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EL CABALLO DEL PENSAMIENTO

MIQUEL BASSOLS
COMENTARIO DE BASSOLS AL SEMINARIO DE LA ANGUSTIA DE
JACQUES LACAN.
GRANADA - 2006

…Debo agradecer esta invitación para presentar un seminario que


ha salido hace poco sobre la angustia y que es un tema que va a ser
además el tema de las próximas jornadas de la ELP que se van a realizar
en Málaga este mes de Noviembre sobre la angustia con el título: “La
angustia el afecto que no engaña”, título que de entrada puede parecer un
poco enigmático y en primer lugar me gustaría señalar la oportunidad
actual de este tema que coincide con la publicación del seminario pero que
tiene una actualidad clínica importante y que hay que subrayar.
El primer punto quiero dedicarlo justamente, los dos primeros
puntos, a situar esta importancia clínica de la angustia en actualidad.
Es un fenómeno que se encuentra en buena parte de los diagnósticos en la
actualidad. Hay que decir que está ganando terreno sobre lo que antes era
un diagnóstico muy habitual que era el de depresión y es cierto que, si
vemos la gente que trabaja en los servicios, los historiales clínicos, el
trastorno de ansiedad y toda la serie de términos con los que se sitúa esa
experiencia difícil de definir y que -vamos a intentar hacer ese trabajo hoy
aquí de la angustia con todos los términos que se utilizan para ello- es sin
duda uno de los diagnósticos más utilizados en la actualidad hasta el
punto que se le ha llamado a la angustia, se la ha definido como la
epidemia silenciosa, algo que se va contagiando parece en silencio, y es
cierto hay algo de la angustia que se contagia, que va de sujeto a sujeto
contagiándose hasta tener a veces escenas de angustia colectivas.
Debo decirles de entrada que cuando estaba llegando a Granada he
tenido una experiencia de este tipo porque cuando estaba llegando el
avión, justamente a 5 metros de tocar el suelo de la pista de aterrizaje, de
repente el avión ha hecho un giro brusco y ha remontado vuelo de
inmediato, puedo decir que hemos pasado unos tres, cinco, seis segundos,
una eternidad en realidad, hasta que no ha aparecido la voz en los
altavoces del sobrecargo del avión explicándonos que había habido una
maniobra de última hora porque el radar había detectado no se sabe si un
avión o no sabemos qué todavía, pero algo en la pista de aterrizaje en la
que debíamos de aterrizar y en efecto la señal que… Freud hablaría ahí de
la señal del yo que ha detectado algo, un cuerpo extraño en donde debía
aterrizar el avión ha producido ese efecto en el que han sido unos tres,
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cuatro, cinco, seis segundos en los que ha habido una experiencia de
angustia colectiva, sobre todo porque no sabíamos qué ocurría, no
sabíamos qué es lo que ocurría en esos cuatro, cinco, seis segundos.
En efecto, se ha verificado ahí algo de lo que yo después quería
hablarles que es esa frase heideggeriana sobre la angustia “la angustia no
sabe de qué se angustia”, y es una primera manera de aprender la
dificultad de definir esa experiencia de qué es la angustia, porque la
angustia por definición es un no saber, no sabe de qué se angustia y
justamente en la medida de que se extiende ese no saber, se extiende la
experiencia de la angustia.
Mientras no sabíamos nada, no sabíamos ni que no sabíamos, no
había ningún tipo de experiencia, ha sido el momento en que algo ha
ocurrido y se ha hecho presente ese no saber qué ocurría que ha aparecido
el signo de angustia generalizado en todos los pasajeros del avión. Hemos
aterrizado muy bien, perfecto, luego nos hemos enterado que el que se
había angustiado era el piloto porque él ha sido el primero que ha
detectado la presencia de un cuerpo extraño en la pista de aterrizaje y ha
sido el primero que ha hecho esa señal que Freud la llamaría la señal en el
yo de un objeto extraño y que es el objeto que deberemos intentar hoy aquí
definir siguiendo la idea de Lacan en el seminario. Lo digo de entrada, este
seminario de Lacan está dedicado a definir ese objeto extraño que es el
objeto de la angustia pero para llegar ahí vamos a hacer una serie de
rodeos para preparar un poco la entrada de ese tema en el seminario de
Lacan.
En primer lugar, debemos decir que ese diagnóstico generalizado de
la angustia a veces con el término de ansiedad, a veces también con el
término más moderno en el DSM-III que es el manual de diagnóstico al uso
de panic attack o de trastorno de ansiedad, también se habla de fobia, se
habla de… incluso ahora se detecta a veces en los niños esa experiencia
del TDAH, del trastorno por déficit de atención e hiperactividad que en
realidad michas veces designa la experiencia de la angustia en la infancia,
si uno escucha un niño diagnosticado de hiperactividad lo que escucha
detrás es un niño angustiado, lo que ocurre es que ese término de
angustia se ha ido como ocultando, ha ido desapareciendo a veces pero ha
sido recubierto por una serie de términos que en realidad vienen a
designar esa experiencia en el sujeto.
Cuando se la define a esa experiencia de la angustia o de la
ansiedad, se la define no tanto por su causa sino por sus efectos en el
cuerpo y esa es una primera cuestión clínica muy importante: la angustia
tiene su sede en el cuerpo. Los efectos de la angustia son efectos en el
cuerpo: sudoración, ahogo, palpitaciones, temblores, opresión torácica,
náuseas, inestabilidad, mareo, escalofríos, desmayo y van a ver que la lista
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sigue, hay gran cantidad de fenómenos en el cuerpo que se agrupan para
definir, describir esa experiencia de la angustia y el cuerpo aparece
finalmente como el lugar donde se sitúa ese efecto de la angustia.
Del lado del pensamiento precisamente aparece un “no sé” y es ya
importante situar ese dato clínico que en Lacan tendrá todo su desarrollo,
la diferencia entre el cuerpo y el pensamiento. Del lado del pensamiento la
angustia es casi “anidéica” diríamos. Es decir, más bien se define por que
el sujeto no sabe y no puede representarse ni el objeto ni se puede
representar a sí mismo en esa experiencia de la angustia. Es decir que del
lado del pensamiento aparece una especie de blanco como la página en
blanco que también es con frecuencia causa de la angustia en el sujeto.
Todos los efectos están puestos en el cuerpo y diremos ya de entrada
que eso nos da desde el psicoanálisis una primera orientación clínica y es
que intentar poner palabras a esa experiencia de la angustia es ya una
manera de tratarla. Precisamente porque se define la angustia por no tener
representaciones, no tener ideas, no poder poner palabras a esa página en
blanco. Y aunque más no sea, empezar a derivar esa libido transformada
en angustia, derivarla en palabras tiene ya un primer efecto terapéutico
que es conocido, que incluso la gente que no se dedica al psicoanálisis
conoce, que poder hablar de una experiencia angustiante, de una
experiencia traumática, poder hablar en su momento sin estar forzado a
ello, poder hablar de eso tiene ya un efecto de apaciguamiento.
No siempre es así, hay palabras que a veces hacen presente el objeto
de la angustia, por ejemplo en el neurótico obsesivo vemos eso con mucha
frecuencia donde hay palabras que irrumpen en el pensamiento haciendo
presente el objeto de la angustia, podemos pensar en el caso del hombre
de las ratas, en el caso freudiano del hombre de las ratas, donde la palabra
“ratas” por ejemplo sólo aparecer producía en el sujeto una experiencia de
angustia brutal; experiencia de angustia que Freud definió con distintos
términos y que Lacan va a reelaborar, pero de entrada debemos decir que
la experiencia de angustia se apacigua cuando algo de las palabras, de la
representación puede ponerse en juego.
