Sociología

Patricia Padilla 
00201737 
Arquitectura 
CADI
COVID-19 y la inequidad social en Guayaquil, Ecuador

Las pandemias rara vez afectan a las personas de manera uniforme dejando el mayor número

de muertes entre las poblaciones más pobres y vulnerables. Las estadísticas de vida y

mortalidad históricas muestran una fuerte brecha entre las poblaciones más pudientes y las

más pobres, (Adler, 2016). El COVID-19 nos está enseñando una lección global sobre el

costo de la desigualdad social que expone a países pobres que no pueden competir con los

países ricos en recursos para comprar equipos de protección personal de necesidad urgente

que pueden determinar la vida o la muerte del personal médico y otras personas expuesta al

SARS-CoV2, mejor conocido como coronavirus, (Paula Braveman, 2020). El 11 de marzo

del 2020, COVID-19, fue declarada pandemia por la OMS. Según el Ministerio de Salud

Pública del Ecuador (MSP) (2020), el virus fue reportado por primera vez en Ecuador el 29

de febrero del mismo año, siendo el puerto principal Guayaquil, la ciudad más afectada del

país con un total de 10200 casos confirmados, representando el 64,9% del total del país, a

finales del mes de abril del mismo año presentando en los datos oficiales del MSP, (MSP,

2020).

Durante el escenario de COVID-19, Guayaquil es reconocida como el epicentro de la

pandemia en Latinoamérica, con colapsos en el sistema de salud y la economía de su

población. Este contexto permite cuestionarnos, ¿hasta qué punto la crisis de COVID-19 en la

ciudad de Guayaquil muestra cómo los grupos socioeconómicos más vulnerables son

protagonistas de mayores riesgos de salud, falencia económica y peores condiciones de

vivienda? El impacto real de COVID-19 en la urbe aún no puede ser medido debido a que la

enfermedad apenas comienza a extenderse a los entornos más frágiles, incluidas las zonas de

conflicto, las cárceles y las invasiones en Guayaquil, (BBC, 2020). El objetivo de este ensayo

es exponer y analizar la inequidad socioeconómica, salud y de vivienda como un factor

determinante en la propagación de COVID-19 en la ciudad de Guayaquil.

En las tres últimas décadas la ciudad de Guayaquil demostró un desarrollo urbano y

económico neoliberal y excluyente, aportando al incremento del empleo informal, subempleo

y desigualdades socioeconómicas a los grupos más vulnerables del territorio, (Blanca

Moncada, 2020). Los datos oficiales de Enemdu obtenidos a finales del 2019, expone datos

que podrían empeorar el escenario del puerto, donde “la informalidad abarca al 45,9 % de la

población urbana; el 14,1 % es pobre de ingresos y en el 2,9 % vive en extrema pobreza”.

Frente a la pandemia actual, el índice desigualdad socioeconómica y subempleo se convirtió

en un catalizador para el desarrollo de COVID-19 de Guayaquil.

Alejandra Rivera en, COVID-19 y las desigualdades sociales (2020), menciona que a pesar

de que la enfermedad puede ingresar a cualquier organismo al realizar un análisis

socioeconómico no afecta de forma uniforme, (Alejandra Rivera, 2020). Así como en la

mayoría de países en Latinoamérica, Ecuador ha impuesto cuarentena para reducir la

propagación del coronavirus estableciendo a Guayaquil como “zona especial de seguridad”;

sin embargo, durante el tiempo de estado de emergencia, toque de queda, y distanciamiento

físico la ciudad ha llegado al borde de la anomia, y una disfunción social donde la mayor

discusión de los grupos socioeconómicos bajos es “morir de Covid-19 o de hambre en el

confinamiento”, (Villavicencio, 2020). Este grupo vulnerable, se enfrenta a una situación de

precarización laboral, y condiciones de supervivencia, es por esto que, David Harvey señala

que “la nueva clase trabajadora” se lleva la peor parte, por ser la fuerza laboral, que en mayor

porcentaje no puede continuar sus labores a través del teletrabajo, soporta mayor riesgo de
contraer el virus en su labor o estar expuestos a ser despedidos. Las personas que viven de un

día para otro, que solo pueden comer o alimentar a su familia si venden o trafican algo, no

pueden mantener una distancia segura. Del mismo modo, no pueden encontrar ningún valor

en el pago de impuestos o hipotecas que se posponen: no son parte del sistema impositivo ni

pueden permitirse comprar una casa, (Alejandra Rivera, 2020).

