La moralidad abarca todos los tópicos y contextos del ser
humano, siempre que éste sea un individuo libre, de actos voluntarios, y dotado de capacidad para la autodeterminación. No debe confundirse con la ética, a pesar de ser conceptos similares. La moral tiene que ver con el libre albedrío del ser humano y su adhesión a ciertos códigos de conducta formados histórica y culturalmente.
Existen distintos tipos de moral, como son:
Moral fundamental: Aquella que tiene que ver con
una idea general, amplia y pretendidamente universal de lo aceptable y lo inaceptable, no sólo en el ámbito racional, sino en el espiritual y el individual. Moral individual: Aquella que atañe a las elecciones personales de un individuo, aceptando que forma parte de una tendencia moral colectiva que lo presiona y controla, pero a la que también puede oponerse en su fuero interno. Moral social: Aquella que no es individual, sino perteneciente al colectivo, impuesta por algunas instituciones o tradiciones, y defendida como norma colectiva. Moral socioeconómica: Aquella que evalúa las decisiones de un individuo comprendidas como manifestación de una condición social y económica determinada dentro de una misma sociedad. Moral sexual: Aquella que rige la conducta sexual aceptable de la inaceptable, en base a preceptos de alguna naturaleza, como los religiosos.
La moral como un conjunto de normas puede también ser
clasificada en dos macro-contextos: Moral objetiva: La que dicta la tradición y que no depende del individuo.
Moral subjetiva: La que tiene que ver con las decisiones
propias e internas de individuo.
Otros aspectos relacionados a la moral y de gran importancia para
conocer los límites y alcances de la palabra y brindar un mejor panorama para contemplar, son los siguientes:
Inmoralidad:
La inmoralidad es el concepto diametralmente opuesto al de
moralidad, y es su complemento. Las acciones que contradicen un código moral formal o informal son tenidas por inmorales, es decir, réprobas, indecentes, dignas de crítica y contrarias a las “buenas costumbres”.
Se puede hablar así de acciones inmorales, personas inmorales o
sociedades inmorales. Sin embargo, muchas veces lo que es inmoral para unos, simplemente se rige por otros códigos morales ajenos.
Amoralidad:
A diferencia de la inmoralidad, la amoralidad no constituye un
juicio acerca de si algo o alguien se adaptan o no a las normas de la moralidad imperantes. Lo amoral es aquello que justamente no tiene moral, que no puede ser evaluado desde una perspectiva moral, sino ética.
Por ejemplo, la ciencia y el saber tecnológico son totalmente
amorales: pueden usarse tanto para el bien como para el mal, y no son intrínsecamente de una u otra postura. En cambio, un determinado adelanto tecnológico o práctica científica puede ser ética (cuando va en beneficio de la vida) o antiética (cuando va en detrimento de la vida).