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DESMONTAJE DE LA PULSIÓN - SEMINARIO XI

La pulsión es uno de los 4 conceptos fundamentales del psicoanálisis para Lacan.


Freud introduce el término “pulsión” para distinguir lo propio de la sexualidad humana (sexualidad
habitada por pulsiones, y NO por el instinto). Por eso Freud la llama “psicosexualidad”, para distinguirla
de la sexualidad biológica.
Diferencias entre pulsión e instinto:
· El objeto de la pulsión es lábil, variable, no está biológicamente determinado (como sí en el instinto).
Es lo menos fijo.
· El instinto tiene ciclos, ritmos. La pulsión es una fuerza constante.
. El instinto corresponde a un patrón de conducta hereditario.
Diferencia entre pulsión y deseo: la pulsión siempre se satisface, su fin es la satisfacción.

La pulsión posee el carácter de IRREPRESIBLE, está más allá de toda represión. No hay represión
exitosa, siempre deviene en el retorno de lo reprimido. Si hay represión es porque del otro lado, algo
ejerce una presión, algo puja por salir. Es la pulsión como fuerza constante la que retorna, la que
presiona, es irrepresible.
Es un concepto teórico para entender el malestar del sujeto tomado por la pulsión cuando satisface
algo que va en contra de lo que podría satisfacerlo.
Lo orgánico de la pulsión tiene que ver con el cuerpo erógeno.
La pulsión produce un efecto en lo real del sexo, en la realidad, por eso es un concepto fundamental en
psicoanálisis.

4 términos de la pulsión. Esos términos aparecen disyuntos, expandidos en el cuerpo de forma no


armónica biológica.

• EMPUJE (Drang): Es la exigencia de trabajo que proviene de lo somático y es impuesta al


A.P y que tiende a la descarga. Esta tendencia es producto de un estímulo, Qn→ cantidad de energía
interna. O sea, tiene que ver con un estímulo, pero interno. No es una necesidad. La pulsión inviste al
cuerpo, a las zonas erógenas, dando cuenta que es una fuerza constante (no como lo biológico que
tiene ritmos). La pulsión no cesa de insistir, por eso es una exigencia de trabajo.
• META – satisfacción: La meta de la pulsión es la satisfacción. La sublimación es uno de las
4 vicisitudes, de los 4 destinos de la pulsión, que no se encuentra en el reino animal. La sublimación es
también satisfacción de la pulsión, y sin represión, sin alcanzar el objeto sexual. O sea, no alcanzarlo,
pero obteniendo en ello satisfacción (que no es la satisfacción del síntoma). Ej: “en este momento no
estoy copulando, les estoy hablando y, sin embargo, puedo alcanzar la misma satisfacción que
copulando”. La satisfacción diferencia a la pulsión del deseo, la pulsión siempre se satisface, pero
¿cómo? a través del síntoma. Esta es la diferencia fundamental con todo el resto de las psicotécnicas.
Cualquiera diría que ahí hay padecimiento. El psicoanálisis dirá que hay satisfacción, no a nivel
consciente. Por eso se aferran a ese síntoma. El asunto está justamente en saber que es ese se que
queda allí contentado→ “se” es impersonal, no se satisface el sujeto en su totalidad, ni el Yo, pero hay
ALGO que se satisface y no quiere renunciar a esa forma de satisfacción. La libido no abandona
gustosa los lugares donde ha encontrado la satisfacción. El costo es el penar del síntoma, satisface por
la vía del displacer. A partir del penar de más, cuando es más el costo que el beneficio, hace terapia.
Es por esto que la meta siempre se alcanza, siempre se satisface, aún en el síntoma, con la
satisfacción paradójica. Esto tiene que ver con el GOCE, más allá del ppio de placer, que tiene que
ver con lo real. El goce es goce de la pulsión, (el ppio del placer implica equilibrio, y la pulsión es
insistencia), lo real se distingue por su separación del campo del ppio de placer.
Al dar con su objeto, la pulsión se entera de que no es así como se satisface, porque no hay EL objeto
de la pulsión. La pulsión en tanto tiene un representante psíquico (el representante de la
representación), ya no es del orden de la necesidad, en tanto se inscribe originaria//, primaria// (placer,
goce oral en comer, más allá de no tener más hambre). La pulsión parte de la boca y vuelve a la boca.
El objeto no tiene importancia.
“¿Cómo hay que concebir el objeto de la pulsión para que podamos decir que, en la pulsión, cualquiera
fuera ésta, resulta él indiferente? Para la pulsión oral, por ejemplo, es evidente quizá no se trata de
alimento, ni de recuerdo de alimento, ni de eco de alimento, ni de cuidados de la madre, sino de algo
que se llama seno y que parece no presentar problemas porque pertenece a la misma serie. Si Freud
nos hace esta observación, que el objeto en la pulsión no tiene ninguna importancia, se debe
probablemente a que el seno está totalmente por revisar en cuanto a su función de objeto”. Freud
mismo hizo una serie ahí, el pecho y sus sustitutos (mamadera, el pulgar), contingentes ->
representantes de la representación. A la función de objeto del pecho Lacan lo llama objeto a. Este
concepto es el objeto causa del deseo. Ese lugar lo puede ocupar cualquier objeto que funciona como
intermediario para la satisfacción. No hay fijeza del objeto, se desplaza.
“A la función de objeto del deseo, de objeto A, causa del deseo, según la noción que yo propongo
tenemos que concebirla de modo que nos permita decir el lugar que ocupa la satisfacción de la
pulsión”. Lacan propone una nueva fórmula en relación a esto.
“La mejor fórmula me parece la siguiente: la pulsión le da la vuelta, lo contornea” (al objeto). La
pulsión parte de la zona erógena, hace un trayecto alrededor del objeto y vuelve a la zona erógena de
donde partió. La pulsión no tiene objeto porque no lo alcanza, lo contornea.

