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La palabra es potente. Úsala en el modo justo, úsala para compartir el amor. Aprended a decir
cuanto son de maravillosos, que grande eres. Reconoce cuanto te amas. Usa las palabras para
romper todos los pequeños acuerdos que te hacen sufrir…
Este acuerdo por sí solo puede cambiar nuestras vidas. La impecabilidad de las palabras nos
puede guiar hacia la libertad personal, hacia el suceso y la abundancia. Puede quitar el miedo y
transformarlo en alegría y amor.
Come se suele decir: “hiere más una palabra que una espada” y el poder de la palabra es algo
extraordinariamente fuerte, se necesita saber usarla y comprenderla, no usarla para herir y
elegirla de modo asertivo.
No hay que creer que se sabe el exacto significado de cada palabra que se escucha y sobre todo
aprender a dialogar.
El mundo entero puede hablar sobre nosotros, pero si no lo tomamos en modo personal, seremos
inmunes. Si alguien nos envía su propio veneno emocional, nosotros no lo tenemos que digerir. El
veneno rechazado empeora la situación de quien lo ha enviado y no la nuestra.
Este es uno de los puntos más difíciles de seguir, pero el más importante.
Jamás tomar como personal las palabras expresadas por los otros, éste es el modo más rápido
para caer en la trampa del enemigo que nos verá vulnerables y débiles.
Ignorando el juicio de los otros estaremos en grado de no dejarnos manipular y continuar libres.
En el fondo cada uno sabe bien quien es y cómo es en realidad y ninguno debe modificar esta
percepción que cada uno tenemos de nosotros mismos.
Aquello que los otros dicen y hacen, las opiniones que manifiestan, todo sigue los acuerdos que
ellos han cogido consigo mismos y no con nosotros.
Este modo de vivir evita conflictos, evita el hecho de sentirse ofendidos y no tendremos necesidad
de defender nuestras convicciones, de este modo no haremos más grande alguna situación que en
realidad es realmente pequeña.
No supongas
Hay que tener el coraje de pedir explicaciones hasta que la situación nos quede clara y así
entonces evitar de pensar que sabemos todo aquello que hay que saber sobre algún argumento.
Una vez oída la respuesta, no hay más necesidad de saber nada, ya que sabremos toda la verdad.
Encontremos el coraje para pedir todo lo que deseamos. Los demás tienen el derecho de
responder si o no, pero nosotros tenemos siempre el derecho de pedir. Del mismo modo, cuando
los demás nos piden cualquier cosa, es nuestro derecho concederlo o no.
Se necesita aprender a comprender la verdadera naturaleza de nosotros mismos para conocer los
propios límites y la propia posibilidad de poder vivir la vida sin suponer que una determinada
situación signifique por obligación alguna cosa.
Todas la tristeza y el dolor de la vida son en realidad fundados, la mayoría de las veces, sobre
suposiciones de coger las cosas en modo personal, bastaría pedir explicaciones y no suponer.
Digamos NO cuando queremos decir NO y digamos SI sólo cuando queremos decir SI.
Tenemos el derecho de ser nosotros mismos y podemos serlo solamente si hacemos siempre lo
máximo que podamos.
Cuando no lo hacemos, nos estamos negando el derecho de ser nosotros mismos. Esta es una
semilla que deberíamos cultivar en la nuestra mente.
No son necesarios grandes conocimientos o conceptos filosóficos, ni ser aceptados por los demás.
Expresemos nuestra divinidad estando vivos y amándonos a nosotros mismos y a los otros.
Es una expresión divina decir: “Te quiero mucho”.
Se necesita aprender a dar siempre el 100% de nosotros mismos en aquello que hacemos, muchas
veces sucede hacer las cosas solo por el hecho de hacerlas, es un error, se debe siempre ofrecer lo
mejor sin exagerar.
5. El hijo, Don José Ruiz, ha agregado un acuerdo más, El Quinto acuerdo, siempre fundamental
para encontrar la libertad.
Sé escéptico, pero aprende a escuchar.