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Jorge Arturo Romero Sánchez De Trinitate 4º de Teología

Citas del Antiguo Testamento

Gn1, 1-2

“En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad
por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas”.

La exégesis patrística ha deducido de este relato que habla de Dios y del Espíritu divino, y
que implica a su Palabra, anticipando el Dogma de la Santísima Trinidad. Sin embargo, esta
idea de la función creadora del Espíritu de Dios apenas aparece en el AT y aquí restaría
protagonismo a la intervención de Dios. Como idea cosmogónica, la intervención mediante
acciones es probablemente más tradicional que la intervención mediante la palabra; aquí se
coordinan las dos.

Gn18 1-5

“Se le apareció Yahvé en la encina de Mambré estando él sentado a la puerta de su tienda


en lo más caluroso del día. Levantó los ojos y vio que había tres individuos parados a su
vera. Inmediatamente acudió desde la puerta de la tienda a recibirlos, se postró en tierra y
dijo: Señor mío si te he caído en gracia, no pases de largo cerca de tu servidor. Que
traigan un poco de agua, os laváis los pies y os recostáis bajo este árbol, que yo iré a traer
un bocado de pan, y repondréis busetas fuerzas. Luego pasareis adelante, que para eso
habéis acercado a la vera de este servidor vuestro. Dijeron ellos: Hazlo como has dicho.”

Este es un texto que nos presenta una teofanía, una manifestación de Dios cercano con su
servidor Abraham. Muchos de los Santos Padres, y algunos exegetas, ven en estos tres
personajes la presencia del Dios Trino, cuya revelación estaba reservada al NT. Algunos
comentarán que son tres ángeles que representan la presencia de Yahvé. O simplemente son
dos ángeles que acompañan a Yahvé. Ya que se presenta la complejidad textual, donde se
menciona que sólo es uno el que habla, o como si los tres fueran uno solo personaje.

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De una u otra manera, se encuentra la manifestación de Dios, que actúa y es cercano con
los que él ha llamado. Manifestando una preparación para la comprensión del misterio del
Dios Comunidad, del Dios Familia.

Génesis 1,26-27

“Después dijo Dios: “Hagamos al hombre a imagen nuestra, según nuestra semejanza; y
domine sobre los peces del mar y las aves del cielo, sobre las bestias domésticas, y sobre
toda la tierra y todo reptil que se mueve sobre la tierra”. Y creó Dios al hombre a imagen
suya; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó”.

El texto que algunos exegetas, y algunos Padres de la Iglesia, utilizan para demostrar la
acción de la Santísima Trinidad, es en el versículo 26 que Dios dice “Hagamos”, esa
palabra que es un verbo en tiempo presente, se encuentra el plural, es decir Dios está
hablando con alguien más, para nosotros Creyentes católicos, creemos que está hablando
con las otras personas de la Santísima Trinidad, los protestantes tienen ideas divididas,
algunos dicen que habla con él mismo, y otros que Dios está hablando con sus ángeles del
cielo.

“Los creó a su imagen y semejanza (de Dios)”. Es importante recalcar la palabra nuestra ya
que si estuviese hablando con los ángeles entonces les estaría diciendo que los creará a
imagen tanto de Dios como de los ángeles “A nuestra imagen”, pero en el versículo 27
claramente se ve que fuimos creados solo a imagen y semejanza de Dios, y no de los
ángeles, por lo cual, Dios no pudo haber estado hablando con los ángeles ya que habría una
seria contradicción bíblica y pues clara una nueva doctrina en la que somos creados a
imagen y semejanza de Dios y sus ángeles y no solamente de Dios.

Isaías 22,24

“Así dice Yahvé, tu Redentor, el que te formó desde el seno materno: “Yo soy Yahvé,
Hacedor de todas las cosas; Yo solo desplegué los cielos y afirmé la tierra sin que nadie
estuviera conmigo”.

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Esta cita bíblica demuestra que, en el Principio Yahvé, no estaba con nadie más en el inicio
de los tiempos, Dios se refiere en este texto bíblico a su poder de Omnipotencia, el que lo
puede todo “Hacedor de todas las cosas”. La única presencia con él en el momento de la
creación era él mismo “Es decir su misma Naturaleza” con el Hijo y el Espíritu Santo. Que
es su misma Naturaleza y es el mismo Dios.

