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Patos y gansos en México

Chapter · December 2014

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Fernando Clemente-Sánchez Roberto Carmona


Colegio de Postgraduados Autonomous University of Baja California Sur
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Gustavo D. Danemann
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Patos y gansos de México


Fernando Clemente, Roberto Carmona, Jorge Palacio,
Israel Martínez, y Gustavo D. Danemann

México posee el 0.6 % de los humedales de todo el mundo; es decir 3 318,500 hectáreas de hu-
medales, de las cuales 1 567 000 hectáreas corresponden a humedales costeros y 1 751 500 hec-
táreas a humedales continentales, incluyendo algunos artificiales. Se estima que el 35 % de los
humedales mexicanos ha sufrido algún deterioro, se han modificado o han desaparecido, es decir,
alrededor de 1 161 475 hectáreas han sido alteradas. No obstante que los humedales son sistemas
muy frágiles, son ecosistemas que albergan gran biodiversidad, de enorme importancia ecológica,
económica, y de belleza considerable. Las aves acuáticas de México y en particular los patos y gan-
sos como habitantes dependientes de estos ecosistemas, son un recurso renovable que por su
valor científico, cultural, ecológico, alimenticio, social, cinegético y económico, debe ser manejado
eficientemente para garantizar la conservación de sus poblaciones y su hábitat como un recurso
que contribuya a mejorar el nivel de vida de las comunidades rurales y como legado para las futu-
ras generaciones (Clemente, 2010).

139
Taxonomía y evolución
Todos los sistemas de clasificación existentes en la actualidad agrupan a los patos y gansos dentro del
orden Anseriformes y, con muy pocas excepciones, todas las especies de patos, gansos y cisnes están
consideradas dentro de los anátidos. Sin embargo, muchas clasificaciones reconocidas han propuesto
incluir diferente número de especies, las cuales varían desde 141 hasta 148 especies (Phillips, 1922-26;
Johnsgard, 1978). Uno de los trabajos recientes considera 49 géneros con 162 especies dentro de la fa-
milia Anatidae (Cuadro 7.1; Livezey, 1991). La lista más reciente de clasificación para consulta de todas
las especies consideradas en las Anseriformes se encuentra disponible en Baldassarre y Bolen (1994).
Se sabe que hacia 1849 ya se conocía el 90 % de las especies actuales y que para 1945 casi to-
das ellas habían sido descritas. El reporte más reciente de una nueva especie es sobre el pato de
vapor cabeza blanca (Tachyeresleucocephalus) el cual fue encontrado en la costa de Argentina en
1981 (Humphrey y Thompson, 1981). La mayoría de los trabajos pioneros de clasificación se basaron
sobre las características morfológicas de las especies, y fue posteriormente que se incorporaron en
la taxonomía las características del comportamiento (Woolfenden, 1961; Johnsgard, 1978) lo que vino
a proporcionar un criterio más amplio de clasificación. Recientemente, se han incorporado nuevas
técnicas en estudios tendientes a proporcionar soporte sobre la ubicación taxonómica más precisa
de los géneros y las especies de las Anseriformes, tratando de describir el árbol filogenético que re-
lacione a las especies entre sí. Al respecto, Livezey (1996) como resultado de un estudio filogenético
en gansos y cisnes incluyendo fósiles seleccionados, propuso considerar una nueva clasificación
con base en los árboles genealógicos más estrechos encontrados al considerar otros atributos en-
tre especies. Los estudios que utilizan el análisis de ADN mitocondrial son cada vez más frecuentes.
Un ejemplo de estos es el realizado por Mercado et al., (2009) para conocer la relación entre el pato
de collar (Anasplathyrhynchos) y el pato triguero (A. plathyrhynchosdiazi) en su área de distribu-
ción histórica a lo largo del territorio nacional, en este trabajo se reporta que la relación filogenética
entre estos organismos va disminuyendo conforme el pato triguero se va alejando hacia el sur del
área de distribución del pato de collar, lo que sugiere que éstos deben ser considerados como dos
especies diferentes.
Los primeros estudios sobre las aves acuáticas migratorias en México fueron realizados por Are-
llano y Rojas (1956) quienes hicieron una revisión general de los miembros de la familia Anatidae pre-
sentes en México y los agruparon en cinco subfamilias. Los mismos autores mencionan que dentro de
los lineamientos del entonces Departamento de Caza de la Dirección General Forestal y de Caza, de la
Secretaria de Agricultura y Ganadería, estaba planteado el estudio de la fauna cinegética en el territo-
rio nacional, donde se incluía el estudio de las aves acuáticas migratorias y las residentes en México.
Cada año, los patos silvestres, obedeciendo a un instinto natural, abandonan las zonas lacustres y
costeras de Alaska, Canadá y norte de los Estados Unidos, viajando en dirección sur para encontrar
en México aguas tibias y abundante alimento.

140 ECOLOGÍA Y MANEJO DE FAUNA SILVESTRE EN MÉXICO


Cuadro 7.1. Cuadro sinóptico del arreglo taxonómico de las Anseriformes adaptado de Livezey (1991).

Orden Suborden Familia Subfamilia Tribu Género


Anseriformes Anhimae Anhimidae Anhima,
Chauna
Anseres Anseranatidae Anseranas
Anatidae (aves Dendrocygninae Dendrocygna
acuáticas) Talassorninae Thalassornis
Anserinae (cisnes y Cygnini (cisnes) Coscoroba,
gansos) Cygnus,
Olor
Anserini Ceropsis,
(gansos) Anser,
Branta
Stictonettinae Stictonetta
Plectropterinae Plectropterus
Tadorninae Sarkidiornini Sarkidiornis
Tadornini Tadorna,
Malacorhynchus,
Alopochen,
Neochen,
Chloephaga,
Cyanochen,
Hymenolaimus,
Salvadorina,
Merganetta,
Tachyeres
Anatinae (patos) Anatini (patos Cairina,
de superficie) Pteronetta,
Aix, Chenonetta,
Nettapus,
Amazonetta,
Callonetta,
Lophonetta,
Speculanas,
Mareca,
Anas
Aythyini (patos Marmaronetta,
sambullidores) Rhodonessa,
Netta, Aythya
Mergini (patos Polysticta,
marinos) Somateria,
Histrionicus,
Camptorhynchus,
Melanitta,
Clangula,
Bucephala, Mergellus,
Lophodytes,
Mergus
Oxyurini (patos Heteronetta,
de cola tieza) Nomonyx,
Oxyura, Biziura

PATOS Y GANSOS DE MÉXICO 141


50000

Abundancia 40000

30000

20000

10000

0
Oct Nov Dic Ene Feb Mar Abr May

Mes

BSQ 1974/1975 GN 2006/2007 SI 2007/2008

Figura 7.1. Abundancia del ganso de collar (Branta bernicla nigricans) en tres lagunas de inverna-
ción en la península de Baja California, México (BSQ= Bahía San Quintín, GN=complejo lagunar Gue-
rrero Negro y SI=Laguna San Ignacio. (Martínez Cedillo, 2009).

En México es poco lo que se ha estudiado sobre la biología de los anátidos. Los estudios se han enfo-
cado fundamentalmente sobre la distribución y abundancia de las especies tanto migratorias como resi-
dentes; las investigaciones sobre diversidad de aves acuáticas en México se refieren a 32 especies que
arriban o se encuentran como residentes en territorio mexicano (Arellano y Rojas, 1956; Medina, 1996).
Son 12 las especies de patos de superficie reportadas para México (Arellano y Rojas, 1956; Medi-
na, 1996; Martínez Cedillo, 2009) donde se incluyen al pato real (Cairina moschata, pato de collar,
pato texano (Anasfluvigula), pato triguero, cerceta canela (Anascyanoptera), cerceta de alas azu-
les (Anasdiscors), cerceta de alas verdes (Anascrecca), pato golondrino (Anasacuta), pato panadero
(Anas americana), pato pinto (Anasstrepera), pato cucharón (Anasclypeata), y pato de charreteras
(Aixsponsa). Los mismos autores reportan para México ocho especies de patos zambullidores que
incluyen al pato pico anillado (Aythyacollaris), pato boludo menor (Aythyaaffinis), pato boludo mayor
(Aythyamarila), pato cabeza roja (Aythya americana), pato coacoxtle (Aythyavalisineria), pato monji-
ta (Bucephalaalbeola), pato de ojo dorado (Bucephalaclangula) y negreta (Melanittaperspicillata).
Tres especies de mergos son las reportadas para México por Arellano y Rojas (1956) siendo éstas el
mergo caperuza (Lophodytescucullatus), mergo mayor (Mergusmerganser) y mergo copetón (Mer-
gusserrator). Los patos enmascarados conocidos como patos de cola tiesa también se incluyen en
la lista de Anátidos para México y están registradas dos especies, el pato enmascarado (Nomonyx-
dominicus) y el pato tepalcate (Oxyurajamaicensis). Por último, dentro de la lista de los patos, y en
particular de los patos chillones arbóreos, se incluyen dos especies para México, el pijije canelo (Den-
drocygna bicolor) y el pijije de ala blanca (Dendrocygnaautumnalis).

142 ECOLOGÍA Y MANEJO DE FAUNA SILVESTRE EN MÉXICO


Algunas especies de gansos también invernan en México. Existen diversos reportes de trabajos
realizados en territorio mexicano, como los resultados del monitoreo del United States Fish and Wild-
life Service (USFWS) de mediados de invierno, que reportan el arribo de cinco especies de gansos que
incluyen al ganso nevado (Chencaerulescens), ganso de Ross (Chenrossii), ganso frente blanca (Anse-
ralbifrons), ganso canadiense (Brantacanadensis) y la branta de collar (Brantabernicla).

Figura 7.2. Ganso frente blanca (Anser albifrons) es una especie que
está ligeramente por encima a su promedio anual de población. El esta-
tus poblacional es mayor a 1 millón de individuos superando la meta es-
tablecida en el Plan de Manejo de Aves Acuáticas de Norteamérica. Los
principales corredores de migración están en la ruta del Pacífico y en la
ruta Central. En México se observan en las costas del Golfo de México y
en el interior desde Chihuahua hasta Zacatecas y raramente más al sur.

Se reconocen tres subespecies de brantas de collar: Brantaberniclabernicla, B. b. hrota y B. b.


nigricas, además se ha considerado a una cuarta subespecie a la que aún no se le ha asignado no-
menclatura científica (Reed et al., 1998). De estas subespecies, solo la B. b. Nigricans del Pacífico
está representada en México (Bellrose, 1976; Wilson y Atkinson, 1995). Esta subespecie está catalo-
gada por el Gobierno Mexicano como amenazada (NOM-059-ECOL-2001); es decir, una población que
podría llegar a encontrarse en peligro de desaparecer a corto o mediano plazo si continuan operando
los factores que inciden negativamente en su viabilidad, al ocasionar el deterioro o modificación de
su hábitat o disminuir directamente el tamaño de sus poblaciones.
Se desconoce de la existencia de estudios formales que documenten la presencia de cisnes en
territorio mexicano. Al respecto, Bellrose (1980) no considera al cisne de la tundra (Cygnuscolum-
bianus) como invernante en territorio mexicano, y menciona que ocasionalmente se le ha visto en
el estado de Nuevo México (EUA). Con referencia al cisne trompetero (Cygnusbuccinator), el mismo
autor indica que su distribución original podría haber abarcado las costas de Texas y Louisiana pero
no menciona su presencia en México, aunque se sabe de avistamientos ocasionales en la región
fronteriza al noreste del país.

