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7 ERRORES A EVITAR EN UNA SESION DE EVALUACION

La sesión de evaluación implica una gran responsabilidad para todos los docentes. Es un
momento en se reúne todo el equipo docente de un curso, además de un miembro del equipo
directivo y del departamento de orientación. Es por ello que debemos otorgarle la importancia
que se merece para conseguir que sea lo más productiva posible.

A lo largo de mi carrera como docente habré asistido a más de medio centenar de sesiones de
evaluación y creo que tengo suficiente
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recorrido como para dar algunas pautas que mejoren el procedimiento de una sesión de
evaluación y permitan optimizarla al máximo.
De ahí que este artículo tenga la intención de incidir en siete aspectos que considero esenciales
y que deben evitarse en beneficio de toda la comunidad educativa.

¿Qué errores debemos evitar en una sesión de evaluación?

1. Puntualidad. Ya he insistido en el tema de la puntualidad en otros artículos relacionados con


las reuniones. Para mí es un aspecto fundamental. Al referirme a la puntualidad, me estoy
refiriendo a que se debe ser muy riguroso con la hora en la que empieza una reunión y muy
exigente por lo que respecta a la llegada puntual de los docentes a dicha sesión de evaluación.
En centros como el mío en el que en algunos cursos hay cinco grupos o más, el hecho de
retrasarnos tan sólo cinco minutos por grupo implica casi un retraso de media hora que acaban
pagando los últimos grupos. En mi centro lo que hacemos en este sentido es que el orden de
los grupos nunca es el mismo, es decir, empezamos por ABCDE, luego seguimos con BCDEA y
así sucesivamente a lo largo de todas las reuniones de evaluación y de equipos docentes. No
se hace por puntualidad, sino por racionalización del tiempo de los compañeros.

2. Asignación de roles. En una sesión de evaluación hay que destacar por encima de todo la
figura del tutor y la del jefe de estudios. Cada uno tiene una función muy clara que debe cumplir
para el buen funcionamiento de la reunión. El tutor es el que lleva el peso de la sesión de
evaluación, mientras que el jefe de estudios es el encargado de marcar los tiempos de dicha
reunión. El tutor es el responsable de administrar su tiempo, pero el jefe de estudios es el que
se encarga de marcar esos tiempos.

3. Dividir el tiempo por el número de alumnos. Es un error muy común que algunos tutores
quieran dedicar el mismo tiempo a todos los alumnos. Esto es algo carente de sentido. En
nuestro centro, el tutor dispone de treinta minutos para llevar a cabo la sesión de evaluación.
Los grupos tienen entre 25-30 alumnos. Es absurdo que dediquemos un minuto por alumno. Lo
que se debe hacer es insistir en aquellos alumnos en los que se pueda incidir desde el punto de
vista académico o que su situación personal requiera de algún comentario al guardar relación
con su rendimiento académico.

4. Intervenciones del profesorado. En nuestro centro, cuando ponemos la nota a nuestos


alumnos en el programa de gestión, tenemos por norma hacer un comentario cuando el alumno
suspende nuestra asignatura. Esta información le llega al tutor por escrito previamente a la
reunión con un margen de más de 24 horas. Por tanto, el tutor ya tiene la información de por
qué cada alumno ha suspendido la asignatura que sea. Teniendo esta información no se hace
necesario que el profesor en cuestión vuelva a repetir lo que ya ha escrito en el comentario que
ha puesto en el programa de gestión. Si evitamos duplicar los mensajes, haremos que las
reuniones sean mucho más ágiles y útiles.

5. Lectura de números. Otro error muy común a evitar por parte del tutor es la lectura de los
resultados de los alumnos. No es necesario. En nuestro centro cada profesor cuenta con la hoja
de resultados. Así que el profesorado es capaz de leerlos y, por supuesto, de interpretarlos.
También puede hacer alguna rectificación al momento o poner alguna nota si por la
circunstancia que sea no le ha sido posible anotarla en el programa de gestión. Lo importante
de la reunión no es la lectura de números, es decir, no es necesario decir si un alumnos lo ha
aprobado todo o ha suspendido seis. Lo importante es incidir en su rendimiento académico y
ver qué pautas de mejora se le pueden aplicar.

6. Actitud del profesorado. Durante este más de medio centenar de reuniones os aseguro que
he visto de todo. Compañeros medio dormidos, leyendo el periódico o algún libro de lectura,
corrigiendo pruebas y exámenes, respondiendo mensajes por teléfono, hablando
continuamente con otro compañero mientras el tutor lleva a cabo la reunión, levantarse a mitad
de una sesión y desaparecer por la puerta. Cierto que no es lo más común y recurrente.
También reconozco que en algunos momentos puede resultar cansina si tienes que asistir a
cinco reuniones seguidas o en el caso de las optativas no tienes a todos los alumnos de un
mismo grupo. Yo también reconozco que en algunas sesiones no he actuado de la forma más
adecuada. Pero no debemos olvidadar cuál es nuestro deber y cuál es nuestra responsabilidad.
Muchas veces hablo de la importancia de la productividad, pero la productividad sin la
responsabilidad carece de sentido. Es importante que nos tomemos en serio todas y cada una
de las sesiones de evaluación y en ellas adoptemos un papel de escucha activa, por el bien de
nuestros estudiantes.

7. Pactar acuerdos. En muchas ocasiones la sesión de evaluación finaliza sin llegar a ningún
acuerdo grupal o individual. Perdemos buena parte del tiempo leyendo las estadísticas o nos
encallamos en determinados alumnos. Sé que no es fácil y que el poco tiempo de que dispone
el tutor no ayuda, pero la sesión de evaluación es una excelente oportunidad para incidir en qué
aspectos puede mejorar el grupo, qué pautas podemos adoptar todos los docentes ante un
problema puntual, qué protocolo debemos seguir ante un alumno determinado. Reconozco que
la sesión de evaluación no es el momento de llegar a grandes acuerdos o pactos, para ello
están las reuniones de seguimiento o de preevaluación entre sesiones de evaluación o
reuniones de equipos docentes específicas para tratar aspectos de un determinado grupo.
Hasta aquí los siete errores que vale la pena evitar en una sesión de evaluación. Si somos
conscientes de la responsabilidad que tiene este tipo de reunión, estoy convencido de que
nuestra actidud procurará ser la mejor. Creo que nos los debemos a nosotros mismos y, por
supuesto, a nuestros alumnos

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