Interese Difusos

También podría gustarte

Está en la página 1de 25

1.

Introducción

Los medios de comunicación nos presentan a diario como se reclama


con insistencia, además del respeto a los derechos fundamentales, la
tutela que aquellos entendidos han denominado derechos de tercera
generación, a saber: derecho a la paz, derecho a disfrutar de un medio
ambiente sano y saludable, derecho a un desarrollo sostenible, al
equilibrio ecológico, a la protección al consumidor, así como a la
preservación de los bienes de valor histórico, cultural, artístico y
paisajístico que puedan considerarse patrimonio común de la sociedad
humana.

Habiéndose presentado hace algunos días una noticia realmente


sorprendente, que un local de comida promedio –según el INEI– produce
entre 10 y 15 galones al mes de aceite quemado, es decir, entre todas las
cocinas de restaurantes de Lima se producen diariamente entre 25.000 y
50.000 galones de este residuo. Calculándose que el 80% del aceite
usado termina vertiéndose al desagüe. Según Sedapal, este aceite afecta
a las 21 lagunas de estabilización de Lima que deben reducir la
contaminación de todo lo que proviene de los desagües antes de que sea
arrojado a los ríos y al mar. Cuando estas lagunas reciben el aceite de
cocina, una parte se impregna y daña los equipos de limpieza. La otra
queda flotando en el agua impidiendo el paso de oxígeno, debiendo ir una
vez por semana camiones a limpiar el aceite que flota en la superficie y
otros residuos que, en total, pueden sumar 15 toneladas. Pese a ello,
esta situación se produce pasando por alto lo que señala el Decreto
Legislativo 1278 – Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos, que los
locales deben tener un plan de gestión de residuos como el aceite, pero
al no existir fiscalización alguno esto solo queda en el papel[1],
continuando la lamentable contaminación nuestro mar y afectándose
paulatinamente nuestra salud.

Sin embargo, en dicho escenario que hacemos dentro de nuestra rutina


diaria, ¿nos detenemos acaso un instante a observar lo que hacemos por
preservar y mejorar las condiciones ambientales? Sinceramente esto es
algo que no sucede. Nos mantenemos estáticos, sin ejercitar ningún tipo
de acción contra quienes atentan contra el mismo; en ese contexto, con
el presente trabajo se pretenden brindar algunas ideas de cómo ejercer
nuestro derecho de accionar en este tipo de proceso de patrocinio de
intereses difusos contemplado por nuestro Código Procesal Civil, del cual
existen muy pocas referencias de procesos iniciados, como se
materializa la actividad procesal, así como algunas ideas del derecho del
medio ambiente, tanto en su dimensión individual como colectiva, como
un derecho fundamental conforme al texto constitucional y así también,
se formularán algunas propuestas para buscar mejorar nuestra
legislación que presenta excesivos vacíos, si lo comparamos con el
desarrollo que ha tenido este derecho en el derecho comparado, donde
se le ha dado la importancia necesaria.

2. El derecho al medio ambiente

El medio ambiente es el conjunto de elementos sociales, culturales,


bióticos y abióticos que interactúan en un espacio y tiempo determinado;
lo cual podría graficarse más claramente como la sumatoria de la
naturaleza y las manifestaciones humanas en un lugar y tiempo
concretos[2]. Motivado al constante peligro que día a día surca el medio
ambiente, muchos Estados elevaron al ambiente como categoría de un
derecho constitucional brindando al ciudadano común la
debida protección y garantía ante el daño ambiental (diversas formas de
contaminación ambiental[3]), el ambiente es considerado como parte de
los Derechos Humanos de Tercera Generación[4].

A ello hay que añadir que estos nuevos derechos no solo corresponden a
las nuevas funciones y prestaciones del Estado, sino que además se
deben al desarrollo de nuestra cada vez más industrializada sociedad,
donde la producción y la contratación en masa pueden llegar a amenazar
algunos derechos de las personas que se encuentran en un situación de
desigualdad frente al poder industrial o económico de muchas grandes
empresas que actúan impunemente en el panorama económico
contemporáneo[5].

En tanto, la legislación ambiental comparada[6] ofrece un carácter


variado, una tendencia a la dispersión, aunque hay también una corriente
que nos acerca a la constitucionalización de este derecho, debemos
considerar que el derecho ambiental, se encuentra inmerso entre el
derecho público y el derecho privado. Dialogar acerca del “derecho al
ambiente”, en sumas cuentas, es defender una amplia gama de
derechos fundamentales del hombre como se explicará a
continuación. Al conceptualizar este específico derecho, se debe
concebir en conjunta relación con otros derechos fundamentales: el
derecho a la salud, el derecho al descanso, el derecho a la libertad,
derecho a la vida y la integridad física-moral, inviolabilidad de domicilio,
derecho a la intimidad, el derecho al trabajo.  Pero dicho perjuicio para los
sujetos no solo ha de entenderse como la mera posibilidad de alterar
negativamente la salud pública, sino como la afectación de las
condiciones que hacen posible la existencia, conservación y mejora de
otros intereses como la salud individual, la vida natural en el planeta, el
patrimonio, el desarrollo de la personalidad, el ocio[7]. Es decir el derecho
al medio ambiente, puede contener derechos de carácter colectivo e
individual, así como también derechos patrimoniales y no patrimoniales.
Por tanto, podemos accionar de modo individual o colectivo en procesos
de defensa de los diversos derechos ambientales. Además, la
representación procesal puede ser delegada a personas jurídicas[8].

3. El interés difuso[9]

Inicialmente la doctrina italiana y la de otros países extranjeros, son las


que acuñaron en sus legislaciones el término “intereses difusos o
colectivos”.  Como nos indica el profesor italiano Vicenzo Vigorretti: “los
intereses colectivos o difusos son aquellos intereses que por la
naturaleza de los bienes y por el tipo de regímenes jurídicos al cual tales
bienes están sujetos, son referibles de la misma manera e
indiferentemente a un número de personas que puede ser
indeterminado”[10].