La angustia, dirá Jacques Lacan al principio de este seminario,
sintetizando de alguna manera esta dualidad entre pensamiento y cuerpo,
dirá. “es el caballo del pensamiento”. Está en el primer capítulo de este
seminario esa bella frase, es una definición poética de la angustia, la
angustia como el caballo del pensamiento, debo decir que cuando lo leí
pensando en Granada, me di cuenta que es una frase Lorquiana, se podría
encontrar, lo encontré en Lorca varios lugares donde la figura del caballo
aparece precisamente como la figura de la angustia, el objeto angustiante,
por ejemplo en “El Romance de la Luna Luna” encontramos esa frase:
“huye luna luna que ya siento sus caballos”, se refiere a los caballos de los
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gitanos que van a raptar a la mujer Luna y Lorca dice “huye” le da la señal
de angustia a la luna porque ya vienen los caballos a raptar a esa Luna; y
podría hacerse una clínica diferencial, sería un ejercicio de seminario al
estilo de los que a veces nos gusta hacer en el Campo Freudiano de hacer
una clínica diferencial de los caballos en la clínica psicoanalítica y en la
literatura, y tomar el caballo de García Lorca como una figura eminente de
lo que es el objeto de angustia y ponerla por ejemplo a la par del famoso
caballo del caso Juanito, otro caso de Freud, que es el caso por excelencia
del objeto fóbico “caballo”. Juanito es un niño de cinco años que sólo ver
un caballo o sólo aparecer la palabra “caballo” entra en una crisis de
angustia y desarrolla una fobia a los cinco años generalizada a los
caballos.
Hay otro poema de García Lorca: “soledad de mis pesares, caballo
que se desboca al fin encuentra la mar y se lo tragan las olas”, es “El
romance de la pena negra”, donde encontramos la figura del caballo
también como la figura del caballo desbocado, el caballo del pensamiento
diría Lacan que arrastra al sujeto hacia ese encuentro con el mar donde se
lo tragan las olas. Figura realmente muy precisa de lo que es la angustia,
de lo que es el objeto de la angustia. Ahí al menos tenemos una palabra
para la angustia, por ejemplo la palabra “caballo”, ya ahí podemos hacer
una primera diferencia clínica que va a ser muy importante para el
psicoanálisis y que sólo la hace el psicoanálisis finalmente que es entre la
angustia o la ansiedad y la fobia.
Freud hace esa distinción, Freud en primer lugar piensa que la
angustia no tiene un objeto preciso porque la angustia no sabe de qué se
angustia y Freud dice “no tiene un objeto preciso”, mientras que la fobia sí,
la fobia sabe muy bien de qué tiene miedo, Juanito sabe muy bien que
tiene miedo de los caballos cuando ha podido construir, nombrar con un
significante, con una representación, ese objeto de la angustia, tanto es así
que llegamos a decir que la fobia finalmente, que es un fenómeno clínico
muy extendido también, mucho más de lo que suponemos a veces, cuando
el sujeto empieza a hablar de sus preocupaciones, empezamos muchas
veces a situar pequeños objetos fóbicos que son en realidad resoluciones
de la angustia, son un poco darle un objeto a esa angustia que de entrada
no sabe de qué se angustia y debo decir que a veces no hay nada mejor
que una buena fobia bien organizada. Los sujetos fóbicos que tienen
objetos muy precisos, muy bien localizados se manejan muy bien en la
vida porque pueden vivir muy bien a condición de no cruzarse con el
objeto fóbico. Entonces a veces conseguirse un objeto fóbico bien exótico
es una buena forma de andar por la vida porque justamente es una
resolución de la experiencia de la angustia. Ahora, detrás de la fobia

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siempre hay la experiencia de la angustia y algo de ese objeto que no
puede nombrarse y que ha encontrado su resolución en la fobia.
Entonces bien, Lacan va a dar el nombre, un nombre poético a esa
angustia: el caballo del pensamiento, para nombrar esa experiencia que es
realidad, lo digo ya como segundo punto, la experiencia de la angustia es
la experiencia que es el signo de la subjetividad de nuestro tiempo y,
cuando lean el seminario de Lacan se van a dar cuenta, de que Lacan no
toma tanto a la angustia como… no, no tanto, no lo toma en lo absoluto, la
angustia como un trastorno que hay que curar de inmediato ni mucho
menos, sino que va a tomar a la angustia como un signo, como una
experiencia del sujeto que es fundamental y que no hay que borrar al
cualquier precio.
Por lo tanto primera gran observación clínica de Lacan,
precisamente no hacer de la angustia un trastorno que hay que borrar del
mapa inmediatamente, porque la idea de Lacan en efecto es que cuanto
más borremos ese signo de angustia más va a reaparecer por otra parte,
con otra cohorte de síntomas que van a intentar resolver esa angustia de
otra manera. Digo esto porque hay algo que hace muy actual este
seminario y es precisamente la respuesta que el psicoanálisis tiene que dar
a esta serie de tratamientos farmacológicos, cognitivo-comportamentales,
etc. que toman a la angustia, o a la ansiedad, o al panic attack, o se
nombre como se nombre, como un síntoma que hay que borrar de
inmediato y de la misma manera que hubo una época que no se permitía a
la gente entristecerse ni deprimirse ni un segundo porque se consideraba
que era mala salud, cuando lo importante es saber dar el tiempo de un
duelo a un sujeto para que pueda elaborar ese duelo con su tristeza y no
repetir después esos malos encuentros en otro momento.
De la misma manera nos encontramos ahora que la angustia está
entendida como un signo que hay que borrar de inmediato y en efecto
todos los términos que vienen a recubrir ese campo están destinados a
convertirla en una especie de o error cognitivo, un error de adaptación a la
realidad o en un mal pensamiento del sujeto que hay que corregir.
Al revés van a ver que desde las primera páginas Lacan va a dar a la
angustia todo su valor de dignidad subjetiva indicando que tenemos ahí la
experiencia de la subjetividad moderna en juego y que hay que ir con
mucho cuidado en borrarla de inmediato o en no poder escuchar lo que
esa experiencia nos está diciendo. Allí Lacan sin duda retoma también
toda una tradición ética que hizo de la angustia una señal subjetiva
importante y por ejemplo va a citar uno de los libros más sorprendentes
que hay de alguien que no era un clínico y que tomó el tema de la angustia
como objeto de un libro que es Soren Kieerkegard en su libro “el concepto
de la angustia” y que para Lacan va a ser una fuente de tradición para
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retomar esa tradición ética, luego tal vez pueda comentar algún punto de
este libro.
En realidad, debemos decir que la objetivación de esa experiencia
subjetiva de la angustia en el llamado trastorno de ansiedad, que es como
se conoce fundamentalmente ahora en la clínica del DSM III la angustia,
empuja cada vez más a esta generalización de la angustia y no es por nada
que se suele encontrar con mucha frecuencia el diagnóstico de trastorno
de ansiedad generalizada, porque cuanto más se trata la angustia como un
síntoma que hay que borrar, más se desplaza la angustia, este es otro
carácter clínico que Freud en seguida descubrió al estudiar a la angustia y
es que “la angustia es un afecto” –dirá Freud- pero sobre todo es un afecto
que se desplaza y que ahí donde la tapamos por un lado la veremos
reaparecer desplazada en otro frente, en otro lugar, en otra dimensión de
la vida subjetiva, todo esto para señalar la importancia clínica de este
tema en la actualidad.
Aun así, tercer punto, es una pregunta ¿por qué Lacan eligió
este tema para su seminario?, si ustedes ven la serie de temas, de títulos
de los seminarios de Lacan casi digamos que es el único título de un
seminario donde se refiera a un hecho clínico tan fenomenológico, tan
incluso poco conceptual como es la angustia. El seminario sobre “los
escritos técnicos”, sobre “el deseo y su interpretación”, sobre “los nombres
del padre”, sobre “los conceptos fundamentales” son títulos todos ellos que
teóricamente dan cuenta de una complejidad conceptual importante, en
cambio Lacan toma este seminario y le da ese título, la angustia como tal,
él mismo se refiere a la sorpresa que produjo en su auditorio de ese
momento, en las primeras páginas habla de la extrañeza que le causó al
público de ese momento, porque Lacan pasaba por ser el comentarista,
más que el comentarista, el lector de Freud a partir de la noción de
significante, de lenguaje. La angustia quedaba como un afecto que no
entraba dentro de los planes estructuralistas, de lenguaje, de cierta
posición de Lacan, pero Lacan en efecto argumenta de inmediato diciendo
que nada más lejos de su idea de dejar fuera de su campo los afectos y ese
afecto fundamental precisamente que es la angustia y que para Freud va a
ser una especie de moneda de cambio de todos los afectos, lo comento de
pasada pero ya lo indico para Freud la angustia era una especie de algo
que llamaba la moneda neurótica por la cual se intercambiaba cualquier
afecto por otro, el amor, el odio, el entusiasmo, la tristeza, todos estos
afectos se podían intercambiar uno con otro a través de la experiencia de
la angustia y todos ellos podían transformarse en un momento en
angustia.

