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Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.° 1 - Págs. 9-29.

ISSN: 1135-0806

ARTÍCULOS
La alianza terapéutica
The therapeutic alliance
NELSON ANDRADE GONZÁLEZ1
Fecha de Recepción: 01-10-2004 Fecha de Aceptación: 11-02-2005

RESUMEN

Los procedimientos psicoterapéuticos y los componentes de la relación


terapéutica constituyen aspectos inseparables en la práctica de la psicotera-
pia. Entre los ingredientes relacionales, la alianza terapéutica ha sido objeto
de diversas formalizaciones y de numerosas investigaciones en lengua inglesa
y su uso se ha extendido a distintos modelos psicoterapéuticos. El propósito
de este trabajo es proporcionar a psicólogos de cualquier orientación teórica
un acercamiento al concepto, características y principales instrumentos de
medida de la alianza terapéutica. Se destaca la formulación de Bordin (1979,
1994) como marco de referencia para la explicación de la alianza y sus dimen-
siones. Asimismo se examina la significativa relación que existe entre la alian-
za terapéutica y el resultado final de la psicoterapia. Finalmente se sugieren
algunas propuestas futuras de investigación.

ABSTRACT

Psychotherapeutic procedures and the components of therapeutic rela-


tionship are aspects that go together in psychotherapy practice. Among its
relational ingredients, the therapeutic alliance has been subject to a number of
formalizations and addressed in literature in English. Its use has spread to dif-
ferent psychotherapeutic approaches. The aim of this paper is to provide psy-
chologists regardless of their theoretical orientation with a view of the con-
cept, attributes and major measurement tools of therapeutic alliance. Bordin’s

1 Servicio de Psicología Aplicada. UNED-Guadalajara. E-mail: nag20935@alu.uah.es

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La alianza terapéutica

formulation (1979, 1994) is highlighted as a frame of reference for the expla-


nation of alliance and its dimensions. Likewise, a significant relationship bet-
ween therapeutic alliance and psychotherapy’s outcome is analyzed. Finally,
some suggestions are made for future research.

PALABRAS CLAVE

Psicoterapia, Alianza terapéutica, Resultados.

KEY WORDS

Psychotherapy, Therapeutic alliance, Outcome.

INTRODUCCIÓN sus metas y sus procedimientos


(Ávila, Caro, Orlinsky, Coscolla,
Una definición de psicoterapia Rodríguez y Alonso, 2000):
que sirve de punto de partida a
este trabajo es la que formulan Fer- 1. La primera gran línea es la
nández-Liria, Hernández, Rodrí- investigación de resultados, dedica-
guez, Benito y Mas (1997): “... un da fundamentalmente a estudiar la
proceso de comunicación interper- eficacia de la psicoterapia, la com-
sonal entre un profesional experto paración de tratamientos, tanto en
(terapeuta) y un sujeto necesitado términos generales como circuns-
de ayuda por problemas de salud critos a determinados trastornos
mental (paciente), que tiene como mentales, y el estudio de los ingre-
objeto producir cambios para mejo- dientes psicoterapéuticos más
rar la salud del segundo”. específicos. Probablemente influi-
dos por el interés de la medicina en
La complejidad que conlleva la hallar tratamientos eficaces basa-
investigación en psicoterapia ha dos en la evidencia, los investigado-
determinado que desde hace años res de resultados en psicoterapia
hayan surgido dos grandes líneas han destinado sus esfuerzos a pro-
de investigación que, aunque rela- mover el desarrollo y difusión de
cionadas, difieren en su historia, procedimientos psicoterapéuticos

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empíricamente validados. En esta del paciente, las actuaciones del


dirección, desde 1993, la División terapeuta y las complejas interac-
12 de la APA (Asociación Psicológi- ciones que se producen entre
ca Americana) ha puesto en funcio- ambos. Según Feixas y Miró (1993),
namiento un grupo de trabajo (task se puede hablar de dos generacio-
force) destinado a difundir trata- nes de investigadores, quienes
mientos psicológicos eficaces para poseen formas distintas de enten-
diferentes trastornos mentales, lle- der la investigación de procesos.
gando a formular un listado de tra- Para la primera generación, repre-
tamientos empíricamente validados sentada por el trabajo de Kiesler
que, en permanente actualización, (1973), la investigación de procesos
recoge fundamentalmente los pro- es cualquier investigación que,
cedimientos psicoterapéuticos deri- totalmente o en parte, contenga
vados del modelo cognitivo-con- como datos alguna medida directa
ductual. Sin embargo, estos catálo- o indirecta de la conducta del
gos o guías de tratamiento eficaces, paciente, del terapeuta o de la
desarrolladas a partir de estudios díada (interacción paciente-tera-
aleatorizados rigurosos, aunque peuta) en la entrevista terapéutica.
contemplan la relación entre tera- Según Feixas y Miró (1993), esta
peuta y paciente como un impor- definición, aunque operativa, limita
tante componente, en muy pocos la investigación de procesos a lo
casos detallan cuáles son las habili- que ocurre dentro de una sesión de
dades del terapeuta o las conduc- psicoterapia. Además contribuye a
tas específicas que éste debe llevar mantener la dicotomía entre proce-
a cabo en el curso de una sesión, sos y resultados ya que entiende
para que la relación con su paciente que la investigación de resultados
sea curativa (Norcross, 2002). tiene que ver con los cambios que
ocurren en el paciente fuera de la
2. La segunda gran línea de sesión y al terminar el tratamiento y
investigación está representada por la investigación de procesos con lo
la investigación de procesos, dedi- que ocurre dentro de la sesión.
cada a estudiar qué es lo específica Empero, pertenecientes a la segun-
y auténticamente terapéutico de la da generación de investigadores,
psicoterapia, a través del análisis Greenberg y Pinsof (1986) entien-
de cualquiera de los elementos que den que la investigación de proce-
se dan en el contacto paciente- sos está destinada a estudiar la
terapeuta. En este sentido, las pre- interacción entre los sistemas del
guntas clave a las que los investi- paciente y los sistemas del tera-
gadores han intentado responder peuta, teniendo como objetivo
en los últimos años, se han dirigido identificar los procesos de cambio
a esclarecer qué cambios tienen que tienen lugar en la interacción
lugar a lo largo de una psicoterapia entre esos sistemas. Así contem-
y cómo se producen tales transfor- plada, la investigación de procesos
maciones, estudiando los procesos cubre todas las conductas y expe-