En el Perú el jurista Fernando de Trazegnies, sostiene lo siguiente acerca


de los intereses colectivos e intereses difusos: “los primeros son
aquellos que afectan a un grupo de personas integradas dentro de una
institución formal y que, por ese mismo hecho, sus intereses comunes
pueden ser representados por tal entidad. Este es el caso de los intereses
por los que lucha el sindicato de trabajadores de una industria cuya
actividad de fabricación es malsana o el de los intereses de un sector
organizado de la actividad económica en particular (la Unión de
Panaderos, la Federación Médica, etc). En cambio, los intereses difusos –
que son igualmente colectivos– no tienen el respaldo de una
organización formal; pertenecen a un grupo o clase de personas, pero
nunca se ha consolidado una institucionalización jurídica de su situación
común; de ahí que la categoría o grupo sea imprecisa o indeterminada en
cuanto a su número. Como ejemplos podemos mencionar el de todos los
consumidores de un mismo producto (todos los propietarios de
automóviles Bernal Motors) o el de todos los habitantes de una zona
específica de la ciudad que sufren los olores de una fábrica de harina de
pescados”[11].

Los intereses difusos pertenecen a una pluralidad de personas, estos


intereses definidos vinculan a toda una comunidad[12] y al Estado
mismo, erigiéndose como intereses supranacionales. Es decir la
titularidad de un derecho no reside en un sujeto en especial, sino que la
lesión de este derecho colectivo afecta simultánea y globalmente, a los
intereses de los integrantes de un determinado sector de la
sociedad. Cuando estamos frente a esta institución, tenemos que quién
inicia el proceso no es el titular directo del derecho cuya protección
reclama. Esto sucede debido a que en la sociedad contemporánea
existen ciertos derechos en los que no se puede establecer con precisión
a sus titulares. V.gr: Los derechos del consumidor, derechos del medio
ambiente o ecológicos, valores, bienes históricos o culturales[13].

Es necesario resaltarse algo muy importante respecto a este tipo de


intereses o derechos y esto es que el conjunto indeterminado de
personas es el titular del derecho subjetivo abstracto, es decir, no se trata
de una sumatoria de derechos subjetivos individuales, sino que la
titularidad se les otorga en conjunto[14].

El profesor Giovanni Priori define a los intereses difusos como “aquellos


intereses pertenecientes a un grupo de personas absolutamente
indeterminadas, entre las cuales no existe vinculo jurídico alguno, sino que
más bien se encuentran ligadas por circunstancias de hecho genéricas,
contingentes, accidentales y mutables, como habitar en una misma región,
ser consumidores de un mismo producto, ser destinatarios de una
campaña de publicidad”[15].  Comprendiéndose, que lo que se busca no
es solo la tutela de los derechos individuales, sino del conjunto de
sujetos, los que muchas veces no se encuentran completamente
identificados. En ese sentido, el profesor Priori hace una distinción entre
los intereses y derechos individuales, colectivos y públicos. Señala que
las nociones de derechos o intereses colectivos o difusos no están
referidas al individuo, sino a un conjunto de personas determinado y
organizado, en un caso; o a un conjunto absolutamente indeterminado
en el otro. En el primero la titularidad es colectiva, en el segundo la
titularidad es difusa; pero en ninguno de ellos la titularidad es individual.

Lo que caracteriza a los intereses colectivos es que “los mismos


corresponden a una serie de personas más o menos numerosa, que
están o pueden estar determinadas, entre las cuales existe un vínculo
jurídico, en cambio los intereses difusos corresponden a un conjunto de
personas indeterminadas, no existiendo ningún vinculo jurídico”[16] La
conexión no queda lo suficientemente clara entre ellos, así que Priori los
relaciona el daño o el menoscabo común a su derecho al medio ambiente
del cual son víctimas; son víctimas del mismo daño ambiental.

Dentro de los intereses difusos consideramos la protección del medio


ambiente, la conservación del equilibrio ecológico como uno de los
principales intereses que la humanidad entera debe proteger. Se pretende
con ello preservar el equilibrio de la naturaleza, defender el paisaje
natural, proteger la flora y la fauna, combatir la polución, procurar un
desarrollo urbano planificado. En esta dirección, la tutela se reconoce
como colectiva porque se presume el interés de toda persona por gozar
de un ambiente saludable, aun cuando su propia salud o patrimonio no se
vean directamente involucrados[17].

Debe señalarse que la Ley General del Ambiente[18], establece el


derecho que tiene toda persona a una acción rápida, sencilla y efectiva,
ante las entidades administrativas y jurisdiccionales, en defensa del
ambiente y de sus componentes, velando por la debida protección de la
salud de las personas en forma individual o colectiva, en pos de la
conservación de la diversidad biológica de la naturaleza, el
aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, así como la
conservación del patrimonio cultural vinculado a esta gama de derechos.

Se puede interponer acciones legales aun en los casos en que no se


afecte el interés económico del accionante. El interés moral legitima la
acción aun cuando no se refiera directamente al accionante o a su
familia.

Por su parte, nuestro actual texto Constitucional de 1993, en el artículo 2


en su inciso 22 considera como un derecho fundamental: “a la paz, a la
tranquilidad, al disfrute del tiempo libre y al descanso, así como gozar de
un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida”, en tanto que
el artículo 66 del mismo texto constitucional, señala que el Estado es
soberano en su aprovechamiento, fijándose por ley las condiciones de su
utilización. Nuestro texto constitucional abarca esta protección en una
proporción menor que los demás países, así que lo mínimo que se puede
esperar es que nuestra carta magna refleje la conciencia que poseemos
de dichos valores.

En tanto, que para el Tribunal Constitucional, un medio ambiente


equilibrado es un conjunto de bases naturales de la vida y su calidad, lo
que comprende, a su vez, sus componentes bióticos, como la flora y la
fauna; los componentes abióticos, como el agua, el aire o el subsuelo;
los ecosistemas e, incluso, la exósfera, esto es, la suma de todos los
ecosistemas, que son las comunidades de especies que forman una red
de interacciones de orden biológico, físico y químico. A todo ello, habría
que sumar los elementos sociales y culturales del grupo que lo
habite[19].

