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JOSÉ C.

ASTOLFI

HISTORIA 1 \

Antigua y Medieval
Para prim er año del ciclo básico, escuelas de com ercio y de
educación técnica.
Todos los derechos reservados por ( 0 , 1951) EDITORIAL KAPELUSZ, S.A.
Buenos Aires. Hecho el depósito que establece la iey 11.723.
Publicado en enero de 1951.
Decimotercera edición, febrero-de 1980.

L IB R O DE E D IC IO N A R G E N T IN A . P rinted in A rg e n tin a .
]. La H istoria. Las c u l t u r a s p r e h i s t ó r i c a s . El L e j a n o
O rien te ........................................................................................ .. 1

2. Egipto ............................................................ '................................ 17

3. Pueblos e imperios del Cercano O riente .......................... 29

4. Fenicia. Palestina .................................................................... 47

5. Grecia p rim itiv a . Esparta y A tenas ................................ 59

6. Las guerras médicas. La c u ltu ra ...................................... 79

7. A le ja n d ro . El helenismo ....................................................... 101

8. Los pueblos del M e d ite rrá n e o occidental ....................... 113

9. Roma. La república. Las conquistas .............................. 121

10. Las guerras civiles. César ..................................................... 143

11. El im perio romano. El cristia n ism o ................................. 161

12. La c u ltu r a rom an a .................................................................. 181

13. Los reinos bárbaros. El im perio b i z a n t i n o .................... 193

14. Los árabes ................................................................................... 205

15. C arlom agno. La sociedad feudal ...................................... 2.15


16. La iglesia en la Edad M ed ia . 'Las ciudades. El arte . . 233
17. Prerren acim ien to: S u r g i m i e n t o de las naciones euro- ^
peas. La c u l t u r a .......................................................................
279
18. España y Portugal .....................................................................
R e fe re n cia s corre sp o n d ie n te s a la s ilu stracio n e s
que e n c a b e z a n c a d a c a p ítu lo

1. Utensilios prehistóricos: punta de piedra ta lla d a y arpón de hueso.

2. Escena de labranza en el a n tig u o Egipto.

3. Plaquita de terracota. (A rte babilónico, segundo m ilenio o. C.)


T oro de bronce. (A rte h itita .)

4. Sarcófago egipcio.
T em p lo de Biblos. (Grabado de una moneda rom ana.)

5. Escena de estudio de g ra m á tica y música en la a n tig u a Grecia.


T em plo de A fa ia , en la a n tig u a ciudad griega de Egina.

6. El Partenón, en Grecia.

7. Estatua ecuestre de A le ja n d ro M agno. (Museo N acional


de Ñapóles.)
A lta r de Zeus en Pérgamo, Asia M enor. iSiglo II a. C.)

8. La dama de Elche.
Escena en ei puerto de una colonia fenicia

9. C arro de guerra. (Siglo V I a. C.)


Loba del C apitolio. (Siglo V a. C .; los niños fueron agregados
en el siglo X V I.)

10. Diosa romana.


Lám para de Pompeya.

1 1. Estatua de Augusto. (Museo del V aticano.)


A rco de Constantinó, en Roma.

12. Fragm ento de la gema Augustea.


M ine rva , diosa de la sabiduría y las artes.
Vestales.

13. Joyas m erovingias.


T hor, dios germ ano del trueno.

14. Vaso de cerám ica. (Egipto, siglo X I.)


M e z q u ita de Lahore, India.

15 Recolección de la mies. (Pórtico del m onosterio de Santa M a ría


de R ipoli. >
C a stillo de Eltz, a o rilla s del rio M osela. (Siglos X II al X V I.)

16. O tón I de Sajorna, em perador de A le m a n ia .


T ím p a n o del Portal de la V irgen. (C atedral de N ó tre Dame,
París.)
17. Elección de m iem bros en el p a rlam ento inglés. (1265.)

18. Sarcófago ca ta lán de piedra (Estilo gótico.) .


D etalle del M o n u m e n to a España, en B uenos Aires. (Escultor.
A rtu ro Dresco.)
CAPÍTULO 1

LA HISTORIA
CULTURAS PREHISTÓRICAS
EL LEJANO ORIENTE

La histeria es a la humanidad !o que la experiencia al hombre:


enseñanza concreta de la vida e invitación a superarse.

La historia

Historia es la investigación y la y libros en general: manuscritos o


relación metódica de los hechos del impresos, según la época.
pasado que in flu y eron sobre los La crítica histórica averigua si
destinos de la humanidad. el documento es auténtico, es de­
Esos hechos son estudiados mer­ cir propio de la época y del au
ced a los documentos que se han tor, y, en caso afirmativo, si es
conservado a través del tiempo. verídico, o sea si concuerda con
Los documentos pueden ser ma­ otros documentos y está dentro
teriales y espirituales. de lo posible.
Los materiales incluyen los tem­
CIENCIAS AUXILIARES
plos, palacios, tum bas, estatuas,
cuadros, viviendas, utensilios, ar­ Son muchas las ciencias que
mas, monedas, etc. prestan su concurso a la Historia.
Los espirituales com pren d en las Entre las principales figuran:
leyendas, tradiciones, inscripciones, La g e o g r a f ía . D e s c r i b e el
cartas, m em orias, decretos, leyes, sueio, el clim a, la fauna, y la flora,

1
factores muy importantes en la Pero, antes de escribir, los hom­
vida humana, y fija la ubicación bres r e la ta r o n verbalmente sus
de los accidentes (ríos, mares, aventuras; tales narraciones fue­
montañas), con sus nombres anti­ ron aprendidas y transmitidas por
guos y actuales. los descendientes, hasta que lle­
garon a ser redactadas. La época
L a a r q u e o l o g ía . Estudia los
en que el hombre nos habla pero
restos m a te r ia le s , especialmente
no nos escribe es estudiada por la
las construcciones, elementos em­ Protohistoria (proto, primitiva).
pleados, procedimientos usados, es­
tilos, etc. Con los documentos escritos en­
tramos en la historia, que abarca
L a f il o l o g ía . Se o c u p a de una serie ininterrumpida de suce­
los idiomas, procura restablecer los sos íntimamente e n la z a d o s . Al
que ya no se hablan, los traduce solo efecto de facilitar su estudio
y compara. ha sido dividida en cuatro edades:
Otras ciencias tratan de las ra­ Antigua, Media, Moderna y Con­
zas, sus caracteres y distribución; temporánea.
descifran las escrituras antiguas,
Los pueblos cristianos toman com o
calculan las fechas, y describen las referencia para la fijación de las fechas,
monedas v medallas. el nacim iento de Jesús. T o d o aconteci­
m iento anterior decim os que ocurrió an­
tes de la era cristiana, lo que se indica
con las iniciales a. J. C. (antes de Jesu­
PERÍODOS cristo) o anteponiendo el signo — .
Las fechas anteriores a la era cris­
El estudio del pasado compren­ tiana van dism inuyendo a medida que
nos acercam os a ella; de manera que
de tres momentos: la prehistoria,
las más bajas son más recientes que las
la protohistoria y la historia. más altas.
La prehistoria estudia los he­
chos del hombre desde sus orí­ L a e d a d a n t ig u a . No puede
genes hasta el momento en que pu­ fijarse con precisión su comienzo.
do dejarnos testimonios e s c r it o s Por el año 4 000 ya se comprueba
de sus actos. Este período no se la existencia de grupos organiza­
comunica en forma inteligente con dos en Egipto y la baja Mesopo­
nosotros; debemos conocerlo por tamia: los dos más remotos hasta
los datos que nos proporcionan los ahora conocidos. Termina en el
restos que dejó. año 476 de la era cristiana.

2
Suele dividirse en tres partes eras. En la era cuaternaria, que
que no son sucesivas en el tiempo, es la más reciente, apareció el gé­
pues se penetran unas en otras. nero humano.
La primera, Oriente, trata de los El mundo era en general más
dos pueblos que acabamos de men­ húmedo y fértil. El Sáhara y las
cionar y otros de Asia, hasta el estepas siberianas estaban cubier­
borde oriental de la meseta del tos de selvas de altos árboles con
Irán; la segunda, de Grecia, y la espesos matorrales. Los bosques
tercera, de Roma. ocupaban la casi totalidad de Eu­
Más al este del inmenso con­ ropa. En este continente vivían
tinente asiático, en el “Lejano hipopótamos, rinocerontes, tigres,
Oriente” f l o r e c ie r o n otras dos leones, elefantes de gran talla y
grandes civilizaciones: las de Chi­ espeso pelamen, osos, hienas y lo­
na y de la India. bos. Abundaban los bisontes, re­
nos, caballos y asnos salvajes y
Roma fundó un vasto imperio
. gran variedad de ciervos y antí­
que concluyó por dividirse en dos:
lopes.
el de Occidente y el de Oriente; Bruscamente se produjo un des­
en el año 476, el Imperio Roma­ censo de temperatura y extensas
no de Occidente fue destruido por porciones de territorio q u e d a r o n
los bárbaros, pueblos invasores ve­ sepultadas bajo las capas de hie­
nidos del norte; con ello termina lo. Luego, gran parte de esd masa
la Edad Antigua. fue fundida por un retorno del ca­
La e d a d m e d i a . Abarca desde lor, al que sucedió un nuevo frío,
el año 476 al 1453, fecha en que
los turcos tomaron a Constantinu-
pla, capital del Imperio Romano
de Oriente, que había logrado sub­
sistir.
La e d a d m o d e r n a . Le corres­
ponde el período comprendido en­
tre los años 1453 y 1789. En este
último comienza la Revolución
Francesa, acontecimiento de gran
influencia sobre hechos posteriores.
La e d a d c o n t e m p o r á n e a . Se
inicia en 1789 y llega a nuestros
días.

Culturas prehistóricas

La inteligencia, el afán de perfeccionamien­


to, la posición vertical del cuerpo, la mano
de dedos flexibles, habilitaron al hombre p ri­
mitivo de la prehistoria para sentar las bases
esenciales de su posterior cultura.

La geología ha dividido la for­


mación de la corteza terrestre en
piado de rica fauna y flora, y des­
pués bajo la amenaza de los hielos
que le obligaron a emigrar y adap­
tarse a las exigencias del medio.
La prehistoria, a quien incumbe
estudiarlo, ha sido dividida en eda­
des, las cuales, al contrario de lo
que sucede con las históricas, no
están separadas por fechas fijas
y comunes, sino por la aparición
de formas típicas de cultura y gé­
neros de vida. Algunos pueblos
las recorrieron más rápidamente,
de manera que todas ellas llega­
ron a existir al mismo tiempo en
distintos lugares.
Estas edades son las de la pie­
dra y la de los metales.

E d a d d e l a P ie d r a . La Edad
de la Piedra comprende los perío­
dos Paleolítico (palaios, antiguo;
lithos, piedra) y Neolítico (neos,
nuevo).

Períodp Paleolítico. Se carac­


teriza porTa'~preseñciajde hachas,
alternativa que se repitió varias punzones, puntas de lanza, raspa­
veces más. Se llaman períodos gla­ dores, etc., de piedra tallada, es
ciales los correspondientes al en­ decir, trabajada a golpes; junto a
friamiento e interglaciales, los que estas armas e instrumentos existen,
separan dos de aquéllos. El hom­ en menor cantidad, otros de hue­
bre alcanzó los últimos cambios: so, marfil, madera fosilizada, o he­
vivió primero en un ambiente tem­ chas con cuernos, dientes, etc.

Caballo pintado en
la caverna de Las-
caux, Francia. O b­
sérvense las dos fle ­
chas que parecen v o ­
lar hacia el animal,
expresando los de­
seos del cazador.
El hombre paleolítico vagaba en
busca de sostén y vivía tempo­
ralmente sobre los árboles, en ca­
vernas o en grutas. Se alimentaba
de frutas y raíces silvestres o de
los productos de la caza y de la
pesca. Se cubría con pieles de ani­
males que aprendió a desollar.
Consiguió obtener artificialmen­
te el fuego, por las chispas surgi­
das de dos piedras golpeadas una
contra otra, junto a un montón de
ramas y hojas secas, o por la larga
frotación de dos maderas.
Alcanzó notable habilidad ar­
tística : pintó o grabó sobre las pa­
redes de las cavernas figuras de
animales; otras están grabadas o
talladas en hueso. De este arte,
llamado rupestre (rupe, barranco),
se encuentran hermosas expresio­
nes en las grutas de Altamira, en
el norte de España.
Los muertos eran sepultados en M onum ento m egalítico de Stonehenge,
uno de los 'más conocidos de Europa
cuevas destinadas a ese fin; en la
de Chelles, situada en el centro de
Francia, fueron hallados millares
de esqueletos.
Período Neolítico. Se caracte­ Otros restos n o t a b le s de este
riza por la presencia de objetos de período son los monumentos me-
piedra pulida por frotación y de galíticos (mega, grande): enormes
formas más acabadas, arcos y fle­ piedras levantadas con fines qui­
chas y utensilios provistos de man­ zá religiosos. Los dólmenes, que
go. Representó un adelanto enor­ adoptan la forma de una mesa,
me sobre el período anterior. consisten en piedras verticales con
La vivienda consistía en chozas, una horizontal encima. Los men-
con las que formaron las llamadas hires son piedras verticales aisla­
ciudades lacustres ( Iacus, lago). das. Dolmen y menhir son pala­
bras originarias de Bretaña, región
La primera de ellas fue descubierta de Francia donde abundan estos
en 1854, en el lago de Zürich (S u iz a ), restos.
debido a una extraordinaria bajante de
las aguas. Sobre varios m illares de pos­
El ritmo de las estaciones ense­
tes clavados en el fondo, se habían fija ­ ñó al hombre prehistórico el pro­
d o vigas cubiertas a su vez de tierra. ceso de la vida vegetal: la germi­
E ncim a de esta plataform a, se asenta­ nación de la semilla y el desarro­
ron casitas de madera y barro con te­
cho d e paja. Hasta hace poco, se creyó
llo de las plantas. La experiencia
que se levantaban dentro del lago; los le permitió reconocer aquellas que
arqueólogos m odernos opinan que esta­ he eran útiles para la nutrición y
ban en la orilla, pues el lago las cubrió otros fines. T a m b ié n notó que,
en fecha posterior.
mientras en época de caza dispo­
nía de animales con exceso, des-
5
Vaso campaniforme, ejem plo del tipo de
cerámica más difundido en. el centro y
el occidente de Europa « comienzos del
período del bronce.

pués le resultaba difícil obtener­


los. Esto le sugirió la idea de do­
mesticar y guardar los que podían
servirle para alimento o prestarle
servicios en sus tareas.
D e cazador y recolector de fru­
tos, pasó entonces a ser agricultor
y ganadero y comenzó a radicarse
en un área determinada. Se con­
virtió de nómada en sedentario.
Aparecieron los primeros tejidos
y vestidos. El arte sufrió un retro­
ceso; en cambio, la cerámica alcan­
zó una notable perfección, como
lo demuestra el número y variedad
de jarrones y vasijas de arcilla de
formas elegantes, adornados con
dibujos geométricos.
E dad de los M e ta le s . M ás
adelante, el hom bre prehistórico
inició el laboreo de algunos meta­
les que pueden m oldearse en frío
con martillos de piedra, com o el
cobre, el oro y la plata. Con ayu­
da del fuego consiguió fundir el
cobre y endurecerlo con una alea­
ción de estaño, liga que probable-

6
mente descubrió en forma acciden­ ocuparon Irlanda, Escocia y el país
tal. Finalmente, efectuó la forja de Gales (sudoeste de Inglaterra).
del hierro. De aquí la división
E l h o m b r e p r e h is t ó r ic o de A m é ­
en dos períodos sucesivos: el del r ic a Sobre el origen del hom bre en
.
bronce y el del hierro. Am érica, existen tres hipótesis princi­
pales:
Periodo del Bronce. En este
período ya encontramos poblacio­ 1) La procedencia asiática. Afirm a
nes importantes, p r o t e g id a s por que los habitantes del continente vin ie­
ron desde el norte de Asia a través del
murallas de piedra, con vastos pa­ istm o de Béring.
lacios en su interior, adornados con
estatuas. Prosperaron el comercio 2 ) La procedencia oceánica. Sostie­
ne que llegaron de Australia, Indonesia
y la navegación y se organizó un y Asia por el istm o de Béring y a tra­
gobierno y un culto. vés del océano P a cífico, con largas esca­
P e r í o d o del Hierro. Sólo es las previas en las islas intermedias. Es
la más probable.
prehistórico en pocos lugares, pues
casi todos los pueblos emplearon 3 ) La form ación autóctona. Supone
que el hom bre americano no procede
este metal cuando ya sabían es­
de otros lugares, sino que se ha for­
cribir. m ado en el propio continente. E l sa­
Los celtas, pueblo que vivió en bio argentino Florentino Am eghino es
el autor de esta teoría, y le fija com o
Francia, y diversas tribus germá­ punto de origen la llanura pampeana.
nicas, en los lagos suizos y en las Aunque han sido rebatidas con podero­
orillas del río Rin, corresponden a sos argumentos, las ideas de Am eghino
han contribuido notablem ente al estudio
este período. Tenían poblaciones
del hom bre prehistórico argentino.
fortificadas, formaban bandas de
guerreros y practicaban una reli­
gión cruel, con sacrificios humanos. China
En los lugares h a b it a d o s por
ellos abundan los instrumentos de Esto vasta nación aislada del resto del mun­
música (de bronce), frenos, gua­ do por altas cordilleras y áridos desiertos,
creó una refinada civilización que en mu­
dañas, hoces, martillos, tijeras, te­ chos aspectos se anticipó a la occidental
nazas, etc.; fu e r o n navegantes y europea.
E l m e d io g e o g r á f ic o . China naturaleza y el hombre, es muy
es un vasto país, con un amplio li­ fértil, y el clima templado. La ro­
toral semicircular sobre el océano dean comarcas montañosas y se-
Pacífico y el mar Amarillo, donde midesérticas que llevan su exten­
desembocan, de n o r te a sur, los sión a 10 000 000 de km2.
ríos Blanco, Amarillo, Azul (Yang Diversos pueblos de raza ama­
tse kiang: el más importante) y rilla fueron estableciéndose en él
Rojo. Su suelo bien regado por la desde la periferia; los primeros en
la región del río Amarillo, al nor­ proporcionaba los ministros, jue­
te. Su población en la antigüedad ces y demás funcionarios. El in­
no pasó de 50 000 000 de habitan­ greso y promoción a esta clase se
tes, o sea doce veces menos que obtenía mediante difíciles exáme­
la actual. nes. La organización social des­
cansaba en la familia. La nación
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
no era, en realidad, sino una suma
de familias. El padre gozaba de
un poder sin límites sobre los
Sus orígenes se confunden con suyos.
leyendas que describen luchas de En la actividad económica, la
héroes contra dragones y seres agricultura ocupaba el primer lu­
fantásticos. gar. La tierra estaba dividida en
El período histórico propiamen­ parcelas muy reducidas, cultivadas
te dicho comienza hacia el siglo con extraordinario esmero. Fueron
-x x ii; los emperadores, hasta en­ sus principales productos el arroz,
tonces electivos, se volvieron he­ la morera (alimento del gusano
reditarios y formaron din a stía s. de seda), el centeno y, en el si­
Los reyes de Sin, pequeño estado glo i, el té, originario de Assán,
del norte, de donde vino el nom­ en el nordeste de la India.
bre de Sine o Sina (país de los La industria china alcanzó un
Sin) dado por los griegos, origen notable grado de perfección. So­
de la denominación actual, culmi­ bresalió en los tejidos, sobre todo
naron con C h i-H oan g-T i, quien de seda, en la cerámica (objetos
restableció la unidad y el orden, de porcelana), en la metalurgia y
muy perturbados. En los diez años en la fabricación de papel. Poseían
de su gobierno como emperador una excelente red de caminos y el
cumplió una vasta obra ( —220 a tráfico fluvial y marítimo era muy
-2 1 0 ). Para contener la invasión intenso. En el siglo —m los chinos
de los tártaros y los hunos inició entraron en contacto c o m e r c ia l
la construcción de la Gran Mura­ con los griegos y el intercambio
lla, que llegó a tener más adelante permitió a éstos influir sobre la
una extensión de 2 400 kilóme­ cultura china, particularmente en
tros. Pero no consiguió establecer las artes plásticas.
una dinastía.
Más importante y duradera fue RELIGIÓN Y CULTURA
la dinastía de Han, que gobernó
cuatro siglos (-II a n ). Construyó El fondo de la religión china
en gran parte el Canal Imperial, está constituido por la veneración
que une entre sí los ríos Blanco, de los antepasados. A ello se une
Amarillo y Azul y riega vastas la adoración del Cielo, de las divi­
extensiones. nidades menores llamadas chen y
de la Naturaleza. De la India, des­
pués de una larga peregrinación
ORGANIZACIÓN SOCIAL, POLITICA por los bordes occidentales, llego
Y ECONÓMICA
a China la doctrina filosófica de
Buda, convertida en religión; el
El emperador ejercía un poder mismo cambio de filosofía a reli­
despótico, asistido por la clase de gión experimentó la doctrina de
los letrados (mandarines) que le Confucio.

9
servilmente. Cualquier novedad era una
prueba de orgullo y una falta de res­
peto; de ahí la rutina y el estancamiento
que caracterizó por m ucho tiem po a
este país.

Lao Tsé, de cuya existencia se


duda, habría formulado un libro
de máximas y pensamientos cono­
cido por “El libro del sendero y de
la linea recta”. Sostiene la exis­
tencia de un principio creador y
director del Universo: el Tao, de
donde surgió el nombre de taoís-
mo dado a su doctrina.
En la antigüedad, los chinos so­
brepasaron en muchos aspectos la
ciencia occidental. Fueron nota­
bles matemáticos y astrónomos,
emplearon la vacuna contra la vi­
ruela aunque ignoraban el princi­
pio en que se fundaba, inventaron
la brújula y la pólvora y desde el
siglo x fabricaron tipos de impren­
Confucio (Kong-fu-tseu), naci­
ta, de madera.
do en el año -551, compuso los
cinco Kings o libros clásicos que
tratan asuntos históricos, poéticos, Su escritura era id eog rá fica : cada pa­
religiosos, etc. labra poseía un signo diferente. H abía
doscientos cincuenta llam ados caracte­
Es autor de un sistema esencial­ res raíces, que representaban ideas fun­
mente moral, completado por su damentales; a ellos se agregaban carac­
nieto y continuador Mencio. teres secundarios o derivados, yendo de
Enseña el respeto a los padres lo sim ple a lo com puesto, hasta alcan­
zar cuarenta m il signos; las palabras se
y a los superiores, el amor al pró­ colocaban en líneas verticales; las líneas
jimo, la caridad, la honradez y la a su vez estaban dispuestas de derecha
constancia. El hombre debe guiar­ a izquierda.
se por la razón, observarse cuida­
dosamente a sí mismo; perfeccio­
narse por medio de un estudio asi­
duo; mantenerse siempre afable y
sereno, cualesquiera sean las con­
tingencias de la vida. Durante mu­
chos siglos, y aún hoy en menor
grado, las reglas de Confucio guia­
ron la conducta de los chinos.

Esta elevada moral engendró, sin em-


bargo, grandes inconvenientes: al soste­
ner la perfección absoluta de los ante-
cesores anuló el espíritu de progreso,
porque el ideal era parecerse lo más
posible a los antepasados e imitarlos

10
En arquitectura crearon un esti­
lo propio, uno de cuyos rasgos ca­
racterísticos lo constituye el techo
de puntas arqueadas en forma de
cuernos. Los templos se levanta­
ban sobre una sucesión de terrazas
escalonadas; las tumbas imperiales
precedidas por una avenida flan­ Otras artes y artesanías fueron
queada por hileras de colosos de la cerámica, el cincelado, la joye­
piedra, ocupaban galerías abiertas ría, la ebanistería y el bordado.
en colinas artificiales; los palacios La literatura presenta una rica
consistían en graciosos pabellones y variada colección de poesías, no­
diseminados en medio de jardines velas, historias y fábulas.
y pequeños lagos, partes integran­ El teatro tuvo gran aceptación;
tes del conjunto. los artistas, hombres todos, aun
Sus estatuas de bronce y mar­ para los papeles femeninos, repre­
fil, son expresivas y de exactas sentaban sobre escenarios sin de­
proporciones; también esculpieron, corados; las obras, muy largas, du­
en piedra, guerreros y ani ma l e s raban varios días.
gigantescos.
Los pintores no copiaban fiel­
mente las formas de las cosas, sino India
que trazaban una interpretación
de ellas a través de sus sentimien­
El indio vivió en íntim o contacto con la
tos, sin respeto de la perspectiva
naturaleza, de la que se sentía parte in­
ni del tamaño relativo; sin em­ tegrante. Los conquistadores arios crearon
bargo, dejaron retratos de fiel una sociedad aristo crática que alcanzó un
parecido. olto grado de perfección.

11
Estos hombres cumplen prescripciones rituales. EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Mientras unos se bañan en las aguas del río
Ganges, en la India, otros lavan su ropa. Ambas
acciones tienen sentido purificatorio. (F o to R.
L a vn oy.) Desde los tiempos más remotos,
la península aparece poblada por
hombres de pequeña talla, tez os­
cura y cabello crespo, que vivían
en estado salvaje. Fueron arro­
E l m e d io g e o g r á f ic o . La In­ jados al sur por los dravidianos,
dia es una península de 3 500 000
km2, situada en el centro del Asia
meridional. Está limitada al nor­
te por los montes Himalaya; al
este por el río Bramaputra, el gol­
fo de Bengala y el océano Indico;
al sur por este océano, y al oeste
por los montes Indo-Kush y el
mar de Omán.
Al norte comprende, viniendo
de oeste a este, la región del Indo,
fértil en el curso superior de este
río, pero seca y poco productiva
en el curso inferior, el desierto de
Thar, y el valle del Ganges, de
exuberante vegetación, favorecida
por el clima cálido y las copiosas
lluvias periódicas. En el c e n tr o
existen llanuras fértiles y bien re­
gadas por los ríos. Al sur se eleva
la península rocosa del Decán, con
angostos litorales de gran riqueza
y variedad de plantas.