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La alianza terapéutica

riencias de esos sistemas (dentro y LA ALIANZA TERAPÉUTICA


fuera de las sesiones de tratamien-
to) que puedan afectar a tales pro- Definición
cesos de cambio. El sistema del
paciente está constituido por todas El psicólogo deberá evaluar si
las personas que están o pueden una intervención psicoterapéutica,
estar implicadas en el manteni- sola o en combinación con una
miento o en la resolución del pro- intervención psicofarmacológica,
blema y el sistema del terapeuta resulta indicada para un determina-
está formado por la propia persona do paciente afectado por alguna
del profesional y el sistema asisten- clase de patología mental. Además
cial del que forma parte. Greenberg deberá considerar que, normalmen-
y Pinsof (1986) consideran que al te, el paciente que acude a consul-
centrar la investigación sobre el ta: a) suele experimentar malestar,
proceso de cambio se tiende un b) muestra a un desconocido senti-
puente entre la investigación y la mientos negativos, conductas
práctica de la psicoterapia, puesto desadaptativas, pensamientos dis-
que su definición se dirige a los torsionados y, en definitiva, algunos
profesionales, con el fin de hacerles de sus aspectos más vulnerables y
ver cómo pueden llegar a ser efec- c) deja a un lado los roles sociales
tivos agentes de cambio. más competentes y muestra las
facetas de sí mismo menos atracti-
Según Feixas y Miró (1993), las vas o subjetivamente menos dese-
principales tendencias en investiga- ables generándose en él, muchas
ción de procesos se dirigen a: a) el veces, sentimientos de inseguridad
análisis del contenido psicológico y temor. En este marco de trabajo
inferido a partir de la identificación el terapeuta, al aplicar procedi-
sistemática de determinadas carac- mientos psicoterapéuticos empíri-
terísticas de la conducta verbal de camente garantizados, no podrá ni
los participantes en la psicoterapia, deberá obviar las numerosas varia-
b) el estudio de las condiciones bles (del paciente, del terapeuta y
facilitadoras del cambio terapéuti- de la interacción terapéutica) que
co, c) el análisis de la implicación afectan al resultado de su interven-
del paciente en la psicoterapia, ción, destacando entre ellas la
d) la contextualización de las unida- alianza terapéutica.
des de análisis, e) el estudio de los
acontecimientos de cambio tera- El constructo alianza terapéutica
péutico y el análisis de tareas, e) la tiene su origen en el seno del
búsqueda de variables integradoras modelo psicoanalítico. Freud (1913)
que vayan más allá de las variables aunque no utilizó este concepto
específicas postuladas por un como tal, dio a conocer que antes
modelo psicoterapéutico concreto de que el terapeuta proporcione al
y f) las investigaciones sobre la paciente sus primeras interpreta-
alianza terapéutica. ciones, debe establecerse en la

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relación un adecuado rapport, sien- malización incluye la presencia de