Debe señalarse que el Código Procesal Constitucional, al implantar en el


Titulo III (Procesos de Amparo), Capítulo I inciso 23 señala lo
siguiente:  “[…]  El Amparo procede en defensa de los siguientes derechos
[…]  de gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su
vida”.  Debiendo señalar que el amparo es otro mecanismo procesal que
certifica la tutela jurisdiccional de los derechos ambientales.
Dentro de la problemática compleja de la protección de intereses difusos
en las diversas naciones, correspondientemente necesitaremos tener una
visión panorámica dentro de lo que significa la teoría del proceso.
Tomando en cuenta cómo va surgiendo el problema en lo relativo al
órgano jurisdiccional, podemos concluir que resulta una necesidad que
deba crearse uno específico para estas controversias, o, en su defecto, al
menos nombrar jueces especializados y crear la ley respectiva que regule
un proceso especial.

Debe señalarse que en el derecho comparado, no se admite ninguna de


estas posibles soluciones, sólo se acepta, según lo afirmado como regla
fundamental, que se acepten ciertas especialidades procedimentales,
que se deriven del derecho protegido. Reclamándose un aumento de
poderes para el juzgador, dotándosele de mayores elementos de los que
existen. Siendo el tema crucial el de la “cosa juzgada”, que plantea
cambios en la temática del Derecho Procesal Civil, como es el de la
legitimidad de las partes en este nuevos procesos.

4. Alternativas en el derecho comparado

4.1 Common law

Se configura en la class actions o acciones de clase, que permite actuar en un


proceso a una persona en representación de un grupo, de otros interesados, pero
de carácter colectivo y difuso.

Permitiendo de este modo que un consumidor, que compró una


mercadería (por ejemplo un electrodoméstico), inicie un pleito contra una
empresa y que su intervención se considere en “representación” de todos
los que se encuentren en idéntica posesión y alcancen a todos ellos
aunque no litiguen.

4.2 Sistema iberoamericano

Debemos citar como ejemplo al brasileño, que establece a esta acción, rango
constitucional y que puede ser ejercida por cualquiera en defensa de un interés
sea colectivo o difuso, y que ellos califican como “un derecho democrático de
participación del ciudadano en la vida pública, basándose en el principio de
legalidad de los actos administrativos y en el concepto de que la cosa pública es
patrimonio del pueblo”. Además en busca de dichos intereses, pueden estar
representados, ya sea en juicio o en general en el Derecho y en la propia
sociedad, por lo que se estimula la formación de asociaciones con este fin.
Ejemplo típico de esta solución lo sería la Ley Roger de Francia, que permite la
actuación de asociaciones de interés público, inclusive en defensa de quienes no
la integran.

Otra solución que se plantea dentro del derecho comparado es


la solución publicista; la confianza en la defensa de los intereses difusos
a un órgano público, ya sea el Ministerio Público, tradicional defensor de
los intereses de la sociedad, o a órganos especializados de creación más
reciente como el “Ombudsman” que originariamente sueco, luego se
difunde a diversos países, el Comisionado Parlamentario inglés, el
“Mediateur” Francés, el Defensor del Pueblo español, la “Consumer
Protection Agency” norteamericana, entre otros.

Como se ha afirmado, junto con la legitimidad para obrar, la cuestión más


difícil para esta clases de procesos es la importancia de la cosa juzgada,
vale decir, el valor de ella para quienes no están en el proceso (o
aparecen representados), pero sin su voluntad, de la sentencia dictada y
que ella tenga efectos sobre quienes no actuaron en el proceso. La
doctrina ha aceptado, modificando la regla general de la cosa juzgada en
el proceso tradicional, que la sentencia alcance a personas que no hayan
litigado y que se encuentren en igual situación; lo que no deja de tener
sus peligros que la doctrina y la jurisprudencia deben subsanar. En
cuanto a la legitimidad para obrar activa en un interés particular, no existe
ningún problema, porque serian fácilmente identificables las partes que
han participado en la relación jurídica material.

Por otro lado, debe referirse, acerca de la  legitimidad  en los casos de


acciones colectivas: el Código del Medio Ambiente habla de legitimo
interés en respuesta al Código Civil, que exige para poder plantear una
acción, la existencia de un legitimo interés económico o moral, pero
restringe el interés moral a los casos en que afecta al demandante o su
familia. ¿Qué interés puede tener en defensa del medio ambiente una
persona que plantea una acción judicial? Como estamos hablando de un
daño colectivo, donde no es posible individualizar un interés económico,
se tratara fundamentalmente de un interés moral. Para resguardarlo, el
Código del Medio Ambiente declara que el interés moral autoriza la
acción aun cuando no afecte al agente o a su familia y otorga así a
cualquier persona el derecho a una acción rápida y efectiva en defensa
del medio ambiente.

Finalmente queda claro que el interés para obrar o interés procesal


consiste en el estado de necesidad de tutela jurisdiccional en que se
halla el actor, y que lo determina por vía única y sin otra alternativa que
requerir la intervención del órgano jurisdiccional para que resuelva el
conflicto de intereses desde donde se parte o, en su defecto, elimine la
incertidumbre jurídica. Debemos aclarar que en función a los sujetos que
intervienen en el proceso, el interés puede ser individual o colectivo,
según corresponda a un sujeto procesal o a un grupo determinado de
sujetos procesales, por ejemplo, los miembros de un sindicato de
trabajadores. Pero cuando el interés para obrar pertenece a un grupo
indeterminado de personas, como por ejemplo los usuarios de servicios
públicos, los consumidores de bebidas gaseosas; nos encontramos ante
un interés que es difuso porque pertenece a un grupo indeterminado de
personas. Ello no lo hace un interés débil, sino por el contrario, lo hace
más necesario de protección.

5. Ámbito de protección

En el área donde operan los intereses difusos no están delimitados, si no más


bien, estos se hacen más ilimitados y amplios. Una ejemplificación de este
concepto lo encontramos en el proyecto de Stiglitz y Morello (Argentina), donde
se señala que los intereses difusos se presentan en:

 La Protección del medio ambiente, la conservación del equilibrio


ecológico, los valores estéticos, históricos, arqueológicos y
paisajísticos.
 La Protección de los derechos del consumidor, lo que incluye las
prácticas de competencia desleal, los casos de propaganda
engañosa y los productos defectuosos.
 Y, en general la protección de otros bienes que respondan en forma
idéntica a necesidades comunes de grupos humanos o
indeterminados de personas a fin de salvaguardar la calidad de la
vida social.

