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1. NATURALEZA DE LA COMUNICACIÓN.
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La comunicación cuando es eficaz es un poderoso instrumentode influencia. En ella se basa la
educación, la publicidad, la política. Nos quieren formar, informar, convencer, conmover… La
comunicación es también el medio principal para la participación y la integración social que
puede llevar a las personas, también a las personas con diversidad funcional, a un
determinado nivel de calidad de vida (es decir a mayor o menor grado de felicidad). Enseñar
comunicación (habilidades y estrategias comunicativas y sociales) es proporcionar a la persona
el mejor medio para participar, para la integración social y el desarrollo personal. La relación
entre comunicación, desarrollo personal (autoestima, valoración, respeto) y participación,
está con frecuencia alterada en las personas con diversidad funcional. El tema de la valoración
y las actitudes ante las dificultades de habla, lenguaje y comunicación se describe en el
siguiente texto de Tetzchner y Marintsen (1991, pg. 17):
Lo que nos enseñan los actos de habla es que para llegar a ese estado de realización personal e
integración social las personas con diversidad funcional (como todas las personas) dependen
esencialmente de la respuesta de los otros y de las actitudes (pensamientos,
comportamientos, emociones) de los otros. El chico protagonista de Los Gritones (corto que se
proyectará en la primera clase) , ofrece un buen ejemplo, no está feliz al final de la escena
porque su fuerza ilocutiva no se vio recompensada y la chica no gritó lo que él quería…
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En el caso de las personas con diversidad funcional son numerosas las barreras que dificultan
su participación y por lo tanto, ya desde la intervención temprana, se debe trabajar para
proporcionar habilidades a las personas pero también para construir contextos más inclusivos
que hagan posible la participación de todos. Por ejemplo una intención se puede expresar de
empleando canales distintos que el audio-vocal pero en ese caso la sociedad debe aceptar ese
mecanismo alternativo de transmisión.
La comunicación se realiza mediante mecanismos de transmisión que son los canales que
empleamos para configurar los signos del mensaje y para comprenderlos. Cuando la
configuración es oral utilizamos el mecanismo de transmisión audio-vocal, por el que
articulamos las palabras y las escuchamos, pero existen otros mecanismos de transmisión
como el viso-gestual (Comunicación entre personas sordas)o el viso-gráfico-motriz
(Comunicación con ayudas técnicas para personas con Diversidad funcional Motora). Puede
haber otros canales como el táctil-gráfico empleado por el Braille, o el táctil-motriz en el que
se perciben por el tacto las configuraciones gestuales del que habla. En la comunicación
bimodal (Schlesinger, 1978) se expresa el mensaje empleando simultáneamente dos canales:
el audio-vocal y el viso-gestual. Se habla y signa simultáneamente para facilitar la
comunicación y el desarrollo del lenguaje en personas con trastornos del lenguaje y la
comunicación.
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escritura Braille cumplen esas condiciones. Un código elemental de signos, o un sistema
formado por signos pictográficos no cumplen esas condiciones y por lo tanto no son verbales.
Cuando una persona se comunica mediante el lenguaje oral empleando el canal audio-vocal las
palabras se acompañan de un conjunto de acciones paralelas y sincronizadas con la producción
verbal que constituyen la comunicación no verbal. Estas acciones acontecen con un grado
variable de planificación y se basan en señales que son interpretadas e informan al interlocutor
principalmente de la disposición emocional o credibilidad del que habla. En la comunicación
no verbal se distinguen distintos componentes. La paralingüística estudia el valor comunicativo
de la entonación (paralingüística), la cinésica el valor comunicativo de la acción que realizan los
hablantes con el cuerpo, las manos, la mirada…, la proxémica el valor comunicativo de la
distancia y el contacto físico y por último la cronémica el valor comunicativo del tiempo que se
manifiesta en los turnos, los silencios, la velocidad. Aunque la comunicación no verbal no se
basa en un código sus señales condicionan el mensaje verbal y a veces lo contradicen o dejan
claro que lo que se dice no es lo que se piensa (Belinchón et al. 2004).
Corre Arturo hacia su madre medio tambaleándose por la prisa y por la alegría de la
visita inesperada. Sopla mirándola y se tira de la oreja señalando a una niña de trenza larga.
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otra vez en las rutinas de la vida diaria. Por lo tanto un niño de 4 meses participa en
interacciones pero, aunque intuitivamente cuesta afirmarlo, técnicamente no se comunica.
Las interacciones típicas de las rutinas de la vida diaria representan el marco idóneo para
desarrollar la comunicación y el lenguaje. Es el poder de los contextos naturales. El riesgo
surge cuando en la relación adulto-niño las interacciones no tienen la calidad suficiente o son
sustituidas por procesos de control que son acciones reguladoras de una persona sobre otra
sin que se produzca reciprocidad (A actúa sobre B pero B no actúa sobre A). Algunas
investigaciones han mostrado que en el caso de los niños con diversidad funcional
especialmente cuando se acompañan de trastornos del desarrollo del lenguaje y la
comunicación, los procesos de control suelen abundar más que las interacciones y ahí surge
una barrera contextual para favorecer el lenguaje. Se pierde la naturalidad de la interacción
porque las niñas-os no emiten señales claras o los padres no saben interpretarlas, y, cuando
esto ocurre aumentan los procesos de control que regulan al otro si darle oportunidad de
tomar la iniciativa. (Del Río y Torrens, 2006).
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La regulación está presente en este tipo de mensajes: Que eso no se dice, que eso no se hace,
que eso no se toca (Serrat)…que te sientes bien, que te metas la falda de la camisa, que estés
quieto, que no hables con la boca llena, que dejes en paz a tu hermano, que recojas, que
apagues, que bajes el volumen… Este uso del lenguaje encubre otras funciones del lenguaje
como la narrativa, la imaginativa, la heurística… En la atención temprana será fundamental
mantener la riqueza funcional del lenguaje.
Las interacciones continuadas dan lugar a relaciones y éstas generan vínculos o apegos que en
el caso de la interacción educativa es necesario que sean apegos seguros que hacen que el
bebé se sienta confiado en su contexto para abrirse al mundo. La comunicación se entiende en
un contexto y también en el marco de una relación (Palacios, Marchesi y Coll, 2001).
Waltzlawick y sus colaboradores de la Escuela de Palo Alto en San Francisco (Waltzlawick, P. y
otros (1985) Teoría de la comunicación humana. Herder, Barcelona: es un libro muy
recomendable) profundizan en la interesante conexión entre comunicación y relación. Uno
de sus principios indican que una conversación no termina nunca…Guillermo Von
Humboldt dejó esta cita memorable “en el fondo lo que da valor a la vida son las relaciones
con las personas”.
De lo dicho en este apartado se puede concluir con este pensamiento fundamental para la
atención temprana: antes del lenguaje no está el silencio, está la comunicación; antes de la
comunicación no está la regulación (el proceso de control), está la interacción; antes de la
interacción no está la estimulación, está el deseo de compartir la vida con un niño (jugar es
estimular, pero estimular no es siempre jugar). Sea cual sea la diversidad funcional o el riesgo,
en Atención Temprana es imprescindible construir interacciones de calidad en un marco
caracterizado por: un contexto estable en el que las acciones se repiten cada día, y, relaciones
estables que generan un apego seguro y confianza.
Una última reflexión. Es necesario proporcionar a las personas habilidades comunicativas pero
también se debe trabajar para construir contextos más inclusivos. La Intervención Temprana
se debe enmarcar en un modelo social que entienda la intervención en diversidad funcional
como un compromiso por la eliminación de barreras físicas, mentales, comunicativas… Sin
barreras las personas con diversidad funcional son también, como decía aquel poema que leía
Mandela, capitanes de su alma, con derecho a participar y a decidir no pájaros enjaulados.
Javier Tamarit (2001, disponible en
http://www.ite.educacion.es/formacion/materiales/185/cd/material_complementario/m5/Pr
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opuestas_fomento_autodeterminacion.pdf ) empieza así un artículo sobre autodeterminación
en las personas con diversidad funcional intelectual:
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personas, de modo que tengan impacto significativo en su calidad de vida (Schalock,
1996, 1997).
El niño opera mentalmente con unidades lingüísticas y en este punto aparece una conexión
profunda entre lenguaje y cognición. Procesar una frase como “levanta el brazo cuando
escuches la palabra casa”, supone un procesamiento lingüístico y cognitivo. Procesos
cognitivos básicos como la atención selectiva y sostenida, la percepción auditiva, la memoria
operativa (de trabajo) y a largo plazo (almacén del conocimiento), el razonamiento (para inferir
que el emisor se está dirigiendo a personas sentadas) están profundamente imbricados con el
lenguaje. Por ejemplo, es difícil manejar el lenguaje con eficacia en la vida diaria (y mucho más
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difícil para aprender en la escuela) si no se llega a una memoria operativa que permita repetir
5 dígitos. El conocimiento se almacena en la memoria a largo plazo pero el uso depende de esa
memoria de trabajo, de uso que nos permite por ejemplo comprender en dónde comió una
persona si nos dice que al final pagó la cuenta (inferir).
Los psicólogos cognitivos (ver Cuetos, 2011, Neurociencia del Lenguaje) explican que procesar
supone realizar un conjunto de operaciones lingüísticas a nivel fonológico, léxico y sintáctico.
Un conjunto de procesos que pueden estar más o menos alterados en caso de trastorno del
lenguaje y que orientan el planteamiento de la rehabilitación. Por ejemplo, cuando se escucha
una frase en primer lugar se oye (nivel periférico). Después se analiza la cadena sonora
fonética y fonológicamente, se segmenta en palabras y, estas, se identifican con un significado.
Si nos centramos en el nivel fonológico según Bishop“se supone que la señal acústica contiene
unos 70000 bits de información por segundo y se reduce a unos 40 bits, se convierte en una
forma invariante”. A partir de esas formas invariantes que en nuestra lengua se concretan en
24 fonemas (23 en Asturias)se segmenta lo escuchado hasta identificar una palabra y acceder a
su significado. En los casos de Trastorno Específico del Lenguaje la construcción del sistema
fonológico se bloquea y esto condiciona el desarrollo léxico y morfosintáctico (Aguado, 1999).
El procesamiento del lenguaje tiene correlatos biológicos claros que se han puesto de
manifiesto con técnicas de neuroimagen (como la Resonancia Magnética Funcional: RMf)
(Blakemore y Frith, 2008, Cuetos 2011). Un inconsciente biológico (expresión de
Wallon)controla el procesamiento y se puede afirmar que el lenguaje y su desarrollo no
depende únicamente de la riqueza ambiental y de la calidad de las interacciones que tanto
hemos destacado en el apartado anterior. Dehane-Lambertz, G. (2002) mostró que bebés de 3
meses dormidos, cuando oyen hablar activan las mismas zonas cerebrales que los adultos. Esto
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resulta emocionante y muy interesante (está investigación me emocionó) porque ahí se
muestra claramente que el lenguaje es un módulo específico con una base biológica innata.