PATOS Y GANSOS DE MÉXICO 143


Comparado con la mayoría de otros ordenes de la clase aves, el orden Anseriformes está bien
representado por sus fósiles. Basado en el estudio de estos fósiles, Howard (1964) indica que proba-
blemente las aves acuáticas se originaron a principios del Eoceno en la Era Cenozoica, hace 37 a 55
millones de años. Es muy probable que en tiempos prehistóricos, los Anátidos formaran parte de un
grupo de aves indiferenciadas cuya característica más sobresaliente fuera la gran longitud de sus
patas, se considera que este orden evolucionó rápidamente formando dos líneas principales. La pri-
mera de ellas corresponde a los gansos y cisnes los cuales se caracterizan por ser aves de cuerpo
grande, longevas, con gran tendencia a formar parejas estables y cuidar con esmero a sus crías. La
segunda línea está integrada por la mayoría de los patos, con cuerpo más pequeño, menos longevos,
prolíficos, que forman parejas menos estables y no manifiestan tanto empeño por el cuidado de sus
crías a las cuales les proporcionan aparentemente solo el cuidado necesario para su sobrevivencia.
Estas dos líneas modificaron su hábitat terrestre por otro casi exclusivamente acuático. La teoría
de evolución de las Anseriformes, propone que las gallináceas fueron sus ancestros a través de las
chillonas (Anhimidae) como el eslabón entre estos dos grupos. Otra hipótesis propone que los an-
cestros de las Anseriformes son las aves ribereñas dada la evidencia del fósil Presbiornis el cual se
cree que pudo haber tenido la cabeza de pato con esqueleto postcraneal de una ave ribereña. No
obstante, parece ser que la primera hipótesis es la que actualmente tiene mayor soporte dados los
estudios sobre patrones inmunológicos de varias proteínas que muestran más semejanza entre las
Anseriformes y las Gallináceas (Baldassarre y Bolen, 1994).
El estudio de las Anseriformes que trata de esclarecer su desarrollo evolutivo actualmente re-
quiere de más investigación, sin embargo, existen generalidades que son producto eminente de
su evolución. Algunas de estas generalidades se refieren a características morfológicas donde los
patos y gansos se reconocen fácilmente por tener el cuerpo cubierto de plumas, un pico ancho pro-
visto de laminillas transversales y una lengua carnosa y gruesa. El tamaño y forma del pico varía
según las especies y sus patas difieren de acuerdo a sus hábitos de desplazamiento; por ejemplo
los patos tienen las patas más cortas dirigidas hacia atrás con un tarso aplanado que cumple la
función de reducir la resistencia del agua, además tienen tres dedos unidos entre sí por una mem-
brana que les facilita la acción de nadar, y un cuarto dedo implantado hacia atrás. Las alas no pre-
sentan características especiales, solo varían en forma y tamaño. Los machos poseen en la cloaca
un pene u órgano sexual vascularizado, el cual es capaz de emerger y penetrar en la cloaca de la
hembra. El pene, con forma espiral, se pone en erección por acción muscular y se retrae por medio
de un ligamento elástico, los espermas pasan de las papilas de la cloaca a través de un surco has-
ta el extremo del pene, su tamaño se usa para establecer aproximadamente la edad del individuo
(Bellrose, 1980).
Otra característica evolutiva se presenta en los patos buceadores en los cuales la acumulación
de CO2 no estimula la respiración como sucede en los mamíferos terrestres, sino que cuando un pato
buceador se encuentra sumergido en el agua, su suministro de oxígeno es capaz de provenir de la

144 ECOLOGÍA Y MANEJO DE FAUNA SILVESTRE EN MÉXICO


oxihemoglobina y de la oximioglobina que se encuentran almacenadas en la sangre y en los músculos,
mientras que sus sacos de aire permanecen comprimidos para reducir la fuerza de ascensión (Bal-
dassarre y Bolen, 1994).

Historia natural
Las aves acuáticas dedican gran cantidad de su tiempo en mantener su plumaje en condiciones fa-
vorables, valiéndose del pico para cumplir dos actividades fundamentales: activar la glándula que se-
grega un aceite impermeable el cual lo extienden sobre las plumas ayudados por la zona de la barbilla
y la garganta. Y dedicar un tiempo considerable en acomodar su plumaje ayudándose con las patas
y de fuertes sacudidas del cuerpo producidas por contracciones musculares que comienzan por la
cloaca y terminan en el cuello. Esta actividad puede ser llevada a cabo con la ayuda de otro individuo
(Medina, 1996).
Para dormir las aves acuáticas esconden la cabeza debajo de las plumas escapulares que cubren
el hombro, manifestando así numerosas conductas sociales, como por ejemplo cuando se encuentran
en una situación de peligro encogen las alas y sacuden violentamente el cuerpo para advertir de la
amenaza a sus congéneres. En general, las aves acuáticas son gregarias y utilizan un vasto repertorio
de señales para comunicarse unas con otras. El comportamiento particular ha sido codificado genéti-
camente para cada especie, por ejemplo, algunas especies levantan la cabeza para indicar al resto de
sus congéneres el momento de levantar el vuelo (Medina, 1996). A pesar de que la mayor parte de sus
conductas sociales parecen ser innatas se ha comprobado que los individuos en particular son capa-
ces de lograr determinado aprendizaje. Este es el caso de un polluelo que cuando es separado de su
madre inmediatamente a la eclosión y se le deja solo con un objeto en movimiento, el polluelo sigue
al objeto a cualquier lado que se desplace, tal como si fuera uno de sus padres. Si pasado un tiempo
se le presentan al polluelo otros objetos, éste sabrá distinguir entre ellos al que considera como uno
de sus padres. A este fenómeno se le conoce como “impronta” y es empleado en la actualidad por los
manejadores de fauna silvestre en la crianza artificial de algunas especies.
Los anátidos se alimentan de tres maneras diferentes: 1) ingieren yerbas y granos que se encuen-
tran en tierra o en la superficie del agua; 2) sin zambullirse en el agua pescan pequeños peces o co-
men las hierbas más cercanas a la superficie del agua; y 3) se zambullen y capturan peces e inverte-
brados e ingieren las hierbas que crecen en el fondo del embalse (Bellrose, 1980).
La cópula por lo general se realiza en el agua y la hembra es la que elige el lugar en donde va a
construir el nido, que por lo general lo hace acompañada del macho. Es común que el material con
que se construye el nido es sea de lo que se encuentra en los alrededores del mismo, debido a que
esta especie no es capaz de transportar material de sitios lejanos por las características de su pico.
La hembra pone los huevos durante la madrugada en un promedio de un huevo cada 24 horas, ac-
ción que dura pocos minutos; sin embargo, la hembra permanece en promedio una hora sobre el nido
donde puso el huevo. Salvo algunas excepciones, la hembra es la que incuba los huevos, tarea que

PATOS Y GANSOS DE MÉXICO 145


realiza de 23 a 29 días según la especie de que se trate. La hembra por lo general abandona el nido
de forma periódica durante la incubación con el fin de alimentarse, cubriendo los huevos con plumón
al momento de dejar el nido para evitar el enfriamiento y la muerte de los embriones. El proceso de
incubación comienza una vez terminada la puesta total de huevos, la cual varía dependiendo de la es-
pecie. Los polluelos en general rompen el cascaron en un lapso de seis horas entre el primero y el ulti-
mo, y necesitan de otras seis horas para secarse, permaneciendo en el nido la primera noche de vida.
Durante las primeras horas de vida de los polluelos la madre se encarga de alimentarlos; sin embargo,
los polluelos cuentan con reservas al nacer que les permiten sobrevivir de uno a dos días sin tomar
alimento, llegando hasta un máximo de cuatro días en los gansos y seis días en algunas especies de
patos (Baldassarre y Bolen, 1994).
En su estudio, Thompson y Baldassarre (1992) observaron que el porcentaje de formación de pa-
rejas en una población invernante en Yucatán, México comenzaba para el pato panadero con un 6 %
en el mes de diciembre hasta alcanzar un 32 % para el mes de marzo, mientras que para el pato go-
londrino solo alcanzaba un 3 % de parejas formadas para el mes de febrero; sin embargo, en el caso
del pato cucharón, durante toda su estancia invernal en Yucatán, no se llegó a formar ninguna pareja.
No se cuenta con estudios en México donde se describa el tiempo requerido del momento de la
eclosión del polluelo a su primer vuelo para las especies de Anátidos que se reproducen en México.
Sin embargo, se cuenta con información reportada en las áreas de reproducción en los EUA y Canadá
sobre las especies que arriban a México para invernar. Por ejemplo, se sabe que el ganso canadien-
se de acuerdo a la subespecie que se trate lleva de 40 a 70 días para su primer vuelo a partir de la
eclosión, mientras que para la cerceta de alas azules es de 35 a 44 días, para el pato coacoxtle de
56 a 68 días y para el pato tepalcate de 42 a 49 días (Bellrose, 1980; Baldassarre y Bolen, 1994). De la
misma manera se reporta el periodo en que algunas especies no pueden volar debido al proceso de
“muda”, de esta manera se sabe que el ganso canadiense no puede volar durante 32 días, mientras
que el pato de collar dura de 29 a 33 días, y el pato coacoxtle de 21 a 28 días sin volar (Hanson, 1962;
Owen y King, 1979; Hochbaum, 1944).

Ecología de poblaciones
Desde 1935 el USFWS conduce anualmente un monitoreo de mediados de invierno con el propósito
de obtener índices de población para la mayoría de las especies de patos y gansos que invernan en
Norteamérica incluyendo a México. A diferencia del monitoreo de mayo que se realiza sobre las po-
blaciones reproductoras y sus hábitats, el monitoreo de mediados de invierno no está basado sobre
un plan de muestreo estadístico, pero sus resultados son los utilizados para conocer la abundancia
relativa y la situación de los hábitats de invernación para patos, gansos y cisnes. Este monitoreo
es el único que se lleva a cabo en México como parte de las acciones conjuntas entre Canadá, Es-
tados Unidos y nuestro país, esfuerzo que se fortaleció con la adición de México desde 1994 para
contribuir en el Plan de Manejo de las Aves Acuáticas de Norteamérica. El monitoreo de mediados