13
molestias sin esperanza alguna de
progreso.
Había cuatro castas principales:
Los brahmanes o sacerdotes, en­
cargados del culto y el saber; ejer­
cían una especie de tutela sobre
los demás. Su conducta estaba cui ­
dadosamente reglamentada. L os
chatrias, dedicados a la guerra, la
justicia y el gobierno. Los vaisias,
ocupados en la agricultura, la in­
dustria y el comercio. Los sudras,
destinados a servir a los demás.
Las castas se subdividían en gra­
Busto de hom bre encontrado en las excavaciones dos interiores.
de M ohenjo Daro, lugar de la India donde se El nacido de la unión ilegal de
desarrolló una avanzada civilización, anterior a
la llegada de los arios. individuos de diferentes castas no
podía incorporarse ni a la del pa­
dre ni a la de la madre; era un
“inclasificado”. Se lo llamaba pa­
ria o impuro, y llevaba una vida
invasores que desarrollaron una
m is e r a b le al margen de la so­
civilización b a s ta n te avanzada.
ciedad.
Luego, éstos cayeron a su vez bajo
el dominio de pueblos arios, que
en el siglo - x x penetraron en la L a religión . L os indos adop­
región del Indo por el valle de taron sucesivamente tres religio­
Kabul, para pasar más tarde al nes:
resto del territorio. La emigración La de los vedas adoraba a las
fue acompañada por profundas fuerzas de la naturaleza y a la luz.
transformaciones religiosas, políti­ Sus dioses principales eran Indra,
cas y culturales. Las clases socia­ el sol, y Agni, el fuego, mantenido
les, antes libres, se cerraron en en todos los hogares.
castas; la lengua aria primitiva se La de Brahma proclamaba la
transformó en un nuevo idioma, el existencia de un d io s su p re m o ,
sánscrito, y apareció la escritura. creador del Universo, que engen­
dró con su propia sustancia.
L as c astas. Los principios de
la religión y la organización social
de los indos, nombre adoptado por Puesto que el mundo salió del seno
de Brahma, todos los que lo form an:
los conquistadores, están conteni­
hombres, animales, plantas y piedras,
dos en un Código, atribuido a un tienen un alma o partícula del dios. Esas
personaje divino apodado Manú. partículas tienden a volver de nuevo a
De acuerdo con sus prescripciones, su origen; así van pasando de la piedra
a la planta, de ésta al animal y del ani­
todo individuo debía permanecer
mal al hom bre, prim ero a los más infe­
dentro de la casta de su nacimien­ riores. Si éstos llevan una vida de bon ­
to y casar con persona de la mis­ dad, renacerán sucesivamente en seres
ma; los miembros de castas supe­ de condición superior hasta liberarse de
la materia y ascender al creador. Pero si
riores gozaban desde la infancia de se portan mal, su alma volverá a un ser
grandes ventajas; los de castas in­ inferior o a un animal, para purgar con
feriores, soportaban privaciones y sus sufrim ientos los pecados com etidos.

14
Talla realizada en esteatita, perteneciente a la
época de M ohenjo Daro (I I I milenio a .C .)

La neobrahmánica creía en una


trinidad divina formada por Brah-
ma, el creador; Vichnú, el conser­
vador, y Siva, el destructor. Cada
uno tenía una esp o sa , existiendo
además muchos otros dioses meno­
res. Vichnú descendía a veces a
la Tierra, encarnado en un prín­
cipe o guerrero, para defender la
justicia y la virtud.

L a c u l t u r a . L os indios habla­
ron hasta el siglo -III el id io m a
sánscrito, emparentado con el grie­
Estatua de Buda realizada en la In­
go y el latín, y padre de su len­ dia en el siglo V.
guaje posterior. Conocieron la es­
critura y redactaron los Vedas (la
ciencia), cuatro libros sa g r a d o s
que encierran plegarias y precep­
tos, el Código de Manú, y dos ex­
tensísimos poemas épicos: el Ma-
habhrata y el Ramayana, donde
narran en forma idealizada, y con
intervención de los dioses, la con­
quista de la India.
Los indios conocieron el teatro,
que tuvo entre ellos un origen re­
ligioso. Estudiaron la naturaleza, y
cultivaron las matemáticas, la as­
tronomía y la gramática.
En las artes plásticas sobresalió
la arquitectura. Construían tem­
plos inmensos de abigarrada mole,
cubiertos por un conjunto de cú­
pulas. Existen también vastos tem­
plos subterráneos. La escultura al­
canzó su esplendor cuando entra­
ron en relación con los griegos.

E l b u d i s m o . En el siglo - v i
apareció un gran reformador lla­
mado Sidarta Gautama, pertene­
ciente a una familia soberana de
un pequeño reino del Himalaya;
sus admiradores lo denominaron
Buda (el sabio).
Fresco del siglo X I V que decoraba un templo Buda quiso imitarlo, huyó de su casa
de Kanchi. en la India. y se retiró a pensar en la soledad y el
ayuno durante siete años.

Según la tradición, hasta los 29 años


llevó una vida com ún, se casó y tuvo Luego comenzó a predicar. Lo
un hijo.
hacía en idioma vulgar, al aire li­
Un día encontró un anciano calvo y
decrépito que apenas podía tenerse en
bre, y pronto alcanzó gran presti­
pie; otro, dio con un enferm o cubierto gio; en realidad, no quiso fundar
de repugnantes úlceras, y en un tercero una religión sino propagar una mo­
vio un cadáver corrom pido cubierto de ral nueva, más humana y más jus­
gusanos. Entonces m editó que nadie es­
ta libre de la vejez, la enferm edad y la
ta. Fueron sus discípulos quienes
muerte. E m bargado por esta idea halló lo divinizaron convirtiendo en dog­
en un bosque a un hom bre pobrem ente ma sus preceptos. Después de un
vestido, lleno de serena felicidad, y c o ­ período de apogeo, el budismo fue
m o le preguntara la causa de su ale­
gría, le contestó que había desterrado e lim in a d o de la India, pero en
de su corazón el dolor, la cólera y el cambio alcanzó enorme d ifu s ió n
sensualismo. en China, Indochina y Japón.

16
En un angosto y largo casis, un pueblo inteligente, laborioso y
manso, creó una de las más cntiguos y originales civilizaciones

E l p a ís y sus h a b it a n t e s . El Caza de patos en los pantanos del N ilo, se­


gún relieves de una tumba egipcia. Observe
N il oEl Egipto antiguo, situado
. la jaula donde son colocados los animales.
en el ángulo nordeste de África, (F oto Sam eh-Chady.)

tenía por límites: al norte, el mar


M editerráneo: al este, el mar R ojo
y el istmo de Suez, que lo unía al
Asia; al sur, el paralelo quejí|>8£
por la primera cataratawÜel río -
Nilo (contada desde la desembo­
cadura); y al oeste, el desi'arto de
Libia.
Está recorrido de sur a norte pojK la
parte final del N ilo, río que desemtíoCa
en el M editerráneo y nace en los gran­
des lagos V ictoria y Alberto. Por su
margen izquierda, una red de afluentes
le aporta las aguas pluviales acumula­
das en los pantanos de Bahr-el-Gazal
(p ra d o de las gacelas), y por su dere­
cha las originadas por el derretim iento
de las nieves de las montañas de Abi-

17
SITUACION DE EGIPTO

La parte aprovechable del país


comprendía dos comarcas: al sur,
el Alto Egipto, valle angosto limi­
tado por dos cadenas, la Arábica
al este y la Líbica al oeste; y al
norte, el Bajo Egipto, región del
delta del Nilo. El clima es calu­
roso y seco. A fines de junio el
río comenzaba a crecer y tomaba
sucesivamente un color verde, de­
bido al arrastre de las aguas vis­
cosas con detritos vegetales acu­
mulados d u ra n te las bajantes;
luego, rojo oscuro, por las aguas
con polvo arcilloso en suspensión,
arrancado a las montañas de Abi­
sinia y, finalmente, terroso turbio,
como el del río de la Plata. La
crecida se mantenía hasta septiem­
bre e inundaba v a sta s porciones
del valle; luego el río se retiraba
lentamente, dejando una capa de
limo o tierra vegetal. Este fenó­
meno se debe a los aportes de las
fuentes y curso superior del Nilo;
como los egipcios sólo conocían el
tramo final, donde llueve poquísi­
mo, no se lo explicaban y lo consi­
deraban un milagro.
Gracias al Nilo, el Egipto era
un país muy fértil: producía trigo,
cebada, lino, vid, garbanzos, lente­
jas, dátiles, higos, granadas. En su
suelo crecía el loto, de flores blan­
cas, rosadas o azules, y fruto de
grano comestible, y el p a p ir o de
largas cañas fibrosas, que se rv ía
para fa b r ic a r una especie de
cartón.
I Abundaba el ganado vacuno,
cabrío, porcino, ovino y asnal, y
variedad de aves y peces comes­
tibles; el ibis, el cocodrilo y el hi­
popótamo, eran los animales típi­
cos del país.
Al producirse la desecación pro­
gresiva del norte de África, pue-

18
M ecanism o de las crecientes.
blos de raza mediterránea marcha­ u. Nivel b ajo del río.
ron hacia el oriente y se asentaron b. Nivel de inundación, a unos 8 m sobre
en el borde superior del valle del el anterior.
Entre a y b queda com prendida la parte
Nilo (cadena Líbica). Luego des­ inundada, cuya extensión varía de acuerdo
cendieron al valle, que era un in­ con las diferencias de nivel del río. Cada
inundación la cubre con una capa de fértil
menso pantano, y mediante una limo.
labor paciente y penosa canaliza­ c. Población construida sobre una colina que
forma una especie de isla por estar situada
ron las aguas del río e hicieron al sobre el nivel de inundación.
país habitable. A estos pueblos se
mezclaron otros venidos del sur,
La unión, realizada por el año
de raza negroide, y los blancos se­
- 3 200, fue atribuida a Menes,
mitas de Asia, que pasaron por el
fundador de la primera dinastía,
istmo de Suez.
de las que hubo sucesivamente
veintiséis en Egipto.
LOS GRANDES PERÍODOS HISTÓRICOS

La evolución histórica abarca


tres períodos: el arcaico, el del
imperio, que se subdivide a su vez
en antiguo, medio y nuevo, y el
de la decadencia.
P e r í o d o a r c a i c o . L os primiti­
vos habitantes formaron clanes,
grupos nómadas o temporalmente
sedentarios, -dirigidos por un con­
sejo de ancianos. El clan se con­
sideraba protegido por su primer
antepasado o fundador, simboliza­
do en el totem : astro, planta,
objeto, o más comúnmente un
animal.
Los clanes concluyeron por re­
unirse en grupos mayores, llama­
dos nomos, bajo la autoridad de
un príncipe. Por medio de gue­
rras y tratados, los nomos se jun­
taron a su vez en dos reinos: el
Alto y el Bajo, que después se fu­
sionaron. El monarca tomó el tí­
tulo de faraón.

19
ros ocuparon el delta y fueron
empleados como soldados merce­
narios. La clase obrera provocó
disturbios en busca de una mejor
situación. La moral y el espíritu
religioso decayeron.

El Imperio M edio fue iniciado


hacia el año -2 100, por los prín­
cipes de la ciudad de Tebas, eri­
gida en capital, quienes termina­
ron con el caos existente.
Pero al cabo de un tiempo
recomenzaron las guerras civiles,
lo que favoreció la invasión de los
hicsos, belicosos pastores de Orien­
te a quienes daba ventaja la po­
sesión de armas de hierro y de
En esta escultura, que representa al F a­
caballos, muy escasos aún en
raón M icerino y su esposa, observe los Egipto. Conquistaron el país, me­
rasgos físicos y la vestimenta de ambos nos la región tebana, y lo mantu­
personajes.
vieron sometido durante unos 120
años ( - 1 700 a -1 580).
La primera y segunda dinastías,
denominadas tinitas (del nombre El Nuevo Imperio fue fundado
de su capital Tinis), alcanzaron por los faraones de la X V III di­
gran poder y prosperidad. En su nastía, quienes libertaron Egipto
tiempo ya se conocía el calenda­ iniciando un período de apogeo.
rio y la escritura jeroglífica. Tutmés III llegó hasta las orillas
del río Eufrates y por el sur hasta
P e r ío d o d e l i m p e r i o . El An­ la catarata del Nilo. Su esposa,
tiguo Imperio comprendí las di­ la reina Hachepsut, adquirió fama
nastías tercera a décima. Los fa­ por las grandes construcciones y
raones de la cuarta dinastía, Keops, las expediciones a países lejanos
Kefrén y Micerino, erigieron sen­ que ordenó; el faraón Amenoíis 111
das tumbas en forma de pirámides hizo erigir en Tebas grandiosos
de gigantescas proporciones; el se­ templos y gigantescas estatuas.
gundo de los reyes mencionados En la dinastía siguiente sobre­
ordenó la construcción de la esfin­ salió Ramsés II.
ge, pequeño templo en forma de
león, con cabeza humana. La sex­
ta dinastía trasladó la capital a
Menfis, en el punto donde el Nilo
se abre en varios brazos para for­ R ech azó una invasión de los pueblos
del mar, que desem barcaron en el delta.
mar el delta. Al final de ella de­ Som etió a los etíopes. D isputó larga­
clinó considerablemente el poder m ente la Siria a los hititas, terminando
de los faraones. por firmar con ellos un. tratado de paz.
Los sacerdotes y nobles, de C om pletó los m agníficos tem plos de
Am ón en Tebas, y construyó los dos
hecho independientes, se disputa­
tem plos subterráneos de Abu-Sim bel.
ron el predominio entablando san­ En la fachada del más grande hay cua­
grientas luchas. Pueblos extranje­ tro estatuas suyas de 20 metros.

20
Los sucesores de Ramsés II tu­ P e r í o d o d e l a d e c a d e n c i a . Se
vieron que combatir nuevas inva­ extiende desde el año -1 100 al
siones desembarcadas en el delta -525.
y sofocar sublevaciones de extran­ El imperio se desmembró y fue
jeros radicados en Egipto. teatro de largas luchas entre di­
nastías rivales del Alto y Bajo
Egipto, lo que aprovecharon los
Las campañas militares egipcias si­ asirios, procedentes de la M esopo­
guieron, en resumen, tres direcciones:
tamia, para conquistar el país.
al sur, rem ontando el Nilo, contra los
etíopes; al o este, contra los libios y tri­ Un príncipe del delta: Psamé-
bus del desierto, y principalm ente al tico, ayudado por mercenarios
este, a través del istmo de Suez, hacia
Palestina y Siria. Eran más bien de­
griegos, sacudió el yugo asirio y
fensivas y su principal ob jeto consistía fundó la X X V I dinastía. Su hijo
en preparar zonas avanzadas para pre­ Necao habilitó un canal de comu­
venir invasiones al E gipto propiam ente
nicación entre el Nilo y el mar
dicho.
En general, las costumbres de los pue­ Rojo, reconquistó la Siria y avan­
blos sometidos fueron respetadas, co­ zó hasta el río Eufrates; pero fue
brándoseles tributos. Otras veces, las derrotado en -6 0 5 por los babi­
guerras terminaron por tratados de alian­
za y amistad que duraron varias ge­ lonios, pueblo entonces predomi­
neraciones. nante en la Mesopotamia.

Fachada del tem plo colosal de A ou-Sim bel, excavado en la roca. Fue erigido por orden de
Ramsés II, y las cuatro enormes estatuas que lo adornan representan al soberano. El templo
estaba dedicado a los dioses Horus, A m ón y Ptah. En lo alto, una hilera de monos reverencia
al sol naciente. (F oto U nesco/Laurenza.)

21
[ Egipto gozó de un breve lapso los escribas, gente ilustrada que,
de prosperidad y esplendor, pero gracias a sus conocimientos, desem­
en -525, el faraón Psamético III peñaba cargos públicos y privados;
fue derrotado y aprisionado por f 5°, los comerciantes, que opera-
Cambises, rey de Persia, y el país / ban en reducida escala; 6°, los
perdió su independencia. J artesanos, ocupados en diversas
industrias en las ciudades, quienes
LA SOCIEDAD Y EL GOBIERNO recibían su salario en víveres y
objetos; 7°, los agricultores libres,
L a s o c ie d a d . Una vez consti­ dueños de pequeños lotes; y 8°
tuido el Antiguo imperio, la socie­ los siervos, que trabajaban la tie­
dad se dividió en ocho clases: 1", rra, que no podían abandonar, a
los funcionarios reales, príncipes y tavor de sus amos. Finalmente
gobernadores; 2°, los sacerdotes, existían esclavos, pertenecientes a
dueños de grandes bienes, dedica­ otras razas.
dos al estudio y sometidos a una La familia era monogámica; es
vida austera; 3°, los militares, po­ decir que el hombre tenía una so­
seedores de tierras cedidas a cam­ la esposa. La mujer gozaba de
bio de la obligación de presentarse mucho prestigio y podía ejercer
en el ejército al primer llamado; 4P, el sacerdocio.

E l g o b i e r n o . El faraón era
considerado como un dios y go­
bernaba despóticamente. Lo aten­
dían muchos cortesanos, y conta­
ba con dos principales auxiliares:
el jefe del sello, encargado de todo
lo referente a las finanzas, y el
gran visir, especie de ministro uni­
versal y supremo juez.
El país estaba dividido en pro­
vincias, que correspondían a los

22
antiguos nom os. La ju sticia era joyas: el curtido; la alfarería: la
im partida por tribunales que a p li­ mueblería y carrocería y la pre­
caban leyes com u n es a todos. paración del papiro, especie de
Existían las penas de m uerte, m u ­ papel.
tilación y azotes. El ejé rcito co n ­ El comercio se realizaba me­
taba con cu erpos de m ercenarios, diante el trueque de mercaderías.
carros de guerras e infantería p e ­ Las caravanas iban a Siria, Pales­
sada, provista de lanza y hacha, tina y M esopotamia; los barcos
y liv ia n a , arm ada con a rco y p u ­ (casi siempre tripulados por ex­
ñal ; los sold ad os llevaban cora ­ tranjeros) navegaban por las cos­
zas escam adas, casco y escudo. tas de Siria y las islas del mar
Egeo. Llevaban tejidos y artículos
de arte y lujo, y traían ganados,
ACTIVIDAD ECONÓMICA maderas y metales.
La humedad y la fertilidad del
suelo favorecieron la aparición de
LA RELIGIÓN
la agricultura ya cuando los egip­
cios todavía constituían pequeños
clanes. La continuidad del valle, La religión egipcia fue politeís­
comparable a un largo corredor, ta (poli, muchos: feos, dioses).
y el fenómeno de las crecidas del Las divinidades eran representa­
Nilo, que a todos interesaba, con­ das por el Sol, la Luna, el Cielo,
tribuyeron considerablemente a la el Nilo, por seres humanos que
unificación política. formaban generalmente una trini­
dad de padre, madre e hijo o por
El egipcio construyó diques de animales como el halcón, la vaca,
contención, depósitos y canales. y sobre todo el buey sagrado, lla­
La blandura del terreno le permi­ mado Apis.
tía abrir los surcos con arados de
bronce o de madera.
La ganadería y la pesca fluvial Este últim o debía ser negro, con una
mancha blanca triangular en el testuz,
se practicaron en gran escala.
los pelos de la cola dobles, etc. Sólo
Entre las principales industrias podía vivir unos 25 años, después de
figuraban la fabricación de teji­ los cuales era sacrificado y embalsama­
do. Para conservar sus restos, Ramsés II
dos; el laboreo de metales, con los
hizo construir una tumba monumental
que se hacían utensilios, armas y llamada Serapeum.

A. Esfinge, con cuerpo de animal y


cabeza humana. B. Osiris: su figura
es humana, sus símbolos son el lá­
tigo que castiga y el gancho quo
detiene. C. Hathor, diosa con cuer­
nos de vaca y c usurpo h u m a n o.
D- Horus. dios halcón.

23
Los dioses solares.
Horus: sol naciente.
A m ón R a : el sol en el cénit.
Osiris: sol poniente.

cudir el yugo de los sacerdotes,


provocó una revolución religiosa
proclamando dios único a Atón
(el Sol). Cambió su nombre de
Amenofis por el de Akhenatón y
Un mismo dios asumía los tres fundó una nueva capital: Ikutaton
aspectos de astro, ser humano y (cerca de la actual población de
animal, que con frecuencia se Tell el Amarna). Simultáneamen­
combinaban en una sola imagen: te se produjeron notables cambios
cuerpo humano con cabeza de en las artes y las letras.
animal o viceversa. De los innu­ Pero el poderoso sacerdocio an­
merables dioses se destacaban: tiguo no tardó en triunfar. La
Horus, el sol naciente; Ra, el sol reforma sólo duró veinte años
creador; Osiris, el sol poniente, e (-1 380 a -1 360). El credo an­
Isis, la luna. terior fue restablecido por Tutan-
El predominio de los dioses, kamón, yerno y sucesor de aquél;
vinculado a sucesos políticos, pasó su tumba, maravillosamente con­
sucesivamente del dios halcón, servada, fue descubierta en 1922.
Horus, a Ra, supremo creador. La Las ceremonias del culto con­
acción triunfante de los príncipes sistían en ofrendas, danzas sagra­
de Tebas consagró a Amón, aso­ das y cánticos.
ciado a veces a Ra, bajo el nom­
bre de Amón Ra. El pueblo prestó E l c u l t o d e l o s m u e r t o s . Los
favorable culto a Osiris, el bien­ egipcios imaginaban al ser huma­
hechor, incorporado al panteón de no compuesto por dos elementos:
los grandes dioses como juez de un cuerpo y un alma. Al produ­
las almas. cirse la muerte, ésta era llevada an­
El faraón Amenofis IV, hijo y te un tribunal presidido por Osiris,
esposo de princesas extranjeras, donde se la sometía a un prolijo in­
influido por ellas y deseoso de sa- terrogatorio respecto a su conducta
terrenal, y según el resultado reci­
bía un premio o un castigo.
Como creían que el alma podía
volver a su antiguo cuerpo, lo con­
servaban en forma de momia, me­
diante un complicado procedimien­
to que comprendía la extracción
del cerebro y las visceras, su re­
emplazo por sustancias aromáticas
y la conservación del cuerpo en

24
I

Papiro del libro de los muertos. Si el alma del difunto, contenida en el vaso, es más pesada
que la pluma, le espera un terrible castigo. Osiris, implacable, preside el juicio, mientras Anubis
controla la balanza y Thot presenta los atenuantes del caso. El animal que está a su lado
es el acusador.

natrón (carbonato de sodio) du­ EL ARTE


rante setenta días.
La momia era vendada con ti­ La a r q u i t e c t u r a . Fue el arte
ras engomadas y envuelta en tres egipcio por excelencia. Sobresalie­
paños y una mortaja atada con ron en dos tipos de construccio­
cintas. Se le ponía una mascarilla nes: las tumbas y los templos.
con las facciones del difunto, y se Durante las dinastías tinitas, las
colocaba en un ataúd, cuya tapa tumbas eran habitaciones subte­
esculpida, pintada y dorada, re­ rráneas, hechas de ladrillos, con
producía la imagen de un dios, con techo de madera. Encima se le­
largas inscripciones. Había tam­ vantaba un montículo. Luego se
bién momias y ataúdes más sen­ construyeron las mastabas, pirámi­
cillos para gente pobre. Los em- des truncadas, con cámaras fune­
balsamadores residían fuera de las rarias a las que sucedieron pirá­
ciudades por considerárseles im­ mides completas, primero escalo­
puros, debido a su constante ma­ nadas, y más tarde revestidas con
nipulación de los cadáveres. caras planas.
Durante muchos siglos la in­
Las pirámides construidas con
mortalidad del alma sólo fue re­
bloques de granito tallado ence­
gados. Pero la divulgación del
conocida al faraón y a sus alie- rraban salas y corredores internos.
culto de Osiris la hizo común a Tenían cuatro lados orientados
todos. El egipcio, profundamente hacia los puntos cardinales. La
religioso, no escatimaba sacrificio del faraón Keops, de 146 m de
pecuniario para asegurarse en vi­ alto (actualmente 137), tiene un
da la momificación y una tumba. volumen de dos millones y medio
El país se convirtió en un inmenso de metros cúbicos y se calcula
cementerio. que se tardó veinte años en termi-

25
narla, trabajando por turno cien minuyendo hasta que al final de
mil obreros, durante tres meses la sexta dinastía desapareció.
por año. A partir de la 6® dinastía, la
Estos enormes monumentos, tes­ pirámide fue substituida por una
timonio del despotismo de los re­ última forma de tumba, el hipo­
yes, exigían un esfuerzo demasiado geo (del griego hipo, debajo; geo.
agobiador para que fuera prolon­ tierra), socavada en las rocas de
gado; las pirámides de los suce­ las barrancas. Constaba de una
sores de Keops, llamados Kefrén capilla, separada por una pared
y Micerino, fueron gradualmente de un corredor interno, debajo de
menores, y su volumen siguió dis­ cuyo extremo descendía un pro-

26
fundo pozo lleno de piedras, arena
y tierra; a un lado de su fondo, y
precedido por una antecámara, es­
taba la habitación funeraria.
Los templos asumieron también
proporciones grandiosas.

Los mayores, correspondientes al Nue-


vo Im perio, respondían a un plano uni­
form e: al final de una avenida pavi­
mentada con grandes losas planas y
flanqueada por hileras de esfinges, le­
vantábase la fachada, com puesta de dos
torres gemelas en form a de pirám ides
truncadas, cubiertas de bajorrelieves, en­
tre las cuales se abría una gran puerta,
el pilono. A las torres estaban adosa­
das estatuas gigantescas del faraón fun­
dador del tem plo.
Seguía un patio rodeado de colum ­
nas, anterior al tem plo propiam ente di­
cho, que com prendía tres recintos. El
prim ero, era la sala hipóstila dividida
en tres naves, dos laterales más bajas y
una central sostenida por dos hileras
de columnas de hasta 21 metros de al­
to y cuatro metros de diám etro; el se­
gundo, era la sala d e la aparición, de
servada a los faraones, sacerdotes y p o­
cas personas más, y el tercero, la sala
d el m isterio, con la estatua del dios.
Alrededor del tem plo se extendían ame­
nos jardines y un estanque.

La isla de Philae, donde se encuentra este


tem plo, había sido dedicada al culto de Isis.
Los monumentos de la isla fueron levantados
por distintas dinastías, y su terminación c<~
rresponde a la época de la ocupación roma*
na. (F o to Unesco/M aria ni.)