Los gorilas no hablan (lenguaje oral), nunca lo han hecho porque su cerebro no ha
evolucionado en este sentido. Los niños con dificultades de lenguaje presentan distintos
déficits en ese sistema innato de redes neuronales. Lo que ocurre es que todavía
desconocemos esa causa, por ejemplo en el TEL, el autismo, o la tartamudez, y, por este
motivo no será siempre posible un diagnóstico sindrómico o etiológico. La falta de correlatos
biológicos lleva a diagnósticos funcionales que son bastante limitados y se basan en la
observación de lo que el niño hace y dice (repertorios conductuales). La investigación irá
precisando esos correlatos en dificultades como el TEL, la tartamudez o el autismo pero de
momento se conocen y esto dificulta la detección y la atención temprana en muchos casos
(Blakemore y Frith, 2008).
3.1. Etapa perlocutiva.Perlocutivo significa que la actividad del bebé no es intencionada pero
tiene consecuencias en los adultos. El bebé desde pequeño emite señales claras que tienen
consecuencias en los otros pero esto no quiere decir que se comunique porque le falta la
intención. El adulto se la atribuye en una interacción asimétrica. En esta etapa
precomunicativa se distinguen tres estadios:
1. El primer mes de vida. Se dan pautas expresivas que los adultos interpretan como señales y
reaccionan ante ellas atribuyéndoles una intención y un significado que no tienen. El bebé no
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se comunica pero tiene patrones expresivos complejos. Los neonatos centrados en su primera
adaptación a la vida ya prefieren estímulos visuales humanos (redondeados, móviles,
brillantes, abultados) prefieren la voz de la madre y presentan pautas muy interesantes de
sincronía interactiva e imitación que indican cierta sintonía con el adulto.
2. Del 2º al 4º mes. Durante los cuatro primeros meses la vida del bebé gira en torno a su
cuerpo y no muestra tanto interés por los objetos del entorno (egocentrismo del recién
nacido).Según Piaget es el momento de las reacciones circulares primarias: circulares porque
se repiten y primarias porque su contenido es el propio cuerpo, por ejemplo, llevarse la mano
a la boca y chuparla. El bebé lo repite por el placer que le produce la acción (Principio del
Placer de Baldwin). Explora ya la boca y los ojos de la madre (centros de expresividad) y
aparece la intersubjetividad primaria por la que producen las mismas emociones que expresa
la madre: sonríen ante la sonrisa, ponen pucheros ante los pucheros... Dice Riviére que “no se
puede llegar a adquirir un lenguaje si no se es capaz de sentir con otro”. Hay una empatía
primaria que consiste en tener la emoción que otro tiene y se basa en una relación tónico-
emocional (diálogo tónico de Ajuriaguerra) y en las neuronas espejo. Sin esta experiencia no va
a ser posible que el niño más tarde mire al objeto y a la madre y señale lo que quiere. La falta
de empatía de los niños con autismo pasará desapercibida para los padres que hasta los 18
meses no llegan a percibir esta falta de sintonía básica. No es difícil de entender esta
desorientación de los padres por el carácter asimétrico de la relación: ellossobreinterpretan y
sobreactúan aunque no entiendan las señales del niño.
3. Del 4º al 8º mes. El niño se abre al mundo y descubre que sus acciones tienen consecuencias
interesantes y placenteras que le divierten (Principio del Placer de Balwin por el que lo
agradable tiende a repetirse). Por ejemplo golpea un sonajero con la cuna y lo repite una y
otra vez en busca de esa sensación sonora y ese placer de ser causa: son las relaciones
circulares secundarias. Según Piaget son conductas semiintencionales. Aparecen pautas de
anticipación y conductas de reconocimiento muy claras. Hacia los cuatro meses el bebé
reconoce a la madre perfectamente a través de la vista y esto da lugar enseguida al apego
específico (horma de la conducta afectiva y comunicativa posterior) y al llanto ante los
extraños que es una conducta típica de los 6 meses. Aparece también un interés muy alto por
los objetos, especialmente a los 7-8 meses, cuando el niño puede permanecer sentado y
manipulando lo que le rodea de una manera obstinada: interés por la manipulación. Se
interesan también por la actividad de las personas en un intento de entender lo que hacen y
también de imitar las conductas que ya están en el repertorio del niño (no nuevas). Este
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interés separado por los objetos y las personas será indispensable para entender la aparición
de la comunicación en la siguiente fase (Palacios et al. 2001).
3.2. Etapa Ilocutiva (8-18 meses).Ilocutivo significa que posee intención comunicativa, es decir,
que es deliberado y está marcado por el deseo de algo. Coincide con el estadio IV de Piaget (8-
12) en el que el niño experimenta con las reacciones circulares secundarias y llega a
proponerse fines sensoriomotores como coger un objeto alejado tirando de una cuerda.
También imita gestos y sonidos nuevos. Aparece la conservación del objeto pero con el
denominado error del subestado 4 que consiste en levantar siempre el mismo cojín (si el
objeto está en otro no lo busca). Para la comunicación es importante que en esta etapa el niño
establece una relación entre las personas y los objetos: descubre que las personas pueden
ayudarle a descubrir el mundo y también que pueden compartir ese mundo. Un ejemplo de
Riviere lo ilustra
“La madre está de pie en la habitación, el bebé de 12 meses le toca la pierna, levanta los
brazos, la mira y dice “aha”. La madre lo coge en brazos y lo lleva a la ventana, está mirando a
la calle y entonces pasa un “avión” y el bebé señala y dice “eto”, mira a la madre y repite “eto”
“eto” y la madre contesta “un avión”.
En este fragmento aparecen tres tipos de conductas comunicativas: unas para llamar, otras
para pedir, y otras para compartir el interés por un objeto… Weich diferencia dos tipos de
conductas comunicativas que aparecen en este momento (8-18 meses): unas cuya finalidad es
cambiar el mundo físico como pedir (función imperativa) y otra cuya finalidad es compartir o
cambiar el mundo mental como comentar algo (función declarativa).
El niño, cuando empieza a comunicar descubre un gran poder (descubre how to do things with
words) y también que las personas son objetos con mente. Se puede entender que el niño
descubra el valor instrumental de la comunicación para conseguir un objeto (pedir con un
protoimperativo) pero por qué un bebé comparte con la madre que pasa un avión (Riviére,
2001). Recuerdo el día que bajando por la calle Dr. Casal de Oviedo, a la altura de la librería
Cervantes mi hijo de 12 meses se giró en su silla para mirarme, levantó la mano señalando la
enorme luna llena y dijo “nuna” (función declarativa) ¿Por qué lo hizo? Se puede pensar que
sabía que en mi mente estaba el concepto de luna y sentía el impulso de compartirlo. En los
declarativos y antes en los protodeclarativos está el motor del desarrollo del lenguaje porque
indican que la energía que va a mover el lenguaje (el deseo de compartir mentalmente la
experiencia) está activo.
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Estas conductas comunicativas coinciden también con el estadio 5 de Piaget que se caracteriza
por el dominio de la permanencia del objeto y las reacciones circulares terciarias en las que el
niño experimenta con su acción para descubrir sus consecuencias: tira una y otra vez el objeto
pero de un modo diferente. Nuevamente esto le proporciona placer (Balwin) y lo repite una y
otra vez ante la desesperación del adulto que una y otra vez recoge el objeto.
3.3 Etapa Locutiva (18 meses-5 años). Locutivo significa que habla, y, lo que es más
importante que usa los signos del lenguaje oral. Aquí lo que pesan son las palabras pues este
es uno de los momentos más esperados y celebrados por los padres: “¡¡¡dijo papá!!!” Al mismo
tiempo es uno de los momentos que más preocupación genera cuando las palabras no
aparecen entre los 12 y los 18 meses o cuando a los 24 meses el niño produce pocas palabras
y no las junta para formar una primera gramática pivote (má cheche, má calle…). El silencio de
un niño-a en este momento es un gran ruido que alerta y si ese silencio perdura se hace
atronador para los padres. Algo está fallando. Si al silencio se une cierta sensación de
aislamiento el ruido es mayor y los padres empezarán a pensar en acudir a un especialista. La
previsión es que el lenguaje se desarrolle a nivel fonético-fonológico, a nivel morfosintáctico y
léxico semántico entre los 18 meses y los 5 años. Los inicios tardíos alertan sobre un posible
retraso del lenguaje o trastorno específico del lenguaje (Aguado, 1999, Riviére, 2001).
Los 18 meses es la edad clave para el desarrollo del lenguaje. A esa edad el niño se sitúa en la
frontera de lo simbólico ya que se representa las acciones sin que sea necesario ejecutarlas
(por ejemplo para abrir una caja observa Piaget que su hija abre y cierra la boca como si
estuviera pensando). Es un cambio cualitativo: los objetos no hace falta que estén presentes
(permanencia de objeto adquirida en el estadio 5) y las acciones no hace falta que se ejecuten
porque se pueden también representar. El paso de lo sensoriomotor a lo simbólico sustentará
el desarrollo del lenguaje. Éste será una manifestación más de la capacidad cognitiva del niño
para representar simbólicamente el mundo. La función simbólica se manifestará también en el
dibujo, la imitación diferida y el juego simbólico. Piaget desde Suiza explica cómo la función
simbólica surge de la experiencia con los objetos y Vigotsky desde Rusia matizará que esa
experiencia será siempre cultural (compartida con adultos competentes que ofrecen modelos
claros de lenguaje).
Las tres etapas de Weich nos recuerdan de nuevo que antes del lenguaje no está el silencio,
está la comunicación y al relacionar estas etapas con el desarrollo cognitivo nos podemos
hacer una idea del carácter armónico y multidimensional del desarrollo: las capacidades se
relacionan y enriquecen mutuamente.
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El siguiente fragmento tomado del Proyecto Hanen, ilustra este proceso describiendo
cuatro momentos de la vida de Tomás. Actividad 2: Comenta en las siguientes escenas. Ver
final del tema:
1. Al principio, Tomás escuchó el sonido del agua y miró el grifo. Le dije: “es hora del baño,
estoy llenando la bañera para tu baño”. Tomás no entendió pero me miró maravillado mientras
tocaba el agua tibia. Empezó a familiarizarse con la experiencia.
