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Introducción

Son muchos los textos que abordan el tema de la vivienda popular y de las clases
medias en Argentina, especialmente en el periodo que nos interesa. (Liernur, Armus, De
Gregorio...tal vez contar brevemente sus focos). Lo que este texto pretende es hacer foco en la
dimensión política de la vivienda y a la relación intrínseca que esta tiene con el poder. Liernur
lo explica muy bien:

En la metrópolis, la casa no constituye un lugar neutro, opaco frente al Poder; lo


que permitiría entenderla como “carencia” en el caso de los sectores populares.
Por el contrario, la casa constituye la sede de dos momentos clave del sistema
global: la reproducción de la fuerza de trabajo y la realización por el consumo
del ciclo de producción. En su paradójica articulación con la vocación de
diferencia que supondrá el interior; estos dos momentos configuran el ámbito de
lo privado y se traducen en la estructura de la familia y en la economía
doméstica.1

Es en ese interior, privado e íntimo, con vocación de diferencia, donde se construyen las
subjetividades desde muy temprana edad. “La educación empieza en casa” nos enseñan en la
escuela, pues si esto es así, quien logre controlar lo que suceda dentro de ese espacio podrá
incidir en esa “educación doméstica”. La batalla por el control de la vivienda es la batalla por el
control de la subjetividad. Quien logre darle forma a ese espacio, le dará forma a la población.
En Argentina, esta batalla tuvo su punto de mayor ¿conflictividad? fines de siglo XIX y
principios del XX durante la “gran inmigración” y el proceso de consolidación del estado
argentino. La casa conocida como “chorizo” en Argentina tiene una importancia especial en
este proceso ya que, por su flexible estructura tipológica original supo recibir los discursos
dominantes sobre el interior doméstico y traducirlos con facilidad a lo largo de
aproximadamente 70 años de desarrollo. A partir de una disposición en hilera, totalmente
abierta con espacios indiferenciados, devino rápidamente en una casa compacta, volcada
sobre sí misma y con espacios especializados, cambios que serían la antesala de su
abandono como tipología y reemplazo por otros modelos.2

1
liernur..
2
Teresa del valle? Cita sobre los cambios en la vivienda
Antes de realizar una vivisección a las “casas chorizo”, es necesario recorrer
brevemente la historia y los discursos de la época en cuestión para entender, en primer lugar,
las razones que llevaron a que la vivienda individual, y en especial este modelo, se adopte
masivamente y, en segundo lugar, comprender los correlatos que explican y acompañan los
sucesivos cambios en la tipología y que llevarían en las últimas décadas a su abandono.
Todos los discursos y posiciones que recorreremos (políticos, religiosos, médicos, etc)
tendrán en común el afán formador de un “ser nacional argentino” influenciados, directa o
indirectamente, por el pensamiento eugenésico. Es principalmente en este momento que
nuestra conversación se nutrirá de investigaciones y estudios de sociología, antropología y
filosofía, ya que, si entendemos a la arquitectura como una producción social, sólo a partir de
su confrontación con estas áreas del conocimiento esta última adquiere sentido y se pueden
obtener respuestas acertadas, evitando caer en una autofagia disciplinar.
De especial utilidad nos serán los estudios de Foucault sobre el poder y su forma de
entenderlo no desde una concepción negativa o de prohibición, sino, por el contrario, como un
elemento presente en todas las relaciones y estructuras de una sociedad. Foucault define a
las tecnologías de poder como procedimientos o mecanismos a través de los cuales las
relaciones de poder se articulan en una sociedad mediante la producción de regímenes
específicos de verdad, es decir la elaboración de una verdad que será impuesta a un sector
determinado. Por ejemplo, podríamos considerar al casapropismo como una tecnología
destinada a instaurar como verdad la idea de que “la casa propia es un bien deseable y
necesario para el desarrollo de la vida”, pero claro que a eso lo analizaremos más adelante.
A partir de esto, un concepto crucial que Foucault nos brinda es el de biopolítica. Hay
varios lugares desde los que aproximarse a esta idea, pero la definición más simple y
abarcativa sería entender a la biopolítica como el modo en que el Estado organiza y administra
la vida social de los individuos mediante la organización y administración de la vida biológica.
La biopolítica implica el entendimiento de que las personas son esencialmente cuerpos
atravesados y regidos por leyes biológicas y que un país, una ciudad, una nación son grupos
de seres vivos también atravesados por rígidas leyes biológicas a las que Foucault
denominará poblaciones. Estos dos -los cuerpos, de manera individualizada y, las
poblaciones, de manera colectiva- son los objetos sobre los que se ejerce el poder, y el
entendimiento y posterior gestión y administración de estas leyes biológicas por parte de los
Estados tendrá como objetivo lograr la maximización de la vida de las poblaciones para su
aprovechamiento en la producción de capital.3

3
Para más información sobre biopolitica ver...
Organizacion y administracion de la vida: “Gobernar es poblar”

Nuestro recorrido comienza con el surgimiento del estado moderno argentino, en la


mitad del siglo XIX. Un año antes a la sanción de la Constitución Argentina de 1853, Juan
Bautista Alberdi, autor intelectual de la misma, redacta las “Bases y puntos de partida para la
organización política de la República Argentina”. En este texto describe los principios
fundamentales sobre los que la nación y el estado deberían ser construidos y que se verán
luego reflejados en la constitución.
Según Alberdi, uno de los principales problemas de la Argentina era su escasa
población en relación a las extensas porciones de territorio que ésta ostentaba. Por ejemplo,
para el censo de 1869 la Argentina contaba con una población que no llegaba a los dos
millones de habitantes, mientras que Brasil ya rozaba los diez y Estados Unidos estaba
alcanzando la cifra de cuarenta millones de habitantes. En este sentido, el primer paso para
construir una nación sería aumentar el número de individuos que la habiten. La biopolítica
comienza a hacerse presente de manera contundente: reproducir a la población y asegurar el
capital humano.
“Gobernar es poblar”, ese será el leit motiv que acompañará la primera parte del
proceso de construcción de una población nacional. Ésta famosa proclama alberdiana sintetiza
las estrategias biopolíticas de finales de siglo XIX y principios de siglo XX: la captación,
gestión y distribución de las poblaciones a lo largo y ancho del territorio atribuido a “la patria”
(seguido de la transformación de los individuos). El mismo Alberdi decía:

La América independiente está llamada a proseguir en su territorio la obra


empezada y dejada a la mitad por la España de 1450. La colonización, la
población de este mundo, nuevo hasta hoy a pesar de los trescientos años
transcurridos desde su descubrimiento, debe llevarse a cabo por los mismos
estados americanos constituidos en cuerpos independientes y soberanos. La
obra es la misma, aunque los autores sean diferentes. En otros tiempos nos
poblaba España, hoy nos poblamos nosotros mismos. A este fin capital deben
dirigirse todas nuestras constituciones. Necesitamos constituciones,
necesitamos una política de creación, de población, de conquista sobre la
soledad y el desierto.4

4
Alberdi, Juan Bautista. Bases: y puntos de partida para la organización política de la República
Argentina. Buenos Aires: Fundación Bases. p. 115 Recuperado a partir de
Desde luego, ese “nosotros” del que habla Alberdi no incluye a las poblaciones nativas
ni a las personas afrodescendientes que vivían en el suelo de la naciente República. Alberdi,
como otros estadistas liberales de aquella época, era criollo, es decir, descendiente de
españoles nacido en suelo americano, entendía que la nueva república estaba inscripta en una
tradición europea, y que sólo la población que, directa o indirectamente, de allí provenga traería
el progreso.
La “conquista sobre la soledad y el desierto” es una conquista sobre lo que a España le
había quedado pendiente: cuerpos y territorios. Alberdi, seguidor de las ideas del clérigo y
demógrafo británico Thomas Malthus, creía que podía solucionar al mismo tiempo los
problemas causados por la sobrepoblación en Europa y la falta de pobladores “de calidad” en
un país con recursos de sobra. 5 En concordancia con estas ideas se establecieron en la
segunda mitad del siglo XIX y comienzos del siglo XX políticas que fomentaban la inmigración
de personas provenientes de países europeos, especialmente de aquellos que gozaban con
buena reputación internacional como Inglaterra y Francia.

Tras los repartos de las tierras, arrebatadas a los pueblos nativos, entre las familias de
la oligarquía argentina, la tierra comenzó a verse como un recurso inagotable al que se le debía
sacar provecho: el suelo se consagraba como mercancía. Las tierras fértiles de la pampa
húmeda se convertirían en el sostén del modelo agroexportador que llevaría adelante el país a
lo largo de las décadas siguientes. Dicho modelo requería no solo tierra sino individuos
preparados para el trabajo de campo, a los que se pueda contratar directamente como mano
de obra o arrendar una porción de las interminables tierras pampeanas. Pero claro que los
“Facundos” que poblaban el campo argentino no servían para tal tarea - a los ojos de las
élites-, y solo la mano de obra europea seria la puerta a la prosperidad:

Haced pasad el roto, el gaucho, el cholo, unidad elemental de nuestras masas


populares, por todas las transformaciones del mejor sistema de instrucción; en
cien años no haréis de él un obrero inglés, que trabaja, consume y vive digna y
confortablemente.6

Siguiendo estas ideas escritas por Alberdi se sanciona, en el año 1853, la primera
constitución argentina, cuyo contenido reza por el fomento de la inmigración europea, en

http://biblioteca.libertyfund.org/sites/default/files/bases-libro-electronico.pdf
5
Ibid. p. 115
6
Ibid. p. 36
especial de aquellos individuos que vengan a trabajar la tierra, y por la colonización de las
tierras del interior del país.7

En este momento de construcción del estado moderno y de la consolidación de una


población argentina las estrategias biopolíticas se caracterizarán por la atracción y el
movimiento de masas y su distribución a lo largo del territorio, un proceso que tendrá su
apogeo a fines de siglo de XIX y principios del XX y se extenderá, con menor fuerza, hasta
entrada la década del ‘40.

Los inmigrantes: los nuevos habitantes.

La “gran inmigración” en la Argentina trajo consigo grandes cambios en las estructuras


familiares y domésticas, principalmente urbanas, pero también rurales. Antes de este proceso
era normal en la vivienda rural la convivencia de varias generaciones familiares, debido muchas
veces a la escasez de recursos. Era habitual también la existencia de uniones consensuales no
matrimoniales, y en más de la mitad de los casos, los hogares estaban encabezados por
mujeres, a causa de la migración temporaria (o permanente) del marido, su fallecimiento o
simplemente su inexistencia. (cita vida privada)
En el ámbito urbano la tendencia neolocal - es decir el establecimiento de un nuevo
hogar por fuera del seno familiar por parte de las generaciones más jóvenes- estaba bien
establecida entre las élites, donde la idea de familia nuclear burguesa ya estaba arraigada. En
las clases medias y populares existían pretensiones aspiracionales inspiradas por las elites, la
iglesia y el estado, sin embargo, la convivencia de varias generaciones en una misma casa
seguía siendo común, debido principalmente a la falta de vivienda urbana. Era normal para ese
entonces la existencia de las casas de inquilinato, lugar donde convivían diferentes familias en
el mismo edificio y que eran antecedentes directos de los conventillos que ocuparían los
inmigrantes.8
La llegada de inmigrantes a suelo argentino tuvo diferentes características según
distintos momentos. En la primera etapa la mayoría de los individuos que llegaban a los puertos
argentinos eran hombres solos en busca de trabajo. El objetivo era ganar dinero para girar a su
país de origen, era un momento inestable y de una masa inmigratoria fuertemente desarraigada
al suelo argentino (cita liernur y de Gregorio creo). En este grupo de hombres solos también

