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Código: 201423619
El amigo y el Otro
amigo y qué es la amistad del amigo? Cuando pensamos el problema de la amistad nos
últimas al problema del yo. El problema de la amistad nos enfrenta, entonces, con esa tierra
extraña, desconocida, que no nos pertenece pero que, asimismo, es nuestro último hogar. La
es ese deseo de lo absolutamente otro, de lo que está fuera de mí y de lo que no puede ser
alteridad.
I. El Deseo metafísico
sentido de este movimiento es lo que se dice “otro” en sentido eminente (27). Sin embargo,
este Otro –lo metafísicamente otro – no se encuentra en un afuera físico y material: “Lo
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Otro metafísicamente deseado no es “otro” como el pan que como, como el país que habito,
como el paisaje que contemplo; como, a veces, yo mismo respecto a mí mismo” (27). De
esta realidad física, otra, puedo obtener un determinado grado de satisfacción de algo de lo
que carecía. En dicha satisfacción, sin embargo, se “reabsorbe” esa otredad en la que me
estoy saciando, pasa a ser parte de mí; el Deseo metafísico, en cambio, “tiende hacia algo
metafísico, en cambio, no hay nostalgia porque no hay patria a la que volver, “es deseo de
un país en el que no nacimos” (28). Este Deseo no cabe ser satisfecho puesto que desea
todo aquello que está más allá de lo que pueda completarlo. El objeto de dicho deseo –si
cabe llamarlo como tal –es, además, invisible: “la invisibilidad no indica ausencia de
relación: implica relaciones con lo que no está dado, con aquello de lo que no hay idea”
(28).
lugar cabe señalar que dicho Deseo escapa de cualquier forma totalizante en tanto que no se
da un afán de posesión mediante los sentidos o el entendimiento. Por otra parte, dicho “yo”
que se inscribe en el movimiento del Deseo es ateo y su ateísmo es “sin carencias” (86).
¿Por qué es relevante dicho ateísmo? Al no ser ateo, el “yo” estaría inserto, necesariamente,
en una realidad ulterior, totalizante, y fuera de sí mismo. Entramos aquí en una aparente
movimiento no se da en una realidad “otra” –en la que dominaría la mera necesidad –sino
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destino, se sobrepasa en el Deseo que viene de la presencia del Otro” (86). El primer
movimiento del Deseo no es la inmortalidad, el más allá del tiempo y el espacio, sino el
por lo tanto, se da una aproximación, un salirse de sí, a aquello que es absolutamente Otro
sin que medie, entre él y el Mismo, una relación de necesidad o un deseo de satisfacer la
metafísico no supone inscribirse o inscribir lo Otro en ningún tipo de totalidad puesto que
prima sobre la totalidad y el anonimato. El principio ético que Lévinas plantea, por lo tanto,
es uno en el que el Otro brinda una apertura del “yo” en la que la alteridad no se ve
metafísico es aquel que lleva a cabo este movimiento hacia lo absolutamente Otro.
Ahora bien, ¿en qué medida podemos hablar de la amistad como aquella relación en
Acosta del Rosario, “La amistad como experiencia de reconocimiento: comentarios a una
sugerencias de Hegel”, que parte de una tradición casi opuesta a la que hemos trabajado
hasta ahora, podemos evidenciar algunas claves relevantes. En este artículo, del Rosario
señala que la amistad es usada por Hegel como un ejemplo para hacer referencia a una
del Rosario para rastrear el problema de la amistad es la del concepto del perdón en El
espíritu del Cristianismo y su destino. En primer lugar, cabe mencionar que la noción de
amistad y perdón están irreductiblemente ligados, para Hegel, con el “espíritu del pueblo
Abraham es aquella que sintetiza dicho espíritu del Judaísmo puesto que es “tanto en la
tierra, como entre los hombres, siempre un extraño” (102) No hay, en el Judaísmo,
reconciliación posible con los otros ni con el mundo puesto que Dios se encuentra
representa, por el contrario, aquel destino del despatriado que arroja las semillas al viento,
que se arroja a lo extranjero, al Otro, en vez de volver sobre sí. Por otra parte, es esta
de la otredad.
