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TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL I 1

PRIMERA PARTE: CUESTIONES INTRODUCTORIAS

CAPITULO I INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA MORAL

Uno de los aspectos con que se identifica a la iglesia de parte de la sociedad en general
(fieles y no) es el de ser punto de referencia de moralidad de la conducta humana. Es decir
cuando a alguien le preguntan sobre la iglesia, una de las cosas con que la identifica casi
siempre es con su función de indicar cómo debería ser el comportamiento humano. Esto es,
se asocia casi inmediatamente a la iglesia con la institución encargada de indicar la bondad
y la maldad de las acciones humanas en todos los ámbitos de la vida. Se le relaciona entonces
con la dimensión moral de la vida de los seres humanos.

De hecho, muchos de los que se acercan a buscar una orientación con un sacerdote
una religiosa, o con algún laico respetable en la comunidad eclesial, lo hacen porque tienen
necesidad de encontrar una respuesta a sus comportamientos y a sus decisiones. Desean saber
si deben o no comportarse de tal o cual forma, actuar o no en una determinada circunstancia
o bien, saber si su acción fue adecuada o no. Esto sin considerar los millones de fieles que
acuden frecuentemente a recibir el sacramento de la reconciliación para volver a la comunión
con Dios y con los hermanos a quienes han ofendido.

Pero, ¿desde cuándo se asocia a la iglesia con el comportamiento moral? podríamos


responder que desde sus inicios. De hecho, el cristianismo y por tanto la iglesia, así como
todas las religiones, proponen un estilo de vida que exige un comportamiento moral
determinado.

Por lo que a la Iglesia toca, nos remontamos al mismo mensaje de Jesús a sus
apóstoles al predicar el Reino. Son numerosas las sentencias de Jesús y las condiciones que
él pone para poder seguirlo y participar de su Reino: «Arrepiéntanse por que ha llegado el
Reino de Dios»; «Esfuércense por entrar por la puerta angosta»; «Si su justicia no es mayor
que la de los escribas y fariseos, no entrarán ustedes en el Reino de los cielos» así como la
reafirmación de la importancia de los mandamientos dados por Dios a través de Moisés al
pueblo Judío: «Quien quebrante uno de estos mandamientos más pequeños y enseñe eso a
los hombres, será el menor en el Reino de los cielos». Como vemos, el mismo Jesús indica
como debe ser el comportamiento personal de quienes quieran seguirlo y con mayor razón
de quienes él ha llamado y han aceptado asumir el proyecto del Reino de Dios y continuar su
obra.

De hecho, los apóstoles y en particular san Pablo, cumplieron con el mandato del
Señor de bautizar y enseñar a cumplir todo lo que Jesús les enseñó. Estableciendo los
primeros códigos de moralidad y de conducta en las comunidades, marcados
primordialmente por la caridad.

Entonces a la pregunta sobre el tiempo de la asociación de la iglesia a la función de


ser indicadora del orden moral, respondemos que ha sido desde siempre así.
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Sin embargo, hay que decir que, desde hace aproximadamente 3 siglos, s. XVII-XVIII la
identificación de la iglesia con el aspecto moral ha sido casi el único aspecto con el que se le
ha asociado, por cuestiones históricas que veremos en el curso. Sin embargo, tal
identificación ha sido cada vez más desde el punto de vista negativo, esto por los grandes
cambios sociales y culturales en los últimos siglos y particularmente en los últimos años.

Y si a esto le añadimos los numerosos escándalos y tropiezos de sus miembros a lo


largo de la historia y sobre todo recientemente, la propuesta moral de la iglesia ha vuelto a
aparecer en escena en algunos espacios, pero para ser cuestionada y vista como una propuesta
inservible y caduca puesto que al parecer no convence ni siquiera a sus propios miembros
quienes se erigen como referentes del comportamiento moral. Aclaro que al hablar de
miembros me refiero a quienes pertenecen al ministerio, quienes debieran ser “ejemplo y luz
para los demás”

Sin embargo, esto no significa que por el tropiezo y el escándalo en que han incurrido
y seguirán incurriendo muchos de sus miembros, la propuesta de un estilo de vida como el
Señor Jesús pide, sea actualmente caduco y digno de descredito, puesto que la verdad de
Jesucristo como referente último y como modelo de comportamiento humano, es y será
siempre vigente.

Debemos decir que aún con la serie de escándalos y atentados a la credibilidad moral,
la Iglesia, aún sigue siendo referente moral para gran parte de la humanidad, pues la propuesta
de la iglesia se basa únicamente en el mensaje de Cristo que sigue brillando aun en medio de
la obscuridad.

Es por eso necesario que quienes se preparan para ser un día “luz y sal” para el mundo
a ejemplo de Cristo, se preparen convenientemente para ayudar a discernir adecuadamente
sobre las situaciones en que las personas se ven envueltas en su vida diaria.

En este curso estudiaremos una materia de gran relevancia que nos servirá ya desde
ahora, de herramienta en la guía espiritual y moral de los fieles, de manera que podamos
ofrecerles fundamentos sólidos de acuerdo al Magisterio para que las personas puedan decidir
en forma madura y consecuente con sus convicciones en cada momento en que se encuentren,
esto significa que tendremos el papel de guías en la conciencia de las personas, no para
decirles cómo es que tienen que actuar, sino para ayudarles a clarificar sus diversas
situaciones, a iluminarlas con las enseñanzas del Magisterio y ayudarlas a discernir
adecuadamente sobre las decisiones que tomarán.

Es importante señalar los límites de nuestra labor, cuando de orientar moralmente a


una persona se trata, tales límites estarían señalados por el Magisterio mismo, o dicho de otra
forma, lo que tenemos que conocer y saber aplicar es la moral católica, lo que el Magisterio
enseña. De esta manera evitaremos caer en la tentación de aconsejar u orientar según nuestras
opiniones particulares. Es por ello necesario estudiar, conocer y saber aplicar la moral
católica a conciencia, tener bien presentes los principios morales para luego saber aplicarlos
en cada situación según se requieran.
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El curso generalmente se divide en 3 partes; en la primera, estudiaremos lo referente


a las cuestiones introductorias de la teología moral y los aspectos históricos, en la segunda,
abordaremos los aspectos bíblicos de la teología moral en cuanto que la Sagrada Escritura es
fuente para el discernimiento entre el bien y el mal, finalmente en la tercera parte,
abordaremos los fundamentos teológicos de la teología moral, desde conceptos
fundamentales como la libertad, la conciencia, la ley, los actos humanos, el pecado, las
virtudes etc.

El curso que seguiremos será elaborado a partir de varios manuales, sin embargo,
tomaremos como base en lo que se refiere a la estructura del curso, el manual de Román
Flecha Andrés. Es un manual bien elaborado, práctico y se ajusta a nuestro objetivo.

