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Universidad Nacional Experimental

“Francisco de Miranda”
Programa de Ciencias Ambientales
Complejo Académico Los Perozos
U.C.: Gestión Empresarial

Ensayo
La importancia de las empresas para el desarrollo económico y social de un país.

Gabriel Tovar
V.-21.243.158

El desarrollo de un vigoroso sector privado innovador, socialmente responsable e integrado a


los flujos internacionales de comercio e inversión es un elemento crítico para que los países de
América Latina y el Caribe puedan acelerar su crecimiento económico y mejorar sus
condiciones sociales. La creación de empresas dinámicas es uno de los pilares básicos para el
desarrollo del sector privado. Los emprendedores, al desarrollar nuevos negocios para
satisfacer las necesidades de la población, facilitan incrementos de productividad y generan la
mayor parte de los empleos en las economías del siglo XXI.

El papel de los gobiernos es facilitar el desarrollo del sector privado. A través de las políticas
públicas, los gobiernos tienen que crear un ambiente de negocios propicio para que los
emprendedores puedan desarrollar sus actividades y recoger sus beneficios (Kantis et al,
2004), donde es fundamental definir, en función de los objetivos perseguidos (empleo,
inclusión social, creación de riqueza, crecimiento), el tipo de empresas cuyo nacimiento y
desarrollo se desea favorecer.

En los últimos años algunos expertos (Amin et al., 1994) y organizaciones públicas (como la
Comisión de la Unión Europea) se preguntan si mediante la concentración espacial de
inversiones públicas y privadas se pueden impulsar e, incluso, generar procesos de desarrollo
endógeno y autosostenido. Es decir, se plantean la posibilidad de abordar el desarrollo y el
ajuste productivo de las economías locales con políticas de incentivos a la localización de
empresas, sobre todo en las regiones con problemas de crecimiento y cambio estructural.

Esta propuesta surge, principalmente, debido a que las tasas de paro continúan siendo
elevadas y la creación de empleo es insuficiente para absorber la oferta de trabajo,
consecuencia de que los procesos de reestructuración productiva y de mejora de la
competitividad territorial se desarrollan con lentitud.

En favor de las políticas de concentración espacial de las inversiones se argumenta que la


política de polos de desarrollo podría ser viable en el momento actual, debido a que las
grandes empresas están adoptando formas de organización más flexibles, que favorecen la
integración de las unidades de empresas externas en los sistemas productivos locales y a las
empresas emprendedoras. Además, la convergencia entre las estrategias territoriales de las
grandes empresas en búsqueda de ventajas competitivas y las estrategias de desarrollo de los
gobiernos locales genera sinergia y cooperación, lo que permitiría mejorar la competitividad
de las economías locales (Vázquez, 1997).

Los sistemas productivos locales son, pues, los referentes territoriales o unidades en los que
las economías de producción dentro de las empresas se funden con las economías externas
locales Así pues, junto a las relaciones económicas y técnicas de producción resultan
esenciales para el desarrollo económico local las relaciones sociales y el fomento de la cultura
emprendedora, la formación de redes asociativas entre actores locales y la construcción de lo
que hoy denominamos “capital social” (Kliksberg y Tomassini, 2000).

En otros términos, sean los sistemas de pequeñas empresas industriales y de servicios, y no las
grandes empresas, los más adecuados para crear empleo, las empresas externas innovadoras
son un factor catalizador del desarrollo y, por lo tanto, permitirían acelerar la dinámica
productiva y espacial de un país.

En resumen, el interés de las empresas por los territorios con activos y recursos específicos,
incluso de las áreas menos desarrolladas, se ha reforzado en las últimas décadas. La cuestión,
por lo tanto, reside en redefinir la política de desarrollo endógeno en términos de las
estrategias de las empresas y de las organizaciones territoriales locales. Esta oportunidad de
desarrollo reposa en la planificación de los gobiernos, tanto para el beneficio prospero para el
mercado como en el impulso de emprendedores que aprovechen los pocos recursos disponible
de cada país.

La elaboración de una estrategia territorial de desarrollo económico local, consensuada por los
principales actores locales, tiene como objetivos estratégicos fundamentales la mejor
utilización de los recursos endógenos y la diversificación de la base productiva local
(Alburquerque, 2004), mediante la incorporación de innovaciones basadas en la calidad y
diferenciación de los productos y procesos productivos; la incorporación de innovaciones de
gestión, y la introducción de las necesarias adaptaciones sociales e institucionales.

Una política pública global de fomento a la creación de empresas y al mejoramiento


productivo debería comprender acciones en la universidad. Acciones dirigidas a promover la
motivación y la capacidad empresariales por medio de la educación profesional (Kantis et al,
2002). Puesto a que la capacitación de recursos humanos según los requerimientos de
innovación del sistema productivo local son parte fundamental de esta estrategia promotora
del desarrollo soberano de un país.

BIBLIOGRAFIA
Alburquerque Llorens, F. (2004). Desarrollo económico local y descentralización en América
Latina. Revista de la CEPAL. Vol 82, pp157-171
Amin, A., Bradley, D., Howells, J., Tomaney, J., Gentle, C. (1994): "Regional incentives and the
quality of mobile investment in the less favoured regions of the EC", Progress in
Planning, 41 (1).

Kantis, H., Angelelli, P., & Moori, V. (2004). Desarrollo emprendedor. América Latina y la
experiencia internacional, 35-198.
Kantis, H., Ishida, M., & Komori, M. (2002). Empresarialidad en economías emergentes:
Creación y desarrollo de nuevas empresas en América Latina y el Este de Asia. Inter-
American Development Bank.
Vázquez Barquero, A. (1997). Gran empresa y desarrollo endógeno: La convergencia
estratégica de las empresas y territorios ante el desafío de la competencia. EURE
(Santiago), 23(70), 5-18.

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