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Las paredes oyen

Juan Ruiz de Alarcón

Las paredes oyen es una obra de amor y desamor que involucra a un joven, Juan,
que se encuentra perdidamente enamorado de Doña Ana. Este busca consejos en
su amigo Beltrán. Pero Doña Ana está enamorada de Don Mendo, quien es
esposo de Doña Lucrecia. La trama de esta obra empieza cuando Lucrecia le da
una carta a Doña Ana.

(Lucrecia lee la carta y se la da a Dona Aña)

Lucrecia: Forzoso, es ya que le cuente, porque el daño no se aumente, la causa


de mi dolor. Don Mendo es, pues, el sujeto por quien quiso amor que muera. Supe
que daba en mirar tu belleza soberana; que solo por ti Doña Ana me pudiera a mi
olvidar.

Ana: Mi celoso desatino el sueño me ha de impedir, ahora déjame sola por favor.

(Lucrecia sale)

Ana: Celia ven, ven a ayudarme a lamentar mi tormento.

(Entra Celia)

Doña Ana, destrozada por la acción de Don Mendo, vuelve acá casa, donde ve a
Don Juan y al Duque.

Escudero: Doña Ana, dos cocheros vienen a verla

Ana: Diles que entren

Escudero: Entrad

Juan: Pues a ti nunca te he visto, seguro haba de ser conocido

Duque: El cielo nos guarde, señora

Ana: Bienvenido

Duque: acá me envía el cochero que os servía y no puede hacerlo ahora debido a
un dolor cruel

Ana: ¿Tanto es su mal?

Juan: Por lo menos no podrá hacer servicios hoy.

(Celia entra corriendo)


Celia: Don Mendo viene

Mendo: ¡Gloria a Dios que llegó al puerto de combates!

Duque: Escuchar pretendo así a Don Mendo favorecer a Doña Ana

Juan: Pues, ¿que os parece?

Duque: Que por mi daño la vi…

(Salen Juan y el Duque)

En Esta Parte de la obra, Lucrecia se da cuenta del amorío de Don Mendo y Doña
Ana

Lucrecia: ¡Don Mendo con ella, cielos!

Ortiz: ¿Si sabe que estas acá?

(Lucrecia se pone a escuchar)

Lucrecia: Cerca el desengaño está.

Ortiz: Hoy averiguas tus celos

(Se va Ortiz y Lucrecia, entra Mendo y Ana)

Mendo: ¿Qué es esto, doña Ana hermosa?. ¿No me respondes? ¿Quién me ha


puesto mal contigo? Habla

Ana: ¿Tu puedes causarme enojos ‘’teniendo un alma y dos ojos para escoger la
más bella’’?

Mendo: Esperando habrá la necia Lucrecia tener de mi

Ana: ¿Qué sirven falsas excusas?

Al saberse ya la verdad de Don Mendo, Ana y Celia buscan la manera de


descubrir la mentira de este señor.

Celia: En hablar tan cortesanos, tan valientes en obrar, mucho dan que sospechar

Ana: Las manos les miran, que la verdad nos dirá

(Sale Ana y Celia)

Marcelo: Duque, ¿Puedo hablarle?


Duque: Si, Marcelo

Marcelo: Dame albricias

Duque: Tu tardanza me mata

Marcelo: Ya tu esperanza ha hallado puerta en el cielo.

Duque: Abrázame

Beltrán: ¡Que doblones! Ni que fueran marido y mujer

(Duque da papel a Lucrecia y ella lo lee)

Lucrecia: ‘’El que sin oír condena, oyendo ha de condenar; y esto me obliga a
pensar que es sin remedio mi pena’’

Beltrán: El alma desea por gloria obedecerte

Mendo: Ni quiero que me perdones, ni quiero volver a ver tu gracia

Escudero: De aquí podéis aguardar a que Don Mendo se vaya.

Ana confiesa su amor a Don Mendo, pero asimismo le hace saber que es un amor
imposible

Ana: Don Mendo, yo te confieso que tu descaro e muy llano, ya que has perdido y
resuelto el ofendido, tarde la disculpa viene

Mendo: ¡Todo lo pierdo! ¿Para qué quiero la vida?

Conde: Juzgarla también perdida si en hablar no eres mas cuerdo

Beltrán: Y pues este ejemplo ven, suplico a vuestras mercedes miren que oyen las
paredes.

Y así es como termina esta trágica historia, llena de mentiras y desengaños.

FIN DE LA COMEDIA

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