27
L a escu ltura. En el Antiguo Más tarde se usó, junto a la es­
Imperio las estatuas se hacían de critura jeroglífica, otra más sen­
madera; eran pintadas y reprodu­ cilla y rápida, llamada hierática.
cían fielmente el modelo. Otras Finalmente surgió un tercer ti­
eran de piedra y bronce. También po: la demòtica (popular), cuyos
se esculpieron colosos, estatuas de­ signos ya no eran dibujos de de­
corativas y bajorrelieves. terminados objetos.
En los períodos posteriores, las En 1822 el sabio francés Cham-
estatuas, con excepción de las fu­ pollión, consiguió descifrar la es­
nerarias, fueron de formas rígidas, critura egipcia. Otros investigado­
con las piernas juntas, los brazos res descubrieron templos, tumbas,
pegados al cuerpo y el semblante estatuas, objetos y documentos. El
inexpresivo. Pero la factura era conjunto de estos estudios consti­
delicada y elegante. Como los ar­ tuye la egiptología.
tistas no dominaban la perspectiva, •
en los bajorrelieves ponían encima La c ie n c ia . conocimientos
L os
a la figura que querían represen­ científicos constituyeron en Egipto
tar atrás; los faraones y dioses te­ un monopolio de la clase sacerdo­
nían un tamaño mucho mayor. tal, que los envolvió en un velo
de misterio.
La p i n t u r a . En las paredes de Adquirieron probablemente una
los templos y de las tumbas, los perfección notable; grandes filó­
egipcios reprodujeron, con sus me­ sofos griegos, como Pitágoras y
nores detalles, episodios de la vi­ Platón, para completar su cul­
da cotidiana; las figuras finamen­ tura, consideraron necesario visitar
te dibujadas están coloreadas sin Egipto y conversar con los sacer­
matices ni sombreado. dotes.
La cerámica y el cincelado al­
Cultivaron las matemáticas y la
canzaron gran mérito.
astronomía; en materia de filoso­
fía y religión fundaron doctrinas
LA CULTURA muy superiores a las corrientes
entre el pueblo. En las ciencias
La literatura nos dejó notables aplicadas sobresalieron la medici­
poemas, relatos, diálogos, himnos
na y la ingeniería.
religiosos, etc.
Al adorar los astros descubrie­
L a e s c r it u r a . Algunos dibu­ ron la periodicidad de su movi­
jos estilizados en contornos uni­ miento aparente. El calendario,
formes adquirieron valor represen­ según cálculos de Breasted, data
tativo. Así apareció la escritura del año 4236 antes de Cristo, y se
llamada jeroglífica (del griego hie- basa en el curso anual del sol; el
ros, sagrado, y glyphein, grabar), año estaba dividido en doce meses
en la que cada signo representó de treinta días, y para concordar­
una palabra completa, y luego lo con el año efectivo le agregaron
también sílabas y letras. cinco días suplementarios.

28
CAPITULO III

PUEBLOS E IMPERIOS DEL


CER CA N O ORIENTE

La Mesopotamia, tierra arcillosa de gran fertilidad cuando es


regada, fue teatro de seculares luchas entre los pueblos que
sucesivamente la conquistaron, modificando con sus aportes pro­
pios la civilización súmera que les sirvió de base.

Mesopotamia

E l m e d i o g e o g r á f i c o . Al pie ja semicircular d e suelo labora-


de las mesetas de Asia Menor ble, que el historiador Breasted
v Armenia se extiende una fran- denominó la “Media Luna de las

29
Tierras Fértiles”. Por el sur pe­ del Irán, al norte la de Armenia
netra en ella, como “un golfo de y al oeste el desierto de Siria.
arenas”, el desierto de Siria. Los mencionados ríos desembo­
El cuerno occidental de la me­ caban entonces separadamente en
dia luna está bañado por el M edi­ el golfo Pérsico. Hoy, los aluvio­
terráneo; el cuerno oriental, sepa­ nes los han juntado en un corto
rado del anterior por el alto Eu­ trecho final. Tienes crecidas rápi­
frates, forma la Mesopotamia, con das, pero de poca duración.
salida sobre el golfo Pérsico. El clima es seco, con grandes
La Mesopotamia está compren­ variaciones de temperatura, y so­
dida entre los ríos Eufrates y T i­ plan vientos impetuosos. El país,
gris; al este la bordea la meseta entonces bien regado, producía

E l estandarte de Ur es una de las más conocidas obras del arte sumerio. Las figuras, de caliza
blanca, se destacan sobre un fondo de lapislázuli. Representa los dos aspectos opuestos de la
vida cotidiana: la guerra y la paz. Este fragm ento muestra al rey y su séquito bebiendo en
un banquete. En la parte inferior, los siervos conducen los animales que quizás sean consu­
midos en el festín.

30
por año hasta tres cosechas de tri­
go, cereal que crecía espontánea­
mente, cebada, excelentes pastos
y gran variedad de palmeras de
las que se obtenían diversos pro­
ductos.
Al norte, la lluvia es algo más
frecuente. Los montes, cubiertos
de bosques, contienen piedra de
construcción, hierro y cobre.

LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA

La historia de la Mesopotamia
comprende cuatro períodos: 1°)
de los súmeros y acadios; 29) de
la antigua Babilonia; 3 °) de los
asirios y 4? ) de los caldeos o de
la nueva Babilonia.

SÚMEROS Y ACADIOS

Por el año 4 000, un pueblo de


origen incierto, llamado elamita
ocupó la orilla izquierda del T i­
gris hasta la meseta del Irán. Lo
formaban hombres altos, robustos,
inteligentes y laboriosos. Tenían
su centro político y religioso en la
ciudad de Susa.
Contemporáneamente, en la lla­
nura del sur o Sinear (Caldea) ha­ Poco después, en el norte del
bitaban los súmeros. Eran de baja Sinear apareció un pueblo de raza
estatura, gruesos, de nariz promi­ semita. La región quedó enton­
nente, cara afeitada y cabeza ra­ ces dividida en dos partes: el Ak-
pada ; vestían amplias sayas de kad, dominado por los invasores,
lana adornadas con muchos volan­ y el Súmer, donde se concentraron
tes. Se dedicaron a la agricultura los súmeros.
y la ganadería y abrieron canales. Los recién llegados, de alta ta­
Fueron también excelentes tejedo­ lla, delgados, de nariz aguileña,
res; trabajaron el oro y el cobre, largos cabellos y espesa barba,
comerciaron activamente, emplea­ tomaron el nombre de acadios y
ron el carro con ruedas, inventa­ concluyeron por someter a los sú­
ron un sistema de escritura y esta­ meros, con quienes se mezclaron,
blecieron una civilización cuya in­ adoptando su cultura.
fluencia perduró en los períodos Tanto los súmeros como los
posteriores. acadios formaron grupos en cons-

31
C ódigo de Hamurabi, grabado en un bloque de basalto.
El dios de la justicia, Shamash ( sentado) , dicta a
Ham urabi. los artículos del código.

Sargón, uno de los jefes acadios, de


origen hum ilde, consiguió conquistar el
Súmer y el Elam , y llegó hasta Siria
y el Asia M enor. Los súmeros lograron
reaccionar; la ciudad de L,agash predo­
m inó durante el gobierno del rey G ud ea;
luego, el poder pasó a la ciudad de Ur,
cuyos ejércitos recorrieron la M esopota-
mia; pero su prosperidad fue de corta
duración, pues los elamitas arrasaron
el país.

La a n t ig u a B a b il o n ia . Un
pueblo venido de Siria venció a
los elamitas y por el año -2 100,
fundó la ciudad de Babilonia, que
alcanzó un gran esplendor duran­
tante guerra entre sí. Cada uno te el reinado de Hamurabi.
tenía una pequeña ciudad amura­
llada, residencia del patesí, que
presidía las ceremonias del culto, H am urabi prom ulgó un código, cuyo
administraba el tesoro, dirigía los texto, grabado en una piedia. fue des­
cubierto en 1901. Sus leyes, Vomadas
cultivos v mandaba las tropas. en parte de los súmeros, reglamentan
los contratos, garantizan la propiedad
privada, castigan los delitos con el ta­
R e li e v e h it ita , hallado en las ruinas de llón, que causa al reo un daño igual al
Karkhemisch. Representa una m ujer, quien que produjo, y tratan de los cultivos
tiene en sus brazos un niño y lleva una oveja y de la conservación de los canales de
por m edio do una cuerda. riego. Es el código más antiguo cono­
cido hasta la fecha.
Es sorprendente el grado de adelanto
de la actividad mercantil de este pue­
blo. E l oro, la plata, y las mercancías
eran depositadas en los tem plos, bajo
la custodia de los sacerdotes, que op e­
raban con esos valores, com o los bancos
modernos.
E l com erciante firm aba sus docu­
m entos con un rodillo que tenía dibu­
jos y signos propios en relieve, hacién­
dolo correr al pie de las tablas de
arcilla, donde estaban redactados.

LOS HITITAS

Por el año -2 000, los arios del


sur de Rusia y del Turquestán in­
vadieron la región. Belicosos y
provistos de caballos y armas de
•m

hierro, arrollaron cuanto se opuso

32
Snmmmmi
pueblos súm ero-acadios se salvaron de
a su marcha. Los pueblos despla estas invasiones refugiándose en los
zados, algunos mezclados con los pantanos del bajo Éufrates. M ás tarde
propios invasores, emigraron en fueron som etidos por los asirios.
busca de nuevas tierras. El prin­
cipal de ellos fue el de los hititas,
quienes saquearon Babilonia, don­ LOS ASIRIOS
de quedaron poco tiempo, pues
marcharon hacia el norte y fun­
daron un reino en el centro de N ín iv e . En las montañas del
Asia Menor. De allí se dirigieron norte residía un pueblo semita, que
al cuerno occidental de la media se llamó asirio por su dios Assur,
luna de tierras fértiles, que dispu­ formado por hombres musculosos,
taron a los egipcios, hasta firmar de nariz aguileña, ojos grandes y
con Ramsés II un tratado de par­ labios gruesos. Vestían una túnica
tición. Más tarde, el imperio hiti- de lana bordada y franjeada, lle­
ta fue destruido por los asirios. vaban barba y cabello rizados y
Los hititas desarrollaron una civi­ se cubrían con una tiara o gorro
lización notable, en parte original, de tela.
que influyó sobre los pueblos ve­
cinos y sobre los griegos.
La guerra fue su ocupación principal.
Crueles y violentos, degollaban, mutila­
ban o sometían a horribles tormentos a
Acudieron además los cassitas, quie­ los vencidos, saqueaban las ciudades, y
nes se establecieron en B abilonia des­ arrasaban las cosechas. Usaban estos
pués del paso de los hititas, y la con . procedim ientos, sobre tod o con los que
servaron durante cinco siglos ( —1760 a les hacían resistencia o se rebelaban.
1 1 8 5), y los mitanios, que ocuparon P ero hay que reconocer que eran inteli­
el norte de la M esopotam ia. Restos de gentes, industriosos y buenos artistas.
A los reyes asirios les agradaba ser representados com o valientes benefactores. Por
eso, Asurbanipal aparece aquí cazando fieras, para librar de ellas al país. Observe
la perfección de la anatomía de hombres y animales, y la notable impresión de
movimiento lograda por el aitista.

Fundaron la ciudad de Nínive y menia; al este, Media y Susiana;


emprendieron campañas de con­ al sur, Babilonia y el ant'iguo Su-
quista. mer; y al oeste, su principal di­
rección, Asia Menor, Siria, Pales­
En una de ellas murió su rey tina, Egipto y la isla de Chipre.
en el sitio de Samaría, capital de
Israel. Las tropas proclamaron so­ Los pueblos vencidos fueron con
berano al jefe de las fuerzas, quien frecuencias transportados a otras
tomó la ciudad y adoptó el nom­ partes, con un doble objeto: difi­
bre de Sargón II. Luego derrotó cultar sus revoluciones y repoblar
a los egipcios que habían acudido regiones que habían quedado de­
en socorro de los sitiados. siertas.

Realizó posteriormente nume­ El agotamiento de los hombres,


rosas guerras para ocupar nuevos causado por las incesantes gue­
países o sofocar sublevaciones, y rras, y la debilidad de ciertos mo­
fundó una nueva capital: Dur narcas, impidieron a los asirios
Saryukin, circundada por una alta conservar sus posesiones. A medi­
muralla, con calles regulares y un da que los súbditos se sublevaban,
magnífico palacio. Fue asesinado . cesaban de pagar los tributos, de­
en -705. clinaba el comercio por falta de
seguridad y, en consecuencia, dis­
Sargón encabezó una dinastía minuían los recursos.
cuyos componentes guerrearon con­
tra los hebreos y conquistaron Un nuevo pueblo vigoroso, los
Egipto. medos, mandados por su rey Cia-
jares, y sus aliados los caldeos, si­
E n resum en, las ex p ed icion es tiaron a Nínive y la destruyeron
asirias recorrieron : al norte, A r­ en el año —612.
LOS CALDEOS colocados sobre terrazas escalonadas
una de las siete maravillas del mundo.
Los caldeos, provenientes del Durante muchos siglos gozó de extraor­
dinaria fama.
desierto de Siria, se habían insta­
lado en la región de Babilonia.
Uno de sus jefes, Nabopolassar,
que gobernaba en nombre del rey Al final del reinado de Nabuco-
de Asiria, se sublevó, aliado con donosor el poder de Caldea co­
los medos, y fundó el nuevo im­ menzó a declinar. En el año -539,
perio babilónico. Ciro, rey de Persia, venció a Na-
bonid (el Baltasar de la Biblia),
tomó a Babilonia y la incorporó a
B a b il o n ia . Los caldeos reanu­
sus dominios.
daron las conquistas, extendiéndo­
se por la media luna de las tierras
fértiles. Los diques y canales fue­ E l g o b ie r n o , el e j é r c it o y
ron reparados, reedificadas las ciu­ la El gobierno. Des­
s o c ie d a d .
dades destruidas y embellecida de los tiempos de Hamurabi el
Babilonia. gobierno fue despótico y centrali­
zado. E l rey, servidor y represen­
El rey Nabucodonosor derrotó tante de los dioses, ejercía un po­
al faraón Necao, que había llega­ der sin límites, según su voluntad
do a orillas del Éufrates, y lo per­ o su capricho.
siguió hasta el istmo de Suez. T o­
mó luego a Jerusalén y sitió la
ciudad fenicia de Tiro, construida
sobre una pequeña isla, arruinan­
do su comercio.

Los caldeos fabricaban gran variedad


de productos que vendían o canjeaban
por materias primas y esclavos.
Babilonia ocupaba una vasta planicie
recorrida por el Éufrates, y estaba ro­
deada por una alta muralla, en cuyo
terraplén superior podían caber cuatro
carros en línea. Una parte de la super­
ficie encerrada era destinada a cultivos,
para alimentar a la población en caso
de sitio. Las c,alies se cortaban en án­
gulo recto com o las nuestras. A orillas
del río, cruzado por un puente de pie­
dra, se extendían largos muelles de la­
drillo.
Entre sus principales m onum entos fi­
guraban el palacio real, el tem plo de
su dios M arduk y los jardines colgantes,

Esta reconstrucción muestra el camino sagrado


que atravesaba Babilonia hasta llegar al tem plo
de M arduk, y la puerta de Ishtar, adornada con
hermosos ladrillos esmaltados.

35
Cuando no estaba en guerra o caza aumentar sus efectivos, cada jinete lle­
llevaba una vida de lujo y placeres, vaba otro soldado a la grupa.
amargada por el peligro de las cons­ Para tom ar una ciudad cavaban trin­
piraciones y del asesinato, m uy frecuen­ cheras y pasajes subterráneos, dem olían
tes. La administración, dirigida perso­ los cim ientos de las murallas, abrían
nalmente por el monarca, se hallaba brechas en ellas o las franqueaban por
sometida a una rigurosa disciplina. encim a con largas escaleras o acercán­
Contaba con una extensa red de ca­ doles torres de manera de la misma
minos recorridos por gran núm ero de altura, desde cuya plataform a tendían
correos al servicio de la corresponden­ puentes volantes.
cia oficial. Los reyes velaron por las
obras públicas, los canales de riego y
el fom ento del com ercio. Los delitos La sociedad. Comprendía hom-
eran castigados con 1.a le y d el talión. bres libres, sacerdotes, guerreros,
comerciantes, obreros o campesi­
El ejército. El ejército asirio, nos que podían pasar de una a
exponente y modelo de los demás, otra clase; siervos, obligados a tra­
comprendía: la infantería pesada bajar la tierra; y esclavos, sujetos
o de piqueros; liviana o de arque­ a las más duras faenas. , Los escla­
ros; la caballería, montada en ani­ vos del rey ejecutaban los traba­
males pequeños pero ágiles y ro jos públicos, monumentos, fortifi­
bustos; y los carros de guerra. caciones, canales, etc. Sometidos a
tareas agobiadoras, en un suelo
Los soldados vestían una túnica de pantanoso, bajo un clima malsa­
cuero cubierta de escamas de metal, y no, morían por millares.
usaban un casco puntiagudo y un gran
escudo. Em pleaban armas de hierro, de
las que carecían la mayor parte de sus La r e l i g i ó n . La religión de
enemigos.
los mesopotámicos consistió en la
Cruzaban los ríos cabalgando odres
de cuero que inflaban en el mom ento adoración del sol, la luna, los pla­
oportuno. La caballería, desprendiéndo­ netas, hasta Saturno, la tierra y
se del grueso del ejército, hacía largas el agua; contra estos dioses bien­
incursiones para enterarse de la situa­
hechores combatían los malignos,
ción, dirección y núm ero de los con­
trarios, cortar sus com unicaciones y representados por la tempestad,
sembrar el terror a retaguardia. Para los vientos huracanados, las fieras,

36
los reptiles, etc. Unos y otros eran en las puertas de los palacios colocaban
estatuas de toros alados, a manera de
ayudados en la lucha por legiones centinelas de piedras.
de genios. La astrología interpretaba los m ov i­
Los dioses tenían figura humana mientos de los astros, considerados com o
acompañada por símbolos celes­ señales que hacían a los hombres para
revelarles el porvenir. Cuando nacía un
tes. Los genios se representaban niño se consultaba al cielo para saber
con cabeza humana y figura de su destino, vaticinio llam ado horóscopo
animal, como los toros alados. por los griegos. Los sacerdotes form u­
Los súmeros-acadios adoraron laban profecías, observando el hígado
de los animales sacrificados, y expli­
a Anu y Enlil, señores del Cielo cando el significado de los sueños.
y de la Tierra. Los babilonios eri­
gieron como divinidad suprema a
Marduk. Eclipsado por Assur du­ La c u l t u r a . El arte. Los sú-
rante la dominación asiria, Mar­ meros y acadios no dejaron ruinas
duk encabezó de nuevo la lista de apreciables de sus monumentos,
los dioses en el período caldeo. pues como empleaban ladrillos de
Los mesopttámicos no se pre­ barro fueron destruidos por la in­
ocuparon como los egipcios del temperie en el transcurso de los
más allá. Enterraban a sus muer­ años; sin embargo, se han encon­
tos en tumbas sencillas, colocando trado bajorrelieves en piedra, es­
en ellas joyas, armas y víveres, y tatuas, vasos y joyas.
hablaban vagamente de un reino De los asirio-caldeos, en cam­
de las tinieblas, donde ambulaban bio, quedan muchos restos que
las almas. permiten apreciar la originalidad
En honor de los astros levan­ de su arte.
taron templos llamados zigurat,
Arquitectura. Emplearon como
de siete pisos escalonados.
materiales los ladrillos crudos, se­
cados al sol, para el relleno de
En el período asirio-caldeo la religión los muros; los cocidos en hornos,
adquirió un carácter terrorífico; para para revestimiento; los esmalta­
aplacar la cólera de los dioses, les sa­
crificaban vidas humanas, elegidas en­
dos, con figuras en colores, para
tre los vencidos, o les ofrendaban los adornos, y las placas de alabastro,
despojos de las fieras muertas en las para los bajorrelieves. Las cons­
cacerías. Este sentimiento favoreció el trucciones eran macizas, sin ven­
desarrollo de la h ech icería: creían que
ciertas fórmulas poseían la propiedad
de atraer o alejar a los espíritus; que
algunos objetos llam ados am uletos pre­
servaban de los m aleficios a quien los
llevase consigo; otros objetos, los talis­
manes, tenían poderes especiales de
protección y dom inio. Según sus pre­
juicios, cuando un espíritu m alo veía
su imagen en una estatua, se daba a
la fuga, lo que tam bién sucedía al en­
frentársele con un genio bueno; por eso,

Las almenas, simples o compuestas, servían de


protección a los arqueros; además, son decora­
tivas, pues rompen la pesadez de los muros.

37
tanas, con puertas altas y an gos­ posteriores estaban colocados en
tas, y estaban asentadas sobre varias hileras, unas sobre otras, y
plataformas, accesibles por medio el rey y los dioses asumían mayor
de rampas y escalinatas. tamaño (com o los egipcios). Re­
Escultura. Esculpieron colosos velan mucha prolijidad en los de­
de piedra con cuerpo de toro y talles, e insuperable maestría para
cabeza humana, provistos de doble representar animales. La pintura
par de alas, con alta mitra ador­ alcanzó también importancia.
nada por dos pares de cuernos; La escritura cuneiforme. Los
estatuitas de bronce y bajorrelie­ súmeros inventaron la escritura
ves con escenas de guerra, caza, cuneiforme (en forma de cuña).
culto y construcciones. Éstos care­ Sus dibujos primitivos se trans­
cían de perspectiva; los planos formaron pronto en grupos de tra-

38
zos triangulares, impresos con un
estilete de caña o hueso sobre la­
drillos de barro blando; cada gru­
po formaba una palabra.
Los babilonios simplificaron el
sistema; muchos signos ya no re­
presentaron palabras enteras, sino
sílabas que podían combinarse de
diferentes maneras.
La escritura c u n e i f o r m e fue
adoptada por los pueblos de Siria,
Palestina, Asia Menor y Persia.
El inglés Rawlinson consiguió
restablecer este sistema de escri­
tura y traducir muchos textos.
La ciencia. Los súmeros inven­
taron una numeración sexagesi­
mal; dividieron la circunferencia
en 360 grados; el año en 12 me­
ses, la semana en siete días y el
día en 24 horas, subdivididas en
60 minutos y éstos en 60 segun­
dos. Idearon también un sistema
de pesas y medidas que duró mu­
chos siglos y se extendió por todo
el Oriente y hasta Grecia.
Los asirio-caldeos cultivaron es­
pecialmente las matemáticas, la
gramática, el c o n o c i m i e n t o de
idiomas extranjeros (dejaron gran
cantidad de diccionarios), la as­
tronomía mezclada con astrolo-
gía, la historia, y tuvieron algunas
nociones de geografía (listas de
ciudades y pueblos) y de ciencias
naturales, c o n f u n d i d a s con sus
prácticas de magia y hechicería.
La biblioteca de Asurbanipal, des­
cubierta por los arqueólogos, con­
tiene más de 3 000 obras, graba­
das en planchuelas de barro co­
cido.
Ooserve en este sello los signos cuneifor­
mes. La figura central representa a un fiel
postrado delante de la divinidad.

39
La sala de recepción o apadana del palacio de los reyes persas, estaba decorada con relieves
líticos. Este es uno de los temas favoritos: una hilera de tributarios de alguna región some­
tida es guiada por un funcionario persa.

El Irán tercios del suelo son estériles y


forman extensos desiertos areno-
El pueblo medoperso, valiente y de alta mo­ salitrosos. El otro tercio, reparti­
ral, conquistó el Oriente desde el valle del do en diversas porciones, producía
Indo hasta el del Nilo, fundando un imperio cereales, frutales y flores. En las
bien organizado que aseguró la paz por praderas pastaban bueyes, caba­
más de un siglo.
llos, ovejas y camellos. Las mon­
E l m e d i o g e o g r á f i c o . El Irán tañas del norte contenían cobre,
es una vasta meseta que tiene por hierro y piedra de construcción, y
límites: al norte, el Cáucaso, el en sus laderas crecían bosques de
mar Caspio y el Turquestán; al pinos y encinas.
sur, el golfo Pérsico y el mar de
Omán; al este, el valle del Indo, LOS MED0S
y al oeste, la Mesopotamia.
Su clima es seco, con grandes En el siglo - x x , dos pueblos,
variaciones de temperatura. Dos desprendidos de una gran emigra­
ción de los arios, penetraron en el nieto. A l nacer éste, ordenó da n e m u w -
Irán, después de vagar por diver­ te; pero el encargado de hacerlo, pre­
firió entregar la criatura a un matri­
sos países. Uno de ellos, el medo, m onio de pastores que lo .adoptaron
ocupó las tierras fértiles del norte; com o hijo y lo llamaron Ciro.
otro, el persa, se ubicó más al sur. Siendo ya un adolescente, fue descu­
Los recién llegados eran esbeltos, bierto por su abuelo, quién lo perdonó
y lo nom bro mas tarde gobernador de
de cara oval, nariz recta, barba y Persia.
cabellos largos y lisos. Llevaban C iro se afligió sobremanera al con ­
una falda franjeada y bordada y tem plar las penurias de los persas y
un gorro de fieltro ajustado a la consiguió sublevarlos. Para ello em pleó
una estratagema:
cabeza. Eran corteses, valientes, O rdenó a los hombres, bajo severas
buenos jinetes, aficionados a co­ amenazas, que se presentaran una m a­
mer y beber copiosamente. Los ñana bien tem prano, y los hizo trabajar
sin descanso en lim piar un llano cu­
medos, divididos en tribus, sufrie­
bierto de ortigas y matas espinosas.
ron el yugo asirio, pero se unifi­ Cuando volvieron, al día siguiente, los
caron y alcanzaron su indepen­ hizo sentar en torno de una mesa donde
dencia, fijando la capital en la les sirvieron manjares y vino en abun­
dancia. Entonces les preguntó cuál de
ciudad de Ecbátana. los dos días les había parecido m ejor.
Su rey Ciajares contribuyó a T od os respondieron que el últim o.
la toma de Nínive y se apoderó “ Pues bien, les d ijo ; si queréis seguir­
de Asiria y de la mitad oriental m e, vuestra existencia se parecerá a la
de hoy; si no, continuaréis sufriendo
de Asia Menor. Halagados por el com o ayer.”
éxito, los medos imitaron las cos­ A l frente de los persas C iro tom ó a
tumbres de los vencidos, en des­ Ecbátana y destronó a su abuelo.
medro de sus antiguas virtudes.

LOS PERSAS Se sabe hoy que Ciro o Kurush


descendía de los jefes de un anti­
C ir o . D a r ío . La región ocu­ guo clan, fundador de la ciudad
pada por los persas, más pobre y de Pasargada. Consiguió reunir
abrupta, exigió de ellos rudas ta­ las tribus persas y atacó a los me­
reas. Fueron avasallados por los dos en decadencia, sometiéndolos
medos, hasta que se emanciparon (-5 4 9 ).
dirigidos por Ciro: Continuando sus campañas con­
quistó Lidia, cuyo rey Creso pa­
saba por ser el soberano más rico
Según nos cuenta el historiador grie­ del mundo, el litoral del Asia M e­
go H eródoto, el rey d e M ed ia casó a su
hija con un príncipe persa. U n sueño
nor, ocupado por colonias griegas,
le anunció que sería destronado por su Caldea y Babilonia.

La e s tr a t a g e m a de
Ciro. Encontrará la
e x p l i c a c i ó n en el
texto de esta página.