3. Una noche después de cenar cuando estaba jugando con unos cubos le dije: “Es hora del
baño”. Lo soltó todo y estiró las manos para que lo cogiese. Realmente entendía lo que le
estaba diciendo.
4. Pasó el tiempo y una noche decidí preguntarle: ¿sabes qué hora es, es la hora de tu… y el
dijo: BA. Yo repetí:” ¡Baño! Sí tu baño. Ya lo dijiste”. Habíamos empezado a comunicarnos con
palabras.
Puede verse en las escenas que la interacción madre niño es el motor del desarrollo
del lenguaje. Además supone una vivencia sensorial-afectiva-motriz. Se basa en formatos que
se repiten en el marco de la crianza cada día varias veces con lo que se garantiza que el niño
integre formatos, anticipe y también que escuche las mismas palabras varias veces. Se usa un
lenguaje adaptado: motherese o babytalk. También se utilizan más gestos, hay contacto físico
(proxémica) se reduce la longitud de los enunciados, el campo léxico y se apoyan más en la
prosodia. Son habituales los contactos cara a cara. Se da por tanto un lenguaje adaptado (Del
Río y Grácia, 1996).
Se pueden observar las tres A del Programa Hanen: Aceptar, Adaptarse, Añadir
lenguaje (Aceptar o valorar lo que se dice, adaptarse a la altura del niño y a su logitud de
emisión, añadir palabras nuevas o frases más largas). Un dinamismo similar se debe crear en el
caso de los niños de riesgo o con diversidad funcional.
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aportar información nueva y posee un vacabulario expresivo de unas 900 palabras. La
explicación de esta regla permite recordar lo esencial del desarrollo inicial del lenguaje.
En relación con las dos primeras edades Aguado (1999, p. 79) señala que “después de la
aparición de la primera palabra, hacia los 12 meses, los niños aprenden las siguientes palabras
muy lentamente. Esta situación dura hasta los 18 meses momento en que se da lo que se ha
dado en llamar explosión denominativa”. Es decir el desarrollo enseña que hay tiempos de
latencia antes de que se produzca esa explosión denominativa. En la intervención también hay
que esperar ese momento de “remanso”. Dirán los padres que parece que el niño se estancó.
La explosión denominativa se basa en la función simbólica que, en este periodo, enriquece los
esquemas mentales del niño. El mismo Aguado (1999. p. 79) lo explica brillantemente: “la
razón del lento crecimiento inicial es que el niño de esa edad (12 meses) no emplea palabras
en sentido simbólico. Es decir sus palabras no son representaciones lingüísticas de las
representaciones conceptuales que se hacen de los objetos, sino simplemente etiquetas que
asignan a sucesiones completas de acontecimientos. La palabra “pelota” por ejemplo, se
refiere a la sucesión: “viene el papá, me tira la pelota, se la tiro yo, y el papá me aplaude”…
Sólo cuando es capaz de separar el acontecimiento en sus partes constituyentes (papá, pelota,
tirar, aplaudir) el niño aprenderá a asignar formas lingüísticas a conceptos”. Algo tiene que ver
en este momento la función simbólica y el estadio 6 de Piaget.
Con la explosión denominativa el mundo del niño se aleja de la acción, del aquí y del presente.
Las palabras empiezan a ser libres de la experiencia y a generar una segunda naturaleza: un
mundo representado que se puede manipular mentalmente. Un mundo basado en la
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elaboración cognitiva de esquemas de conocimiento temático y esquemas de conocimiento
categorial.
El aumento del léxico provoca la necesidad de mejorar la forma lingüística. Conseguir una
cantidad elevada de palabras (masa crítica) activa otros niveles (bootstrappingsignifica
arranque). El niño para comunicarse con eficacia (finalidad principal –no única- del lenguaje)
experimenta la necesidad de mejorar su competencia fonológica (para almacenar con más
eficiencia las palabras) y morfosintáctica (a los 24 meses aparece la primera gramática pivote:
más leche, baño no, quita papato…). El contenido(las palabras) estimulará la forma a nivel
fonológico y morfosintáctico. El léxico representa la forma que adopta el significado y
debesometerse a reglas fonológicas, morfológicas y sintácticas para su formación y
combinación. Es la magia del lenguaje que da forma al conocimiento y facilita el pensamiento.
En todo momento hay que entender la diferencia entre semántica y léxico. “El significado (los
rasgos que estudia la semántica) y la forma de la palabra (léxico), es decir, la serie de fonemas
que la componen, son dos cosas distintas y no están juntas, no viene una con el otro. Parece
que existen dos espacios en uno de los cuales está la forma y en el otro el significado, de tal
manera que pueden en algún momento no estar disponibles a la vez”. El fenómeno de la punta
de la lengua, el caso de los afásicos con anomia o el lenguaje cotidiano (vocabulario para decir
“cerdo”: cerdo, puerco, marrano, cochino… ) lo demuestran.
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forma léxica se basa en una representación fonológica de la palabra que permite organizar le
léxico con mucha eficacia. Recordad que el niño al principio aprende las palabras de forma
holística y que esto representa un gran esfuerzo y exige utilizar muchos recursos para
almacenar la cantidad ingente de palabras de una lengua. La forma holística de representación
llevaría al niño a elaborar una forma distinta para cada palabra sin aprovechar la cualidad
generativa del lenguaje. Según va ampliando palabras la estrategia holística se hace inútil y la
niña empieza a organizar el léxico basándose en inicios, rimas, sílabas… hasta llegar finalmente
a una organización fonológica que se basa en fonemas y es la más eficaz. Es decir en el
almacén léxico se aprovecha el hecho de que algunas palabras compartan determinados
fonemas. Aguado (1999, p.56) con un ejemplo brillante aclara esta cuestión: “si una persona
oye una palabra nueva, por ejemplo, írrito, el esfuerzo para aprender es mucho mayor si no es
capaz de analizarla en fonemas y caer en la cuenta de que /i/, /t/ y /o/ aparecen también en
imito, ilícito, invito, hirsuto, ínclito, etc., y tiene que construir una representación distinta, sin
segmentos similares, para cada palabra.
La FONOLOGÍA está en la base del carácter generativo del lenguaje y es la principal dificultad
de muchos niños con TEL que tienen problemas para el procesamiento fonológico porque no
son capaces de opera con unidades largas y continuas (no segmentadas), con unidades
parecidas (l-r-d, s-θ…) y a gran velocidad.
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Stark(Citado por Clemente, 1997) al describir el desarrollo fonológico distingue las siguientes
etapas: 0-6 semanas: vocalizaciones reflejas, sonidos vegetativos y llanto; 6-16 semanas:
sonidos de arrullo y risas; 16-30 semanas: juego vocálico “ajó” /CV/; 6-10 meses: balbuceo
reduplicado /VCVCV…/; 10-14 meses: jerga/balbuceo no reduplicado; +14 meses: transición a
la palabra. Así llega a producir la primera palabra. Es importante comprobar la evolución de la
estructura silábica para comprobar que en la evolución además del repertorio fonético se vaya
ampliando el repertorio silábico. Un signo de alarma es el niño que produce principalmente: V
o CV y no presenta sílabas complejas.
Se debe insistir, una vez más en este momento,en el inconsciente biológico de que
habló Wallon que supone un conjunto de procesos neurológicos (sinaptogénesis) que explican
el avance lingüístico del niño. Para profundizar en este aspecto se recogen algunas reflexiones
e investigaciones sobre los periodoscríticos y sensibles.
Por periodo crítico se entiende el periodo durante el cual hacen falta ciertos tipos de
estimulación ambiental para que el cerebro (especialmente los sistemas sensoriales y motores)
se desarrolle con normalidad. Si en ese periodo no se produce esa estimulación el desarrollo
se alterará.
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Actualmente se ha abandonado esta concepción radical y se prefiere hablar de periodos
sensibles. Periodo sensible es aquel durante el cual es probable que el cerebro resulte
afectado por la experiencia (Ver en el tema 3, en el apartado sobre Construcción de Frases, la
teoría de Locke que aplica a la explicación del TEL los periodos sensibles). Son momentos en
que se produce un aumento de la susceptibilidad del cerebro de ser moldeado por
determinados estímulos.La posición actual de los neurocientíficos tal como la expresan
Blakemore y Frith (2008) indica quees más conveniente hablar de periodos sensibles más que
periodos críticos.
El tema de los periodos críticos y sensibles planteo la necesidad de estimular a los niños de una
manera adecuada, de situarlos en ambientes estimulares enriquecidos. La metáfora de los
invernaderos se derivó de investigaciones con animales como las de Huwel y Weisel en la
Universidad de Harvard en los años 60 (con gatos a los que tapaban un ojo desde el
nacimiento…) o las de Greenouhg en la Universidad de Illiniois (con ratas entrenadas en
ambientes estimulantes o no estimulantes). Greenouhg demostró que las ratas colocadas en
“invernaderos”, es decir, en entornos enriquecidos con ruedas para dar vueltas, escaleras para
subir y bajar… tenían en las áreas sensoriales implicadas en la percepción un 25% más de
sinapsis por neurona que las ratas criadas solas en una jaula de laboratorio sin juguetes ni
compañeros de juego.
¿Y si ocurriese lo mismo con los bebés? De esta cuestión se derivó la necesidad de mantener a
los niños en ambientes enriquecidos ecológicamente (invernaderos).Pero hoy se afirma que la
colocación en invernaderos y el consiguiente enriquecimiento del medio físico puede incluso
no ser buena para el cerebro. Puede conducir a una situación similar a la hipervitaminosis, es
decir a una hiperestimulación. Blakemore y Frith (2008) explican que se reconoce un umbral
por debajo del cual el entorno puede dañar el cerebro (riesgo social) pero el input no debe ser
exagerado o artificial (por ejemplo habitaciones sofisticadas para bebés o estimulaciones
ecológicas excesivas). La estimulación es mejor que sea básica y general, como la que ofrecen
los entornos normales cuando en ellos tienen lugar interacciones de calidad. Lo fundamental
no son las luces paseando por el techo o los móviles sobre la cuna o los sonidos relajantes y
estimulantes o las letras en colores… sino mantener interacciones de calidad en los contextos
naturales. Ahí se puede ver el respaldo de los neurocientíficos al modelo socionteractivo y
naturalista. El mensaje para los padres sería: “no se trata de que el niño esté estimulado sino
de que el estímulo sean ustedes”. Es decir, no tema que su hijo pierda un periodo sensible,
compórtese con naturalidad y su naturalidad será el estímulo óptimo.