146 ECOLOGÍA Y MANEJO DE FAUNA SILVESTRE EN MÉXICO


de invierno es un muestreo aéreo que se lleva a cabo a intervalos de tres años, aunque algunos
sitios se muestrean anualmente. La inclusión de México en este muestreo provee una cobertura
adicional a las áreas de invernación de Canadá y los EUA y su importancia radica en entender mejor
el efecto que producen los cambios en los patrones climáticos, sobre la distribución y abundancia
de las aves acuáticas, fuera de sus áreas de reproducción.
Los resultados del monitoreo de primavera reportan que el total de patos reproductores en el 2009
se estimó en 42 millones para las especies consideradas en el Plan de Manejo de las Aves Acuáticas
de Norteamérica (Zimpfer et al., 2009). Aunada a la población reproductora de patos está la población
de gansos que se obtiene del monitoreo de mediados de invierno, y que alcanzó los 8.9 millones, du-
rante el muestreo 2008-2009 reportado por el USFWS, lo que sumado a los patos reproductores, hace
un total aproximado de 51 millones de aves acuáticas, y que de acuerdo a el USFWS soporta una pro-
ducción invernal cercana a los 100 millones de aves acuáticas.
Basado en un análisis de los monitoreos de mediados de invierno en lo que corresponde a Méxi-
co, la población de patos promedio que arriba a territorio mexicano es en total de 2.2 millones, lo que
representa un 5.23 % de la población reproductora. De igual manera, la afluencia de gansos que se
reporta es de alrededor de los 300,000 individuos, lo que representa un 3.37 % de la población de los
EUA y Canadá. Considerando los patos y gansos que llegan y residen en México en el invierno, en las
áreas incluidas en los muestreos, se obtiene que solo el 2.5 % de la población total encuentra refugio
en humedales mexicanos, representando un total de 2.5 millones de aves acuáticas (patos y gansos)
que arriban y residen en México durante el invierno.
Existen diversas investigaciones relacionadas con la ecología de poblaciones las cuales se refieren
a la distribución espacial y temporal, y al uso de hábitat de las especies de patos y gansos en México.
Estos trabajos se han llevado a cabo en diversos humedales tanto costeros como del interior, tal es el
caso de los realizados en la región lacustre de México, en el altiplano mexicano, y en los humedales
costeros de Baja California, Yucatán y los pantanos de Centla, en Tabasco (Williams, 1980; Martínez
Morales, 1993; Medina, 1996; Palacio Núñez, 1997; Rosas Salazar, 2002; Córdova Ávalos, 2002; Martínez
Cedillo, 2009).
Un trabajo clásico por la importancia que reviste la especie residente más abundante en México
fue el realizado por Williams (1980), quien estudió la ecología del pato triguero de 1973 a 1978 en la
región del altiplano mexicano durante dos épocas del año. El autor reporta que durante la época de
sequía el pato triguero forma grandes parvadas en humedales permanentes donde encuentra cam-
pos anexos para su alimentación. En la estación seca (mayo-junio) las parvadas varían desde los
100 a los 5 000 individuos; estas parvadas se forman principalmente por parejas que temprano en
la mañana vuelan hacia las áreas de cultivo para alimentarse, y se dispersan y distribuyen durante
el resto del día en aguajes donde se sienten seguros y con disponibilidad de alimento. En la época
de lluvias, las parvadas rápidamente se disgregan en parejas hacia los humedales disponibles en la
estación para dar comienzo al anidamiento. La observación de 20 nidos y 25 polluelos indicaron que

PATOS Y GANSOS DE MÉXICO 147


el pico del anidamiento va de junio a julio, con la estación reproductiva que se extiende desde me-
diados de abril, cuando los primeros huevos fueron puestos, hasta noviembre cuando el último pollo
estuvo emplumado para el vuelo. Los nidos se encontraron distribuidos en cobertura densa y dentro
de áreas de cultivo, en pastizales, en ciénagas, y a la orilla de cuerpos de agua; la distancia del nido
al agua varió de 50 m a 500 m. Los machos mostraron elevada intolerancia por lo que las parejas ani-
dantes se encontraron espaciadas considerablemente. Se monitorearon 18 nidadas, el promedio fue
de 6.7 huevos con una variación de 2 a 10 huevos. Las hembras mostraron un gran instinto protector
sobre sus pollos y se desplazaron a diferentes cuerpos de agua que son utilizados en la agricultura
o como abrevaderos para la ganadería, estos lugares tenían una cobertura densa para escapar. Las
nidadas produjeron en promedio 4.9 pollos con un rango de 3 a 9. La muda en el pato triguero se pre-
sentó a mediados de agosto. Las parvadas se incrementaron en número de agosto a septiembre con
un máximo en el mes de diciembre. Las parejas permanecieron como tales en todas las estaciones
con la menor proporción de parejas en el mes de septiembre.
Córdova Ávalos (2002) reporta la distribución espacial y uso de hábitat de cinco especies de aná-
tidos estudiados en la reserva de la Biósfera Pantanos de Centla en Tabasco. En este trabajo, el
tipo de hábitat donde se localizó la mayor densidad y abundancia de anátidos correspondió a las
zonas inundables encontradas en depresiones naturales sobre terrenos que usa el ganado para
pastar. Áreas donde sobresalen los pastizales inducidos con vegetación hidrófila flotante, así como
vegetación subacuática representada por especies tales como Nymphaea amplia, N. odorata, Ei-
chorniacrassipes, Pistiastratoides, y Lemnaminor, y vegetación emergente como Typha latifolia y
Cladiumjamaicense. En este tipo de comunidad se encontraron con mayor frecuencia la cerceta de
alas azules, el pato pijije de ala blanca y la cerceta de alas verdes. En estas zonas inundables, que
fueron las de mayor uso inclusive para el pato real, el impacto humano se percibe en un nivel bajo.
Sin embargo, en donde están presentes las lagunas el impacto humano es constante por la presen-
cia de pescadores, lo que ocasiona un menor uso por las aves acuáticas. Lo mismo se observó en
las riveras de los ríos, donde el impacto humano es considerable debido al establecimiento de po-
treros, huertas frutícolas, e inclusive asentamientos humanos, en estas áreas se pudo observar al
pato real sobre perchas.
Medina (1996) reporta que en la región de El Llano, Aguascalientes, se registraron 14 especies de
patos y dos especies de gansos que permanecieron en la región por un periodo de dos semanas a
siete meses (Cuadro 7.2), la cerceta de alas verdes y el pato cucharón fueron las más abundantes
debido al tipo de hábitat utilizado. El mismo autor concluye que las primeras especies en arribar son
las cercetas que permanecen por 7 meses, mientras que otras especies como el pato boludo menor
que se considera raro en el área de estudio, solamente permaneció un periodo no mayor a 15 días.

148 ECOLOGÍA Y MANEJO DE FAUNA SILVESTRE EN MÉXICO


Cuadro 7.2. Tiempos de permanencia de patos y gansos en la región de El Llano, Aguascalientes (Medina, 1996).

1994 1995
Especie
Ago. Sep. Oct. Nov. Dic. Ene. Feb. Mzo.
Anas diazi X X X X X X X X
Anas discors X X X X X X X X
Anas crecca X X X X X X X X
Anas cyanoptera X X X X X X
Anas clypeata X X X X X X X
Anas acuta X X X X X X
Anas strepera X X X X X X
Anas americana X X X X X X X
Anser caerulescens X X X
Anser albifrons X
Aythya collaris X X X X X
Aythya valysineria X
Aythya americana X
Aythya afinix X
Bucephala albeola X
Oxiura jamaisensis X X X X X X

El estudio de la branta o ganso de collar en México ha tomado particular importancia debido a que
entre 1950 y 1960 las poblaciones de esta especie (excepto la que anida en el ártico oriental) se redu-
jeron entre un 20-50 % (Ward et al., 2005). La principal razón de dicha disminución fue la destrucción
de hábitat en EUA (Bellrose, 1980; Ward et al., 2005). Esta problemática llevó al desarrollo e implemen-
tación de diferentes planes de manejo y conservación. Uno de los componentes incluye acciones de
monitoreo, por lo que Canadá y Estados Unidos han venido realizando censos aéreos anuales, los
cuales son utilizados para determinar el tamaño de la población de esta especie con la finalidad de
regular los niveles de cacería y con ello mantener la población estable; además, en un inicio estos
monitoreos permitieron identificar las áreas de mayor importancia para este grupo de aves (Saunders
y Saunders, 1981; Pacific Flyway Council, 2002; Conanty King, 2005, 2006). Los cambios en la población
de esta especie han traído como consecuencia modificaciones en su distribución durante la estación
no reproductiva, además de cambios en su supervivencia, éxito reproductivo y conducta alimenticia
entre otros parámetros (Reed et al., 1998; Pacific Flyway Council, 2002; Ward et al., 2005).
La branta de collar es una especie pequeña que al menos durante el invierno es la única práctica-
mente marina (Einarsen, 1965; Bellrose, 1980; Reed et al., 1998; Ward et al., 2005). Esta especie tiene
una de las rutas migratorias más larga de los gansos que se reproducen en el ártico e invernan en
tierras templadas (Einarsen, 1965; Bellrose, 1980; Reed et al., 1998; Ganter, 2000; Ward et al., 2005).
Como todos los gansos, el de collar es casi por completo herbívoro y debido a esta característica tie-
ne una alta demanda volumétrica de alimento (Einarsen, 1965; Bellrose, 1980; Reed et al., 1998; Ward
et al., 2005). Durante la temporada de anidación se alimenta de gramíneas, monocotiledóneas y mus-

PATOS Y GANSOS DE MÉXICO 149


gos (Dupontiafischeri, Deschampsiacaespitosa, Carexaquatilis, Triglochin palustres, Hippurisvulga-
ris, Potamogetonvaginatus y Saxifragaspp., entre otras), mientras que en la estación no reproductiva
se alimenta casi exclusivamente de pasto marino (Zostera spp.) (Kramer, 1976; Ganter, 2000; Moore
et al., 2004; Ward et al., 2005). A falta de este recurso pueden alimentarse de la vegetación de maris-
mas (Einarsen, 1965; Burger et al., 1983; Reed et al., 1998; Ganter, 2000; Moore et al., 2004; Ward et al.,
2005) e incluso de lechuga de mar (Ulvaspp.) (Llinas, 1998). Los cambios en la abundancia y disponibi-
lidad de los mantos de pasto marino afectan la distribución del ganso de collar en sus zonas de paso
migratorio e invernación (Kramer, 1976; Mather et al., 1998; Reed et al., 1998; Ganter, 2000; Moore et
al., 2004). Además, una limitante adicional es la accesibilidad de los mantos, ya que el ganso de collar
solo puede acceder a las plantas en marea baja o en aguas poco profundas, puesto que no bucea
(Einarsen, 1965; Reed et al., 1998; Mather et al., 1998; Ganter, 2000; Moore et al., 2004). La importancia
del marino pasto para la alimentación de esta especie y el alto número de gansos harían suponer que
los gansos tienen un efecto importante sobre los mantos, sin embargo, se ha observado que el pasto
presenta un alto potencial regenerativo, por lo que independientemente del nivel de utilización por la
branta, el pasto marino puede regenerarse satisfactoriamente para la estación siguiente (Reed et al.,
1998; Ganter, 2000; Moore et al., 2004).
La branta de collar se reproduce en el ártico e inverna a lo largo de la costa de América del Norte,
desde el sur de Alaska hasta el noroeste de México (Einarsen, 1965; Bellrose, 1980; Reed et al., 1998).
A partir de la década de los sesenta esta especie modificó su distribución invernal, que originalmen-
te incluía desde las islas Reina Charlotte en Columbia Británica hasta las costas de California en los
EUA, para incluir lagunas costeras más sureñas, como las ubicadas a lo largo de la península de Baja
California (Einarsen, 1965; Reed et al., 1998; Pacific Flyway Council, 2002). El cambio en las áreas de
invernación de esta subespecie se atribuyó principalmente a la modificación de la costa oeste de los
EUA y a la reducción de las densidades de los mantos de pasto marino, su principal recurso alimenticio
(Reed et al., 1998; Pacific Flyway Council, 2002).
Debido a la modificación que sufrió en su distribución invernal y a la disminución de la población,
el USFWS inició censos aéreos anuales de invierno (a mediados de enero) a partir de la década de los
cincuenta, mismos que aún continúan (Pacific Flyway Council, 2002; Malleky Conant, 2007). Éstos han
evidenciado la importancia que revisten las bahías y lagunas costeras de la península de Baja Cali-
fornia para la branta de collar (Pacific Flyway Council, 2002; Conant y King, 2005, 2006). Las lagunas
más importantes son: bahía San Quintín, el complejo lagunar Guerrero Negro-Ojo de Liebre, laguna
San Ignacio y bahía Magdalena (Saunders y Saunders, 1981; Carrera y de la Fuente, 2003). El ganso de
collar utiliza estas lagunas como zonas de invernación y durante sus movimientos migratorios (Reed
et al., 1998). De acuerdo con los censos mencionados el noreste mexicano alberga al 65 % de la po-
blación del ganso de collar, de la cual 81 % utiliza la península de Baja California y el 32 % se presenta
en el complejo lagunar Guerrero Negro y el 18 % en la laguna San Ignacio, lo que representa el 33 %
de la población total (Malleky Wortham, 2008).

