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Presentar un producto, para el marketing, va mucho más allá del simple ofrecimiento de un artículo o un
servicio básico: presentar un producto, desde esta perspectiva, implica la consideración de una serie de
variables que complementan, engrandecen y distinguen la oferta inicial -la llamada oferta tradicional-
haciéndola viable para la empresa y atrayente para el consumidor.
La oferta de un producto, para el marketing, es por lo tanto un evento múltiple que se compone de diversos
elementos o variables que exceden al objeto ofrecido en sí, ya sea éste un artículo o un servicio. Estos
elementos o variables involucran tanto a los aspectos formales del producto – la marca, la calidad, el diseño-
como a los agregados que acompañan al acto de la adquisición -la garantía, la instalación o el
mantenimiento.
Estos aspectos formales y añadidos que rodean al objeto básico son de una importancia esencial cuando un
producto aparece en el mercado. Son estos rasgos distintivos los que hacen de un objeto raso algo único;
son ellos además los que le permiten al producto singular –un compuesto formado por el objeto y las
variables complementarias- diferenciarse de otras ofertas ya existentes. Esta diferenciación puede articularse
en una o varias variables; algunas de las más importantes son:
La imagen: aquello que permite distinguir al producto en forma dual; opera cuando se conecta al producto
con una marca, por identificación, y a la vez se lo diferencia de sus competidores, por oposición.
Los factores relacionados: aquello que es concomitante a la adquisición; los añadidos al producto que
perduran durante un determinado lapso, como el asesoramiento o la posibilidad de beneficios secundarios.
La pertinencia: aquellas cualidades exclusivas que permiten satisfacer una determinada necesidad puntual
del mercado; necesidad que transcurre en segmento de tiempo, fechado por entorno tecnológico y cultural.
El precio: aquello que comprende no sólo el precio que se paga por el bien o el artículo, sino también las
condiciones coyunturales que determinan facilidad o dificultad para la compra.
Presentar un producto implica, también, decisiones a largo plazo: son las decisiones relacionadas con la
estrategia comercial. Cuando se diseña una estrategia global destinada a la venta, lo fundamental a tenerse
en cuenta son los atributos diferenciales del producto. Son ellos lo que la estrategia debe valorar; es en ellos
donde debe focalizarse la promoción: porque es a través de los rasgos distintivos que se producirá la
diferenciación del producto, y es en esa diferenciación donde radica la ventaja competitiva.
En consecuencia, la presentación de un producto consiste en establecer cuáles son las propiedades que lo
definen como diferente y único; cuáles son características que lo hacen aparecer como separado y
superador de los demás.
¿Dónde mostrar el producto?, ¿Cuáles son los elementos imprescindibles para montar mi tienda?,
¿Qué debo tener en cuenta para distribuir el espacio? Analiza las necesidades de tu negocio contando
con los aspectos que te ofrecemos a continuación.
El inventario de una tienda o bienes precisos para montar un local dependerá del tipo de
establecimiento que se vaya a gestionar. En el inventario no figuran sólo los productos de venta sino
todo el mobiliario, maquinaria, elementos accesorios…
Estanterías: siempre hacen falta estanterías o vitrinas donde mostrar el producto. Decide
cuántas, a qué altura, para qué tipo de productos, en la pared o en el suelo… Si son productos
pequeños deberás buscar una forma de colocarlos de forma atractiva, fácil de coger, y que resalte
sus formas.
Almacenaje: tanto si dispones de un almacén en la tienda como si tienes pequeños
productos en armarios de la propia tienda, debes decidir dónde y cómo vas a guardar tu stock.
Gestionar bien el espacio, señalizar, ordenar alfabéticamente… serán medidas imprescindibles para
saber dónde está cada cosa.
Maniquíes: aunque la forma de presentación de los productos puede ser de infinitas formas,
una tienda de ropa normalmente no puede prescindir de maniquíes, de qué sexo, qué talla, qué
postura, qué gesto… esto también determinará el carácter de tu tienda.
Las tiendas de complementos también pueden necesitar maniquíes, ya sea enteros o de medio
cuerpo, de manos, cara….
Expositores: según qué objetos, puedes necesitar expositores, los cuáles suele facilitarlos la
marca. Quizá quieras decorar tu tienda con posters, muestras… de las marcas que ofreces,
consúltales, ellos deben facilitarte material.
Asientos: si dispones de sitio, puedes colocar una pequeña zona de relax con una mesa y
algunos asientos. Si los acompañantes de tu público están cómodos no meterán prisa a tu potencial
comprador. Añade algunas revistas sobre productos de tu tienda u otros temas de interés, alguna
planta, una decoración atractiva…
Mobiliario: si tu local es una oficina u ofreces un servicio que debes explicar a tu cliente con
tranquilidad coloca mobiliario, agradable, decide si quieres que sea neutro o vistoso, formas
redondeadas suaves o geometrías rectas y duras… Cada forma y color aportará sensaciones
diferentes.