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Los periodos sensibles no son rígidos y no generan daños definitivos. Durante la infancia el
niño puede sufrir una pobreza estimular o experiencias dolorosas de las que puede
sobreponerse. Las funciones superiores son más maleables para ese tipo de recuperaciones
que los sistemas sensoriales. Las experiencias de Huwel y Weisel con los gatos a los que se
tapaba un ojo al nacer y no recuperaban la vista no se replican en el caso de los niños privados
de la estimulación adecuada en los primeros años de su vida. Michael Rutter y sus
colaboradores de la Universidad de Londres trabajaron con niños de los orfanatos del Régimen
de Ceaucescu en Rumanía que habían sido abandonados y privados de la estimulación
elemental. Sus estudios, citados por Blakemore y Frith (2008), demuestran que estos niños
criados en condiciones precarias pudieron recuperarse. En la evaluación inicial Rutter los
describía así: “tenían más probabilidad de presentar retraso en el aprendizaje de destrezas
como andar y hablar, así como un desarrollo cognitivo, social y emocional deteriorado”.
Además, la duración de la privación se relaciona con la gravedad del retraso; es decir, se
habían desaprovechado los periodos sensibles. Sin embargo, Rutter muestra que la
recuperación de estos niños fue espectacular y la mayoría de los bebés se restablecieron
completamente como consecuencia de la atención temprana recibida.
En relación con el lenguaje, al referirse a los periodos sensibles, desde la experiencia clínica,
siempre se mencionan las otitis de repetición que afectan al proceso perceptivo en la
construcción del lenguaje. La privación auditiva temprana aunque sea temporal puede
producir efectos sobre el desarrollo del lenguaje. No hay una investigación determinante al
respecto pero sí casos clínicos que lo corroboran. En todo caso las secuelas no será
irreversible cuando se plantea una buena intervención.
Frente a los periodos sensibles el cerebro ofrece una alta posibilidad de adaptación y
aprendizaje, especialmente en los primeros años. Esta capacidad de adaptación a situaciones
de baja estimulación o lesiones cerebrales se denomina plasticidad cerebral y es más potente
en la recuperación de las afectaciones de las funciones psíquicas superiores como el lenguaje.
Una prueba es la extraordinaria recuperación de las afasias adquiridas en la primera infancia
(conocí algún caso de afasia por traumatismo por accidente de tráfico con una recuperación
espectacular). El cerebro parece solidarizarse para salir adelante. La plasticidad del sistema
nervioso es menor cuando se afectan las zonas primarias y una prueba de esto son los casos de
Parálisis Cerebral Infantil.
20
niños y adultos canadienses para diferenciar sonidos de la lengua HINDI. Sólo los
diferenciaban los bebés menores de 12 meses. Esto resulta asombroso. Y lo mismo mostró
Patricia Kuhk con los niños japoneses menores de 10 meses que diferenciaban /l/ y /r/ cuando
los japoneses mayores no lo pueden hacer. Es decir la adquisición del lenguaje forma el
cerebro y va fijando y ampliando las vías útiles y podando (muerte neuronal) aquellas que no
son eficaces. En este proceso de suma y resta es posible que resida la explicación y causa de
algunas dificultades persistentes de lenguaje como el TEL.
La gramática y la prosodia son aspectos más susceptibles a los periodos sensibles que la
semántica y el vocabulario. Cuanto antes se aprenda gramática con más rapidez se adquiere
(Neville, 2001). Hasta a los 3-5 años se adquiere una gramática con facilidad porque se activa
únicamente el hemisferio izquierdo pero a partir esa edad se cambia la estrategia poco a poco
y después de los 13 años el aprendizaje de una segunda lengua (ej. Inglés para nosotros)
requiere una activación bilateral y mayor dificultad. En prosodia una segunda lengua
aprendida después de los 5 años siempre tendrá un acento extranjero ya no aprendemos de
cero y utilizamos la lengua materna como base. Es decir se van cerrando ventanas: al final del
primer año los bebés pierden la capacidad para discriminar sonidos a los que no son expuesto
y los cinco años representan el final de un periodo sensible para la gramática y la prosodia.
Sin modelo las actividades guían la intervención y el logopeda cae en un activismo sin sentido
en el que va cambiando de actividad según sople el viento y basándose únicamente en la
intuición, en su opinión, en la búsqueda rápida de remedios, recetas (Fey, citado por Juárez y
Juárez, 2001, lo denomina “remedial approach”). Hay poca profundidad y planificación porque
el logopeda sin modelo no sabe adónde va.La logopedia intuitiva y precientífica debe
evolucionar hasta llegar a una logopedia basada en la evidencia científica. En este sentido un
modelo ofrece una interpretación del desarrollo (lo vimos en el apartado anterior), de las
dificultades o trastornos que en él se presentan y del modo de afrontarlos. Y siempre
21
procurando apoyarse en evidencias científicas. (Carballo , Mendoza , Fresneda y Muñoz, 2008
se trata de un artículo sobre la intervención logopédica basada en evidencias).
22
Las cinco capacidades pueden considerarse depósitos que se van a ir llenando en el marco de
la experiencia y de las interacciones de calidad con adultos competentes. Lo que se destaca en
el gráfico es que las cinco capacidades están relacionadas y existe entre ellas un apoyo mutuo.
Existe una relación entre capacidades y habilidades y también dentro de ellas entre distintos
componentes. Entre-capacidades (camina-explora-se aleja-concepción del yo). Intra-
capacidades (adquiere léxico variado-combina palabras). Habilidades ya adquiridas se
reorganizan apoyándose unas en otras para dar lugar a nuevas habilidades más evolucionadas
y complejas. De este modo la armonía del desarrollo, como señala Karmiloff-Smith, se
manifiesta cuando en una determinada habilidad o capacidad se alcanza un nivel de masa
crítica y ese nivel sirve de base para el arranque (bootstrapping) de una habilidad diferente.
Por ejemplo, cuando el niño se sienta (nivel motor) se despierta el interés por la manipulación
de los objetos que le rodea y el desarrollo de la permanencia de objeto o las relaciones efecto
causa por experimentación con objetos se hace posible. Del mismo modo dentro del lenguaje
un nivel léxico de 100 palabras armónicas (con nombres y verbos) es una masa crítica que
posibilita el arranque de la primera gramática o un nivel de conocimiento fonológico suficiente
permite establecer diferenciaciones morfológicas. El niño por lo tanto siguiendo un
insconsciente biológico (sinaptogenesis y mielenización) que guía la maduración, en el marco
de interacciones de calidad, va desarrollando las distintas capacidades como partes de un todo
que se va integrando de forma armónica.
23
llamó Tetesa). Aquí se deben mencionar hechos tan interesantes como el fenómeno fish
(Adulto: Cómo te llamas. Niña: Tetesa. Adulto: ¡Tetesa! Niña: No, Tetesa no, Tetesa. ¿qué
indica este fenómeno en el desarrollo del lenguaje ), o la hiperregularización (qué hacibas), o
los procesos de asimilación para simplificar el habla en le fonológico (a nonetacatotio). El niño
integra elementos nuevos en su sistema. La experiencia interactiva, especialmente cuando
cumple la condición de ofrecer un modelo de lenguaje oral adecuado, proporciona el alimento
necesario para que la niña vaya integrando esquemas de lenguaje cada vez más complejos.
24
De acuerdo con el modelo naturalista que se acaba de presentar se pueden diferenciar
tres vías de intervención.
La primera es la vía directa que puede explicarse de dos formas diferentes si se refiere a los
síntomas o si se refiere al desarrollo.
2. En la vía directa se sitúan también los métodos que pretenden desbloquear o encauzar el
desarrollo. Por ejemplo, en un caso de Parálisis Cerebral el Método Bobath pretende
desbloquear el desarrollo en el punto en el que se ha bloqueado. Si el niño presenta conductas
reflejas o no controla el tono, esto impide la manifestación de conductas motoras más
diferenciadas de habla. Entonces se proponen las PIR (Posiciones Inhibidoras de Reflejos) para
que el niño llegue a controlar el tono o pueda inhibir el reflejo de succión para que se
manifieste una conducta cortical más evolucionada de alimentación o pronunciación. Otro
ejemplo es el método Doman-Delacato que últimamente ha estado de actualidad y sigue un
planteamiento directo procurando seguir el orden del desarrollo: arrastrarse, gatear,… con un
intenso entrenamiento diario en contexto familiar (Ver: Vergara, G. et al. 2011. Eficacia del
método de los Institutos para el Logro del Potencial Humano (Doman-Delacato) en pacientes
con parálisis cerebral infantil. Rehabilitación 45(3), 256—260). Aquí podríamos hablar también
de los métodos basados en la estimulación intensiva o estimulación focalizada de un aspecto
del lenguaje. Es decir, un logopeda puede decidir en un momento dado aplicar un
procedimiento directo. Los métodos conductuales que han hecho una aportación indudable
25
pueden situarse también en este apartado ya que defienden que el lenguaje es una conducta
e intervienen directamente proporcionando los refuerzos necesarios para asegurar el
aprendizaje (ver Virués, J. y Miguel, M. Análisis Funcional de la conducta verbal). Para algunos
contenidos el enfoque conductual es eficaz (estimulación focalizada para la gramática),
además, es el enfoque que más apoyo empírico ha recibido.
26
La tercera vía es la vía alternativa. La vía alternativa pretende compensar el desarrollo y para
ello facilita la participación del niño eliminando barreras para la comunicación y utilizando
Sistemas de Comunicación Alternativa como tableros sencillos o comunicadores electrónicos.
Se busca la habilitación más que la rehabilitación. Habilitar es adaptar el contexto eliminando
las barreras físicas o mentales que dificultan la comunicación. Rehabilitar es una actividad más
orientada al individuo.
La vía alternativa se basa en habilitar para otorgar más autonomía personal y empoderamiento
a las personas con diversidad funcional. Ha dado grandes resultados en la intervención
logopédica y en la intervención con personas con diversidad funcional (Tamarit, 2005). La
herramienta principal de intervención será la comunicación alternativa con ayuda o sin ayuda.
A veces son necesarias ayudas técnicas (ahora denominadas productos de apoyo).
Hay evidencia de que las personas que usan Sistemas Alternativos se comunican y participan
más y esto hace que se active también el desarrollo del lenguaje (Tetchzner y Martinsen,
1999). Es decir, en ocasiones la vía alternativa se convierte en vía indirecta. Por lo tanto el
gesto y los pictogramas no matan la palabra hablada, más bien la potencian y se convierten en
un apoyo para su desarrollo.