do la adherencia del paciente al tra- tres componentes o dimensiones:
tamiento y al analista el primer
objetivo de la intervención. Sterba 1. El vínculo abarca una comple-
(1934) destacó la importancia de la ja red de nexos personales positi-
identificación positiva del paciente vos entre paciente y terapeuta,
con su terapeuta en el logro de las cuya calidad determina el tono
distintas tareas terapéuticas. Zetzel emocional que el paciente tiene del
(1956) usó el término alianza tera- terapeuta y que incluye aspectos
péutica para referirse a la capaci- tales como la empatía, la confianza
dad del paciente de emplear la mutua y la aceptación. Conviene
parte sana de su yo en vincularse o aclarar que un concepto relaciona-
unirse al analista en el cumplimien- do con el vínculo es el de rapport,
to de los cometidos terapéuticos. entendido éste último como el
Greenson (1965, 1967) hizo una grado de contacto afectivo entre
distinción entre alianza de trabajo paciente y terapeuta (Fernández-
(habilidad del paciente para conec- Liria y Rodríguez, 2001).
tar con las tareas propias del análi-
sis) y alianza terapéutica (capaci- 2. Acuerdo entre paciente y tera-
dad de terapeuta y paciente para peuta respecto a los objetivos de la
formar un vínculo personal). psicoterapia, es decir, el mutuo
Luborsky (1976) sugirió que la consentimiento acerca de qué es lo
alianza entre terapeuta y paciente que se pretende lograr con la inter-
se desarrollaba en dos fases: a) la vención psicoterapéutica.
primera fase o alianza tipo I, sobre-
todo en el inicio de una psicotera- 3. Acuerdo entre paciente y tera-
pia, representa la percepción que el peuta respecto a las tareas o activi-
paciente tiene del terapeuta como dades a realizar, intrínsecamente
una persona que le ayuda y que le relacionadas con la psicoterapia
ofrece apoyo, en el marco de una que se esté llevando a cabo. Hace
relación cálida y afectuosa y b) la referencia al acuerdo acerca de los
segunda fase o alianza tipo II, en medios adecuados para alcanzar
fases posteriores del proceso psi- los objetivos propuestos, por lo que
coterapéutico, incluye el “capital” una relación terapéutica que esté
que destina el paciente a trabajar y funcionando bien se caracteriza por
colaborar conjuntamente con el el hecho de que: a) tanto paciente
terapeuta en las tareas propias del como terapeuta perciben la impor-
proceso. tancia y relevancia de estas tareas
y b) cada uno de ellos está dis-
Bordin (1979) definió la alianza puesto a aceptar la responsabilidad
terapéutica como el elemento rela- de la realización de las mismas.
cional de carácter activo propio de
todas aquellas relaciones que pre- Corbella y Botella (2003) mani-
tenden inducir un cambio. Su for- fiestan que la definición de Bordin

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(1979) posibilitó que las principales paciente nuevas formas de actuar,


escuelas psicoterapéuticas se sin- pensar y sentir las cuales, bajo
tiesen cómodas con un concepto unas circunstancias apropiadas,
que resulta común a todas ellas, podrán generalizarse a otras áreas
por lo que Bordin (1979) además de de su vida. La relación terapéutica,
incrementar la trascendencia del por lo tanto, no se contempla como
constructo alianza terapéutica, per- un proceso separado o indepen-
mitió que éste consiguiera un diente, sino como una asociación
carácter transteórico. caracterizada por una activa cola-
boración. En suma, el propio hecho
Según Horvath y Greenberg de alcanzar un acuerdo con el
(1989) la conceptualización de paciente en cuanto a la mutua cola-
alianza terapéutica de Bordin boración, constituye un aspecto
(1979): a) diferenciaba entre las central en el desarrollo, tanto de
proyecciones inconscientes del una alianza terapéutica positiva
paciente (transferencia) y la unión como del deseado cambio (Hor-
positiva entre éste y su terapeuta vath, 1994).
(alianza) y b) es un componente de
la relación terapéutica que propor- Según Horvath y Greenberg
ciona un contexto que hace posible (1989), la formalización de Bordin
que el paciente acepte y siga el tra- (1979): a) predijo que las interven-
tamiento, es decir, que faculta y ciones psicoterapéuticas basadas
facilita la puesta en marcha de téc- en premisas teóricas distintas
nicas y estrategias psicoterapéuti- pondrían diferente grado de énfa-
cas específicas y que interactúa sis en los componentes o dimen-
con ellas. siones de la alianza (vínculo, obje-
tivos y tareas). Es decir, aunque la
Según Horvath (1994) la idea de alianza terapéutica requiere un alto
Bordin (1979) subrayaba el papel grado de colaboración en todas
de la colaboración participativa del estas dimensiones, la configura-
paciente en el proceso psicotera- ción ideal de una sólida alianza
péutico. El modelo de Bordin (1979) adopta valores diferentes en cada
estableció un puente entre la alian- una de ellas en función del modelo
za terapéutica y los procesos de teórico del terapeuta, b) pronosti-
cambio puesto que: a) el grado de có que estas dimensiones de
éxito en las distintas tareas psico- alianza (vínculo, objetivos y tareas)
terapéuticas (dirigidas a disminuir no eran igualmente importantes en
acciones, pensamientos y senti- todas las fases de una psicotera-
mientos disfuncionales), descansa pia; por consiguiente, dentro de
en la alianza lo que ocurrirá inevita- cada configuración ideal de alian-
blemente en el marco de una cola- za terapéutica, la importancia de
boración terapéutica y b) la supera- una dimensión específica puede
ción de este tipo de patrones psi- depender de la fase en la que se
copatológicos proporcionará al encuentre el proceso psicotera-