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Entonces, Lacan le va a dar todo el valor clínico a esa experiencia de
la angustia y sin duda para leer este seminario tenemos un texto que
Willie ha citado a su manera y que ahí lo voy también a citar y que es un
texto publicado en la revista freudiana, fue una intervención de Jacques
Alain Miller “Introducción a la angustia del seminario de la angustia de
Jacques Lacan”, está en la revista freudiana no. 42 donde Jacques Alain
Miller a través de varias clases realiza la presentación de este seminario en
el momento en el que fue publicado, en francés fue publicado no hace
muchos años, hace un par o tres años que fue publicado en francés y
Jacques Alain Miller con su estilo clarificador de la enseñanza de Lacan
sitúa los elementos fundamentales de este seminario, seminario que él ha
establecido, ha puntuado, ha presentado como hace con cada seminario de
Lacan de una forma que se nos hace mucho más fácil de leer a través de
los subtítulos, de las puntuaciones, pero lo más interesante, no sé si lo
más interesante, pero de las cosas más interesantes que dice Miller al
presentar el seminario es que cuando finalmente tuvo el libro en francés
en sus manos y salió de la imprenta después de un largo trabajo de
establecer el texto, etc. la primera cosa que se le ocurrió es: “esto no es un
libro”, al estilo de la famosa frase de René Magritte: “esto no es una pipa”,
esto no es un libro, Miller inmediatamente comenta: “bueno, si no es un
libro ¿qué es?” y se le ocurrió más bien que podría ser una película este
seminario de Lacan, una película en el sentido de que es una serie de
escenas y si uno lee el seminario se da cuenta que no tiene la estructura
de un libro, tiene más bien la estructura de una película y más todavía,
tiene la estructura de una película de suspense, porque Lacan va tomando
el tema de la angustia dando diversas definiciones de la angustia y
ninguna le acaba de satisfacer del todo, Lacan mismo lo va diciendo, dice
ahí tenemos una definición pero está claro que luego viene otra que no es
del todo compatible con la primera.
Es decir, si uno quiere encontrar aquí una estructura completada al
estilo de libro, de presentación, primer capítulo, segundo capítulo y con las
conclusiones claras y diáfanas no lo va a encontrar, va a tener que hacer el
lector un trabajo muy denso para ir desentrañando el discurso de Lacan
en eso que Jacques Alain Miller pensaba que es como una película más
bien, es decir como una serie de secuencias en la que hay –dice Jacques
Alain Miller aquí en esta presentación- una suerte de desplazamiento de
un móvil, voy a detenerme un poco en esa expresión porque en efecto ya
en la angustia hay algo así, antes decíamos que en la angustia hay un
afecto que se desplaza y uno va leyendo el seminario de Lacan y hay algo
que se va escapando, Lacan va elaborando el tema y parece que no atrape
de ninguna manera ni de manera concluyente en ningún capítulo ese
objeto de la angustia y tiene más la apariencia el seminario de los
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desplazamientos de un móvil, de una cámara que va intentando agarrar
ese objeto de la angustia que se va desplazando de una escena a otra.
Con todo, Lacan casi diremos que el primer capítulo nos da una
imagen fija, una especie de foto fija de lo que para él es la escena de la
angustia y del objeto angustiante y nos da una descripción Daliniana,
antes estábamos en Lorca ahora vais a ver que Lacan nos va a dar una
descripción Daliniana de lo que es para él, para el sujeto Jacques Lacan
una escena angustiante y se las voy a leer porque es realmente… tiene
todo su… está en la página 14, cuando Lacan habla de la relación especial
que tiene la angustia con el enigma del deseo del Otro, en realidad si hay
algo que nos angustia es no saber qué es lo que el Otro quiere de nosotros
y para explicar este pregunta y esta causa de la angustia, ya no fenómeno
o efecto sino la causa misma de la angustia, Lacan va a narrarnos al estilo
de una foto fija de película esta escena y se las leo, dice: “recordaré la
fábula, el apólogo, la imagen divertida que erigí ante ustedes por un
instante” -ya es sorprendente que Lacan vaya a explicarnos una escena de
angustia y hable de una imagen divertida no es frecuente cuando una
explica una escena de angustia más bien le parece poco divertido-
“revistiendo yo mismo ante ustedes (es decir ante el público que lo está
escuchando) la máscara animal con que se cubre el brujo de la gruta
llamada de los tres hermanos” (imagínense entonces a Lacan con una
máscara al estilo de el brujo de los tres hermanos que es una especie de
relato de una tribu y él lleva una máscara, llevando esa máscara dice: “me
imaginé frente a otro animal este de verdad que supuse gigante en aquella
ocasión, una mantis religiosa”, la escena es de Dalí los que conozcan la
obra de Dalí recordarán esa reconversión que hace del ángelus de Millet,
esa lectura genial que hace Dalí, por paranoica genial de ese cuadro del
ángelus de Millet donde en la figura de la mujer sitúa la figura de una
mantis religiosa que se come a la pareja saben ustedes que la mantis
religiosa tiene esa predilección por sus parejas que finalmente termina
comiéndoselas y Lacan se imagina entones con una máscara, imagínense
es un poco barroca la escena, daliniana y barroca, con una máscara de
animal frente a otro animal pero gigante que es una mantis religiosa que si
la han visto ustedes impone en pequeño, y en grande debe imponer más y
Lacan sigue la descripción: “como yo mismo no sabía qué máscara
llevaba…” qué máscara llevaba el sujeto mismo y eso es muy interesante,
la angustia no sabe de qué se angustia pero no sabe el rostros que tiene
ante el Otro en esa experiencia de angustia, “…como yo mismo no sabía
qué máscara llevaba pueden imaginarse fácilmente que tenía alguna razón
para no estar tranquilo ante la posibilidad de que, debido a algún azar,
aquella máscara fuese impropia induciendo en mi partenaire (la mantis
religiosa en cuestión) algún error sobre mi identidad”.
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Es decir que finalmente la mantis religiosa se lo comiera pensando
que es su pareja, la mantis religiosa se come a sus parejas entonces el
sujeto Jacques Lacan está con esa máscara ante la mantis religiosa no
sabe qué cara hace ante la mantis religiosa y piensa: y si esta se confunde
ahora y me toma por su pareja y me come ¡se terminó!
“La cosa quedaba acentuada -termina diciendo Lacan- por lo
siguiente –que añadió- yo no veía mi propia imagen en el espejo enigmático
del globo ocular del insecto”, eso es el estilo de Lacan fíjense ustedes de
irnos llevando poco a poco a una definición muy precisa, a un momento
crucial en el que el sujeto Jacques Lacan está intentando de encontrar en
la mirada de la mantis religiosa, hay que pensar que la mantis religiosa
tiene esos ocelos en los que se refleja el que está mirando, esos ocelos
enormes que son como una especie de espejo y el sujeto Jacques Lacan
intentando encontrar en esos ocelos, en esa mirada ciega de la mantis
religiosa la imagen de su propio rostro en ese espejo y no encontrándola,
eso es para Lacan el punto de angustia límite.
Lacan dice que es una escena divertida en fin admitamos que podría
serlo para él, pero para alguien que se encuentra en una situación así la
experiencia de angustia puede ser realmente siniestra para tomar el
término con el que Freud habló de esa experiencia también en ese texto de
“Lo siniestro”. En este punto en el que el sujeto se encuentra frente a un
Otro devorador y frente al que no puede representarse ni ese objeto ni
puede representarse él mismo en la mirada del Otro, en ese punto nos
encontramos con la experiencia de la angustia, con el límite de lo que es la
verdadera experiencia de angustia.
Quiero hacer una hipótesis aquí para los que lean el seminario y
para los lectores de Lacan que luego van a tomar también este seminario
durante muchas sesiones después en el seminario del campo freudiano.
