Está en la página 1de 12

Roberto Cañas Quirós

La metafísica de la Carta Séptima de Platón

Abstract: The Seventh Letter is a platonic objeto ganar la estima de los demás y no tanto
text of the last epoch of its author, where the prin- por un verdadero deseo de alcanzar sabiduría.
cipal metaphysical postulates of his previous Cuando Platón trató de exhortarlo para que si-
work are concentrated. Passage 34Ja - 344d re- guiera esforzándose en los estudios filosóficos y
flects his effort to synthesize, which relates his relatándole temas de suma importancia, hizo co-
ontology and epistemology completely. The [ollo- mo si las supiese por habérselas oído a otros.
wing investigation exhaustively explains the five Dionisio presumía de su saber sin percatarse de
levels of reality, and how the philosopher through que el principio de la sabiduría, como bien SÓ-
a sudden enlightenment, reaches the direct and crates lo había erigido, empieza con el reconoci-
immediate intuition of the Form. miento de la propia ignorancia. La presunción de
Dionisio el Joven se debe a la instrucción que ha-
Resumen: La Carta Séptima es un texto pla- bía recibido de filósofos de la corte, entre ellos
tónico de la última época de su autor, en donde se Aristipo-, cuya filosofía hedonística es incompa-
concentran los principales postulados metafísicos tible con los postulados platónicos. Incluso Dio-
de obras anteriores. Su esfuerzo de síntesis se re- nisio llegó al extremo de decir haber escrito un
fleja en el pasaje 34Ja - 344d, que remite a la to- «manual» o «tratado» ('tÉXVTlo <rÓyypa¡..L¡..La)que
talidad de su ontología y epistemología. En esta presenta como propio y no como fruto de las ex-
investigación se explica de manera exhaustiva los plicaciones recibidas de Platón3. De hecho nin-
cinco niveles de la realidad y cómo el filósofo, me- guno de los discípulos de Platón pusieron por es-
diante una iluminación súbita en el alma, alcanza crito ni tampoco leyeron sus doctrinas fundamen-
la intuición directa e inmediata de la Forma. tales, la enseñanza era oral y remitía a cuestiones
ulteriores y de mayor valor. Dionisio no fue ca-
paz de vencer la «prueba» (ncTpa) que exige ar-
La Carta Séptima representa un documento duos esfuerzos y que lo pudo haber convertido en
de suma importancia para la historia de la auto- un verdadero filósofo",
biografía Antigua y la evolución filosófica de Para el fundador de la Academia «las cosas
Platón, resultando ya en nuestro tiempo un asun- que él toma en serio (crnouoaTo<;)>> sólo pueden
to baladí la discusión sobre el problema de su au- surgir en medio de la discusión verbal amistosa
tenticidad l. La epístola no sólo está remitida a los y no competitiva y de una vida en común, mien-
amigos y partidarios de Dión después del asesi- tras que las obras escritas sobre el tema poseen
nato de éste, sino a un público más amplio y, es- escaso o ningún valor: «Lo que puedo decir
pecialmente, a los particularmente versados en el acerca de los escritores pasados o futuros que
conocimiento de la Realidad. En el segundo via- afirman saber lo que constituye el objeto de mis
je de Platón a Siracusa entró en contacto con esfuerzos, o porque recibieron mis enseñanzas o
Dionisio 11, cuyo carácter licencioso, voluble y de otros, o porque lo descubrieron por sí mis-
tiránico provocó que sus estudios tuvieran como mos: en mi opinión, es imposible que hayan

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIX (97),85-96,2001


86 ROBERTO CAÑAS QUIRÓS

comprendido nada de la materia. Desde luego, ble concebir la ciudad platónica como una posibi-
no hay ni habrá nunca una obra mía que trate de lidad práctica, se desprende el mismo punto de la
estos temas, porque no se puede expresar en pa- Carta Séptima (326a), de que sólo una polis go-
labras, como otros temas de estudio. Sólo des- bernada por filósofos es la solución a los proble-
pués de haber dialogado mucho sobre el tema y mas de la humanidad y a continuación se elabora
de toda una vida vivida en común, de repente, co- toda una sección sobre el conocimiento y la opi-
mo la luz que desprende una llamarada, surge en nión, la Forma del Bien, la línea dividida, el episo-
el alma Ja verdad y se mantiene por sí misma a dio de la Caverna y la formación matemática y
partir de ese momento. Pero hay algo que tengo dialéctica''. La Carta Séptima representa un esbo-
la seguridad de que, ya sea por escrito o de pala- zo de las reflexiones político-metafísicas de estos
bra, nadie podría exponerlo mejor que yo, y, si pasajes de la República, que también dan la impre-
estuviera mal escrito, yo sería quien más sufriría sión de un aparente excursus filosófico.
por ello. Si hubiese creído que se podían expre- La filosofía de Platón no se resuelve entera-
sar satisfactoriamente con destino al vulgo por mente en la obra literaria, al no existir ninguna
escrito u oralmente, ¿qué otra tarea más hermosa garantía de que resulte comprendido y asimilado
habría podido llevar a cabo en mi vida que mani- y, por tanto, de que produzca un verdadero cono-
festar por escrito lo que es un supremo servicio a cimiento. Este riesgo de incomprensión y de ma-
la humanidad y sacar a la luz en beneficio de to- la interpretación, sobre todo para los que no per-
dos la naturaleza de las cosas?»>. tenecen al círculo de sus discípulos, podría aca-
Estas palabras escritas por Platón revelan que rrear la secuela que se indica en el Fedro de incu-
las Ideas trascienden el lenguaje escrito y verbal, rrir en una «profanación» de las cosas divinas".
lo que hace que la esencia de su doctrina deba ras- Esta postura tiene su origen en la historia que re-
trearse en las «doctrinas no escritas» (exypcxepcx fiere Aristóxeno de la conferencia de Platón «So-
oóy/lcx-rcx), según la expresión acuñada por Aristó- bre el Bien», acontecida probablemente en el
teles, un discípulo que por veinte años mantuvo gimnasio público de la Academia, a un auditorio
esa «vida compartida» en el seno de la Academia", no versado en filosofía. Los asistentes con la in-
No hay que desatender la honda base religiosa de tención de que se les explicase alguna receta ma-
esta institución, cuyos precedentes basados en la ravillosa de la felicidad humana, quedaron desi-
tradición órfica, la escuela pitagórica y las religio- lusionados al percatarse que todo el discurso tra-
nes mistéricas, asumen que la verdad sólo puede taba de matemáticas y astronomía'". Ya desde la
ser captada por unos pocos «iniciados» que com- República Platón manifiesta su preferencia por
parten doctrinas secretas. Se trata de un ámbito de una doctrina no escrita, cuando asume una fuerte
actividad oral, de metafilosofía o esoterismo plató- reserva frente a la definición de la Forma del
nico, donde se tratan temáticas que se toman total- Bien, a pesar de considerarla «la más grande lec-
mente en «serio» (<J7touo1Í), a diferencia de la ción» y usar en su lugar el símil de Helios ll.
obra escrita que es una mezcla entre la seriedad y Para que se produzca el conocimiento se re-
el «juego» (paidia)". Por eso Platón introduce en la quiere de la presencia de cinco aspectos. A nivel
Carta Séptima a partir del pasaje 341 una supues- sensible son necesarias primero un nombre, se-
ta «digresión filosófica» o un excursus filosófico, gundo una -definición y tercero una representa-
pero sólo para aquellos que no se hallen versados ción material. A nivel inteligible la cuarta es el
en su pensamiento, al establecerse que el argu- conocimiento mismo y la Quinta la auténtica
mento de los cinco niveles ontológicos es algo que Realidad. Platón toma el círculo para ejemplifi-
de viva voz había sido expuesto muchas veces. Pa- car su posición:
ra un lector moderno no acostumbrado a realizar la (1) El nombre (CíVO/lCX) como la entidad me-
conjunción entre la acción política y conocimien- tafísica más elemental. En el caso de pronunciar
to de entidades suprasensibles, puede hasta pare- el vocablo «círculo», lo que se hace es remitir a
cer el resultado de una interpolación. Ya en la Re- una significación puramente convencional. Las
pública a partir de la consideración de si es posi- palabras son un vehículo débil para expresar los
CARTA SÉPTIMA 87