7
Constitución 1853, preambulo y articulos 18, 25 y 125.
8
Para mas info: cita historia de la vida privada...
existían aquellos que venían con el objetivo de “preparar el terreno” para la posterior llegada de
su familia. En este periodo la inmigración tenía un rostro netamente masculino, el cual se irá
equilibrando con las olas posteriores en las que algunos hombres solos volverán a sus países
de origen y los grupos migratorios que llegaban al país estarán caracterizados por una mayor
presencia de familias.(cita) En la mayoría de los casos las personas que llegaban al país eran
de origen campesino y no justamente de los países que Alberdi pretendía. El mayor número de
inmigrantes provenía de Italia, España y Europa del este, y no venían atraídos por la cultura y
civilización9 argentina sino con la promesa de tierra y trabajo para paliar las crisis, desempleo,
hambre y guerras que azotaban sus países. Es de destacar también la diferencia entre la
migración masculina y la femenina. Mientras que los varones lo hacían de forma autónoma e
independiente las mujeres siempre lo hacían en carácter de esposa o hija. Miguez destaca otra
diferencia fundamental, ahora entre las mujeres criollas y las europeas: las pautas de conducta
de estas últimas eran mucho más severas, lo que podemos traducir en un sometimiento
patriarcal mucho más marcado y que se ve reflejado en la escasez de familias migrantes con
mujeres como jefas de hogar. (cita) Este mayor disciplinamiento en las mujeres europeas, en la
mezcla y contacto con las criollas, afectará las pautas de conducta de la población femenina en
general.

La proporción de inmigrantes que desembarcaron era muy alta en relación a la


población de las ciudades, lo que derivó en importantes cambios en las formas de habitar
existentes hasta la fecha. Uno de los más notables es la convivencia de varones solos, ya sea
en conventillos, pensiones o ranchos para peones, esto con el objetivo de maximizar el ahorro,
lo que se traduciría en una mayor cantidad de dinero girado a sus familias en el exterior.
Aparecen también aquí nuevas formas de familias ensambladas, ya no multi-generacionales,
sino entre familias de primos y hermanos que conviven para solventar gastos en conjunto.(cita
vida privada)
Si bien, como mencionamos antes, ya era común en las ciudades la convivencia de
grupos familiares diversos en una misma casa, a partir de la llegada de los inmigrantes este
fenómeno se diversificó y extendió aún más. Según un estudio de Anahi Ballent, en el año 1943
el 54% de las familias de Buenos Aires aun alojaban en su vivienda a otros individuos ajenos al
núcleo familiar cercano como una forma de aligerar gastos, lo que deja ver que estas formas de
convivencia diversas, reforzadas por la inmigración, tendrían un efecto profundo y extendido a
lo largo del tiempo. (cita ballent)

9
Cita de arlberdi deseando que los inmigrantes vengan atraidos por la cultura y civilidad del pais
En este contexto de aluvión inmigratorio y falta de vivienda se da el nacimiento del
conventillo, posiblemente, el aparato arquitectónico argentino más rodeado de mitología con el
correr de los años. Cuartos seriados, uno al lado del otro, alrededor o a lo largo de un patio,
galería mediante, con servicios higiénicos compartidos -en el caso que existieran-, ese es el
modelo que se repetirá en las urbes de la llanura pampeana -principalmente Buenos Aires y
Rosario- para contener a las masas migratorias.
En él, cada familia podía hacerse con un cuarto para sí misma- en el mejor de los
casos, ya que en algunas situaciones dos o más familias debían compartir la misma habitación,
aunque lo más probable es que sean familias con algún grado de parentesco -. Es en este
cuarto donde se concentrará la vida “privada” de los individuos y funcionará también como
único representante espacial de la unidad familiar. Una publicación de 1901 de la revista “Caras
y Caretas” describe, la organización de una familia dentro de uno de estos cuartos:

Pero es necesario ver cómo se las componen los infelices, sobre todo
por la noche: el matrimonio ocupa un catre de lona; la madre política del esposo
se acuesta sobre el cajón donde se guardan todas las prendas de vestir y
enseres de la casa, y que además presta el servicio de mesa; al niño mayor se
le acomoda sobre unos trapos en el suelo, al mediano se le instala en el techo
en una repisa colocada en la pared, y a los dos menores, colgados en una
percha, a guisa de carteras de viaje o de embutidos10

Esta escena, con tintes caricaturescos y satíricos, sin duda representaba una imagen
desordenadamente inmoral para las élites argentinas, pero probablemente no era atípica para
las familias de inmigrantes acostumbradas a convivir todas en un solo cuarto en sus viviendas
rurales de Europa.11

Una característica importante que distingue al conventillo de otros tipos habitacionales


era su carácter social y colectivo. La división entre el espacio público y el espacio privado, uno
de los principales pilares de la modernidad era desafiado por este edificio. 12 Los patios eran

10
Cita caras y caretas
11
liernur
12
Como señala Javier Caballero Galván: “Pero además, el pensamiento dicotómico alcanzará el proyecto
político liberal emanado de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en el que para
construir a este “hombre” libre y acreedor a ciertos derechos será necesario establecer esferas de acción
que le permitan ejercerlos. Sin ser explícito, el documento se referirá a una esfera pública en la que la
libertad del individuo deberá garantizar la libertad de los demás, y una esfera privada en la que se
fundará el derecho natural a la propiedad y al ejercicio de la libre elección. La ley será entonces el
instrumento encargado de regular la relación entre ambas esferas y la interacción entre la multiplicidad
de libertades; pero en tanto que esta es ontológicamente prohibitiva, es decir, que lo que no se señala en
espacios vivos y activos, cualidades que serán representadas de sobra en los sainetes criollos,
allí convivía la vida social y cultural con los trabajos productivos (zapateros, sastres, modistas,
costureras, lavanderas, etc.) y de cuidado. (cita cravino) El patio -y sus galerías- era un espacio
que posibilitaba la creación de redes sociales y políticas, permitía el cuidado colectivo,
liberando tiempo a las mujeres para el trabajo productivo y acabaría por ser sala de parto de
diferentes manifestaciones sociales de reivindicación de derechos como la huelga de inquilinos
de 1907.13

