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Alimentación vegana

Ruediger Dahlke

Alimentación vegana

Una opción pacífica para tu salud y la del planeta


30 sabrosas recetas veganas de Dorothea Neumayr

Traducción de Eva Nieto


NOTA IMPORTANTE: en ocasiones, las opiniones sostenidas en «Los libros de Integral» pueden
diferir de las de la medicina oficialmente aceptada. La intención es facilitar información y
presentar alternativas, hoy disponibles, que ayuden al lector a valorar y decidir
responsablemente sobre su propia salud, y en caso de enfermedad, a establecer un diálogo con
su médico o especialista. Este libro no pretende, en ningún caso, ser un sustituto de la consulta
médica personal. Aunque se considera que los consejos e informaciones son exactas y ciertas en
el momento de su publicación, ni los autores ni el editor pueden aceptar ninguna
responsabilidad legal por cualquier error u omisión que se haya podido producir.

Título original: Peace Food. Wie der Verzicht auf Fleisch und Milch Körper und Seele heilt.

© GRÄFE UND UNZER Verlag GmbH, Múnich, 2011.


© de la traducción: Eva Nieto, 2012
© de esta edición: RBA Libros S. A., 2012.
Avda. Diagonal, 189 - 08018 Barcelona
rbalibros.com

Primera edición: noviembre de 2012

REF.: RPRA101
ISBN: 978-84-1554-160-8
DEPÓSITO LEGAL: B.27.938-2012

Queda rigurosamente prohibida, sin autorización por escrito del editor, cualquier forma de reproducción,
distribución, comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones
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Contenido

Sorprendentes posibilidades para estar sano

PRIMERA PARTE.
ENFERMAR DEBIDO AL CONSUMO DE CARNE Y PRODUCTOS LÁCTEOS
El pionero: The China Study
Enfermedades cardiovasculares a causa de la proteína animal
El colesterol: un problema fundamental
Los productos lácteos favorecen (no solo) el cáncer
Dos tipos de carbohidratos: de mínimo valor y de valor integral
Enfermedades cancerosas y sus causas
El carácter nocivo de la grasa animal
Enfermedades autoinmunes: ¿qué sucede en el cuerpo?
El avance de la obesidad y la diabetes de tipo 2
Cómo perder peso sin dietas nocivas
Osteoporosis: un problema de los consumidores de leche
Se pueden frenar las enfermedades asociadas a la edad
Las grandes ventajas de la alimentación vegana
¿Muerto o vivo? ¿De qué se trata realmente?
Una mirada retrospectiva a la historia de nuestro desarrollo
La cuestión del pescado

SEGUNDA PARTE.
EL SUFRIMIENTO DE LOS ANIMALES
Guerra contra los peces
Vacas desesperadas
El matadero: no son bien recibidas las miradas críticas
Marranadas modernas
Los efectos que ejerce sobre nosotros el sufrimiento animal
De la granja a la fábrica de animales
Los consumidores tienen fuerza
Para la salud del planeta
Un motivo para la esperanza
TERCERA PARTE.
LO MEJOR PARA EL CUERPO Y LA MENTE
El sol como fuente de salud
El ayuno como terapia hormonal
Serotonina, la fuente de la felicidad y el bienestar
Algo más sobre lo que es mejor para el ánimo y la salud
Triplicar la energía durmiendo
Pasos hacia un nuevo mundo vegano
Comer en tiempos radiactivos
Respaldo de las religiones del mundo

CUARTA PARTE.
RECETAS VEGANAS PARA UNA VIDA FELIZ
Una forma de vida ideal
Epílogo

ANEXO
Verdura cruda como respaldo de la serotonina
Notas
Libros de Ruediger Dahlke
CD de Ruediger Dahlke
Direcciones útiles
Agradecimientos
Citas célebres
Sorprendentes posibilidades para estar sano

En una época como la nuestra, en que la información se transmite a gran velocidad y


es más accesible que nunca, llama la atención el hecho de que todo nuevo
conocimiento tenga que batallar durante muchísimo más tiempo para calar en la
opinión general. Este libro aspira a contribuir a que un gran número de personas
comprenda algunos descubrimientos médicos revolucionarios, concernientes sobre
todo a alimentación, formas de vida y aprovechamiento de la energía solar.
Los conocimientos actuales sobre el cuerpo y la mente nos permiten reforzar
nuestra salud hasta límites sorprendentes. Es algo que he podido comprobar en mí
mismo y en muchos de mis pacientes, por lo que me siento muy agradecido y quisiera
transmitirlo. Hoy, no solo podemos alcanzar una edad mucho más avanzada, sino
que, además, podemos hacerlo con mejor calidad de vida. Es posible que estos
conocimientos choquen contra creencias enquistadas, que en un principio produzcan
rechazo, por eso es tan importante estar dispuesto a abrir la mente y tener buena
voluntad para asumir los cambios.
Así como el equilibrio psíquico es muy importante para la salud, también
podemos ejercer sobre ella una increíble influencia, tanto positiva como negativa,
por medio de la alimentación. Se ha generado una gran cantidad de estudios
científicos cuyos resultados muestran los efectos de los componentes animales en
nuestra alimentación, y dichos estudios son tan claros como alarmantes.
En más de una ocasión, se me ha echado en cara no haberme basado
suficientemente en la ciencia. Aun cuando, por mi parte, lamento el escaso interés
que se percibe en las ciencias naturales por los aspectos anímicos, debo decir que la
ciencia me ha fascinado siempre, y no he abandonado mi ya antiguo intento de
interpretar sus resultados para relacionarlos con la mente y, por tanto, con nosotros
mismos. Además, me siento muy agradecido y satisfecho, ya que existe una buena
cantidad de estudios muy convincentes que muestran, por ejemplo, los efectos de los
alimentos sobre la salud. De ellos me he servido gustosamente para justificar ciertas
cuestiones que son, desde hace mucho tiempo, muy importantes para mí. A lo largo
de esta obra se irán mencionando esos estudios.
Después del capítulo dedicado a las enfermedades y su trasfondo físico, incidiré
en la situación previa de los animales que llegan a los platos de las personas.
Advierto de entrada que leer esos párrafos puede resultar muy duro para mucha
gente, pero considero imprescindible sacar a la luz estas situaciones tan crueles.
Muchos devoradores de carne no tienen ni idea de lo que sucede tras las puertas
cerradas de los mataderos; si supieran lo que ocurre allí, no volverían a comer ni un
solo pedazo de carne. A quienes les resulte especialmente insoportable la lectura de
esos pasajes, les recomiendo que los tomen como un ejercicio de confrontación con
su sombra, pues la moderna cría de animales y los mataderos nos sitúan ante nuestras
sombras (miedos) más profundas. Cuando sentimos que algo nos disgusta y nos
provoca rechazo, es que tiene mucho que ver personalmente con nosotros mismos y
con el «principio de la sombra». Mi libro titulado con ese mismo nombre, Das
Schatten-Prinzip, explica claramente esta relación.
Yo preferiría contar el lado esplendoroso de una vida vegana (es decir, una
alimentación sin ningún producto animal), en armonía con la naturaleza, en la que los
animales libres se acurrucan en nuestro regazo cuando meditamos al aire libre, pues
ellos captan y perciben unas vibraciones de las que no se desprende ningún peligro.
Me gustaría hablarles con detalle de los bishnoi, un pueblo del Rajastán indio que ha
sabido construir un pacífico entorno en los lindes del desierto. En su territorio, las
gacelas salvajes llegan hasta el centro de la aldea para jugar con los niños. Son 29
las reglas que rigen su vida y que, por ejemplo, prohíben matar a personas o
animales, así como la tala de árboles. Ellos viven en su pequeño paraíso desde hace
quinientos años. Este es un sueño, por supuesto vegetariano, en una diminuta parte
del mundo.1
Como los bishnoi, tenemos que ponernos manos a la obra para terminar con la
situación enfermiza de nuestro mundo. Si lo hacemos de forma conjunta podremos
reforzar y hacer crecer la luz tanto en nosotros mismos como en el planeta.
La tercera parte de este libro nos lleva directamente a la creación de un mundo
mejor, dentro y fuera de nosotros. Nos mostrará caminos en los que con pocas y
pequeñas adaptaciones podremos dar impulsos decisivos a nuestra vida en pos de la
salud, la vitalidad y la dicha. De hecho, no se necesita mucho para permitirse
disfrutar de ciertas dosis de felicidad, y para mí es una verdadera alegría poder
mostrar pequeños trucos que nos ayudarán a descubrir los grandes secretos de la
felicidad.
DIETA DE LA PAZ, PARA NOSOTROS Y EL MUNDO
«Dieta de la paz» es una expresión cargada de implicaciones, no en vano afecta a
muchos niveles. Si queremos encontrar paz interior, debemos dejar de recargar
nuestra vida con las hormonas del miedo y el estrés procedentes de la carne de
animales de matadero. Si deseamos conseguir paz exterior en este mundo, todas las
personas deberían tener suficiente comida, y eso es algo que se puede conseguir
fácilmente si renunciamos al consumo de productos animales. La tortura y el martirio
de los animales es inconcebible. Pero, además, la paz no incumbe solo a las
personas y los animales, sino que es necesario extenderla a la Madre Tierra. Un
cambio de alimentación a escala mundial podría ayudar de forma decisiva a prevenir
las catástrofes climáticas. En lugar de declarar la guerra a nuestro propio cuerpo, a
otras personas, a los animales y a la Tierra, podríamos firmar la paz y, además,
realizarlo sin necesidad de dejar de comer.
UN EJEMPLO DESTACADO: BILL CLINTON
Hace relativamente poco, Bill Clinton, expresidente de Estados Unidos, afirmó ante
las cámaras de televisión que renunciaba a comer animales para tener la oportunidad
de ver crecer a sus nietos. El expresidente declaró que se había sumado al grupo de
gente que desde 1986 había notado cómo sus cuerpos comenzaban a sanar sin más
cambios que pasarse a una alimentación basada en el consumo de vegetales y
plantas. A raíz de adoptar una alimentación carente de colesterol, este les había
disminuido, y habían desaparecido los trombos arteriales y los depósitos de calcio
alrededor del corazón en un 82 % de las personas que llevaron a cabo los cambios
nutricionales. De hecho, nuevos estudios señalan que las afecciones
cardiovasculares, como las que padece Bill Clinton, remiten gracias a una dieta
adecuada.
Con la alimentación y otras sencillas medidas, incluso el riesgo de cáncer se
puede minimizar, así como casi todas las llamadas «enfermedades de la
civilización», a la vez que, dicho sea de paso, se podrían empezar a solventar
muchos problemas relacionados con la comida, el clima y la ecología de nuestro
planeta. Se trata de una gran promesa que usted, lo mismo que Bill Clinton, puede
hacer realidad.
MENTE, SOL Y ALIMENTACIÓN
Durante tres décadas me he dedicado intensamente a estudiar el efecto del equilibrio
mental sobre la salud y he escrito libros como La enfermedad como símbolo, una
obra de consulta sobre los síntomas de las enfermedades. Este libro, por sí solo, ha
contribuido a que mucha gente tendiera el puente que une el cuerpo y el espíritu. En
una sociedad basada en el materialismo y con una medicina dedicada exclusivamente
al cuerpo, se aprecian especialmente los influjos materiales y, por el contrario, se
infravaloran los espirituales. Un ejemplo nos puede ayudar a entenderlo: hoy en día,
casi todo el mundo sabe que el tabaco perjudica la salud. De cien carcinomas
bronquiales, el tipo más frecuente de cáncer de pulmón, noventa de ellos se dan en
fumadores. Y nadie se sorprende. Pero, entre cien fumadores habituales, ¿cuántos de
ellos van a sufrir un cáncer de pulmón a lo largo de su vida? ¡Solo dos!, lo cual
parece desconcertante. Y es que ambos resultados pueden presentarse de forma muy
distinta. El 90 % es algo conocido por casi todas las personas, mientras que ese 2 %
permanece escondido en la sombra, pues se trata de algo desconocido que no se
ajusta al concepto del espíritu de la época actual, que subraya mucho lo material y no
contempla lo espiritual.
Hoy sabemos lo siguiente: de cada cien personas que en la segunda mitad de su
vida pierden a su pareja de muchos años, más del 60 % desarrolla un cáncer al cabo
de un año de la pérdida. La conclusión es evidente: las influencias materiales (como
podrían ser los productos condensados que exhalan los cigarrillos) siempre han
existido, pero no son tan importantes como las espirituales. En mis libros dedicados
a la interpretación de los cuadros clínicos se muestran los significados de los
síntomas físicos y psíquicos junto a las funciones de aprendizaje y evolución que se
basan en ellos.
De un modo sorprendente e inesperado para muchos científicos, un estudio
mostró la diferencia entre los factores físicos y de otro tipo en la aparición de ciertas
enfermedades. En Suecia se estudió a los padres biológicos de niños adoptados y se
investigó la influencia de la aparición de eventuales afecciones cancerosas comunes
entre padres e hijos: se estudió la probabilidad de que los niños adoptados
padecieran las enfermedades genéticas transmitidas por sus padres biológicos. ¡Era
inexistente!
Sin embargo, sí existía una conexión entre el cáncer de padres adoptivos y de
niños adoptados con los que genéticamente no tenían ninguna relación. El cáncer en
los padres adoptivos multiplicaba por cinco la probabilidad de que lo padecieran
los niños adoptados.
Al parecer, es mucho más decisivo el entorno en el que vivimos que los genes
que portamos. Y ese entorno viene dado tanto por el punto de vista mental como
social, así como, desde luego, por la influencia de la alimentación y el medio
ambiente. Ya en el año 1981 los investigadores ingleses Doll y Peto, de la
Universidad de Oxford, mostraron que solo del 2 al 3 % de los casos de cáncer
estaban relacionados con la herencia.2
También resulta muy sorprendente lo que hoy por hoy indican las nuevas
orientaciones de la epigenética:3 los genes se pueden conectar y desconectar a fuerza
de experiencias mentales, de las influencias del medio ambiente, de las condiciones
sociales de vida, de la alimentación y del clima, como podría ser la radiación solar.
Por lo tanto, el entorno es mucho más decisivo de lo que pudiéramos creer hace un
tiempo. Si antes los investigadores pensaban que los genes controlaban las células y,
a través de ellas, los tejidos y los órganos, hoy en día debemos aceptar que ocurre
justamente lo contrario: el medio ambiente controla de forma decisiva las células y,
en ellas, los genes.
Los numerosos trabajos sobre la vitamina D (que se ha clasificado como
hormona, lo que hace que la piel sea un órgano endocrino con carácter de glándula)
reflejan, por ejemplo, unos efectos sorprendentes del sol sobre nuestra salud. Está
demostrado que el sol ayuda a que nuestra piel active la vitamina D, puesto que es
capaz de llegar a las células en las que, según sabemos desde hace relativamente
poco, están situados casi todos los receptores especiales de vitamina D. Allí, la
vitamina puede influir (en el sentido de estabilizar) de forma muy precisa en el
ADN, nuestro bagaje hereditario, y evitar de esa forma tanto el cáncer como otras
enfermedades crónicas; incluso se ocupa de que, una vez que se ha declarado el mal,
su evolución sea más benigna. Más adelante ofreceremos información abundante
sobre el sol y la vitamina D (página 36).
Tanto las influencias mentales como las nutricionales, junto con la radiación
solar, pueden tener una enorme influencia en la salud, circunstancia que, hasta la
fecha, nadie podía o quería imaginar. Podría pensarse que la medicina convencional
ha ignorado de forma consciente y durante siglos la mente, el sol y la alimentación,
los tres factores más importantes para la conexión y desconexión de los genes.
Es probable que las sustancias que desencadenan o favorecen el cáncer también
sigan el mismo camino. El conocimiento de que el desencadenante del cáncer son las
modificaciones producidas en el ADN es algo que se sabe desde hace mucho tiempo.
Resulta evidente que nuestro organismo no funciona como la maquinaria de un
reloj, tal y como pensó Descartes, sino que es una verdadera maravilla en cuanto a
su complejidad, en la que los niveles biomecánicos colaboran estrechamente con los
fisiológicos y mentales. Por lo tanto, no existe un único motivo desencadenante de un
cáncer, sino que intervienen otros muchos factores.
LO QUE PODEMOS CONSEGUIR POR MEDIO DE LA ALIMENTACIÓN
Tengo muy presente que el equilibrio psicológico es de gran importancia para la
salud; en mi opinión, ocupa el primer lugar. Por eso, llegados a este punto, me
gustaría hablar de los resultados de diversos estudios realizados por investigadores
como Colin Campbell, autor de The China Study (El estudio de China, ed. Sirio,
2012), obra a la que voy a referirme con frecuencia en este libro; también me
referiré a Caldwell Esselstyn y Dean Ornish y a sus estudios referentes a la
alimentación; así como a Jörg Spitz y William Grant, que complementan la cuestión
de la vitamina D y nos hacen tomar conciencia tanto del aspecto mental como del
físico. El escritor Jonathan Safran Foer, con su libro Comer animales,4 me ayudó
mucho a descorrer una cortina para mostrar al mundo cómo funciona la producción
de alimentos de origen animal. Aun cuando esta visión pueda ser repugnante,
espantosa y angustiosa, no podemos dejarla de lado durante mucho más tiempo.
Estoy francamente agradecido a todos los autores citados por su animosa apuesta.
Como dietista y naturópata, siempre he subrayado a mis pacientes la importancia
de una alimentación saludable. Desde el comienzo de mi actividad médica he
abogado por una alimentación adaptada a la especie, integral y, en el sentido de la
medicina tradicional china, adecuada a cada tipo; desde hace cuarenta años soy un
partidario convencido de la alimentación vegetariana. En la actualidad, se ha
demostrado (sobre todo gracias al trabajo de Colin Campbell) la necesidad de un
completo cambio en el pensamiento científico fundamentado en la enseñanza
nutricional. Ese cambio puede tener efectos espectaculares en el tratamiento de
dolencias tan extendidas como son las afecciones cardiovasculares, el cáncer y,
sobre todo, el amplio espectro de las denominadas enfermedades de la civilización,
como la diabetes de tipo 2. En este libro me gustaría acompañar al lector en un viaje
que le ayude a cambiar su forma de pensar, en principio en beneficio propio, tal y
como hizo Bill Clinton. A mí me fue muy fácil modificar mi alimentación mientras
leía The China Study. Si usted quisiera hacer algo semejante, esta lectura podría ser
un gran regalo, el mayor de todos: el descubrimiento consciente de lo que podría
hacer por este mundo. A mí me parece que, después de los innumerables escándalos
de la carne contaminada detectada en múltiples países, de las orgías tóxicas en la
comida y los consumidores, así como de los virus de gripe porcina y aviar, ha
llegado el momento de cambiar nuestro enfoque conceptual y empezar de nuevo. Este
cambio podría comenzar poco a poco, entre los individuos, para luego extenderse
como un reguero de pólvora, de boca en boca, de corazón a corazón.
Para concluir, conviene tener en cuenta que existen posibilidades con base
científica de dar una orientación razonable a las dietas insensatas, aprovechar el sol
como fuente de energía y, en general, hacerlo todo más fácil, tanto para nosotros
mismos como para los demás. Siento una gran satisfacción al poder tomar la palabra,
y eso a pesar de que en este viaje deberemos enfrentarnos a aspectos realmente
difíciles para los que, quizá, lo mejor sería cerrar los ojos y continuar con nuestra
vida tal y como ha discurrido hasta ahora. Está claro que esto no puede ni debe
seguir así. Al fin y al cabo no solo se trata de nosotros, sino también de los animales
y del medio ambiente.
Naturalmente, esta gran empresa contiene en sí misma una enorme sombra: la de
la mala conciencia que surge entre las personas que comen carne, que continuarán
haciéndolo igual que antes y que aceptarán conscientemente toda esta miseria. Pero
mi gran esperanza se basa en que usted sea capaz de tomar el camino adecuado y,
además, que consiga hacerlo a tiempo.
CON PEQUEÑOS PASOS SE CONSIGUEN GRANDES COSAS
Este libro puede y quiere ser la base de la creación de un lobby de la salud, y la
semilla para continuar ampliando el terreno de la salud contagiosa. Se van a mostrar
caminos sencillos, propicios y saludables con el fin de conseguir una vida larga y
gozosa, y para eso se utilizarán los resultados de las investigaciones más modernas.
Como se verá, sobre todo deberemos desechar muchas costumbres, lo que, por otro
lado, nos ayudará a ahorrar; en cambio, habrá que servirse de otros hábitos, por
ejemplo tomar el sol de forma controlada y sensata, y utilizar nuestros conocimientos
sobre las hormonas, los neurotransmisores y componentes de la alimentación tan
importantes como los antioxidantes. De hecho, este libro es un ataque contra los
prejuicios y las excusas, y nos puede servir para reducir considerablemente las
excepciones con las que nos solemos autoengañar.
Es bastante complicado renunciar a lo que apreciamos, pues las costumbres son
como amplias autopistas por las que se circula con gran comodidad. En cambio, los
nuevos conceptos necesitan tiempo hasta obtener suficientes seguidores y crecer por
sí mismos. Las oportunidades que tenemos para ser pioneros en un nuevo ámbito de
la salud y, de entrada, salvarnos a nosotros mismos, dependen del entendimiento y de
un cambio apoyado por estudios científicos. Pero no se trata solo de cambiar para
nuestra propia satisfacción, sino porque nuestros hábitos alimenticios tienen
dramáticos efectos en muchos niveles. El físico Stephen Hawking lo dijo con toda
sencillez: «Todas las fuerzas son transmitidas por campos». 5 Y esto debería ser
válido más allá de la física cuántica. A medio y largo plazo se trata realmente de la
supervivencia del colectivo humano y, en último término, del planeta Tierra.
En realidad, esta ambiciosa empresa es más sencilla de conseguir que el
establecimiento de una amplia psicosomática holística que incluya dimensiones
espirituales, tal y como tuve la posibilidad de comprobar con la interpretación de los
cuadros clínicos en otro libro. Actualmente, ya existen masivos respaldos
científicos, aunque, al contrario de lo que ocurría en tiempos pasados, también se
cuenta con un amplio espectro de consorcios industriales (desde el farmacéutico
hasta el de la cosmética, pasando por la industria alimentaria). Aun cuando mi
concepto de medicina psicosomática choca con la industria farmacéutica, no
pretendo realizar un ataque directo contra esta. Las nuevas enseñanzas sobre
nutrición conducen a un enfrentamiento con los productos de la poderosa industria de
la carne y la leche.
Las increíbles oportunidades que veo en este campo se refieren a las grandes
plagas que azotan a los seres humanos, víctimas de enfermedades cada vez más
frecuentes y severas, que los afectan tanto física como mentalmente. Eso hace que la
denominación «psicosomatismo» resulte muy adecuada. Por ahora nos vamos a
referir a los estudios científicos relativos a las principales enfermedades, y me
gustaría presentarlos de forma sencilla para que resulten fáciles de comprender.

Podrá encontrar las indicaciones más importantes al final del capítulo a modo de
resumen resaltado visualmente. Así le bastará un simple y rápido vistazo para ver la
información sobre los resultados de estudios relativos a la alimentación. Además, en
la tercera parte del libro podrá consultar una práctica guía sobre la alimentación
vegana con la información fundamental.
PRIMERA PARTE

ENFERMAR DEBIDO AL CONSUMO


DE CARNE Y PRODUCTOS LÁCTEOS
El pionero: The China Study

Todos los aspectos relacionados con la mente, así como los efectos de la
alimentación y la fuerza sanadora del sol, han sido desatendidos durante mucho
tiempo mientras nos poníamos en manos de la industria alimentaria. A pesar de los
perjuicios causados por esta última, se han acabado imponiendo los intereses
comerciales. Pero en la actualidad contamos con estudios modernos, llevados a cabo
durante mucho tiempo y con gran número de participantes, como The China Study,
del profesor T. Colin Campbell y su hijo Thomas M. Campbell, que nos permiten
conocer unas estimaciones totalmente distintas en cuanto a los riesgos clínicos que
puede causar la alimentación.6 Este trabajo, que vio la luz en 2004, ha contribuido a
cambiar mucho las cosas. Aunque el núcleo de los estudios se centra en la China
rural, las conclusiones traspasan las fronteras chinas: sin dejarse intimidar por la
enorme cantidad de datos, cifras y resultados, nos dan una visión general de la
influencia que tiene la alimentación en la incidencia de ciertas enfermedades. Uno de
los aspectos más destacados del estudio es no solo haber abarcado una enorme
extensión del territorio chino, con una gran cantidad de participantes, sino que
también permite evaluar una gran diversidad de aspectos relacionados con la
alimentación. Mientras que los estudios occidentales se basan, como es lógico, en
participantes occidentales, que consumen bastante o mucha carne, The China Study
también trabajó con personas escasamente carnívoras y, por tanto, sustentadas por
una alimentación abundante en vegetales.
Los resultados de los estudios occidentales relacionados con la dieta
vegetariana han dejado muy claros sus beneficios para la salud. Hace ya muchos
años que el Centro Alemán de Investigación Oncológica de Heidelberg concluyó que
las personas vegetarianas tenían menor tendencia a las afecciones cancerosas, y eso
que muchas ingerían proteína animal en forma de productos lácteos.
La posición de los Campbell es la siguiente: «Lo que hace tan convincente el
efecto de la alimentación sobre la salud es el volumen de pruebas científicas. […]
No podemos afirmar que todo se refiera a la casualidad, datos inservibles,
investigación parcial, estadísticas mal interpretadas o números falseados. Los
hechos son sencillamente contundentes».7
Esta nueva colección de estudios ha conseguido modificar el concepto mundial
de la nutrición, y lo ha hecho de una forma científica muy convincente. Por supuesto,
siempre ha habido gurús de la alimentación, como Bircher-Benner, Kollath,
Waerland o Broker, que recomendaban una alimentación basada casi exclusivamente
en los vegetales, pero no contaban con el apoyo de investigaciones científicas del
tipo The China Study.
Como no podía ser de otra manera, el estudio ha sufrido críticas de
determinados grupos cuyas objeciones se basan en la gran cantidad de participantes,
lo que supone un disparate. Campbell siempre ha reaccionado de forma muy
científica y ha podido demostrar que todas las críticas carecen de base científica y
que, en muchas ocasiones, han sido provocadas por intereses evidentes.
¿CÓMO HACER CAMBIOS EN LA ALIMENTACIÓN?
A pesar de que existe un gran número de pruebas sustentadas por la ciencia, la
pregunta es la siguiente: ¿Podemos cambiar tan rápidamente de hábitos como lo hizo
Bill Clinton? Este hombre, después de dos operaciones de corazón, tenía a su favor
la ventaja de carecer de alternativas y de contar, además, con la motivación que le
suponía su hija Chelsea. Tuvo que abandonar todos los «clásicos» de la alimentación
norteamericana, aunque el expresidente era, como se sabe, un reconocido fan de las
hamburguesas. Según sus propias declaraciones, confiaba en los nuevos estudios y
en las personas que los realizaban; esos son los resultados que voy a mostrar a
continuación. Al parecer, Clinton se sintió más fortalecido por sus malas
experiencias que por las recomendaciones de los autodenominados «expertos» que,
según se puede comprobar cada vez más en el ámbito de la medicina, pertenecen a
menudo a grupos de interés (como el de la industria alimentaria) y, por tanto, tienen
sobrados motivos para mantenerse en posiciones seguras que les reporten ganancias.
Uno de los fracasos más tristes de nuestro sistema sanitario es que los médicos se
benefician de la enfermedad en lugar de hacerlo de la salud.
Pero merecer la salud no es tan sencillo como pudiera parecer, lo que supone un
reto para médicos y terapeutas. La salud, por desgracia para nosotros, tiene poco de
«grupo de presión», y eso es algo que puede ir cada vez a más porque en la
actualidad aumentan los casos de muertes por afecciones cardiovasculares, cáncer,
diabetes o demencia, y esas personas mueren «la mayoría de las veces en hospitales
o asilos, en lugar de hacerlo en sus propias camas como fruto de la decrepitud».8

Resumen:
Gracias a The China Study contamos con una gran cantidad de resultados de
investigaciones sobre la influencia de la alimentación en las principales
enfermedades de nuestro tiempo.
Enfermedades cardiovasculares a causa de la proteína animal

Las enfermedades cardiovasculares se han convertido en los últimos años en una de


las causas más frecuentes de muerte en los países occidentales, aun cuando en
muchas ocasiones esto se percibe muy subjetivamente. El miedo de las mujeres
modernas al cáncer de mama, por ejemplo, es seguramente muy superior al que
sienten frente a las afecciones cardíacas, y eso a pesar de que el riesgo de morir por
problemas de corazón es ocho veces superior al de hacerlo por cáncer de mama.
Esta percepción se debe en gran medida a que en la cuestión del cáncer se han
forzado enormemente los denominados reconocimientos preventivos, que en realidad
son solo una serie de medidas de diagnóstico precoz, mientras que los infartos se han
dejado de lado, sobre todo en las mujeres. La realidad es que se trata de un tema que
apenas tiene importancia para la opinión pública. Tras los problemas
cardiovasculares, el cáncer ocupa el segundo puesto de causas de muerte, mientras
que en tercer lugar están los fallecimientos provocados por errores médicos.
CORRELACIONES EVIDENTES DESESTIMADAS POR LA CIENCIA
Los problemas cardíacos constituyen una amenaza real, independientemente del sexo
o la raza de la persona. Las enfermedades del corazón se desarrollan a lo largo de
toda la vida, como sabemos desde hace mucho tiempo. Casi un 80 % de los jóvenes
soldados norteamericanos caídos en la guerra de Corea padecían arteriosclerosis, lo
que permite aventurar que en breve se les podría haber presentado alguna afección
cardíaca.
Las investigaciones más recientes muestran lo peligrosos que son los depósitos
arterioscleróticos que, aunque no sean demasiado grandes, hacen que los vasos
coronarios se estrechen y se reduzcan hasta la mitad de su tamaño. Sin embargo, la
historia que comento a continuación deja patente lo lentos y costosos que re-sultan
los conocimientos científicos cuando no se corresponden con intereses económicos:
en 1946, un médico californiano llama-do Lester Morrison constató que una
reducción moderada del consumo de grasa y carne de animales podía elevar
considerablemente las cuotas de supervivencia de los pacientes afectados por
infartos cardíacos. En 1948 comenzó el «Estudio Framingham» en una pequeña
ciudad en los alrededores de Boston, Massachussets. Hoy en día, ya en su cuarta
generación, mantiene su validez con más de 15.000 participantes y más de 1.000
publicaciones científicas a las que debemos buena parte de nuestros conocimientos
acerca de enfermedades cardiovasculares. Gracias al estudio sabemos mucho sobre
los factores de riesgo, como pueden ser un elevado nivel de colesterol y una tensión
sanguínea alta, el tabaquismo, el sobrepeso y la falta de ejercicio físico. Por aquel
entonces casi no se tenía en cuenta la alimentación. Unos diez años después, en 1956,
los investigadores Lyon, Yankley y Gofman comprobaron que los pacientes con
avanzados problemas de corazón mostraban unos índices de mortalidad cuatro veces
más bajos si se sometían a una dieta pobre en grasas y colesterol. Estos estudios
hicieron que ambos, el colesterol y la grasa, cayeran bajo sospecha y se comenzara a
hablar de ellos. Hoy en día sabemos que son la expresión de una dieta basada
predominantemente en proteína animal. El organismo intenta impermeabilizar las
microfisuras vasculares, provocadas por el estrés y la hipertensión, y reforzadas por
la carencia de vitamina C, con ayuda de proteína y colesterol. A eso hay que añadir,
además, la cal, por lo que el fenómeno ha recibido el nombre de calcificaciones
arteriales.
Si comparamos los índices de mortalidad de las enfermedades cardíacas
coronarias en diversos países, descubriremos que se elevan más cuanto mayor es la
cantidad de productos animales que aparecen en su alimentación. La lista está
encabezada por los estadounidenses, con más de 700 muertes por cada 100.000
habitantes; en Alemania se cuentan menos de la mitad, unos 300; Austria y Suiza se
encuentran justo debajo; Japón, con un consumo bastante reducido de carne, arroja un
total de 100 casos; en Papúa-Nueva Guinea la cantidad es muchísimo más baja,
como atestiguan diversos estudios. Los habitantes las tierras altas de Papúa
consumen muy pocas cantidades de proteína animal y grasas, y en contraposición
ingieren buah merah, un aceite extraído de un tipo de pandanáceas (Pandanus
conoideus) que en toda Indonesia es considerado como «remedio milagroso»,
incluso para tratar enfermedades hepáticas o cancerosas. Hace ya algunos años,
durante un viaje a Bali, este producto me llamó mucho la atención por su coloración
extremadamente roja: me decidí a probarlo y desde entonces lo he recomendado con
buenos resultados a diversos pacientes. El problema es que la Unión Europea está
cerrada a todos los remedios que procedan de «fuera de Europa», lo que obliga a
conseguirlos por vías indirectas.9
PIONEROS VALIENTES
En la ciudad estadounidense de Cleveland, Ohio, un animoso médico e investigador
dio un gran paso adelante. El doctor Caldwell B. Esselstyn, tras once años de
actividad quirúrgica, afirmó que había perdido toda la ilusión en lo relativo a los
modernos tratamientos de las afecciones cardiovasculares y del cáncer. Pensaba que
muchas personas no padecen realmente enfermedades cardiovasculares, sino
afecciones claramente relacionadas con el tipo de alimentación.
En un estudio propio, iniciado en 1985, utilizó dietas pobres en grasas y ricas en
vegetales y alimentos integrales: sus resultados fueron espectaculares (solo se
utilizaron fármacos químicos para provocar un mínimo descenso del colesterol). Los
pacientes tuvieron que renunciar a la ingesta de carne, pescado, aceites y productos
lácteos, exceptuando la leche desnatada y los yogures bajos en grasa. Al cabo de
cinco años prescindió por completo de los últimos productos lácteos. La motivación
de sus 18 pacientes estaba seguramente más respaldada por el miedo que por la
esperanza, pues en los ocho años anteriores al estudio ya habían padecido severos
problemas cardíacos, como infartos, angina de pecho e incluso algún ataque de
apoplejía, y habían sido sometidos a operaciones quirúrgicas. Al comenzar el
estudio, el nivel medio de colesterol estaba situado en 246 mg/dl, y durante la
investigación bajó hasta los 132 mg/dl, muy por debajo de las directrices de la
medicina convencional, que lo sitúan en 150 o incluso 200 mg/dl.
Pero lo más decisivo fue que durante los once años de control, un solo paciente,
que se apartó de la dieta durante dos años, volvió a padecer una angina de pecho (en
los ocho años anteriores había tenido un total de 49 problemas cardíacos). Ese
paciente tornó a la dieta e inmediatamente después fue perdiendo de vista todas sus
afecciones cardiovasculares.
Esselstyn pudo demostrar que las enfermedades no solo se pueden detener a
edades avanzadas, sino que pueden llegar a remitir en el 70 % de los casos si se
practica una alimentación vegana. Los pacientes que aceptaron ser sometidos a una
angiografía (es decir, una representación en rayos X de sus vasos sanguíneos)
pudieron comprobar en unas impresionantes imágenes que sus vasos obstruidos
habían vuelto a despejarse.
Durante los dos primeros años, cinco de los pacientes se retiraron del grupo, que
originalmente estaba compuesto por 23 personas, y regresaron a su alimentación
normal de tipo norteamericano. Hasta el año 1995 estas cinco personas sufrieron un
total de diez problemas cardíacos graves; en cambio no hubo ningún contratiempo
entre los que se mantuvieron fieles al grupo y siguieron de forma perseverante todas
las pautas fijadas por Esselstyn.10 El resultado del estudio fue un rotundo éxito en la
historia de la medicina occidental en su combate contra las enfermedades cardíacas.
El doctor Esselstyn merece todo nuestro reconocimiento y gratitud, pues sus
investigaciones, además de pioneras en su campo, han conseguido salvar más vidas
humanas que otras realizadas por científicos que han logrado avances mínimos pero,
en cambio, han sido exageradamente publicitados. Así, el reconocimiento real que
Esselstyn debería haber obtenido casi no se vio, porque su investigación no provenía
del círculo admitido por la comunidad científica. La última persona que obtuvo un
premio Nobel en la rama científica sin que sus publicaciones se hubieran generado
en el seno de una universidad fue Albert Einstein.
Otro pionero fue el doctor Dean Ornish, quien, en 1990, realizó un estudio con
28 pacientes a los que les hizo cambiar de estilo de vida al mismo tiempo que
trataba a otros 20 pacientes con un programa típico de medicina convencional. Los
28 primeros fueron alimentados con una dieta vegetariana en la que tan solo el 10 %
de las calorías procedía de grasas. Podían comer tanto como desearan siempre que
se tratara de fruta, verdura y cereales. Los productos animales estaban prohibidos,
con la excepción de una clara de huevo y una taza de leche desnatada al día.
Además, estaban obligados a hacer ejercicio físico tres horas a la semana y a
practicar durante una hora diaria distintos métodos de control del estrés. Igualmente,
asistían a charlas dos veces por semana.
En el primer año del estudio, la vitalidad de los pacientes aumentó
significativamente al tiempo que disminuían las dolencias cardíacas. Los niveles de
colesterol pasaron de 227 a 172 mg/dl y el colesterol LDL, supuestamente
«peligroso», de 152 a 95 mg/dl. Las condiciones cardíacas eran más favorables
cuanto más estricto era el paciente en el respeto de las recomendaciones. El 82 %
experimentó una mejoría considerable en sus problemas vasculares, y solo en el
transcurso de un año.
En los 20 pacientes del grupo de control, sometidos a una terapia normal en la
medicina convencional, se observó, como se preveía, que se agravaban los dolores
en el pecho, así como la frecuencia y la gravedad de los ataques. Expresado en
cifras: mientras que el grupo de estudio experimentó un retroceso en la frecuencia de
sus dolencias de un 91 %, en el grupo de control aumentó hasta el 165 %. En lugar
de disminuir, en el grupo de control se mantuvieron los bloqueos arteriales. La
comisión ética que tenía a su cargo la supervisión del estudio debería, en aras de la
justicia, haber prohibido el tratamiento convencional, lo mismo que se tendría que
hacer con el que siguen millones de personas en todo el mundo. Por desgracia, esas
comisiones de ética solo tienen, hasta la fecha, el objetivo de apoyar el statu quo de
la medicina convencional y no el de los pacientes.
ÉXITO GRACIAS A UN PROGRAMA DE ESTILO DE VIDA
Mientras tanto, el problema en Estados Unidos ha llegado al extremo de que ya a
partir del año 1993 se empezaron a seleccionar enfermos del corazón para tomar
parte en seminarios de estilo de vida. A pesar de eso, en 1998 solo los habían
seguido 200 pacientes. Pero eso sí, el 65 % de ellos, que parecían destinados a
tratamientos con métodos quirúrgicos, se sintió libre de dolores al cabo de un año y
así se mantuvo en los tres años posteriores al estudio. El éxito fue tan rotundo que en
1998 al menos 40 aseguradoras se mostraron dispuestas a asumir los costes de los
seminarios. Estos costes eran muy bajos por comparación, pues Ornish pudo
demostrar que por cada paciente que practicara uno de esos programas de estilo de
vida se podrían ahorrar unos 30.000 dólares. De todas formas, hay que matizar que
los pacientes de Ornish siguieron consumiendo productos animales, y sus niveles de
colesterol, alrededor de 170 mg/dl, aún eran elevados si se comparaban con los que
se pueden conseguir con una dieta basada totalmente en los vegetales.11
Colin Campbell escribió en The China Study: «Ahora sabemos con certeza
cómo podemos descartar casi por completo las enfermedades cardíacas… Si
ingerimos los alimentos adecuados podremos mantener sano nuestro corazón». Los
resultados de este estudio en China se obtuvieron tras examinar grandes grupos de
población, por lo que se deben considerar significativos o incluso muy significativos
desde el punto de vista científico. «Significativo» quiere decir que la probabilidad
de que se trate de algo casual es menor del 5 % y el término estadístico «muy
significativo» se refiere a que tal probabilidad está por debajo del 1 %.
Exactamente igual que Esselstyn, Ornish y también el doctor William Castelli,
director durante muchos años del ya comentado «Estudio Framingham», Colin
Campbell recomendaba la alimentación vegetariana, una dieta basada en productos
en cuyo cultivo no se hubieran utilizado abonos artificiales o medios auxiliares
químicos como los herbicidas o plaguicidas, una dieta cuyo con-sumo era calificado
como alimentación bio o ecológica. Los estudios de Campbell advertían también que
incluso las más pequeñas cantidades de productos lácteos pueden resultar nocivas y
es pre ciso evitar su consumo.
Un estudio que comparaba a 20 países12 pudo constatar un espectacular
incremento de las enfermedades cardíacas en los territorios de mayor consumo de
proteína animal. También se hicieron estudios con animales (Campbell también los
menciona en The China Study) que demostraron que en una alimentación con esas
proteínas se elevaban rápidamente los niveles de colesterol de los propios animales,
mientras que si su alimentación se basaba en proteína vegetal como, por ejemplo, la
procedente de la soja, se obtenía el efecto contrario y se rebajaba el colesterol en
sangre. Estudios similares realizados con personas mostraron resultados parecidos.
El consumo de proteína vegetal hace descender con mayor efectividad el nivel de
colesterol que si se mantiene una dieta en la que solo se tiende a evitar grasas y
colesterol en la alimentación (se puede consultar con más extensión el tema del
colesterol a partir de la página 41).
Este es un caso, no muy frecuente, en el que las investigaciones con los animales
coinciden con los resultados obtenidos con seres humanos. Yo, personalmente, tengo
mis dudas respecto a estos estudios, porque se trata de eludir que los animales sufren
por ello o que no reaccionan como las personas. Pero, puesto que The China Study
estaba dirigido por Colin Campbell, médico responsable y reconocido protector de
los animales, he asumido en algunos casos la plausibilidad de sus resultados.
VITAMINA D PARA UN CORAZÓN SALUDABLE
Investigaciones recientes concluyen que nuestro corazón también necesita el sol en
forma de radiaciones sobre la piel. Así, un estudio publicado en 2007 afirmaba que
el riesgo de padecer hipertensión en las personas con un nivel de vitamina D por
debajo de 15 ng/ml, en comparación con las personas del estudio que tenían por
encima de 30 ng/ml, era seis veces superior en el caso de los hombres y 2,6 veces en
las mujeres.13 Naturalmente también podemos ingerir esta vitamina D, pues está muy
presente, por ejemplo, en los platos de setas (ver página 143).
Pero no toda la vitamina D es igual. Existe una forma activa de la vitamina D
que se ha demostrado efectiva en la prevención, no solo del cáncer, sino también de
la osteoporosis y las enfermedades autoinmunes. Esta forma activa, que también
recibe el nombre de vitamina D-1,25 o calcitriol, funciona como si fuera una
hormona, tal y como describen el profesor Jörg Spitz y el doctor William Grant, 14
especialistas en vitamina D. El sol adquiere así una importancia que hasta la fecha
estaba totalmente subvalorada (véase la página 272 el tema de los baños de sol).
En todo caso, vuelve a ser la alimentación la que determina cuántas y qué
funciones orgánicas tienen lugar a causa de la forma activa de la vitamina D. La
proteína animal tiene la característica de bloquear el calcitriol a base de
hiperacidificar el organismo. Además, inhibe la activación de enzimas decisivas en
los riñones. Por otra parte, el exceso de ácido generado por tales proteínas, y
también por los dulces, acarrea otros inconvenientes de sobra conocidos. Por ello,
resulta muy beneficioso un cambio a la alimentación vegana, así como la
correspondiente reducción del estrés. Por medio de los polvos que se recetan con
mucha frecuencia para la alteración gástrica, se neutralizan particularmente los
ácidos gástricos, circunstancia no del todo recomendable. El énfasis vegano sobre la
fruta y la verdura es, desde el punto de vista de la nutrición, la mejor respuesta a la
hiperacidificación general.
El calcitriol, además, puede quedar bloqueado por un consumo regular de
grandes cantidades de calcio, y también disminuye por una ingesta continuada de
leche (o productos derivados).
Hoy en día existen estudios muy convincentes que subrayan de manera muy
directa lo importante que es para nuestra salud un elevado nivel de vitamina D y, en
consecuencia, de la suficiente radiación solar. El sol beneficia mucho a nuestra piel
y a nuestro corazón, y eso es algo que tiene muy claro todo el mundo. Se suponía que
se trataba exclusivamente de una forma de hablar, pero desde hace mucho tiempo ha
quedado confirmado que esta afirmación es tan buena como convincente desde el
punto de vista científico. El sol es el astro central alrededor del que gira nuestro
sistema solar, lo mismo que el cuerpo gira alrededor del corazón. De hecho, la
radiación solar es beneficiosa para todos nuestros órganos, pues en la mayoría de
ellos se encuentran receptores de vitamina D.
LA SIESTA: RELAJACIÓN PARA EL CORAZÓN
Es evidente que dormir bastante resulta muy saludable para nuestro espíritu;
corresponde con el punto negro sobre campo blanco en los signos del tai chi. Incluso
una siesta corta después de comer puede aportarnos imágenes oníricas y sumergirnos
en un campo psíquico especial. Las investigaciones sobre el sueño afirman desde
hace mucho tiempo lo importante que son las noches para nuestra salud mental.
Un estudio realizado sobre un colectivo de trabajadores que de forma regular se
tomaban a mediodía una pausa en el trabajo y la acompañaban de una pequeña siesta
concluyó que para esas personas el riesgo de morir a causa de enfermedades
cardiovasculares se reducía en un 64 %. En la Universidad de Atenas se realizó una
investigación similar con 23.681 personas de ambos sexos. Aunque solo hicieran
tres siestas a la semana, el riesgo disminuía hasta un 37 %. El efecto era más
señalado en las personas en activo que en las jubiladas, y en general en los hombres
más que en las mujeres. Pero se habla de que las personas que más rechazan estas
pausas para dormir son las que más las necesitarían, por ejemplo esas personas con
mucho estrés profesional que están en la senda del burn out («quemarse
trabajando»).
CORAZÓN Y (SU) MENTE
Es posible que el gran beneficio que la alimentación vegana reporta a nuestro
corazón se deba a que no agobia a la mente haciéndole soportar el efecto
inconsciente de los agravios e injusticias que se cometen hoy en día con la cría de
animales. Como ocurre en tantas ocasiones, la ignorancia aquí tampoco protege del
castigo.
Con una alimentación vegetariana consecuente dejamos de ser cómplices de los
mataderos, no tomamos parte en las torturas cometidas con los animales ni
participamos en la crueldad de su transporte. Nos liberamos de los abusos que se
cometen con tantas vacas y gallinas que, degradadas a máquinas de producir leche y
huevos, vegetan en fábricas o criaderos de animales donde no ha intervenido ninguna
compasión ni se ha pensado en la dignidad de esos seres. Este tema va a ser objeto
de un amplio tratamiento a lo largo del libro.
Con la alimentación vegana, además de beneficiar a nuestro corazón, apoyamos
de forma directa la conservación de los seres creados, de la Creación. Y el hecho de
que vegetarianos, protectores y amigos de los animales, agricultores ecológicos y
defensores del medio ambiente disfruten, desde hace tiempo, de posiciones de
responsabilidad y preeminentes, y sean respetados en el ámbito científico, deja
patente que son capaces de aportar increíbles ventajas en cuanto a la salud. Eso es
algo que alimenta mis esperanzas y me indica que todos podríamos ir montados,
como colectivo, en el mismo carro. En la vida personal se trata de regresar a un
sendero orientado hacia la salud, y en un sentido más global expresaría un respeto
por la Tierra, al salvar a todos los seres vivos que se encuentran en ella. Podemos
acercarnos al lema de san Francisco de Asís, que desde su corazón puro dijo:
«Señor, hazme instrumento de tu paz».
EL CORAZÓN COMO FUENTE DE ENERGÍA VITAL
Ya presenté las modificaciones en el estilo de vida necesarias para los enfermos del
corazón en mi libro Herz(ens) probleme (Proble-mas de corazón). Uno de los
cambios importantes consiste en percibir el sol en el corazón. Con este contacto
solar transmitiremos alegría a otras personas y eso supondrá un beneficio para el
mundo. En ese libro también se hace referencia a los problemas psicológicos
básicos, para ayudar a muchas personas a analizar los verdaderos sentimientos y
deseos que subyacen en los síntomas físicos.
De una manera simbólica, el corazón es el asiento del alma y la fuente de nuestra
energía vital. Como centro energético también es el origen de nuestros sentimientos y
nuestros miedos. Esto queda muy claro cuando algo nos agobia u oprime. Según la
Biblia no deberíamos hacer de él una cueva de asesinos, sino desahogarse en él. Es
nuestro órgano sensorial más importante y hay que «sentir con el corazón»,
obedecerle y seguir sus inclinaciones.
La misión del corazón es la práctica del amor y la unidad. Quien preste atención
a los asuntos de su corazón, lo abra y lo entregue, quien lo tome en consideración
como asunto central de su vida, quien acepte para su corazón lo que a su corazón
conmueve, quien mantenga su energía vital en forma de río de sangre, dispondrá de
un corazón sano que latirá durante mucho tiempo, tal y como se merece su poseedor.
Por lo tanto, cuando permitimos que el sol penetre en nuestro corazón, abrimos y
ampliamos una vida cordial, en su sentido figurado; si no lo permitimos, todas
nuestras misiones se quedarán exclusivamente en el plano físico y sufriremos
insuficiencia en el corazón. Nuestro corazón puede permanecer muy sano hasta una
edad muy avanzada si dispone de una actitud y una alimentación adecuadas.
Necesitamos que no se quiebre a causa de un infarto ni quede estrangulado por una
angina de pecho, por lo que siempre debemos saber adaptarnos a tiempo a sus
intereses, y vivir nuestros asuntos de corazón. Si encontramos nuestro ritmo vital, él
nos apoyará con el suyo durante toda la vida.

Resumen:
La carga científica de las pruebas contrarias a los productos animales y su relación
con las afecciones cardiovasculares es realmente impresionante. Con la alimentación
vegana, tanto la presión arterial como los problemas cardiovasculares mejoran por
sí solos y en ocasiones se pueden llegar a curar aunque estén avanzados. No habría
por qué llegar tan lejos, pues la alimentación adecuada sirve de freno, desde el
primer momento, a esos trastornos y favorece una vida placentera. En el plano
mental se debe afirmar que es necesario dar espacio a los asuntos del corazón y
seguirlos.
Los baños de sol regulares y las siestas reducen el riesgo de padecer enfermedades
cardíacas. Lo más decisivo es establecer una comunidad de los factores implicados,
desde la alimentación vegetariana hasta la toma en consideración de la mente.
El colesterol: un problema fundamental

En el pasado, he afirmado en muchas ocasiones que la reducción del nivel de


colesterol a fuerza de fármacos es un paso equivocado. Está claro que el aumento del
colesterol es una mala señal. Pero luchar contra los síntomas (el colesterol no es otra
cosa que un biomarcador) no tiene ningún sentido. Prohibir las ambulancias para
urgencias porque su empleo refleja un mal síntoma sería una estupidez. En vez de
tragar los peligrosos reductores de grasa que ofrece la industria farmacéutica, lo
mejor sería modificar el estilo de vida, y, en esto, un factor decisivo es la
alimentación. ¿Cuántas personas deben sufrir grandes perjuicios y cuántas deben
morir hasta que se retiren del mercado los reductores del colesterol como el
Clofibrat y el Lipobay? No solo son peligrosos, sino que además nos adentran en una
senda equivocada. Se nos sugiere que solo podremos seguir viviendo como antes a
fuerza de tomar las sustancias químicas adecuadas.
La vida media de los conocimientos farmacológicos de la medicina
convencional es realmente muy baja. Lo que hoy en día ingerimos puede estar
mañana prohibido. Si yo prescribiera actualmente lo que se daba por bueno en mi
examen de farmacología de hace treinta años, seguro que cometería un delito.
Los actuales reductores del colesterol no solo son provechosos para la industria
farmacéutica y su accionariado, sino que también se limitan a «mejorar» los valores
en el sentido de una cosmética del sistema que solo tranquiliza a los poco
informados; y esto es realmente peligroso porque se está perdiendo un tiempo
decisivo para dar los pasos importantes.
El dicho inglés An apple a day keeps the doctor away (algo así como: «Una
manzana al día nos mantiene alejados del médico») señala la dirección adecuada,
solo que no basta con una manzana, sino que sería necesario realizar un cambio
drástico hacia una alimentación vegetal completa y de esa forma podríamos
olvidarnos totalmente de las pantomimas que rodean al colesterol. Los médicos la
rehúyen, al igual que otras medidas impopulares en la medicina convencional, como
son la meditación y el ayuno. Los médicos no son capaces de apreciarlo, en absoluto,
ya que les va muy bien tal como están las cosas.

Valores recomendados de colesterol y grasa


Por desgracia, estamos muy mal informados respecto al colesterol y a la grasa como
alimento. Las grandes organizaciones médicas recomiendan mantener los valores de
colesterol por debajo de los 200 mg/dl. Pero el 35 % de los infartos afectan a
personas con niveles de 150 a 200 mg/dl. De acuerdo con The China Study, se
considera que se está relativamente seguro con unos niveles por debajo de los 150
mg/dl. Por tanto, los valores que se publicitan por todas partes, y que normalmente
se consiguen con ayuda de fármacos reductores del colesterol, resultan ser un paso
decisivo hacia un ataque al corazón.
La buena noticia: una alimentación vegana reduce los valores muy por debajo de los
200 mg/dl. Tal y como mostraron los estudios realizados en China, basados en las
observaciones de enormes cantidades de participantes, fueron muy raros los casos de
personas que, con niveles por debajo de 100, cursaron algún episodio de cáncer. Eso
indica lo elevados que son los valores que se consideran tolerables en nuestras
latitudes, con el consiguiente riesgo de afecciones cardiovasculares, cáncer o
cualquier otra enfermedad «de la civilización».
Algo parecido a lo que sucede con el colesterol se puede aceptar para la grasa de la
comida. Mientras que por todas partes los valores recomendados de grasa se sitúan
entre el 25 y el 30 %, o incluso más allá, en The China Study solo se admite hasta el
10 %. Está claro que tales valores ideales se consiguen exclusivamente con una
alimentación de base vegetal.

El colesterol es un componente muy importante para nuestros nervios, para las


hormonas sexuales, la digestión de las grasas, etcétera. Pero resulta que no
necesitamos ingerirlo porque el cuerpo lo genera en cantidad suficiente y, por otro
lado, resulta dañino tomarlo en exceso, por ejemplo a través de productos animales;
pero hacer bajar su nivel a fuerza de química es aún más nocivo.
The China Study puso de manifiesto que un nivel alto de colesterol es un mal
síntoma. Esta sustancia era conocida como indicador de problemas cardíacos, pero
ahora no solo debe alertarnos acerca de un estilo de vida peligroso, sino también de
la práctica de una alimentación incorrecta que incrementa drásticamente el riesgo de
cáncer. Y no solo se trata del cáncer, sino de las denominadas enfermedades de la
civilización, de las que se harán frecuentes referencias a lo largo de este libro.
Cuando Campbell dice «No es saludable ingerir alimentos cuyo contenido de
colesterol sea superior a 0 mg», la frase puede sonar provocativa, pero no le coloca
al mismo nivel de partidarios de rebajar el colesterol a fuerza de productos
químicos. El colesterol se puede reducir de una manera natural con una alimentación
adecuada, así como con la correspondiente actitud vital o un cambio en ella.

Resumen:
La carne, el pescado, la leche, los huevos y la grasa hacen que el colesterol aumente
y que se incremente en consecuencia el peligro de sufrir las denominadas
enfermedades de la civilización. El consumo de proteína vegetal es el medio más
efectivo para reducir eficientemente el nivel del colesterol. La alimentación vegetal
es el camino más saludable hacia una reducción natural del colesterol y un
mantenimiento de su nivel, para así disfrutar de una vida mejor y más dilatada.
Los productos lácteos favorecen (no solo) el cáncer

No se habla del papel que desempeñan los productos lácteos en el desarrollo de un


cáncer, ni se menciona en absoluto nada relativo al consumo de carne. Si en las
cajetillas de tabaco se advierte con imágenes de la posibilidad de sufrir un cáncer, y
eso a pesar de que solo dos de cada cien fumadores desarrollan un carcinoma
bronquial, los envases de leche y productos cárnicos deberían advertir de forma
similar de los problemas que acarrea su consumo; por ejemplo: «El consumo de
carne produce cáncer e infartos», o «Este postre contiene leche, puede provocar
cáncer y matar». Lo que muchos profesionales sospechaban ya ha quedado
demostrado con estudios científicos. A continuación se va a comentar el asunto de
forma detallada. ¿Qué hace que los productos lácteos se conviertan en
desencadenantes del cáncer?
El problema es debido a que en el organismo son muchos los procesos que,
estando relacionados entre sí de forma muy estrecha, tendemos a ver por separado,
de forma individual. La naturaleza acostumbra a trabajar con sistemas
interconectados que se afectan e influyen mutuamente. En esta estructura general de
múltiples retroacciones, no resulta sencillo afirmar que esto va bien y esto otro mal,
sino que todo tiene su lugar y su sentido, y una mínima modificación de las
circunstancias puede resultar peligrosa.
DEMASIADO DE LO BUENO: LA HORMONA DEL CRECIMIENTO IGF-1
El organismo humano dispone de una hormona denominada IGF1 (del inglés, Insulin-
like Growth Factor 1), o factor de crecimiento insulínico tipo 1, cuya misión natural
es regular la velocidad de crecimiento de las células sanas, en el sentido de
estimular, y eliminar las células viejas. En una situación como la que aparentemente
se produce a raíz del consumo de mucha proteína animal, la IGF-1 comienza a elevar
la velocidad de escisión de las células y a impedir la eliminación de células viejas
superfluas, lo que favorece la aparición del cáncer. Resulta, pues, poco beneficioso
que a causa de un elevado consumo de proteína animal, o de leche, se genere
repentinamente mayor cantidad de IGF-1. La proteína animal altera la forma de
trabajar de las hormonas y, además, motiva su superproducción. 15 En el sentido
inverso, los investigadores han podido comprobar que una dieta con baja cantidad de
proteína animal reduce también la IGF-1.
Hoy en día un elevado nivel de IGF-1 se puede considerar como un marcador
para el cáncer, del mismo modo que el colesterol alto lo es para los problemas de
corazón y cáncer y otras enfermedades de la civilización. En el año 2002, los
doctores Chan y Stampfer pudieron demostrar que un elevado nivel de IGF-1
quintuplica la probabilidad de sufrir un cáncer maligno de próstata.16
La leche es, en principio, de origen materno, y constituye la alimentación básica
de los mamíferos, pero solo nosotros, los seres humanos, la usamos para fines
distintos de los que le son propios, por lo que se hace necesario observar con más
atención este contexto. Para un niño recién nacido (lo mismo que para un carnero) la
hormona del crecimiento es esencial porque en los mamíferos se encarga de la
reproducción celular y la formación de las estructuras específicas. No es urgente
eliminar células viejas, y queda en segundo plano. Por lo tanto, en esta época, la
IGF-1 es una hormona muy importante, si no crucial. La alimentación con leche
materna estimula la formación, y es algo muy recomendable y sensato.
Sin embargo, en una etapa posterior de la vida, cuando se trata de mantener el
estado de las células y suprimir las viejas, la hormona IGF-1 pierde su sentido y se
inhibe. Pero si se la estimula en una época poco adecuada por medio de una
contraproductiva alimentación lactante, se desarrollan peculiaridades que favorecen
el cáncer en órganos adultos, a la vez que se estimula un rápido crecimiento y se
impide la eliminación de las células viejas supervivientes.
TAMBIÉN ES PERJUDICIAL EN PEQUEÑAS CANTIDADES
Cuanto más se tarde en la vida en abandonar los productos lácteos, peor irán las
cosas para el o rganismo. Se trata de una verdadera trampa para las personas
maduras, aunque sí tiene sentido real para lactantes, niños y adolescentes. Quien deja
de mamar, debe aceptarlo y abandonar la leche materna que ingería de lactante.
Cualquier otra posición es un uso abusivo y acabará por pasar factura. Hasta la
adolescencia los productos lácteos (de vaca) pueden ser poco perjudiciales, aunque
no son favorables en ningún caso porque causan hipersecreción mucosa. Esa
circunstancia también se tiene en cuenta en la medicina tradicional china, que
recomienda la supresión total de la leche después del destete.
Muchos terapeutas hemos podido observar que los niños que ingieren gran
cantidad de leche (y productos lácteos) suelen resfriarse con frecuencia. Está claro
que la secreción mucosa es un notable mecanismo del organismo: supone un útil
lubricante para el transporte de las deposiciones por el intestino y para las
relaciones sexuales. Sin embargo, si se toma en demasía, como sucede con los
productos lácteos, se tiende a padecer afecciones como resfriados o asma inducidos
por un exceso de producción de mucosidad.
Que la ingesta de pequeñas cantidades de productos lácteos, como el yogur,
puede ser peligrosa es algo que han demostrado algunos estudios comparativos entre
personas que padecen cáncer y tienen una alimentación normal, otras con hábitos
veganos, es decir sin ingesta de proteína animal, y un tercer grupo que consumía
dosis reducidas de yogur. Como no podía ser de otra forma, los adeptos a la
alimentación vegana se mantenían mucho más seguros y firmes contra el cáncer que
los que se alimentaban de forma normal. Incluso pequeñas cantidades diarias de
yogur causaron que en el grupo que las consumía se registraran algunos casos de
cáncer.
LECHE MATERNA Y LECHE DE VACA; A CADA CUAL LA SUYA
No hay ninguna especie, excepto la humana, que consuma leche procedente de otros
animales. ¿Por qué la creemos necesaria? Ningún otro animal padece tantas
afecciones cancerosas, que pueden atribuirse a muchos motivos, incluidos los
psíquicos.
¿Por qué, al principio de la vida, la leche es algo esencial como proteína animal
y luego resulta tan dañina? De hecho, la propia leche materna no deja de ser proteína
animal, o humana. Todos los estudios, realizados naturalmente en personas adultas,
señalan que lo mejor sería mantener una alimentación pobre en proteína a lo largo de
toda la vida.
En la infancia suele necesitarse mucha proteína para la estructuración vital y el
crecimiento, así como grasa que sirva de acolchado y dé forma al cuerpo. Por ese
motivo los recién nacidos reciben y toleran en esa época tan decisiva de su vida la
leche materna, relativamente rica en proteínas si se la compara con otros tipos de
leche, pobres en grasa y proteína, y con muy escasos carbohidratos. Es lo ideal para
bebés que no necesitan combustible en forma de carbohidratos, pero sí mucho
material para su estructuración física.
Cada leche materna está en armonía con su correspondiente especie, y es más
rica en proteína cuanto más rápido deba crecer el recién nacido. Por ejemplo, la
leche de coneja contiene mucha más proteína que la de vaca y, desde luego, que la de
mujer. Los gazapos recién nacidos deben duplicar su peso en los tres primeros días
de vida, y para eso reciben una leche materna que contiene un 10,4 % de proteína; la
leche de las gatas tiene solo un 7 % y los gatitos tardan nueve días en doblar su peso;
la leche de vaca tiene un 3,3 % de proteína y al ternero le cuesta 47 días llegar al
100 % de su peso. Los lactantes humanos consumen leche materna con un 1,2 % de
proteína y precisan de 180 días para doblar su peso. En su primer año de vida, un
ternero puede llegar a alcanzar demasiado peso, cualidad que las madres humanas
deberían ahorrar a sus hijos.
La leche de vaca está adaptada a las necesidades de los terneros. Es necesario
un crecimiento rápido y una formación ósea veloz y fuerte, mientras que solo
necesita un desarrollo moderado del cerebro, lo suficiente para, en estado natural,
poder mantener de inmediato el paso de la manada y, en caso necesario, huir de los
depredadores. Ese rápido crecimiento exigido a los huesos del ternero provoca que
en la leche de vaca haya un contenido de calcio cuatro veces superior al de la leche
de mujer, además de mucha más proteína y minerales.
Los niños humanos cuentan, evidentemente, con otra situación de partida.
Permanecen mucho tiempo con la madre y al principio se trata sobre todo de
desarrollar el cerebro. Por ese motivo la leche humana tiene más del doble de
lactosa que la de las vacas. La lactosa favorece la formación de mielina, elemento
protector de las células nerviosas. Resulta por lo tanto evidente que no todas las
leches son iguales y que su composición está perfectamente adaptada a las
necesidades de cada especie.
Puede que la causante del enorme crecimiento físico de los niños modernos sea
su errónea alimentación basada en la leche de vaca, que es poco adecuada para los
seres humanos. Tan pronto como crecemos y se cierran paulatinamente las epífisis de
crecimiento, ese impulso ya no puede continuar y tiende a transformarse en otro
bastante más peligroso.

El engorde moderno a base de proteína


Cuando, con la adolescencia, finaliza la estructuración física, las proteínas y las
grasas pierden su consecuente significado en la vida del adulto. Los hidratos de
carbono son un buen combustible natural, muy importante a lo largo de toda la vida
pero, tal y como ya se ha comentado, poco significativo para el lactante. A partir de
la adolescencia, las sustancias de tipo combustible y locomotor se convierten en las
más importantes para el mantenimiento del cuerpo. Se puede entender muy bien que,
después de la adolescencia y a lo largo de toda la vida, la proteína y las grasas
deban ser prácticamente eliminadas de una forma natural del menú de nuestras
comidas. Este punto de vista lo comparten numerosos especialistas en nutrición,
como la doctora rusa Schatalowa, o, mucho antes, el filósofo austríaco Rudolf
Steiner.
Por desgracia, en el mundo occidental actual ocurre justo lo contrario, y eso
entraña sus consecuencias. El consumo más elevado hace que a lo largo de la vida
también se incremente el engorde humano a causa de la proteína animal que es la
base de comida del arquetipo masculino.
LECHE DE VACA: PERJUDICIAL EN MUCHOS SENTIDOS
El hecho de que los humanos sean los únicos seres vivos que, en la edad adulta, no
se apartan de la leche puede entenderse como un aspecto de regresión, una
obstinación de mantenerse en la edad infantil. Este comportamiento, tan contrario a
la naturaleza, podría juzgarse, como explica el lobby de la industria lechera,
necesario para la vida, pero es tan poco natural como sospechoso. La leche materna
no solo se adecua a cada una de las especies, sino que está hecha a la medida de las
necesidades de las distintas edades del lactante, y así se ajusta a su desarrollo y sus
necesidades en los primeros meses de vida. La medicina convencional casi
recomienda el destete precoz (antes del primer año de vida), que considera superfluo
prolongar el amamantamiento del cachorro humano, puede ser la responsable de que
en épocas posteriores suframos un exceso de avidez por la leche. Quizá en nuestra
fase de lactantes, nosotros, seres humanos del mundo occidental, no recibimos
bastante cantidad de leche, ya que de media mamamos durante unos cuatro meses
frente a los cuatro años que dura la lactancia en ciertas partes del planeta.
La leche de cada vaca es individual en su composición de albúmina y contiene
otras proteínas, pero la industria lechera actual mezcla la leche de miles de vacas
después de haber desnaturalizado la proteína por medio de la pasteurización; eso
supone un cóctel de proteínas que recarga cada vez más el sistema inmunitario
humano, hace que la leche se convierta en una fuente de alergias, como ya se ha
demostrado, y fomenta la aparición de enfermedades autoinmunes.
Debido a la perversa política económica de la Unión Europea, las granjas no
están autorizadas para suministrar directamente una leche grasa y rica en proteínas.
Primero debe ser manipulada en otras factorías. Esto significa una retirada masiva
de grasas y proteína, que se utilizan para la elaboración de quesos y después son
sustituidas por grasas baratas que, en el peor y más ilegal de los casos, son de
procedencia porcina. La leche que se vende actualmente es un líquido uniforme, de
sabor alterado y que, debido a la posterior aportación de grasa, no resulta adecuado
para una alimentación vegetariana que permita tener la conciencia tranquila.
ENERGÍAS NEGATIVAS Y CONTAMINACIÓN
La leche que se consume actualmente es desde hace mucho tiempo una mascarada: la
producen vacas sometidas a una cría de alto rendimiento cuya única función es la
producción de leche. No viven en prados al sol, sino que las mantienen
constantemente atadas en las grandes granjas industriales de leche, donde vegetan en
espacios muy pequeños y han quedado reducidas a la condición de eslabones de una
cadena. Una vaca pastando en el campo es desde hace mucho tiempo una imagen
obsoleta, un espectáculo poco común. En la leche de esos animales habría un poco
de ese agradable campo y en su carne no existiría nada de la violencia habitual.
Aun cuando alguien no sea alérgico a la leche, puede que no sea capaz de
digerirla adecuadamente. Esto se debe a que, después del destete, la naturaleza ya no
tiene prevista su ingesta, con lo que muchos adultos no disponen de suficiente
lactasa, una enzima que se ocupa de eliminar la lactosa, es decir, el azúcar contenido
en la leche. Esa carencia de lactasa es totalmente normal y no es problemática, su
falta solo se percibe debido a una alimentación poco natural a base de productos
lácteos. En ella, la carencia de lactasa provoca flatulencia.
La grasa de la leche de la vaca es además peligrosa para las personas porque
contiene una cantidad de ácidos grasos saturados muy superior a la de la leche
humana, lo que puede provocar la aparición de arteriosclerosis.
Asimismo, siempre existen sustancias nocivas que la vaca ingiere con la
alimentación y se transmiten después a la leche. Del mismo modo que el organismo
de las mujeres lactantes, las vacas lecheras utilizan la fase de amamantamiento para
eliminar con la leche una serie de productos tóxicos, como puede ser el mercurio. Se
entiende que cuantos más sean los productos nocivos eliminados por la vaca, más
recargada de ellos estará la leche producida por el animal.
Está claro que el consumo de productos animales también afecta a la leche
materna de los seres humanos. Se ha podido captar una gran cantidad de sustancias
venenosas incluidas en la carne, incluso en la de las aves y el pescado, en los
huevos, en la leche y en los productos lácteos que la madre ha ingerido.17 La carne
contiene de media un 14 % más de plaguicidas que los alimentos vegetales; la leche
y los productos lácteos tienen 5,5 veces más.18 El New England Journal of
Medicine publicó un estudio del que se deducía que incluso los peores valores de la
leche de mujeres que se alimentaban de forma vegetariana eran bastante mejores que
los valores óptimos conseguidos al analizar la leche de mujeres no vegetarianas. Por
término medio, el grado de toxicidad química de la leche materna de una mujer que
se regía por la forma de vida vegana era 35 veces inferior a la media.19
¿CONSISTE LA SOLUCIÓN EN LA LECHE DE CABRA Y LA MOZZARELLA DE BÚFALA?
Puesto que lo mejor para nuestra salud es evitar la leche de vaca y todos los
productos que se fabrican con ella, buscamos un sucedáneo que la sustituya. ¿Es más
saludable la mozzarella de búfala que el queso de vaca? ¿Los quesos de cabra, de
oveja o incluso de leche de yegua o burra suponen una alternativa?
El maltrato infligido a los animales productores de leche, que se va a comentar
mucho en este libro, no se limita a los establos de las vacas; la leche de otros
animales se obtiene con las mismas artimañas o fraudes hacia ellos. Pero el hecho de
que la leche de oveja, cabra, yegua o búfala no haya sido objeto, hasta el momento,
de una superproducción industrial, y que en consecuencia estos animales vivan
mejor, tiene, por supuesto, sus ventajas.
Sin embargo, no hay más remedio que aguar un poco las esperanzas depositadas
en la utilización de otros tipos de leche y derivados. Todas las leches animales son
básicamente de tipo materno; aunque hasta ahora solo se ha examinado la leche de
vaca, el resto de ellas provoca los mismos estímulos de crecimiento que, una vez
pasada la adolescencia, pueden favorecer la aparición del cáncer. La génesis
cancerosa por la estimulación de factores de crecimiento ocurre de forma muy
especial a través de la caseína láctea, por lo que los efectos en cuanto a la aparición
de cáncer no son mucho más favorables en el caso de la leche de cabra, oveja o de
cualquier otro animal.
Quien siga una dieta vegana puede hacer uso de otras alternativas, por ejemplo
la leche de arroz o de otros cereales, la de coco, almendra, cáñamo o soja.