No hay que olvidar que estamos en el año ´63, no es cualquier momento en
la vida de Jacques Lacan, sabemos que está en un momento de gran
dificultad con respecto a la comunidad psicoanalítica, a lo que era la
International Psychoanalytic Association es decir, déjenme llamarlo así, la
institución madre, la institución religiosa del psicoanálisis de ese momento
que empezaba a encontrar en Lacan a alguien más bien molesto, a alguien
que empezaba a tener una posición diríamos que no comulgaba que la
ortodoxia de la posición de la IPA en ese momento y sabemos que al final
de este seminario se va a producir, es decir en el cruce del año 63-64, se
va a producir un acontecimiento fundamental para Lacan mismo sujeto
pero para toda la comunidad psicoanalítica internacional y para todo lo
que fue después la historia del psicoanálisis que es la famosa excomunión
de Lacan de la IPA.

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Lacan es expulsado de la institución madre, de la institución
freudiana, también era un poco la institución padre si pensamos que
Freud era un poco el padre de la IPA y Lacan es expulsado realmente pero
no de cualquier manera, era una verdadera excomunión es decir, era
proscribir su enseñanza que estaba siguiendo desde hacía unos diez años
con un auditorio amplio y es proscrito en el sentido en el que no se le deja
volver nunca más a la IPA, es decir es una expulsión si posibilidad de
retorno.
Hay que pensar lo que podría ser para alguien como Jacques Lacan
ese momento creo que no es exagerado pensar que Lacan ahí atravesó un
momento de angustia sin duda alguna, de preguntarse ¿Qué soy yo para
ese Otro que es mi comunidad de trabajo? y frente a la que me encuentro
ahora casi con esa máscara sin saber qué soy para el Otro, segregado de
esa comunidad psicoanalítica, pero quiero subrayar también que Lacan ya
desde estas páginas y a lo largo del seminario, no se queda en el afecto de
la angustia y mucho menos se va a quedar en el afecto de la reivindicación
o en la queja al Otro malvado que lo excluye, más bien si encontramos ya
algo en este párrafo que les he leído es la idea de Lacan de una cierta
alegría una cierta, no es tanto alegría, dice diversión, una imagen
divertida.
Este seminario si uno lo lee bajo esa perspectiva teniendo en cuenta
la situación del sujeto Lacan en ese momento en su vida y en relación a la
comunidad analítica, este seminario es de una enseñanza ética
impresionante, entender que Lacan de esa experiencia angustiante que
podía suponer para él ese momento saca un saber y saca una alegría y un
buen humor que atraviesa todo el seminario, es un seminario que tiene
muy buen humor, es tal vez de los seminarios de Lacan donde tiene muy
buen humor, no siempre Lacan tenía buen humor y en este seminario se
ve, como hablaba al auditorio, se ve que había un Lacan de muy buen
humor ante una situación que era en todo caso causa de angustia sin
duda alguna y sabemos que Lacan de ahí extrajo algo que fue
fundamental, de esa experiencia y de esa excomunión extrajo lo que fue la
fundación de la Ecole de la cause freudienne de París de la Escuela de
Lacan que luego ha dado lugar al campo freudiano y a todo el movimiento
en el cual seguimos trabajando muchas personas aquí en España.
En este sentido la lectura de este seminario es una experiencia
única, cuando digo única quiero decir que no tiene nada que ver con leer
un texto teórico sobre clínica de la angustia. Vemos ahí al sujeto Lacan
sacando de la experiencia subjetiva de la angustia un saber si me permiten
decirlo así sacando un “gay saber”, como le gustaba decir a Lacan, para
evocar el saber de los trovadores medievales, es decir un saber alegre,
sacar un saber alegre de una experiencia angustiante es lo mejor que
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puede ocurrir en un análisis, cuando eso se da sabemos que hay algo del
sujeto que atraviesa precisamente la angustia sin evitar sus efectos, y
Lacan nos da un poco ese ejemplo en este seminario, van a ver que va a ir,
en realidad como dirá en un momento Lacan está un poco como un pez
con una manzana, no sabe cómo agarrar ese objeto de la angustia de
ninguna manera, hay momentos en los que incluso se lo ve un poco
desesperado porque se da cuenta de que se le escapa ese objeto.
Cuando él parte además de la hipótesis que va atravesando todo el
seminario y que contradice a Freud, al Freud que dice la angustia no tiene
un objeto la fobia sí, Lacan le dice “la angustia no es sin objeto” y tenemos
que intentar acceder al objeto de la angustia a través de esa experiencia de
la angustia, la hipótesis es muy fuerte, contradice toda la clínica actual de
la angustia, se sigue diciendo que la angustia es un trastorno sin objeto y
precisamente hay que leer este seminario para contradecir a todas las
sandeces que se dicen actualmente sobre la ansiedad que la convierten en
una experiencia sin objeto, en una mala adaptación o en un error
cognitivo del sujeto que se angustia frente a cosas que no tienen que
angustiarle. Al revés, para Lacan la angustia siempre tiene un objeto y
todo el problema es cómo seguir el hilo de la angustia para cernir, situar
ese objeto de la angustia.
¿Qué película podríamos evocar nosotros? Cuarto punto. Pensé
un poco en esto porque al decir Miller que este libro es una película pensé
¿qué película podría tomar? Me di cuenta de que ya en un momento yo
había tomado una película para explicar el objeto de angustia y es una
película que tal vez muchos de ustedes hayan visto es la película “Alien”,
es una película Alien en sus distintas versiones, Alien 1, Alien 2, Alien 3,
es una buena película para hablar de la angustia porque siempre las
películas juegan, el cine en realidad, al situarnos frente al marco de una
escena que produce una espera y produce cierta relación de enigma con lo
que va a aparecer en la pantalla siempre hay algo de la experiencia de la
angustia vinculado al cine, tal vez Willie que tiene una relación especial
con el cine podría decirnos algo más sobre eso, hay la idea de hacer un
ciclo de psicoanálisis y cine en distintos campos también en el campo
editorial sería una buena idea hacerla a través también del hilo de la
angustia porque sin duda alguna el cine juega con la angustia del
espectador pero además juega con la angustia morbosa, es decir con la
angustia que le agarra a uno frente al objeto de la angustia sin saber cuál
es, curiosamente hay el fenómeno del sujeto que sale de la sala de cine
totalmente angustiado y huye del objeto que ha visto aparecer en la
pantalla pero generalmente no es el caso, si fuera así tendría poco éxito el
cine de terror en cambio sabemos que tiene algo el cine de terror que es

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justamente hacer aparecer no del todo pero algo del objeto de la angustia
de modo que el sujeto queda agarrado a esa escena sin poderse sustraer,
aunque sea tapándose los ojos, aunque sabemos que el sujeto que se tapa
los ojos frente a la pantalla en realidad está queriendo ir más allá de ese
objeto de la angustia.
La película Alien tiene un par de escenas que en efecto son una
buena manera de seguir el apólogo de Lacan frente a su mantis religiosa,
ahí no es la mantis religiosa es un objeto tan particular como ese alien
que, es interesante, durante buena parte de la película no aparece, los que
recuerden un poco la película y es que todo el saber hacer de un director
de películas de terror es que el objeto no aparezca, que se intuya pero que
no tenga representación, incluso casi que no tenga nombre, que se intuya
de alguna manera pero que no se vea, cuando se ve el objeto ya estamos
en otro campo, ya estamos en Juanito, ya estamos en la fobia, ya ahí si
veo el objeto huyo, pero la angustia si petrifica precisamente es en la
medida en que en el espejo o en la pantalla del cine no se nos hace
aparecer ese objeto sino que se lo deja intuir por su ausencia precisamente
y hay una escena muy bonita de la película donde está la tripulación de la
nave con las armas a la búsqueda y captura de ese objeto tan extraño
como es el alien y en un momento están en un pasillo donde se intuye que
tiene que aparecer de inmediato ese objeto extraño, no se ha visto en
ningún momento de la película al menos en esa secuencia y la tripulación
va con un aparato detector de movimientos, que es lo que en Freud
hallamos como la señal del yo, realmente es una película bonita para
volcar en imágenes la tópica freudiana de la angustia.