Eugenesia – “Gobernar es argentinizar”

Para la segunda década del siglo XX se podría que, en términos numéricos, las políticas
de inmigración habían sido todo un éxito. El número de habitantes del país había pasado de 4
millones en 1985 a casi 8 millones para 1914, el doble en menos de dos décadas (cita). En el
mismo período, el porcentaje de población urbana paso de 37,4% a 52,7%, en una tendencia
que solo se iría incrementando. La ciudad de Buenos Aires se había consagrado con creces
como el mayor núcleo urbano con una población de 2 millones de habitantes, seguida por
Rosario con 245 mil y Córdoba con 120 mil. (cita) Argentina estaba haciendo rápidamente el
cambio de una sociedad rural a una mayoritariamente urbana.

Estos nodos urbanos estaban formados por un conglomerado de criollos de diferentes


estratos sociales y de grandes grupos de inmigrantes de diversos orígenes y con un fuerte
arraigo cultural para con sus naciones de partida (cita parejas homoetnicas). A causa del
contacto entre estos grupos se fue formando una enorme masa informe (cita romero) que
mucho distaba del ideal de las grandes ciudades civilizatorias que Sarmiento había imaginado.
La identidad nacional estaba nuevamente en juego. (18 Roldan p35)

Diego Roldan hace un análisis de los periódicos de Rosario en los meses anteriores al
centenario de la independencia. En esa época la ciudad no escapaba a la descripción hecha en
el párrafo anterior, por el contrario, es tal vez el mejor ejemplo de lo que sucedía con la
población urbana, que en esta urbe estaba compuesta por un 50% de inmigrantes. Los
periódicos describían a la ciudad como una “ciudad fenicia” donde “la decadencia moral (…)
dejaba que la nacionalidad se precipitara en el olvido” (Cita roldan p36). La disputa por la

ella se permite, la esfera privada quedará exenta de tal regulación. Esta exención obviamente no pasará
inadvertida, sino que será precisamente la esencia de la teoría política liberal.” Caballero Galván, J.
(2016, mayo 21). Los criterios de diseño arquitectónico de la vivienda moderna desde la perspectiva de
género. Debate Feminista, 51. Recuperado de
http://debatefeminista.cieg.unam.mx/df_ojs/index.php/debate_feminista/article/view/2071 p. 40
13
Roldan Op.Cit. p. 128
identidad era tal que se llegó a prohibir el uso de símbolos y música de otras naciones en la
fecha del centenario. Los diarios y censos de la época tampoco describían una buena imagen
de la situación habitacional de las clases medias y populares en las principales ciudades, en
Rosario solamente, se contabilizaban 959 conventillos y solo 1500 piezas de baño, en los que
vivían en promedio 5 familias por construcción y que el ETHCD categorizaba como
antihigiénicas. (cita conventillos de rosario roldan p.126) Si comparamos con datos del
Departamento Nacional de Trabajo para la ciudad de Buenos Aires nos encontramos con que
la mayoría de las habitaciones de los conventillos de la ciudad se encontraban en “buenas
condiciones”. (cita liernur) Si bien se trata de ciudades diferentes, hay lugar para pensar que los
parámetros para considerar “higiénico” o “antihigiénico” un edificio podía variar según las
intenciones de quien elabora las estadísticas. (cita de roldan sobre las estadísticas). Liernur
destaca, además, que hasta entrada la última década del siglo XIX los conventillos aun no
gozaban de una reputación de “inmorales”, sino que la crítica estaba asociada exclusivamente
a aspectos técnicos-higiénicos, que eran mejorables dentro de los márgenes del modelo
mismo. El momento en que la postura hacia ellos cambia hacia la erradicación coincide con el
azote de sucesivas epidemias en las ciudades y con el desarrollo de nuevas tecnologías de
disciplinamiento social como la escuela obligatoria o el servicio militar.

Este paisaje caracterizado por la presencia de diferentes enfermedades, el crecimiento


urbano desmesurado y una marcada pugna identitaria ponían en peligro el plan de “progreso”
pensado para la nación. Es bajo las condiciones de este contexto donde “los elementos
moralizadores e higiénicos se aunaron con los biomédicos” y se hizo propicia una “predica a
favor de la eugenesia” (cita roldan)

Para esta época, el Movimiento Eugenésico estaba entrando en su apogeo en todo el


mundo y en especial en la Argentina. Esta corriente de pensamiento tomaba inspiración de las
teorías elaboradas por Darwin sobre la evolución. Defendía la idea de que los individuos están
determinados hereditariamente y que el progreso de una sociedad dependía, por ende, de la
selección natural. Sin embargo, para los eugenistas las implicancias de la vida moderna
impedían el proceso de la selección natural produciendo una degeneración racial y, por lo
tanto, coartando el progreso. Es por esta razón que se hacía necesario recurrir a un proceso de
“selección artificial” a través de políticas públicas que suplanten a la selección natural obsoleta
y equilibre la balanza. (cita)
Es necesario aclarar que no toda la sociedad estaba organizada o articulada hacia este
movimiento, pero si, el pensamiento eugenésico supo instalarse como un nuevo paradigma en
sectores muy disimiles de la sociedad. Es justamente la heterogeneidad uno de los elementos
que caracterizan al Movimiento Eugenésico Argentino. En él orbitaban fascistas, anarquistas,
socialistas, liberales, conservadores, católicos y ateos. Esta coincidencia de pensamiento entre
sectores X la explica a través de dos razones. Por un lado, la preocupación por la construcción
del ser nacional, tarea que implicaba una preocupación fuerte por cuestiones de índole racial.
Por otro lado, los crecientes problemas sanitarios e higiénicos, el hacinamiento, las revueltas
sociales, los hábitos leídos como inmorales, etc. Son todos elementos que apoyaban el
diagnóstico de la decadencia y la degeneración producidas por fallas en la selección natural
que proponía el pensamiento eugenésico. (cita)