Ahora bien, para comenzar a estudiar la Teología Moral, sería bueno remitirnos a la
encíclica Veritatis Splendor del Papa San Juan Pablo II. La encíclica dice:
«La reflexión moral de la Iglesia, hecha siempre a la luz de Cristo, el "Maestro bueno", se
ha desarrollado también en la forma específica de la ciencia teológica llamada teología
moral; ciencia que acoge e interpela la divina Revelación y responde a la vez a las exigencias
de la razón humana. La teología moral es una reflexión que concierne a la "moralidad", o
sea, al bien y el mal de los actos humanos y de la persona que los realiza, y en este sentido
está abierta a todos los hombres; pero es también teología, en cuanto reconoce el principio
y el fin del comportamiento moral en Aquel que "solo es bueno" y que, dándose al hombre
en Cristo, le ofrece las bienaventuranzas de la vida divina».1

Teniendo en cuenta esto, podemos comenzar precisando en manera general el objeto


de nuestro estudio. Así, la Teología Moral reflexiona sobre el comportamiento humano
responsable, el cual, por el hecho de serlo, puede ser calificable como bueno o como malo.
Ese sería su objeto material. Sin embargo, sabemos que aparte de la teología moral, existe
otra disciplina que también estudia el comportamiento humano responsable y lo puede
calificar como bueno o como malo, tal disciplina es la Ética filosófica, de tal manera que
ambas disciplinas coinciden en el objeto material. Sin embargo, lo que distingue ambas
disciplinas es su objeto formal, que es el parámetro bajo el cual se califica como bueno o
malo un comportamiento humano responsable. El objeto formal de la teología, como apunta
la VS, es la reflexión racional acompañada por los datos de la revelación, mientras que el
objeto formal de la filosofía es la reflexión racional hecha a partir de la naturaleza humana y
de la recta razón las cuales encaminan al fin último del hombre que es la felicidad.

a) ¿Moral o ética?
En cuanto al uso de los términos “moral” y “ética”, hay que decir que hemos
reservado a cada uno de ellos un enfoque distinto, así estamos acostumbrados a reservar el
término ética al aspecto filosófico y el término moral al ámbito teológico. Pero para evitar
confusiones y aunque sabemos que ambos términos tienen un aspecto que los diferencia, en
el fondo ambos reflexionan sobre el comportamiento humano responsable y por tanto los
entenderemos de manera univoca, es decir el uso del término moral o ética, lo haremos
indistintamente. Conviene de todas formas señalar la raíz de ambos términos:

1
JUAN PABLO II, Veritatis Splendor, (6 de agosto de 1993), Carta encíclica sobre algunas cuestiones
fundamentales de la enseñanza moral de la Iglesia, BAC Madrid 1993, no. 29
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El término ética es de proveniencia griega, y tenía varios significados: significó


morada, lugar donde se habitaba. Después se usó para hacer referencia al interior, para
describir una actitud. En la tradición aristotélica era: modo de ser, carácter, hábito o
costumbre. Además de que se usaba el término en dos acepciones:
hqwz: hace referencia al carácter, modo de ser o actitud,
eqoz: hace referencia al hábito o costumbre. Luego el término eqoz se tradujo del griego al
latín, quedando el término mores que significa costumbre. Tal término es la raíz de la palabra
Moral.

Sin embargo, vemos como en el fondo ambos términos hacían referencia al


comportamiento, manifestado a través de las costumbres.2

1.1 La teología moral en el contexto cultural actual.

En nuestros tiempos la cuestión del criterio para definir la bondad o maldad de un


determinado comportamiento plantea no pocos interrogantes. Hoy más que en otros tiempos
aparece más difícil, juzgar el comportamiento humano responsable y ofrecer una
fundamentación clara e indispensable desde la teología, que sirva a su vez de parámetro para
juzgar y calificar una determinada acción. Tal situación, se debe en gran medida a la
complejidad de la realidad la cual se caracteriza entre muchas otras, por las siguientes
características:

a) El sujeto entre moderno y posmoderno.


La sociedad actual se caracteriza por la confluencia entre el paso de la modernidad a
la posmodernidad, repercutiendo en varios aspectos en la moral cristiana y la religión:

†La fuerte secularización de la cultura: fruto de la cual la interpretación de la realidad


y de los valores unidos a ella, deja de ser uniforme y religiosa.
†El pluralismo cultural: en que la fe aparece como una posibilidad más al lado de las
otras, como oferta para el consumo. El pluralismo sería así, el caldo de cultivo para el
relativismo, la indiferencia o el sincretismo.
†El empirismo exagerado: que afirma la exclusiva y excluyente vigencia del
conocimiento científico, junto a la mentalidad tecnológica.
†El narcisismo: una cultura en que el individuo está cerrado en la realización
emocional de sí mismo, un individualismo que va de lo individual a lo colectivo.
†El ideal de la libertad: como mínimo de limitaciones y máximo de elecciones
privadas.
†Un rechazo a toda fundamentación objetiva de los juicios éticos: pues los últimos
tiempos se ha dado una gran supremacía al subjetivismo, de manera que ya no se aceptan tan
fácilmente conceptos como la verdad, el bien, la belleza, como absolutos y únicos, los cuales
habían sido producto del objetivismo metafísico que basaba el criterio de calificación moral
2
Cfr. Ramón SAINZ, Curso de Teología Moral Fundamental, apuntes de clase, Seminario Conciliar
de León, Facultad de Teología, León, Gto., 2005.
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en lo que la realidad abstracta del ser dictaba como norma para el actuar, en pocas palabras,
aplicaba la máxima «del ser se sigue el obrar». Ahora se da mucho más cabida a la dimensión
histórica del sujeto que actúa es decir se valoran los hechos no ya desde la teoría abstracta
sino desde la experiencia del sujeto. Ello dificulta el juicio moral en estos tiempos puesto que
se queda reducido al ámbito de la privacidad.

Con indicadores así, se entiende que cualquier forma de teología moral que se atreva
a poner la «ética bajo el signo de la cruz», lo va a tener muy difícil. Se trata sobre todo de un
contexto caracterizado en la cultura occidental por un estilo de vida en general, que no plantea
compromiso moral y social, sino realización personal y confort emocional.

b) Un mundo globalizado e interdependiente


La globalización, ya presente en todo ámbito, supone una extensión de las actividades
sociales, culturales, políticas y económicas más allá de las fronteras de los países, de modo
que lo que ocurre, lo que se decide y lo que se hace en una región del mundo, puede llegar a
tener consecuencias, significados y riesgos para los individuos y comunidades en cualquier
región del planeta por muy distante que sea.

Tal globalización ha sido acelerada en gran medida por los medios de comunicación
social modernos, los cuales en el ámbito moral por ejemplo, han tenido un impacto decisivo
al extender comportamientos y maneras de pensar y de ver la vida, a un número cada vez
mayor de personas alrededor del mundo sin distinción de estratos sociales o culturales,
imponiendo en su mayoría un estilo de vida occidental.

Gracias al internet, éste intercambio de ideas, modas, maneras de pensar y


comportamientos, ha acelerado la occidentalización contribuyendo al fenómeno de la
globalización. En diversos terrenos como el respeto a la vida, el divorcio, la cohabitación
juvenil, la influencia de los medios de comunicación, ha hecho más incipiente para muchos
el discernimiento ético3 Ciertamente, el internet representa uno de los avances comunicativos
de mayor impacto global tanto a nivel social como personal. Baste pensar por ejemplo en
Facebook y Twitter o X como se llama ahora que lo adquirió Elon Musk, y su enorme influjo
en la así llamada Social Network, que han hecho posible la relación virtual de millones de
personas alrededor del mundo.4