Alternativas a la leche de vaca


La leche de arroz, de coco, de cáñamo y de almendra20a (sin aditivos) son
alternativas naturales, pero solo tienen en común con la leche su color y su estado
líquido. Hasta la fecha no se ha dicho nada en contra de ellas. En los postres y los
platos con curry son un aporte sabroso. Sin embargo, no son alternativas para la
nutrición infantil.

Leche de arroz
Se comercializa con el nombre de «bebida de arroz», y consiste en agua, arroz,
aceite vegetal y sal. El mismo procedimiento se aplica con otros tipos de cereales,
como la espelta y el cáñamo, a partir de los que también se preparan bebidas y
muesli.

Leche de coco
Coco con agua. Se utiliza para las comidas dulces y para preparar platos asiáticos.

Leche de almendras
Una pasta de almendras o bien almendras molidas y tostadas que se mezclan con
agua. Se utilizan en muchos procesos culinarios, por ejemplo para la elaboración de
muesli. Hasta un café capuchino queda magnífico con una espumosa leche de
almendras.

Leche de soja
Más al respecto en las próximas líneas.
EL PROBLEMA DE LA SOJA
A partir de la soja se puede «copiar» todo lo que conocemos en cuanto a variante de
carne: desde un escalope hasta una pechuga de pollo o, incluso, unas gambas.
Además, con ella se dispone de una leche de sustitución que ha ido ganando muchos
adeptos en los últimos años. Quien acuda a comer a un buen restaurante vegano se
sorprenderá de todo lo que se puede hacer con la soja. Pero, a pesar de todos estos
atractivos, especialmente tranquilizadores para aquellos que deseen hacer su primera
incursión en el reino de la dieta vegana, las judías de soja están bajo sospecha
debido, sobre todo, al elevado nivel de estrógenos que poseen.
En el caso de las mujeres, acostumbradas al exceso de estrógeno, esta base
vegetal no supone ningún problema. Además es incomparablemente mejor elevar así
el nivel de estrógenos que hacerlo a base de hormonas, ya que por experiencia
sabemos lo elevados que son los ratios de cáncer de mama causados por esas
hormonas. El hecho de que las mujeres asiáticas vivan mucho mejor la edad madura
gracias a su elevado consumo de soja dice mucho en favor de esta leguminosa. Sin
embargo, las asiáticas no suelen comer tanta cantidad de soja como lo haría una
adepta a la alimentación vegetariana o una partidaria de la alimentación vegana,
sobre todo al inicio del cambio de hábitos.
Para los hombres existe el problema de que pueden engordar a causa de la soja y
desarrollar, a largo plazo, formas femeninas, desde unas «suaves» caderas hasta una
tripa un tanto redondeada, pasando por el desarrollo de senos. Sin embargo, los
hombres que consumen carne pueden adquirir también una figura mucho más
femenina, pues con la carne se ingieren demasiadas hormonas; aunque, por el
contrario, suelen tener muy poco cultivada su ánima, su parte femenina, y eso afecta a
su cuerpo físico, según explico en mi libro La enfermedad como símbolo.
Los estómagos prominentes de los aficionados a la soja están propiciados,
además, por la retención de gases, pues la soja es una judía y, como tal, genera
flatulencia. Desde el punto de vista psíquico se puede argumentar que a muchos
hombres les sentaría muy bien adquirir algo de la condición femenina, por ejemplo
un aumento de sensibilidad. El problema es que el tipo «macho» se suele alimentar
con una amplia base animal (con lo que consigue un patológico exceso de hormonas
femeninas procedentes de las vacas, y con él un aumento del pecho), por lo que el
cambio al veganismo no les haría más femeninos, ni en lo físico ni en lo mental.
Un amigo que no atendió a mis advertencias sobre la soja pudo comprobar en su
posterior fase de renuncia que volvía a ser claramente más masculino y sentía más
arrojo, y no solo en los negocios. En los muchachos jóvenes, aún en fase de
desarrollo, hay que vigilar especialmente que no abusen del consumo de soja, pues
una ingesta demasiado elevada puede hacer que sus niveles de estrógeno sean
centenares de veces superiores a los valores aceptados. Por eso en Inglaterra y
Nueva Zelanda los departamentos de salud pública alertaron sobre los
inconvenientes de servirse de la soja como sucedáneo de la leche. Sin embargo, hay
que tener en cuenta que ambos países tienen una intensa cultura relacionada con la
leche de vaca y que sus industrias lecheras son líderes a escala mundial. En todo
caso, recordemos que para los niños pequeños la soja es poco recomendable.
Otro aspecto en la sombra (sobre todo en la elaboración de alimentos) es que la
industria de la soja representa un peligro para los bosques lluviosos amazónicos, el
mismo que puede suponer la producción de carne de vaca exigida por las cadenas de
hamburguesas.
Aun cuando todo lo anterior agregue unas gotas de amargura al sabor de la leche
de soja, lo cierto es que sus judías seguirán siendo una buena fuente de grasa y
proteína vegetal. Da igual que sea salsa de soja, tofu, tempeh o miso; son muchos los
productos que suponen un componente fundamental para la cocina vegana. También
supone una gran ayuda para quienes desean cambiar su alimentación pero añoran la
carne y la sensación que produce en la boca: muchos de los sucedáneos de la carne
que se preparan con soja también se pueden fabricar con gluten extraído del trigo y
que son de una textura semejante.

Resumen:
Se considera que los productos lácteos en general impulsan el cáncer. Favorecen en
especial la aparición del cáncer de próstata, por lo que resultan peligrosos a edades
avanzadas. Desde el comienzo de la vida hasta la adolescencia se recomienda la
sensata postura de practicar una alimentación relativamente rica en proteínas;
después, a lo largo de la evolución vital, ya irán apareciendo cada vez más en primer
plano los carbohidratos. Por lo tanto, los niños pueden tomar mayores cantidades de
productos lácteos que los adultos (el cáncer no es un problema tan acuciante a esa
edad), pero, una vez que han crecido, mantener ese hábito puede resultar peligroso.
Por eso los padres deben contrarrestar la influencia de la publicidad. Una alternativa
a la leche animal son las de arroz, cáñamo, almendra y, con reservas, la de soja.
Dos tipos de carbohidratos: de mínimo valor y de valor
integral

La alimentación está sujeta, como todo, a la bipolaridad: puede enfermar y también


puede curar. Esto resulta válido tanto en el aspecto general como en el referido a sus
componentes por separado. Tras años de demonización de los carbohidratos por
parte de los «científicos de la alimentación», ha llegado la hora de su rehabilitación.
Existe una hipótesis, muy bien fundamentada, que afirma que los mismos factores de
riesgo que favorecen la resistencia a la insulina (y con ello también la diabetes de
tipo 2, véase página 101) propician igualmente el cáncer de colon (página 73). Si se
piensa lo mucho que se refuerza la resistencia de insulina por medio de unos hidratos
de carbono refinados (a los que se ha eliminado casi la fibra), se percibe de
inmediato la necesidad de diferenciar entre estos y los carbohidratos vegetales
integrales o complejos. Desde el punto de vista de la salud, existe un abismo entre
ambos. Hoy en día ya no se puede negar que los carbohidratos refinados sean
dañinos para el organismo.
En eso se basa en parte el éxito de las dietas denominadas bajas en
carbohidratos, que han conquistado el mundo occidental en las últimas décadas y que
van desde la dieta Atkins, pasando por la South Beach, hasta la Metabolic Balance.
Que estas dietas aportan algo positivo es palpable, pues consiguen reducir los
perjudiciales carbohidratos refinados. Pero al hacer propaganda de la proteína
animal y la grasa caen en una contradicción. En el mejor de los casos, reducen la
posibilidad de sufrir obesidad o diabetes de tipo 2, pero incrementan
considerablemente el riesgo de padecer una elevada presión sanguínea,
arteriosclerosis, infartos cardíacos, ataques de apoplejía y, sobre todo, tal y como se
ha constatado en nuestros días, cáncer. Es como tener que elegir entre la peste y el
cólera. Las dietas bajas en carbohidratos desplazan lentamente el riesgo de un
peligro al otro. De hecho, la probabilidad de reducir la obesidad y la diabetes de
tipo 2 a base de grasas y proteína animal es bastante escasa y no está justificada en
ningún caso.
El paso de la condena a los carbohidratos por una parte y su elogio por la otra se
mueve en las últimas décadas en la cuerda floja, y eso es debido a las diversas
orientaciones de las dietas. Existe una solución muy sencilla. Con la misma
seguridad con la que podemos afirmar que los carbohidratos refinados no conducen a
nada bueno y deberían minimizarse, también podemos decir que los carbohidratos
integrales son importantes para evitar el cáncer, las afecciones cardiovasculares y
otras muchas enfermedades. Tal y como se mostrará más tarde, son, asimismo, una
solución para la obesidad y la diabetes, dos de los grandes azotes de la humanidad
actualmente, hasta el punto de que la Organización Mundial de la Salud ya las ha
clasificado como las epidemias del futuro. Por tan-to, los himnos a los carbohidratos
son válidos tan solo en lo que se refiere a sus formas de presentación naturales (sin
tratar) e integrales. Aun cuando los carbohidratos refinados e integrales se basan en
los mismos componentes básicos, sus efectos no pueden ser más distintos.

Prioridad para los carbohidratos integrales

Carbohidratos refinados Carbohidratos integrales o complejos


(obligatorio renunciar a ellos) (muy recomendables)

Azúcar blanco y moreno Cereales y arroz, con cáscara


Productos de harina blanca Legumbres secas
Dulces preparados con ellos Patatas
Fruta y verdura, frescas
Productos integrales

Todo lo anterior muestra que la actual producción de alimentos industriales


constituye nuestro auténtico problema. El refinamiento de los hidratos de carbono
hace que se conviertan en alimentación muerta que no nos fortalece, al tiempo que
nos lleva a una muerte precoz. Quien desee una vida larga, saludable y feliz, deberá
evitar los alimentos refinados o animales. Así evitaremos encontrar en nuestros
platos seres muertos cuando lo que hay que propiciar son los carbohidratos
complejos.

Resumen:
Los carbohidratos complejos vegetales son tan valiosos e importantes como
peligrosos y vacíos son los refinados. Por ello, son perjudiciales las dietas bajas en
hidratos de carbono, puesto que si bien reducen los carbohidratos refinados, lo que
constituye un aspecto favorable, también lo hacen con los integrales, por lo que no
solo incrementan el riesgo de afecciones cardiovasculares, sino, sobre todo, el de
padecer cáncer.
Enfermedades cancerosas y sus causas

A lo largo de las tres últimas décadas he escrito sobre los fundamentos psíquicos de
ciertos cánceres. El planteamiento de mis libros La enfermedad como símbolo, El
mensaje curativo del alma y El mensaje curativo del alma femenina tiene como
objetivo evitar que las células cancerosas campen a sus anchas por nuestro
organismo y que cada persona asuma por sí misma su autorrealización para vivir. La
idea puede sorprender a muchos pacientes, pero me consta que a algunos les ha
deparado verdaderos beneficios en su salud. De acuerdo con las ideas de la
psicosomática, de base científica y complementada por el correspondiente programa
de alimentación, nuestras posibilidades de lucha contra el cáncer mejoran
sensiblemente. Ahora disponemos de un arma muy efectiva que carece de efectos
secundarios y que no es superflua, todo lo contrario, para las personas sanas: la
adaptación del trasfondo mental, así como la alimentación vegana por sus efectos
sobre la aparición del cáncer, la deberían utilizar todos los seres humanos.
CÁNCER Y COLESTEROL
En el año 1992, Campbell y sus colaboradores ya observaron en sus estudios con
ratas de laboratorio que se podía activar el cáncer a base de una alimentación rica en
proteínas y, al contrario, desactivarlo con una ingesta de escaso contenido
proteínico. Dos grupos de ratas fueron tratados con aflatoxinas, un poderoso
cancerígeno que afecta al hígado. Uno de esos grupos recibió, además, una
alimentación enriquecida con un 20 % de caseína (proteína de la leche), mientras
que a la comida del otro grupo solo se incorporó la cuarta parte de esa sustancia. Al
cabo de cien semanas todos los animales del primer grupo estaban muertos o
moribundos. En el otro grupo, en el mismo periodo y a pesar de haber recibido la
misma cantidad de aflatoxinas, todos los animales estaban vivos e irradiaban
vitalidad, algo que se podía apreciar perfectamente en su sedoso pelaje.

Proteína de «alto valor» y de «bajo valor»


Durante mucho tiempo, la medicina convencional ha considerado que la proteína
animal es algo muy valioso, pues contiene todos los aminoácidos y hace que el
crecimiento se active rápidamente. Pero entretanto, y debido a los episodios de
cáncer aparecidos, conocemos los inconvenientes que puede presentar un
crecimiento rápido posterior a la adolescencia. Además, según esta lógica, para
nosotros la carne humana sería lo mejor, es decir, la de alto valor biológico… Pero
son muchos los estudios que muestran que las denominadas proteínas vegetales de
bajo valor biológico favorecen un crecimiento más lento pero más duradero, no
fomentan el cáncer y, además, tienen la capacidad de minimizarlo. El hecho
contrastado es que una alimentación basada en frutas y vegetales puede evitar el
cáncer, del mismo modo que la comida animal puede activarlo.
Por otra parte, sabemos que la proteína vegetal es capaz de reducir de forma natural
el nivel de colesterol, pues este, como materia de unión y asociación, ya no es
necesario en tan gran medida. Igualmente, se sabe que la proteína vegetal hace
descender el riesgo de cáncer y nos procura una gran cantidad de efectos positivos.
Hasta la fecha no hay un solo estudio que se haya referido a sus inconvenientes o
aspectos negativos. El uso actual de la denominación «alto valor» y «bajo valor»
para referirse a las proteínas es totalmente falso e induce a error. En otras palabras:
la proteína vegetal, desde el punto de vista de la salud, es de alto valor, mientras que
la animal es no solo de bajo valor sino, además, peligrosa.

En el caso de los animales cuya alimentación pasó de ser rica en proteína láctea
a ser proteínicamente escasa, se pudo observar que el crecimiento de tumores
descendía de un 35 a un 40 %. Si posteriormente se volvía al exceso de proteínas,
esos valores volvían a subir. La sospecha extraída de estas observaciones intrigó al
autor durante muchos años y pudo seguir alimentándola a través de diversos
experimentos. Campbell pudo demostrar que la proteína de la leche influye en las
células y las hace reaccionar como cancerígenas. Puesto que se habían comprobado
muchas sustancias para los distintos tipos de cáncer y dado que las ratas disponen de
un metabolismo proteínico muy similar al de los humanos, estaba muy claro que el
paso siguiente era hacer estudios semejantes en personas.
The China Study, con su gran cantidad de participantes, supuso ese paso y arrojó
unos resultados en verdad escalofriantes. Un elevado nivel de colesterol no solo era
un claro signo de la probabilidad de sufrir afecciones cardiovasculares, sino que
también representaba un elevado riesgo de cáncer. El colesterol alto en sangre surge
por una alimentación carnívora que aporta gran cantidad de contenido graso. Por
tanto, es también un marcador para personas que disfrutan con esa alimentación
animal.
El carácter nocivo de la grasa animal

Entre la ingesta de grasa y el cáncer, en especial el cáncer de mama, aparece una


correlación semejante a la que existe entre el colesterol en sangre y el cáncer.
Campbell citó un estudio de Ken Carroll, por aquel entonces profesor de la
universidad canadiense de Western Ontario, que mostraba un vertiginoso aumento de
los índices de cáncer de mama relacionado con una creciente ingesta diaria de grasa,
y en este caso no se establecían diferencias entre grasas animales y vegetales. El
ratio de muerte por cáncer de mama en las mujeres tailandesas, que solo toman 30 g
de grasa al día, no era ni de un solo caso por cada 100.000 mujeres. En los Países
Bajos, con unos 150 g de grasa diaria, el índice pasaba a ser de 25:100.000. En
países como Austria, con unos 120 g y Alemania, 130 g, el valor de casos mortales
figuraba entre 17/18:100.000. Y en Suiza, con 140 g de ingesta diaria, se situaba en
22 mujeres afectadas por cada 100.000.20b
El profesor Carroll también estudió por separado los efectos de la grasa animal
y vegetal, sobre todo en la frecuencia de la aparición de cáncer de mama21 y
descubrió una fuerte correlación entre la grasa de origen animal y ese tipo de cáncer,
una conexión que resultó casi inexistente en el caso de las grasas de origen vegetal.
Tanto del colesterol total en sangre como del contenido de grasa en la alimentación
se puede obtener la misma relación: una alimentación básicamente animal incrementa
considerablemente la probabilidad de sufrir cáncer de mama.
Aun cuando el estudio comentado se remite a un solo tipo de cáncer, Campbell
señala sin atisbo de duda que todos sus hallazgos se podrían extrapolar a otros tipos
de cáncer.
CÁNCER DE MAMA
El cáncer de mama es el carcinoma más frecuente entre las mujeres de las
sociedades occidentales modernas. Los investigadores Colditz, Pillen y Hunter ya
constataron en un estudio del año 1993 que menos de un 3 % de todos los casos de
cáncer de mama se podían asociar a circunstancias de transmisión por herencia. Se
midió en este aspecto el miedo atroz que provoca el gen del cáncer de mama y la
anamnesis familiar positiva. De hecho, estamos ante un fenómeno semejante al que
ya hemos comentado sobre los fumadores y el miedo: se insiste premeditadamente en
la posibilidad de aparición del cáncer. En este caso, los más pequeños facto-res de
riesgo se subrayan de una forma extraordinaria y se hacen materialmente concretos,
tal como se quería, mientras que otros factores, como los psíquicos o los
relacionados con la alimentación, se ocultan bajo la alfombra a pesar de su
dramatismo, porque no se adaptan a las concepciones actuales. La ciencia, y sobre
todo el trato que da a los resultados, no es realmente objetiva, sino altamente
tendenciosa. Para que cambiara esa actitud, el sentido de la alimentación debería
correlacionarse con la visión materialista del mundo. Tendrían que hacerse públicos
los intereses económicos que obligan a ocultar los conocimientos alcanzados.
Además, también advertimos el error de que el cáncer de mama sea esencialmente
hereditario, para que toda la responsabilidad quede en ma-nos de los médicos,
puesto que eso es lo que interesa.
Incluso la pequeña cantidad de mujeres portadoras de genes de cáncer de mama
reconocidos (según las más recientes investigaciones son un 0,2 % de las mujeres)
no tiene por qué sufrir a largo plazo ese mal: la probabilidad de padecerlo es del 50
%. Sin embargo, como hemos visto al principio, la alimentación sí puede afectar a la
eficacia de los cancerígenos. Algo muy similar a lo que ocurre con la predisposición
genética, como pudieron corroborar los estudios con animales (ratas) que
presentaban genes de cáncer. La alimentación puede contribuir a activar o desactivar
estos genes. Con una alimentación adecuada, hasta en las mujeres peor dotadas
genéticamente disminuye de forma muy considerable la probabilidad de padecer
cáncer.

La alimentación contra los factores de riesgo


Campbell escribió sobre el peligro general de cáncer de mama, dado que en Estados
Unidos una de cada ocho mujeres lo sufre a lo largo de su vida: «Existen al menos
cuatro factores de riesgo muy significativos para sufrir un cáncer de mama y pueden
ser influidos por la alimentación». Se refería a:

Una primera menstruación precoz.


Una menopausia tardía.
Un elevado nivel de hormonas sexuales femeninas en sangre.
Un elevado nivel de colesterol en sangre.

The China Study demuestra que la alimentación con abundancia de productos


animales y carbohidratos refinados (productos de harina blanca, azúcar blanco…,
véase el resumen sobre el tema en la página 61) puede favorecer esos factores de
riesgo, es decir, una primera menstruación temprana, una menopausia tardía y
elevados niveles de estrógenos y colesterol. Por otro lado, la exposición a
estrógenos durante la vida de una mujer se eleva mucho, y con ella los índices de
cáncer de pecho.
Hasta la fecha, en Estados Unidos a las mujeres con un elevado riesgo de
padecer cáncer de mama se les ofrece una de las siguientes opciones:

1. Reconocimientos preventivos regulares, es decir practicados por la medicina


convencional, además de una constante autoobservación, la cual implica un
efecto secundario: el miedo constante.
2. Terapia «profiláctica» antiestrogénica a base de medicamentos, por ejemplo
tamoxifeno, con el drástico efecto secundario de un climaterio precoz y
descenso del atractivo femenino.
3. Amputación «profiláctica» de la mama sin tener en cuenta la enorme carga
psicológica que esa cirugía acarrea. Esta intervención presenta, naturalmente,
un elevado factor de riesgo, aunque solo se trate de los posibles efectos
secundarios de la anestesia en los procesos quirúrgicos. Curiosamente, la
medicina convencional no reconoce como destacado grupo de riesgo a las
mujeres que consumen muchos productos animales en su dieta habitual, por
ejemplo, carne, huevos y productos lácteos. A estas habría que añadir, como
factor de riesgo, a las que reciben muy poca radiación solar. Por ese motivo,
sería muy recomendable añadir las opciones 4 y 5, y suprimir por completo la
2 y la 3 (me extenderé más sobre el tema del diagnóstico precoz a partir de la
página 82):
4. Reducción consecuente de los productos animales en la comida. Lo ideal sería
optar por una alimentación vegana.
5. Suficiente exposición al sol.

La opción de cuidar la alimentación tiene, por otro lado, una serie de ventajas,
como se ha podido comprobar en las mujeres chinas. La ingesta de productos
vegetales de alto valor biológico no solo disminuye el tiempo de la exposición a
hormonas entre la primera y la última menstruación, sino que también aminora los
síntomas de la menopausia. Por el contrario, si la dieta que se sigue es carnívora, los
trastornos resultan especialmente severos cuando surge bruscamente una fuerte
regresión de los valores hormonales. En el caso de las mujeres que se alimentan de
forma vegana esto no sucede con tanta intensidad, pues sus niveles durante la época
de madurez sexual no son tan elevados y posteriormente no disminuyen con tanto
rigor. Naturalmente, a todo esto se agregan las ventajas de la vida vegana, que ya se
han expuesto al tratar las afecciones cardiovasculares.
Asimismo, ha quedado científicamente demostrado el efecto del sol en una
considerable reducción de la probabilidad de sufrir cáncer de mama. En el año 1999
el doctor Martin Lipkin realizó varios estudios y confirmó el efecto positivo de la
vitamina D. Entre los años 1986 y 2004, Kim Robien y sus colaboradores
constataron en 34.000 mujeres, incluidas en el denominado Iowa Women Study, que
la ingesta diaria de 800 UI (unidades internacionales) de vitamina D, en lugar de
400, reducía alrededor de un 34 % el riesgo de padecer cáncer de mama. A partir de
aquí ha seguido un estudio tras otro, siempre con los mismos resultados: altos
valores de vitamina D disminuyen considerablemente el riesgo de sufrir un
carcinoma de mama.22

La prevención es la verdadera previsión: un amplio remedio


Desde mi punto de vista, la primera opción, obligatoria, es aceptar la relación entre
la psique y el cáncer de mama, tal y como se explica en libros como El mensaje
curativo del alma femenina y La enfermedad como símbolo. La verdadera
prevención que resulta de todo ello es la aceptación de nuestra función en la vida.
Las mujeres que se colocan en esta realidad mental de autoconocimiento y siguen
de forma consecuente su senda femenina, a la vez que renuncian a la alimentación a
base de animales y carbohidratos refinados, consiguen la mejor prevención posible
en dos niveles fundamentales. Por un lado, en el ámbito psíquico, al desarrollar su
verdadera forma de ser encuentran el camino para desarrollarse. Por otro lado, una
alimentación correcta ayuda a mantener la salud del organismo.
Las opciones preventivas de la medicina convencional, antes apuntadas, son
realmente atroces, sobre todo cuando se piensa en el terrible error del pasado de
prescribir hormonas antes de la menopausia (la consecuencia fue que se elevaran los
ratios de cáncer de mama por encima de un 60 %), o de recomendar mamografías,
sin evaluar sus efectos secundarios, y el desacierto de que, aunque ya estén
anticuadas, aún se siguen realizando, a pesar de que es innegable lo complicada que
resulta la localización de nódulos a partir de estos métodos de reconocimiento
basados en radiaciones intensivas que son absorbidas por los tejidos, con sus
peligros subyacentes. Un estudio sueco determinó que tales métodos, en lugar de
aportar algo positivo en lo referente al diagnóstico precoz de la enfermedad,
provocan más cánceres.23 Mientras que con métodos más recientes, como son las
tomografías de resonancia magnética (MRT, por magnetic resonance tomography),
se localiza más del 90 % de los nódulos cancerosos, o el ultrasonido, que consigue
un 38 %, con las mamografías solo se llega al 33 %,24 y además hay que agregar en
este caso la posible presencia de muchos falsos positivos.
Aun cuando, al parecer por motivos económicos, todavía son muchas las mujeres
a las que se invita a someterse a estos nocivos reconocimientos, hace ya mucho
tiempo que existen datos, en forma de investigaciones científicas, de cuyos
resultados se deduce que se deberían prohibir estas medidas. A las mujeres
modernas, desde mi punto de vista, solo se les plantean dos preguntas: si la
amortización de los equipos de mamografía debe ir en contra de su delicado tejido
mamario, y si quieren asumir los costes que pueden soportar en cuanto a su calidad y
esperanza de vida.
Las mujeres a las que les parezcan exagerados estos comentarios deberían
consultar los artículos del profesor Holzgreve en la revista Münchner
Medizinischen Wochenschrift , donde realiza una valoración extremadamente crítica
sobre los chequeos preventivos de cáncer de mama. En su valoración más optimista,
a base de mamografías regulares cada dos años, durante diez años se habría
conseguido salvar a solo una mujer entre 2.500. Sin embargo, habría 1.000, más de
la tercera parte, diagnosticadas con un falso positivo; 500 sometidas a innecesarias
biopsias; y de 5 a 15 habrían sufrido operaciones quirúrgicas, igualmente
innecesarias y, además, recibido radio/quimioterapia. 25 Detrás de estas cifras se
esconden dramas terribles. Un diagnóstico positivo erróneo significa que más de un
tercio de las mujeres fueron advertidas de que padecían cáncer a pesar de estar
sanas, con la gran carga de angustia que esa noticia implica. En general, un 20 % de
las mujeres reconocidas sufrieron biopsias inútiles, es decir, les perforaron el pecho
(con todo lo que ese proceso entraña) y tuvieron que soportar el terrible miedo de la
espera del diagnóstico. Los datos presentados por el profesor Holzgreve acerca de
operaciones quirúrgicas innecesarias, además de sesiones de radioterapia y
quimioterapia, a un tercio de las mujeres son inimaginables en cuanto a dolor y
angustia. Y todo ello para, quizá, salvar a 1 mujer entre 2.500.
CÁNCER DE COLON O RECTO
Se trata del segundo cáncer más frecuente en la práctica totalidad de los países del
área occidental, después del cáncer de pulmón, y el cuarto más habitual en el mundo.
El 50 % de las personas de Occidente, a partir de los setenta años, están en peligro
de padecer un tumor colorrectal. Las diferencias entre los países industrializados
occidentales y los que están en vías de desarrollo, como Bangladesh, son muy
importantes. Mientras que en estos últimos tan solo 1 habitante de cada 200.000
enferma de ese tipo de cáncer, en nuestras latitudes la media suele ser de 30, y en la
República Checa casi llega a los 70.

La proteína animal eleva el riesgo del cáncer de colon


La enorme importancia que tienen la alimentación y el estilo de vida es algo que se
observa de inmediato al ver cómo los inmigrantes de los países en vías de
desarrollo, con sus bajos ratios de enfermedad, alcanzan rápidamente las elevadas
cifras de los países industrializados a partir de la segunda generación. Los
investigadores Doll y Armstrong26 comprobaron en un estudio del año 1975 una
clara correlación entre el cáncer de colon y un consumo de carne abundante de
proteínas animales en general y azúcar o carbohidratos refinados unidos a una baja
ingesta de cereales integrales. Se compararon las cifras de 23 países. Mientras que
en un país como Nigeria, con un consumo medio diario de 20 g de carne, no se
llegaba a una mujer afectada de cada 100.000, en Nueva Zelanda, con un consumo de
320 g de carne al día, se superaban las 40:100.000.
Otro estudio27 estableció una nítida conexión entre el escaso consumo de fibra y
el cáncer colorrectal. Bastaría una aportación adicional diaria de 10 g de fibra para
reducir en una tercera parte el riesgo de cáncer de colon, y esos 10 g no son más que
un puñado de frutos secos. Esto dio como resultado un magnífico complemento al
primer estudio citado: la proteína animal incrementa el riesgo y la vegetal lo
disminuye. Muchos otros estudios corroboran esta relación: el 20 % de los europeos
que consumen por término medio 34 g de fibra al día cuenta con un 42 % menos de
riesgo de sufrir cáncer de colon frente a otro 20 % que solo ingiere 13 g de estos
productos. Si se comparan los efectos del consumo de carne y fibra, todo indica que
el riesgo máximo hay que buscarlo antes que nada en las cantidades elevadas tanto
de grasa como de proteína animal. Las sustancias de lastre o fibra son, por tanto,
poco significativas.

Atención a la carencia de vitamina D


En este punto se deben añadir otros estudios recientes que confirman la estrecha
relación entre la falta de vitamina D, es decir, poca exposición a la luz solar, y el
riesgo de padecer cáncer colorrectal. En 2008, el equipo de D. M. Freedman publicó
un estudio realizado con 16.800 participantes entre el año 1988 y el 2000. En él se
determinaba que las personas que disponían de un nivel de vitamina D relativamente
alto (por encima de los 80 nmol/l) mostraban un 72 % menos de riesgo de sufrir
cáncer de colon frente a las que lo tenían bajo, aun cuando estaban en los límites que
marca la medicina convencional (por debajo de 50 nmol/l). Adicionalmente, se
contrastó una mayor supervivencia posterior al diagnóstico del tumor en muchos de
los pacientes con un alto nivel de vitamina D.28 La vitamina D, como ya se ha
mencionado, sobre todo la procedente de la radiación solar sobre la piel, no solo
tiene un efecto preventivo frente a las enfermedades, sino también curativo. La
radiación solar natural es mucho más beneficiosa que cualquier radiación de las que
utiliza la medicina convencional.

Ayuda adicional para el cáncer de colon


Ya hemos hablado del carácter nocivo de los carbohidratos refinados: eliminarlos
de la dieta ayuda a prevenir el cáncer de colon. Por otro lado, en un metaestudio se
compararon los resultados de otros 20 estudios y se dedujo que 17 de dichas
investigaciones confirmaban la importancia del ejercicio físico para evitar el cáncer
de colon. Una actividad corporal moderada, por ejemplo la que se consigue con un
entrenamiento de resistencia y el denominado equilibrio de la oxigenación (véase el
recuadro siguiente) ha mostrado ser muy eficaz en el caso de las afecciones
cardiovasculares y su prevención (aunque estos consejos de salud ya eran conocidos
desde hace mucho tiempo, ahora han quedado científicamente respaldados). «El
jogging es beneficioso para el cerebro», dice Gerd Kemperman de la Universidad
Técnica de Dresden. Un ejercicio realizado con carácter regular en la naturaleza
fortalece el sistema inmunitario, el cardiovascular, el metabolismo en general y,
además, nos hace inteligentes y felices. Desde el punto de vista científico esto se
debe a que el ejercicio físico ayuda a elevar el nivel de serotonina en el cerebro y,
como corroboró un estudio realizado por la Universidad de Bayreuth en el que
intervinieron 1.500 participantes,29 basta realizar un ejercicio continuado de
resistencia (correr, nadar, bailar…) durante media hora para conseguirlo.
Asimismo, es una realidad reconocida desde hace mucho tiempo que el ejercicio
regular previene las enfermedades asociadas a la edad avanzada, como el Alzheimer
y la demencia. Lo expongo en mi libro Aller guten Dinge sind drei y lo ilustro con
una serie de ejercicios y recomendaciones muy fáciles de poner en práctica.

Entrenamiento en el equilibrio de la oxigenación


Entrenarse para obtener el equilibrio de oxígeno es tan sencillo como efectivo. Se
practica durante media hora, y a diario siempre que sea posible, con un deporte de
resistencia como el jogging, la natación o el baile, y se realiza con la intensidad
suficiente para que se pueda absorber el aire a través de la nariz y en ningún
momento se haga necesario respirar por la boca. Con este suave ejercicio se evita la
hiperacidificación y, además de quemar grasa, se entrena el sistema
cardiocirculatorio.30
En el caso del cáncer de colon, el efecto positivo del ejercicio tiene mucho que
ver con su acción favorable para la digestión. El movimiento activa la respiración y
su músculo más importante, el diafragma, aplica un masaje en el intestino. Es una
forma de prevención natural contra el estreñimiento, una importante causa del cáncer
de recto, el más frecuente de los cánceres de colon.
Dado que respalda a la digestión, se puede afirmar también que el café ayuda a
impedir el cáncer de colon. Incluso se podría decir lo mismo de los cigarrillos.
Cuando el denominado «cigarrillo de la digestión» nos lleva al cuarto de baño por la
mañana, está impidiendo que surja el estreñimiento, con la consiguiente prevención
del cáncer de recto. Pero quien toma suficiente alimentación vegetal integral, rica en
fibra, y renuncia a los productos animales y, con ellos, al engorde a base de proteína,
favorecedora del estreñimiento, avanza por una senda segura sin sufrir los
indeseables efectos de los cigarrillos.

Trasfondo mental del estreñimiento


Como en el resto de las enfermedades, también el trasfondo mental del cáncer es un
factor muy importante, tal y como señalan mis libros Verdauungsprobleme
(Problemas digestivos) y La enfermedad como símbolo. Por tanto, habría que
proceder a una prevención psicosomática e investigar el verdadero causante del
estreñimiento y del cáncer de colon. Se debería aprender a conservar lo importante y
dejar de lado lo superficial. En lo referente a las posesiones materiales, cada uno
debería hallar su camino individual.
Las posesiones son el anverso de la moneda, pero la parte oculta tiene, hoy en
día, una variante muy extensa. El estreñimiento es un problema de dar y recibir, y su
amplia difusión muestra que en la actualidad las personas están dominadas por lo
material y hacen del dinero el motor de su vida. Mi libro La psicología del dinero
trata este tema y ahonda en las profundidades más simbólicas. Que en este entorno
sean tan habituales los casos de cáncer revela que muchas personas siguen la
«normopatía», es decir el superyó económico, en lugar de recorrer su propio camino
personal.
CÁNCER DE PRÓSTATA
Una estadística muy fácil de recordar afirma que en el mundo occidental el 60 % de
los hombres de sesenta años, el 70 % de los que tiene setenta años y el 80 % de los
octogenarios padecen un carcinoma de próstata. Se trata del tumor registrado con
más frecuencia en Estados Unidos y en los países de Europa occidental; es el
responsable de casi un cuarto de los diagnósticos tumorales. A pesar de que es el
cáncer más frecuente entre los hombres, no es el más mortal. Es mucho más letal el
carcinoma bronquial. En el caso del cáncer de próstata hay que distinguir entre el
benigno, que el oncólogo alemán Julius Hackethal denomina cáncer mascota, y el
cáncer depredador, maligno y de rápido crecimiento.
La situación es especialmente controvertida cuando se menciona el PSA (por sus
siglas en inglés de prostate specific antigen) o antígeno prostático específico, el
conocido marcador tumoral que tanto inquieta a médicos y pacientes. Por encima del
valor PSA= 4 en sangre, la medicina convencional amenaza con la cirugía. Aquí de
nuevo se plantea la pregunta de si se trata de una pequeña o gran operación, pues
esta última es una frecuente causa de impotencia.
El valor PSA ha sido estimado en muchas ocasiones como poco descriptivo por
los médicos naturistas, que aconsejan la ingesta de alimentos que ayudan a la
próstata, por ejemplo pipas de calabaza, tomates (licopina) o serenoa (en
homeopatía: Sabal serrulata). No es raro que el valor del PSA descienda con este
tratamiento. Si a ello se añade un elemento auxiliar, que para mí es primordial, en
forma de una mejora de la salud mental a través del desarrollo de la sexualidad (en
breve me extenderé acerca de este tema), entonces las medidas de la medicina
naturista pueden resultar decisivas para que no se tenga que recurrir a la operación
quirúrgica.
Como ocurría con el cáncer de mama, de nuevo observamos que la frecuencia
del cáncer de próstata es mucho más elevada en determinados países. Es mayor en
las sociedades industrializadas occidentales que en los denominados países en vías
de desarrollo. Sin embargo, cuando los varones de estos últimos países se trasladan
a países industrializados y adoptan los hábitos sexuales y de alimentación que
observan en ellos, sus ratios de morbilidad acaban por incrementarse.
No resulta sorprendente que muchos estudios constaten una evidente relación
entre la alimentación vegetariana y el cáncer prostático. Campbell afirmaba que «una
enorme cantidad de estudios muestra que los alimentos de origen animal mantienen
una relación muy directa con el cáncer de próstata».31
Debemos agregar algo más sobre este tipo de cáncer, una advertencia muy clara
sobre el gran peligro que suponen los productos lácteos (véase página 45). En 2001
los investigadores Chan y Giovanucci comprobaron, a lo largo de un trabajo de
revisión de docenas de estudios que ya se habían realizado, que los varones con un
alto consumo de productos lácteos doblaban la probabilidad de padecer carcinoma
prostático respecto a los de consumo más moderado; además, el riesgo de padecer
un cáncer de próstata con metástasis maligna, y por tanto letal, se multiplicaba por
cuatro.
Vitamina D y cáncer de próstata
De nuevo vuelve a aparecer como elemento significativo la vitamina D, una hormona
que produce el organismo con ayuda de los rayos solares. Se ha comprobado que un
nivel bajo de vitamina D prolongado a lo largo del tiempo favorece cualquier tipo de
cáncer, incluido el de próstata.
En el año 2007, el profesor Li pudo constatar, a raíz de un estudio realizado a lo
largo de 18 años sobre un colectivo de 14.900 hombres, que los que tenían un nivel
de vitamina D superior a los 62 nmol/l contaban con la mitad de posibilidades de
padecer cáncer de próstata que los que tenían valores más bajos. En el año 2006 el
doctor Vieth, en Toronto, registró que los niveles de PSA en los casos de cáncer de
próstata eran más bajos durante los meses de primavera y verano.32 Esto hace
suponer que la radiación del sol no solo evita el mal, sino que, además, puede tener
propiedades curativas.

Próstata y mente
A todo ello se añade el embarazoso componente emocional que un problema de
próstata acarrea a los hombres de nuestra sociedad. En las sociedades
industrializadas occidentales altamente competitivas, casi el 100 % de los hombres
de setenta años tiene un aumento del tamaño de la próstata que le dificulta la
micción. La orina simboliza las aguas residuales del alma. Que los hombres
occidentales tienen un problema para liberarse mentalmente es algo que no solo se
manifiesta en la micción a edades avanzadas, sino también en otros muchos planos, e
incluso a edades anteriores. Los árabes que tienen que «atender» a un harén no tienen
esos problemas de evacuación…
La misión de la próstata, que en su volumen natural tiene el tamaño de una
avellana, es la de producir fluido para favorecer las relaciones sexuales, apoyada
por la glándula de Cowper, generar un lubricante y aportar fluidos nutrientes al
esperma. Pero para ello precisa de un determinado entrenamiento; por decirlo de
alguna forma, debe tomar parte en largos rituales amorosos y ser entrenada para
realizar correctamente su misión. Si ocurre así, tiende a disponer de una vida larga
para trabajar y ocuparse de que todo se deslice y fluya correctamente, de forma
sensual y placentera.
Pero cuando su trabajo es ignorado, porque esas fiestas amorosas no son dignas
de tal nombre y son tan solo unos fugaces fuegos artificiales que enseguida se
apagan, es muy posible que aparezcan los problemas. Tras décadas de una silenciosa
vida pasional, la glándula lo acusa y comienza a crecer con un desarrollo excesivo:
la denominada hipertrofia. Por regla general suele ser benigna y el problema se hace
perceptible por una «emisión» masculina cada vez más lastimosa. No tiene por qué
ser muy preocupante, pero ¿cuántos de los jóvenes que ahora compiten por «llegar
más lejos y más alto» sospechan que en algún momento se producirá un agotamiento
paulatino de su actual y orgulloso chorro masculino?
En este caso no sería útil la conocida solución de los urólogos con los masajes
prostáticos que, en tiempos, gozaban de gran consideración. La solución radica en
una activa vida sexual, con festivales amorosos por todo lo alto, suculentos y, sobre
todo, mantenidos de forma prolongada, con sus correspondientes erecciones tal y
como exige la próstata. Está claro que esa actitud no suele ser la regla habitual en
una sociedad en la que todo son prisas, y, cuando se da, para la glándula, su
propietario y su pareja, suele ser una excepción.
De hecho, en nuestras sociedades casi todos los hombres son frígidos, es decir,
en las eyaculaciones, que los occidentales confunden con orgasmos, permanecen
totalmente secos. Aun cuando en los patriarcados este diagnóstico suele estar
reservado a las mujeres, el fenómeno es más que claro. ¿Por qué la Madre
Naturaleza, que siempre va sobre seguro y para conseguir una pareja de ranas
produce una gran cantidad de renacuajos, aquí no debería ir también sobre seguro y
hacer que los dos sexos tengan, por obligación, una jugosa «fiesta resbaladiza»? Los
hombres de otras culturas (amorosas) muestran cómo funciona la cosa de forma
natural.
El dilema es cómo mejorarse a sí mismo, incluso a edades avanzadas. Está claro
que una sexualidad desarrollada de forma temprana y continuada, al mismo tiempo
que una renuncia a la leche en la vida adulta y el traslado del deseo de carne desde
el comedor al dormitorio, y con ello al plano de la vida amorosa, sería la mejor
medida preventiva. En este caso tampoco se han observado efectos secundarios; una
sexualidad placentera nos hará felices hasta edades muy avanzadas.
Sin embargo, las constantes visitas al urólogo por el aumento de los valores de
PSA constituyen, evidentemente, un proceso penoso y embarazoso de diagnóstico
precoz que siempre implica mucho miedo. La prevención real aporta justo lo
contrario que el miedo, el goce de la vida. Este sería el deseo y la misión de esta
glándula: quiere regir y favorecer una maravillosa vida sexual.
PREVENCIÓN Y DIAGNÓSTICO PRECOZ DEL CÓNCER
La prevención es, en principio, algo distinto al diagnóstico precoz. En el primer caso
se puede impedir el mal de antemano y, además, hacerlo imposible gracias al
correspondiente posicionamiento vital. El segundo caso, el diagnóstico precoz,
pretende que el problema salga a la luz lo antes posible y poder luchar a tiempo
contra él. Por eso la prevención empobrece a los médicos y el diagnóstico los
enriquece. Posiblemente sea ese uno de los motivos por los que la primera casi no
aparece en la medicina convencional mientras que el segundo ha generado a su
alrededor una industria que no para de crecer. Comparado con la prevención en el
sentido que señala el libro La enfermedad como símbolo, el diagnóstico es poco
significativo, escasamente necesario y, además, va siempre asociado al miedo y la
esperanza de que no se encuentre nada…, pero nunca se puede afirmar con total
seguridad, ni siquiera haciendo rastreos semanales.
Por regla general, la prevención puede aportar mucha satisfacción, pues trabaja
sobre algo que es necesario para la vida y lo hace con una mayor probabilidad de
remedio que la que supondría tropezarse con la temida enfermedad que se pretende
prevenir. En el libro Lebensprinzipien (Principios de vida) reúno todas mis ideas
relativas a la auténtica prevención con la ayuda de los principios originales. Esta
prevención debe englobar, por supuesto, a la mente, tomar en gran consideración una
alimentación eficiente y de calidad, así como incluir el ejercicio (lo mejor es
practicarlo al aire libre) con fases de recuperación y descanso hasta llegar a la
dimensión espiritual de la meditación.
El diagnóstico precoz, que de forma totalmente errónea se considera una
profilaxis o prevención del cáncer, es una insolente falacia que no tiene tales
pretensiones, pero que siempre es mejor, por supuesto, que un diagnóstico tardío…
exceptuando las peligrosas mamografías. Sobre su efectividad como diagnóstico
precoz, las mamografías están cada vez más en tela de juicio e incluso aumenta el
número de médicos convencionales que se distancian de esos métodos, como es el
caso de la profesora Ingrid Muhlhauser, de Hamburgo, o Holzgreve, su colega de
Munich. Este último escribió sobre un metaanálisis, es decir, un estudio que
englobaba seis estudios independientes, relativos al carcinoma de próstata, que entre
los años 2005 y 2010 se realizaron a 387.286 personas y que no pudieron determinar
un descenso significativo de la mortandad basado en las evaluaciones de valores
PSA.33 Si se piensa en la angustia que se provoca, las circunstancias de los
reconocimientos y las consecuentes operaciones quirúrgicas, parece decididamente
necesario desaconsejar este tipo de «previsiones». Estos alejamientos de los
métodos tradicionales han aparecido incluso en revistas especializadas, como
Deutsche Ärzteblatt y Münchner Medizinische Wochenschrift, lo que constituye una
clara muestra de lo mucho que cambian los síntomas y los tiempos.
A estos avances se añaden los estremecedores resultados de la denominada
«medicina basada en la prueba», una rama de la medicina científica que tiene la
misión de examinar, muy de cerca y de forma científica, las medidas médicas
aplicadas. Como resultado de estas investigaciones, hace ya años que en Inglaterra
se han suprimido los reconocimientos preventivos en los problemas de próstata, pues
ha quedado claro que provocan más perjuicio que beneficio, sin olvidar su carga de
angustia y los falsos positivos, es decir, diagnósticos erróneos que suponen la
práctica de un gran número de intervenciones quirúrgicas innecesarias.
Pero el hecho de que desde hace tiempo no parezcan razonables las mamografías
no significa que no tenga sentido un reconocimiento manual de la mama por parte de
facultativos competentes. Esto no supone ningún obstáculo para una auténtica
prevención.
Yo, personalmente, a mis sesenta años, nunca me he sometido a uno de los
denominados reconocimientos de la medicina convencional y aseguro que no voy a
hacerlo si, en el peor de los casos, se trata de un reconocimiento precoz que sea
peligroso o molesto. Me pasé a la alimentación vegetariana cuando tuve claro lo que
me aportaba tanto en la salud como en el terreno espiritual: hace ya más de cuarenta
años que renuncié con sumo gusto al consumo de carne. Desde que leí The China
Study sigo, como ya he dicho, una dieta vegana.
En el plano emocional intento realizar satisfactoriamente mi misión en la vida y
avanzar por mi camino, tanto en el ámbito laboral como el de pareja y espiritual, lo
que supone también una prevención mental contra el cáncer. Además, dedico tiempo
y espacio a los temas del corazón, tal y como hago ahora en este libro, y eso se
puede asociar a una prevención mental de las afecciones cardiovasculares.
Naturalmente recomiendo a todos que sigan este mismo procedimiento.
CORRELACIÓN ENTRE EL CÁNCER Y LOS PRODUCTOS CÁRNICOS, ALGO DESATENDIDO
DURANTE MUCHO TIEMPO
No desearía, en absoluto, dar aquí la impresión de que el conocimiento de la
relación existente entre el cáncer y la alimentación es algo nuevo y que The China
Study no contaba con precedentes. La conocemos y advertimos sobre ella desde hace
décadas, pero este estudio en concreto, con su gran cantidad de participantes y sus
conclusiones, ha logrado llegar hasta el fondo de la cuestión. Con ese estudio, la
medicina convencional, que dice estar tan vinculada a la ciencia, debería haber
cambiado su enfoque; es como una conclusión de las investigaciones más antiguas.
En relación con el cáncer existe una gran cantidad de estudios anteriores en el mismo
sentido, que muestran que la medicina actual lleva mucho tiempo dormida y que se
han ocultado los mejores conocimientos relativos a las correlaciones más
importantes.
En 1992 se realizó un estudio de síntesis de otros 200 (!) en el que se afirmaba:
«En la mayoría de los tipos de cáncer, las personas con un bajo consumo de frutas y
verduras […] tienen doble riesgo de sufrir cáncer que las que las toman en
abundancia».34 La dependencia estaba muy clara en la gran mayoría de los estudios
pero, de hecho, no en todos. Sin embargo, en ninguno de ellos se mencionaban las
posibles ventajas referidas al abandono de la alimentación vegetal o a su reemplazo
por la proteína animal.
En 1999, el científico japonés Hirayama, del Instituto de Prevención Oncológica
de Tokio, basándose en un estudio realizado durante 17 años sobre 265.118 adultos
de seis prefecturas de Japón, llegó a la siguiente conclusión: «Los grandes
comedores de carne muestran una clara tendencia a sufrir cáncer de colon, pulmón o
mama. El riesgo se incrementa notablemente si, además, son fumadores y no toman a
diario verdura verde o amarilla».35 De igual modo, en el año 1990 los autores de un
metaanálisis referido a seis estudios independientes afirmaron: «Nuestras
investigaciones muestran entre las mujeres que ya han pasado la menopausia una
consistente y estadísticamente significativa relación positiva entre el riesgo del
cáncer de mama y la ingesta de grasas saturadas; se ha comprobado el extraordinario
efecto protector proporcionado por la ingesta elevada de fruta y verduras. Ese alto
grado de protección se acusa en especial con la vitamina C».36
La conclusión final de los autores en otro estudio: «Entre las mujeres que
padecían riesgo de sufrir cáncer de ovario, se comprobó que podían reducirlo
considerablemente solo con proceder a un cambio en su alimentación: disminuir la
ingesta de grasas saturadas y aumentar el consumo de verdura».37
Y algo realmente radical para los científicos, a pesar de que ya data de 1990:
«Basta pensar con calma sobre la base de los datos existentes [en lo que se refiere al
cáncer de colon], para concluir que la cantidad óptima de carne roja que se debe
comer es igual a cero».38
Claus Leitzmann y Andreas Hahn escribieron hace 15 años en Vegetarische
Ernährung (Dieta vegetariana): «Los análisis epidemiológicos nos llevan a la
conclusión de que con una adecuada selección de los alimentos se puede reducir en
un 90 % el riesgo de cáncer de colon y estómago, en un 50 % el de mama y en no
menos del 20 % el referido a gran cantidad de otros tipos de cáncer (pulmón, boca,
cuello, tráquea, esófago, vejiga, cuello del útero). […] Tal y como han reseñado
numerosos estudios epidemiológicos, los adeptos a la alimentación vegetariana
muestran una morbilidad y mortalidad a causa del cáncer claramente menores que las
del resto de la población, en especial en lo que se refiere al cáncer de colon y de
mama. Al mismo tiempo, a partir de un estudio longitudinal se concluyó que las
mujeres vegetarianas que sufren cáncer de mama tienen un ratio de supervivencia
cinco años más alto que el de las pacientes que no viven según las doctrinas
vegetarianas. […] Un consumo alto y mantenido en el tiempo supone un factor de
elevado riesgo para el cáncer de intestino. […] Si se sigue una alimentación rica en
fibra, ese riesgo de cáncer de intestino disminuye alrededor de un 40 %».
En consecuencia, los autores llegaron a la siguiente conclusión: «Está más que
contrastado que los vegetarianos son un grupo de bajo riesgo en lo que se refiere al
cáncer. Una dieta cuya base prima-ria sean los vegetales les aporta toda una serie de
alimentos preventivos, como pueden ser la fibra, las vitaminas y los minerales».39
Y el diario médico Ärzte Zeitung ya lo anunció en 1997: «Fumar sigue siendo,
con una cuota de aproximadamente el 20 %, una de las causas más importantes de
enfermedad, pero los datos epidemiológicos más recientes dejan atisbar que los
fallos en la alimentación son responsables, al menos, de la misma cantidad de casos
de cáncer».40 Y en el año 1999 fue aún más tajante: «Una alimentación rica en
grasas, y con gran cantidad de carne y poca verdura tiene una correlación muy
directa con casi la tercera parte de todas las afecciones cancerosas. Hasta la fecha se
ha detectado una estrecha dependencia entre los hábitos alimenticios y la incidencia
de carcinomas en 18 tipos de tumores».41
La carga de las pruebas disponibles desde hace muchos años es impresionante.
Pero para aquellos colegas que todavía no lo puedan creer y prefieran criticar la
metodología de los estudios independientes u orientar su indignación en un sentido
distinto mediante la racionalización de otra pseudociencia, habría que añadir dos
puntos más:

No existe ni un solo estudio que corrobore algún efecto positivo de la carne


sobre el cáncer.
En el Anexo42 se dispone de una extensa lista de estudios que ya comenzaron en
el año 1975. Todos van en el mismo sentido: comer carne favorece el
desarrollo del cáncer, mientras que la dieta vegetariana nos mantiene
saludables.

Como apoyo, aquí apunto una referencia de la página web www.fleisch-macht-


krank.de, en la que aparece una lista de otros estudios internacionales, todos en la
misma dirección.
Resumen:
Cuanto más elevado sea el nivel de colesterol, mayor será la probabilidad de
enfermar de cáncer, y ese riesgo también aumenta con la grasa animal incluida en la
alimentación: se puede concluir que una ingesta puramente vegetal provoca un claro
efecto reductor del peligro de padecer cáncer.
Hace ya décadas que una gran cantidad de estudios señala a los productos animales
como impulsores del cáncer y a la dieta vegetariana como una eficaz protección
contra él; esta última alimentación es una auténtica medida preventiva que debe ir
acompañada de la suficiente atención al trasfondo mental que genera la enfermedad.
Si la verdadera prevención es muy útil y apropiada, resultan muy peligrosas las
medidas de diagnóstico precoz, como las mamografías, de las que se va apartando
paulatinamente la medicina convencional. La alimentación vegetal no solo puede ser
efectiva contra los agentes cancerígenos, sino que también disminuye la
predisposición genética. La alimentación vegana y unos baños de sol moderados, es
decir, un abastecimiento suficiente de vitamina D, reducen de forma efectiva el
riesgo de padecer cáncer.
En el caso de cáncer de colon se debe añadir algo más: una alimentación vegetal rica
en fibra favorece la digestión, lo mismo que la práctica regular de ejercicio tiene un
efecto muy saludable contra el estreñimiento, que posiblemente sea una de las causas
fundamentales de este tipo de cáncer. La dependencia entre el consumo de productos
lácteos y el riesgo de sufrir una enfermedad tumoral es especialmente llamativa en el
caso del cáncer de próstata.
Enfermedades autoinmunes: ¿Qué sucede en el cuerpo?

La medicina convencional presume de haber derrotado las grandes enfermedades


infecciosas, pero si se observa con más atención, se verá que tal afirmación no tiene
nada que ver con la realidad. Las grandes epidemias se han superado con la mejora
de la higiene, una alimentación suficiente y las mayores posibilidades de acceder a
la calefacción. Estas medidas incrementaron las defensas orgánicas y eliminaron las
oportunidades de ataque de los agentes patógenos.
GUERRA A ESCALA DE ORGANISMO
Hoy en día, como ocurría en tiempos pasados, siguen existiendo trastornos
infecciosos, pero hemos conseguido reducirlos a fuerza de vacunas, antibióticos y
antipiréticos. En lugar de desarrollar nuestra parte espiritual, psíquica, para
fortalecer el ánimo, abordar nuestra vida, enfrentarnos a ella, y generar una
autorrealización ofensiva, mantenemos constantes conflictos en forma de pequeñas y
medianas guerras en el organismo, que es donde se manifiestan las infecciones, para
las que recurrimos a la medicina convencional y sus remedios. Así desplazamos la
energía de la agresión, pero solo lo hacemos en el cuerpo y con el resultado final de
una cosecha de alergias.
Un estudio científico, que casi no apareció en las publicaciones médicas
especializadas, aunque sí en conocidas revistas como Der Spiegel y Profil, causó un
gran revuelo al afirmar que una cura de antibióticos administrada durante los dos
primeros años de vida de una persona eleva en un 50 % la probabilidad de que sufra
alguna alergia a lo largo de la vida. Existen pocos motivos para afirmar que esto no
ocurra de forma similar en los siguientes años de vida.
Por este camino lo único que conseguimos es desplazar las agresiones desde el
nivel de lo agudo hasta el de lo crónico. Hoy en día el sistema inmunitario no entabla
una guerra abierta contra la infección, sino que se dedica a unas prolongadas
hostilidades alérgicas.43 La lucha que se ha extendido por el organismo en forma de
infección hace que los acontecimientos alérgicos adopten cada vez más un aspecto
similar al de una guerra civil. Los procesos defensivos ocasionan problemas muy
serios.
DRAMÁTICO INCREMENTO DE LAS ENFERMEDADES AUTOINMUNES
Está claro que ninguno de nosotros desea padecer alergias y luchamos contra ellas
con antihistamínicos y cortisona, con el único resultado de que una y otra vez
vuelven a manifestarse. Por tanto, ¿dónde están nuestras reprimidas energías
agresivas? En el sentido señalado en el libro La enfermedad como símbolo, todo
indica que se expresan en unas formas muy variadas, a modo de enfermedades
autoinmunes o de autoagresión.
Así, vemos un claro aumento de las afecciones tiroideas, como la inflamación
crónica del tiroides o tiroiditis de Hashimoto, y cada vez se detectan más
enfermedades autoinmunes, como pueden ser ciertos episodios traumáticos de
poliartritis (afectan a las articulaciones) y polimiositis (a los músculos), pasando
por el síndrome de Sjörgen, así como la leucodermia o vitíligo (presencia de
manchas blancas en la piel), la diabetes de tipo 1 y la esclerosis múltiple, el Lupus
erythematodes, la debilidad muscular (Miastenia gravis), la glomerulonefritis, que
afecta a los riñones, la esclerodermia y las inflamaciones oculares conocidas como
uveítis.
Otras enfermedades se encuentran bajo sospecha de ser autoinmunes, como por
ejemplo la enfermedad de Crohn, que ataca al intestino, y el Parkinson. En total,
actualmente se conocen 40 afecciones autoinmunes, un aumento espectacular en una
sola generación.
Por otro lado, habría que mencionar el cada vez más extendido reuma (en
Alemania el número de reumáticos es ya de unos cinco millones), que ha salido
mucho más a la luz a raíz de estudios recientes. Los productos de origen animal, en
especial la carne, los embutidos y el pescado, contienen ácidos araquidónicos, entre
los que encontramos productos de desintegración como las prostaglandinas y
leucotrienos. La alteración de las prostaglandinas (entre otras cosas, regulan los
procesos inflamatorios) produce dolor, y la variante E2 provoca en los pacientes
reumáticos una disminución del líquido articular y participa en los trastornos de los
cartílagos.44
Cuantos más ácidos araquidónicos contenga la alimentación, más sustancias
inflamatorias se generarán. Esta afirmación no debe resultar sorprendente, pues
muchos estudios realizados sobre colectivos de pacientes reumáticos han constatado
que la alimentación vegetariana actúa de inhibidora de la inflamación y como
analgésica.45 Se deduce, por tanto, que la alimentación vegana es muy efectiva a
causa de su carencia total de ácidos araquidónicos.46
Una posible explicación de las alergias y los problemas autoinmunes podría
estar en la leche. Basta tener en cuenta que en tiempos pasados la gente solo
consumía la leche procedente de unas pocas vacas, siempre las mismas, o bien las
familias ordeñaban a un solo animal, mientras que actualmente se les suministra una
increíble mezcla de innumerables partidas de leche procedentes de gran cantidad de
animales. Cada vaca tiene su proteína específica, tan individual como pueda ser una
huella dactilar humana. La ingestión de esa mezcla de proteínas puede suponer un
gran esfuerzo para el organismo. También puede tener un papel relevante la
pasteurización y desnaturalización de la leche.
EL PRINCIPIO DE LA AGRESIÓN
En general, se puede afirmar que no entendemos bien el principio de la agresión
(solo hace falta fijarse en las guerras que estallan a nuestro alrededor). Lo mismo
que sucede en el planeta, en nuestro organismo arden conflictos provocados por los
seres humanos y dichos conflictos parecen inflamar cada vez más a sus actores. No
existe ningún motivo natural por el que los efectos de la alimentación vegana, en lo
que se refiere a la reducción de inflamaciones y del dolor gracias a la eliminación de
los ácidos araquidónicos, puedan propiciar el reuma. Sin embargo, sí se sabe que
todas las depresiones, con sus autoagresivas tendencias suicidas, pueden encontrarse
entre las afecciones autoinmunes.
En Estados Unidos, pioneros en este sentido, casi un 3 % de la población, es
decir, unos nueve millones de personas, sufre enfermedades autoinmunes; incluso es
muy probable que la cifra llegue a los doce millones de personas.
Las enfermedades de autoagresión son casi tres veces más frecuentes entre las
mujeres que, a causa del típico arquetipo masculino de agresión, sufren más
problemas. Además, esas afecciones se intensifican según nos alejamos de la línea
del ecuador. Es muy significativo que la esclerosis múltiple se dé en los países
nórdicos con un índice 100 veces superior al constatado en zonas cercanas al
ecuador. Existe la sospecha de que el sol, la vitamina D y su forma activa, el
calcitriol, puedan tener un papel decisivo en esos índices. También puede tener
cierta correlación con la orientación básica de los genes nórdicos, a los que la
escasez de sol transmite un contexto más estricto del sentido de la vida.
LA LUCHA CONTRA EL PROPIO CUERPO
Nuestro sistema inmunitario, altamente sofisticado, es como un ejército bien
organizado que cuenta con todas las armas posibles y que lucha siempre con
moléculas de proteína en forma de antígenos. Ya sean virus, bacterias o cualquier
otro agente patógeno, lo decisivo para la defensa del organismo son las estructuras
proteínicas superficiales destinadas al contraataque. El sistema inmunitario siempre
mide las fuerzas del enemigo y genera imágenes reflejadas de su estructura exterior,
que le sirven como patrón o modelo para producir los anticuerpos adecuados.
En el caso de las infecciones y las alergias, los patrones creados de las
estructuras exteriores son las de alérgenos o agentes patógenos, que en el caso de las
enfermedades autoinmunes son las propias estructuras de proteína del cuerpo. Ya
que todas nuestras superficies y zonas limítrofes constan de moléculas de proteína,
las formas de presentación son de lo más variadas. El organismo cuenta con una gran
cantidad de expresiones para actuar frente a las tareas pendientes.
La pregunta científica más esclarecedora sería la referente a las causas por las
que el organismo confunde las estructuras endógenas del cuerpo con las que le son
extrañas y contra las que debe luchar. Todavía no disponemos de una respuesta
adecuada. Sin embargo, podemos constatar con total claridad que cuanta más
proteína reciba nuestro organismo, más se eleva el peligro de que la confunda con
estructuras proteínicas extrañas y se desarrollen enfermedades enmarcadas en el
ámbito de la autoagresión. The China Study demuestra que una alimentación pobre
en proteína reduce drásticamente la posibilidad de sufrir una de estas enfermedades.
Además, como ya he apuntado, la proteína animal es muy poco beneficiosa, y mucho
menos que ninguna la de la leche de vaca.
BÚSQUEDA DE HUELLAS
Un camino imaginable para la enfermedad autoinmune podría ser el siguiente: en un
lactante que no es amamantado o solo lo es durante el breve periodo de cuatro meses
(algunos ginecólogos recomiendan incluso los tres meses), la alimentación sustitutiva
a base de preparados de leche materna y de vaca recargan demasiado su joven
intestino y consiguen (aun cuando solo sea en cantidades muy pequeñas) llegar poco
digeridos a la sangre y a los tejidos, donde despiertan la sensibilidad del inmaduro
sistema inmunitario, que comienza a segregar anticuerpos. En algunos estudios se han
encontrado anticuerpos contra la leche de vaca en enfermedades como la diabetes de
tipo 1, así como en el denominado factor reumatoide, que igualmente es una proteína.
Podría ocurrir más tarde que una hiperacidificación o una extremada
sensibilidad a la histamina provoquen que ese intestino precozmente dañado ya solo
permita la entrada de pequeñas cantidades de proteína en la sangre o los tejidos.
Para ello servirían sobre todo proteínas semidigeridas y, por tanto, acortadas.
Dado que se asemejan a las estructuras proteínicas endógenas, el sistema
inmunitario se desconcierta y piensa que esas estructuras propias del cuerpo son
extrañas, las trata como enemigas y, por tanto, las ataca. En la diabetes se trata de
una confusión con las estructuras proteínicas del páncreas, mientras que en la
esclerosis múltiple la confusión se refiere a las vainas de mielina (que sirven de
protección a las células nerviosas). En la tiroiditis de Hashimoto la confusión está
relacionada con los tejidos de la glándula tiroides.
DIABETES DE TIPO 1
El problema de la autoagresión queda muy subrayado en la diabetes de tipo 1 o
diabetes juvenil. Algunos estudios indican que se desencadena a causa de la ingesta
de leche de vaca. Una investigación de origen finlandés47 pudo demostrar que la
sangre de más de 140 niños afectados de diabetes juvenil disponía, sin excepción, de
anticuerpos contra la leche de vaca y que la cantidad era mucho más elevada que en
el caso de niños sanos. Aquí aparece de nuevo la correlación existente entre el
consumo de leche de vaca y la diabetes de tipo 1, como pudieron contrastar los
investigadores Dahl-Jorgensen, Joner y Hanssen en 1991 en 12 países distintos.48

La correlación entre el consumo de leche y la diabetes de tipo 1 en varios


países.49

Cuanto más elevado es el consumo de leche de vaca, más frecuente es la


aparición de la diabetes de tipo 1. En Japón, con un consumo per cápita de 40
litros/año, la cifra es de 2 niños por cada 100.000; en Holanda, con más de 100
litros al año, la frecuencia sube a 10; mientras que en Finlandia, con casi 240
litros/año, la cifra casi llega a los 30 casos. Un estudio realizado por Virtanen, Laara
e Hypponen, que comenzó en el año 2000 y aún se esta efectuando, indica que un
elevado consumo de leche de vaca aumenta de 5 a 6 veces el riesgo de padecer
diabetes de tipo 1.
Todo indica que si se reunieran las grandes cifras de los diversos estudios, se
podría afirmar que los niños que no han sido amamantados o los que han sido
destetados antes de tiempo están expuestos a un riesgo muy elevado de sufrir
diabetes de tipo 1. Ese riesgo también se incrementa con una posible predisposición
genética. Por supuesto, esto no significa que los niños que sí han sido amamantados
durante mucho tiempo no puedan sufrir diabetes, aunque lo cierto es que ocurre en un
menor número de casos. Asimismo, sigue siendo muy importante tener en cuenta el
papel que tiene la mente en cualquier enfermedad, así como el amor y el afecto
recibidos a lo largo de la existencia.50 En el caso de la diabetes, fluye la glucosa y
con ella la dulzura de la vida, que no puede ser asimilada ni retenida. Precisamente
aquí es necesario aprender que hay que ser permeable al amor sin llegar a retenerlo.
También habría que observar el papel de la madre lactante, y si toma leche de
vaca durante ese período. En este contexto se sabe que enfermedades alérgicas,
como la neurodermitis, puede llegar a desaparecer radicalmente si la madre renuncia
por completo a los productos lácteos.
Una vez más, aquí se muestran con efecto retroactivo los tremendos perjuicios
que ha provocado la medicina convencional con su rechazo a las lactancias largas.
Se quería prevenir que los niños ingirieran las sustancias nocivas contenidas en la
leche de sus madres y así, de una forma involuntaria pero prolongada, se ha
perjudicado tanto a las mujeres como a sus hijos. Es un ejemplo más de la
precaución que hay que mantener ante cualquier intervención que vaya en contra de
la naturaleza. No es nada sencillo mejorar la Creación, y son muchas las ocasiones
en las que las elevadas exigencias de la medicina convencional perjudican en lugar
de ayudar.
La mejor protección contra la diabetes de tipo 1 (y puede que para otras
enfermedades autoinmunes) es una larga lactancia, si es posible de madres con
alimentación vegana, y ahorrar por completo a los bebés la ingesta de leche de vaca
o de cualquiera otra de sustitución.
Para los casos de esclerosis múltiple encontramos una curva similar a la de la
diabetes de tipo 1 en lo que se refiere a la distribución de frecuencias por países.
Ambas enfermedades tienen una incidencia mucho menor según nos vamos acercando
al ecuador y esa afirmación es válida, en mayor o menor medida, para muchos de los
problemas autoinmunes. Puede que esta singular distribución geográfica sea solo un
reflejo de la problemática asociada a la proteína animal y, sobre todo, a la leche.
Puede que ambos parámetros sean relevantes, pues, como demuestran muchos
estudios, la carencia de vitamina D, y sobre todo de su forma activa también
participa en los procesos autoinmunes.
Este contexto podría tener el siguiente aspecto desde el punto de vista de la
bioquímica: el sol produce vitamina D al entrar en contacto con la piel, y dicha
vitamina es transformada en su forma activa a través de los riñones, circunstancia
que sirve manifiestamente de ayuda contra las enfermedades autoinmunes. También
se ha mostrado que una alimentación rica en proteína animal, y en especial en
productos lácteos (posiblemente por el exceso de ácido), puede evitar la
transformación en esta forma de vitamina activa o incluso impedirla por completo.