Si esto es así, en logopedia no se debe esperar a que fracasen las vías directa e indirecta para
activar la comunicación alternativa. Esta puede estar desde el principio como un elemento
favorecedor del lenguaje (aunque los padres se muestren al principio suspicaces respecto al
uso de signos o pictogramas). Cuando un niño tiene una dificultad de lenguaje o comunicación
será muy positivo enriquecer su vida con pictogramas en distintos contextos naturales (familia,
escuela, entorno).
Estela es una niña de 3 años con diversidad funcional auditiva y problemas de conducta
que no habla. El logopeda empieza un programa comunicativo en el que valora las respuestas
de la niña y le va enseñando en el juego simbólico algunos signos de comunicación bimodal que
la niña incorpora fácilmente a su repertorio. Sus conductas disruptivas (tirar y romper material,
abandonar la sala, salir de la habitación, meterse material en la boca…) alteran las sesiones de
logopedia pero cuando se consigue una comunicación básica con bimodal la conducta mejora.
Después de tres meses al finalizar una sesión la madre comenta: “desde que se comunica se
porta mejor”. Lo curioso es que la niña todavía no hablaba, sólo utilizaba signos manuales que
facilitaban la comunicación. Como Estela era una niña inteligente enseguida empezó a hablar y
la explosión denominativa no se hizo esperar. Cumplió a la perfección la regla del 6.
27
7. REVISIÓN DE DIFICULTADES DE LENGUAJE PARA LA ATENCIÓN TEMPRANA.
Se han empleado distintos criterios para clasificar las dificultades del lenguaje: comprensión-
producción, orgánico-funcional, evolutivo-adquirido, permanente-transitorio, lenguaje-habla-
comunicación, primaria-secundaria… y, probablemente, haya que simultanear varios de estos
criterios para elaborar una buena clasificación (Gallego, 1999, Peña-Casanova, 2001, Puyuelo,
Torres, Santana, Segarra, Vilalta, 2002). Aquí se clasifican las dificultades del lenguaje (término
genérico) organizándolas en tres grandes categorías: dificultades de comunicación,
dificultades del lenguaje y dificultades del habla. Se trata de tres grupos muy extensos y con
fronteras imprecisas.
Antes de desarrollar las dificultades una a una de acuerdo con esas tres categorías se recoge el
esquema de la DSM V (2013) que incluye cinco trastornos relacionados con el habla, lenguaje y
comunicación:
2. Trastorno de los sonidos del habla: puede tratarse de una dificultad fonética-fonológica o
mixta. No se debe a condición orgánica congénita o adquirida (PCI, fisura palatina…). Among
typically developing children at age 4 years, overall speech should be intelligible, whereas at
age 2 years, only 50% may be understandable.
28
5. Trastorno de espectro autista: se incluye como una categoría distinta y separada de los
trastornos de la comunicación que serían los cuatro anteriores. El TEA incluye el Síndrome de
Asperger. Se abandona la etiqueta de la DSM IV Trastorno Generalizado del Desarrollo.
1. DIFICULTADES DE HABLA
La Dislalia fonética es una dificultad transitoria del habla para producir uno o varios puntos de
articulación de forma constante (en lenguaje espontáneo y también en repetición) sin que
haya una causa orgánica que explique esa dificultad. En caso dehipoacusia, malformación de
los órganos periféricos del habla, lesión del sistema nervioso centralla dislalia puede será
secundaria al trastorno principal y se denominará dislalia orgánica o dislalia audiógena.
La dislalia fonética o funcional es una dificultad del desarrollo de la articulación que se explica
por la falta madurez para producir un fonema (rotacismo,sigmatismo…). Se puede explicar por
problemas funcionales de motricidad oral y integración auditivo-fonética de los fonemas. Se
debe diferenciar de la dificultad fonológica (la veremos en el siguiente apartado) que
compromete la conceptualización y secuenciación fonológica en el nivel del lenguaje.
Generalmente, a los 4 años el lenguaje de un niño será inteligible y en torno a los cinco años la
mayoría de los niños ya ha adquirido el repertorio completo de fonemas de la lengua, aunque
a esa edad la vibrante múltiple (“perro”) y los sinfones (pra, bra, dra, tra…) pueden presentar
alguna dificultad por su complejidad articulatoria. Esta dificultad específica de la articulación
de un fonema puede asociarse a un déficit psicomotor que dificulta notablemente la
rehabilitación (Pascual, 1995). Estos niños pueden tener perfectamente establecida la
conceptualización fonológica necesaria para realizar, de acuerdo con el principio alfabético, la
correspondencia grafema-fonema, fonema-grafema y aprender a leer y escribir. Es decir, esta
dificultad no genera una dificultad para el aprendizaje.En Atención Temprana se debe realizar
en este aspecto un trabajo preventivo que implique la motricidad oral, la integración auditivo
fonética y la práctica de puntos de articulación. Este entrenamiento se puede integrar en el
primer año de Educación Infantil.
29
Disglosia y Disartria. Además de la dislalia fonética, entre las dificultades de habla se deben
situar dos dificultades permanentes. La dificultad de hablasecundaria a malformaciones de los
órganos periféricos del habla denominadas disglosiao dislalia orgánica que se caracterizan de
acuerdo con su localización anatómica como disglosias labiales, palatinas, nasales y
mandibulares. La disglosia más característica es la de los niños con fisura labiopalatinacuyos
síntomas fonéticos específicos son: golpes glóticos, falta de presión aérea oral, rinofonía,
soplo nasal y ronquido faríngeo). Con estos niños se debe prestar especial atención, además de
la articulación, a la resonancia y a las dificultades de respiración y de alimentación. La
anquiloglosia es una disglosia lingual que condiciona la articulación de la vibrante múltiple
porque el frenillo lingual es corto e impide la elevación lingual (se precisa cirugía).
Las disartrias son dificultades secundarias a alteraciones del sistema nervioso que condicionan
el control del tono, la posición y la movilidad de los órganos que participan activamente en el
habla. Es el caso de muchos niños con Parálisis Cerebral Infantil o Diversidad funcional motora
de otro tipo que generalmente unen a su dificultad articulatoria, dificultades para controlar la
posición, la respiración, la fonación y la resonancia. La alimentación también está afectada.
Por su carácter permanente estas dificultades de habla (disglosias y disartrias) se deben definir
en términos de necesidades educativas referidas a todas las capacidades de la persona y
procurando anticipar el riesgo que conllevan. En diversidad funcional motora las dificultades
de acceso al currículo son frecuentes y este hecho exige una buena coordinación entre las
unidades de Atención Temprana y la escuela. Los casos más graves van a precisar una vía
alternativa apoyada con ayudas técnicas (o productos de apoyo) para la comunicación porque
con integridad del lenguaje y la inteligencia necesitan un medio de expresión.
La taquifemia es una dificultad que se manifiesta en los niños que hablan a una velocidad
excesiva y, por ese motivo, cometen algunos errores de articulación y su habla en ocasiones es
30
ininteligible (se les suele preguntar con frecuencia “qué”). Estos niños (mayores) no suelen ser
conscientes de su dificultad quepuede ser muy resistente al cambio.
Por último se mencionan en este apartado la tartamudez del desarrollo (también denominada
disfemia aunque actualmente se prefiere el término tartamudez). Es una dificultad para usar el
habla en situaciones comunicativas que se caracteriza por la presencia de interrupciones
involuntarias y específicas de la fluidez (disfluencias) de tres tipos: repeticiones,
prolongaciones y bloqueos. Estas disfluencias, que se denominan disfluencias tipo tartamudez
para diferenciarlas de las disfluencias normales, constituyen los síntomas nucleares de la
tartamudez.
Guitar (2006) describe, además de los nucleares, lossíntomas secundarios y actitudes. Las
reacciones del sujeto dan lugar a unos síntomas secundarios aprendidos:escape y evitación. El
escape se manifiesta en tensión articulatoria conmuecas, parpadeo, movimientos de las
extremidades… (esfuerzo para hablar) y la evitación surge del miedo a laspalabras, situaciones,
personas… miedo a lo que significa tartamudear (algunas personas no pueden ni escuchar la
palabra). El miedo conduce a la evitación de palabras, personas, situaciones…
Además de los síntomas nucleares y secundarios, el otro componente de la tartamudez son las
actitudes (creencias, sentimientos y conductas). En torno a esta forma de hablar se genera una
compleja red de reacciones de los otros que se caracterizan por actitudes negativas
culturalmente determinadas (estereotipos) que hacen de la tartamudez un estigma social. Esto
condiciona también una actitud negativa en la persona tartamuda que tiende al ocultamiento
de la tartamudez y a sentimientos negativos como frustración, miedo, vergüenza, tristeza...
Todo ello puede conducir a una autoestima baja y a una intensa experiencia de exclusión y
sufrimiento.
Algunos niños con tartamudez acumulan tantas experiencias comunicativas negativas que en
Educación Secundaria presentan un grado alto de desajuste personal y social. La tartamudez
genera una situación de riesgo para el desarrollo y pone de manifiesto la necesidad –en este
caso urgencia- de desarrollar una intervención logopédica temprana. Con frecuencia se
convierten en comunicadores pasivos que evitar los intercambios comunicativos, que ocultan
sus dificultades, que son víctimas de burla, risa, aislamiento, rechazo porque no se acepta su
manera de participar hablando en la vida… (Morejón, 2003 y Salgado, 2005).
Yairi (2013, ver para una revisión de la epidemiología de la tartamudez) y otros investigadores
norteamericanos, australianos y británicos han dejado evidencia de un hecho importante para
31
la Intervención Temprana en Tartamudez: la recuperación espontánea o natural. Un alto
porcentaje (80% según Yairi) de niños con Tartamudez Infantil se recuperan de forma natural o
espontánea. No se refiere a niños con disfluencias normales o evolutivas como interjecciones o
pausas o repeticiones de frases y palabras, sino a niños que presentan los síntomas nucleares
de la tartamudez (Disfluencias Tipo Tartamudez como bloqueos, prolongaciones y repeticiones
rápidas de unidades pequeñas). La recuperación espontánea tiene lugar principalmente en los
2 primeros años desde el inicio (que tiene lugar a los 33 meses de promedio) (Yairi ,2013).
Después puede ocurrir pero con menos posibilidades.
Lo relevante es que esos dos años desde el inicio representan el periodo de mayor eficacia de
la intervención. El dilema que surge ante la recuperación espontánea es cuándo intervenir o si
es necesario intervenir en un trastorno que mayoritariamente se recupera de forma
espontánea. Para mejorar el 80% de recuperación espontánea dice Yairi que los índices de
éxito de la rehabilitación deben estar próximos al 100%. El debate en torno a este tema está
planteado. Starkweather, Conture, Guitar, Onslow y otros rehabilitadores, en los primeros
años, ofrecen porcentajes de éxito próximos al 100%. A medida que avanza la edad las
posibilidades de recuperación se reducen hasta tal punto que la tartamudez en el adulto es
considerada por los grandes especialistas en el tema (Van Riper, Conture, Gregory…) un
trastorno que puede mejorar pero no se cura y, lo que es peor, limita la calidad de vida (hemos
conocido adultos empobrecidos en su vida profesional, personal y familiar por causa de la
tartamudez).