Del Nuevo Testamento

Juan 1,1

“En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era
Dios”.

“En el principio”, es decir, en el momento de la creación del todo, el espacio, el tiempo, la


materia, el Universo en sí, “La Palabra era, y la Palabra estaba junto a Dios”, aquí se
claramente que Esa Palabra, Jesús, estaba con Dios desde un principio, en la creación,
ahora ya podemos caer a la razón que Dios Padre estaba hablando tanto con el Hijo y el
Espíritu Santo.

Si Jesús estaba en el principio con el Padre en la creación, Jesús sea Dios también.
Comprendiendo la importancia de paralelismo con el texto de la Creación y es por eso que
el Evangelista Juan concluye el versículo diciendo “Y el Verbo era Dios”. De esta manera
concluimos que Jesús estaba desde el inicio de la creación con Dios, y que al mismo tiempo
era Dios, ya que de esa forma todos fuimos creados a su imagen y semejanza.

Por supuesto el Espíritu Santo estaba con Dios, ya que no es posible imaginar a Dios sin la
presencia de la tercera persona de la Santísima Trinidad. El Espíritu como el que hace la
Acción.

Jn10, 30

“…Yo y mi Padre somos uno”

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Aquí en este texto Jesús nos dice de la forma más clara posible, para el entendimiento
humano que tanto él como el Padre son de la misma Naturaleza Divina, por tanto, ambos
son el mismo Dios. Jesús realiza esa oración al Padre, tan profunda y amorosa donde nos
manifiesta la relación tan íntima con el Padre, y demostrando que es igual que el Padre en
cuanto a su sustancia divina.

Mateo 12,31-32

“Por eso, os digo, todo pecado y toda blasfemia será perdonada a los hombres, pero la
blasfemia contra el Espíritu no Será perdonada. Y si alguno habla contra el Hijo del
hombre, esto le será perdonado; pero al que hablare contra el Espíritu Santo, no le será
perdonado ni en este tiempo ni en el venidero”.

Hablando de la tercera Persona de la Santísima Trinidad, el Espíritu Santo que es Dios, se


puede usar esta cita bíblica, como las muchas que hay para demostrar la plenitud de la
Deidad, en la Unidad Amorosa de la Trinidad.

Sabemos que solamente se puede pecar contra Dios, pero además este texto nos dice que se
puede pecar contra el Hijo del hombre, que ya demostramos con anterioridad que es Dios, y
al final se compara a estas dos personas con el Espíritu Santo, y se menciona que también
se puede pecar contra el Espíritu Santo, por tanto, se pone al “nivel” del Padre y del Hijo, y
ahí se demuestra que el Espíritu Santo es Dios.

Mt 28, 18-19

“Jesús se acercó a ellos y les habló así: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la
tierra. Id, pues, y hacer discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo”.

Es muy probable que este texto fuera añadido posteriormente, por su uso litúrgico de la
comunidad primitiva. En el libro de los Hechos, se habla del bautizo en nombre de Jesús.
Posteriormente se habrá hecho explícita la vinculación del bautizado con las tres personas

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de la Trinidad. El bautismo vincula con la persona de Jesús Salvador, ahora bien, toda su
obra de salvación procede del amor del Padre y culmina con la efusión del Espíritu Santo.

Lc 3, 21-22

“Jesús ya bautizado, se hallaba en oración, se abrió el cielo, bajó sobre él el Espíritu


Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: Tú eres mi hijo, yo
hoy te he engendrado”

En los tres Evangelios sinópticos encontramos las manifestaciones de las tres personas de la
Trinidad, en el relato del bautismo de Jesús. Un hecho importantísimo para la vida del Hijo
enviado por el Padre. En este texto de Lucas, el más breve de esta narración bautismal,
encontramos al Hijo en oración, al Espíritu Santo bajando sobre él, como manifestación de
la unción y de lleno del Espíritu. Y la voz del Padre, confirmando al Hijo como el Mesías
Rey. Dios Trino que se manifestó cercano, y siendo solidario con su creatura el hombre.

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