Freud nos dice que la angustia es una señal que se envía al yo de la
aparición de un peligro y en esa película están todos atentos a ese pequeño
detector de movimiento de aliens y lo increíble, lo interesante de la escena
es que ese detector va dando de forma intermitente señal de la aparición
del objeto angustiante, del objeto alien pero en el pasillo no se ve nada,
cada vez más la señal aumenta su frecuencia indicando a la tripulación,
al yo que el objeto está cada vez más cerca y los comentarios que además
están en comunicación en el exterior de la nave con otro equipo indican
que cada vez el objeto está más cerca y la pantalla sólo muestra la nada, el
vacío del pasillo.
Ese tiempo que para la tripulación es eterno, más o menos como los
cuatro o cinco segundos que yo viví al aterrizar hoy, esos cuatro o cinco
segundos que se extienden en la escena son casi toda la película, luego
esos cuatro segundos del sujeto ante la nada del objeto, ante la señal de
que ese objeto está ahí, ese tiempo tan particular que no se puede medir
con el reloj, que no se puede medir con el cronómetro, que es el tiempo de
la subjetividad de la angustia, en esa escena está muy bien captado, lo que
12
ocurre se lo pueden imaginar es que, por supuesto, ellos mismos están
dentro del alien finalmente, es decir casi toda la nave, todo el contexto en
el que se están moviendo, todo el espacio en realidad, todo es un gran
alien en el que ellos están sumergidos.
Por supuesto cuando se dan cuenta de eso, ahí hay la señal de
huída, ahí ya pasamos al momento fobia. El sujeto escapa de inmediato
porque ya se ha representado el objeto, sabe dónde está y sabe para dónde
huir pero hasta ese momento, hasta el momento en donde el objeto no ha
sido representado, hasta ese momento tenemos la experiencia de la
angustia, es el tiempo de la experiencia de la angustia que la fobia va a
resolver de una manera o de otra con la huida del sujeto frente al objeto,
en ese todavía no aparece el objeto, en ese tiempo “todavía” que va a ser de
hecho el título de un seminario de Lacan también que no es tanto “Aun”
sino “todavía”, es decir “encore”, todavía no aparece la imagen del objeto
pero sabemos que está ahí, ese tiempo es el tiempo propiamente de la
angustia, y este tiempo particular del sujeto es el que Lacan va a abordar
en este seminario como el momento crucial en el que el sujeto se pone en
contacto con lo más ajeno a su propio ser, con lo más alien, con lo más
Otro, con la alteridad más radical para él mismo y es ahí donde Freud
sitúa el afecto de la angustia, cuando el sujeto se pone en contacto con ese
punto aparece la angustia.
Ese punto no es nada simple porque al igual que en esta película el
sujeto lo supone siempre fuera como esa tripulación que el supone que el
objeto está fuera, en algún lugar pero fuera de su campo de visión, pero de
repente lo que aparece es que ese exterior es totalmente interior. Es decir,
que el sujeto mismo está en ese interior y que en realidad ese objeto tan
aparentemente ajeno, exterior, lo conecta al sujeto con su interior más
íntimo va a decirlo así. Es ahí donde, hay que decir que fue Jacques Alain
Miller quien rescató del seminario de Lacan ese término excelente que es el
término de “extimidad”, para designar la topología, el espacio, la
localización tan particular de ese objeto que es el objeto de la angustia,
extimidad es un neologismo que Lacan se inventó en un momento y que
indica que es todo aquello que es totalmente ajeno, totalmente alien, pero
que finalmente es tan íntimo al propio sujeto, es una intimidad tan interior
que él mismo la desconoce, es aquello que de mi intimidad me es tan
enigmático y escondido para mí mismo que finalmente sólo lo capto como
algo totalmente ajeno, como algo totalmente exterior a mí, esa es la
localización extraña, particular, del objeto de angustia. Me es tan íntimo,
me es tan cercano que finalmente sólo lo percibo como algo exterior, como
algo ajeno.
Van a ver que todo el seminario de Lacan es un intento incluso a
través de lo que Lacan ya empezaba a trabajar como la topología de
13
intentar dar su localización a ese objeto tan particular que es el objeto de
la angustia, un objeto que en principio pensamos como algo exterior y
ajeno pero que finalmente como ese alien en cuestión está en lo más
exterior de mí mismo. Ese objeto éxtimo ya podemos darle un cierto
nombre en Freud, Freud lo llamó en cierto momento “pulsión de muerte”,
si en algún lugar pueden encontrar el nombre freudiano de ese alien que
habita en el interior del sujeto como una especie de objeto ajeno y que pide
comer todo el día sin duda alguna, ese término lo van a encontrar en
Freud con su famosa noción de pulsión de muerte.
Término complejo porque ¿cómo una pulsión puede ser de muerte si
la pulsión se define por ser vital? pues bien justamente es también esa
paradoja la que va a hacer presente la noción de pulsión de muerte, que se
le aparece al sujeto siempre como algo exterior como algo que viene del
exterior pero que en realidad habita en su interior más íntimo en esa
extimidad.
Si hubiera tenido una pizarra, no la tenemos pero podemos seguir
imaginando las cosas, habríamos dibujado para intentar dar una primera
idea de esa topología que Lacan va a desarrollar en este seminario,
habríamos dibujado un marco, el marco de la pantalla de cine, y a la vez
dentro de ese marco otro marco más pequeñito, un cuadradito más
pequeñito, pueden ustedes dibujarlo en sus páginas, para localizar una
primera forma de esa topología del objeto angustiante. Un marco exterior y
luego un marco interior donde algo aparece como irrepresentable es lo que
en la pantalla del cine no aparece, hay algo en esa pantalla en ese marco
que no va a poderse representar que es ese objeto de la angustia que sólo
se puede intuir, sólo se puede evocar como hace el director de la película
alien, como hace por ejemplo Hitchcock en múltiples películas de una
manera ejemplar sugiriéndonos ese objeto pero precisamente como
imposible de representar y más se sugiere cuanto más imposible de
representar es, a tal punto que van a ver que en estas páginas Lacan habla
por ejemplo del objeto en blanco, de lo que queda en blanco en el mapa,
como esas zonas que en la época cuando se topografiaban tierras
conquistadas se marcaban como obscured by clouds, oscurecido por las
nubes o tierra incógnita, lo que en el mapa aparece como irrepresentable
ahí es donde se localiza ese objeto de la angustia.
Freud le dio un primer nombre a ese objeto, lo digo porque los
lectores de Freud y de Lacan van a ir encontrando esos términos, llamó a
ese objeto irrepresentable con el término en alemán Das Ding que se
traduce generalmente por La Cosa, la cosa todo eso también es un cuento
de, si no recuerdo mal, de Philip K. Dick, John Carpenter la lleva al cine,
“La Cosa” es el título de una gran película también de terror “Das Ding” y
es el nombre de la película terrorífica freudiana porque Freud agarra en
14
ese término “Das Ding, La Cosa”, el primer objeto angustiante para el niño,
para el sujeto y precisamente lo dice Freud es que hay siempre una parte
de ese objeto que no es representable, que escapa a toda la representación,
hasta tal punto que Freud habla a su manera del estadio del espejo
cuando habla de ese objeto diciendo que el niño cuando tiene la imagen
del Otro, sea de la madre o su propia imagen en el espejo habrá una parte
del Otro que podrá hacer homogénea a su imagen corporal y a sus
percepciones y habrá una parte de ese objeto que siempre quedará
irremisiblemente fuera de representación, quedará como irrepresentable.
Muchos autores han jugado con esa aparición de lo irrepresentable,
para darles otro ejemplo René Magritte es alguien que en sus cuadros hace
aparecer lo irrepresentable en esas formas, evocaba en esta imagen de Das
Ding del sujeto frente al espejo, un cuadro que todos conocerán de René
Magritte donde el sujeto ante el espejo se ve de espaldas, no ve su cara
sino que ve lo que no puede aparecer nunca en el espejo, es decir su
propio cogote. Entonces se produce un efecto un poco siniestro de doble en
el cuadro porque se ve a un sujeto visto de espaldas, viéndose de espaldas
en un espejo. Es una manera de plantear esa paradoja de la cosa que no
es representable en el espejo y que cuando aparece inmediatamente
aparece la experiencia de lo siniestro. Por ejemplo en el doble, también es
otro modo en cómo Freud abordará esa experiencia de la angustia en la
aparición del doble, cuando algo del doble aparece en la realidad tenemos
esa experiencia del objeto que no debería aparecer en la representación
imaginaria y que de repente aparece como lo más irrepresentable.