150 ECOLOGÍA Y MANEJO DE FAUNA SILVESTRE EN MÉXICO


En cuanto al hábitat de la branta de collar en México, la preferencia por el uso se relaciona con la
presencia de mantos de pasto marino, alimento básico en el invierno, además de la protección natural
que ofrecen los cuerpos de agua por la ausencia de cacería y por la presencia de bajos que favore-
cen el acceso a su fuente de alimento, así como por la reducida perturbación humana al encontrarse
dentro de la Reserva de la Biósfera del Vizcaíno (Reed et al., 1998; Ganter, 2000; Santa María Gallegos
et al., 2001; Moore et al., 2004; Ward et al., 2005; Schamber et al., 2007). Está documentado que las
zonas del noroeste mexicano fueron ganando importancia para la invernación del ganso de collar a
partir de la década de 1960, en estrecha relación con una notoria disminución de los mantos de pas-
tos en la zona de California (Reed et al., 1998; Pacific Flyway Council, 2002; Ward et al., 2005). Aun-
que actualmente no se han documentado pérdidas masivas de los mantos en el Pacífico mexicano, el
ganso de collar está experimentando un cambio en su distribución y dimensión de su ruta migratoria
donde aparentemente la importancia de las lagunas peninsulares ha ido a la baja, lo que probablemen-
te se relaciona con cambios en las condiciones ambientales, las cuales influencian la abundancia y
disponibilidad de pasto marino (Ward et al. 2005). Los mismos autores mencionan que la distribución
del ganso de collar del Pacífico ha cambiado hacia el norte, de áreas de temperaturas bajas a áreas
sub-árticas en los últimos 42 años. Actualmente Ward (comunicación personal) menciona que el 30 %
de la población de esta especie ahora inverna en Alaska (aproximadamente 40 000 aves), y menciona
que este incremento coincide con un aumento general de las temperaturas en el Pacífico Norte y en
el mar de Bering. Aparentemente la fluctuación de la población que inverna en Alaska está relacionada
con la Oscilación Decadal del Pacífico, durante la fase positiva (condiciones cálidas) hay un incremento
en el número de gansos que invernan en Alaska y disminuye en la fase negativa (condiciones frías).
Estos autores mencionan que la presencia de vientos favorables para la migración antes del invierno
es el factor clave para que el ganso de collar realice su migración o permanezca en Alaska, por lo que
el número de gansos que inverna en Alaska está asociada a las condiciones climáticas prevalecientes
(Ward et al., 2009). Por ejemplo para el Pacífico norte se ha demostrado que durante los últimos 20
años ha habido un aumento en las temperaturas superficiales del mar y en su nivel medio, y recientes
valoraciones del pasto marino en las áreas de invernación del ganso de collar han revelado un declive
paulatino de estos mantos entre 1980 y 2000 (Ward et al., 2005). Los cambios también pueden ocurrir
de una manera local, sobre todo cuando las actividades humanas influyen, por ejemplo, en una área
importante para el ganso de collar en Washington las actividades de cultivo de ostras se correlacio-
naron negativamente con la superficie de los mantos de pasto marino mostrando una clara reducción
en su abundancia, lo que aparentemente ocasionó una disminución significativa en el uso por parte
de los gansos (Wilson y Atkinson, 1995). En años cálidos, cuando la calidad y cantidad de pasto dismi-
nuye, estas aves pueden ser observadas en lagunas ubicadas al sur de sus sitios habituales de inver-
nación alimentándose de lechuga de mar, como en la Ensenada de La Paz (Reed et al., 1998; Ganter,
2000; Llinas, 1998). Lo anterior pone de manifiesto la importancia de estudiar la dinámica poblacional
del pasto marino para así poderla relacionar con los patrones de distribución de la branta de collar.

PATOS Y GANSOS DE MÉXICO 151


Situación actual de la población
En Estados Unidos anualmente establecen las regulaciones para la cacería basadas en la situación ac-
tual que guardan las poblaciones de aves acuáticas. De acuerdo al reporte del USFWS (2009) la población
reproductora de patos y gansos se mantiene estable en lo general con algunas excepciones. Indudable-
mente, lo que sucede en las áreas de reproducción en términos de población es el resultado de las po-
blaciones que invernan en México. El reporte publicado por el USFWS informa que la estimación de patos
reproductores en las áreas de estudio tradicionales de EUA y Canadá en el 2009 fue de 42 004 800 patos,
mientras que la población del ganso canadiense fue de 5 377 300 gansos; para el ganso nevado de Ross
fue de 5 423 200 gansos; para el ganso frente blanca 1 288 400 gansos; para el ganso emperador fue de
91 900 gansos; para la branta negra fue de 314 900 y finalmente para el cisne de la tundra 205 400 cisnes.
En el periodo de 1961 al 2000, Pérez Arteaga y Gastón (2004) reportan el estatus y tendencias pobla-
cionales de las aves acuáticas en México. Los autores mencionan que desde finales de 1940 el USFWS
y el gobierno federal de México llevan a cabo el monitoreo aéreo de mediados de invierno en determi-
nados humedales del territorio mexicano. Este conteo se realiza en cuatro regiones que incluyen, los
humedales del interior (Norte y Centro), la costa sur del Pacífico, la costa del Golfo de México, y la costa
norte del Pacífico. El análisis reportado incluye 20 especies de patos y cuatro especies de gansos. El
promedio anual de patos en el periodo de 1961 al 2000 fue de 2 118 405 mientras que de gansos fue de
241 744 para el mismo periodo. Sin embargo, la tendencia a corto plazo considerando el periodo de 1981
al 2000, muestra un ligero incremento con un promedio anual de patos de 2 211 419 y 260 481 gansos.
La suma de las poblaciones de patos y gansos en el periodo comprendido de 1961 al 2000 da un total
anual promedio de 2 360 149 aves acuáticas en México, alcanzando un máximo de 3 825 500 patos en
1982, y un máximo de 379 500 gansos en 1973 (Pérez Arteaga y Gastón, 2004).
Los humedales prioritarios en México han sido definidos y categorizados considerando, entre otros,
el criterio de abundancia de aves acuáticas. Esta prioridad ha sido asignada por organizaciones no
gubernamentales como Ducks Unlimited de México, A.C. en ocasiones en colaboración con el gobier-
no federal mexicano y la participación de agencias internacionales involucradas en la conservación
de humedales como el USFWS y el North American Wetlands Conservation Act (NAWCA). Con funda-
mento en esta categorización, los humedales son monitoreados sistemáticamente para conocer la
abundancia de las aves acuáticas que arriban a México a mediados del invierno. Sin embargo, existen
humedales que aunque no son considerados como prioritarios, representan en su totalidad una parte
significativa en la población de aves acuáticas que invernan en territorio mexicano. Una lista de estos
humedales es reportada por Pérez Arteaga et al., (2002) quienes proporcionan información sobre la
abundancia de aves acuáticas observadas en el periodo de 1991 a 1997 para cada uno de estos hume-
dales, los cuáles no habían sido designados como sitios que calificaran como humedales de importan-
cia internacional para la Convención Ramsar.
Independientemente de los monitoreos coordinados por el USFWS y su contraparte en México, al-
gunas especies en particular son estudiadas y monitoreadas como resultado de proyectos de inves-

152 ECOLOGÍA Y MANEJO DE FAUNA SILVESTRE EN MÉXICO


tigación de diferentes instituciones, tanto nacionales como extranjeras. Tal es el caso del monitoreo
que lleva a cabo la Universidad de Baja California Sur (Martínez Cedillo, 2009), quien documenta que el
ganso de collar inicia su arribo en la península de la Baja California en el mes de octubre. En el com-
plejo lagunar Guerrero Negro, el mayor número de aves se observa en noviembre-diciembre con 45 440
brantas, con una estabilización hacia el mes de enero de 37 862, para reducirse a menos de 1 000 aves
en mayo. En la laguna San Ignacio, el ganso de collar presenta su mayor abundancia en noviembre con
poco más de 28 000 aves. A partir de diciembre, la afluencia fue en constante disminución, aunque en
marzo se observó un ligero repunte hacia las 8 516 aves. El ganso de collar estuvo ausente de entre
mayo y septiembre. La laguna de Ojo de Liebre es el sitio de mayor importancia para esta especie
(Martínez Cedillo, 2009) con 108 743 gansos, seguida de Guerrero Negro con 27 274 gansos. La mayor
abundancia se registró en noviembre con una tendencia a disminuir conforme transcurrió la tempora-
da de permanencia. Martínez Cedillo (2009) menciona que el número de gansos de collar invernando
en el complejo Guerrero Negro y en la laguna San Ignacio coincide con los registros provenientes de
los censos aéreos realizados anualmente por el USFWS (Pacific Flyway Council, 2002; Carrera y de la
Fuente, 2003; Malleky Conant, 2007); de estas dos lagunas el complejo Guerrero Negro fue la más im-
portante numéricamente, de hecho esta laguna ha sido señalada como el sitio de mayor importancia
para estas aves, con un promedio del 36 % de la población invernante en la península de Baja Cali-
fornia, mientras que San Ignacio alberga el 18 %. En ambas zonas inverna aproximadamente el 33 %
de la población total de la branta de collar (Pacific Flyway Council, 2002; Carrera y de la Fuente, 2003;
Conanty King, 2005; Conanty King, 2006; Malleky Conant, 2007; Martínez Cedillo, 2009).