La atención temprana es el mejor momento para intervenir con un niño con Tartamudez
Infantil pero esta idea no termina de imponerse en nuestro país porque aquí arrastramos el
lastre de una tradiciónlogopédica y foniátrica basada en la Teoría ambientalista de Wendel
Johnson, denominada Teoría diagnosogenésica de la tartamudez. Según Johnson las
reacciones de los padres generan la tartamudez y, consecuentemente, se recomienda que lo
mejor es no reaccionar ante los síntomas porque al hacerlo podemos despertar su conciencia e
instaurar el problema. Algunos profesionales mantienen el criterio de “no intervenir” en este
primer momento con la esperanza de que “ya se le quitará” (wait and see). Eso ocurre en el
80% de los casos que se recuperan espontáneamente pero lo que debe preocupar es el 20% de
los niños que va a persistir tartamudeando porque si no se interviene van a perder la mejor
ocasión de sus vidas para ser tratados. (Ver Rodríguez Morejón, 2000).
32
funcionamiento cerebral diferente para organizar el habla. Los niños que persisten
tartamudeando lo hacen porque tienen un cerebro construido para tartamudear y en la
Intervención Temprana se puede orientar la funcionalidad cerebral.
La voz: disfonías funcionales. Se trata de las alteraciones persistentes (más de 15 días) de las
cualidades de la voz –intensidad, tono y timbre- que presentan algunos niños por un uso
excesivo o mal ejecutado de la voz. En principio la voz debe ser objeto de un trabajo
preventivo en Atención Temprana. También pueden presentarse casos con nódulos vocales
que son frecuentes en la infancia. En estos casos se indicarán pautas para la Educación Vocal,
se revisarán los modelos vocales del niño y el estilo de vida familiar en relación con la voz y se
podrá también realizar una rehabilitación logopédicaindividual con el objetivo de mejorar la
técnica vocal y el uso de la voz en un marco de intervención psicomotriz basada en el juego
Se debe mencionar también que las dificultades de habla que se acaban de repasar, en algunos
casos, se asociarán o serán secundarias a diversidad funcional auditiva (ligera, media, severa o
profunda), a diversidad funcional intelectual, trastorno del lenguaje, TEA…
Tras mencionar las dificultades del habla este apartado se centra en las dificultades de
lenguaje. Se trata de un cambio cualitativo, aunque lenguaje y habla están indudablemente
relacionados.El habla es un mecanismo de transmisión con una base motriz que nos remite a la
precisión del sistema nervioso para producir complejas secuencias simultáneas y
sincronizadas. Pensad en la articulación de la palabra periódico y en la cantidad de órdenes
neuronales necesarias para pronunciarla: juntar los labios con la tensión suficiente para
producir la /p/ y después elevar la lengua y activar los repliegues vocales para la /e/,
inmediatamente elevar la lengua a la zona alveolar para la /r/ seguida de la secuencia /io/
poniendo la intensidad fuerte en la /o/...
33
El lenguaje es un código, un sistema de signos construido culturalmente (convencional) por los
usuarios de una lengua. Remite a la representación, a la simbolización, al conocimiento
temático y categorial, al procesamiento (codificar y decodificar) y al uso (para comunicar,
aprender, pensar, regularse, imaginar). Permite configurar mensajes con gran eficacia.
A qué se refieren los aspectos profundos del lenguaje. Pensad por ejemplo en la exigencia
lingüística del enunciado del siguiente problema: Si Juan tiene 12 años y su primo 6 años
¿cuántos años más tiene Juan que su primo? Difícilmente se encuentra esa exigencia
lingüística en una conversación diaria. Para resolver el problema se activa la memoria de
trabajo para retener y operar con la información y la habilidad para inferir que se deben restar
las dos cantidades. Riscorla completa un seguimiento de un grupo de niños con inicio tardío
hasta los 17 años (Riscorla, L. (2008). Age 17 language and reading outcomes in late-talking
toddlers: support for a dimensional perspective on language delay. Journal of speech, language
and hearingresearch, 52, 16-30) en el que demuestra la conexión entre inicio tardío del
lenguaje y dificultades de aprendizaje posteriores. Destaca la necesidad de no circunscribir la
intervención en dificultades de lenguaje a la atención temprana y la necesidad de una
intervención sostenida también después de los 6 años.
34
2.1 Dificultad fonológica. El concepto de dificultad fonológica surge en el marco del estudio
psicolingüístico de las dificultades de lenguaje, concretamente del estudio de la adquisición de
la fonología y del procesamiento fonológico del niño (Acosta, 1998; Crystal, Ferguson,
González, 1994; Ingram, Villegas, 2004). Lleva a describir un modelo con tres niveles:
percepción, organización y expresión. A la Integración auditivo fonética y la motricidad oral
(mecanismo de expresión) se añade una organización central de la fonología que está
comprometida en estos niños bien porque tienen dificultades para conceptualizar los fonemas
de su lengua, bien porque tienen dificultades para organizarlos temporalmente en la secuencia
de la palabra.
En la práctica, se siguen unos criterios de edad establecidos por estudios evolutivos que
permiten determinar el retraso en el desarrollo fonológico (Bosch, 1987). Se debe considerar
que los contrastes entre los fonemas deben estar casi completamente establecidos a los 5
años. A esa edad suelen aparecer bloqueos fonológicos en el desarrollo con las fricativas y los
fonemas /l/ /r/ /d/ que dan lugar a sustituciones (sinco por cinco). Para cada proceso de
simplificación del habla que el niño produce hay una edad establecida que nos orienta sobre el
nivel de retraso (Bosch, 1987, 2003). Por ejemplo, un niño de 5 años que omite la consonante
inicial en /después/ mantiene un proceso de simplificación del habla que es típico de los 3 o 4
años.
Se diferenciande los que presentan un problema para articular un fonema de forma constante
(dislalia fonética, como por ejemplo rotacismo ya comentado en las dificultades de habla) ya
que en los niños con dificultad fonológica falla la organización central del sistema fonológico y
no lleganconceptualizar y diferenciar los 24 fonemas de la lengua. También presentan una
dificultad para organizar temporalmente la secuencia de las palabras (especialmente de las
palabras largas).
En los niños con una dificultad fonológica aparece el denominado efecto puzzle que lleva a
observarque los fonemas dependen del contexto en que aparecen en la palabra: a veces se
dicen bien y otras se sustituyen. Como si tuviesen todas las piezas del puzzle pero no supieran
conjuntarlo. Un niño con dificultad fonológica es capaz de repetir correctamente “silla”, “caza”
produciendo las dos fricativas correctamente pero luego en su lenguaje espontáneo por su
dificultad para organizar el sistema decir: “casador” por “cazador” o “ceis” por “seis” o “sinco”
por “cinco”. También es frecuente la dificultad para organizar secuencias fonológicas:
“avidinas” por “adivinas”; “pediorico” por “periódico”… Además, el repertorio silábico suele
puede ser pobre. Mientras los niños con dislalia fonética presentan un error constante
35
(repertorio fonético incompleto) y no suelen tener afectada la secuenciación y el repertorio
silábico.
Cuando un niño presenta dislalia fonética y dificultad fonológica sin tener otro nivel del
lenguaje alterado se dice que presenta un retraso de habla (Juárez y Monfort, 2001). Término
que suele aparecer en algunas clasificaciones mientras que en otras se habla de dificultad
fonético-fonológica.
La dislalia fonética se debe diferenciar de la dificultad fonológica. Durante muchos años, y aun
hoy, la confusión entre dislalia fonética y dificultad fonológica persiste en algunas prácticas
cuando losprofesionales carecen de una concepción fonológica de los problemas de
articulación y para ellos todo los problemas de pronunciación remiten a la articulación y el
habla. “Si bien en los últimos años hemos contribuido de manera notoria a proporcionar
información sobre cómo abordar la intervención logopédica desde planteamientos de
naturaleza fonológica—procesos y reglas fonológicas—, los logopedas siguen tratando estos
problemas desde enfoques fonéticos y articulatorios”. (Acosta, 2005)
La confusión tiene consecuencias negativas en la práctica porque la intervención con niños con
dificultad fonológica es muy diferente de la intervención propia de la dislalia fonética. Por
ejemplo, a un niño con dificultad fonológica puede no ser necesario enseñarle puntos de
articulación, ni mejorar la agilidad, coordinación y precisión de los movimientos orales. La
intervención se centra en la vivencia multimodal de un sonido, su discriminación, su
identificación... En cambio, el núcleo de la prevención y rehabilitación de la dislalia fonética es
la motricidad oral, la integración auditivo fonética y la articulación. Cuando se confunde una
dificultad fonológica con una dislalia fonética se prolonga la intervención innecesariamente
con la consiguiente pérdida de tiempo y frustración del niño.
Además, el interés por prevenir y detectar a edad temprana las dificultades fonológicas
(Bosch, 2004)en la intervención temprana es alto, pues la fonología interfiere en el aprendizaje
de la lectura y la escritura. Estos niños van a presentar una dificultad para el aprendizaje de la
lectura y la escritura porque su limitación en el conocimiento fonológico va a interferir en la
adquisición del principio alfabético por el que se establecenlas correspondencia grafema-
fonema que está en la base del proceso lector.
De cara a la intervención temprana siempre va a ser útil –con todos los niños- un
entrenamiento de la conciencia fonológica(habilidad para operar con unidades fonológica:
sílabas, rimas, inicios y fonemas en tareas como contar, añadir o suprimir sílabas,
36
fonemas…).Es una forma de prevenir dificultades de lenguaje, lectura y escritura. Además se
recomienda también el entrenamiento en denominación rápidatal como propone en la
Hipótesis del Doble Déficit Marianne Wolf (2007) (Wolf, M. (2008). Cómo aprendemos a leer.
Historia y ciencia del cerebro y la lectura. Barcelona: Ediciones B).
2.2. Inicio Tardío del Lenguaje: Retraso expresivo inicial, Retraso del lenguaje y Trastorno
Específico del lenguaje (TEL). Dejando el tema de las dificultades fonológicas se revisan a
continuación las dificultades del lenguaje derivadas del Inicio Tardío del Lenguaje. Se trata de
una etiqueta descriptiva y general que engloba, como ya hemos mencionado: Retraso
expresivo inicial, Retraso del lenguaje y TEL.