En tanto el objeto nunca es alcanzado, cualquier objeto que ocupe su lugar es importante que sirva
para hacer el recorrido. Lo que cuenta es la satisfacción y cómo la alcanza.
“Tendremos ocasión de aplicarla respecto de otro objetos. Tour, vuelta, ha de tomarse aquí con la
ambigüedad que le imprime la lengua francesa, a la vez punto en torno al cual se gira, turn, y trick,
juego de manos”. De estos objetos, ninguno es, son señuelos, trucos para la satisfacción. Si hubiera un
objeto no necesitaría de tantos, de este truco.
La fuente tiene que ver con las zonas erógenas. “¿Por qué? ¿Por qué las zonas llamadas erógenas se
reconocen sólo en esos puntos que para nosotros se diferencian por su estructura de borde?” Las
zonas erógenas son zonas de borde, el borde del cuerpo. “¿Por qué se habla de la boca y no del
esófago o del estomago? Estos participan también en la pulsión oral. Pero en lo que respecta a lo
erógeno hablamos de la boca, y no solo de la boca sino también de los labios y los dientes, de lo que
Homero llama el cercado de los dientes”. Es decir, la superficie del cuerpo, esas zonas de borde que
fueron abiertas en el encuentro con el deseo de la madre. La madre es la que marcó como cuerpo
erógeno. El paso de una pulsión a otra es producto de la intervención.
“Lo mismo pasa con la pulsión anal. No se dice todo cuando se dice que cierta función viviente está
integrada a una función de intercambio con el mundo – el excremento. Hay otras funciones
excremenciales y otros elementos participan en ellas además del margen del ano que no obstante, y
también para nosotros, se define como la fuente y el punto de partida de cierta pulsión”. Ej. los
intestinos, que no son zonas erógenas, porque estas son zonas de puntos de partida y donde vuelve la
pulsión, donde hace el tour. La pulsión, como no es un concepto que tenga que ver con lo biológico, se
parece a un montaje, a un ensamble, a un armado que puede ser también desarmado.
“Diré que si a algo se parece la pulsión es a un montaje. No es un montaje concebido dentro de una
perspectiva finalista”. No es un montaje con una finalidad biológica adecuada. “Esta perspectiva es la
que se instaura en las teorías modernas del instinto, y allí la presentificación de una imagen de
montaje es cabalmente satisfactoria”. Está regulada por lo biológico.
El montaje de la pulsión tiene el sentido de un collage surrealista. Un armado que no sigue una lógica
determinada por la biología. Collage surrealista, esto que hacia enojar a los médicos cuando se
encontraban con la histeria. Surrealista como tantos mezclados.
“Si reunimos las paradojas que acabamos de definir a propósito del Drang del objeto, de la meta de la
pulsión, creo que la imagen adecuada sería la de una dínamo enchufada a la toma de gas, de la que
sale una pluma de pavo real que le hace cosquillas al vientre de una hermosa mujer que está allí
presente para siempre en aras de la belleza del asunto”. Collage surrealista, montaje disarmónico,
donde hay una cierta dislocación.
“El asunto, por cierto, empieza a ponerse interesante porque la pulsión, según Freud, define todas las
formas con las que puede invertirse un mecanismo semejante. Ello no quiere decir que se vuelve del
revés a la dínamo sino que se desenrollan sus hilos – ellos se convierten en la pluma de pavo real, la
toma de gas pasa a la boca de la dama y del medio sale una rabadilla”. Se puede armar y desarmar los
cuatro elementos de la pulsión, se arman de una manera azarosa, de acuerdo a cada sujeto, porque en
cada uno es diferente como se pone en juego la sexualidad, entonces se satisface de una manera
alocada.
Lo fundamental de cada pulsión es el vaivén con que se estructura.
“En efecto ¿cómo puede decirse simple y llanamente, como lo hace Freud, que el exhibicionismo es lo
contrario del voyeurismo, o que el masoquismo es lo contrario del sadismo?” Eso no existe en la
biología. Tiene que haber un sujeto en juego que goce exhibiéndose. Eso es del orden del montaje.
Termina Lacan esta clase diciendo que la esencia de la pulsión es funcionar al modo de un arco,
que parte de la zona erógena, hace un recorrido bordeando al objeto, lo contornea y vuelve
a la zona erógena. ESO ES EL RECORRIDO DE LA PULSION, ASÍ ALCANZA LA SATISFACCIÓN.