pensamientos y mucho menos para las entidades je es un mediador o un tercer elemento entre un
perfectas. Incluso los caracteres escritos a nivel sujeto y un objeto, entre un ser cognoscente y un
gnoseológico están por debajo de la palabra ha- objeto conocido; más bien, hay que considerar
blada. Ya en el Fedro Platón había sostenido que que la psyché es capaz de fusionarse o unificarse
el lenguaje hablado, del cual la escritura es sólo con la Realidad directamente, sin que tenga que
la imagen, acompañada de conocimiento, está es- existir ningún tipo de mediación!".
crito en el alma de quien lo aprende y sabe ha- No cabe duda que en Platón se pierde la in-
blar, o estar callado, delante de las personas apro- genua confianza de que el lenguaje es la genuina
piadas'". El nombre de los objetos no tiene para reproducción de la realidad, eliminando también
ellos ninguna fijeza, pues si la gente decidiera de- las brumas de la arcaica consideración de que sa-
nominar a lo circular «recto» y a lo recto «circu- ber el nombre de algo implica adquirir un poder
lar», por supuesto que no tendrían un valor me- sobre él. La concepción mágica de las palabras o
nos significativo para quienes los hubiesen inver- de que los nombres poseen una existencia inde-
tido dándoles nombres contrarios. En el Crátilo pendiente y una esencia propia, estuvo presente
Platón expone por primera vez su consideración en el pensamiento prerracional, en el presocráti-
de que los nombres se otorgan por «convención» co y en los autores más ilustrados del mundo
y «hábito» (VÓ¡.wSy ~eoS) y no por «naturaleza» griego. Los términos y las etimologías griegas
(CPú<ns) 13. La oposición platónica se manifiesta son un intento de penetrar en el misterio de las
contra la tesis naturalista de Crátilo, según la cual cosas: su significado es metafísico y no lingüísti-
los nombres pueden conteneren sí mismos, y a co. En Platón la teoría de las Formas invalida la
su vez comunicar, la esencia de lo que nombran: consideración de que la verdad pueda extraerse a
«Cuando alguien conoce qué es el nombre (y és- partir de los nombres, los cuales son copias de las
te es exactamente como la cosa), conocerá tam- copias (imitaciones de realidades físicas) y por
bién la cosa, puesto que es semejante al nombre. eso resulta más esclarecedor aprehender más allá
Conforme a esto, el que conoce los nombres co- de los nombres el original mismo (la Realidad in-
nocerá también las cosas» 14. En este sentido, los teligible). Por eso en la República se establece
nombres son el resultado de consensos y pactos que el poeta y el pintor son imitadores de apa-
para rotular los objetos y son un instrumento pa- riencias, alejados en tres grados de la verdad 19. Si
ra poder hablar y pensar. No obstante, Platón nos los nombres son mímesis de las cosas, lo impor-
previene de confiar en el lenguaje como traduc- tante es que revelen su esencia (oóoíc) y no sus
ción de nuestro pensamiento, en donde habría propiedades sensibles. Sin embargo, los nombres
que sondear algo ajeno a los nombres, que nos en tanto que copias de entidades aparentes son
aclare sin necesidad de nombres, la verdad de los ontológicamente deficientes con respecto al ori-
seres". Por otra parte, Platón en el Sofista consi- ginal eterno, y si pudieran reproducirlo absoluta-
dera al pensamiento como «el diálogo que tiene mente se convertirían en otro original eterno. Por
lugar en el alma consigo misma, sin expresión de consiguiente, los nombres deben imitar el origi-
ningún tipo» 16. Esta conversación silenciosa del nal y aproximarse lo más posible sin dejar de dis-
espíritu consigo mismo lo hace conectarse con tinguirse de él2o. En este caso se trataría de lo que
las Formas, que no se hallan limitadas por las eti- podríamos denominar un lenguaje noemímico,
quetas del lenguaje. También con gran claridad una mímesis verbal de Formas, como los diálogos
Platón dice en el Teeteto que el pensamiento es o la prosa filosófica de Platón, que es una entidad
un lenguaje silencioso, un debate de la psyché intermedia entre la mímesis verbal de los seres fí-
consigo misma. Si el conocimiento no tiene co- sicos y la experiencia muda de la psyché ante la
mo fuente la percepción sensible, el lenguaje es- captación de las Formas.
taría anclado a una simple dóxa que consiste en Las cosas visibles al estar insertas en un
una opinión o creencia!". Platón trata de asentar constante fluir presentan la aporía de que los
un tipo de intuición mística propio de las Formas, nombres deben fluir también para poder calcar-
que no viene a ser un lenguaje, pues todo lengua- las y, si no lo hacen, dejan de reproducirlas no
88 ROBERTO CAÑAS QUIRÓS