En principio, la lesión al interés difuso consiste en una agresión a bienes


que disfrutamos o el impedimento para alcanzar bienes de que no
disponemos. En zonas de ataque generales, la lesión de interés difuso,
como ya se ha explicado, tiene tres campos de mayor importancia: al
ataque del medio ambiente, el ataque al consumidor y a las minorías
étnicas y nacionales, aunque todos pueden reducirse al ataque del medio
ambiente:

 El ambiente considerado puede ser físico, económico o espiritual.- El


ambiente físico es aéreo o marítimo. El aéreo, por ejemplo, puede ser
afectado por la contaminación física, química o biológica; y reconoce
también la variedad acústica (altoparlantes, fábricas con maquinaria
ruidosa, etc).
 El ambiente económico.- Comprende aspectos físicos o espirituales y
se concreta en el ataque al consumidor, esto se puede observar con
más claridad en la propaganda que restringe la libertad de expresión,
en el crédito al consumo y en las ventas a plazos, por dar algunos
ejemplos. También resultan restrictivas de la libertad al influir
subliminalmente sobre la psiquis y el patrimonio del comprador se ve
afectado debido a la mala calidad de los productos, solo con eso o
combinados todos los factores anteriores.
 El ambiente espiritual.- Se afecta mediante exclusiones o
restricciones del acceso a la cultura, al ocio social o a los medios de
comunicación de masas, utilizando criterios discriminatorios (rechazo
de estudiantes por razones de raza, color, lengua, religión, etc; o
también la exclusión o reducción de espacio publicitario o
propagandístico, etc).

Según estas perspectivas, es de advertir que los denominados intereses


difusos o supraindividuales, están comprendidos en unas pocas
categorías de los Derechos Humanos, en particular los derechos a la vida,
a la salud (interés en la no contaminación, etc), la libertad (autonomía de
elección del consumidor, etc) y el derecho a la igualdad (interés contrario
a las prácticas discriminatorias). De lo expuesto, se puede afirmar que
los intereses difusos tienen raíces comunes con los intereses
individuales de cualquier género y con los intereses  nacionales. Por eso,
Stuart Mill entendía que el ataque a la libertad de un solo ciudadano
ponía en peligro la existencia de la democracia, y Ernest Hemingway
citando a John Donne, afirmó: “la muerte de cualquier hombre me
disminuye, porque soy integrante de la humanidad y por eso, nunca hagas
preguntas por quién doblan las campanas; doblan por ti”.

6. Rasgos que caracterizan a los intereses difusos

Son los siguientes:

 Desde el punto de vista de los sujetos procesales: supraindividualidad


e indeterminación del titular. Con ello queremos indicar que se hace
referencia a intereses cuya titularidad corresponde a una cantidad de
personas que es indeterminada, o que, por lo menos, no es
determinable desde un punto de vista práctico.
 Con relación al objeto, debemos rescatar lo manifestado por Ada
Pelligrini Grinover quien afirma que “debe ser revisada la afirmación
que considera a los intereses difusos como un bien de naturaleza
indivisible”, por lo que se extrapola que la satisfacción de un sujeto
implicaría necesariamente la de todo el grupo, al mismo tiempo que la
lesión de uno de sus componentes de la colectividad implicaría
ofensa a todos los miembros. Pudiendo ser esto verdadero, en cuanto
al bien considerado colectivamente. Mas cuando se piensa en el
perjuicio causado al bien colectivo, resulta claramente que la lesión a
ese bien puede significar simultáneamente, una ofensa al bien
común protegido (derecho al ambiente, a la salud colectiva, a la
información correcta) y la lesión de los diversos bienes de que son
personalmente titulares los componentes del grupo.
 En atención a los conflictos que la violación de los intereses difusos
puede generar; se considera que las lesiones a los intereses difusos
pueden originar conflictos supraindividuales de índole material y
social muy importantes, que en muchos casos trascienden las
fronteras nacionales, razón por la cual tanto los ordenamientos
jurídicos nacionales como el sistema jurídico internacional, deben
hacer los máximos esfuerzos para prevenir y evitarlos.

7. Aspectos procesales

7.1 Legitimidad para obrar de forma activa y pasiva

Ya se ha explicado que el interés difuso, es aquel interés cierto, concreto,


actual, legitimo y que pertenece a un grupo indeterminado de personas.
Pero quién tiene la legitimidad para demandar la protección ante el
órgano jurisdiccional; quién puede actuar en nombre y representación del
grupo social. Nuestro Código Procesal Civil, en primer lugar, señala que
quien tiene la legitimidad para obrar activa en esta clase de procesos, es
el Ministerio Público, quien de acuerdo con la Constitución Política, tiene
a su cargo la defensa de los intereses públicos tutelados por el Estado.
Pero las objeciones que surgen de esta primera opción son la falta de
fluidez del proceso o la falta de conocimientos técnicos que en muchas
ocasiones son imprescindibles frente a ciertos daños; por ejemplo: los
producidos por la industria y los alcances de la tecnología. Por otro lado,
la doctrina señala la posibilidad de atribuir legitimidad para obrar a
cualquier persona, teniendo en cuenta que el interés difuso pertenece a
todos. Esta posibilidad ha sido recogida por el Código Procesal Uruguayo,
que también tiene sus desventajas, toda vez que existe un desinterés por
litigar, y sobre todo por pasar por el drama humano que significa seguir
un proceso en donde no obtendrá ninguna ventaja concreta puesto que
no se trata de un interés particular, sino más bien, social.

En segundo lugar, según nuestro Código Procesal, tienen legitimidad para


obrar activa las Asociaciones o Instituciones sin fines de lucro que, según
ley o criterio del juez, estén legitimadas para ello (Art. 82 del
C.P.C.). Estas entidades no sólo deben tener los medios técnicos como
para probar de manera fehaciente los daños que se están produciendo a
la colectividad, sino que además la defensa de estos intereses
constituyen su función principal, pues para ello son creadas[20].
Debe señalarse también que conforme se estableció como doctrina
jurisprudencial por parte de la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia
de la República[21], la legitimidad para obrar activa en defensa de los
intereses difusos únicamente puede ser ejercida por las entidades
señaladas expresamente por el artículo 82 del Código Procesal Civil.