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péutico y c) vaticinó que la alianza de la experiencia de paciente y


en las primeras fases de una psi- terapeuta en participar en activida-
coterapia podría ser en buena des compartidas.
medida indiferenciada y global, la
cual estaría basada en las impre-
siones iniciales, la confianza y el Instrumentos de medida
vínculo establecido. Sin embargo,
según la psicoterapia progresa, las Según Horvath y Bedi (2002), los
tres dimensiones podrían diferen- cuatro grupos de instrumentos de
ciarse en mayor medida y la medida de la alianza terapéutica
importancia de cada una de ellas más utilizados en las investigacio-
dependería del tipo de psicotera- nes empíricas son:
pia que se estuviese llevando a
cabo. No obstante, Horvath y Gre- 1. Las Escalas Penn (The Penn
enberg (1989) afirman que Bordin Helping Alliance Scales; Alexander
(1979) no proporcionó parámetros y Luborsky, 1986). Las distintas
específicos de la alianza para los modalidades de las escalas HA se
diferentes enfoques teóricos ni basan en una perspectiva dinámica
para los diferentes estadios del y, en líneas generales, recogen la
proceso. conceptualización que Luborsky
(1976) hace de la alianza tipo I y
En una publicación posterior, tipo II.
Bordin (1994) despejó algunas
dudas acerca de los componentes 2. Los instrumentos Vanderbilt
de la alianza terapéutica. Las tareas (Suh, Strupp y O’Malley, 1986) tie-
hacen referencia a las actividades nen como punto de partida la Esca-
específicas que la díada se com- la de Proceso Psicoterapéutico de
promete llevar a cabo con el fin de Vanderbilt (VPPS). Posteriormente
promover el cambio del paciente. se extrajo una parte de esta prueba
Un objetivo es ejemplificado por el (44 ítems) con el fin de generar la
autor a través de la siguiente afir- Escala de Alianza Terapéutica de
mación de un terapeuta: “mi inten- Vanderbilt (VTAS), la cual está
ción es ayudarle (al paciente) a per- específicamente diseñada para
donar a sus padres, de tal forma aquellas psicoterapias de orienta-
que pueda vivir plenamente el pre- ción dinámica.
sente”. El vínculo es probablemente
expresado y sentido por los partici- 3. Las Escalas de Alianza Tera-
pantes: a) por el hecho de “estar a péutica de California (CALPAS)
gusto” y de tener confianza y res- están basadas en una serie de
peto por el otro y b) por la percep- medidas de alianza desarrolladas
ción de que existe un compromiso previamente en el Instituto Psiquiá-
común y una mutua comprensión trico Langley Porter de San Fran-
de las actividades terapéuticas. Tal cisco (Estados Unidos). Un instru-
vínculo se incrementará en función mento de medida de 41 ítems des-

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La alianza terapéutica

tinado a ser utilizado por evaluado- tricas de ambas versiones. Los


res independientes (CALTARS) fue satisfactorios resultados obtenidos
desarrollado por Marmar, Weiss y por Horvath (1981) en el estudio clí-
Gaston (1989). Marmar, Gaston, nico (buena fiabilidad en términos
Thompson y Gallagher (1989) revi- de consistencia interna, buena vali-
saron esta herramienta a fin de pro- dez predictiva, de contenido y de
poner la versión original del CAL- constructo y adecuada estructura
PAS la cual contenía 31 ítems para factorial) y los prometedores resul-
la versión del paciente y 5 ítems tados de Greenberg y Webster
para las versiones del terapeuta y (1982) (buena validez predictiva de
del observador. De forma paralela la subescala tareas de la versión
Marziali (1984) había desarrollado del paciente del WAI (WAI-P), con-
en Toronto (Canadá) la Escala de dujeron a que las versiones del
Evaluación de la Alianza Terapéuti- paciente y del terapeuta del WAI
ca (TARS). El CALPAS, sometido a (WAI-P y WAI-T), tras una primera y
ulteriores revisiones, pretende refle- mínima revisión (Horvath, 1982),
jar cuatro dimensiones: a) capaci- quedasen definitivamente constitui-
dad de trabajo del paciente, b) das cada una por 36 ítems, en las
compromiso del paciente, c) com- que las tres dimensiones (vínculo,
prensión del terapeuta y d) consen- objetivos y tareas) de Bordin (1979)
so en las estrategias de trabajo. están convenientemente represen-
tadas en tres subescalas de 12
4. La Escala de Alianza Psicote- ítems cada una y cuyas instruccio-
rapéutica Integradora (EAPI; Pinsof nes permiten que el paciente o el
y Catherall, 1986) y el Working terapeuta puedan evaluar cada uno
Alliance Inventory (WAI; Horvath, de los 36 ítems mediante una esca-
1981; Horvath, 1982; Horvath y la tipo Likert de 1 a 7 puntos.
Greenberg, 1986 y Horvath y Gre-
enberg, 1989), están basados en la Posteriormente se desarrolló una
propuesta de Bordin (1979) sobre la versión abreviada de las versiones
alianza terapéutica (Corbella y del paciente y del terapeuta (WAI-
Botella, 2003). Horvath (1981) ela- Short-P y WAI-Short-T), compuesta
boró el Working Alliance Inventory cada una por 12 ítems (Tracey y
(WAI) en dos fases. La primera tuvo Kokotovic, 1989) y una versión des-
como objetivo seleccionar aquellos tinada al observador (WAI-O; Tiche-
ítems que mejor representasen los nor y Hill, 1989) la cual, disponible
presupuestos teóricos de Bordin también en castellano (Beitman y
(1979). En la segunda fase se apli- Yue, 2004), posibilita que un obser-
caron las versiones del paciente y vador pueda evaluar cada uno de
del terapeuta de la incipiente prue- sus 36 ítems mediante una escala
ba en un estudio piloto con sujetos tipo Likert de 1 a 7 puntos. Las
análogos y posteriormente en un diferentes versiones del Working
estudio clínico, con el objeto de Alliance Inventory han sido y son
explorar las propiedades psicomé- utilizadas en numerosas investiga-