Otra de las particularidades del Movimiento Eugenésico Argentino – y que a nosotros


nos resulta de especial interés- es la importancia que éste le otorgó a los factores ambientales
como agentes influyentes en la constitución ontogenética de los individuos – es decir en el
desarrollo del cuerpo vivo desde el embrión hasta la edad adulta -. Para ellos, la mejora de las
condiciones de vida de los más desfavorecidos implicaría una mejora en su desarrollo físico y
mental, mejoras que serían codificadas y posteriormente heredadas directamente por su
descendencia. En palabras más simples: si los padres eran pobres, promiscuos y alcohólicos
en el momento de la concepción, los hijos heredarían genéticamente esas condiciones. De la
misma forma en que si los padres se convertían en personas educadas, trabajadoras y de
buena moral familiar, esas serían las características que sus hijos heredarían.

Es por esta razón que se vuelve una obligación del estado garantizar las condiciones
mínimas de salubridad del medio para no poner en riesgo el progreso futuro. Este pensamiento
abrió la puerta a un estado higienista altamente medicalizador y biologicista, que inserta la
lógica médica en todas sus áreas contraponiendo “lo normal” con “lo patológico”, y poniendo “la
salud” de la sociedad por encima de los derechos del individuo. Esta medicalización del estado
es apreciable al observar que varios de los políticos más notables de la época compartían la
profesión de médicos.

Como explica X el pensamiento eugenésico de la primera mitad siglo XX es un claro y


brutal ejemplo de la matriz biopolítica (cita) y en cuestiones de hábitat se vio reflejado al menos
de dos maneras: con la conformación de equipamientos arquitectónico-territoriales para
disciplinar y asegurar poblaciones, siendo el hotel de inmigrantes de Buenos Aires un claro
ejemplo, y, con un programa de desprestigio a las formas de habitat de los sectores populares,
en especial al conventillo -aunque luego se extendería a la casa chorizo- en conjunto con el
establecimiento de modelos habitacionales a acorde con la moral de familia nuclear burguesa.

Como explica Maria Silvia Di Liscia, el hotel de inmigrantes de Retiro, era un dispositivo
organizador de poblaciones. (cita) Si bien los planes para su construcción existían desde la
década del ’70, se inauguró completamente en 1912. Desde luego, que, en este edificio en
particular, la palabra “hotel” suena más a eufemismo. Era, en todo caso un complejo edilicio de
carácter heterotópico (cita Foucault) donde se citaban al mismo tiempo diferentes dispositivos
arquitectónicos biopoliticos: la aduana, la escuela, el hospital y la prisión. El objetivo del hotel
no era solo dar cobijo a las familias recién llegadas para que se recuperen de su largo viaje a
través del océano. El hotel tenía la función de individualizar a la población que bajaba de los
barcos para poder descartar a los “defectuosos”. (poner la cita del ciego) Eliminar a los
individuos que podrían resultar una amenaza a la calidad de la población como un “todo”.
Como se podía ver en los anales del Departamento Nacional de Higiene, Vol. II de 1892:

(…) la higiene no admite el principio de que un individuo sea dueño de disponer


de su persona o propiedad hasta el punto de causar con ellos perjuicios a la salud
pública. (cita)

Ese afán organizador se basaba en la lógica medica de lo normal contrapuesto a lo


patológico. Así a la masa informe que descendía de los barcos se le daba un orden: se dividia
al sano del enfermo, a los varones de las mujeres, a los blancos de los no blancos, a los
obedientes de los díscolos, a los ricos de los pobres. Esta división enunciativa tenía una
traducción en el espacio: las personas sanas iban directamente al hotel, los enfermos
recuperables al hospital del complejo y los que significaban un riesgo mayor eran enviados al
hospital de la ciudad o directamente eran devueltos a sus países. En el hotel, a las mujeres se
las separaba de los varones, siendo los dos primeros pisos las habitaciones comunes
masculinas y el último piso para mujeres y niños. Tanto las inmensas habitaciones del hotel,
como sus corredores estaban revestidos de piso a techo con azulejos blancos, respetando el
principio higienista de la lavabilidad, heredado de la ciencia médica-hospitalaria. (cita)

El hotel presentaba una estricta organización del espacio y del tiempo, estableciendo
horarios específicos para la entrada y salida, para las comidas, y desde luego un ritual de
presentación de documentos para el ingreso al país. El hotel – más específicamente su oficina
de migraciones- era el primer punto de encuentro del inmigrante con el omnipotente estado,
que se hacía presente en forma de impolutos y largos mostradores que dividían el espacio-
tiempo de la burocracia con el bullicio indistinguible de las masas transoceánicas. El hotel
también contaba con una oficina de trabajo, encargada de formar a los individuos en las tareas
rurales y de ubicarlos en algún trabajo en algún lugar del país.(cita) Recordemos que uno de
los objetivos del fomento de la inmigración era conseguir mano de obra que sirva de fuerza de
trabajo para el modelo agro-exportador. En sus memorias, el director de migraciones, Alsina,
deja en claro cuáles eran los aspectos que se miraban en las personas que llegaban para
asegurar su “calidad”:

