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La Medida de La Realidad PDF
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Alfred W. Crosby.
La Medida de la realidad. La cuantificación y la sociedad occidental, 1250-1600.
Editorial Crítica, Grijalbo Mondadori. Colección: Libros de Historia.
Barcelona, 1998. 203 páginas.
(The Measure of Reality. Quantification and Western Society 1250-1600, Cambridge
University Press. 1997)
Nota: Esta recensión se refiere, únicamente, al capitulo titulado “Pantometria:
introducción” (Págs 15 a 28 del libro)
Autor:
Alfred W. Crosby nació en Boston (EE.UU.) en 1931.
Es historiador y ensayista. Es profesor emérito de historia, geografía y estudios
americanos en la universidad de Tejas (Austin). Ha enseñado en la universidad estatal
de Washington, en Yale, en la biblioteca de Alexander Turnbull en Nueva Zelandia, y
la universidad de Helsinki. El presidente finlandés Martti Ahtisaari lo designó
académico honorífico de la Universidad de Finlandia. Autor de libros como
Columbian Exchange (1972), (El Intercambio Transoceánico: Consecuencias
Biológicas y Culturales a Partir de 1492. Universidad Nacional Autónoma de
México, Instituto de Investigaciones Históricas,1991) y Ecological Imperialism
(1986). (Imperialismo ecológico, la expansión biológica de Europa, 900-1900.
Editorial Crítica. Barcelona, 1999). Trabajos en los que explica desde la perspectiva
de la biología y la geografía porqué los europeos y los neo-europeos de Australasia,
de Norteamérica y de Suramérica meridional han tenido tanto “éxito histórico”, con
relativa facilidad.
Su página en Internet: http://www.awcrosby.com/
en las referencias mencionadas), las primeras pinturas con perspectiva, las primeras
contabilidades datadas, son de aquella época. Roger Bacon (¿padre del método
científico?), Giotto , (¿primer pintor renacentista?, trabajaron en esos años. El ars
nova, innovaciones rítmicas en la música que no han sido superadas, se impuso a
partir de 1320. “No volvió a haber nada parecido a estos cincuenta años hasta los
comienzos del siglo XX”, (pág. 27). Fue también la época del primer gran apogeo
demográfico y económico de Europa y a pesar de el periodo oscuro que siguió durante
el critico siglo XIV los cimientos “cuantificativos” ya estaban puestos y persistieron.
Para respaldar e ilustrar (en sentido literal), sus planteamientos Crosby
empieza su escrito con una écfrasis, una descripción precisa y detallada, (pág. 17 a la
21), (en ocasiones interesada, como cuando trivializa el lema que acompaña la obra
porqué no se ajusta al interés de sus explicaciones), de un grabado, (reproducido
como “Figura 1”, en la página 15), de Peter Bruegel el Viejo, titulado La Templanza y
fechado en el año 1560.
Es importante saber que Peter Bruegel, (Breda o Bree, 1525 - Bruselas, 1569)
fue uno de los más grandes pintores flamencos del siglo XVI. Fundador de una
verdadera dinastía de pintores. Su afición por los temas populares ha hecho que se le
conozca como Bruegel el Campesino. Prácticamente desconocido en su etapa de
formación, los únicos datos sobre su vida y su carrera nos los ofrece una biografía de
1609, que le presenta como un ignorante dedicado a la pintura cómica. Sin embargo,
parece suficientemente demostrado que fue un hombre de cierta cultura, puesto que
conoció a estudiosos y científicos de su país. Además, viajó por Italia para aprender la
forma de pintar de los renacentistas, permaneciendo incluso una temporada en el taller
de un maestro siciliano. Su viaje le valió además una importante colección de dibujos
excelentes sobre el paisaje de los Alpes, que hubo de atravesar durante su viaje. Tal
vez esto resultara más importante para su carrera que el aprendizaje con los italianos,
puesto que a su regreso desarrolló una serie de paisajes muy difundidos en Europa
mediante el grabado. En esta misma técnica, realizó ciertos temas moralizantes,
normalmente ilustraciones a refranes típicos.
El grabado que se comenta en el texto, lleva como titulo La Templanza que es
una de las cuatro virtudes cardinales que Platón describe en su libro La República:
Prudencia, Fortaleza, Templanza y Justicia. Platón define cómo un individuo puede
lograr estas virtudes: la prudencia viene del ejercicio de razón, la fortaleza de dominar
las emociones o el espíritu y la templanza de dejar que la razón anule los deseos, (en
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el grabado aparece representada como una figura femenina con unas riendas en la
mano izquierda que la sujetan si misma con un bocado). De estas tres virtudes viene la
justicia, un estado en que cada elemento de la mente está de acuerdo con los otros. El
Cristianismo añadió a estas virtudes las llamadas Virtudes teologales: Fe, Esperanza y
Caridad.