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ciones llevadas a cabo desde dis- jan correlaciones que oscilan entre
tintos posicionamientos psicotera- 0,34 y 0,87 (Horvath y Bedi, 2002).
péuticos, siendo consideradas en La presencia de un vínculo perso-
la actualidad como un conjunto de nal entre paciente y terapeuta, de
medidas fiables y válidas de la un compromiso que posibilite la
alianza terapéutica. colaboración y de un acuerdo en la
dirección a seguir (objetivos) y en
las actividades (tareas) a realizar
Características de la alianza durante el tratamiento, son com-
terapéutica partidos en distinto grado por las
medidas de alianza. Lamentable-
De los estudios llevados a cabo mente esto no significa que cada
con estos instrumentos de medida escala de alianza terapéutica mida
se desprende que la alianza exhibe un constructo idéntico. Aunque la
las siguientes particularidades: mayoría de las pruebas reconocen
la importancia de estos elementos
1. Es una de las claves del cam- centrales, cada instrumento les
bio en psicoterapia, por lo que su presta desigual interés al tiempo
uso se ha extendido a distintos que evalúan algunas características
modelos psicoterapéuticos. de la alianza que otras medidas no
tienen en cuenta. Por ejemplo: los
2. Es uno de los conceptos que aspectos negativos de la interac-
más se ha estudiado en investiga- ción terapéutica son tenidos en
ción de procesos, ya que ofrece un cuenta por las escalas TARS, CAL-
marco idóneo para entender y tra- PAS y VTAS, las capacidades del
bajar la relación entre paciente y paciente están explícitamente
terapeuta y es la variable que ha incluidas en el CALPAS, el acuerdo
mostrado correlaciones más con- o consenso es considerado en
sistentes con los resultados a tra- mayor medida por el WAI y la cola-
vés de diversas medidas y de boración es enfatizada por el WAI y
diversos enfoques (Caro, 1993). el CALPAS.

3. Sin embargo, no existe una Asimismo, la mayoría de las


definición homogénea de la alianza pruebas de alianza han sido valida-
terapéutica. Las diferentes pruebas das científicamente en lengua
desarrolladas para medirla han inglesa a fin de ser utilizadas por
hecho que ésta sea definida en pacientes, terapeutas e incluso
buena medida en función de la observadores externos, lo cual no
prueba utilizada, contribuyendo significa que todos ellos tengan
esta instrumentación a la definición idéntica percepción de la alianza
del constructo. terapéutica.

Las comparaciones entre las 4. No obstante, los instrumentos


diferentes escalas de alianza arro- de medida de la alianza exhiben

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adecuadas propiedades psicomé- zarlas), c) un sentido de equipo


tricas. En base a los metaanálisis entre paciente y terapeuta, d)
de Horvath y Symonds (1991) y de aspectos conscientes e intenciona-
Martin, Garske y Davis (2000), Hor- les y e) algunos elementos proce-
vath y Bedi (2002) informan respec- dentes de relaciones pasadas
to a la fiabilidad de las distintas (tanto del paciente como del tera-
pruebas: a) que el coeficiente alfa peuta).
de Cronbach de las escalas es ele-
vado (versiones del paciente: 0,84; 6. No hay acuerdo en la comuni-
versiones del terapeuta: 0,81 y ver- dad científica acerca de la existen-
siones del observador: 0,91), b) que cia de un patrón de alianza tera-
los valores de fiabilidad test-retest péutica claramente establecido a lo
están entre 0,55 (HA) y 0,73 (WAI) y largo de las fases inicial, media y
c) que la fiabilidad entre evaluado- tardía del proceso psicoterapéuti-
res de los instrumentos destinados co. Gelso y Carter (1994) propusie-
a ser utilizados por el observador ron que un tratamiento exitoso se
se encuentra entre 0,66 (CALPAS) y desarrollaría según una curva de
0,92 (WAI-O). alianza en forma de U (alianza alta,
baja y alta). Sin embargo, Kivlighan
5. Horvath y Bedi (2002) conside- y Shaughnessy (1995, 2000) no
ran que la característica más desta- hallaron apoyo empírico para este
cada de la alianza terapéutica, patrón de alianza, puesto que un
como componente activo de la incremento sostenido de la alianza
relación paciente-terapeuta, es su predijo adecuadamente los resulta-
énfasis en la colaboración y el con- dos positivos obtenidos con psico-
senso que debe existir entre los terapia dinámica breve. Asimismo,
participantes. Es decir, mientras las Krupnick, Sotsky, Simmens, Moyer,
primeras formulaciones hacían hin- Elkin, Watkins y Pilkonis (1996) y
capié en las contribuciones del Bachelor y Salamé (2000), conside-
terapeuta o en las distorsiones ran que un patrón uniforme de
inconscientes de la relación pacien- alianza se relaciona en mayor medi-
te-terapeuta, las modernas teorías da con resultados satisfactorios al
sobre la alianza subrayan la impor- finalizar el tratamiento.
tancia de la colaboración activa
que debe existir entre los partici- No obstante, es muy importante
pantes de la díada. De este modo, establecer una fuerte alianza tera-
la alianza hace referencia a la cali- péutica al inicio del tratamiento psi-
dad y a la fuerza de esta relación coterapéutico. Existe un acuerdo
de colaboración entre paciente y significativo de las investigaciones
terapeuta la cual incluye: a) un vín- en señalar que el momento crítico
culo afectivo positivo entre ellos, b) para ello se sitúa entre la tercera y
elementos de carácter cognitivo la quinta sesión, ya que de lo con-
(consenso acerca de las metas a trario: a) las perspectivas de éxito
conseguir y los medios para alcan- del tratamiento pueden verse ame-

