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Reseña Vinculos Virtuales PDF
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Por otra parte, el caso del parque en las cuales este se concibe desde el ho-
Tairona avizora un escenario tendencial rizonte futuro y las expectativas, el desa-
en el cual el reconocimiento étnico dife- rrollo como experiencia deja ver su lado
rencial, incorporado en la reproducción más violento. En el contexto colombiano,
simbólica del capital para efectos de desa- esa experiencia la proporcionan investi-
rrollos turísticos especializados, podría ser gaciones de este tipo, en tanto revelan la
un detonante más de conflictos socio-am- forma en que se legitiman modos de pro-
bientales y generador de desarticulaciones ducción y formas de apropiación territo-
sociales; así como ocurre con la proscrip- rial tendientes a ahondar desigualdades
ción de colonos campesinos frente al acce- sociales. También revelan la forma en que
so a la tierra y la instrumentalización de los se hacen redituables la diferencia cultu-
indígenas como atractivo turístico. ral y el patrimonio natural en beneficio de
En conclusión, el libro compilado por la reproducción simbólica del capital. Por
la profesora Margarita Serje proporciona último, muestran que el desarrollo, a pe-
una visión general, de base empírica y co- sar de sus nuevos ropajes, sigue precipi-
yuntural, acerca de la dimensión funcio- tándonos hacia el colapso ecológico.
nal y la naturaleza efectual del conflicto carlos andrés meza
en la concepción y materialización del de- Antropólogo
sarrollo. En oposición a las concepciones Instituto Colombiano de Antropología
estatistas y pragmáticas del desarrollo, e Historia (ICANH)
2008 (de allí la primera parte de su título Pero estas tensiones, ya no por la ar-
“irrupciones de lo virtual en lo real”) y el ticulación de los vínculos sociales con
artículo de Sepúlveda sobre las experien- “lo virtual” sino por las características
cias de intimidad y miedo en internet. mismas de las relaciones construidas en
Después de esta trilogía sobre Face- el ciberespacio, nos permiten contras-
book, se destacan otras redes, como el por- tar perspectivas y observar insinuacio-
tal Last.fm, descrito por Manuel Lozano, nes para futuras investigaciones sobre
y el uso de las “afinidades electivas” como este nuevo contexto de las ciencias socia-
marco de referencia para comprender las les y de la antropología en particular. El
identidades desterritorializadas allí mani- mundo virtual como un “ágora” moder-
fiestas. El mismo tamiz utiliza Benjamín no e ideal: “todo se convierte en foro acce-
de la Pava al referirse a los foros virtua- sible a todos”, según Maffesoli. Es posible
les, aunque mostrando este escenario con contrastarlo con el análisis de Jorge-Iván
jerarquías establecidas entre sus usuarios, Bula acerca del ethos ciudadano configu-
pero manteniendo el común denominador rado en el mundo de la economía virtual,
de las afinidades, sean estas efímeras o de en donde las jerarquizaciones disponen a
mayor duración. unos ciudadanos de primera o segunda
Otras ventanas conducen a un viaje categoría en relación con el acceso a los
sin movimiento y a vínculos sin contac- bienes de consumo, sin importar sus “pre-
to, en asepsia permanente contra los peli- ferencias reveladas” que, al margen de su
gros materiales y externos allende de “lo conceptualización económica, puede ho-
virtual” y reflejados en la inseguridad po- mologarse con las “afinidades electivas”.
tencial de los viajes físicos o en los riesgos Por su parte, en otro ámbito virtual, re-
connaturales de las relaciones cara a cara y lacionado con el desarrollo de la opinión
del contacto físico con el “otro”. Esas ven- pública en los comentarios de las web de
tanas se abordan en los artículos dedica- periódicos y analizado por Diego Osorio,
dos a Google Earth, de Camilo Zambrano, que enfatiza la negación del otro por “el
y a las web Cam4cam, de Felipe Castro y espíritu de la masa”, podemos encontrar
Christian Uribe. Castro y Uribe ilustran de la siguiente aseveración crítica: “más que
manera locuaz el balance entre las afini- una re-significación, re-composición y
dades resaltadas y la asepsia permanente: re-configuración del ágora, lo que vemos,
“las relaciones por las afinidades virtuales en el más afortunado de los escenarios, es
nos dejan muy clara la pobreza emocional un retorno al estado natural hobbesiano:
de la que somos partícipes, ya que al in- somos libres, pero corremos el riesgo de
miscuirnos en ese universo nos acercamos eliminarnos unos a otros” (p. 169).
cada vez más a perder la interlocución pre- Volviendo a la metáfora de la venta-
sencial con nuestros iguales” (p. 244). na y la circunnavegación, es posible que
el vértigo que producen las velocida- por los mediadores consiste en su entre-
des virtuales (la del tiempo, el espacio, cruzamiento con las relaciones de poder
la de las identidades y la de las relacio- y las formas culturales globales, estata-
nes), como consecuencia del exceso de les y locales que, en algún sentido, como
ciertas contemporaneidades, haga per- lo desarrolla Bula, determinan el acce-
der el horizonte, en el sentido que Paul so, las limitaciones o la censura de los es-
Virilio3 (1997) da a esa experiencia, una cenarios de comunicación, información
que conduce a un “delirio de la pérdida y por ende de construcción de vínculos
de la tierra” (p. 45) en comparación con la virtuales.
perspectiva del quattrochento, cuya sen- Por supuesto, hechos posteriores a
sación de gravedad dispone, en el pun- la escritura de los artículos expresan las
to de fuga, dimensiones “objetivas” de tensiones e interrelaciones existentes en-
una óptica que por lo menos permite si- tre “lo virtual” y lo real: los mecanismos
tuarnos con aquel que está al lado y con de protesta de “la primavera árabe” en
quien podemos mantener un contacto fí- 2010, la prohibición del uso del Iphone en
sico más que un vínculo virtual (Virilio, Siria en 2011, las manifestaciones de jó-
1997, pp. 83-84). Desde esta consideración, venes londinenses en este último año, la
si bien la movilidad, lo fluido y el exceso censura a Google en China y los debates
sirven para entender el mundo contem- en torno a la Ley Sinde en España, entre
poráneo, además del mundo virtual, pue- otros escenarios que ponen en discu-
den también correr el riesgo de trasladar sión y fomentan el análisis de los límites
los principios de visión de la “aldea antro- y alcances de “lo virtual”. En consecuen-
pológica” a la “aldea virtual”, que per se cia, el insinuador artículo de Hernando
no supera los individualismos o naciona- Salcedo Fidalgo, sobre la gramática con-
lismos metodológicos y más bien tiende versacional entre la cotidianidad del cara
a generar un efecto hikikomori de aisla- a cara y aquella hecha “a distancia”, llega
miento del mundo contemporáneo por la no tanto a conclusiones como a pregun-
absolutización de la experiencia virtual. tas extensibles a la propuesta de una an-
Por lo anterior, es necesario tam- tropología de “lo virtual”: ¿podrían estas
bién marcar un horizonte de referen- dislocaciones producir modelos de inte-
cia, el contexto que hace posibles los racción que supriman definitivamente el
Vínculos Virtuales. Por lo tanto, el in- requerimiento del encuentro cara a cara?
terés por las mediaciones a su vez que freddy guerrero
Docente
3 Virilio, P. ([1996] 1997). El cibermundo, la
Pontificia Universidad Javeriana, Colombia
política de lo peor. (M. Poole Trad.). Madrid:
Cátedra.