Con respecto a la legitimidad pasiva, es fácil su distinción, pues se tiene


que demandar quien esté produciendo el daño al medio ambiente, a la
ecología, al consumidor, al patrimonio cultural, a los que estén
produciendo propaganda engañosa, a los competidores desleales, etc.

Sin embargo, la Ley General de Ambiente[22] permite que tenga


legitimidad para obrar cualquier persona natural o jurídica, contra quienes
ocasionen o contribuyan a ocasionar daño ambiental, no exigiendo para
poderse ejercitar el derecho de acción que se tengan que agrupar dichos
sujetos en asociaciones o instituciones sin fines lucro, como lo establece
el Código Procesal Civil[23].

7.2 El interés difuso y el litisconsorcio

Acá nos preguntamos si el juez en un proceso de interés difuso puede


admitir la existencia de un litisconsorcio en el lado activo o pasivo: “Para
ellos debemos tener en cuenta que, atendiendo a la particular naturaleza
de legitimidad, deberá ser siempre el juez, quien una vez más, asumiendo
su papel protagónico en el proceso, deberá determinar si el demandante
tiene legitimidad suficiente como para poder representar válidamente a
este grupo social impreciso que es titular de este interés. Para poder
calificar ordenará la publicación de la demanda a efectos de determinar
si alguna otra institución alega también legitimidad, pudiendo asumir
también la presencia de un litisconsorcio activo”. Si existen dos
instituciones sin fines de lucro que protegen el mismo interés afectado,
la otra podrá ingresar como litisconsorte facultativo, porque también
tiene interés válido en la pretensión demandada. Lamentablemente
nuestra legislación guarda silencio respecto al litisconsorcio
pasivo. Pese a ello, es factible que pueda ingresar un litisconsorte pasivo,
dependiendo de los efectos que irá a producir la sentencia que recaiga en
éste proceso frente a terceros, por ejemplo, si se ha demandado el cierre
de una fábrica que está produciendo el gas cloro-fluoro-carbono, y
existen otras fábricas que estén produciendo el mismo gas, estas pueden
ingresar como litisconsortes, porque la sentencia a dictarse en dicho
proceso les va a afectar.

7.3 Pretensiones

Aclarada la disyuntiva de quien puede demandar y quien puede ser


demandado en el proceso de intereses difusos, nos toca analizar que
debemos solicitar en el petitorio. La pretensión inicial –en todo proceso
de interés difuso– será la inmediata paralización de la actividad dañosa,
pudiéndose inclusive solicitar una medida cautelar innovativa. No
olvidemos que ahora, con el Código Procesal Civil se puede solicitar una
medida cautelar en toda clase de procesos, con la finalidad de asegurar
la eficacia de la sentencia a dictarse.

Esta medida cautelar es para solicitar la paralización de la actividad


dañosa mientras dure el proceso. También se podría solicitar una
acumulación objetiva originaria accesoria (vale decir, como segunda
pretensión) demandándose por los daños la reparación de los daños
sociales que pudieran haberse ocasionado. Se debe aclarar que en este
proceso de interés difuso no se puede acumular pretensiones
individuales porque restaría la finalidad y la esencia de esta pretensión
social. Lo que sí podría hacer la persona individual que ha sido afectada
particularmente por el hecho dañoso es demandar los daños y perjuicios
en la vía procedimental correspondiente, pero después de haber obtenido
sentencia favorable en el proceso de intereses difusos.

7.4 Efectos de la cosa juzgada

Ahora nos toca analizar en qué casos la sentencia a dictarse en el


proceso de intereses difusos tendrá la calidad de cosa juzgada, y cuáles
serán sus efectos sobre terceros que no han participado en el mismo. Es
de conocimiento que la sentencia a dictarse en un proceso solo será
oponible a las partes que han participado del mismo, de lo contrario se
estaría violando el principio del debido proceso, es decir los derechos de
ser demandado, de contradecir la demanda y de impugnar las
resoluciones que se dictan.

Bajo estas perspectivas nos encontramos ante dos problemas.

 En qué casos la sentencia tendrá la calidad de cosa juzgada y, en


consecuencia, no se podrá volver a demandar la misma pretensión.
Se sabe que siempre que la sentencia se manifieste sobre el fondo de
la pretensión, y que esta haya quedado ejecutada, tendrá la calidad de
cosa juzgada; pero en el proceso de interés difuso, si la sentencia
declara infundada la pretensión y ha quedado ejecutoriada, no habrá
cosa juzgada, porque otra institución legitimada podrá volver a
demandar la misma pretensión. Sería injusto que si en el primer
proceso no se pudo probar fehacientemente que la fábrica estaba
produciendo el gas cloro-fluoro-carbono –que perfora la capa de
ozono-, que se tenga que seguir produciendo la actividad dañosa, con
el consiguiente perjuicio sobre un grupo, determinado de personas de
sufrir enfermedades a la piel. Es por eso que el Código Procesal de
Brasil, en el Anteproyecto del Código Procesal Modelo para América
Latina y en el Anteproyecto de Reformas al Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación Argentina contemplan que las sentencias
que recaigan sobre estos procesos no tendrá la calidad de cosa
juzgada en los casos que se absuelva al demandado por falta de
pruebas, en cuyo caso se podrá volver a demandar la misma
pretensión por otra institución o asociación legitimada.
 Ahora bien, el segundo problema es saber cuándo la sentencia que
declara fundada la pretensión queda ejecutoriada, y a quiénes deberá
alcanzar la cosa juzgada. La doctrina y la legislación es uniforme en
considerar que cuando se desestime la demanda solo alcanzarán los
efectos a quien la interpuso; mientras que cuando se declara el
derecho en sentido favorable a la protección del interés difuso, este
será oponible “erga omnes”. Esto implicaría que en el lado activo
todos serán beneficiados, puesto que se ordenará la paralización del
acto perjudicial al grupo social y mandándose reparar los daños ya
ocasionados en cuanto esto sea posible. Pero en lado pasivo, cuando
la sentencia declara fundada la demanda de interés difuso, y por
ejemplo ordenar cerrar la fábrica que produce el gas cloro-fluoro-
carbono, esta sentencia puede ser aplicable a otra similar que esté
produciendo el mismo hecho dañoso, por cuanto no se está violando
el derecho de defensa, ni el debido proceso, toda vez que entre el
valor “derecho de defensa” y el interés social” prima este último: así lo
deja entrever nuestra norma procesal. Es por esto que un extracto de
la demanda se debe publicar en el diario oficial “El Peruano” y en
otro diario de mucha mayor circulación, de suerte tal que si otra
empresa está realizando una actividad similar a la que está siendo
materia de cuestionamiento pueda apersonarse al proceso y solicitar
su intervención como litisconsorte facultativo, ya que la sentencia
que se dicte en dicho proceso le afectará directa e
inevitablemente. Asimismo, la sentencia que ampare la retención se
deberá publicar en el diario oficial, a fin de que otras empresas que
estén realizando actividades paralelas se abstengan de ejecutarlas,
bajo sanción de multa.