revelando su esencia y no nombrando verdadera- otras partes del lenguaje como son los verbos
mente. El carácter engañoso de las palabras y los (Pr1J.lU'tU)26.El CÍrculo puede definirse como
discursos se halla anclado en que es una imagen «aquello cuyos extremos distan por todas partes
de las cosas particulares y no de las cosas mis- por igual del centro»27. No obstante, aun cuando
mas, pues el conocimiento sólo puede afincarse la definición del CÍrculo alcance un mayor grado
en lo inmutable. Los nombres sólo pueden imitar de conocimiento que el mero nombre, siempre se
los atributos sensibles, como la velocidad, el co- adhiere a un mundo en incesante flujo. Contraria-
lor y la figura, mientras que las esencias o For- mente a Platón, para Sócrates la definición es la
mas son asidas por el intelecto puro. Por eso las comprensión de la esencia de las cosas y es en sí
Formas como los únicos objetos del conocimien- misma prueba de conocimiento. Aristóteles le
to no pueden obtenerse de las palabras. No es a atribuye a Sócrates dos méritos fundamentales:
partir de los nombres que conocemos, sino que «La argumentación inductiva y la definición uni-
«hay que conocer y buscar los seres en sí mis- versal; estas dos cosas atañen al principio de la
mos»?'. Sólo las Formas garantizan la estabilidad ciencia (dpx1'\v €1tten11J.lllS).Pero Sócrates no
necesaria para que exista conocimiento; mientras atribuía existencia separada a los universales ni a
que el el dos o esencia de un nombre consiste en las definiciones. Sus sucesores, en cambio, los se-
ser un instrumento de información y discerni- pararon, y proclamaron Formas a tales entes, de
miento que permite distinguir las cosas conforme suerte que les aconteció que hubieron de admitir,
realmente son22. En todo caso, las disquisiciones por la misma razón, que había Formas de todo lo
sobre el lenguaje no son separables del problema que se enuncia uníversalmente--". Aristóteles
ontológico, aun cuando en el Crátilo se traza tan detecta que el primer hombre que comprendió la
sólo un bosquejo de la doctrina de las Formas. El importancia de la inducción y la definición, que
problema de las cadenas del lenguaje, de las que son las bases del pensamiento científico, haya
la filosofía platónica busca liberarse, es objeto de abandonado la ciencia teórica por la ética. Debe
honda preocupación principalmente en los diálo- considerarse que este tipo de inducciones y defi-
gos de vejez. Esto resalta en la Carta Séptima, en niciones socráticas tendientes a aprehender una
donde las palabras, a la hora de expresar la Rea- idea universal, buscan por consecuencia que en
lidad, presentan limitaciones que se fundan en su el interlocutor se produzca una fuerza emotiva
«debilidad» porque sólo designan las meras im- hacia la acción ética. La palabra griega para la
presiones sensibles y carecen de fijeza o estabili- inducción es €1tuyw'Y'1,que significa desde un
dad (I3Él3uLOV )23. punto de vista socrático, sacar conclusiones ge-
De conformidad con la Forma del Círculo, nerales mediante la «conducción» de la mente,
que es en sí misma perfectamente circular, no es decir, de «lIevarlo hacia» el discernimiento en
contiene la naturaleza contraria a la suya, mien- el fondo del alma de una característica universal
tras que el nombre «CÍrculo» tomado de los CÍr- compartida por todos los miembros de una clase.
culos visibles que se dibujan o se trazan en giro, Sin duda ya en Sócrates está presente la distin-
están llenos del elemento contrario a «la Quinta ción entre lo esencial y lo accidental, pero no
cosa», al estar en contacto por todas sus partes desde una perspectiva de una ciencia de la lógi-
con la línea recta-". El Círculo verdadero carece ca, sino con vistas a la consecución de objetivos
de contrarios y el dibujado coincide en todos sus éticos. Resaltan conceptos éticos como justicia,
puntos con tangentes o elementos de recta25. De- templanza, sensatez, piedad, valentía, justicia,
be concluirse que los nombres necesariamente are té, cuya finalidad básica es la exhortación pa-
pertenecen a un mundo aparente y en incesante ra ponerlos en práctica. Al conjunto de los atribu-
devenir, y más bien crean confusión al tratar de tos esenciales que constituyen el contenido de la
dogmatizar la verdad de las cosas. definición, los denominó la forma (EÜ)OSo toro)
(2) La definición (A610S) es una mezcla de de la c1ase29. Las preguntas socráticas buscan un
nombres y predicados: una composición de nom- efecto «paralizante» en el interlocutor a fin de
bres -substantivos y adjetivos- (óv6J.lu'tu) con que pueda «dar un lógos» (A610V Ot06vat),
CARTA SÉPTIMA 89

que consiste en «definir» la naturaleza esencial En el Sofista le asigna acepciones como sueño,
de virtudes éticas. Ello con el propósito de que sombra, ilusión, representación en pintura y re-
la claridad mental. o la diáfana conciencia de al- flejo en el agua y en los espejos+. En este mismo
go, implique a su vez el acicate para su realiza- diálogo se concibe al sofista como alguien que,
ción acertada. por medio de las palabras, es un «fabricante de
De nuevo Aristóteles interpreta que en Pla- imágenes» (etoCüA01tOtÓv)33. En tal caso la ima-
tón se origina una hipostación inteligible de las gen no es la cosa real de la que es imagen, o, en
definiciones socráticas que en un principio esta- otras palabras, la imagen no es aunque de cierta
ban adheridas a las realidades sensibles. Al co- forma es34• En el Teeteto el eídolon se asocia a lo
mienzo de la Metafísica explicando la génesis de «falso»35. En la República lo convierte en sinóni-
la teoría de las Formas platónicas, señala que se mo de ciK(Óv o imagen". Aquí sostenemos que
debe en primer lugar a una temprana reflexión el tercer nivel de la Carta Séptima concuerda con
sobre la doctrina de Heráclito de que la totalidad el cuarto de la línea dividida que Platón en la Re-
del mundo sensible está en constante flujo, no pública denomina eikasía, que puede entenderse
pudiendo ser objeto de conocimiento. Influido como imaginación o conjetura'". En la Carta
por esto, Platón escuchó de Sócrates, que había Séptima su autor amplía en dos niveles inferiores
abandonado el estudio de la naturaleza por la éti- -la definición y el nombre- el mundo de lo visi-
ca y buscaba en este ámbito definiciones univer- ble, el cual debe considerarse bajo la cuádruple
sales. Ambos puntos de vista le parecieron co- gradación gnoseológica: (1) 1tícr'ne;, (2) etKucr{a
rrectos a Platón y, a la hora de sintetizarlos, con- o etOtITAOV, (3) AóyOe;, y (4) 6vOIlU. El eídolon es
cluyó que las definiciones buscadas por Sócrates algo que carece de verdadera realidad pero que
debían aplicarse a realidades no sensibles, al re- no es la nada, al igual que eikasía e eikón. La
sultar inconsecuente que la definición común hostilidad de Platón por la precisión técnica del
pueda pertenecer a algo del mundo sensible, pues lenguaje se hace evidente cuando a veces un ei-
tales cosas están fluyendo siempre-". La defini- dolon es cualquier cosa aparente sin ser la cosa
ción aplicada a la realidad sensible es un nivel misma. En este sentido se identifica con los refle-
epistemológico más alto que los simples nom- jos o etKóvee;, que a su vez en la República los
bres que promueven los neoheracIíteos, pero es denomina como epUV'tácrIlU'tU38.
insuficiente en comparación a los objetos genui- La clave de la metafísica platónica se centra
nos del conocimiento. La definición socrática es en determinar si el eídolon es imitación del mun-
una definición psicagógica, al despertar y mover do sensorial o del mundo inteligible, si es una
la fuerza emotiva del alma para valorar y practi- apariencia de un ente particular o una semejanza
car actos virtuosos. Esto significa un carácter de una Forma. La mímesis que no es del mundo
práctico o protréptico dellógos, que ya no es su- ideal no está acompañada de conocimiento y por
ficiente para la etapa dialéctica en donde la doc- eso le corresponde al verdadero filósofo elaborar
trina platónica se vuelve más inteligible. una copia a partir de un modelo divino-", Platón
(3) La imagen (etoCüAov) es la representa- nunca habló explícitamente de dos tipos de eído-
ción imperfecta y mudable de las Realidades. lon, sólo menciona el doxomimico'", sin distin-
Como en el ejemplo del círculo, su figura se di- guirlo del eídolon epistemímico. Él nunca se li-
buja y se borra, se diseña y se destruye, cuestión mita a sí mismo mediante la rigidez de la termi-
e no padece el Círculo o el Quinto nivel. El tér- nología técnica, pues ello sería etiquetar y dog-
mino eídolon desde Homero aparece en la llíada matizar una filosofía en donde lo escrito es ape-
el significado de «simulacro», y en la Odisea nas un preludio a las verdades que se adquieren
como «sombra» o «imagen del muerto» que ha- en el ejercicio dialéctico.
el mundo subterréneo'". A Platón no le inte- (4) El «conocimiento» o «ciencia»
el uso técnico y preciso del lenguaje, como (Emcr~l1), la «inteligencia» (voüe;) y la «opi-
había hecho referencia con respecto al carác- nión verdadera» (6pS1'l O~u) considerados como
confuso y oscuro del primer y segundo nivel. una sola cosa". Este cuarto nivel es intermedio
90 ROBERTO CAÑAS QUIRÓS