Todos los pasajeros que ha conducido este buque proceden de


puertos españoles, gente joven y robusta y familias con destino, aptas para el
trabajo de campo y útiles para el país, habiendo venido todos ellos con sus
correspondientes documentos personales. (Cita)

Alsina, en sus memorias de las llegadas, busca argumentos para asegurar que quienes
bajaban de los barcos eran personas sanas y viriles que garantizarían el progreso del país. El
ejerce personalmente la “selección artificial” con el foco puesto en el cuerpo biológico:

Toda esta masa es fuerte y vigorosa, de buena complexión orgánica y


bien dispuesta para el trabajo. No es gente de desecho ni derrotada por la
penuria. Su aspecto, su decisión, la fuerza de voluntad que se requiere para
expatriarse a buscar fortuna en un país lejano, son cualidades que evidencian
todos los inmigrantes, y por si solas, desde luego, incompatibles con un
concepto de enfermedad y hasta de debilidad. (cita)

Como vimos, el foco esta puesto en lo orgánico, en garantizar la sanidad del cuerpo,
pero se utiliza eso también para argumentar lo que no se puede ver ni tocar, se asocia el
aspecto sano y la buena complexión física con valores como la buena disposición al trabajo y la
ausencia de derrota y al mismo tiempo se establece que la hazaña que significa abandonar el
país y cruzar el océano solo puede ser asociado con personas de cuerpos sanos y fuertes.
Esta es la lógica que predominará en este periodo.

El hotel de inmigrantes podemos decir que fue un equipamiento arquitectónico-territorial


modelo, que buscaba construir al ser argentino inmediatamente desde su llegada. En primer
lugar, presenta la idea de un estado fuerte, materializado con un edificio de escala monumental
y sostenido por su estricto aparato burocrático materializado con los mostradores que separan
los dos mundos. Nos presenta también la idea del decoro moral cristiano, basado en la
diferencia sexual, dividiendo a mujeres de varones para evitar cualquier perversión – es
importante recalcar que el movimiento eugenésico militaba por que se prohíba el matrimonio y
la procreación entre personas “insanas”, idea que la iglesia no compartía en su totalidad, pero
si apoyaba la “consejería” matrimonial, abogando por conformar “mejores” parejas- , además se
asociaba el cuidado de las infancias como tarea que debían realizar “naturalmente” los
individuos femeninos, al disponer que estos duerman en la misma habitación que las mujeres, y
en un gesto más tenue pero no por ello menos real, disponiendo las habitaciones masculinas
en las plantas bajas se hacía una relación directa de lo masculino con el espacio público.

Contra el conventillo

Como mencionamos más arriba, la segunda forma en que la matriz biopolitica se puede
ver expresada en políticas de hábitat es en el afán por erradicar el conventillo de las ciudades y
la búsqueda por nuevos modelos de vivienda que se correspondan con la agenda política y
moral de las élites. En 1910 el médico Augusto Bunge - quien fue diputado por el socialismo
entre 1916 y 1936-  publicaba “Las conquistas de la higiene social” donde explicaba, en
coincidencia con el pensamiento del movimiento eugenésico argentino, que “sanear” los
ámbitos de desenvolvimiento de los obreros era crucial para evitar la decadencia social. Diego
Roldan explica:

A juicio de Bunge, solo una combinación virtuosa de hábitos racionales y


condiciones higiénicas de habitación y trabajo anularían la decadencia obrera.
Los dos caminos para reconstruir la fortaleza física y espiritual de la nación eran
la educación y la reforma social.(cita)

Según las ideas de Bunge, los malos hábitos, las deplorables condiciones de
habitabilidad y las extenuantes jornadas de trabajo producirían condiciones de fatiga en el
obrero, que repercutirían con mayor impacto en la sociedad y terminaría generando bajas en la
productividad. Aquí se aprecia cómo el pensamiento eugenésico atravesaba sectores
diferentes de la sociedad, en este caso al socialismo.

En este afán reformista, a los malos hábitos había que enfrentarlos con la misma fuerza
que a las epidemias. El conventillo se consagrará como el chivo expiatorio de los males de la
época, engendro productor de las enfermedades biológicas y espirituales, las unas atadas a las
otras; prostitución y ociosidad eran males tan fuertes como la tuberculosis y la fiebre amarilla.
Las enfermedades del ser derivaban en enfermedades del cuerpo y viceversa, y el conventillo
era el núcleo de cultivo de ellas, era el culpable de la división de la familia y, por ende, de la
destrucción de la sociedad moderna. El diputado Juan Félix Cafferata, político argentino
perteneciente al Partido Demócrata Nacional, también médico y que sería el impulsor de la Ley
Nacional de Casas Baratas, decía lo siguiente sobre el conventillo:

El conventillo es una lacra. Allí habita la promiscuidad, germina la


rebeldia, florece la tuberculosis, se disgrega la familia, se rompe la niñez y
naufraga la edad madura. Los conventillos son atroces. Las suciedades en
contacto. El pudor y la independencia imposibles. Las pasiones acechando
pared de por medio en lucha y contacto cotidianos (...) Este es el conventillo,
foco de todas las ruindades.  (cita)

La cita de Cafferata, deja ver perfectamente cómo se entrelazaban en el mismo


discurso el juicio moral y el médico a la hora de argumentar en contra del conventillo.  Cafferata
era un acérrimo defensor de la iglesia católica y a lo largo de su vida participó en diferentes
instituciones afines, por lo que no sería errado deducir que gran parte de su educación moral
estaba basada en la doctrina cristiana. (cita)

La noción general que se tenía acerca de los conventillos en aquella época, es la de


unos lugares insanos, completamente anti higiénicos y caóticos, aunque algunos estudios y
relevamientos sugieran lo contrario (cita). Estas descripciones negativas sobre el inquilinato
han logrado mantenerse durante todo el siglo XX hasta nuestros días esencializando y
estereotipando a la tipología y a sus ocupantes. (cita roldan)

