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SEMINARIO DE SANTA MARIA DE GUADALUPE Y SAN RAFAEL GUIZAR Y VALENCIA

Liturgia: Unción y Penitencia.


Pbro. Luis Octavio Jacobo
José Manuel Camacho
02/May/2020__________________________________________________________________

-LA ENFERMEDAD Y EL SUFRIMIENTO-


Podemos tener todo el dinero pero no podemos comprar la salud, así es nuestra
finitud, no podemos librarnos del sufrimiento porque no podemos dejar de ser finitos. Por
ello Dios no quiere el mal ni la enfermedad. Por eso nos ha dado la inteligencia, para
estudiar las leyes de la naturaleza, para así ir podiendo venciendo poco a poco las
diversas enfermedades. Con la ayuda de la ciencia y los avances científicos.

La enfermedad desencadena crisis, de identidad, donde el enfermo experimenta


su cuerpo diferente, se siente afectado por algo ajeno a su voluntad ya que esta fuera de
su control. De comunicación con los demás, se abre una gran barrera entre lo sano y él,
ya que los interés no son los mismos, se siente amenazado por la marginación social. De
fe, aquí el enfermo recurre a Dios para cuestionarlo, renegar e incluso llega a culparlo. Va
creando una incertidumbre ante el futuro. Ésta es una realidad constatada.

La enfermedad la podemos percibir o vivir con madurez o con infantilismo, quizá


nos podamos desesperar, o conservar la serenidad, podríamos considerarla como un
castigo injusto, otros la pueden percibir como un momento especial para un encuentro con
Dios. La vulnerabilidad hace conciente al enfermo de que no es dueño de su vida. Y que
esto nos lleve a la invocación serena y humilde a Dios.

Ante la búsqueda de Dios por parte del enfermo, existen ciertas interpretaciones
erróneas de las cuales hay que te cuidado. Primero “la resignación pasiva” (ver la
enfermedad como algo donde el hombre ya nada puede hacer), segundo “la paciencia
fatalista” (ver la enfermedad como algo del destino, por lo que hay que aguantarse o
someterse) y tercero “dolorismo” (ve a la enfermedad como un privilegio y el sufrimiento
como un mérito. Aquí debemos tener bien claro que una cosa es que el dolor pueda
santificarnos por medio de la unión de nuestro a Cristo y otra considerar el dolor como un
bien, cuando en realidad es un mal.

La enfermedad en el Antiguo testamento, el pueblo de Israel creía en un Dios que


crea y ama la vida. Y se cuestionaban ¿Por qué los justos padecen? Para ello se nos
expresa una explicación con la experiencia de Job. Teniendo así una nueva mirada a la
enfermedad, donde Jesús se manifiesta sanando y salvando, mostrando así que ha
venido a liberarnos de todos los males, dando ese mismo poder a sus apóstoles, quienes
actúan en el nombre de Cristo (Hch 3,6-8).

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