entre lo sensible y lo suprasensible, al residir en co, donde se unifican en una misma categoría el
las mentes y no en las palabras habladas ni en las conocimiento, la inteligencia y la recta opinión.
figuras corpóreas, ni tampoco en el Ser real o el La epistéme aparece en la República como una
«Quinto». El alma y su capacidad noética se di- facultad o poder (&ÚVUI..W;) del alma, siendo el
ferencia de las tres anteriores y de «la naturaleza estado mental característico del filósofo como
del Círculo en sí», aunque es la más cercana a és- amante del conocimiento o la sabiduría". En Pla-
ta. Puede comprenderse que en la última etapa de tón la epistéme y la sophia son intercambiables,
la filosofía de Platón se acentúa la existencia in- pues ambos remiten al mismo tiempo a un cono-
dependiente y separada de las Formas, dejando al cimiento teórico, así como también relativo a las
margen su carácter inmanente o presencial+'. El destrezas prácticas. En el Eutidemo el término
alma guarda una semejanza o afinidad con las «prudencia» o «buen sentido» (<¡JPÓVllcrtS) se
Formas pero no se identifica con ellas. El alma, identifica con sophia y epistéme": El libre uso de
individual o colectiva, no es una Forma sino que los términos se vuelve a expresar en la Repúbli-
es como las Formas. El alma mientras está encar- ca, cuando se dice que una vez que se haya com-
nada en un cuerpo es sólo «afín» con las Formas; prendido las interrelaciones de las Formas mis-
desencarnada es plenamente igual que las For- mas y su dependencia última del Bien, es la fase
mas: invisible, eterna y divina. La epistéme como más elevada, la nóesis, que recibe también los
capacidad cognoscitiva del alma se parece a su nombres de noüs y epistémeñ. También Platón
objeto, pues conocer es parecerse o asimilarse identifica como sinónimos los términos «cono-
con el objeto conocido, en este caso con la For- cer» (ytYV<OOKEtV)y «conocimiento» (yvó5crtS)
ma43. Como se señala en el Fedón, la psyché en- con epistémet", Sin embargo, esta última posee
tre más se purifique por medio de la philosophía asociaciones teóricas y prácticas que no están
y menos preocupación exista por el cuerpo, más presentes en aquéllas, aunque en la obra platóni-
parentesco y contacto logrará con las Formas". ea no se estima relevante distinguirlas. Por otra
Desde los tiempos de Hornero en adelante, parte, en un diálogo como el Teeteto se establece
los griegos habían utilizado la palabra «conoci- que el conocimiento no es la «percepción»
miento» (E1ttcrn]..tll, Enknucr9at y palabras de (utcr9llcrtS), la cual incluye los placeres, las pa-
significado semejante) para resaltar una determi- siones, los dolores y los temores, junto con la vi-
nada habilidad práctica o destreza corpórea". sión, la audición y el olfato, y muchos otros'".
Con el desarrollo de la filosofía y principalmente Salta a la vista que los objetos de la percepción
con Sócrates la expresión adquirió una mayor son inestables y sujetos al devenir, mientras que
connotación intelectual. Aquí el conocimiento ya los objetos inteligibles (vonrd) son eternos, invi-
no es sólo una habilidad técnica o la información sibles y completamente reales, siendo los únicos
de cómo actuar, sino también de la excelencia en que son susceptibles de epistéme.
general como forma de autoconocimiento, en Existe una relación entre la epistéme y la dó-
donde se comprende la naturaleza de los «obje- xa que Platón expone en el Menón, la República,
tos» (universales) -llámese justicia, valentía o el Teeteto y la Carta Séptima. Por lo general el
sensatez-, mediante una definición que aclare su término &óI;u se traduce por «opinión», «creen-
eidos (su carácter específico o la peculiaridad de cia» o «juicio». Platón a veces la asocia con pis-
su clase). En Platón el conocimiento también se tis sin realizar ningún tipo de distincién'". En el
refiere a cosas, es decir, un conocimiento directo Menón la dóxa puede alcanzar el status de «ver-
y sustantivo de entidades reales. La epistéme sue- dadera» (dAll9'!):;) o «recta» (óp9t1). Las opinio-
le ser lo que se conoce, el contenido mismo del nes acertadas significan una guía para actuar ade-
conocimiento que abarca la dimensión vivencial cuadamente y, a nivel práctico, son tan buenas
y teorética. La inteligencia o noüs es el medio por como el conocimiento. Se distinguen de la epis-
el que se conoce, aunque en Platón es más fre- téme por ser: (a) transitorias e inasibles en el al-
cuente encontrar la equiparación entre epistéme y ma, y (b¡ imposibles de ser transmitidas a otros52.
noüs. La Carta Séptima es el único texto platóni- La diferencia radica en que la creencia verdadera
CARTA SÉPTIMA 91