3
Cfr. Xavier THÉVENOT, El pecado hoy, Verbo Divino, Navarra 1989, p. 28.
4
Con un crecimiento de los usuarios en los últimos años, Facebook es al parecer la plataforma
comunicativa más popular a nivel mundial, disponible en 35 lenguas. Al inicio del 2010 se habían
superado ya los 400 millones de usuarios, de los cuales más del 70% son de fuera de los Estados
Unidos; esto solo 6 años después de que naciera como un proyecto universitario en Harvard, ideado
por Mark Zuckerberg, Chris Hughes, Dustin Moskovitz y Eduardo Saverin. Su popularidad estriba
en la capacidad de conectar a las personas, ya sean amigos nuevos o ya conocidos pero de los cuales
se ha perdido la pista (amigos de la infancia, compañeros de clase, personas conocidas durante viajes,
etc.) Por su parte, Twitter, creado por Evan Williams, Biz Stone y Jack Dorsey y puesto en la red en
marzo del 2006 por la Obvius Corporation of San Francisco, es también uno de los fenómenos de la
red, de mayor extensión. Este consiste, en la comunicación de mensajes, “tweets” de no más de 140
caracteres desde un smartphon o una computadora. Tales mensajes permiten comunicar de manera
instantánea y global, ideas, noticias, preguntas o informaciones personales sobre lo que se está
haciendo, o en qué lugar se encuentra, a todos aquellos con quienes se está en contacto o incluso con
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En la línea de la información inmediata, no solo se obtiene una información sobre lo


que ocurre y en el momento en que sucede, sino que hay también interacción desde la que es
posible modificar los contenidos, enjuiciarlos y aportar iniciativas siempre dinámicas y
cambiantes.5

El problema para la moral es que los datos exhibidos se dejan al criterio de los
receptores cuyas posturas morales son diversas a la hora de juzgar algún acontecimiento o
hecho sucedido. En Evangelii Gaudium dice el Papa Francisco: «[…] vivimos en una
sociedad de la información que nos satura indiscriminadamente de datos, todos en el mismo
nivel y terminan llevándonos a una tremenda superficialidad a la hora de plantear las
cuestiones morales».6 Es decir, no hay criterios objetivos moralmente hablando, bajo los
cuales se deba juzgar un acontecimiento comunicado a través de internet, la televisión o
cualquier otro medio masivo de comunicación.

Cada quien tiene su opinión; ello, genera la percepción de que no hay un fundamento
moral cierto, desde el que se pueda juzgar si un acontecimiento o determinado tipo de acto
es bueno o malo. De esta manera, actitudes, actos, comportamientos, maneras de vida, que
antaño se catalogaban netamente como pecaminosos ahora no se les considera tanto en esta
forma.

c) Crisis sanitaria, crisis económica, crisis de valores.


Con la reciente pandemia del Coronavirus (SARS-COV 2) nos vimos envueltos en
una crisis mundial que ha significado sobre todo pérdidas: millones de personas murieron en
el mundo a causa de la contingencia, a nivel global según los datos estimados, en los casi tres
años que duró la pandemia, aproximadamente 7 millones de personas perdieron la vida a
causa de este virus. Actualmente la pandemia no representa ya un serio riesgo para la salud,
gracias al surgimiento de las vacunas. Sin embargo, el virus sigue estando presente a través
de varias mutaciones por lo que se recomienda no bajar la guardia.

Por lo que se refiere a nuestro país, las políticas sanitarias para contener y mitigar la
pandemia fueron particularmente desastrosas, pues las decisiones que se tomaron
obedecieron a criterios meramente políticos por encima de los criterios científicos y médicos
ocasionando con ello más de 700 mil muertes ubicándonos en los primeros lugares en
mortalidad a nivel mundial.

Por otro lado, la contingencia tuvo consecuencias no solo en términos de salud y vidas
humanas sino que también impactó particularmente en el aspecto económico, pues al

quienes no se tiene un contacto directo pero que pueden tener acceso al blog donde los mensajes son
publicados. Cfr. Antonio SPADARO, Web 2.0 Reti di Relazione, Paoline, Torino 2010, pp. 101-120 y
137-154.
5
Cfr. Juan Antonio ESTRADA, El cristianismo en una sociedad laica. Cuarenta años después del
Vaticano II, Desclèe de Brouwer Bilbao 20062, p. 296.
6
FRANCISCO, Evangelii Gaudium, (24 de noviembre de 2013) Exhortación apostólica, a los
Obispos, a los Presbíteros, a los Diáconos, a las personas consagradas y a los fieles laicos sobre el anuncio del
Evangelio en el mundo actual, BAC, =documentos 47, Madrid 2013, n. n. 64.
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establecerse los cierres masivos y el paro de actividades consideradas no esenciales, se


perdieron millones de empleos y miles de negocios se vieron obligados a cerrar, quienes
pudieron retomar a actividades se vieron obligados a laborar con menor ingreso y teniendo
que solventar los gastos corrientes de agua, luz y gas entre otros servicios básicos los cuales
no se redujeron en sus costos. A pesar de que hubo en nuestro país algunos apoyos
económicos de parte del gobierno, estos fueron insuficientes quedándose en apoyos sólo para
salir de una emergencia apremiante pero no para paliar las consecuencias de pérdida
económica para los pequeños y medianos empresarios.

A todo ésto le sumamos en los últimos meses una cierta crisis energética, alimentaria,
y ecológica. Todo esto ha impactado en mayor y menor medida en el comportamiento de las
personas y en la consideración moral de sus actos en tiempos de crisis.

1.2 Un acercamiento a la Teología Moral

Como un primer acercamiento y aventurándonos a dar una primera definición, hay


que decir que: la moral es el estudio de los actos humanos en cuanto son buenos o malos, es
la ciencia de lo que el hombre debe ser en función de lo que ya es.

1.2.1 Una moral humana


Analizando la definición anterior podemos extraer el aspecto humano de la moral.
–En primer lugar, queda ya subrayado el aspecto científico de la moral, puesto que se enfoca
al estudio del comportamiento humano responsable su orientación y educación y por tanto,
posee un estatuto epistemológico bien definido con sus principios y su metodología. Pues la
moral no se reduce solo a una exhortación referida al mejoramiento de las costumbres
humanas, individuales o colectivas. Se trata de un estudio sistemático que cuenta con sus
fuentes y sus principios propios, su metodología y sus conclusiones.

–En segundo lugar se expresa en esta definición el carácter personal de toda Moral. Toda
reflexión ética estudia en el fondo el proceso por el que el ser humano tiende a evitar la
maldad y realizar la bondad en lo concreto de su existencia, es decir, el proyecto de hombre
que lo ha de conducir a la felicidad, a la identidad consigo mismo.

1.2.2 Una moral cristiana


Aunque esta definición analizada sirve para establecer una relación con las demás
disciplinas científicas, habría que preguntarse si basta para poder hablar de la referencia a
Dios y así hablar de una Teología de la moralidad. Según parece esta definición estaría un
poco limitada porque le faltaría hacer referencia a lo que aporta el dato revelado.

Ciertamente aunque en la teología moral, el criterio bajo el cual se juzga la bondad o


maldad de las acciones humanas es la revelación divina, es necesario superar la tentación de
prescindir de la racionalidad al estudiar el comportamiento humano responsable. Así mismo,
es necesario superar la tentación de confundir la teología moral con filosofía moral; lo ideal
es buscar el equilibrio entre ambas disciplinas, a este respecto nos serviría la definición de
Veritatis Splendor que ya citábamos en la introducción:
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«La reflexión moral de la Iglesia, hecha siempre a la luz de Cristo, el "Maestro bueno", se ha
desarrollado también en la forma específica de la ciencia teológica llamada teología moral;
ciencia que acoge e interpela la divina Revelación y responde a la vez a las exigencias de la
razón humana. La teología moral es una reflexión que concierne a la "moralidad", o sea, al
bien y el mal de los actos humanos y de la persona que los realiza, y en este sentido está
abierta a todos los hombres; pero es también teología, en cuanto reconoce el principio y el
fin del comportamiento moral en Aquel que "solo es bueno" y que, dándose al hombre en
Cristo, le ofrece las bienaventuranzas de la vida divina» (VS 29).