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nazadas (Horvath y Bedi, 2002) o b) dios de eficacia, quienes para


puede existir riesgo de que el demostrar la superioridad de un
paciente decida finalizar de forma determinado tratamiento definen
prematura la intervención (Tryon y un protocolo de intervención y un
Kane, 1993). prototipo de paciente, lo cual tro-
pieza con la actividad clínica diaria
7. La alianza terapéutica se ve y con los problemas derivados del
afectada por un conjunto de varia- uso de etiquetas diagnósticas
bles moderadoras. Estas hacen (Pérez, Fernández, Fernández y
referencia a: a) variables del Amigo, 2003). A pesar de estas
paciente: severidad del cuadro clí- dificultades, el empleo de un siste-
nico antes de empezar la psicotera- ma clasificatorio de los trastornos
pia, tipo de trastorno y relaciones mentales como el DSM-IV-TR
objetales y conductas de apego en (2002), permitiría que los represen-
sus primeros años, b) variables del tantes de ambas líneas de investi-
terapeuta: habilidades interperso- gación pudieran organizar y hacer
nales y de comunicación, empatía, llegar sus hallazgos a distintas
calidez, experiencia y formación y publicaciones y reuniones científi-
comportamientos y/o actitudes cas, utilizando un lenguaje común
negativas y c) variables de la inte- que facilitara la comunicación
racción: complementariedad entre entre los distintos profesionales
terapeuta y paciente y colaboración (Andrade, 2003).
entre los participantes de la díada.
De manera general se puede afir-
8. El interés de muchos investi- mar que la investigación sobre la
gadores por el papel de la relación relación terapéutica se ha dirigido
terapéutica en el curso de la psi- últimamente a estudiar aquellos
coterapia, se ha organizado en aspectos concernientes a la cola-
torno a un proyecto de evaluación boración y al carácter interactivo de
de los ingredientes relacionales la relación, destacando entre ellos
(incluida la alianza terapéutica), la alianza terapéutica (Lambert y
defendido por la División 29 de la Barley, 2002). Específicamente, los
APA (Asociación Psicológica Ame- estudios sobre la alianza han orien-
ricana) y concretado en un manual tado y orientan sus esfuerzos a
de reciente publicación (Norcross, examinar: a) la influencia de las
2002). Sin embargo, los defenso- variables moderadoras sobre la
res de esta postura se lamentan alianza, b) las causas, tipos y reso-
que la mayoría de las guías de tra- lución de rupturas de la alianza
tamiento empíricamente validados terapéutica y c) la relación entre la
reduzcan involuntariamente las alianza y los resultados de la psico-
muestras de pacientes utilizadas a terapia, correspondencia que cuen-
un mero diagnóstico. Enfrente de ta con una mayor tradición investi-
estas posiciones se encuentran los gadora y a la que se dedicará el
investigadores que realizan estu- siguiente apartado.

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La alianza terapéutica

Alianza terapéutica y resultados de 6 terapeutas. Con el fin de pre-


de la psicoterapia decir los resultados del tratamiento
se administraron tras la segunda
La validez predictiva de un test o sesión dos instrumentos no relacio-
validez relativa al criterio se refiere nados directamente con la alianza
al grado de eficacia con el que se terapéutica y la subescala tareas de
puede predecir o pronosticar una la versión del paciente del WAI
variable de interés o criterio a partir (WAI-P). Los resultados dieron a
de las puntuaciones de ese test conocer una relación estadística-
(Muñiz, 1998). Existe una moderada mente significativa entre las pun-
pero fiable relación entre una buena tuaciones de la subescala tareas
alianza terapéutica y un resultado del WAI-P y los resultados del tra-
positivo en psicoterapia individual, tamiento (evaluados a través de
familiar y de grupo. En numerosos tres pruebas). Es decir, las correla-
estudios se ha encontrado una ciones entre esta subescala del
relación significativa entre la alianza WAI-P y los resultados de la inter-
y el resultado final de la psicotera- vención, fueron sustancialmente
pia. Es decir, la alianza terapéutica mayores que las obtenidas con las
resulta ser un buen predictor de los otras dos pruebas no estrictamente
resultados conseguidos por dife- relacionadas con la alianza tera-
rentes modalidades psicoterapéuti- péutica. Según Horvath y Symonds
cas (Corbella y Botella, 2003), por (1991), el tamaño del efecto (T.E.)
lo que bastantes investigaciones encontrado fue de 0,62. (Tabla 1).
han incluido distintas medidas de
alianza (variables predictoras) y dis- 2. Frank y Gunderson (1990) utili-
tintos resultados de la psicoterapia zaron una escala de alianza (Active
(criterio) evaluados a través de dife- Engagement, AE), específicamente
rentes procedimientos. diseñada para esta investigación.
Una muestra de 143 pacientes (con
A fin de cuantificar la relación distintos tipos de esquizofrenia sin
alianza-resultados, Horvath y cronificar) fueron tratados con
Symonds (1991) revisaron sistemá- medicación antipsicótica y dos
ticamente los resultados de 24 modalidades psicoterapéuticas:
estudios (véase la Tabla 1), desta- exploración orientada al insight y
cando entre ellos las siguientes ajuste a la realidad. Aquellos
investigaciones: pacientes que, dentro de los prime-
ros seis meses de tratamiento,
1. Greenberg y Webster (1982) establecieron buenas alianzas con
tutelaron la aplicación de un tipo de sus terapeutas, continuaron en
psicoterapia guestáltica a una mayor medida en la intervención
muestra de 31 pacientes con difi- psicoterapéutica, tuvieron una
cultades en la toma de decisiones. mejor adherencia a la medicación y
Para aplicar el tratamiento psicote- lograron mejores resultados tras
rapéutico se empleó una muestra dos años de intervención (mayores