Resumen:
Las enfermedades autoinmunes se ven favorecidas por la presencia de proteína
animal en la alimentación. Sobre todo hay que advertir de esta correlación en el caso
de la leche de vaca, muy en especial en los lactantes. La leche de vaca favorece la
diabetes de tipo 1 y lo hace en mayor medida cuanto antes se comience a consumir
este tipo de leche. Una alimentación vegetariana puede reducir las posibilidades de
sufrir alguna de estas enfermedades o incluso producir mejoría en las que, por
cualquier causa, ya estén presentes.
El avance de la obesidad y la diabetes de tipo 2

Si damos crédito a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad y la


diabetes de tipo 2 se convertirán en las dos grandes plagas del futuro. En el país
puntero, Estados Unidos, el número de personas con sobrepeso supera a las de peso
normal. En veinte años, de 1978 a 1998, los norteamericanos con sobrepeso
incrementaron su cifra de un 15 a un 30 % y en fechas actuales ya se ha doblado esa
cifra. El grupo de personas obesas supone un tercio de la población, y otro tercio
corresponde a las personas con sobrepeso, lo que solo deja otro tercio para las
personas con peso adecuado o por debajo del mismo.
EL SOBREPESO DINAMITA TODAS LAS MEDIDAS
Resulta muy poco tranquilizador que en Estados Unidos ya exista más de un tercio de
la población veinteañera con problemas de obesidad. También se está
incrementando la cifra de personas con obesidad severa. No es de extrañar que en
ocasiones se produzca una macabra puesta en escena con estas últimas: en el peor de
los casos, para llevarlas al hospital hay que sacarlas de sus habitaciones con grúa, y
no es extraño que fallezcan de muerte prematura al no poder ser trasladadas.
Curiosamente, tienen un final parecido al que nosotros reservamos rutinariamente a
millones de animales. Poco a poco vamos alcanzando la sombra.
Lo que las personas se hacen a sí mismas y la tortura y el martirio de los
animales se reflejan siempre al final de la vida en una caricatura de lo que Dios hizo
con el hombre y que nos ha llegado a través del Antiguo Testamento: crear su propia
imagen. Dios nos llamó a extender nuestra conciencia sobre todo y en todos los
límites, y una vez más no hemos entendido nada y le hemos denegado al cuerpo la
misión de superarse en toda su extensión, y además de un modo que supera todo lo
imaginable.
En Alemania, según un estudio federal sobre salud realizado en el año 2005, la
tendencia es parecida a la de Estados Unidos, y aunque todavía no resulte tan
preocupante, lo cierto es que se están viendo claramente afectadas las generaciones
jóvenes. En la población de edad inferior a los 18 años, el 1 % de las chicas y casi
el 4 % de los chicos tienen problemas de obesidad, mientras que entre los 18 y los
25 años, el 41 % de las chicas y casi el 55 % de los varones son obesos; entre los 25
y los 30 años, las cifras de las mujeres se incrementan claramente, un 43 %, mientras
que el sexo masculino solo llega al 28 %.
En Austria, según un informe alimentario del año 2008, el 50 % de los adultos
tiene sobrepeso u obesidad;51 en escolares de 6 a 15 años lo padecen del 17 al 18 %
de las chicas y del 20 al 21 % de los chicos.
En España, se estima que un 39 % de la población padece sobrepeso y un 14,5
%, obesidad, según el Instituto de Obesidad. En los niños las cifras son más
preocupantes, ya que, según el estudio «Aladino» realizado por la Agencia de
Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), el exceso de peso afecta al 45,2 % de
niños y niñas de edades comprendidas entre los 6 y los 9 años.
Los problemas de sobrepeso se han convertido en una epidemia a escala
mundial. Unos 1.600 millones de personas padecen sobrepeso, lo que se plasma en
un índice de masa corporal (IMC) superior a 25. Y hay ya unos 400 millones de
obesos (IMC por encima de 30) y la mayoría son mujeres.52 El sobrepeso en la edad
infantil y juvenil no es solo un factor de riesgo decisivo para llegar a una madurez
obesa, sino que además es la piedra angular sobre la que giran precoces afecciones
cardiovasculares, enfermedades esqueléticas degenerativas y diabetes de tipo 2.
DIABETES DE TIPO 2: UN PROBLEMA MUNDIAL
La OMS ha reconocido el problema que supone el crecimiento epidémico de la
diabetes de tipo 2. En Estados Unidos, según señala Campbell, esta enfermedad ha
aumentado un 70 % en los últimos diez años. Lo más preocupante también es el
incremento en la población juvenil. La diabetes de tipo 2, que en mi época de
estudiante, hace unos 30 años, se denominaba diabetes del adulto, se ha convertido
en una enfermedad de gente joven e incluso de niños.
En la década de 1990, esta enfermedad afectaba en Estados Unidos a un 70 % de
la población de 30 a 40 años; a un 40 % de individuos entre 40 y 50 años; y a un 31
% de las personas de 50 a 60 años. Entre los indios pima, más de un 50 % de la
población (incluidos lactantes y niños pequeños) sufrían de diabetes de tipo 2.
En Alemania todavía se utiliza el nombre de diabetes del adulto, aun cuando
aquí también va afectando a cada vez más jóvenes. En el caso de personas por
debajo de los 50 años el número de diabéticos todavía es bajo: no supera al 3 % de
la población; en los hombres entre 50 y 60 años se eleva al 8 %, mientras que las
mujeres se quedan por debajo del 3 %. Entre los 60 y los 70 años, los valores
aumentan a un 13 y un 12 % respectivamente, y las mujeres entre 70 y 80 años llegan
a valores del 20 %.
En España, la prevalencia media de la diabetes de tipo 2 (en personas mayores
de 18 años) es del 13,8 %, pero la incidencia aumenta progresivamente, según el
estudio Di@bet.es del Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y
Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM).
Según estimaciones de las federaciones internacionales de diabetes, en el año
2050 la proporción de diabéticos será en Estados Unidos de un 14 % de toda la
población; en Alemania será del 13,5 %; en Austria, del 13,1 %; y en Suiza, del 12,4
%. Para Alemania supondría un aumento del 170 % en 30 años, y aún podría ser
peor, aunque también podría ser mucho mejor si se practicaran unas sencillas
limitaciones básicas. En Estados Unidos, los costes derivados de la diabetes de tipo
2 ascienden a 100.000 millones de dólare s/año.

Cómo se produce la diabetes de tipo 2


Conocemos en detalle la génesis de enfermedades condicionadas por la
alimentación, como podría ser la diabetes de tipo 2. En su patrón de ácidos grasos,
las membranas celulares están determinadas por la grasa ingerida en la alimentación,
lo que supone un importante efecto sobre la sensibilidad de los denominados
receptores de insulina. Los alimentos de origen animal suelen contener una gran
cantidad de ácidos grasos saturados. Los estudios también corroboran que una
elevada ingesta de ácidos grasos saturados favorece la resistencia a la insulina, un
paso previo a la diabetes de tipo 2.53
Así, la alimentación occidental, caracterizada por su alto con-sumo de carne y
derivados lácteos, se relaciona con una ingesta excesiva de ácidos grasos saturados
que, a su vez, se ha vinculado con el riesgo de padecer resistencia a la insulina y, en
consecuencia, diabetes de tipo 2. La resistencia a la insulina lleva además al
hiperinsulinismo, es decir, un elevado nivel de insulina de carácter crónico. También
supone un factor de riesgo en lo referente tanto a las afecciones cardiovasculares
como a los más diversos tipos de tumores.
Los defensores de la dieta Atkins (véase página 111) esgrimen las supuestas
ventajas de un cambio de alimentación basado en comer mucha carne y grasa animal,
y señalan una respuesta de la insulina disminuida que favorece la reducción de peso.
En realidad, esta alimentación basada en proteínas solo lleva a una respuesta de la
insulina muy superior a la que debería corresponder de acuerdo a su índice
glucémico.54
MOTIVOS PSÍQUICOS PARA EL SOBREPESO, LA OBESIDAD Y LA DIABETES DE TIPO 2
Cambios radicales suponen también avances radicales. De hecho, en ningún cuadro
clínico resulta tan clara la correlación con la alimentación y el equilibrio psíquico
como en estos trastornos: en el caso del sobrepeso se plasma la abundancia y la
satisfacción; en la diabetes,55 la dulzura de la vida y el amor. Por lo tanto, cambiar la
alimentación y hacer suficiente ejercicio, en lugar de relacionar la abundancia en la
comida con la satisfacción, evitan con toda seguridad tanto el sobrepeso como la
obesidad. Quien, además, tenga resuelto el aspecto de la sensualidad y el amor, y
experimente en sentido figurado la dulzura de la vida, estará muy protegido contra la
diabetes de tipo 2. En mis treinta años de experiencia médica no he atendido a un
solo vegano integral con problemas de sobrepeso o afectado por diabetes del tipo 2.

Resumen:
El aumento mundial del sobrepeso, la obesidad y sus enfermedades concomitantes,
como la diabetes de tipo 2, es tan alarmante como espectacular. La correlación entre
el consumo de carne y la diabetes de tipo 2 resulta más que evidente. Una
alimentación plenamente vegana puede evitar de entrada muchas enfermedades e
incluso aliviar las ya declaradas, sobre todo con el paso de la opulencia material a
una vida plena que, lo mismo que el afecto, ha conseguido abrirse un hueco en la
existencia. La diabetes de tipo 2 puede prácticamente evitarse gracias a un adecuado
cambio de alimentación, o con la práctica del ayuno.
Cómo perder peso sin dietas nocivas

La responsabilidad del sobrepeso y la obesidad, ambos trastornos con base en la


alimentación y escalones previos a la diabetes de tipo 2, recae en las grandes
cantidades de carbohidratos refinados (véase página 59) y la enorme cantidad de
proteína animal y grasa que se consumen en Occidente. La solución es muy sencilla y
está corroborada por numerosos estudios: un ejercicio físico moderado (enseguida
abundaré en este tema) y una alimentación vegetal plena.56 Naturalmente, eso implica
la renuncia automática a consumir todo lo que sea de procedencia animal.
Cada vez hay más estudios que se refieren a las ventajas de una vida vegetariana
y plenamente vegana. Los investigadores Key y Davey57 llegaron a la conclusión de
que entre las personas que renunciaban al consumo de carne, la probabilidad de
sufrir sobrepeso era extremadamente pequeña. Los Campbell reunieron algunos
estudios y constataron el menor peso de los participantes con alimentación vegana y
vegetariana. Además, examinaron una larga lista de estudios en los que los procesos
de sobrepeso se detuvieron por medio de una alimentación vegetariana pobre en
grasas; a corto plazo los resultados se reflejaron en unas sustanciales pérdidas de
peso. Y los que más perdieron fueron los que habían empezado con mayor
sobrepeso.
Las personas delgadas no adelgazan con este tipo de alimentación, como he
podido comprobar. Es decir, con una dieta vegetariana y vegana lo normal es que
cada uno encuentre «su peso ideal» y luego pueda mantenerlo, en especial cuando se
hace suficiente ejercicio, actitud que resulta mucho más sencilla para las personas
que llevan este tipo de alimentación debido a que se sienten más vitales y activas.
TROPEZAR CON PIEDRAS EN EL CAMINO
Naturalmente, también están aquellos vegetarianos que parecen respirar un aire más
puro, van siempre con la cabeza muy alta y metida entre las nubes y se creen
muchísimo mejores que los demás. Se trata de una arrogancia que se puede
interpretar como orgullo o confianza en sí mismos muy exagerada, de la que ya
advertía santa Hildegarda de Bingen a todos los que practicaban el ayuno. Tal y
como dijo el hermano benedictino David Steindl-Rast, se obtiene una gran felicidad
cuando uno se decide a llevar este tipo de vida. Pero lo ideal sería que fuera
acompañada de la humildad. Quien lo practique con altanería fracasa literalmente.
Además, siempre existen más piedras en el camino. Quien abandona la carne o
cualquier otro producto de origen animal y no consigue dar el paso hacia una
alimentación vegetariana integral, también puede, como vegetariano pudding o
junkfood (o sea, consumidor de comida de bajo valor nutricional y frecuentemente
alta en grasa, azúcar y/o calorías), caer en el sobrepeso y enfermar. Es necesario
todo el conjunto: una alimentación vegetal integral o bien, expresado al revés,
alejada de lo refinado, lo animal y, por supuesto, también de las personas arrogantes.
OTRAS AYUDAS PARA EVITAR EL SOBREPESO
Una gran ventaja es realizar diariamente ejercicio para obtener el equilibrio de la
oxigenación (véase página 76). Al cabo de un año de esta práctica se percibe una
gran diferencia, y no solo en cuanto a la pérdida de peso, sino también en el estado
de salud general. Es habitual que quien practica ejercicio todos los días (aunque solo
sea, por ejemplo, subir por las escaleras en lugar de servirse del ascensor) o realiza
un entrenamiento guiado llegue a perder de seis a siete kilos con facilidad.
A esto se añade, además, la ventaja decisiva de seguir una alimentación vegana,
como se ha podido comprobar en estudios con animales. Colin Campbell mostró en
sus experimentos con ratas que cuando les administraba un alimento con un contenido
del 5 % de caseína, en lugar del 20 % habitual, es decir, con la cuarta parte de la
cantidad normal de leche de vaca, no solo padecían menos cánceres y acusaban un
menor nivel de colesterol en sangre, sino que además se incrementaba notablemente
su esperanza de vida. Aunque ingerían muy pocas calorías, seguían manteniendo un
intenso calor corporal. Por otro lado, estaban más gordas que las ratas del grupo de
control, y parecían el doble de activas, como se comprobaba por el tiempo que
pasaban en la rueda de correr a lo largo de todo el estudio.
Una dieta sana basada en vegetales, rica en carbohidratos y pobre en proteína
provoca un metabolismo basal más elevado. Para decirlo de forma más clara, al
organismo se le exige más, tiene mayor rendimiento y quema muchas calorías. Esto
también es lógico, ya que la alimentación vegetal no aporta tantas proteínas, por lo
que el organismo debe utilizar más energía para generar las endógenas.
La forma más sencilla de alimentación proteínica sería la de consumir carne
humana, en la que existe toda la selección de aminoácidos que necesitamos. La
proteína animal de los monos, por ejemplo los chimpancés, cuya diferencia genética
con los seres humanos es solo del 2 %, sería la segunda carne más adecuada. Luego
estaría la proteína procedente de otros mamíferos cuya carne es muy similar a la
nuestra. Esto es algo que sabe muy bien todo cirujano o cualquier estudiante de
medicina al ver la carne que tiene en su plato y la compara con la que disecciona
cuando trabaja con un cadáver.
Evidentemente, nadie quiere comer carne humana y los chimpancés tampoco
forman parte de nuestro menú, ni siquiera los animales de presa, al menos en el
mundo occidental. Por tanto, hay que admitir que hemos conseguido un cierto
desarrollo positivo. Está claro que lo más sencillo para el cuerpo es consumir lo que
está más cerca, aunque no sea precisamente lo mejor.
Un criador porcino de Canadá asesinó a una gran cantidad de mujeres y
manipuló sus cadáveres como si fueran cerdos. Cuando se descubrió que los había
tratado como si fuera una producción de carne «normal» y que la había
comercializado sin ningún problema, la indignación y consternación fueron
indescriptibles. Quedó muy claro, sin embargo, que la carne humana no provocó más
perjuicios que la carne de otros animales. Puede que a continuación se produjera un
considerable descenso del consumo de carne de cerdo, pues el episodio generó una
saludable repulsión. Examinado desde un punto de vista meramente fisiológico, los
canadienses de la zona beneficiaron a su organismo con el cambio del tipo de
proteína que le aportaban.
Tan pronto como el hombre se procuró una alimentación vegetal variada e
integral, incrementó su peso al estructurar de manera mucho más específica el
metabolismo de los aminoácidos y mezclar de forma más intensa y nueva los
nutrientes. La alimentación rica en hidratos de carbono favorece más a nuestro
organismo que la que se basa en proteína y grasas. Estimula el metabolismo y, con
él, la combustión. Lo que se le exige también le favorece.
Por otra parte, esta alimentación integral rica en carbohidratos lleva consigo,
como se ha comprobado en experimentos con animales, una mayor necesidad de
ejercicio, lo que conduce a la senda del adelgazamiento. Se trata, por tanto, de una
actitud doblemente beneficiosa para el control del peso en las personas modernas,
además de favorecer la salud desde una panorámica muy amplia. Así, se puede decir
que la alimentación que reduce el peso también sirve para mantener la salud.
DIETAS FÓRMULA: A BASE DE PROTEÍNA, BAJAS EN CARBOHIDRATOS O BAJAS EN GRASAS
Por el contrario, las dietas bajas en carbohidratos, como la Atkins o la Metabolic
Balance, que se han puesto tan de moda en los últimos años, no solo son inadecuadas
porque incrementan la cantidad de proteínas y grasas, sino que, además, tampoco
evitan los productos lácteos ni tienen en cuenta los beneficios de los valiosos
carbohidratos integrales.
Los investigadores australianos Bilsborough y Crowe, en un estudio realizado en
2003,58 llegaron a la conclusión de que las dietas bajas en carbohidratos provocaban
a la larga una limitación de la movilidad corporal y, lo que aún es peor, favorecían
los trastornos de los lípidos, es decir, problemas con el metabolismo de las grasas:
las complicaciones acarreaban afecciones cardiovasculares (como trastornos del
ritmo del corazón o debilidad del músculo cardiaco), elevado riesgo de cáncer,
problemas renales y osteoporosis. Incluso podrían ser responsables de una muerte
repentina.
Otro efecto secundario del consumo excesivo de proteínas de la dieta Atkins es
el estreñimiento que sufren más de las dos terceras partes de las personas que la
practican. También aumentan los casos de halitosis casi en la misma proporción, los
dolores de cabeza en la mitad de los participantes y la caída del pelo.59
Es indiscutible que se consigue una pérdida de peso cuando se realiza una dieta
con fuerte consumo de proteínas, tal y como recomiendan los asesores de estas
dietas. El motivo es que se obliga al cuerpo a que trabaje con una enorme cantidad
de proteínas desconocidas para él. En el mejor de los casos, las elimina, pero puede
que las almacene. La calcificación de las arterias comienza con el depósito de
proteína, y el consumo de proteína también se ha relacionado con los problemas
reumáticos.
Naturalmente, adelgazar es importante en el caso de sufrir sobrepeso, pero
siempre hay que pensar en el precio que se puede pagar. También adelgaza colocar
al organismo bajo fuertes cantidades de estrés, porque consume un 10 % más de
energía, o la quimioterapia…, aunque está claro que nunca nos vamos a servir de
estas estrategias para perder unos kilos.

Una regla sencilla: comer lo que le sienta bien al cuerpo y la mente


De lo que se ingiere, para la mente solo es importante lo que desde el principio hasta
el final podemos asimilar sin problemas ni aversión. Muchas veces se trata de
criaturas que tienen un rostro, una madre que los ha traído al mundo y cuya cara
reconocen. Para el cuerpo y la mente es mucho más sencillo asimilar un menú a base
de plantas que han crecido, han echado raíces y han generado flores, algo que no
tiene nada que ver con las barritas de chocolate o con la mayoría de chucherías.
Además estos productos no nos dejarían echar raíces ni conseguir que florezca
nuestra auténtica esencia.
Después del ayuno, yo les aconsejo a los participantes en mis seminarios una regla
práctica: nunca deben comer nada que se anuncie en la televisión. Son cosas que no
necesitamos en absoluto.

Los efectos de los productos bajos en grasas son igualmente poco


esperanzadores. De hecho, no han conseguido reducir sustancialmente el contenido
de grasa en la alimentación. Además, este tipo de alimentos no sabe bien, por lo que
su consumo resulta insatisfactorio. Tampoco son nada convincentes si lo que se
pretende es adelgazar: basta con tener en cuenta que los cerdos no son engordados
con grasas sino con carbohidratos y una falta casi absoluta de ejercicio.
En el año 2009, el estudio europeo EPIC para la investigación del cáncer centró
su trabajo en los cuatro factores de riesgo de la vida moderna: sobrepeso,
alimentación poco saludable, falta de ejercicio físico y tabaquismo. Solo un 9 % de
los alemanes no estaba afectado por ninguno de esos cuatro factores de riesgo, y la
mayoría de personas estaba incluida en varios. Las consecuencias médicas fueron
muy relevantes y confirmaron todo lo dicho hasta ahora: aquellos a los que no
afectaba ninguno de los factores peligrosos reducían en un 90 % la probabilidad de
padecer diabetes de tipo 2; la reducción era del 81 % para el infarto cardíaco y de
un 78 % para otras enfermedades crónicas.60
Además de lo dicho, existe otro argumento que no se debe olvidar: con las dietas
de reducción se experimenta una sensación general de renuncia y abatimiento, por lo
que resulta muy comprensible la recaída: en realidad no es nada más que la vuelta a
las viejas costumbres.

Resumen:
Las dietas fórmula no funcionan a largo plazo, mientras que el ejercicio y la
alimentación vegetariana nos ayudan a no caer en la obesidad. Si sacrificamos, en
sentido figurado, en el ara de la vaca sagrada de la alimentación los tres tipos de
alimentos siguientes: 1) los productos cárnicos, 2) los productos lácteos y 3) los
carbohidratos refinados, ya no necesitaríamos sacrificar más vacas auténticas y en
lugar de eso nos desharíamos de una base fundamental sobre la que se sustentan las
actuales enfermedades de la civilización.
Osteoporosis: un problema de los consumidores de leche

Si los científicos del lobby de la industria lechera dijeran la verdad y la leche nos
reportara unos huesos firmes y fuertes, todos dispondríamos de una magnífica
configuración ósea, pues hace ya muchos años que seguimos sus consejos. Sin
embargo, las cosas no son como nos cuentan, pues es fácil comprobar que muchos de
los países punteros en el consumo de leche padecen, curiosamente, considerables
problemas de osteoporosis.
ALTA DENSIDAD ÓSEA Y OSTEOPOROSIS
Las roturas del cuello del fémur son un indicador de que existe una estabilidad ósea
defectuosa, pero no sirven para definir la densidad mineral ósea, cuya estimación
por medio de una densitometría se ha puesto de moda entre los médicos y supone una
práctica muy lucrativa. La gran cantidad registrada de estas fracturas61 señala que en
nuestras latitudes existe una elevada cantidad de personas afectadas por la
osteoporosis; en Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia, tres de los países con
mayor consumo de productos lácteos en el mundo, también ha quedado muy patente
el desarrollo de la osteoporosis.
La densidad ósea no es en todos los casos un buen indicador del peligro de la
osteoporosis y su medida es inútil, al menos en los pacientes. El mejor marcador
para la osteoporosis es la relación existente entre la proteína animal y la vegetal
presentes en la alimentación. Cuanto más alta sea la de procedencia animal, mayor
será el peligro de sufrir este mal.
HIPERACIDIFICACIÓN: UN FACTOR SUBESTIMADO
Si los países que han registrado un elevado consumo de leche a lo largo de tantos
años también están afectados por elevadísimos índices de fracturas del cuello
femoral y de osteoporosis, quizá lo más sensato sería cambiar el enfoque. En el año
1992 se realizó una investigación en la prestigiosa Universidad de Yale en la que se
integraban otros 34 estudios. El resultado: el 70 % de la fracturas óseas se podía
asociar a un elevado consumo de proteína animal.62 El motivo: estas proteínas
elevan el grado de acidificación de los tejidos, y el organismo debe neutralizar los
ácidos sirviéndose del calcio de los huesos, con la consecuencia de una alta
eliminación de calcio a través de la orina.
Sherman ya describió este efecto ¡en el año 1920!, aunque hasta la fecha no se ha
observado ninguna reacción a sus indicaciones. El motivo, una vez más, pueden ser
los intereses políticos, y que entonces no existían universidades tan renombradas
como la de Yale. Pero el siglo transcurrido debería ser más que suficiente para hacer
cambiar las ideas. El consejo de tomar derivados lácteos para evitar la osteoporosis
es perjudicial e incluso malintencionado por parte de los médicos, pues ya hace años
que diferentes profesionales afirman, por ejemplo, que el queso aporta ácido a los
huesos y que estos no lo resisten.
El calcio que aporta la leche no puede equilibrar el efecto de movilización del
calcio de los huesos provocado por la hiperacidificación. Se puede, pues, decir que
la leche es un buen proveedor de calcio, pero aún es mejor ladrón del mismo. A fin
de cuentas, el balance siempre es negativo: la leche aporta más perjuicios que
beneficios.
Por tanto, el exceso de ácido es un factor decisivo en el proceso de la
osteoporosis. Los fundamentos de la hiperacidificación se basan en una alimentación
rica en proteína, sobre todo proteína animal y productos artificiales como pueden ser
los dulces, que están compuestos prácticamente de carbohidratos refinados y, sobre
todo, azúcar. De acuerdo con mi propia experiencia, otro factor decisivo es el estado
de ánimo vital. Las personas que tienen mal humor tienden a sufrir más deprisa un
exceso de ácido que las que, colocadas en la actitud contraria, mantienen un talante
abierto y tranquilo frente a la vida.
En el año 1931, el fisiólogo alemán Otto Warburg, premio Nobel de Fisiología y
Medicina, formuló dos verdades esenciales sobre el tema del cáncer: donde aparece
el cáncer existe 1) hiperacidificación y 2) falta de oxígeno. El exceso de ácido es un
mal subestimado por la medicina convencional y sería bueno que ahora, al menos en
lo que se refiere a la osteoporosis, pudiera ser reconocido científicamente como un
problema.
Los Campbell presentaron un gráfico en la Universidad de California (San
Francisco) con resultados de 87 estudios realizados en otros países. Mostraron la
notable disminución del riesgo de fracturas de cadera al aumentar el aporte de
proteína vegetal.
Según el gráfico, existe la probabilidad de sufrir una fractura del cuello del
fémur en países cuya relación entre el consumo de ambos tipos de proteína sea
menor que 1, y se puede situar en una cifra entre 50 y 200 por cada 100.000
habitantes. A partir de una relación de 2, es decir, cuando el consumo de proteína
vegetal duplica a la de origen animal, el ratio se reduce prácticamente a 0. Esto
significa que la forma de conseguir la desaparición casi absoluta de la osteoporosis
pasa por incrementar la ingesta de proteína vegetal y abandonar la animal.

La correlación entre las fracturas de cadera y la relación de proteínas vegetales


y animales en la alimentación de varios países.64

Un estudio de la misma universidad del año 2001,63 llevado a cabo durante siete
años sobre un colectivo de 1.000 mujeres que habían rebasado los 65 años, analizó
la densidad ósea, la rotura de cuello de fémur y el consumo de las distintas
proteínas. La comparativa no tuvo en cuenta a mujeres de distintos países, sino solo
los valores obtenidos en mujeres estadounidenses a fin de no modificar los
resultados por causa de otros factores. El resultado fue, de nuevo, muy similar: las
mujeres con una ingesta elevada de proteína animal sufrían cuatro veces más
fracturas que las que presentaban un consumo más bajo; y durante los siete años del
estudio se observó que la densidad ósea de las participantes aumentaba rápidamente
en las mujeres con menor ingesta de proteína animal. Recordemos que las mujeres
norteamericanas que consumen pocas proteínas las extraen en un 50 % de fuente
animal. Si esa proporción se redujeran a un 25 % o se evitara por completo, los
resultados serían mucho mejores que los obtenidos en este estudio realizado a nivel
estatal.
Para los carnívoros alemanes la comparación con los nigerianos resulta muy
significativa. El consumo de proteína animal de los naturales de Nigeria es de un 10
% y, comparados con los germanos, su probabilidad de sufrir fracturas es un 99 %
más baja. Estos datos se han contrastado en el mismo estudio citado al principio de
este capítulo.65 Por su parte, las nigerianas, como el resto de los africanos, casi no
toman leche de vaca rica en calcio y tienen muchos hijos a los que amamantan
durante años. Según la medicina convencional, deberían padecer severos cuadros de
osteoporosis. Sin embargo, ocurre todo lo contrario: las alemanas padecen
osteoporosis y las nigerianas casi ni la conocen.
EL CONSUMO DE LECHE PERJUDICA A LOS HUESOS, EL SOL LES BENEFICIA
Como se ve, no está científicamente justificado el consumo de leche o de calcio en
las mujeres occidentales como método para cuidar la salud de los huesos, sino que,
al contrario, existen estudios que se oponen a esa aseveración. Citemos por ejemplo
los realizados por Wachsman y Bernstein, que ya en 1968 comprobaron que una
excesiva ingesta de calcio elevaba la probabilidad de las fracturas óseas.66 Por su
parte, Hegsted, que fue profesor de Harvard y experto en calcio, sostuvo la idea de
que una administración constante y prolongada de calcio limita la capacidad del
organismo para regularlo y servirse de él.
Existe, además, una gran cantidad de estudios científicos que afirman que una
ingesta elevada de calcio, acompañada de un alto consumo de alimentación de origen
animal, favorece notablemente la osteoporosis. La leche y los derivados lácteos son
los únicos alimentos que contienen ambos inconvenientes, por lo que lo mejor sería
prescindir de ellos.
Aquí también tiene un papel determinante la ya mencionada vitamina D o su
forma activa, el calcitriol (véase página 268). Y una vez más se destaca la
importancia del sol. Su función favorable para el metabolismo óseo y la reducción
del raquitismo (reblandecimiento de los huesos) es conocida desde hace muchos
años.
¡Ni que decir tiene que una alimentación libre de proteína animal, o con una
mínima parte de ella, y una vida algo más soleada evitarían todos los males de los
que venimos hablando! Pero esa actitud supondría: un espectacular retroceso para el
consorcio de la industria lechera, que los cirujanos vieran muy mermadas las
fracturas provocadas por la edad, que los ginecólogos y ortopedas tuvieran que
olvidarse de sus densitometrías y que la industria farmacéutica y la de suplementos
dietéticos se vieran en la necesidad de orientar sus conceptos en otro sentido.
En realidad, ninguna de estas ramas de la industria, a excepción de la láctea,
tendría que renunciar a su actividad; incluso los ganaderos podrían proponerse algo
mucho más razonable que producir leche. Bajo la dirección del doctor Tuan Nguyen,
un grupo de investigadores del Garvan Institute of Medical Research de Sydney67
realizó un estudio con un grupo de 105 monjas que seguían una dieta vegana estricta,
todas pertenecientes a distintos conventos budistas en Vietnam. El resultado fue que
ninguna de ellas padecía osteoporosis. Según el estudio, al llegarles la menopausia
no sufrieron una caída acelerada de su densidad ósea. Además, los investigadores
suponían que entre esas religiosas, de 50 a 85 años de edad, se manifestaría una
clara osteoporosis debido a que la alimentación vegana suponía una completa
renuncia a los productos ricos en calcio. De hecho, su ingesta diaria de calcio era tan
solo la tercera parte de los valores recomendados, pero su densidad ósea no resultó
más baja que la del grupo de control de mujeres de la misma edad que comían todo
tipo de alimentos.
LA MISIÓN DE LA MENTE
Eliminar los lastres psíquicos y pasarse a la alimentación vegana evita la aparición
de la osteoporosis. Las mujeres que durante la menopausia, o después de ella,
resultan afectadas con más frecuencia deberían pensarlo conscientemente en lugar de
hacer trabajar en exceso a su organismo.
En la mitad de la vida, también es necesario soltar carga en el sentido figurado,
por ejemplo quitarse del cuerpo esos kilos de más y eliminar lo superficial, lo que
ya no va a servir en la segunda parte de la vida. Si consideramos que solo es el
cuerpo el que debe encargarse de tales tareas, no conseguiremos más que llegar a la
descalcificación ósea.

Resumen:
Los productos animales (en especial la leche) favorecen la osteoporosis. Lo mismo
cabe decir del exceso de ácido que provocan, sobre todo, los productos animales y
los dulces. Por tanto, resulta de vital importancia alimentarse con carbohidratos
integrales, mucha verdura verde de hoja y judías, estas últimas especialmente ricas
en calcio. Mantenerse en movimiento (tanto físico como mental) es muy
recomendable para actuar contra la hiperacidificación. Por supuesto, lo más sensato
es realizar las actividades y ejercicios que mejor se ajusten a la segunda mitad de la
vida.68
SE PUEDEN FRENAR LAS ENFERMEDADES
ASOCIADAS A LA EDAD

En la primera mitad de la vida podemos leer nuestra edad en el pasaporte. En


cambio, en la segunda mitad nos basta con examinar el estado de nuestros vasos
sanguíneos. Ya se ha hablado en el capítulo correspondiente (véase página 27) del
gran perjuicio que sufren nuestros vasos coronarios por el efecto de la proteína
animal. Sin embargo, si adoptamos una alimentación saludable nos mantendremos
sanos, le sacaremos mucho partido a la vida y podremos detener los típicos procesos
degenerativos asociados a la edad, y relacionados en muchas con
probocasioneslemas circulatorios.
ALZHEIMER Y DEMENCIA
Una enfermedad preocupante en la actualidad es el Alzheimer, una forma agravada
de demencia. Actualmente, un 1 % de la población norteamericana por encima de los
65 años está afectada por ese mal. La cifra se dobla cada cinco años. En Suiza se
perciben ratios de crecimiento más considerables que en Alemania, mientras que en
Italia son notablemente más bajos. En Austria afecta a más de 1 % de la población, y
cada año se suman otros 20.000 afectados.69 El World Alzheimer’s Report de 2009
vaticinaba para 2010 más de 35 millones de casos de demencia en todo el mundo.
Esto supone, según la revista médica The Lancet, un aumento del 10 % frente a los
sondeos del año 2005, y hace presagiar que en 20 años la cifrade enfermos de
demencia se habrá doblado.
Según la interpretación que recojo en mi libro El mensaje curativo del alma, el
aspecto emocional viene introducido en la Biblia con la idea de «Volver a ser como
niños». Si trasladamos este aspecto al cuerpo, nos infantilizamos y a eso lo
denominamos Alzheimer. Todo aparece en la Biblia («Si no cambiáis para volver a
ser como niños»), que indica lo importante que es regresar a la primera mitad de la
vida y volver a descubrir al niño que llevamos dentro. En mi opinión, la
probabilidad de sufrir Alzheimer en cada país es mayor cuanta más animadversión
se sienta hacia los niños. Esto no es mensurable desde un punto de vista científico
pero, como padre de una niña que padece una minusvalía, en los últimos veinte años
he observado que en países de «alta eficiencia», como pueden ser Alemania y Suiza,
la frecuencia de esta enfermedad es mucho mayor que en Italia, donde es bien
conocido el amor que sienten hacia los niños.
Por otro lado, es necesario relacionar el número creciente de enfermedades
asociadas a la demencia con la reacción del cerebro frente a las múltiples
represiones que las personas por encima de los 65 años tienden a sufrir. Cuando se
posee una capacidad mental entrenada para pasar por alto muchas cosas y se sabe
dejar a un lado lo desagradable, lo más normal es que el organismo, con su poder de
adaptación, aprenda a olvidar y saque de todo ello un plan de vida general. Más
complicado lo tienen ahora las personas que se jubilan antes de tiempo, las que
contaban con un trabajo bien definido y, de pronto, al día siguiente, sufren la
barbaridad del despido. La contaminación medioambiental, el estilo de vida y el
consumo de carne se ocupan del resto.
Algunas de esas características, como puede ser la falta de sintonía con los
niños, parecen estar relacionadas con la alimentación. Todo lo infantil pertenece,
como lo ancestralmente femenino, al arquetipo de la Luna. La típica alimentación
económicamente rica, relacionada, en cambio, con el modelo masculino, es muy
abundante en proteína animal frente a la de economías pobres, que siguen el patrón
femenino y es mucho más rica en hidratos de carbono.
En el caso de los trastornos del Alzheimer existen otros indicios que apuntan
también a la alimentación. Los niveles elevados de homocisteína, un producto de la
desintegración del aminoácido metionina que aparece predominantemente en la
proteína animal, hacen incrementar en 4,5 veces la probabilidad de sufrir Alzheimer;
los valores más bajos, es decir, una menor aportación de ácido fólico, una vitamina
que podemos ingerir a partir de la verdura de hoja verde, elevan el riesgo de
Alzheimer en más de 3 veces.70 En la página 309 se puede consultar un resumen
relativo al contenido de ácido fólico de diversos alimentos.
De todo ello, como no podía ser de otra forma, obtenemos la siguiente
conclusión: hay que alejarse de lo animal y dirigirse a lo plenamente vegetal. En
general, seguir ese principio resulta preventivo, además de lo útil que es recordar
nuestro origen natural y elegir el camino más sencillo y primario en lo que se refiere
a la alimentación.
Lo mejor es confiar en las sendas vitales fijadas por nuestra cultura por las que,
gracias a una niñez y juventud muy protegidas y a una agotadora vida laboral y
personal, se mantenga como objetivo para la segunda mitad de la vida un regreso y
retorno que lleve finalmente a los arquetipos marcados por nuestros mayores. Para
ello es necesario mantener todas las funciones del cerebro, algo, por otra parte, muy
saludable y razonable. La segunda mitad de la vida debería tener menos actividad
que la primera y, consecuentemente, estar marcada por la tranquilidad y el sosiego,
la conservación de los sentidos y el cuidado de la sensualidad. Ambas cosas resultan
respaldadas por un sensible patrón de tipo femenino y la correspondiente
alimentación rica en vegetales.
CUANDO BAJA LA CAPACIDAD VISUAL
La alimentación animal no solo lleva a trastornos prematuros de los órganos
sensoriales. Los Campbell señalaron que incluso puede estar relacionada con la
ceguera, para lo que se remiten al conjunto de 1,6 millones de estadounidenses que
sufren degeneración macular (afecta a la retina), y que en muchos casos acaba en
ceguera.71
Según un estudio sobre el efecto de los antioxidantes de origen vegetal en el
organismo, el riesgo de enfermar se podría reducir en un 88 %72 con una dieta
predominantemente vegetal. Algo semejante se puede afirmar sobre las cataratas, que
afectan a todos los norteamericanos por encima de los 80 años y a más de 20
millones de ciudadanos de Estados Unidos que han cumplido los 40. Con el consumo
de mayor cantidad de verduras de hoja verde, que contienen los antioxidantes
necesarios para mantener a raya a los amenazadores radicales libres, cada vez más
presentes en edades avanzadas, podríamos vivir durante mucho más tiempo, con
mejor visión y manteniendo el contacto diario con lo más esencial.

Resumen:
Descubrir de nuevo a nuestro niño interior y alimentarlo de forma vegana mantiene
alejadas numerosas enfermedades y el Alzheimer. En el mismo sentido, también se
procura un efecto marcadamente positivo frente a la disminución de la capacidad
visual y el resto de nuestra potencialidad sensorial.
Las grandes ventajas de la alimentación vegana

Cualquier persona que haya optado por seguir una dieta vegetariana o vegana
siempre debe soportar la preocupación de los carnívoros y sus constantes
afirmaciones de la supuesta escasez de suministro alimenticio y sus consiguientes
carencias. ¡Nada más lejos de la realidad! Más bien habría que preocuparse por los
consumidores de carne, pues, aunque sea de forma inconsciente, están tomando
mucho dolor, aflicción y miseria con su dieta a base de proteína animal y grasa, que
es la responsable de todas las desgracias comentadas anteriormente. Los carnívoros
también sufren, y no en último término, carencia de vitamina B (insuficiencia de
ácido fólico), no ingieren suficiente vitamina C y su suministro de fibra es muy
escaso.
La temida carencia de hierro, que es la constante preocupación de los
vegetarianos, no tiene que ser un problema si se practica una equilibrada
alimentación basada en productos naturales; además, tener demasiado llenos los
depósitos de hierro, como les sucede a los consumidores de carne, suele ser, de
acuerdo con los resultados de numerosos estudios, una de las causas que duplican el
índice de infartos de corazón.73 La capacidad de asimilar el hierro depende (según
explico en La enfermedad como símbolo), sobre todo, de la disposición que
tengamos para practicar una vida pacífica y valiente dejando totalmente de lado el
principio de agresión.
Todas estas tergiversaciones tienen mucho que ver con la circunstancia de que
algunos individuos se consideran a sí mismos consumidores natos de carne, aunque
la realidad sea muy contra-ria, pues sobre todo somos devoradores de plantas y
frutos, es decir, frugívoros, por eso nuestra masticación se realiza de una forma
especial y disponemos de una determinada longitud de intestino. Los carnívoros se
diferencian en muchos aspectos de los vegetarianos. En la página 129 se puede
consultar una comparación anatómica: frugívoros vs. carnívoros.74
LA ETERNA CANTINELA DE LA FIBRA
Aun cuando ha sido perseguida incesantemente por parte de la comunidad científica,
lo cierto es que hasta la fecha no se ha podido descubrir ninguna desventaja en
contra de la fibra. Por ejemplo, no disminuye la reabsorción de hierro del
organismo, tal y como se ha afirmado en numerosas ocasiones; su efecto es más bien
el contrario. La fibra o sustancias de lastre son un factor decisivo para nuestro
bienestar.

Volumen frente al estreñimiento


La fibra dietética no es más que eso, fibras vegetales que participan en el
metabolismo sin intervención en los procesos químicos, igual que un catalizador en
una reacción, pero cuya participación es totalmente indispensable. La fibra fija el
agua al intestino y reblandece las deposiciones, por lo que facilita su tránsito por el
intestino además de incrementar su volumen. Ambos procesos previenen el
estreñimiento, una afección muy extendida y una de las mayores causas del cáncer
rectal. Cuando en cierta ocasión tuve que hacer una sustitución en un consultorio
médico de la zona de la cuenca del Ruhr, el experimentado médico titular me
advirtió de que a las señoras de mas de 50 años no se les debía preguntar si tenían
problemas de estreñimiento, sino, dándolo por supuesto, enterarse de la forma en que
lo combatían. Podría ser una exageración, pero no excesiva. Más de las dos terceras
partes de los participantes en un estudio sobre dietas ricas en proteínas, por ejemplo
la de Atkins, sufrían estreñimiento (véase página 77).

Comparativa anatómica entre consumidores de carne y de fruta


Gran parte de la población de los países occidentales más desarrollados se sirve
de la amplia variedad de dietas hiperproteínicas, es decir, excesivamente ricas en
proteína animal en forma de carne y productos lácteos. Esas personas no tienen
conciencia de lo extremadas que son dichas dietas, hasta el punto de que si
posteriormente caen enfermos, no lo relacionan con el exceso de proteína, puesto que
seguramente al resto de las personas de su entorno les sucede algo parecido. Una
alimentación rica en proteína animal reduce la necesidad de hacer ejercicio, y a eso
se añade en segundo lugar que la carencia de movimiento favorece el estreñimiento.
Como es sabido, el león, cuando está ahíto, es muy perezoso. Esto se debe a que una
alimentación rica en proteína y con gran cantidad de grasa animal en forma de ácidos
grasos saturados no incita a hacer ejercicio y favorece el estreñimiento.
Las personas que no hacen correctamente la digestión corren el peligro, en
sentido figurado, de no ser capaces de digerir razonablemente su vida. De esa forma
se genera un círculo vicioso en el plano físico y mental que es necesario romper de
la forma más efectiva posible.
En cuanto al estreñimiento, son muchos los estudios que han confirmado que la
fibra es capaz de prevenir el segundo tipo más extendido de cáncer, el de colon. Esta
sustancia dispone además de un efecto beneficioso para el intestino, pues en un
primer momento lo llena y sacia para, después, ayudarle a realizar su trabajo. Tanto
la peristalsis (el movimiento intestinal rítmico) como la plenitud favorecen el
vaciado del intestino. Puesto que el trabajo siempre es bueno, y mejor que la
ausencia del mismo, esa movilidad se refleja en muchos niveles, desde el plano
físico al social. Un intestino vacío no solo resulta grato desde el punto de vista
subjetivo, sino que, además, es mucho más saludable que uno repleto. Dennis Burkitt,
de la Universidad de Dublín, mundialmente reconocido como «gurú del intestino»,
responsabilizó del cáncer de colon a la ausencia de fibra, además de acusarla de
otras afecciones como la diverticulosis, que consiste en la formación de pequeñas
bolsas o sacos (divertículos) en el intestino grueso.

Contenido en flbra de los productos alimenticios (por cada 100 g)75


Efecto de saciedad sin engordar
A lo dicho anteriormente se añade que la fibra dietética aumenta el volumen de
nuestra comida sin aportar prácticamente calorías. Sirve para evitar el incremento de
peso y debería ser la comida ideal para aquellas personas que no se preocupan por
alimentar su parte emocional, sino que se alimentan exclusivamente en el plano
físico. Subjetivamente, la fibra hace que tanto el plato como el estómago parezcan
totalmente llenos y eleva el efecto de saciedad de forma muy notable al actuar como
una especie de compensador natural del apetito.
Se trata de una artimaña similar a la que planteo a las personas que participan en
nuestro ayuno senderista. La sopa de ayuno que se da a los caminantes durante las
jornadas de ayuno está repleta de fibra y casi no aporta calorías, por lo que puede
ser consumida en las cantidades que se deseen. Se trata de una sopa a base de
muchas verduras, sobre todo col, con la que también se puede preparar crema, una
sopa muy espesa que consigue llenar por completo el estómago y hace que su
consumidor sea capaz de afrontar cualquier actividad. Al caminar se pone en marcha
el metabolismo corporal y comienza la quema de calorías. Al cabo de una semana,
los resultados son impresionantes pues, a pesar de que el estómago siempre está
lleno y que subjetivamente el hambre no desempeña ningún papel destacado, se
pierde peso corporal. Además, cabe destacar que los participantes generan
musculatura de una forma muy perceptible. Puesto que también se mantienen en su
peso, la pérdida general de grasa es aún mayor de lo que muestra la balanza.
Una semana de ayuno76 (en el sentido de invertir la polaridad) siempre es una
buena posibilidad para romper el círculo vicioso al que se ha hecho referencia
anteriormente y para volver a empezar en el plano de la nutrición.

Desintoxicación natural con la fibra


La fibra dietética, aun sin apenas intervenir en los procesos químicos de la digestión,
tiene un increíble y mágico efecto al ser capaz de ligarse a las sustancias tóxicas que
consiguen llegar al intestino para después eliminarlas con las heces. Esta eficaz fibra
solo aparece en la alimentación vegetal, y es más valiosa cuanto más clara sea dicha
alimentación. Con una dieta vegana se cubren de sobras las necesidades de fibra.

Proporción de diversos grupos de alimentos en la ingesta diaria de dioxinas y


otros contaminantes ambientales similares.77

En este punto se advierte la precariedad en la que viven las personas omnívoras.


Mientras que en un estilo de vida vegana se ingieren grandes cantidades de fibra,
pero casi ninguna sustancia tóxica, en las personas carnívoras el proceso es
justamente el contrario. El 78 % de todas las dioxinas y furanos, venenos muy
nocivos, se ingieren con los alimentos de origen animal, casi la cuarta parte
procedentes de la leche y los productos lácteos, lo que explica que incluso los
vegetarianos resulten afectados por esas sustancias venenosas. A lo largo de la
cadena alimentaria surge cada vez una mayor administración de productos nocivos
difíciles de eliminar, lo que produce envenenamientos por acumulación de tóxicos.
En las personas que consumen todo tipo de alimentos se incrementa mucho el peligro
y es a ellas a las que les puede resultar especialmente problemática la falta de
desintoxicación que les aportaría la fibra.
En casi todos los escándalos de tipo alimentario, los responsables y los
políticos subrayan siempre que no se trata de una concentración tóxica de carácter
relevante y que se excluye totalmente el peligro que puedan sufrir los consumidores.
Acerca de este tema existen dos estudios de la Universidad de Londres muy
reveladores, ambos de 2002. Muestran cómo varios de los denominados
xenoestrógenos, cuya acción combinada puede tener consecuencias hormonales, al
ser examinados individualmente muestran unos niveles toxicológicos poco
relevantes.78 Muchos de los venenos ambientales tienen efectos sobre las hormonas.
ANTIOXIDANTES: LA MULTICOLOR PLENITUD DE LOS ALIMENTOS
«Lo colorido es sano», afirma la fórmula. Las frutas de colores espléndidos y las
verduras vistosas no solo nos acompañan con su gran colorido, su variedad y su
belleza, sino que, tal y como se ha podido comprobar, también contienen
antioxidantes, unas sustancias de vital importancia para el organismo. Solo con saber
que todo lo que consumimos acabará, de una u otra forma, conviviendo con nosotros
debería bastar para dirigir nuestras apetencias hacia esta atractiva forma de
alimentarse. Todo lo que nos metemos en la boca y deglutimos se mantiene, sin duda
alguna, en nuestro ser. ¿Por qué no aprovechamos la conciencia de este hecho para
elegir e integrar en nuestra esencia lo que es bello y agradable?

Cómo se puede comer la alegría vital


La fruta y la verdura nos permiten observarlas desde su nacimiento como brote hasta
su formación como fruto maduro; podemos seguir todas sus fases de desarrollo como
verdadero alimento, circunstancia que no se puede afirmar con respecto a los
productos de origen animal, sino todo lo contrario, pues la transformación de unos
animales vivos en carne de carnicería es un proceso que, dicho de la forma más
suave posible, debería repugnar a las personas sensibles. Esto también es válido
para la actual y masiva producción de la industria huevera y de derivados lácteos,
tema al que me referiré en la segunda parte de esta obra. Las multicolores verduras y
frutas se mantienen siempre en el estadio de lo atractivo, y se ha demostrado que
estimulan los sentidos y, además, son imprescindibles para nuestra salud.
En cualquier país o rincón del mundo donde se practique la medicina natural,
observamos que las plantas tienen un papel muy relevante, frente a la escasa
importancia de los animales. Lo que sirve para aliviar tantos sufrimientos y, a la vez,
puede ser consumido a modo de alimento, también puede impedir ciertas crueldades.
Ha quedado demostrado a través de muchos estudios y encuentra su máximo
esplendor en la vistosa fruta repleta de antioxidantes. Estos pueden servir para,
literalmente, aportar color a nuestras vidas además de ayudarnos a mantenerla sana y
encontrar nuestra alegría de vivir. Conviene precisar, asimismo, que es mucho mejor
obtener sus beneficios de frutas y verduras naturales en lugar de tomarlas en
cápsulas.

¡Aliméntese de forma multicolor!


Es necesario alimentarse de una forma muy variada y, además, hacerlo a partir de
alimentos muy coloridos. He aquí una lista de distintos antioxidantes:

Carotenoides: albaricoques, melocotones, tomates, pimientos, brócoli, repollo,


espinacas, zanahorias
Vitamina C: limones, naranjas, arándanos, pimientos, kiwis, to-mates, espino
amarillo, patatas
Vitamina E: nueces, avellanas, aceite de germen de trigo, aceite de maíz, pipas
de girasol, aceite de soja
Flavonoides: cerezas, ciruelas, bayas, manzanas, lombarda, rabanitos rojos,
cebollas, rábanos, lechuga roja, berenjenas
Saponinas: guisantes, judías, espinacas

El sistema inmunitario de las plantas


Los antioxidantes solo aparecen en los vegetales, aunque podemos encontrar ligeras
trazas de ellos en animales que a su vez se hayan alimentado de vegetales. La
transformación de la energía solar primero en azúcares simples y posteriormente
sobre todo en carbohidratos complejos, en grasas y proteína vegetal es un milagro
que solo consiguen las plantas y que, hoy por hoy, es imposible emular de forma
tecnológica.
En la fotosíntesis, las plantas transforman la energía del sol en materia por
medio de los procesos de transición electrónica que se producen en sus átomos. Los
electrones pasan de un nivel a otro en el átomo y cambian sus distintos estados de
energía. De ese modo las plantas con la energía arquetípica masculina del cielo
(Padre) pasan al arquetipo femenino de la naturaleza (Madre), lo que hace posible la
vida en nuestro planeta. Los antioxidantes son, pues, algo irrenunciable, porque
protegen a las plantas contra los daños que provocan esos procesos energéticos. De
hecho, los electrones pueden extraviarse y formar los denominados radicales libres,
nocivos para las plantas. Los antioxidantes captan los radicales libres e interceptan
los electrones. Son, por decirlo de alguna forma, el sistema inmunitario de las
plantas y estabilizan su organización interior.

Protección de los daños celulares


Los radicales libres también se forman en nuestro organismo, como la ciencia sabe
bien, por diversas causas, por ejemplo ante una exagerada exposición al sol, por el
contacto con sustancias tóxicas o cancerígenas, o por culpa de una alimentación poco
adecuada. Son una amenaza constante, pues provocan rigidez y falta de vitalidad en
los tejidos, como se puede comprobar en personas de edad avanzada. Enfermedades
como la arteriosclerosis, el cáncer, el reuma, las cataratas u otras muchas que
también están asociadas a la edad, están provocadas o favorecidas por los radicales
libres.
En contraposición a las plantas, a nosotros, lo mismo que a todos los animales,
nos faltan antioxidantes que nos resguarden de los daños celulares provocados por
los radicales libres. Por ese motivo debemos hacernos con el escudo protector que
nos brindan los antioxidantes. Por suerte, la Madre Naturaleza ha creado unas
plantas muy atractivas que podemos reconocer de inmediato para consumirlas.
Está claro que nuestro cuerpo necesita, a pesar de tener un sistema inmunitario
diferente, el mismo sistema de protección que las plantas para mantenerse en forma.
Así, en lugar de haberlo desarrollado laboriosamente en nuestros predecesores, la
evolución, forzada por la necesidad, lo ha integrado a través de la ingestión de
plantas. Igual que debemos conseguir con la comida determinados aminoácidos y
vitaminas, también estamos obligados a tomar muchos antioxidantes, entre los que
ocupan un lugar preferente las vitaminas, por ejemplo la vitamina C.
Probablemente necesitemos también un cierto porcentaje de radicales libres, por
lo que no tenemos que evitar por completo su desarrollo en nuestro organismo. Por
ejemplo, no podemos ni debemos privarnos del sol, de gran importancia para
generar calcitriol, la forma activa de la vitamina D. Por eso es una gran suerte poder
obtener los antioxidantes de los vegetales sin necesidad de limitar su consumo.
Ingerir antioxidantes es una forma de evitar el estrés extremo y de no dejar que se
dispare la producción de radicales libres; es contar de una forma fácil con la
protección suficiente para desarrollar plenamente nuestra total seguridad.
Las plantas nos atraen con su colorido y nos regalan sus multicolores escudos de
protección. Existe gran cantidad de antioxidantes que impiden la oxidación y el
envejecimiento de nuestro organismo. La herrumbre y el tiempo también afectan a los
metales, con lentos pero seguros procesos de oxidación mediante los que la
naturaleza se adueña de los materiales afectados. Nosotros no somos una excepción
y el tiempo, con su óxido, también pugna por abrirse camino en nuestros cuerpos.
Este proceso transformador de renovación y muerte lo refleja de forma maravillosa
la mitología india en su representación de la diosa Kali, que da la vida en su rojo
regazo y luego la devora con sus labios de color rojo sangre.

Cómo llegan los colores a los alimentos


Un gran grupo de antioxidantes son los carotenoides, de los que existen centenares.
Colorean los tomates en una tonalidad roja, las calabazas de amarillo naranja, los
limones de amarillo y las naranjas de acuerdo con su mismo nombre. Cuando
aparecen en color rojo, se denomina licopenos; los amarillos son los betacarotenos;
y si son naranjas, criptoxantinas. La vitamina C o ácido ascórbico es un importante
antioxidante, pero incoloro, como le ocurre a la vitamina E. Una persona que tome
mucho caroteno no tardará en adquirir un paulatino tono moreno en su piel.
Lo que la alimentación de origen vegetal, con todos sus antioxidantes, pone en
abundancia a nuestra disposición se muestra en el maravilloso ciclo de la vida en
que nos encontramos. Podemos estimularlo, maravillarnos con él y tenerlo muy en
cuenta, alegrarnos y utilizarlo en lugar de dificultarlo y destruirlo, tal y como hace
actualmente el hombre civilizado.

La carencia de vitamina C y el cáncer; una correlación indiscutible

E n The China Study, los Campbell documentaron una impresionante dependencia


entre la vitamina C extraída de la fruta y el grado de predisposición a padecer cáncer
y afecciones cardiovasculares. En zonas de China con un bajo consumo de fruta y, en
consecuencia, con escaso nivel de vitamina C en sangre, los ratios de cáncer eran de
cinco a ocho veces superiores que en otros territorios más frugívoros, con un alto
valor de vitamina C.
Relaciones parecidas se pueden extrapolar a los infartos de corazón, ataques
apopléticos y otras muchas afecciones. En los cánceres de estómago se observó un
efecto preventivo relacionado con elevados valores de betacarotenos.79
SERVIRSE DE LA SINFONÍA DE LA NATURALEZA Y NO DE SUPLEMENTOS ALIMENTICIOS
Al hablar de la vitamina C no se puede dejar de recordar a Linus Pauling,
doblemente galardonado con el premio Nobel, y su cruzada por este nutriente.
Curiosamente, una vez que recibió el Nobel de Química y de la Paz, en lugar de
concederle también el de Medicina, no fue tomado en serio por la medicina
convencional y solo fue objeto de burlas. ¡Y él tenía razón! Por desgracia, lo que no
hizo fue distinguir entre la vitamina C natural, procedente de las frutas y las verduras
que tomamos con nuestra alimentación, y el ácido ascórbico de origen químico. Hoy
en día sabemos lo diferente que es ingerir de una forma u otra tanto esa vitamina
como otros antioxidantes. Entre las pastillas y la fruta existe un abismo.
Aunque químicamente la diferencia no es apreciable, en la realidad la desigualdad
es gigantesca y muy difícil de aceptar para los científicos y, en general, para las
personas de orientación materialista, siempre en busca de una explicación para todo.
El motivo es bien sencillo y reside en que la salud necesita de toda la sinfonía de la
naturaleza y no solo de cada una de sus partes independientes. Seguramente, existen
rastros de sustancias que son necesarias para activar de nuevo los antioxidantes, y
esos productos solo aparecen en las plantas. Es una desgracia para la industria, pero
muy típico de la naturaleza; con un poco más de humildad por nuestra parte
podríamos comprender que ella oculta todavía la gran mayoría de los milagros de
las ciencias naturales; debemos tener muy claro que es necesario conservarla y
observarla desde un punto de vista crítico (naturalmente con toda la clase de
requisitos que exija).

El total es mayor que la suma de las partes


Un científico, el químico y humanista Justus von Liebig, nos regaló un gran
descubrimiento y un pequeño problema: las bendiciones y las miserias de los
fertilizantes artificiales. Von Liebig, que deseaba eliminar el hambre del mundo,
halló algo muy significativo en cuanto a los nutrientes de las plantas y del suelo.
Pero, desgraciadamente, como ha ocurrido en tantas ocasiones en la historia, su
aportación cayó en manos de la industria alimentaria y su comercialización obtuvo
un éxito universal (desde el punto de vista financiero). Para el sistema capitalista el
hambre en el mundo no significa nada, y nos ofrece una parte en la sombra en la que
la alimentación ha perdido su propia esencia. Al producir abonos artificiales, Von
Liebig pasó por alto el efecto global de los nutrientes: vitaminas, minerales,
oligoelementos y antioxidantes. Ese es, justo en la actualidad, nuestro problema con
los suplementos alimentarios. Y en este caso también la industria está muy
involucrada…
La solución sería muy sencilla: ingerir muchas sustancias alimenticias, como por
ejemplo las que encontramos en la fruta y la verdura, incluso en las flores
comestibles, como la bella capuchina o espuela de galán y su efecto antibiótico.
Debemos abrirnos a los regalos de la naturaleza y aceptarlos en su totalidad, sin
tratar de mejorarlos a toda costa.80
Otros inconvenientes de los suplementos alimenticios
Según mi propia experiencia, casi todos los suplementos alimenticios y sus
propagandistas tienen el gran inconveniente de tratar de impedir dar otros pasos más
necesarios. Con tragarse un par de pastillas o cápsulas se tranquiliza la mala
conciencia y se encubre cualquier desagradable sensación vital. Además, a los
médicos les encanta prescribir píldoras. Mucho más importante y adecuado que
compensar la falta de nutrientes sería conseguir mantenerlos desde el principio,
como posibilita sin problemas una alimentación sana basada en vegetales.
El hecho de que los fabricantes de suplementos alimenticios estén tan
obsesionados con los detalles se debe a que solo la comercialización de cada una de
sus partes por separado sale rentable. Un alcaloide aislado se puede vender muy
bien, pero no ocurre lo mismo con la planta entera. Los suplementos alimenticios son
realmente útiles para la vida moderna cuando no se ingieren con una alimentación
adecuada, pero sería mucho mejor recibir los principios activos a través de las
plantas completas para captarlos en mayor cantidad que la incluida en cápsulas y
pastillas. Por eso no resulta sorprendente que los estudios registren que los efectos
de tales suplementos son menos positivos de lo esperado. En un estudio realizado a
gran escala no se pudo demostrar un efecto preventivo del betacaroteno sobre el
cáncer de pulmón. Tampoco se pudo aseverar que la ingesta de vitamina C, A, E,
ácido fólico o los preparados multivitamínicos tuvieran un efecto positivo sobre las
afecciones cardíacas o el cáncer.81
A pesar de todo, naturalmente sabemos lo importantes que son todas estas
sustancias, y no solo porque lo haya dictaminado así The China Study. Por eso, es
necesario beneficiarse de forma adecuada de todos los nutrientes que aportan las
frutas y las verduras.
La reflexión básica que subyace en los suplementos alimentarios es adecuada en
cualquier caso, pero sería necesario emplear los fundamentales oligoelementos para
superar las carencias generadas por la industria de los abonos artificiales y por el
refinamiento que se practica en muchos alimentos. La única pregunta que cabe
hacerse es la de cómo se puede conseguir: todo indica que a partir de plantas
completas y del cambio de alimentación al que tantas veces nos hemos referido.
Está perfectamente demostrado que los vegetales contienen todos los
antioxidantes, fibra y minerales necesarios. Solo las vitaminas A, D y B12 se hallan
principalmente en los productos de origen animal, pero van en compañía de un
elevado contenido de colesterol y grasa. El colesterol, así como las vitaminas A y D,
se pueden generar en nuestro propio organismo: la vitamina A, a partir del
betacaroteno, la vitamina D, como ya hemos señalado, con baños de sol y platos de
setas.
Un elevado consumo de vitamina A puede llegar a tener algún efecto tóxico,
circunstancia que no ocurre con su precursor, el betacaroteno.
Tan solo sigue constituyendo un problema la vitamina B12 (véase página 311).
La elaboran bacterias en el intestino grueso, pero a menudo en cantidad insuficiente.
Solo las plantas de cultivo ecológico ofrecen suficiente cantidad de ella, otro
argumento más para el consumo de la fruta procedente de la agricultura ecológica y
que no haya sido tratada durante su crecimiento. Lo más razonable, pues, es comer
vegetales, sobre todo los cultivados en el propio jardín, una idea casi impensable
para muchos en nuestro actual mundo de higiene. También existen preparados
naturales con vitamina B12 de origen bacteriano o de determinadas algas. La técnica
no puede imitar ni por asomo la molécula compleja.

Contar también con el bienestar y el atractivo


Personalmente me han convencido muy poco el atractivo y el estado de salud de
vendedores y comerciantes de suplementos alimentarios que predican la senda del
consumo de pastillas. Cuando los miro pienso que no quiero ser como ellos. La salud
debe mostrar su expresión hacia el exterior y resultar muy atrayente, lo contrario no
funciona. Esto debería constituir para todos nosotros un criterio a la hora de decidir
y para preguntarnos de entrada: ¿Cómo nos sentimos con una determinada
alimentación y actitud? ¿Qué efecto producimos en los demás, en nuestro entorno y
en el medio ambiente?

En el momento crucial
Estoy convencido de que hoy en día nos encontramos en un pun-to crítico en cuanto a
las enseñanzas de la alimentación. En griego el punto crítico se denomina
katastrophé («derrumbe») y nosotros ya hace tiempo que estamos ante esa
catástrofe. No reconocemos ni observamos lo suficiente. Quien sea consciente de la
cantidad de personas que enferman y posteriormente mueren tan solo a causa de una
alimentación defectuosa y de la medicina convencional, podría hablar directamente
de una catástrofe. Pero nosotros podemos generar ese punto crítico beneficioso
gracias a la ayuda de científicos como los Campbell, Caldwell Esselstyn y Dean
Ornish. Los hechos son patentes y nos hablan con un lenguaje muy claro. El tiempo
está dispuesto para revoluciones y cambios radicales, incluso en el plano de la
alimentación. Quien más ha hecho para producir este cambio (y espero que este libro
lo acelere) es Colin Campbell, más merecedor a un Nobel de Medicina que otros
que lo consiguieron con avances menos significativos.

Resumen:
Lo más saludable es lo más sencillo y natural: las plantas son ricas en la valiosa
fibra, que no solo previene el estreñimiento, una afección muy extendida, sino que
ayuda a eliminar las sustancias tóxicas orgánicas a través del intestino. Los
alimentos vegetales multicolores, como tomates, pimientos o naranjas, no solo nos
procuran una vida más satisfactoria, sino que, además, nos brindan una gran cantidad
de antioxidantes que protegen nuestras células, evitan enfermedades y nos prolongan
la vida.
La carencia de nutrientes a causa de la utilización de abonos artificiales y los
procesos de refinamiento no se puede combatir con suplementos alimentarios, que en
ningún caso han sido capaces de emular la sinfonía de las plantas. A partir de una
alimentación vegetal integral y biológica podemos obtener todos los nutrientes que
necesitamos.
¿Muerto o vivo? ¿De qué se trata realmente?

¿Quién se plantea ponerle a un Fórmula 1 una gasolina barata y un aceite viejo? A


estas alturas, debería estar más que claro que lo mismo sucede al alimentarse con
productos de mínima calidad.
Desde hace poco existe en la alimentación un nuevo debate de importancia
capital: ¿muerta o viva? La alimentación muerta nos lleva a la muerte de forma
rápida y desdichada, pues en ella se ocultan enfermedades crónicas, mientras que los
alimentos vivos nos estructuran y acercan a objetivos espirituales e intelectuales.
Está claro que los carbohidratos refinados se alinean con la alimentación animal, en
el lado de la muerte. Un grano que ha sido privado de la simiente por el proceso de
refinado ya no puede germinar, está totalmente muerto. Un grano de valor integral
que dispone de su germen puede brotar incluso al cabo de mucho tiempo. Parte de
los granos de cereales hallados en las tumbas de los faraones llegaron a germinar
muchos siglos después. Esta vitalidad interior de las frutas, verduras y cereales,
enteros y ecológicos, es la que los hace recomendables.
LO QUE HACEMOS A LOS ANIMALES NOS LO HACEMOS A NOSOTROS MISMOS
Las consecuencias que entraña la toma de decisión entre lo muerto y lo vivo, cuando
se trata de los animales que nos comemos, son mucho más dramáticas que con las
plantas, ya que proporcionamosa esos animales un terrible final a base de un
sacrificio precoz. Son 52.000 millones de animales los que deben morir al año para
alimentar a 6.000 millones de personas; si contamos además el pescado, las cifras
aún resultan más desiguales. Las vibraciones de los animales torturados están
marcadas por las miserables condiciones de su existencia, por los mataderos y por
su angustia y pánico ante la muerte, y todo eso lo ingerimos automáticamente al
comerlos. Casi todo el consumo de carne actual procede de empresas dedicadas al
engorde de animales, en las que casi siempre se siguen procesos artificiales.
En último término se trata de darse festines de carne y cadáveres en un doble
sentido. Se consume algo muerto, y al mismo tiempo también muerte, y colaboramos
a su propio fin empleando cuchillo y tenedor. Por añadidura, otros productos
animales, como la leche y todos sus derivados, también están muertos. Se ordeña a
una vaca, se pasteuriza la leche y a continuación se le administra a su ternero recién
nacido, que muere en un tiempo previsible puesto que la leche muerta no puede
transmitir vida.
Incluso los huevos, que son en último término la base fluida de los polluelos, ya
no pueden proporcionar más vida. Esto es incluso lo que espera la mayoría de gente,
que se horroriza cuando un huevo fecundado aterriza en su plato. En la producción de
la industria huevera hoy en día prácticamente todos los huevos están sin fecundar y
eso se consigue, de hecho, a base de una disminución artificial de la menstruación de
las gallinas.
Todos estos alimentos animales no han cumplido con la vida en su sentido real.
Por decirlo de alguna forma, son inmaduros cuando llegan a nuestra mesa, sin
mencionar la mala práctica, examinada desde el punto de vista ético, que supone
comer carne de animales lactantes, como pueden ser las crías de cordero, los
terneros, los cochinillos o los pequeños corzos.
MEDIOS VITALES EN LUGAR DE MEDIOS DE ALIMENTACIÓN
Debemos diferenciar entre los alimentos muertos, que nos permiten sobrevivir, y los
alimentos vitales que nos aportan vida e información sobre la misma, pues contienen
una luz vital que nos transmiten al ingerirlos.
Porque el hombre no vive solo de pan, sino también de energía, vibraciones y
campos de los que depende en gran medida. En nuestro mundo moderno somos muy
poco conscientes de ello y deberíamos mostrarnos satisfechos cuando los estudios
científicos pueden corroborar lo que determinadas personas ya pensaban hace mucho
tiempo.
En un ashram (un centro de meditación) al que fui invitado hace unos años, el
maestro solo permitía entrar en la cocina a los discípulos más avanzados. Solo ellos
podían poner sus manos sobre la comida. Para él era muy importante el acto de
cocinar y exigía que se mostrara una exquisita atención hacia él. Tan importante, de
acuerdo con sus enseñanzas, como los pensamientos que se tuvieran durante la
comida, que eran algo que también debíamos ingerir. De hecho, el silencio que se
impone a la hora de comer en determinadas comunidades religiosas es un
componente esencial de sus rituales y ayuda a controlar los pensamientos. También
puede servir de ayuda una breve reflexión antes de empezar a comer. Con toda
seguridad, la oración que antes se rezaba en la mesa también aportaba efectos
positivos a los comensales. Todavía hoy contamos con la posibilidad de
beneficiarnos de la efectividad de un instante de reflexión previo a la comida.

Una pregunta sobre la vibración


Al fin y al cabo, en una dieta vegetariana también existen vibraciones que ingerimos.
Por eso, afortunadamente, contamos con alimentos que crecen en razonables
condiciones naturales y que debemos preferir frente a los de producción industrial,
en invernaderos y con empleo de abonos artificiales. También para la digestión
existe una gran diferencia entre los alimentos que han crecido de forma natural y se
han cocinado y servido con una actitud favorable a la vida y los que han sido
preparados en fábricas y consumidos sin ningún tipo de amor. Eso es algo que se
puede notar a simple vista, lo mismo que preferimos que nos sirva un camarero de
agradable sonrisa que otro con aspecto malhumorado. Naturalmente, se trata de un
nuevo argumento de peso para consumir alimentos de producción ecológica.
Los alimentos vegetales, con pocas excepciones entre las que se encuentran los
brotes, son mejores si han madurado cuando toca y nos llegan como un regalo de
fruta madura, ya que la mente, casi inconscientemente, puede notarlo y reaccionar de
forma manifiesta. De todas formas, por experiencia, yo ya conocía esta circunstancia
antes de que se publicaran los nuevos estudios, y me siento muy satisfecho porque
del contenido de los mismos se deducen unas conclusiones muy claras, sobre todo
para personas con orientación científica.
Cuando se reflexiona sobre los alimentos integrales en el senti-do de evitar
enfermedades mortales como el cáncer y las afecciones cardiovasculares, también
entramos en comunicación con el valor integral de las plantas, y eso es aún más
valioso. Los animales sometidos a una cría masificada son manipulados con una
cantidad de fármacos; luego son precoz y maquinalmente asesinados de manera
inhumana, y lo cierto es que nunca llegan a tener una vida propia. Es evidente que
alimentarnos con esos animales no puede favorecer la vida en nosotros, sino solo
traernos la muerte.

De las emanaciones a los aromas


El hombre sano, según dicen los indios, huele a la última fruta que ha consumido, y
este es un motivo más para cambiarse a la alimen tación vegetariana. De hecho, los
carnívoros tienen un olor des agradable, como es palpable en su orina, heces y
sudor. Las curas con la orina propia es algo impensable para ellos, pero es que,
además, tampoco tendrían sentido.
Por el contrario, el olor de las plantas floridas es muy agradable y de él se sirve
la industria de los perfumes. Todas las plantas florecen en algún momento y, en sus
más variadas formas, resultan apropiadas para provocar el florecimiento de nuestra
esencia. De hecho, todas las personas desprendemos olores, se siga una dieta vegana
o no, puesto que todo depende de lo que ingerimos y posteriormente exhalamos.
INSTINTO GREGARIO MÁS QUE INDIVIDUAL
Las personas occidentales, pertenecientes al denominado mundo civilizado, se han
visto literalmente colgadas, gracias a los productos lácteos, de las ubres de las
vacas, han adquirido las vibraciones de estos animales gregarios y han consolidado
así sus modernas condiciones de vida. Naturalmente, de ellas tampoco se desprende
un olor agradable ni ningún tipo de vitalidad. Tenemos que dejar de lado la moderna
leche pasteurizada. Donde antes existía una leche entera con toda su grasa y un
magnífico sabor, hoy en día encontramos otra descompuesta y que emite directamente
un olor apestoso. Con la leche y los productos lácteos ingerimos las vibraciones de
las vacas que en los últimos decenios se han transformado en animales indefensos,
sin cuernos, que en muchas ocasiones no han visto la luz del sol ni han probado la
hierba fresca en toda su vida. ¿Cómo podemos ingerir esas leches y sus derivados a
los que los aromas artificiales tratan de mejorar su sabor?
En más de una ocasión tengo la sensación de que muchas personas se inclinan
más por el instinto gregario porque ingieren constantemente las vibraciones de los
animales torturados, en lugar de experimentar su instinto individual, tal como
recomiendan C. G. Jung y otros muchos maestros espirituales. Por desgracia, son
muchas las ocasiones en las que pienso que estas personas son conducidas al altar
del sacrificio, como si fueran terneros o vacas, cuando veo la devoción con la que
siguen voluntariamente el juego a la industria. No creo que si adoptáramos la leche
de cabra u oveja surgiera una mejora ostensible en este sentido, tan solo cambiarían
ligeramente las vibraciones.