Teniendo en cuenta ambos aspectos, podemos decir que la teología reflexiona sobre
lo concreto de las costumbres de unos hombres y mujeres que viven en un tiempo y en un
lugar determinado. Y es consciente de estar prestando atención a la voz de Dios que se
manifiesta en la historia, cuando se dedica a la reflexión sobre las costumbres humanas.7

1.3 Definición de Teología Moral

Hemos tenido ya un primer acercamiento a la teología moral y hemos profundizado


en ella poco a poco. Por ello, es momento de dar una definición de este estudio. ¿Qué es la
teología moral? las preguntas más simples que son las que un niño suele hacer, son a veces
las más fundamentales y difíciles. Para los autores escolásticos, la definición constituía, de
modo obligado la primera cuestión que había de ser tratada. La definición expresaba la
naturaleza, los elementos esenciales y los contornos de la materia que se iba a estudiar;
determinaba el ángulo o el punto de vista bajo el cual dicha materia se iba a estudiar, es lo
que se llama el objeto formal.

Ahora bien, cuando se pregunta a los moralistas antiguos o modernos, tradicionales e


innovadores, por la definición de la teología moral, se obtienen múltiples respuestas, en
ocasiones divergentes y con frecuencia confusas e imprecisas. Un notable teólogo moralista
francés llamado Servais Théodore Pinckaers en su libro, las fuentes de la moral cristiana,
analiza una veintena de manuales en lo referente a la definición y en todas encuentra
características básicas.8 Tales características son:

∆ Parte de la teología
∆ Estudia el comportamiento humano
∆ En cuanto bueno o malo
∆ Desde el punto de vista de la revelación

Se podría decir que en general una definición de teología moral lleva definitivamente
estos elementos.
Sin embargo, en todas las definiciones se encuentran estos elementos junto con algunos otros
que reflejan la mentalidad o bien el momento histórico que se está viviendo. Entre las
7
Cfr. José-Román FLECHA ANDRÉS, Moral Fundamental. La vida según el Espíritu, =Lux mundi
manuales 79, Sígueme, Salamanca 2012, pp. 11-14.
8
Cfr. Servais Théodore PINCKAERS, Las fuentes de la moral cristiana. Su método, su contenido, su
historia, Eunsa Pamplona 20073. Original: Les sources de la morale chretienne, Traducción: José Juan García
Norro, p. 25.
TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL I 9

distintas definiciones que analiza el autor comentado señalamos 4, todas considerando los
elementos esenciales de la Teología Moral, de una manera distinta.

a) Varias definiciones de Teología moral

1.a Definición
«La teología moral es la parte de la teología que estudia los actos humanos en tanto
que son sometidos a la ley moral, a sus mandamientos y a las obligaciones que la determinan
bajo la luz de la Revelación».

Esta definición expresa una concepción de la moral que tiene por encima la Ley como
expresión de la voluntad de Dios y de la razón, y por centro la idea de la obligación que se
impone a la libertad. Esta concepción moral se extendió, especialmente, a partir del siglo
XVII mediante los manuales de teología moral. Esta presentación de la moral era típica de
un tipo de moral llamada casuística y llegó a tener una gran influencia, pues pasó de los
manuales destinados a la formación sacerdotal, a la predicación y a los catecismos.

2.a Definición
«La teología moral es la parte de la teología que estudia los actos humanos para
acomodarlos al deber y a las normas que nos imponen la razón y la voluntad de Dios, a la
luz de la revelación».

Aquí la idea central es la del deber, en relación sin duda, con la obligación, pero
regulada por la razón y la conciencia personal, connota una mayor interioridad. Con esta
definición nos encontramos en la línea de Kant y su imperativo categórico. Esta concepción
de la moral, más filosófica, pasó a los manuales de moral que no hicieron apenas diferencia
entre obligación y deber. Sin embargo distinguía entre los deberes para con uno mismo, para
con el prójimo y los deberes para con Dios, presentes en los catecismos y en los exámenes
de conciencia.

3. a Definición
«La teología moral es la parte de la teología que estudia los actos humanos para
ordenarlos a la felicidad verdadera, al fin último del hombre, por medio de las virtudes, y
esto a la luz de la Revelación».

En esta concepción, la cuestión de la verdadera felicidad o del verdadero bien del


hombre, como fin último, ocupa el principio y el fin de la moral, antes y por encima de la
cuestión de las obligaciones, de los preceptos y de las normas. Tenemos así una moral de la
atracción por lo bueno y lo verdadero, antes que una moral del imperativo y la obligación.
La división de la teología moral se hará en este caso según las virtudes teologales y morales,
como principios interiores de acción, a los que se añadirán las diferentes leyes y la gracia
como principios exteriores por su origen. Esta es una definición en línea con la concepción
de santo Tomás que comienza la parte moral de la Suma Teológica con el tratado de la
bienaventuranza y el fin último.

4.a Definición
TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL I 10

«La teología moral es la parte de la teología que estudia los actos humanos para
conformarlos a los valores que contribuyen a la expansión del hombre, y eso a la luz de la
Revelación».

Esta definición, inspirada en la moderna filosofía de los valores, representada


particularmente por Max Scheler y ampliamente extendida entre los autores católicos, exige
una división de la moral que siga los diferentes órdenes de valores que pueden ser discernidos
y eventualmente ordenados en una jerarquía. La moral según esta definición deberá tener en
cuenta el conjunto de los valores cuando pretenda juzgar y dirigir el obrar humano. Esta
definición parece más positiva que la moral de las obligaciones, que se ocupa, de hecho más
de los pecados que de las cualidades morales.9

b) Propuesta y explicación de una definición de la Teología Moral

El mismo autor del libro que estamos siguiendo en esta parte de las definiciones,
propone una. Es una definición a mi juicio un poco más completa y por tanto me parece
oportuno tomarla. La definición que propone Pinckaers es la siguiente:

La teología moral es la parte de la teología que estudia los actos humanos para
ordenarlos a la visión amorosa de Dios, bienaventuranza verdadera y plena, y al fin último
del hombre, por medio de la gracia, las virtudes y dones del Espíritu Santo, a la luz de la
revelación y de la razón.10

Esta definición tiene a grandes rasgos la explicación siguiente:

La teología moral es parte de la teología: pues aunque en los últimos años la teología moral
ha reafirmado su autonomía a partir de un método, un vocabulario técnico y unas categorías
que le son propias, no deja por ello de ser parte del saber teológico en general.
Que se ocupa de los actos humanos: tales actos entendidos como aquellos que se realizan
de manera voluntaria y libre. Cabe hacer notar que tales actos son, tanto los actos singulares,
como aquellos que determinan el futuro de un hombre y que constituyen por tanto «conjuntos
de acciones». Y finalmente tales actos son tanto los interiores como los exteriores.
Para ordenarlos a la visión amorosa de Dios: he aquí una de las expresiones de la respuesta
cristiana a la cuestión del destino del hombre. El hombre está llamado a ver a Dios. Se trata
del cumplimiento del gran tema bíblico de la búsqueda del rostro de Dios.
Como bienaventuranza verdadera y plena: la visión amorosa de Dios es la respuesta
verdadera y plena de la Revelación a la cuestión de la felicidad, que todo hombre se plantea
espontáneamente siguiendo el deseo más natural de su corazón. Hay que precisar que no se
trata de cualquier felicidad, sino de la felicidad verdadera, correcta, que merece ser escogida
y buscada durante toda la vida.
Y al fin último del hombre: «Fin último» se refiere a la meta suprema hacia la que un hombre
orienta la vida y sus actos, el término al que siempre se encamina a través de sus elecciones
sucesivas. Corresponde al primer mandamiento que nos ordena amar a Dios por encima de
todas las cosas, con todo nuestro corazón, dirigiendo a Él todas nuestras acciones. En esta