Liernur explica que hasta entrada la década de 1890 las condiciones higiénicas de la
habitación, el conventillo en este caso, se creían mejorables dentro de los límites del modelo
mismo y que muchas personas seguían eligiendo este tipo de modalidad de hábitat, entre otras
razones, por su cercanía con las ofertas de trabajo y los servicios, que se volvieron de difícil
acceso en las afueras. (cita) Como mencionamos en el apartado anterior, el estilo de vida que
el conventillo permitía y fomentaba, por más que se solucione la dimensión higiénica, no era
adecuada para los modos de vida que las élites conservadoras pretendían instalar en las
masas populares. No importa cuánto se mejoren las condiciones higiénicas del conventillo, este
modelo de hábitat nunca sería capaz de producir al “ser argentino” que el estado buscaba, muy
por el contrario, propiciará la creación de cuerpos rebeldes al sistema económico, político y
moral: sindicalistas, anarquistas y prostitutas.
Y nuestro hombre que con poco podía haber continuado siendo un
elemento conservador por excelencia de la sociedad, entrará en la militancia
obrera… hará huelga, provocará disturbios… será en breve un verdadero
elemento de trastorno social…  (cita)

El marcado carácter social de los conventillos, al que paginas atrás hicimos referencia,
resultaba sumamente peligroso para los sectores dominantes, los patios y galerías eran nidos
de organización política. El ser argentino debía ser dócil y obediente, el sindicalismo, la huelga,
la rebeldía, la subversión, desde la lógica médica, eran virus que atentaban contra el cuerpo
nacional, ponían en peligro “el progreso” del país. José Figueroa Alcorta, un político
conservador, quien fue presidente durante los mismos años en que se desarrolló la huelga de
inquilinos, expresaba en un discurso:

El conventillo, el inquilinato y demás zahúrdas cerradas a la luz y al aire no


limitan su acción al fermento de las protestas aisladas y los extravíos libertarios;
no circunscriben su acción morbosa al desgaste gradual de lo que ha caído en
sus garras, sino que extienden su influencia perniciosa sobre el porvenir,
comprometiendo las energías vivas del país en un descenso seguro, pues nada
hay más evidente que de ahí no pueden salir más que organismos
valetudinarios, incapacitados para la lucha por el bien, por los ideales de la vida
culta, por la conquista del progreso social.

Figueroa Alcorta relaciona directamente la falta de luz y aire en los edificios con la gesta
de protestas y acciones políticas, y que la presencia de esta “manzana podrida” pone en peligro
toda la cosecha. La analogía aquí es intencionada, el discurso del Expresidente Alcorta se
alinea con la visión biopolítica de la sociedad, según la cual la presencia de un “virus” en un
sector es fácilmente transferible a otros si éste no es controlado o erradicado.

Para las clases dominantes la existencia de revueltas y hábitos “insanos” no


representaban un problema solo porque imposibilitaba la construcción del proyecto de nación
mediante el control de las clases populares, sino que, veían el riesgo de contagio virulento de
alguna de estas enfermedades - la fiebre amarilla, “las ideas libertarias” o la promiscuidad-
como una posibilidad que acechaba a la aristocracia misma. Guillermo Rawson, otro político y
médico higienista argentino, escribe en relación a esto:
De aquellas fétidas pocilgas, cuyo aire jamás se renueva y en cuyo
ambiente se cultivan los gérmenes de las más terribles enfermedades, salen
esas emanaciones, se incorporan a la atmósfera circunvecina y son conducidos
por ella tal vez hasta los lujosos palacios de los ricos. Un día, uno de los seres
queridos del hogar, un hijo, que es un ángel a quien rodeamos de cuidados y de
caricias, se despierta ardiendo con la fiebre y con el sufrimiento de una grave
dolencia (...) aquel cuadro de horror que hemos contemplado un momento en la
casa del pobre. Pensemos en aquella acumulación de centenares de personas,
de todas las edades y condiciones, amontonadas en el recinto malsano de sus
habitaciones; recordemos que allí se desenvuelven y se reproducen por
millares, bajo aquellas mortíferas influencias, los gérmenes eficaces para
producir las infecciones, y que ese aire envenenado se escapa lentamente con
su carga de muerte, se difunde en las calles, penetra sin ser visto en las casas,
aun en las mejor dispuestas; y que aquel niño querido, en medio de su infantil
alegría y aun bajo las caricias de sus padres, ha respirado acaso una porción
pequeña de aquel aire viajero que va llevando a todas partes el germen de la
muerte.

En su discurso de Rawson deja ver de manera contundente su visión higienista y la


influencia de la eugenesia es clara. Plantea un enemigo invisible, que ingresa por la puerta de
la casa aristocrática. Lo único distinguible es el síntoma y el origen: El germen imaginario no es
alguna enfermedad precisa, es más bien el conjunto de hábitos malsanos de aquellos que
viven amontonados y que pone en peligro de contagio a todas las generaciones futuras y con
ello a la familia como institución. La preocupación de Rawson por la niñez no es casual: el niño
es la descendencia, es quien asegura la continuidad del progreso de la nación. Aquí volvemos
a la preocupación original de los eugenistas argentinos: el medio es fundamental para el
crecimiento sano del niño. Es por ésta razón que se le debe proveer un ambiente higiénico que
garantice su correcto desarrollo ontológico. Es en este punto donde la lógica eugenésica
también encuentra un correlato con la moral cristiana y los valores socialistas: la familia y el
hogar se vuelven instituciones fundamentales puesto que, al ser el primer y principal medio de
desenvolvimiento de la vida, serán garantes del buen crecimiento y desarrollo de los niños.
También por esta razón, la participación de las mujeres en la vida pública-productiva se verá
impedida, puesto que sobre ellas recaerá la responsabilidad de “guardianas del hogar”, ellas
serán las responsables de garantizar que el ambiente hogareño sea el adecuado para la vida.
Desde este momento, el modelo de familia nuclear, clase media, heterosexual y cristiana será
reproducido y representado con más fuerza que nunca antes, ya que devendrá la unidad inicial
de reproducción de la fuerza de trabajo, siendo la casa individual no solo su lugar de
representación sino, y principalmente, el dispositivo que las produzca.