7.5 Costas y costos en el proceso de interés difuso

Uno de los clásicos y mayores impedimentos por los que las


asociaciones o instituciones sin fines de lucro no están utilizando el
proceso de intereses difusos para proteger el medio ambiente, al
consumidor, etc; son los altos costos del proceso, ya que al drama
humano de iniciar el proceso –sin ningún interés en particular– se agrega
el hecho de tener que pagar los aranceles judiciales, y si se obtiene
sentencia desfavorable, tener que pagar las costas y costos del proceso y
de donde obtener el dinero para ello. Por ello consideramos que en los
proceso de interés difuso, se debe exonerar el pago de aranceles y de
las costas y costos al actor, salvo que a criterio del magistrado la
demanda haya sido temeraria o de mala fe, por ello se debería señalar en
forma expresa que en este tipo de procesos en el se practique el
patrocinio de interés difuso por los fines señalados, el accionante queda
exonerado en caso de ser vencido de cualquier tipo de las costas y
costas, salvo el caso señalado.

7.6 Vía procedimental


Nuestro ordenamiento no ha establecido la vía procedimental por la se
debe tramitar el proceso de interés difuso, pero dada la urgencia de la
pretensión demandada, en algunos casos se deberá tramitar en la vía
sumarísima; o, en el peor de los casos, como proceso abreviado, debido a
que por tratarse de una pretensión que busca impedir el daño, no sólo al
medio ambiente, sino también al consumidor, la pretensión necesita una
pronta atención y solución por parte del órgano jurisdiccional, teniéndose
en cuenta que en estos procesos se puede solicitar la aplicación de una
medida cautelar innovativa y también genérica estando a la naturaleza
de la pretensión demandada.

8. Conclusiones

Diariamente se incrementa la toma de conciencia por parte de nuestra


sociedad, con relación a los problemas que a ella le son inherentes y su
trascendencia. Estamos empezando a comprender que las soluciones
nacionales no son suficientes y que es menester encarar dichos
problemas con un enfoque universalista y no particularizado.

Los desastres ecológicos que ya han tenido lugar en diversos puntos del
planeta, así como aquellos otros que potencialmente podría provocar una
catástrofe –ya sea por debilitamiento de la capa de ozono, por
recalentamiento excesivo de la atmósfera, por efecto del consumo de
combustibles líquidos o por las imprevisibles reacciones que pueden
derivarse de los desechos nucleares o tóxicos enterrados en los mares–
nos deben hacer pensar necesariamente en soluciones supranacionales,
con el fin último de prevenir este tipo de situaciones.

Lo que se requiere es desarrollar sistemas de investigación que apunten


a la búsqueda de soluciones adecuadas, estructurar sistemas de ayuda
rápidos y efectivos para poder afrontar esta clase de problemas,
establecer tribunales de competencia internacional, con las facultades
necesarias y el procedimiento adecuado para determinar y hacer
efectivas las responsabilidades que puedan corresponder; debería
también idearse una adecuada estrategia para la tutela de los intereses
difusos, tomando en consideración que no será suficiente la protección
que otorguen los diversos ordenamientos jurídicos nacionales, ya que
dicha tutela sólo llegará a ser verdaderamente efectiva si se compromete
a ello y la garantiza toda la comunidad mundial; en el ámbito
internacional, deberíamos procurar soluciones de cooperación para la
prevención, la investigación y el auxilio recíproco y la instalación de
tribunales supranacionales que puedan dar efectiva solución a la tutela
de los intereses difusos.

Por otro lado, cabe resaltar que también el nuevo Código Procesal


Constitucional, mediante la institución de la acción de amparo puede
proteger el derecho al goce del medio ambiente, que en su amplia gama
de derechos protegidos han sido considerados derechos humanos de
tercera generación, y también es un derecho constitucional consagrado
en nuestra carta magna. Así como también son denominados derechos
difusos, además de ser esto expresamente señalado en el Código
Procesal Civil como lo hemos desarrollado en forma amplia en el
presente trabajo.

Sin embargo, creemos que la vía de acción amparo constitucional es un


mecanismo legal rápido y efectivo por la importancia que tiene, en efecto,
evitar, paralizar y mitigar los diversos daños ambientales; siendo las
demandas de acción de amparo ambiental, su estudio y la aplicación de
las normas sumamente fundamentales pese a las escasas
jurisprudencias ambientales que existen en nuestro ordenamiento
jurídico. Por tanto, corresponde a los jueces tomar un mayor interés por
estos temas ambientales y observar la experiencia de la doctrina
comparada en estos temas.

Debe señalarse, que el Código Procesal Constitucional y la Ley General


del Medio Ambiente, facultan a cualquier persona a interponer la acción
correspondiente contra el posible, eminente y consumado daño
ambiental (situación que no se genera en la misma proporción en el
Derecho Procesal Civil). También se debe resaltar la importancia que
brinda el Código a los derechos difusos los cuales por excelencia son
bienes y derechos ambientales, sin embargo, debemos señalar una
preocupación que nos presenta esta norma de carácter procesal, es que
debería ser esta más explícita, con respecto del pago de las costas y
costos de la parte vencida en este tipo procesos. En el supuesto que se
declarase infundada la demanda, estas la tendría que pagar la entidad o
personas que accionaron por la defensa del medio ambiente, los cuales
deberían ser exonerados siempre que hayan accionado de buena fe,
tanto si decide accionar por la vía civil o en caso de iniciarse una acción
de amparo constitucional, a fin de que se hagan una efectiva defensa de
estos derechos difusos en materia ambiental que nos corresponden a
todos los ciudadanos.