41
Fue clemente con los vencidos: En el año -525 Cambises con­
consideró a los medos como igua­ quistó Egipto. En cambio, dos
les, respetó a Creso, que incorporó expediciones destacadas desde allí
a su corte, y permitió regresar a contra Libia y Cartago, al oeste,
Jerusalén a los judíos llevados en y contra Napata, al sur, termina­
cautiverio por los caldeos a las ron en sendos fracasos. El desas­
orillas del Éufrates. Los pueblos tre provocó en el soberano persa
dominados conservaron su religión, un ataque de locura furiosa y
sus costumbres y cierta autonomía. aterrorizó al país con sus crímenes.
Ciro murió en el año -529, du­
Mientras tanto, un intrigante
rante una expedición contra un
llamado Gaumata, haciéndose pa­
pueblo nómada de las estepas del
sar por Esmerdis, usurpó el trono.
mar de Aral. Cambises regresó precipitadamen­
Su hijo Cambises hizo asesinar
te para combatirlo, muriendo en
secretamente a un hermano lla­
el trayecto.
mado Esmerdis, por temor de que
quisiera arrebatarle la corona. Un príncipe llamado Darío, en
compañía de otros nobles, mató
a Gaumata y fue consagrado rey
(-5 2 1 ). Debió sostener largas lu­
Cierta vez — dice H eródoto— pre­
guntó a su copero qué opinaban de él chas para hacerse reconocer. Des­
los persas. “ Señor, contestó, piensan pués de lograrlo emprendió expe­
que sois el m ejor de los reyes, pero diciones al valle del Indo y con­
que quizá os excedéis un p oco en la
tra los escitas que habitaban la
bebida.” En ese m om ento un hijo del
copero entró en la sala. Cambises tom ó Rusia meridional. Para combatir
un arco que tenía a su lado y d ijo: a estos últimos cruzó el estrecho
“ V o y a disparar una flecha a tu hijo; del Bosforo, ocupó Tracia y vadeó
si yerro reconoceré que los persas tienen
razón, si acierto es señal de que mien­ el río Danubio; como los escitas
ten” . Partió el proyectil de inmediato se retiraron haciéndole el vacío,
y clavósé en el pecho del infortunado Darío decidió regresar. En esta
joven, que cayó muerto. E l rey, sin dar
campaña fue auxiliado por los
ninguna im portancia al dolor del padre,
exclam ó regocijado: “ Y a ves que los griegos, contra los cuales empe­
persas han m entido” . ñó después, como veremos, una

Este relieve, encontrado en Persépolis, muestra al gran rey


D arío sentado en su trono, mientras recibe el hom enaje de un
personaje importante, probablem ente un sátrapa o gobernador.

42
guerra que le fue desfavorable Los correos reales mantenían
(-4 9 0 ). Darío organizó sólida­ una activa y permanente comuni­
mente su vasto imperio, el mayor cación entre el soberano y sus
de los formados hasta entonces en subordinados. Una extensa red de
el Cercano Oriente. Falleció en caminos, con postas y relevos, fa­
el año -485. cilitaba las marchas.

EL IMPERIO PERSA

E x p a n s ió n p o l ít ic a . E l Im­
perio persa fue dividido en satra­
pías, a cargo de tres funcionarios
principales: un gobernador, el sá-
trapa, dedicado a administrar jus­
ticia y cobrar los impuestd»; un
secretario real, que lo asesoraba,
nombrado directamente por el mo­
narca, y un jefe militar de la guar­
nición persa.
Los inspectores reales, llamados
“ojos y oídos del rey”, recorrían
las satrapías, con una fuerte es­
colta, para examinar la conducta
de los mencionados funcionarios.

La tumba de D arío, excavada en la pared


rocosa. Observe, en la parte superior, al rey
delante del dios Ormuz. La parte inferior,
con sus cuatro columnas, semeja la entrada
de un palacio.

43
Este fam oso friso, conservado en el museo del Louvre, está hecho con ladrillos esmaltados.
Las figuras, de distintos colores, se destacan sobre el fondo verdoso y representan la
¿uardia de los inmortales, alqueros del rey. Observe su típica fisonom ía: nariz aquilina
y barba rizada; su vestimenta bordada; y sus armas: lanza, arco y gran carcaj.

Darío y sus sucesores levantaron en medio de una numerosa corte;


suntuosos palacios en Persépolis y los griegos llamaban al soberano
Susa y llevaron una vida lujosa persa el gran rey.

E l hom bre recibe todo lo bueno de Ormuz y todo lo m alo de Arimán; debe esforzarse en obtener
•y conservar lo primero. Por eso, su conducta es un factor esencial. Al m orir, el alma cruza
un puente llam ado Chinvat, “ delgado com o un cabello” , y de acuerdo con su com portam iento
sigue uno de los tres caminos señalados en el esquema.

44
Las satrapías entregaban anual­
mente cierta cantidad de sus pro­
ductos principales: trigo, caballos,
ovejas, metales preciosos, artícu­
los manufacturados, etc., y muchas
pagaban además impuestos en oro
y plata, metales empleados para
acuñar las monedas, inventadas
por los lidios, cuyo uso se gene­
ralizó.
El ejército comprendía: l 9, los
diez mil “inmortales”, tropas esco­
gidas armadas de lanza, arco, pu­
ñal y un escudo liviano', 2°, los
otros cuerpos medopersas de in­
fantería; 39, la caballería (pique­
ros y arqueros); 4°, los carros,
provistos de hoces en los cubos
de las ruedas; 5° los auxiliares,
formados por contingentes de los
pueblos vasallos. dios del bien, y Arimán, dios del
mal, en perpetua lucha entre sí,
L a religión . Fue predicada al frente de sendos ejércitos de
por un personal legendario lla­ espíritus. Esta guerra debía ter­
mado Zaratustra o Zoroastro, y minar con el triunfo de Ormuz,
está contenida en un libro sagra­ ayudado por un gran profeta ve­
do, el Zend-Avesta (palabra viva), nido de Oriente; desde entonces
compilado posteriormente. Afirma el bien reinaría soberano. El hom­
la existencia de dos dioses: Ormuz, bre participaba activamente en el

45
combate, pues su conducta y sus L a cu ltura. Los persas no al­
actos se computaban a favor de canzaron a definir un estilo pro­
uno u otro dios. Creían en la in­ pio; adoptaron el arte asirio con
mortalidad del alma, que era juz-, elementos egipcios y griegos.
gada al desprenderse del cuerpo. Construyeron palacios inmensos,
sobre terrazas superpuestas, con
vastas salas; además de ladrillos,
emplearon bloques de piedra ta­
Orm uz era adorado en form a ae fue­ llada. Difundieron el atrio abier­
go, encendido al aire libre, con plantas
aromáticas, sobre altares de piedra, lla­
to, las columnas altas y delgadas
m ados piras. rematadas por capiteles en forma
Los cadáveres eran depositados en de cabezas de toros, y los ladrillos
torres denominadas “ del silencio” , pues esmaltados y en relieve con los
siendo impuros, al ser quemados, en­ que hicieron notables frisos. Las
terrados o arrojados al río o al mar
hubieran contam inado el fuego, la tierra tumbas de Darío y otros reyes,
o el agua. cerca de Persépolis, en la mitad
Los sacerdotes o magos form aban una de altos barrancos, tienen facha­
clase hereditaria, rigurosamente discipli­ das talladas en la roca, sin ningu­
nada; llevaban túnicas blancas y altas
na escala de acceso. No levanta­
tiaras. Más tarde practicaron la hechi­
cería y la astrología, que aprendieron ron templos porque la religión lo
de los caldeos. prohibía.

Los persas tomaron algunos elementos del arte de sus antecesores asirios, entre ellos
la decoración con ladrillos esmaltados y la representación de figuras fantásticas. En
este grifo, procedente de Susa, se combinan formas estilizadas de distintos animales.

46
los fenicios aportaron o la c ivilización el alfab eto, la navegación
a larga distancia, la empresa comercial y técnica y la fábrica
de gran producción.

Fenicia

Los fenicios ocuparon una es­


trecha franja de 200 km de largo
por 30 a 40 km de ancho, limi­
tada al norte por la Siria; al este,
por la cadena del Líbano; al sur,
por el monte Carmelo, y al oes­
te, por el mar Mediterráneo. El
litoral está sembrado de escollos
e islotes; los ramales montañosos
llegan al mar formando promon­
torios y la dividen en valles re­
corridos por riachos. En la llanura
crecen los cereales, viñedos y oli­
vos; en las faldas de los montes,
encinas, pinos y cedros. La poca
superficie no alcanzaba a produ­
cir lo necesario para el abasteci­
miento de los habitantes.
Los fenicios eran inteligentes,
emprendedores y laboriosos, pero
sedientos de lucro, crueles y sen­
suales. Entre sus ciudades, situa­
das sobre la costa, sobresalieron
Sidón y Tiro.

47
S I DÓ N O r g a n iz a c ió n p o l ít ic a y so­

Alcanzó su apogeo por la pro­ c ia l .Las ciudades fenicias, inde­


tección de los faraones. Además pendientes entre sí, se sometían sin
resistencia a los conquistadores con
de los constantes viajes a Egipto,
tal que respetasen su comercio.
sus barcos recorrieron el litoral e
Eran gobernadas, ya por un rey,
islas de Siria, Asia Menor y mar
ya por jefes electivos llamados so-
Egeo; cruzaron el estrecho de los
fet, asesorados por un consejo
Dardanelos y del Bosforo, y bor­
compuesto por los principales mer­
dearon el mar Negro hasta el Cáu-
caderes. La poderosa clase sacer­
caso y la península de Crimea.
dotal intervenía en el gobierno y
En muchos de esos puntos fun­
la política bajo la dirección del
daron colonias. Su prosperidad gran sacerdote. La sociedad esta­
comenzó a decaer ante la compe­ ba netamente dividida en ricos y
tencia griega. En el siglo - x i fue
pobres; estos últimos, obreros y
tomada por los filisteos, proceden­ marinos, concentrados en las ciu­
tes de la isla de Creta. dades, provocaban frecuentes huel­
gas y motines. Su ejército estaba
TIRO compusto de mercenarios.
Estaba construida sobre varios
islotes cercanos a la costa, en la L as c o l o n ia s . L os fenicios
que se extendían los suburbios. fundaron establecimientos de tres
Reemplazó a Sidón como princi­ clases: las concesiones, zonas otor­
pal ciudad fenicia. Cedió a los gadas por reyes de países fuertes
griegos el predominio del mar o civilizados; las factorías, levan­
Egeo, tomando el rumbo de occi­ tadas cerca del mar en países bár­
dente. Sus marinos recorrieron las baros, ocupadas por marineros y
orillas del Mediterráneo, estable­ empleados que se relevaban perió­
ciéndose en puntos de África, dicamente, simples mercados a los
Francia, España y las islas de que concurrían los nativos para
Sicilia, Cerdeña, Córcega y las los cambios; y las colonias, verda­
Baleares. deras ciudades independientes.

48
Cartazo, situada cerca de la ac­ una importancia hasta entonces
tual Túnez, en África, fue la prin­ desconocida. Individuos ricos y
cipal colonia de este último tipo. activos, y más frecuentemente so­
Ocupó el lugar comercial de Tiro ciedades económico - industriales,
después de su decadencia y ex­ se encargaron de explotaciones en
tendió su dominio por la cuenca vasta escala, poniendo el capital,
del Mediterráneo occidental. la dirección y la mano de obra.
También tomaron a su cargo, me­
L a i n d u s t r i a . L o s fenicios rea­ diante contratos, la realización de
lizaron importantes explotaciones trabajos oficiales o la atención de
industriales; entre las principales servicios públicos.
figuraban: la púrpura, sustancia
tintórea de color rojo violáceo ex­ E l c o m e r c i o . S u com ercio
traída de un caracol llamado mú­
obedecía a tres principios: con los
rice; el cristal transparente, que
pueblos fuertes y civilizados prac­
obtenían por la fusión de una
ticaban un trueque regular; con
arena blanca, de grano fino; la
los pueblos incultos cambiaban
fundición del bronce, los tejidos,
los cueros curtidos, las joyas y ar­ chucherías y objetos vistosos de
mas, y los artículos de imitación: escaso valor por productos de gran
ídolos y estatuitas, de barro es­ precio; con los pueblos débiles o
maltado, fabricados en moldes. excesivamente confiados, em plea­
Emplearon gran n ú m e ro de ban a menudo la violencia, arre­
obreros que trabajaban en vastos batando las personas y las mer­
talleres bajo la dirección de ca­ cancías.
pataces. Durante tres s ig lo s ( —900 a
Los empresarios. Las empre­ -6 0 0 ) el tráfico internacional es­
sas adquirieron en este pueblo tuvo en sus manos.

49
Esta figurilla muestra cóm o reunieron los fenicios en sus obras
elementos artísticos de la M esopotam ia y de E gipto. El tocado
es similar al egipcio; el puño cerrado es hitita.

L a n a v e g a c i ó n . El desarrollo
de la navegación fenicia fue im­
pulsado por la falta de recursos
suficientes en el país; el deseo de
riquezas y el espíritu andariego
de la raza.
Sus barcos estaban provistos de
quilla y cubierta, y eran movidos
por dos filas de remeros y algunas
velas. Los había de dos clases,
mercantes y de guerra; estos últi­
mos llevaban un espolón de metal
en la proa. Navegaban durante el
día, siguiendo la línea de la costa;
por la noche anclaban, o por ex­
cepción continuaban su ruta guia­
dos por la estrella polar. Oculta­
ban estrictamente los itinerarios;
si eran seguidos o espiados, pre­
ferían regresar o hundir el barco.

Conviene recordar que el co­ L a r e l i g i ó n . Adoraban a una


mercio antiguo, por intenso que pareja de dioses: Baal (el señor
fuera, era incomparablemente más o dueño, el sol), símbolo de la
reducido que el actual y compren­ fuerza, y Baalith (la señora o due­
día esclavos y pequeñas cantida­ ña, la luna), símbolo de la fecun­
des de mercancías, generalmente didad. En cada ciudad esta pareja
valiosas. recibía nombres distintos y diver­
Gracias a su actividad, los feni­ sos atributos.
cios vincularon a los pueblos an­
tiguos y, sin proponérselo expre­
samente, propagaron la civiliza­ Adonis, de B iblos, representado por
un joven de singular belleza, según la
ción y la cultura.
leyenda, al final del otoño era muerto
por un dios enemigo. La población or­
ganizaba solemnes funerales y se entre­
gaba a escenas de violento dolor; al
octavo día los sacerdotes anunciaban
que había resucitado, lo que provocaba
desenfrenadas m anifestaciones de jú bilo
y vergonzosas orgías.

Las diosas tuvieron diferentes nombres. Si bien


predom inó el de Astarté, en T iro se usó el de
Tanit y en Cartago el de Militta. M ás tarde se
acentuó el politeísmo. Cada nombre representó
un dios diferente y se agregaron otros.

50
M elkart, de T iro, era con cebido com o 22 signos de la escritura demó-
un joven guerrero y navegante, autor tica egipcia, cada uno de los cua­
de asombrosas proezas. A l llegar al ex­
trem o oeste del M editerráneo había en­ les tenía el valor de una letra o
contrado un m acizo m ontañoso que lo sonido. Con ellos formaron un sis­
cerraba; el dios lo hendió de un garro­ tema que, por el número infinito
tazo y m etiendo las manos por la grieta de sus combinaciones, podía com­
em pujó una parte hacia Europa y la
otra hacia África; las aguas del mar se poner cualquier palabra. Escri­
unieron así con las del océano por un bieron de derecha a izquierda (al
ancho canal, flanqueado por dos altas revés de nosotros).
cimas verticales semejantes a columnas,
llamadas por tal causa Columnas de
M elkart (estrecho de Jib ra lta r). Los
griegos atribuyeron más tarde la hazaña Palestina
a Hércules, el mayor de sus héroes, y Los hebreos
cam biaron por ese nom bre el del dios
fenicio. Los hebreos difundieron lo idea de un Dios
M o lo ch , de Cartago, se encarnaba en único, inmaterial y eterno, al que perma­
un monstruo de cuerpo de hom bre y necieron fieles no obstante las más crueles
cabeza de toro, dotado de un par de persecuciones.
alas. Cuando la ciudad pasaba por un
trance difícil, los sacerdotes aplacaban
al dios m ediante sacrificios humanos.

Los fenicios adoraban también


ciertas piedras caídas del cielo
(uranolitos) llamadas bétiles. Eri­
gían sus altares en las cumbres de
las montañas.

L a cultura. El arte de los


fenicios careció de originalidad.
Fue una mezcla e imitación del
egipcio y asirio-caldeo, aunque su­
pieron copiar y combinar los mo­
delos con mucha maestría e in­
trodujeron algunas mejoras en su
elaboración. La civilización les de­
be, en cambio, el alfabeto.
Los pueblos antiguos emplea­
ban escrituras complicadas, difíci­
les de aprender. Correspondió al
talento práctico de los fenicios
encontrar un sistema muchísimo
más sencillo y rápido. Tomaron

Baal también es el dios de la vegetación; por


eso, mientras con una mano arroja un rayo, con
la otra sostiene una rama que clava en el suelo.
El perfil es de tipo egipcio.

51
Palestina es un pequeño país desolación de sus orillas y por
que tiene por límites: al norte, sus aguas saladas, desprovistas de
Siria; al este, el desierto de Siria; peces.
al sur, el desierto del Sinaí, y al El clima es seco y de tempera­
oeste, el Mediterráneo. Compren­ tura variable, con un corto perío­
de tres zonas: el litoral, la meseta do invernal de lluvias copiosas.
y el valle del Jordán, pequeño río La porción sur y este es árida; la
de 215 km de largo que nace en del centro y norte, fértil. En el
el monte Hermon, cruza el lago de fondo del valle se cultivan cerea­
Genezaret y desemboca al sur en les; en las laderas, vid, olivo, hi­
el mar Muerto, así llamado por la gueras y granados. En las mon­

52
tañas había bosques de cedros, Su número aumentó rápidamen­
pinos y cipreses; en la meseta pas­ te; los faraones, alarmados, los
taban rebaños de cabras, ovejas, maltrataron. No satisfechos con
asnos y vacunos. esto, ordenaron sacrificar todos
los niños varones de esa raza que
nacieran en ádelante. Una hebrea
La región fue ocupada prim itivam en­ abandonó su hijo a orillas del Nilo
te por los hititas y los cananeos (sem i­
tas). D espués llegaron los fenicios y dentro de una cesta embetunada,
los hebreos. Los filisteos, venidos por en el lugar donde solía bañarse la
el mar, ocuparon 1.a costa sur. hija del monarca; ésta lo recogió
y lo llamó Moisés, que en egip­
cio significa salvado de las aguas.
LOS PATRIARCAS Llegado a la juventud, Moisés,
por mandato divino, reclamó del
Los hebreos, que quiere decir faraón el derecho de salir del país
gente de otra parte, fueron llama­ con su pueblo. Ante su negativa,
dos así por los cananeos, cuando azotó a Egipto con diez plagas,
los vieron aparecer desde el de­ tales como pestes, mangas de lan­
sierto de Siria, en la orilla izquier­
da del río Jordán, opuesta a la
que ellos ocupaban. #
Venían, según nos relata la
Biblia, dirigidos por el patriarca
Abraham, quien obedeciendo una
orden de Dios, abandonó su lugar
de origen, la ciudad de Ur, de
Caldea, acompañado de su sobrino
Loth, de sus familias, servidores y
ganados.
Los hebreos vadearon el río, y
poco después Abraham y Loth se
separaron. El primero emigró a
Egipto, de donde regresó al cabo
de un tiempo. Al morir le sucedió
Isaac, y a éste Jacob o Israel.
José, el hijo preferido de éste,
vendido por los hermanos a unos
mercaderes, llegó a ser ministro
del faraón. Llamó entonces a los
suyos y los instaló en el país de
Gesén, cerca del istmo de Suez.

EL CAUTIVERIO EN EGIPTO

M o i s é s . Durante su estada en
Egipto, los hebreos, sujetos a ru­
das faenas, fueron concentrados en
sitios especiales de los que no po­
dían salir. ,

53
gosta, granizo, etc. Obtenido por Durante la ausencia de Moisés
fin el permiso pasó a la península en la montaña, los hebreos ado­
de Sinaí, y en la cima de ese mon­ raron un becerro de oro, por lo
te, Dios le confió los diez man­ que fueron castigados severamen­
damientos. te por aquél a su regreso. Vaga­
ron por el desierto cuarenta años
El Decálogo, o sea los diez man­ y a su término llegaron a la tierra
damientos, es un conjunto de re­ de promisión (Palestina). Moisés
glas de conducta. Prohíbe la ado­ la vio desde la cima de un monte,
ración de los falsos dioses, esculpir pero murió antes de alcanzarla.
o trazar imágenes, usar en vano el
nombre de Dios; ordena descan­
sar los sábados, honrar padre y LOS JUECES
madre, no matar, no cometer adul­
La conquista de la tierra pro­
terio ni robar, no levantar falso
metida fue larga y difícil. Los he­
testimonio, no desear los bienes
breos, mal armados, carecían de
del prójimo.
medios para tomar las ciudades
fortificadas de los cananeos. For­
Moisés, soberbia e imponente figura, lleva bajo maron doce tribus, y en vez de
su brazo derecho las Tablas de la Ley. Asi lo mantenerse unidos, lucharon por
imaginó M iguel Ángel Buonarroti. artista de»
Renacimiento italiano ( 1 4 6 5 -1 5 6 4 ). su cuenta y a veces entre sí.
Sostuvieron largas guerras con los
filisteos y con los pueblos del de­
sierto.
Para sus campañas, cada tribu
nombraba un jefe militar, llama­
do juez. Entre los jueces figuró
Sansón, célebre por su fuerza ex­
traordinaria.

Sansón se enam oró de Dalila, pagada


por los filisteos para seducirlo, y le con­
fesó que el secreto de su vigor estaba
en su abundante cabellera. Dalila se la
cortó mientras dormía y lo entregó in­
defenso a sus enemigos, que lo cegaron
y le obligaron a realizar trabajos hu­
millantes. Con el crecim iento del ca­
bello tornó la fuerza al traicionado
amante, pero éste lo disim uló. Un día
fue llevado al tem plo y colocado entre
las dos macizas columnas que sostenían
el techo; en el m om ento culminante de
la cerem onia, Sansón las derribó, oca­
sionando su muerte y la de los con ­
currentes.

Samuel, último juez, lo fue al


mismo tiempo de las doce tribus
y conservó el mando en tiempo
de paz, con lo cual preparó el paso
a la monarquía.

54
LOS REYES de Dios, decidió hacerlo. M archó contra
el coloso llevando solamente un bastón,
El establecimiento de los reyes una honda y cinco piedras. A con ve­
obedeció a diversas causas: 1) El niente distancia cargó su arma y lo
derribó de una pedrada en la frente;
predominio de los filisteos, que
antes de que pudiera reaccionar se pre­
llegaron a prohibir a los hebreos cip itó sobre él y le cortó la cabeza con
la posesión de armas y la forja su propia espada.
del hierro. Para sacudir el yugo
fue necesario que todas las tri­
bus se coaligaran bajo el mando Saúl, envidioso de la fama del
de Samuel; pero sólo continuando joven héroe, intentó darle muerte;
unidas podían evitar una nueva David logró salvarse y se refugió
sumisión. 2 ) Los ataques obstina­ en las montañas.
dos de los pueblos del desierto Los filisteos volvieron a ata­
únicamente podían cesar mediante car; Saúl les salió al encuentro.
su definitivo escarmiento, que nin­ Derrotado en una batalla en la
guna tribu era capaz de realizar que perecieron tres de sus hijos,
aisladamente. 3 ) El ejemplo de se suicidó en un acceso de deses­
las grandes monarquías orientales. peración.
4 ) El desarrollo del comercio en­
tre Egipto, Siria y la Mesopota­
mia, cuyas rutas pasaban por la
Palestina; un estado poderoso es­
taría en condiciones de aprove­
char esa circunstancia para exigir
el pago de derechos de tránsito
y obtener otros beneficios.

S a ú l y D avid . Saúl, procla­


mado rey por Samuel a pedido
del pueblo, luchó victoriosamente
contra los filisteos y demás ene­
migos. Entró luego en conflicto
con Samuel, que había conservado
la autoridad religiosa, y éste, en
secreto, consagró rey a David, fa­
moso por haber matado al filisteo
Goliath.

Cada mañana salía del cam po filis­


teo, para desafiar a los israelitas, un
gigante llam ado Goliath, de seis codos
de altura (e l cod o equivalía a 45 c m .),
cubierto con una armadura de bronce.
Nadie se animaba a aceptar el reto,
hasta que D avid, confiado en la ayuda

Andrea Verrochio, artista florentino del R ena­


cimiento, representó a David com o un joven
apuesto y arrogante, vestido con una lujosa co ­
raza de cuero. A sus pies, la cabeza de Goliat.

55
S a l o m ó n . Sucedió a David su
hijo menor, Salomón.
Prestigió la justicia, rodeándola
de solemnidad y resolviendo per­
sonalmente los pleitos con fallos
que causaron admiración.
Hizo de Jerusalén el centro del
culto, organizó la clase sacerdotal
y le dio un je fe : el gran sacerdote.
Mantuvo relaciones comerciales
con los pueblos vecinos. La reina
de la ciudad de Saba, en Arabia,
lo visitó para celebrar con él un
tratado referente al tráfico.
Mandó construir un puerto so­
David regresó entonces y fue bre el mar Rojo, desde donde una
reconocido como soberano. Fundó flota tripulada por fenicios iba al
una capital, Jerusalén. Organizó país de Ofir, en busca de perfu­
un ejército formado por hebreos mes, metales preciosos y especias.
y mercenarios extranjeros. Some­ Implantó el monopolio real para
tió a los filisteos, a las tribus del el comercio de caballos, carros y
desierto y a los sirios, y extendió lin o; obligó a los hebreos a pro­
su imperio desde el Éufrates hasta veer lo necesario para su mante­
el mar Rojo. Su vejez fue amar­ nimiento y el de la corte y a pagar
gada por la sublevación de su hijo impuestos; exigió fuertes tributos
Absalón, que murió en la lucha. a los vasallos y un derecho de pa­
saje a las caravanas. En la colina
de Sión, que dominaba a Jerusa­
E n su época, el m ar d e b r o n c e fue el
recipiente fundido m ás grande. L o hizo
lén, empresarios fenicios constru­
un artífice fenicio, por orden de S a lo ­ yeron un templo sobre una terra­
m ón. E l pedestal estaba form ado por za sostenida por macizos bloques
doce toros, que en grupos de tres m ira ­
ba;; hacia los cuatro puntos cardinales. de piedra.

