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Y… ¿Quién es ese?

Me es difícil responder quien es Aaron, siento que es trabajo de los filósofos

preguntarse: ¿Quién soy? y ¿Para dónde voy?, pero no creí que también lo fuera para mí, y

no lo digo en un tono grosero y tampoco veo con indiferencia esas preguntas; lo veo con

humor ya que las veces que me lo he preguntado, no he encontrado otra respuesta más que

“Otro día me la respondo” y hoy es ese día. Luego de una insondable indagación, puedo

decir que tengo mi autorretrato, y me es de interés compartir esas características físicas y

morales, que no determine que las tenía, hasta que me senté con juicio a anotarlas en un

papel.

Algo que me caracteriza y me ha hecho diferenciar desde pequeño, es el cabello. Pero

¿qué tiene de particular tener cabello?, la mayoría cuenta con él; lo particular es no peinarlo

y es algo que nunca me ha gustado y menos cortármelo, siento que es eso que me hace ser

Aaron. Soy alto, si no estoy mal mido 1.80 cm; soy de tez morena; bregue un poco para

saber cuál es el color de mis ojos ya que los tengo algo apagados, tengo ojos cafés bastante

oscuro. Si me sigo refiriendo a mi rostro, tengo que destacar que el tener miopía, me ha

hecho usar gafas, y las uso todo el tiempo, y si me descuido, hasta para dormir. Mi

contextura es delgada.

Si queremos conocer a alguien tenemos que interesarnos no solo en su físico, también en

su filosofía de vida, creencias y otras cosas que hacen destacar moralmente a un hombre en

la sociedad. Me considero alguien bastante curioso y que siempre le gusta indagar más, no

soy de los que se crean tan fácil un cuento; preguntarme eso y aquello, me hace una persona

bastante escéptica, y honestamente no sé hasta qué punto este bien mi escepticismo. Soy
partidario de la libertad de pensamiento, religión y expresión, siempre y cuando esta

libertad no se ponga por encima de la libertad de los demás; no soy de los que me importe

si una persona tiene cierta orientación sexual, o tiene una ideología distinta de la mía, para

mí, cualquiera de estas es efímera si son buenos seres humanos. Creo y aplico la regla de

oro.

Antes de inscribirme en la universidad, cuando aún estaba en el colegio me empecé a dar

cuenta que tenía vocación para la enseñanza, mis compañeros con frecuencia me pedían

que les explicara esos temas de inglés que les costaba entender en las clases, y varias veces

me dijeron que explicaba muy bien; siento que eso fue lo que despertó en mí el deseo por

estudiar una licenciatura, ya que por el campo del magisterio podría ayudar a muchas

personas a entender algo tan importante hoy en día como lo es el Inglés. Mi aspiración al

terminar esta carrera, aunque suene muy simple, es servir como docente, he inspirar a otros

jóvenes a que le tengan más amor a un idioma, y no solo formar académicamente, sino

también en valores, convirtiéndolos en esos buenos seres humanos que tanto necesita este

mundo.

Hay cosas que me hacen falta por contar, tal vez no en lo físico, pero si en lo moral y

personal. Pero creo que esto es lo más resumido que puedo contarles de mí, me encantaría

que me hubieran dado más de nueve líneas para compartirles la vida desde mis ojos, pienso

que es más interesante que contemplarme físicamente, pero estoy muy conforme con lo que

conté. La conclusión es lo más difícil, por lo que no sé qué concluir con todo esto, tal vez,

que me sentí muy a gusto al compartir un poco de mí, y creo que más nada.
La foto fue tomada en mi pieza que es donde paso la gran parte del tiempo mientras

estoy estudiando, procuro tenerla siempre, bien ventilada y con luz natural.

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