9. Fuentes bibliográficas

  “Alternativas para la protección legal de los derechos ambientales”; en:


Derecho y ambiente, aproximaciones y estimativas. Lima PUCP 1997.
Bullard Gonzáles, Alfredo y Fonseca Yhasmin.
 “Acciones colectivas para la tutela del ambiente y de los
consumidores”,  en: Estudios al Doctor Héctor Fix Zamudio en sus 30
años como investigador de las Ciencias Jurídicas. Tomo III . Derecho
Procesal: México: Universidad Autónoma de México, 1998. Pelligrini
Grinover, Ada.
 “Código Procesal Civil”; Wilvelder Zavaleta Carruitero; Tomos I y II,
Editorial Manuel Chahu EIRL – 1997.
 “Derecho Ambiental- Ambiente Sano y Desarrollo sostenible”.  Carlos
Andaluz Westreicher. Proterra. Lima 2004.
 “El ABC del Derecho Procesal Civil”;  Guido Aguila Grados y Carlos
Valdivia Rodríguez, 4° Edición. Editorial San Marcos E.I.R.L. Lima
2017.
 En busca del Derecho Ambiental”. En: Derecho y Ambiente:
Aproximaciones y Estimativas,  volumen I. (IDEA-PUCP) Fondo
editorial PUCP/Facultad de Derecho PUCP. Foy Valencia, Pierre. Lima,
1997.
 “Nuevas orientaciones en la tutela jurisdiccional de los intereses
difusos”,  en Jornadas Internacionales de Derecho Procesal –
Pontifica Universidad Católica. Angel Landoni Sosa. Setiembre 1997.
 “Presupuesto para la Estabilidad del Ecosistema como Bien Jurídico
Penal”; En “Derecho y Ambiente-Nuevas Aproximaciones y
Estimativas”,  volumen II, 1° Edición (IDEA-PUCP)- Fondo editorial
PUCP. Carlos Caro Coria. Lima: 2001.
 “La defensa procesal de los intereses difusos”. Ana María Arrarte
Arisnabarreta
 “La responsabilidad civil ambiental y la tutela de los intereses
colectivos”.  Tesis PUCP-Lima 1988 de Silvana Claudia Graf Malaga.
 “La Responsabilidad Civil Extracontractual”. Vol. IV-Tomo II, Biblioteca
para Leer el Código Civil. Fondo Editorial PUCP: Lima 2003. Fernando
De Trazegnies Granda.
 “La Tutela Jurisdiccional de Difusos: una aproximación desde el
derecho procesal constitucional”, en: Ius Et Veritas PUCP, Nº 14, Lima,
1997. Giovanni Priori Posada.
 “Temas de la teoría del proceso: Derecho Procesal Civil”.  Pedro
Zumaeta Muñoz. Lima: Juristas Editores 2004.

[1] Véase.

[2] ANDALUZ WESTREICHER, Carlos. “Derecho Ambiental- Ambiente Sano


y Desarrollo Sostenible”, Proterra. Lima 2004. p. 107.

[3] Seguimos ubicando nuevos problemas ambientales como la


desertificación, el efecto invernadero, el elevamiento del nivel del mar,
inundaciones, sequías, tormentas. El hombre esta edificando tecnópolis y
megápolis; ciudades con un aire irrespirable, contaminando ríos, lagos,
ha causado agujeros en la capa de ozono, lo que ha provocado
una combustión acelerada de proporciones extraordinarias en los últimos
cien años.

[4] FOY VALENCIA, Pierre. “En Busca del Derecho Ambiental”, En: Derecho


y Ambiente: Aproximaciones y Estimativas,  volumen I. (IDEA-PUCP) Fondo
editorial PUCP/Facultad de Derecho PUCP, Lima, 1997, p. 121. “La tercera
generación”  derechos de solidaridad, reflejaría una concepción de la vida
en comunidad; su vigencia estaría condicionada a la existencia real de un
esfuerzo conjunto de todos los componentes sociales: individuos,
Estados, comunidades, etc. Es el caso del derecho a la paz, al desarrollo,
al ambiente sano y equilibrado, además del respeto al patrimonio común
de la humanidad.
[5] PRIORI POSADA, Giovanni. “La Tutela Jurisdiccional de Difusos: una
aproximación desde el derecho  procesal constitucional”. En: Ius Et Veritas
PUCP, Nº 14, Lima, 1997, p. 98.

[6] WIELAND, Patrick, Ecologista y Liberales, En: Ius Et Veritas, año XIII N°


26, p. 117. Por ejemplo la Constitución de Guatemala establece el deber
del Estado de propiciar un desarrollo económico que prevenga la
contaminación ambiental y mantenga el equilibrio ecológico. Las
Constituciones de Brasil, Cuba y Argentina detallan el deber de preservar
el medio ambiente para las generaciones futuras. La Constitución de
Colombia aspira al manejo y aprovechamiento sostenibles de sus
recursos naturales; mientras que la constitución de México introduce el
concepto de desarrollo integral. Como se verá en el punto de su
desarrollo en el Derecho comparado.

[7] CARO CORIA, Carlos, “Presupuesto para la Estabilidad del Ecosistema


como Bien Jurídico Penal”; En “Derecho y Ambiente-Nuevas
Aproximaciones y Estimativas”,  volumen II (IDEA-PUCP)- Fondo Editorial
PUCP, 1°ed – 2001, p. 147.

[8] Los bienes ambientales son aquellos que sirven de uso y


aprovechamiento al hombre, es decir aquellos con los pueda darse una
situación jurídica; ubicamos bienes ambientales patrimoniales y bienes
ambientales no patrimoniales. Estos bienes podrían ser públicos en
sentido estricto o, más bien, colectivos y administrados por los poderes
públicos. Ubicamos dentro de los bienes ambientales el entorno natural,
incluyendo el aire, el suelo, le subsuelo, el clima, la flora, la fauna y el
paisaje.