E l c i s m a . Al morir Salomón,
el consejo de ancianos pidió sin
resultado a su hijo y sucesor Ro-
boam, la reducción de los tributos
y prestaciones. Un caudillo lla­
mado Jeroboam encabezó una re­
vuelta; diez tribus del norte lo
proclamaron rey de Israel; dos
tribus del sur continuaron fieles
a Roboam y formaron el reino

56
de Judá. Esta división se llamó Jeremías expresó en sus céle­
Cisma. bres lamentaciones el pesar cau­
Los reinos de Israel y Judá sado por la conquista de Jerusalén.
concluyeron por sucumbir. Israel Acompañó a los hebreos, trans­
fue sometido por los asirios. Judá, portados por Nabucodonosor a
tributario de los asirios y luego orillas del Éufrates (cautiverio de
de los caldeos, se levantó con­ Babilonia), y los indujo a vivir
tra Nabucodonosor, que entró en en paz con sus dominadores, pues
Jerusalén y destruyó el templo Dios los seguía donde quiera fue­
(-5 8 6 ). sen. La religión reemplazaba asi
al territorio y a la independencia,
LOS PROFETAS
com o base de la nacionalidad,
principio que aseguró la persis­
Los hebreos creían en Jehová, tencia del pueblo judío a través
Dios único, inmaterial y eterno, de los siglos.
que, según ellos, los había escogido Los cautivos vivieron aislados,
como su pueblo predilecto. Prac­ practicaron su culto, y escucharon
ticaron la adivinación por sacer­ las prédicas de los profetas Eze-
dotes, llamados videntes y más quiel y Daniel. El rey persa Ciro,
tarde profetas. al conquistar Babilonia, les per­
La tribu de Leví, dedicada al mitió regresar al país natal. Unos
sacerdocio, custodió el tabernácu­ 42 000 volvieron a Judá, acaudi­
lo, templo portátil que contenía el llados por Zorobabel, y reconstru­
arco de la alianza, símbolo de la yeron el templo de Jerusalén. El
unión de Jehová con los hebreos, nuevo Estado se organizó bajo el
y luego el templo de Jerusalén, mando de los sacerdotes, intérpre­
donde quedó depositada el arca. tes únicos y directos de la volun­
A partir del cisma ejercieron tad divina (régimen teocrático).
gran influencia los profetas. Ya
no fueron principalmente adivi­
nos, sino personas que, por man­ L a sociedad . Mientras fueron
dato de Dios, combatían las reli­ nómadas, los hebreos formaron un
giones extranjeras y la corrupción conjunto integrado por los parien­
de las costumbres. tes, los protegidos y los esclavos,
Isaías, uno de ellos, afirmó que bajo el gobierno de un patriarca,
a la vez padre, sacerdote, juez y
Dios desprecia las ofrendas, las
director de guerra. Todos los bie­
ceremonias y los cánticos, cuando
no están acompañados por la prác­ nes pertenecían al patriarca; nadie
se casaba sin su consentimiento,
tica de la virtud y la pureza del
fijaba el itinerario de las marchas,
corazón. Anunció la aparición de
los lugares de campamento y el
un enviado divino, de la familia
tiempo de permanencia en ellos.
de David, que traería al mundo
la paz y la justicia. En este período vivían de sus
cabras, ovejas y camellos, condu­
Elias luchó valientemente con­ cidos sucesivamente a praderas u
tra el rey de Israel, que casado oasis determinados, donde perma­
con una princesa fenicia y habién­ necían hasta agotarse el pasto.
dose convertido a la religión de Habitaban en tiendas cuyo mobla­
su esposa, quería imponerla al je se reducía a cofres, esteras y
pueblo. ^¡fcipientes de madera o barro.

57
Vestían túnicas de lana; las mu­ El Antiguo Testamento, redac­
jeres ocultaban con un paño la tado en hebreo y en arameo, en
parte inferior del rostro. Sus prin­ diferentes épocas y por diversos
cipales alimentos eran la leche autores, fue compilado por Esdras
cuajada, carne asada y galletas a mediados del siglo —v.
cocidas al rescoldo. Testamento quiere decir testi­
Una vez radicados en Palestina monio, o sea prueba de la alianza
fueron gobernados por un jefe, de Dios con los hebreos.
primero temporal, el juez, y luego Comprende: 1) El Pentateuco
permanente, el rey; por el consejo (los Cinco Libros), en que se ha­
de ancianos, compuesto por los je bla de la creación del mundo y
fes de familia, y por la asamblea de los sucesos siguientes hasta el
general del pueblo, convocada en éxodo de los hebreos de Egipto,
casos graves. Dieron buen trato a de su número y división, y de
los esclavos. Construyeron peque­ las leyes religiosas y políticas. 2)
ñas casas de piedra, en forma de Los Libros Históricos (jueces re­
cubo, a veces con una cúpula, yes, crónicas, etc.), que tratan
agrupadas en aldeas, entre huer­ de los acontecimientos posteriores.
tos primorosamente cultivados. 3 ) Los libros atribuidos a David
La propiedad de los campos du­ (Salm os) y a Salomón (Prover­
raba 49 años, al cabo de los cuales bios, Eclesiastés, Cantares); y 4 )
el Consejo de Ancianos los volvía Los Libros Proféticos.
a repartir. Es, a la vez, una historia, un có­
Cada séptimo año, llamado sa­ digo, un texto religioso, un poema
bático, la tierra era dejada sin cul­ y un libro moral. Fue traducido
tivar para que reposase, a cuyo al griego en Alejandría en el si­
efecto se almacenaba previamente glo —III y al latín, junto con el
lo necesario a la manutención du­ Nuevo Testamento (agregado por
rante ese tiempo. los cristianos), por San Jerónimo
Los delitos eran castigados con en el siglo IV.
la pena de muerte, la del talión o Los rabinos (maestros), nom­
el pago de una indemnización. bre que tomaron los sacerdotes ju­
díos, recogieron y comentaron la
L a B ib lia . La cultura hebrea, ley y gran número de preceptos
esencialmente religiosa, está con­ morales, religiosos, higiénicos, etc.;
tenida en el Antiguo Testamento, con ellos, ya en tiempos cristianos,
primera parte de la Biblia, y en redactaron una obra en muchos
el Talmud. volúmenes, llamada Talmud.

58
Crecía

E l m e dio geográfico . Grecia te terrestre, al norte, mal definido,


ocupa la porción meridional de la se señaló después por una linea
península de los Balcanes. Está trazada del golfo de Ambracia al
bañada al este por el mar Egeo; monte Olimpo.
al sur por el Mediterráneo, y al Comprende dos partes: la con­
oeste, por el mar Jónico. Su lími­ tinental y la marítima.

■r- ;

59
La parte continental presenta Eubea y otras menores, que for­
costas sinuosas que forman un cre­ man los archipiélagos de las islas
cido número de golfos y penínsu­ Cicladas y Espóradas, partes emer­
las; la del Peloponeso, unida por gidas del hundimiento de cadenas
el istmo de Corinto, avanza a» sur, de montañas, tan próximas entre
abriéndose en cuatro penínsulas sí que el navegante no pierde de
menores. El litoral occidental cae vista la tierra.
a pique sobre el mar; el oriental El clima de Grecia es templado
es mucho más accesible: Grecia y variable; el suelo es, en general,
mira al Asia, dando la espalda a pobre. En el norte se encuentran
Europa. bosques, cereales y algunas pra­
El relieve es muy accidentado; deras; en el centro y sur, vides,
la cumbre del monte Olimpo, de olivos, higueras. En las montañas,
3 000 m, señala la altura máxima mármol, plata y oro. Existía gana­
del país. Las montañas, calcáreas do ovino, cabrío, porcino y vacu­
y estériles, io fraccionan en peque­ no, aunque escaso. La apicultura
ños valles que afectan la forma y la pesca se practicaban activa­
de llanuras circulares, a veces con mente.
un lago, o de largos corredores
surcados por arroyos con salida LA C IV ILIZ A C IÓ N EGEA
al mar.
La parte marítima comprende El estudio metódico de las épo­
las islas Jónicas, en el mar de ese cas primitivas tuvo por precursor,
nombre y en el mar Egeo, la de en 1870, al alemán Enrique Schlie-

60
El palacio de Cnossos se hallaba en la isla de Creta. Sus salas se disponen desordenadam ente; por
eso se lo cree el laberinto de las leyendas. Las paredes de la sala del trono están decoradas con pin­
turas de grifos estilizados.

man. Trabajos posteriores inicia­


dos por el inglés Arturo Evans, y
proseguidos por otros arqueólogos,
permitieron descubrir una civiliza­
ción hasta entonces ignorada que
recibió el nombre de egea, por te­
ner su centro en ese mar, o tam­
bién minoica, del nombre de M i­
nos, un rey legendario.
Se distinguieron tres focos: en
la isla de Creta, en otras islas y
en el litoral oriental de Grecia.
En este último, derivado de los
anteriores, se desarrolló la llama­
da civilización cretomicénica.
Los pueblos que la desarrolla­
ron, probablemente de raza me­
diterránea, hablaron un idioma
distinto del de los helénicos y em­
plearon una escritura aún no des­
cifrada.
La isla de Creta, foco principal
de la civilización minoica, estuvo
poblada desde la edad neolítica.

61
Estatuita de marfil que representa una sacerdotisa cretense con
serpientes en las manos; probablem ente, éstas sean un sím bolo
del culto de las fuerzas subterráneas.

Ejerció su influencia durante die­


ciocho siglos (desde los años - 3 000
a -1 200) y fue al final conquis­
tada por los dorios, uno de los
pueblos griegos invasores.
Creta era gobernada por un rey,
a la vez sumo sacerdote. El ejér­
cito estaba formado por la infan­
tería y los carros de guerra. Por
su posición insular adquirió ma­
yor importancia la escuadra; pero
al ser ésta vencida, resultó fácil
conquistar el país.
La agricultura, la ganadería y
la industria adquirieron gran flo­
recimiento.
Sus numerosos y bien construi­
dos barcos traficaban con Grecia,
las islas del mar Egeo, Egipto,
Italia y España. El comercio in­
terior era asimismo muy activo.

*
Columna prehelénica de la tumba de Atreo. El
R e l ig ió n . Adoraban a la na­
capitel form a una moldura similar a una corola; turaleza; luego dieron también a
el fuste es más ancho arriba que abajo. sus dioses formas humanas. Su di­
vinidad máxima fue la Gran M a­
dre, creadora y renovadora del
mundo; su hijo, el Minotauro, era
representado con cabeza de toro
y cuerpo humano.
Construyeron amplios palacios
de piedra con muchas habitacio­
nes comunicadas entre sí por co­
rredores y dispuestas irregular-

Las mujeres tenían gran participación


en el culto; muchas eran sacerdotisas y
algunas, célebres por su belleza, hacían
el papel de la diosa durante las cere­
monias. Un certamen, en el que inter­
venían los jóvenes, consistía en colocar­
se frente a un toro, tom arlo de las astas,
hacer una voltereta sobre su dorso y
caer de pie, detrás de él. Los muertos
eran enterrados en cámaras excavadas
en el interior de las montañas o en
fosas cuadradas cerca de las casas.

62
mente alrededor de un gran patio LA C IV ILIZ A C IÓ N CRETOMICÉNICA
central donde se levantaba un al­
tar. Las salas, muy espaciosas, Los habitantes de la península
tenían columnas ensanchadas en griega y en particular los del Pe-
la parte superior, con un capitel loponeso, relacionados con los cre­
en forma de cojinete elíptico. tenses, asimilaron en parte su cul­
Idearon un ingenioso sistema de tura, agregándole algunos elemen­
acueductos, cloacas y desagües, y tos propios. El rasgo sobresaliente
levantaron teatros al aire libre con de este nuevo estilo reside en las
vastas graderías. Sobre las pare­ grandes construcciones, hechas con
des pintaron cuadros representan­ bloques de piedra tallada, de enor­
do combates y escenas de caza, mes dimensiones y peso, colocados
Modelaron estatuas de piedra, unos sobre otros, sin cemento. Los
marfil, bronce o metales preciosos, helenos las atribuyeron más tarde
muy bien proporcionadas. a los cíclopes, gigantes de un solo
La cerámica alcanzó una extra­ ojo colocado en medio de la fren­
ordinaria perfección, demostrada te; por esta causa se llamaron mo­
en las ánforas y vasos decorados numentos ciclópeos.
con dibujos vivamente coloreados Tirinto y Micenas fueron las
y cubiertos de brillantes esmaltes. dos principales ciudades de esta
Sus primorosos trabajos en me­ civilización.
tal les dieron justa fama, sobre
todo con los anillos, brazaletes y M icenas com prendía dos p a rte s: la
sellos. alta, sobre una colina, con una doble

En una sala del palacio de M inos, en Cnossos, do3 damas conversan animadamente. Esta
reconstrucción del arqueólogo Evans destaca las pinturas murales y el hacha cultural que se
ve en segundo plano.

63
muralla; su principal puerta de acceso Luego llegaron los eolios, los
ostenta un coronam iento de piedra con
dos leones que se enfrentan en bajorre­
jonios y, finalmente, en -1200, los
lieve, separados por una columna. En su dorios. Estos últimos, belicosos y
interior se encontraron tumbas con ar­ poseedores de armas de hierro,
mas, joyas y restos humanos. La baja, ocuparon el sur del Peloponeso
al pie de la colina, contiene un monu­
y conquistaron Cr e t a definitiva­
m ento ovoidal, de 15 m de alto, lleno
de celdas, que se supone servían para mente.
guardar tesoros. Olvidados de su origen, los he­
lenos se consideraron autóctonos,
es decir, originarios del país que
LA LLEGADA DE LOS HELENOS habían conquistado.

Varios pueblos arios, desprendi­ Contaban que un titán llam ado Pro­
dos de la gran emigración, desig­ m eteo, h ijo de la Tierra y el Cielo,
nados mucho más tarde con el m od eló con arcilla la primera pareja
humana y le dio vida con el fuego sa­
nombre común de helenos, con­
grado que hurtó a los dioses. Éstos lo
quistaron Grecia; los aqueos, una castigaron atándolo a una roca en la
de sus ramas, tomaron a Micenas cim a de un monte, donde los buitres
y Tirinto e invadieron Creta, de­ le devoraban las entrañas, que volvían
a crecer para eternizar el suplicio.
vastándola (-1 4 0 0 ).
Adem ás enviaron un diluvio con el ob ­
jeto de aniquilar al género humano.
Deucalión y su esposa lograron salvar­
se construyendo un arca. Pasada la
inundación, repoblaron la Tierra, arro­
jando tras de sí piedras que al caer
se convirtieron en hombres y mujeres.
Los helenos serían los descendientes de
H elen, hijo de Deucalión.

Los cuatro g r u p o s helénicos,


llamados impropiamente razas, fi­
nalmente se distribuyeron de la
siguiente manera:
1) Los aqueos quedaron confi­
nados al norte del Peloponeso;
2 ) Los eolios habitaron el nor­
te, centro y oeste de Grecia;
3 ) Los dorios se situaron en el
istmo de Corinto y al este y sur
del Peloponeso;
4 ) Los jonios ocuparon el este
de Grecia, en la península de
Ática, la isla de Eubea y otras
islas del Egeo.

La Acrópolis de Micenas estaba rodeada por un


muro de grandes piedras superpuestas, sin arga­
masa que las uniera; la puerta d e los Leones
daba acceso al recinto fortificado.

64
En esta estatua de A polo, del templo de Zeus,
en Olimpia, se aprecia el tipo físico de los
griegos.

T roya. En el Asia Menor y


próxima al estrecho de los Dar-
danelos, se levantaba la poderosa
ciudad de Troya. Su expansión
no tardó en chocar con la de los
aqueos y eolios. Los jefes heléni­
cos concertaron contra ella una
coalición; con un numeroso ejér­
cito y una gran escuadra, a las ór­
denes del rey de Micenas, Aga­
menón, tomaron a Troya, tras un
largo sitio, y la destruyeron.
Comienzos de la colonización
griega. La toma de Troya inició
un vasto movimiento migratorio
helénico hacia el Asia Menor, que
duró cuatro siglos ( - x n a -V in ).
El litoral asiático se cubrió de
prósperas y f l o r e c i e n t e s pobla­ H o m e r o . Las peripecias de la
ciones. guerra de Troya i n s p i r a r o n dos
En el norte se establecieron los obras literarias: la Iliada y la Odi­
eolios; en el centro los jonios, con sea, atribuidas a un poeta llamado
las ciudades de Éfeso y Mileto; Homero, que vivió en el siglo —IX.
en el sur los dorios. Las colonias Estos poemas (com o muchos otros
eran independientes de sus respec­ hoy perdidos), fueron compuestos
tivas metrópolis, y muchas de ellas de memoria y conservados duran­
sirvieron de centro a posteriores te largo tiempo por los recitado­
migraciones- su cercanía con el res; redactados luego parcialmen­
oriente estimuló el desarrollo de te por escrito, fueron compilados
una alta cultura, superior en esa y depurados por orden de Pisístra-
época a la de la Grecia europea. to, tirano de Atenas.

Los helenos eran altos, blancos, bien


proporcionados, de ondulado cabello, con
frecuencia rubio, ojos grandes y claros,
labios delgados, m entón redondo y nariz
r^cta continuando la línea de la frente.
Poseían una aguda inteligencia, delica­
dos sentimientos artísticos, desbordante
im aginación y un espíritu aventurero,
amante de la novedad. M ientras con ­
servaron sus antiguas virtudes, fueron
sobrios en sus placeres. T u vieron la
noción d e la medida y d el equ ilibrio,
evitando lo desmesurado y lo inar­
mónico.

Hom ero, según un busto del M useo N acional de Nápoles.


Esta p.ntura de un vaso arcaico representa e¡ saqueo de Troya. A la derecha, un heroe griego
lucha con un troyano herido, mientras una mujer lo ataca con una maza. Las figuras conservan
el color natural de la arcilla; el fondo es negro.

La Ilíada, de Ilion, nom bre que tam­ minada con el triunfo de los griegos,
bién tenía T roya, se refiere a un epi­ quienes arrasaron la ciudad y mataron
sodio del sitio de la ciudad; pero por o redujeron a la esclavitud a sus ha­
medio de hábiles digresiones, intercala­ bitantes.
das en la narración, el autor nos explica La Odisea cuenta las peripecias que
el origen de la guerra y los sucesos durante diez años sufrió Ulises u O di-
anteriores. París, hijo del rey de Troya, seo, para volver a su lugar natal, la
raptó a la bella Elena, m ujer del rey isla de ítaca.
de Esparta, y la llevó consigo a la ciu­
dad natal. El ofendido esposo, tras ha­
berla reclam ado en vano, pid ió auxilio
a su hermano A gam enón, quien asedió a
Troya, secundado por gran número de
jefes aqueos.. Sobresalieron entre ellos
Aquiles, hijo de una diosa, el más ágil L a E dad h eroica . El período
y valiente, cuyo cuerpo era invulnera­
ble, menos en el talón, y Ulises, fam oso comprendido entre los siglos -x iv
por su astucia. El argumento central a —VIH se denomina edad heroica,
del poem a gira alrededor de un dis­ porque sus costumbres nos son co­
gusto ocurrido entre Agam enón y A qui­
nocidas a través de poemas, en los
les, a raíz del cual este últim o d ejó de
com batir. A provechando la discordia, cuales se narran las hazañas de
los troyanos consiguieron ventajas y su los héroes, personajes de legenda­
principal guerrero H éctor, hermano de ria bravura. Como los dos princi­
Paris, m ató a Patroclo, un íntim o amigo
de Aquiles. Para vengarlo, Aquiles v ol­
pales poemas se deben a Homero,
vió a la lucha y dio muerte a H éctor este lapso se conoce también con
en singular com bate. el nombre de tiempos homéricos.
Poem as posteriores relatan la caída
de Troya. Los griegos construyeron un
enorme caballo de madera en cu yo in­ La religión. Aunque al prin­
terior ocultaron algunos de los m ejores cipio los griegos adoraron un solo
guerreros. En seguida aparejaron sus dios, no tardaron en caer en el
naves, simulando abandonar el asedio.
Los troyanos, enajenados de júbilo, in­
politeísmo, divinizando los astros
trodujeron el caballo en la ciudad. Por y las fuerzas naturales. El culto
la noche salieron los que estaban escon­ estaba a cargo de sacerdotes y adi­
didos, y tom ando una puerta del recin­ vinos. Los cadáveres eran quema­
to dieron acceso a sus com pañeros que
habían vuelto sigilosamente. Em peñóse dos; sus cenizas, recogidas en ur­
una porfiada lucha por las calles, ter­ nas, se enterraban bajo un túmulo.

66
L a v id a d o m é stica . L a fam ilia T r a n s f o r m a c io n e s h a s t a e l
o b ed ecía a la au toridad del padre: s ig l o — v i. L a re y e c ía .
L a org a ­
la m u jer n o intervenía en la vida n ización p olítica inicial d e los grie­
social, p ero inspiraba rqucho res­ gos pasó p or tres form as, sim ilares
peto. a las de otros p u e b l o s ya estu­
d ia d os:

E l hogar era un taller laborioso que


producía casi todos los elem entos nece­
sarios a la existencia. Esa industria 1) La genos, reunión de fami­
fam iliar estaba a cargo de las mujeres, lias descendientes de un antepasa­
los niños y los esclavos. Los hombres
do común sometida a la autoridad
vigilaban los cultivos y el ganado, re­
paraban los desperfectos de la casa, de un patriarca; 2 ) el demos, con­
hacían los muebles, almacenaban los junto de genos con un jefe supe­
productos y realizaban las ventas y ad­ rior; 3 ) la polis (ciudad), agrupa­
quisiciones.
ción de demos con un centro polí­
tico que le servía de capital. El
jefe del demos y después el de la
Todos vestían una especie de polis tomó el título de rey. Junto
camisa sujeta con un cinturón de a él actuaba un consejo formado
cuero; cuando hacía frío agregaban por los nobles descendientes de los
una capa de lana, polainas de cue­ antiguos jefes de grupos.
ro y gorro de piel. La ciudad, como vimos al tra­
Las casas principales compren­ tar de Micenas, se dividía en dos
dían dos partes: la anterior o me- partes: la acrópolis (ciudad alta),
garón, amplia sala de piso de tie­ recinto amurallado sobre una emi­
rra y paredes y techo de madera, nencia, que encerraba el santuario,
destinada a reuniones, y la poste­ el palacio real, el tesoro y el ar­
rior o tálamo, con las piezas priva­ senal; y la ciudad baja, reunión de
das hechas de piedra. La gente casas habitadas por artesanos. Sin
pobre residía en c h o z a s de la­ embargo, la mayoría de la pobla­
drillos. ción vivía diseminada en peque­
Las costumbres revestían extre­ ñas aldeas o chacras aisladas.
mada sencillez. Los jefes no des­
deñaban en ocuparse de las tareas
más humildes; la hospitalidad era Los nobles. La autoridad real
respetada; los acontecimientos im­ se vio limitada cada vez más por
portantes daban motivo a copio­ los nobles, que formaban la aris­
sos festines en los que se servían tocracia (de arzsíes, los m ejores);
reses enteras asadas. éstos terminaron por suprimir la
monarquía, reemplazando al rey
por un jefe denominado a co n te
La guerra. Peleaban de fren­ (de archei, mandar), salido de su
te y cuerpo a cuerpo, sin ninguna seno.
maniobra. Los jefes adversarios, En general, el cambio presentó
montados en carros, se adelanta­ tres frases: 1) Un arconte vitali­
ban, y después de cambiarse vio­ cio (la única diferencia con el rey
lentos insultos, empeñaban duelos consistía en ser electivo). 2 ) Un
individuales, presenciados por los arconte renovado cada diez años.
ejércitos respectivos, que cesaban 3 ) Varios a r c o n t e s simultáneos,
momentáneamente de combatir. que duraban un año.

67
Los nobles llevaban una existen­ ron el nombre de tiranos, palabra
cia relativamente holgada, en con­ que no tenía el sentido actual de
traste con la de muchos campesi­ déspota, sino el de personas adue­
nos libres desprovistos de tierras, ñadas del poder por la fuerza.
y obligados a errar en busca de
trabajo.
La democracia. Los tiranos fa­
El desarrollo de las actividades
vorecieron el desarrollo económico
económicas atrajo una parte con­ e industrial y mejoraron la situa­
siderable de campesinos a las ciu­ ción de los humildes; pero luego
dades, donde encontraron empleo trataron de perpetuarse en sus hi­
como dependientes, obreros, mari­ jos, fundando dinastías. El pue­
nos, etc. Esta masa conservó su blo los derribó, reemplazándolos,
odio hacia los nobles y apoyó las en la mayoría de los casos, por
pretensiones de la gente enrique­ magistrados responsables, electivos
cida por el tráfico, deseosa de par­ y de corta duración, dando así co­
ticipar en el gobierno. mienzo a la democracia (demos,
pueblo; kratos, autoridad).
Esta evolución política no fue
Los tiranos. Surgieron enton­ uniforme. E s p a r t a conservó sus
ces caudillos audaces, ambiciosos reyes muchos siglos, y en diversos
e inteligentes, quienes m e d i s n t e estados, sobre todo entre los do­
agitaciones públicas o revoluciones rios, gobernaron l a r g a m e n t e los
se adueñaron del poder. Recibie­ tiranos.

68
LA SEGUNDA C O L O N IZ A C IÓ N GRIEGA La colonización terminó en el
siglo —Vi; en oriente, debido al po­
der alcanzado por el imperio per­
En el siglo - V I H se inició un se­ sa; en occidente, por la rivalidad
gundo movimiento migratorio, tan­ de Cartago.
to en G r e c i a propiamente dicha
como en las colonias ya fundadas
de Asia Menor. A c t iv id a d e c o n ó m ic a . A par­
El grupo dispuesto a partir con­ tir del siglo - v i las industrias grie­
sultaba a los sacerdotes respecto al gas igualan y sobrepasan en per­
rumbo que debían seguir, interpre­ fección a las de oriente. En Ate­
tando la voluntad de los dioses. Al nas, los obreros dedicados a la al­
salir, en un brasero conducían un farería ocupaban un extenso barrio
llamado cerámico. La metalurgia
poco del fuego sagrado que ardía
perfeccionó los métodos de fundi­
permanentemente en el templo de
ción del bronce; también tomaron
la ciudad, símbolo de la continui­
impulso la industria naviera y tex­
dad del hogar. Llegados al lugar
til y la fabricación de armas, mue­
escogido instalaban un templo y
bles e instrumentos de música.
elegían las autoridades. Los inmi­
grantes griegos eran bien recibidos, Navegaban en pequeñas barcas
pero los colonos no podían unirse de cincuenta remos, movidos por
con los indígenas del país. esclavos. Comenzaron a emplear­
se para el comercio buques de ve­
Aunque las colonias no estaban
la; en cambio, las naves de guerra
sometidas a la ciudad de or i gen,
continuaron siendo remeras porque
mantenían con ella preferentes re­
resultaba más fácil manejarlas.
laciones comerciales y vínculos re­
El comercio consistía principal­
ligiosos y espirituales.
mente en la importación de mate­
Los griegos ocuparon numerosos rias primas y exportación de ma­
lugares del litoral de Tracia y del nufacturas. Las ciudades mercan­
mar Negro-, en E g i p t o poblaron
concesiones otorgadas por los fa­
raones; en Cirenaica y Libia fun­
daron prósperos centros comercia­
les; en el mar Adriático coloniza­
ron algunos puntos del E piro; en
el mar Jónico ocuparon las islas
de ese nombre; en Italia formaron
la Magna Grecia, con tres grupos
principales de colonias dispuestas
alrededor del golfo de Tarento, al
sur del mar Tirreno y en Sicilia;
en el Mediterráneo occidental to­
maron algunos l u g a r e s de Galia
(Francia) y España.

