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Necesitamos santidad

Devocional martes 9 de junio de 2020 | Por Daniel Ruiz

Cantos
Himno 339. ‘Más santidad dame’ Renuévame
1. Más santidad dame, más odio al mal, Renuévame, Señor Jesús, ya no quiero ser igual.
más calma en las penas, más alto ideal; Renuévame, Señor Jesús, pon en mí tu corazón
más fe en mi Maestro, más consagración,
Porque todo lo que hay dentro de mí necesita ser
más celo en servirle, más grata oración.
cambiado, Señor. Porque todo lo que hay dentro de
2. Más prudente hazme, más sabio en él,
mi corazón necesita más de ti.
más firme en su causa, más fuerte y más fiel;
más recto en la vida, más triste al pecar, Himno 345. Yo no quiero pecar
más humilde hijo, más pronto en amar. 1. Yo no quiero pecar, yo no quiero pecar;
3. Más pureza dame, más fuerza en Jesús, ofender a mi Dios, yo no quiero jamás.
más de su dominio, más paz en su cruz; Quiero andar en la luz que me da mi Jesús,
más rica esperanza, más obras aquí, mas no quiero pecar contra Dios.
más ansia del cielo, más gozo allí. 2. Santamente vivir es la vida mejor;
es la vida que agrada y deleita al Señor;
santamente vivir es la vida mejor,
es la vida que agrada al Señor.

Oraciones
 Oración de alabaza: exaltamos a nuestro santo Dios.
 Oración de confesión: reconocemos que no buscamos la santidad tanto como deberíamos
 Oración de gratitud: damos gracias a Dios por declararnos santos en Cristo
 Oración de súplica: pidamos al Señor que nos santifique en pensamientos, palabras y hechos
 Oración de intercesión: pedimos al Señor que derrame su misericordia para que mucha gente le conozca
en estos tiempos de crisis

Reflexión
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” (Hebreos
12.14)
Ayer empezamos una serie de reflexiones donde queremos llegar a hablar de ciertos pecados que hemos dejado
de considerar tan abominables como realmente lo son. Para eso, primero hablaremos de su contraparte, la
santidad.
Dijimos en nuestra primera reflexión que Dios es santo, lo que implica que: Él es distinto de la creación, pues
está por encima de ella en todas sus perfecciones, y que aborrece todo aquello que esta manchado por el pecado.
Aborreciendo Dios el pecado y todo lo que está manchado por él, es evidente que el demanda que los que se
acercan a él sean santos. Es por eso por lo que hoy quisiera considerar cuán importante es la santidad en la vida
del creyente, pues sin ella es imposible relacionarnos con Dios

1
La necesidad de santidad para relacionarnos con Dios
Aunque en estos tiempos la idea de ser santos más bien es repudiada y motivo de mofas, ciertamente para Dios
la santidad en el hombre es importante en todo aquel que quiera relacionarse con él.
En el Edén, Adán y Eva fueron creados perfectos en santidad. Mientras ellos permanecieron en ese estado de
perfección en cuanto a la santidad también gozaron de perfecta comunión con Dios. Hablaban cara a cara con
Dios sin avergonzarse. La relación de nuestros primeros padres con Dios era directa y permanente. Mientras
Adán y Eva se guardaron en la perfecta santidad con la que fueron creados gozaron de una íntima y perfecta
comunión con Dios.
Sin embargo, tan pronto como vemos que caen de ese estado de perfecta santidad vemos también que su
relación con Dios es dañada y rota. Aquel hombre que se gozaba en la presencia y compañía de Dios ahora teme
encontrarse con su Creador, siente vergüenza ante Él (Génesis 3:8-10), y es echado del Edén donde gozaba de
aquella comunión gloriosa con Dios (Génesis 3:23-24).
El pecado hace al hombre objeto de la ira de divina y digno de condenación (Romanos 6.23a). El pecado hace
que el hombre este destituido de la gloria divina (Romanos 3:23). El pecado pone al hombre en una condición de
muerte espiritual en la cual es incapaz de liberarse por sí mismo (Efesios 2:1). El pecado esclaviza al hombre
(Juan 8:34). El pecado es la causa de toda enemistad del hombre con Dios. El pecado aparta y aleja al hombre de
Dios (Romanos 8:7).
Es decir, que por cuanto Dios no tiene comunión con el pecado el pecador no puede tener comunión con Dios.
Todo aquel que quiera relacionarse con Dios necesita santidad, necesita ser santo. Dios no rebaja su estándar.
¿Crees que estoy siendo demasiado exagerado? Pues observa las palabras del escritor de Hebreos:

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”
(Hebreos 12.14, RVR60)

Que clara es la Escritura: sin santidad nadie verá al Señor. La santidad no es una opción para el que quiera
acercarse a Dios. Sin santidad es imposible que un hombre pueda entrar en la presencia del Señor y tener
comunión con Él. Un bello Salmo expresa esto cuando dice:

“¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de


manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con
engaño.” (Salmo 24.3–4, RVR60)

Noten, el que puede subir al monte de Jehová y estar en el lugar santo de su presencia es aquel que se guarda
en perfecta santidad, con manos limpias y corazón puro, que no eleva su alama a cosas vanas y ni jura con
engaño.
Podemos concluir entonces que la santidad es indispensable para relacionarse con Dios.
Ahora, habiendo dicho esto, quiero ir cerrando la reflexión diciendo que por naturaleza ninguno solo de los
hombres vive está santidad. Todos hemos pecado, aún más, en pecado hemos sido concebidos (Salmo 51:5) así
que, no tenemos en nosotros lo que se requiere para relacionarnos con Dios. Todos, por naturaleza estamos
destituidos de la comunión con Dios.
Pero Dios ha abierto un camino de reconciliación: su Hijo. En Jesucristo, el Hijo de Dios, el Señor ha abierto
un camino para que el pecador pueda acercarse a su Presencia. Lo glorioso de esto es que, por la obra de Cristo
en la cruz, ese pecador es declarado justo y santo ante Dios. Jesús, pagando la deuda del pecador e imputándole
su justicia, consigue que ese pecador sea visto por el Padre ya no más como un pecador, sino como un santo y
justo. Dios ve la santidad y justicia de su Hijo en los pecadores que se acercan en el nombre de Jesús, de tal
manera que ya no ve en ellos su pecado, sino la santidad de Cristo y es por eso por lo que los acepta y bendice en
su presencia.

2
Que hermoso es el mensaje el evangelio: sin santidad no podemos relacionarnos con Dios. Por nosotros
mismos somos incapaces de conseguir santidad. Pero Cristo, ofreciéndose como sacrificio y expiación por el
pecado de su pueblo, nos declara justos y santos ante Dios para que seamos reconciliados con el Padre y así
podamos gozar de la presencia y la bendición de Dios que Adán perdió en el principio ¡Gloria sea a Dios por
JESUCRISTO nuestro salvador quien nos ha reconciliado con Dios!
Termino diciendo ¿te das cuenta cuán importante es la santidad? Sin ella nadie verá al Señor, y para
dárnosla Cristo murió en la cruz. ¿Podemos entonces tomar la santidad en poca cosa? Hermano, permíteme
preguntarte ¿te preocupa tu santidad? En estos días de coronavirus, protestas, catástrofes naturales, crisis
económicas, etc., muchas cosas nos preocupan, pero te pregunto ¿te preocupa tu santidad? Recordad las palabras
de Hebreos:

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”
(Hebreos 12.14, RVR60)

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