Entre un 10 y un 20% de los niños no llegan a decir 50 palabras a los 24 meses. Se trata de
niños de riesgo de los que hay que hacer un seguimiento pero no todos van a presentar un
TEL. Un alto porcentaje se recupera entre los 24 y los 36 meses (retraso expresivo inicial) y
otro grupo antes de los 5 años (retraso del lenguaje). Al final sólo un 7% o menos que será
incluido en el grupo TEL. Es decir, un 60% más se van a recuperar. Ahora bien se suele hablar
de recuperación ilusoria y Rescorla puso de manifiesto en su estudio longitudinal que estos
niños, aunque dentro de la normalidad, se suelen situar en el nivel más bajo en el continuo de
dimensiones que componen el comportamiento lingüístico. Un 80% de los niños-as que
presentan Inicio Tardío del Lenguaje van a presentar dificultades posteriormente. Este hecho
los hace especialmente vulnerables a los retos del aprendizaje que siempre están mediados
por la lectura y la escritura. Por este motivo la intervención temprana en lenguaje es urgente.
Tal como señala Acosta (2004, p. 87) en Educación Infantil y por extensión podemos decir en
Atención Termprana “las necesidades educativas más frecuentes tienen que ver con el retraso
del lenguaje –dificultad transitoria- que se manifiesta en la aparición tardía del lenguaje”.Niños
y niñas cuyo síntoma principal es que el lenguaje no aparece o, mejor, aparece lentamente o
de manera diferente. Ese retraso o diferenciano se explica por un alteración auditiva,
cognitiva, motriz,...
Tal como señala Aguado (1999) a partir de los 5 años el TEL englobaría ya las otras etiquetas. A
partir de los 5 años un retraso de lenguaje detectado a los 3 debe haber alcanzado niveles
normales de lenguaje. Tal vez pueda quedar una dificultad fonológica como últimos residuo
(ver apartado anterior) y tal vez a la larga una dificultad de aprendizaje (Riscorla, 2008). Ver
para una revisión del tema Acosta y Moreno (1999), Aguado (1999), Aguado et al.
(2015)(Documento de consenso elaborado por el comité de expertos en TEL sobre el
37
diagnóstico del trastorno, Revista de Logopedia Foniatría y Audiología, 35, 147-150 ), Mendoza
(2001), Monfort (1993), Serra (2002), Acosta (2005, 2013).
Una clave para entender estas dificultades del lenguaje es la dicotomía entre retraso y
diferencia: un niño de 3 años que manifiesta diferencias más que retrasos es más probable que
presente un TEL aunque a esas edades no se puede asegurar. La respuesta a la intervención va
a ser determinante para diferenciar retraso y diferencia y esto significa que habrá que esperar,
lo cual no es muy beneficioso para el niño. Se debe trabajar para lograr señales claras de TEL a
los 2-3 años.
La metáfora del tren que empleó brillantemente Rigo (1999) en el prólogo del libro de Acosta y
Moreno (1999) titulado Dificultades del lenguaje en ambientes educativos puede ser útil para
diferenciar Retraso expresivo inicial, Retraso de Lenguaje y TEL.:
“Para quienes procuramos observar de cerca el desarrollo del lenguaje en los niños no pasa día
en que no nos sorprendamos respecto a la irregularidad, dentro de la regularidad, que se
observa en la adquisición del lenguaje. Dicha adquisición se corresponde con la metáfora de un
tren que para ir de la ciudad A a la F tiene que pasar por B, C, D y E. Este es el único recorrido y
tiene que ser por ese orden…El tren, normalmente, sale de A a una hora y llega a F a otra hora
precisa. En algunos casos esto no sucede así. En contadas ocasiones el tren llega antes de la
hora; en bastantes llega con retraso; con retraso, pero bien, y con el mismo número de
vagones con que era de esperar que llegaran y con los vagones en buen estado. En otros casos
no sólo llega tarde, sino que llega con los vagones sucios y desvencijados; en otras ocasiones
incluso faltará algún vagón o los vagones llegarán con el orden cambiado. En los peores casos
el convoy quedará atascado, en una estación anterior, imposibilitado para seguir adelante.”
El tren que llega antes de la hora es el del niño con lenguaje rico. El tren que llega con retraso
pero bien y preparado para continuar viaje es el caso del niño con retraso expresivo inicial. El
que llega con retraso pero con los vagones mal es el retraso del lenguaje. El tren atascado o
que le falta algo es el TEL.
Los conceptos pueden estar claros pero el problema como se indicó más arriba es que en
muchas ocasiones no es posible determinar en un niño con inicio tardío si estamos ante un
retraso o un TEL. Esto es así porque el logopeda no dispone de correlatos biológicos y tiene
que guiarse principalmente por el repertorio lingüístico del niño. En esa situación, la evolución
del niño y la respuesta ante la intervención es lo que permitirá al logopeda situarlo en el grupo
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TEL o en el grupo de retraso. Un ejemplo tomado de la investigación puede ilustrar esta
dificultad:
Miquel Serra y sus colaboradores (2002) en una investigación sobre los alumnos con TEL en
diversas escuelas catalanas distribuyeron un protocolo de observación a maestros de
Educación Infantil con la finalidad de detectar a los alumnos con una dificultad grave de
adquisición del lenguaje. Así obtuvieron un grupo inicial de 30 alumnos entre los 3 y 4 años
que quedó reducido a 18 después de la valoración realizada por los investigadores (AREL,
audiometría, Escala de inteligencia Wechler y entrevista de anamnesis a los padres). Se trata
de alumnos con un retraso de más de un año en la adquisición del lenguaje, audiometría
normal, CI manipulativo superior a 85, sin problemas socio-emocionales, ni daño neurológico
evidente. Estos realizaron rehabilitación durante un año con un seguimiento trimestral por
parte del equipo investigador y al final del mismo, tras una nueva evaluación (AREL, Pérez y
Serra, 1998), de acuerdo con criterios evolutivos, 7 (6 niños y 1 niña) habían consolidado un
TEL. Es decir, 13 presentaban valores normales dentro del desarrollo del lenguaje. La pregunta
que este grupo se plantea es ¿había alguna diferencia cuando los 18 niños tenían 3 años que
permitiera diferenciar a los alumnos/as con TEL, de los niños con Retraso del Lenguaje? La
respuesta es que de momento no se dispone de datos precisos aunque sí algunos indicios
(omisiones, frases incomprensibles, procesos fonológicos que no se incluyen en las
descripciones evolutivas…) que pueden ayudar en esta difícil y útil diferenciación. (Serra y
colaboradores, 2002, para el estudio detallado de la investigación planteada: es un
monográfico de la Revista de AELFA sobre el tema).
Por lo tanto, en los primeros años es difícil diferenciar retraso del lenguaje y TEL. A
edades más avanzadas( a partir de los 5-6), después de una intervención logopédica temprana,
si persisten las dificultades de lenguaje, el niño entraría en la categoría TEL o también puede
ser que todo quede al final en una dificultad fonológica. Después de esa edad no se hablará ya
de retraso del lenguaje.
1.Los niños con un Retraso Expresivo Inicial o Simple son los que llegan tarde pero
bien. Serra (2002, p.68), los caracteriza así: “Se trata de un aprendizaje tardío, en el cual ni la
comunicación, ni la comprensión están afectadas de forma importante y se producen las
primeras palabras entre 18 y 20 meses, continuando con su combinación no más allá de 6
meses después. El léxico inicial, a pesar de ser tardío y lento, presenta un perfil homogéneo, es
decir, existe un equilibrio entre nominales (50%) y otros tipos de palabras. Típicamente, la
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evolución del lenguaje de estos niños/as responde a los cambios que se hagan en el medio:
con una mejor y más abundante interacción se normaliza su progreso a pesar de que continúe
la inmadurez en algunos componentes, especialmente en el comunicativo (poca iniciativa y
cooperación) o en el habla. Cuando Rigo (1999) dice que algunos llegan “con el número de
vagones que era de esperar y con los vagones en buen estado”, se entiende que han adquirido
un nivel de lenguaje suficiente para responder a las demandas escolares: aprender,
comprender textos y explicaciones orales, redactar, argumentar… que se le plantean en las
distintas áreas de conocimiento. Es decir en estos niños se da una auténtica recuperación y no
una recuperación ilusoria (concepto de Scarborough y Dobrich (1990) que establece que
algunos niños con retraso del lenguaje –no los de esta categoría- vuelven a manifestar
dificultades de aprendizaje relacionadas con la pobreza de los niveles profundos del lenguaje
que mantienen como secuela. De este fenómeno hay amplia evidencia empírica (Rescorla,
2008).
2.Niños con retraso del lenguaje. Son los que llegan tarde pero además con los
vagones sucios y desvencijados. Veamos cómo los describe Serra (2002, p.68): “Las primeras
palabras y estereotipos no aparecen hasta los 2-2,6 y a los 3 todavía no superan las cien
primeras palabras. La combinación de dos palabras (lexemas autónomos y no estereotipos) es
lenta y tarda más de 6 meses. También es muy tardío el progreso en la flexión morfológica
productiva. La simplificación expresiva se estabiliza y la incorporación espontánea de
estructuras expresivas es muy lenta. El habla puede estar muy afectada pero no es el problema
principal. La comprensión progresa en contextos conocidos pero hay dudas ante novedades o
contextos complejos.
Realmente hay un retraso pero también otras dificultades que no siempre son
fácilmente observables y que van a ponerse de manifiesto, especialmente, ante la demanda
que el proceso de enseñanza-aprendizaje tiene sobre el lenguaje (el tren está sucio y
desvencijado para continuar su viaje por el país del aprendizaje). Cuando estos niños llegan al
logopeda clínico son tratados entre los 2- 3-4-5 años y, con frecuencia, vuelven años más tarde
para tratar sus dificultades de aprendizaje motivadas por la falta de competencia lingüística
para aprender (Scarborough y Dobrich, 1990 “recuperación ilusioria). Por lo tanto, estos niños
reciben el alta cuando alcanzan una perfección formal: fonológica y morfosintáctica. Esto les
permite comunicarse aceptablemente en la conversación diaria. Pero se trata de un espejismo,
pues con frecuencia los aspectos más profundos del lenguaje (semánticos y pragmáticos) van a
dificultar seriamente el proceso de enseñanza-aprendizaje. Presentan una dificultad del
lenguaje encubierta y se corresponderían con la acertada denominación de Del Río (1996)
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“Pobreza General del Lenguaje Oral”. “Alumnos que se expresan de forma sintácticamente
incorrecta, simplificada y reiterativa; utilizan un lenguaje restringido con dificultad;
difícilmente expresan ideas complejas o abstractas; no se comportan verbalmente de forma
adecuada en situaciones sociales…”.