Figura 7.3. El pato de collar (Anas plathyrhyn-


chos) es una de las especies más abundantes de
patos en Norteamérica, su estatus poblacional
es superior a 11 millones de individuos. Sus áreas
de invernación abarcan desde Alaska, costa del
Pacífico, todos los Estados Unidos, hasta el nor-
te de México y ocasionalmente más al sur.
El lago de Cuitzeo, en Michoacán, es seguramente uno de los humedales de mayor importancia para
las aves acuáticas en la región lacustre de México. Un estudio sobre la abundancia de anátidos en
este lago fue reportado por Aguilar Valdéz (1998) durante la estación invernal 1996-1997 donde se iden-
tificaron 11 especies de las cuales el pato triguero y el pato tepalcate fueron residentes, mientras que
las otras nueve fueron migratorias, con arribazones en tiempos diferentes. Las especies registradas
pertenecen a la subfamilia Anatinae y a la tribu Anatini donde se incluyen las del género Anas como
el pato triguero, pato panadero, pato cucharón, pato triguero y las tres cercetas, la canela, la de alas
azules y la de alas verdes las cuales han sido también registradas en México por varios autores. Tam-
bién fueron inventariadas especies que pertenecen a la tribu Aythyni conocidas como patos bucea-
dores incluyendo al pato cabeza roja, al pato pico anillado y al pato coacoxtle. Finalmente se reportó
una sola especie de la tribu Oxiurini, siendo este el pato tepalcate. La permanencia de las 11 especies
registradas por Aguilar Valdéz (1998) ocurre del mes de octubre al mes de abril, y las densidades de po-
blación mostraron una mayor abundancia para el pato coacoxtle con 2.47 aves/ha de espejo de agua,
seguida del pato pico anillado con 1.0 aves /ha; pato panadero 0.93 aves/ha; pato triguero 0.69 aves/ha;
cerceta alas azules 0.46 aves/ha; pato tepalcate 0.36 aves/ha; pato cabeza roja 0.30 aves/ha; cerceta
de alas verdes 0.26 aves/ha; pato cucharón 0.21 aves/ha; y cerceta canela 0.10 aves/ha.
En la región de El Llano, Aguascalientes, Medina (1996) reportó que la densidad total promedio de
aves acuáticas migratorias fue de 25 aves/ha de espejo de agua y la densidad fue diferente entre los
tipos de humedales estudiados. El mismo autor menciona que empleando una imagen de satélite, se
estimó un total de 3 500 hectáreas de espejo de agua dentro del área de estudio, información que le
permitió con la densidad promedio, estimar una población total de 87 500 aves acuáticas que estuvie-
ron presentes de agosto de 1994 a marzo de 1995, durante la temporada de migración.
La situación de la población de anátidos en la reserva de la biósfera Pantanos de Centla fue do-
cumentada por Córdova Avalos (2002) en un estudio donde determinó las especies de anátidos que
residen y llegan a los Pantanos de Centla en Tabasco, además de estimar los periodos de arribo y
permanencia de las especies tanto residentes como migratorias; determinar la densidad poblacional;
y caracterizar el hábitat utilizado por los anátidos. Los resultados del trabajo crearon controversia en
su momento debido a que el autor reportó haber encontrado solo cinco especies de anátidos de las 22
que se pensaba se encontraban en la época invernal. El autor menciona que esto posiblemente se de-
bió a que se presentó tal cantidad de lluvia en la zona que modificó el hábitat al hacerlo más disponible
en los alrededores a la reserva y señala que nunca se había llevado a cabo un estudio similar. De las
cinco especies observadas, el pato pijije de ala blanca, que es una especie residente, estuvo presente
durante todo el estudio y fue la más abundante (13.3 individuos por hectárea de espejo de agua); el pato
real -también residente- presentó una abundancia alarmante dado que su escaso número sigue siendo
afectado por la cacería ilegal de subsistencia; mientras que la cerceta de alas azules fue la segunda
más abundante durante el estudio (10.3 individuos por hectárea de espejo de agua); la cerceta de alas
verdes permaneció solo por tiempos cortos; y el pato boludo menor estuvo presente eventualmente.

154 ECOLOGÍA Y MANEJO DE FAUNA SILVESTRE EN MÉXICO


Williams (1980) determinó el estatus poblacional y la distribución del pato triguero en México y re-
portó que la especie ocurre de forma continua en 16 estados del altiplano mexicano. Aproximadamente
del 85-90 % de la población se encuentra en el oeste de la planicie central coincidiendo con el área de
reproducción que ocupa comunidades vegetales del semidesierto, así como en asociaciones de pi-
no-encino, mezquite-pastizal, y zonas de vegetación decidua en comunidades semi-tropicales. El pato
triguero ocurre en todas las áreas de su distribución a través del año, donde se mueve localmente
y con patrones estacionales, pero aparentemente no con migraciones regulares de norte a sur. Esta
especie ha mantenido su distribución histórica, no obstante, la pérdida de humedales y el desarrollo
agrícola posiblemente hayan generado la respuesta a su expansión. A principios de mayo y hasta junio
de 1978 se llevó a cabo un censo aéreo donde se reportaron 38 890 adultos los cuales ajustados por
el factor de visibilidad y el error de estimación dieron un total aproximado de 55 500 patos trigueros.
De éstos, el 86 % se encontró en el oeste, el 5 % en la planicie central y el 9 % en el altiplano norte. El
mismo autor calculó una población total de 78 000 aves considerando la población reproductora y la
producción anual. La población del pato mexicano probablemente no ha declinado en las décadas re-
cientes al reporte de Williams (1980) debido posiblemente a la adaptación de la especie que le ha per-
mitido sobrevivir no obstante las alteraciones del ambiente, y concluye el autor que esta especie debe
de estar en la lista de especies amenazadas hasta conocer la tendencia de su población, además de
que debe ser reclasificada taxonómicamente como lo sugieren Mercado et al., (2009).

Dinámica poblacional
El término de abundancia en las aves acuáticas migratorias es de utilidad cuando se quiere conocer
la dinámica de sus poblaciones, para poder inferir las tendencias que tienen a través del tiempo, como
apoyo para llevar a cabo estrategias de conservación. La mayoría de los programas de monitoreo con-
sideran los objetivos de que a corto plazo se identifiquen las áreas que definen los hábitats de mayor
importancia para las aves acuáticas (Howe et al., 1989) y en el largo plazo estimar las variaciones o
tendencias de las poblaciones (Pienkowski, 1991; Villaseñor y Santana, 2003).
La mayoría de las poblaciones reproductoras de patos y gansos en los Estados Unidos y Canadá
se han mantenido en condiciones saludables según los reportes anuales del USFWS. Esta tendencia
se debería reflejar en las poblaciones que invernan en territorio mexicano si las condiciones del hábi-
tat se mantuvieran también saludables. Sin embargo, los humedales mexicanos muestran una degra-
dación constante (Arriaga Cabrera et al., 2000) que afecta las tendencias de las poblaciones de aves
acuáticas que residen o invernan en México.Al respecto, Pérez Arteaga y Gastón (2004) reportan que
como resultado de un estudio donde analizaron la tendencia de la población de 24 especies de aves
acuáticas en México, basados en los reportes anuales del USFWS, encontraron que las poblaciones
en México alcanzaron su máximo en la década de los ochentas y el más bajo en 1997. En el periodo de
1981 al 2000 ocurrió una disminución significativa en el número de patos presentes en México, mien-
tras que los gansos tuvieron un considerable incremento desde 1961 al 2000. Seis especies de patos

PATOS Y GANSOS DE MÉXICO 155


sufrieron disminución significativa, mientras que cuatro especies mostraron un aumento, y de 1981 al
2000, 11 especies se redujeron en número. Los mismos autores recomiendan que el pato cabeza roja,
el pato triguero, el pato golondrino y la branta de collar deberían tener mayor prioridad de conserva-
ción debido a la alta proporción de sus poblaciones en México.
En la península de Baja California, México, se reportan los sitios más importantes para la invernación
del ganso de collar en México (Reed et al., 1998; Pacific Flyway Council, 2002). Las tendencias en los
tamaños de las poblaciones han sido estudiadas en las áreas de reproducción, donde las poblaciones
se encuentran estables, aunque dispersas (Reed et al., 1998) y el acceso a estas áreas es difícil, lo que
ocasiona que las evaluaciones sean costosas (Reed et al., 1998; Pacific Flyway Council, 2002). Por esta
razón diferentes instituciones han fijado su atención en los sitios de paso migratorio e invernación,
debido a que los costos son menores pues las aves como el ganso de collar tienden a concentrarse en
áreas relativamente pequeñas (Pacific Flyway Council, 2002).

Parámetros para la evaluación demográfica


Abundancia
Generalmente, la abundancia relativa se emplea para hacer comparaciones burdas entre especies, lo
que nos lleva a inferir si en determinado tiempo hay o hubo más individuos de una o varias especies
en determinados sitios, pero la abundancia relativa no nos proporciona información sobre el tamaño
real de la población. Por lo tanto, la abundancia tiene un uso limitado cuando se quieren definir tasas
de aprovechamiento ya que para ésto se requiere conocer el tamaño de las poblaciones sujetas a ser
aprovechadas. Para tal propósito, se emplean métodos de estimación de poblaciones (Clemente y Ta-
rango, 2007) que se aplican bajo un plan de muestreo determinado, lo que sustenta estadísticamente
la estimación de la población de interés donde la densidad de población resulta ser la más relevante
por considerarse el mejor índice de la abundancia.
Con el propósito de conocer la importancia numérica de las aves acuáticas presentes en la región
de El Llano, Aguascalientes, México, Medina (1996) llevó a cabo un estudio donde determinó la abun-
dancia relativa y estimó la densidad de aves por unidad de superficie para cada una de las especies
observadas. De las 16 especies registradas para el área de estudio, las más abundantes fueron la
cerceta de alas verdes (7.45 aves/ha) seguida por el pato triguero (5.71 aves/ha), el pato cucharón
(5.08 aves/ha) y el pato panadero (2.03 aves/ha). La densidad de población de las aves acuáticas fue
estudiada en diferentes tipos de humedales (bordos, aguajes, represas, presas y lagunas) que se en-
cuentran en la región, reportándose los mayores promedios de densidades por especie dentro de los
aguajes con 5.416 aves/ha, y dentro de los bordos con 2.48 aves/ha.
En la laguna San Ignacio, en Baja California Sur, se han llevado a cabo estudios sobre la distribución
espacio-temporal de los anátidos(Vázquez Camacho, 2010) así como en otras especies de importancia,
como el ganso de collar o branta negra de la península de Baja California, México. Estos estudios han
incrementado conocimiento sobre la distribución del ganso de collar en Guerrero Negro y la laguna

156 ECOLOGÍA Y MANEJO DE FAUNA SILVESTRE EN MÉXICO


San Ignacio, lo que ha contribuido en el desarrollo de un plan de monitoreo de las especies (Martínez
Cedillo, 2009). Estos autores reportan que el complejo lagunar Guerrero Negro-Ojo de Liebre-Exporta-
dora de Sal y laguna San Ignacio albergan respectivamente al 31 % y 28 % de la población invernante
del ganso de collar en México. Pese a su importancia en estas zonas, no existen estudios sobre la dis-
tribución espacio-temporal del ganso de collar, por lo que en este trabajo se determinó la abundancia
espacio-temporal de esta especie. Las áreas fueron divididas en 45 y 14 secciones respectivamente, y
se realizaron censos mensuales en cada sección por un periodo de un año (Guerrero Negro 2006-07 y
San Ignacio 2007-08), en los cuales se registraron las abundancias por zona. El ganso de collar arribó
masivamente a las lagunas entre fines de octubre y principios de noviembre, a partir de diciembre
se registró una constante disminución para prácticamente abandonar las áreas en mayo. La mayor
abundancia en Guerrero Negro se registró en diciembre (45 440 aves) y en San Ignacio en noviembre
(28 700 aves). El arribo de los gansos aparentemente se relacionó con la fenología del pasto marino,
su fuente principal de alimento. La abundancia en Guerrero Negro y San Ignacio sugiere que las aves
hacen mayor uso de estas lagunas durante el tiempo de invernación, pues los mayores números se
observaron en otoño para San Ignacio y en invierno para Guerrero Negro, mientras que bahía San
Quintín además fue usada durante la primavera. El complejo Guerrero Negro-Ojo de Liebre definió el
comportamiento de las abundancias debido a su mayor tamaño, sus profusas zonas de bajos y al
desfase en el nivel de marea haciendo más accesible la disponibilidad de pasto marino. En San Ignacio
la mayor concentración de branta se encontró en la porción sudeste, lo que está relacionado con la
fisiografía del lugar y abundancia de alimento.