La actividad com ercial: un rey inspecciona e\


peso de un cargamento de hierbas medicinales.
(Según un vaso procedente de Laconia, aproxi­
madamente del siglo V a .C .)

69
En barcos com o éste, representado en un vaso, los
griegos llevaron a cabo su expansión por la cuenca
del M editerráneo, y sostuvieron su activo com ercio.

En este vaso procedente de Rodas, que servía para


escanciar vino, puede observarse la com binación de
elementos geométricos con figuras de animales y
plantas estilizadas.

tiles se hicieron ruda competencia. Las ciudades del Asia Menor,


Formaron ligas y alianzas rivales C o r i n t o , A t e n a s y luego otras,
y llegaron a trabarse en guerra. adoptaron sucesivamente el uso de
la moneda traído de Oriente.
La esclavitud. El desarrollo de
la navegación y la industria au­
mentó considerablemente el núme­
ro de esclavos.
Podían serlo por captura, naci­
miento o compra.
El esclavo carecía de todo de­
recho, pero recibía buen trato y te­
nía la posibilidad de libertarse por
voluntad del amo o por autocom-
pra, gracias a pequeños regalos en
dinero que iba depositando en un
templo hasta reunir su precio. Se
utilizaban como sirvientes, depen­
dientes, obreros, agricultores o ma­
rinos. El Estado poseía también
esclavos empleados en la limpieza
y la policía, o como verdugos o
remeros de los buques de guerra.

70
Esparta

El m e d io g e o g r á f i c o y lo s
En el s u d e s t e del
h a b ita n te s .
Peloponeso se encuentra el profun­
do valle de Laconia, recorrido de
norte a sur por el río Eurotas y
limitado por las ásperas laderas de
los montes Taigeto y Parnón.
Habitaron el valle pueblos pri­
mitivos, de civilización cretomicé-
nica, sometidos más tarde por los
aqueos. En el siglo —xii, llegaron
El gobierno espartano.
los dorios, que a su vez sojuzgaron
a los aqueos y formaron la Lace-
La elección era m uy curiosa. Los as­
demonia, cuya capital fue Esparta. pirantes al cargo desfilaban sin orden
p refija d o delante del pueblo reunido;
sus amigos y partidarios estallaban en
gritos y aplausos al verlos pasar. Una
O r g a n iz a c ió n p o l í t i c a y so­
com isión de senadores, colocada en for­
c ia l. Según la tradición, la or­ ma de no ver el acto, declaraba después
ganización políticosocial de Espar­ cuál había recibido la m ayor ovación y
ta fue debida a Licurgo, personaje éste era designado senador.
legendario cuya existencia se hace
remontar al siglo - ix . Según la
tradición Licurgo dictó una serie
de leyes e hizo jurar al pueblo que En el senado residía el mayor
las respetaría hasta su vuelta; lue­ poder: dictaba l^s leyes, atendía
go se ausentó de la ciudad para las relaciones exteriores e interve­
no regresar. nía en los grandes procesos.
El gobierno espartano se com­
ponía de las s i g u i e n t e s autori­
La asamblea del pueblo ( A p e ­
dades: lla ). Participaban de ésta todos
los ciudadanos mayores de treinta
años; se reunía por lo general una
L o s r e y e s . Existían simultá­ vez al mes, convocada por el Se­
neamente dos reyes hereditarios, nado, para votar sin discusión las
probable resultado de la unión de resoluciones que éste le sometía y
dos grupos de dorios, cada uno de elegir a los magistrados.
los cuales conservó su jefe. Cele­
braban el culto público, mandaban
los ejércitos y administraban jus­ Los étoros. En una época in­
ticia. cierta, quizá en el siglo - V I I , sur­
El senado o gerusia (de geron- gió un nuevo poder: el de los éfo-
tes = a n c i a n o ) . Lo componían ros (inspectores). Eran cinco ma­
los dos reyes y 28 miembros vita­ gistrados elegidos anualmente en
licios de 60 años de edad como la misma forma que los senado­
mínimo. res. Vigilaban la conducta de los

71
reyes, los funcionarios y el pueblo,
con derecho a procesar e imponer
multas.
Las clases sociales. La pobla­
ción de la L a c o n i a comprendía
tres clases sociales:
Los espartanos, unas 9 000 fa-
milias, eran los ciudadanos.
Los periecos, alrededor de trein­
ta mil, se agrupaban en un cente­
nar de poblaciones; cultivaban el
suelo y ejercían en pequeña*escala
el comercio, la industria y la nave­
gación. Pagaban un tributo y en­
viaban c o n t i n g e n t e s en caso de
guerra.
Los ilotas, en números de 200 000
fueron repartidos entre los espar­
tanos conjuntamente con parcelas
de tierra, a las que estaban inse­
parablemente vinculados. Sopor­
taban un severo tratamiento, y les
estaba prohibido tener armas, en­
tonar c á n t i c o s marciales y salir
después de la puesta del sol. Los
más fuertes eran secretamente eli­
minados en ciertas ocasiones, oor
orden de los magistrados.

\E¡ ejército. De los 17 a los 30


años, los espartanos prestaban ser­
vicio militar. Usaban como armas
defensivas el casco, la coraza, el
escudo y los cnémides (que les
protegían las piernas); las ofensi­
vas eran la lanza, de 2 m de largo,
y una espada corta. Combatían a
pie, formando falanges compues­
tas de 15 hombres de frente por 8
de fondo^ Atacaban cantando un
himno g u e r r e r o llamado pean.

72
cuyo ritmo les marcaba el paso, y Fueron muy parcos en el ha,
no debían deshacer la formación. blar: todavía hoy, los términos
Por medio de guerras y trata­ “laconismo”, “lacónico”, encierran
dos, Esparta obligó a las otras re­ el concepto de brevedad en la ex­
giones del Peloponeso, excepto Ar­ presión.
gos, a ingresar en una confedera­
ción encabezada por ella.
Los espartanos se com placían en citar
ejem plos: en las Term opilas, Jerjes, rey
de las persas, envió un mensaje a L eón i­
L a s c o s tu m b re s . El esparta­ das, rey de Esparta, que decía: “ R inde
no recibía del estado un lote de tus armas” . Éste le contestó: “ Ven a
terreno, que no podía vender, ni tom arlas” .
dividir, y cierto número de ilotas Cuando Lisandro se apoderó de A te­
nas, anunció el hecho con tres palabras:
para trabajarlo. L e estaba prohi­ “ Atenas ha ca ído” . Un joven se que­
bido ocuparse en labores manua­ jaba ante su madre de tener una lanza
les, consideradas como humillantes. dem asiado corta. “ Da un paso más” ,
Su existencia era extremadamente le respondió ella.
frugal: habitaba una modesta cho­
za y llevaba ropas sencillas, sien­
do su único lujo el traje militar. En ese pueblo belicoso, el cora­
Ningún espartano podía ausentar­ je era la suprema virtud. Los sol­
se de la ciudad sin licencia; tam­ dados tenían orden de morir antes
poco le era permitido casarse que retroceder o rendirse. Narrá­
antes de los treinta años, pero des­ base de una mujer que había ma­
pués de esa edad estaba moral­ tado a su hijo al verlo fugitivo,
mente obligado a hacerlo, para exclamando: “El Eurotas no co­
dejar hijos que lo reemplazaran.
rre para los ciervos” (en Grecia
El que permanecía soltero inspi­ el ciervo simbolizaba la cobardía).
raba desdén.

L a e d u c a c i ó n . Para imponer­
A ese respecto se cuenta una anéc­
dota. Los/áncianos merecían en Espar­
se a los sometidos, mucho más
ta profundo respeto; uno de ellos, a la numerosos, Esparta se convirtió
vez fam oso general, que no estaba ca­ en una ciudad cuartel. La prepa­
sado; entró en una reunión; todos se ración para la guerra constituyó
pusieron de pie, de acuerdo con la cos­
tumbre, excepto el más joven. Y , com o
el objetivo fundamental de su edu­
el viejo m ilitar le reprochara el desaire, cación.
rep licóle: “ N o tienes hijos que puedan Los nacidos defectuosos o muy
algún día ponerse de pie en mi pre­
débiles eran sacrificados. Los ni­
sencia, cuando yo sea anciano com o tú” .
ños permanecían en el hogar hasta
los siete años; luego el estado los
dividía en grupos, bajo la direc­
ción de un maestro, que los so­
Una vez al día debían comer metía a un intenso adiestramiento
juntos en grupos de quince ciu­ físico. Se desarrollaba en ellos la
dadanos. De sobremesa, comen­ resistencia: al hambre, con los fre­
taban hechos y episodios comunes; cuentes ayunos y las escasas racio­
los niños asistían a la conversa­ nes; a la intemperie, pues iban des­
ción sin participar de ella. calzos, con la cabeza rapada y una

73
simple túnica; a la fatiga, median­ Atenas y el Ática
te rudos ejercicios, después de los
cuales debían preparar sus propios
lechos, con t r o z o s d e c a ñ a s ; al
dolor, habituándolos a soportarlo
sin una queja. [E l m e d i o g e o g r á f i c o . El Áti­
Paralelamente a esto, aumenta­ ca es una pequeña pénínsula trian­
ba su fuerza y destreza la prácti­ gular, cuyo vértice se orienta ha­
ca diaria de la carrera, el salto, la cia el sudeste; su suelo montañoso,
natación, la lucha y el pugilato. sólo presenta tres pequeñas llanu­
La educación intelectual consis­ ras fértiles.
tía en algunas nociones de lectura En una de ellas, recorrida por
y escritura, r e c i t a c i ó n y canto dos arroyos, se formó la ciudad de
coral. Atenas (llamada así en honor de
Las m u j e r e s recibían también su diosa protectora, Palas Atenea),
educación física: corrían, nadaban al pie de una explanada, asiento
y luchaban al par de los varones. de la acrópolis, y a 7 km de la
Criábanse, así, robustas y enérgi­ costa.3
cas, muy respetadas por los hom­
bres, que atendían con deferencia
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
sus opiniones y consejos.
El Ática experimentó la trans­
Las jóvenes espartanas vestían una sencilla tú­
formación p o l í t i c a ya descripta:
nica corta y recibían la misma educación física 1) los genos; 2 ) la reunión de és­
que los varones tos en demos; 3 ) la fusión de los
demos en una monarquía cuyo cen­
tro fue Atenas.
Los eupátridas (de buena ascen­
dencia), antiguos jefes de genos,
suprimieron la realeza y la reem­
plazaron por los arcontes, elegidos
solamente entre ellos y por ellos;
primero, uno solo vitalicio; des­
pués, por diez años; y, finalmente,
nueve por un año. La justicia fue
confiada a un tribunal superior o
areópago. No tardaron en produ­
cirse disturbios contra la oligarquía
de los eupátridas. Para imponer
el orden, encargóse a Dracón re­
dactar un código penal común, pri­
mera ley escrita de Atenas, Fue
muy severo y aumentó el descon­
tento general.

S o ló n . Ante la inminencia de
una guerra civil, los e u p á t r i d a s
consintieron en designar a Solón
para que reformara la organización

74
política y social. Aunque pertene­ tentos, se apoderó finalmente del
cía a la nobleza, estaba vinculado mando, convirtiéndose en tirano.
al pueblo por sus ideas y era fa­ Fomentó la agricultura, constru­
moso como filósofo, poeta y pa­ yó caminos y fuentes, embelleció
triota. Solón dividió la sociedad a Atenas e hizo redactar la ver­
en cuatro clases, según la riqueza: sión definitiva de los poemas ho­
los derechos y deberes se reducían méricos.
a medida que la clase era más po­ Al morir, le sucedieron sus dos
bre; dispuso la elección de los ar- hijos. Uno de ellos cayó asesinado
contes por todos los ciudadanos y durante una revolución. El otro,
no solamente por los eupátridas; llamado Hipías, fue derrocado en
creó un consejo para preparar los el año -5 1 0 y huyó a la corte del
proyectos de ley y un nuevo tri­ rey de Persia.
bunal popular llamado de los he-
liastas; entregó una parte de las C lís te n e s . Aunque de origen
tierras a los campesinos que las noble, Clístenes hizo votar leyes
cultivaban; concedió la ciudadanía que consolidaron la democracia.
a todo extranjero que introdujese Transformó el consejo creado por
una industria nueva en Atenas. Solón en un senado, compuesto de
500 miembros: 50 para cada uno
P is ís tr a to . S o l ó n hizo jurar de los diez distritos en que divi­
que sus leyes serían respetadas por dió el Ática. Implantó el ostracis­
un mínimo de diez años; pero la mo, destierro por diez años impues­
mayoría no estaba satisfecha a pe­ to a todo ciudadano que, por su in­
sar de las mejoras obtenidas. Des­
pués de varias tentativas infruc­
tuosas, un ambicioso llamado Pi­
sístrato, apoyado por los descon-

Uno de los ostrakones que sirvió para con­


denar a Tem istocles al destierro, en 471 a.C.

75
fluencia, resultara peligroso a la Además de los arcontes, del se­
libertad. Era resuelto por la Asam­ nado y del areópago y los helias-
blea, requiriéndose un mínimo de tas, existían otros dos poderes:
seis mil votos escritos en cacha­
rros o en una valva de ostra (os-
trakón), de donde p r o v i e n e el
nombre; concedió la ciudadanía a L a A s a m b le a . Se llamaba ec­
los nietos de extranjeros, nacidos clesia (reunión) y podían asistir
en el Ática. En la antigüedad, el a ella todos los ciudadanos. Deli­
hijo tenía la nacionalidad de su beraba al aire libre, en una plaza
padre, cualquiera fuese el lugar de rodeada de pórticos, el ágora, o en
su nacimiento; la ley de Clístenes las faldas de una colina llamada
cambió fundamentalmente el con­ Pnyx, situada frente a la Acrópo­
cepto, pues hizo depender la nacio­ lis. Era presidida por una comi­
nalidad del punto de nacimiento. sión de senadores.

E l acto com enzaba con un sacrificio


ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL religioso; a continuación un heraldo leía
el proyecto de ley que iba a discutirse
Desde ese momento, la demo­ y el presidente invitaba a los ciudada­
cracia fue la forma de gobierno de nos a hacer uso de la palabra. Los ora­
dores hablaban por tu m o desde una tri­
Atenas. Los ciudadanos, iguales en buna, colocándose en la cabeza una co­
derechos, participaban directamen­ rona de laureles; toda interrupción o
te desde los veinte años en la for­ agresión eran consideradas com o un sa­
mación de las leyes, como si todos crilegio sujeto a severo castigo. T erm i­
nado el debate se votaba levantando la
fueran diputados. Los magistra­ mano derecha; el proyecto era aceptado
dos, elegidos por sorteo o votación, o rechazado por sim ple mayoría. En
eran responsables de sus actos; de caso de duda o en circunstancias singu­
duración limitada en el cargo, lo larmente importantes, la votación se
tom aba por escrito. La Asamblea con ­
ejercían generalmente un año, y cedía la ciudadanía y decretaba el
tenían uno o más colegas. ostracismo.

76
Los e s t r a t e g o s . En número alumbrado, aguas corrientes y des­
de diez, jefes de las fuerzas de mar agües cloacales. El agua se obte­
y tierra, elegidos por votación, eran nía de los pozos o de las fuentes.
de los pocos magistrados que po­ Sobre la Acrópolis o en otros lu­
dían ser reelectos. F u e r o n am­ gares levantábanse hermosos mo­
pliando sus poderes a costa de los numentos; algunas plazas estaban
arcontes, y concluyeron por con­ rodeadas de pórticos.
vertirse en los verdaderos gober­
nantes.
Las casas. Las pobres servían
de vivienda a muchos inquilinos;
Qs/ ejército: estaba formado por
algunas fueron excavadas en los
los mercenarios y los jóvenes que
cumplían la conscripción. En caso flancos de la Acrópolis. Las comu­
de guerra tomaban las armas los nes tenían tres piezas: una baja y
ciudadanos de 20 a 60 años. La dos altas, a las que se subía por
una escalera exterior de madera.
caballería era muy reducida por
Las ricas comprendían dos partes
la escasez de caballos. Lo acciden­
separadas por un zaguán: la an­
tado del terreno, además, no la
hacía indispensable. terior, llamada androeceo ( andros:
varón; oicos: casa), donde el due­
ño atendía sus asuntos y recibía
'La armada: se componía de tri­ las visitas, y la posterior o gineceo
rremes, o sea buques de tres puen­ (gyne: m ujer), donde moraba la
tes con cincuenta remeros en cada familia.; en ella estaba el altar do­
uno (25 de cada lado, 150 en to­ méstico. En las dos partes, las ha­
tal); contaban con un reducido ve­ bitaciones daban alrededor de un
lamen y la proa tenía un espolón patio con columnas.
de bronce, i
Los habitantes se dividían en ^
ciudadanos, extranjeros y esclavos, f La indumentaria. Se componía
Sólo los primeros gozaban de de una túnica y una capa, blancos
los derechos políticos y de todos por lo general, a veces con bordes
los derechos civiles. Los extranje­ de colores; como tocado usaban un
ros, llamados m etecos (inquilinos), gorro; calzaban sandalias. El ves­
no podían casarse con atenienses, tido era de aspecto común para los
ni tener bienes raíces; pagaban un dos sexos, pero las mujeres lleva­
impuesto de residencia y estaban ban trajes muy variados, siguien­
sujetos a tutela. La Asamblea con­ do la moda. Ostentaban diversas
cedía a veces la ciudadanía a al­ formas de peinado y sentían pre­
guno de ellos, cuando la votaban dilección por los afeites, perfumes
6 000 asistentes por lo menos. y joyas.

La f a mi li a. I Era monogámica.
VIDA MATERIAL Y ESPIRITUAL El matrimonio religioso se cumplía
DE ATENAS ante el altar doméstico de cada
hogar: en el de la novia para que
L a c iu d a d . Las calles eran es­ se despidiera de los dioses de su
trechas y tortuosas, sin p a v im en to familia; en el del novio para pre­
ni lim pieza p ú b lica ; carecían d e sentarla a los dioses de su nueva

77
Esta pintura representa a un maestro de música con su
íoven alumno, quien sostiene una cítara.

D e los 18 a los 20 años, los jó v e ­


nes, llamados efeb os, practicaban en los
gimnasios un adiestramiento m ilitar m e­
diante ejercicios de natación, equita­
ción, remo, esgrima y maniobras tácti­
cas. E l segundo año lo pasaban de
guarnición fuera de Atenas.

Las costumbres. E l h o m b r e
permanecía la mayor parte del día
fuera de la casa, dedicado a sus
tareas, o asistiendo a las asam­
bleas, los tribunales, los lugares de
casa. Las mujeres quedaban siem­
deporte, las reuniones sociales, las
pre bajo tutela, pero eran respe­
ceremonias religiosas, etc.
tadas y mantenían entre ellas re­
Eran frecuentes los b a n q u e t e s
laciones sociales.
nocturnos concurridos por hombres
¿ L a educación. Los niños per­ solamente, que solían prolongarse
manecían en el hogar hasta los hasta la madrugada, amenizados
seis años. A esa edad comenzaban con canciones y espectáculos de
a concurrir a la escuela acompaña­ acrobacia. Los muertos eran ve­
dos por un esclavo, el pedagogo, lados durante una noche y luego
que les a y u d a b a a estudiar las conducidos a la tumba por un cor­
lecciones. tejo en el que figuraban mujeres
contratadas para llorar y lamen­
tarse. Los deudos llevaban luto.
La enseñanza, costeada por los pa­
dres, era de dos clases. La música (del
Se celebraba el día de los muertos
nombre de las musas, diosas de la cul­ y el de los muertos por la patria.
tura) com prendía la lectura, escritura, El año comprendía doce meses
recitación, cálculo, canto y ejecución de lunares, de 29 a 30 días cada uno,
trozos musicales en la lira o en la cí­
tara. La gimnasia consistía en ejercicios
más un mes suplementario. M e­
físicos realizados en lugares llamados dían el tiempo con relojes de sol,
palestras y procuraba el desarrollo ar­ de agua (llamados clepsidras) o
m onioso del cuerpo sin excesos atléticos. de arena, cuyo paso de la parte
Los ricos hacían seguir a sus hijos
estudios superiores de filosofía, gramá­ superior a la inferior estaba gra­
tica, literatura y ciencias. duado.
LAS GUERRAS MÉDICAS
LA CU LTU RA

La imaginación de los helenos tes hizo poetas; su sentido de la


belleza los con virtió en artistas; su intuición genial les hizo vis­
lum brar todas las teorías posibles del pensamiento

Las guerras médicas

Las guerras m é d i c a s tomaron la guerra, por parte de los tiranos


ese nombre de los medos y se tra­ griegos desterrados y de los feni­
baron entre el imperio persa y una cios, deseosos de recuperar su an­
parte de las ciudades griegas. Fue­ tiguo predominio marítimo; 3 ) la
ron tres: la primera, en tiempos de debilidad aparente de los pequeños
Darío; la segunda, en tiempos de estados griegos; 4 ) el fácil acceso
Jerjes, y la tercera, durante el rei­ a Grecia, separada apenas por es­
nado de éste y de su sucesor Ar- trechos y un mar fácilmente nave­
tajerjes I. Duraron, en total, me­ gable; y 5 ) el antagonismo entre
dio siglo ( —500 a —450). la libertad helénica y el despotis­
C ausas. S u s causas principales
mo persa.
fueron: 1) la conquista de las co­ D e s a r r o llo . Primera guerra.
lonias griegas del Asia Menor por Las colonias jónicas del Asia M e­
los persas y la expansión de su im­ nor se rebelaron contra los persas
perio hacia Europa; 2 ) la propa­ encabezadas por Mileto. Atenas
ganda ante el gran rey a favor de les prestó algún apoyo; sus tropas

79
Para conmem orar la victoria de M aratón, en
Atenas se fundieron monedas com o ésta, deno­
minadas tetradracmas ( dracma: moneda de pla­
ta griega; tetra: cu a tro). Una de sus caras figu­ Leónidas, el jefe espartano
raba una lechuza con las alas abiertas. caído en las T e r m o p ila s .

invadieron la cercana satrapía de Falérea, puerto de Atenas, con la


Lidia e incendiaron a Sardes, su intención de atacar la ciudad. M il­
capital. Las tropas de Darío so­ cíades, advirtiendo la m a n i o b r a ,
metieron a los sublevados y con­ acudió a marchas forzadas, y la
tinuando las operaciones realiza­ obligó a retirarse. Esparta, a la
ron una expedición a la costa de que Atenas había pedido socorro,
Tracia. Luego, el gran rey intimó envió 2 000 hombres; pero llega­
la sumisión a las ciudades griegas; ron cuando todo había terminado.
Atenas y Esparta se negaron a
aceptarla. Segunda guerra. Darío murió
En vista de ello, un ejército de sin haber podido vengar su derro­
40 000 hombres c o n d u c i d o por ta. Su hijo Jerjes, débil e irreso­
una escuadra de 600 naves, des­ luto y empeñado además en sofo­
embarcó en Maratón, llanura si­ car una sublevación de E g i p t o ,
tuada al nordeste de Atenas, don­ aplazó la continuación de las ope­
de fue derrotado (-4 9 0 ). raciones; sus parientes y generales
lo decidieron al fin. Durante cua­
tro años preparó un enorme ejérci­
Los atenienses, previendo la invasión, to que ascendió a 1 500 000 hom­
habían concentrado un ejército en las
proxim idades mandado por los diez es­ bres, y una flota de 1 200 barcos
trategos, que se turnaban diariamente, y 3 000 transportes.
pero, por com ún acuerdo, resolvieron En la primavera del año -4 8 0
empeñar la acción bajo la dirección de
M ilcíades, uno de ellos, considerado el
salió de Sardes: cruzó el estrecho
más capaz. de los Dardanelos por un doble
puente de barcos y se dirigió a
Grecia a lo largo del litoral.
La escuadra persa dio la vuelta Muchas ciudades se sometie­
del Ática y se presentó frente a ron; otras, encabezadas por Ate-

80
ñas y Esparta, enviaron delegados Un centinela avisó a Leónidas que
a un congreso reunido en Corinto, los persas estaban cerca. “ D i más bien
que nosotros estamos cerca de ellos” ,
el que decidió la resistencia. corrigió el rey.
Un ejército de 5 000 hombres, Con el propósito de salvar a dos jó ­
mandado por L e ó n i d a s , rey de venes, Leónidas les dio orden de partir
para Esparta llevando un mensaje. Pero
Esparta, se atrincheró en las Ter­
éstos rehusaron obedecer, diciéndole:
mopilas, angosto desfiladero entre “ Estam os aquí para com batir y no para
el mar y la montaña, fácil de de­ servir de mensajeros” .
fender, Al mismo tiempo una En las T erm opilas se levantó un m o­
escuadra de 400 naves, en gran numento de piedra que representaba un
león, con la siguiente leyenda: “ Cam i­
número atenienses, anclaba en el nante, ve a decir a Esparta que aquí
estrecho de Artemisión. hemos muerto por defender sus leyes”.
Los persas flanquearon las Ter­
mopilas, siguiendo las indicaciones
de un traidor. Antes de ser ro­ Después del combate, el ejército
deado, Leónidas despachó a las de Jerjes avanzó sin encontrar re­
tropas menos sus 300 espartanos sistencia. Atenas fue tomada, sa­
y algunas otras fuerzas. Atacados queada e incendiada. Los habitan,
por un enemigo inmensamente su­ tes se habían refugiado en la isla
perior, murieron todos después de de Salamina, donde estaba la es­
combatir heroicamente. cuadra griega.
Salamina está separada del lito­
ral por dos estrechos; la escuadra
Numerosas anécdotas se referían a
este encuentro:
persa, de 500 naves, se presentó
Al acercarse el enem igo, un fugitivo frente al oriental; la mayoría de
del país exclam ó: “ El ejército persa es los jefes griegos quería retirarse
tan numeroso que cuando arroja sus por el estrecho occidental; pero
flechas cubre la luz del sol” . “ M ejor
— le respondieron, com batirem os a la después de un ardiente debate, Te-
sombra.” místocles, jefe de los atenienses.

