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Valoración moral de la sexualidad.

Actualmente, el tema de la sexualidad, se ha convertido en un tema bastante espinoso y


complejo al momento de querer ser visto desde la óptica de la moral cristiana, ya que,
actualmente pocos quieren saber la opinión de la moral y más aún, de la Iglesia respecto de
la vida humana y especialmente de la sexualidad, la cual pareciera que, en muchos
ambientes, busca ser vivida a la medida y gusto de cada persona.

Definitivamente, la postura moral de la Iglesia no puede permanecer inamovible con el


paso del tiempo ya que ésta quedaría anquilosada y perdería definitivamente un lugar entre
las voces que hablan al mundo, pero, por otro lado, tampoco puede ir fluctuando para
adaptarse a todas las posturas ideológicas, que muchas veces rayan en el absurdo y en el sin
sentido, para buscar la aceptación y el aplauso de todos.

En este sentido, surge la pregunta de ¿cómo debe ser valorado el comportamiento sexual
desde la moral? La clave, una vez más, está en el sano equilibrio, entre mantener una
postura totalmente tradicionalista e incambiable y el adaptarse a todo capricho humano,
sobre todo tratándose de un tema tan complejo y tan polifacético, como la sexualidad,
rodeada siempre de un contexto bastante amplio por lo que no podemos caer en
determinismos ni en una lista fija de criterios, lo mejor, al menos a partir de las lecturas
propuestas, es buscar bases sólidas, principios, que orienten en comportamientos concretos,
siempre de una manera general, a partir de los cuales se puedan vislumbrar respuestas a los
comportamientos sexuales concretos de cada persona y descubrir la mejor forma de
comportarse moralmente ante la situación que se vive.

Y es aquí donde está la clave, la Iglesia debe optar por dejar de partir de criterios abstractos
desde los cuales se juzguen moralmente los actos sexuales en general, para centrarse en la
persona concreta, su naturaleza, sus actos, sus motivaciones e intenciones, es partir de una
postura personalista integral donde el acto aislado pierde importancia, en cuanto que éste no
basta por sí para emitir un juicio moral frente a la complejidad que implica la persona
concreta, esto solo nos llevaría a clasificar y determinar a la persona a partir de uno o varios

Moral Sexual.
Cristian Ismael Vargas Vázquez.
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de sus actos y no a partir de la totalidad de la persona, por eso la importancia de cambiar de


una valoración moral a partir de actos concretos a una valoración moral que busca mirar
integralmente a la persona, centrarse principalmente en los valores personales e
interpersonales, que sin duda alguna toma en cuenta el acto en sí, pero junto con él, la
persona concreta que lo realiza, su actitud, sus intenciones, sus motivaciones y
circunstancias personales que llevan a cometerlo, cuidando no obstante, el peligro de caer
en otro extremo: un subjetivismo moral o una relatividad de la misma.

A partir de lo anterior, se debe decir entonces que, para tener un correcto juicio moral de
los actos sexuales de las personas fieles, se debe atender a lo objetivo (acto en sí) y a lo
subjetivo (circunstancias y valoración de la persona concreta) del acto humano; así mismo,
se debe tener en cuenta la complejidad y la unidad de la sexualidad humana en su propia
naturaleza; y por último buscar una conciencia permanente de la dimensión interpersonal.

Esto, a mi parecer, acerca a la Iglesia al hombre de hoy, y presenta a la moral con una
nueva imagen, de tal manera que no sea comprendida como una opción para unos cuantos,
para radicales o fanáticos religiosos, como una ideología retrógrada que ha perdurado en el
tiempo para aquellos que se han quedado estancados en el tiempo en la visión que
mantienen sobre el mismo hombre, sino una opción alcanzable y realizable para todo
hombre, especialmente para los fieles cristianos que buscan vivir cristianamente su
sexualidad, y que, en muchos momentos se sienten excluidos de la Iglesia por la radicalidad
y generalidad de normas morales que son presentadas y defendidas por algunos miembros
de la Iglesia.

Una moral que busque ser integral en la comprensión que implica el problema de la
sexualidad humana, es una moral que atiende a las necesidades del hombre de hoy, con sus
problemáticas antiguas y nuevas, sin olvidar lo esencial de la doctrina y la fe de la Iglesia
respecto a la sexualidad humana: su propia constitución natural y esencial, sus problemas y
circunstancias actuales, reales y concretas, que abarca, entiende y mira, de manera integral

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Cristian Ismael Vargas Vázquez.
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todas las facetas de la persona y la sexualidad humanas; y en éste sentido, se trata de una
moral caracterizada por la flexibilidad.

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Cristian Ismael Vargas Vázquez.

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