La pobreza del lenguaje oral se extiende a niños que no han presentado retraso del
lenguaje pero que presentan una debilidad lingüística para aprender. Rescorla (2008) plantea
un continuo en el que se puede situar la capacidad lingüística del alumnado de un aula y en
ese continuo los niños con pobreza de lenguaje oral se situarían en el nivel más bajo. Este
colectivo es reconocido por los maestros y se puede decir que afecta en torno a un 10% del
alumnado. Sus dificultades no suelen tener la respuesta adecuada porque generalmente no
son identificados. Un buen trabajo preventivo en Atención Temprana reduciría esta dificultad
que conduce a muchos alumnos, directamente, al fracaso escolar.
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En el documento de consenso elaborado por el Comité de Expertos en TEL de nuestro país
(Aguado et al. 2015, Editorial de la revista de AELFA) deciden: 1. Adoptar el término TEL. 2.
Excluir del diagnóstico a la discapacidad cognitiva, la lesión o daño neurológico y la sordera. No
se excluye TDAH, dislexia, trastorno del procesamiento auditivo (TPA) que deben constar como
trastornos comorbidos. El lenguaje debe ser la dimensión más afectada. 3. Un CI no verbal
mínimo de 75. 4. Para el diagnóstico se debe obtener en las pruebas morfosintácticas
puntuaciones por debajo del corte (-1,5 DT), además, en el caso del tipo fonológico-sintáctico
puntuaciones por debajo del corte en fonología y en pruebas semánticas para el tipo léxico-
sintáctico. No se puede diagnosticar un TEL con un desempeño morfosintáctico dentro de los
límites normales. 5. Algunos autores dudan de la existencia del TEL solo expresivo. Los dos
subtipos son los mencionados: fonológico-sintáctico y léxico-semántico. En ambos casos la
comprensión puede estar afectada en mayor o menor grado. 6. Sobre la edad mínima para el
diagnóstico establecen que a los 4 años ya se podría hablar de posible TEL, para confirmar el
diagnóstico a los 5 años. Es más claro el diagnóstico si hubo una buena comunicación (natural
o intervención logopédica).
Dentro del TEL dependiendo del nivel del procesamiento que esté afectado se
diferencian dos subtipos ya descritos por Rapin y Allen (1988) Aguado (1999) los caracteriza
así. Trastorno fonológico-sintáctico: Muy frecuente. Habla alterada: dificultad fonético-
fonológica. Sintaxis deficiente. Comprensión mejor que expresión. Trastorno Léxico-Sintáctico:
trastornos del proceso central de tratamiento y de la formulación. Articulación normal.
Pseudotartamudeo de formulación. Incapacidad para encontrar palabras. Sintaxis perturbada:
formulación compleja dificultosa, muletillas, dudas, incomprensibles. Comprensión de palabras
sueltas bien, deficiente comprensión de enunciados.
Una cuestión crucial es el estudio de las causas del TEL. Se desconocen por el
momento pero todo orienta a pensar en una base biológica relacionada con los procesos
implicados en la maduración microscópica (hodogénesis, sinaptogénesis, mielenización) que
condiciona el neurodesarrollo y genera las dificultades en el procesamiento lingüístico.
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lenguaje suele aparecer así). Estas dificultades relacionadas con la percepción lleva a los niños
a no procesar aspectos perceptivamente irrelevantes que, a pesar de su baja saliencia
perceptual tienen un alta información gramatical. En la frase: Le dije a tu hermana que no se
los habíamos comprado todavía y dijo que ella se encargaba. Elementos perceptivamente
irrelevantes como: le, a, tu, que, no, se, los, -amos, -ado… son portadores de información
gramatical determinante para comprender. Su supresión dará lugar algo así: decir hermana no
comprar todavía y decir encarga.
Niños prematuros. Antes de terminar con este tema conviene mencionar el caso de
los niños prematuros por tratarse de una población de riesgo que debe ser objeto de una
intervención preventiva sobre el lenguaje. Laura Bosch et al. (2011)realizan una revisión sobre
el tema del que obtenemos las siguientes afirmaciones: “algunos investigadores han
observado la presencia de alteraciones en el desarrollo del lenguaje a los 5 años en un 40% de
los niños con muy bajo peso al nacer (por debajo de 1500). Porcentaje superior al de los niños
con bajo peso (entre 1500 y 2500) aunque estos también presentan dificultades en el
procesamiento verbal complejo”…”estas dificultades persiste a los 8-9 años y en la
adolescencia”. Su déficit en algunos casos encaja en la categoría de retraso del lenguaje o TEL
pero en otros tiene un alcance más global no entra en la categoría TEL. De todas formas este
grupo de niños se considera población de riesgo y debe ser atendida en estos aspectos.
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dificultades lingüísticas se relacionan y explican en gran medida por la diversidad funcional
sensorial o psíquica que presentan. La detección temprana facilita una intervención integral
apoyada en un Plan de Desarrollo en el que participen ampliamente las familias.
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(T. Autista, T. Rett, T. Asperger, T. Desintegrativo Infantil). Se puede decir que en la DSM 5 ha
triunfado la etiqueta TEA. Antes de abordar el estudio de las características principales del TEA
conviene profundizar en El Trastorno de la Comunicación Social.
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communication disorder is rare among children younger than 4 years. By age 4 or 5 years,
most children should possess adequate speech and language abilities to permit identification
of specific deficits in social communication. Milder forms of the disorder may not become
apparent until early adolescence, when language and social interactions become more
complex.
3.2. Trastornos de espectro autista. Un ejemplo planteado por Ángel Riviére (2001, p.35),
maestro de la comunicación humana y sus dificultades, sirve para mostrar las características de
estos niños:
M. es un niño autista de 3 años. Carece completamente de lenguaje, y realiza una y otra vez
actividades sin sentido. No hace nunca juego simbólico. Los padres sienten en su presencia una
fuerte sensación de impotencia. El niño reacciona con absoluta indiferencia a sus llamadas e
indicaciones y dedica gran parte del tiempo a balancearse o hacer girar en el suelo pequeños
objetos esféricos, como chapitas o monedas. Cuando esos objetos hacen su danza circular…M.
mira fascinado su giro y aletea sus manos. Parece un discapacitado auditivo sin lenguaje y, sin
embargo hay veces en que atiende rápidamente cuando oye el crujido de la envoltura de un
caramelo al abrirse. M. no se comunica nunca. No hace gestos dirigidos a las cosas que desea
para conseguirlos por medio de otras personas. No señala a los objetos que le interesan para
compartir su interés hacia ellos. No dirige miradas comunicativas a nadie. Evita siempre que
puede a las personas, o las ignora como si no existieran. A veces cuando los padres tratan de
cruzar la muralla invisible, tiene rabietas incontrolables, como si no pudiera soportar que nadie
penetrase en su inmutable soledad autista
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cambio. Para ver una buena descripción de estas alteraciones ver: Hernández, J. y Martín, A.
(2011). Déjame que te hable de los niños y niñas con autismo de tu escuela. Madrid: Teleno.
En el año 2001, se creó el Grupo de Estudios de los Trastornos del Espectro del Autismo
(GETEA), en el seno del CISAT (Centro de Investigación sobre el Síndrome del Aceite Tóxico, centro
precursor del actual IIER), con el objetivo de impulsar un proyecto para conocer mejor la realidad del
autismo en España y recomendar vías de mejora en la asistencia, la formación y la investigación. Este
grupo supo aglutinar el interés y la experiencia necesaria para afrontar los retos actuales de la
investigación en el autismo, consistentes en el estudio de las causas del aumento de la prevalencia y la
etiología de estos trastornos.El Instituto de Investigación de Enfermedades Raras (IIER), forma parte de
la estructura del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) desde noviembre de 2003 bajo la dependencia de la
Subdirección General de Servicios Aplicados, Formación e Investigación. La Orden Ministerial de
creación del IIER contempla un área denominada Unidad de Investigación del Síndrome del Aceite
Tóxico (UISAT), aunque en la práctica funciona con tres unidades: Enfermedades Raras, Trastornos del
Espectro del Autismo y Epidemiología de las enfermedades relacionadas con el ambiente, y se coordina
con el Centro de Investigación en Anomalías Congénitas (CIAC) en lo referente a estas patologías. El IIER
es un Centro Colaborador de la OMS en epidemiología de las enfermedades relacionadas con el
ambiente, oficialmente designado por esta organización para estos fines desde el año 1996.
Según GETEA (2003), que realiza un estudio con 646 familias, en España la media de
sospecha de los padres (sólo un 7% se detecta en la escuela y un 5% en consultas de pediatría
y eso que todos los niños van al pediatra) se sitúa en torno a los 22 meses. Se realiza una
primera consulta a los 26 meses y el primer diagnóstico llega a los 52 meses. Lo que primero
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llama la atención de los padres es la ausencia de lenguaje oral, el no responder al nombre y no
mirar a los ojos. Después la falta de interés por lo que se hace y las relaciones inadecuadas
con otros niños. En el caso del trastorno de Asperger la primera sospecha ocurre a los 36
meses y el diagnóstico a los 9 meses y medio.
3.Dificultades del lenguaje: del mutismo total a la capacidad de conversar, aunque sea
con limitaciones.
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5.Dificultades de la flexibilidad mental y de la conducta: de estereotipias motoras
como el balanceo a los contenidos limitados no relacionados con el mundo social.
El concepto de espectro autista puede ser muy útil para interpretar y dar respuesta a las
necesidades de estos niños en Intervención Temprana. Ayuda a organizar la información
recogida en la evaluación para determinar las dificultades y definir la actuación educativa
necesaria para lograrla.
La autoestima o valoración de uno mismo está en juego. Es frecuente que niños con
dificultades de habla y lenguaje muestren cierta inhibición comunicativa para no mostrar su
diferencia y no llamar la atención o no ser objeto de risa o burla. Ya se vio cómo esta inhibición
es frecuente en el caso de niños que tartamudean, pero también puede ocurrir en niños y
niñas con dislalia fonética, disglosia, o retraso de lenguaje… Cualquier diferencia puede ser
objeto de exclusión. Cuanto más visible es la diferencia más riesgo de ser negativamente
marcada. El habla, el lenguaje es la dimensión más externa de la persona (al mismo nivel que el
aspecto físico). Por este motivo es necesario trabajar en todos los casos la actitud y valoración
de los otros significativos y también la sensibilización del entorno ante las diferencias.
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