Freud en el artículo de lo siniestro nos da un ejemplo muy simple de
su experiencia angustiante, no es ante la mantis religiosa sino que es ante
sí mismo, nos explica un momento en el que entra en un vagón de tren, en
esa época los vagones de tren eran amplios y tenían además un espejo
generalmente, entonces el sujeto Sigmund Freud, que era fóbico a los
viajes en tren por cierto, sabemos que en Freud hay una fobia a los trenes
bastante importante reconocida por él mismo, en un momento que entra
en el vagón de tren le parece ver a alguien que le resultó extrañamente
familiar hasta que no se da cuenta que era un espejo lo que había en el
vagón y que en realidad ese personaje extrañamente familiar, ese alguien
en cuestión era él mismo que de repente aparecía en la realidad con un
aspecto un poco parecido a algo que le sonaba, por supuesto era él mismo
el que se captaba ahí como el alien en cuestión, como el Otro en cuestión.
Voy a avanzar un poco porque hay varias cuestiones que Lacan
aborda para situar el tema pero va a decir una precisamente que me
parece que es muy interesante porque es su modo de retomar el hilo
freudiano sobre la angustia, Lacan no se decide y van a ver al principio del
seminario, no se decide en cómo agarrar ese tema de la angustia y ese
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objeto de la angustia. Va a decir que habría tres métodos para estudiar el
tema de la angustia, uno sería el sistema catálogo que es lo que
generalmente se hace en la clínica, es decir describir, hacer un catálogo de
todos los efectos de la angustia. Describir, es lo que hace por ejemplo el
DSM IV que a cada nueva edición tiene que añadir una nueva descripción
de la angustia porque se escapa y hay cada vez un nuevo término que
viene a añadirse a esa experiencia que se va escapando, que se va
desplazando. Lacan dice, no hay modo de agarrar el objeto de la angustia
con el sistema catálogo terminaríamos al estilo Borges poniendo un
capítulo de los que no entran en el catálogo porque eso siempre se va a
desplazar, ese objeto siempre va a quedar como irrepresentable para el
clínico finalmente. Una manera de cerrarlo es diciendo en efecto no hay
objeto de la angustia que es lo que finalmente concluye el clínico actual.
Lacan y el psicoanálisis parten de la idea de que justamente no sólo
hay que plantear que la angustia no es sin objeto sino que tenemos ahí
justamente el hilo mayor para situar el objeto que más le importa al
sujeto. Que ahí donde el sujeto se angustia ahí tenemos algo del deseo que
está seguro en juego. Es por eso que van a ver que Lacan dirá en el
seminario una frase que va a parecer muy extraña “la angustia es una
certeza”, cuando hay angustia hay certeza de algo. Totalmente paradójico
porque hemos partido de la idea de que la angustia no sabe de qué se
angustia y en cambio Lacan va a ir desarrollando ese punto hasta decir
precisamente siguiendo ese hilo de la angustia vamos a encontrar algo que
es la mayor certeza del sujeto ante la cual huye pero certeza al fin y al
cabo y es por eso que Lacan dirá: siguiendo la descripción del fenómeno no
vamos a llegar a ninguna parte, el fenómeno del catálogo no nos sirve y al
principio del seminario va a decir: “así como abordé el inconsciente
freudiano mediante el Witz, el chiste, (ahora voy a comentarlo) abordaré
este año la angustia mediante lo unheimlich, lo siniestro”. Lacan nos
presenta ahí dos líneas de lo que va a ser para él a través de Freud el
estudio de la angustia.
¿Por qué dice Lacan que abordó el inconsciente mediante el witz,
mediante el chiste?, algunos sabrán que Freud escribió un texto muy poco
leído pero un texto excelente, un texto de muy buen humor que se llama
“El chiste y su relación con el inconsciente”, Freud entendió que el chiste, el
mecanismo, el artilugio del chiste era una buena manera para entender lo
que es el mecanismo del inconsciente, la producción de un sentido cifrado
al modo en que lo hace el chiste y escribió un libro sobre eso muy
interesante donde estudia los mecanismos del inconsciente al estilo del
mecanismo del chiste, Lacan retomó esto en un seminario que se llamaba
“Las formaciones del inconsciente” donde toma el chiste, el witz freudiano
para estudiar el mecanismo del inconsciente la parte significante, la parte
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representaciones del inconsciente y dice abordaré este año, poniéndolo en
el otro plato de la balanza, abordaré la angustia mediante lo unheimlich
que es otro texto de Freud, otra vertiente totalmente heterogénea a la
retórica del significante del chiste freudiano.
Unheimlich es el término que en alemán titula el texto de Freud que
se ha traducido por “lo siniestro”, a veces se traduce por “lo ominoso”
también, una manera de traducirlo más de paráfrasis es “lo extrañamente
familiar” en realidad lo que hacemos con esa traducción es separar en dos
términos lo que el término freudiano de unheimlich junta en una misma
palabra, algo es unheimlich cuando nos presenta en lo más familiar, lo
más extraño, todo el texto de Freud, es un texto del año ´19 realmente de
una precisión clínica impresionante para intentar localizar también ese
objeto alien de alguna manera, está hecho para Freud para intentar
mostrar cómo finalmente el objeto de la angustia está en lo más familiar
del sujeto. Lo más extraño aparece en lo más familiar y eso precisamente
es heterogéneo a todo lo que es el inconsciente estructurado como un
lenguaje, el inconsciente del significante, el inconsciente de las
representaciones freudianas.
Hay algo heterogéneo que es ese objeto que no se deja representar,
que no se deja nombrar, que cuando lo hace es de una manera tan
paradójica como ese unheimlich donde lo familiar y lo extraño coinciden,
donde los opuestos finalmente se funden, donde aparece esa extimidad
para nombrarla con el neologismo de Lacan, del objeto de la angustia.
Freud recurre a varios ejemplos literarios entre ellos los cuentos de E. T. A.
Hoffmann, que es un autor de la época que hacía presente de muchas
maneras ese objeto de la angustia como lo siniestro, por ejemplo en la
figura de los autómatas. Los cuentos de E. T. A. Hoffmann siempre están
habitados por esa figura del autómata que es una manera de hacer
presente algo que nos es tan familiar como la vida en una máquina.
También ahí cuando hay el lado autómata vemos aparecer algo de esa
relación con el objeto de la angustia, con el objeto siniestro.
Lo inefable, lo indecible, lo más desconocido aparece ahí en lo más
conocido, lo más cercano y Lacan va a ser su entrada al seminario de la
angustia a partir de esa localización de lo unheimlich, de lo éxtimo, para
tomar ese neologismo que había aparecido en otros seminarios anteriores
para hablarnos de la angustia en la red de los significantes, pero
precisamente para indicarnos que la angustia no se deja atrapar por esa
red de los significantes. Es un pescado que se escapa de la red de los
significantes de las palabras del sujeto, de las representaciones.
Voy a ir avanzando… me gustaría que pudiéramos entrar en diálogo
sobre ese objeto extrañamente familiar que les estoy presentando como
hilo conductor de la angustia, en todo caso lo que llama la atención en la
17
apuesta de este seminario tal como además Jacques Alain Miller ha
subrayado su lectura es que es precisamente este seminario de la angustia
lo que le va a permitir a Lacan revisar el estatuto del objeto.