Proporción de sexos
La sobrevivencia de hembras de pato golondrino que invernaron en los humedales de la costa de
Sinaloa durante la temporada 1991-1992 se monitoreó mediante el uso de telemetría. Se rastrearon 57
hembras provistas de radio transmisores durante un periodo de 150 días en los meses de octubre a
marzo, estimándose una tasa de sobrevivencia del 95.45 % con una muerte registrada por actividad
cinegética. La elevada tasa de sobrevivencia de las hembras por clase de edad y grupos de índice de
condición se debió a la influencia que tuvo la corriente de El Niño en la disponibilidad de hábitats y
a la buena calidad de los mismos en los humedales de la costa de Sinaloa (Martínez Morales, 1993).

Cosecha, manejo y tasa de aprovechamiento


Históricamente, la magnitud del aprovechamiento cinegético de las aves acuáticas migratorias en Mé-
xico parece no impactar las poblaciones que migran hacia México para pasar el invierno. Sin embargo,
no se conoce el efecto que la caza tiene sobre las poblaciones que se reproducen en territorio mexi-
cano, no obstante que estas especies son consideradas en la NOM-059 para su protección.
Para el año 2002, el Comité Técnico Consultivo para la Conservación, Manejo y Aprovechamiento
Sustentable de las Aves Acuáticas y su Hábitat en México recomendó a la DGVS una tasa de aprove-

PATOS Y GANSOS DE MÉXICO 157


chamiento de 750 000 aves acuáticas, para ser distribuida por regiones dentro de las Unidades de Ma-
nejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) autorizadas para llevar a cabo el aprovechamiento
cinegético de patos y gansos, tasa que representa menos del 1 % de la población total de otoño que se
estima en 100 millones de aves; en contraste con los 15 millones (15 %) que se cazan anualmente en los
Estados Unidos y alrededor de 4 millones (4 %) que se cazan en Canadá. En años anteriores, la cosecha
en México se estimaba en base a una cuota global tratando de establecer criterios por región y especie
de acuerdo a la situación prevaleciente en las áreas de reproducción en los Estados Unidos y Canadá.
No obstante que en México se incluye en la Ley General de Vida Silvestre un modelo para el moni-
toreo de la cacería, obteniendo información sobre las aves acuáticas cazadas a través de los informes
de aprovechamiento, que por ley deben presentar anualmente las UMAs respectivas, la información
hasta el momento no es analizada ni publicada a fin de conocer la magnitud y la tendencia de la cace-
ría en México. Resulta necesario incluir en esta Ley un artículo donde la autoridad competente sea la
responsable del análisis y publicación de la información recabada a través de las UMAs, no solo en lo
concerniente a la magnitud de la cosecha y sus características, sino a su economía, la generación de
empleos, e ingresos a la federación por concepto del pago de derechos.
En un estudio realizado por Medina (1996) en Aguascalientes, México, se reportan los resultados de
una encuesta que se aplicó a cazadores dentro de la región de El Llano. La edad promedio de los caza-
dores fue de 42 años los cuales acostumbran cada temporada salir en grupos de 4 a 6 cazadores y que
solo realizaban la cacería durante 10 días en toda la temporada que dura 4 meses. Los encuestados
reportaron que el éxito de la cacería en promedio iba de 1 a 5 aves por día por cazador y solo el 26 % de
los cazadores lograban cazar de 6 a 10 aves por día. El 60 % de los encuestados informó haber cazado
durante toda la temporada de 10 a 20 aves por cazador, y otro 27 % logró cazar de 21 a 30 aves. Solo
un cazador de los entrevistados reportó haber cazado un total de 120 patos durante la temporada de
caza 1994-1995. En este mismo estudio, el autor reporta que las especies más cazadas fueron el pato
triguero, las cercetas de alas azules y la cerceta de alas verdes, el pato cucharón, el pato golondrino,
y la cerceta canela. El 100 % de los cazadores reportó haber utilizado los “bordos” para cazar ya que
estos les presentan mayor oportunidad de esconderse. Para gran parte de México el tipo de cacería se
encuentra bajo las características mencionadas en el párrafo anterior, sin embargo, en zonas ubicadas
en Sinaloa, Tamaulipas, Estado de México y Yucatán, el número de aves cazadas por cazador sobrepasa
los 100 individuos por día por cazador, mientras que en otros estados como Michoacán, Nayarit y Jalisco
los niveles son entre 30 y 50 aves por cazador por día.
Un análisis relevante que provee una idea de la importancia económica de los vertebrados silves-
tres en México fue reportado por Pérez Gil et al., (1995) quienes proporcionaron información sobre el
aprovechamiento de aves acuáticas e indicaron que éstas se encuentran en segundo lugar de prefe-
rencia de caza después del venado. Para 1965 la cacería de patos produjo una derrama entre los 27 y
54 pesos actuales por cada pato cazado (se habla de pesos actuales después de que fueron reduci-
dos tres dígitos al valor de los productos en México), generados por la venta de servicios e insumos

158 ECOLOGÍA Y MANEJO DE FAUNA SILVESTRE EN MÉXICO


asociados a la cacería. En este mismo estudio se reporta también que el valor de cada pato que se
vendía en la ciudad de México era de $1.63 pesos. Hacia 1970, la cacería de patos en la región del Ler-
ma duraba cuatro meses, y dejaba una derrama a los ejidatarios de $ 184 000 pesos actuales por la
venta de 100 puestos de cacería, donde solo se permitía cazar los domingos. Adicional a esta derrama
económica, los cazadores realizaban gastos por temporada del orden de los $157,151 pesos, lo que sig-
nificaba que los campesinos recibían por temporada un total de $ 341 323 pesos actuales, además del
gasto de cartuchos, equipo, transporte y alimentación.
Treviño (1987) reporta que en México se estima que la cacería de patos y gansos genera una derra-
ma económica superior a los 12 millones de pesos por cazadores nacionales; mientras que la derrama
por los cazadores extranjeros produce cinco millones de dólares anuales. Esta economía incluye las
ganancias de los organizadores cinegéticos, campesinos y técnicos, incluyendo la prestación de ser-
vicios a extranjeros. El mismo autor menciona que el número de cazadores de aves acuáticas en Mé-
xico se estima en 10 000 cazadores, de los cuales la mitad son extranjeros. Un cazador extranjero en
México dedica solo tres días para cazar por temporada, mientras que los nacionales o residentes dedi-
can el doble de días por temporada. Treviño (1987) hace una extrapolación y reporta que son 30 000 los
días-cazador y que éstos cazan legalmente un total de 300,000 aves (patos y gansos) al año. El autor
reporta además que la caza ilegal de aves acuáticas se estima en cuando menos dos a tres veces la
cacería legal, por lo cual el número total de aves acuáticas que se cazan anualmente en México es del
orden de un millón de patos y gansos.
Pérez Gil et al., (1995) reportan que los estados con mayora provechamiento cinegético de patos y
gansos son en orden de importancia Sinaloa, Chihuahua, Yucatán, Estado de México y Tamaulipas. En
el estado de Sinaloa se estima que se aprovechó el 40 % de las aves cazadas en México en la tem-
porada 1989-1990. En las temporadas de caza comprendidas entre 1988 y 1993, la cacería de patos y
gansos generó el 11 % de los impuestos de cacería, y el 9.6 % del total de permisos de caza. De este
total, el 58 % de los permisos fueron adquiridos por nacionales y el 42 % por extranjeros.

Manejo de hábitat
La investigación sobre las condiciones ecológicas de los humedales mexicanos que son aptos para el
mantenimiento de los anátidos durante el invierno resulta de importancia no solo a nivel nacional sino
a nivel internacional. El rango de amplitud de los anátidos migratorios es complejo ya que requieren
de hábitats aptos desde sus áreas de reproducción hasta los sitios donde invernan, así como en las
áreas ocupadas durante su trayecto. En México existen varias comunidades cuyo principal medio de
subsistencia, además de la agricultura de temporal, consiste en la explotación de las grandes pobla-
ciones de aves acuáticas que arriban a los humedales de México que son de gran valor y que deben
aprovecharse (Arellano y Rojas, 1956).
México ha perdido recursos hidrológicos paulatinamente, tal es el caso de grandes humedales
como el del lago de Texcoco cuyo nivel fue variando en el transcurso de los siglos, así como el del

PATOS Y GANSOS DE MÉXICO 159


lago de Chapala, la laguna de Pátzcuaro y la laguna de Cuitzeo, entre otros. Sin embargo, las con-
diciones prevalecientes en México no son desastrosas, tal vez por el efecto de huracanes frecuen-
tes que se ha dado en los últimos años. Sin embargo, como lo mencionan Arellano y Rojas (1956) no
es posible estar esperanzados a los caprichos de la naturaleza para conservar los humedales de
importancia para las aves acuáticas en México. Actualmente existen humedales que están siendo
drenados como la laguna de Valderrama en Zacatecas para abrir nuevos campos al cultivo y a la ga-
nadería (Clemente y Clapier, 2009). Esta situación es aún frecuente en las lagunas temporales del
altiplano mexicano, lo cual conlleva a la disminución de espejo de agua para el arribo y permanencia
de aves acuáticas. Los mismos habitantes de los pueblos circunvecinos a los lagos contribuyen a la
disminución del nivel de agua de estos humedales. En Pátzcuaro, dicho nivel se ha reducido conside-
rablemente y no se tiene en cuenta el caudal de agua que alimenta al vaso para planear de manera
sustentable la extracción de agua para riego, lo cual trae como consecuencia el abatimiento del nivel
de agua. Lo que sucede en Pátzcuaro está también ocurriendo en otros cuerpos de agua en territorio
mexicano a lo largo de las tres rutas de migración (Pacífico, Centro y Golfo) por donde convergen las
aves acuáticas a México. En este contexto, resulta necesario observar la dinámica de los humedales
de importancia en México y pensar en destinar algunos de los más importantes, por el número de
aves acuáticas, para establecerlos como refugio de estas especies.
El manejo del hábitat donde se encuentran los principales humedales para la invernación de las
aves acuáticas en México presenta características propias de cada región. Así, tenemos que los hu-
medales de la región centro están constituídos por cuerpos de agua artificiales como represas, jagüe-
yes o bordos, y cuerpos de aguas naturales como lagunas temporales, lagos y lagunas permanentes.
Los estados de mayor importancia con este tipo de humedales son Guanajuato, Michoacán, Jalisco,
Chihuahua, Coahuila y Nuevo León. A lo largo de la zona costera de México existen humedales de im-
portancia para la conservación de las aves acuáticas de Norteamérica, donde destacan las lagunas
costeras, marismas, meandros de ríos y petenes. Los estados de mayor importancia con estos hume-
dales son Baja California Sur, Baja California, Sinaloa, Nayarit, Tamaulipas y Yucatán, además de los de
Chiapas y Campeche (Arellano y Rojas, 1956).
Según el reporte del NAWCA(2002) en el bienio 2000-2001 se otorgó apoyo económico a México para
la implementación de proyectos dirigidos al manejo y conservación de sus humedales. En el Cuadro
7.3 se presenta una lista de los proyectos más relevantes con información de dónde y cuándo fueron
aprobados. La conducción de estos proyectos representa una muestra del esfuerzo realizado por el
North American Wetlands Conservation Act en México, con un total de 122 852.8 hectáreas que fueron
restauradas o mejoradas en diferentes humedales, distribuidos tanto en las zonas costeras como en
el interior de México (NAWCA, 2002).
El humedal formado por la laguna manantial de La Media Luna, ubicado en el municipio de Rioverde,
SLP, los canales que ahí surgen y otra serie de lagunas, forman por sí mismos un ecosistema propio de
tipo cerrado rico en biodiversidad y endemismos que han estado sujetos a fuertes presiones turísticas

160 ECOLOGÍA Y MANEJO DE FAUNA SILVESTRE EN MÉXICO


Cuadro 7.3. Relación de proyectos de importancia en el manejo y conservación de los humedales en México apoyados por el
NAWCA durante el bienio 2000-2001.

