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UNIDAD, HUMILDAD, SOLICITUD

Devocional miércoles 15 de abril de 2020

ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS


LECTURA BÍBLICA Y REFLEXIÓN DE LA PALABRA: SALMO 133:1-3 Y FILIPENSES 2:1-4

“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna
comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi
gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno
a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada
cual también por lo de los otros.” (Filipenses 2.1–4, RVR60)

La iglesia de Filipo era una de la que mucho puede alabarse tal como Pablo lo hizo. De hecho, es muy una
iglesia a la cual podríamos imitar en gran medida. Sin embargo, aun la iglesia que nos parezca más perfecta tiene
áreas en las cuales seguir creciendo. Por todo lo que tenemos en Cristo y la obra del Espíritu Santo (v.1)
debemos crecer en tres áreas muy importantes:
1. Unidad (v.2). La unidad en la iglesia no es un tema secundario ni falto de importancia. Es necesario que
los miembros de la iglesia se esmeren en crecer en la unidad. Esta unidad no es superficial, esta es una unidad
espiritual, pues claramente se implican los sentimientos más profundos del alma. El Señor espera que los
corazones de los hermanos entren en sintonía; esta sintonía es el amor. Ellos deben sentir el mismo amor, ¿pero
cuál amor? EL amor que se encuentra y nace de Dios. El amor que es abundante en perdonar, en cuidar, en
servir, en consolar, etc. Es esa clase de amor de la que habla Pablo cuando dice: “ Gozaos con los que se gozan;
llorad con los que lloran.” (Romanos 12.15, RVR60). No podemos gozarnos con los que se gozan si no estamos
sintonizados en el mismo sentir, mucho menos podremos llorar con los que lloran si nuestra unidad no es nacida,
estimulada, impulsada y sostenida por el amor de Dios. Aun la unidad de la que participamos necesita crecer.
2. Humildad (v.3). No puede haber unidad si no hay humildad. Donde reina el orgullo abundan las peleas.
Donde abunda el orgullo se esconde el perdón. Donde abunda el orgullo abundan las traiciones. Donde abunda el
orgullo escasea el amor. Toda iglesia que quiera crecer en unidad debe estar llenas de miembros que crecen en
humildad, ¿pero que es la verdadera humildad? Es el estimar a los demás como superiores a uno mismo. La
humildad va más allá de simplemente no sentirse superior a las demás personas. La verdadera es más que
considerarse igual a todos los demás. La verdadera humildad es considerar voluntariamente a los demás como
superiores a uno mismo. La verdadera humildad demanda estar dispuesto a humillarse, a ser el más pequeño de
los siervos, a ser el último de los importantes. Miren cuan contrario es el pensamiento humanista con el
pensamiento bíblico. El humanismo te llama a no considerar a nadie más importante que a ti mismo. El
pensamiento bíblico te llama a considerar a todos los demás como superiores. El humanismo te llama al orgullo,
la Biblia a la humildad. Donde abunda este último sentir abunda la paz y el amor. Donde abunda la verdadera
humildad poco a poco desaparecen los pleitos y el perdón. Aun debemos crecer en la humildad bíblica
3. Solicitud (v.4). La humildad naturalmente nos llama a la solicitud, que es la «cualidad de la persona
solícita o dispuesta a servir y satisfacer a los demás» (Diccionario de Oxford). Normalmente buscamos sacar
algún provecho de los grupos a los que uno se afilia. Normalmente nos comprometemos con un grupo de
personas en virtud del provecho que podamos sacar de ellos. Elegimos nuestras asociaciones en función de los
beneficios que podamos obtener de los demás asociados. Pero en la iglesia no es así. Más que pensar qué
provecho podemos obtener de los hermanos deberíamos preguntarnos cómo podemos serles útiles. En vez de
quejarnos por lo que los demás hermanos no han hecho por nosotros deberíamos lamentarnos por las veces que

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hemos podido servir a otros y no lo hemos hecho. El cristiano debe vivir abnegadamente, «no mirando cada uno
por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros». Necesitamos crecer en solicitud.
¿Por qué debemos crecer en estas áreas? Porque ese es el ejemplo que encontramos en nuestro
salvador
Jesucristo. Él es el que ha ganado para nosotros la unidad, el que, así mismo se revistió de humildad
inigualable y se entregó a sí mismo por el bien de aquellos que no lo merecía. Cuando crecemos en la
unidad, humildad y solicitud, crecemos en semejanza de nuestro Señor Jesús y de esa forma el Padre es
glorificado en nuestra vidas. Procuremos por tanto seguir creciendo en la unidad, en la humildad y en la
solicitud.
MOTIVOS DE ORACIÓN
a. Oración de confesión: confesemos nuestro orgullo y carencia de empatía y servicio
b. Oración de consagración: nos comprometemos a procurar la unidad, la humildad y el servicio
c. Oración de petición: pidamos al Señor que traiga paz, consuelo y esperanza a esta tierra
CANTOS
Con humildad Que, sin merecer,
Con humildad, y sencillez derramó su sangre carmesí;
A Ti, Señor, me acercaré un coro de un millón de ángeles
Es por tu amor que soy feliz no expresará mi gratitud,
Para decir con todo mi corazón pues lo que soy y un día anhelo ser,
lo debo todo a él.
Te amo a Ti,
Y no hay más que decir Coro
Mi vida es la prueba de mi amor A Dios sea la gloria,
Por Ti a Dios sea la gloria,
a Dios sea la gloria
Yo quiero más de ti por lo que hizo por mí.
Yo quiero más de ti Con su sangre me ha salvado,
Y habitar en tu presencia su poder me ha sanado,
Menguar para que crezcas tú a Dios sea la gloria
Y cada día ser más como Tú
por lo que hizo por mí.

Quebranta mi corazón, 2. Quiero vivir una vida


Quebranta mi vida que sea agradable sólo a él,
Te entrego mi voluntad a ti y si ganare alguna fama,
Todo lo que soy, Señor, toda al Calvario llevaré.
Todo cuando tengo es tuyo Coro para la segunda estrofa
Yo quiero menguar para que crezcas Tú Con su sangre me ha salvado
Himno #2 A Dios sea la Gloria su poder me ha sanado,
a Dios sea la gloria
1. ¿Cómo agradecer
por lo que hizo por mí.
lo que hizo el señor por mí?

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