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2. Como soy libre para elegir y por ello responsable, para no tener que responder, es
mejor no elegir.
Pero el joven, que conoce bien a sus padres, aprovechando una situación favorable, trata
de persuadirlos nuevamente y les vuelve a plantear el tema del permiso. Esta vez, nuestro joven
adolescente, se ha salido con la suya: ha conseguido el permiso correspondiente para asistir a la
fiesta. ¡Qué alegría!, exclama el joven. Sin embargo, paralelamente al permiso, los padres le
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advierten un PERO, es decir, el joven irá, pero deberá cumplir unos requisitos mínimos, como
son: cumplir con la hora impuesta para su regreso, comportarse a la altura de un joven educado,
no hacer desarreglos ni desórdenes, respetar y hacerse respetar, etc. Este hecho podría
complicarse para Marco Aurelio, si la fiesta empieza tarde y, más aún, sabiendo de antemano que
si falla al compromiso, perderá la confianza de sus padres y, en consecuencia, no podrá asistir a
fiestas en otras oportunidades. Hasta aquí parece que el joven no toma sus propias decisiones.
Una vez obtenido el permiso, el joven debe conseguir de sus padres la propina respectiva.
Piensa que 50 soles podría ser la cantidad correcta, incluida la movilidad, pero los padres
consideran elevada la propina y sólo le dan 30 soles. El joven recibe los 30 soles, pero se retira
murmurando: ¡Cuándo seré mayor de edad para ganar mi propio dinero y gastarlo como yo
quiera!
Una vez en la fiesta, el joven se encuentra motivado por el momento, por la euforia de la
fiesta y además, influenciado por los consejos de sus amigos, quienes toda la noche se han pasado
diciéndole frases muy bonitas y atractivas para los jóvenes, tales como: Tú eres libre de oír o no
oír a tus padres, a ti nadie debería obligarte. Ahora olvídate de tu promesa y vive tu juventud
más intensamente. Nosotros los jóvenes tenemos que romper todo tipo de moldes, rebelarnos
contra toda imposición, contra “los viejos prejuicios”, romper todo tipo de moldes y liberar el
subconsciente en una manifestación espontánea de la personalidad. Tenemos que rebelarnos
contra toda ley y autoridad, olvidando los prejuicios religiosos. No debemos admitir
imposiciones de ningún tipo... Haz todo lo que nosotros te decimos; lo que tus padres te dicen ya
pasó de moda, ya no funciona. Además, todos lo hacen, todo el mundo lo hace, es natural, es
normal en nuestro tiempo. No te reprimas, déjate llevar por los impulsos de tu naturaleza, toma,
fuma, baila, diviértete; mañana será otro día. Defiéndete de los que quieren hacerte pensar, etc.
Es así como nuestro amigo Marco Aurelio, bajo la influencia de los amigos, olvida sus
promesas. No ha regresado a casa durante toda la noche y ha tenido muy preocupados a sus
padres. Una vez en casa, ha recibido un sermón, además el firme castigo de sus padres: la
prohibición de asistir a este tipo de eventos o cualquier otro. La reacción de nuestro joven es
de desesperanza, de desilusión y de murmuración: ¡Ya sólo me faltan tres años para ser libre!,
continúa murmurando.
1. ¿Realmente el joven del caso descrito es libre? ¿Por qué?
2. ¿Qué hubieses hecho tú en el lugar del joven?
3. ¿Limita la libertad obedecer a alguien, sujetarnos a normas, cumplir una orden, etc.?
4. ¿Qué cosas limita realmente la libertad?
5. ¿Que opinión te merecen la actitud de los padres de Marco Aurelio?
9. ¿Cuál es la edad más propicia para ejercer la libertad?
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4. El aborto de una criatura aún no nacida.
9. Pedro y Juan tienen inclinación homosexual, al principio luchan por superar esa
tendencia. Al conocerse se enamoran con locura y deciden no luchar más contra
su tendencia homosexual y gozar de sus sentimientos, uniéndose sexualmente,
porque piensan que ellos no son culpables de tener esa inclinación y que solo
deben dejarse llevar por sus sentimientos para ser felices y que nadie tiene derecho
de entrometerse en su vida para juzgarles.
c. En torno a la conciencia
1. “Vivo mejor con la conciencia tranquila que con una buena cuenta corriente”
(Tom Cruise).
2. “Es mucho menos pesado tener a un niño en brazos que cargarlo sobre la
conciencia” (Jérome Lejeune)
3. . “He desobedecido a la ley no por querer faltar a la autoridad, sino por obedecer a
la ley más importante de nuestra vida: la voz de la conciencia” (Gandhi).
8. Virtudes
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2. Hoy atravesamos una profunda crisis de valores.