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LA CULTURA PATRIARCAL EN LA SOCIEDAD ACTUAL

El feminismo y la lucha por la igualdad de género son temas que se han dado desde hace
demasiadas décadas, y que tuvieron su mayor impacto en los años sesenta. Sin embargo, 57
años después, esta lucha sigue siendo necesaria en todo aspecto, dado que, la cultura
patriarcal ha sido inculcada y normalizada en la sociedad a través de distintas políticas,
sistemas educativos y medios de comunicación y entretenimiento. El propósito de este texto
es evidenciar como sigue vigente la cultura patriarcal en el siglo XXI, el porqué es
necesario romper esta normalización y cómo el feminismo debe tomarse de una forma más
seria y legitima.
El patriarcado se entiende como el predominio o mayor autoridad del varón en una
sociedad o grupo social, y sus origines se dan desde el paleolítico, donde tareas como la
caza, que solicitaban de una fuerza mayor y facilitaba el crecimiento en base de proteínas,
empiezan a que el hombre tome un papel más importante en los grupos sociales. Pero el
patriarcado se empieza a enmarcar con una mayor acentuación tras el descubrimiento de la
conexión entre el sexo y la procreación, y el desarrollo de las comunidades agrícolas y
ganaderas sedentarias, ya que estos aspectos oprimieron a la mujer en cuanto el sexo solo
significaba para ellas el sometimiento a un largo y doloroso proceso conocido como el
embarazo, el cual adquirió un significado de inferioridad ante los hombres que las obligaba
a consagrarse únicamente en la tarea de la maternidad. Estas connotaciones generaron la
dependencia económica, el sometimiento y la degradación de las mujeres ante los hombres.
La tradición y el desplazamiento de las tribus dio como consecuencia que este machismo y
esta violencia sexual se convirtiera en una característica casi innata del comportamiento
social a través de la historia, por lo cual el patriarcado se consagro como una tendencia
estática.
La violencia es un conjunto de prácticas asociado con la masculinidad y la
representación social de los varones. Si pensamos en la guerra, en las imágenes que
promueven los medios y las narrativas que recoge la historia, los hombres son
protagonistas… Lo mismo sucede con la violencia física –Sobre todo severa- y los
abusos sexuales que se cometen en el hogar. La asociación masculinidad-violencia
resulta casi inevitable, y detrás de esta ecuación, está la cultura de manera
determinante [CITATION Fal10 \p 60,61 \l 3082 ].
Todos los datos históricos anteriores llegan a la conclusión de que a medida que la cultura
patriarcal ha avanzado, la violencia se ha convertido en un rasgo más de la masculinidad, la
cual no solo se ve en situaciones políticas, sino también en situaciones sociales y de género.
Por su parte, el feminismo nace como una respuesta a la violencia sexual que se ha
implementado a las mujeres desde la prehistoria y se caracteriza por ser, a contrario del
patriarcado, una tendencia móvil, que busca la libertad e igualdad de la mujer ante el
hombre en todos los aspectos. La historia del feminismo se divide en cinco fases:
protofeminismo, primera fase (edad media e ilustración), segunda fase o primera ola
(finales siglo XIX e inicios siglo XX), segunda ola (años sesenta hasta inicios de los
noventa), y tercera ola (años noventa hasta la actualidad). Cada una de estas fases ha
buscado la liberación e igualdad social, política, legal y sexual, logrando varios avances
como el acceso a la educación, el derecho al sufragio, los derechos sexuales y
reproductivos.
Y la pregunta que queda en el aire es ¿Si tanto se ha logrado con el feminismo, por qué en
pleno siglo XXI sigue existiendo una cultura patriarcal tan marcado y normalizada en la
sociedad? Una cultura que logra que muchas mujeres no se sientan oprimidas y no vean
toda la violencia de género que sigue existiendo, una cultura que logra que el feminismo
parezca un movimiento innecesario. Instituciones políticas y judiciales, sistemas y valores
educativos han promovido que esta cultura patriarcal y machista se inculque en nuestra
sociedad al punto de que se considere como algo normal y natural. Esto se ve en las
siguientes situaciones:
- La cultura de la violación se ha logrado consagrar por medio de distintas
instituciones políticas y judiciales, que en vez de velar por los derechos de las
victimas les dan una prioridad a los derechos de los victimarios, y de alguna manera
u otra logran culpar a la víctima de su propia desgracia. Un ejemplo de esta
situación es el caso de Rosa Elvira Cely, quien fue víctima de una brutal violación
en el 2012. Tras una demanda que impuso su familia en el 2014 contra la Policía, la
Fiscalía, y las secretarias de Gobierno y Salud de Bogotá, esta última entidad más
allá de negar su responsabilidad llegó al caso de culpar exclusivamente a la víctima
por el ataque, con los argumentos de que Rosa Elvira fue la que decidió salir con su
atacante a altas horas de la noche en un lugar desolado. El hecho que entidades
públicas, políticas y judiciales tomen estas posiciones, hacen que los victimarios no
se sientan responsables de sus acciones, y que nosotros como sociedad, no los
juzguemos como los mayores responsables, sino que busquemos excusas - ¿Cómo
iba vestida? ¿Estaba borracha? ¿Por qué iba sola? - para responsabilizar a las
víctimas.
- La educación moral puede ser un tema ambiguo y particular, pero es de vital
importancia en la inculcación del patriarcado. Normalmente desde las familias y
desde los medios de comunicación se enseña y se transmiten de una forma sutil
distintas tradiciones y roles que pueden resultar en muchas ocasiones degradadoras,
misóginas y machistas, Esto se puede evidenciar en las tendencias y estereotipos de
que el rol de la mujer es servir al hombre como esposa, cuidar de sus hijos y del
mantenimiento del hogar, se les enseña a las niñas que son delicadas y frágiles, por
lo cual necesitan de alguien fuerte que las proteja, se les enseña que son
sentimentales y que pueden expresar todos esos sentimientos; mientras que a los
niños se les enseña que son fuerte y necesitan proteger, separándolo de las
relaciones afectivas y de expresar sus sentimientos.
Las personas de género masculino aprenden que el éxito equivale a superar
las limitaciones del cuerpo y su fragilidad, de modo que caracterizan a
alguna clase marginada (por ejemplo, a las mujeres o a los afroamericanos)
como hipercorporal y, en consecuencia, como elemento que debe ser
dominado… Es posible que las familias individuales estén transmitiendo
mensajes negativos [CITATION Mar10 \p 61 \l 3082 ]
Todos estos valores que se enseñan en la familia y en distintos medios de
comunicación fomentan la cultura patriarcal, ya que promueven un pensamiento de
fortaleza y superioridad por medio de estereotipos de género.
- El hecho de que el aborto sea ilegal y, quienes decidan esto sea el congreso de la
república, donde más del 50% de los senadores y representantes son hombres, pone
en grave peligro el derecho que tiene la mujer de controlar lo que pasa con su propio
cuerpo. A su vez, y con mayor relevancia, la ilegalidad pone en grave riesgo la
integridad de las mujeres, en Colombia, el 13% de las muertes maternas es debido a
los malos y precarios procedimientos del aborto, convirtiéndolo en la segunda causa
de muerte materna en el país. Como sociedad debemos prevalecer los derechos de la
mujer, a la decisión sobre su propio cuerpo, y velar por su integridad y condiciones
dignas, no las debemos dejar morir a manos de las decisiones que los hombres
toman por ellas. “Si, entonces, dejar morir a alguien no es intrínsecamente diferente
de matar a alguien, perecería que somos todos asesinos” [CITATION Sin95 \p 225 \l
3082 ]
Siguiendo este orden de ideas, se puede concluir que en pleno siglo XXI sigue existiendo
una cultura patriarcal marcada que atenta contra la mujer, contra su integridad y su
dignidad en muchas situaciones y casos, por lo cual movimientos como el feminismo deben
dejar de ser vistos con malas connotaciones y deben seguir siendo de suma importancia y
necesidad para el desarrollo de una sociedad más equitativa y justa.