9
Cfr. S. Th. PINCKAERS, Las fuentes de la moral cristiana..., pp. 28-31.
10
Ibíd., p. 32.
TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL I 11

concepción de la moral, la finalidad, como deseo de la felicidad, constituirá una dimensión


esencial del obrar: no es exterior a los actos, sino que los penetra a partir de su propia causa,
la intención voluntaria.
Por la gracia, las virtudes y los dones: una moral en que predomina la consideración de la
bienaventuranza, de los actos interiores y de la finalidad, necesariamente se dividirá según
esas cualidades del alma y del corazón que son las virtudes, como principios interiores y
permanentes de la acción, antes que según las prescripciones que fijan las obligaciones. Las
virtudes serán entendidas como las vías principales que nos acercan a la visión amorosa de
Dios. Sin embargo, dado el fin que se persigue que es el mismo Dios, es necesaria también
la gracia, sin la cual jamás podríamos llegar por nosotros mismos a Él, juntamente con ella
son necesarios también los dones del Espíritu Santo que nos dispone interiormente para vivir
de manera virtuosa.
A la luz de la revelación y la razón: aunque este aspecto de la definición es admitido por
todos, esconde sin embargo un problema suscitado en los últimos años, el de las relaciones
entre la moral y la revelación. Es el debate de la especificidad de la moral cristiana, surgido
con la reivindicación de la moral como una materia autónoma. Sin embargo, consideramos
que la revelación es fuente de la moral lo cual no entorpece en modo alguno lo racional de la
moral, antes bien, lo fortifica.11

1.3 La vida cristiana12

Siguiendo el análisis de la definición de Pinckaers, desarrollamos un poco más


ampliamente el tema del influjo del Espíritu en nosotros, lo haremos desde el libro «Elegidos
en cristo para ser santos».

La vida cristiana es la vida del hombre en Cristo o, más exactamente, la vida del
hombre como hijo de Dios en Cristo por medio del Espíritu Santo. En su sustancia, la vida
cristiana es un don de Dios que se recibe inicialmente en el bautismo y que requiere la libre
aceptación y colaboración por parte del hombre. Es lo que corresponde a la doble dimensión
de la santidad: la santidad ontológica y la santidad moral.

a) Hijos de Dios en Cristo por medio del Espíritu Santo

Con el bautismo, el hombre se incorpora realmente a Cristo crucificado y glorificado


y se regenera para participar en la vida divina. En el bautismo el hombre ha sido liberado del
pecado y recibe la primera gracia santificante, auténtica participación en la naturaleza divina
que lo configura ontológicamente a Cristo y lo hace verdaderamente hijo de Dios. El
bautismo opera un cambio completo en la persona, le otorga el don de una vida nueva,
participación real de la misma vida del hijo de Dios. En el bautismo se recibe en definitiva
la gracia de la filiación divina que es el fundamento de la vida cristiana. En efecto, la
filiación divina implica la recepción de los principios sobrenaturales de la nueva vida: la
gracia santificante como principio vital remoto y las virtudes teologales y los dones del
Espíritu Santo como principios operativos inmediatos.

11
Cfr. Ibíd., pp. 32-39.
12
Para este apartado me basaré en el libro: Enrique COLOM-Ángel RODRÍGUEZ LUÑO, Elegidos en
Cristo para ser santos, Curso de teología moral fundamental, Palabra, pelícano, Madrid, 2001, pp. 17-38.
TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL I 12

La gracia de la filiación divina recibida en el bautismo es en realidad, solo un inicio,


la semilla de una vida nueva que, animada por un dinamismo intrínseco, debe crecer y
desarrollarse hasta alcanzar el «estado de hombre perfecto, la madurez de la plenitud en
Cristo» (Ef, 4,13). Los cristianos deben, con la gracia de Dios, conservar y llevar a plenitud
en su vida la santidad que recibieron. Este perfeccionamiento requiere el empeño moral de
buscar en todo, una mayor identificación con Cristo, con sus sentimientos, con sus palabras,
con un modo de vivir y de juzgar, observando sus mandamientos y sus enseñanzas. Agente
principal de este progreso moral, es el Espíritu Santo de quienes nosotros somos
colaboradores libres.

Por tanto, a lo largo de su caminar en este mundo, los cristianos están llamados a
encarnar y a desarrollar con su actividad y en su actividad la vida divina que han recibido
con el bautismo, mediante la gracia y la caridad del Espíritu Santo.

b) Carácter sacramental y eclesial de la vida moral cristiana

Conviene también analizar, aunque sea brevemente la índole sacramental y eclesial


de la vida moral cristiana, a partir de una doble consideración: por una parte, Dios quiere que
la salvación alcance a todos los hombres de todos los tiempos, por la otra, el medio dispuesto
por Dios ha sido la Encarnación de Cristo, y por ello sus gestos y palabras, los cuales
adquirieron un carácter sacramental. En virtud de los sacramentos se superan las distancias
espacio-temporales.

Ya hemos hablado del bautismo que nos hace hijos de Dios, miembros de Cristo y de
la Iglesia, pero no es menor la eficacia y el influjo de los otros sacramentos en el
comportamiento moral sobre todo la confirmación, la eucaristía y la reconciliación.

• La confirmación, enraíza más profundamente, la filiación divina, otorga una mayor


efusión del Espíritu Santo y de sus dones y hace más perfecta la inserción en la iglesia.
• La eucaristía: es la fuente y cima de toda la vida cristiana o también el centro y la
raíz de la vida espiritual cristiana.
• La reconciliación: tiene un papel esencialmente importante en la vida moral: permite
recuperar la gracia y los méritos perdidos a causa del pecado, renueva el alma y la
vida moral, constituye, además, un medio eficaz para formar la conciencia moral.

Estos son importantes en la vida moral en cuanto que, sin ellos, la vida moral se
extinguiría o no sería posible.
Por lo que se refiere a la mediación salvífica de la Iglesia. Podemos decir que la
Iglesia es mediadora en el mensaje de Cristo a través de la predicación y la Tradición moral
en la vida de la Iglesia. Gracias a ello cada creyente aprende «la vía del Señor» transmitida
por la parénesis apostólica.

1.4 La teología Moral en el marco de la teología


TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL I 13

Ya Santo Tomás de Aquino, se preguntaba por qué la reflexión sobre el hombre y su


comportamiento responsable habían de entrar en el ámbito de la teología la cual debería
reservarse a la reflexión sobre Dios. Sin embargo, en la manera como sistematizó la Suma
Teológica, ve una estrecha relación entre el plan de Dios para el hombre, su comportamiento
y la gracia recibida por y en Jesucristo para llegar a la visión beatifica. En este contexto, el
santo subraya el papel que la gracia, como ley interior juega en el comportamiento del
hombre que se construye así mismo gracias a ese comportamiento cumpliendo los
mandamientos.13

Dice el santo al hablar de la ley nueva: «[…] LA LEY NUEVA ES PRINCIPALMENTE LA MISMA
GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO QUE SE DA A LOS FIELES EN CRISTO […]»14 CONSIDERABA ASÍ MISMO,
QUE TODAS LAS ACCIONES HUMANAS A FIN DE CUENTAS TIENEN SU ORIGEN EN DIOS Y SOLO EN
SU CONTEMPLACIÓN COMO SUMO BIEN, ENCUENTRAN SU ORIENTACIÓN DEFINITIVA.