20 Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 1


N. Andrade

reducciones de psicopatología glo- 3. Safran y Wallner (1991) aplica-


bal, disminución de la negación de ron, tras la tercera sesión, la ver-
enfermedad y mejor funcionamien- sión del paciente del WAI (WAI-P) y
to social) con menor medicación del CALPAS con el fin de evaluar la
(aproximadamente la mitad de alianza terapéutica. Administraron
dosis de neurolépticos). Según terapia cognitiva breve a una mues-
Horvath y Symonds (1991), el T.E. tra de 22 pacientes con distintos
hallado fue de 0,28. trastornos depresivos, de ansiedad

Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 1 21


La alianza terapéutica

o con una combinación de ambas terapéutica en una muestra de 31


patologías. En líneas generales, el pacientes ingresadas y diagnosti-
WAI-P y el CALPAS fueron predic- cadas con distintas patologías de la
tores de los resultados de la inter- conducta alimentaria. La alianza se
vención, los cuales fueron medidos midió entre la tercera y cuarta
a través de pruebas estandarizadas semana de un tratamiento multidis-
y de valoraciones de éxito hechas ciplinar con las versiones del
por pacientes y/o terapeutas. Algu- paciente y del terapeuta del WAI
nas medidas de resultados fueron (WAI-P y WAI-T). Las 21 pacientes
más predecibles que otras. Las que completaron el programa de
correlaciones entre las valoraciones tratamiento obtuvieron unas pun-
globales de éxito hechas por los tuaciones significativamente supe-
pacientes y el CALPAS fue de 0,77 riores en alianza terapéutica que las
y el WAI-P de 0,64. Las correlacio- 10 que lo abandonaron prematura-
nes entre las valoraciones globales mente, lo que no ocurrió entre los
de éxito hechas por los terapeutas terapeutas. Esto sugiere que la per-
y el CALPAS fue de 0,55 y el WAI-P cepción que el paciente tiene de la
de 0,50. Estas valoraciones globa- alianza, es un factor crítico a la
les de éxito fueron las medidas de hora de decidir su continuidad en la
resultados más consistentemente intervención y de obtener resulta-
predecibles. Sin embargo, las dos satisfactorios. Según Horvath y
medidas de resultados relaciona- Bedi (2002), el T.E. hallado fue de
das con síntomas más específicos, 0,13. (Tabla 2)
tendieron a ser menos predecibles
ya que, por ejemplo, las correlacio- 2. Krupnick et al. (1996) estudia-
nes entre el SCL-90-R (Derogatis, ron el vínculo alianza terapéutica-
1977) y el CALPAS fue de 0,30 y resultados del tratamiento en una
entre el SCL-90-R y el WAI-P fue muestra de 225 pacientes con
de 0,10. Según Horvath y Symonds trastornos depresivos quienes fue-
(1991), el T.E. encontrado fue de ron asignados al azar a cuatro
0,40. modalidades de tratamiento
ambulatorio: a) psicoterapia cogni-
Recientemente Horvath y Bedi tivo-conductual, b) psicoterapia
(2002) han revisado 90 estudios interpersonal de la depresión,
con la finalidad de evaluar la rela- c) imipramina más manejo clínico y
ción alianza-resultados (véase la d) placebo más manejo clínico. La
Tabla 2), destacando entre ellos las alianza terapéutica fue evaluada
siguientes investigaciones: por medio de una versión modifi-
cada del VTAS. Los autores halla-
1. Gallop, Kennedy y Ster n ron que las puntuaciones de alian-
(1994) en la Unidad de Trastornos za temprana (evaluada tras la ter-
de la Conducta Alimentaria del cera sesión) y total (promedio de
Hospital de Toronto (Canadá), las evaluaciones de alianza de
exploraron el papel de la alianza todas las sesiones) estaban aso-

22 Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 1


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Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 1 23