Fecha de
Título del proyecto Entidad
aprobación
Aguascalientes, Guanajuato,
Inventario y clasificación de los humedales críticos
Jalisco, Michoacán, Tamaulipas, Junio 20 2001
en México
Veracruz.
Restauración de tierras agrícolas en los humedales
Baja California Norte Marzo 14 del 2001
de La Mariana y El Indio
Restauración del sistema hidrológico del Manglar de
Campeche Septiembre 13 de 2000
Pantano de Isla Arena
Identificación, clasificación y protección de humeda- Chihuahua, Durango, Nuevo León, Septiembre 15 de 1999
les importantes para el ganso del ártico en México Tamaulipas, Veracruz, Zacatecas
Conservación y manejo integrado de las cuencas
Chiapas Marzo 22 de 2000
de La Sepultura II
Conservación y manejo conjunto de cuencas, La
Chiapas Junio 20 de 2001
Encrucijada III
Conservación y manejo del agua en el Valle de
Coahuila Septiembre 13 de 2000
Cuatrociénegas
Identificación, clasificación y protección de los hume- Durango, Chihuahua, Nuevo León,
Septiembre 15 de 1999
dales importantes para el ganso del ártico en México Tamaulipas, Veracruz, Zacatecas
Protección de los humedales del río Laja Guanajuato Septiembre 13 del 2000
Conservación de los humedales en la reserva de
Quintana Roo Septiembre 13 de 2000
la biosfera Banco Chinchorro
Conservación de los humedales costeros de la bahía
Sinaloa Marzo 14 del 2001
Santa María
Programa de manejo y rehabilitación de los hume-
Sonora Septiembre 15 de 2000
dales de Tobari
Restauración de la ciénega de San Bernardino Sonora Marzo 14 de 2001
Manejo y conservación de los humedales del delta
Tamaulipas Junio 20 de 2001
del río San Fernando y Laguna Madre
Restauración y manejo de los humedales en la reser-
Tamaulipas Junio 20 de 2001
va privada Los Ébanos
Restauración, mejoramiento y desarrollo sustentable
Tamaulipas Marzo 14 de 2001
de los humedales de La Laguna II
Programa para restaurar la cobertura vegetal de la
Yucatán Septiembre 13 de 2000
reserva de El Palmar
Restauración de hábitats naturales dentro de la re- Marzo 22 de 2000 y
serva estatal Dzilam y la reserva de la biosfera Rio Yucatán junio 20 de 2001
Lagartos

por lo que algunas de sus condiciones se han ido degradando. En el lugar destaca una gran variedad
de aves acuáticas y ribereñas, donde con la finalidad de incrementar y actualizar el conocimiento de
este ecosistema, particularizando en su ornitofauna, se llevaron a cabo sesiones periódicas de moni-
toreo de las aves en el periodo de noviembre 1996 a mayo de 1997, mediante observación directa, una

PATOS Y GANSOS DE MÉXICO 161


caracterización general del ecosistema con consideraciones para sectorización de los canales, vege-
tación ribereña y acuática, y gradientes de profundidad utilizando un diseño de muestreo sistemático;
encuestas al público usuario, y análisis químico del agua. Para la vegetación ribereña se encontraron
11 comunidades o asociaciones de las cuales nueve fueron representantes de la vegetación típica na-
tiva. La vegetación acuática estuvo representada por el fragante lirio de agua (Ninphaeaodorata) con
una gran cobertura en los sitios sin disturbio y muy escasa o nula en los sitios con impacto del público
visitante. Se identificaron en el área 24 especies de aves acuáticas o ribereñas pertenecientes a seis
grupos funcionales, distribuidas en nueve órdenes y 16 familias. Ocho de las especies correspondieron
a nuevos registros para el área de estudio. El análisis de correlación canónica mostró que la influen-
cia del público visitante es negativa y afecta principalmente la presencia, ubicación y actividad de las
aves. Se encontró contaminación por plomo ocasionada por buzos. Las políticas de manejo han sido
de controversia por su mal enfoque, ante lo cual se proponen algunas estrategias como restricciones
en el uso de algunos sectores, y en el caso de los buzos, usar lastre de plomo recubierto o algún otro
material no contaminante (Palacio Núñez, 1997).
Una descripción detallada de la distribución espacial de las especies de anátidos en el lago de
Cuitzeo, en el estado de Michoacán, fue reportada por Aguilar Valdéz (1998), quien encontró una co-
rrelación positiva entre el pato golondrino con la cerceta de alas verdes y el pato cucharón; mientras
que la cerceta de alas azules se correlacionó positivamente con la cerceta canela, lo que indica que
estas especies tienen requerimientos de hábitat semejantes. El pato pico anillado se relacionó posi-
tivamente con la cerceta canela aunque la correlación no fue tan alta; la cerceta de alas verdes se
correlacionó positivamente con el pato cucharón; la cerceta de alas azules con el pato coacoxtle; el
pato cabeza roja con el pato coacoxtle y con el pato tepalcate. La autora reporta que es interesante
el hecho de no haber encontrado correlaciones negativas altas, lo que biológicamente indica que no
existió competencia significativa entre las 11 especies de anátidos registrados en el lago, de lo que se
infiere que aún cuando el lago no fuera el hábitat óptimo para las especies sí proporciona al menos
los requerimientos suficientes para el número de especies y densidades encontradas. En este mis-
mo trabajo se estudió la correlación de los componentes del hábitat y se encontró una tendencia de
correlación negativa con el coeficiente de absorción de sodio en las especies pato pico anillado, pato
triguero y pato cabeza roja, mientras que la cobertura tendió a correlacionarse positivamente con el
pato pico anillado y el pato cabeza roja que se alimentan principalmente de material vegetal. La va-
riable de profundidad tendió a correlacionarse positivamente con el pato pico anillado que es una de
las especies zambullidoras que por su hábito de alimentación requiere de profundidad suficiente para
sumergirse. El pato triguero se le encontró asociado a las áreas de mayor cobertura, la cual requiere
de profundidad mínima para su desarrollo, y la cerceta canela se presentó en las partes menos pro-
fundas. El pato cucharón mostró también una tendencia de correlación con la concentración de Ca y
Mg, aunque en este caso fue la más baja.

162 ECOLOGÍA Y MANEJO DE FAUNA SILVESTRE EN MÉXICO


Manejo de Humedales
El manejo de hábitat en México ha sido utilizado en esta última década como una herramienta para con-
tribuir con la conservación de la fauna silvestre y, en particular, con las poblaciones de aves acuáticas
tanto residentes como migratorias. Dentro de estos esfuerzos destaca la formación de nuevas áreas
naturales protegidas como un sistema nacional que administra el gobierno federal a través de la Co-
misión Nacional de Áreas Naturales Protegidas la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales.
La infraestructura hidráulica en la región de El Llano, Aguascalientes, es de gran importancia por su
extensión, favoreciendo la disponibilidad de hábitat para las aves acuáticas. El manejo y conservación
de estos hábitats se ha dado como consecuencia de la actividad agrícola y pecuaria característica de
esta región, donde se han construido alrededor de 500 cuerpos de agua del tipo de bordos y represas
con aguas superficiales. El desarrollo agrícola en esta región ha motivado la creación de infraestructura
de irrigación que favorece la conservación de especies residentes como el pato triguero (Medina, 1996).
En la península de la Baja California, el grupo empresarial Exportadora de Sal, S.A. transformó hace
poco más de 50 años sitios ocupados principalmente por planicies lodosas y salitrales sujetos a inun-
daciones esporádicas (Nelson, 1921 citado por Kramer y Migoya, 1989) en un sistema de 33 000 hec-
táreas para la producción de sal. Diferentes estudios confirman que las áreas conforman un hábitat
modificado utilizado por elevado número de aves residentes y migratorias, incluido el ganso de collar
(Carmona y Danemann, 1998). La batimetría de laguna Ojo de Liebre es muy irregular, con una gran
cantidad de bajos e islas planas que se cubren y descubren periódicamente con los movimientos de
marea. Los canales de Ojo de Liebre tienen profundidades de hasta 20 m (Salinas Zavala et al., 1991;
Álvarez y Granados, 1992). El sistema lagunar San Ignacio es una laguna costera que ocupa una super-
ficie de 27 846 ha. Presenta una profundidad de 2 a 4 m en la mayor parte de su extensión, alcanzan-
do hasta los 26 m en los canales que la comunican con el océano Pacífico. Dos brazos se separan a
partir de la zona baja de la laguna: uno hacia el norte, que es el cuerpo de agua principal y otro hacia
el sudeste, que contiene amplias extensiones de manglar y canales poco profundos. La costa de la
laguna está representada por playas arenosas, bajos lodosos, manglares y parches de costa roco-
sa. Dentro de la península de Baja California el pasto marino se localiza en lagunas y zonas costeras
semiprotegidas desde Ensenada hasta bahía Magdalena (Cabello Pasini et al., 2003; Cabello Pasini et
al., 2004). Por lo anterior, dichas praderas están distribuidas discontinuamente, formando poblaciones
fenotípica y genotípicamente bien diferenciadas (Cabello Pasini et al., 2003). Particularmente, para la
laguna Ojo de Liebre se ha reportado que la mayor cantidad de biomasa se presenta entre septiembre
y noviembre, meses en los que también surge el mayor crecimiento de los brotes, en el caso de San
Ignacio la mayor producción de biomasa se presenta entre septiembre y enero (Cabello Pasini et al.,
2003; Cabello Pasini et al., 2004). Cabello Pasini et al., (2003) mencionan que el pasto marino de Gue-
rrero Negro y San Ignacio es menos ancho y más largo, en comparación con el de zonas más al norte,
debido a que en las áreas de estudio se presentan mayores temperaturas, una mayor irradiación y
menos nutrientes que en zonas septentrionales.