LA PULSIÓN PARCIAL Y SU CIRCUITO

Freud habló de que había pulsiones parciales (hasta la fase genital) y totales (luego de la fase genital,
al servicio de la reproducción). Lacan no está de acuerdo, va a decir que toda pulsión es parcial.
“Freud formula expresamente que de ninguna manera puede considerarse el amor como
representante de lo que él mismo interroga con el término la tendencia sexual o de la pulsión sexual, o
sea, la tendencia, las formas, la convergencia del esfuerzo sexual, en tanto sea algo que culmine en
goce, un todo susceptible de ser aprehendido y que sintetice su esencia y su función. No es para nada
así, exclama Freud cuando le toca responder a esta sugerencia que anda en boca de todos”. Es decir,
Freud, como hizo con algunos conceptos que no tenia del todo claros, a veces habló de que existía la
tendencia sexual total, la unificación sexual, y a veces dio a entender que las pulsiones solo se
satisfacían parcialmente. “Nosotros, los analistas, la hemos traducido mediante las más variadas
fórmulas, todas engañosas. Todo el artículo (Pulsiones y destinos de pulsión) en lo que a esto respecta,
tiende a mostrar que respecto de la finalidad biológica de la sexualidad, a saber, la reproducción, las
pulsiones, tal como se presentan en el proceso de la realidad psíquica, son pulsiones parciales”. Freud
dice que el fin de una pulsión es una satisfacción, lo que busca es el placer de órgano. Lacan retoma
eso y dice que si las pulsiones no tienen como finalidad la reproducción, entonces estamos hablando
de una sexualidad que apunta a la satisfacción, al goce. Hay solo pulsiones parciales porque no
apuntan al fin biológico, a la perpetuación de la especie, el fin es el goce.
“Debido, precisamente, a la realidad del sistema homeostático, la sexualidad entra en juego
únicamente en forma de pulsiones parciales. La pulsión, justamente, es el montaje a través del
cual la sexualidad participa en la vida psíquica, y de una manera que tiene que
conformarse con la estructura de hiancia característica del incc”, porque en el icc no hay un
orden, es como el collage subrrealista.