Es por ello que la TM forma parte del saber teológico. Sin embargo, hay que decir en primer
lugar, que la Teología Moral fundamental forma parte del tratado de la Teología Moral, y en
este sentido es una disciplina con una entidad propia, autónoma aunque formando parte del
conjunto de la sistemática teológica.15

Así pues, la TM forma una unidad con el resto de saberes de la teología. Tiene una
especial relación con la Dogmática, la Espiritualidad, la Pastoral, y el Derecho Canónico. No
podemos descuidar sin embargo, su relación estrecha con la Sagrada Escritura. En cuanto a
la relación con los distintos saberes Teológicos, el decreto del Concilio Vaticano II sobre la
formación sacerdotal Optatam Totius dice:

«[…] Renuévense igualmente las demás disciplinas teológicas por un contacto más vívido
con el misterio de Cristo y la historia de la salvación. Aplíquese un cuidado especial en
perfeccionar la teología moral, cuya exposición científica, más nutrida de la doctrina de la
Sagrada Escritura, explique la grandeza de la vocación de los fieles en Cristo, y la obligación
que tienen de producir su fruto para la vida del mundo en la caridad. […]».16

Entonces, la TM se relaciona de una manera especial con los siguientes saberes teológicos:

a) Teología Moral y Dogmática


Si la Teología Dogmática constituye el núcleo de la fe cristiana, es evidente que la
Teología Moral no puede estar al margen de ella, pues trata de las consecuencias que para la
vida humana se derivan de la experiencia fundamental de la fe: «el imperativo ha de brotar
del indicativo, la obligación de la gracia, la tarea humana del don divino», algo que repercute
de manera decisiva en la relación entre estas dos áreas de la teología.

13
Cfr. José-Román FLECHA ANDRÉS, Teología Moral Fundamental..., p. 23.
14
S. TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica, parte Ia IIae, Tratado sobre la ley nueva y antigua, Cuestión
106, articulo 1c, BAC, Madrid 2011.
15
Cfr. Julio L. MARTÍNEZ – J. Manuel CAAMAÑO, Moral Fundamental. Bases teológicas del
discernimiento ético, =Presencia Teológica 210, Sal Terrae, España 2014, p. 47.
16
CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Optatam Totius, (28 de octubre de 1965), Decreto sobre la
formación sacerdotal, Paulinas, Lima-Perú 20085. (AAS 58 (1966) 713-727) n. 16. En adelante OT.
TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL I 14

Ahora bien, la Teología Dogmática se compone de varios tratados los cuales guardan
cada uno una relación con la TM.

• Teología Fundamental: pues la moral no es ajena en absoluto a los modos de


comprender la revelación de Dios a cada ser humano concreto a lo largo de la historia,
pues si existe una específica moral cristiana es porque Dios mismo se ha dado a
conocer en la vida de Jesús y llama a cada hombre a entrar en su proyecto para darle
sentido a su vida.
• Trinidad: dado que sólo mediante una adecuada comprensión de Dios, de su
paternidad y su justicia, de su bondad y misericordia, de su amor al mundo marcado
por el dolor y el mal, podremos hablar significativamente de lo que Él significa para
la vida humana.
• Antropología Teológica: ya que en el fondo la moral, trata de la vida del ser humano
en su referencia a Dios que le crea y en cuya gracia realiza toda su existencia. Este
tratado aborda al hombre integral que a pesar del pecado original sigue siendo criatura
a imagen y semejanza de Dios, llamado junto con toda la creación a la salvación que
solo Él puede dar.
• Cristología: ya que es en Cristo donde encontramos el sentido de una moral no solo
teológica sino también específicamente cristiana. En Jesucristo encontramos el
acceso al Padre y es en su vida, gestos y palabras que encontramos el criterio último
de lo que significa ser auténticamente cristiano y vivir en consonancia con ello.
• Escatología: pues se trata de que todo aquello que somos y hacemos no es en vano
sino que encuentra su sentido definitivo en la eternidad de la vida divina.
• Eclesiología: pues todo conocimiento y acción tiene una dimensión eclesial y
comunitaria. La Iglesia es así ese lugar hermenéutico privilegiado no solo para la
conversión y el seguimiento, sino también para la reflexión incesante acerca del
mensaje cristiano a través de los tiempos.
• Sacramentología: pues los sacramentos son fuente de vida cristiana, «una vida
bautizada en el misterio pascual de Cristo, una vida reconciliada con Dios y con los
hermanos, una vida que encuentra en la Eucaristía el paradigma de la entrega diaria
por los hermanos.

b) Teología Moral y Teología Espiritual


La Teología Espiritual aporta el horizonte de sentido, las motivaciones y las fuentes
de alimentación sin las cuales la vida moral se vuelve vacía. Del mismo modo la
espiritualidad necesita cauces adecuados para conjugar la experiencia teologal y la vida de
fe, con el compromiso intramundano y la acción del creyente.

c) Teología Moral y Teología Pastoral


Hay que decir que la vinculación entre la moral y la pastoral es necesaria no solamente
para sacerdotes y para quienes aspiran a ello, sino para todo educador cristiano. Bernhard
Häring17 decía que toda la teología moral debería ser pastoral y es que la pastoral hace posible

17
Bernhard Häring (1912-1998), es un teólogo redentorista originario de Böttingen Alemania, y uno
de los principales exponentes que dieron un nuevo enfoque a la teología moral centrándola en Cristo y que
además vivió y participó en gran medida, en el proceso de renovación de la misma desde antes, durante y
TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL I 15

que la teología moral no pierda la referencia necesaria hacia el ser humano y su realidad
concreta, algo que exige una especial atención a las diferentes situaciones y dificultades de
la puesta en práctica de los contenidos de la moral cristiana.

c) Teología Moral y Derecho Canónico


La moral y el Derecho se hallan estrechamente relacionadas pero no son iguales, pues
si prevalece el Derecho, la moral adquiere un cierto carácter jurídico y se convierte en un
amasijo de normas, prohibitivas las más de las veces, de manera que la moral acaba en un
legalismo externo. Por el contrario si prevalece la Moral sobre el Derecho se corre el peligro
de normar no sólo lo externo sino también el interior desembocando en un rigorismo jurídico
insoportable. Tampoco es conveniente la separación total entre ambos saberes. Pues su
separación lleva a por un lado, a una moral espiritualista carente de toda responsabilidad
social ante la comunidad y a por el otro, a un positivismo jurídico en el cual la letra mata al
espíritu.18

1.5 Teología moral y ciencias humanas

Si bien es cierto que en tiempos pasados, debido a las vicisitudes históricas sobre todo
en la modernidad, la Iglesia veía con cierta sospecha el progreso de la ciencia y desaprobaba
su creciente desvinculación del dato revelado, el Concilio Vaticano II se refirió a una
revolución global, que concedía una creciente importancia a las ciencias matemáticas, a las
ciencias naturales y las que tratan del propio hombre, reconoció además que los innegables
avances en las ciencias positivas y el progreso científico al que asistimos en nuestro tiempo
pueden permitirnos conocer más a fondo la misma naturaleza humana.19

Dice la Gaudium et Spes concretamente:


«[...] Hay que reconocer y emplear suficientemente en el trabajo pastoral no sólo los
principios teológicos, sino también los descubrimientos de las ciencias profanas, sobre todo
en psicología y en sociología, llevando así a los fieles a una más pura y madura vida de la
fe».