es algo en lo que uno tiene que confiar, como vertirse, de acuerdo a gradaciones sucesivas, en
cuando nos describen correctamente el camino la segunda. La separación tajante entre dóxa y
que conduce a un lugar en el que nunca hemos epistéme, entre el mundo sensible y el mundo in-
estado. En cambio, el que está en posesión del teligible, responde sobre todo al prejuicio aristo-
conocimiento es el que lo ha recorrido por com- télico que acentúa entre las Formas y los entes
pleto y lo conoce como la palma de su mano'". materiales un abismo irreconciliable (XffiptO'-
La recta opinión puede convertirse en epistéme y 1lÓ:;). La educación platónica de los «guardianes»
ser atada de manera que no logre escabullirse que se regulan mediante la dóxa verdadera'", im-
fuera de la mente, «por una consideración de las plica la posibilidad de que ésta sea el puente que
razones» (al't{as; AO'(l.0'Ilól)54. conduzca a la epistéme y puedan entronizarse los
El medio epistemológico para llegar a saber gobernantes-filósofos. El progreso a lo largo de
que algo es verdad y también por qué lo es, se da la Línea dividida y el ascenso fuera de la Caver-
a través del proceso de la «reminiscencia» na significan una gradación epistemológica y
(dvá¡..tvr¡ms;)S5. El alma es inmortal y ha «visto» metafísica que obedece a la continuidad que se
(EffipaKUta) todas las cosas, tanto las de aquí co- establece entre la claridad u oscuridad, infalibili-
mo las del otro mundo, y no hay nada que no ha- dad y falibilidad de los objetos. La dóxa verdade-
ya aprendido. Asimismo, como toda la naturale- ra susceptible de convertirse en conocimiento es
za es semejante o simpática, la psyehé que se ha- un intermedio que se manifiesta como puente en-
ya acordado de una sola cosa puede rememorar a tre dos realidades. Cumple una función análoga a
partir de ella cualquier otra si es perseverante. La la de las matemáticas como trampolín para la dia-
anámnesis indica una gradación en etapas sucesi- léctica, o también como el Eras que significa un
vas, que va desde: (a) las opiniones falsas, (b) los intermediario entre los mortales y los inmortales,
juicios verdaderos, que pueden estar en algunos lo bello y lo feo, lo bueno y lo malo, la sabiduría
grandes políticos y que se les manifiesta como y la ignorancia. Por eso la dóxa verdadera debe
una especie de instinto, o don del cielo, como en distinguirse de la mera dóxa, que es una cuasi-
los poetas y profetas, pero que no la adquirieren existencia que oscila entre el ser y el no-ser y
por medio de la reflexión, la enseñanza o la habi- que es propia de los que viven por completo an-
lidad natural, y (e) primero como «fragmentos» y clados a los sentidos o a las sombras de la Caver-
después como conocimientos estables en el alma, na. El estado mental que proporciona la dóxa
el recuerdo de Formas inteligibles, no inferidas a acertada del guardián auxiliar de la ciudad plató-
partir de los sucesos terrenos, sino evocados del nica, difiere notablemente de la dóxa ilusoria que
conocimiento premundano que la psyehé po- posee el arribista político, el cual se embelesa an-
seía". Puede apreciarse que en el Menón no exis- te el espejismo del poder. Epistéme, dóxa acerta-
te una dicotomía entre la realidad fenoménica y da y lo que podemos llamar dóxa aisthética, con-
inteligible, por ser la recta dóxa una captación forman una triple gradación gnoseológica. En el
nfusa y volátil de las Formas, que se hacen pre- Timeo, donde se diferencia lo que existe como ser
sentes de manera inconsciente O por intervención real y nunca deviene, aprehendido por el pensa-
o nao El político, el poeta o el profeta no saben
o miento con una explicación racional, de lo que
talmente nada de lo que dicen, pues sus logros deviene, perece y nunca es, como en el caso de la
alcanzan «sin pensamiento» (oveu voñ), De dóxa que se mueve con la ayuda de la sensación
ta manera, el filósofo es el que posee la
o irracional=. Por eso en la Carta Séptima la dóxa
qistéme como intelección consciente, completa verdadera es homogénea con la epistéme, supo-
permanente del Ser inmutable. Se trata de gra- niendo su autor que para sus allegados había sig-
de cognición, de claridad u oscuridad, con re- nificado una preparación propedéutica.
o, a distintos objetos. Resulta evidente, como se indica en el Teete-
En la República existe también una continui- to, que la epistéme no es la dóxa verdadera, pues-
implícita entre la dóxa y la epistéme, o la po- to que se puede tener una opinión verdadera sin
- d de que la primera pueda ascender y con-
o conocimiento, como cuando la declaración de un
92 ROBERTO CAÑAS QUIRÓS