[9] Llamados también intereses difusos o supraindividuales, son los que


pertenecen idénticamente a una pluralidad de sujetos, ya que en cuanto
integrantes de grupos o clases; sufren una lesión que afecta a cada uno,
simultánea y globalmente a los integrantes del conjunto comunitario.

[10] Citado por: GRAF MÁLAGA, Silvana Claudia. Tesis: La


responsabilidad civil ambiental y la tutela de los intereses
colectivos.  PUCP-Lima 1988 pp. 50 y ss.
[11] DE TRAZEGNIES GRANDA, Fernando. “La Responsabilidad Civil
Extracontractual”. Vol. IV-Tomo II, Biblioteca para Leer el Código Civil.
Fondo Editorial PUCP: Lima 2003. p.406.

[12] LANDONI SOSA, Ángel. “Nuevas orientaciones en la tutela


jurisdiccional de los intereses difusos”  En: Revista Peruana de Derecho
Procesal, Lima-Perú, 1998, Nro. II. p. 443-466. “Esa Comunidad de
personas pueden: o bien no tener vinculo jurídico que las aglutine, o este,
puede ser extremadamente genérico, como la circunstancia de pertenecer
a una misma comunidad política, o vincularse a circunstancias de hecho
muchas veces accidentales o mudables, como ocurre, por ejemplo,
respecto de los habitantes de una región perjudicados tanto por la
polución emanada de un establecimiento industrial o por los ruidos
molestos emergentes de una discoteca de la zona, o los consumidores de
cierto producto engañados respecto a las bondades publicitadas del
mismo”.

[13] AGUILA GRADOS, Guido y mi persona. El  ABC del Derecho Procesal


Civil.  4° Edición. Lima: Editorial San Marcos E.I.R.L 2017; p. 57.

[14] ZUMAETA MUÑOZ, Pedro.  Temas de la teoría del proceso: Derecho


Procesal Civil.  Lima: Juristas Editores 2004.

[15] PRIORI POSADA, Giovanni. “La Tutela Jurisdiccional de Difusos: una


aproximación desde el derecho procesal constitucional”.  En: Ius Et Veritas
PUCP, Nº 14, Lima, 1997, p. 100.  Ibidem. pp. 99 y ss.

[16] Cit. Priori. PELLIGRINI GRINOVER, Ada. “Acciones colectivas para a


tutela do ambiente e dos consumidores”.  En: AA.VV. Estudios al Doctor
Héctor Fix Zamudio en sus 30 años como investigador de las Ciencias
Jurídicas. Tomo III . Derecho Procesal: México: Universidad Autónoma de
México, 1998. p. 2328.

[17] BULLARD GONZALES, Alfredo/ FONSECA, Yhasmin, “Alternativas


para la protección legal de los derechos ambientales”,  En: Derecho y
Ambiente, Aproximaciones y estimativas, Lima PUCP 1997, pp. 205.
[18] Establecida por Ley N° 28611 del 15 de octubre del 2005, conforme a
lo regulado en su artículo IV de su Título Preliminar.

[19] EXP. N. º 0018-2001-AI/TC. Sentencia del Tribunal Constitucional,


tomado de: Constitución y Medio  Ambiente. CANOSA USERA, Raúl-
CASTAÑEDA OTSU, Susana. Jurista Editores. 2004-Lima. p. 483

[20] Debe señalarse que con respecto a este mismo artículo por Ley
27752 de fecha 08 de junio del 2002, se modifico este artículo 82 del
Código Procesal Civil, ampliando la legitimidad para obrar pasiva a favor
de además los antes señalados para: los Gobiernos Regionales, los
Gobiernos Locales, las Comunidades Campesinas y/o Comunidades
Nativas en cuya jurisdicción se produjo el daño ambiental o al patrimonio
cultural.  Sin embargo, debe señalarse que no se permite a que una
persona natural pueda tener la legitimidad para obrar para accionar
contra las empresas o entidades que afecten el medio ambiente, la
ecología o el patrimonio cultural, como ocurre en otras legislaciones con
un mayor criterio para estos tópicos.

[21] En la Casación N° 1465-2007-CAJAMARCA publicada en el Diario


Oficial “El Peruano” el 21 de abril del 2008, que es el primer pleno
casatorio civil.

[22] Conforme lo regula en su artículo 143.

[23] En el artículo 82 del Código Procesal Civil antes citado.





Share
CARLOS MANUEL VALDIVIA RODRÍGUEZ
Abogado y Maestro en Derecho Constitucional por la Universidad Nacional Federico Villareal (UNFV). Con
Maestría en Derecho Civil y Comercial y Doctorado en Derecho concluidos en la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos (UNMSM). Maestrando en Derecho Procesal en la Universidad Nacional de Rosario
(UNR) de Argentina. Especialización en Derecho de Procesal Constitucional entre otras materias
desarrolladas en diversas instituciones especializadas. Expositor y conferencista a nivel nacional, autor de
diversos artículos en materia jurídica. Profesor de pre y posgrado en Derecho. Juez Especializado Civil
titular de carrera de la Corte Superior de Justicia de Ayacucho.

ARTÍCULOS RELACIONADOSMÁS DEL AUTOR

Constitucional
Viuda debe presentar testamento o sucesión intestada para tener condición de heredera, no basta acta de
matrimonio o de defunción [Exp. 04790-2018-PC/TC]

Constitucional
¿Debe ser la Corte Suprema quien levante la inmunidad parlamentaria? Domingo García Belaunde
responde
Civil
Resolución de desalojo deviene en inejecutable si demandada es declarada propietaria en proceso de
prescripción [STC 02414-2014-PA]

Constitucional
¿Acción de cumplimiento es vía idónea para hacer cumplir un convenio colectivo? [Exp. 03388-2017-
PC/TC]

Constitucional
¿Procede descanso por maternidad días antes de vencer su contrato de suplencia? [STC 01675-2016-PA]

Constitucional
¿Se puede cuestionar denegatoria de beneficios penitenciarios vía hábeas corpus? [Exp. 03892-2018-
PHC]

También podría gustarte