81
los hizo d e s is t ir . Para evitar un Los atenienses reedificaron su
cambio de resolución avisó secre­ ciudad, más espaciosa y mejor
tamente a Jerjes del intento de construida. Temístocles fue el al­
fuga y el gran rey destacó parte ma de la reconstrucción, a pesar
de sus barcos a fin de impedirlo. de lo cual lo condenaron al ostra­
cismo.

El día de la batalla las naves persas


penetraron en el estrecho oriental. Las
griegas las atacaron, arrojándolas sobre H alló refugio en la corte de Persia,
el canal, donde se juntaron con las que que lo trató muy bien; pero com o éste
venían entrando, de manera que les re­ más tarde lo invitara a dirigir una expe­
sultó im posible toda maniobra. Tres­ dición contra Atenas, prefirió tom ar un
cientas fueron destruidas. Jerjes pre­ veneno para no ser traidor a su patria
senció la lucha desde una altura. ni ingrato a su bienhechor.

El gran rey regresó al Asia, de­ C ausas d e l tr iu n fo g r ie g o .


jando en Grecia a su primo Mar- El ejército persa tenía hábiles ji­
donio con 50 000 hombres. En el netes y excelentes arqueros, pero
año -4 7 9 éste fue d e r r o t a d o y sus armas eran livianas y agrupa­
muerto en la batalla de Platea por ba en torno suyo contingentes alia­
los griegos, que consiguieron re­ dos, reclutados por la fuerza. Este
unir 30 000 hombres bajo la direc­ ejército hacía una guerra de con­
ción de Pausanias, rey de Esparta.
quista, lejos de su país; llevaba
Al mismo tiempo, los restos de la
pocos víveres y necesitaba abaste­
escuadra persa eran deshechos en
cerse en los lugares de tránsito,
M i c a la, sobre la costa del Asia
que dejaba agotados.
Menor.
El ejército griego, en cambio,
contaba con ciudadanos que de­
Tercera guerra. Aristides, nue­ fendían su patria y su libertad.
vo caudillo ateniense, fundó la Aunque escasos de caballería, in­
Confederación de Délos, formada necesaria en un país de montañas,
por ciudades griegas, presidida por sus armaduras resistían bien las
Atenas, para continuar la lucha. flechas y los golpes del adversa­
Cada una contribuía anualmente rio; sus lanzas y espadas, más lar­
con dinero, barcos y soldados. Tu­ gas y sólidas, resultaban más efi­
vo su primer asiento en la isla de caces; su fuerza y adiestramiento
Délos y después en Atenas. físico, sobre todo en los esparta­
nos, era formidable.
Cimón, hijo de Milcíades, de­ En cuanto a las escuadras, los
salojó a los persas de Tracia y de griegos no tardaron en equipar ex­
las costas de Asia Menor. Según celentes naves bien tripuladas y
la tradición, en el año —449 firmó dirigidas; los barcos contrarios,
un tratado con el gran rey, por el con marinos fenicios, soldados per­
cual éste reconoció la soberanía sas y remeros de variadas na­
griega en el mar Egeo. Las ciu- ciones, carecían de la necesaria
dades griegas del litoral de Asia uniformidad para maniobrar con
Menor recuperaron su libertad. acierto.

82
Los griegos tuvieron además je­ lento, rectitud, firmeza y pruden­
fes excepcionales, como Milcíades, cia, más que por el cargo de
Temístocles, Leónidas, Arístides, estratego que desempeñó reitera­
Cimón, etc., cuyo genio militar y das veces, dirigió la política de
político, al par que sus virtudes Atenas durante unos treinta años
cívicas, aseguraron el triunfo. (-4 6 0 a -4 2 9 ).

C o n s e c u e n c ia s . Las guerras La serenidad era una de sus grandes


médicas pusieron fin a la expan­ virtudes; cierto día fue seguido hasta
el anochecer por un individuo que lo
sión persa y al predominio de su cubría de im properios; Pericles, sin dar­
imperio, que no tardó en mani­ se vuelta siquiera, ordenó, al llegar a
festar síntomas de creciente debili­ su casa, que un esclavo saliera con una
dad. Algunos sátrapas se compor­ antorcha encendida y le alumbrase el
cam ino hasta dejarlo en su dom icilio.
taron como soberanos indepen­ Su esposa, la bella Aspasia de M ileto,
dientes y la sucesión del gran rey colaboraba inteligentem ente en sus ta­
dió lugar a intrigas y violencias. reas y participaba de las reuniones de
Pero los monarcas disponían de amigos y políticos; esta actitud, excep­
cional entre los atenienses, llam ó mucho
grandes tesoros y los utilizaron la atención.
para rodearse de tropas mercena­
rias y fomentar, por medio del so­
borno, las rivalidades de los ven­
cedores. El poder naval fenicio, Pericles quiso hacer de Atenas
puesto al servicio de los persas, la capital moral y espiritual de
cayó definitivamente al ser derro­ Grecia, por el esplendor de sus
tados éstos. monumentos y el nivel de su cul­
El triunfo griego representó la tura, y al mismo tiempo trabajó
victoria de Europa sobre Asia, de
la libertad sobre el despotismo; el
centro de gravedad del mundo se
desplazó hacia occidente. Una de
las consecuencias inmediatas fue
la hegemonía de Atenas.

El im p e r ia lis m o a te n ie n s e .
E l s ig lo Termina­
d e P e r ic le s .
das las guerras médicas, la confe­
deración de Délos ya no tenía
objeto. Atenas, sin embargo, la
mantuvo por la fuerza, so pretexto
de tener que conservar una escua­
dra para vigilar el Egeo; la cuota
voluntaria se convirtió en tributo
obligatorio. Con su importe, Ate­
nas realizó un grandioso plan de
construcciones.
Pericles fue el principal perso­
naje de este progreso. Por su ta­

83
para consolidar su hegemonía po­
lítica y económica, mediante el
aumento de las fortificaciones de
la ciudad, la mejora y el ensanche
de sus puertos, unidos a ella por
dos largos muros, y el acrecimien­
to de la flota. El siglo -V, llamado
siglo de Pericles, señaló el apogeo
de la civilización helénica.

LA RELIGIÓN

C aracteres. La religión grie­


ga fue politeísta.
La representación de sus divini­
dades pasó por tres fases, siendo
primero naturalista: el sol, la lu­
na, el mar, los ríos; luego humana
o antropomorfa: hombres o mu-
leres; y finalmente espiritual: la
justicia, la hospitalidad, la ciencia.
Estas fases se sumaron sin despla­
zarse. Así, Apolo era, al mismo
tiempo, el sol, un joven de cabe­
llos rubios, y el arte, la medicina
y la adivinación. Los dioses eran
concebidos como seres eternos, de
gran belleza y superior inteligen­
cia, que podían volverse invisibles
o tomar el aspecto de cualquier
persona. Vivían en la cima del
monte Olimpo, donde celebraban
asambleas y festines. Formaban
familias, mantenían relaciones con
los mortales y participaban de sus
pasiones: la cólera, el amor, los
celos.

Un tirano de la ciudad de Samos,


considerándose demasiado feliz arroió al
mar un anillo de gran valor, con el fin
de tener un m otivo de tristeza y no des­
pertar la envidia de los dioses. Algún
tiem po después, al cortar un pescado,
hallóse en su interior la sortija. “ ¡A y!
de mí — exclam ó— ; los dioses me de­
vuelven mi joya porque no consideran
su pérdida suficiente sacrificio” . En
efecto, una revolución lo derribó y
transcurrió su vejez en la indigencia.

84
Una joven madre se jactaba de tener destruir al género humano creado
hijos tan bellos com o los dioses; A polo por Prometeo, ni Afrodita evitar
y Artemisa, que la oyeron, los mataron
a flechazos.
la caída de Troya, ciudad que pro­
tegió con sumo empeño.
La narración de las aventuras
de los dioses formó la Mitología,
enriquecida, con el andar de los
años, por nuevos detalles y epi­
sodios.

D io s e s , s e m id io s e s y h éroes.

Zeus era el principal de los dio­


ses, protector de la raza helénica;
Palas Atenea, nacida del cerebro
de Zeus, simbolizaba la inteligen­
cia; Afrodita era la diosa de la
belleza y el amor; Dem éter regía
sobre la tierra fecunda y la vege­
tación. En el gráfico adjunto es­
tán señalados los principales dioses
y sus atributos.
N o obstante su poder, la volun­
tad divina estaba sujeta a la moira
o sea a la ley del destino infle­
xible y supremo: lo que ha de su­
ceder; así, el propio Zeus no pudo

A p olo, también llam ado F ebo, era el pro­


tector de los músicos, y también dios de la
sabiduría. En el santuario de Delfos, con­
sagrado a él, una pitonisa p r o n u n c ia b a
oráculos a los fieles.

85
A los grandes dioses seguían otros de
m enor im portancia, com o ser las nueve
musas, diosas de la inspiración, las cien­
cias y las artes; las tres gracias, de la
hermosura material y espiritual, etc.

La religión incluía, además, a


los semidioses, uno de cuyos pro­
genitores, generalmente la madre,
era un ser humano, y a los héroes.
Los héroes llenaron la misión
de destruir a los monstruos, lo de­
forme, lo híbrido, cuando preten­
día alterar el orden natural del
mundo y de las especies. Lucha­
ron por el triunfo de la armonía
y de la justicia, y perecieron víc­
timas de la fatalidad, más fuerte
que su coraje, evidenciado en cien
hazañas sorprendentes.

Hércules. El héroe nacional fue


Hércules o Herakles, hijo de Zeus
y de una princesa. En un rapto
de locura mató a su prole, confun­
diéndola con la de su rival, y en
castigo fue condenado a realizar
doce difíciles trabajos.

Consistieron en matar un león de piel


invulnerable, una hidra, animal de m u­
chas cabezas, un enorm e jabalí, aves
con plumas de bronce, etc. D os de
estos trabajos parecen aludir a largos
viajes, en uno de los cuales el héroe
arribó a una isla situada m uy lejos, al
occidente del océano, donde se adueñó
de una tropilla de bueyes rojos, custo­
diados por un gigante; en su marcha
abrió el estrecho de Jibraltar. E l otro
viaje tuvo por ob jeto arrancar las man­
zanas de oro del jardín de las H espéri-
des (las dos hijas de la estrella vesper­
tin a ), lo que consiguió con la ayuda

Artemisa, bella cazadora, recorría los bosques


acompañada por su cortejo de ninfas.

86
del gigante Atlas, a quien, mientras iba Jasón, héroe de la Tesalia, di­
a buscarlas, reem plazó e r su tarea de rigió la expedición de los Argo­
sostener el cielo con la espalda (los
griegos, y todos los antiguos, imagina­ nautas.
ban al cielo com o una bóveda m aterial).
En el Cáucaso, colgado de un árbol,
ba jo la custodia de un dragón, estaba el
vellocino de oro, cuero de oveja que
tenía hilos de oro en vez de lana. El
Teseo fue el héroe del Ática.
rey de Tesalia ordenó a Jasón que se
Atenas enviaba anualmente al Mi- lo trajera. A ese efecto, éste se em ­
notauro de Creta un tributo de barcó en la nave A rgos (d e allí el nom ­
siete jóvenes y siete doncellas, que bre de los tripulantes) con cincuenta
com pañeros, entre los cuales figuraban
eran encerrados en el Laberinto, Hércules y T eseo. Tras innumerables
palacio de innumerables corredo­ peripecias logró apoderarse del áureo
res, donde, después de entrar, na­ d esp ojo matando al dragón que lo cus­
todiaba, con ayuda de la hija del rey
die podía acertar con la salida.
del lugar.
Teseo se incluyó en el número de
mancebos del tributo. Al llegar a
Creta la princesa Ariadna, com­ Muchos otros héroes eran ce­
padecida de su suerte, le dio un lebrados en distintos lugares de
ovillo de hilo para que lo fuera Grecia.
desenrollando en el camino a fin
de no perderse. Llegado a la habi­ C r e e n c ia e n l a in m o r t a l id a d
tación del Minotauro, el héroe lo d e l Según los griegos, tres
a l m a .
mató, liberó a los cautivos, y gra­ viejas llamadas las parcas, deter­
cias a la precaución tomada, con­ minaban el momento de la muer­
siguió salir con sus compañeros. te. El alma se desprendía enton­
ces del cuerpo y era llevada por
un río subterráneo, a presencia de
Edipo fue el héroe de Tebas.
tres severos jueces. Los buenos
Una profecía anunció que mataría
ascendían a los Campos Elíseos
a su padre, rey de la ciudad, y se
donde gozaban de una dicha per­
casaría con su madre, por lo cual
fecta, y los malos caían en el Tár­
éstos, aterrados, lo abandonaron.
taro, lugar de suplicios.
Unos pastores lo entregaron al rey
de Corinto, quien lo adoptó. Edipo
creció ignorante de su origen, y
salvó a Tebas de un monstruo:
la esfinge, que asolaba el país. Lue­
go se cumplió su trágico destino.
Al conocer más tarde su delito, se
sacó los ojos y peregrinó por Gre­
cia acompañado por su hija Antí-
gona. Los dioses, compadecidos
de su desgracia, terminaron con su
vida.

H ércules debió luchar con el gigante Gerión,


que tenía tres cuerpos, con sus respectivas ca-
ezas y pares de m iem bros. L o m ató hirién-
o o en el estóm ago, lu gar donde se reunían

87
E l culto. Estaba a cargo de principal estaba en Delfos, al pie
los sacerdotes, que no formaban del monte Parnaso. Formulada
una clase especial, considerándose una pregunta, una mujer llamada
su función como un oficio. Com­ pitonisa, sentada sobre un alto trí­
prendía plegarias, procesiones, dan­ pode, se colocaba frente a una
zas, canciones, ofrendas y sacrifi­ grieta que emanaba un aire frío
cios de animales. y silbante. Al poco rato prorrum­
pía en gritos y profería palabras
Culto de los antepasados. Los sueltas anotadas por el sacerdote;
griegos creían que los hombres, al con ellas redactaba la respuesta
morir, se transformaban en seres atribuida al dios Apolo, siempre
sobrenaturales, protectores de sus ambigua y oscura.
descendientes. En cada hogar exis­
tía en su honor un altar doméstico
con una lámpara o brasero cons­ Creso, rey de Lidia, al disponerse a
tantemente encendido. com batir contra Ciro, interrogó al orácu­
lo sobre la suerte de la lucha, y éste
anunció: “ Si Creso hace la guerra, des­
Los oráculos. Según los grie­ truirá un gran im perio” . Ante la derro­
gos, los dioses les advertían de los ta, el rey se lamentó de haber sido
acontecimientos futuros mediante engañado. “ N o es así — le observaron
hechos poco comunes, como la los sacerdotes— , pues has destruido en
realidad un gran im perio: el tuyo.”
aparición de cometas, el trueno en
D ecía la leyenda que un hijo de H e­
cielo sereno, etc. racles, proclam ado rey del Peloponeso,
También predecían el porvenir fue expulsado de la península. Consul­
por la interpretación de los sueños, tado el oráculo de D elfos, sobre la ma­
nera de recuperar sus dom inios, recibió
el examen de las entrañas de las el con sejo de “ esperar tres cosechas” .
víctimas, sobre todo el hígado, o A l cabo de tres años atacó el P elop o­
el estudio del vuelo de las aves, neso, donde fue ven cido y muerto. E l
su clase, número y dirección. oráculo no se habia equivocado, sin em ­
bargo. tres cosechas significaban tres
Los oráculos eran otra forma de generaciones; los bisnietos del m alo­
comunicación con los hombres. El grado rey conquistaron el país.

88
Los misterios. Existían asimis­ boca en boca. Se dice que un
mo ceremonias ocultas llamadas ateniense murió de emoción al sa
misterios, concurridas solamente ber que sus dos hijos habían ob­
por personas afiliadas, después de tenido sendas victorias.
un período de iniciación o prueba, Los principales juegos se efec­
y previo juramento de no divulgar tuaban cada cuatro años en Olim­
cuanto vieran o hicieran. Ciertos pia, en el Peloponeso, en honor de
indicios hacen suponer que en Zeus; comenzaron en el año -7 7 6
ellos se enseñaban los principios y sirvieron para marcar las fechas
de unq religión superior. de la cronología griega; duraron
hasta el año 394 (casi 12 siglos).
Las fiestas nacionales. Perió­
dicamente se celebraban grandes
fiestas con la asistencia de dele­ Las pruebas, presenciadas por 40 000
gaciones de los estados griegos, espectadores, constaban de carreras a
especialmente invitados. Las más pie, de velocidad y de resistencia; lucha,
consistente en poner al adversario de
importantes eran organizadas por espaldas contra el suelo; boxeo; pan-
Atenas en honor de su diosa y de cracio, m ezcla de lucha y pugilato; ca­
Baco o Dionisio, y por tal causa, rreras de caballos y de carros de dos
se llamaban panateneas ( pan — ruedas, tirados por cuatro caballos.
todo) y dionisíacas, respectiva­
mente.

Los juegos solemnes. Otras ce­


remonias religiosas fueron los jue­
gos gimnásticos, en los que sólo
podían participar competidores de
raza griega que no hicieran profe­
sión de su destreza; se llamaban
atletas ( atloi = aspirante al pre-
m io) y prestaban juramento de
actuar lealmente y acatar sin pro­
testas el fallo del jurado, com­
puesto por diez miembros elegidos
por los propios campeones.
Los premios eran de poco valor;
guirnaldas hechas con hojas de un
árbol sagrado, trípodes de bronce,
etc.; pero los vencedores, al volver
a la ciudad natal, eran objeto de
singulares agasajos. Los poetas
cantaban sus proezas y sus nom­
bres y antecedentes corrían de

tscóbolo. El atleta impulsa su brazo dere-


° .° ac*a a*rás para lanzar el pesado disco de
pie ra (1 a 5 k g ) a la m ayor distancia posible.

89
Al final se disputaba el pentatlon o L os juegos terminaban con una gran
concurso de cinco juegos elim inatorios: carrera de ida y vuelta, llevando los
salto en largo, lanzamiento de la jaba­ corredores una armadura com pleta: cas­
lina, carrera, lanzamiento del disco y co, coraza, escudo, lanza, etc.
lucha; para esta última sólo quedaban
dos atletas, de los cuales el vencedor Las anfictionías. La protección
recibía el título de olim piònico. de los oráculos y lugares de juego,

Los teatros griegos eran escenario de grandes representaciones —tragedias o com ed ias- realizadas
en las fiestas de hom enaje a los dieses. En Atenas, el teatro de Dionisos podía albergar más
de 15 000 espectadores; los primeros asientos eran para los personajes distinguidos. Compare
con el esquem a de pág. 92 y la reconstrucción de pá¿. 96.
determinó la formación de anfic-
tionías, del nombre de Anfictión,
su presunto fundador. Eran ligas
políticorreligiosas encargadas de
asegurar el viaje de los concurren­
tes y peregrinos y de custodiar los
tesoros y las ofrendas acumuladas
en los templos.

LAS ARTES

A r q u it e c t u r a . L o s griegos
crearon sucesivamente tres estilos
arquitectónicos: el dórico, carac­
terizado por la columna baja, de
fuste acanalado, terminada por un
capitel en forma de plancha; el
jónico, de columna más alta, asen­
tada sobre un pedestal con el ca­
pitel en forma de volutas o cuernos
de carnero, rematado por un círcu­
lo de óvalos; y el corintio, cuyo
capitel representaba un haz de ho­
jas de acanto. Sus principales
creaciones fueron el templo, el
teatro y el pórtico.

E l tem plo c o m p r e n d ía : el p e r is tilo ,


el v e s tíb u lo , la nave d iv id id a en tre s :
una c e n tr a l, con la e s ta tu a del d io s o
d io s a , y dos la t e r a l e s con una g a le r ía
s u p e r i o r , y l a s a la d e l t e s o r o , c o n a c c e s o
in d e p e n d ie n te s p b re un v e s tíb u lo pos­
te r io r . \

La fa c h a d a p re s e n ta b a una h ile r a de
c o lu m n a s que s o s t e n ía n el a r q u itr a b e ;
a rrib a , e n tre d o s c o r n is a s , e s t a b a e l fr i­
so; el r e m a te de fo rm a tria n g u la r , lla ­
m a d o frontis, t e n ía ta m b ié n un b a jo ­
r r e lie v e .

E l teatro, al a ir e lib r e , c o m p r e n d ía
una escena r e c ta n g u la r s itu a d a s o b re el
iv e e l s u e lo , a l q u e s e d e s c e n d ía p o r
s e d « , í í “ la te r a le s ; f r e n t e a e lla
lo a r r ° H a b a , e n tre s c u a r to s d e c ír c u -
D¿ h , r - g r a d e r ía ' d e p ie d r a d e s t in a d a al
e s ta b a n ’ 1 c e n t r ° d e la p r im e r a f i l a
« D a n lo s a s ie n t o s d e h o n o r . E n tr e

91
la escena y las gradas había un patio
llam ado orqu esta, donde se ubicaba el
coro; en su centro, un pequeño altar
recordaba el origen religioso del espec­
táculo. T am bién se edificaron teatros
cubiertos, de menores dim ensiones.

El pórtico era una especie de corredor


dos o tres escalones más alto que el
piso de la plaza o calle que flanqueaba.
Abierto por sus extrem os y uno de los
costados, tenía en el otro una pared con
La Acrópolis y sus monumentos.
Los más notables monumentos de
Atenas se hallaban en la Acrópo­
lis, circundada por macizos muros.

pinturas, nichos adornados con jarrones


y estatuas y asientos adosados. Soste­
nía el techo una hilera de columnas,
situadas sobre el borde exterior.

La arquitectura, asociada a la
ingeniería, planeó la construcción
de estadios, hipódromos, y puertos
comerciales o militares.
E s c u l t u r a . Las más viejas es­
tatuas revelan la influencia egip­
cia o asiría y carecen de expresión.
Eran de madera pero luego se es­
culpieron en bronce, mármol o pie­
dra. La escultura griega no tardó
en emanciparse de la tutela orien­
tal, alcanzando suma importancia
y perfección. El artista admiró
sobre todo la belleza corporal, que
consideró como la más noble de
las formas. Los ejercicios gimnás­
ticos le brindaron innumerables
ocasiones de contemplar el cuerpo
humano en sus diversas actitudes.
Copió directamente los modelos,
que embelleció hasta conseguir fi­
guras impersonales. En todas hay

El Partenón (d e parí henos: la vir­


gen, apodo de Palas A ten ea ), tem plo
erigido en honor de la diosa protectora
de la ciudad, es considerado la expre­
sión más perfecta de la arquitectura
griega. Está rodeado de un peristilo
form ado por columnas dóricas. Los fron ­
tis triangulares que coronaban las dos
fachadas, ostentaban sendos bajorrelie­
ves (obra del célebre escultor Fidias,
autor tam bién de un friso que circun­
daba todo el edificio y representaba una
solemne procesión ).
E l E recteon , situado en la mitad del
flanco norte de la colina, estaba dedica­
do a E recteo, fabuloso personaje vincu­
lado con la fundación de Atenas; com ­
prendía un cuerpo central, un pórtico
hacia el borde externo y una tribuna
interior, cu yo techo estaba sostenido, en
lugar de columnas, por seis estatuas de
mujeres, llamadas cariátides.
Aunque m uy dañadas por el tiem po
y por el hombre, las ruinas de estos
monumentos se levantan im ponentes aún
sobre la moderna capital de Grecia.

94
un profundo estudio anatómico y P in tu ra y c e r á m ic a . Las pri­
armonía en las proporciones. Pin­ meras obras fueron pintadas so­
taban las estatuas de mármol y bre paredes, con colores simples de
en el globo de los ojos solían en­ pocos matices. Más tarde, los ar­
garzarle piedras preciosas. tistas griegos introdujeron el cla­
Entre los principales artistas so­ roscuro, dando mayor relieve al
bresalió Fidias, arquitecto, escul­ dibujo, y mejoraron la perspecti­
tor, director general de los trabajos va. También comenzaron a pintar
monumentales de Atenas, autor de sobre tablas de madera.
la estatua de la diosa Atenea he­ A fines del siglo - V se destaca­
cha en oro, plata y marfil, y de ron Zeuxis y Parrasios, nativos del
la de Zeus, en Olimpia, con los Asia Menor.
mismos materiales. Lo caracteriza
la nobleza y suavidad de la ex­ Decíase que la perfección de sus
presión de sus estatuas y la ele­ obras las hacía confundir con la natura­
gante disposición de los vestidos leza misma. Esa maestría originó entre
am bos un desafío: Zeuxis trazó un raci­
y sus pliegues. También debe
m o de uvas tan adm irable que los pá­
mencionarse Mirón, famoso por su jaros acudían para picar los granos; sa­
discóbolo. tisfecho de su éxito, el artista pidió

En estas dos figuras se observa la evolución del prte escultórico. La figura de laizquierda es
una coré, m ujer joven de sonrisa estereotipada, vestida con un manto de pliegues paralelo! y rígidos.
La de la derecha (F o to A linari) es una bacante: cada pliegue del peplo, así com o la expresicn
del rostro y del cuerpo, expresan el abandono del éxtasis.