testigo nos persuade acerca de la verdad, a pesar del alma tripartita, lo irascible y lo concupiscible;
de que sólo pueda llamarse en sentido estricto co- la inteligencia o el noüs es un elemento divino
nocimiento a la experiencia personal de los acon- que guarda la misma proporción con relación al
tecimientos descritos'". La tesis del Teeteto es alma, que el alma con relación al cuerpo='. El
que la dóxa verdadera acompañada por un lógos noüs, la más elevada facultad intelectual, no es la
no es todavía epistéme, pero se puede interpretar capacidad de razonar hasta extraer una conclu-
que es el peldaño para llegar a ella. Conocer de sión, siendo los términos «razón» o «inteligen-
segunda mano las referencias para poder transitar cia» traducciones inadecuadas. El naüs es la
un camino, es el primer paso para llegar a cono- aprehensión inmediata e intuitiva de la Realidad,
cerlo palmo a palmo. Nuevamente se plantea un una relación directa del espíritu con la verdad.
intermedio a partir de que el juicio verdadero Como se demuestra en el Menón, mientras per-
pueda «dar una explicación» (AÓYOC;)60. EIlógos manecemos en el cuerpo, este contacto sólo pue-
no se refiere en este caso a la expresión del pen- de darse como fruto de la anámnesis, pero, para
samiento puro por medio de palabras, definicio- el alma desencamada, la contemplación o visión
nes o conceptos, ni a la enumeración de las par- noética, es directa e inmediatas". El noüs debe
tes o elementos de algo. El lógos viene a ser la identificarse con la parte pura y simple del alma,
consideración de la causa, del por qué o la expli- siendo la facultad que el hombre comparte con la
cación que le da sentido y significación a la psy- divinidad y con la cual capta la verdad. El noüs
ché para que se «anude» con las Formas. La cap- es la parte esencialmente divina e inmortal, y por
tación de lo individual, la mera dóxa o percep- eso en el Fedro se utiliza la imagen que la repre-
ción sensible, debe escalonarse hacia la dóxa ver- senta como el auriga que conduce los corceles
dadera, y ésta, a su vez, cuando se le añade elló- alados, que puede percibir directa y completa-
gos silencioso del alma avanza hasta la epistéme mente la realidad incorpórea'v,
de los Seres inmutables e inteligibles. El Teeteto (5) Las realidades genuinas u objetos inteli-
demuestra la imposibilidad de aplicar el lógos y gibles del conocimiento. «Hay que colocar en
la epistéme para los objetos individuales del quinto lugar el objeto en sí, cognoscible y
mundo físico, o para los conceptos universales real»66. En las Leyes, una obra escrita poco des-
como la valentía o justicia que pretendía indagar pués de la Carta Séptima, Platón hizo un esbozo
Sócrates. empleando las expresiones «nombre», «defini-
Además del nexo existente entre la epistéme ción» y «realidad en sí» (OUcrID)67,es decir, dan-
y la dóxa verdadera, aparece también en la Carta do por supuesto a la representación y al conoci-
Séptima el noüs. Para Platón este término es sinó- miento. El Quinto es una Realidad trascendente o
nimo de visión intelectual o trato directo con las Forma, que resume ejemplarmente a los cuatro
Formas. Por eso el nombre, la definición y la re- anteriores, haciendo recordar el pasaje del Timeo
presentación están por debajo de la Realidad, en en donde el Demiurgo modeló los diversos entes
comparación con el noüs que «por afinidad y se- físicos y anímicos de acuerdo a su relación con el
mejanza, se halla más cerca del Quinto»?'. El orden inteligible'". En la Carta Séptima la lista
noüs o lógos es la capacidad para asir la unidad de las Formas es la más exhaustiva que se pueda
en la pluralidad, lo universal en lo particular y al- hallar en los textos platónicos, a pesar de que no
canzar un proceso sinóptico o de reunión de las utiliza directamente las palabras toro. o ElooC;.Se
Formas. En la República, a través del método trata de las Formas de la derechura y curvatura,
dialéctico, el filósofo busca· una aprehensión de los colores, de lo bueno, lo bello y lo justo, de
completa (noüs o nóesis) de las Formas, que se todo cuerpo manufacturado o natural, del fuego,
manifiestan como seres inteligibles (como von- el agua y todas las cosas semejantes, de toda cla-
'tú), en conjunción con el principio primero de se de seres vivos, de los caracteres del alma y de
todo, el Bien en s~2. También, de acuerdo con el todas las acciones y pasiones'", Ross indica que
Timeo, el noüs y la psyché se diferencian: la psy- Platón en este pasaje no tiene en mente una «teo-
ché equivale al conjunto de las partes inferiores ría más reciente de las Ideas», pues lo único que
CARTA SÉPTIMA 93

añade son las Formas de los cuatro niveles y de que participa de ellas o se relaciona con ellas, ya
los tipos de animales y vegetales 70. Por lo gene- sean Formas eternas u objetos particulares.
ral Platón es parco en sus obras a la hora de citar Los cuatro elementos siempre nos colocan, a
las diversas clases de Formas. En pasajes como el la hora de conocer el ser verdadero, en situación
Crátilo se menciona la Forma (oucíc) del color de inseguridad e incertidumbre. Pese a que cap-
y la VOZ71. En el Timeo se hace referencia de tamos imágenes provenientes de los sentidos que
aquello a través de cuya imitación nace lo que nos capacitan para conversar con nuestros seme-
deviene, como en los casos de la tierra, el aire, el jantes sin hacer el ridículo, si nos anclamos en
fuego y el aguan. En el último período de Platón ello e intentamos contestar y definir claramente
brotó un especial interés por resolver la pregun- el Quinto elemento, una «persona capacitada»
ta: ¿de qué cosas hay Formas? En Parménides -es decir, el filósofo- puede refutamos si lo de-
aun cuando se refieran Formas separadas del ca- sea?". Aquí Platón alude a los «ejercicios dialéc-
bello y el barro, hay un marcado énfasis por las ticos» dentro del seno de la Academia, para cu-
Formas matemáticas y morales, y los conceptos yos miembros sólo puede ser familiar el «conoci-
más amplios como Ser, Igualdad, Diferencia, miento del Quinto» (tmcrnj¡..tr¡ roü 1tÉ¡..t1t'tou).
Movimiento y Reposo"". El Teeteto es claro al Es un arduo y escalonado camino del espíritu en
manifestar la distinción entre una cualidad sensi- el que se escalonan los cinco niveles, subiendo y
ble y su Esencia o Forma, en cuestiones como la bajando del uno al otro, hasta que el alma y la
dureza y la blandura?", Forma concuerden. La «peregrinación dialécti-
En el Sofista se reconocen cinco grandes Gé- ca» de Platón es parte de su vena mística, que ya
neros fundamentales: Movimiento, Reposo y Ser, había sido abordada en el Banquete, en donde la
de las que las dos primeras no pueden mezclarse, contemplación de la Belleza en sí surge de repen-
pero la tercera se mezcla con ambas; mientras que te y al término de una iniciación". La chispa sú-
las nuevas Formas: la de la Mismidad y de lo Di- bita que salta en el alma como una llamarada de
ferente, participan las tres primeras 75.Debe consi- la Carta Séptima, es propia de un misticismo cu-
derarse que estos ¡..téytcr'tuyÉVr¡,en esta sección yos precedentes estaban afincados en la epopteía
del Sofista, son sinónimos de EtSoe;, aun cuando de los misterios eleusinos y órficos. En el Fedro
Platón no lo manifiesta explícitamente". El carác- el filósofo se identifica con el iniciado en los mis-
ter paradigmático de las Formas, como realidades terios, cuyas plenas, serenas y felices visiones se
perfectas en sí, objetivas e independientes, invali- alcanzan con el resplandor más puro?", Este ar-
da que se hable de un y{).;oe;como «carácter» o duo camino de la oscuridad a la luz, de la cárcel
«clase», en el sentido de mero concepto mental. del cuerpo a libertad del alma, de los sentidos fí-
La lógica y el lenguaje, dentro de la doctrina de sicos a los sentidos del espíritu, conduce como
las Formas, ocupan un lugar secundario. Platón meta final a la contemplación y asimilación con
prefiere explorar el lenguaje metafórico, a pesar la divinidad. Este punto se aclara en el pasaje del
de que tan sólo lo considere como una pálida Teeteto en donde se afirma que el fin del filósofo
aproximación a la Realidad. La Forma más difícil es hacerse lo más posible «semejante a Dios»
de aceptar en el Sofista es la del Movimiento y las (Ó¡..tmül<He;8E(5)80.La dialéctica filosófica es un
relaciones que se suscitan entre las Formas aporte platónico que no estaba presente en la re-
(xowroveiv, ¡..tE'tÉXEW).Sin embargo, hay que ligión eleusina y órfica, la cual se basa en el
percatarse de que la Forma del Movimiento es una constante diálogo y una vida en común que, con
cosa que no se mueve o deviene, porque Platón no gran esfuerzo (¡..tÓYte;)y de repente (t~uiqlvr¡<;),
se está refiriendo al mundo de la dóxa, sólo está hace brillar la verdad en el alma como una llama.
tomando prestada de éste una palabra inconve- Esta aprehensión de lo Real, a pesar de que se
niente. La Forma del Movimiento (Kívt}<He;)tiene consiga sólo después de un proceso largo y ar-
que ser inmóvil o inmutable, porque todas las For- duo, es mediante «conocimiento directo», a mo-
mas lo son. Ello no entra en contradicción con que do de repentina revelación, y no mediante un
las Formas comunican sus cualidades a todo lo «conocimiento discursivo de» ello.
94 ROBERTO CAÑAS QUIRÓS

