Está en la página 1de 3

Hestia

Hestía, copia realizada en el siglo I d. C.

En la mitología griega, Hestia (en griego antiguo Ἑστία Hestía) es la diosa de la cocina, la
arquitectura, el hogar, o, más apropiadamente, del fuego que da calor y vida a los hogares. Es una
diosa pacífica. Su culto se asemejaba a la escita Tabiti, y su equivalente romana sería la diosa
Vesta, aunque el culto romano a ésta difería bastante de los griegos.

Era la hija primogénita de los titanes Crono y Rea, y la primera en ser devorada por su padre al
nacer; por lo que fue la última expulsada del cuerpo de su padre cuando Zeus le entregó el
vomitivo. Tras la guerra contra los Titanes, Hestia fue cortejada por Poseidón y por Apolo, pero
juró sobre la cabeza de Zeus que permanecería siempre virgen, evitando así la primera disputa
entre dioses olímpicos. El rey de los dioses le correspondió cediéndole la primera víctima de todos
los sacrificios públicos y los lugares preeminentes de todas las casas.

Hestia era la primera a quien se le hacían las ofrendas en los banquetes, incluso antes que a Zeus.
Se le solían sacrificar terneras de menos de un año, aludiendo a su virginidad.

Como diosa del hogar y la familia, Hestia apenas salía del Olimpo excepto para atender el oráculo
de Delfos, y nunca se inmiscuía en las disputas de los dioses y los hombres, por lo que
paradójicamente pocas veces aparece en los relatos mitológicos a pesar de ser una de las
principales diosas de la religión griega y, posteriormente, romana.

Cuando Dioniso es admitido en el Olimpo, Hestia cede su puesto en el consejo de los doce dioses,
mostrando otra vez su carácter pacífico. Dioniso fortaleció su categoría de dios olímpico y ella se
dedicó por completo al cuidado del fuego sagrado del Olimpo.

Hestia y Príapo

Ovidio narra una escena en la que Príapo, borracho, había intentado violar a Hestia en una fiesta a
la que habían acudido todos los dioses y tras la cual se habían quedado dormidos. El rebuzno del
asno de Sileno despertó a la diosa justo cuando su agresor se abalanzaba sobre ella, dándole el
tiempo suficiente para huir. Sin embargo, es posible que esta historia sea una deformación latina
posterior de una escena protagonizada por la ninfa Lotis.
La escena también cuenta que en lugar de ser Hestia quien escapaba. fue Príapo, ya que al
despertar la diosa, le empezó a gritar y él huyó. Este hecho provocó que el asno fuese su animal
favorito y en sus festividades, estos animales eran engalanados con guirnaldas.

Homero y Platón

En el diálogo Fedro, Platón describe cómo Zeus divide a todos los dioses, semidioses y criaturas
divinas en 12 escuadrones capitaneado por un dios olímpico. Sin embargo, solo once salen del
Olimpo, quedándose el de Hestia en la morada de los dioses. Cuando Hestia cede su puesto a
Dioniso, este escuadrón se une a los restantes.

Según los Himnos homéricos, la mansión de Hestia estaba ubicada en la parte más alta del Olimpo.
Además, se muestra como Hestia, que aunque mantuvo un trato cordial con todos los dioses y
siempre se mantuvo neutral en las disputas tanto divinas como humanas, mantenía una relación
diferente con dos dioses. Sin duda, Hermes fue su sobrino favorito y quien, cuando este
permanecía en el Olimpo, pasaba mucho tiempo en casa de su tía contándole sus aventuras o las
noticias que les ocurrían a dioses, semidioses o humanos. Además, tía y sobrino eran quienes
organizaban los banquetes y se encargaban de reunir a los demás dioses. Por el contrario, Afrodita
fue una diosa cuyo comportamiento siempre desaprobó y no hubo ninguna ocasión en que esta
pudiera convencer o engañar para que la virginal Hestia se permitiese un devaneo amoroso.

Fundación de Roma

Hestía, escultura en Polonia

Hestia, en su trasunta romana Vesta, tiene un papel más destacado en otros mitos variantes a la
fundación de Roma. Allí, Vesta intercede ante el rey Amulio para que no mate a su sobrina Ilía o
Rea Silvia, ya embarazada de Rómulo y Remo. En estos mitos, el rey es llamado Tarquetio.

El hijo de Rómulo, Numa Pompilio, en agradecimiento a la diosa, instaura el culto a las vestales.
Por lo tanto, Rea Silvia no podía ser una de ellas.

Culto

Hestia inventó el arte de construir, por lo que con ella finalizaban siempre las oraciones a los
dioses. De ella dependía la felicidad conyugal y la armonía de la familia. Extendió su protección
sobre los altares, los palacios de los gobernantes y, por analogía, sobre los estados entendidos
como el hogar de cada pueblo. De ella, por tanto, dependía la armonía y la felicidad de los
habitantes de una ciudad. Con el paso del tiempo incluso se amplió su protección a todo el
universo, asumiendo que un fuego sagrado místico daba vida a toda la naturaleza. En este sentido,
en un estadio de la religión más evolucionado, se confundía su culto con el de diosas como
Cibeles, Gea, Deméter o Artemisa.

En sus templos (los pritaneos), situados en el centro de las ciudades al aire libre, se recibía a los
embajadores extranjeros, siendo un lugar de especial culto y de asilo, hasta el punto que se los
consideraba el templo de todos los dioses, pero presididos por Hestia. Cuando los habitantes de
una polis partían para colonizar otras tierras, portaban una antorcha con el fuego del altar de
Hestia, prendiendo con él el nuevo altar en la colonia, como símbolo de unión con la metrópoli. Si
este fuego se apagaba, no podía volver a ser encendido con medios tradicionales, sino que se
establecía un rito sagrado y se encendía uno nuevo mediante fricción o con cristales calentados al
sol.

Fueron famosos los templos de Hestia construidos en Atenas, Oropos, Hermíone, Esparta, Olimpia,
Larisa y Ténedos. La región norteña de Hestiaotis o Histiaotis, en Tesalia, fue lugar bajo su
protección.

El famoso oráculo de Delfos fue también un templo de la diosa antes de que se le ofrendara a
Apolo.

También podría gustarte