Bibliografía
Falcón, M. T. (2010). Cultura patriarcal y violencia de género. Un análisis de derechos
humanos. En M. T. Falcón, Los grandes problemas de México. Relaciones de
género. (Vols. T-VIII, págs. 60-61). Ciudad de México, México: Colegio de México.
Nussbaum, M. C. (2010). Sin fines de lucro. Buenos Aires, Argentina: Katz Editores.
Singer, P. (1995). Ricos y Pobres. En P. Singer, Ética Práctica (pág. 225). Akal.
Locura, M. (03 de Agosto de 2014). El origen del patriarcado, la dominación en sociedades
sin estado y la falacia de la igualdad. Recuperado el 01 de Mayo de 2017, de Portal
Libertario Oaca: http://www.portaloaca.com/articulos/antipatriarcado/9251-el-
origen-del-patriarcado-la-dominacion-en-sociedades-sin-estado-y-la-falacia-de-la-
igualdad.html
Kingore, E. (s.f.). La educación en el hogar inhibe el machismo. Recuperado el 01 de Mayo
de 2017, de Familias: https://familias.com/361/la-educacion-en-el-hogar-inhibe-el-
machismo
Vanguardia. (09 de Octubre de 2014). Abortos ilegales causan el 13% de muertes
maternas en el país. Recuperado el 01 de Mayo de 2017, de Vanguardia :
http://www.vanguardia.com/actualidad/colombia/282244-abortos-ilegales-
causan-el-13-de-muertes-maternas-en-el-pais
Núñez, D. D. (14 de Mayo de 2016). Secretaría de Gobierno de Bogotá culpa a Rosa Elvira
Cely de su propio ataque. Recuperado el 01 de Mayo de 2017, de El Espectador:
http://www.elespectador.com/noticias/judicial/secretaria-de-gobierno-de-bogota-
culpa-rosa-elvira-cely-articulo-632350

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