Platón plantea una vida de perfección moral, 6. Aristóteles, Física 209b 15. Para un estudio
purificación espiritual y aptitudes filosóficas pa- profundo de las doctrinas no escritas de Platón puede
ra poder acceder hasta el Ser en toda su totalidad. consuItarse el texto de Krarner, Platón y los fundamen-
La mística ya había estado manifiesta desde el tos de la Metafísica. Caracas: Monte Avila, 1996. Aquí
recoge la historiografía sobre el tema y destaca la fun-
prisionero que escapa de la Caverna y ve las vi-
ción propedéutica de los escritos platónicos como
siones divinas que emanan de la luz solar del
trampolín para la oralidad dialéctica.
Bien, o del carruaje del alma que vuela hasta la 7. Sobre la relación entre el juego y la seriedad en
región supraceleste de las Formas eternas. Fried- la obra platónica puede consultarse de Guthrie, Histo-
lander, con un sinnúmero de ejemplos, dice que ria de la filosofía griega, vol. IV. Platón. El hombre y
las temáticas históricas de la mística cristiana, is- sus Diálogos: Primera Época, pp. 63 - 72.
lámica y cabaJística, han recibido su estructura 8. Platón, República, 471c - S3Sa.
de pensamiento de Platón a través de la versión 9. Platón, Fedro 341e, 344c - d.
de Plotino'". En la Carta Séptima vuelve a apare- 10. Aristóxeno, Elem. Harmonika II.
cer la imagen de la iluminación interior como re- 11. Platón, República S06d y ss.
sultado de un destello repentino: «Cuando des- 12. Platón, Fedro 274b - 279b.
13. Platón, Crátilo 384c - d.
pués de muchos esfuerzos se ponen en relación
14. Platón, Crátilo 43Sd - e.
unos con otros cada uno de los distintos elemen-
15. Platón, Crátilo 438d.
tos: nombres, definiciones, percepciones visuales 16. Platón, Sofista 263e.
y demás impresiones sensoriales, y se han exami- 17. Platón, Teeteto 187a y 18ge - 190a.
nado amistosamente, en las que no hay mala in- 18. Para un punto de vista contrario al que aquí se
tención al hacer preguntas y respuestas, brilla sú- expresa, puede verse la recopilación que hace Guthrie
bitamente la comprensión de cada objeto y el de autores como Grote y Weingartner, quienes propo-
noüs extiende hasta su límite las capacidades hu- nen que Platón se esfuerza por crear un lenguaje ideal,
manas»82. El hecho de rozar o frotar cada uno de artificial o técnico para referirse a las Formas, cf. His-
los niveles entre sí, recuerda el ascenso escalona- toria de lafilosofía griega, vol. V, pp. 41 - 42.
do del gobernante-filósofo de la República, 19. Platón, República S9Sa y ss.
20. Platón, Crátilo 432a - c.
quien después de haber contemplado la luz de las
21. Platón, Crátilo 439b.
Formas, puede distinguir en su verdadera dimen-
22. Platón, Crátilo 388b.
sión las sombras de la política. El joven Dionisio 23. Platón, Carta Séptima 343al.
al mostrarse incapaz de encender la llama divina, 24. Platón, Carta Séptima 343aS.
evidencia que no puede convertirse en un autén- 25. Aristóteles en la Metafísica 997b 35 afirma:
tico gobernante, que para Platón no puede ser «Las líneas sensibles no son como las definen los geó-
otro sino el ql1.AOOo<pOS: aquel que entrena su metras. Ningún objeto sensible es ni tan recto ni tan re-
noüs y su santidad moral con vistas a alcanzar las dondo. El círculo no toca la vara recta (o tangente) en
más elevadas y primordiales Realidades. un punto solamente sino en más, como venía a decir
Protágoras en su refutación de los geómetras».
26. En Sofista 262b, Platón restringe el término
PllJ-lU'!U únicamente a los verbos.
Notas 27. Platón, Carta Séptima 342b.
28. Aristóteles, Metafísica 1078b 26.
l. Para el tema de la autenticidad de las cartas 29. Se emplea el término forma con minúscula al
platónicas pueden consultarse de Friedlander Platón. ser en este caso conceptos mentales. No se trata de rea-
Verdad del ser realidad de vida, pp. 226 - 234; Y de lidades objetivas que exhiben su dimensión de perfec-
Guthrie Historia de lafilosofía griega, vol. V. Platón. ción y eternidad, invisibles para los sentidos, que se
Segunda Época y la Academia, pp. 416 - 418. pueden aprehender, después de una intensa prepara-
2. Plutarco, Dión 19. ción, por una especie de intuición intelectual, y que po-
3. Platón, Carta Séptima 341a - c. seen una existencia independiente de sus copias muta-
4. Platón, Carta Séptima 340b - c. bIes e imperfectas, que es lo único que el ser humano
5. Platón, Carta Séptima 341c - e. suele experimentar en esta vida. Para el uso socrático
CARTA SÉPTIMA 95