El ideal de la comida vegetal cruda


Sin embargo, preferimos las vibraciones de los vegetales, las frutas, las verduras y
los cereales que pueden madurar a su debido tiempo y de forma natural, de forma
que con ellos nos lleguen algo de las vibraciones originales y no adulteradas a través
de su aroma y dulzor. A partir de aquí podremos limitarnos a generar nuestra
vibración propia e individual.
Poco a poco se va imponiendo el ideal de la comida vegetariana cruda, que
debió de ser nuestra alimentación ancestral. Si actualmente solo consumiéramos
fruta, la vibración recibida sería de lo más inocente y poco problemática; además de
tratarse de una magnífica alimentación, sobre todo si hablamos de frutos madurados
al sol que nos transmiten toda su sazón natural.
Naturalmente, esa forma de maduración es la preferible, aunque solo sea desde
el punto de vista de la utilidad, a la maduración artificial en grandes cantidades. Si
tenemos en cuenta que a muchas personas de nuestra sociedad les falta la madurez y
la dulzura de la vida, el dilema moderno estaría muy claro en toda su amplitud. Cada
vez se echa más a perder la cultura infantil con el culto a jóvenes poco ejemplares; a
esos niños se les atiborra con meriendas de cumpleaños en establecimientos de
comida rápida donde les proporcionan azúcares artificiales y sucedáneos de
sustancias aromáticas en lugar de hacer que busquen una vida real. La sociedad de la
diversión, el tiempo libre y los eventos acaba con la tranquilidad y la actividad de
una vida sensata. Las escenas de pornografía y prostitución conquistan la televisión
sin proporcionar ninguna satisfacción ni acercarse a la auténtica esencia de la
sensualidad.
Lo mejor de todo, sin embargo, es que hoy en día las personas disponemos de la
capacidad de elección: ¿vale la pena disfrutar de lo integral y valioso? Y, en última
instancia: ¿nos resulta valioso nuestro planeta?
No está de más recordar que muchos de los grandes genios fueron vegetarianos.
Los pensamientos de mayor valor surgen con mucha más facilidad de unos cerebros
que están impulsados por carburantes valiosos.
Los actuales vegetarianos han llegado a serlo de una forma plenamente
consciente y han dado el paso tanto por motivos éticos como para alcanzar su
desarrollo personal. El siguiente peldaño podría ser el de la alimentación vegana,
puesto que también los primeros dones de los animales, como son los huevos y la
leche, hoy en día se han convertido en un alarmante perjuicio: se ha comprobado que
no se pueden digerir bien y se han detectado sus inhibidores efectos sobre el
desarrollo. Muchos estudios han puesto de manifiesto que una alimentación vegana
es mucho más saludable que la del polo opuesto, la de ese moderno arquetipo de
«comida-macho» de la sociedad masculina; eso hay que agradecerlo a la polaridad y
para mí es un gran regalo que, queridos lectores, deseo mostrarles.
El siguiente paso nos lleva a la comida cruda y a los frugívoros (personas que
solo ingieren frutas), un camino que ya hemos comentado desde el principio. En
algún momento podremos determinar su utilidad, circunstancia que es muy probable
que se déincluso desde el punto de vista científico. Hasta la alimentación con la luz,
el último y más extremado acto de reducción, está cada vez más justificada desde el
punto de vista científico, tal y como se ve en el documental Vivir de la luz, de P. A.
Straubinger.82
Nuestro organismo se desarrolló en sus primeros tiempos mediante una
alimentación vegetal integral y de productos crudos: las posteriores modificaciones
fueron, en parte, concesiones necesarias que ocasionaron problemas adaptativos.
Está claro que cuanto más nos acerquemos a los patrones primitivos de nuestras
formas de vida, mejor será para la salud.
Empecemos de nuevo a realizar de forma regular ejercicio con equilibrio de la
oxigenación (véase página 76), tal como hacían nuestros ancestros, y de ese modo no
solo estaremos en forma, sino que nos encontraremos mejor, más vitales y felices.
Comencemos a descansar con intensidad y a recuperarnos de la misma forma que lo
hacen los animales cuando pueden y que seguramente también hacían nuestros
antepasados. Se ha demostrado que esta práctica beneficia nuestro estado de salud,
como justifican los notables resultados obtenidos en personas dedicadas a la
meditación acompañada de los correspondientes métodos de relajación y de la
obtención de energía por medio de la siesta del mediodía (más sobre el tema en la
página 317).83
Desde hace más de tres décadas constato en las personas que acuden a mis
seminarios que se encuentran mucho mejor tan pronto como regresan a los patrones
antiguos de vida: realizan ayuno, tienen una alimentación sencilla o practican
ejercicio en el equilibrio de la oxigenación, relajándose con el ritmo natural de los
instrumentos arcaicos, bailando y retomando el contacto con los mitos de épocas
pasadas y permitiendo que sus mentes se relajen con la meditación y, en
consecuencia, se regeneren.

Resumen:
Contamos con la posibilidad de elegir entre una alimentación muerta, es decir, de
productos refinados o de animales, o bien una de carácter vivo. Los efectos
negativos de los productos animales son tan amplios como desoladores. Con unos
vegetales valiosos y cultivados de forma ecológica nos inclinamos por las
agradables vibraciones de las plantas y por un auténtico sentido de la vida.
Una mirada retrospectiva a la historia de nuestro desarrollo

¿Por qué los alimentos vegetales integrales son mucho mejores para nuestra salud
que los productos animales? Creo que la explicación reside en la evolución, en la
historia de nuestro desarrollo. Podemos partir del hecho de que nuestros
predecesores, los primeros humanos o criaturas semejantes a los humanos (los que
los científicos llaman homínidos), fueron recolectores durante millones de años y se
alimentaban de plantas crudas. Posteriormente, los seres humanos debieron
sobrevivir a glaciaciones y se vieron obligados a decantarse por la alimentación
animal, que pudo tener sus principios en zonas climáticas extremas, como las árticas.
Pero no fue hasta bastante más tarde cuando aprendieron a cazar animales
sirviéndose de armas para consumir después su carne cocinada al fuego.
Si observamos la alimentación desde su punto de vista simbólico, llama la
atención que los productos de origen animal se correspondan con el arquetipo
masculino, mientras que, en el otro extremo, los alimentos vegetales respondan al
patrón femenino. El hombre de acción comienza por la mañana con un desayuno a
base de huevos y embutido, a mediodía come un gran trozo de carne y termina la
jornada con una ración de pescado con guarnición de verduras. El hombre de acción
actual tiene poco tiempo para comer y lo hace de forma rápida, como si fuera un
animal de presa. Se dedica a tragar en lugar de tomarse tiempo para disfrutar de la
comida, y ni nuestro intestino ni nuestra masticación están preparados para eso. La
alimentación del hombre de acción es muy rica en proteína animal, similar a la de
los depredadores y los combatientes. Son miles de personas en todo el mundo los
que practican estas dietas extremas, sin someterlas a crítica ni tener en cuenta su
propia salud ni la de la Tierra.
Toda la actitud vital del hombre de acción moderno se asemeja a la de los
animales de presa. Está sometido a una guerra constante, ya sea para conquistar a una
mujer o a los mercados, se impone y afirma como hombre, y fanfarronea de eso. Su
vida está marcada por una lucha de competencias y ha de mostrarnos constantemente
que estamos ante un genio. Es una actitud que queda bien patente en la película A
propósito de Henry, donde Harrison Ford se retira del consumo de filetes del
moderno patrón de hombre de acción para convertirse en un ser que vuelve a ser
sensible; todo le sucede a raíz de un accidente que le mantiene alejado de su vida
habitual. Al final llega a renunciar hasta a los huevos del desayuno.
La mujer comienza el día con muesli, luego, al mediodía, toma un plato de
verduras o ensalada y lo hace con calma. El arquetipo de alimentación femenina
sería la comida que nos regala voluntariamente la Madre Naturaleza. Los frutos
maduros y la verdura se consiguen sin necesidad de desplegar una gran actividad.
Para conseguir esa comida solo necesita observarla con un planteamiento recolector,
encontrarla y llevársela; puede que ese sea el motivo de que a las mujeres les guste
tanto ir de compras. Los campesinos dedicados a los cereales y las verduras solo
deben recolectar lo que necesitan, y la naturaleza hará que vuelva a desarrollarse. Si
dejamos crecer las plantas (lo más natural sería en un permacultivo donde todo está
mezclado y se complementa, según la práctica moderna, pero en formación de filas y
columnas, como si se tratara de soldados) solo es necesario tener paciencia y
cuidarlas para que, una vez maduras, nos brinden los resultados de la cosecha.
En cambio, para la producción de proteína animal y grasa debemos aplicar una
tortura y un martirio activos a los animales en los modernos criaderos masivos para
acabar matándolos en un proceso industrial. La tendencia es, pues, a producir
proteína animal que lleva asociada la muerte, o al menos una actuación dolorosa,
mientras que en el caso de las plantas se utilizan sistemas naturales y cuidadosos.

Resumen:
Un vistazo a la historia de la evolución muestra lo siguiente: nuestros primitivos
antepasados se alimentaban sobre todo (y casi de forma exclusiva) de las plantas que
recogían.
LA CUESTIÓN DEL PESCADO
Cada vez más a menudo el pescado ocupa un lugar principal entre las fuentes de
proteína animal. Es cierto, por supuesto, que los peces, en el proceso de evolución y,
por consiguiente, genéticamente, están menos asociados a nosotros que la carne de
los mamíferos. Eso conlleva una serie de ventajas en su consumo, porque ingerimos
menos neurotransmisores y hormonas. Además, los peces de agua fría contienen
muchos ácidos grasos omega-3, que inciden favorablemente en nuestro flujo
sanguíneo si los ingerimos. Este sistema parece mucho más beneficioso y natural que
mantener la fluidez de la sangre a base de productos químicos como, por ejemplo, el
Marcumar o el ácido acetilsalicílico (la aspirina). Aunque, naturalmente, sería
mucho mejor conseguir y mantener en marcha nuestra energía vital gracias a una vida
activa. Los motivos comentados hacen que incluso algunos veganos convencidos,
como podría ser el caso de Bill Clinton, recurran de vez en cuando al pescado, a
pesar de que en The China Study su proteína no sale mejor parada que la animal
terrestre.
De todas formas, cu ando se habla de consumo de pescado no se toman bastante
en cuenta los efectos de la contaminación, pues muchos de los peces que ingerimos
en nuestra dieta están en lo más alto de la cadena trófica marina, lo que amplía el
almacenamiento en su organismo de sustancias nocivas, como el mercurio y ciertos
residuos radiactivos.

Ácidos grasos omega-3 en la alimentación vegetal por cada 100 gramos84


También podemos obtener ácidos grasos omega-3 a partir de las plantas, y además
en forma más concentrada si nuestras fuentes de alimentación diaria no son
suficientes y no disponemos de bastante energía para poner en marcha nuestro afán
de flujo vital.

Resumen:
Cambiar al pescado como sustituto de la carne no es una alternativa; además hay que
tener muy en cuenta los residuos contaminantes que pueden llevar los peces.
SEGUNDA PARTE

EL SUFRIMIENTO DE LOS ANIMALES


Guerra contra los peces

Los pescadores de hoy en día ya no son como los de antes, como tampoco lo son los
agricultores y ganaderos. Todos se han convertido en trabajadores fabriles, de
fábricas en las que solo cuenta el dinero y la eficiencia. Las viejas y bellas imágenes
de románticas barcas de pesca o de granjas acogedoras solo sirven de nostálgico
engaño para los consumidores. En realidad, desde hace mucho tiempo participamos
en una guerra contra peces, gallinas, pavos y cerdos. Es la denominada cría
intensiva. Pero ya no es solo una batalla contra los animales, sino que también se han
desencadenado guerras muy concretas dentro de nuestro cuerpo en forma de
infecciones, algunas de ellas muy intensas; son las «guerras civiles» de las
enfermedades autoinmunes (véase página 91).
CRÍA DE PECES EN CONDICIONES ATROCES
Al final de la primera parte de este libro ya hemos tratado brevemente el tema de los
peces. Ahora, en la segunda, hablaremos más detenidamente sobre el sufrimiento de
los animales. Actualmente los peces se capturan muchas veces en condiciones que
mejor no comentar, o se crían según métodos inconfesables. Se les alimenta con las
mismas harinas animales que consiguieron que las vacas se volvieran «locas», y la
denominada acuicultura los agolpa en un espacio reducido para hacerlos crecer en
tiempo récord hasta llegar a un peso también plusmarquista. En las piscifactorías de
salmones se considera normal una cuota de pérdidas del 10 al 30 %. El sufrimiento
que hay detrás de esa situación (nada menos que la pérdida de hasta una tercera parte
de los salmones a pesar del enorme empleo de antibióticos) no es algo que reflejen
bien todas esas cifras. Cualquiera que observe las piscinas con los peces de
criaderos siempre podrá ver unos cuantos peces muertos. De hecho, los salmones en
concreto son muy independientes, y mantenerse tan cerca de una cantidad tan grande
de congéneres les hace padecer un tremendo estrés que, a su vez, los vuelve más
vulnerables al ataque de diversas enfermedades.
En la comida de los animales, además de los colorantes añadidos para obtener
el color de carne deseado, también se mezclan los correspondientes medicamentos.
En el otro extremo de esa cadena vital, los peces salvajes son cada vez más
escasos y mucho más caros, puesto que los mares y lagos de nuestro planeta se han
despoblado de forma brusca. En las capturas a mar abierto, una parte muy elevada se
considera capturas accidentales y los residuos de estas víctimas colaterales sirven
para fabricar las harinas de pescado que se usan de alimento en las piscifactorías.
De hecho, algunos peces que no son del gusto del paladar humano se capturan para
alimentar a los peces de las grandes piscifactorías, lo cual causa una disminución
preocupante de alimento en mares y océanos para otras especies marinas salvajes
que se alimentan de ellos.
MÉTODOS DE PESCA DE MÁXIMA BRUTALIDAD
Los investigadores que se preocupan por mantener una pesca sostenible, como los de
la Universidad de la British Columbia, han acuñado en este contexto el término de
guerra de exterminio. En efecto, las modernas flotas de pesca de altura trabajan con
material bélico. Las sondas acústicas y los radares localizan los bancos de peces
(como se hacía en tiempos con los submarinos enemigos), los siguen con GPS y los
pescan con métodos que la convención de Ginebra no habría permitido en caso de
guerra.
A pesar de la bonita presentación de los populares platos de sushi, hay que saber
que uno de sus principales ingredientes, el atún, cuenta con varias especies que están
en peligro de extinción. La solución sería que dejáramos de comer sushi de
inmediato para no contribuir a la desaparición de la especie. Quien come atún debe
soportar el cargo de conciencia de saber que, además de incitar a seguir capturando
atunes, en las redes de los pescadores también quedan atrapados numerosos delfines.
Si se la considera desde el punto de vista económico, la pesca solo puede ser
calificada como una insensatez: más del 90 % de los bacalaos del mar del Norte son
pescados durante la época de reproducción. Y aún resultan más impresionantes las
cifras de las denominadas capturas accidentales. En el caso de la pesca del camarón,
el 90 % de los crustáceos quedan malheridos o mueren, y muchos de ellos, incluso
de especies amenazadas, son arrojados por la borda o utilizados para preparar
harina de pescado.
Es tan cierto como triste que, a pesar de todo, estas cifras apenas llegan a
afectarnos, no llegan a nuestro espíritu. Sin embargo, hay que saber que la pesca de
gambas ha provocado el exterminio casi absoluto de los caballitos de mar. En la
pesca con palangre cada año se hieren o se matan a 20.000 delfines y ballenas, que
son consideradas como captura accidental, unas 60.000 tortugas marinas, un millón
de peces espada y más de tres millones de tiburones. La pesca de arrastre es aún más
cruel. Los peces son arrastrados rápidamente desde las grandes profundidades hacia
la superficie, por lo que el cambio de presión provoca que a muchos se les salgan
los ojos de las órbitas o expulsen las vísceraspor la boca.
La pesca es atroz y ese horror lo trae consigo el pescado que llega a nuestro
plato en cualquier forma y, a continuación, se in-corpora a nuestro intestino para
pasar a la sangre y las células.
LA MUERTE ATROZ
También resulta terrible el simple hecho de introducir en agua hirviendo las gambas
y langostas aún vivas. Se podrían oír los to-nos de alta frecuencia de sus gritos de
agonía. Y, si lo hiciéramos, sonarían de forma insoportable y penetrarían en lo más
profundo de nuestro corazón. Está claro que eso no ocurre en los restaurantes. Allí
no hay personas delicadas y con corazón, sino gente cruel (inconscientemente) y
emocionalmente insensible que come marisco. No pueden escuchar los lamentos de
los animales, pero los introducen en su organismo con su martirio y su dolor. No
oyen los gritos, pero al asimilarlos los hacen carne de su carne. Con los peces las
cosas no son mejores, pues con los nuevos métodos de captura los animales son
sistemáticamente heridos y atormentados durante un lapso de tiempo relativamente
largo hasta que al final se asfixian a bordo: se mezclan con hielo y en esas glaciales
bodegas permanecen frescos durante más tiempo y tardan más en morir. Esto aumenta
el tormento que tragamos sin apenas percibirlo, y si lo percibimos, no sabemos de
dónde procede.
En el caso de los peces de criadero, prácticamente se sigue el mismo rumbo. En
este caso se añade la circunstancia de que para favorecer el asentamiento de los
cultivos piscícolas, se eliminan bosques de manglares, lo que hace aumentar
considerablemente los efectos de un tsunami. Problemas ambientales aparte, no es
raro que del 70 al 90 % de los ejemplares que consiguen sobrevivir al tormento de
la cría acaben sangrando por los ojos debido a la contaminación. Luego, durante el
transporte, dejan de recibir alimento durante siete o diez días para que produzcan
menos excremento y no entorpezcan el proceso. La mayoría de las veces los matan
rajándoles las branquias. En ocasiones aún están plenamente conscientes y mueren a
causa del dolor inferido por esta tortura final. Los métodos de electrocución están
prohibidos porque, según las circunstancias, pueden provocar más dolor durante más
tiempo. Películas como Nuestro pan de cada día 85 nos aportan documentos visuales
de todo ello.
CADA VEZ MÁS CANTIDAD Y CADA VEZ MÁS PROFUNDO
Entretanto, el número de capturas pesqueras no ha dejado de aumentar desde finales
del siglo xix. En 2002 se alcanzó el punto culminante con los cien millones de
toneladas de marisco «recolectado». Pero luego nadie «sembró» lo suficiente para
llenar el hueco y el sistema estuvo a punto del colapso. Únicamente hay un 1 % de
especies protegidas, el 16 % se pesca en exceso y un 52 % se pesca por encima de
los límites.
Esto justifica que los modernos barcos de pesca estén equipados con redes para
capturar ejemplares a profundidades cada vez mayores. Suelen ser animales muy
viejos, por lo que es muy probable que la rodaja que nos sirvan proceda de un pez
Matusalén que lleve viviendo más de cien años en las contaminadas profundidades
marinas y que haya almacenado en su organismo gran cantidad de sustancias tóxicas.
El carácter decisivo de la codicia, la tontería y el egoísmo en la pesca comercial
es evidente, no solo por el hecho de pescar antes del período de reproducción o en
la fase de crecimiento de los peces, sino también por el hecho de que, por ejemplo,
solo en el mar del Norte se capturan al año varios cientos de miles de toneladas de
pescado como captura accidental; luego se devuelven al mar con todas las
consecuencias que eso implica. La mayoría de los peces afectados queda en un
estado lamentable al terminar ese proceso.

Resumen:
Hoy en día los peces son capturados con métodos muy semejantes a los utilizados en
la guerra. En caso de cuotas de captura muy elevadas, no solo se utiliza una enorme
brutalidad, sino que se produce el exterminio de gran cantidad de especies. El
marisco que se sirve en los restaurantes como una gran exquisitez sufre una muerte
terrible. Según la Unión Europea, las flotas pesqueras europeas ya sobrepasan por sí
solas un 40 % de su capacidad. Si se operara con responsabilidad, habría que dejar
amarrada la mitad de la flota. Pero aun cuando la Unión Europea obligara a cumplir
tales medidas, en nuestro mundo globalizado eso solo serviría para que otros se
llevaran el pescado. Si se prolonga el sistema, la pesca comercial se habrá
extinguido en 40 años: a partir de entonces nuestros mares estarán vacíos de
habitantes.
Vacas desesperadas

Las vacas deberían parir primero, al menos una vez, antes de dar leche. Para
sacarles un «buen rendimiento» son inseminadas artificialmente todos los años y
ordeñadas hasta algunas semanas antes de parir.
Las vacas se convierten en amas de cría constantes, con lo que se las priva del
ritmo de sus derechos vitales naturales. Si la vida es ritmo, tal y como afirma Rudolf
Steiner, el fundador de la antroposofía, también se les quita ritmo y mucha vida a las
vacas cuando son obligadas a ser simplemente animales productores de leche.
VACAS DE ALTO RENDIMIENTO CON UBRES ENORMES
Nada más nacer, los terneros son separados de sus madres, lo que hace que ellas se
muestren inquietas durante días o incluso semanas, y llamen con mugidos
desesperados a sus crías, hasta que abandonan la búsqueda. El nexo de unión madre-
hijo está muy implantado en las vacas.
Es fácil imaginar lo que puede suponer esta separación prematura. Las vacas la
sufren una vez al año y está claro que las hormonas correspondientes y los
neurotransmisores de la desesperación se traspasan a la leche y a la carne.
¿Realmente quiere usted beber esa leche o preparar un postre con ella? La leche que
consumimos actualmente, elaborada a partir de mezclas de grandes cantidades de
tipos diferentes procedentes de numerosos animales, perjudica nuestra salud por
contener tales componentes (véase página 45).
En la industria lechera moderna hemos ampliado notablemente esta mala
práctica, pues se han incorporado unos cuantos factores que la empeoran. Bastaría
con que imagináramos que esas enormes ubres de las vacas de alto rendimiento
fueran traspasadas a seres humanos para que pudiéramos sentir el horror. Las vacas
actuales han sido modificadas genéticamente para conseguir un crecimiento extremo
de sus ubres y con ellas de sus glándulas mamarias (el cáncer de mama alcanza
también un crecimiento desmesurado en tales glándulas). A eso se añade, de acuerdo
con lo que yo sé, la ingesta de una enorme cantidad de hormonas insuficientemente
investigadas, puesto que las vacas lecheras son ejemplares que durante toda su vida
han sido forzadas a mantener una fase de lactancia artificial que les provoca una
situación hormonal aberrante. Cuando esas vacas quedan preñadas, en su sangre se
produce una mezcla poco natural formada por las hormonas de la lactancia y las del
embarazo: seguro que ese proceso también queda reflejado en la leche. El cáncer de
mama, o cualquier otra forma de esta enfermedad, ha sufrido un enorme incremento,
como demuestran las actuales investigaciones de la medicina convencional, y se sabe
que el aumento de casos está muy relacionado con las hormonas. Basta con observar
los hechos mencionados más arriba para que de inmediato surja una inevitable
sospecha.
Llegados a este punto, muchos se formularán la siguiente pregunta: ¿les va mucho
mejor a las vacas de las ganaderías biológicas? Los análisis han dado como
resultado que aproximadamente un 35 % de estos animales padecen inflamaciones de
las ubres (mastitis); además, claro, su leche también sufre los inconvenientes
bioquímicos que ya han sido mencionados en este libro. Es posible que las vacas
vivan bajo unas condiciones menos atroces y que la leche producida sea mejor, pero
esos procesos antinaturales tam-poco llevan a nada bueno.
UNA VIDA CORTA Y LA MAYOR CANTIDAD DE LECHE POSIBLE
El «rendimiento lácteo» de las vacas actuales ha aumentado mucho durante las
últimas décadas. De los 4.180 kilos en 1981 a los 5.250 en 1998, y ese incremento
continúa sin detenerse. Por eso las vacas enferman más, sus partos son laboriosos y
cada vez es más frecuente la necesidad de tratarlas con antibióticos para remediar la
mastitis: está claro que los medicamentos utilizados siguen el proceso de
eliminación biológico y, naturalmente, se depositan en la leche. Estas desventuradas
criaturas, denominadas «máquinas lecheras de alto rendimiento», dejan de ser
rentables al cabo de unos años y los animales «deben» ser sacrificados para
aprovechar su carne.86
¿DE DÓNDE VIENE LA TIERNA CARNE DE TERNERA?
Los terneros pueden producir una carne muy blanca si se mantienen durante algunos
meses con una dieta escasa, de forma que también tengan poca sangre y la carne sea
siempre rosada o blanquecina. La mayoría de los terneros, incluso los de las granjas
biológicas, son separados de sus madres en sus primeras horas de vida y vendidos a
empresas de engorde donde, para maximizar los beneficios, reciben un tipo de
alimentación poco natural o son objeto de cebado. El forraje escaso en hierro se
ocupa de que la carne se mantenga pálida, tal y como espera el consumidor, y eso les
produce unas graves anemias. La necesidad de hierro que experimentan es tan grande
que, a veces, intentan beberse su propia orina, pero unos cuchitriles extremadamente
estrechos impiden que se den la vuelta. Ni siquiera pueden lamer los barrotes que les
encierran porque están recubiertos de plástico.
En países pequeños, como Austria o Suiza, son más de 300.000 los terneros
torturados con estos métodos para luego sacrificarlos al cumplir los cuatro meses.
Por lo tanto, los degustadores de car-ne de ternera son dignos de nuestra compasión,
pues con esa comida ingieren una mezcla de hormonas plenas de sufrimiento y, sobre
todo, un karma desfavorable en cada bocado. Aun cuando en el mundo desarrollado
las personas prestan poca atención a estas circunstancias, mis treinta años
practicando la terapia de reencarnación me han enseñado a tomarlas muy en serio.
En el lecho de muerte mucha gente se da cuenta de esto, y entonces ya es demasiado
tarde. Las ideas imperantes en Oriente, según las cuales todos los seres que han
sufrido por nuestra culpa nos esperarán al otro lado junto a aquellos a los que hemos
ayudado y favorecido, nos angustian y consuelan a la vez. Trataremos después esta
cuestión, que nos hará conscientes de la importancia que tie-ne todo lo que metemos
en la cesta de la compra.
GRANDES MATADEROS Y GRANDES ORGANIZACIONES POLÍTICAS
Todos los estudios que han tratado este tema corroboran que el consumo de carne
reduce nuestra vida considerablemente desde un punto de vista cuantitativo y la
vuelve muy deprimente en lo cualitativo. Aunque no siempre coinciden en sus
conclusiones, lo cierto es que no hay ninguno que se desvíe y afirme que el consumo
de proteína animal alarga la vida o que sea más saludable que la alimentación
vegetariana. En un caso extremo, una alimentación exclusivamente carnívora sería
incompatible con la vida, mientras que la práctica estrictamente vegetariana nos
aportaría una vida más larga y mejor. Los inuit de Groenlandia, a menudo utilizados
como ejemplo por los carnívoros más fanáticos, consumen mucha carne, sí, pero
también el contenido del estómago de sus presas, en el que quedan restos vegetales.
Por otro lado, los inuit nunca alcanzan edades muy avanzadas y, hoy en día y con
gran diferencia, sufren uno de los mayores índices de depresiones del mundo.
¿Cuáles pueden ser los motivos por los que los bromatólogos han apostado por
la carne durante los últimos decenios? Siempre se ha dicho que la proteína animal
nos aporta fuerza y contribuye a la estructuración muscular y a que nuestra vida sea
buena, larga y saludable, justo todo lo contrario de lo que ocurre en la realidad.
Es muy fácil entenderlo: no obedecen más que a intereses económicos. Las
grandes potencias políticas, como Estados Unidos y la Unión Europea, buscan
favorecer a las grandes compañías y corporaciones, auténticos grupos de presión que
conviene tener contentos. Las empresas de tamaño medio o pequeño, tal y como se
puede observar por todas partes, tienden a desaparecer.
Los argumentos que se utilizan para adoptar medidas a favor de los grandes
permanecen, hasta ahora, totalmente ocultos. Por ejemplo, la Unión Europea prohíbe,
al parecer por motivos de higiene, que los ganaderos independientes sacrifiquen su
propio ganado. Las exigencias de higiene son tan extremadas que hasta las pequeñas
carnicerías han tenido que renunciar al sacrificio en las granjas, pues eso les exigiría
disponer de un laboratorio propio. El resultado es conciso y sencillo: las grandes
cantidades de carne que se consumen proceden en más de un 98 % de la cría
intensiva, donde los animales son sacrificados en mataderos que, como se va a
mostrar, utilizan métodos especialmente crueles. Tanto la Unión Europea como
Estados Unidos apoyan esta tendencia.
LA SIMILITUD DE LOS ATAQUES DE PÁNICO ENTRE LOS SERES HUMANOS Y LOS ANIMALES
CUANDO VAN A SER SACRIFICADOS
En los grandes mataderos, una vaca o un ternero, un cerdo o una oveja tienen que
soportar que ante ellos se sacrifique a docenas de sus congéneres. Es fácil imaginar
cómo se sienten frente a semejante espectáculo, solo tenemos que ponemos en su
misma situación: sentiríamos lo mismo que ellos. Un delincuente a la espera de su
ejecución que tuviera que soportar el ajusticiamiento, antes que el suyo, de docenas
de personas en la silla eléctrica o en la horca, llegaría al final en un deplorable
estado físico y mental. Este miedo a la muerte se expresa con los latidos frenéticos
del corazón, un bombeo exagerado de sangre por los pulmones, intensa sudoración y,
sobre todo, una enorme alteración química de la sangre causada por un máximo nivel
de estrés: las hormonas del miedo y la ansiedad existentes en el organismo pasan
directamente a la sangre.
Pero esas ejecuciones masivas no se suelen producir entre los seres humanos,
por lo general se hacen de forma aislada. En cambio, es habitual que los animales
sean sacrificados en estas terribles circunstancias, lo que moviliza, como hemos
dicho, sus hormonas del miedo y el estrés, las cuales se depositan directamente en su
carne y su sangre. Puesto que nosotros nos encontramos evolutivamente cercanos a
los animales que sacrificamos (de hecho desde el punto de vista biológico todos
somos mamíferos) también tenemos esas hormonas y neurotransmisores, como puede
ser la adrenalina. Eso significa que sus hormonas del miedo pueden actuar sobre
nosotros después de consumirlas. Con su carne ingerimos la angustia y el pánico que
los animales han experimentado en los instantes previos a su ejecución: eso es algo
que debe resultar evidente para cualquiera.
Hace ya más de treinta años, en la época en la que realizaba mis exámenes de
medicina, apenas conocíamos esos ataques de pánico que sufrían los animales, pero
actualmente no nos libramos de ellos. En aquel entonces todo estaba más
descentralizado y era quizá algo menos terrible; al menos, los sacrificios eran más
aislados y el consumo de carne bastante menor que el actual, por lo que la cría
intensiva todavía no había alcanzado su cenit.
Naturalmente, existen otros motivos sociales y psíquicos que son responsables
de que nuestro miedo vaya en aumento. Por ejemplo, a causa de la vida en las
grandes ciudades, en las que se va incrementando progresivamente el número de
personas y, poco a poco, cada vez queda menos sitio para cada uno. Pero uno de los
factores que contribuye de forma muy considerable a incrementar ese miedo es el
que se incorpora a nuestro organismo cuando ingerimos carne impregnada del terror
procedente de la tortura y el martirio de los animales que sacrificamos. No solo nos
comemos nuestro propio miedo, sino también el sufrimiento y el pánico a la muerte
que soportan esos animales.
Las personas sensibles intuyen sin duda que no puede ser saludable comer la
carne de unos animales que han sido sacrificados justo después de sufrir un
prolongado estadio de pánico ante la muerte. Quizá por este motivo, la carne que
consumían nuestros ancestros fuera mejor. Cuando cazaban, la muerte de su presa era
rápida y tenía lugar en el entorno habitual del animal, que siempre disponía de la
posibilidad de entablar una lucha limpia para sobrevivir. Esos animales nunca
llevaban una vida cruel en un criadero masificado, no eran transportados ni se les
encerraba durante largo tiempo a la espera del sacrificio. Aun cuando la pieza
salvaje fuera acosada, el instinto de la huida facilitaba la eliminación de las
hormonas del miedo y el estrés. Los animales del matadero deben esperar, con
aparente sosiego externo y terrible intranquilidad y pánico interiores, la hora de su
muerte. Sin hacerlo a propósito, a la larga estropean nuestros asados y eso,
literalmente, es algo que ya podíamos olernos.
Durante mi estancia en Namibia, conocí a un alemán coleccionista de trofeos que
había herido a un kudu; el antílope huyó hasta que los auxiliares del cazador lo
localizaron, muerto, una hora después. Pero allí lo dejaron, en el lugar en el que
había caído. Ante mis preguntas de sorpresa, respondieron que el espíritu del kudu
estaba irritado y había envenenado toda la carne, por lo que ya carecía de valor y era
peligrosamente tóxica. Ese veneno que evitaban aquellos cazadores africanos lo
pueden ver sin ninguna dificultad nuestros científicos en cualquier mezcla de
hormonas y neurotransmisores; está provocado por el pánico y el estrés, y se
acumula en la carne de los animales abatidos a balazos mientras huyen.
EL SEXTO SENTIDO DE LOS ANIMALES
Por desgracia, la sensibilidad de muchos seres humanos es tan escasa que no captan
(y por tanto no le dan importancia) todo lo que este libro quisiera cambiar. En cierto
modo, son muchos los partidarios del filósofo René Descartes que transfieren sus
propias carencias a la idea de que los animales no tienen sentimientos y,
consecuentemente, no son capaces de darse cuenta del horror que se está
perpetrando. La realidad dice todo lo contrario. En Estados Unidos, existen los
perros de epilépticos, capaces de percibir los ataques de epilepsia de sus amos antes
de que ellos mismos los sufran, y eso les permite avisarles. La vieja máxima
marinera «cuando un barco se hunde, las primeras en huir son las ratas» reconoce el
sexto sentido de los animales. Los seres humanos, menos sensibles, se percatan de la
proximidad de alguna catástrofe natural cuando observan que los animales huyen del
lugar, como ocurrió con el terrorífico tsunami de 2004. Los perros guía para ciegos y
los animales de compañía para minusválidos muestran a todas horas el gran
desarrollo de su sensibilidad.
De ahí la deducción siguiente, para terminar: los animales destinados al
sacrificio ya sospechan que algo les amenaza cuando se inician las operaciones de
embarque y transporte. Está claro que al llegar al matadero perciben algo, como lo
notaría cualquier persona sensible. Como es lógico, se oponen a que los maten y por
ello «deben» ser tranquilizados a base de violencia y electroshocks.
LA CONCIENCIA DE LAS CÉLULAS
Los nuevos conocimientos acerca de la conciencia de las células, que nos ha
transmitido el biólogo Bruce Lipton, nos hacen comprender algo que puede
ayudarnos. Sus investigaciones han probado que hasta ahora hemos dado preferencia
a la genética e infravalorado notablemente la conciencia de las células. Cada célula
tiene su propio tipo de conciencia y en ella se introduce el sufrimiento de los
animales ante su cría masificada y posterior sacrificio. Si nos alimentamos de esas
«células atormentadas», que es lo que hacemos al consumir la carne de los animales,
está claro que eso no puede ser nada bueno para nuestra salud.
En la epigenética moderna se habla de los peligros que nos amenazan si nos
incorporamos el sufrimiento a nivel celular. Como ya se ha mencionado
anteriormente, de esa forma también podemos decidir sobre los programas genéticos.

Resumen:
El acto de beber leche y tomar productos lácteos parece inofensivo a simple vista,
pero lo cierto es que hay que prevenir sus efectos sobre la salud: las vacas han sido
degradadas para optimizar su rendimiento y servir tan solo como mecanismos
productores de leche; se les ha anulado la posibilidad de llevar una vida normal. Los
sibaritas que tanto valoran la suave carne de ternera deben saber que implica un alto
precio: se trata de una vida muy corta y rodeada de torturas para los animales. Puede
que muchos no tengan claro que al consumir esa carne están atentando contra su
propia psique. El miedo y el martirio de los animales se reflejan en los crecientes
ataques de pánico de los seres humanos.
El matadero: no son bien recibidas las miradas críticas

El matadero donde se sacrifica el ganado que hemos tomado como ejemplo está
herméticamente cerrado contra testigos. Por dentro, está definido con precisión el
camino del horror para los animales. Después del transporte del ganado, la mayoría
de las veces con los animales castigados por el hambre y la sed, estos deben esperar
en unos cubículos muy estrechos; posteriormente, son conducidos por angostos
pasillos hasta el denominado box de aturdimiento. Allí, un verdugo les coloca entre
los ojos la pistola de perno cautivo. Los pernos de acero penetran en el cráneo y el
animal se desploma inconsciente o muerto.
SI LAS COSAS «MARCHAN BIEN», CAEN MUERTOS A LA PRIMERA
Esta sería la situación macabra ideal. Aun cuando todo «vaya bien», lo que no
siempre ocurre, el escenario es, dicho en términos suaves, horripilante. En palabras
de Christiane Haupt, que actualmente ejerce de veterinaria después de cursar unas
prácticas reveladoras: «Quisiera hablar de los días de sacrificio de vacas, de sus
dulces ojos marrones aterrorizados. De sus intentos de huida, de todos los golpes y
maldiciones hasta que finalmente el desgraciado animal queda acoplado en el
cuartucho de hierro esperando el impacto de un perno y teniendo ante su ojos una
vista panorámica del recinto donde sus congéneres son desollados y descuartizados;
luego el disparo fatal y al instante siguiente unas cadenas que lo agarran de las patas
traseras y levantan al animal abatido, pero aún consciente, para cortarle de mala
manera la cabeza estando suspendido boca abajo. Y aún más, descabezado y
lanzando chorros de sangre, el cadáver se encabrita y sigue dando patadas…
Además está el terrorífico sonido que se oye cuando un torno va separando la piel
del cuerpo, y el automatizado movimiento circular de los dedos del matarife para
extraer los globos oculares (torcidos, enrojecidos y salidos de las órbitas) y
arrojarlos a un agujero en el suelo donde desaparecen como si fueran basura. La
plancha de aluminio por la que caen los intestinos que han sido retirados del enorme
cadáver decapitado, y luego el hígado, el corazón, los pulmones y la lengua (todo
eso es apto para el consumo), desaparecen por una especie de colector de basura».87
Son muy frecuentes los casos en que no todo funciona con tanta «normalidad». El
percutor no se coloca en el sitio apropiado o tiene muy poca presión y el perno no
penetra a suficiente profundidad. La vaca no queda inconsciente y siente su cráneo
lancinado por terribles dolores, aunque también puede ocurrir que se recupere poco
tiempo después, mientras la están descuartizando.
En los tiempos en que se difundió el miedo a la encefalopatía espongiforme
bovina (EEB) o mal de las vacas locas, no se utilizaban estos percutores de pernos
por el temor de que pudiera sangrar la masa cerebral y nerviosa del cráneo. Por
aquel entonces, las vacas se colgaban todavía vivas y eran despellejadas estando
conscientes, circunstancia que provocó grandes protestas en numerosos países.
En muchos mataderos, la pistola de perno cautivo está configurada a propósito
con menos presión para que el animal no muera de inmediato, porque si se le para el
corazón, el desangrado dura más tiempo. Y el tiempo siempre es escaso en las
factorías de sacri ficio modernas. Además, la sangre que se mantiene en el interior
del animal es una fuente de problemas bacterianos. El escritor estadounidense
Jonathan Safran Foer ha transmitido su experiencia tras investigar la industria de la
carne norteamericana: «Los animales se desangran, luego se les quita la piel y se les
descuartiza, pero estando plenamente conscientes. Esto ocurre de forma constante y
tanto la industria como las autoridades lo saben. Varios centros que han sido
sancionados por practicar el desangrado, el desollado o el descuartizado de
animales vivos, defienden su postura alegando que es una práctica totalmente normal
en la industria de los mataderos; lo único que quieren saber, en cierto modo con
razón, es el motivo por el que han sido ellos precisamente los escogidos».88
Una inspección que se realizó en Estados Unidos dio como resultado que
«muchos, casi todos, los mataderos no conseguían aturdir a las vacas con un único
perno». Foer explica la alta cuota de fallos por la «combinación de una elevada
velocidad de sacrificio, que en los últimos cien años ha aumentado en un 800 %, y la
mala preparación de los trabajadores, que realizan su labor en terribles
condiciones». Estos trabajadores tienen, con una diferencia del 27 %, el índice de
siniestralidad más alto de todas las «profesiones» y, además, reciben una paga
miserable por hacer turnos en los que se llegan a sacrificar a más de 2.000 vacas.89
QUIEN NO ES UN SÁDICO, ACABA POR SERLO
El hecho de que bajo ciertas condiciones los seres humanos normales pueden
convertirse en sádicos es algo que demuestran diversos estudios científicos; en
determinados escenarios que pueden resultar banales en un principio, los hombres
pueden evolucionar rápidamente hacia la crueldad. A las personas sometidas a esos
estudios las atormentaron con intensos estímulos haciéndoles creer que se hacía en
pro de la ciencia. La película alemana El experimento(2001), de Oliver
Hirschbiegel, habla de una forma espeluznante sobre los es tudios que tratan este
contexto.
Bajo las condiciones en las que se realizan las matanzas industriales, la mayoría
de las personas que allí trabajan no actúan como seres humanos, y eso lo he
expresado con palabras muy comedidas. Dicho de otra forma: lo que ingiere un
consumidor de carne ha sido manipulado por individuos en cuyas condiciones de
trabajo existe una sombra del sadismo y la perversión.
Los mismos operarios de un matadero, durante su trabajo, rodaron en secreto una
película que fue presentada en el Washington Post. Allí se veían vacas plenamente
conscientes, y no aturdidas, que eran llevadas por una cinta transportadora hacia la
zona de descuartizamiento, o bien aplicaban electroshocks en el morro de los
animales. Unos 20 trabajadores avalaron con sus firmas que estas circunstancias no
solo eran reales, sino algo muy conocido por las autoridades.
Otras afirmaciones documentadas por Foer en su libro describían el horror de
una forma aún más nítida: «He visto miles, y digo miles, de vacas vivas conducidas
a la zona de descuartizamiento… en ocasiones permanecían colgadas en las cintas
durante siete minutos y aún estaban vivas. Se procedía a desollar al animal incluso
cuando todavía vivía. Luego se les quitaba la piel desde el cuello hacia abajo».90
Lo cierto es que la res ya debería estar muerta mucho antes de que los
encargados del degüello la decapiten y le arranquen la piel por la cabeza para
transformarla en las denominadas canales. Esa es la teoría. Pero aquí destacan las
palabras de un trabajador: «En muchas ocasiones el degollador está cortando la
cabeza por un lado y se da cuenta de que el animal todavía está vivo y consciente,
pues comienza a dar violentas patadas».91
Luego la vaca, es decir, lo que va a ser transformado en canal, llega al «cortador
de patas». Foer recoge el comentario de otro trabajador: «Cuando algunas todavía se
recuperan […] da la impresión de que quisieran subirse corriendo por las paredes y
cuando llegan a la zona del cortador de patas…, bueno, el individuo no suele tener
ganas de esperar a que alguien venga de nuevo para disparar otro perno al animal. Se
limita a usar unas tenazas para cortarle las patas traseras. Y cuando lo hace la vaca
se muestra totalmente violenta y reparte patadas en todas direcciones». Para acabar,
se trocea al animal…»92
El sufrimiento llega hasta límites insospechados. ¿Alguien puede imaginarse
presenciando todo esto? Lo mejor, pues, es no fomentar este tipo de acciones y
negarse a comprar y comer esta carne.
Y es que, incluso cuando uno no se pueda creer que esto suceda, en realidad
todavía existen niveles de horror más altos, como señalaba otro trabajador: «Una
novilla de tres años llega al pasillo del matadero y en ese momento pare un becerro,
directamente allí, y lo lleva medio colgando. Yo sabía que iba a morir y le saqué el
ternero. […] Ese animal recibió el nombre de Glitscher («Escurridizo») y su sangre
fue utilizada en experimentos para el cáncer. […] Normalmente esto es lo que ocurre
cuando las vísceras de la vaca caen sobre la mesa de reconocimiento: se acerca un
trabajador, rasga la placenta y saca al ternero. Tampoco es nada anormal ver que
tienes una vaca colgada delante de ti y que el ternero dé patadas porque quiere salir
[…]. ¿Sabe usted?, yo estuve en los marines. La sangre y todas esas cosas no me
perturban en absoluto. Pero el trato es verdaderamente inhumano. Sencillamente es
demasiado».93
Recojo ahora otro pasaje del informe de la ya mencionada médica veterinaria
Christiane Haupt, en referencia a los mataderos ale-manes «normales», que
prácticamente no se diferencian de los austríacos y de los suizos, y que no proceden
de la Edad Media, sino que son centros del siglo xxi, que se hallan en la vuelta de la
esquina y en los podríamos trabajar cualquiera de nosotros: «Quiero comentar que
una y otra vez, en medio de toda esta montaña sanguinolenta y viscosa, es posible
encontrar úteros que contienen fetos de pequeños terneros, algunas crías ya están
totalmente formadas y son de todos los tamaños, suaves y desnudas, con los ojos
cerrados en sus protectoras bolsas amnióticas, que ya no los pueden proteger más; el
más pequeño puede ser del tamaño de un gatito recién nacido, una verdadera
miniatura de vaca, el más grande tenía pelo, marrón y blanco, unas largas pestañas y
le quedaban muy pocas semanas para nacer. “¿No es un milagro que la Naturaleza
consiga hacer algo así?”, piensa la veterinaria que ese mismo día ha estado de turno
y tuvo que tirar úteros, con los fetos dentro, a un cubo de basura. […] También la
pobre y desdichada vaca que cuando llegué a las siete de la mañana ya estaba en el
pasillo de hierro situado muy cerca del box de sacrificio, y no había quien se
compadeciera de ella y le aplicara un rápido pistoletazo con un perno. Lo primero
que hay que hacer con los animales de matadero es prepararlos y terminar con ellos.
Sin embargo, cuando llegué al mediodía allí seguía el animal y a pesar de mis
requerimientos, nadie la había redimido. Me acerqué a soltar un cabestro que se
estaba clavando despiadadamente en su carne y le acaricié la cabeza. Me miró con
unos ojos enormes y fui consciente de que las vacas pueden llorar».94
Lo que una aspirante a veterinaria no podía soportar, ni tampoco el exsoldado de
élite que ha elevado su protesta a las más altas esferas, es aparentemente normal. El
psicólogo Helmut Kaplan subraya que Haupt ha estado en un matadero de tipo
medio. Pero incluso en un matadero modelo, de los 30 animales que fueron
sacrificados en una hora a base de impactos con pernos, seis de ellos recuperaron la
conciencia en la fase de descuartizamiento.95
¿Quién es capaz de comerse eso? ¿Espera usted poder escapar de tal campo de
vibraciones de los animales torturados y no difundirlas dentro de usted cuando
«disfruta» de un filete de esa vaca o de cualquier otra? Nuestra compasión está del
lado de los ani males, pero también sentimos compasión por las personas que
permiten que este estado de cosas llegue tan lejos.
Temple Grandin, una controladora muy crítica con estas situaciones, visitó
personalmente una serie de mataderos y llegó a la conclusión de que en más de una
tercera parte de ellos se llevaban a cabo de forma regular y consciente esas terribles
prácticas. Y eso ocurría en los mataderos que aceptaban los mencionados controles.
Lo que se hacía en los otros, que no permitieron ningún tipo de inspección, es algo
que se puede dejar a la fantasía de cada uno.!
LAS TORTURAS QUE ACEPTAMOS Y COMEMOS
El miedo que ingerimos con la carne de animales procedentes de la cría intensiva se
concreta en las correspondientes hormonas y neurotransmisores. El dolor y la tortura
que se causa a los animales por medio de la actual «cría» industrial es algo que
también deglutimos, aun cuando no podamos medirlo ni nombrarlo científicamente.
La angustia y el pánico que sufren estos animales frente a su terrible final traspasa
todos los límites y se inocula en quienes lo provocan: los consumidores de carne.
Estoy seguro de esto porque me ocupo de este tema desde hace ya más de 30 años y
la gran mayoría de mis pacientes eran carnívoros, al menos cuando llegaron.
El miedo de los animales no proviene del aire, aun cuando se puede asegurar
que el aire en los mataderos está repleto de terror. Es una energía muy real que
también puede implantarse en personas que no sabían nada de estas situaciones y que
hubieran preferido no llegar a conocerlas.
El miedo no es solo un fenómeno desagradable. Está reforzado por otros
síntomas que, a la larga, llevan a la depresión. Eso es algo en lo que deberían pensar
las personas que acostumbran a comer de todo. El miedo es algo razonable y
nosotros, al contrario de lo que les ocurre a los animales del matadero, que no tienen
la más mínima oportunidad de salvarse, podemos evitar lo que nos produce miedo o
bien enfrentarnos a él de forma consciente.
Los carnívoros, desde mi punto de vista, han dado la razón al miedo que se ha
apropiado de ellos. El primer paso de un tratamiento debe ser, como siempre,
conocer las causas, es decir, decidirse por abandonar por completo y para siempre
el consumo de carne.
Más allá de las terribles descripciones anteriores, también aquí encontramos
otro plano de explicación científica para los síntomas de ciertas enfermedades
provocadas por el consumo de carne. No tengo más remedio que remitirme a las
palabras del médico suizo Ernst Walter Henrich: «… yo no quiero ni puedo cerrar
los ojos […]. Me avergüenzo de las criminales actitudes que provocan la muerte de
unos 40.000 niños al día a causa del hambre y la desnutrición porque se prefiere
utilizar los alimentos vegetales para dar de comer a unos animales maltratados de los
que después se obtiene carne, leche y huevos. Con estos productos animales, los
ciudadanos de la civilización de la prosperidad están devorando las enfermedades
que transmiten, incluidas también las del bienestar, y como súmmum del abandono
moral de la industria sanitaria, esta, además, lleva a cabo estudios con animales casi
siempre inútiles».96
EL ESCÁNDALO DE LA CARNE
Con tantas malas noticias para los consumidores de carne referidas a los numerosos
escándalos que saltan a los medios (aunque el consumo de carne es, en sí mismo, un
escándalo permanente), algo bueno les queda. Y es que los escándalos de tiempos
pasados sobre el consumo de carne descompuesta no han supuesto serias ame nazas
de salud porque el ser humano es capaz de soportar la carne pasada. Puede
sobrevivir como si fuera un carroñero. La carne fresca de los mamíferos no sería
comestible debido al rigor mortis que, como sabe muy bien cualquier aficionado a
las novelas policíacas, aparece en el cuerpo al poco tiempo de ocurrir la muerte. Por
ello, el ama de casa experta le pregunta al carnicero si esa car-ne está en su punto.
De esa manera está preguntando, dicho con lenguaje científico, si la descomposición
autolítica ha avanzado tanto que la descomposición de los filamentos de actina-
miosina del tejido muscular ha eliminado el rigor mortis. Con su lenguaje, ella
quería saber si la carne estaba bien tierna y jugosa.
Quien haya abatido a una pieza de caza (que al menos ha caído de una forma
considerada al evitarse el pánico de la espera previa a la muerte), después habrá
tenido que poner esa carne en adobo para favorecer su descomposición y que así
resulte más blanda.
En este punto, los consumidores de carne pueden relajarse un poco. Como solo
comen carne descompuesta, solo carroña, en realidad no es tan decisivo su grado de
descomposición. De hecho, nadie ha tenido problemas por comer carne pasada, sin
tener en cuenta, eso sí, de que la carne ya es nociva de por sí. En los mercados
africanos es posible ver carne rodeada de nubes de gusanos y moscas que, sin
embargo, se vende y, supuestamente, se consume. Aquí tie-ne un papel decisivo el
efecto desinfectante del elemento fuego.
¿CARNE ARTIFICIAL COMO ALTERNATIVA?
Puede que, en breve, los apasionados carnívoros dispongan de una alternativa
ofrecida por los investigadores. Los expertos en biología celular de la Universidad
de Eindhoven intentan actualmente conseguir una carne artificial. Las incoloras
células musculares de los ratones crecen entre dos trozos de velcro. Una industria
holandesa de embutidos financia lo que supuestamente hará que en cierto momento se
pueda renunciar a la cría intensiva y al sacrificio de animales, y se reduzcan
considerablemente los gases de efecto invernadero. Los investigadores, cuyo
objetivo es preparar carne artificial de cerdo, todavía no han probado por sí mismos
los resultados obtenidos, lo que significa que no se fían demasiado.
UN TEMA DE CRITERIO: OTROS PAÍSES Y OTROS USOS
Durante mucho tiempo, la carne fue considerada un alimento muy valioso y su
consumo era un signo de riqueza, pues disfrutar de un buen asado no estaba al
alcance de todos los bolsillos. Nuestros antepasados la consumían solo en días de
fiesta. Quien fuera rico se lo podía permitir en más ocasiones y muchas personas hoy
la comen a diario. En las cortes principescas y reales de hace unos siglos, se
consumían cantidades elevadas de carne, y precisamente en esos entornos surgían
frecuentes episodios de gota y reuma, mientras que el pueblo llano no los padecía.
En Prusia se hablaba del «gabinete de gotosos» del rey, y en otras cortes europeas el
personal sabía que, al menos, lo que se ahorraba en carne también lo hacía en reuma.
Hoy en día no tenemos nada en contra de degustar un ternero y lo hacemos sin
pensar en sus suaves ojos llenos de ternura. Disfrutamos de la gelatina, una mezcla
hecha de patas, ojos y otros desechos de vaca cocidos, la colocamos sobre pasteles
y de esa forma los cubrimos como si los envolviéramos en un sudario. En cambio,
otros comen perros y delfines, y cuando nos enteramos, se nos revuelve el estómago
y sentimos gran indignación. Los japoneses se horrorizan con nuestra carne pasada y
nuestros huevos, y nosotros pensamos que es insoportable ver cómo matan a los
peces, incluso delante de sus propios ojos, y devoran su carne cruda cuando los
animales aún se mueven.
En este sentido se me quedó muy grabada una escena: en una isla filipina fuimos
invitados a comer como señal de agradecimiento por una ayuda médica que les
habíamos prestado. Nos sentamos cómodamente en el suelo y nos reunimos
alrededor de un puchero tradicional. Los trozos de carne de cerdo que allí se
identificaban, como la cola, no suscitaron ningún entusiasmo, pero fueron aceptados
por los consumidores de carne del grupo. Pero cuando la cocinera del clan tuvo que
admitir que había utilizado una de las conocidas cabras del grupo, nuestro apetito se
redujo considerablemente.
La anciana se dio cuenta del error cometido y quiso salvar la situación
afirmando que buena parte de la carne no procedía de la cabra, sino que era de
perro. Entonces, una persona del grupo, dueña de un perro, vomitó de forma
espontánea y el resto finalizó de inmediato su comida.
Quien haya visto en alguna ocasión cómo les rompen las patas a los perros en
Filipinas, cómo los sujetan por la espalda y luego los golpean para romperles las
costillas, con lo que segregan numerosas hormonas del miedo y el estrés, podrá
dudar de que los que lo hacen sean seres humanos. Pero eso no pasa solo en
Filipinas, en muchos otros países es legal comer perro. El nombre chow-chow
significa en chino «bien asado». Estos animales, como también los perros sin pelo
mexicanos, se criaban básicamente para su consumo. Incluso en Suiza se engordan
boyeros de Berna destinados a la cocina asiática. En otros países europeos existen
reglamentaciones para la autorización oficial del consumo de car-ne de perro.

¿CARNE DE VACA Sí Y DE CABALLO NO?


Nosotros miramos por encima del hombro a los que comen perros, mientras que
muchos musulmanes hacen lo mismo con nosotros, comedores de cerdo. Asimismo,
en Alemania se sacrifican casi 10.000 caballos al año para preparar embutido; los
horrorizados amigos de los caballos no encuentran nada malo en deleitarse con la
carne de cerdo o de vaca.
Todo es una cuestión de valores. Yo, como especial amante de los caballos, he
abandonado locales en cuyas cartas se ofrecía car-ne de potro y, sin embargo,
soporto constantemente otros establecimientos en los que figura el cerdo, la ternera y
el cordero. Aun así, sigo sintiendo la misma compasión por los animales que por
quienes se los comen, que no saben que de esa forma llenan su vida y su estómago de
miedo y dolor. Quedan afectados en el más estricto sentido de la palabra.

Lo que realmente cuenta es la compasión y la misericordia


Quien visita por dentro una moderna fábrica de animales o un gran matadero casi no
puede contener las náuseas y una honda desesperación, la misma que sintieron mis
amigos ante aquel guiso en Filipinas. Por eso tales establecimientos no suelen
permitir la presencia de observadores. No se pueden visitar, lo mismo que tampoco
permiten acceder a los criaderos o las cárceles. La semana posterior a la excursión a
un matadero, incluso acérrimos estudiantes de medicina, muy afectados, comieron de
forma vegetariana: la carne de los cadáveres de personas y animales es muy similar.
La maquinaria industrial de muerte que hay en los mataderos, tal y como ya ha
explicado muy detalladamente Jonathan Safran Foer, hace que no solo sientan miedo
los animales, sino también las personas. Si deseamos que se imponga la misericordia
cristiana o, en realidad, humana, hemos de insistir en la barbarie. Personalmente, en
todo momento podemos decidir abandonar, y liberar y purificar nuestra vida, y atraer
a otras personas que compartan las mismas ideas. La industria moderna de la carne
es una clara y definitiva negación a la misericordia y la compasión, y está totalmente
alejada del cristianismo y la religión en su sentido más profundo.

Cría intensiva de animales y la ley constitucional alemana


La cría intensiva de animales, según un estudio realizado por la Oficina Federal de
Estadística en 2008, aporta más del 98 % de toda la carne que se consume en
Alemania. De los más de 55 millones de cerdos que se ingieren al año, el 99,3 %
proviene de fábricas de animales; de los 3,8 millones de vacas y terneros, tienen la
misma procedencia el 95,7 %. En el caso de las aves el porcentaje es del 97,9 %. El
resto, mínimo, proviene de granjas que hoy en día hacen más bien un papel de
coartada o de escaparate ante la sociedad. Por eso nunca debemos dejarnos engañar
por el verdadero origen de la carne. Casi toda proviene de criaderos, mejor dicho,
de fábricas de animales.
Pero para ello existe una ley fundamental del año 2002: «Es responsabilidad del ser
humano la protección de la vida y el bienestar del animal en su condición de
semejante». Y continúa diciendo que los animales deben ser alimentados de forma
adecuada, cuidados y sacrificados de tal forma que estén libres de cualquier dolor y
sufrimiento.
¿POR QUÉ MIRAMOS A OTRO LADO?
En las plantas industriales de animales reina un tipo de horror que la mayoría de las
personas no podrían imaginar ni en el peor de sus sueños. En más de la mitad de los
hogares alemanes conviven animales de compañía que son queridos y cuidados. Los
ciudadanos norteamericanos invierten al año casi 40.000 millones en sus mascotas.
En las granjas rurales, la atmósfera, por fuerza, siempre ha sido mucho más ruda de
lo que podría respirarse en una casa burguesa urbana. Un mastín en el campo nunca
se ha cuidado de la misma forma que un perro faldero de la ciudad. Pero antes se
trataba de diferencias graduales. En cambio, lo sucedido en los últimos cincuenta
años respecto a la transformación de las granjas ganaderas en fábricas de animales
es algo que debe considerarse atroz. Toda esa barbarie no es más que un reflejo de
nuestro sistema y nosotros somos responsables de ella. Y no se trata solo de dinero.
El dolor, la tortura y el martirio de los animales parecen no tener ninguna
importancia. Pero sí tienen significado para los que comen ese sufrimiento. Nuestras
mentes y almas asumen la aflicción que incorpora la carne de esas criaturas
torturadas.
No solo miramos hacia otro lado, sino que no queremos ver lo verdadero e
importante. En lugar de eso cerramos colectivamente los ojos, como hace la mayoría
de las personas cuando una situación política es insoportable y la injusticia hace que
impere la tiranía. Pero debemos mirar y dejar bien claro que las palabras de este
horror nunca pueden ser tan terribles como las imágenes que presentan algunas
películas. Existen documentales aislados que han sido filmados de forma furtiva. En
Internet se puede encontrar este tipo de películas en las webs de las organizaciones
protectoras de animales. Un ejemplo es el documental americano Conozca su carne.
Todo lo que se puede decir al respecto es algo que ha hecho Jonathan Safran
Foer en su ya citado libro Comer animales, por lo que recomiendo su lectura a
cualquiera que quiera plantar cara a este embrutecimiento. Foer escribe: «La cría
intensiva de animales es, lo mismo que la pornografía, difícil de explicar pero fácil
de reconocer cuando la ves. En el sentido más estricto se trata de un sistema de
ganadería intensiva e industrial en la que animales (a menudo por decenas o
centenares de miles) son objeto de una optimización genética, de una limitación en
sus posibilidades de movimiento y una alimentación poco natural (la mayoría de las
veces incorpora antibióticos)». Y continúa: «La cría intensiva de animales viene más
definida por un catálogo de medidas que por una mentalidad: los costos de
producción se reducen al mínimo, se ignoran sistemáticamente los costes de la
destrucción del medio ambiente, las enfermedades de los seres humanos y el
sufrimiento de los animales, o bien todo eso se hace recaer en terceros. Durante
siglos, la ganadería se ha orientado a los ciclos de la naturaleza. En la cría de
animales intensiva, la naturaleza es algo que no se tiene en cuenta para nada».97

Resumen:
Preferimos mirar con desprecio cuando vemos el trato que reciben los animales en
otras culturas y omitimos que en nuestros mataderos se hace exactamente lo mismo:
un horror indescriptible que, a pesar de los estrictos sistemas de protección
impuestos, cada vez es más y más patente. Los hechos son escalofriantes y dan
muestra de los criterios por los que se debe medir a nuestra sociedad.
Marranadas modernas

Está claro que algunas descripciones del trato a los animales y la aflicción que va
asociada a ellas son difíciles de comprender. Pero es necesario, y por eso yo, con
gran dolor de mi corazón, intento representar de esta forma tan gráfica algunos
aspectos de la cría moderna de animales y sobre todo, a partir de ahora, de un tipo
de animales, los cerdos, que son los que los ciudadanos centroeuropeos comen más y
con mayor gusto. En el año 2009 se sacrificaron en Alemania 60 millones de cerdos,
lo que hace que el país sea el tercer mayor productor de carne porcina del mundo,
precedido por Estados Unidos y China, y seguido por España. Existen estudios que
demuestran que los cerdos son al menos tan inteligentes y sensibles como los perros.
Quien haya tenido la oportunidad de tener contacto con un cerdo trufero no lo dudará
en absoluto. Los experimentos han descubierto que estos animales han desarrollado
su propio lenguaje, son capaces de enterarse cuando se les llama, son juguetones y,
además, atendiendo a las instrucciones de los científicos, son capaces de manejar
con el hocico unos joysticks acondicionados para ellos. No tienen ninguna dificultad
para abrir la puerta de su cochiquera y se apresuran a ayudar a sus compañeros.
Trabajan en equipo durante sus intentos de huida y su capacidad de entendimiento los
coloca muy cerca de los chimpancés.
Sandra Düpjan, investigadora alemana especializada en comportamiento animal,
ha centrado sus trabajos en demostrar científicamente cómo actúan las emociones en
los animales: «Los cerdos comunican su estrés, ahora solo debemos aprender a
entenderlo».
Para apreciar su alto nivel de estrés de un cochinillo solo hay que observar sus
gritos cuando le cortan el cordón espermático sin ninguna anestesia.98
Los cerdos son individualistas y, en muchos casos, muy parecidos a los seres
humanos, por eso los estudiantes de medicina en muchas ocasiones aprenden
estudiando sus entrañas.
TORTURADOS Y ENFRENTADOS A LOS DOLORES
Estos cerdos llevan hoy en día una vida angustiosa que, desde mi punto de vista, es
mucho peor que su terrible final. Comienza cuando son alimentados en exceso para
convertirlos en animales de alto rendimiento, como les pasa a la mayoría de las
gallinas, pavos y otros animales útiles que son criados de una forma tal que están
básicamente enfermos. Foer recoge en su libro que «los estudios afirman que del 10
al 40 % de los cerdos, debido a su pobre herencia genética, la falta de ejercicio y su
alimentación insatisfactoria, muestran una estructura corporal inestable porque se les
doblan las rodillas, se les deforman las patas y los dedos de los pies se les curvan
hacia adentro».99 Una revista americana dedicada a la cría de porcino informaba que
«es normal» que el 7 % de las cerdas de cría mueran antes de tiempo a causa del
estrés, provocado por su confinamiento en celdas y por la cría masificada de alto
rendimiento; en algunas de las fábricas de animales, según afirma la revista, la
proporción puede ascender hasta el 15 %. Pero esto son pérdidas con las que ya
cuenta la industria, y el negocio con la tortura resulta rentable para todos los que
tienen tal desvergüenza y se enriquecen con tales abusos.
Desde el principio, estos animales son torturados sistemática mente porque es
algo que exige el sistema. A las 48 horas de su nacimiento, se les corta la cola a la
mayoría, por supuesto sin aplicarles ningún tipo de anestesia, para que
posteriormente no se la puedan morder en caso de estrés. Más tarde, de forma
totalmente legal y sin aplicar narcóticos, también se les extirpan los colmillos por el
mismo motivo, y para evitar el canibalismo. Esto es algo que suele ocurrir también
en la cría intensiva de otros animales, por ejemplo las aves, que al parecer se
angustian a causa de su indescriptible desdicha y tienden a agredirse entre ellas.
Muchos seres humanos se volverían locos de padecer la monotonía y las condiciones
que sufren los animales de los criaderos. Este ánimo también lo ingieren los
consumidores de carne.
A los diez días de vida, de forma totalmente legal y sistemática, sin narcóticos y
sin que medie ningún tipo de compasión, se les arrancan los testículos, pues de lo
contrario la carne no resultaría tan sabrosa para el consumidor.
UNA VIDA DE CONSTANTE PREÑEZ
A partir del momento de la separación de la cerda durante la lactancia, del 9 al 15 %
de la camada morirá. Además, hay que tener en cuenta el elevado índice de
malformaciones en los lechones: desde miembros deformados hasta fisuras en el
paladar; desde temblores en los músculos hasta la falta de ano. En la cría de alto
rendimiento se trata de producir cerdos enfermos (que no son capaces de llevar una
larga vida natural), ya que son los que aportan más beneficios.
Sin embargo, la producción porcina requiere la presencia de cerdas, las cuales
se convierten en víctimas de su enorme fertilidad. Este método ha permitido que la
industria incremente considerablemente el número de ejemplares. La aplicación de
inyecciones de hormonas obliga a la pobre cerda a estar preñada durante
prácticamente toda su vida para, a continuación, amamantar a sus crías durante un
corto período de tiempo. El 80 % de las cerdas pasa toda su preñez en unos lugares
tan estrechos que les impiden darse la vuelta. Al no contar con la posibilidad de
hacer ejercicio, suelen padecer una extremada atrofia ósea, no pueden revolcarse y
en ocasiones se hieren la piel al frotarse contra la jaula. Por motivos de costes y
para evitar incrementos no deseados de peso, es muy frecuente que se les deje pasar
hambre. Pero aun cuando no estuvieran encerradas en lugares tan diminutos,
circunstancia que está cambiando gracias a las presiones que sufren los criadores, lo
que está muy claro es que la tortura y martirio de los animales es una constante
durante toda su vida.
ANIMALES LIMPIOS MANTENIDOS BAJO UNA LLUVIA DE HECES
El tormento de los cerdos se incrementa por la increíble estrechez en la que viven
hacinados. Normalmente, los cerdos se preparan nidos para dormir y nunca
descansan ni se echan en el mismo lugar en el que han depositado sus excrementos.
Pero en los modernos establos viven literalmente entre su propia mierda, deben
pisarla y tumbarse encima de ella, sin contar casi nunca con un desagüe ni con la
posibilidad de moverse. Este tipo de «disciplina» es, comparativamente hablando,
mucho peor que la que siguen los asesinos en las cárceles, quienes al menos tienen la
posibilidad de salir a un patio y pueden ver la luz del sol. Los cerdos modernos no
viven otra cosa que estrecheces y torturas.
Aun cuando en el lenguaje de la calle se nos quiera hacer creer otra cosa, lo
cierto es que cuando viven en plena naturaleza los cerdos son animales limpios que
evitan el contacto con los excrementos. En las fábricas de animales, los cochinillos
son metidos en estrechas jaulas en las que, por motivos de espacio, tienen que estar
unos sobre otros. El espacio, lo mismo que el tiempo, también es oro. Es muy normal
que las heces de los de arriba caigan sobre los de abajo.
Estos animales limpios e inteligentes son obligados a vivir bajo una lluvia de
excrementos y orina, por lo que parece muy lógico que muchos de ellos acaben
trastornados. Bajo estas modernas condiciones, sufren lo que desde el punto de vista
psiquiátrico se calificaría de locura y, como dementes que son, hacen presión contra
los barrotes de sus jaulas o se lamen de forma compulsiva.
Pero lo más impresionante para las personas sensibles o misericordiosas es
darse cuenta de la denominada tristeza del cerdo. El animal se sienta entonces sobre
sus patas traseras y deja colgar la cabeza con aspecto de sufrir una profunda
desesperación, como si aparentemente se diera por vencido.
DE LO QUE SIRVE EL ENGORDE…
En esta situación de constante tortura en sus jaulas, la gran mayoría de los cerdos
tiene una vida muy corta. Hasta que llega ese final son mantenidos en cubículos
extremadamente estrechos en los que casi no se pueden mover y, en consecuencia, no
consumen calorías, pues eso empeoraría los resultados del engorde. La temperatura
es alta y hay muy poca luz, lo que les hace sentirse apáticos y así no se atacan unos a
otros, lo que podría ocurrir fácilmente dado su estado de agobio.
Los individuos más débiles que no son capaces de ganar peso suficiente son
sacados de los cubículos, atados por las patas traseras y golpeados con el morro
contra un suelo de hormigón. Esta muerte por «aporreamiento» es un método muy
usado para estos anima les. Foer cita a un trabajador: «Nos limitamos a sacarlos,
golpearlos contra el suelo y echarlos a un lado. […] Cuando volvemos a la bodega y
nos damos cuenta de que algunos de ellos aún están con vida, no hay más remedio
que volverlos a golpear. En algunas ocasiones, al entrar he podido ver que se les
habían salido los ojos de las órbitas o que sangraban o tenían rotas las
mandíbulas».100 Ese es el destino que sufren diariamente docenas de cerdos, porque
se ha calculado que es más barato matarlos así que cargar con esos «objetores de
conciencia».
Todo se calcula teniendo en cuenta los costes, que se miden utilizando unos
programas de ordenador muy semejantes a los que hay en la zonas de cuidados
intensivos de nuestros hospitales. Se supone que esos cálculos coste-beneficio no
han de tener ninguna consecuencia para el tratamiento médico, al menos eso es lo que
se dice. Pero no podemos evitar preguntarnos: ¿por qué se hace ese cálculo? El
embrutecimiento es un proceso básico que por regla general no se limita a ámbitos
independientes, sino que se introduce en la sociedad como si fuera un cáncer.
¿SALUD ANIMAL? ¡UNA FARSA!
Foer contesta a las preguntas de por qué y cómo tantos animales sufren esa vida de
torturas hasta llegar al matadero: «Todo un torrente de antibióticos, hormonas y otros
medicamentos mezclados con la comida hace que la mayoría de los animales resistan
en esas terribles condiciones de vida».101
No es raro que algunos, mientras esperan el sacrificio, padezcan un infarto
cardíaco; desde el punto de vista anatómico sus corazones son muy semejantes a los
del hombre. Por eso en nuestros días hay muchos enfermos de corazón a los que en
lugar de implantarles válvulas artificiales les colocan otras procedentes de los
cerdos.
Tampoco es difícil que a los pobres cerdos les fallen las patas antes del
sacrificio y se queden apartados a un lado, desvalidos, hasta que mueren. O bien se
les tira a la basura cuando todavía están con vida.
Christiane Haupt, en sus prácticas de veterinaria, hablaba así de una instantánea
captada por ella en un matadero alemán de cerdos: «Quiero y debo hablar desde lo
más hondo de mi corazón. Casi me ahogo. Deseo narrar cómo los cerdos que ya no
pueden andar más permanecen sentados con las patas traseras separadas. Que dan
patadas y golpes durante mucho tiempo hasta que son llevados al box de sacrificio.
Los veo después cuando pasan oscilando delante de mí para trocearlos, les han
arrancado por ambos lados los músculos de la parte interior de los muslos. Son 530
al día, nunca olvidaré esa cifra». Y agrega: «Cuando por primera vez supe (el
segundo o tercer día) que los cerdos aún se movían mientras se desangraban, caían,
les cortaban con una sierra y seguían moviendo la cola, me quedé petrificada.
“¡Ellos…, ellos siguen moviéndose…!”, y así se lo dije a una veterinaria que estaba
allí, a pesar de que yo ya sabía que solo se trataba de movimientos nerviosos. Sonrió
y me dijo: “¡Maldita sea, se ha cometido un fallo, no está totalmente muerto!”. El
pulso seguía trepidando fantasmalmente en la mitad de los animales, por todos lados.
Un gabinete del horror. Me quedé helada hasta la médula».102
Y esto es lo que se escuchó en una investigación del Comité Científico de la
Unión Europea encargado de la salud y protección de los animales (año 1997): los
cerdos mantenidos en jaulas, como sucede en todas las modernas plantas industriales
de animales, tienen los huesos débiles, padecen un elevado riesgo de lesiones en las
patas, afecciones cardiovasculares e inflamación de las vías urinarias; en ocasiones
les desaparece la masa muscular hasta tal extremo de que casi no son capaces de
realizar ni los movimientos más elementales».103
¿Quiere usted respaldar todo esto a base de comer su carne? O, preguntado de
otra forma: ¿quiere sufrir el riesgo de ingerir la energía de esta locura? O, aún más
directo: ¿es usted capaz de arreglárselas con esta energía sin sufrir daños en su
propia persona? Estos cerdos modernos no nos aportan ninguna felicidad, tal y como
simbólicamente se nos quiere hacer ver. Más bien todo lo contrario: cuando los
comemos, nos inculcan tristeza e infelicidad, las mismas que les hemos provocado a
ellos. Las personas que hacen algo así con otras criaturas no son unos cerdos, pues
un cerdo nunca le haría eso a nadie, ni siquiera a un ser humano. Esos operarios de
los mataderos y, naturalmente, también los responsables, los que realmente mueven
los hilos, los que no se manchan las manos pero sí ganan dinero con toda esta
aflicción, se encuentran moralmente por debajo de lo que vulgarmente se denomina
«un cerdo».
Naturalmente que para el resto de los animales las cosas no van mucho mejor.
En el caso de las aves incluso es peor, mientras que en el de las vacas el trato es
mejor pero el sacrificio sigue siendo igual de terrible.