Accesorios: según el tipo de tienda, puede que necesites algunas cosas como cestas para ir
cogiendo productos, probadores, espejos en paredes, columnas o de sobremesa, tarjetas del
establecimiento, folletos explicativos, carteles sobre materiales, horarios, marcas…, percheros y
asientos, paragüero, extintor, lugar para dejar bolsas u otras compras…
Línea telefónica: forma parte del equipamiento de la tienda. Dependiendo del negocio, lo
utilizará continuamente o será un complemento para la atención de su público y sus llamadas
comerciales, prácticamente imprescindible complementarla línea con servicio de internet.
En los negocios más exitosos, cada aspecto se diseña pensando en el cliente: la mercancía y
la manera de exponerla; la parte gráfica (etiquetas, packaging); la ambientación, la
temperatura ambiente, la música que acompaña mientras se permanece en ese espacio, y
hasta el entrenamiento de la fuerza de ventas. Cada elemento completa y promueve otros, y
es la combinación de todos estos factores lo que "añade valor" a lo que ofrecemos y hace
funcionar la idea.
La solución es crear un espacio con un diseño simple e inteligente, planificando cada aspecto
desde el inicio. Esto transmite consistencia, algo que se extiende a la actitud positiva de
todos los vendedores, a las etiquetas de las prendas, a la señalización, las campañas, la
organización del producto, la ambientación de los locales, las vidrieras y todo el material
auxiliar. Todos los detalles ayudan a definir un mensaje.
Para poder lograr espacios comerciales atractivos y finalmente lograr el objetivo final - que es
provocar el deseo y la compra - se deben tener en cuenta diversos aspectos:
INTRODUCCIÓN:
La imagen de una tienda es la forma en que ésta es percibida tanto por
sus clientes potenciales como por el público en general. Por tanto, se puede
decir que la imagen es el conjunto de opiniones y actitudes que tienen sobre un
establecimiento.
Entre los atributos que afectan a la imagen de una tienda destacan los
siguientes:
• Exteriores.
• Escaparates.
• Interiorismo y decoración.
• Mobiliario.
• Distribución de la superficie de ventas.
1.1.- EXTERIORES:
Las características externas de una tienda tienen un gran impacto en su
imagen y, por tanto, deberían ser sometidas a una cuidadosa planificación.
• Fachada:
• Rótulos:
• Entradas:
Las entradas constituyen un elemento físico que separa a los clientes del
establecimiento. Por ello, han de estar diseñadas de modo que favorezcan el
acceso y el deseo de entrar.
Pocos comercios son capaces de tener éxito sin una buena visibilidad
desde el exterior. Esto significa que el tráfico pedestre o de vehículos debe
poder ver claramente la fachada y los rótulos de la misma.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que cuando se diseña el exterior
de la tienda, su entorno y los comercios adyacentes deben ser examinados,
porque también afectan a la imagen de la tienda, ya que dicho entorno presenta
una imagen propia al consumidor. Esta imagen puede
ser moderna, conservadora, selectiva, etc.
1.2.- ESCAPARATES:
• En función de su visibilidad:
• En función de su altura:
- Hacer circular al cliente por toda la sala de ventas para que todos los
productos tengan la oportunidad de ser comprados.
- Establecer un circuito de compra con una lógica graduación de los deseos de
la clientela, mediante el encadenamiento de ideas que hagan saltar de una
compra a otra fácilmente y que despierten además sugerencias
complementarias.
- Equilibrar las ventas de productos con margen flojo, facilitando las ventas por
impulso.
El control de este flujo permitirá canalizar a los clientes por las diferentes
secciones de la tienda y de forma general circular por el máximo de la
superficie de ventas del local, lo que asegurará las ventas de todos los
productos de la tienda.
El flujo de circulación natural de los clientes por una tienda está marcado
por una serie de reglas de carácter empírico, que son:
En primer lugar, hay que resaltar que en toda superficie de venta existen,
en virtud de las corrientes de circulación de la clientela, dos zonas distintas:
- Una zona de circulación natural, donde se produce una mayor
concentración de clientes y donde el comprador consume la mayor parte
de su tiempo, denominada zona caliente.
- Una zona de circulación más escasa debido a que o los clientes no pasan o
pasan con mucha prisa por esta zona a la que se debe incentivar, llamada zona
fría.
- Un punto caliente natural está formado por la propia arquitectura del local y la
disposición del mobiliario en el punto de venta.
- El punto caliente artificial ha sido creado en base a un elemento técnico
apropiado (iluminación, decoración), mensaje publicitario (visual, auditivo), por
una promoción etc.