del término EToo~ o toro como el concepto, carácter gumento. En caso contrario, apartarse de los giros del grie-
peculiar o laforma exterior de un conjunto de aspec- go comente implica servidumbre y pedantería grosera.
tos similares, pueden consultarse Lisis 222b y 223b; 48. Platón, República 508d - e.
Eutifrón 5d y 6d; Protágoras 36lc; Laques 190d; Cár- 49. Platón, Cármides 16ge; Protágoras 352c; Re-
mides 159a. También en el Menón 72b, no en el senti- pública 476d - 477d. En la obra platónica son equiva-
do de las Formas inmutables, Sócrates busca el A6yO~ lentes los verbos EtOtvat, En(cr"tacr8at y ytYVcOOKElV,
de la oucín o la definición de la naturaleza o la forma remitidos a un mismo tipo de conocimiento noético.
individual común que todas las virtudes poseen. 50. Platón, Teeteto 156b.
30. Aristóteles, Metafísica 987" 29 Y ss. 51. En República 51 Oa - 511 e, y en Timeo 29c, la
31. Hornero, Ilíada Y, 449; Odisea XI, 476. oól;a se identifica con la ní.crne;.
32, Platón, Sofista 266b - c. 52. Platón, Menón 98a - 99b.
33. Platón, Sofista 293d. 53. Como el símil del camino a Larisa (Menón
34. Platón, Sofista 240c. 97a - b).
35. Platón, Teeteto 150c. 54. Platón, Menón 98a, es decir, el razonamiento
36. Platón, República sose. fundado en las causas, o, en sentido propiamente plató-
37. Platón, República 511e 2. nico, en el origen primigenio de la realidad (las Formas).
38. Platón, República 516b. 55. Platón, Menón 81c - 85c - d.
39. Platón, República 500e. 56. Un punto de vista contrario es el de Ross que
40. Platón, Sofista 267e. no considera que en el Menón exista alguna conexión
41. Platón, Carta Séptima 342c. entre las Ideas y la doctrina de la anámnesis, por lo que
42. Las Formas como nepouoíc o asociación el diálogo conserva las mismas características de los
con el particular, tienen su génesis en Lisis 217d - e, y socráticos (Teoría de las Ideas de Platón, p. 34).
explícitamente en Fedón 102d - e. 57. Platón, República 430b.
43. Platón, República 500c; Timeo 47c. También 58. Platón, Timeo 27d - 28a.
a nivel del mundo sensible la ll4-tllcrt~ como primera 59. Platón, Teeteto 187b - 201c.
forma de aprendizaje, suscita que la persona llegue a 60. Platón, Teeteto 201c - 210b.
parecerse a lo que hace o a lo que ve que se hace (Re- 61. Platón, Carta Séptima 342d.
pública 395d). 62. Platón, República 511d.
44. Platón, Fedón 78c - 80b. 63. Platón, Timeo 29d - 30b.
45. Hornero, Ilíada XXIV, 41. Dodds explica el 64. Platón, Menón 98a.
uso homérico del verbo oiOa (eyo sé»), el cual expre- 65. Platón, Fedro 247c.
sa la habilidad técnica, el carácter moral o los senti- 66. Platón, Carta Séptima 342a - b.
mientos personales. El conocimiento es inseparable 67. Platón, Leyes 895d.
del carácter y la conducta conscientes y no el resulta- 68. Platón, Timeo 30c - 31a.
do de una intervención psíquica que los dioses le rea- 69. Platón, Carta Séptima 342d.
lizan al hombre desde fuera. Esto originó una veta in- 70. Ross, Teoría de las Ideas de Platán, p. 169.
telectualista que se arraigó en la mentalidad griega, ha- 71. Platón, Crátilo 423e.
ciendo que las paradojas socráticas de que «la virtud es 72. Platón, Timeo 49a - 51c.
conocimiento» y «nadie hace el mal a sabiendas» no 73. Platón, Parménides 130b - e. También en So-
fuesen una novedad (Los griegos y lo irracional, pp. fista 248e - 250e, se indaga por el lugar que poseen el
29 - 30). Ser, el Movimiento y el Reposo en el mundo real.
46. Platón, República 475c y ss. 74. Platón, Teeteto 186b.
47. Platón, Eutidemo 281b. También en 288d se 75. Platón, Sofista 254 b - c.
define philosophía como xrno«; EmcrTIjllll~. Asimis- 76. Platón en Político 262 d - e, usa indistinta-
mo en Menón 88b, existe una identidad entre mente ytvoe; y dDO~ en el pasaje sobre la Ota(pEcrte;.
q>PÓVllcrt~y EmcrTIjllll. Platón asocia los términos que 77. Platón, Carta Séptima 343c - d. Un punto de
abarcan el pensamiento, la inteligencia, el conocimien- vista aventurado es el de Guthrie, quien interpreta a es-
to y la sabiduría (q>pÓvllcrte;,voue;, EmcrTIjllll, cootc, te personaje como un «sofista», el cual hace que los
yvwcne;) de una manera tan estrecha que a veces se tor- demás parezcan locos ignorantes, al no estar prepara-
nan indistinguibles. Como se afirma en el Teeteto dos con el conocimiento de la Realidad, Historia de la
184c, las distinciones sutiles y técnicas de los nombres filosofía griega, vol. Y, p. 426.
son admisibles cuando afectan sustancial mente un ar- 78. Platón, Banquete 21Oe.
96 ROBERTO CAÑAS QUIRÓS

79. Platón, Fedro 250c. Fouillée, A., La filosofía de Platón. Trad. Edmundo
80. Platón, Teeteto 176b. González Blanco. Buenos Aires: Ediciones Ma-
81. Friedlander, Platón. Verdad del ser y realidad yo, 1943.
de vida, p. 84. Guthrie, W.K.C., Historia de la filosofía griega, IV.
82. Platón, Carta Séptima 344b. Platón. El hombre y sus Diálogos: Primera Épo-
ca. Trad. Álvaro VaIlejo y Alberto Medina. Ma-
drid: Editorial Gredos, 1990.
Bibliografía Guthrie, W.K.C., Historia de la filosofía griega, V.
Platón. Segunda Época y la Academia. Trad.
Aristóteles, Metafísica. Trad. bilingüe de Valentín Gar- Alberto Medina. Madrid: Editorial Gredos,
cía Yebra. Madrid: Editorial Gredos, 1970. 1992.
Comford, Francis, La teoría platónica del conocimien- Kramer, Hans, Platón y los fundamentos de la Metafí-
to. Buenos Aires: Paidós, 1968. sica. Trad. Ángel Cappelletti y Alberto Rosales.
Crombie, LM., Análisis de las doctrinas de Platón, 2 Caracas: Monte Avila Editores, 1996.
vols. Trad. Ana Torán y Julio César Armero. Ma- Platón, Diálogos (vol. VII: Dudosos, Apócrifos, Car-
drid: Alianza Editorial, 1962. tas). Trad. Juan Zaragoza y Pilar Górnez. Madrid:
Dodds, E.R., Los griegos y lo irracional. Trad. María Editorial Gredos, 1992.
Araujo. Madrid: Alianza Editorial, 1986. Platón, Platonis Opera, 5 vols. Edited by J. Bumet. Ox-
Friedlander, P., Platón. Verdad del ser y realidad de vi- ford: 1900 - 1907 (seventeenth impression 1985).
da. Trad. Huntington Caims. Madrid: Editorial Ross, David, Teoría de las Ideas de Plafón. Trad. José
Tecnos, 1989. Luis Díez Arias. Madrid: Ediciones Cátedra, 1993.

Roberto Cañas Quirós


Escuela de Estudios Generales
rcanas@cariari.ucr.ac.cr

También podría gustarte