Lacan había dedicado todo un seminario a la famosa relación de
objeto, un seminario anterior, precisamente ahí habla de Juanito, de la
fobia, del objeto fetiche y elabora toda una nueva teoría, más que teoría
toda una experiencia sobre lo que los analistas de esa época llaman en esa
época la relación de objeto, para mostrar que el objeto no es nada simple,
el famoso objeto de la psicología es en realidad una quimera, un espejismo,
pensamos ser objetivos cuando localizamos los objetos en cierta
exterioridad, lo que Lacan muestra en este seminario es que la objetividad
es un mito que hay que reconvertir en la noción de objetalidad. Que en
realidad si los objetos existen en el sujeto, existen en la medida en que
está libidinizados, están localizados en el fantasma, están representados,
están simbolizados y sólo hay que trabajar un poco niños autistas para
entender eso, para entender que para un niño autista el objeto no tiene
existencia si no está localizado en el campo del lenguaje, cuando uno
empieza a trabajar con niños autistas empieza a tener experiencias de
angustia, el autista si se angustia es por otras razones. El que trabaja con
niños autistas se angustia porque el niño autista hace presente esa
dimensión del objeto que no está localizado en la realidad él mismo, por
ejemplo, intenten jugar con un niño autista al escondite van a ver que es
imposible, por la simple razón de que el niño autista no puede localizarse
como ausente para el Otro, no tiene ningún sentido para él esconderse,
porque para jugar a esconderse al menos uno tiene que pensar que tiene
que por lo menos ausentarse del Otro y jugar a hacerse presente o
ausente, el niño autista al no tener esa dimensión en el lenguaje no puede
simbolizarse como ausente para el Otro y por lo tanto no puede construir
ningún objeto en relación a su imagen especular y es por eso que cuando
un niño autista entra en relación con un objeto, el objeto se lo come ahí
realmente es la mantis religiosa pero ya sin posibilidad de mediación. El
Otro es la mantis religiosa directamente, el sujeto no puede representarse
como ausente y no puede construir sus objetos.
La idea de Lacan es que si el objeto puede representarse es en la
medida que hay todo un mundo de lenguaje posible para representar ese
objeto. El seminario de la relación de objeto es en realidad una idea de
Lacan para explicar cómo el objeto fóbico, el objeto fetiche son verdaderas
construcciones del lenguaje, son grandes construcciones barrocas del
lenguaje, el caballo de Juanito no es un objeto natural del miedo por no se
sabe qué biología escondida en el cuerpo de Juanito sino que es una
construcción simbólica impresionante, el caballo de Juanito es un
significante para todo uso como dirá Lacan.
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Todo eso había sido elaborado por Lacan en seminarios anteriores
unos años antes y en el seminario de la angustia lo que va a hacer es
volver a redefinir la dimensión del objeto a partir de la angustia misma. Ya
no a partir de la fobia o del fetiche como había hecho en este seminario
sino a partir de la angustia misma, tomando la angustia como el mejor hilo
conductor para definir el objeto, para definir finalmente lo que él llamará el
objeto a.
En realidad Lacan decía si he inventado algo en toda esta historia
del psicoanálisis es el famoso objeto a, el objeto a no es simple, es un
objeto complejo que Lacan va elaborando justamente a lo largo de este
seminario y del próximo y que es el objeto que anida en el fantasma del
sujeto como el objeto más íntimo para cada sujeto, el objeto de su
fantasma y es ese objeto que Lacan va a ir construyendo a través del
análisis de la angustia y es ahí donde dirá: la angustia no es sin objeto, la
angustia no se da sin objeto, donde hay angustia tenemos la vía regia al
objeto, a lo más real de ese objeto. No es por supuesto un objeto
fenomenológico, no es un objeto que podamos objetivar o ver de una
manera objetiva dibujado, es tan poco fenomenológico como ese objeto
alien de la película a la que me refería.
El objeto de la angustia finalmente es un objeto aconceptual es por
eso que Jacques Alain Miller dirá: es curioso que el Lacan que un año
después a va a dedicar su seminario a los cuatro conceptos fundamentales
del psicoanálisis (que fue el seminario XI que viene después de este
seminario) dedicara este seminario previo en ese momento crucial de su
enseñanza precisamente a un objeto que es aconceptual, que no tiene
concepto posible, si Kierkegaard escribió ese libro tan bonito “El concepto
de la angustia”, si podemos leerlo ahora con cierta perspectiva es
precisamente para entender que el objeto de la angustia es aconceptual,
que no hay concepto posible de la angustia y que la angustia surge
justamente ahí donde no hay concepto posible de ese objeto.
En realidad, les voy a leer sólo un párrafo del libro de Kierkegaard, a
su manera Kierkegaard entendió sin haber visto la película alien, en el año
1844 la particularidad de ese objeto de la angustia, este libro es mucho
mejor que cualquier tratado actual de psicología sobre la ansiedad
realmente, si viene algo después de psicología hay que empezar por el
concepto de angustia de Kierkegaard y poner de lado todos los libros de
estudio de la ansiedad, fíjense ustedes que llega a decir Kierkegaard en ese
momento, habla de la angustia subjetiva y dice: “la nada de la angustia es
pues en este caso un complejo de presentimientos que se reflejan en sí
mismos acercándose más y más al individuo aunque considerados
esencialmente no significan nada en la angustia pero bien entendido no una
nada con la que el individuo no tendría nada que ver, sino una nada que se
19
halla en viva relación de reciprocidad con la ignorancia de la inocencia este
carácter reflejo es una predisposición que, considerada esencialmente, no
significa nada antes de que se haga culpable el individuo”, pero dice
Kierkegaard, “la nada es justamente el objeto de la angustia, esa nada se
torna más y más un algo”. Es una manera muy precisa de indicar cómo
esa nada ante la que el sujeto se angustia es una nada que se convierte en
un algo…, Heidegger también siguió esa reflexión sobre la angustia pero
para mostrar que lo que tenemos sobre la angustia es un objeto que no es
representable pero que se construye él mismo como una nada.
Es por eso que Lacan en otra parte del seminario va a dar otra
definición sobre la angustia tampoco muy satisfactoria pero que es muy
indicativa diciendo que la angustia es la falta de la falta, cuando al sujeto
le falta la ausencia, cuando al sujeto le falta el vacío posible que hace
habitable un espacio, entonces aparece la angustia.
Concluiré dándoles un ejemplo que siempre me gusta dar porque es
muy intuitivo de la arquitectura japonesa, en la arquitectura andaluza hay
las angustias que se localizan en las casas de alguna manera, tienen su
lugar en la casa, ese objeto alien tiene que estar localizado, en la
arquitectura japonesa hay una figura muy bonita que se llama el
tokonoma que es el reverso de la angustia (del objeto de la angustia
andaluz diríamos) y es la necesidad de localizar en el interior de la casa un
vacío, un lugar vacío que luego va a ser ocupado generalmente por el
famoso arte floral japonés. De entrada el tokonoma se puede traducir
también por el pabellón del vacío, es una parte de la casa que debe
encarnar, debe simbolizar, debe hacernos presente la ausencia del objeto,
sin ese lugar del tokonoma imposible entrar en la casa, es la claustrofobia
asegurada, necesitamos ese símbolo de la ausencia en la casa para que la
casa sea habitable, en realidad toda la arquitectura se podría entender así
¿cómo dar lugar, cómo alojar la nada en la casa para hacerla habitable?,
sabemos que cuando eso falta, cuando ese objeto tan particular, esa nada
que estructuralmente es necesaria para que el sujeto se pueda
representar, cuando esa nada falta aparece la angustia, puede aparecer
dentro pero puede aparecer fuera también, esa nada no simbolizada, el
agorafóbico en lugar de localizar, en lugar de encontrarse con esa falta de
la falta en algún lugar de la casa, se encuentra con esa falta de la falta
fuera de la casa, tampoco puede definirla pero la experiencia es la misma,
es la imposibilidad de simbolizar la ausencia.
Es lo que Lacan llama aquí en una especie de definición un poco
barroca es la falta de la falta y esa (falta de la falta) nos introduce a la
angustia, una vez ahí y concluyo, podemos volver sobre un asunto que
sugerí al principio y es la importancia actual de esta clínica de la angustia
para nosotros porque si estamos en algún momento… esto que llamamos
20
la globalización es un fenómeno que nos está empujando a todos, uno por
uno a la falta de la falta por decirlo así. Es decir al hecho de que siempre
tiene que haber un objeto para la necesidad, para la demanda, para el
deseo, para cubrir ese vacío y eso lo escuchamos en la clínica particular
del caso por caso los analistas pero se escucha también a nivel global de
qué manera el sujeto actual, el sujeto de la globalización está empujado
cada vez más a consumir, decimos no sólo a consumir sino a ser
consumido precisamente por esa vorágine del objeto que se hace presente
como necesario para el deseo y lo que se aprende sobre este objeto
invisible, huidizo pero tan consistente de la angustia es algo que toca a lo
más íntimo de cada sujeto pero también a sistemas de seguridad que
países y sociedades diversas levantan hoy contra un terror exterior cada
vez más irreductible.