DEFINICIÓN DE LACAN ACERCA DE LA PULSIÓN: Es el montaje a través del cual la sexualidad


participa en la vida psíquica, donde siempre queda un vacio, hiancia, apertura, por la falta del objeto.
Nunca el objeto hallado es el objeto buscado, no hay complementariedad con el objeto.
En Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad, Freud supo postular la sexualidad como
esencialmente polimorfa, aberrante, con diferentes formas para satisfacerse. “Así quedó roto el
encanto de la supuesta inocencia infantil. Por haberse impuesto tan pronto, y yo diría que demasiado
pronto, no se examino detenidamente qué representa esta sexualidad en su esencia. A saber que, en
lo referente a la instancia de la sexualidad, la situación es la misma para todos los sujetos, así sean
niños o adultos…” Las pulsiones tienen las mismas características, en el adulto también se satisface la
sexualidad parcialmente de muchas formas y sin recurrir necesariamente a un objeto externo, a otro o
a la finalidad reproductiva. “… – todos se enfrentan sólo con la sexualidad que pasa por las redes de la
constitución subjetiva, las redes del significante…” Como es en cada sujeto, no como es de acuerdo a
la biología o al instinto. La modalidad de satisfacción de cada sujeto. Como tiene un representante en
lo psíquico entra en juego el significante. La pulsión tiene un representante que se reprime.
“… – la sexualidad sólo se realiza mediante la operación de las pulsiones en la medida en que son
pulsiones parciales, parciales respecto de la finalidad biológica de la sexualidad”.
Son parciales respecto a la finalidad biológica de la sexualidad, no tienen como fin la reproducción. El
fin es la satisfacción.
“La integración de la sexualidad a la dialéctica del deseo requiere que entre en juego algo del cuerpo
que podríamos designar con el termino de aparejo – entendido como aquello con lo que los cuerpos
pueden aparejarse en lo que toca a la sexualidad, que ha de distinguirse de aquello con que los
cuerpos pueden aparearse”. Una cosa es aparearse, y otra cosa es lo que tiene que ver con el aparejo,
el objeto A, aquello que es un subrogado. No solo los cuerpos se satisfacen apareándose, sino también
de otras maneras, pero siempre la satisfacción requiere que entre en juego algo del cuerpo, lo que
Freud llamaba el aspecto somático de la pulsión.
“La discusión sobre las pulsiones sexuales resulta un embrollo porque no se repara en que la pulsión,
aunque representa la curva de la realización de la sexualidad en el ser vivo, sólo la representa, y,
además, parcialmente. ¿Por qué asombrarse de que su término ultimo sea la muerte cuando la
presencia del sexo en el ser vivo está ligada a ella?”. Hace otra lectura respecto de la relación de las
pulsiones de vida y de muerte. Traduce la frase de Heráclito: “al arco se le dio el nombre de la vida, y
su obra es la muerte”. Así es como concibe Lacan a la pulsión de muerte. Es la pulsión que en su
recorrido debe pasar por ese rodeo que es la vida. Toda pulsión es pulsión de muerte porque toda
pulsión apunta a la extinción. La relación vida – muerte es una relación dialéctica donde el rodeo por la
vida retarda ese fin último de toda pulsión que es la muerte. La forma q tiene la pulsión para
manifestarse es la compulsión. La insistencia es la muerte, es pulsión acéfala que sólo busca su
extinción. En los actos compulsivos, adicciones compulsivas, accidentes compulsivos, se tiende a la
autodestrucción y se ve la insistencia pulsional por atravesar de forma rápida ese rodeo que es la vida.
EL ANALISTE DEBE DESMONTAR LA PULSION PARA QUE EL S GOCE LO MENOS POSIBLE, DEBE TRABAJAR
CON LA PULSION DE MUERTE.
Detrás y durante toda su existencia la pulsión integra justamente una dialéctica del arco, yo hasta diría
del tiro al arco. Precisamente cuando uno tira al arco la meta es hacer Gol, no quedarse con la pelota
(el objeto), la pelota circula(Aim), el arquero cuando la agarra luego la tiene que soltar, hacer
nuevamente circular, la meta no es quedarse con el balón sino hacer Gol. Si la meta de la pulsión es
satisfacerse sin alcanzar una totalidad biológica, es precisamente porque es parcial, porque su fin es
un retorno en circuito.