Resumen:
La vida de los cerdos es tan penosa como su muerte. Lo que se les practica sin
ninguna anestesia solo se puede describir con el término de tortura, y hace que se
vuelvan totalmente locos. Y todo en aras de conseguir un engorde rápido y que los
costes sean más favorables.
Los efectos que ejerce sobre nosotros el sufrimiento animal

Deberíamos preguntarnos con toda seriedad si solo puede ser considerado como
crueldad el hecho de causar daño intencionadamente, o si también lo puede ser
nuestra indiferencia ante la misma. Si se expresa de forma mucho más directa: ¿qué
cantidad de dolor compro junto a mi comida de origen animal que a continuación va
a pasar a mi estómago, mi intestino, mi organismo y mi mente? Esta aflicción sigue
viva, tanto en el plano espiritual, como, y más concretamente, en el físico. Además,
¿es realmente casual que el segundo tipo de cáncer más frecuente entre los hombres
occidentales sea el de colon? ¿No nos lo estamos provocando nosotros mismos a
base de una ingesta intencionada y voluntaria de carne de animales atormentados con
la correspondiente actitud consciente que hay detrás de todo eso? Si contamos la
cantidad de cánceres de estómago y esófago que aparecen, la relación queda aún más
clara. No podemos digerir esta carne y la reacción es el cáncer de los órganos
digestivos, atestados de sufrimiento.
Hagamos memoria de todos los hechos:

1. Las personas que comen carne y productos cárnicos tienen problemas


coronarios mucho antes y en muchas más ocasiones que quienes practican una
vida vegana. En la sombra de las personas omnívoras no están vivos el afecto
ni los sentimientos cordiales, ni unos deseos que salgan del corazón.
2. Las personas que comen de todo experimentan de una forma mucho más
frecuente el cáncer de estómago e intestino. De hecho, el cáncer en su primera
fase es un tema de agresión, en la segunda una cuestión de crecimiento y en su
tercer y último nivel un acto de autodestrucción. En la sombra de los afectados
existe un ánimo muerto y un crecimiento, así como el deseo de ocuparse
ofensiva y radicalmente de uno mismo y buscar el camino propio hacia la
individuación.
3. La alimentación animal debilita a las personas que comen de todo, tanto en sus
defensas como en su sistema óseo. Es decir, se pueden defender mucho peor de
los ataques procedentes del exterior y cada vez confían menos en el poder de
sostén interno que deberían proporcionarles los huesos. Así, se convierten en
personas que ya no pueden defender ni su pellejo y se mantienen muy
inconsistentes en su interior. Naturalmente, también envejecen antes de tiempo,
ya que su débil sistema inmunitario no les ofrece ninguna protección.

Esta lista se podría alargar cuanto se deseara, como se puede comprobar en la


parte del comienzo de este libro.
CÓMO NOS APROPIAMOS DE LA TORTURA Y EL DOLOR
En relación con lo que se les hace a los animales, es importante ser conscientes de
que las consecuencias psicológicas sobre nuestra vida aún no han sido
científicamente evaluadas.
Quien se apropia de tanta tortura y dolor tendrá dentro de su organismo tortura y
dolor, y se verá obligado a vivir con ellos. Puede que cargue con esos sentimientos
durante toda su vida, y esto es algo que, a lo largo de mis treinta años de profesión,
he encontrado en muchas ocasiones en los comedores de carne, y muy raras veces lo
he visto en personas que llevan una vida vegana. Una alimentación con semejantes
energías no puede pasar sin dejar su huella en el organismo. Y lo peor de todo es que
se debe contar con el embrutecimiento mental que ocasiona.
Existen muchos indicios de este embrutecimiento. De hecho, hace tiempo que se
sabe que no solo ocurre entre los operarios de los mataderos y las fábricas de
animales, aunque en ellos se subraya de una forma muy especial. También se puede
deducir al ver la falta de sentimientos en general hacia los animales domésticos. El
63 % de los norteamericanos tiene mascotas en sus casas y, probablemente en la
mayoría de los casos, estas están integradas en las familias como si fueran seres
humanos. Pero, a la vez, en ese país de posibilidades ilimitadas también existen
centros que se ofrecen para dar alojamiento a los animales que se han convertido en
una carga, sobre todo, perros y gatos. Los «mejores amigos de los hombres» son
encerrados en las mismas jaulas donde los que no tengan suerte serán despedazados
o incinerados una vez a la semana.
Menos de la mitad de los perros y gatos que acaban en los centros de acogida de
animales se acaban adoptando. La mayoría de ellos se convierten en comida para
animales. Los alemanes, conocidos amantes de los animales, deberían saber cómo se
llenaron de mascotas las perreras de Bonn, la antigua capital, cuando los
funcionarios y parlamentarios tuvieron que trasladarse a Berlín. De semejantes
personas hay que esperar poca compasión y protección hacia los animales.
Lo que les hacemos a los animales también se lo hacemos a nuestros congéneres
y a nosotros mismos: «Lo que le hicieres al menor de tus hermanos, me lo estás
haciendo a mí», dijo Jesús. Cuando olvidamos a los animales, nos olvidamos de
nosotros mis mos y también de nuestro prójimo. Y también olvidamos mante ner con
respecto a ellos algo de compasión y misericordia.
No hay forma de obviar el hecho de que tal y como nos comportamos con nuestro
prójimo y con otros seres sensibles, lo hacemos también con nosotros mismos. Ya
sea con los animales, con la naturaleza o con partes de ella, cuando les declaramos
la guerra, nos la estamos declarando a nosotros mismos.
Cada comedor de esa carne que procede de criaderos industriales de animales,
es decir, casi el 100 % de los humanos carnívoros, sufre una guerra civil interior,
aun cuando no sea consciente de ella.
DE LA RESISTENCIA A LOS ANTIBIÓTICOS HASTA LA GRIPE PORCINA
En mi libro La enfermedad como símbolo ya explicaba que las personas que no
tengan en cuenta la situación que acabo de mencionar serán presa de enfermedades
autoinmunes (de autoagresión), alergias e infecciones. Y eso es algo que viviremos
de una forma cada vez más dramática. Desde hace 50 años practicamos la cría
intensiva de animales, y en los últimos 30 años el ratio de alergias ha subido de un 8
a un 40 %. No puede resultar sorprendente que el simbolismo y la analogía nos
señalen dependencias muy concretas. La cría intensiva de los animales ha elevado
considerablemente su predisposición a sufrir enfermedades, de ahí que en los
enormes establos se produzcan verdaderas orgías de medicamentos, con
desinfectantes (biocidas) por una parte y antibióticos por otra. Por suerte, van a ser
prohibidos en el futuro en la Unión Europea, al menos para la profilaxis.
El Comité Científico de los Riesgos Sanitarios Emergentes y Recientemente
Identificados (SCENIHR, por sus siglas en inglés) de la Unión Europea señala en
varios estudios de laboratorio que se ha comprobado la existencia de una
correlación entre el empleo de biocidas y la resistencia a los antibióticos. A pesar
de todo, los biocidas siguen estando permitidos en la Unión Europea.
Siguiendo esta senda se ha podido demostrar una palpable resistencia de los
agentes patógenos. Es decir, el empleo de biocidas y antibióticos en los establos nos
quita de las manos las últimas armas con las que contábamos en hospitales y
ambulatorios para luchar contra los gérmenes patógenos.
El alojamiento, muy estrecho y antinatural, que se ofrece a los animales durante
su cría masificada favorece la posibilidad de una infección simultánea con varios
tipos de virus cuyo patrimonio genético se puede combinar nuevamente. La gripe
porcina, que de hecho en comparación es inocua para nuestra salud, no lo es para los
animales ni tampoco para nosotros, en la condición de contribuyentes. En cualquier
caso, esta enfermedad no llegó por accidente o casualidad y en algún momento se
puede convertir en una pandemia. Los científicos están de acuerdo en que el
mantenimiento de animales hacinados en la ganadería industrial facilita la aparición
de nuevos virus y bacterias que se intercambian entre los hombres y los animales, y
hace que represente una amenaza cada vez más grande.
Los fundamentos para esta nueva mezcla de genes se han creado por medio de la
cría intensiva de animales. En estas «casas de cría» se consigue una carne barata
pero repleta de agentes patógenos potencialmente mortales que infectan el medio
ambiente hasta unos límites insospechados.
CONSECUENCIAS MENTALES DIRECTAS: EL EMBRUTECIMIENTO
En mayor medida que los comedores de carne, los más afectados son, naturalmente,
los productores de esta miserable alimentación. Nosotros solo podemos suponer lo
que pasa por la cabeza de empresarios, propietarios y accionistas de mataderos,
criaderos de animales, empresas de cebado y engorde… A mí me duele el corazón, y
les pediría que evitaran las crueldades que ahora permiten que se cometan con
numerosas criaturas. Sin embargo, después de 30 años de psicoterapia, sé,
desgraciadamente, que las cosas no van a ir a mejor. Pero todos deben ser
responsables y hay que exigir una compensación: los que han provocado todo esto
deben sufrir las consecuencias de sus malvados actos, de hecho, tienen muchas
probabilidades de que su vida tenga un fin lamentable. Una mente no puede ser tan
estúpida como para no acabar buscando un equilibrio que en algún momento puede
que encuentre.
En cuanto a los granjeros de Estados Unidos, sus índices de suicidio son cuatro
veces más altos que en el resto de la población. Y una persona tiene que estar muy
desesperada para dar un paso como ese. Los que bajo las condiciones descritas se
dedican al constante y rutinario sacrificio de seres indefensos, tal y como les suele
ocurrir a gente no cualificada como los operarios de mataderos, fábricas o criaderos
de animales, seguro que acaban por sentir dudas, tanto de sí mismos como de sus
actos. Bajo la gran presión del máximo rendimiento y los salarios tan bajos que
reciben trabajan sin estar mentalmente preparados para soportar todo eso. Así, los
operarios tienden a orientar sus agresiones «hacia abajo» y los animales, indefensos,
se convierten en víctimas de sus más atroces perversiones. Al final son unos «pobres
cerdos» los que atormentan a los pobres cerdos.
Su vulgar forma de expresarse se corresponde, cuando alivian su atormentado
corazón, con lo que son ellos y sus vidas. No es posible liberarse de todo este tema a
base de mirar hacia otro lado y en ocasiones solo se puede conseguir a base de
tomar una decisión correcta en la alimentación. El lenguaje es solo una expresión del
nivel de vibración que experimentamos de forma inmediata cuando comemos el
resultado de ese tipo de trabajo.
Gail Eisnitz104 dispone de toda una colección de declaraciones de tortura y
martirio de los animales conseguidas en sus entrevistas con los trabajadores de las
zonas del horror de los modernos mataderos. «No es fácil hablar de este tema. Estás
sometido a un estrés total, a una gran presión. Puede sonar espantoso, pero yo les he
colocado la picana eléctrica en los ojos, y la he dejado allí.» «Cuando un animal no
quiere moverse, agarras un gancho de carne y lo enganchas por el ano […], luego
tiras de él hacia atrás. Tiras del cerdo mientras aún está vivo, y hay ocasiones en que
el gancho le desgarra toda esa zona.» «En la nave de sacrificio, siempre hay grandes
cantidades de sangre y el olor es muy agresivo. De verdad. Tú llegas a colocarte en
la postura de que si un cerdo te da una patada, le pagas con la misma moneda. Es
cierto que estás acabando con su vida, pero con eso no basta. Debe sufrir dolor… te
acercas a él, le golpeas en la tráquea hasta que se la rompes y el animal se ahoga con
su propia sangre. Luego le aplastas el morro. […] Yo no era el único que realizaba
esas cosas. Un matarife […], en ocasiones, metía a los animales aún vivos en un
baño de agua hirviendo. Y cualquiera, el controlador, el que cuelga a los animales,
el limpiador…, se dedicaban a golpear a los cerdos con tubos de metal. Todo el
mundo lo sabía, todos.» «Un cerdo vivo levanta la vista para mirarme y yo me limito
a sacarle un ojo con el cuchillo mientras él se queda sentado sin hacer otra cosa que
gritar.» «La gran mayoría de las vacas colgadas […] están vivas. Cuando se las
corta por la mitad siguen con vida. Se les cortan las patas. Tienen los ojos totalmente
abiertos y lloran. Gritan y tú puedes ver como casi se le saltan los ojos de las
órbitas.»105

La crueldad está documentada


Existen muchos documentos terribles y suficientes informes realizados por los
propios operarios cuando ya no fueron capaces de soportar el embrutecimiento que
padecían en las fábricas de animales y los grandes mataderos. «Una cámara oculta
que estaba grabando en un criadero de animales del norte de Carolina me mostró
cómo algunos operarios se dedicaban un día y otro día a martirizar a los animales a
base de insertar llaves de tuercas en las cerdas preñadas, de introducir a las hembras
barras de hierro por el ano o la vagina. […] Otras grabaciones mostraban a
trabajadores serrando las patas o desollando a cerdos totalmente conscientes.» Y,
mucho más allá: «Los estudios realizados durante varios años mostraron crueldad
sistemática en 10.000 cerdos: los operarios apagaban sus cigarrillos en los animales,
les pegaban con rastrillos o palas, los estrangulaban, los arrojaban dentro de fosas
llenas de estiércol líquido y dejaban que se ahogaran en ellas. Algunos les aplicaban
electroshocks en las orejas, la vagina o el ano. Las pesquisas demostraron que los
directivos de estas empresas aprobaban estas actitudes, pero las autoridades se
negaron a investigar sobre ellas. Esta renuncia a la aplicación de sanciones no era la
excepción, sino más bien la regla».106
También en cuanto a la producción y consumo, Estados Unidos se erige como el
gran y terrible modelo en el mundo. Pero nada dice que en nuestras latitudes no
suceda algo similar, porque en los mataderos europeos las cosas no funcionan mucho
mejor.
El mencionado informe de la entonces estudiante en prácticas de veterinaria
Christiane Haupt en los mataderos alemanes recoge: «Me hace pensar que, con pocas
excepciones, las personas que trabajan aquí ya casi no merecen la denominación de
monstruos, solo son seres apáticos, tanto como yo misma me volví con el paso del
tiempo. Es una forma de autoprotección; si no, sería insopor table. No, los
verdaderamente inhumanos son los que permiten a diario esas muertes masificadas,
los que por su afán por hacerse con la carne condenan a miles de animales a una
existencia terrible con un final aún más terrible; y además obligan a otras personas a
que desempeñen esa espantosa misión».107
El doctor Henrich, por su parte, afirma: «Para mí, como médico con formación
en psicología y psiquiatría, la aplicación de esas torturas extremas a los animales en
los mataderos no me resultan realmente sorprendentes. Después de valorar
numerosos documentales, estimo que un matadero es justo el lugar ideal para
practicar perversiones sádicas sin sufrir ningún tipo de castigo. Esto debería quedar
muy claro a cualquier persona que consuma productos animales».108

La muerte se asienta en el intestino


Que muchos comedores de carne sufran estreñimiento es solo consecuencia de lo que
han ingerido, ya que, desde el punto de vista psíquico, es totalmente indigesto. Se
muestran apáticos y sus sentidos están embotados, tal y como les ocurre a los
animales que se comen. Estos sufren apatía porque nunca han visto la luz del sol, sus
ritmos vitales están artificialmente modificados y, además, algunos de sus órganos de
los sentidos han sido eliminados o dañados a propósito, como les ocurre a las
gallinas cuando se les corta el pico o a los terneros a los que se les queman los
cuernos. Sus órganos olfatorios son extremadamente sensibles (basta con recordar a
los cerdos truferos) y quedan atrofiados por el terrible olor de las granjas
industriales en las que casi la mitad de los cerdos sufre trastornos respiratorios.
Todo lo que se le hace a un animal en el terrible sendero que lo lleva desde el
criadero hasta los grandes mataderos cae de lleno en los estómagos de los que
participan en estos crímenes contra el espíritu; contra el alma de los animales que
son maltratados sin ninguna consideración y con fuertes dosis de sadismo. «La
muerte se esconde en el intestino». En estos tiempos, eso sucede con mucha más
intensidad que en los tiempos de F. X. Mayr, el médico austríaco que hizo famoso el
dicho de Paracelso. Se come la muerte y con ella se ingiere todo: la tortura y el
sufrimiento. La expresión «somos lo que comemos» adquiere en este contexto el
sentido de su más terrible actualidad.
¿QUÉ QUEREMOS REALMENTE?
¿Quiere usted realmente comerse la carne de unas criaturas atormentadas y además
vivir con ella? ¿Quiere usted que esa carne pase a formar parte de su cuerpo? ¿Qué
aspecto presenta la vida con tal tipo de carne?
Hoy en día tenemos muchos motivos para sentir una enorme vergüenza. A raíz de
la historia reciente, no en pocas ocasiones me he avergonzado de ser alemán, y como
austríaco tampoco las cosas me resultarían mucho más amables. Actualmente, en el
mundo occidental tenemos muchos motivos para experimentar vergüenza por lo que
hacemos, y dejamos hacer en nuestro nombre, a los animales. Deberíamos dejarnos
llevar por la metanoia, el gran y profundo arrepentimiento. Esa sería la mejor
medida psicológica de urgencia para solucionar lo que se nos impone.
Vivimos en un tiempo absurdo en el que se considera normal tratar a los
animales como si fueran objetos, un tiempo en el que no se ve mal que se les
apliquen unas terribles torturas inhumanas que, a lo sumo, se consideran un
pecadillo. Un tiempo en el que las grandes empresas que atormentan en forma
industrializada a millones de criaturas están protegidas por los políticos y las leyes,
y que, además, reciben enormes subvenciones obtenidas del dinero de los
contribuyentes. Un tiempo en el que los protectores de los animales y los adeptos a
la alimentación vegetariana y vegana somos tratados como personas anormales o
como chiflados, y no en raras ocasiones se nos tilda de sectarios y marginados; en el
mejor de los casos se ríen de nosotros. Pero, en este tiempo, nuestra postura y
nuestro compromiso nos permiten, en lo referente a este tema, mirarnos en el espejo.
Y los tiempos van a cambiar. Yo me opuse a la energía atómica desde los primeros
momentos y recuerdo perfectamente lo aislados que nos sentíamos hace 30 años, sin
embargo hoy por hoy somos mayoría, y nos sorprendemos de todos lo que se han
unido a nuestra causa.
Todo lo descrito aquí sobre el trato a los animales es ilegal, al menos en muchos
países del área occidental, y sin embargo ocurre a diario. Incluso la constitución
alemana habla del tormento que sufren las gallinas ponedoras para incrementar la
producción de la industria huevera. En realidad, todo esto no conduce a nada
mientras las personas omnívoras sigan consumiendo carne.

Cada uno puede protegerse


¿Cómo pueden sentirse bien las personas que comen de todo a la vista de esta
situación? Naturalmente, vuelcan solícitos y con gusto sus críticas en los que les
hacen comprender la miseria que padecen. En tiempos pasados se decapitaba al
mensajero que traía malas noticias, pero esta no es la reacción razonable. Tampoco
sirve el argumento de que estos animales de matadero han sido criados
exclusivamente para ser objeto de sacrificio. Los padres que tienen un niño para que,
como donador de órganos, salve la vida de su hermano mayor no deben ni tienen
derecho a atentar contra los derechos vitales del nuevo hijo.
Existen muchas racionalizaciones y disculpas para el horror. Pero lo que cuenta
al final es que nosotros lo permitimos, lo aceptamos y, además, lo comemos. La
terrible realidad es la siguiente: la media de la población de la sociedad
industrializada occidental devora a lo largo de su vida unos 20.000 animales
(incluyendo cangrejos, sardinas y animales pequeños), y eso es algo de lo que debe
responsabilizarse y con lo que tiene que convivir. La buena noticia es que una
sencilla decisión tomada a tiempo puede contribuir a salvar a esos 20.000 animales.
Si lo hacemos en la mitad de nuestra vida, al menos salvaríamos a 10.000. Y no hace
falta mirar esas terribles cifras, también podemos cambiar de opinión simplemente
observando los ojos de un ternero: mirarlo durante unos minutos y pasar cierto
tiempo con él. En una pradera de los Alpes me tropecé un día con un buey que iba a
ser sacrificado el día siguiente. Durante horas estuvo lamiendo mi coche al tiempo
que me miraba. Nunca olvidaré sus ojos. «La compasión es el fundamento de la
moral», dijo Schopenhauer.
La cara inversa de este pensamiento es que podemos hacer por nuestras almas lo
que hacemos por los animales. Aquí habría una gran cantidad de posibilidades en
cuanto a encontrar el merecido fin a todo este tormento. Yo, personalmente, solo
espero poder vivir el día en que miremos atrás y contemplemos todo esto con
vergüenza y compasión. A pesar de que Jesús dijo «Lo que le hicieres al menor de
mis hermanos, me lo estás haciendo a mí» referido a las personas, quiero pensar que
él, al igual que los budistas, en realidad hablaba de todos los seres vivos. Para
Francisco de Asís no cabe ninguna duda: él estaba preocupado tanto por las almas de
los animales como por las de las personas.
¿DE DÓNDE VIENE ESTA CRUELDAD?
El argumento principal de la industria cárnica se basa en que todo lo descrito en este
libro se trata tan solo de casos excepcionales y aislados. Si eso fuera cierto, ¿por
qué mantienen cerrados de forma tan hermética los criaderos y mataderos? Los
responsables conocen perfectamente el horror que reina en sus negocios y la
frecuencia con la que sucede. Es algo que confirman las investigaciones, los
informes y los operarios arrepentidos, que lo han contado presas del remordimiento.
Mucho más importante sería la pregunta de dónde está la raíz de toda esa
crueldad que hace posible algo así. Y la respuesta es bien sencilla: ese
comportamiento cruel está en nosotros, en nuestra sombra. Así como a los nazis les
fue posible encontrar personal para sus campos de concentración, hoy en día se echa
mano de la necesidad humana (ya sea en el campo económico o en el mental) y se
reclutan suficientes trabajadores para las fábricas o criaderos de animales. Aun así,
la fluctuación de esas personas es muy elevada, casi del 100 %, puesto que la gran
mayoría son incapaces de soportar ese ambiente durante mucho tiempo.
En nuestra sombra se esconden muchos aspectos terroríficos, y en muchos casos
no sabemos cómo tratar ese tipo de energía. Numerosas personas esconden
tendencias sádicas, lo que justifica la elevada cantidad de fanáticos del
sadomasoquismo. Es muy importante ser consciente de las energías que integran la
sombra, de tal forma que cualquiera que necesite desfogarse de ellas no tenga
necesidad de dañarse a sí mismo o a los demás. La sombra es un gran tema que
podría desbordar con facilidad sus márgenes. Se puede encontrar más información al
respecto en mi libro Das Schattenprinzip («El principio de la sombra»).
Nosotros tenemos, como animales que somos, una faceta animal o una parte que,
por ejemplo, engloba un tipo de instinto de caza y la tendencia a crear jerarquías
sociales como organización para nuestros rebaños. Y también contamos con un
elevado potencial de agresión con el que podemos convivir de distintas formas.
Podemos emplear esos instintos a favor de los más débiles, por ejemplo luchando
por los derechos de los menos privilegiados, como podrían ser los animales de
matadero. Podemos enfrentarnos a los temas más espinosos de nuestra vida y llevar
nuestra propia batalla vital de una forma ofensiva y animosa; podemos disfrutar de
los componentes de agresión en las relaciones sexuales, o bien, por el contrario,
deslizarnos en los campos incógnitos de la sombra donde aplicamos nuestra agresión
contra los más débiles, tal y como parece suceder con asiduidad en las fábricas
industriales de animales. Sobre estas dos facetas del principio de agresión, así como
de otros arquetipos, podemos encontrar soluciones en las enseñanzas del libro
Lebensprinzipien109 («Principios de vida»).
En ningún caso se debería relativizar, o incluso restarle importancia, al inmenso
dolor que sufrieron las personas en los campos de concentración, pero las modernas
fábricas de animales no son otra cosa que una especie de campos de confinamiento, y
el conocimiento de sus circunstancias se mantiene secreto de forma semejante a lo
que ocurrió en esos asentamientos de la época nazi y los terroríficos sucesos que
tuvieron lugar en ellos. Los responsables son personas trastornadas que vierten su
sadismo sobre víctimas indefensas. Han llegado al nivel más inferior e irredimible
de la agresión.
En este caso tampoco podemos hacer otra cosa que enfrentarnos con la
desgracia. Cuanto más rápido lo hagamos, mucho mejor. Los comedores de carne, en
el sentido más real de la palabra, la incorporan constantemente y esta se queda
aferrada a ellos. Caen enfermos y no saben el motivo. Y como son mayoría, con su
radia ción y energía propagan un campo que, además, contiene la tor tura y el
martirio de la cría intensiva de animales. No solo eso, también transmiten todo el
horror que experimentan, ya que las personas atormentadas se inclinan por
atormentar a otras.
El individuo, tal y como confirma la física cuántica, no está separado del
conjunto. En un plano más sutil, todo está enlazado con todo. Los místicos han
vertido estas experiencias en frases como «tú eres uno con todos», o bien «tú eres el
mundo». Quien conscientemente sienta que forma una unidad con los demás, pierde
en miedo y gana en compasión mientras camina por la senda hacia su
autorrealización. Pero también están los que se alejan y constituyen, sobre todo si su
número es elevado, un poderoso campo.
Incluso Paracelso, en cierto sentido el padre de la medicina moderna, lo
reconoció y lo formuló de la siguiente manera: «La fuerza vital no solo está
encerrada dentro de las personas, sino que se irradia a modo de una esfera de luz y
puede hacer efecto incluso en la lejanía. En esta irradiación semimaterial, la fuerza
de la imaginación puede provocar efectos que hagan que una persona esté sana o
enferma».110
Así se puede entender el modo de pensar de Einstein cuando afirmó: «Ya solo
por su influencia física sobre el temperamento humano, la forma de vida vegetariana
podría afectar de forma extraordinariamente positiva sobre el destino de la
humanidad».
SUPRIMIR LA DESGRACIA
El embrutecimiento directo afecta a los operarios de estos ámbitos de miseria, el
embrutecimiento indirecto nos afecta a todos, pues los comedores de carne están por
todas partes. Iniciamos la guerra contra los animales que nos comemos, y mientras
haya mataderos habrá campos de batalla, tanto en el mundo como en nuestras almas,
como ya observó Tolstoi. Hace unos 2.500 años, Sócrates (como comentó su
discípulo, Platón) llamó la atención en cuanto al consumo de carne: el peligro de
guerra para hacerse con la posesión de las escasas zonas de pastos. Esto último
también es un tema muy espinoso, aun cuando no suponga peligro de guerra. Un
estudio actual de la organización conservacionista World Wildlife Fund (WWF)
constata que la tala de las selvas vírgenes sudamericanas debe achacarse en gran
parte a la producción de carne para los países industrializados.
Realmente sería un alivio que dejáramos de llenarnos el estómago con todas
esas desgracias y nos mantuviéramos firmes en esa resolución. ¡Tendría
consecuencias de un enorme alcance!
Me cuesta mucho hablar desde el frente de la actual guerra mundial contra los
animales, y ofrecerles las notas e informes que proceden directamente de la mano de
testigos y de las personas que los han realizado. Pero considero que es la única
posibilidad de finalizar con todo eso, y es mejor hacerlo hoy que mañana. Dando los
pasos pertinaces podríamos ahorrar tanta energía procedente del miedo y la
desgracia, de la crueldad y el martirio… En caso contrario, la energía negativa
seguirá penetrando en nuestras vidas con cada comida y conseguirá empobrecernos.
Como médico, lo observo desde hace más de 30 años. En mis seminarios tratamos
de despertar la conciencia de las personas, y en ocasiones ha sido muy triste
descubrir lo que han tenido que vivir. Debemos y podemos tranquilizar nuestras
vidas de una forma clara. Quien consiga ser perseverante y borrar a los animales de
su menú, salvará la vida de esos seres y también la suya propia.
Tras la guerra llega la paz, que puede liberar unas enormes energías positivas.
Quien consiga mantenerse durante dos meses sin recurrir a productos animales,
descubrirá cómo le abandona la miseria y toda su energía fluye más libre, ligera,
afectuosa e intensa.
De la misma forma que la desgracia es enorme, también lo es la otra cara de la
moneda, es decir, la posibilidad de transformarla y utilizar la energía resultante para
el crecimiento y el desarrollo. La sombra es también nuestro tesoro, podemos
adaptarla a nosotros para que nos sane. Nos puede aportar la energía necesaria para
seguir dando pasos en pro de la libertad y la salud.

Resumen:
Quien come carne ingiere la desgracia y la tortura de los animales en el sentido más
estricto de la palabra, por lo que debe preguntarse si realmente desea respaldar esas
actitudes. Con la cría intensiva de animales no solo generamos nuevas enfermedades,
como puede ser la gripe porcina, sino que aceptamos una crueldad (en el caso de los
operarios de los mataderos también se trata de un embrutecimiento) que no nos llega
de forma casual. Allí donde prospera el peligro también crece la salvación. Lo único
que debemos hacer es aprovechar la oportunidad.
De la granja a la fábrica de animales

Las granjas son un modelo que ya no existe, aun cuando hay intentos para que
aparezcan de nuevo, algunos liderados por personajes ilustres como el propio
príncipe Carlos, el príncipe de Gales, como muestra en su interesante libro
Harmony.111
De cada 100 animales que nos comemos, 98 proceden de la cría intensiva,
aunque no seamos conscientes de ello. Esos animales no han visto el campo ni el sol
ni el cielo en ningún momento de su vida. A pesar de eso, la industria nos manipula
con idílicas imágenes de apacibles granjas y nos anima a consumir a esos seres. La
publicidad nos muestra escenas de vacas que pastan en libertad por las praderas de
las montañas y luego regresan satisfechas a sus establos entre felices mugidos; nos
enseña a unos granjeros que llaman a las vacas y los cerdos por su nombre, y a sus
hijas que miran a los pollitos según salen del cascarón… Todas ellas, imágenes de
«amor al campo» y a un «mundo más saludable», algo idílico que solo sirve de
coartada.
Los animales cuya carne nos comemos vegetan en lugares en los que deben
conseguir el mayor peso posible. Son criaturas rebosantes de estrés, sin espacio
vital, alimentadas con la comida más barata, atiborradas con antibióticos y, aunque
es ilegal, con hormonas; seres que casi no pueden soportar la montaña de su propia
carne, cuyo peso les cae sobre las débiles costillas, como los pavos que se vuelcan
hacia delante al no poder soportar sus pechugas, crecidas hasta límites
insospechados.
Y todo eso es posible y se vende por medio de unas nostálgicas imágenes que
provocan una total confusión en el ánimo de los consumidores. Seguro que los
agricultores no siempre dan buen trato a sus animales, pero sí los consideran seres
vivos. En las fábricas industriales de animales estos seres son degradados a objetos
y reciben de los operarios lo peor que cada uno pueda pensar.
GALLINAS DE ENGORDE Y MÁQUINAS PONEDORAS DE HUEVOS
Los criaderos o fábricas de gallinas son uno de los lugares más impresionantes. Los
animales han sido diseñados genéticamente para convertirse en productores de carne
o de huevos. Las docenas de especies de gallinas diferentes que antes poblaban las
granjas se han extinguido desde hace mucho tiempo. Las gallinas ponedoras actuales
son exclusivamente una especie de máquinas que consiguen poner más de 300 huevos
al año. Más del doble de las prestaciones de hace no tanto tiempo. Esto se consigue
a base de aplicar ritmos artificiales de la luz del día y suministrar a los animales una
comida especial. Después de un año finaliza su vida, que podría alargarse bastante
más, pero el síndrome de burn out que padecen (a causa de estar sometidas a un
estrés constante) reduce su productividad y son eliminadas.
La producción de pollos tiene lugar en fábricas propias donde los huevos son
empollados en incubadoras y luego los pollitos son enviados a sus destinatarios por
correo postal. Los ejemplares masculinos son exterminados a millones, tirados,
asfixiados con gas o picados en vivo, puesto que es lo más sencillo y, sobre todo, lo
más barato. Es posible hacerse a la idea: imagine un gran filete de carne picada
¡procedente de esos pollitos! Solo en Alemania se producen casi 600 millones de
pollos al año y la cifra va en aumento.
Lo que necesitan de verdad los pollos, el pico, su importante órgano táctil, que
en los primeros tiempos era seccionado con una cuchilla candente, hoy en día es
recortado sistemáticamente en el criadero. Es como si a un niño le amputaran la
punta de la nariz.
Quien habla de «huevos de gallinas camperas» utiliza mal el lenguaje, tal y como
suele suceder habitualmente en la publicidad. Antes que el respeto a la vida o
incluso de la veneración hacia ella, de la que habla el médico y filósofo Albert
Schweitzer, lo primero que desaparece es el respeto ante la verdad.
Las modernas gallinas de engorde, genéticamente modificadas para ser máquinas
ponedoras, consiguen en la mitad del tiempo que antes obtener el doble de peso: su
índice de crecimiento diario se ha incrementado en un 400 %. Antes de su prematuro
final, los pollos viven en una estrechez y un acoso increíbles. Los animales
sobreviven en su reducido espacio vital gracias a que en su alimento les mezclan
vitamina A y, sobre todo, vitamina D, probablemente a modo de sucedáneo del sol.
Después de seis semanas, la desgracia de las gallinas de engorde norteamericanas
llega a su fin, y luego llegan a los hornos o las barbacoas de los consumidores. Los
alemanes tardan menos y consideran que están listas al cabo de cinco semanas. No
podrían aguantar mucho más tiempo, puesto que su carne aumenta a tal velocidad que
los huesos se les deformarían haciendo que adquirieran formas grotescas y que
padecieran otros cuadros clínicos. Aproximadamente el 4 % de los pollos (una cifra
ya prevista) muere bajo convulsiones espasmódicas en el denominado síndrome de
muerte súbita; aproximadamente el 5 % muere por acumulación de agua en el
estómago, algo que solo sucede en la cría masificada de animales; el 75 % tiene
dificultades para andar y sufre constantes dolores.
El fin previsto llega pronto pero no demasiado rápido. Su terrible vida, en la que
nunca ven la luz del sol, finaliza de la misma forma como ha transcurrido. Gallinas
metidas en cajas, como si fueran cosas, desempaquetadas de forma brutal en el
matadero, colgadas cabeza abajo de unas anillas de metal… Así terminan en el caso
de que «todo vaya bien», un martirio en el que casi de una forma regular se les
fracturan los huesos. La cinta transportadora introduce a los animales colgados en un
baño de agua cargado de electricidad para que queden aturdidos. Eso no significa
que no sientan. Esta situación, increíble para los seres humanos, hace poco fue
prohibida en la Unión Europea, pero no en Estados Unidos.
A continuación llegan a las máquinas automáticas de corte de cuello, que las
matan y hacen que se desangren, siempre y cuando la máquina haya seccionado un
vaso sanguíneo importante, hecho que no siempre sucede. En este último caso es
necesaria la actuación de operarios que completen la acción de las máquinas, aunque
en ocasiones tampoco son capaces de cortarles la garganta a todos los animales.
Luego el animal cae, vivo, en un baño hirviendo, y esto es algo que sufren, según
Foer, cuatro millones de aves al año solo en Estados Unidos.
Y cuando las cosas «no marchan bien»… nos faltan las palabras para describir
lo que ocurre. En cuanto al apartado «higiene», lo cierto es que no existe. Los
cadáveres son sumergidos en distintos baños, que los trabajadores llaman «sopa
fecal», lo que dice mucho sobre su elevada cuota de contaminación: casi el 100 %
de Escherichia coli, el 8 % de salmonelosis y casi el 80 % de campilobacteriosis,
un caldo de cultivo potencialmente peligroso. Estas cifras provienen regularmente de
los controles. Una investigación de la oficina federal alemana para la valoración de
riesgo comprobó en el año 2010 una contaminación de campilobacteriosis entre el
39 y el 70 %.
Los cuerpos de los animales al final del proceso de sacrificio quedan en un
estado lamentable y se les inyecta un tipo especial de caldo que les aporta del 10 al
30 % de su peso de venta. Esa inyección consigue que no vuelvan a tener sabor a
pollo.
Con el argumento de la higiene, como ya se ha mencionado, se ponen trabas a los
granjeros y propietarios de pequeñas carnicerías para que no puedan realizar sus
propios sacrificios. La precaria situación higiénica de los mataderos se burla de
cualquier descripción que pueda referirse a sus prácticas y abusos. En el mismo
sentido, en la Unión Europea se «producen» de forma similar unos 6.000 millones de
gallinas al año, y 50.000 millones en todo el mundo. Y estas cifras aumentarán
considerablemente si China e India se adhieren a esta locura, como parece que va a
suceder.
PRODUCTIVIDAD EN PRIMERA LÍNEA
Los animales de las plantas industriales son contemplados exclusivamente desde el
punto de vista de la productividad, solo como auténticos «medios de producción».
Así, encontramos cerdos que ya no pueden estar en libertad porque sus débiles patas
no soportan su peso, pavos con pechugas de dimensiones enormes y que no se
pueden reproducir, y gallinas que carecen por completo de las características de las
aves, por no comentar su incapacidad para volar. En las modernas fábricas de
animales esos rasgos naturales no resultan necesarios, no hacen falta para nada. Lo
que en su tiempo pensó el filósofo francés Descartes, cuando en su modelo
mecanicista definió a las personas y los animales como puras máquinas, es algo que
ahora se ha convertido en una brutal realidad.
La parte positiva para la industria y para los que se conforman con una barata
carne torturada es que el progreso es muy rápido. En el siglo transcurrido entre 1820
y 1920, los campesinos doblaron su productividad; entre los años 1950 y 1965
volvió a suceder; en los diez años transcurridos de 1965 a 1975 sucedió una vez
más, y así seguirá ocurriendo si continuamos tomando parte en el jue go y comiendo
de la misma manera. Después de la Segunda Guerra Mundial, un granjero podía
abastecer a 15 personas, hoy en día alimenta a 100. Lo cierto es que ya casi no
existen granjeros, pues los que lo eran en su sentido más original se han ido al
garete, y con ellos la calidad de los alimentos.
Ha surgido un proceso de distanciamiento. Hace no tantos años, cualquiera
conocía una granja y podía visitarla, porque en ella no había nada que ocultar. Sin
embargo, las granjas industriales están herméticamente cerradas, casi todo está
oculto y es secreto. Sistemáticamente se cometen en ellas crímenes contra la
humanidad y contra los derechos y la protección de los animales, que lo pagan con
amargura a todos los niveles. Los responsables son en último término los
consumidores, que se inclinan por unos precios baratos con los que no podrían vivir
los agricultores normales. La mayoría de las personas se decide por la cantidad en
lugar de por la calidad.
Al comienzo del pasado siglo las afecciones cardiovasculares eran poco
comunes y el cáncer era una excepción. Hoy en día ambas enfermedades (dándose la
mano con la cría intensiva de animales) asolan nuestro mundo y son enormemente
decisivas. ¿Es esto realmente lo que queremos? ¿Deseamos ser partícipes y apoyar
esa tendencia? Se realizan actos perversos y enfermizos, y muchos de nosotros
estamos entrando en ese juego. Supuestamente, las tres cuartas partes de la población
norteamericana (y puede que también ocurra en Europa) consideran que la
protección de los animales es más importante que una carne barata, y las dos terceras
partes se muestran a favor de unas leyes muy estrictas en lo que se refiere a la
protección de los animales. ¿Por qué no hacen algo los políticos? Al fin y al cabo, lo
más importante son los votos de los ciudadanos en las elecciones, lo mismo que las
cuentas bancarias, que deciden por mayoría y aprueban el negocio de la carne barata
que, a la larga, nos va a resultar cara.
LA CRÍA INTENSIVA DE ANIMALES, UNA BOMBA DE RELOJERÍA DE RESULTADOS
IMPREVISIBLES
La leyenda dice que Henry Ford extrajo de los primeros grandes mataderos de
Chicago la idea sobre las cadenas de montaje que permitieron a todos los
norteamericanos disfrutar de un automóvil del modelo Ford T. Esos enormes
mataderos empezaron a proporcionar carne barata, pero acompañada de un alud de
daños colaterales. Despiezar una vaca es, en realidad, el procedimiento inverso al
de fabricar un coche. En esos establecimientos fue la primera vez que los animales
vivos fueron tratados como objetos.
El resultado del proceso es escalofriante: en el último medio siglo los precios
de las casas y los coches han subido en un 1.000 %, mientras que los de los huevos y
la carne de pollo, descontada la inflación, se han hundido en una profundidad récord.
Si además se incorporasen los costes invisibles de este tipo de producción (desde
las subvenciones sobre la contaminación ambiental hasta las enfermedades que
provocan en las personas), el récord sería mucho mayor. Si se piensa en la gripe
española de 1918, en la que murieron más personas que en la Primera Guerra
Mundial y cuya causa fue una gripe aviar, y también en las pandemias que proceden
de las aves y los cerdos a los que se tortura por medio de la cría intensiva, el tema
adquiere otro aspecto. Disponemos de una manifiesta tecnología de riesgo que
amenaza a buena parte de la humanidad. Los 50.000 millones de aves que anualmente
son alimentadas con medicamentos y, a pesar de ello, están enfermas y con un débil
sistema inmunitario, los 500 millones de cerdos y el resto de casos sujetos a la cría
intensiva de animales constituyen una bomba de relojería de efectos incalculables.
LA LOCURA DE LAS SUBVENCIONES
Pero esta locura es rentable para los accionistas, ya sean los que no saben nada, los
de mentes miopes, los codiciosos o todos juntos: productores, beneficiarios o
consumidores, todos toman parte en estos crímenes contra la humanidad y contra la
Creación, lo que supone una terrible amenaza para nuestro mundo.
Las autoridades hacen la vista gorda con estas empresas y no realizan los
controles adecuados. Se va donde se tiene que ir, y no donde se debe ir, es decir a
los lugares en que no se tiene en cuenta en ningún momento la salud de la población y
el sufrimiento de los animales es un tema irrelevante. Por ejemplo (según el
programa Weltjournal de la cadena de televisión ORF 2), una empresa de aves
francesa recibió una subvención de 63 millones de la Unión Europea para la
producción y la exportación de pollos industriales de la menor calidad posible.
¿Cómo puede ser que la industria tenga tal poder? Es muy sencillo: somos
nosotros los que se lo otorgamos al comprar carne, huevos y leche de producción
intensiva.
La peligrosa influencia de los productos lácteos sobre la salud de los adultos es
algo que ya hemos presentado con todo detalle en la primera parte. A pesar de estar
científicamente contrastado, el lobby de la industria lechera informó justo en sentido
contrario y el Estado alemán sigue subvencionando la leche para escolares durante la
hora del recreo.
CAMPOS DE CONCIENCIA
El sufrimiento de los animales, las personas y la Tierra está inextricablemente
conectado. Nuestra alimentación está compuesta en gran medida por una aflicción
que nosotros, al comerla, incorporamos a nuestra conciencia. Safran Foer comenta:
«Cuando come mos carne procedente de la cría intensiva de animales, vivimos
literalmente a base de una carne torturada. Y esa carne torturada se convierte poco a
poco en nuestra propia carne».112 Esto debería sonar menos simbólico de lo que
parece. Son muchos los indicios, procedentes de todas direcciones, que lo
corroboran: hoy sabemos que con los órganos trasplantados también se transfiere el
campo de conciencia del donante. El doctor americano Paul Pearsall113 ha informado
de cambios de comportamiento y de actitud en los receptores después del trasplante.
En los receptores de corazones se han observado características complejas,
antipatías y preferencias que formaban parte de la personalidad de los donantes.
Incluso después de los trasplantes, se han señalado modificaciones en elementos
como la mímica y giros verbales que remitían directamente al donante del órgano
trasplantado.
La historia más espectacular es la de una chica de ocho años que tras serle
realizado un trasplante de corazón sufrió pesadillas relacionadas con violaciones.
Las investigaciones posteriores de Pearsall dieron como resultado que la donante
había muerto a causa de una brutal violación. Las pesadillas llegaron a tal punto que
se pudo probar la culpabilidad del violador.
Otra experiencia muy significativa relacionada con nuestro contexto llegó de una
mujer joven, vegetariana convencida, que tras el trasplante de corazón desarrolló una
nueva afición por las hamburguesas. Como se puede suponer, formaban parte
importante de la dieta del donante.
Los caníbales suponen que si se comen el corazón o la carne de sus enemigos
podrán asimilar también su fuerza. Parece que tienen bastante más razón de lo que
pudiéramos pensar.
Si regresamos de los caníbales a la ciencia moderna, encontramos al físico
nuclear Hans-Peter Dürr, 114 que construyó un puente de comprensión al asegurar:
«Los campos de la física cuántica no solo son inmateriales, sino que además afectan
a otros campos mayores que no tienen relación con nuestro familiar espacio
tridimensional. Se trata de un campo de información pura y no tie-ne nada que ver
con la masa y con la energía. Ese campo de información no solo está dentro de mí,
sino que se extiende por todo el universo». ¿Cómo no pensar ahora en los campos
morfogenéticos del biólogo Rupert Sheldrake? En este sentido podríamos
imaginarnos los campos que nos rodean y que no son mensurables en nuestro mundo,
pero sí pueden ser apreciados por personas con sensibilidad. ¿Por qué comer carne
no debería ejercer un efecto sobre nuestro campo de conciencia? Muchos carnívoros
ingieren órganos, sobre todo músculos. No pocos de ellos prefieren el con-sumo de
carne muscular y evitan las vísceras. Algunos tampoco desdeñan los sesos. Puede
que sepan lo que hacen, pero comer músculos tampoco es la solución, pues el
corazón es uno de ellos. Cuando los campos adquieren tal sutileza como postula el
físico Hans-Peter Dürr, ¿por qué no podrían ir acompañando a la carne torturada? El
conocimiento sobre neurotransmisores y hormonas del miedo y el estrés está muy
avanzado y su progreso sigue en marcha.
Como médico puedo afirmar que la tristeza también influye en nuestro
organismo. De manera muy sensata, en principio nos dejamos guiar por ella. En
cuántas ocasiones habré preguntado: «¿cuánto hace que sufre esos dolores? ¿Cómo y
cuándo empezaron?». La aflicción de los animales, que hacemos nuestra al comerlos,
nos conduce a su origen, a los mataderos y las plantas industriales de cría intensiva.
Y ese es un buen camino para hacer frente al dolor.

Resumen:
Los efectos de la industria animal en la sociedad constituyen una bomba de relojería
de consecuencias incalculables. Se subvenciona de forma millonaria a una verdadera
tecnología del riesgo que provocará la difusión de pandemias. Los efectos sobre la
conciencia humana no son mucho mejores.
Los consumidores tienen fuerza

A pesar de que en muchos aspectos somos manipulados y dirigidos por los medios
de comunicación, por las decisiones de las autoridades y por las correspondientes
industrias interesadas, nosotros, en cada comida, disponemos de la elección entre los
productos de matadero y los de la huerta, entre la guerra y la paz, entre el irredento
polo masculino y el liberado polo femenino. Se trata de un tema de gran importancia,
pues esa elección la podemos tomar tres veces al día, más de 1.000 ocasiones al año
y a lo largo de una vida puede llegar a las 80.000 veces. Cada persona ejerce una
influencia muy importante con su decisión.
Hoy, se habla más que nunca de la alimentación vegana, es decir, la renuncia
total a los productos de origen animal. La sola omisión de la carne no es suficiente,
pues se ha comprobado que también los lactovegetarianos ejercen su presión sobre
las vacas al consumir productos lácteos. Incluso aquellos que no se sienten del todo
afectados porque consumen carne de ganadería ecológica se engañan, ya que no
todos estos animales son criados de forma adaptada a su especie; puede que se les
alimente algo mejor, y puede que se les «acaricie hasta la muerte», pero acaban
yendo a parar a los mismos y temibles mataderos. Además, desde el punto de vista
de la salud, la carne biológica tiene los mismos efectos negativos sobre ella, porque
no hay que olvidar que se trata de proteína animal poco conveniente a nuestro
organismo.
¿QUÉ ES BUENO PARA LOS NIÑOS?
Los niños sirven de pretexto para que muchos padres mantengan el consumo de
carne, en lugar de abrirse a nuevos conocimientos y buscar mejores soluciones. La
respuesta es bien sencilla: mucha de la proteína procedente de una alimentación
vegetariana completa (como podría ser por ejemplo la obtenida de un puré de mijo),
hace que la carne sea totalmente innecesaria. Jonathan Safran Foer llevó a cabo
investigaciones con personas veganas y comprobó que sus valores de proteína en
sangre eran mucho mejores que los de otras personas carnívoras. Podemos dejar que
los niños coman lo que quieran, pero yo les contaría a tiempo lo que se esconde
detrás de la publicidad. Siendo el mayor de cuatro hermanos, he visto cómo los tres
pequeños, por su propia iniciativa, no sentían ninguna atracción por la carne, se
negaban a cortar la cabeza de los pescados o a arrancar las alas a los pollos que
tenían en sus platos. Y yo mismo, actualmente, recomendaría a los padres que no
pretendieran como principio que sus hijos comieran carne. De hecho, casi no existe
ningún alimento natural que no contenga del 1 al 2 % de proteína, lo que equivale a
la proporción existente en la leche materna humana. Con una alimentación vegetal
variada es difícil desarrollar una carencia de proteínas. Por tanto, los productos
animales, además de ser dañinos, son totalmente innecesarios.

Contenido de proteína en los alimentos vegetales por cada 100 g115


Consumo diario recomendado: 0,8 a 1 gramo/kilogramo de peso corporal
Para un mejor aprovechamiento de la proteína, las legumbres secas y los cereales se
deben combinar en la misma comida.
LA TRISTE LISTA DE ÉXITOS DEL CONSUMO DE CARNE
Actualmente, solo una mínima proporción de las personas de Europa occidental se
alimentan de forma saludable siguiendo los más modernos conocimientos. En
Alemania, según una encuesta de salud realizada entre los años 2006 y 2007,
aproximadamente unas 80.000 personas practican la forma de vida vegana, y 1,3
millones son vegetarianos;116 en Austria, un 0,2 % de sus habitantes se declaran
veganos; en Suiza deben de ser algunos más.
Con gran diferencia, la gran mayoría de la población se basa en estrategias
desacertadas, insalubres y peligrosas en muchos aspectos, que algunos defienden con
empeño hasta la tumba (a la que pueden llegar incluso antes de lo previsto).
Deberíamos mantenernos alejados de ellos, pues realmente no saben lo que se hacen.
En un país pequeño como Austria, con 8,4 millones de personas, las cifras dicen lo
siguiente: cada año se consumen 2.000 millones de huevos y se producen 3,26
millones de litros de leche de vaca, una cantidad que conseguiría llenar 900 veces un
campo de fútbol. Asimismo, se consumen 836.200 toneladas de carne, que
corresponden a 112 kilos per cápita y año, casi la misma proporción que los
norteamericanos, de lo que se deduce que cada austríaco come una cantidad de carne
superior a su peso corporal. Los alemanes no se quedan atrás. Según la Oficina
Federal de Estadística, en el año 2010 se consiguió un nuevo récord anual con 8
millones de toneladas de carne de la que más de las dos terceras partes (5,4 millones
de toneladas) era de porcino; el consumo de carne de ave de corral se ha
incrementado en un 7 %.
La víctima preferida de gran parte de Europa central sigue siendo el cerdo, del
que en Austria se comen 40 kilos al año, seguido de la vaca y las aves. Entre los
europeos, el consumo de leche es de 92 litros al año, más de lo pesa cada uno de
ellos, la mayoría en forma de productos lácteos preparados. Para fabricar un kilo de
queso se necesitan aproximadamente diez litros de leche. En la triste cima de las
naciones de mayor consumo de carne encontramos a Estados Unidos, con 123 kilos
por cabeza, seguido de España con 121 kilos, y Australia, en el tercer puesto, con
118. Luego viene Austria, con sus 112 kilos. Los alemanes quedarían justo detrás
pero, por supuesto, también entre los puestos punteros, pues el consumo medio
mundial ronda los 39 kilos/año. Entre los años 1961 y 2003, la media en el mundo
pasó de 23 a 38 kilos, y en las naciones industrializadas, de 57 a 91 kilos. Con estas
montañas de carne ingerimos una calidad de vida horrible y difundimos la miseria
entre nuestra generación y las venideras. En el sentido más real de la palabra,
estamos devorando el futuro.
OBSTÁCULOS PARA LA VUELTA ATRÁS
El cambio necesario es complicado por dos motivos. Por un lado, tanto los
productos lácteos como la carne nos causan adicción. Si a un apasionado devorador
de carne se le administra naloxona, un fármaco que suprime el efecto de los opioides
utilizado en el tratamiento de la intoxicación aguda por opiáceos, también sentirá que
se calma su afán por la carne. Algo semejante, pero en medida mucho más intensa,
ocurre con los productos lácteos y en especial con el queso, donde las
investigaciones van llegando a la conclusión de que se trata de algo relacionado con
los productos de desintegración de la caseína. Después de tres semanas de
alimentación vegana, desaparece el efecto adictivo a esos peligrosos alimentos.
También el azúcar nos genera dependencia, pues lleva consigo la liberación en el
cerebro de sustancias similares al opio, que elevan el nivel de dopamina en la sangre
y contribuyen a mejorar el ánimo.117 Por otra parte, el segundo motivo reside en el
poderoso entorno que nos mantiene presos de nuestras desafortunadas costumbres
alimenticias. Detrás de ese entorno hay muchos grupos de interés que hacen todo lo
posible para que mantengamos esas costumbres. Por otra parte, ¿quién hubiera
pensado hace diez años en las notables restricciones que hoy experimenta el tabaco?
¡Existe, pues, un margen para la esperanza! Y de esa forma regresamos una vez más a
los campos morfogenéticos recién descubiertos por Sheldrake.
Existe la posibilidad de modificar nuestro propio entorno vital por medio de la
alimentación vegana, así como la de realizar un cambio positivo en toda la sociedad.

Política y grupos de presión. Subvenciones para la locura de la carne


El doctor Colin Campbell, tras una entrega incansable durante años a favor de una
alimentación saludable, afirmó referente a estos temas: «He llegado a la conclusión
de que las autoridades, en cuanto a la salud, no apuestan por las personas. Están del
lado de la industria alimentaria y la farmacéutica a costa de los seres humanos. Es un
problema del sistema en el que la industria, la ciencia y la Administración se
combinan para determinar la salud del país. La industria ofrece medios financieros
para realizar informes sobre la salud pública y los académicos, en puestos directivos
muy cercanos a la industria, desempeñan un papel decisivo en la elaboración de
dichos informes. Existe una puerta giratoria entre los puestos de trabajo de la
Administración y los de la industria, y por esa puerta fluyen las subvenciones
gubernamentales para la investigación, que se dedican al desarrollo de
medicamentos y equipos médicos en lugar de fomentar una alimentación
saludable».118
Esto queda muy patente en un país tan poco sospechoso como Suiza, donde la
instancia más elevada para las recomendaciones relativas a la alimentación, la
Comisión Confederada para la Alimentación, está liderada por una señora que hasta
mediados de 2011 era la directora de marketing de la organización Proviande, un
grupo de presión a favor de la carne. Si el lobby cárnico es el que define las
recomendaciones en la alimentación, no nos puede llamar la atención que la
alimentación vegetariana, por no decir la vegana, no se mencionen en una sola
ocasión. El profesor alemán Jörg Spitz, especialista en medicina nuclear, así como
en bromatología y medicina preventiva, y autor del libro citado en la primera parte
Krebszellen mögen keine Sonne («A las células cancerosas no les gusta el sol»),
escribe: «Las informaciones puestas a disposición de los medios en cuanto al tema
de salud no son objetivas en su mayor parte. Sirven muy poco para el bienestar de la
salud de aquellos a quienes informan y se tiende más al bienestar financiero de los
informantes, sin que esto se diga en una sola ocasión».119
Otto von Bismark ya lo sabía: «¡Mientras menos gente sepa cómo se preparan
las salchichas y las leyes, mejor dormiremos todos!». Y desde entonces esa ha sido
la forma de proceder. También puede servir el punto de vista de Abraham Lincoln:
«Se puede engañar a todos durante algún tiempo y a algunos durante todo el tiempo,
pero no se puede engañar a todos todo el tiempo».
Basta con pensar también en el estrangulamiento financiero que mantiene la
industria sobre la prensa libre. En diciembre de 2008, el programa Frontal 21, de la
televisión pública alemana ZDF, emitió un reportaje ( Das Pharma-Kartell, «El
cártel farmacéutico») que aludía a la coacción y el soborno por parte de la industria
farmacéutica. Pero a través de influencias indirectas generadas en el circuito de
anuncios publicitarios, el consorcio de la industria farmacéutica consiguió que el
citado programa fuera sumiso a sus propios fines.
Los hechos son muy claros: en Estados Unidos la dirección del programa
nacional de comidas en las escuelas invierte más de 500 millones de dólares al año
en la industria de la carne, la aviar o la de la leche y los huevos para hacer llegar a
los niños proteína animal, a pesar de que desde hace tiempo los científicos están
advirtiendo que los escolares ya reciben un excesiva cantidad de la misma. Sin
embargo, para fruta y verdura solo hay 161 millones de dólares, a pesar de que se
insiste en que necesitarían comer mucho más de ambos alimentos para mantenerse
saludables. Es un método sistemático de llevar a los niños por la senda equivocada.
El etnólogo Geseko von Lupke dice en relación con la cría intensiva de animales: «Y
esto solo es posible porque la política subvenciona la locura de la carne y de la
agricultura industrial a lo largo y ancho del mundo con mil millones de dólares al
día». El teólogo y filósofo alemán Franz-Theo Gottwald dice: «¡Esto es una
insensatez subvencionada! Debemos implantar muchos controles si queremos
mantener la Tierra más allá del siglo xxi».
De hecho, el Estado norteamericano actúa de una forma absolutamente contraria
a las recomendaciones de sus propios investigadores y actúa a favor de la industria
de la carne y la leche, permitiendo que se lleven a cabo tales locuras con los
escolares. Quien piense que eso es algo típicamente americano puede echar un
vistazo a las pirámides que se incluyen a continuación y que se refieren a un país de
Europa muy comprometido con los temas de salud y medio ambiente: Suiza.
¿Hacen las autoridades suizas lo que saben?
Puntos esenciales de las subvenciones de la Confederación Helvética
¿O no saben lo que hacen?120
Recomendaciones nutricionales de la Confederación Helvética

Más del 80 % de las enormes subvenciones estatales (del gobierno suizo) se


dedican a favorecer la producción de carne y leche, queda solo un escaso 6 % para
frutas, verduras y cereales que son, en cambio, los que están en cabeza de las
recomendaciones relativas a la alimentación. Así que, incluso en la supuestamente
ejemplar Suiza, la protección de los animales también va por un camino
esquizofrénico. Casi todo el dinero se emplea en el fomento de las enfermedades y la
salud no posee ningún papel en la política de subvenciones. Pero si en Suiza, una
nación con una estructura de fuerte base democrática, las personas se dejan
manipular por sus políticos, ¿cómo pueden ir mejor las cosas en países de la Unión
Europea con un fundamento que, en comparación, es menos democrático?
¿EXISTE ALGÚN INTERÉS POR LOS CIUDADANOS ENFERMOS?
Después de analizar la situación, no puedo quitarme de la cabeza la siguiente
impresión: dado que los responsables de los criaderos de animales los prefieren
enfermos en lugar de sanos, pues les dan mayores beneficios, parece que también
muchos gobernantes vuel can más interés en los ciudadanos enfermos. ¿Por qué?
¿Porque son más dóciles y fáciles de manipular? ¿Sencillamente porque lo soportan
todo? De otra forma no puedo explicarme que las subvenciones vayan especialmente
a consorcios y fábricas industriales de animales y no a los pocos agricultores que
quedan y se esfuerzan en producir alimentos saludables y ecológicos. ¿Por qué esos
violadores industriales de animales son favorecidos de una forma grotesca en lugar
de endosarles los costes de todo lo que provocan?
Renato Pichler, el presidente de la asociación suiza de vegetarianos, aporta la
siguiente y muy aceptable explicación: «Todo reside en primera instancia en el
dinero: la industria de la carne tiene tanto a su disposición (en parte por
subvenciones) que se puede permitir crear buenos grupos de presión para
“aconsejar” a los políticos, la mayoría de las veces comedores de carne que se creen
todo lo que les cuentan los integrantes de esos grupos. Tam-poco tienen demasiado
tiempo para informarse sobre lo que es una alimentación saludable y los que lo
tienen no disponen de dinero para decirlo en el momento adecuado».
El doctor Henrich describió el círculo vicioso: «La prevención, es decir, el
intento de evitar las enfermedades, debería tener al menos el mismo rango de
importancia en la medicina que el del tratamiento de las enfermedades. Pero el
sistema de salud, con sus médicos, hospitales, la industria farmacéutica, etcétera,
gana cantidades in-gentes de dinero con el tratamiento de las mismas. La política
preventiva retiraría gran parte de las bases económicas de la industria de la salud.
No resulta extraño que esta desafortunada mezcla de las industrias de la salud, la
carne y los animales deje en la estacada a la prevención que se podría conseguir a
base de una alimentación sana. Gracias a que mucha gente sigue dietas nocivas, la
industria alimentaria gana mucho dinero mientras los ciudadanos enferman. El tra
tamiento terapéutico de las enfermedades de la población hace que obtenga
beneficios la industria de la salud. Así se cierra ese círculo del que están excluidas
personas, animales y medio ambiente».121
En cuanto a la política, casi siempre está al lado de los grandes porque son los
que la «patrocinan», y de eso no existe ninguna duda. Podemos ponerle coto a base
de realizar una estricta renuncia a los productos de esta indigna «cría» de personas y
animales.
¿QUÉ POSIBILIDADES TENEMOS?
Habíamos comenzado con unas pulcras estadísticas científicas y ahora hemos
llegado al repugnante ámbito del sufrimiento animal y de las emociones humanas. En
ningún caso podemos ignorar esta realidad. Yo pertenezco a la generación que
preguntaba a sus padres, abuelos y profesores: ¿qué hicisteis cuando os disteis
cuenta de los objetivos de los nazis? Mi generación y la siguiente deberán soportar
que nuestros sucesores nos pregunten: ¿cómo reaccionasteis al saber toda la realidad
sobre los productos de origen animal?
La mayoría de la población sigue creyendo lo que dice el gobierno y se toma en
serio lo que aparece en esos periódicos que se entregan de forma gratuita en las
farmacias. Esta ingenuidad es una de las piezas claves del sistema que se permite
favorecer la enfermedad. Sería muy ingenuo no atribuir a la industria alimentaria y a
la de las bebidas las mismas intrigas existentes en la industria farmacéutica.
De todas formas, nuestra mejor oportunidad reside en actuar directamente por
medio del ejemplo, tratar de difundir una salud contagiosa y extenderla a todos los
campos. Por lo demás, y tanto como nos lo permitan nuestras posibilidades, debemos
informar con la esperanza de que este punto de vista vaya ganando influencia y que
los ámbitos de enfermedad generados por la industria y los políticos se vayan
haciendo cada vez más pequeños. Además, en este punto se pueden preparar amplias
alianzas con colectivos interesados en la salud, médicos naturistas, personas que
respetan a los animales y propugnan la protección del medio ambiente, buscadores
de la espiritualidad, vegetarianos y veganos. Si todas las informaciones aquí
recogidas se utilizan como base para un compromiso posterior, sería muy posible
hacerlo. Tal y como afirma el dicho africano: si uno sueña en solitario es solo un
sueño. Si muchos sueñan a la vez, es el comienzo de una nueva realidad.