escribe, sobre la amistad en Hegel, lo siguiente: “…las relaciones de amistad no pueden ser
un deber, algo impuesto, o peor aún, «una dominación sobre algo que le sea ajeno». No
pensadas, no son abarcables ni siquiera por la palabra”. Más adelante añade: “La amistad
ocurre allí donde el otro no puede ser siquiera nombrado ni pensado, ni presupuesto. Y por
mediada por el entendimiento. Para Lévinas (29), del mismo modo, la comprensión es
siempre inadecuada para el Deseo metafísico, para el deseo de lo Otro. Lo Otro resulta ser
inabarcable por la razón puesto que ella en sí misma, en su gesto de comprender, busca
apropiarse de eso inapropiable que es el Otro. Aquello que es absolutamente Otro se define,
además, justamente, por su capacidad de ser incomprensible, más allá del entendimiento, y
de no tener concepto alguno que medie con el “yo”. Esta relación de otredad se da, según lo
pluralidad. Ese Otro, por lo tanto, inabarcable e incomprensible resulta ser, según esta
lectura, el amigo mismo. Carlos B., citado por del Rosario, escribe lo siguiente: “De lo que
sentido de pluralidad que desafíe cualquier reconciliación total. Hay que aprender a vivir en
esta inestabilidad” (105). Es en la amistad, por lo tanto, en la que se da esta apertura hacia
La amistad, sin embargo, según del Rosario a partir de Hegel y Derrida, está signada
puede inscribirse en una ilusión de inmortalidad o de destino divino puesto que, en caso
amistad, y por lo tanto la apertura al Otro, junto con el encuentro y el diálogo, es efímero y
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la finitud no es otra cosa que la muerte. Para Hegel, a través de Derrida, “la muerte –la
desaparición a la vez de aquel silencio que hacía posible la relación –es el punto de partida
amistad. Por una parte, hay una negación de dicha relación, mediada por la muerte, pero
por otra parte justamente dicha negación es la que hace posible la existencia y la
de la posibilidad. En ese sentido, cada encuentro, cada diálogo, cada mirada o gesto resulta
ser único e irrepetible puesto que, nuevamente, está signado por la negación, por la finitud.
Resulta entonces fundamental el gesto del saludo y el despido puesto que es la mejor forma
de honrar ese carácter efímero del encuentro que no se sabe cuándo se volverá a dar, o si se
con el carácter efímero del encuentro y, en última instancia, un compromiso con el otro, el
del carácter efímero que escapa siempre a la totalidad. Derrida, citado por del Rosario,
escribe lo siguiente: “uno de los dos deberá permanecer solo. Ambos lo sabíamos desde el
principio. Uno de los dos deberá haber quedado destinado, desde el principio, a traer
consigo el mundo del otro” (107). Más adelante del Rosario añade: “Sólo el amigo
comprende la ausencia, el silencio, la palabra ausente. Sólo el otro puede darle sentido a tal
desde fuera, que se lleva consigo, en el llevar del amigo, de su muerte, del otro siempre en
ético con el amigo, con el Otro, puesto que es en su muerte, eminente, en la que se
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establece el lazo que nos une. Es en la amistad, y en la muerte que la atraviesa, que el otro
IV. Conclusiones
para recibirle cabalmente hay que poder estar vacío de las propias
expectativas […] ¿Quién no sabe, además, que de todo lo que nos da, el otro
Otro nos regala a encajar con lo que nosotros queremos de él. El amigo es aquel que nos
lo siempre Otro. La amistad es la que nos expulsa de nosotros mismos, nos lleva fuera de
nosotros, nos descubre, nos afirma y nos niega. Nos lleva, como las semillas al viento,
ético puesto que en ella la alteridad se consagra y se consuma. Sin embargo, no puede
tomarse la amistad como único principio ético rector por diversos motivos. En primer lugar,
no es posible fundar una ética bajo un único principio rector puesto que sería una ética
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excluyente y parcializada. Por otra parte, la amistad no puede funcionar como principio de
algo más puesto que la amistad es un fin en sí mismo y, en caso contrario, estaría sometida
a un designio mayor, a una totalidad, y por lo tanto el amigo dejaría de ser amigo.
cuánto tiempo haya transcurrido; y hay un acuerdo tácito, no importa cuántas cosas hayan
quedado sin decir. Por eso es que pensamos que cuando perdemos a un amigo nunca lo ha
Obras citadas
Del Rosario, Maria Acosta. “La amistad como experiencia de reconocimiento: comentarios
Impreso.