La alianza terapéutica

ciadas de manera significativa con (1979, 1994) ha proporcionado un


los resultados obtenidos en las marco general de referencia para la
cuatro condiciones de tratamiento, explicación de la alianza terapéuti-
los cuales fueron evaluados a tra- ca y sus componentes, ha sido
vés de una versión modificada del ampliamente aceptada por autores
HRSD (Hamilton, 1960) y del BDI de distintas orientaciones teóricas y
(Beck, Ward, Mendelsohn, Mock y ha servido de base para la cons-
Erbaugh, 1961). Señalan que uno trucción de importantes instrumen-
de los aspectos más destacados tos de evaluación de la alianza
del estudio es que la alianza (Corbella y Botella, 2003).
puede: a) potenciar fuertemente el
efecto placebo (efecto inespecífi- Las futuras investigaciones sobre
co) del tratamiento farmacológico la alianza terapéutica deberán ir
y b) ayudar a crear un entorno de encaminadas a:
colaboración y de apoyo, en el que
la aceptación del paciente a tomar 1. Resolver el problema de la
la medicación sea reforzada y heterogeneidad de las medidas de
desde el cual se le ayude a vencer alianza. Disponer de numerosas
sus miedos y resistencias al con- escalas para medir la alianza tera-
sumo del fármaco. En suma, con- péutica y desde varias perspectivas
sideran que la alianza terapéutica (paciente, terapeuta y observador)
es un factor relacional común de no ha favorecido una sólida validez
las distintas formas de tratamiento de constructo, puesto que es difícil
de la depresión, el cual es clara- suponer que todas las pruebas
mente discernible de las técnicas definen y miden la alianza por igual.
psicoterapéuticas específicas o de Además, la mayoría de las escalas
los factores farmacológicos inclui- ofrecen una puntuación general
dos en el tratamiento. Según Hor- junto a las puntuaciones de deter-
vath y Bedi (2002), el tamaño del minadas subescalas, lo que hace
efecto encontrado fue de 0,30. dudar acerca de cual de estos índi-
ces recoge de forma más conve-
niente el concepto de alianza tera-
CONCLUSIONES péutica (Caro, 1993).

Es indudable la importancia de la 2. Analizar la influencia de las


alianza terapéutica en el desarrollo variables que modulan tanto el
del proceso psicoterapéutico y en establecimiento de una adecuada
los resultados de la psicoterapia. alianza terapéutica como la relación
Esto ha permitido que la mayoría entre la alianza y los resultados de
de las escuelas psicoterapéuticas la psicoterapia. Por lo tanto: a) las
le hayan prestado atención y hayan características y actitudes de
reconocido su importante papel. pacientes y de terapeutas y b) las
variables resultantes de la interac-
La conceptualización de Bordin ción (complementariedad y colabo-

24 Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 1


N. Andrade

ración) requieren un mayor escruti- como el método de tratamiento


nio. realizan consistentes aportaciones
a los resultados de la psicoterapia
3. Examinar el papel que desem- (Norcross, 2002). Desde la expe-
peña la alianza sobre los efectos de riencia clínica e investigadora per-
la opción psicofarmacológica en el sonal se propone:
tratamiento de los trastornos men-
tales. Cada vez son más las publi- 1. Que en la práctica clínica dia-
caciones que informan de la nece- ria el psicólogo personalice su esti-
sidad de combinar las opciones lo de intervención en función de las
psicofarmacológicas y psicotera- principales características de cada
péuticas a la hora de tratar a un paciente y evite patrones de comu-
determinado paciente (Asiel y Fer- nicación negativos que reduzcan
nández-Liria, 2000). Los trabajos de los efectos del tratamiento. En este
Frank y Gunderson (1990) y de marco de actuación, el profesional
Krupnick et al. (1996) son pioneros que aplique procedimientos psico-
en esta línea de investigación. terapéuticos basados en guías de
tratamiento eficaces y que esta-
4. Estudiar el efecto de las dife- blezca una sólida alianza terapéuti-
rencias culturales entre paciente y ca desde el inicio de su interven-
terapeuta en el establecimiento de ción, ofrecerá al paciente el mejor
la alianza. Asimismo, es preciso tratamiento posible con elevadas
explorar las peculiaridades de la probabilidades de obtener resulta-
alianza terapéutica cuando los dos satisfactorios.
pacientes que participan en el pro-
ceso psicoterapéutico son niños o 2. Que tanto los investigadores
ancianos. involucrados en el estudio de la
relación terapéutica (incluida la
5. Dado que la mayoría de los alianza) como los investigadores
estudios realizados hasta la fecha que intentan demostrar la eficacia
se han basado en diseños correla- de un determinado tratamiento psi-
cionales, a corto plazo se deberá coterapéutico, orienten sus esfuer-
establecer un sólido cuerpo de zos hacia un examen conjunto de
investigación destinado a explorar estos dos grupos de componentes.
las relaciones causales entre la Contemplar por separado los pro-
alianza terapéutica y los resultados cedimientos de tratamiento (lo que
de la psicoterapia. hace el terapeuta) y la relación tera-
péutica (cómo lo hace), es tener una
La investigación empírica revela visión incompleta de lo que ocurre
que tanto la relación terapéutica en el curso de la psicoterapia.

Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 1 25


La alianza terapéutica

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