¿Capítulo 2?

En las primeras décadas del siglo XX la crítica moral al conventillo comienza a hacer
mas fuerte, solapándose con la crítica higienico-biologica (cita liertnur). Comienza a existir una
real preocupación por la búsqueda de modelos alternativos de vivienda y el casapropismo
como tecnología de poder se empieza a consolidar. Teniendo en cuenta lo descrito en párrafos
anteriores, podemos entender por qué resultaría conveniente arraigar familias mononucleares
en sus propios lotes individuales, y como esto es un instrumento biopolitico. Este será el
análisis en el que nos enfocaremos más adelante, estudiando específicamente la evolución
tipológica de la vivienda media y popular a partir del modelo de “casa chorizo”. Pero antes, no
podemos dejar de nombrar otros elementos que posibilitaron y/o coadyuvaron al crecimiento
suburbano y la imposición de la casa propia como modo de vida deseado y que aún no se han
mencionado. Liernur y Armus, entre otros, ya han hecho referencia a estas cuestiones, por lo
que no vemos necesario detenernos a realizar una explicación detallada de cada una de ellas,
el fin es mencionarlas para que sean tenidas en cuenta en una lectura más completa de la
temática:

1) El crecimiento de los sistemas de transporte urbano e interurbano como el tranvía y


el tren.

2) La menor presión del suelo agrícola sobre el urbano.

3) La suba del valor del suelo en el centro de las ciudades por las mejoras en la
infraestructura y los servicios, llevando también a una suba en los alquileres.

4) Los lotes a bajo costo en las afueras y las financiaciones a largo plazo, que en
muchos casos igualaban los precios de los alquileres.

5) El poder político económicamente liberal, que permitía la autorregulación del


mercado y la libre acumulación de renta por medio de la venta del suelo en las
afueras de las ciudades o a través de empresas de colonización.

Otra idea que Liernur menciona, y que estaba presente en el discurso higienista,
eugenésico y moral que venimos analizando, es la romantizacion de la ruralidad. En el discurso
medico estaba bien instalado que la vida en el campo era una vida más sana, no solo por el
ambiente menos degradado sino, también por los hábitos de “sacrificio” necesarios para
mantener una vida rural:

Hacer al niño un pequeño campesino, cambiar la vida urbana por la


campestre, la vida de los aposentos por la vida del campo, la privación del sol
por la exposición al sol, el temor al frío yendo en pos de él, los baños calientes
por los del rio, el reposo por la actividad, los ejercicios intelectuales por los
musculares. En una palabra, vivir la vida natural: ahí está en realidad la
verdadera profilaxis.

Como podemos imaginarnos, la vida de las personas en el campo no se da por mera


fotosíntesis, la lejanía a servicios básicos (aunque la casa esté ubicada al borde de la ciudad o
en un pequeño pueblo) implicaba una mayor labor de producción dentro del hogar para lograr
la subsistencia, como el trabajo de huerta y la cría de animales pequeños. Éstas tareas, en la
nueva vivienda sub-urbana y de los pueblos de las colonias serían absorbidas en su mayoría
por las mujeres, reforzando su ligazón con lo domestico y separándolas aún más de su
presencia en la esfera pública. Sumando a esto el fuerte peso moral que recaía en ellas de
cuidar de la casa y los niños, no es de extrañar que el número de mujeres involucradas en
trabajos fuera del hogar haya tenido un abrupto descenso en las primeras décadas del siglo
XX, comenzando a subir llegando a la mitad del siglo.

Otra cuestión importante en relación al casapropismo como tecnología biopolitica de


gestión poblacional-territorial es el papel que jugo a la hora de formar y consolidar identidades
urbanas en los principales conglomerados de la época. Varios autores como Cravino y Roldan
sugieren que las políticas de relocalización fueron utilizadas para expulsar a los sectores
populares del centro, no solo para acaparar la renta del suelo, sino para consolidar sectores
urbanos asociados a una clase o estatus social específico. (agregar lo que ya escribi)

En este sentido también se puede mencionar el caso de las colonias agrícolas de “la
pampa gringa”, muy diferente al proceso dado en las grandes ciudades. En estos casos se
trataba de ciudades nuevas y la mayoría de las personas que llegaban (en su mayoría
inmigrantes) tenían un poder adquisitivo mayor al de los inmigrantes residentes en los centros
urbanos, conformando poblaciones más homogéneas. El poblamiento de estas tierras
pampeanas también era una jugada biopolitica de control territorial, una forma de llevar
trabajadores al campo, favoreciendo el modelo agroexportador, y una forma de aprovechar al
suelo (repartido) como mercancía, vendiendo los lotes financiados y a bajo costo y arrendando
grandes porciones de campo a los inmigrantes, como dijimos, estas colonias se caracterizaban
por su demografía homogénea y por una marcada performance social de riqueza y cultura
europea marcada por una estricta división espacial entre lo público y lo privado.

De esta forma se va consolidando un modelo de ciudad tanto en las grandes urbes


como en las pequeñas colonias, con una segregación entre lo publico y lo privado más
marcada y con una población cuyos roles estaban bien delimitados dentro del modelo de
familia nuclear moderna en donde el padre encontraba lugar en el espacio publico-productivo, a
la mujer se la relegaba las tareas reproductivas y de cuidado dentro del hogar y la niñez y
juventud era formada no solo por la subjetividad homogeneizadora del hogar, sino también por
instituciones publicas como la escuela, la colonia de vaciones o el tiro federal.

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