Resumen:
El que suprime los productos animales de su dieta se hace un gran favor a sí mismo y
también se lo hace al mundo: además, incrementa de una forma enorme su esperanza
y calidad de vida. Nos queda todo lo mejor para disfrutarlo de forma consciente y
con buena voluntad: fruta madura, verduras y cereales como regalo de una naturaleza
generosa. Con la renuncia a la carne evitamos enfermedades terribles, una vida plena
de pánico, miedo y angustia. Nos sumergimos en un campo ligero en el que
desarrollamos una actitud vital más elevada. Con cada comida podemos (como
sucedía antes con el rezo en la mesa antes de comer) mantener la atención y practicar
una compasión consciente. Solo con ese ritual ya se modifica mucho, pues los
sentimientos crecen cuando los practicamos a menudo, lo mismo que aumenta el
embrutecimiento si se practica de forma continuada. Además, se anulan las
vibraciones que nos oprimían procedentes de las plantas industriales de animales y
los mataderos. Todo esto nos estimula para comenzar a construir, en labor conjunta
con los demás, un campo de salud que sea contagiosa para todos. En lugar de los
viejos miedos, surge un nuevo arrojo; en lugar de opresión, es el estímulo el que
llega a nuestra vida.
Para la salud del planeta

De hecho, la producción de carne y leche de la industria moderna no es tan solo un


factor, sino que es el factor decisivo en los desastres cotidianos, y abarca desde la
salud hasta las catástrofes ambientales.
Esto es algo que podría haberse evitado de haber escuchado a Sócrates hace casi
2.500 años en sus famosos diálogos con Glaucón, cuando recomendaba una dieta
vegana para todos los integrantes de la polis, la comunidad griega de las ciudades-
estado. El filósofo opinaba que si, además, se pasaban unos días dedicados a la
contemplación, se podía disfrutar de buena salud y alcanzar una edad muy avanzada.
Por su parte, Glaucón animaba a los ciudadanos a que se cambiaran a una
alimentación moderna y se permitieran el lujo de comer carne. Sócrates le replicaba
que con esos consejos en el futuro se encontraría en un país afectado por las
infecciones. (Es como si ya hubiera leído The China Study.) También señalaba que
después se necesitarían más médicos y que el afán por la tierra de cultivo
incrementaría el peligro de una guerra. Igualmente, alegaba que sería precisa la
formación de un sistema judicial y los abogados correspondientes para dirimir los
pleitos que aparecerían ante la inminente batalla.
Sócrates describió de una forma muy nítida la problemática de la agresión: se
basa en el consumo de carne y lo que se deduce de él. ¿Quién no puede ahora
acordarse de Tolstoi y de la relación que encontró entre los mataderos y los campos
de batalla? Los hombres que comen carne desencadenan la guerra antes y de forma
más precipitada (en sentido real, o en los negocios o ante los tribunales), o retienen
su agresividad hasta que los políticos la encauzan si les conviene: les basta con abrir
las válvulas de los campos de batallas. Sócrates llegó más lejos todavía al predecir
que los médicos y los abogados alzarían después la cabeza con arrogancia,
anticipándose así a toda la serie de problemas que iba a padecer la moderna
democracia occidental.
MONTAÑAS DE EXCREMENTOS Y MARES DE ESTIÉRCOL LÍQUIDO
Hace relativamente poco hemos descubierto el enorme problema que suponen los
desechos. Igual que no sabemos qué hacer con los residuos radiactivos, con el
plástico y con los «desechos peligrosos», ignoramos también el destino que dan las
fábricas industriales de animales a las enormes montañas de excrementos y mares de
purines que producen a diario. Dicho vulgarmente, le «cargan» el muerto a los
ciudadanos y se «cagan» en sus derechos, de la misma forma en que los
atormentados animales, ellos con toda la razón, se cagan en ellos como castigo. Los
responsables de toda esta «mierda» no saben qué hacer para deshacerse de ella,
igual que también lo ignoran los directivos de las centrales nucleares. De acuerdo
con su escasa, o incluso nula, ética, muchas veces acaban por hacer vertidos ilegales
de cantidades increíbles de mierda líquida, lo que provoca serias catástrofes
medioambientales que dañan la flora, la fauna y, no en último término, también a los
habitantes de la zona. Normalmente las sanciones son tan pequeñas que la industria
ya las tiene previstas y cuenta con su pago.
La cría intensiva de animales en Estados Unidos produce hoy en día 130 veces
mayor cantidad de residuos que los desechos fecales procedentes de la población
humana; cada segundo son 40.000 kilos más, y las empresas no siempre cuentan con
canalizaciones de aguas residuales y prácticamente no tienen ninguna idea de cómo
eliminar tales residuos.
Las enormes fosas de purines, que pueden tener el tamaño de un campo de fútbol
y rebosan constantemente, son tan tóxicas que si una persona cayera en ellas, moriría
de inmediato, desgracia que ocurre con cierta frecuencia. Y si no rebosan por
encima, el estiércol líquido venenoso se infiltra en el terreno hasta llegar a las aguas
subterráneas.
Estas dimensiones van mucho más allá cuando se pasa de una granja de ganado a
una planta industrial. Ya se ha dicho en muchas ocasiones que en estas últimas los
directivos solo planean cómo orientar, no los desechos, sino el dinero. Smithfield, la
empresa cárnica más grande de Estados Unidos, cuenta en un solo año con 7.000
infracciones punibles. Son más de 20 al día, pero la estrategia de la empresa es muy
clara: estas multas están previstas y ya cuentan con ellas. Quien piense que la
conducta de este consorcio es solo un fenómeno estadounidense, debería saber que
también hace de las suyas en Alemania, Francia, Inglaterra, Italia, España, Portugal,
Holanda, Bélgica, Polonia y Rumania, así como en México y China. Así que, además
de enormes cantidades de carne nociva para la salud, también produce peligrosas
montañas de excrementos y mares de purines.
La ya conocida forma de actuar de los grandes consorcios industriales, basada
en mantener sus ganancias privadas e imputar los gastos consecuentes a la
comunidad, es algo que también se acredita en este caso. Lo más conveniente sería ir
en contra de sus proyectos, pero para ello se necesitarían políticos valientes que
defendieran los derechos ciudadanos, algo realmente impensable en un mundo regido
por el dinero. Como segunda posibilidad, no queda más remedio que ir a la
revolución a base de un cambio drástico en nuestros propios hábitos de alimentación
y dar un paso radical hacia los más diversos niveles de la salud.
Que este «juego de mierda» es muy poco saludable es algo que muestran las
experiencias de las personas afectadas. Más de la mitad de los niños que han crecido
en zonas donde existen criaderos de engorde de cerdos son asmáticos, e incluso los
niños de las poblaciones vecinas sufren el doble de accesos de asma que el resto.
«En las zonas cercanas a las grandes granjas porcinas, las personas sufren constantes
hemorragias nasales, dolores de oídos, diarreas crónicas e inflamaciones agudas de
las vías respiratorias.»122
No se conoce ni un solo informe de la industria tendente a la solución del
problema, pero los científicos están volcados en la cría de cerdos que «ensucien
menos». Puesto que los purines de las granjas porcinas están repletos de fosfatos,
nitrógeno y nitratos, y estos vuelven a aparecer una y otra vez en las aguas, se han
hecho variaciones genéticas para conseguir «cerdos medioambientales». Los
investigadores de la Universidad de Guelph, en Canadá, los lograron con un cóctel
genético de genomas de ratones y bacterias para conseguir reducir en un 60 % la
contaminación por fosfatos. Aún continúa vigente la solicitud de una fabricación
industrial de cerdos. En mi opinión, los esfuerzos de la investigación se han
dedicado al plano equivocado. Algo tan terrible como el consumo de carne de cerdo
debería seguir siendo estudiado y, en consecuencia, actuar para eliminarlo.
CONSECUENCIAS PARA EL CLIMA
Junto con el problema de los desechos tóxicos, que es muy palpable, la cría intensiva
de animales también influye negativamente en el clima, no en vano favorece el
calentamiento global más que ninguna otra actividad y, en consecuencia, acarrea
problemas ambientales catastróficos. La cría desorbitada de ganado es un 40 % más
dañina que todo el volumen del tráfico mundial aunque este, sin embargo, sigue
ocupando los primeros puestos en la lista de nuestros motivos de preocupación.
A todo ello hay que añadir que esa cría intensiva también contribuye, por
supuesto, a aumentar aún más el volumen de tráfico, pues exige más cantidad y
medios de transporte mayores que los productos vegetales. Solo en Alemania, en el
año 2009 el transporte de animales, según las estadísticas federales, recorrió en
Europa una distancia de 154.410.100 kilómetros, unas 4.000 vueltas al globo
terráqueo. En esa cifra no se incluyen los suministros a terceros países fuera de la
Unión Europea ni los medios extranjeros dedicados al transporte de animales: solo
el kilometraje de los camiones alemanes.
Y naturalmente, en esos números no se contabiliza el hambre, la sed, las
fracturas de huesos y otras lesiones que, además del estrés, sufren los animales
durante esos recorridos. Resulta muy deprimente que las autoridades europeas
permitan este tipo de situaciones: los cerdos pueden llegar a ser transportados de un
tirón durante 24 horas, lo mismo que los caballos, basta con que se realice una pausa
cada ocho horas; las vacas también pueden estar hasta 14 horas en camino sin tener
la posibilidad de tumbarse.
Según un informe de Naciones Unidas, el sector ganadero es el responsable del
18 % de los gases de efecto invernadero, cifra claramente superior a los emitidos
por el volumen de tráfico mundial; produce el 37 % de las emisiones de metano de
las actividades relacionadas con el hombre, que son 23 veces más nocivas que el
dióxido de carbono (CO2); y el 65 % de todos los óxidos de nitrógeno, que son casi
300 veces más peligrosos que el citado CO2.

La situación es alarmante
Según el prestigioso Worldwatch Institute, de Washington D.C., la situación es
realmente inquietante. La cría intensiva de ganado, con todas sus consecuencias en
términos de ocupación de la tierra, la destrucción de los bosques, el transporte y
tantos desperfectos más, son responsables del 51 % del calentamiento global.123 Esto
significa que un cambio radical en nuestros hábitos alimenticios podría detener de
forma muy efectiva el cambio climático, mucho más que lo haría el incremento de las
energías renovables o lo que nosotros designamos con el nombre de «revolución
energética».
Un solo comedor de carne produce siete veces más gases de efecto invernadero
que una persona que practique la vida vegana. Los que propugnan la protección del
medio ambiente, los que realmente lo piensan en serio, no tienen ninguna elección.
CONSUMO DE CARNE Y HAMBRE EN EL MUNDO
El gran escándalo asociado a este contexto es, por supuesto, el hambre en el mundo.
Ya es antiguo el dicho de que los animales destinados a los ricos se comen el pan de
los pobres. Mientras que los datos afirman que cada día mueren de hambre de 4.000
a 40.000 niños (según circunstancias), nosotros utilizamos el 50 % de la cosecha
mundial de cereales y el 90 % de la de soja para alimentar a animales que luego
servirán para la producción de carne. Esta correlación es aún más llamativa si se
observa que incluso los países cuya población pasa hambre se dedican a exportar
alimentos. Un ejemplo: mientras que la hambruna de 1984 provocó en Etiopía la
muerte de decenas de miles de personas, el país seguía exportando cereales a
Europa, que servían para alimentar animales de matadero.
El suizo Jean Ziegler, que durante el año 2008 fue investigador especial de
Naciones Unidas por el derecho a la alimentación, afirmó: «La agricultura mundial
puede alimentar sin ningún tipo de proble ma a 12.000 millones de personas. Esto
significa que si un niño muere de hambre es porque realmente ha sido asesinado».
Hablar de asesinato es embarazoso pero necesario. Quien come productos animales
debe contar con que va a pagar con enfermedad y mala conciencia, aun cuando no
pueda sentirlo de forma consciente.
En lo que se refiere al hambre en el mundo, la renuncia a la alimentación animal
sería, con gran diferencia, el mayor potencial. Para producir una caloría de carne
hacen falta utilizar de 10 a 30 calorías vegetales. Si pensamos en las hambrunas,
estas cifras son realmente desalentadoras. El enviado especial de Naciones Unidas
para el problema de la alimentación lo denominó hace poco como un crimen contra
la humanidad, pues cada año se utilizan 100 millones de toneladas de cereales para
fabricar etanol que será utilizado como carburante. Pero, ¿no es mayor crimen
malgastar 1.000 millones de toneladas de cereales y soja para alimentar y dar una
vida cruel a los animales destinados a la cría intensiva? ¿No es eso también un gran
crimen contra la humanidad? Solo con esas enormes cantidades de energía
alimenticia despilfarrada se podría dar de comer perfectamente a 1.500 millones de
personas subalimentadas en este planeta.
En una hectárea de tierra se pueden cultivar patatas para alimentar a 22
personas, pero solo a una persona si lo que se produce es carne de vaca.124 Mientras
que un kilo de carne de vaca exige 323 metros cuadrados de terreno, el mismo peso
de verdura solo necesita seis metros cuadrados.125 No es raro, pues, que la industria
alimentaria posea la mitad de toda la superficie agraria del planeta.
Actualmente se malgastan sin sentido increíbles cantidades de energía
alimenticia para generar relativamente pocas calorías poco saludables para las
personas y que acaban por ser enormes montañas de excrementos. Y Naciones
Unidas no dice nada al respecto. Por su parte, el presidente del Consejo para el
Clima Mundial, Rajendra Pachauri, anima a las personas de los países
industrializados a que, dada la relación existente entre producción de car-ne y
problemas climáticos, se cambien, por motivos de protección del medio ambiente, a
una alimentación vegetariana, pues los estudios han comprobado que la producción
de un kilo de carne genera 36 kilos de CO2. El periódico inglés The Guardian
publicó: «Se llega a la conclusión de que la única opción aceptable, y socialmente
justificable, es que los habitantes del mundo rico, como la mayoría de los habitantes
de la Tierra, se pasen a la alimentación vegetariana». Incluso la Agencia Alemana de
Medio Ambiente ha empezado a hacer llamadas a la población para que limiten el
consumo de carne.
UNA MODIFICACIÓN EN BENEFICIO DE TODOS LOS AFECTADOS
Estas limitaciones son cada vez más importantes en un tiempo en el que aumentan
simultáneamente el sobrepeso y el hambre. Esta polarización podría romperse de una
manera muy sencilla a base de una dieta vegana.
Las personas de los países ricos no consumirían una alimentación tan grasa y a
los países en vías de desarrollo les quedaría suficiente alimento para no morir de
hambre. En lugar de que en esos países se fabriquen carbohidratos para nuestras
fábricas de animales y allí, en cambio, no haya suficiente alimentación para sus
habitantes, estos se podrían alimentar perfectamente con cereales completos
cultivados en sus propias latitudes y de esa forma ahorraríamos miserias tanto a las
personas como al resto de seres vivos. Además, se acabaría en el mundo la
insensatez de un desaforado transporte de ganado.
También desde el punto de vista ecológico, nosotros y la Madre Tierra
saldríamos beneficiados si pudiéramos mantener a raya los productos animales. La
carne debería convertirse en un producto poco corriente y, por tanto, muy caro, como
sucede en Japón, y debería ser producida, además, con la adecuada calidad. Los
estudios de la cooperativa suiza Migros dieron como resultado que en lo fundamental
es posible realizar el camino opuesto al que se ha tomado en Estados Unidos y la
Unión Europea, y volver a animar a los ganaderos para que se hagan sacrificios en
las granjas y así disponer, al menos, de mejor carne.
Una renuncia total a la carne haría que tanto en nuestras sociedades como en toda
la Tierra se consiguiera una impresionante situación win-win («todos ganan»). Las
cifras son muy claras y existe la esperanza de poder conseguir algo así. Ninguna
decisión podría hacer más a favor de la protección de los animales que la renuncia
total a comer su carne. Y visto desde la cara opuesta, un amante de los animales que
come carne no puede ser tomado en serio. Como es más que palpable, ninguna otra
decisión sería más acertada para el mundo y la protección del medio ambiente. Se
favorecería de una forma extraordinaria esa protección, acabaríamos con la
destrucción de las pluviselvas, detendríamos la crisis climática, influiríamos de
forma muy favorable en los problemas mundiales que acarrea el agua y finalizaría el
drama del hambre en los países pobres. Además, se liberarían enormes sumas
destinadas a partidas de salud pues se acabaría con muchos de los cuadros clínicos
actualmente existentes. Las enfermedades animales, como el mal de las vacas locas
(encefalopatía espongiforme bovina), la fiebre aftosa, la peste aviar y porcina, y las
consecuentes a la cría intensiva de animales acabarían por completo, así como el
escándalo de las dioxinas en los piensos de los animales. Todo eso sería algo de un
triste pasado.
Mientras estoy escribiendo este capítulo, en Alemania se han desatado de nuevo
los infiernos, ya que en 150.000 toneladas de comida para animales se han
multiplicado por 77 los niveles permitidos de dioxina. Por tanto, yo me pregunto:
¿por qué para este tóxico existe una limitación de su nivel en la alimentación y no
ocurre lo mismo con el escándalo de los alimentos de origen animal? ¡Realmente no
los necesitamos!, podemos prescindir de ellos. Hemos de terminar con las orgías de
excrementos y purines, podemos evitar el embrutecimiento y la apatía de las
personas, hacer que disminuyan los valores actuales y de esa forma minimizar las
guerras, tanto las exteriores como las de nuestro interior.
La cría en masa de animales no solo es éticamente inaceptable, sino que a largo
plazo es prohibitiva. En algún momento se interrumpirá, pero ahora solo cabe pensar
en la cantidad de animales y personas que van a morir antes de que despertemos.

Resumen:
La ampliación de la cadena trófica sobre los animales no solo es un desperdicio
enorme de alimentos muy valiosos, sino que únicamente es posible gracias a las
inmensas subvenciones; es catastrófica sobre todo para la salud humana, para el
medio ambiente y, por supuesto, para los animales. Con una modificación de los
hábitos de alimentación de los países ricos se podría dejar de lado el hambre en el
mundo.
UN MOTIVO PARA LA ESPERANZA

A principios del año 2011, 300 profesores de universidades alemanas abogaron


abiertamente por el abandono de la cría intensiva de animales. «En la cría intensiva,
los animales se sacrifican de un modo tal, que nosotros, la sociedad, deberíamos
sentirnos totalmente avergonzados». Así comenzaba su apelación y luego remitían a
sus efectos nocivos sobre la salud, el medio ambiente, el clima, la justicia global y,
además, solicitaban el final de la tortura y el martirio de los animales. El presidente
de la Asociación Alemana para el Medio Ambiente y la Conservación de la
Naturaleza (BUND, por sus siglas en alemán), el profesor Hubert Weiger, dijo: «La
cría industrial de animales solo es posible si los reglamentos relacionados con la
protección del medio ambiente y de los animales se esconden. Muchos, demasiados
animales […] pagan con su sufrimiento la codicia de los consorcios de la industria
de la carne y los fallos humanos de los políticos», y continuaba: «Los costos
medioambientales por la constante y elevada carga de nitratos debido a la entrada de
los purines en las aguas es algo que no solo soporta la industria agraria, sino todos
en general».
Y ahora una dosis de erudición del zoólogo Sievert Lorenzen, de Kiel: «Una cría
de animales adaptada a la especie debe ir acompañada de una alimentación también
adecuada a la especie. El actual escándalo de las dioxinas muestra lo caros que nos
salen los “baratos” productos de origen animal».
REALMENTE NO TENEMOS ELECCIÓN
La profesora Ursula Wolf de la Universidad de Mannheim, experta en ética animal,
asegura que el elevado consumo de carne en Alemania procede de una producción
industrial que atormenta a los animales. Según ella, no existe ninguna justificación
para esa práctica ni al dolor que lleva asociada.
A modo de resumen, el prestigioso científico alemán especialista en nutrición, el
profesor Claus Leitzmann, de la Universidad Justus-von-Liebig de Gießen, ya realizó
en el año 1994 una declaración pública en Bonn: «Estudios con veganos, que se han
realizado a escala mundial y también entre nosotros, muestran que los veganos están,
por término medio, mucho más sanos que la población general. El peso corporal, la
presión sanguínea, los valores de grasa y colesterol en sangre, la función renal y el
estado general de salud de los veganos suele mantenerse en niveles normales. Junto a
estos aspectos positivos, la forma de alimentación vegana consigue que la
destrucción del medio ambiente sea menor (pues se reducirían los purines y el
metano generados por la cría de los animales), que los denominados países en
desarrollo sean más independientes al no necesitar importar alimentos y que los
animales sean objeto de un desarrollo adecuado a su especie. De esa forma se
reduciría considerablemente la cría, el mantenimiento, el transporte y los
experimentos con animales, e incluso podrían desaparecer por completo. Si todas las
personas practicaran la forma de vida vegana, mejoraría la salud de todos los seres
humanos, del medio ambiente y de la sociedad. Resultaría muy interesante utilizar
este potencial».
Por su parte, Josef Moser, presidente del Tribunal de Cuentas austríaco, declaró
en una entrevista al periódico Kleinen Zeitung que debido al desarrollo
demográfico, los costos de la asistencia social casi se duplicarían en un par de años
y no podríamos seguir manteniendo ese sistema. Unas cifras mucho más dramáticas
sobre el desarrollo en Alemania son las aportadas por Frank Schirrmacher, coeditor
del Frankfurter Allgemeinen Zeitung, en su libro El complot de Matusalén (Taurus,
2004).
¿Por qué no hay ningún político que haya tenido la idea de explicar a la
población cómo se pueden evitar los factores de riesgo para la salud? ¿Por qué
ningún político ha explicado a los ciudadanos que deben hacer un ejercicio
adecuado, alimentarse de forma conveniente, etcétera, para poder llegar a una edad
avanzada manteniéndose sanos y en forma, y sin tener que acabar estando sometidos
a los cuidados de otras personas? Si solo una pequeña parte del dinero de las
subvenciones se utilizara para realizar campañas útiles, así como para apoyar a
pequeñas empresas responsables, los beneficios serían muy elevados.
Independientemente del llamamiento de los 300 docentes de las universidades
alemanas y de los conocimientos de los demógrafos, Helmut Maucher, el que fuera
director general de la multinacional alimentaria Nestlé, expresa una gran esperanza
cuando afirma: «La tendencia hacia la alimentación vegetariana es imparable. En
unos cien años no habrá una sola persona que coma carne».
TAMBIÉN SE PUEDE BENEFICIAR LA MENTE
Desde el punto de vista emocional, sería un enorme alivio para la humanidad que se
pudiera acabar con la matanza de animales, sobre todo para los que, como
ingenieros, diseñan las máquinas de sacrificio para los mataderos, así como para
propietarios, directivos o accionistas de esos establecimientos y para las muchas
personas que laboralmente tienen algo que ver con ellos, como pueden ser los
operarios de los mataderos y criaderos de animales, transportistas y carniceros. Si
estos trabajos repelen a muchísima gente, ¿por qué esa misma gente participa gustosa
de sus «resultados» a base de cuchillo y tenedor? Aquí sería muy útil servirse de los
principios budistas que se basan en comer tan solo lo que puede ser preparado de
principio a fin: un útil principio regulador.
Seguro que todas esas personas que no pueden soportar tanto horror, con el
tiempo acabarán por emerger del reino de las sombras. Además, se sentirán mucho
mejor tan pronto como se acabe su esencia-carnicera (ya sea directa o indirecta) y
pasen a vivir una vida digna marcada por ideales humanos. Tengo grandes
esperanzas de que incluso estos pobres de espíritu puedan llegar a desarrollarse.
NADIE DEBERÍA SUFRIR HAMBRE
El mundo, desde un punto de vista franciscano, puede convalecer y convertirse en un
lugar mejor, se puede dar a las mentes la oportunidad de crecer y desarrollar su
máximo potencial. Podemos observar la sombra e integrarla desde el punto de vista
emocional126 en lugar de desfogarnos en nuestras «hermanas y hermanos pequeños»,
como Manfred Kyber llama a los animales. Por su parte, ellos, como mascotas y
amigos, podrían acercarse a nosotros. Todos maduraríamos juntos para llevar una
vida sin reproche.
En los últimos 50 años hemos realizado una gran cantidad de dietas, distintas y
frecuentemente contradictorias. A pesar de eso (¿o precisamente por eso?) las
siluetas se están deformando, han perdido el rumbo y asistimos a un incremento
vertiginoso de enfermedades crónicas a una velocidad que nos quita la respiración.
Yo pienso que ha llegado el momento en que la cuestión de la alimentación no
solo debe tener en cuenta el punto de vista del bienestar personal, sino que debe
englobar todo lo que está en juego. Debemos tener confianza: la Tierra puede
alimentarnos a todos (unos 7.000 millones de personas), pero actualmente las
actuaciones son erróneas al poner el foco de la alimentación en la carne. La
alimentación vegana puede ser verdaderamente una dieta de la paz, ya que no solo
lleva paz a nuestros cuerpos, nuestro corazón y nuestras almas, sino que también se
extiende por todos los pueblos del mundo y los ecosistemas del planeta.

Resumen:
Aunque desde el punto de vista económico nos podamos permitir la alimentación tal
y como ahora la practicamos, no es admisible ni desde el punto de vista de la salud
ni de la ética y, además, nos lleva a una muerte miserable. Los que no se pueden
permitir el lujo buscan también de forma miserable su pan de cada día. Todo habla a
favor de la dieta de la paz y la senda vegana. Es posible un cambio y son muchas las
voces que hablan en su favor. Existe una gran base para la esperanza.
TERCERA PARTE

LO MEJOR PARA EL CUERPO Y LA MENTE


El sol como fuente de salud

¡Y ahora estamos en la nueva orilla, sin preocupaciones por desconocidas hormonas


del miedo y del estrés, ni por los impulsos del crecimiento corporal, que están fuera
de lugar en la vida adulta! Y también nos sentimos ligeros y liberados en cuanto a la
comida, y esto no solo significa evitar la desgracia, sino también ganar de forma
activa la felicidad. Hoy podemos permitirnos hormonas y neurotransmisores que no
solo nos hacen avanzar, sino que, además, nos procuran una vida deliciosa y festiva:
tenemos la hormona del crecimiento humano (HGH, por Human Growth Hormona),
pero también la serotonina, que es la hormona del bienestar y la felicidad, además de
magníficos mensajeros como la dopamina. Además, y no en el último lugar,
contamos con el sol y todo su poder. Debemos decidirnos por incluir todo eso en
nuestra vida.
También en este campo podemos aprovechar las investigaciones más recientes,
por ejemplo para favorecer con nuestras propias ideas unos sentimientos personales
de felicidad y su correspondiente desarrollo. En las meditaciones que dirijo127 trato
siempre de concentrar la sonrisa interior en todos los centros energéticos del cuerpo,
pues la ciencia ha demostrado que son lugares de formación de experiencias de
unidad y sensaciones de felicidad. Por otra parte, investigadores canadienses
desarrollaron el llamado “casco de Dios”, con resultados en el campo de la
neuroteología. A través de los correspondientes impulsos magnéticos, en siete de
cada diez personas sometidas a estudio se pudieron desencadenar experiencias de
unidad, es decir, místicas. Todo esto lo podemos y debemos utilizar de inmediato
para nuestro desarrollo personal y colectivo, aun cuando a muchas personas les
parezca un sacrilegio.
Antaño había religiones que adoraban al sol. Es el caso, por ejemplo, de los
incas en Latinoamérica o los egipcios con su dios Ra. Veneraban al sol mientras
nosotros opinábamos que era un enemigo al que había que evitar. También en
nuestras latitudes han existido dioses del sol, como Baldur en la mitología germánica
o Helios en la griega. La medicina antigua confiaba en los baños de sol, la
helioterapia. Los asirios ya los conocían, el médico griego Hipócrates aplicaba
tratamientos con ellos y los romanos disponían del solarium (una terraza en la que
tomar baños de sol) como complemento a sus baños de agua. En cambio, los siglos
de la Inquisición sustituyeron la luz y la cultura del sol por las sombras. El
cristianismo llevó a límites extremos la hostilidad contra el cuerpo ideada por
Platón, los pechos femeninos fueron tomados como esferas del demonio y enseñar la
piel se consideraba impúdico e indecoroso.
En tiempos posteriores, se produjo un titubeante renacimiento médico en lo que
se refiere al sol, que casi había quedado relegado al olvido. En los tratamientos de
la tuberculosis se volvió a descubrir el valor de los baños de sol y a partir de
mediados del siglo xix se abrieron en Suiza balnearios a gran altura en los que se
aplicaban baños solares. En el año 1903, el médico danés Niels Ryberg Finsen
recibió el premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos sobre el efecto de la
luz solar artificial para el tratamiento de enfermedades infecciosas, sobre todo la
tuberculosis. Con la triunfal llegada de los antibióticos, desde el año 1945 empezó
una nueva decadencia de la terapia del sol, a pesar de que las enfermedades de la
piel como la neurodermitis y la psoriasis mejoraban sensiblemente con ese tipo de
tratamiento.
LOS FANTÁSTICOS EFECTOS DE LA VITAMINA D
Hace muchos años que descubrí lo bien que me sentaban los inviernos en
Indonesia. Cuando comencé a pasarlos en Bali con regularidad, fui consciente que mi
cuerpo ganaba en vitalidad física, en fuerza creativa y en alegría vital. Siempre tenía
mejor ánimo, disfrutaba de comidas mucho más saludables a base de la gran riqueza
de frutas y verduras balinesas, apreciaba el sosiego, el ritmo de vida, el entorno
religioso y las agradables sonrisas de las personas. Ciertamente, todo esto
desempeñaba su papel, pero con el descubrimiento de los efectos de la vitamina D
se me cayó la venda de los ojos. En este mismo contexto hay que pensar en las
causas psíquicas responsables de las depresiones que en otoño e invierno azotan las
zonas nórdicas, así como otras enfermedades asociadas con el sol. El doctor Jacob
Liberman, que asentó las bases de la moderna terapia de la luz, dijo: «Donde no
llega el sol, no está lejos el médico».
Hoy en día sabemos mucho más sobre la luz solar, por ejemplo que estimula la
glándula pineal y regula el equilibrio del potasio, así como la distribución de
hormonas y neurotransmisores como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina.
La falta de luz provoca la formación de un exceso de melatonina, lo que provoca una
sensación de agotamiento, mientras su antagonista, la serotonina, al estimular el
ánimo, nos hace estar más alegres.
En este siglo xxi ha quedado clara desde el punto de vista científico la
importancia del sol como importante factor curativo de enfermedades, como ya
hemos comentado en este libro. Con el descubrimiento de los receptores de vitamina
D, disponibles en casi todo el organismo, más allá de los tipos de células que parten
del sistema óseo, cada vez se le ha ido otorgando mayor atención científica a la
vitamina D. En su estado activo (calcitriol) ha demostrado ser esencial en muchos
ámbitos y su función hormonal se va definiendo de forma cada vez más nítida. Esto
hace que la piel se haya convertido súbitamente es un elemento productor de
hormonas; es por lo tanto un órgano endocrino.
Con la influencia científicamente contrastada del calcitriol sobre el sistema
cardiocirculatorio e inmunitario, solo por mencionar dos de ellos, adquirieron
sentido unos hechos que ya eran conocidos desde hacía tiempo, por ejemplo en el
ámbito de la epidemiología, la ciencia que se ocupa de la expansión de las
enfermedades. La concentración de trastornos autoinmunes, como la esclerosis
múltiple y la diabetes de tipo 1, en los países nórdicos, se va reduciendo a medida
que se avanza hacia el sur, y casi desaparecen por completo en el ecuador: esto es
algo que solo se puede explicar gracias a la vitamina D y el sol. Los primeros
estudios relativos a la relación existente entre el cáncer maligno y la latitud
geográfica aparecieron ya en 1915.
También surgió así una súbita explicación a la singular experiencia que se tenía
acerca de que las operaciones de cáncer realizadas en verano evolucionaban de
forma más favorable a las practicadas en invierno. En verano es el sol, con su
radiación, el que asume los cuidados postoperatorios y lo hace naturalmente mejor
que la medicina convencional. Nada nos impide que en el futuro atendamos a nuestro
mantenimiento con unos niveles suficientes de vitamina D, aunque siempre dentro de
unos límites razonables.

Inconvenientes para las latitudes nórdicas


El conocimiento del papel que tiene el sol, y su secuela de vitamina D, deja también
a la vista que muchas personas que viven en los países nórdicos padecen una
carencia de esta importante vitamina. La deficiencia provoca, con el paso del tiempo
y el estilo de vida que llevamos en las ciudades modernas, que todo empeore cada
vez más. En los meses de invierno y dependiendo de sus hábitos de vida, un buen
número de habitantes del centro y el norte de Europa padecen una carencia dramática
de sol, sobre todo si hablamos de personas mayores recluidas en asilos; aunque
ocurre exactamente igual con los escolares. Pero incluso en países soleados, como
India, hoy en día aparecen estados carenciales de vitamina D, por lo tanto, todo va
en función de las formas de vida que llevemos.
Lo que las afirmaciones científicas certifican en cuanto a la importancia del sol
lo podemos conocer gracias a un estudio basado en la evidencia que realizó el
doctor Joan Lappe en el año 2007. Este escrupuloso trabajo, llevado a cabo a lo
largo de cuatro años, mostró que el riesgo de padecer cualquier tipo de cáncer
disminuía considerablemente si se administraba suficiente cantidad de vitamina D.128
La profesora Pamela Goodwin, de Toronto, comprobó que con un tratamiento de
vitamina D se obtenían mejores índices de supervivencia y disminuía la
probabilidad de sufrir metástasis.129También se puede decir a la inversa: después de
una operación de cáncer, si se tiene un nivel bajo de vitamina D se incrementa en un
94 % la posibilidad de sufrir metástasis.
Gracias a esto, ya entiendo mucho mejor la historia de la curación de uno de mis
pacientes que interrumpió su tratamiento de quimioterapia y en lugar de eso decidió
sustituirlo por paseos al sol. Los médicos estaban consternados y presionaban
constantemente para que volviera a su tratamiento hospitalario en la clínica.Todavía
sigue con vida. Yo también puedo «entender científicamente» lo por delante que iba
de sus cuidadores.

¿Qué sucede cuando se carece de vitamina D?


En el año 2010, el doctor Richard Kremer130 encontró en un 50 % de mujeres
californianas, «saludables» y jóvenes, muy poca cantidad de vitamina D en sangre, y
comprobó que esa carencia provocaba acumulación de grasa en su cuerpo y
debilitaba su fuerza muscular. Además, la falta de vitamina hacía que fueran más
propensas a la osteoporosis, diabetes de tipo 2, afecciones cardiovasculares y
enfermedades del sistema inmunitario, como puede ser el cáncer.
En los países menos soleados, alrededor del 90 % de la población padece
carencia de vitamina D y ni siquiera lo sabe. Según una gran cantidad de estudios,131
resulta que esta vitamina, generada por el sol, es la responsable de mantener un
ánimo equilibrado y procurar un buen sueño, buena salud general, músculos
vigorosos, huesos y dientes estables, así como un sistema inmunitario capaz de hacer
frente a alergias y enfermedades autoinmunes. Además, protege contra la gripe
incomparablemente mejor que cualquier vacuna.
Por el contrario, la falta de esa vitamina favorece todas las enfermedades que
acabamos de nombrar, la predisposición a la gripe y otras infecciones, además de
las depresiones, la demencia y el cansancio crónico. Los síntomas premenstruales, la
arteriosclerosis, el infarto cardíaco, los ataques de apoplejía, la tensión arterial alta,
la debilidad muscular cardíaca, el asma, la psoriasis y la infertilidad son las
afecciones que aparecen con mayor frecuencia. Pero la lista se puede incrementar
tanto como se desee hasta llegar incluso a trastornos de la coordinación, esclerosis
múltiple, reuma y las enfermedades de Alzheimer y Parkinson.
LO QUE PROVOCAN LOS PROTECTORES SOLARES
Los modernos medios de protección contra el sol, alabados en igual medida por la
medicina y la industria como supuestos inhibidores del cáncer de piel, impiden que
la luz solar penetre en la epidermis y active la producción de vitamina D. El hecho
de que nos protejamos con la ropa o con cremas solares de factor superior al 15 no
significa ninguna diferencia.
Entretanto, tenemos la suerte de saber distinguir los diversos componentes de la
luz ultravioleta. Los rayos ultravioleta UVA provocan la pigmentación y, en elevadas
dosis, llevan al temible cáncer de piel, el melanoma. Los de tipo UVB penetran a
menor profundidad y generan la deseada vitamina D, pero son los que producen el
enrojecimiento epidérmico de las pieles blancas y, si se abusa, son los causantes de
las quemaduras solares y, en última instancia, puede favorecer el desarrollo de
cánceres peligrosos, aunque el cáncer más asociado con estos rayos es el carcinoma
basocelular, que no es tan ofensivo como el melanoma. Pero también hay que saber
que todos los protectores solares son problemáticos, pues impiden que la piel, y por
tanto todo el organismo, tenga la posibilidad de conseguir calcitriol. Por eso, se
puede calificar de nocivo cualquier medio que se limite a bloquear la acción de los
rayos UVB: retiran todo lo beneficioso que lleva en sí el sol y solo mantienen lo
peligroso. Sin embargo, esos protectores suelen ser muy apreciados por los fanáticos
del bronceado solar.
BUSQUE TIEMPO PARA ESTAR AL SOL
En última instancia, la solución es muy fácil y parece sorprendente lo que hemos
tardado en entender lo que nos aporta el sol: deberíamos regresar a nuestros orígenes
y recuperar nuestra historia. Sin duda, los homínidos estaban en gran parte
protegidos por el pelo; nuestros ancestros más directos de hace millones de años
caminaban desnudos y estaban habituados a la pigmentación provocada por la luz
solar. Su vida transcurría siempre al aire libre y solo por las noches se metían en sus
cuevas. Los vestidos de piel llegaron mucho más tarde, cuando ya habían perdido el
pelaje. Es muy probable que no padecieran carencia de vitamina D.
El tiempo de tomar el sol lleva en sí mismo la oportunidad de la tranquilidad y
la regeneración, de hacer ejercicios de los estiramientos o de fortalecimiento, tai chi,
chi-gong y yoga. Los ciclos de ejercicios como los del «saludo al sol» del yoga no
solo sirven para venerar a nuestro astro: son beneficiosos, tanto para el cuerpo como
para el ánimo, al hacer que el sol penetre en nuestro corazón y reparta vitamina D
por todas las células del cuerpo. Por supuesto, los paseos o los juegos al sol son muy
apropiados, sobre todo si exponemos la mayor cantidad posible de piel desnuda.

Reglas básicas para los baños de sol y la obtención de vitamina D


En latitudes centroeuropeas se puede afirmar que tres o cuatro veces a la semana es
necesario exponer al sol de mediodía la cara, las ma-nos y los brazos durante un
cuarto de hora; después no hay que ducharse. Cuanta más cantidad de piel se exponga
al sol, mucho mejor. Así como es necesario poner gasolina en el depósito del coche,
nosotros también debemos llenar periódicamente nuestro depósito de sol. Y, lo
mismo que el automóvil no admite de una sola vez el combustible de todo el mes,
nosotros hemos de hacerlo poco a poco o, dicho de una forma mejor: tenemos que
tomar baños solares y disfrutar de ellos. Si durante tres días no exponemos la piel al
sol, a la larga su abastecimiento resultará perjudicado. Según el doctor Nicolai
Worm,132 los baños de sol en Centroeuropa no son suficientes durante los meses de
invierno. Él parte del hecho de que, a causa de su largo recorrido por la atmósfera,
los rayos solares no nos llegan con suficiente intensidad desde la mitad del otoño
hasta mediados de la primavera. Está claro que en países soleados, como Australia,
hay que contar con las debidas precauciones, porque allí no resulta recomendable el
sol del mediodía. Aun cuando allí el cáncer de piel se erige en un gran problema y,
al contrario de lo que ocurre en Europa, constituye un 80 % de todos los tipos de
cáncer, el organismo precisa de sol en la piel, pero debe estar muy bien dosificado.
Puede que en aquellos territorios de nuestros antípodas no estuviera prevista la
presencia de personas de piel clara. Los baños de sol (evitando naturalmente las
exposiciones extremas responsables de las quemaduras) son, sin duda alguna, una
práctica más aconsejable que la ingesta de vitamina D o la visita a un solario
artificial. Para evitar la deficiencia de vitamina D durante las épocas en que no
brilla el sol en ciertos países, puede ser necesario echar mano de preparados de
vitamina D, o, mucho mejor, captarlos en sus fuentes naturales, por ejemplo en las
setas (véase página 143). Los centros de bronceado utilizan distintas fuentes de luz y
yo siempre prefiero los de luz natural. La vitamina D en forma de suplementos
alimenticios es efectiva y se ha utilizado desde hace décadas en niños pequeños de
Europa central a modo de profilaxis contra el raquitismo. Con ello hemos
beneficiado, sin sospecharlo, a gran cantidad de pequeños.

En cierta forma, el turismo masivo de sol da muestras de su buen olfato al no


permitir que los dermatólogos más estrictos les prohíban los baños solares. De todas
formas, pasarse de la cantidad adecuada es una exageración, y las exageraciones
siempre resultan peligrosas. Se confirma de nuevo la afirmación de Paracelso:
«Todo es veneno, nada es veneno. Solo la dosis hace el veneno».
CÁNCER DE PIEL Y RADIACIÓN SOLAR
Aun cuando los dermatólogos temen las consecuencias de la exposición al sol, hoy
los datos son mucho más concretos. A grandes rasgos, existen dos tipos de cáncer de
piel: el maligno o negro, denominado melanoma, y, en el polo opuesto, el carcinoma
basocelular o basalioma, que a veces recibe el nombre de cáncer blanco de piel. No
pueden ser más distintos. Los melanomas nunca tienen buen pronóstico, son muy
agresivos y pueden provocar una metástasis rápida. Pero al menos no dependen de
las radiaciones so-lares sobre la piel, y ningún investigador ha llegado a la
conclusión de que podrían haberse evitado como puede ocurrir con tantos tipos de
cáncer.
El basalioma aparece sobre todo en las épocas más tardías de la vida, se suele
manifestar en la cara, crece de una forma lenta y casi nunca provoca una metástasis;
es, por tanto, uno de los tipos de cáncer que, con diferencia, tiene mejor pronóstico.
Tan solo puede ser problemático si no se le presta atención durante mucho tiempo o
está situado en lugares poco favorables (por ejemplo, en zonas que sufran roces
constantes). Este comparativamente inocuo tipo de cáncer está provocado y
favorecido por la radiación solar. Existe un medicamento sueco, la crema Aldara,
que se puede aplicar con toda comodidad. Parece ser que con la aplicación diaria de
esta crema, los carcinomas basocelulares pueden desaparecer sin dejar rastro en un
período de tiempo de cuatro a seis semanas. Aun cuando muchos dermatólogos no
mencionan esta sencilla solución e incluso la desconocen, yo creo que es muy
recomendable, ya que está comprobada por otros colegas que sí la han estudiado.
Si no se coge a tiempo, el cáncer blanco de piel supera los límites de la
epidermis y a veces genera compresión en los órganos. En ello tiene un papel
importante tanto el exceso de sol como la falta del mismo. Desde el punto de vista
psicológico, como explico en mi libro La enfermedad como símbolo, se trata de
crecer por encima de los propios límites y de romperlos, de crecer en conciencia, de
la misma forma que el basalioma sobresale del plano corporal.

BAÑOS DE SOL SÍ, PERO LOS ADECUADOS


Está claro que es importante que el cuerpo se acostumbre poco a poco al sol y que
este sea dosificado de forma mesurada, como un remedio curativo. Tiene tan poco
sentido apartar a nuestra piel del sol como lo tendría el evitar esfuerzos a nuestro
cerebro o nuestros músculos. Por tanto, no debemos protegernos del sol, sino
aprovecharnos de él para prevenir ciertas enfermedades peligrosas. Quien proceda
de esta forma tendrá mucho ahorrado para el futuro. Además, estar tumbados al sol
es algo realmente agradable y puede disfrutarse de la sensación de que va a llegar
directamente a nuestro corazón.
LUZ EN LA ALIMENTACIÓN
Con toda probabilidad, los beneficios en nuestra salud de la luz del sol constituyen
solo una de sus influencias decisivas. Desde hace mucho tiempo, somos conscientes
de que toda la vida de nuestro planeta depende del sol y de la energía luminosa que
nos entrega con generosidad. Y sabemos con seguridad que la calidad de los
alimentos depende en gran medida de la cantidad de luz que hayan podido
almacenar. Jacob Lorber, el escritor y místico austríaco, a finales del siglo xix
practicó una terapia con alimentos que almacenaban una especial cantidad de sol.
Esta cualidad sucede, sin duda, gracias a la fotosíntesis. A través de ella, la energía
solar se puede transformar en componentes básicos de nuestra alimentación: hidratos
de carbono, grasas y proteína. Todo apunta a que las partículas de luz o fotones se
almacenan en las plantas y, a continuación, desde ellas se transmiten al exterior.
Los primeros en medir la luz que irradiaban las plantas fueron el investigador
alemán Fritz-Albert Popp y el médico ruso Alexander Gurwitsch. Popp, además,
analizó la desigualdad entre los alimentos integrales y los procesados
industrialmente. Los primeros proporcionaban mucha más luz que los segundos, igual
que comprobó que, por lo general, la alimentación cruda fresca emite más luz. Así,
según lo que comamos nos aprovisionaremos directamente de más o menos fotones,
es decir, de luz solar.
La luz es muy importante como portadora de información. Por ello, en lugar de
huir de la luz solar, deberíamos evitar a los denominados «devoradores de luz».
Estos son, según las propias declaraciones de los médicos: la nicotina, el alcohol, la
radiación electromagnética, la contaminación medioambiental (desde los gases
emitidos por los coches hasta los preparados farmacéuticos) y las emociones
negativas.
La luz del sol nos ofrece de forma directa fotones y activa los electrones, como
ocurre en las plantas. Posiblemente en nuestra piel se generan de esa forma
compuestos importantes junto al calcitriol. ¿Quién habría pensado hace poco que la
epidermis podría ser un órgano endocrino? ¿Por qué no puede suceder en nuestras
células el prodigio del sol? Es cierto que la luz solar también provoca los radicales
libres. Y esa es una de las razones por las que son tan necesarios los antioxidantes
(véase página 135), para disminuir los dañinos efectos secundarios de esta
activación energética.
Los baños de sol moderados y espaciados durante unos cuantos días no son solo
necesarios, sino que son una especie de fuente de la juventud; son recomendables y
gratuitos. El único peligro reside en la exposición excesiva. Por ello, hemos de
mostrar veneración y gratitud como adoradores de los dioses del sol, igual que
hacían nuestros ancestros al honrar a Baldur o a Helios.

Resumen:
Los baños de sol no son peligrosos mientras no sobrepasen ciertos límites. Además,
son decisivos para la estabilización del sistema inmunitario. Esa es la razón que
hace del sol un remedio muy efectivo contra el cáncer; de hecho, es mucho mejor que
las radiaciones artificiales que se utilizan en la medicina convencional. Asimismo, la
luz del sol tiene otra serie de efectos positivos sobre nosotros, tal y como han
demostrado cada vez más estudios y como se expone en el libro Krebszellen mögen
keine Sonne («A las células cancerosas no les gusta el sol») de Jörg Spitz. Una
carencia de vitamina D, que obtenemos sobre todo través de la radiación solar,
favorece la aparición de numerosas enfermedades; a la inversa, un abastecimiento
suficiente de vitamina D sirve de auténtica prevención.
El ayuno como terapia hormonal

Con el ayuno experimentamos tanto estados de ánimo eufóricos como otros más
serenos que corresponden a los deseos de limpiar, no solo el cuerpo, sino también la
mente: arreglar todo para que «quede en orden». En más de una ocasión, algunas
personas me han informado después de un seminario de ayuno que lo primero que
han hecho ha sido ordenar sus escritorios, sus despachos e incluso los sótanos de su
casa. En un principio, los científicos suponían que durante el ayuno, con el estrés que
lleva asociado, se segregaban endorfinas (opiáceos endógenos) responsables de esa
subida de ánimo, como el runner’s high (algo así como el «subidón del corredor»)
que experimentan en muchas ocasiones los deportistas que practican carreras de
larga distancia.
En Wikipedia se me ha echado en cara que el gran éxito de mis seminarios de
ayuno se basa solo en la secreción de endorfinas y en su efecto euforizante. No me
importaría, pues no tengo nada en contra de utilizar el efecto de las endorfinas para
fomentar el desarrollo y el bienestar. Pero la correlación es simplemente falsa, como
tantas veces ocurre en Wikipedia, puesto que allí aparece siempre la posición
unilateral de la medicina convencional y se suele polemizar contra todo lo espiritual,
e incluso contra la medicina naturista.
¿DE DÓNDE PROCEDEN LOS EFECTOS FAVORABLES DEL AYUNO?
Después de 30 años de relación con personas que practican el ayuno, hay un aspecto
con el que estoy de acuerdo con muchos colegas: los favorables efectos del ayuno se
deben atribuir a alguna otra hormona. Los asistentes a mis seminarios no suelen
padecer estrés, y la mayoría de ellos acuden para experimentar el bienestar, el
sosiego y la regeneración por medio del ayuno, además de llevarse una buena carga
de efectos preventivos para épocas posteriores. De hecho, lo que les ocurre es que
llegan a una elevada distribución de HGH, la hormona del crecimiento humano, que,
a causa de sus evidentes efectos positivos en el organismo, ha sido escudriñada con
escrupulosa atención por parte de la ciencia médica. La HGH, en contraposición al
factor de crecimiento IGF-1 que se desencadena en la leche materna (véase página
46), tiene un maravilloso efecto sobre el organismo y es utilizada para reparar y
regenerar impulsos. Al principio de la vida, la HGH estimula sobre todo el
crecimiento físico; en la edad adulta sigue con el crecimiento en planos metafóricos.

El secreto de cancelar la cena


Las investigaciones confirman que después de un día de ayuno el organismo
comienza la producción de hormonas del crecimiento (HGH), y sobre todo lo hace
entre la medianoche y las dos de la madrugada. Ese el punto destacado del dinner-
cancelling, que no es otra cosa que omitir la cena. De esa forma se prolonga el
tiempo de ayuno tanto de día como de noche y se puede contrastar una mayor
cantidad de distribución de HGH. Según la ciencia, el resultado es magnífico: desde
impresionantes efectos de regeneración hasta una auténtica cura antienvejecimiento.
La HGH no solo es una especie de fuente de juventud, sino también un
adelgazante, puesto que la hormona abre las células grasas y esa grasa se libera para
la combustión de energía. Pero eso solo pasa durante el ayuno o, dicho de una forma
científica, en el caso de una limitación clara de calorías, como la que garantiza el
ayuno.

Satisfacción a largo plazo gracias al ayuno


Los ayunos, en los que el estímulo hormonal es naturalmente mucho más intenso,
puesto que su efecto es más amplio que la mera omisión de la cena, ofrecen unos
magníficos resultados, como puede ser la estimulación del deseo de crecimiento
interno. También se ha observado un notable espíritu de orden, circunstancia a la que
ya se ha hecho referencia, que también engloba otros aspectos de la vida.
Los tiempos de ayuno en primavera y otoño, los que yo practico desde hace
décadas, incrementan considerablemente la creatividad, la capacidad de rendimiento
y otorgan una indescriptible sensación de felicidad interna. Con esta cura, que
realizo dos veces al año y no estoy dispuesto a prescindir de ella, consigo una
secreción intensa y mantenida en el tiempo de las hormonas del crecimiento. Me
acompañan en la cura muchas personas que, además, asisten regularmente a los
seminarios133 para disfrutar de unos efectos que se perciben ya en los meses
siguientes y son fecundos en muchos sentidos.
LA TERAPIA DIARIA DE LAS HORMONAS ENDÓGENAS
Podemos conseguir una experiencia maravillosa a base de una práctica diaria.
Cuando la pausa de ingerir alimento durante la noche es de al menos 12 horas resulta
mucho más subrayada la secreción de HGH, eso sin contar el saludable efecto
obtenido cuando el tracto digestivo disfruta de un descanso a lo largo de toda la
noche. Por tanto, el desayuno se convierte en un auténtico break-fast(literalmente,
«interrupción del ayuno», que es el sentido de la palabra des-ayuno).
En consecuencia, puede disfrutar de su efecto todo aquel que coma por última
vez a las siete de la tarde y no desayune antes de las siete de la mañana. Si esa
última comida vespertina tiene lugar a las seis de la tarde y el desayuno se realiza a
las ocho de la mañana, habrán pasado 14 horas y el efecto será aún más notable. Está
claro que hay que renunciar a cualquier tipo de piscolabis posterior a la cena. Basta
con mordisquear unas barritas saladas o unos dulces para contrariar los proyectos de
la hormona del crecimiento, y eso sin tener en cuenta los enormes perjuicios para la
salud que suponen esos carbohidratos refinados: en realidad no son más que
engordadores y causantes de enfermedades. La vida de las personas consigue
grandes beneficios a base de esta ducha diaria de hormonas. Quien le ofreciera al
actor y cantante holandés Johannes Heesters algo después de las dos de la tarde
hubiera comprobado que a esas horas su boca solo estaba preparada para los besos.
Con más de cien años, continuó cantando y bailando sobre muchos escenarios. Mi
madre, que las últimas décadas no ha comido nada después de las cuatro de la tarde,
es para mí un modelo personal. A sus 83 años siempre anda por ahí con su bicicleta
y sigue con su trabajo, en plan aficionado, como profesora en un centro de educación
especial. Escribe aforismos y sus opiniones pedagógicas sobre los problemas
actuales, vive sola, se ocupa de sí misma y de los demás y es incansable a la hora de
participar en la vida de sus cuatro hijos.
Así, se puede decir que con esa forma de ayuno se consigue de manera muy
sencilla una fuente nocturna de juventud que no cuesta nada y aporta mucho. En
combinación con dos épocas de ayuno al año se trata de un verdadero y maravilloso
regalo que debemos aceptar. No necesitamos hacer nada, basta con renunciar al
picoteo después de la última comida y recibiremos unos mara villosos obsequios
que nos llegarán de nuestro propio laboratorio orgánico: más energía, un ánimo vital
feliz y constructivo y, gracias al ayuno, el incremento tanto de la claridad psíquica
como de la salud en su aspecto físico y mental.
Utilizar el dinner-cancelling nos aporta las ventajas del justificante científico,
hecho que conocen desde hace mucho tiempo los médicos especializados en ayuno.
Las personas que prescinden de la cena por las noches disponen, naturalmente, de
más hormona HGH, lo que no es motivo, sin embargo, para que el ciudadano medio
renuncie a satisfacciones y goces que pueden tener un gran significado para él. En
este caso hay que valorar si vale la pena que lo que se gana en el plano hormonal se
pierda por otro lado en el plano social.
Mi consejo es intentar evitar ciertos patrones que prescinden del desayuno,
como hacen en muchas personas de la zona mediterránea: casi no toman nada por las
mañanas, luego realizan un almuerzo muy ligero seguido de una larga siesta, y, en
cambio, rara es la noche en que, a horas bastante tardías, no se regalan una opípara
cena. Sin embargo, no hay más remedio que admitir que si no desayunan, o lo hacen
después de las diez de la mañana, se mantendrá el efecto sobre la HGH.
La forma de comportarse depende, por supuesto, de cada persona. No todo el
mundo puede renunciar a «su» desayuno. Yo, la mayoría de las veces, no desayuno,
me tomo exclusivamente una mezcla de verduras crudas («Take me») a modo de
zumo (véase más sobre el tema en la página 387) y antes de comer puedo meditar
magníficamente, pensar y escribir. Es una forma de conseguir apreciar muchas más
cosas y, en consecuencia, de gozar mucho más.

Resumen:
Las posibilidades de realizar un ayuno nocturno, muy sencillas y que además sirven
para ahorrar dinero, favorecen a la larga la secreción de HGH, la hormona del
crecimiento. El estado de ánimo que se consigue y el afán de ordenación que aporta
permite franquear muchos obstáculos, eleva la eficiencia y con ella el éxito. Como
estos efectos también influyen en la vida laboral, puede aportar notables beneficios
económicos y ser causa de importantes avances profesionales. Lo más importante de
un ánimo vital ordenado y tranquilo no se puede medir en cifras, pero se puede
disfrutar a partir de mañana mismo, cuando usted mismo, esta tarde, después de la
comida se decida por no tomar nada más hasta la mañana siguiente.
SEROTONINA, LA FUENTE DE LA FELICIDAD Y EL
BIENESTAR

Más importante que disponer de bastante cantidad de hormona del crecimiento es


contar en el cerebro con la suficiente hormona del bienestar, la serotonina. Se trata
de una sustancia verdaderamente mágica y se cuentan por millones las personas que
van siempre tras ella, al menos de una forma inconsciente.
Unos 60 millones de estadounidenses toman Prozac o medicamentos análogos,
del tipo de inhibidores de la recaptación de la serotonina. Esta última generación de
antidepresivos aporta como efecto secundario una notable mejoría del ánimo, que se
consigue haciendo que la serotonina segregada no pueda ser absorbida por la
hendidura sináptica, y, así, esté siempre disponible. Este paso lo inhiben los
medicamentos correspondientes, con nombres que pueden resultarnos tan conocidos
como Cipralex o Fluctine, y los consumen millones de seres humanos dado que los
médicos los prescriben muy gustosos.
Para tomarlos no hace falta estar afectado por una profunda depresión. Hoy en
día se considera que hay millones de personas depresivas y los médicos no dudan en
extender las correspondientes recetas. A lo largo y ancho del mundo el volumen de
ventas de estos antidepresivos en el año 1982 rondaba los 230 millones de dólares,
mientras que en 2004 superaba los 11.000 millones de dólares. Esta costumbre causa
estragos desde hace ya unas décadas, pero los efectos secundarios son tan alarmantes
que yo, personalmente, nunca recomendaría este tipo de fármacos que afectan
directamente a la química cerebral.
NO HAY SOLUCIÓN: ÉXTASIS Y RITALIN
Otro fármaco igual de famoso, que ingieren millones de jóvenes y se encuentra con
mucha facilidad en las macrofiestas techno o raves, es la MDMA (3,4-
metilendioximetanfetamina), más conocida como éxtasis. Esta anfetamina tiene el
efecto de transmitir a la vez toda la serotonina disponible en el cerebro, lo que
aporta una extática sensación de felicidad. Que esta droga abre los corazones lo
explican las love parades de todo el mundo; en las pupilas totalmente dilatadas de
estos fanáticos se refleja la amplitud de los corazones abiertos. Pero seguro que los
jóvenes que conocen el estado de éxtasis y la intensa sensación de felicidad extraída
de la meditación o de las fiestas amorosas (tántricas), no querrán renunciar a sus
resultados y eludirán las draconianas sanciones que supone el consumo del otro
éxtasis, el químico.
Naturalmente, la solución no está en una droga que, por otro lado, puede resultar
realmente peligrosa. A pesar de eso, no creo que se pueda reprimir por completo.
Para mí, el auténtico peligro está en el Ritalin, una anfetamina que reciben tres veces
al día, durante muchos años, los niños hiperactivos. En los patios de los colegio, el
Ritalin pasa de los niños más pequeños a los mayores, y se consume en las fiestas
como si fuera éxtasis. Los niños hiperactivos que no han llegado a la pubertad
reciben estas pastillas por sus efectos tranquilizantes, pero ya se han dado casos en
los que los chavales no se toman toda su dosis para venderla barata a los
adolescentes, que con ella experimentan sensaciones similares a las provocadas por
el éxtasis.
En Suecia está prohibido el Ritalin. Al menos en eso son perseverantes. En
cambio, en otros países centroeuropeos se prescribe muy a la ligera. Un exceso de
reacción supondría aplicar un casti go a los niños pequeños o criminalizar a los
mayores. Lo que es seguro es que no existe una solución para personas conscientes
de la senda que lleva el desarrollo.
EL ANSIA POR LOS DULCES
La fuente más común, aunque menos intensa, de serotonina son los dulces y
chucherías. Entramos así en un tema muy problemático. Quien se come más de dos
trozos de chocolate seguidos puede que, además de buscar la sensación gustativa,
vaya en pos de otras ambiciones. En Suecia se ha podido comprobar que, a medida
que los días se van haciendo más cortos y se reduce la cantidad de luz solar, se eleva
el consumo de dulces y chocolate. Esto se puede explicar de una forma muy sencilla,
pues, según oscurece, nuestro organismo precisa de más melatonina, la hormona de
la noche y la oscuridad. El cuerpo solo puede prepararla a partir de la serotonina
que extrae, a su vez, del aminoácido triptófano. Tan pronto como en el otoño sueco
se nota que los días son más oscuros, el organismo utiliza más melatonina y dispone,
en consecuencia, de una menor cantidad de serotonina, el mensajero del bienestar, y
eso provoca un decaimiento del ánimo. En lugar de deprimirse, muchos se sumergen
en auténticas orgías de chocolate y golosinas, como se ha podido comprobar en las
estadísticas de los consumidores.
De esta forma se pueden explicar también las depresiones otoño-invierno. Por
supuesto, suelen tener que ver con el final del año, con el tema de lo que supone
como despedida y separación, con la muerte en la naturaleza, pero el plano físico
siempre está en la otra cara de la moneda.
El camino metabólico que recorre el triptófano, pasando por la serotonina hasta
llegar a la melatonina, explica también la razón por la que al levantarnos de una
siesta que haya durado más de 30 minutos nos hayamos despertado en un cierto
«estado de embotamiento». Después de media hora de sueño el organismo comienza
ya a realizar la transformación de serotonina en melatonina. Al despertar notamos,
por tanto, una carencia de la primera. Esa es la causa por la que muchos
especialistas del sueño recomiendan limitar el tiempo de la siesta del mediodía.
La otra opción sería la de preocuparse por proporcionar siempre al organismo la
suficiente serotonina y tratar de disfrutar de siestas que fueran más prolongadas y de
efectos más saludables.134
El efecto de las golosinas, carbohidratos refinados pertenecientes al grupo de
los productos que solo engordan y causan enfermedades, es verdaderamente
desastroso. Lo recomendable es cualquier cosa que no sea lanzarse por los caminos
que se han descrito anteriormente; no obstante, la cantidad de adictos a los dulces se
cuenta por millones, lo que demuestra la importancia que supone para muchas
personas esta necesidad y prueba que el tema continúa vigente de una manera
incuestionable. Al fin y al cabo, el deseo de bienestar y felicidad parece ser lo más
poderoso y humano que existe, y la serotonina desempeña un papel muy importante
en todo ese tema.
SEROTONINA Y SALU
Debido al significado que tiene para el bienestar y la felicidad, y el gran afán que
existe para alcanzarlos, quiero dedicar algo más de espacio a la serotonina y a las
investigaciones científicas que la rodean, que son cada vez más amplias.
Una de las misiones centrales de este neurotransmisor es, aparentemente,
ocuparse de que exista un buen estado de ánimo, lo que se consigue a base de activar
los centros correspondientes en el cerebro.El resultado es una relajante sensación de
felicidad. Con el estrés y las preocupaciones decae rápidamente el ánimo y, con él,
el nivel de serotonina. Quien se enfada mucho consume mucha serotonina y padece
siempre de mal humor. Cuanto más estrés se tenga en la vida personal, más
serotonina se consumirá y menos cantidad quedará disponible para mejorar el estado
anímico. En el caso de situaciones extremas, como son las depresiones y trastornos
obsesivo-compulsivos, el nivel de la serotonina cae hasta un 50 % de su valor
normal. En consecuencia, para aplicar un buen tratamiento para ambos trastornos se
recurre a medicamentos que elevan la serotonina, como son por ejemplo los
inhibidores de la recaptación de la serotonina. Gracias a ellos, la antigua y ya
consumida serotonina permanece activa en el cuerpo durante más tiempo.
Actualmente no existen medicamentos que inyecten serotonina adicional al cerebro, a
no ser que tengamos en cuenta el truco de la verdura y fruta cruda en forma de
concentrado «Take me» (véase página 387).
Naturalmente, lo mejor sería no tener que reducir los niveles de serotonina. Es
un principio funcional del cuerpo la eliminación de las sustancias activas complejas
después de su uso y la generación de otras nuevas. Al parecer, es una forma de evitar
funciones erróneas. Los fármacos inhibidores de la recaptación de la serotonina
obligan a las moléculas de esa hormona a que realicen nuevos trabajos y eso, a la
larga, provoca como efecto secundario una modificación en los hemogramas.
La mejor solución sería la eliminación de la serotonina que no se puede utilizar.
El aminoácido esencial triptófano, a partir del que se produce, está contenido en
muchos alimentos. Su camino hacia el cerebro es realmente complicado debido a la
denominada barrera sangre-cerebro, que tiene la misión de proteger al cerebro de
sustancias nocivas que consiguen llegar al torrente sanguíneo.El resto de los
aminoácidos son preferibles al triptófano, por lo que son desviados o retirados de la
circulación.
La ciencia sabe desde hace años que un alimento rico en triptófano combinado
con azúcares estimula la insulina y además eleva el nivel de serotonina del cerebro.
La insulina tiene por lo tanto un papel importante, pues abre las células para todos
los aminoácidos, a excepción del triptófano, y así los retira de la competencia en la
barrera sangre-cerebro. De esa forma, el triptófano es capaz de penetrar en el
cerebro. Un efecto semejante tiene el ejercicio, que abre las células musculares a
todos los aminoácidos a excepción del triptófano. Este, debido a su estructura
espacial y a la unión con la albúmina en la sangre, no puede ser asimilado en las
centrales celulares de las mitocondrias musculares.
Junto a su papel como estimulante del ánimo y al mismo tiempo barómetro del
mismo, la serotonina tiene otros efectos sobre la psique, y no solo como prevención
de las depresiones, sino también de otros trastornos mentales. En el caso de
pacientes con trastornos obsesivo-compulsivos, como la manía obsesiva por la
higiene o el exceso de control, los científicos, como ya se ha mencionado, han
conseguido contrastar en ellos hasta un 50 % menos de nivel de serotonina en sangre.
Otras investigaciones dieron como resultado que la pérdida de inhibición y la
propensión a actos claramente irracionales también van asociados a una clara
carencia de serotonina. En personas muy celosas o con temor a perder algo (o a
alguien) se pueden observar unos reducidos niveles de serotonina. Ciertas
investigaciones dieron como resultado, según Marco Rauland,135 que los celos se
podían rebajar considerablemente con la administración de medicamentos que
elevaran el nivel de serotonina, como por ejemplo los inhibidores de la recaptación
de la serotonina.
ENAMORAMIENTO Y AMOR DESDE LA PERSPECTIVA DE LA SEROTONINA
Resulta muy interesante constatar que los enamorados también tienen una notable
carencia de serotonina. Y es que, de hecho, el enamoramiento, con su sensación de
mariposas en el estómago (falta de serotonina en el tracto digestivo) y su deprimido
nivel de conciencia puede provocar en ciertas personas una especie de agradable
trastorno obsesivo-compulsivo. La percepción está totalmente acaparada por la otra
persona, e incluso puede estar restringida; el lado oscuro de la persona amada se
esconde y solo se fija la atención, en el caso más extremo, en el aspecto más radiante
de la pareja mientras se ignoran el resto de las circunstancias de su vida. Al cabo,
como mucho, de un año, se calma el enamoramiento (también desde el punto de vista
bioquímico) y poco a poco la vida se normaliza en paralelo al nivel de serotonina.
La determinación de la serotonina ofrece por tanto la posibilidad de distinguir
entre el enamoramiento y el amor. El estado de enamoramiento corresponde,
bioquímicamente hablando, con una situación de estrés: la serotonina se reduce al
mismo tiempo que aumenta el nivel de hormonas del estrés, como el cortisol y la
adrenalina. En el lado contrario, un nivel de serotonina muy alto lleva consigo unos
sentimientos profundos y más tranquilos del amor.
Con la embriaguez del amor, el organismo, sin necesidad de drogas, puede
movilizar grandes cantidades de serotonina. Solo podemos disponer de los depósitos
llenos de este maravilloso combustible que frecuentemente ofrece la sensación del
éxtasis. La serotonina se ensancha y abre, nos sumerge en una profunda tranquilidad,
mientras que una carencia de ella nos oprime y agobia. Lo último es como una
sensación de locura.
En el fenómeno del enamoramiento, que va unido al descenso del nivel de
serotonina, existe probablemente una interacción conotro neurotransmisor: la
feniletilamina, la «hormona del entusiasmo». Cuando retrocede la serotonina,
hormona cuyo exceso provoca un éxtasis tranquilo, la feniletilamina asume el rol
decisivo desde el punto de vista psíquico y proporciona la sensación de «estar-
fuera-de-sí» a causa del entusiasmo y el éxtasis, como conocen bien los enamorados
recientes.
DURACIÓN DEL EFECTO Y RITMO DIARIO
La serotonina tiene una vida media de 21 horas, al cabo de las cuales desaparece de
la sangre la mitad de la hormona. Si durante ese tiempo se le exige bruscamente el
cumplimiento de sus muchas tareas, como puede ser la eliminación del estrés, en las
primeras horas de la mañana se produce un descenso de la hormona; es ese «bache
matutino» que sufren las personas con tendencia a la depresión. Un bajón de estos
también lo tiene cualquiera al que le cueste salir de las sábanas y que se sienta por
las mañanas con pocas ganas de afrontar el nuevo día. Ambas cosas, tal y como se ha
comprobado, pueden evitarse.
Por las noches, cuando oscurece, estamos cansados y es entonces cuando el
organismo comienza a transformar la serotonina de que dispone en melatonina, la
hormona del sueño. Nuestro cerebro tiene una especie de interruptor de la luz en
forma de epífisis o glándula pineal que controla el ritmo día-noche. En los días más
claros, la epífisis enciende el interruptor de la serotonina y apaga el de la
melatonina, mientras que en momentos de oscuridad hace exactamente lo contrario.
En las horas tempranas de la mañana, el nivel de serotonina está en su punto más
bajo, pues ya se ha consumido una parte de ella; además, durante la noche también se
ha transformado en melatonina y ha sido consumida como tal. Hace falta que
transcurra tiempo hasta que de nuevo, gracias a la influencia de la luz (solar), se
vuelva a producir serotonina, siemprey cuando dispongamos de las materias primas
adecuadas. Ese bache matutino se puede compensar un poco con una bebida tomada
poco antes de acostarse.
Ahora tenemos mucho más claros los resultados obtenidos recientemente por un
grupo de investigadores holandeses, que han constatado que una bebida para dormir
rica en el aminoácido esencial triptófano, como por ejemplo la leche con miel,
supone un conocido, aunque limitado, remedio y favorece el sueño. Este resultado es
lógico desde el punto de vista bioquímico, pues un aumento de la serotonina
favorece la producción de mayor cantidad de melatonina, lo que nos permite dormir
mejor; a la mañana siguiente queda todavía serotonina disponible y eso eleva el
ánimo. De todas formas, por las mañanas la melatonina vuelve a convertirse en
serotonina, ya que tras su empleo nocturno se ha desintegrado y vuelve a emerger su
componente principal, la serotonina. Las bebidas de antes de acostarnos que
acostumbraban a darnos nuestras abuelas aparecen repentinamente bajo otro aspecto
a la luz de los estudios científicos modernos que indican que la leche es
problemática para los adultos. Los investigadores holandeses han demostrado que
las bebidas ricas en triptófano no solo favorecen un mejor despertar y mejoran el
ánimo, sino que, además, las personas que las toman obtienen mejores resultados en
los tests de reacción realizados a primeras horas de la mañana. Dos investigaciones
determinaron que también un desayuno rico en triptófano puede incrementar
considerablemente nuestro ánimo. Desde el punto de vista científico, un buen
desayuno reduce el tiempo de reacción y, en consecuencia, mejora la capacidad de
percepción mental. Cuanto más elevada sea la cantidad de triptófano, mucho más
marcado será este efecto. Por tanto, desde mi punto de vista, existe una alternativa
vegana a estas bebidas de antes de acostarse, que se suelen preparar con leche; se
trata de la bebida de vegetales crudos de la mezcla «Take me» (en el Anexo se
puede obtener más información sobre el tema).
De todas formas, según mi experiencia, también podemos conseguir estos efectos
beneficiosos a base de practicar un ayuno. La solución es muy sencilla. Yo, nada más
levantarme, ingiero una cucharada colmada de «Take me», es decir, un alimento
crudo rico en triptófano. Esto me aporta todas las ventajas del incremento matutino
de la serotonina, y con ella, del ánimo, sin tener que recargar mi tracto digestivo. Así
dispongo de la ventaja de una larga fase para la producción de la hormona del
crecimiento, como ya se ha descrito, al igual que la cantidad de serotonina suficiente
para todo el día. Para mí esto es muy sencillo, pues un elevado nivel de serotonina
también reduce el hambre y hasta la hora de la comida ya tengo suficiente con un
poco de fruta.
OTRAS MISIONES DE LA SEROTONINA
La serotonina tiene una gran cantidad de tareas de control en el cerebro. Junto con
otras hormonas neuronales, es una sustancia imprescindible para las funciones
básicas cerebrales, como puede ser pensar, sentir y actuar (también a lo largo de la
noche). Aparentemente también coordina el trabajo conjunto del resto de las
hormonas.
Otra tarea de la serotonina, menos conocida, es la de poner en marcha el sistema
digestivo. Aproximadamente, son 10 mg de serotonina los que deben estar circulando
constantemente por todo el organismo, pero solo un 1 % en el cerebro. Esta pequeña
parte es la responsable del estado de ánimo, el resto se ocupa sobre todo del
intestino. En el tracto digestivo, la serotonina regula la peristalsis, es decir, controla
las suaves ondas que recorren el tubo digestivo que sirven para que la papilla
alimenticia o quimo avance lentamente por el tránsito intestinal, que tiene varios
metros de largo. Un fuerte estrés puede acelerar considerablemente este tránsito y
activar toda la digestión con el objetivo de realizar lo antes posible el proceso
digestivo. De esta forma, quien sea capaz de eliminar rápidamente este lastre tendrá
menos problemas frente a cualquier conflicto, en caso de que sea necesaria la huida
o la pelea. Esto explica, por ejemplo, las diarreas previas a los exámenes. En estas
situaciones es mucha la cantidad de serotonina, puede que toda la disponible, que se
necesita en el tracto digestivo y, por tanto, el cerebro carecerá de ella. Esto reduce
el ánimo y el humor al tiempo que enloquece el peristaltismo. Decimos que el estrés
nos ataca el estómago, «nos vamos por las patas abajo» o que nos duele la tripa. En
realidad, cuando pasa esto, en el intestino se produce un elevado nivel de serotonina,
es un abundante obsequio del cerebro para atender a las exigencias más intensas.
Por otro lado, una situación vital tranquila y relajada, libre de miedos y
tensiones disminuye la necesidad de serotonina en el tracto digestivo; así podemos
disponer de ella para el cerebro y eso lleva consigo un incremento considerable del
ánimo y el bienestar. En todo caso, la zona del tracto digestivo tiene mucho que ver
con el ánimo vital: el efecto de la serotonina se puede registrar con toda seguridad,
aun cuando todavía no entendamos a la perfección el funcionamiento del sistema
nervioso entérico, el encargado de controlar directamente el aparato digestivo.
Pensemos que solo llega al cerebro el 1 % de la serotonina que circula por el
organismo y que el 99 % restante se mantiene en el resto del organismo, en especial
en el intestino: a partir de ahí podremos apreciar que nuestra condición anímica
depende en gran parte del estado del tracto intestinal.
También se ha podido comprobar científicamente el efecto inhibidor del hambre
que produce la serotonina. Muchos lo conocen por propia experiencia. Cuando
estamos satisfechos y tranquilos nuestros niveles de serotonina son altos y casi no
sentimos hambre. Es muy conocido ese dicho que afirma que los enamorados viven
del aire y del amor: es posible que sea del aire, el amor y la luz. La experiencia de
pacientes depresivos que han perdido apetito y peso tras la administración de
inhibidores de la recaptación de la serotonina es algo que lo confirma.
En el polo opuesto, podemos observar la frecuencia con que acudimos a la
nevera cuando estamos de mal humor y no nos encontramos bien. Un bajo nivel de
serotonina provoca hambre, pues el organismo espera poder recibir más cantidad del
aminoácido triptófano. Esta especie de comida de la frustración se puede utilizar
para elevar de forma consciente el ánimo a base de ingerir alimentos ricos en
triptófano para que el cuerpo produzca la cantidad suficiente de serotonina.
SEROTONINA Y LUZ
La luz también incrementa la producción de serotonina, aunque aún no sabemos
exactamente cómo sucede. ¿Es el estado de ánimo el que mejora con la luz y
favorece la formación de la serotonina en el cerebro, o bien es la luz la que influye
directamente sobre la producción de serotonina? La intensidad lumínica a partir de
los 2.500 lux estimula de forma muy palpable la producción de serotonina (1 lux
equivale a la llama de una vela). En un día de verano tenemos aproximadamente
10.000 lux, en un día normal en la oficina hay 1.000 lux. El resultado de esta
situación se traduce en el winter-blues («tristeza invernal») que afecta en invierno
del 10 al 25 % de la población de los países nórdicos, escasos de luz solar. Lo
típico es, como ya hemos comentado, que, en las épocas oscuras, en esas latitudes se
produzcan ataques de hambre compulsivos hacia los dulces y golosinas que
contribuyen a elevar el ánimo, lo cual también se puede conseguir a través del
abastecimiento de triptófano, disponible, por ejemplo, en el chocolate. Ese es
precisamente el motivo por el que en esos territorios esté tan extendida la costumbre
de regalar figuras de Papá Noel de chocolate en Navidad: su función es muy
comprensible.
Este contexto explica también las depresiones invernales en los países nórdicos,
pobres en luz, así como los elevados índices de suicidio que se producen. Los
endocrinólogos llaman también, con mucha razón, a la serotonina la hormona del
suicidio. Ninguna persona con buen ánimo vital, y por tanto con un elevado nivel de
serotonina, piensa libremente en despedirse voluntariamente de este mundo.
GINECOLOGÍA Y SEROTONINA
El incremento de estrógeno lleva en paralelo más producción de serotonina, la
hormona del bienestar, y de dopamina, otra hormona de la felicidad. De ahí se puede
deducir que el estrógeno es una sustancia maravillosa. Teniendo esto en cuenta,
queda claro el motivo por el cual muchas mujeres, al tomar sus primeras pastillas de
control de la natalidad, que son una verdadera bomba de estrógenos, experimentan un
estado de ánimo tan elevado. Con un nivel reducido de estrógenos también
disminuyen la serotonina y la dopamina, lo que justifica que a partir de la
menopausia aumenten sensiblemente las depresiones.
Las tres cuartas partes de las personas que sufren depresión experimentan una
notable mejoría simplemente elevando sus niveles de serotonina. Igualmente, parece
tener un notable papel el hecho de que el cerebro femenino produce la mitad de
serotonina que el masculino, lo que también explica que la depresión afecta más a
las mujeres que a los hombres. También surgen otros aspectos psicológicos, como
podría ser la «desmoralización» matutina al colocarse delante del espejo.
La asociación con el estrógeno ilustra también que el ciclo femenino está
definido por el nivel de serotonina. El bienestar crece continuamente en la
ovulación, primera fase del período rica en estrógeno, y a continuación se reduce
con el retroceso de los niveles de estrógeno y serotonina. El punto más bajo de estas
dos hormonas se alcanza justo antes de la menstruación, que es exactamente el
momento en el que las mujeres se sienten más abatidas. Son los días en los que
aparece el denominado síndrome premenstrual (SPM), que padecen casi un 30 % de
las mujeres, de las que un 5 % ven reducida considerablemente su calidad de vida.
Esto también se puede mejorar a base de conseguir la suficiente serotonina.
Las molestias de este síndrome van desde oscilaciones de ánimo hasta llegar al
auténtico mal humor, desde abatimiento y falta de ganas y estímulos hasta verdaderos
episodios depresivos. La mayoría de las mujeres conoce también variantes inocuas,
como puede ser deficiencia de concentración, hambre compulsiva e irritabilidad. En
el plano corporal existen cien síntomas relacionados con el síndrome premenstrual.
Van desde sofocos, accesos de rubor y dolores abdominales, pasando por malestares
y dolores de cabeza, hasta llegar a las retenciones de líquido y la sensación de
pesadez.
El 85 % de los episodios violentos cometidos por mujeres (de un total
muchísimo menor que los cometidos por los hombres) se realizan durante la fase
premenstrual. En Estados Unidos, el país de las posibilidades ilimitadas, alegar el
síndrome premenstrual puede hacer que incluso se consiga una rebaja de las
sanciones.
También la depresión posparto se puede explicar por el descenso del estrógeno
y el consiguiente retroceso de serotonina. Después del parto, la mujer sufre una
súbita y generalizada caída del nivel de estrógeno, con las correspondientes
consecuencias para el ánimo vital. Es algo que ya comentó el filósofo alemán
Immanuel Kant en su libro Fundamentación de la metafísica de las costumbres al
tratar el tema de la persecución legal de las madres que, justo después del parto,
matan a sus hijos. La inestabilidad a la que están sometidas las mujeres se explica en
un 50 % por una baja producción de serotonina en su cerebro, por un lado, y a las
fluctuaciones del nivel de estrógeno por otro.
Es posible que un aumento del nivel de serotonina también active el estrógeno.
Esto explicaría que algunas consumidoras de fruta y verdura cruda experimenten una
elevación de la serotonina e, incluso a edades avanzadas, conserven el período y
sientan un notable fortalecimiento de la libido.
SEROTONINA PROCEDENTE DE FUENTES NATURALES
Por suerte, existen mejores alternativas a los medicamentos, las drogas y los dulces
para conseguir que llegue al cerebro la cantidad suficiente de esa maravillosa
sustancia, la serotonina. Además será mucho más saludable. De nuevo vale la pena
mirar hacia atrás y observar a nuestros ancestros para aprender algo sobre nuestro
organismo hace miles de años. Como herederos, nuestros cuerpos, desarrollados a lo
largo de los siglos, han sido expuestos a condiciones diferentes que no siempre les
(y nos) supusieron ventajas. Como sabemos, nuestros antepasados carecían en sus
inicios del poder del fuego, por lo que no tenían más remedio que comer alimento
crudo. (Una alta proporción de fruta y verduras crudas es parte esencial de una
alimentación saludable.) En aquellos tiempos el hambre debía de ser una sensación
constante y cada día, tras despertarse hambrientos, debían enfrentarse a pocas
alternativas. Nuestros antepasados primigenios salían de sus cuevas por las mañanas
para dedicarse sobre todo a recoger plantas que les permitieran luchar contra el
hambre. Para ello debían moverse lentamente, pues les faltaba energía para hacerlo
más deprisa, aunque debían apresurarse para encontrar algo comestible. Si lo
contemplamos desde el punto de vista de la moderna medicina deportiva, mantenían
el equilibrio de la oxigenación a base de moverse por debajo de la zona de
combustión de grasas y haciendo pequeñas pausas para recoger las plantas. Hoy en
día ya sabemos lo saludable que resulta este tipo de ejercicio (véase página 32).
En su trote por la sabana y la tundra, acababan por encontrar algo comestible y
lo masticaban de forma muy escrupulosa. Esta cuidadosa masticación, posible
gracias a una dentadura poderosa, les resultaba muy necesaria para extraer del
alimento todas sus calorías. (Sería muy interesante que nosotros lo hiciéramos así
hoy en día, pero nos falta el tiempo y el sosiego necesarios para actuar de esa
forma.) Así, además de otros aminoácidos, llegaba a la sangre y al estómago el
triptófano. Con el ejercicio también asimilaban otros aminoácidos en su musculatura
esquelética, allí se metabolizaban y en la sangre solo se mantenía el triptófano
asociado a la albúmina. Este pequeño truco es muy importante para la evolución, ya
que elimina las competencias de la barrera sangre-cerebro para que todo esto pueda
suceder. Tan pronto como otros aminoácidos entran en competencia con el triptófano
para su asimilación, se retiran los primeros así como los de cadena corta.
Nuestros antepasados prehistóricos contaban, pues, con un buen nivel de
serotonina, además de un ánimo totalmente despejado, algo vital para enfrentarse a
las posibles amenazas. Salvando las distancias, su entorno era tan amenazador para
ellos como el de hoy en día para nosotros, solo que de una forma distinta.
Podemos experimentar algo semejante en una excursión por la montaña, por
ejemplo, cuando nos acercamos algo más a los viejos patrones ancestrales. Nos
levantamos muy temprano y salimos del refugio, normalmente en ayunas porque a las
cinco de la mañana no se tiene nada de hambre. Si después, a lo largo de la mañana,
elevamos lentamente el equilibrio de oxigenación a base de tomar algo de fruta o
verdura, siempre muy bien masticadas porque no hay otra cosa que hacer, nos
aparecerá una exaltada sensación que no tiene absolutamente nada que ver con la
experiencia de llegar a la cima. Mientras se va tranquilamente masticando el
alimento vegetal y los molares se dedican, como su nombre indica, a moler la
comida, el ejercicio constante provoca que células musculares segreguen otros
aminoácidos en cantidad suficiente para que puedan traspasar la barrera sangre-
cerebro y entrar en el líquido cefalorraquídeo, donde se transforman en serotonina.
Esta experiencia es algo que yo mismo he podido comprobar en muchas
excursiones de montaña, pero no se ha repetido en sitios planos ni en otras
circunstancias. Sin duda, se debe al triptófano y la serotonina. Probé también,
durante meses, a base de medicamentos, pero nunca pude repetir lo que se
experimenta cuando se camina por la montaña como he descrito. Mi experiencia me
dicta que una solución a este enigma puede estar en el preparado «Take me», al que
me referiré con más amplitud en el Anexo.

