticamente
transparente, por lo que esto, unido a que suele vivir en zonas mucho más
profundas que otras medusas, en las que la luz solar prácticamente no llega, la
hace una de las especies más difíciles de encontrar en libertad.
 Es muy difícil identificar frente a otras especies.

CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES DE LA
MEDUSA GELATINA DE CRISTAL
Aunque normalmente se la conoce como la medusa gelatina de cristal, por su
aspecto gelatinoso y por ser tan transparente como un cristal, su nombre
científico es Aequorea Victoria entrando en una categoría de por lo menos 20
subespecies, siendo la Victoria la más conocida y abundante de todas.
 Existen más de 20 subespecies de la gelatina de cristal.

Su tamaño, aunque puede variar según su procedencia no va a ser mayor de 5

centímetros de diámetro en su campana, y sus cientos de tentáculos tampoco
serán de gran tamaño, quedándose como mucho en el centímetro. Estos
tentáculos a diferencia de otras especies no salen directamente de los
alrededores de su boca, sino que nacen desde la finalización de su
umbrela. Estos tentáculos están cargados de unas potentes toxinas que van a
conseguir paralizar a sus presas para luego con la ayuda de los propios
tentáculos, los cuales son más resistentes que los que podemos encontrar en
otras medusas de mayor tamaño, empujaran a la víctima al interior de su boca.

Caza sobre todo plancton, aunque también puede comer crustáceos.

En su menú se suelen encontrar pequeños camarones, pero sobre todo lo que

va a mantener nutrida a la Gelatina de Cristal es el plancton. Aunque tienen
veneno para dañar e inmovilizar a sus presas, este no llega a causar dolor en los
humanos, pudiéndose tener en la mano una de estas especies sin mayor riesgo.
Si se trata de un niño pequeño o de una persona que tiene la piel sensible si
puede notarse la picadura, que no llega a ser más grave que la que puede
ocasionar un mosquito o una avispa.