Y en el mismo número dice en seguida:


«[...] Vivan pues los fieles estrechamente unidos a los otros hombres de su tiempo y procuren
comprender perfectamente su manera de pensar y sentir, cuya expresión es la cultura.
Armonicen los conocimientos de las nuevas ciencias y doctrinas y de los más recientes
descubrimientos con las costumbres y la enseñanza de la doctrina cristiana, para que la
cultura religiosa y la actitud de espíritu avancen en ellos al mismo paso que el conocimiento
de las ciencias y de los diarios progresos en la técnica»20

después del Concilio Vaticano II. Desempeñó su ministerio en los últimos años de su vida como profesor de
Moral Fundamental en la Academia Alfonsiana de Roma, la cual ayudó a fundar.
18
Cfr. Julio L. MARTÍNEZ – J. Manuel CAAMAÑO, Moral Fundamental..., pp. 56-62.
19
Cfr. CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Gaudium et Spes, (7 de diciembre de 1965), Constitución
pastoral sobre la Iglesia en el mundo de hoy, Paulinas, Lima-Perú 20085. (AAS 58 (1966) 1025-1115), nn. 5,15
y 44. En adelante GS.
20
Cfr. GS 62.
TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL I 16

Por lo que se refiere entonces a la Teología Moral, puesto que también la actuación
ética del hombre es analizada por diversas ciencias experimentales, las ciencias que pudieran
apoyar más eficazmente a la Moral serían:

–la Psicología, que ayuda a conocer la interioridad del hombre, los condicionamientos de sus
decisiones y la responsabilidad de la persona;
–la Sociología, que han ayudado a comprender al hombre en el entorno cultural en el que se
mueve y realiza sus opciones éticas.
–la Medicina, que ha influido en el estudio de la Moral por lo que se refiere a la comprensión
del hombre y su problematicidad, pero también ha reclamado la atención de los moralistas
sobre sus intervenciones acerca de la vida del hombre.
–La bioética es hoy un campo donde la reflexión moral es invitada a repensar los principios
en los que tradicionalmente ha fundado su juicio valorativo y finalmente
–la Pedagogía que invita a la Moral a considerar el inmenso poder de la educación sobre la
creación de las actitudes humanas y las mismas categorías de la bondad o la maldad desde
las claves del ajuste social.21

Sin embargo y a pesar de la buena relación que la Teología Moral está llamada a tener
con la ciencia, hay que tener claro que la tradición católica no comparte la estructura
cientifista o tecnicista que se caracteriza por una confianza ciega en las soluciones
tecnológicas como baluarte para resolver los problemas humanos, creyendo que las
soluciones vendrán, tarde o temprano, de la técnica. Sin poner en duda el valor positivo
implicado en el avance científico y técnico de los nuevos conocimientos y métodos
tecnológicos, estos por sí solos, no pueden hacerse cargo del interés del hombre en su
totalidad.22 En este sentido son luminosas unas palabras pronunciadas por Juan Pablo II, en
un discurso en la UNESCO:

«[...] Es necesario convencerse de la prioridad de la ética sobre la técnica, de la


primacía de la persona sobre las cosas, de la superioridad del espíritu sobre la materia. La
causa del hombre será servida si la ciencia se alía con la conciencia. El hombre de ciencia
ayudará verdaderamente a la humanidad si conserva el sentido de la trascendencia del
hombre sobre el mundo y de Dios sobre el hombre[...]»23

1.6 La fuentes de la Teología moral y estatuto epistemológico de la misma

Las fuentes de la Teología moral son aquellos lugares en los cuales esta basa su reflexión. Es
decir, los cimientos en los cuales la Teología moral se basa para elaborar el análisis de la
conducta humana y considerarla como buena o mala.

21
Cfr. José-Román FLECHA ANDRÉS, Teología Moral Fundamental..., pp. 16-17.
22
Cfr. Julio L. MARTÍNEZ – J. Manuel CAAMAÑO, Moral Fundamental..., pp. 71-72.
23
Cfr. JUAN PABLO II, «Discurso a la Organización de las Naciones Unidas para la educación, la
ciencia y la cultura – UNESCO» París, (lunes 2 de junio de 1980), en L'Osservatore Romano. Edición semanal
en lengua española n. 24 p. 11-14.
TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL I 17

Las fuentes de la teología moral y en general de toda la teología son 3: La Sagrada Escritura,
la Tradición y el Magisterio. Veremos en qué consiste cada una de estas y como es que se
relacionan con la moral.

a) Sagrada Escritura: sabemos que la Sagrada escritura es el testimonio escrito de la


comunicación de Dios con el hombre. en ella, se verifica la acción de Dios y su llamada y al
mismo tiempo la respuesta del hombre que colabora con Él. Dios ha contado con el hombre
para dejar testimonio escrito de su irrupción en la historia humana. la definición clásica de la
Sagrada Escritura es esta: La palabra de Dios puesta por escrito bajo la inspiración del
Espíritu Santo. Esto significa que lo que ella contiene es solo y exclusivamente lo que el
Espíritu santo quería que contuviera.

¿Qué tiene que ver con la Teología moral? por ahora diremos solamente que en ella se
contiene la experiencia humana a lo largo de aproximadamente 4000 años así como la
perspectiva divina respecto la conducta humana. Así, ella es fuente de orientación de la
conducta humana ofreciendo criterios para obrar de manera que nos realicemos como
personas y como hijos de Dios según su voluntad y para rechazar todo aquello que pueda
destruirnos y que signifique rechazo de la bondad, la belleza, el orden.

Dedicaremos un capítulo entero a la relación de la teología moral con la sagrada Escritura


por la importancia que esta tiene.

b) Tradición: La tradición es la memoria viva de la vivencia de la fe por parte de los


creyentes en las distintas etapas de la historia. Es también la practica de un estilo de vida
concreto impulsado sobre todo por la fe en Cristo que llama constantemente.

c) Magisterio: El magisterio es la voz autorizada para interpretar y aplicar la palabra de Dios


en la comunidad. Está conformado por el Papa y los obispos en comunión con él. Es guardián
y garante de los contenidos de la fe y de la vivencia de la vida cristiana, en todo lo que se
refiere a la fe y también lo que tiene que ver con la vida diaria.

d) Estatuto epistemológico: El estatuto epistemológico es a serie de elementos que una


ciencia debe tener para poder considerarse ciencia. Es decir, es el conjunto de elementos que
la distinguen de un saber meramente mítico o ancestral.

Damos por sentado que la Teología Moral, es considerada una ciencia, pues en cuanto
saber teológico, asume como suya, la epistemología de la teología, teniendo sin embargo
algunas peculiaridades que la distinguen del saber teológico24, tales peculiaridades son:

+El Evangelio y de la experiencia humana: El estudio de los interrogantes morales, el


discernimiento ético cristiano, las decisiones morales y toda la vida moral del cristiano, han
de ser comprendidos “a la luz del Evangelio y de la experiencia humana”, es decir, a la luz

24
Cfr. Julio L. MARTÍNEZ – J. Manuel CAAMAÑO, Moral Fundamental..., p. 80.
TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL I 18

de la revelación y la razón.25 Hay que decir que el “Evangelio y la experiencia humana” no


son perspectivas paralelas o yuxtapuestas, sino que están compenetradas entre sí, constituyen
un círculo hermenéutico, el de la razón y la fe.26

+La revelación y su transmisión: es por ello fuente de toda vida cristiana y de la reflexión
teológica. Por consiguiente en la divina revelación es donde hay que situar el contenido moral
cristiano, el cual forma parte de «la sabiduría salvadora acerca del hombre». En la misma
revelación entran también los lugares en que la teología basa su reflexión y por consiguiente
también la teología moral, tales lugares son: la Sagrada Escritura, la Tradición y el
Magisterio.27

+La experiencia humana: a los tres lugares teológicos dichos antes, hay que agregar la razón
humana, que es mediación imprescindible para vivir y expresar los significados de la fe.
Cuando el Concilio en OT pedía una Teología Moral más nutrida de la Sagrada Escritura y
elaborada con un método científico, se refería a esto. De manera que, la razón humana se une
a la revelación para formar “las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la
contemplación de la verdad”.28

1.7 Teología Moral y Magisterio de la Iglesia

Parte fundamental de la definición de teología moral es el hecho de que el criterio


para definir la bondad o maldad de un acto, es la Revelación y el intérprete autentico de ella
es el Magisterio de la Iglesia, lo cual significa que como en toda la teología, en la teología
moral en específico, el Magisterio tiene una importancia fundamental. Es una de las fuentes
de esta. En efecto, dice el documento de la Comisión Teológica Internacional sobre la
teología hoy:

«En la teología católica, el Magisterio es un factor integral de la empresa teológica,


puesto que la teología recibe su objeto de Dios por medio de la Iglesia, cuya fe es
interpretada auténticamente sólo por el Magisterio de la Iglesia, esto es, por el Magisterio
del Papa y de los obispos.»29

Esto significa que el teólogo en general y por supuesto el teólogo moralista, deben
fidelidad al Magisterio de la Iglesia, autentico intérprete de la Revelación.30 Tienen además
el deber de observar aquellas verdades de fe secundarias, es decir, aquellas verdades que aun
no reveladas por sí mismas se relacionan con las verdades reveladas en materia de fe y
costumbres.