Resumen:
Para conseguir un buen estado de salud y felicidad es necesario disponer en el
cerebro de la suficiente cantidad de serotonina, la denominada hormona del
bienestar. Las drogas químicas no son una solución válida, como tampoco lo son los
dulces. Un remedio más seguro es el preparado de vegetales crudos «Take me», que
eleva de una forma natural el nivel de serotonina; la luz también puede colaborar en
este incremento de nivel.
Algo más sobre lo que es mejor para el ánimo y la salud

Hemos aprendido a evitar muchas cosas que nos perjudican omitiendo tan solo los
productos animales. Y todavía no hemos hablado del tabaco y de las grasas
saturadas que atacan de forma salvaje nuestro sistema vascular. A través de una
alimentación plenamente vegetal actuamos contra esas grasas (como las que se hallan
en las margarinas) a las que, sin ninguna exageración, también se denominan grasas
del suicidio, pues endurecen nuestros vasos y hacen que mostremos un aspecto
envejecido precoz. El tabaco es un tema aparte:136 aunque fuese totalmente a base de
hierbas, habría que abandonarlo en beneficio de la salud.
En lugar de todo eso, hay pasos positivos hacia los que podemos dirigir nuestra
atención y nos permitirán mantenernos en el plano de los alimentos que
verdaderamente nos aportan vida. Según mi opinión, es necesario utilizar
exclusivamente plantas completas, pues podemos partir de la base de que las
mezclas de la naturaleza son también completas. El total siempre es mayor que la
suma de sus partes. Thom Bezenek es un empresario espiritualmente motivado que se
ha dedicado a investigar este tipo de posibilidades y no se encuentra sometido a
estrictos reglamentos ni a las leyes del mercado. Es el único que hace años consiguió
introducir en la burocracia de la Unión Europea el buah merah, el «aceite milagroso»
rojo de Papúa-Nueva Guinea y, además, se refirió al tema de la serotonina en mis
propios términos. Está tan cercano a mí, incluso en otros aspectos, que hemos
recorrido juntos el mismo camino y el resultado, después de gran cantidad de
preparativos y muchos experimentos individuales, ha sido el «Take me Plus», que no
debe confundirse con el elevador de serotonina «Take me».137
El enorme colorido vegetal que tenemos a nuestro alcance es beneficioso para
nuestro bienestar, salud y ánimo, y solo puede ayudarnos a conseguir un estado de
salud que, más que bueno, se puede calificar de maravilloso, pues contiene
principios activos importantes para neurotransmisores y hormonas, como pueden ser
la dopamina, la otra hormona de la felicidad; GABA, ácido gamma-aminobutírico,
así como vitaminas y ácidos grasos omega-3, entre otros. El objetivo era no utilizar
componentes producidos industrialmente, sino hacer uso exclusivo de plantas de
cultivo biológico y, por lo tanto, encontrar la forma más valiosa de llegar a lo
esencial y conseguir una sencilla elaboración para fabricar un polvo vegetal que se
pudiera disolver en zumos. De esa forma nos asegurábamos una saludable aportación
básica para ingerir al mediodía o por la tarde, como contrapunto a la toma de
verdura cruda de la mañana. Respecto a la dosis, dos cucharadas soperas de «Take
me Plus» aseguran que cuando estamos de viaje alejados de nuestro propio jardín,
nos abastecerán con lo necesario para disponer de un buen estado de ánimo gracias a
su base de algas, maca (Lepidium peruvianum), etcétera, empleándolo
conjuntamente con puré de manzana, zumos o batidos de frutas.
En resumen, se trata de una mezcla de vegetales, algunos cercanos a nosotros,
como el germen de semilla de lino y de trigo, el zumo de cebada, el plátano, las
setas…, y otros algo más alejados, como la maca y algunas algas. Se ha comprobado
que la mezcla abastece al organismo con una base de importantes sustancias que
favorecen un estado de ánimo óptimo. El total resulta más laborioso de obtener y es
menos económico que la serotonina, pues las vitaminas D y B12 son mucho más
complicadas de conseguir y las plantas que las proporcionan son menos frecuentes.
Los importantes neurotransmisores, vitaminas, grasas y minerales, que
biológicamente están disponibles sin tratar, es algo en lo que habría que pensar
bastante más.
DOPAMINA
Necesitamos tanto la serotonina como la dopamina, la otra hormona de la felicidad,
en cantidades suficientes. La dopamina desencadena también en el cerebro una
elevada sensación de ánimo, no menos llamativa, que está relacionada con la
recompensa. Una investigación canadiense descubrió que la audición de buena
música se asocia con una secreción de dopamina. Por lo tanto, quien quiera disponer
en su organismo de la suficiente dopamina, no deberá tener nada en contra de la
buena música.
Los precursores bioquímicos son los mismos de la adrenalina, otro
neurotransmisor, de hecho son los aminoácidos tirosina y fenilalanina. Dado que el
organismo es capaz de generar tirosina a partir de la fenilalanina, esta última es la
más esencial para nosotros.

Fenilalanina por cada 100 g138


Consumo diario recomendado: 14 mg/kg de peso corporal
GABA
El ácido gamma-aminobutírico es un neurotransmisor estimulante y excitante en el
sistema nervioso central. Tiene el efecto de desencadenar el miedo y, no obstante,
también tiene una acción tranquilizante y calmante del sistema nervioso. En la
alimentación solo se puede encontrar trazas de este ácido. Se forma en el cerebro y
es absorbido en pequeñas cantidades a través de la barrera sangre-cerebro. Por ese
motivo es muy recomendable elegir precursores como puede ser la glutamina.

Glutamina por cada 100 g139


Consumo diario recomendado: 0,5 a 2 g
VITAMINA D
Ya hemos hablado detalladamente de ella (páginas 15 y 36). Muchos estudios (el
más actual data de 2010) dieron como resultado una clara correlación entre la
carencia de la vitamina D y el decaimiento de ánimo, que puede llegar a la
depresión. Ya en 1988 una investigación comprobó que un aumento de la vitamina D
durante el invierno incrementaba considerablemente el estado de ánimo de los
sujetos del estudio. Una disminución de vitamina D en sangre lleva consigo un
retroceso de la serotonina. En los países con una relativamente baja cantidad de
horas de sol, hay que contar con una carencia de esa vitamina, por lo que lo más
recomendable es ingerirla durante los meses de invierno o en épocas escasas de luz
y, según los hábitos de vida de los individuos, también se debe aconsejar su
administración a lo largo de todo del año para fomentar una mejora del ánimo vital.

Vitamina D por cada 100 g140


Consumo diario recomendado: 5 µg (microgramos)
VITAMINA C
La vitamina C ha sido ampliamente reconocida en muchos de sus aspectos por la
propia medicina convencional y, además, se ha utilizado para la profilaxis del
escorbuto. Un dictamen de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA,
por sus siglas en inglés) confirmó sus efectos sobre el buen mantenimiento de las
funciones mentales. También se ha demostrado la correlación entre su ingesta y la
reducción del cansancio y el agotamiento. En un estudio del año 2010 se comprobó
que la toma de vitamina C mejoraba considerablemente el ánimo de los individuos al
cabo tan solo de 10 días del comienzo de su administración; todos los participantes
en la prueba habían arrojado al principio de la misma unos niveles muy bajos de esa
vitamina.

Vitamina C por cada 100 g141


Consumo diario recomendado: 100 mg
VITAMINA B1 (TIAMINA)
La vitamina B1 es la clásica vitamina de los nervios, muy importante para la
permeabilidad de la membrana de las células nerviosas a los iones de sodio. Ha
quedado totalmente contrastado su papel como estimulante nervioso. La B1 es una de
las vitaminas menos estables y más sensible al calor.

Vitamina B1 por cada 100 g142


Consumo diario recomendado: 1 mg (mujeres); 1,2 mg (hombres)
ÁCIDO FÓLICO
El ácido fólico influye de una manera muy intensa en el metabolismo de los
neurotransmisores. Un estudio de la ya citada EFSA confirmó su necesidad para el
mantenimiento de nuestras funciones mentales normales. Muchos mensajeros del
cerebro precisan de cantidad suficiente de ácido fólico. Es llamativo el bajo
aprovisionamiento de él que padece la población. En las embarazadas se recomienda
una toma general para prevenir malformaciones en el niño, sobre todo en la zona de
la médula espinal.

Ácido fólico por cada 100 g143


Consumo diario recomendado: 400 µg
VITAMINA B6 (PIRIDOXINA)
La vitamina B6 es importante para el metabolismo de aminoácidos en relación con
nuestro estado de ánimo, para el que es sumamente significativa la formación de la
denominada amina biógena. También se cuenta entre neurotransmisores como la
dopamina y la serotonina. La EFSA confirmó la relación existente entre la vitamina
B6 y el mantenimiento de las funciones psíquicas normales. La solubilidad en agua
de esta vitamina obliga a tener en cuenta unos elevados índices de pérdidas en su
preparación, que pueden estar entre el 30 y 45 %.

VITAMINA B6 POR CADA 100 g144


Consumo diario recomendado: 1,2 mg (mujeres); 1,5 mg (hombres)
VITAMINA B12 (COBALAMINA)
La vitamina B12 protege la mielina, la sustancia aislante de nuestras células
nerviosas y es la vitamina que falta en el caso de padecer esclerosis múltiple. La
EFSA confirma que es necesaria para mantener las funciones normales tanto
mentales como neurológicas.
La vitamina B12 se produce sobre todo a través de los microorganismos que
aparecen en el tracto digestivo, o bien en la superficie de los alimentos no lavados,
por lo que es de suponer que nuestros ancestros, que no conocían las medidas de
higiene actuales, debían tener menos problemas de abastecimiento de esta vitamina.
Un adulto puede aguantar durante varios años con un almacén lleno de vitamina
B12, pero si se mantiene de forma prolongada el abastecimiento por debajo de los
límites normales, es imprescindible normalizarlo o existirá el peligro de
enfermedades como la anemia perniciosa, una modificación severa del hemograma o
incluso la psicosis.
Según la medicina convencional, no se puede encontrar vitamina B12 en los
alimentos vegetales, pero lo cierto es que sí es posible hacerlo en valores
relevantes, como los que se registran en el jugo de hierba de avena, así como en las
algas que, por supuesto, se incluyen en el ámbito de las plantas. Otra fuente de
vitamina B12 es el tempeh, un producto extraído de la fermentación de las judías de
soja.

Vitamina B12 por cada 100g145


Consumo diario recomendado: 3 µg
MAGNESIO
Para el doctor Jerry Aikawa, de la Universidad de Colorado, el magnesio es el
«mineral primigenio», pues en los organismos vegetales tiene un papel decisivo en la
síntesis de la clorofila. Sin clorofila no habría ninguna transferencia de energía solar
hacia los portadores de energía como los hidratos de carbono y las grasas, lo que
haría imposible la existencia de un sistema de vida superior. El magnesio tiene una
importancia decisiva en nuestro cuerpo y participa en la transferencia de energía.
En lo que se refiere al tema que nos ocupa, el magnesio, como mineral, se sitúa
en una posición privilegiada para el fortalecimiento de los nervios. La hormona del
bienestar, la serotonina, a la que ya nos hemos referido detalladamente, necesita del
correspondiente nivel de magnesio tanto para su formación como para el despliegue
de sus efectos. Lo mismo se puede decir para la formación y el almacenamiento del
portador de energía ATP (adenosintrifosfato). Sin magnesio no habría ningún camino
hacia el ATP y sin ATP nada funcionaría en nuestro organismo. Notamos su carencia
en forma de cansancio, disminución de la capacidad de rendimiento e incluso
debilidad muscular.

Magnesio por cada 100 g146


Consumo diario recomendado: 300 mg (mujeres); 400 mg (hombres)
Copos de avena 140 mg Judías verdes 26 mg

La carencia de magnesio impide que se regeneren las cápsulas suprarrenales


responsables de la secreción de adrenalina y cortisol. El estrés prolongado conlleva
pérdida de magnesio, por lo que en los tiempos actuales se genera un amenazador
círculo vicioso de síntomas muy variados. Pueden ir desde la intranquilidad y el
nerviosismo, pasar por el insomnio, el cansancio y los trastornos de memoria, y
llegar hasta el miedo o la depresión. Un estudio de Cox y Shealy del año 1996
determinó que casi todos los 500 pacientes con depresión que fueron investigados
padecían carencia de magnesio y que su reacción era muy positiva en cuanto se les
administraba esa sustancia. También el caso del Síndrome de Atención Dispersa e
Hiperactividad (ADHD), el moderno diagnóstico que aparece sobre todo en chicos
jóvenes, se asocia a la carencia de magnesio. Un nivel de magnesio suficiente es de
suma importancia para una vida psíquica equilibrada.
Como ya en los primeros tiempos de la humanidad el magnesio se conseguía
abundantemente a través de la alimentación, por ejemplo con las verduras de hoja
verdes, los frutos secos y las semillas, todos muy ricos en magnesio, casi no existían
carencias y, en consecuencia, nuestro organismo no aprendió a almacenarlo. Debe
tomarse a diario.
POTASIO
El potasio, al igual que el magnesio, es un mineral de gran importancia para la
conducción de los estímulos nerviosos. En una dieta a base de vegetales está
abundantemente disponible y no hay que preocuparse de su carencia. Mantiene un
cierto antagonismo contra el sodio, por lo que un consumo elevado de sal común
puede repercutir en una relativa escasez de potasio.

Potasio por cada 100g147


Consumo diario recomendado: 2 g
ÁCIDO EICOSAPENTAENOICO (EPA)
Los ácidos grasos omega-3, tan importantes para los seres humanos, tienen además
un efecto considerable sobre nuestras sensaciones vitales. La ingesta de 1 g de EPA
al día mejora el ánimo notablemente. Por su parte, para evitar enfermedades
cardíacas, se recomienda una ingesta de 250 mg al día. La presencia de EPA en los
alimentos clásicos está muy limitada a los peces, crustáceos y algas.
Otra opción surge gracias a los procesos de transformación en el organismo. A
partir del ácido alfa-linolénico, que en sí mismo no tiene ningún efecto directo sobre
el ánimo, el organismo es capaz de generar EPA, aunque eso ocurra en cantidades
muy pequeñas y dependientes de la administración de ácidos grasos omega-6.
Cuantos más existan en la alimentación, menores serán los índices de transformación.
Las semillas de lino contienen 16,7 g de ácido alfa-linolénico por cada 100 g, y en
cambio el sésamo solo aporta 0,67 g. Esa es la razón por la que las semillas de lino
tienen una relación muy favorable de ácidos grasos omega-6 y omega-3, lo que las
hace muy recomendables.

EPA por cada 100 g148


Consumo diario recomendado: 1 g

Una magnífica fuente de esta sustancia son los batidos verdes que prepara
Victoria Boutenko.

Resumen:
Estamos obligados a conseguir todas las sustancias aquí mencionadas a partir de la
alimentación vegetal, por ejemplo con la ingesta de cerezas de acerolas y bayas del
Goji, a las que en la antigua China se denominaban (sus motivos tendrían) bayas de
la felicidad. Una buena forma de tomar esas frutas y verduras es a través de «Take
me Plus» ya que, según mi experiencia, en el mundo moderno y su variable estilo de
vida no siempre es posible tomar de forma perseverante estos alimentos. De hecho,
todo lo que nos sana y nos permite desarrollar nuestro potencial con plenitud,
también favorece nuestro ánimo. Si experimentamos un buen, o incluso elevado,
estado anímico, sobre esa base también podremos disfrutar de sentimientos de
felicidad cada vez más frecuentes y llegaremos hasta unas vivencias experimentales
y visiones cuyo último objetivo y gran esperanza es la liberación o la iluminación.
Triplicar la energía durmiendo

Actualmente tenemos suficientes indicaciones científicas sobre lo saludable que es la


siesta del mediodía, la cual, entre otros beneficios, también colabora en nuestra
capacidad de rendimiento. Se ha demostrado que la siesta hace descender la presión
arterial y el pulso, lo que supone una ventaja significativa en los casos de trastornos
cardiovasculares y circulatorios. Llevada a cabo con regularidad, nos permite
adelgazar e impide el envejecimiento precoz. Producimos más del 70 % de la
hormona del crecimiento durante el sueño, por lo que la expresión «sueño de
belleza» cuenta hoy en día con un respaldo científico.
Además, durante el sueño también se produce la hormona leptina, que inhibe el
apetito de forma que el hambre no consiga despertarnos. Ese es el motivo por el que
quien padece insomnio puede tener, a la larga, problemas de sobrepeso. En mi breve
guí a Vom Mittagsschlaf zum Powernapping («De la siesta del mediodía a la
cabezada») se pueden encontrar muchos de estos benefactores consejos.
Lo más decisivo para nuestro tema es que una siesta al mediodía, incluso de
menos de media hora lleva consigo un claro aumento de energía para afrontar la
tarde. Según mi experiencia, una relajación profunda en el sentido de una
meditación149 orientada provoca efectos más hondos y mejores, pues al cabo de
algunas semanas se puede llegar a la profundidad del trance, y no solo en el ámbito
de las ondas alfa, sino también en el de las theta. La correspondiente siesta, o mejor
una relajación profunda después del trabajo, puede provocarnos por la noche una
energía muy alta. Esta forma de triplicar la energía vital es una enorme ventaja
cuando se trata de manejar la vida de forma positiva y utilizar las oportunidades
disponibles, permanecer sano el mayor tiempo posible y mantenerse feliz.
En relación a los problemas de corazón es algo que ya ha que-dado totalmente
demostrado (véase página 36) y científicamente contrastado. En otros ámbitos
también se han observado estos efectos en diferentes estudios. El problema radica,
naturalmente, en que estos resultados no aportan ninguna ganancia, y ya se sabe lo
complicada que es la vida para unas investigaciones que no dependen de los
intereses industriales. Sin embargo, no debemos esperar; hay que comenzar de
inmediato a realizar esas mágicas pausas de mediodía y disfrutar de su maravilloso
obsequio en forma de energía y salud.

Resumen:
Obtenga energía con regularidad gracias a unas cortas siestas, aunque lo mejor sería
una relajación profunda como «desconexión reparadora al mediodía y por las
noches».150
Pasos hacia un nuevo mundo vegano

Quien haya modificado su alimentación y la haya hecho vegana, no tiene por qué
renunciar a nada y, además, podrá vivir sin cargos de conciencia. Con las magníficas
recetas de Dorothea Neumayr, los escépticos despejarán sus dudas y sentirán que la
transición es más fácil de lo que podían imaginar. Aquellos que, sin embargo,
todavía sienten temor sobre lo que significa un cambio de dieta, podrán relajarse y
disfrutar desde el principio de una sencilla solución en forma de alimentos vegetales
integrales. El doctor Ernst Walter Henrich, médico que practica desde hace muchos
años la alimentación vegana, dice: «La alimentación vegana no contiene ningún tipo
de componentes animales y, llevada a cabo de forma adecuada y variada, supone la
alimentación más saludable, y la mejor para la protección del medio ambiente, el
clima, los animales y las personas».151 En una declaración conjunta de nutricionistas
científicos norteamericanos (ADA) y canadienses (DC) se dijo: «La vegetación
vegana y otras de tipo vegetariano planteadas de forma correcta, son apropiadas para
todas las fases del ciclo vital, incluyendo el embarazo, la lactancia, la primera y
segunda infancia y la adolescencia. Las formas de alimentación vegetarianas ofrecen
gran cantidad de ventajas». La postura del Comité de Médicos por una Medicina
Responsible (PCRM, por Physicians Committee for Responsible Medicine) es la que
sigue: «La alimentación vegana, que no contiene ningún producto animal, es incluso
más saludable que la alimentación vegetariana. La alimentación vegana no contiene
colesterol, e incluso menos grasas y ácidos grasos saturados que la vegetariana,
puesto que no incluye productos lácteos ni huevos. Los estudios científicos han
demostrado que aumenta las ventajas que suponen para la salud el hecho de
disminuir la cantidad de fuentes animales en la alimentación, lo que hace que, en
general, la vegana sea mucho más sana».152
MULTITUD DE NUEVAS POSIBILIDADES
Las ayudas y facilidades antes descritas, como por ejemplo la cantidad adecuada de
hormonas del crecimiento y el bienestar, así como la dosis suficiente de vitamina D
permiten disfrutar del cambio.
La fruta, la verdura y los cereales integrales tienen, asimismo, la ventaja de
normalizar el problema de la cantidad en la comida, una cuestión a la que muchos se
enfrentan sin éxito a la hora de realizar las dietas. En comparación, se puede comer
más de todo, sobre todo en lo que se refiere al volumen. Incluso no es raro que se
aporten más calorías a la dieta, pues se ha comprobado que esta alimentación
aumenta la combustión de los nutrientes en el metabolismo y de esa forma se eleva la
producción de calor. Por otro lado, se ha contrastado que aumenta la necesidad de
ejercicio, con la correspondiente reducción del peso corporal. El cambio a una
alimentación plenamente vegetal es, con diferencia, la mejor elección: aporta una
gran cantidad de ventajas y, además, el organismo ya conoce, desde los primeros
tiempos de la humanidad, el camino a seguir.

Los veganos tienen mayor capacidad de rendimiento


Entre los beneficios de una alimentación vegetal baja en grasas hay que añadir que
incrementa la capacidad de rendimiento. Esto pue de ser difícil de entender y de
aceptar para los seguidores del arquetipo masculino de comida. Pero lo cierto es que
algunos deportistas de alto rendimiento deben sus éxitos al veganismo. Desde hace
poco tiempo tenemos el ejemplo de un culturista, reconocido vegano, que ha
conseguido alcanzar el título de Mister Olimpia. El futbolista suizo Alain Sutter era
vegetariano y jugó a nivel internacional.
Naturalmente, es posible perfilar la musculatura a base de una dieta vegetal.
Desde hace años estudio este tema y he observado que el ayuno y el correspondiente
entrenamiento consiguen la estructuración muscular. Si el organismo está capacitado
para vivir con pocas grasas y, además, puede construir su musculatura esquelética,
¿no lo haría aún mejor si trabajara con una alimentación de valor integral?

Más delgado y más sano


A la alimentación vegana se añaden, y no en último término, las ventajas de una
figura esbelta, un brillo saludable y, por regla general, un buen aspecto. La
prevención consecuente de las enfermedades se hace perceptible en muchos niveles
y eso repercute tanto en la salud como en la estética. El dicho «Somos lo que
comemos» puede parecer exagerado, pero el ser humano lo refleja muy bien, tanto
desde el punto de vista mental como el simbólico. Michio Kuschi, en Geist hinter
der Makrobiotic («La mente tras la macrobiótica») dice: Cow milk drinking, cow
thinking («Beber leche de vaca, pensar como vaca»). Yo creo que se puede
observar cierta relación entre los pechos masculinos y la constante ingesta de
pechugas de pollo y de pavo, o entre los rollos de grasa en el pescuezo y los de los
cerdos en las aquellas personas que consumen esta carne. En el caso de los veganos
de mi entorno no he podido ver este tipo de alteraciones.
No hay que preocuparse, por ejemplo, de los peligros de una hiperacidificación
provocada por una alimentación errónea. La alimentación vegetal es básica, con
algunas excepciones, pues no dispone de componentes de la acidificación principal,
como pueden ser la proteína y la grasa animal, así como los carbohidratos refinados.
Aun así, existen algunos parámetros difíciles de comprender, incluso calificados
como peligrosos en los últimos tiempos, como puede ser el riesgo de tener un
elevado valor de homocisteína en sangre. En realidad, no tiene la menor importancia,
pues la homocisteína es un aminoácido producido por la desintegración del
aminoácido metionina, presente sobre todo en la proteína animal. Así, que más que
en la alimentación vegana, puede que ese valor de la homocisteína del que se habla
(un nivel alto aumenta el riesgo de Alzheimer) solo sirva de advertencia en una
alimentación rica en proteínas (animales). Por otra parte, el nivel de homocisteína se
reduce incrementando en la dieta los valores de folato, como así les ocurre a las
personas con una alimentación básicamente vegetal, por lo que también se rebaja en
una tercera parte el riesgo de padecer Alzheimer, una enfermedad asociada a la
edad, cuya amenaza es creciente y que se podría prevenir con una forma de vida
vegana. Es lamentable que la carga de la prueba científica no guste a quienes la
encargan, pero sí transmite la sensación de estar en el buen camino.
¿Y qué perdemos si seguimos esa ruta? Padecer algunas de las enfermedades
más terribles de nuestro tiempo, algunos prejuicios, muchas preocupaciones y un
constante cargo de conciencia frente a los animales y el entorno.
¿Qué hemos conseguido ganar? Vivir durante más tiempo y de la forma más
saludable, más vital y equilibrada; nos movemos más y nos mantenemos en forma.
Con una figura más atractiva y, en general, sintiéndonos con mucho mejor aspecto,
nos mostraremos respetuosos con nosotros mismos y con nuestro entorno. Este
camino nos hace sentir más jóvenes; en general desaparecen por completo el
desánimo y la falta de apetito, así como el estreñimiento crónico al existir una
armonización en el dar y el recibir.
Si seguimos esta forma de vida, introducimos a nuestros hijos en el respeto a la
vida y a todos los seres vivos. Pero, además, esos niños estarán protegidos de forma
muy concreta, igual que nosotros, frente a la diabetes de tipo 1, la obesidad y otros
problemas de la civilización.
Podremos envejecer en paz y con una buena conciencia mientras nuestras
funciones corporales y nuestros órganos sensoriales nos servirán durante más tiempo
sin sufrir prematuras degeneraciones. Podremos apoyarnos a lo largo de más años en
unos huesos resistentes y disfrutar de la vejez como un don mental en lugar de
constituir un sufrimiento que nos oculta la visión a causa de las cataratas.
Consideraremos lo superficial tal como es y lo dejaremos de lado, escogiendo tan
solo lo que nos hace más fácil el camino y nos estimula a sentir nuevas
provocaciones.
Nuestra tensión arterial no aumentará constantemente, sino que se mantendrá en
valores medios. Los hombres evitarán la impotencia precoz. Un nivel más bajo de
colesterol en sangre nos protegerá frente a las afecciones cardiovasculares, los
cánceres de todo tipo y la enorme variedad de enfermedades que nos rodean de
forma amenazadora. La consecuente actitud vital nos permite también aceptar las
dimensiones mentales de nuestra existencia, y de esa manera aprenderemos a
situarnos y mantenernos en nuestro propio camino personal. Podremos renunciar a la
constante toma de medicinas y fármacos químicos y, al tiempo, desarrollaremos todo
nuestro potencial consciente en un ámbito vital óptimo y optimista.
Sobre la base de una vida plena de ejercicio y sosiego podremos avanzar en
dirección a despertar en la auténtica madurez. Lo que hay en nosotros en cuanto a
posibilidades de crecimiento hará que mantengamos un espíritu alegre y organizado.
Si todo está en or-den, aumentarán las vivencias felices y los momentos álgidos
espirituales nos llevarán a una dilatada felicidad de liberación.

Más feliz en lugar de una salud achacosa


Las personas que son más felices, fuertes y se sienten más tranquilas, atraen, de
acuerdo con la ley de la resonancia, a otros seres semejantes a ellas, lo que les
permite disfrutar de las correspondientes experiencias. Con el tiempo acabamos
creciendo en un marco de personas felices, reconciliadas con el mundo y plenamente
preparadas para realizar su misión global, no referida tan solo a su entorno más
inmediato, sino a la totalidad. Su buen ejemplo tendrá un efecto automático y se
generará un contagioso campo de seres dotados de una magnífica salud. Además, la
paz interior también trae consigo la exterior, y lo hace de manera muy concreta a
base de dejar fuera de su vida los mataderos y los campos de batalla. De este
crecimiento también participa la inteligencia, de modo que no surgirán nuevos
escenarios de miedo ante las epidemias, aunque sea la propia Organización Mundial
de la Salud y una gran multitud de periodistas y políticos los que se dediquen a
difundirlo.
Si conocemos las verdaderas circunstancias, podremos actuar de una manera
responsable. Y al sentirnos estimulados y carentes de miedo, podremos tratar a los
demás de una forma más afectuosa y franca. Hacer lo mejor con nosotros mismos
significa también estimular a nuestro entorno. Toda esa conciencia nos permitiría dar
a la Madre Tierra la oportunidad de regenerarse y descansar. Solo un tipo de
alimentación sensible podrá, como hemos comprobado en numerosos ejemplos,
generar un enorme desahogo, una forma sensible de vida y encontrar la solución,
tanto para nosotros como para los demás.
CÓMO EVITAR LAS TRAMPAS
Los veganos, que por el hecho de serlo son personas claramente más sensibles,
deben estar alerta para no caer atrapados en la sombra del principio de agresión. Ya
hemos visto que en la comida se esconde gran cantidad de energía agresiva sin
liberar. El horror que procede actualmente de la carne se evita de forma muy natural
a base de una alimentación vegana. Lo más importante sería no solo tachar de nuestra
lista de la compra estas energías, sino hacerlo también de otros lugares y vivir de
forma redimida.
Los veganos están muy bien aconsejados, saben masticar mucho mejor y por
tanto emplean adecuadamente las armas de su boca. Además, aprenden a ser más
abiertos, comprometidos y serviciales, y a vivir de una forma animosa. Con este tipo
de alimentación desaparece el deseo de comer carne, y eso se experimenta de una
forma satisfactoria y muy natural en otros niveles placenteros. En lo que se refiere a
los temas de agresión y transformación, se puede ser mucho más consciente a base de
un cambio radical en la confrontación con la sombra, tanto con la propia como con
las existentes en la sociedad.
AYUDAS PARA ACCEDER A UNA VIDA VEGANA
Si como consecuencia del cambio de dieta se llegara a padecer flatulencia, la causa
puede buscarse en las legumbres pero, con toda seguridad, también en la tendencia
de las intrigas existentes a nuestro alrededor, en el deseo de dejar fuera la agresión y
en el retiro hacia las sombras propias.
Todo lo que sea radical nos provoca miedo de forma inmediata, pero si
analizamos su significado («relativo a la raíz», «que genera cambios de raíz»)
veremos que solo significa que es necesario ir en busca de las raíces. Y es que en
realidad es más sencillo, y sobre todo más eficaz, realizar el cambio de alimentación
a una forma vegana completa y no limitarse solo a la mitad, a las medias tintas.
Cuanto menor sea la cantidad de animales que comamos, mejor para nosotros y para
la salud del mundo. El que se decida a hacer ayuno, pero lo complemente con una
ración de emergencia, siempre se estará acordando de ella y le resultará mucho más
complicada la fase de transición. Esto también es válido en caso de cambiar de
dieta. Quien hace excepciones tiene que ocuparse de ellas y dichas excepciones se
convertirán poco a poco en la regla normal. Además, se necesita una clara decisión y
mucha menos energía para realizar el cambio. Mi propia experiencia me dice que es
mucho más fácil pasarse de golpe a una dieta totalmente libre de alimento animal que
decidirse primero por una «alimentación mixta»; de todas formas, conozco algunos
veganos que consumen ciertas cantidades de miel a sabiendas de que, naturalmente,
se trata de un producto animal.
Mejor que dedicarse a las excepciones, lo mejor sería caminar por un puente
dorado hecho a base de sucedáneos de carne preparados con soja para conseguir
llegar a unas nuevas tierras (de alimentación). Encontramos productos de elevado
valor tanto en los herbolarios como en las tiendas ecológicas, en los supermercados
y en el comercio por Internet.
Otro motivo para realizar un cambio completo, sencillo y efectivo desde el punto
de vista de la salud, serían nuestras bacterias intestinales, necesarias para la
producción de vitamina K. Lo cierto es que en muchos aspectos nos alimentamos de
ellas, mientras que a continuación ellas se alimentan a nuestra costa. Cuando
cambiamos a una alimentación vegetal, las bacterias de nuestro intestino deben
ajustarse a esta nueva tendencia. A la larga aparecerá una flora intestinal claramente
más sana, que se reflejará en una transpiración menos desagradable. Hay que ser
consecuente para que desde el principio las bacterias se adapten rápidamente al
cambio y las anteriores no mantengan la esperanza de recibir un aporte de proteína
animal y, por tanto, de productos en descomposición, y mantengan una forma de vida
artificial. Por supuesto, antes que no hacer nada, lo mejor es decidirse por un
cambio, aunque sea lento, en el sentido de reducir poco a poco el consumo de carne
hasta, finalmente, abandonarla por completo.
La persona que se incorpora a la dieta vegana experimenta un cambio en el
intestino al cabo de unos seis meses, como mucho, que se traduce en una total
renuncia a los productos de procedencia animal. No obstante, bastaría con que una
vez al mes llegara a ese intestino algo descompuesto, para que las bacterias
evolucionaran de nuevo. La falta de perseverancia podría provocar, pasados algunos
meses, que no se implantara el rechazo a la alimentación animal. Esto explica que
los veganos consecuentes apenas sufran recaídas, mientras que los que practican la
desintoxicación lenta pueden volver a reincidir a largo plazo. Siempre resulta
importante mantenerse firme y consecuente, y una forma más sencilla de realizarlo es
a base de utilizar sustitutos de la carne hechos con soja o seitán u otros sucedáneos
similares. Aun cuando siempre intento ofrecer a mis pacientes la solución ideal y
más sabrosa, soy consciente de que esta es la segunda o tercera mejor solución,
preferible a no alcanzar nunca el óptimo deseable. Es mejor llevar una vida vegana
comiendo filetes de soja, aunque sean parecidos a los de carne, pues de esa manera
no se da ninguna esperanza a las bacterias intestinales de hacerse con trozos de
cadáveres auténticos.
Además, esa es una forma de regresar a la vieja sentencia que dice: «El mejor
médico es siempre, entre todas las personas, la propia moderación»; con una rebaja
sustanciosa del consumo de productos animales, cada uno ya hace algo por sí mismo
y para la salvación de todos. Para los que se esfuerzan y fracasan a causa de sus
propias debilidades, remarcaré una frase de Rumi, el místico sufí: «Aun cuando
abandones miles de veces la caravana, siempre podrás regresar a ella».
LA SINFONÍA DE LAS MEDIDAS
Sabemos desde hace tiempo lo que pueden prosperar los efectos de varios factores
de riesgo en las enfermedades. Contra ellos también se pueden proponer las
correspondientes medidas de prevención, puesto que los factores de riesgo se
multiplican más que se suman. A abrirnos los ojos nos ayudó el estudio Interheart,
centrado en la frecuencia de infartos cardíacos y publicado el año 2004 en la
reputada revista The Lancet. Se trabajó con casi 30.000 personas de todo el mundo,
en las que se estudiaron nueve factores de riesgo que llevan asociados los ataques al
corazón. La existencia de uno solo de los factores, como podría ser el tabaquismo o
la hipertensión, aumentaba 2,5 veces la probabilidad de infarto cardíaco. Tres
factores de riesgo la multiplican por 12, y cuatro lo incrementaban a 42 veces; los
nueve factores de riesgo suponían multiplicar por 330 ese riesgo.
Ese estudio nos puede dejar también la idea de lo absurdo que es padecer
enfermedades crónicas a partir de una sola y única causa. Por regla general existe un
encadenamiento de factores que se acumulan a lo largo de los años hasta agotar las
posibilidades de compensación que tiene el organismo, lo que da como resultado la
sintomática actual. En el caso de las enfermedades crónicas, lo razonable sería
pensar en el entramado general de las causas. Cuando el organismo tiene un punto
débil y reacciona con un síntoma, la mayoría de las veces vemos solo la punta del
iceberg.
Desgraciadamente, no existe ningún otro estudio Interheart con análisis
comparativos orientados hacia medidas positivas para alargar y mejorar la vida,
pero todas mis experiencias personales y las obtenidas de hablar con mis pacientes
me confirman que todo actúa de forma similar a la sinergia. Es imposible estudiar el
intestino sin tener en cuenta la alimentación, de otra forma todo resultaría demasiado
complicado. En la psique, lo mismo que en el cuerpo, existe un único camino. Lo
ideal sería dar una puntuación a todos los posibles ámbitos positivos e ir eliminando
los negativos. Por ejemplo, tiene muy poco sentido mantener una alimentación
extraordinariamente sana y, por ejemplo, mantener el hábito de fumar.
Imagínense las posibilidades que se nos ofrecen si cambiamos a una
alimentación basada en los alimentos vegetales y nos ahorramos todo lo negativo que
acompaña a la proteína animal y las hormonas del miedo y el estrés procedentes de
los animales del matadero. En lugar de eso, cualquier alimento utilizado de forma
consciente servirá de base para las hormonas y neurotransmisores que nos dejan
crecer y sentir alegría vital; tampoco hay que olvidar acercarnos de nuevo al sol y
realizar las correspondientes pausas de regeneración tanto al mediodía como por la
tarde mientras practicamos el correspondiente ejercicio físico. ¡Una sinfonía de
útiles medidas!
¿Qué sería posible si, además, nos empleáramos en nuestras tareas mentales,
pusiéramos orden en nuestro pasado y nos enfrentáramos al presente? ¿Qué sucedería
si nosotros, en el sentido del libro La enfermedad como símbolo, extrajéramos
nuestras obligaciones a partir de nuestro cuadro clínico y las realizáramos con
agrado, si desarrolláramos nuestros poderes en un sentido menteespíritu para que nos
animaran a tomar en serio nuestras intenciones? ¿Qué ocurriría si entendiéramos las
leyes del destino153 y las reconociéramos como «reglas de juego para la vida», si
observáramos el «principio de la sombra»,154 integráramos nuestras partes de
sombra y las utilizamos en nuestra propia vida a fin de darle también valor a las
partes oscuras? Con la ayuda de los «principios vitales»155podríamos sanar y
prevenirnos de todo lo que es totalmente superficial. Incluso podríamos cambiar de
propósitos y realizarlos.

Resumen:
Naturalmente, en el camino hacia un nuevo mundo vegano siempre nos
encontraremos con algunas trampas. Podemos evitarlas a base, tan solo, de colocar
ante nuestros ojos las maravillosas posibilidades que nos depara este tipo de vida.
El juego conjunto con todas las medidas nombradas pone en marcha en nuestra vida
una especie de espiral ascendente. De esa forma podemos tener éxito en todos los
campos importantes para nuestro desarrollo y depararnos alegría y felicidad.
Comer en tiempos radiactivos

La amenaza radiactiva a nuestra vida llega, sobre todo, de la mano de la


alimentación, ya que las radiaciones primarias de la atmósfera y el aire permiten que
la radiactividad caiga al suelo junto con las precipitaciones de lluvia. Todos los
alimentos proceden en última instancia de la tierra. Aunque en un principio todo se
lance hacia el cielo (tal y como sucedió en Chernóbil), a la larga acaba sobre la
Madre Tierra.
Han pasado más de 25 años de la catástrofe del reactor de Chernóbil y el globo
terráqueo sufrió tal irradiación que la carne de los animales, por ejemplo la de los
jabalíes de la Selva Negra, que siempre están hozando en el suelo, sigue estando
contaminada y no se puede consumir; algo parecido ocurre con los renos de
Escandinavia.
¿Por qué, en cambio, se permite comer frutas y verduras que proceden de esas
zonas? La causa está en que los animales, como les ocurre a las personas, almacenan
la radiactividad en sus tejidos y la mantienen en ellos. La radiación procedente de la
tierra se fija en sus tejidos a través de las plantas. Cuanto más arriba están los
animales en la cadena alimentaria, más elevada será su contaminación, tanto
radiactiva como de otras sustancias nocivas. Lo más perjudicial es comer la carne de
animales depredadores, y eso es justo lo que hacemos al consumir pescado, ya que la
mayor parte de los peces que consumimos son depredadores, como el atún o la
trucha. Además, si esos peces tienen tanta edad como los que se pescan en la
actualidad, el problema se incrementa debido a que los plazos de almacenamiento
son mucho más prolongados. En el futuro, después de la catástrofe de Fukushima,
comprobaremos que llegarán cantidades increíbles de radiactividad al mar y no se
podrá volver a consumir pescado, ni procedente de aguas japonesas ni, quizá, de
cualquier otro mar, sin exponerse a todo tipo de peligros. Ese es otro de los motivos
que hace imprescindible, y además beneficioso, poner en práctica todo lo comentado
anteriormente.
Al cabo de varios meses del accidente nuclear, la situación estaba totalmente
descontrolada en Fukushima, con fusión en el núcleo de tres reactores, enormes
cantidades de radiactividad en el aire, la tierra y el agua, y la certeza de que esa
fusión nuclear habrá penetrado en el terreno. La vida media del yodo radiactivo es
corta y, de hecho, en el peor de los casos se puede evitar con la administración de
pastillas de yodo no dañino; en cambio, el cesio seguirá irradiando durante décadas
y el plutonio liberado en Fukushima estará activo a lo largo de milenios.
En Europa, a pesar de no haber sufrido ningún accidente nuclear, hemos tenido
la oportunidad de escapar con una leve, bastante pequeña, contaminación: solo con
un ojo a la funerala. Después de Chernóbil se comprobó, de acuerdo con los
criterios de la agricultura ecológica, que los suelos sin tratar se regeneran más
deprisa que los que han sido objeto de manipulación de tipo convencional. La
radiación en suelos cultivados de forma biodinámica puede ser eliminada más
deprisa, tal y como esperan los expertos, al parecer debido a la gran cantidad de
microorganismos que viven en esta tierra sana, natural y, por eso, más vital.
En estos tiempos de alta radioactividad, una alimentación vegana es, con mucha
diferencia, la más saludable; de todas formas, habrá que vigilar la procedencia de
las setas silvestres, porque tienden a acumular radiactividad. En caso de
contaminación del sue-lo, en lo que se refiere a la vitamina D, a los veganos solo les
queda la opción del sol. No hay que contar en absoluto con la carne, la leche y, en
especial, el suero de la leche, en el que se acumula intensamente la radiactividad. En
contra del consumo de estos alimentos, siguen existiendo, además, todos los motivos
que se han mencionado con anterioridad.
Por desgracia, en nuestras latitudes, con tantos países con centrales nucleares, la
probabilidad de sufrir un «super-MAN» o «Máximo Accidente Nuclear» (en inglés,
MCA: Maximum Credible Accident) no es más baja que en Ucrania o Japón, ya que
quienes llevan el timón son unos (ir-)responsables que se conforman con tener
«depósitos finales» para desechos como pudieron ser Chernóbil y Fukushima. El 20
% de todas las centrales nucleares de nuestro planeta está situado en zonas de suelos
sísmicos y carecen de seguridad frente a un ataque terrorista. Incluso un desplome de
ordenadores a nivel mundial, por ejemplo el que puede provocar una violenta
tormenta solar, con la consiguiente interrupción de los mecanismos de control,
podría suponer el efecto sumado de muchos Fukushimas.
Por otra parte, se cuenta con la fundada esperanza de que con una alta vitalidad y
con unas magníficas defensas orgánicas, con disponer de las suficientes cantidades
de antioxidantes y otra serie de sustancias vitales (en el peor de los casos también
deberíamos contar reservas de yodo benigno), al menos podríamos superar las
radiaciones más débiles.
Respaldo de las religiones del mundo

En la mayoría de las religiones existen reglas relativas a la alimentación. Algunas de


ellas se muestras próximas a la dieta vegana o la carente de carne, como se va a
mostrar acontinuación.
CRISTIANISMO Y JUDAÍSMO
Para cristianos y judíos la base es clara y vegana, como ya señala el Antiguo
Testamento en el Génesis: « Y Dios dijo: Ved que os he dado toda hierba portadora
de simiente que hay sobre toda la superficie de la Tierra; y todo árbol portador de
frutos con simiente os debe servir para alimentaros».156Y continúa igual de
terminante: «Y Dios, el Señor, mandó al hombre: comerás abundantemente de cada
árbol de este jardín».157
La Biblia se mantiene muy inequívoca en lo que se refiere a comer carne: « Así
como las verdes hierbas, os lo he dado todo. Solo no comeréis carne con su vida,
que es su sangre. Y ciertamente exigiré la sangre de vuestras vidas; la reclamaré por
cualquier animal».158 En los proverbios 15,17 las Sagradas Escrituras son
categóricas: «Mejor un plato de legumbres con amor que un buey cebado, pero con
odio».
El profeta Daniel ya exigía en la época del Antiguo Testamento una especie de
estudio comparativo: «Entonces dijo Daniel al funcionario que estaba colocado por
encima de los cortesanos: “Prueba a tus siervos a lo largo de diez días, ¡danos
legumbres para comer y agua para beber! Compara después nuestro aspecto con el
de los muchachos que comen los platos de la comida del rey. Luego, según lo que
vieres, procede de forma pertinente con tus siervos”. Y él consintió con esto y probó
con ellos diez días. Y al final de los diez días le pareció que ellos estaban mejor y
más alimentados que los muchachos que comían los platos de la comida del rey. Y
así fue que el funcionario retiró la ración de comida de ellos y el vino de su bebida y
en lugar de eso les dio legumbres».159
Lo dice el Antiguo Testamento, pero sirve tanto para los cristianos como para
los judíos y mahometanos. Isaías:160 «Sacrificar a un buey es como matar a un
hombre».
En los escritos esenios, Jesucristo se mostró aún más contundente: «En verdad
os digo que quien mata se mata a sí mismo, y quien come la carne de animales
muertos come del cuerpo de la muerte. Pues en su sangre cada gota de ella se
transforma en veneno; en su respiración hiede la respiración de ellos; su carne
hierve; sus huesos se convierten en yeso; sus intestinos se pudren en sus intestinos;
sus ojos se llenan de costras y sus oídos de cera. Y su muerte será la suya
propia».161Y, más adelante: «En verdad os digo que los que participan en beneficios
que se consiguen haciendo algo injusto a las criaturas de Dios no pueden ser
honestos, ni a los que tienen las manos manchadas de sangre o sus bocas
contaminadas por la carne les pueden afectar los temas sagrados ni aprender los
misterios del reino».162
ISLAMISMO
Para el Islam, el profeta Mahoma se muestra totalmente autoritario: «Alá no da
compasión a nadie excepto a los que muestran compasión con otras criaturas. Donde
haya abundancia de vegetales, descenderán los ángeles sobre ese lugar».163Y a
continuación: «Lo que tenéis prohibido (para comer) es: la carne muerta, la sangre y
la carne de cerdo […]».164
En ninguna parte se recomienda comer carne, en cambio sí que hay muchas
referencias a los veganos: «Y os enviamos este agua desde el cielo para vuestros
jardines de palmeras datileras y viñedos, y que encontrarais abundante fruta para que
la comierais. Y encontrasteis un árbol que crece en el monte Sinaí y sus alrededores
y os da aceite y os proporciona placer a todos».165Y el Profeta es aún más explícito
con su primo Alí: «Oh, Alí, no deberías comer carne. Si comes carne durante 40
días, esas cualidades se transmitirán a ti. Por ese motivo tus cualidades humanas
cambiarán, tus cualidades de compasión también cambiarán y la esencia de tu cuerpo
variará. Oh, Alí, no deberías comer carne».166
BUDISMO
En el Mahaparinirvana sutra Buda explica: «Comer carne destruye la semilla de la
compasión y cada acción de un consumidor de carne aterrará a todos los seres
debido a su olor corporal a carne». Y le dice a Mahamati: «Comer carne alberga
innumerables delitos».167Y anuncia de forma general: «Si nadie comiera carne, nadie
mataría a un ser vivo para alimentarse […] Se mata para el comprador, por lo que
comprar es exactamente lo mismo que matar. Por tanto, comer carne puede cerrar el
camino sagrado».168
Pero Buda conoce las debilidades de los hombres y les muestra afables senderos
de la indigencia, como se hace patente en la pregunta del discípulo Kasyapa: «¿Por
qué al principio autorizó el superior de los bhiksus (monjes) a comer “tres tipo de
carnes puras” o incluso “nueve tipos de carnes puras”?». A lo que Buda respondió:
«La necesidad de entonces estaba muy implantada para luego paulatinamente ir
imponiendo auténticas limitaciones a comer carne».169
HINDUISMO
En los Vedas, los escritos sagrados más antiguos del mundo, consta (Yajur Veda
12,32): «No debes emplear el cuerpo dado por Dios para matar a otras criaturas de
Dios, ya sean seres humanos, animales o lo que sea carne». Y formula positivamente:
«Mientras no se mate a ningún tipo de seres vivos, se estará en disposición de ser
salvado».170En el Mahabharata se dice: «El que quiera alcanzar la paz suprema no
debe, en ningún caso, comer la carne de cualquier animal del mundo».171Y: «Quien
encarga matar o cumple ese encargo, quien separa un miembro del cuerpo, quien
mata realmente a un animal, quien compra carne y la come, será identificado como
asesino».172 Y casi resulta moderno lo siguiente: «Quien para su diversión personal
arrebata la vida a inocentes criaturas de Dios, no alcanzará la felicidad en esta vida
o en la vida posterior. A la vista de los métodos con que se procure la carne y
teniendo en cuenta el sufrimiento de las criaturas […] el hombre deberá renunciar a
comer carne».173Y: «Quien autoriza a sacrificar un animal, cortarlo, matarlo,
comprar o vender su car-ne, cocinarla, servírsela y comerla será considerado por
todos como verdugo de animales. No hay pecado mayor que el de los que procuran
aumentar su propia masa de carne a costa de la carne de otros seres».174
OTRAS RELIGIONES Y CREENCIAS
La base del jainismo (cercano al hinduismo) es fundamentalmente la renuncia a la
violencia. En el Sutrakritanga se dice: «Un hombre que protege su alma y doma sus
sentidos no debe consentir nunca en la muerte de un ser vivo».
En el Guru Granth Sahib, el libro sagrado del sijismo se dice: «No digo que los
Vedas, la Biblia o el Corán sean falsos. Los falsos son los que no los observan a
fondo. Si dices que hay un solo Señor en el Universo, ¿por qué matas a las vacas?».
Y sigue: «El mundo come cadáveres de animales, vive gracias al descuido y la
codicia. Como los duendes o las bestias matan y comen carne cadavérica. Domina
tus deseos o en caso contrario serás atrapado por el Señor y arrojado a los
sufrimientos del infierno».
El confucianismo es igual de decidido y claro: «¿Cómo trata a los animales un
rey santo? Los quiere ver vivir, no puede soportar contemplar su muerte. Escucha sus
gritos de dolor y no puede comer su carne, pues no tiene valor para hacerlo».175
El taoísmo recomienda: «¡Compra animales que hayan sido capturados y dales la
libertad! ¡Qué elogiosa es esa renuncia que elude al carnicero! […] No vayas a la
montaña para capturar pájaros con red, ni al agua para conseguir peces y pececillos.
No sacrifiques los bueyes que aran tu campo».176
Y también para el bahaísmo: «¿Cuál será la alimentación del futuro? Frutos y
granos. Llegará un tiempo en que no se consumirá carne. La ciencia médica está aún
en su fase inicial, pero se ha demostrado que nuestra alimentación natural es la que
crece en el suelo».177

Resumen:
Las religiones del mundo comparten las creencias expuestas en este libro: hay que
condenar la muerte de animales y animar a los seres humanos a llevar una
alimentación vegetal.
CUARTA PARTE

30 RECETAS VEGANAS PARA UNA VIDA FELIZ


POR DOROTHEA NEUMAYR
Una forma de vida ideal

El ideal de una forma de vida vegana se basa, sobre todo, en comidas muy sabrosas
que, además son saludables y mejoran la calidad de vida.
Si les gustan las extraordinarias recetas de la cocinera Dorothea Neumayr (que
ha sido galardonada por la guía Gault Millau), pruébenlas para realizar el cambio
vegano o, al menos, para hacer una incursión en este mundo y conseguir aunar la
salud con lo sabroso, lo factible con la ética razonable.
Yo, personalmente, considero un privilegio poder presentarles esta maravillosa
forma de vida por medio de la recetas de una cocinera tan renombrada.

Importante a la hora de comprar

Los alimentos vegetales, siempre que sea posible, deben proceder de cultivos
biológicos.
Elija sobre todo productos integrales.
dos los alimentos deben estar lo menos tratados posible.
Elija siempre ingredientes de (muy) buena calidad. De esa forma los platos más
sencillos resultarán muy sabrosos.
Compre sobre todo alimentos procedentes de la zona en la que vive, lo mejor
sería adquirirlos a agricultores de su confianza.
Decídase siempre por alimentos de temporada.
Tenga siempre en su despensa aceites de distintas clases, por ejemplo de oliva
y de cardo, de amapola, de lino o de nueces. Aportan ácidos grasos omega-3.
Los aceites se pueden mezclar muy bien. ¡Experimente con ellos!
DESAYUNOS

Puré de mijo – Desayuno caliente


TIEMPO DE PREPARACIÓN: 20 MINUTOS APROX. + TIEMPO DE REPOSO

Ingredientes (para cuatro personas):


1 taza de mijo biológico (unos 240 g)
140 ml de leche de almendras o de avena
140 ml de agua
1 trozo de canela en rama
1 clavo
algunas pasas (al gusto)
compota o fruta fresca de temporada

La noche anterior, poner el mijo en remojo en agua templada y dejar que se hinche. A
la mañana siguiente ponerlo en una cacerola con 140 ml de agua y otros 140 ml de
leche de almendras o de avena. Añadir la canela y, según los gustos, el clavo y
algunas pasas. Dejar cocer durante unos 15 min hasta que se forme un puré espeso.
Servirlo en platos hondos. En los días fríos, añadir canela molida y compota caliente
de manzana o pera, mientras que en verano se puede acompañar de bayas frescas,
manzana, plátano o piña.

Consejo:
Un desayuno templado es ideal para comenzar el día. Se puede variar el puré
añadiendo fruta de temporada o bien almendras o nueces molidas.
Desayuno ayurveda de Dorothea
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 20 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para cuatro personas):


1 plátano
½ piña
300 g (aprox.) de fruta fresca de temporada
1 naranja biológica (el zumo)
4 cucharadas de anacardos
2 cucharadas de ralladura de coco
4 cucharadas de brotes de soja

Pelar el plátano y la piña, y cortarlos a dados pequeños. Marinar en un recipiente


con el zumo de naranja. Trocear los anacardos y, junto con el coco rallado y los
brotes de soja, mezclar con el resto

Consejo:
Después de un ayuno o en épocas de purificación, el plátano se puede sustituir por
una manzana biológica o una pera.
ENTRANTES

Remolacha roja con rabanitos


TIEMPO DE PREPARACIÓN: 50 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para cuatro personas):


4 bulbos pequeños de remolacha roja
2 cucharadas de aceite de oliva
2 cucharadas de vinagre de vino tinto
1 cucharada de vinagre de frambuesa
100 ml (aprox.) de caldo de verduras biológico rabanitos recién rallados
perejil
sal

Cocer la remolacha en agua salada durante 30 min. Sacarla del agua, pelar y dejar
enfriar. Cortar a tiras del mismo tamaño y rehogar con aceite de oliva. Incorporar las
dos clases de vinagre y añadir el caldo de verduras. Dejar que cueza y, si fuera
necesario, rectificar la sazón. Servir la remolacha templada con su caldo en platos
hondos, espolvorear por encima el perejil y el rábano rallado.
Brochetas de tofu con pesto de rúcula
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 40 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para cuatro brochetas):


300 g de tofu
4 patatas grandes
1 limón ecológico (el zumo)
3 cucharadas de aceite de oliva
2 cucharadas de copos de avena

Para el pesto:
50 g de piñones
50 g de rúcula
50 g de perejil
20 g de albahaca
65 ml de aceite de oliva
sal

Cortar el tofu en dados de 2 cm y marinar en el zumo de limón durante 1 h. Pelar las


patatas y cortar en dados de 2 cm. Cocinar al vapor durante 10 min. Para preparar el
pesto, tostar los piñones en una sartén sin grasa. Lavar las hierbas aromáticas y
sacudirlas para que se sequen. Preparar con una batidora un puré con los piñones,
las hierbas y un poco de aceite. Aderezar con sal.
Dejar que se escurran los dados de tofu y pasarlos por los copos de avena.
Ensartar en palos de brocheta dados de tofu y de patata de forma alternativa y salar.
Calentar el aceite de oliva en una sartén y asar las brochetas hasta que queden
crujientes. Servir con el pesto.
ENSALADAS

Ensalada con tomates y melocotones


TIEMPO DE PREPARACIÓN: 15 MINUTOS APROX. + TIEMPO DE COCCIÓN

Ingredientes (para cuatro personas):


4 tomates carnosos o de pera
4 melocotones blancos
4 ramas de tomillo
4 ramas de romero
4 hojas de laurel
20 g de piñones
1-2 ramilletes de rúcula
5 cucharadas de aceite de oliva
1,5 cucharada de vinagre balsámico blanco
pimienta recién molida
albahaca para decorar
sal

Realizar unos cortes en los tomates y en los melocotones, escaldarlos en agua


hirviendo y a continuación pasar por agua fría y pelar. Partirlos por la mitad y retirar
las semillas y los huesos. Precalentar el horno a 100 ºC. Cubrir una bandeja con
papel de horno y distribuir en ella el tomillo, el romero y el laurel. Colocar los
tomates y los melocotones encima, rociar con 2 cucharadas de aceite de oliva y
sazonar con pimienta. Cubrir con papel de aluminio. Asar en la zona central del
horno durante 1 h.
Lavar la rúcula y trocearla fina. Tostar los piñones, sin grasa, hasta que
adquieran un tono marrón claro. Mezclar el vinagre con 3 cucharadas de aceite de
oliva, sal y pimienta. Sacar del horno los tomates y los melocotones, partir en tres
trozos, incorporar la rúcula y aliñar. Servir la ensalada en platos, esparcir los
piñones tostados y las hojas picadas de albahaca.

Consejo:
Este plato queda muy bien si se acompaña con rebanadas de pan tostado.
Ensalada de verduras al horno
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 30 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para cuatro personas):


8 zanahorias tiernas
2 calabacines
2 ramas de apio
2 rodajas de jengibre (picado fino)
5 cucharadas de caldo de verduras ecológico
1 cucharada de aceite de oliva
1 cucharada de aceite de oliva y 1 cucharada de aceite de cardo para marinar
1 cucharadita de azúcar glas
sal y pimienta recién molida
albahaca para decorar

Pelar las zanahorias, lavar los calabacines y cortarlos por la mitad en sentido
longitudinal. Limpiar el apio. Cortar todo en rodajas de unos 5 mm de grosor. Echar
el azúcar glas en una sartén grande y caramelizar a fuego lento. Incorporar las
zanahorias y el apio cortados, y el jengibre picado. Añadir el aceite de oliva y
rehogar la verdura hasta que adquiera un aspecto cristalino. Incorporar después las
rodajas de calabacín y salpimentar. Echar a cucharadas el caldo de verduras y
cocinar hasta que quede al dente. Sacar de la sartén y marinar con las dos clases de
aceite; servir en platos y decorar con las hojitas de albahaca.

Consejo:
El tomillo limonero también armoniza muy bien con la verdura.
SOPAS

Pasta e faglioli: sopa de judías con pasta


TIEMPO DE PREPARACIÓN: 25 MINUTOS APROX. + TIEMPO DE REMOJO + TIEMPO DE COCCIÓN

Ingredientes (para cuatro personas):


250 g de judías borlotti
30 g de pasta (tagliatelle)
4 cucharadas de aceite de oliva
2 l de agua
2 tomates
1 rama de tomillo fresco cortado fino
1 rama de romero
sal y pimienta recién molida

Poner las judías en agua fría durante toda la noche. Pasarlas por un escurridor antes
de utilizarlas. Escaldar los tomates en agua hirviendo, pasarlos por agua fría, pelar,
retirar la inserción del tallo y cortar en cuatro trozos. Echar las judías en una
cacerola, añadir 2 l de agua, 2 cucharadas de aceite de oliva y los tomates. Llevar a
ebullición y hervir las judías a fuego muy lento durante 2,5 h. Pasado ese tiempo
retirar dos terceras partes de ellas, hacer un puré y echarlo de nuevo en la sopa,
remover y salpimentar. Calentar 2 cucharadas de aceite de oliva en una sartén y
rehogar allí el tomillo y el romero. Echar el aceite aromatizado a la sopa pasándolo
por un colador. Cortar la pasta en trozos y agregarla a la sopa de judías, cocinar
hasta que los tagliatelle queden blandos, sin dejar de remover. Rectificar la sazón si
fuera necesario.
Sopa de patatas y jengibre con manzana caramelizada
TIEM PO DE PREPARACIÓN: 40 minutos aprox.