Vuelquen ustedes lo que hemos dicho ahora sobre ese objeto éxtimo,
sobre ese alien a la política internacional y van a ver que se puede leer en
clave alien, en clave extimidad, en clave objeto de goce terrorífico la
dialéctica brutal a la que estamos lanzados a nivel internacional y hay una
constatación muy importante cuanta más energía e inversión se dedica a
los sistemas de defensa que quieren dejar fuera y distante al objeto
angustiante del terror, más lo encontramos surgiendo de lo más
inesperado, en el propio interior de las fronteras y bastaría evocar
acontecimientos muy recientes para entender que ese supuesto objeto
exterior topológicamente es un error pensarlo como exterior. El verdadero
objeto del terror, se está verificando en el fracaso de las políticas de
defensa, que está en el interior mismo, que es en el interior mismo de
donde se alimenta y surge ese objeto éxtimo.
En efecto lo que el psicoanálisis aprende en cada caso, uno por uno,
es que el verdadero objeto de la angustia no está afuera sino que está en el
interior, ese objeto de la angustia, una angustia que no es sin objeto, pero
lo importante es que ese objeto además no es un objeto exterior, es un
objeto interior, en el espacio más interior, en esa extimidad que para cada
uno es el lugar de su ser pulsional. El psicoanálisis enseña cómo situar
ese objeto en lo más íntimo de cada uno y aprende que la verdadera
defensa, la mejor defensa frente a la angustia, es la falta que el lenguaje
hace presente y que anima finalmente la causa del deseo en cada sujeto y
que poder simbolizar, localizar esa falta de la manera adecuada es la mejor
defensa que podemos tener frente a la angustia. Frente a esa señal de la
falta de la falta.
Me detengo aquí y espero sus preguntas, sugerencias e
intervenciones.

Pregunta inaudible.
21
…en todo caso creo que lo interesante ahí clínicamente incluso es la
relación tan precisa que encontramos en Kierkegaard entre angustia y
culpa. Por ejemplo, Lacan de ahí va a sacar una observación clínica muy
interesante: cuidado con desculpabilizar al sujeto de lo que viene a
explicarnos porque lo empujaremos a la angustia de inmediato, cosa que
la religión sabe muy bien, la religión sabe que culpando al sujeto aminora
su angustia. Por ejemplo cuando Lacan comenta el caso del hombre de las
ratas dice que Freud se libró mucho de desculpabilizarlo. Si el sujeto dice
me siento culpable de algo, es por algo, es porque la culpa también va a
ser un índice del lugar del objeto y del deseo del sujeto de la misma
manera que lo es la angustia. Entonces la balanza angustia.culpa es
Kierkegaard el primero que tuvo la precisión de situar esos dos términos
en la lógica del sujeto y Lacan la va a retomar para sacar de ahí
consecuencias clínicas que cualquier tratamiento psi ad hoc que va a
tratar la angustia o la culpa diríamos inadecuada del sujeto no tendría en
cuenta nunca esa dimensión subjetiva…

Pregunta inaudible.
…Hay angustias diversas, luego habrá que hacer una clínica
diferencial de las angustias y es distinta la angustia neurótica, la angustia
de Juanito a la angustia que puede sufrir un psicótico, los psicóticos
tienen experiencias de angustia brutales, los niños autistas también…
pero captamos en efecto por lo que usted decía que es heterogénea a la
angustia de alguien que localiza de alguna manera su experiencia en el
campo del lenguaje, no fuera de discurso como ocurre con el niño
autista… es un sujeto que no se puede representar a sí mismo de ninguna
manera, un sujeto tachado, borrado, barrado, pueden leer esa S tachada
de Lacan así… es el sujeto que se ausenta de sí mismo, que no puede
representarse a sí mismo, es el sujeto en fading tomando de hecho un
término de la cinematografía… el fading el momento en el que todo
desaparece… Lo que sí podemos decir es que el sujeto de la angustia está
lo más cerca posible de ese punto de división del sujeto, de no
representación del sujeto sobre sí mismo, es donde el sujeto se borra del
Otro.
Por ejemplo el niño autista hay un problema fundamental, es que el
sujeto no puede representarse en el Otro de ninguna manera, incluso en el
espejo, sabemos que el niño autista en el espejo, no detecta la imagen en el
espejo como su Otro especular. Siempre recuerdo el caso de un niño
autista que cuando veía al espejo pensaba que era otro, pero otro igual, no
era él mismo en el espejo sino que era otro niño… El sujeto psicótico y el
niño autista tienen experiencias de angustia brutales pero generalmente
son experiencias que lo fagocitan en el Otro, es decir como decía antes ahí
22
la mantis religiosa ya se lo ha comido, ya no hay el signo de angustia, es
muy interesante la observación freudiana a la que Lacan va a volver y que
se olvida con frecuencia. Freud habla primero del signo de la angustia y
luego dice, eso hay que distinguirlo de la experiencia de la angustia, el
signo de la angustia es benéfico y es muy importante tenerlo en cuenta,
porque incluso salva al sujeto de situaciones y hay que distinguirlo de la
experiencia de la angustia donde el sujeto queda totalmente vendido al
Otro, el niño autista sería la experiencia de la angustia sin posibilidad de
signo de la angustia para decirlo así. Es decir, sin que eso ocurra en el
campo del lenguaje donde haya un signo.
Yo por ejemplo no dejaría nunca a un niño al cuidado de alguien que
no tenga signos de angustia. Hay una angustia que es importante, que es
fundamental que ocurra, cuando un sujeto no se angustia, tenemos los
perversos… es un sujeto que no se angustia nunca, que puede pasar al
acto cualquier escena de goce sin ningún índice de angustia, la puede
sentir el otro sin duda…

Pregunta inaudible.
…Hay sujetos obsesivos que pueden sufrir muchísima angustia y no
recurren nunca a tratamiento… Puede haber tenido muchísima angustia y
no haber recurrido al Otro, a veces viene por un punto de desesperación…
No es fácil distinguir la angustia como señal de la experiencia de angustia,
a veces el sujeto mismo cuando puede entrar a elaborar algo de eso, puede
empezar a separarse de la experiencia de angustia para elaborar algo de
ella, cuando el sujeto viene y podemos hacer ese trabajo hay efectos
terapéuticos ansiolíticos de inmediato… Cuando el sujeto por muy
desesperado que esté va a un tratamiento y se le administra un ansiolítico
sin que pueda haber elaborado nada de ese signo de angustia el problema
lo encontramos después con esa angustia desplazada alimentada en otro
lugar y es ahí donde estamos frente a un problema clínico que no es fácil
de transmitir a veces porque el sujeto viene desesperado y el ansiolítico le
salva de esa desesperación, pero le salva de saber un poco de su angustia,
a veces es necesario poder rebajar un poco la angustia para poder empezar
a hablar de los signos de angustia. En la desesperación borrar la
experiencia de la angustia por un ansiolítico de inmediato no nos asegura
que el sujeto pueda sacar algo de esa experiencia sino más bien nos
asegura el retorno de la angustia un poco después con otros síntomas, con
otros signos, a veces con pasajes al acto… la administración de
antidepresivos combinados con efectos ansiolíticos en algunos sujetos
producen pasajes al acto brutales. Si se dan por ejemplo a sujetos
obsesivos que no han sido escuchados convenientemente antes…

23
curiosamente tiene un efecto totalmente paradójico y es que pasan al
acto… si se rebaja el signo de angustia el sujeto pasa al acto…
Si leéis este seminario convenientemente vais a ver que en realidad
Lacan no hace una clínica de la angustia como trastorno, hace una clínica
del pasaje al acto y lo que va a estudiar es la diferencia entre el pasaje al
acto y el acting out como los dos grandes temas clínicos en este seminario.
Estudiar bien ¿por qué los sujetos pasan al acto o hacen acting outs como
respuesta a la angustia? eso es lo más importante en la clínica porque en
efecto dosificar la angustia quiere decir eso, medir la distancia entre el
pasaje al acto y al acting out…

24

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