Lo que describe el grabado ocurre 250 años mas tarde de cuando, según
Crosby, Europa empezó a cuantificar. Vendría a ser la culminación del proceso, el
esplendor de la modernidad en el siglo XVI. El grabado es una “mirilla kisch” (kisch,
aquí posiblemente, en el sentido de la industria cultural, donde el arte es controlado y
planeado por las necesidades del mercado, porqué, dice Crosby, lo que quería el
artista era vender y para ello no dudaba en tratar los temas que agradaban a sus
coetáneos, posibles clientes). Mirilla desde la que se ve lo que pasa, y como, en la
sociedad.
Repasando las distintas figuras y escenas que aparecen en el grabado se van
enumerando, paralelamente, los personajes, acontecimientos, descubrimientos y
hechos históricos mas importantes de la época en que fue dibujado. Los astrónomos y
cartógrafos: Nicolás Copérnico y Gerardus Mercator, como paradigma del afán por
medir de la época. La guerra, en tanto que ocupación central del siglo XVI en Europa;
había cambiado con respecto a la Edad Media. Ahora era necesario saber de balística
y la estrategia bélica se decidía con la ayuda de tablas y algebra. Los teólogos
discutiendo sobre la Biblia en el grabado representan el que fue y sigue siendo, un
buen pretexto, para enviar a los hombres a luchar. La educación, en el dibujo un grupo
de niños en torno a su maestro, era cada vez mas posible, la imprenta de Johannes
Gutemberg llevaba cien años trabajando: “saber leer y escribir era cada vez más
importante para los ambiciosos”, (pág.19). El calculo y el dinero van de la mano. Con
el dinero se miden todas las cosas. Se usan los números indoarábigos. Se ve a un
mercader, un campesino y, como no, un contable (¿banquero?). También están
representadas las artes: hay un pintor (¿un autorretrato?), unos músicos i un coro de
cantores, asociados por Crosby con Josquin de Prés y Thomas Tallis, innovadores que
revolucionaron la notación musical escrita de su época. Más arriba aparecen unos
actores sobre un escenario, anticipo, según el autor, del esplendor del teatro que
habría de llegar con autores como Shakespeare y Lope de Vega. En el centro del
grabado esta la figura que representa la templanza y que en la cabeza sostiene la
maquina de medir mas asombrosa que había creado el ser humano hasta la fecha: el
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reloj mecánico. Por último la composición de las escenas, rompiendo las reglas de la
perspectiva, que eran bien conocidas por el artista y sus clientes es, siempre según
indica Crosby, absolutamente premeditada: quiso otorgarles independencia a cada una
de ellas, a cada grupo (gremio, estamento), sin romper la coherencia del conjunto.
va de una forma fluida y clara. Al hacer girar el discurso histórico sobre un tema tan
concreto como es la necesidad de calcular y las diferentes formas de cuantificar,
pienso que algún interés, despertara, también, entre los lectores más especializados. El
contenido va de la filosofía a las matemáticas, pasando por “las artes”, la ciencia, la
sociología, la religión … siempre con la historia como telón de fondo. Es un enfoque
que hace mas cercana, mas historiográfica a la historia de los grandes
acontecimientos. Así la historia deja de ser un listado de fechas (tal como las usa
Crosby las fechas pasan ha ser referencias o marcos, antes que señales en el
calendario), y se aproxima a lo cotidiano, que, en el fondo, es lo que resulta mas
interesante y, seguramente, mas revelador del pasado. A mi, me han quedado muy
claros conceptos generales y muchos datos concretos que desconocía y que explican,
sin grandes aspavientos, es decir, sin necesidad de estudiar metodología, como ha
evolucionado Europa entre los siglos XIII al XVI, y, en parte, gracias a qué a
evolucionado. Y se trata solo de la introducción, por eso, he de indicar que de la
misma forma que en el texto hay luces, hay lagunas que probablemente se aclararan
en los siguientes capítulos. Se echa de menos la cuestión de la economía, motor, sin
duda, de la necesidad de echar cuentas. No queda claro cual pudo ser el marco
político concreto en que sucedieron los acontecimientos que se señalan como
trascendentes. ¿Qué papel jugó la todopoderosa iglesia siempre tan remisa a los
cambios sociales?. Claro que si todas las respuestas cupieran en un capitulo no haría
falta un libro. Lo importante es que la curiosidad ya está despierta, ahora cada lector
tiene que hacer el resto.