Ingredientes (para cuatro personas):


200 g de zanahorias
1 l de caldo de verduras ecológico
150 ml (aprox.) de zumo de manzanas ecológicas o de agua
1 tomate carnoso grande
1 manzana roja ecológica
1 cucharada aceite de oliva
2 cucharaditas de azúcar glas
1 cucharadita de jengibre cortado fino
½ cucharadita de curry en polvo

Pelar las zanahorias y cortarlas en dados pequeños. Lavar los to-mates, quitar la
inserción del tallo y cortar en trozos pequeños. En una cacerola, caramelizar a fuego
lento una cucharadita de azúcar glas, añadir los dados de verduras y rehogar. Rociar
con el caldo de verduras y dejar cocer de 15 a 20 min más. La zanahoria debe estar
lo suficientemente blanda para que se pueda preparar un puré. Aderezar con jengibre
y curry en polvo.
Lavar la manzana, cortar en cuatro trozos y retirar el corazón. A continuación,
cortar en gajos anchos. Pelar uno de los gajos, cortarlo en rodajas finas y añadirlo a
la sopa. Agregar el aceite de oliva y preparar un puré con el contenido de la
cacerola. Caramelizar el resto de azúcar en una sartén. Ir echando poco a poco la
manzana, el zumo de manzana o el agua y dorar los gajos por ambos lados.
Espumar la sopa con una batidora y servir en platos hondos junto a la manzana.
PLATOS PRINCIPALES

Curry rojo
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 45 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para cuatro personas):


2 guindillas verdes o rojas
1 pimiento rojo
1 lata de leche de coco sin endulzar (400 ml)
1 lata de brotes de bambú (peso escurrido 140 g)
2 cucharadas de aceite de oliva
2 cucharadas de pasta de curry rojo
½ cucharadita de azúcar no refinado
raspadura de limón
100 g de anacardos sin sal

Lavar las guindillas y el pimiento. Cortar las guindillas en rodajas muy finas y el
pimiento en tiras. Calentar el aceite de oliva y verter la mitad de la leche de coco.
Agregar la pasta de curry y dejar hervir a fuego medio durante 15 min. Incorporar el
bambú, el azúcar y el resto de leche de coco. Mezclar la raspadura de limón y el
curry, y dejar hervir durante 10 min más. Después añadir la guindilla y el pimiento, y
cocer 10 min hasta que el pimiento quede al dente. Añadir los anacardos.

Consejo:
Se puede decorar con hojas de cilantro y tiras de pimiento, y servir con arroz
basmati o arroz jazmín.
Curry verde de verduras
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 30 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para cuatro personas):


750 g de verdura verde mezclada (por ejemplo, berza, coles de Bruselas, pak
choi, judías verdes…)
4 tomates
1 vaina de chile verde, pequeña
1 lata de leche de coco sin endulzar (400 ml)
50 ml de aceite de oliva
2 cucharadas de pasta de curry rojo
1 cucharadita de granos de mostaza
½ cucharadita de chile en polvo
1 puñado de hojas de curry fresco o ½ cucharadita de pasta de curry verde
un trozo de jengibre fresco
cilantro fresco y sal

Lavar toda la verdura y picarla fina. Lavar los tomates, quitarles el pedúnculo y
picarlos también en trozos pequeños. Lavar el chile, cortarlo por la mitad, retirar las
pepitas y picarlo fino. Pelar y picar el jengibre. Poner a calentar el aceite en una
cacerola grande, esparcir por encima los granos de mostaza y esperar a que estallen,
¡cuidado, pueden saltar! Añadir el chile, las hojas o la pasta de curry y el jengibre.
Dejar dorar, durante algunos minutos. Agregar la verdura, rehogar unos 4 min y regar
con la leche de coco. Dejar cocer. Sazonar con sal y el chile en polvo y servir
espolvoreado con cilantro.

Consejo:
Se puede servir con arroz basmati
Risotto de cebada con tomates
TIEMPO DE PREPARACIÓN: APROX.

Ingredientes (para cuatro personas):


250 g de tomates cherry
200 g de cebada perlada
2 cucharadas de aceite de oliva prensado en frío
1 l (aprox.) de caldo de verduras
⅛ 8l de vino blanco
zumo de limón ecológico
albahaca fresca
sal y pimienta recién molida

Lavar bien la cebada con agua fría y dejar escurrir. Calentar el aceite, añadir la
cebada y rehogar hasta que adquiera un aspecto cristalino. Verter el vino blanco.
Añadir poco a poco el caldo de verduras removiendo constantemente y dejar hervir
durante 25 min. Añadir solo la cantidad de caldo suficiente para que la cebada no se
convierta en una sopa. Lavar los tomates, partir en cuatro trozos e incorporar.
Aderezar con sal, pimienta y algo de zumo de limón (al gusto). Cortar la albahaca en
trozos pequeños y espolvorear justo antes de servir.

Consejo:
Servir con ensalada verde.
Risotto de ortigas
TIEMPO DE PREPARACIÓN:.

Ingredientes (para cuatro personas):


Risotto:
200 g de arroz especial para risotto
1l de caldo de verduras
40 ml de vino blanco seco
40 ml de aceite de oliva virgen prensado en frío
1 cucharada de aceite de oliva
sal

Para las ortigas:


4 cucharadas de hojas y puntas de ortigas (véase «Consejo») nuez moscada
sal y pimienta recién molida

Para preparar el risotto, calentar el caldo hasta el punto de ebullición y mantener a


esa temperatura. Calentar la mitad del aceite de oliva virgen en una cacerola grande,
añadir el arroz y rehogar removiendo constantemente hasta que adquiera una
tonalidad cristalina. No debe quedar de tono marrón. Subir el fuego y, removiendo,
incorporar el vino. Añadir ⅛ de litro del caldo y cocer el arroz removiendo de
forma constante; echar poco a poco el caldo restante y remover hasta que el arroz
quede cremoso, proceso que puede durar unos 20 minutos.
Entre tanto, calentar el resto del aceite de oliva en una sartén, cortar las hojas de
ortigas en trozos pequeños y añadirlas. Aderezar con nuez moscada, sal y pimienta, y
rehogar durante un instante.
Retirar el risotto del fuego, añadir las hojas de ortiga rehogada y, removiendo
con fuerza, añadir la cucharada de aceite de oliva al arroz. Si se desea, se puede
incorporar algo de caldo de verduras o de agua caliente hasta que el risotto obtenga
la consistencia ideal.

Consejo:
Es necesario freír algunas hojas de ortiga en algo de aceite de oliva hasta que queden
crujientes y después decorar con ellas el risotto. Para trabajar con las ortigas se
deben utilizar guantes de goma, y lo mejor es aprovechar tan solo las hojas más
tiernas y las puntas. Lavar las hojas y no cortarlas en trozos demasiado pequeños.
Verduras asiáticas al wok
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 25 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para cuatro personas):


800 g de verduras frescas de temporada
⅛ l de caldo de verduras ecológico
4 cucharadas de brotes, a elegir
1 cucharada de aceite
sal

Para la salsa de almendras:


4 cucharadas de pasta de almendras
1 cucharada de aceite vegetal
½ cucharada de salsa de soja
perejil

Lavar o pelar la verdura y cortarla en dados pequeños. Calentar el aceite en un wok


y asar ligeramente las verduras por tandas. Luego echar en el wok todas las verduras
junto con los brotes, verter el caldo, rehogar hasta que queden al dente y salar.
Para preparar la salsa, calentar el aceite, mojar con la salsa de soja, incorporar
las almendras con ⅛ de l de agua y remover bien. Sazonar con sal y espolvorear el
perejil. Servir la verdura con la salsa de almendras.

Consejo:
Le acompaña muy bien un arroz al limón con anacardos.
Curry de calabaza
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 45 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para cuatro personas):


300 g de carne de calabaza
100 g de garbanzos (en conserva)
300 ml de leche de coco
1 cucharada de aceite de sésamo
y 1 cucharada de aceite de oliva
1 cucharadita de curry en polvo
hojas de lima kaffir u hojas de curry
pimienta de Cayena
sal
Cocer los garbanzos en agua salada durante unos 30 min. Entretanto, cortar la carne
de calabaza en trozos pequeños. Rehogar un instante los dados de calabaza en aceite
de oliva y de sésamo hasta que brillen y hayan cogido algo de color. Verter la leche
de coco. Aderezar intensamente con el curry en polvo, la pimienta, la sal y las hojas
de lima o curry, y dejar hervir durante 10 min. Añadir los garbanzos y servir con
arroz jazmín.
Revuelto de polenta con setas y hierbas aromáticas
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 20 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para cuatro personas):


250 g de setas frescas
100 g de sémola de polenta
4 cucharadas de aceite de oliva virgen prensado en frío
1 rama de romero
perejil fresco picado
sal

Lavar las setas y cortarlas en láminas delgadas. Rehogarlas en 1 cucharada de aceite


de oliva, salar y mezclar con el perejil. Reservar. En una cacerola, llevar a
ebullición ½ l de agua, salar e incorporar la sémola. Dejar que hierva durante 5 min
removiendo constantemente, luego incorporar 2 cucharadas de aceite de oliva,
probar y rectificar de sal. Retirar las hojitas de la rama de romero y tostarlas en una
sartén con 1 cucharada de aceite de oliva. Añadir la polenta. Servir en platos hondos
y colocar alrededor las setas.

Consejo:
La polenta se puede mejorar con hierbas aromáticas de cualquier tipo o con trufa
rallada.
Puchero de judías con verduras variadas
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 1 HORA APROX. + TIEMPO DE REMOJO

Ingredientes (para cuatro personas):


400 g de habas frescas en puré (en invierno, congeladas)
250 g de judías blancas (se pueden cambiar por judías pintas)
100 g de zanahorias naranjas y amarillas, otro tanto de apio y perejil
4 tomates maduros (en invierno, en conserva)
1 l (aprox.) de caldo de verduras
2 cucharadas de aceite de oliva
2 cucharadas de concentrado de tomate
4 hojas de laurel
2-3 ramas de romero, otras tantas de tomillo y mejorana
aceite de oliva virgen prensado en frío para rociar
sal y pimienta recién molida

Lavar bien las judías blancas y dejarlas en remojo al menos durante 2 h (mejor toda
la noche). Escurrirlas y dejar secar. Cortar las zanahorias y el apio en rodajas, y el
perejil en trozos pequeños. Calentar el aceite de oliva en una cacerola y rehogar allí
las judías con las hierbas aromáticas (a excepción de una rama de tomillo) y las
hojas de laurel. Regar con el caldo de verduras y llevar a ebullición. Al cabo de
unos 10 min incorporar el tomate concentrado. Añadir la verdura 10 o 15 min
después. Dejar hervir 15 min antes de incorporar las habas frescas. Salpimentar y
mantener el hervor 5 min más.
Escaldar los tomates y pelar. Cortar dos de ellos en dados pequeños retirando la
inserción del tallo y añadirlo al guiso. Preparar con los otros dos un puré en la
batidora y añadirlo también. Sacar la mitad del guiso y preparar un puré con la
batidora, pasarlo por un colador y volver a incorporarlo a la cazuela.
Servir en platos hondos, salpicar por encima con el aceite de oliva y decorar
con el tomillo que habíamos reservado.

Consejo:
A este plato le acompaña muy bien tofu asado, polenta o unas patatas. Al final
también se pueden añadir judías verdes frescas o bien ajedrea.
Pimientos rellenos con risotto mediterráneo y salsa de tomate
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 50 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para cuatro personas):

180 g de arroz especial para risotto


100 g de pimiento rojo y otro tanto de calabacín, todo cortado en dados
12 pimientos de colores variados
800 ml de caldo de verduras
4 cucharadas de aceite de oliva
3 cucharadas de hierbas frescas picadas
1 cucharadita de zumo de limón ecológico
4 ramas de tomillo
sal y pimienta recién molida

Para la salsa de tomate:


6 tomates carnosos maduros
100 ml de caldo de verduras
2 cucharadas de concentrado de tomate
2-3 cucharadas de aceite de oliva
albahaca fresca
azúcar
sal

Preparar un risotto con el arroz y los dados de verdura, el aceite y el caldo de


verduras (véase la receta «Risotto de ortigas» en la página 357). Incorporar las
hierbas, el zumo de limón, la sal, la pimienta y 1 cucharada de aceite de oliva y dejar
enfriar. Precalentar el horno a 180 °C. Lavar los pimientos, retirar la tapa y recortar
el rabo, sacar las semillas. Rellenar los pimientos con el risotto, volver a poner las
tapas y colocar en un molde adecuado para el horno. Regar por encima con caldo de
verduras y salpicar con 2 cuchara das de aceite de oliva. Hornear durante unos 20
min, añadiendo el tomillo cuando falten 5 min para acabar la cocción.
Entretanto, escaldar los tomates, pasarlos agua fría, retirar la piel y la inserción
del tallo y cortar en dados. Rehogar el concentrado de tomate con 2 cucharadas de
aceite de oliva, regar con el caldo de verduras y aderezar. Dejar hervir a fuego lento
hasta que quede una salsa cremosa y, antes de servir, añadir la albahaca. Servir los
pimientos en platos, echar por encima la salsa de tomate y salpicar con algo de
aceite de oliva.
Colinabo relleno
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 1 H Y 30 MIN + TIEMPO DE REMOJO

Ingredientes (para cuatro personas):


250 g de setas variadas
4 colinabos (de 300 g cada uno)
300 ml de caldo de verduras
2 cucharadas de judías blancas
2 cucharadas de habas
2 cucharadas de aceite de cardo
1 cucharadita de vinagre balsámico blanco
3-4 ramas de estragón u otra hierba
sal

Poner en remojo las judías y las habas durante 8 h (o bien durante toda la noche).
Cocerlas en agua no salada durante 1 h hasta que queden blandas. Aderezar con sal y
vinagre.
Mientras se están cociendo las judías y las habas, pelar el colinabo, vaciarlo con
un hacedor de bolas o con un cuchillo, cortar la carne en trozos pequeños y reservar
la estructura. Calentar el caldo de verduras en una cacerola, incorporar la carne del
colinabo y cocer tapado durante unos 25 min. Sacarlo del caldo y mantener en un
lugar caliente. Lavar las setas y cortarlas en rodajas.
Colar las judías y las habas y, junto con las setas y los trozos de los colinabos,
cocer en el caldo de verduras durante 10 o 15 min hasta que queden al dente. Cortar
las hojas de estragón en trozos grandes y cocer un instante con el resto de las
verduras.
Sacar la verdura, incorporar al caldo de verduras el aceite de cardo y preparar
un puré con una batidora. Después añadir la verdura cocida. Colocar el colinabo
vaciado sobre platos precalentados y rellenar con la verdura. Decorar con las hojas
de estragón.
Cebada con apio y tupinambo
TIEMPO DE PREPARACIÓN:40 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para cuatro personas):


200 g de apio
200 g de tupinambo
100 g de cebada
300 ml (aprox.) de caldo de verduras
4 cucharadas de aceite de oliva
1 hoja de laurel
perejil
sal y pimienta recién molida

Llevar a ebullición el caldo de verduras con la hoja de laurel y la cebada, dejar


cocer tapado a fuego suave durante 35 min, hasta que la cebada se hinche. Retirar el
laurel. Entretanto, lavar la verdura y cortarla en bastones. A continuación, calentar 3
cucharadas de aceite de oliva y rehogar los bastones de verdura durante 7 min. Salar.
Agregar 1 cucharada de aceite de oliva y el perejil, salpimentar. Servir la cebada en
platos hondos y acompañar con las tiras de verdura.
Goulash de carne de soja con salsa roja de pimientos
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 55 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para cuatro personas):


200 g de dados de soja
6 pimientos de piquillo pequeños (unos 450 g)
50 ml de caldo de verduras
5 cucharadas de aceite de oliva
2 cucharadas de pimentón en polvo (dulce y picante mezclado)
1 cucharadita de comino y 1 cucharadita de mejorana seca
4 hojas de laurel 4 ramas pequeñas de mejorana
cáscara rallada de un limón ecológico
azúcar, sal y pimienta recién molida

Poner en remojo los dados de soja en 1 l de agua templada con 1 cucharada de


pimentón, ½ cucharadita de comino, ½ cucharadita de mejorana y sal. Lavar los
pimientos y cortarlos en trozos pequeños. Calentar 2 cucharadas de aceite de oliva y
rehogar el pimiento junto con las hojas de laurel, ½ cucharadita de comino, ½
cucharadita de mejorana, el azúcar y el caldo de verduras. Retirar el laurel y realizar
un puré con la batidora. Pasarlo por un colador fino. Escurrir los dados de soja y
conservar el agua. Agregarle 1 cucharada de pimentón y batir. Calentar en una sartén
3 cucharadas de aceite de oliva y asar los dados de soja. Reservar. Echar la salsa y
los dados de soja en una cacerola y dejar hervir durante 5 min. Aderezar con la
ralladura de limón, sal y pimienta. Decorar los platos con mejorana. Servir con un
puré de polenta.

Consejo:
Para comerlo entre horas, usar la mitad de las cantidades.
Parrillada de verduras
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 20 MINUTOS APROX. + TIEMPO DE COCINADO

Ingredientes (para cuatro personas):


10 champiñones pequeños
4 zanahorias
2 calabacines
2 chirivías
2 patatas
1 puerro
1 pimiento rojo y uno amarillo
1 bulbo de hinojo
½ apio
1 rama de romero
aceite de oliva virgen prensado en frío
perejil y otras hierbas frescas
sal

Lavar o pelar las verduras y cortarlas en rodajas. Retirar los pies de los
champiñones, solo se va a utilizar el sombrerete. Precalentar el horno a 180 °C.
Distribuir la verdura sobre una bandeja de horno y salpicarla con aceite de oliva.
Colocar encima la rama de romero. Asar en el horno durante 1 h aproximadamente,
darle la vuelta de vez en cuando. Salar la verdura y esparcir por encima las hierbas
frescas.

Consejo:
Las verduras asadas se pueden servir con caviar de berenjena. Para ello lavar 1
berenjena (450 g), cortarla en sentido longitudinal y luego ensartarle tres o cuatro
ramitas de tomillo y romero. Preparar en una bandeja del horno un montón de sal
gorda (6 cucharadas), colocar encima la berenjena, espolvorear con algo de sal y
echar por encima de 1 a 2 cucharadas de aceite de oliva. Doblar un trozo de papel de
aluminio de un lado a otro para formar una especie de gorro y colocarlo sobre la
berenjena. Asar en el horno a 160 °C durante 45 min. Retirar las hierbas, sacar la
carne de la berenjena y luego aderezarla con caldo de verduras, sal, pimienta y
perejil o albahaca cortada en trozos pequeños. También se puede realizar un puré
con 1 cucharada de tahín, 1 cucharadita de zumo de limón y 2 cucharadas de aceite
de oliva.
Pizza de verduras
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 55 MINUTOS APROX. + TIEMPO DE HORNEADO

Ingredientes (para cuatro personas):


Para la masa:
500 g de harina de trigo integral tamizada
25 g de levadura
1-2 cucharadas de aceite de oliva
1 cucharadita de sal

Para la salsa de tomate:


4-5 tomates carnosos maduros
¼ l de caldo de verduras
3 cucharadas de aceite de oliva
2 cucharadas de salsa de soja
1 cucharada de concentrado de tomate
2 cucharaditas de azúcar
1 rama de romero y 1 de tomillo
sal y pimienta recién molida

Para el acompañamiento:
Verdura al gusto, por ejemplo tomates, pimientos, calabacines,
berenjenas, champiñones, maíz o guindillas (cortadas en anillas
pequeñas)
100 g de tofu (en dados)
aceite de oliva para rociar
orégano seco (al gusto)
albahaca para decorar
sal

Disolver la levadura en ¼ l de agua templada. Trabajarla con la harina, el aceite de


oliva y la sal hasta conseguir una masa uniforme. Tapar y dejar en un lugar cálido de
30 a 45 min.
Entretanto, preparar la salsa de tomate. Escaldar los tomates, retirar la piel y la
inserción del tallo y cortar en dados pequeños. Lavar las hierbas, sacudirlas para
que se sequen, retirar las hojitas y picarlas en trozos pequeños.
Rehogar el tomate en el aceite de oliva. Añadir el concentrado de tomate, la
salsa de soja y las hierbas. Salpimentar. Incorporar el caldo, llevar a ebullición y
luego dejar hervir a fuego lento hasta que se ablanden los tomates. Aderezar con
azúcar y dejar hervir hasta que espese. Pasarlo por un colador y, si fuera necesario,
rectificar la sazón.
Extender la masa sobre una encimera enharinada hasta conseguir el tamaño
deseado (los bordes deben ser un poco más gruesos). Después colocar en una
bandeja de horno cubierta con papel vegetal. Precalentar el horno a 220 °C. Pintar la
masa con la salsa de tomate. Lavar las verduras y cortarlas en rodajas. Cortar el tofu
también en rodajas. Distribuir la verdura y el tofu por encima de la salsa de tomate,
salar y añadir un poco de aceite de oliva. Si se estima oportuno, espolvorear por
encima órgano seco. Meter la pizza en el horno durante unos 15 min. Decorar con
albahaca fresca.
Pasta con tomates cherry y rúcula
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 30 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para cuatro personas):


500 g de pasta integral o de espelta
400 g de tomates cherry
200 g de rúcula
4 cucharadas de aceite de oliva virgen prensado en frío
2 cucharadas de vinagre balsámico blanco
zumo de limón ecológico
sal y pimienta recién molida

Lavar los tomates y cortarlos en gajos estrechos. Mezclar el vinagre, 2 cucharadas


de aceite de oliva, sal y pimienta, y marinar en esa salsa los tomates. Lavar la rúcula
y sacudirla para quitarle el agua, retirar los tallos gruesos y cortar las hojitas en
trozos pequeños. Mezclar un poco de zumo de limón, las 2 cucharadas que quedan de
aceite, la sal y la pimienta, y marinar allí la rúcula. Cocer la pasta en agua salada
hasta que quede al dente y luego escurrir. Rehogar los tomates con su marinado en
una sartén y mezclar con la pasta. Probar y rectificar la sazón si hace falta. Servir en
plato hondo y decorar con la rúcula marinada.
Goulash de patatas con garbanzos
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 1 HORA APROX. + TIEMPO DE REMOJO

Ingredientes (para cuatro personas):


250 g de garbanzos
8 patatas grandes
2 pimientos rojos
¾ l de caldo de verduras biológico
3 cucharadas de pimentón dulce
3 cucharadas de aceite
2 cucharadas de vinagre
1 cucharada de concentrado de tomate
1 cucharadita de comino
pimienta de Cayena
sal

Poner en remojo los garbanzos durante unas horas (mejor toda la noche) en
abundante agua salada. Lavar los pimientos y cortarlos en dados pequeños. Calentar
el aceite en una sartén y rehogar el pimiento, incorporar el concentrado de tomate y
un poco de comino. Echar por encima el pimentón, saltear un instante y luego asustar
con el vinagre. Regar con el caldo de verduras y, a fuego lento, dejar reducir hasta la
mitad, 15 min. Realizar un puré con batidora y pasarlo por un colador. Pelar las
patatas y cortarlas en trozos grandes. Escurrir los garbanzos, echarlos en una
cacerola con agua y cocer 10 min. Incorporar la patata y dejar que hierva durante 25
min más. Colar y echar por encima la salsa de pimiento. Aderezar con la sal y la
pimienta de Cayena.

Consejo:
Servir con pan integral.
Peperonata
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 1 HORA APROX.

Ingredientes (para cuatro o seis personas):


2 pimientos amarillos, 2 pimientos rojos, 1 calabacín y 1 berenjena (200 g de
cada hortaliza)
3 tomates carnosos
3 cucharadas de aceite de oliva virgen prensado en frío
2 cucharadas de caldo de verduras (opcional)
1 cucharada de concentrado de tomate
bouquet garni (ramillete) de ajedrea, tomillo y laurel
albahaca
azúcar
sal y pimienta recién molida

Pelar en crudo los pimientos, reservar la piel y cortar en dados de aproximadamente


0,5 cm. Lavar el calabacín y la berenjena, y cortar también en dados de 0,5 cm.
Reservar. Calentar en una sartén 1 cucharada de aceite de oliva, rehogar los dados
de pimiento y, en caso de que sea necesario, añadir 2 cucharadas de caldo de
verduras. Aderezar con sal y una pizca de azúcar, y sacar de la sartén. Rehogar a
continuación los dados de calabacín, aderezar y retirar. Rehogar los dados de
berenjena, aderezar y sacar. Escaldar los to-mates en agua hirviendo, pasar por agua
fría, pelar y retirar las pepitas. Incorporar las pieles y las pepitas a las pieles que
hemos retirado del pimiento; trocear los tomates sin la inserción del tallo.
Hervir durante 15 min las pieles y las pepitas en algo de agua hasta que queden
blandas. Luego hacer un puré con la batidora y pasarlo por un colador. Reservar.
Calentar 2 cucharadas de aceite, rehogar los dados de tomate, incorporar el
concentrado de tomate, sazonar con sal, pimienta y azúcar, y añadir toda la verdura
rehogada. Añadir el puré hecho con las pieles, así como el bouquet garni; si fuera
necesario rectificar de nuevo la sazón. Echar todo en un molde apto para el horno y
asar durante unos 10 min a fuego fuerte. Retirar el bouquet garni y espolvorear la
peperonata con la albahaca.

Consejo:
Se puede servir con polenta o tofu asado.
Pastel de verduras variadas
TIEMPO DE PREPARACIÓN:25 MINUTOS APROX. + TIEMPO DE HORNEADO

Ingredientes (para cuatro personas):


200 g de harina de trigo integral
200 g de hojas de espinaca
1 pimiento rojo
1 berenjena pequeña
6 cucharadas de aceite de oliva virgen prensado en frío
2 cucharadas de aceite de oliva
1 cucharadita colmada de sal
algunas hojitas de perejil
harina para la encimera y el molde
sal y pimienta recién molida

Amasar la harina con el aceite de oliva de prensión en frío, la cucharadita de sal y


unos 50 ml de agua hasta conseguir una masa uniforme. Extenderla sobre una
encimera enharinada hasta que tenga medio centímetro de grosor. Enharinar un molde
de 26 cm de diámetro y colocar allí la masa. Hacer agujeros con un tenedor en el
fondo de la masa. Precalentar el horno a 180 °C.
Lavar las verduras. Retirar las pepitas de los pimientos y cortar en dados
pequeños. Igualmente cortar la berenjena en dados pequeños. Trocear las hojas de
espinaca. Trocear el perejil. Echar en el molde los dados de verdura, las espinacas y
el perejil. Salpimentar y salpicar con las dos cucharadas de aceite de oliva. Meter el
pastel de verduras en el horno durante unos 25 min, hasta que quede crujiente. Servir
templado con hojas de lechuga.
POSTRES

Panna Coco con frambuesas y flor de lavanda


TIEMPO DE PREPARACIÓN:30 MINUTOS APROX. + TIEMPO DE ENFRIADO

Ingredientes (para cuatro personas):


⅛l de leche de soja con sabor a vainilla
375 ml de leche de coco
25 ml de zumo concentrado de agave
2 cucharadas de espesante
2 cucharaditas de agar-agar
4 ramitas de lavanda
frambuesas frescas

Mezclar el espesante y el agar-agar en 50 ml de leche de coco. Echar esta mezcla al


resto de la leche de coco, mezclar con la leche de soja y llevar a ebullición.
Incorporar el zumo de agave y deja reposar durante 5 min. Lavar con agua fría cuatro
moldes (de 150 ml de capacidad), llenarlos con la masa de coco y dejar enfriar
durante unas 5 h. Desmoldar sobre platos fríos y decorar con las frambuesas y la
lavanda. Si se desea, espolvorear por encima coco rallado.
Peras cocidas con espuma de almendras y flores de violeta
TIEMPO DE PREPARACIÓN:30 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para cuatro personas):


100 g de azúcar
50 g de azúcar glas
50 g de láminas de almendras tostadas
200 ml de vino blanco seco (aprox.)
200 ml de leche de almendras
2 peras William maduras
1 vaina de vainilla
1 limón biológico (el zumo)
flores de violeta para decorar

Pelar las peras, partirlas por la mitad, quitar los corazones e introducirlas en una
cazuela. Cubrir con el vino. Cortar la vainilla en sentido longitudinal, mezclar la
vaina y la médula con el azúcar y el zumo de limón. Pochar las peras durante 15 min
hasta que que-den blandas, luego dejar enfriar dentro de su caldo. Sacar del caldo y
cortar en gajos grandes. Mezclar la leche de almendras con el azúcar glas.
Colocar en un plato hondo la pera, cubrir con la espuma de almendras y
posteriormente decorar con las almendras laminadas y las flores de violeta.
BEBIDAS

Bebida templada de frutas y almendras


TIEMPO DE PREPARACIÓN:10 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para dos personas, como desayuno):


150 g de frutas ecológicas de temporada
300 ml de leche de arroz o de cáñamo
1 cucharada de pasta de almendra
1 cucharada de copos de avena finos

Calentar la leche de arroz o de cáñamo, incorporar la pasta de almendra y remover.


Dejar reposar un instante. Lavar la fruta o pelarla, y cortarla en trozos pequeños.
Mezclar todos los ingredientes y servir de inmediato cuando aún esté ligeramente
templada.

Consejo:
Según la temporada, también se puede aderezar con una pizca de canela, cardamomo
o vainilla Bourbon.
Leche de higos para irse a dormir
TIEMPO DE PREPARACIÓN:10 MINUTOS APROX.

Ingredientes (para dos personas):


¼ l de leche de coco
⅛l de leche de almendras
2 higos ecológicos secos
1 cucharadita de zumo concentrado de agave o bien sirope
de arce
una pizca de canela
una pizca de cardamomo

Calentar juntas la leche de coco y la leche de almendras. Incorporar a la leche el


zumo de agave o el sirope de arce y las especias. Batir con la batidora.
Epílogo

EL CICLO DE LA VIDA Y MI PROPIO CAMINO


Este libro supo ne en mi caso personal el cierre de un ciclo: comenzó con un
jovencito berlinés que, después de visitar un zoológico, decidió liberar a los
animales que allí estaban encerrados. El libro Tierfreund in Not («Amigo de los
animales en estado de alerta») me suministró la base. El padre de un amigo pudo
impedir que yo hiciera alguna locura. Cuando en aquel entonces entendí que a los
animales del zoo de aquella gran ciudad los perjudicábamos más que los
beneficiábamos, la idea cobró vida. Sentí que se reforzaba en mi interior mi precoz
decisión de hacerme vegetariano. También influyó en mi transición al modelo
vegano. Poder mitigar con la palabra escrita al menos una pequeña parte de las
miserias a las que sometíamos a los animales y a nosotros, los seres humanos,
supone mucho para mí. Yo le puedo asegurar, desde mi punto de vista personal, que
negar la colaboración en los sufrimientos de la cría intensiva, en el cruel transporte
de ganado y en las ejecuciones en masa en los grandes mataderos es extremadamente
gratificante. Espero haber alumbrado un nuevo compromiso del cual usted también
forme parte. Alimentación vegana es un gran paso adelante hacia un mundo mejor,
puede servir para alimentar el cuerpo y la mente y ser beneficioso para la Tierra,
pues no solo se trata de la alimentación, sino de todo lo que hay en juego.
ANEXO
Verdura cruda como respaldo de la serotonina

El camino para alimentarse con plantas ricas en L-triptófano conlleva la acción de


masticar mucho y hacer ejercicio. En Ale-mania disponemos de un alimento que aúna
un alto valor integral, vegetales crudos de calidad y carencia de aditivos excitantes.
Se trata de la mezcla de verduras crudas «Take me». 178 Contiene el valor completo
de cada planta, por lo que responde de forma óptima a la necesidad de
aprovisionamiento de L-triptófano, un aminoácido esencial imprescindible. Se
comercializan tres variedades: la mezcla Take me mandarina-manzana, el Take me
Bio frambuesa-pera y el Take me Bio hierbas verdes . Este último ofrece, gracias a
su riqueza de algas, algunas ventajas complementarias, y es muy adecuado, tanto por
la mañana como al mediodía, para combatir los problemas de la piel. Yo
personalmente lo consumo por las mañanas, desde hace meses, disuelto en agua o
zumo, me bebo después un gran vaso de agua y ya no tomo nada más hasta la hora de
comer. También se puede tomar, con los mismos resultados, unos 20 o 30 minutos
antes del desayuno.
El truco de esta alimentación es tan sencillo como eficaz. Gracias a su fina
pulverización, la mezcla nos ahorra, en primer lugar, un largo proceso de
masticación. El entrenamiento matutino nos mantiene el equilibrio de oxígeno y, por
otro lado, la mezcla vegetal nos proporciona la cantidad adecuada de carbohidratos
y aquí entra en juego la insulina, consiguiendo que las células se abran a los
aminoácidos y así se resuelva el problema de competencias del sistema de transporte
que regula su entrada al cerebro.
De esta forma tan cómoda nos procuramos las ventajas del modo de vida que
practicaban nuestros ancestros. Además, también es manifiestamente saludable.
Por desgracia, el «alimento de la felicidad Take me» no ayuda a todos, sino solo
al 75 % de los usuarios. El 25 % restante no responde a la toma repetida de los
inhibidores de la serotonina que ofrece la medicina convencional. En estos casos es
preciso actuar frente a un problema de receptores.
A algunas mujeres les sirve de ayuda tomar una segunda ración media hora antes
de la cena, siempre en ayunas. Suelen ser víctimas de un consumo muy elevado de
serotonina, posiblemente a causa de un índice de estrés superior a los valores
promedios. También puede existir, y desde mi punto de vista es bastante probable
que sea así, un problema de tipo social o ambiental que afecte al intestino, lo que
forzaría la ya conocida hiperacidificación. En este caso puede servir una cura de
ayuno acompañada de un saneamiento intestinal, y acto seguido un método acreditado
de cambio de alimentación. Entre todos los tipos de saneamiento intestinal, el ayuno
es, con mucha ventaja, preferible a todas las hidroterapias de colon, promociones
simbióticas o similares.
En este punto se ve claro la buena armonización entre la recomendable
alimentación vegana, con sus influencias nutricionales, y esta forma de alimentación
de la felicidad. Incluso sin la cura de ayuno, la alimentación vegana puede
suministrar la base para conseguir la dieta de la felicidad.
Hasta en los casos en que no produzca efecto sobre el estado de ánimo, o lo haga
con poca intensidad, las consecuencias positivas sobre el sueño y la piel se podrán
comprobar al cabo de poco tiempo, pues la acción sobre la epidermis del Bio
hierbas verdes es muy manifiesta.
LA CONDICIÓN FÍSICA PREVIA PARA CONSEGUIR LA FELICIDAD
«Take me» no es un medicamento ni, tomado en el sentido más estricto de la palabra,
un complemento alimenticio. Realmente, tan solo se trata de una mezcla alimentaria
especialmente sofisticada a base de fruta y verduras crudas con cereales ricos en
triptófano, como la quínoa y el amaranto, y con una adecuada adición de bayas y
fruta. Todas las frutas han sido exprimidas, cuidadosamente desecadas y, por último,
finamente pulverizadas. Excepto los lactantes, lo puede consumir cualquier persona,
e incluso lo toleran los que no soportan los vegetales crudos.
De todas formas, no cabe ampararse en la idea de «¡Yo me trago esto ahora y me
sentiré superfeliz todo el día!». Es cierto que, gracias a su elevada vida media,
dispondré de suficiente serotonina para todo el día, y eso ya es bastante. Pero está
claro que debo generar situaciones, o al menos permitirlas, que me hagan feliz.
Trataré de explicarlo con una sencilla analogía. Si no tuviéramos hormonas sexuales
y ocurriera que George Clooney o Julia Roberts se nos acurrucaran en el regazo, lo
único que sentiríamos es su peso. Dado que tenemos tales hormonas, nadie puede
predecir lo que va a pasar, aunque, sea como sea, reaccionaremos de alguna forma.
Eso es lo que ocurre con la serotonina. Nosotros podemos generar situaciones en las
que nuestro ánimo se sienta bien y feliz.
Una experiencia adquirida en mis seminarios de ayuno puede arrojar luz sobre
los efectos de la serotonina. Hace 25 años, cuando yo era médico dietista, por las
noches siempre me tenían en vela los problemas de los pacientes a la hora de
enfrentarse al ayuno.Pero desde que, al comienzo del período de dieta, empecé a
prescribir una dosis de «Take me», que no perjudicaba en lo más mínimo al ayuno,
ya no me volví a desvelar. Esto no significaba, naturalmente, que «Take me» pueda
eliminar de forma milagrosa los dolores de cabeza y otros problemas asociados a las
dietas, pero sí que eleva notablemente el estado general de ánimo, uno «se siente
mejor», y parece mucho más sencillo esperar a la mañana para hacer preguntas y
plantear problemas.
¿PRUEBAS CIENTÍFICAS?
Por desgracia, aún no existe ninguna investigación científica dedicada a esta mezcla
vegetal, pero sí hay resultados indirectos relacionados con la experiencia con la
siesta. Quien desee hacer una siesta larga, puede tomar el «Take me» y no hacer nada
más; no se despertará con el temido atontamiento que ya he mencionado en este libro
(página 288). Si el almacén orgánico está repleto de serotonina, la metabolización de
parte de la misma en melatonina no acusará ninguna carencia y, al despertar, se
sentirá fresco y activo.
Sería muy fácil conseguir una prueba científica. Si se pudiera administrar la
mezcla a los pacientes y controlarlos con una punción lumbar para extraerles líquido
cefalorraquídeo, se podría observar cómo se incrementa el nivel de serotonina en
ese líquido. Por desgracia, tales investigaciones despiertan poco interés.
«Take me» no es un complemento alimenticio elaborado al tuntún. A diferencia
de los complementos habituales, en los que cada sustancia se toma aisladamente,
aquí están todas reunidas, completas y finamente pulverizadas. «Take me» no es un
complemento o un sustituto de la alimentación, pues su contenido alimenticio es muy
escaso. Tan solo se trata de tener disponible una sustancia, el L-triptófano, en el
momento y lugar adecuados. De esa forma nos aprovechamos de algo que, sin darnos
cuenta, habíamos per-dido con nuestros modernos hábitos de vida. Después de más
de cinco años de experiencia incrementando los niveles de serotonina con este
producto, no hay más remedio que aceptar que es la solución más sencilla. Incluso es
eficaz desde el punto de vista terapéutico.
PARA SABER MÁS SOBRE EL TEMA DE LA SEROTONINA
BARTELS, A., S KI, S.: The neural basis of romantic love. Neuroreport11, 2000, pp.
3829-3834.
CAMILLERI, M. et al.: A randomized controlled clinical trial of the serotonin type-3-
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ZHOU, F. M. et al.: Corelease of dopamine and serotonin from striatal dopamine
terminals. Neuron 46, 2001, pp. 65-74.
Notas

1. Herma Brockmann, Renato Pichler: Paving the way for Peace: Living
philosophies of Bishnois and Jains. Low Price Publications, India, 2004.
2. T. Colin Campbell, Thomas M. Campbell: The China Study, cap. 4, nota 4. (Aquí
y en lo sucesivo esos datos se referirán a las investigaciones científicas citadas
en The China Study). BenBella Books, EE.UU., 2004. En español: El estudio de
China. Ed. Sirio, Málaga, 2012.
3. Peter Spork: Der zweite Code. Epigenetik: oder wie wir unser Erbgut steuern
können. Rowohlt Verlag, 2009.
4. Jonathan Safran Foer: Tiere essen. Verlag Kiepenheuer & Witsch, 2010. En
español: Comer animales. Seix Barral, Barcelona, 2011.
5. Stephen Hawking: Der Grosse Entwurf. Rowohlt Verlag, 2010, pág. 90. En
español: El gran diseño. Crítica, Barcelona, 2010.
6. T. Colin Campbell, Thomas M. Campbell: The China Study. BenBella Books,
EE.UU., 2004.
7. Ibídem.
8. Jörg Spitz, William B. Grant: Krebszellen mögen keine Sonne, p. 127. Mankau
Verlag, 2010. Un importante libro sobre la vitamina D, es decir, sobre los efectos
del sol en nuestra salud.
9. Más información en www.buahmerah.at; donde también se pueden solicitar.
10. T. Colin Campbell, Thomas M. Campbell: The China Study, cap. 5, notas 41-43.
BenBella Books, EE.UU., 2004.
11. Ibídem, cap. 5, notas 32, 46.
12. Ibídem, cap. 5, nota 16.
13. Forman et al.: en: Hypertension, 2007, 49:1063, citado de Spitz/ Grant en
Krebszellen mögen keine Sonne, p. 80.
14. Jörg Spitz, William B. Grant: Krebszellen mögen keine Sonne. Mankau Verlag,
2010.
15. T. Colin Campbell, Thomas M. Campbell: The China Study, cap. 8, notas 99-101.
BenBella Books, EE.UU., 2004.
16. Ibídem, cap. 8, nota 98.
17. Sixth Annual Report of the Council on Environmental Quality, Washington D.C.,
dic. 1975, p. 375.
18. Lewis Regenstein: How to Survive in America the Poisoned. Acropolis Books,
1982.
19. New England Journal of Medicine, 26 marzo 1981. Además: Bundesinstitut für
Risikobewertung Deutschland, 19.7.2005.
20a. De hecho, una cámara agrícola austríaca me ha advertido de que es inadmisible
que la palabra «leche» se utilice para designar productos de arroz, soja, avena,
etc. Sin tener en cuenta el poder de la industria lechera, habría realmente que
reflexionar si se puede permitir que esos productos vegetales lleven el nombre de
una sustancia considerada como carcinógena.
b
20 . Citado en: The China Study, ilust. 4.7.
21. Citado en: The China Study, ilust. 4.8 y 4.9.
22. Jörg Spitz, William B. Grant: Krebszellen mögen keine Sonne. pp. 52 y sig.
Mankau Verlag, 2010.
23. Kurt Langbein, Bert Ehgartner: Das Medizinkartell. Piper Verlag, 2003.
24. Informe sobre una investigación del periódico Salzburger Nachrichten.
25. Münchner Medizinische Wochenschrift, 45/2010.
26. T. Colin Campbell, Thomas M. Campbell: The China Study, cap. 8, ilust. 8.4.
BenBella Books, EE.UU., 2004.
27. Ibídem, cap. 8.
28. NHANES III Studie.
29. Salzburger Nachrichten, de 30 oct. 2010.
30. Más detalles en: Aller guten Dinge sind drei.
31. T. Colin Campbell, Thomas M. Campbell: The China Study. BenBella Books,
EE.UU., 200
32. Jörg Spitz, William B. Grant: Krebszellen mögen keine Sonne. pp. 59 y sig.
Mankau Verlag, 2010.
33. Münchner Medizinische Wochenschrift 44/2010.
34. Review of the Epidemiological Evidence, Nutrition and Cancer, vol. 18, nº. 1.
35. Takeshi Hirayama: Recent Progress in Research on Nutrition and Cancer . pp.
179-187. Wiley-Liss, Inc., 1990.
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39. Claus Leitzmann, Andreas Hahn: Vegetarische Ernährung. Trias Verlag, 1998.
40. Erstmals Trendwende in der Krebssterblichkeit, en Ärzte Zeitung, 27 oct. 1997.
41. Studien belegen Einfluss der Kost auf Tumorgenese, en Ärzte Zeitung, 26 nov.
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42. Una extensa muestra de estudios como último intento para incorregibles:
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—S. Hursting, M. Thornquist, M. Henderson: Types of dietary fat and the
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—K. A. Steinmetz, J. D. Potter: Vegetable, fruit, and cancer I: epidemiology.
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43. Para este tema: Ruediger Dahlke: Aggression als Chance.
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47. T. Colin Campbell, Thomas M. Campbell: The China Study, cap. 9, nota 12.
BenBella Books, EE.UU., 2004.
48. Ibídem, cap. 9, nota 27.
49. Ibídem.
50. Sobre este tema, véase el capítulo sobre diabetes de tipo 1 en: Krankheit als
Sprache der Kinderseele., de Ruediger Dahlke.
51. I. Elmadfa et al.: Österreichischer Ernährungsbericht 2008, Universidad de
Viena, 2009.
52. WHO, World Statistics 2007.
53. B. Vessby: Dietary fat and insulin action in humans. Br J Nutr. 2000 mar; 83 Sup.
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54. S. H. Holt et al.: An insulin index of foods: the insulin demand generated by 1000-
kJ portions of common foods. En J Clin Nutr, 1997 Nov; 66 (5):1264-76.
55. Ruediger Dahlke: Krankheitals Symbol. En español: La enfermedad como
símbolo. Robinbook Ediciones, Barcelona, 2012.
– Ruediger Dahlke: Krankheit als Sprache der Kinderseele.
56. Ruediger Dahlke: Aller guten Dinge sind drei, Südwest, 2009.
57. T. Colin Campbell, Thomas M. Campbell: The China Study, cap. 6, nota 13.
BenBella Books, EE.UU., 2004.
58. Ibídem, cap. 4, nota 51.
59. Ibídem, cap. 4, nota 47.
60. Jörg Spitz, William B. Grant: Krebszellen mögen keine Sonne. p. 12. Mankau
Verlag, 2010.
61. T. Colin Campbell, Thomas M. Campbell: The China Study, cap. 10, nota 1.
BenBella Books, EE.UU., 2004.
62. Ibídem, cap. 10, nota 2.
63. Ibídem.
64. Ibídem, cap. 10, nota 13.
65. Ibídem, cap. 10, nota 1.
66. Ibídem, cap. 10, nota 3.
67. En: Osteoporosis International, 2009; 10.1007/s00198-0090916-z), Quelle: ©
rme/aerzteblatt.de
68. Sobre este tema: Ruediger Dahlke: Lebenskrisen als Entwicklungschancen.
Goldmann Wilhelm, 1999, y Frauen-Heil-Kunde. En español: El camino
femenino a la curación, Robinbook Ediciones, Barcelona, 2009.
69. G. Psota, GerontoPsychiatrisches Zentrum Wien, 2006.
70. T. Colin Campbell, Thomas M. Campbell: The China Study, cap. 10, nota 76.
BenBella Books, EE.UU., 2004.
71. Ibídem, cap. 10, nota 39.
72. Ibídem, cap. 10, nota 41.
73. T. Tanaka et al.: Vegetarian diet amelio rates symptoms of atopic dermatits through
reduction of the number of peripheral eosinophils and PGE2 synthesis by
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74. www.vegetarismus.ch/info/12.htm. Otras informaciones sobre este tema:
–John Coleman: Comparative Anatomy & Taxonomy. Contiene una detallada
tabla en inglés.
–E. Densmore: Die Densmore-Schlickeysen’sche Kostvergleichstabelle
Allesfresser oder Vegetarier?
–Milton R. Mills: «The Comparative Anatomy of Eating»,
www.vegsource.com/news/2009/11/the-comparative-anatomy-ofeating.html.
75. Fuente: Ibrahim Elmadfa, Alexa Leonie Meyer: Ballaststoffe, Gräfe und Unzer
Verlag, 2011.
76. Sobre este tema, consultar nuestras tres variantes de semanas de ayuno en
www.dahlke.at.
77. Fuente: Bundesinstitut für Risikobewertung 2010.
78. E. Silva et al.: Something from «nothing»: eight weak estrogenic chemicals
combined at concentrations below NOECs produce significant mixture effects.
Environ Sce Technol, 2002 abr. 15;36(8):1751-6.
–N. Rajapakse et al.: Combining xenoestrogens at levels below individual no-
observed-effect concentrations dramatically enhances steroid hormone action.
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79. T. Colin Campbell, Thomas M. Campbell: The China Study. BenBella Books,
EE.UU., 2004.
80. Sobre este tema: Ruediger Dahlke: Die Schicksalsgesetze: Spielregeln fürs
Leben. Arkana, 2009.
81. T. Colin Campbell, Thomas M. Campbell: The China Study, cap. 11, notas 3-5.
BenBella Books, EE.UU., 2004.
82. P. A. Straubinger: Am Anfang war das Licht. DVD über www.heilkundeinstitut.at.
En español: Vivir de la luz. DVD Karma Films.
83. Ruediger Dahlke: Vom Mittagsschlaf bis Powernapping, Nymphenburger Verlag,
2011.
84. Fuente: Doris Fritzsche, Ibrahim Elmadfa: Gute Fette: schlechte Fette, Gräfe und
Unzer Verlag, 2007.
85. Nikolaus Geyrhalter: Unser täglich Brot. Austria, 2005. En español: Nuestro pan
de cada día, Austria 2005.
86. Más información sobre problemas de la leche: www.vegetarismus.ch/pdf/b03.pdf
87. www.vegetarismus.ch/heft/98-2/schlacht.htm. El informe también se puede
conseguir en forma de folleto en la website.
88. Jonathan Safran Foer: Tiere essen. Verlag Kiepenheuer & Witsch, 2010. En
español: Comer animales. Seix Barral, Barcelona, 2011.
89. Ibídem.
90. Ibídem.
91. Ibídem.
92. Ibídem.
93. Ibídem.
94. Loc. cit., v. nota 87.
95. Una película sobre esa bajeza moral se puede encontrar en:
www.tierrechtsfilme.at/langfilme/bruellen_der_rinder/film.htm
96. www.provegan.info/nachwort.html
97. Jonathan Safran Foer: Tiere essen. Verlag Kiepenheuer & Witsch, 2010. En
español: Comer animales. Seix Barral, Barcelona, 2011.
98. Die Zeit, nº. 9, 24 feb. 2011.
99. Jonathan Safran Foer: Tiere essen. Verlag Kiepenheuer & Witsch, 2010. En
español: Comer animales. Seix Barral, Barcelona, 2011.
100. Ibídem.
101. Ibídem.
102. Loc. cit., v. nota 87.
103. Jonathan Safran Foer: Tiere essen. Verlag Kiepenheuer & Witsch, 2010. En
español: Comer animales. Seix Barral, Barcelona, 2011.
104. Gail A. Eisnitz: Slaughterhouse. Prometheus Books, UK, 1997.
105. Cita de Gail A. Eisnitz en Tiere essen (Comer animales). También en
www.tierrechte-kaplan.org/kompendium/a214.htm
106. Jonathan Safran Foer: Tiere essen. Verlag Kiepenheuer & Witsch, 2010. En
español: Comer animales. Seix Barral, Barcelona, 2011.
107. Loc. cit., v. nota 87.
108. www.provegan.info
109. Ruediger Dahlke: Die Lebensprinzipien. Goldmann, 2011.
110. Franz Hartmann: Paracelsus: Life and prophecies, Kessinger Publishing, 1993.
111. HRH Prince of Wales: Harmony. Harper Collins, 2010.
112. Jonathan Safran Foer: Tiere essen. Verlag Kiepenheuer & Witsch, 2010. En
español: Comer animales. Seix Barral, Barcelona, 2011.
113. Paul Pearsall: The Heart’s Code: Tapping the wisdom and power of our heart
energy. Broadway Books, New York, 1999.
114. Hans-Peter Dürr: Warum es um das Ganze geht. Oekom Verlag, 2009, p. 112.
115. Fuente: Ibrahim Elmadfa, Doris Fritzsche, Waltraute Aign: Nährwerte. Gräfe und
Unzer Verlag, 2008.
116. Una publicación del partido Die Grünen del año 2010.
117. Neal Barnard: Breaking the Food Seduction. Griffin, 2004.
118. T. Colin Campbell, Thomas M. Campbell: The China Study. BenBella Books,
EE.UU., 2004.
119. Jörg Spitz, William B. Grant: Krebszellen mögen keine Sonne, p. 127. Mankau
Verlag, 2010.
120. Fuente: Schweizerische Vereinigung für Vegetarismus (SVV),
www.vegetarismus.ch.
121. www.provegan.info
122. Jonathan Safran Foer: Tiere essen. Verlag Kiepenheuer & Witsch, 2010. En
español: Comer animales. Seix Barral, Barcelona, 2011.
123. Estudio del Worldwatch Institute del 21 oct. 2009. www.worldwatch.org.
124. WHO/FAO, 2002.
125. Laut Schweizerische Vereinigung für Vegetarismus (SVV)
126. Ruediger Dahlke: Das Schattenprinzip. Goldmann Arkana, 2010.
127. Sobre este tema: www.dahlke.at
128. Jörg Spitz, William B. Grant: Krebszellen mögen keine Sonne, pp. 71 y sig.
Mankau Verlag, 2010.
129. Ibídem, p. 73.
130. Vicente Gilsanz, Arye Kremer, Ashley O. Mo, Tishya A. L. Wren, Richard
Kremer: Vitamin D Status and Its Relation to Muscle Mass and Muscle Fat in
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10.1210/jc.2009-2309.
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Linked to Muscle Fat, Decreased Strength in Young People. Science-Daily,
Retrieved enero 28, 2011, en
www.sciencedaily.com/releases/2010/03/100305112157.htm
131. myveganworld.de/gesundheit/zusammenfassung-zumthema-vitamin-d/
132. Nicolai Worm: Heilkraft D: wie das Sonnenvitamin vor Herzinfarkt, Krebs und
anderen Erkrankungen schützt. Systemed Verlag, 2009.
133. Sobre este tema www.dahlke.at
134. Ruediger Dahlke: Vom Mittagsschlaf zum Powernapping. Nymphenburger 2011.
135. Marco Rauland: Feuerwerk der Hormone, p. 107. Hirzel Verlag, 2006.
136. Ruediger Dahlke: Rauchen. Goldmann, 2011.
137. Disponible en www.heilkundeinstitut.at
138. Cifras tomadas de: Ternes/Täufel/Tunger/Zobel: Lexikon der Lebensmittel und
der Lebensmittelchemie. Wissenschaftl.Verlagsges, 2007; DGE u. a. (Eds.):
Referenzwerte für die Nährstoffzufuhr, Umschau Buchverlag, 2008; Berg/Stryer/
Tymoczko: Biochemie. Spektrum Akad. Verlag, 2010.
139. Ibídem.
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143. Fuente: Ibrahim Elmadfa, W. Aign, D. Fritzsche: Nährstoffe, Gräfe und Unzer
Verlag, 2008 y Vegi-Info 2009/1.
144. v. nota 138.
145. Ibídem.
146. Ibídem.
147. Ibídem.
148. Ibídem.
149. Consultar: www.dahlke.at/veroeffentlichungen/cds.php
150. El CD del mismo nombre se ha publicado en Integral Verlag.
151. De su folleto Vegan, que se puede bajar gratis de www.provegan.info
152. www.pcrm.org/health/veginfo/nutritionfaq.html
153. Más sobre este tema: Ruediger Dahlke: Die Schicksalsgesetze: Spielregeln fürs
Leben. Goldmann Arkana, 2009.
154. Ruediger Dahlke: Das Schattenprinzip. Goldmann Arkana, 2010.
155. Ruediger Dahlke: Die Lebensprinzipien. Goldmann, 2011.
156. Génesis 1,29.
157. Génesis 2,16.
158. Génesis 9,3-9,5.
159. Daniel 1,11–16.
160. Isaías 66,3.
161. El Evangelio esenio de la paz, libro1.
162. El Evangelio de los doce santos, Lección 38.
163. El profeta Mahoma, Hadiz.
164. El Corán, sura 5: La mesa servida, aleya 3.
165. El Corán, sura 23: Los creyentes, aleyas 19-20.
166. Muhammad Rahîm Bawa’ Muhayad-dîn, Sufi místico islámico.
167. Lankavatara Sutra (Tripitaka nº. 671).
168. Lankavatara Sutra (Tripitaka nº. 671).
169. Shakyamuni Buddha, Nirvana Sutra.
170. Manusmriti 6,60.
171. Anusasanika Parva 115,55.
172. Manusmriti 5,51.
173. Manusmriti 5,45-49.
174. Manu-samhita 5,51-52.
175. Xin Shu, Tomo 6, nº. 7.
176. Traktat des stillen Weges
177. Abdul-Baha: Die Tage im Licht aus Akka, 1979, p. 8 y sig.
178. Este producto se comercializa a través de la página web www.takeme-
gluecksnahrung.com/espanol/
Libros de Ruediger Dahlke

LIBROS BÁSICOS
Die Schicksalsgesetze: Spielregeln fürs Leben, Goldmann Arkana, 2009.
Das Schattenprinzip, Goldmann Arkana, 2010.
Lebensprinzipien: Heilung, Vorbeugung, Vorsätze, Goldmann, 2011.
Erde – Feuer – Wasser – Luft: die 12 Lebensprinzipien in den vier Elementen (con
B. Blum), Aquamarin, 2011.
Das Senkrechte Weltbild (con N. Klein), Ullstein, 1986.
INTERPRETACIÓN DE CUADROS CLÍNICOS
Krankheit als Symbol, Bertelsmann, 2007. En español: La enfermedad como
símbolo, Robinbook Ediciones, Barcelona, 2012.
Krankheit als Sprache der Seele, Goldmann, 1992. En español: El mensaje curativo
del alma, Robinbook Ediciones, Barcelona, 2012.
Krankheit als Weg (con T. Dethlefsen), Goldmann, 1983. En español: La
enfermedad como camino (con T. Dethlefsen), Debolsillo, Barcelona, 2003.
Frauen-Heil-Kunde (con M. Dahlke, V. Zahn), Goldmann, 1999. En español: El
mensaje curativo del alma femenina (con M. Dahlke, V. Zahn), Robinbook
Ediciones, Barcelona, 2004.
Der Weg ins Leben (con M. Dahlke, V. Zahn), Goldmann 2004.
Aggression als Chance, Goldmann, 2003. En español: El poder curativo de la
agresión, Robinbook Ediciones, Barcelona, 2005.
Depression – Wege aus der dunklen Nacht der Seele , Goldmann, 2006. En español:
Depresión: Caminos para salir de la noche oscura del alma, Robin book
Ediciones, Barcelona, 2007
Krankheit als Sprache der Kinder-Seele (con V. Kaesemann), Gold-mann, 2009.
Gewichtsprobleme, Knaur, 1989.
Verdauungsprobleme (con R. Hößl), Knaur, 1990.
Herz(ens)problema, Goldmann, 2011.
Rauchen, Goldmann, 2011.
OTROS LIBROS DE INTERPRETACIÓN
Die Spuren der Seele (con R. Fasel), Gräfe und Unzer, 2010.
Körper als Spiegel der Seele, Gräfe und Unzer, 2007. En español: El cuerpo como
espejo del alma, Albatros, Buenos Aires, 2011.
Woran krankt die Welt , Goldmann 2001. En español: ¿De qué en ferma el mundo?,
Robinbook Ediciones, Barcelona, 2008.
Die Psychologie des Geldes, Nymphenburger, 2008. En español: La psicología del
dinero, Editorial Océano, Barcelona, 2011.

Crisis vital
Lebenskrisen als Entwicklungschancen, Goldmann, 1995. En español: Las etapas
críticas de la vida, Plaza&Janés, Barcelona, 1999.
Die große Verwandlung: Wir sterben und leben weiter, Crotona, 2011.

Salud
Aller guten Dinge sind drei; Südwest, 2009.
Essens-Glück (con D. Neumayr); Schirner, 2010.
Vom Essen, Trinken und Leben (con D. Neumayr); Haug, 2007.
Vom Mittagsschlaf zum Powernapping; Nymphenburger, 2011.
Ganzheitliche Wege zu ansteckender Gesundheit; Comed, 2011.
Die Notfallapotheke für die Seele; Nymphenburger, 2007.
Das große Buch der ganzheitlichen Therapien; Integral, 2007.
Schlaf – die bessere Hälfte des Lebens; Integral, 2005.
Meine 50 besten Gesundheitstipps; Heyne, 2008.
Entgiften-Entschlacken-Loslassen, www.heilkundeinstitut.at. En espa ñol: Cuerpo y
alma: Desintoxicación y ayuno, Robinbook Ediciones, Barcelona, 2006.
Von der Weisheit unseres Körpers , Droemer Knaur, 2004. En español: La salud
como camino, Robinbook Ediciones, Barcelona, 2005.
Wege der Reinigung (con D. Ehrenberger), Heyne, 1998.
Die wunderbare Heilkraft des Atmens (con A. Neumann), Integral, 2000.
Das große Buch vom Fasten, Goldmann, 2008. En español: El gran libro del ayuno,
Integral, Barcelona, 2012.
Sinnlich Fasten, Nymphenburger, 2010. En español: El ayuno consciente, Ediciones
Obelisco, Barcelona, 1996.
Fasten: Das 7-Tage-Programm; Südwest, 2011.

Meditación
Reisen nach Innen: Geführte Meditationen auf dem Weg zu sich selbst , Ullstein,
2004.
Meditationsführer: Wege nach innen (con M. Dahlke), Schirner, 2005. En español:
El gran libro de la meditación: encuentre su propio método de meditación
(con M. Dahlke), Ediciones Obelisco, Barcelona, 2003.
Schwebend die Leichtigkeit des Seins erleben, Schirner, 2008.

Mandalas | Aforismos | Otros


Mandalas der Welt; Hugendubel, 1985.
Arbeitsbuch zur Mandalatherapie, Schirner, 2010.
Worte der Seele; Schirner, 2011.
Worte der Heilung; Schirner, 2005.
Wage dein Leben jetzt! (solo en www.heilkundeinstitut.at)
Worte der Dankbarkeit und des Vertrauens; Schirner, 2011.
Ruediger Dahlkes Ganzheitlicher Kalender; Südwest, 2011.
Habakuck und Hibbelig: Das Märchen von der Welt (novela); Heyne, 1987.
CD de Ruediger Dahlke

Meditaciones guiadas en Goldmann-Arkana-Audio (texto y voz: Ruediger Dahlke,


música: Claudia Fried y Bruce Werber). Programas de autoayuda (CD y libro de
bolsillo) sobre los temas: Mi peso ideal (3 CDs), fumar, tinnitus y zumbido de
oídos.
CD del libro Die Schicksalsgesetze: Spielregeln fürs Leben: La ley de la atracción,
la ley de la polaridad y el campo de la conciencia.
Serie «Heil-Meditationen», meditaciones sobre cuadros clínicos: Autosanación
(adecuado para todos los cuadros clínicos), alergias, vivir libre de angustia,
disgusto y furia; Depresión, – Wege aus der dunklen Nacht der Seele, problemas
femeninos, problemas de piel (2 CD), rituales de curación (2 CD), problemas de
corazón, dolores de cabeza, cáncer, crisis vital como oportunidad para el
desarrollo, problemas hepáticos, mi peso ideal, baja presión arterial, relaciones
de pareja, fumar, problemas de espalda, trabajo en la sombra, problemas de
sueño, afán y búsqueda, tinnitus y problemas auditivos, problemas de digestión,
del estrés a la alegría de vivir.
Meditaciones sobre otros temas de salud: embarazo y parto, el médico interior (2
CD), los 4 elementos, elementos rituales (2 CD), energía y trabajo,
desintoxicación, ayunar conscientemente, empezar el día, mandalas, meditación
natural, relajación profunda, relajación total, viajes de ensueños, amor propio,
visiones.
Meditaciones de niños: Märchenland, Ich bin mein Lieblingstier, Schirner.
CD de Integral: 7 meditaciones matutinas, la levedad de mantenerse en suspenso,
sueño-la mejor mitad de nuestra vida, desconexión vigorizante al mediodía y la
tarde, meditaciones al Ángel de la guarda, la fuerza sanadora del perdón.
Audiolibros: Der Körper als Spiegel der Seele (Hoffmann y Campe), Krankheit als
Weg (Goldmann-Arkana-Audio).
Conferencias (en www.heilkundeinstitut.at): Krankheit als Symbol, Körper als
Spiegel der Seele, Die Schicksalsgesetze – Spielregeln fürs Leben, Die Spuren
der Seele – was Hand und Fuß über uns verraten, Lebenskrisen als
Entwicklungschancen, Depression – Wege aus der dunklen Nacht der Seele,
Moderne Reinkarnations-Therapie, Die Psychologie des Geldes, Notfallapotheke
für die Seele, Aller guten Dinge sind drei, Krankheit als Sprache der Seele.
Rhythmusverlag: Der innere Arzt, Gesetze des Lebens, Seelische Verletzungen,
Visionen
Direcciones útiles

Asociación Vegana Española (AVE)


Apartado de Correos 478, 29740 Torre del Mar (Málaga) Tel./
Fax. (95) 251 35 32
E-mail: ave@ivu.org
Apartado de Correos 348, 03800 Alcoy (Alicante)
E-mail: espanol@ivu.org

Unión Vegetariana Española (UVE)


Apartado de Correos 348, 03800 Alcoy (Alicante)
www.unionvegetariana.org; e-mail: info@unionvegetariana.org

Unión Vegetariana Internacional (IVU)


www.ivu.org/spanish; e-mail: espanol@ivu.org

Unión Vegetariana Latino-Americana (UVLA)


www.ivu.org/uvla
Lista de correo: ar.groups.yahoo.com/group/ivu-latina

Asociación para la defensa y prevención de la crueldad contra los animales


www.adpca.esinfo@adpca.es

People for the Ethical Treatment of Animals (PETA)


www.peta.org

HazteVegetariano.com
Portal acerca de vegetarianismo y veganismo de
AnimaNaturalis, que reúne a personas comprometidas
con el trato ético hacia los animales, la promoción del
vegetarianismo y los estilos de vida respetuosos. Relación de
restaurantes veganos y vegetarianos.

Lujuria vegana
www.lujuriavegana.com/ Página en Facebook
Info@lujuriavegana.com
Pastelería y repostería vegana (pasteles, tartas, muffins,
merengues…) Barcelona

Take me
www.takeme-gluecksnahrung.com/espanol/
Agradecimientos

Mi más cordial agradecimiento por su gran ayuda a Renato Pichler, que durante más
de diez años abrió y puso a mi disposición todo el material de su archivo, corrigió el
manuscrito, lo complementó en múltiples ocasiones y lo mejoró de forma sustancial.
A Rita Fasel, mi compañera, le agradezco sus muchas indicaciones, críticas y su
respaldo práctico, así como su infatigable búsqueda en Google. Balthasar Wanz, mi
organizador, se ha hecho merecedor de mis más expresivas gracias por sus valiosas
propuestas, lo mismo que Thom Bezenek por su estímulo y colaboración que se
tradujeron en importantísimas recomendaciones en cuanto a la serotonina y otros
neurotransmisores. A Vera Schott, Angelika Silber, Martina Kohl, Lilian Blunier y
Maren Timm les agradezco sus correcciones, propuestas y su dedicación al
seguimiento de todo tipo de rastros; a mis colegas Ingrid Seibold y Anette Buhmann
les reconozco sus indicaciones en el ámbito de la medicina; a Sybill Schlüpen por lo
mismo en el campo de la medicina tradicional china: a Gerald y Susanne Misera les
agradezco, como profesionales de la alimentación, su revisión a fondo del
manuscrito.
Un agradecimiento muy especial para Dorothea Neumayr, tan-to por sus recetas
como por sus añadidos y correcciones. Como siempre, vaya también mi
reconocimiento para Christa Maleri y mi amigo Kurt Eicher por su asesoramiento
estratégico.
A Ananda Tyrell, vicepresidenta de SVV, le agradezco su crítica constructiva.
Agradezco las informaciones que se han publicado sobre este libro en
innumerables páginas de Internet de la Schweizerischen Vereinigung für
Vegetarismus (SVV: Asociación Vegetariana Suiza) www.vegetarismus.ch.
Y, sobre todo, mi agradecimiento a mis colaboradores carnívoros, a dos de los
cuales la lectura del libro les ha abierto los ojos e incluso algún vegetariano se ha
pasado al veganismo.

Advertencia importante
Todas las informaciones y recomendaciones contenidas en este libro han sido
desarrolladas y revisadas con especial esmero. No obstante, no se pueden admitir
responsabilidades sobre daños y perjuicios que pudiera acarrear su aplicación.
Citas célebres

La ética es una ilimitada responsabilidad


hacia todo lo que vive.
ALBERT SCHWEITZER

La crueldad con los animales no se puede conciliar ni con una verdadera


formación ni con una verdadera erudición.
ALEXANDER VON HUMBOLDT

La sensatez comienza ya en la cocina.


FRIEDRICH NIETZSCHE

Los animales sienten, igual que los hombres, alegría y dolor, felicidad e
infelicidad.
CHARLES DARWIN

Ya solo por su influencia física sobre el temperamento


humano, la forma de vida vegetariana podría influir
de modo extraordinariamente positivo sobre el destino de la humanidad.
ALBERT EINSTEIN

Mejor deberían quedarse con la saludable col y el puré de cereales que con
faisanes y gallinas de Guinea.
PLINIO

Es manifiesto que según se incrementa la cultura, en lugar de comer carne se


practica el modo de vida vegetariano.
AUGUST BEBEL

Soy vegetariano […] porque así puedo hacer mejor uso de mi cerebro.
THOMAS ALVA EDISON

Tenemos la elección en nuestra mano: no es imprescindible que comamos


carne. Un estilo de vida vegetariano es un camino saludable para nosotros, los
seres humanos, ayuda a nuestro planeta y salva a muchos animales.
MARTINA NAVRATILOVA

Soy vegetariano y eso sienta de maravilla. Estoy más activo y mentalmente más
despierto cuando me fijo en lo que como.
JEAN ZIEGLER

¿Que por qué no me como a mis hermanos? Simplemente por sentido familiar,
eso es todo. La vergüenza tiene que empezar en algún momento.
O. W. FISCHER

Para mí, el interés por los animales es de mucha mayor importancia que la
preocupación de verme ridículo.
ÉMILE ZOLA

Soy vegetariano desde hace doce años. Y hasta ahora nunca he estado
seriamente enfermo. La alimentación vegetariana refuerza el sistema
inmunitario. Creo que la carne hace enfermar.
BRYAN ADAMS

Una prueba de que el gusto hacia la carne no es algo natural en los seres
humanos es que los niños muestran desapego hacia ese tipo de comida.
JEAN-JACQUES ROUSSEAU

Ahora os puedo contemplar en paz porque ya no os como. FRANZ KAFKA


(observando a unos peces en un acuario)

No acoséis a hombres ni animales, ni les causéis ningún daño. LAO TSE

Quien es cruel con los animales no puede ser buena persona.


ARTHUR SCHOPENHAUER

Los animales son mis amigos y yo no me como a mis amigos.


GEORGE BERNARD SHAW

Todo lo que el hombre hace a los animales vuelve de nuevo a él. PITÉGORAS
El mayor baldón es arrebatar la vida.
EMPÉDOCLES

¡Atrévete a ser sabio y deja de matar animales!


HORACIO

Yo ya renuncié a comer carne en mis años jóvenes y llegará el tiempo en que


los hombres observarán a los asesinos de animales con los mismos ojos con
que miran a los asesinos de seres humanos.
LEONARDO DA VINCI

Solo existirá una auténtica cultura humana cuando se considere canibalismo


tanto el devorar seres humanos como el deleitarse en consumir cualquier tipo de
carne.
WILHELM BUSCH

Mientras haya mataderos, habrá campos de batalla.


LEÓN TOLSTOI

Si las paredes de los mataderos fueran de cristal, todo el mundo sería


vegetariano.
PAUL MCCARTNEY

Por un pequeño trozo de carne les robamos a los animales el alma, así como la
luz del sol y su tiempo de vida.
PLUTARCO

Un hombre que por puro descuido aplasta a un gusano, comete un crimen.


ROSA LUXEMBURG

El anonimato con que sacrificamos a los animales nos hace sordos ante sus
gritos.
LUISE RINSER

Si la visión de un toro sacrificado a los dioses fue para nosotros una atrocidad,
ahora no prestamos atención, en mataderos limpios y fregados con agua, al baño
diario de sangre que realizan todos los que en la comida del mediodía se
deleitan con las partes cocinadas, desfiguradas e irreconocibles, de cadáveres
de animales domésticos asesinados.
RICHARD WAGNER

En lo que se refiere a los animales, todo el mundo es nazi… Para los animales
cada día es un Treblinka.
ISAAC SINGER

Quien no pueda escuchar los gritos de las víctimas y no pueda ver sus
convulsiones, pero le sea indiferente que griten y se estremezcan cuando no los
tenga al alcance de su vista ni oído, tiene bien los nervios, pero carece de
corazón.
BERTHA VON SUTTNER

De matar animales a matar hombres hay solo un paso, el mismo que hay también
de torturar animales a torturar hombres.
LEÓN TOLSTOI

Vivimos gracias a la muerte de otros. Nos hemos transformado en sepulcros.


LEONARDO DA VINCI

Si el hombre moderno tuviera que matar por sí mismo a los animales que le
sirven de alimento, aumentaría desmesuradamente el número de vegetarianos.
CHRISTIAN MORGENSTERN

El respeto a la vida significa el horror ante la muerte.


ALBERT SCHWEITZER

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