PATOS Y GANSOS DE MÉXICO 163


Existen factores naturales que afectan los hábitats acuáticos como el caso de la enfermedad de ca-
quexia crónica ocurrida en la década de 1930 cuando el patógeno Labyrinthulazosterae afectó el pasto
marino ocasionando una reducción de hasta el 90 % en las poblaciones del Atlántico (Reed et al., 1998;
Ward et al., 2005). En relación a las disminuciones de hábitat causadas por el hombre existen diferentes
actividades que pueden afectar negativamente los hábitats de las aves acuáticas; por ejemplo, los de-
sechos de los campos agrícolas que llegan a las bahías (Reed et al., 1998; Pacific Flyway Council, 2002).
La causa principal que afecta negativamente a los mantos de pasto es la modificación en el sedimento
del fondo marino (Mather et al., 1998). Aunque en el complejo lagunar Guerrero Negro y en la laguna San
Ignacio el desarrollo de la acuacultura es aún incipiente ya se han establecido cinco granjas con a alto
potencial de afectación. Temporalmente la notoria diferencia entre la abundancia de ganso de collar en
octubre y noviembre es un indicativo de la estrategia de la especie en su migración de otoño (Reed et al.,
1998); la cual consiste en formar grades agregaciones en la laguna Izembek, Alaska, y empezar su migra-
ción al sur de manera masiva a mediados de octubre (a Guerrero Negro arriban a partir del 25 de octubre),
el vuelo al sur se realiza a una velocidad promedio de 100 km/h y pueden volar hasta por 54 h continuas,
por lo que la mayoría de las aves realizan un vuelo directo entre Alaska y la península de Baja California
(Reed et al., 1998). Los registros de arribo masivo realizados a Guerrero Negro en San Ignacio entre fines
de octubre e inicios de noviembre confirman esta estrategia. Es probable que dicha estrategia se relacio-
ne con la fenología local de pasto marino (Mather et al., 1998; Moore et al., 2004; Moore y Black, 2006), en
Guerrero Negro el pasto empieza a desprenderse a principios de noviembre (Cabello Pasini et al., 2003),
lo que aparentemente es muy importante pues recurrentemente se observó a los gansos alimentándose
del pasto desprendido que se encuentra flotando en la columna de agua en zonas relativamente profun-
das. En San Ignacio la biomasa de pasto marino incrementa de septiembre a enero (Cabello Pasini et al.,
2003) lo que coincide con el arribo de los gansos; también al igual que en Guerrero Negro se observó una
gran cantidad de pasto flotando en la columna de agua y de pasto varado en el brazo noreste de la lagu-
na, por lo que a la llegada de los gansos en noviembre hay una gran cantidad de alimento disponible en
San Ignacio, tanto del pasto que llega a quedar expuesto por el nivel de marea y por lo tanto accesible a
los gansos, como del pasto que se encuentra flotando en la columna del agua y del pasto varado sobre
la línea de costa. En este contexto, los tiempos que invierte el ganso en su alimentación tanto en Gue-
rrero Negro como en San Ignacio no solo están restringidos al nivel de marea como se ha documentado
en localidades más al norte (Moore et al., 2004). De esta manera, las aves sincronizan su fecha de llegada
a Guerrero Negro y a San Ignacio con el momento del desprendimiento para aprovechar la accesibilidad
al pasto flotante; diferentes registros en la literatura indican que los arribos y la abundancia del ganso
de collar a sus sitios de invernación y de escala en la migración al sur, están relacionados directamen-
te con los picos de abundancia y disponibilidad de pasto marino (Ganter, 2000; Ward et al., 2005). Cabe
mencionar que la cantidad de pasto marino es tan alta que altos volúmenes no son aprovechados por
las brantas, ya que se llegan a cubrir materialmente algunas playas de la porción sur de Ojo de Liebre en
Guerrero Negro y en playas ubicadas en la porción noroeste del brazo norte en San Ignacio.

164 ECOLOGÍA Y MANEJO DE FAUNA SILVESTRE EN MÉXICO


En concordancia con lo anterior, se ha indicado que en los meses posteriores a enero se alcanzan
altas densidades de pasto en sitios ubicados a mayores latitudes, como la Bahía de Humboldt (Wil-
son y Atkinson, 1995; Moore y Black, 2006). Es decir esta especie utiliza una red de zonas para alimen-
tarse y descansar en su migración de primavera, coincidiendo con la mayor abundancia de zostera
de los sitios que forman dicha red (Ganter, 2000; Moore et al., 2004; Ward et al., 2005). Incluso se ha
demostrado que al menos para la bahía de Humboldt existe una relación positiva entre la abundancia
del ganso de collar y la de los mantos de pasto marino, pues conforme avanza la primavera dichos
mantos se reducen en concordancia con la abundancia del ganso (Wilson y Atkinson, 1995; Moore
et al., 2004; Moore y Black, 2006). La migración de primavera es substancialmente diferente a la de
otoño pues consiste en un recorrido gradual a través de distintas lagunas de la porción inferior de la
península de Baja California (bahía Magdalena, San Ignacio y Guerrero Negro), para congregarse en
bahía San Quintín y bahía de Humboldt, donde las aves permanecen hasta finales de marzo cuando
los mantos del pasto marino presentan su mayor abundancia en este último sitio (Wilson y Atkinson,
1995; Moore et al., 2004; Moore y Black, 2006). Posteriormente las aves se dirigen a la laguna Izembek
donde forman grandes agregaciones a principios de mayo, de este último sitio realizan movimientos
hacia sus zonas de reproducción en el norte de Alaska (Reed et al., 1998).

Retos de manejo y conservación


Estudios relacionados con la problemática que guardan los humedales en México han sido conducidos
por iniciativa de los gobiernos estatales para conocer la problemática que afecta su conservación y
las recomendaciones de manejo (Clemente y Clapier, 2009).
Los humedales a nivel mundial son ecosistemas que proporcionan a la sociedad diversos servicios
ambientales y contribuyen en el bienestar social mediante el control de inundaciones; protección con-
tra tormentas; recarga y descarga de acuíferos (aguas subterráneas); control de erosión; retención de
sedimentos y nutrientes; y proporcionan el medio para el desarrollo de la recreación y turismo de di-
versa índole. El agua es un recurso natural fundamental para la vida y la salud, e indispensable en el
desarrollo social, cultural y económico de los seres humanos. Si bien los recursos hídricos son vitales
para nuestra existencia, los humedales juegan un papel fundamental en el ciclo del agua, ofrecen una
gran cantidad de bienes y servicios a la sociedad en general, y son el hábitat de una parte importante
de especies de flora y fauna silvestres que enriquecen la biodiversidad de una nación. Los humedales
de Canadá, Estados Unidos y México son hábitats ocupados por las aves acuáticas durante su repro-
ducción y migración invernal, donde estas aves migratorias son abundantes en todos los embalses con
abastecimiento de agua, pero que sin embargo, los humedales manifiestan un grado considerable de
deterioro debido posiblemente al cambio del uso del suelo y al sobreuso del mismo y de la vegetación
periférica a dichos humedales. Es necesario reconocer la necesidad de implementar principalmente en
México políticas públicas dirigidas a revertir y conservar los humedales costeros y del interior, y de-
terminar los factores que contribuyen al deterioro de los mismos. Con este fundamento, se requiere

PATOS Y GANSOS DE MÉXICO 165


estudiar las características de los humedales prioritarios de México por su valor ecológico y de paisaje
y por formar áreas importantes de recarga acuífera con el propósito de plantear acciones para su con-
servación, restauración y uso sustentable. La contaminación superficial de los humedales y sus aguas
subterráneas es característica en la mayoría de los humedales de México, debida fundamentalmente
a las descargas de contaminantes de distinto origen, como el industrial, el doméstico, el agrícola, y los
provenientes de diversos servicios comunitarios, aunado a la extracción excesiva de agua en zonas
aledañas, dando como resultado el abatimiento considerable de los mantos friáticos. El cambio de uso
del suelo es sin lugar a duda el principal factor que impide la conservación de los humedales en Mé-
xico, lo que está provocando modificaciones que a veces resultan irreversibles en el régimen hidroló-
gico, tanto a nivel local como regional. Por otro lado, en la mayoría de los cuerpos de agua en México
existen conflictos sociales, económicos y políticos a nivel local y regional, donde no solo se comparten
cuencas sino intereses. Dada esta problemática es recomendable adecuar en primera instancia la nor-
matividad relacionada con la conservación y uso de los humedales en México y hacer cumplir la regu-
lación existente a través de programas de monitoreo sobre las condiciones que guardan los humeda-
les prioritarios. Para esto, es recomendable llevar a cabo una consulta pública que conduzca a normar
dichas actividades enfocadas a la conservación y el uso sustentable de los recursos que ofrecen los
humedales. Paralelamente, es recomendable elegir humedales para ser propuestos como nuevos sitios
Ramsar; producir material de difusión de los humedales; llevar a cabo programas de manejo hidráulico y
restauración de humedales para mantener los niveles de agua mínimos requeridos por las especies de
fauna que residen de forma permanente o temporal en el área y para satisfacer las necesidades de los
sistemas productivos establecidos en cada humedal (p. ej. salineras, pesquerías). En este contexto, Mé-
xico comparte la problemática que sufre América Latina y el Caribe en el desarrollo de la conservación
de sus humedales donde a nivel general se caracteriza por una baja disponibilidad natural de agua que
a su vez es heterogénea; alto índice de crecimiento demográfico con elevado número de asentamien-
tos humanos que concentran a la población en zonas urbanas; y un desarrollo económico que ha sido
historicamente establecido en la región centro-norte de México. Bajo este panorama, es recomendable
el establecimiento de planes de explotación del recurso hídrico a mediano y largo plazo; monitoreo de
humedales en términos hídricos; leyes y normas que regulen el uso y prácticas de conservación; ges-
tión eficiente del recurso; y educación en todos los niveles. A nivel local, es necesario el fortalecimiento
de las relaciones entre gobiernos y organizaciones no gubernamentales; acciones prácticas que fun-
damenten una estrategia definida hacia el equilibrio del desarrollo local en beneficio de la sociedad y la
conservación de ecosistemas (Perevochtchikova, 2009; Clemente y Clapier, 2009; Clemente, 2007; Ward
et al., 2005; Pérez Arteaga et al., 2002; Arriaga Cabrera et al., 2000; Saunders et al., 1981; Williams, 1980).

Agradecimientos
Agradecemos al Colegio de Postgraduados, Campus San Luis Potosí; al Departamento de Biología Ma-
rina de la Universidad Autónoma de Baja California Sur; al Departamento de Pesquerías y Biología Ma-

166 ECOLOGÍA Y MANEJO DE FAUNA SILVESTRE EN MÉXICO


rina del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del Instituto Politécnico Nacional; y al Programa
de Conservación de Aves de Pronatura Noroeste A.C., donde trabajan respectivamente los autores, por
permitirles dedicar el tiempo requerido para la elaboración de este capítulo.

Literatura citada

Aguilar Valdéz, B.C. 1998. Hábitat y abundancia de anátidos en el Lago de Cuitzeo, Michoacán. Tesis, Instituto de Recursos Gené-
ticos y Productividad, Programa de Ganadería, Colegio de Postgraduados, Montecillo, Estado de México, México.
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