Freud nos presenta la pulsión en una forma más tradicional, utilizando en todo momento los recursos
de la lengua y apoyándose sin vacilaciones en algo que sólo pertenece a ciertos sistemas lingüísticos,
las tres voces: activa, pasiva y media; cuando Freud dice pegar, pegarse y ser pegado (3 voces). La
pulsión en relación al significante, en las redes del significante.
No hay parte alguna del trayecto de la pulsión que pueda separase de su vaivén, de su reversión
fundamental, de su carácter circular. Por eso habla de esto, está haciendo un trayecto. Pegar, pegarse,
y ser pegado, eso es un circuito y su vuelta. Lo q pasa en "Pegan a un niño" en el primer momento es
un niño q gozaba acerca de un otro que era pegado; en un segundo tiempo él es pegado por el padre
(hay una reversión). O sea es un trayecto que va y viene contorneando al objeto y retornando a la zona
erógena. En el hacerse pegar, hacerse ver, hacerse comer, hacerse lo que fuere en relación a un otro,
aparece un nuevo S, un S q “se hace hacer” acá tenemos el carácter activo de la pulsión, en esas
adicciones compulsivas, donde uno se pregunta dónde está el S: En una posición de goce, manejado
por la droga. No es un S activo. Aquí está la relación dialéctica entre Pulsión de vida y pulsión de
muerte.
La pulsión puede satisfacerse sin haber alcanzado aquello q desde que, desde el punto de vista de una
totalización biológica de la función, satisface supuestamente su fin reproductivo, precisamente porque
es pulsión parcial y porque su meta no es otra que ese regreso en forma de circuito, para volver al
cuerpo, a la fuente.
Esta teoría está presente en Freud, cuando dice que el modelo ideal del autoerotismo podría ser el de
una boca que se besa a si misma (todo parte y confluye en la zona erógena) metáfora que solo pide
que se la complete con una pregunta: En la pulsión, ¿no podría llamarse a esta boca una boca flechada
por el trayecto? Hay algo que nos obliga a distinguir esta satisfacción del puro y simple erotismo de la
zona erógena, y es el objeto que confundimos con aquello sobre lo cual se cierra la pulsión. Ese objeto
que no es otra cosa más que la presencia de un hueco, un vacío (por eso le da el nombre de ``a``, un
lugar a ocupar por los objetos, no el objeto). Freud llama a ese objeto perdido: objeto a, objeto mítico
de la experiencia de satisfacción. El objeto a no es el objeto perdido de la pulsión oral. No se presenta
como el alimento primigenio, se presenta porque no hay alimento alguno que satisfaga nunca la
pulsión oral, a no ser contorneado el objeto enteramente faltante. Por eso el chico recibió el alimento y
satisfecho se sigue chupando el dedo… por eso: no hay alimento alguno que satisfaga nunca la pulsión
oral, sigue contorneando el objeto eternamente faltante.
En la función en la que el objeto sexual se presenta como un paquete de carne, surge una forma de
desexualización (rechazo) tan manifiesta que, en la histeria, se llama reacción de asco. El placer
entonces, no está localizado en la zona erógena. El deseo abarca algo muy distinto que no es el
organismo, aunque implique, en diversos niveles, al organismo.
El paso de la pulsión oral a la pulsión anal no es el producto de un proceso de maduración, es el
producto de la intervención de algo que no pertenece al campo de la pulsión – la intervención, la
inversión de la demanda del otro. Lacan va a decir, en la pulsión oral el S es el que demanda con el
grito, el llanto, esto está del lado del niño. En el terreno de la pulsión anal la demanda está del lado del
Otro, la madre demanda que haga caca en tal lugar, a tal hora, por eso la materia fecal marca los
intercambios entre madre e hijo, el demandante se transforma en demandado, entonces el hijo va a
adquirir la forma de sometimiento o control, o rechazo a esas demanda de la madre, teniendo en
cuenta el valor de objeto sexual que tiene la materia fecal.
Dentro de una sucesión histórica, la pulsión esópica tiene que ver con el placer de ver, buscando al
objeto como ausencia y haya una sombra.
La pulsión invocante que tiene que ver con el llamado que se le hace al S, es el oír, la oreja como zona
erógena.

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