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LA COSMOLOGIA DE LOS TEMPLOS DE TIAHUANACO

Tiahuanaco: uno de los lugares arqueológicos fundamentales del mundo


precolombino. Sus monolitos, su puerta del Sol, los restos de posibles
monumentos, aún se arrebujan en el misterio. Aquí le presentaremos en
Temakel, un esclarecedor artículo de William Sullivan, sobre los posibles
significados simbólicos de la desaparecida pirámide escalonada de  Akapana
en Tiahuanaco. Sullivan es autor de una importante obra, El secreto de los
Incas, dedicada a descifrar la profundidad de la cosmovisión andina. 

   Sólo recientemente han llegado hasta la imprenta descripciones del núcleo


ceremonial de Tiahuanaco. Todo el complejo ceremonial de Tiahuanaco se
halla rodeado por un foso cuyo propósito, por utilizar las palabras de Alan
Kolata, fue el de evocar la imagen del núcleo de la ciudad como una "isla", es
decir, el de separar el mundo ordinario y cotidiano del "espacio y tiempo de lo
sagrado". Eliade ha documentado esta misma utilización simbólica en el Viejo
Mundo, así como en el mundus romano o foso circular, que "constituyó el
punto donde se encontraban las regiones bajas y el mundo terrestre". El
propósito de tales cercos era el de crear el espacio sagrado dentro del cual
pudiera construirse el templo o modelo del cosmos, es decir, la zona donde se
cruzaban los mundos terrestre superior (divino) y subterráneo. Como hemos
visto en la explicación de Eliade, el simbolismo central de tales estructuras de
templos era el de la montaña cósmica que representaba el ombligo de la Tierra
que conectaba las tres regiones.
    La estructura dominante del centro sagrado de Tiahuanaco era la
Akapana, una pirámide truncada de más de unos diecisiete metros de altura,
llamada por Kolata "la montaña sagrada de Tiwanacu".
    La pirámide Akapana tenía siete niveles. El número siete, como ya se ha
indicado, aparece asociado con el "padre cielo", que equivale al uso de las
coordenadas polar y ecuatorial, expresadas mediante referencia a las
direcciones cardinales. El antiguo sistema aymará de orientación tenía siete
direcciones, empleando cuatro direcciones cardinales junto con el centro y el
nadir. La Akapana está orientada en las direcciones cardinales.
    La misma idea encontramos en la relación entre el contiguo complejo de
estructuras llamado el templo Semisubterráneo y el Kalasaya. Aparecen
trazados a lo largo de un eje este-oeste, que habla de los puntos de salida y
puesta del Sol en los equinoccios, cuando el Sol cruza el ecuador celeste. Las
estrellas que van hacia arriba y hacia el oeste desde el templo
Semisubterráneo hasta el nivel del suelo conducen directamente a una segunda
escalera que se eleva en los recintos situados por encima de la planta baja del
Kalasaya, donde la estatua monolítica de un dios ( la llamada Estela Ponce)
miraba hacia el este, de espaldas al templo Semisubterráneo.

    La configuración mental de la línea del equinoccio como una escalera no


hace pensar inmediatamente en la constelación andina chacana (escalera), las
tres estrellas del Cinturón de Orión, que están sobre el ecuador celeste.

     Estas estructuras relacionadas axialmente también se relacionan con la


cosmología religiosa asociada con el mito de emergencia surgido en el
Titicaca. Como ya hemos visto, en el simbolismo arquitectónico celeste, el

suelo de la casa, que representa el trópico


meridional debería estar, estrictamente hablando, por debajo de la planta baja,
así que ésta represente el ecuador celeste.      Tal como indica su nombre, el
templo Semisubterráneo fue construido a unos dos metros por debajo del nivel
de la planta baja, abierto al aire.  En consecuencia y nuevamente en términos
estrictos, el subterráneo tenía que representar el trópico meridional y el acceso
a  la tierra de los muertos. (Del mismo modo, se decía que el suelo del patio
del juego de pelota de Quiché descansaba sobre el tejado de la casa de los
señores del inframundo.) Concuerda con esta interpretación el hecho de que
las huacas de linaje de las tribus agrícolas que participan de la esfera de
influencia tiahuanacana se encontraron hundidas en el suelo del templo
Semisubterráneo. En medio de esta disposición, una segunda estela, llamada
la Estela Bennett, que contiene una compleja información relativa al año
agrícola, miraba hacia el oeste (la dirección celeste asociada con la Luna, la
noche, la lluvia y la muerte), de espaldas a la Estela Ponce, en el recinto
elevado del Kalasaya. Y, a la inversa, la Estela Ponce, por encima del
Kalasaya, dominaba una vista del horizonte oriental.

     Un segundo patio hundido más pequeño aparecía situado en lo alto del
séptimo nivel de la pirámide Akapana. Lo mismo que con el modelo del
Viejo Mundo, en el que lo alto de la montaña del templo sagrado representa el
"ombligo de la Tierra", el patio hundido de Akapana era, simbólicamente
hablando, un omphalos. Este patio hundido fue trazado en forma de una plaza

sobrepuesta a una cruz griega (ver


abajo derecha). La cruz, que representa las direcciones cardinales y está
orientada hacia ellas (y por lo tanto hace referencia a las coordinadas polar y
ecuatorial) representa el ámbito celeste, o padre cielo. La plaza, tal como ya
hemos encontrado en la forma de las maras cuadrangulares, o piedras de
amolar "femeninas" (que toman su nombre de la palabra aymará que significa
"año"), marcan en sus esquinas los puntos cardinales que representan los
lugares de salida y puesta de los soles solsticiales, es decir, los parámetros de
la "tierra celeste" según vienen determinados por el plano eclíptico. Si
conectamos las esquinas, se forma las diagonales, y la X marca el lugar, el
centro, el ombligo de la diosa tierra. Este simbolismo ya se ha observado en el
unanacha de Viracocha en el diagrama de Pachacuti Yamqui, situado como
está por encima de la cruz intercardinal, designada como femenina, que
encontramos por debajo; y, también, precisamente este mismo simbolismo se
encuentra entre los quiché, donde el Dios-Siete, representado jeroglíficamente
como Osa Mayor y Orión, aparece trazado sobre el ombligo de la Diosa
tierra. 

    Una segunda característica singular del patio hundido de Akapana sólo ha
sido descubierta recientemente. Este patio sirvió como un dispositivo de
recogida del agua de lluvia, y estaba conectado con un sistema de drenajes que
vertían el agua fuera de los muros verticales de cada nivel, que llevaban el
agua horizontalmente por debajo de la superficie de cada tramo y luego la
vertían de nuevo, haciéndola caer así en cascada por todos los niveles de la
pirámide. 

    Así pues, los constructores de Tiahuanaco construyeron una "montaña


llena de agua" a la vista de un lago y de una isla llamados Titicaca, o
"Acantilado del León", donde el agua brotaba

desde un acantilado y cuya jeroglíflica


en México (una montaña con colmillos y una cueva en la base) representaba el
pueblo, alteptl, que significaba literalmente "montaña llena de agua". Y como
cualquier verdadera montaña cósmica, la Akapana reciclaba también las
aguas de la vida espiritual, cuyo nacimiento se encontraba en lo alto de la
montaña cósmica, en el solsticio de junio, en el ámbito de la Vía Láctea. (*)

(*) Fuente: William Sullivan, El secreto de los incas. Los misterios de una
civilización perdida., Ed. Grijalbo.

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