Guayaquil se concibe como una aglomeración urbana constituida por siete conurbaciones con

un alto nivel de apropiación de suelo periférico para la construcción de viviendas informales,

(Gaitán, 2019). Esta desregularización del uso de suelo y la falta de administración de los

programas de vivienda social provocó un alto nivel de viviendas precarias que no cumplen

con los estándares mínimos de vivienda, servicios básicos higiénicos y de comunicación,

(Blanca Moncada, 2020). Aquellas zonas ubicadas en un principio en las periferias de la

ciudad, llegaron a juntarse con centros más desarrollados, que, si bien podría convertirse en

un beneficio para estos sectores, su efecto principal fue el incremento de las desigualdades en

viviendas, un alto contraste urbano y la normalización de estas condiciones. Gaitán

Villavicencio, explica la estructura metropolitana de la ciudad portuaria a lo largo de su

historia ha sido víctima de su limitado sistema de salud en anteriores epidemias,

(Villavicencio, 2020). A partir de este escenario se plantea que, el nivel de acceso a la

vivienda digna y la infraestructura habitacional es un catalizador de la propagación de

COVID-19 en la ciudad de Guayaquil.

En las cifras oficiales del Ministerio de Salud Pública, al 23 de abril, de los 5565 casos

confirmados de coronavirus en la ciudad, el 57% de los casos se localizan en la parroquia de

Tarqui, el sector urbano más extenso, con mayor población y contraste urbano de Guayaquil.

Seguida por, las parroquias Ximena con 12.7% y Febres Cordero con 9.18%, conocidas como
guasmo y suburbio, respectivamente, identificadas como las periferias urbanas más

representativas de la ciudad. Estos asentamientos abarcan el 78,88% del total de casos, (MSP,

2020). En sectores urbanos de Guayaquil la enfermedad tendrá un menor impacto; sin

embargo, en parroquias como Ximena y Febres Cordero el correcto manejo de la propagación

del coronavirus es mucho más difícil. Diego Lucumí, explica que, en estos sectores las

recomendaciones como lavarse las manos, o mantener distanciamiento físico se vuelve un

problema por ser lugares con problemas espaciales, sociales y con falta de acceso a servicios

públicos. Estas condiciones de vivienda se desarrollan en climas y microclimas que

sobrepasan los niveles de confort, a esto se le aumenta ciertas realidades como vivir más de

dos familias en una sola residencia, o compartir espacios como cuartos sanitarios y cocinas

entre distintos hogares, por lo que las recomendaciones estatales para aplanar la difusión del

virus llegan a ser un problema más peligroso para estos grupos sociales, (Desigualdad hasta

en la cuarentena, 2020).

La organización Contested Cities y Flacso (2020), estableció que la ciudad de Guayaquil es la

más desigual en condiciones urbanas de Ecuador, donde el 67,5% de suelo residencial es de

origen informal y 7 de cada 10 viviendas son autoconstruidas en condiciones no adecuadas.

En una pandemia, como la actual, todas estas experiencias acumuladas, expuestas a una

afectación psicosocial al encontrarse bajo encierro y presión política-social, son estresantes.

Particularmente el estrés crónico, afecta al cuerpo, produciendo inflamación y disfunción del

sistema inmunitario, esto podría afectar la vulnerabilidad de uno a contraerse y morir a causa

de Covid-19, convirtiéndose en un problema comunitario y no individual, (Paula Braveman,

2020). Los sistemas de comunicación, debido a la infraestructura habitacional actual,

representa también un problema constante dentro de estos grupos, donde el escaso acceso a

internet y dispositivos electrónicos, implica una desventaja frente a otros grupos sociales en
la rapidez de recepción de información, teletrabajo, y teleducación, (Desigualdad hasta en la

cuarentena, 2020).