25
Cfr. Marciano VIDAL, Nueva Moral Fundamental, el hogar teológico de la Ética, Tratados Morales
I, =Moral y Ética teológica 28, Ed. Perpetuo Socorro, Madrid, 2014, p. 564
26
Cfr. Julio L. MARTÍNEZ – J. Manuel CAAMAÑO, Moral Fundamental..., p. 82.
27
Cfr. M. VIDAL, Nueva Moral Fundamental..., pp. 565-566.
28
Cfr. Ibíd., pp. 567-569.
29
Cfr. COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL, La teología hoy: perspectivas, principios y criterios,
(29 de noviembre de 2011), =Documentos, BAC, Madrid 2011, n. 37. El texto remite a Dei Verbum 10, Cfr.
también, Veritatis Splendor 27 y 29.
30
Cfr. COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL, La teología hoy: perspectivas, principios y criterios...,
nn. 25, 26, 32 y 37-41.
TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL I 19

Así pues, el teólogo moralista debe dar a conocer la doctrina moral católica en su
integridad exponiéndola al mismo tiempo, con actualidad, haciéndola comprensible y
aceptable para los contemporáneos. Dice Veritatis Splendor:

«[...] El Magisterio de la Iglesia enseña también a los fieles los preceptos particulares
y determinados, y les pide considerarlos como moralmente obligatorios en conciencia.
Además, desarrolla una importante tarea de vigilancia, advirtiendo a los fieles de la
presencia de eventuales errores, incluso sólo implícitos, cuando la conciencia de los mismos
no logra reconocer la exactitud y la verdad de las reglas morales que enseña el Magisterio.
Se inserta aquí la función específica de cuantos por mandato de los legítimos pastores
enseñan teología moral en los seminarios y facultades teológicas. Tienen el grave deber de
instruir a los fieles —especialmente a los futuros pastores— acerca de todos los
mandamientos y las normas prácticas que la Iglesia declara con autoridad [...]»31

1.6 Teología Moral y Tradición

Otra de las fuentes importantes para la teología moral, es la Tradición, que está
vinculada especialmente con la Sagrada Escritura. Aunque en realidad la Tradición es un
elemento de la condición humana, como fuente de la teología moral, no es sólo el recuerdo
de cosas pasadas, sino memoria viva de Jesús resucitado. Detrás del concepto «Tradición» se
encuentran los conceptos Tradere y Transmittere, que reflejan los aspectos objetivos –algo
que transmitir– y subjetivos –el proceso de transmisión– de la única Tradición.

Ahora bien, la Tradición, en cuanto a su contenido, consiste en la memoria viva que


se manifiesta en la liturgia, en los testimonios de los santos Padres y doctores de la Iglesia,
en las instituciones y formulaciones que se han ido elaborando a lo largo de la historia con la
ayuda del Espíritu Santo y en las cuales los teólogos han tenido una gran importancia. A ello
se incluyen también el arte, la arqueología, la iconografía, la epigrafía, etc., a través de las
cuales se ha ido transmitiendo una parte importante del mensaje cristiano.

Habrá que distinguir sin embargo, las múltiples «tradiciones» teológicas,


disciplinares, litúrgicas y devocionales nacidas en el transcurso del tiempo en las iglesias
locales. Estas constituyen formas particulares en las que la gran Tradición recibe expresiones
adaptadas a los diversos lugares y a las diversas épocas y sólo a la luz de la gran Tradición
aquellas pueden ser mantenidas, modificadas o también abandonadas bajo la guía del
Magisterio de la Iglesia.32

En el ámbito de la teología moral, la Tradición es de suma importancia pues en ella y en la


Sagrada Escritura la Iglesia basa su enseñanza moral.33 Dice VS que es a través de ella que

31
Cfr. JUAN PABLO II, Veritatis Splendor..., n. 110
32
Cfr. Julio L. MARTÍNEZ – J. Manuel CAAMAÑO, Moral Fundamental..., pp. 106-113.
33
La Tradición y la Escritura no son «dos fuentes autónomas y separadas», están articuladas por razón
tanto del origen (divina Revelación) como de la meta (el proyecto salvífico de Dios). Se complementan
mutuamente, no tanto por razón de la “cantidad” de contenidos revelados, cuanto por la mutua clarificación del
ser y de la función de cada una de ellas.
TEOLOGÍA MORAL FUNDAMENTAL I 20

los cristianos reciben la voz viva del Evangelio y es en ella que se desarrolla la interpretación
auténtica de la ley del Señor.34

1.6.1 La Tradición como criterio normativo de la moral

Si la Tradición es una de las fuentes fundamentales de la teología moral es obvio que


tiene también una gran fuerza normativa, pues así lo han puesto de manifiesto muchas de las
orientaciones y normas concretas señaladas por el Magisterio de la Iglesia.

Sirven como ejemplo aquí, las orientaciones normativas en materia del matrimonio y
anticoncepción dadas en la Humanae Vitae emanada por Pablo VI de 1968. Lo que allí se
dice no es nada nuevo, solo se reafirma lo ya señalado por la tradición, haciendo referencia
a otro documento, la Casti connubii emanado por Pío XI en 1930.

Estas indicaciones reafirman a su vez la postura que la Iglesia ha mantenido siempre sobre
el rechazo de la anticoncepción artificial y sobre la bondad de la procreación.35

Sobre la Tradición como criterio normativo para la teología moral, podemos decir lo
siguiente:

Magisterio y Tradición, son parte del Depósito de la fe, situándose el Magisterio en la línea
de los testigos del Evangelio.
El oficio de interpretar auténticamente las Escrituras y la Tradición, ha sido confiado al
Magisterio de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Cristo (DV 10).
En el canon 747§ 2, se dice que compete siempre y en todo lugar a la Iglesia proclamar los
principios morales incluso los referentes al orden social, así como dar su juicio sobre
cualesquiera asuntos humanos, en la medida que lo exijan los derechos fundamentales de la
persona o la salvación de las almas.
La razón de la intervención de la Iglesia en cuestiones morales es custodiar el Evangelio.
Busca la formulación de normas universales, permanentes y morales a los diversos contextos
culturales.
El Magisterio ejercido tanto por teólogos como por pastores, debe tener en cuenta que está al
servicio del Evangelio.36

34
Cfr. Juan PABLO II, Veritatis Splendor..., n. 27.
35
Cfr. Julio L. MARTÍNEZ – J. Manuel CAAMAÑO, Moral Fundamental..., p. 114.
36
Cfr. Ramón SAINZ, Curso de Teología Moral Fundamental, apuntes de clase..., 14 de septiembre de
2005.

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