Los datos de las estadísticas de las desigualdades sociales son: según INEC, a 2019, el 60,7

% de la población guayaquileña no está afiliada al IESS. Paula Braveman en COVID-19:

Inequality is our pre-existing, explica que son los territorios con las clases socioeconómicas

más bajas donde, a nivel mundial, la pandemia persistirá mientras sean marginadas y

excluidas de los enfoques políticos donde ya había una realidad desigual de otras

enfermedades como enfermedades cardíacas, diabetes, derrames cerebrales, tuberculosis y

malaria. La calidad del sistema de salud es un determinante para la evolución de COVID 19

en Guayaquil. En una realidad, con altos niveles de desnutrición y pre-existencia de

enfermedades la enfermedad toma más fuerza en esto sistemas vulnerables. El virus en la

ciudad de Guayaquil, la más poblada del Ecuador (2,7 millones de habitantes) ha sido

afectada con el 42% de decesos, al 29 de abril de 2020, notificadas en los informes oficiales,

(MSP,2020). Sin embargo, en el contexto de coronavirus la cifras a 10938 fallecidos en

Guayas según el Registro Civil, más del doble de fallecidos en 2019 durante el mismo

periodo, (Medina, 2020). Como estrategia se busca aplanar la curva a la vez de subir la línea

de la capacidad hospitalaria, aunque una gran cantidad de enfermos hospitalizados se han

recuperado, el cuerpo médico ya está muy afectado por contaminaciones durante su trabajo

por la falta de insumos de protección, y el municipio a cargo no cuenta con el suficiente

financiamiento para subir la línea de capacidad. Estos grupos vulnerables, se enfrentan a su

vez a altos precios de las medicinas, equipos, e insumos para la protección, y un valor de

aproximadamente $180 USD de la prueba para la enfermedad, (McDonnell, 2020).

Como sugirió Karl Marx, la teoría del conflicto afirma que la sociedad está en un estado de

conflicto perpetuo debido a la competencia por recursos limitados. Una suposición

importante de la teoría del conflicto es que las relaciones humanas y las estructuras sociales

experimentan desigualdades de poder, (Giddens, 2014). Las desigualdades clásicas estarán

magnificadas por el aislamiento social y las realidades que hemos observado, entre distintos

grupos en constante conflicto, frente de la vulnerabilidad a las medidas que se están tomando

actualmente. Este escenario causará un choque que va a maximizar las desigualdades entre

distintas clases sociales y, a su vez, el conflicto entre ellas. Esto también se traduce a muchas

exposiciones poco saludables, incluida la contaminación, la vivienda deficiente, el sistema de

salud pública, la pobreza y los enormes obstáculos para escapar de la pobreza para estos

grupos vulnerables, y mayor posibilidad de sobrevivir a esta crisis de las clases acomodadas,

(Paula Braveman, 2020). La teoría es que, si la brecha de riqueza se amplía demasiado, se

producirán disturbios sociales, y eso es lo que estamos observando en Guayaquil en este

momento. Sin embargo, muchos de estos escenarios no pueden estudiarse solo bajo esta

teoría, mientras la teoría de conflictos ve como una constante competencia entre dos grupos

principales, el funcionalismo tiene una perspectiva diferente. Según los sociólogos

funcionalistas, la ciudad funciona como un sistema en una búsqueda constante por el

equilibrio. La perspectiva funcionalista supone que estos elementos sociales y culturales solo

cumplen funciones sociológicas positivas. Sin embargo, en circunstancias actuales las

funciones de las actividades sociales conducen a la división en la sociedad, (Giddens, 2014).

El funcionalismo supone que estas actividades sociales son necesarias e indispensables para

el mantenimiento de la sociedad, aun así, la ciudad de Guayaquil durante el escenario actual

ha caído en una grave disfunción social que podría llegar a un estado de poca orientación

moral a los individuos en la búsqueda de satisfacer sus necesidades.

En conclusión, el riesgo frente al SARS-CoV2 para muchas personas que viven en barrios

marginales se agrava aún más por su pobreza y su entorno físico y social circundante, que a

menudo está abarrotado, es propenso a riesgos físicos y carece de viviendas adecuadas o

seguras e infraestructura básica, incluido agua, saneamiento o servicios de higiene en la

ciudad de Guayaquil. El COVID-19 está cobrando un precio asombroso en términos humanos

y económicos, y dejará un sin número de problemas sociales donde los costos distribuidos de

manera desigual por la existencia de deficiencias nutricionales, costos sociales y pérdida de

productividad, podrán incrementar a gran escala como resultado de la desigualdades

estructurales, socioeconómicas y geopolíticas previas a la llegada del virus en Guayaquil.

Palabras: 2344
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