95
entonces a Parrasios que le mostrara su Luego aparecieron Homero, au­
cuadro. “ Puedes verlo descorriendo esa
tor de los poemas ya descritos, y
cortina” , le contestó. Zeuxis se acercó
a »lia y com prob ó que era pintada. “ M e Hesíodo, que compuso la Teogo­
has vencido — d ijo— , pues yo he enga­ nia, en la que se ocupa de la for­
ñado a los animales, pero tú m e en­
mación del universo y de los
gañaste a m í.”
dioses.
Entre los muchos autores de
La cerámica nos ha dejado án­ composiciones patrióticas, satíricas
foras, vasos y recipientes diversos, y amatorias, sobresalió Píndaro,
decorados con pinturas de escenas nacido en un lugar cercano a T e -
mitológicas o episodios de las tra­ bas. Se conservan de él los him­
gedias y comedias en boga. Son nos, inspirados en los vencedores
famosas las estatuitas de arcilla, de los juegos atléticos.
modeladas en Tanagra, población
próxima al Ática; tienen unos
veinte centímetros de altura y re­ El teatro. El teatro tuvo su
presentan mujeres en diferentes y origen en las fiestas en honor a
elegantes actitudes y escenas de Baco. Un recitador cubierto con
la vida común. urta máscara relataba episodios de
la vida de ese dios en los inter­
valos de las canciones del coro,
L ite r a tu r a . En Grecia, com o mientras ardían sobre el altar los
en los otros pueblos, la literatura restos de un macho cabrío. El ac­
se inició con la poesía. tor pasó de narrador a personaje
Las más antiguas fueron proba­ cuando, en vez de recitar en ter­
blemente religiosas; la inspiración cera persona (Baco dijo tal cosa)
de los poetas se consideraba un lo hizo en primera (y o digo tal
don sobrehumano; de ahí que los cosa), como si fuese el propio dios,
llamaran también vates (adivinos). ejecutando el hecho hasta enton­
Componían sus obras de memoria ces contado. Se agregó luego un
y las recitaban acompañados por segundo personaje, suscitando el
el son de la lira. diálogo; después, varios más, y se

96
tomaron argumentos, diversos. El drama. El vencedor recibía una corona
de laureles, cincelada en oro. Los ac­
espectáculo se llamó tragedia (tra­
tores usaban caretas provistas de una
gos = macho cabrío; odos = can­ especie de bocina para ahuecar la voz,
ción), en recuerdo del animal sa­ un vasto manto y un calzado de gruesa
crificado en la ceremonia religiosa. suela que aumentaba su estatura. El
coro com entaba el argumento en los en­
En el cortejo ruidoso que pa­ treactos.
seaba la imagen de Baco, cam­
biaban bromas los participantes Los principales autores fueron
con los espectadores, alternadas Esquilo, Sófocles y Eurípides, na­
con canciones grotescas y alusio­ tivos los tres del Ática.
nes a sucesos del día o personas Las comedias eran groseras y
conocidas; ese chisporroteo de bur­ se basaban en críticas a las cos­
las (/cornos en griego), originó a tumbres, ideas y acontecimientos
su vez un género teatral al trans­ del momento; llevaban a la esce­
formarse de juego espontáneo y na personajes políticos, poetas, fi­
popular en obra escrita de ante­ lósofos y hasta dioses, con sus pro­
mano; asi nació la comedia. La pios nombres. Las mujeres no
tradición consagró a Thespís, au­ podían asistir a estos espectáculos.
tor y actor cómico y trágico, con­ El principal autor cómico fue Aris­
temporáneo de Pisístrato, como tófanes, nativo también del Ática.
padre del Teatro. Sobre un am­
plio carro que le servía de esce­
nario, iba de lugar en lugar con
su compañía recitando sus propias
producciones.
La tragedia escogió sus asuntos
entre las leyendas mitológicas, los
episodios de la Ilíada, la Odisea,
y los viejos poemas en que inter­
venían dioses y héroes; general­
mente tenían un desenlace fatal.

La representación se hacía m ediante


concursos; cada autor presentaba cuatro
trabajos: tres tragedias (trilog ía ) y un

97
la Ciropedia, biografía del rey Ci­
ro, en la que analiza la vida y las
costumbres persas, y la Anábasis
o la retirada de los diez mil, fa­
moso episodio militar del que fue
actor.

La oratoria. El griego gustaba


hablar bien y admiraba profunda­
mente a los oradores, cuyo pres­
tigio favoreció el desarrollo de la
democracia. Demóstenes, natural
del Ática, fue el principal orador
de la antigüedad.

T ucidides.
Q uiso intervenir en los debates polí­
ticos, pero fracasó al principio debid o a
La Historia. Los primeros his­ sus deficientes condiciones físicas, pues
toriadores se llamaron logógraíos, era tartamudo, de voz apagada y ade­
manes torpes. T rabajó con em peño en
palabra que significaba prosistas, corregir sus fallas; estudió la dialéctica
por el hecho de no usar la poesía (arte de razonar) y los discursos de
en la redacción de sus obras. Na­ Pericles y otros oradores; aprendió m í­
rraron acontecimientos del pasado, mica b a jo la dirección de un actor y,
m ediante largos y tesoneros ejercicios,
mezclados con referencias geográ­ robusteció su voz a la par que consiguió
ficas y genealogías de reyes, y pre­ articular corrientem ente las palabras.
dominaba en todo ello el elemen­ Se dice que se afeitó media cabeza con
to fantástico y sobrenatural. el fin de quedar ridículo y no salir de
casa e interrumpir sus tareas.

Heródoto puede considerarse,


como el padre de la Historia, vo­
cablo que encierra el concepto de EL SABER GRIEGO
averiguación, consagrado por él, al
ponerlo como título de su libro.
Las distintas ciencias actuales
formaban, entonces, una ciencia
N ació en Halicarnaso, ciudad del Asia general del mundo o Cosmología,
M enor, y efectuó largos viajes, en el cultivada por pensadores.
curso de los cuales acum uló un copioso
material de noticias e inform es perso­
nales, las primeras no siempre verídicas,
y los segundos, en cam bio, generalmen­ E n el siglo —VI se hicieron fam osos
te exactos, pues era un agudo observa­ los siete sabios de G recia ; en realidad
dor. Con esa base escribió una obra .fueron más bien filósofos y moralistas,
dividida en nueve partes; las cin co pri­ que actuaron en diferentes ciudades;
meras tratan de los lidios, medos, per­ entre ellos figuraban Solón y Tales.
sas, babilonios y egipcios; las otras cua­ Se les atribuyen máximas com o las
tro, de las guerras médicas. siguientes: C onócete a ti mism o. E l sa­
ber es la m ejor riqueza. N o excederse
en nada. Escuchar m ucho y hablar
Tucidides, ateniense, escribió poco. Com ienza con lentitud y perse­
una Historia de la Guerra del Pe- vera con firmeza. La experiencia es
la madre de la prudencia. La mayor
loponeso. Jenofonte también ate­ desgracia es no saber soportar la des­
niense, compuso entre otras obras, gracia.

98
Los griegos dejaron de conside­ D e acuerdo con ese criterio, enseña­
ron la manera de com portarse en públi­
rar a las enfermedades como ma­ co, sobre tod o en política, y la forma
leficios de demonios, buscando las de persuadir a los demás a favor de las
causas naturales de su aparición; propias intenciones. Sus razonamientos
gracias a Hipócrates, progresaron no perseguían la verdad, sino la co n v e­
niencia. Justificaban su actitud con el
bastante en el diagnóstico de las aforism o “ nada es verdad ni m entira” .
dolencias por sus síntomas, y en
el conocimiento de las propieda­
des curativas de ciertas plantas y
sustancias. Sócrates, natural de Atenas, si­
guió la corriente de los sofistas, en
Los filósofos procuraron hallar cuyo número lo incluyeron sus
una explicación del Universo, su enemigos, sin caer en sus defectos.
origen y su verdadera naturaleza. Mientras los sofistas se jactaban
Pero carecían de aparatos adecua­ de saberlo todo, decía modesta­
dos, no tenían laboratorios, ni ob­ mente de sí mismo: “Sólo sé que
servaban métodos rigurosos de in­
no sé nada”.
vestigación, de manera que su ac­
tividad sólo se realizaba sobre la Enseñaba por medio de pregun­
base de razonamientos y por la tas hábilmente encadenadas, de
observación de la realidad, tal co­ manera que los oyentes alcanzaran
mo se presenta a nuestros sentidos. la verdad por su propio esfuerzo,
Los primeros filósofos discurrían o se convencieran de su error.
en grupos reducidos, mantenían en Consideraba como base del saber
secreto sus conclusiones y emplea­ la necesidad de “conocerse a sí
ban un lenguaje de significado mismo”.
distinto al común, sólo por ellos
conocido; los pertenecientes al mis­
mo grupo constituían una escuela.
Hipócrates.

Los más importantes pensado­


res de la primera época fueron
Tales y Pitágoras.

En el siglo - v aparecieron los


sofistas (de sofos: sabiduría), los
cuales, en lugar de encerrarse en
pequeños círculos secretos, divul­
garon sus conocimientos a cuantos
quisieron aprender y los convirtie­
ron en fuente de lucro, pues se
hacían pagar las lecciones. Aban­
donaron el propósito de conocer la
esencia y el origen del Universo,
que tanto había preocupado a los
filósofos anteriores, por conside­
rarlo superior a nuestra capacidad,
y concentraron su atención sobre
el hombre.

99
Se conservan de él diálogos de
suma perfección literaria, en los
cuales Sócrates es siempre el per­
sonaje principal.

Aristóteles, nacido en Macedo-


nia, fue por muchos años el alum­
no predilecto de Platón, que lo
llamaba la luz y la mente de su
escuela. Luego se encargó de la
educación de Alejandro de Mace-
donia. Vuelto a Atenas, reunió a
sus discípulos en el Liceo. Bajo
su dirección, formó comisiones con
los más adelantados, especializadas
Acusado de corromper a la ju­ en la observación y estudio de una
ventud, Sócrates fue condenado a rama del saber: botánica, zoología,
muerte en el año -399. anatomía, etc.; los resultados de
Platón, discípulo de Sócrates, su labor se recopilaron en libros.
profesó en un gimnasio de las Su obra principal fue un tratado
afueras de la ciudad, dedicado a de Lógica: ciencia y arte del ra­
Akademos, un héroe del Ática, por zonamiento, que llamó Organón,
cuya razón su escuela se llamó la es decir, instrumento (para llegar
academia. a la verdad).

La muerte de Sócrates. Este cuadro de J. L. David muestra al gran filósofo griego, sereno e
imperturbable, en el m omento de beber la cicuta. L o rodean sus discípulos, quienes dan mues­
tras de profunda angustia.

100
C A P I T U L O V i l

ALEJANDRO
EL HELENISMO

Ccrt sus conquistas, Alejandro ofreció al genio griego un escenario


adecuado a su grandeza. La cultura helénica alccnzó de ese
modo una jerarquía universal.

La guerra del Peloponeso

El engrandecimiento de Atenas éstos y aquélla, terminados por


despertó los recelos de los otros treguas, que eran simples suspen­
estados griegos, y particularmente siones de la lucha. La crisis pro­
los de Esparta. Aún antes de que vocó finalmente la llamada guerra
finalizaran las guerras médicas, es­ del Peloponeso, la más general,
tallaron conflictos armados entre pues abarcó a todo el mundo helé-

101
nico, desde Sicilia hasta el litoral te; el hacinamiento y la falta de
de Asia Menor; la más duradera, higiene la propagaron'con rapidez,
puesto que, con algunos intervalos, causando millares de víctimas, en­
se extendió desde el -431 al -404; tre las cuales figuró Pericles.
y la más feroz y destructora, dado
que, al par que produjo la caída Cleón, hijo de un curtidor, asu­
de Atenas, originó la ruina y la mió el gobierno y en la isla de
postración de Grecia. Sfacteria frente a Pylos, obtuvo
Estas contiendas obedecieron a un triunfo sobre los espartanos, to­
diversas causas: 1) La competen­ mándoles 300 prisioneros. Por su
cia comercial entre Atenas y al­ parte, el rey de Esparta, tomó An-
gunas ciudades dóricas. 2 ) El de­ fipolis, centro del abastecimiento
seo de expansión de Atenas y Es­ de Atenas. Cleón partió a resca­
parta, colocadas al frente de sen­ tarla, pero fue derrotado, murien­
das confederaciones. 3 ) El anta­ do en la lucha lo mismo que su
gonismo político entre los aristó­ rival. El partido aristocrático ate­
cratas, apoyados por Esparta, y niense aprovechó las circunstancias
los demócratas, sostenidos por Ate­ para celebrar la paz.
nas. 4 ) La antipatía latente entre
dorios y jonios.
La expe d ic ió n de S iracusa .
Algunos años más tarde, Atenas
La guerra del Peloponeso suele
cayó bajo la influencia de Alcibía-
dividirse en tres períodos: la gue­
des, sobrino de Pericles, joven am­
rra de los diez años, la expedición
bicioso y dado a raros caprichos,
a Siracusa y la guerra de Decelia.
pero inteligente, audaz y elocuente.
Atenas contaba con una escua­
dra, con recursos y con la liga de
U n día, siendo niño, mientras jugaba
Délos; Esparta carecía casi de flo­ al tejo con otros com pañeros en una
ta y de tesoro, pero tenía mejor estrecha callejuela, un carrero les gritó
ejército; Persia le proporcionó di­ que se hiciesen a un lado para dejar
nero y naves en abundancia. En pasar su vehículo. “ Espera prim ero que
term inem os el partido” , contestó Alci-
muchas ciudades, las facciones bíades. “ N o tengo tiem po que perder” ,
partidarias de uno y otro rival se replicó el conductor e hizo ademán de
combatieron encarnizadamente. azuzar sus bestias; entonces aquél se
arrojó al suelo y le d ijo : “ Pasa, pues,
pero sobre mi cu erpo” .
H om bre ya, encerró a un pintor en
La guerra de los diez años
su casa y no lo d ejó salir hasta que
(-4 3 1 a -4 2 1 ). Las primeras terminara de decorarle una sala, trabajo
operaciones consistieron en corre­ que el artista se resistía a ejecutar.
rías del ejército espartano, que T en ía un perro fam oso por la belleza
de su cola; cuando la gente dejó de
arrasó el Ática obligando a la po­ ocuparse del animal, se la hizo cortai
blación a concentrarse en su ca­ para que volvieran a hablar de él.
pital, y en expediciones marítimas
de los atenienses que devastaron
el litoral del Peloponeso. D os ciudades jónicas de Sicilia,
amenazadas por la de Siracusa, de
En —429 estalló una peste en origen dórico, solicitaron el soco­
Atenas, traída al parecer por los rro de Atenas. Alcibíades consi­
tripulantes de un barco de Orien­ guió que la ecclesia lo concediera.

102
En —415 zarpó una expedición L a guerra de D e c e l ia . L os

de 134 naves y 10 000 hombres al espartanos consiguieron fortificar­


mando de tres jefes, uno de los se en Decelia, localidad próxima a
cuales era Alcibíades. Atenas, y desde allí la hostilizaron
Al llegar a Sicilia no se pusie­ y promovieron intrigas con los
ron de acuerdo sobre las operacio­ aristócratas de la ciudad.
nes, y perdieron lastimosamente
Por su parte, la escuadra ate­
el tiempo; en cambio Siracusa con­
niense, reconstruida con grandes
solidó sus fortificaciones y recibió
sacrificios, consiguió éxitos en el
el auxilio de una flota doria, man­
mar Egeo. Esparta con la ayuda
dada por un hábil general espar­
persa, equipó una armada po­
tano.
derosa que puso bajo el mando
de Lisandro. Éste deshizo a los
Alcibíades, llam ado a Atenas para enemigos en Egospotamos y luego
responder a una acusación de sacrilegio,
sitió y ocupó Atenas (-4 0 4 ).
huyó a Esparta, traicionando a su pa­
tria. Pasó luego al Asia M enor, donde
fue huésped de un sátrapa, y consiguió La Liga de Délos quedó disuel­
volver a Atenas, después de obtener el ta, y el imperialismo ateniense lle­
perdón de sus faltas. Pero a raíz de gó a su término.
una derrota que sufriera su escuadra,
alejóse nuevam ente, term inando por p e­
recer en una emboscada que le ten­
dieron los persas. C o n f l ic t o s entre las c iu d a ­
Después de su vic­
d e s g r ie g a s .
El sitio de Siracusa fracasó por toria, Esparta dominó militarmen­
com pleto; el ejército ateniense te al mundo griego. En Atenas,
fue aniquilado y la escuadra des­ los aristócratas gobernaron por
truida. medio de un consejo llamado de
los treinta tiranos, que inició una Agesilao, rey de Esparta, em­
era de despojos y violencias con­ prendió poco después una campa­
tra sus adversarios. Un grupo de ña al Asia Menor, donde derrotó
desterrados lo derribó al poco a los persas que pretendían recu­
tiempo, restableciendo la demo­ perar el litoral.
cracia.
Con el objeto de detener su
A gesilao . A pesar de su po­ avance, el sátrapa consiguió, a
lítica de astucia y soborno, la de­ fuerza de dinero, que Atenas, Te-
bilidad del imperio persa presa­ bas y Corinto hicieran la guerra a
giaba su próxima caída. Esparta. Lisandro, enviado a com­
batirlas, murió en un encuentro.
Agesilao debió entonces regresar
y trabarse en lucha con sus ene­
Un episodio, ocurrido en el año -4 0 1 :
la expedición d e los diez m il reveló el
migos durante varios años.
grado de su decadencia militar.
El príncipe Ciro, sátrapa de Lidia,
organizó un ejército para derribar a su
Esparta se reconcilió con los
’hermano mayor, el gran rey; pero cayó persas por un tratado, en el que
m uerto en la batalla de Cunaxa (cerca les reconocía el dominio de las
de B a b ilon ia) y sus fuerzas se desban­ colonias griegas del Asia Menor,
daron. D iez m il m ercenarios griegos que
form aban parte de ese ejército, priva­ a cambio de su alianza. Esta ven­
dos de su je fe por una traición, eligie­ taja le permitió poco después fir­
ron otros conductores, entre ellos Jeno­ mar la paz con las ciudades ri­
fonte, y volvieron a su patria después
vales.
de recorrer 3 000 K m al precio de p e­
nosas fatigas, sin que nadie se animara
a detenerlos

Dominación temporaria de Te-


bas. Los espartanos dominaban
la ciudad de Tebas, pero los teba-
nos consiguieron desalojarlos, y
aliados con Atenas. iniciaron una
nueva guerra contra Esparta.

En -371 los tebanos, mandados


por un gran jefe llamado Epami-
nondas; derrotaron a sus enemigos
en Leuctres. Después de muchas
peripecias los vencedores invadie­
ron el Peloponeso donde consiguie­
ron un segundo triunfo en Man-
tinea; pero Epaminondas pereció
en la acción. Su muerte terminó
con el predominio tebano. Hubo
entonces un equilibrio entre las
tres ciudades: Esparta, Tebas y
Atenas ninguna de las cuales era
capaz de vencer a las otras dos
unidas.

104
Macedonia Organizó un poderoso ejército
permanente, bien adiestrado, com­
puesto de hoplitas, armados de
La Macedonia era un país de largas lanzas, y dispuesto en fa­
montañas boscosas y llanuras con lange, rectángulo de 256 hombres
cereales, viñedos y praderas donde de frente por 16 de fondo; de in­
se criaba una gran cantidad de fantería ligera; de honderos, desti­
caballos. Estaba habitada por un nados a luchar en guerrillas; y de
pueblo de cazadores, pastores y jinetes cubiertos por una armadu­
campesinos, admitidos en los jue­ ra de hierro. Su material de sitio
gos olímpicos, lo que significaba (máquinas, torres rodantes, etc.)
ser considerados de raza helénica. era superior a cuanto había exis­
Sus reyes fundaron la ciudad de tido en Grecia.
Pella, cerca de la frontera griega.
Poco después, Filipo II comen­
F II. En su juventud Fi-
il ip o zó a aplicar su plan. En un año
lipo, príncipe macedónico, fue lle­ ocupó el litoral macedónico del
vado como rehén a Tebas, donde mar Egeo mediante la conquista
permaneció junto a Epaminondas. de las ciudades dependientes de
Adquirió allí un profundo conoci­ Atenas. Al mismo tiempo ingresó
miento de la política griega y sus
defectos, y concibió el ambicioso
propósito de ejercer en ella un En esta escultura que adornaba la tumba de un
papel predominante. En el año guerrero caído en las guerras entre Atenas y
Esparta, se destacan los detalles del atavío m i­
-3 5 9 ascendió al trono. litar.

Sus planes perseguían tres pro­


pósitos: 1) mejorar la organiza­
ción de su reino y darle una salida
al mar, de que carecía, pues el li­
toral estaba ocupado por colonias
atenienses; 2 ) unificar Grecia ba­
jo su dirección, aprovechando el
estado de división y debilidad en
que se encontraba; 3 ) proseguir la
guerra contra el imperio persa.
Para alcanzar sus fines empleó
con singular acierto tres medios
principales: la astucia, el soborno
y la fuerza.
Fomentó con hábiles intrigas
las rivalidades entre los estados
griegos, y utilizó las ocasiones pro­
picias para intervenir en los con­
flictos de éstos.
Entregó dinero a oradores y po­
líticos para asegurarse el apoyo de
sus respectivas ciudades.

105
vencedor impuso a Tebas duras
condiciones y otras algo más sua­
ves a Atenas, por la cual había
sentido siempre gran admiración.
Un congreso, reunido en Corin­
to, al que asistieron los delegados
de los estados griegos menos Es­
parta, fundó una liga presidida por
Filipo con el objeto de atacar al
imperio persa. Pero el rey mace-
donio no pudo realizarlo, pues fue
asesinado en su capital, cuando se
disponía a ponerse en campaña
(-3 3 6 ).

en la anfictionía protectora del


oráculo de Delfos, lo que le per­ ALEJANDRO
mitió intervenir en guerras religio­
sas, y ocupar Tesalia.
Le sucedió su hijo Alejandro,
La lucha final estalló en el año de 20 años de edad. Era éste de
-340. Tebas y Atenas se aliaron gallarda presencia, dotado de una
contra Filipo, pero en -3 3 8 fue­ inteligencia clara y genial y de
ron derrotadas en Queronea. El una viva imaginación, exaltada
por los poemas de Homero, que
\ sabía de memoria. Aristóteles lo
' / v N ------
/ MA C E DO NI A X educó, y su profesor de gimnasia
lo adiestró en los más rudos ejer­
cicios corporales.
Numerosas anécdotas demues­
tran las condiciones de Alejandro:

A l tener noticias de los éxitos de F i­


lipo, exclam ó: “ ¿M i padre lo hará to­
do? ¿N o me dejará entonces nada gran­
de y glorioso para realizar?” .
En la corte había un caballo, llam ado
B ucéfalo, reputado com o ingobernable;
Alejandro consiguió dom arlo y conver­
tirlo en su animal favorito y com pañero
de todas las campañas; hizo pintar su
imagen por Apeles, el más grande ar­
tista de ia época, y designó con su
nom bre una ciudad.
Al partir para su expedición contra
Persia, repartió sus bienes y dinero en­
tre los amigos. “ ¿Qué guardas para ti?” ,
le preguntó uno de ellos. “ La esperan­
za” , contestó.
En la batalla de G ránico se arrojó
im petuosamente contra el enemigo, se­
guido apenas p o r u n os p o c o s soldados.

106
La batalla de Isso, entre A lejandro y Darío. Este m osaico, descubierto en Pom peya, sin.#¿oliza
el enfrentamiento de dos grandes potencias, cada una de ellas portadora de una cultura y una
tradición diferentes. Pese a que muchas partes del mosaico se han perdido, todavía se puede
apreciar la figura de D arío, quién em prende la fuga en su carro de guerra, protegido por sus
huestes. En el extrem o izquierdo A lejandro, a caballo, hace proezas con su lanza.

R odead o de adversarios, estuvo a punto los demás aliados se apresuraron


de sucumbir, salvando la vida gracias a
la intervención de Clito, h ijo de su no­
a pedir la paz. Un segundo con­
driza. En todos los encuentros marchó greso reunido en Corinto en el año
al frente de la caballería. -335 confirmó los poderes otor­
D urante la campaña en el Asia M e­ gados a Filipo. Alejandro partió
nor contrajo una grave enferm edad. Su
m édico le preparó un rem edio, mas en
al año siguiente para el Asia, al
el m om ento de tom arlo recibió una car­ frente de una expedición compues­
ta donde le decían que desconfiara de ta de 40 000 infantes y 5 000 ji­
él porque iba a envenenarlo. Alejandro netes.
tendió la carta al m édico y, al mism o
tiem po, b eb ió todo el contenido del
vaso. La conquista del imperio persa
(-3 3 4 a -3 3 0 ) puede dividirse en
tres etapas: 1) la ocupación del
Pero Alejandro tenía el defecto Asia Menor; 2 ) la de Siria, Pa­
de entregarse sin medida al vicio lestina y Egipto y 3 ) la lucha
y a los placeres. Sin duda alguna, final.
el vicio minó su robusto organis­
mo y contribuyó a su muerte pre­
Conquista del Asia Menor. A le­
matura.
jandro cruzó el estrecho de los
Dardanelos. Darío III, soberano
G uerras de A l e ja n d r o . Ape­ persa recientemente ascendido al
nas coronado, marchó al Danubio trono, envió en su contra un ejér­
Para afirmar la frontera del norte. cito, que fue derrotado a orillas
Durante su ausencia, Tebas en­ del río Gránico. Sin otra resisten­
cabezó un levantamiento: pero el cia, los invasores se internaron en
rey macedonio regresó a marchas el Asia Menor, hasta la ciudad de
forzadas, la tomó y la destruyó; Gordio.

107
Encontrábase allí un carro cuyo eje bio de la cesión de la parte de su im ­
estaba sujeto con un nudo tan difícil perio situada al oeste del Éufrates, la
de desatar, que el oráculo había profe­ mano de su hija y una indemnización
tizado el im perio del m undo a quien de 100.000 talentos (4 5 0 m illones de
fuera capaz de conseguirlo. A lejandro p esos). E l anciano Parm enio, al oír
resolvió la dificultad cortándolo con su estas condiciones, exclam ó: “ Y o acep­
espada. taría si fuese A lejan dro” . Y éste re­
p licó vivam ente: “ Y o tam bién si fuese
Parm enio” .
Conquista de Siria, Palestina y
Egipto. Darío III, con sus m ejo­
res tropas, trató de detenerlo en Continuando su marcha ocupó
la estrecha llanura de Isso, entre Egipto. Visitó el oráculo de Amón,
la montaña y el mar; pero sufrió en un oasis del desierto de Libia,
un completo desastre. La familia cuyos sacerdotes lo llamaron hijo
del gran rey cayó en poder del de dios, concepto que el conquista­
vencedor, quien la trató con todo dor debía recoger más tarde.
respeto. Sin preocuparse por el En la extremidad oeste del del­
momento de su adversario, Ale­ ta, entre el mar Mediterráneo y
jandro tomó los puertos para pri­ un lago, fundó la ciudad de Ale­
var de sus bases a la importante jandría.
escuadra persa, que amenazaba su
retaguardia. Las ciudades se en­
tregaron sin combatir, salvo Tiro, La lucha final. El ejército ma-
que fue ocupada tras un obstina­ cedonio retornó al Asia, cruzó el
do sitio. Éufrates y el Tigris, y cerca de
las ruinas de Nínive, en el campo
D arío envió un mensaje a su afortu­ de Arbeles, chocó por tercera vez
nado enem igo pidiéndole la paz a cam ­ con las tropas de Darío, desbara-

108
tandolas definitivamente. El sobe­ Asia Central, esa contrariedad se
rano persa huyó hacia el mar Cas­ convirtió en conspiración. Alejan­
pio, estrechamente perseguido; un dro la castigó con tremenda ener­
sátrapa lo hizo asesinar durante gía, sin vacilar ante el sacrificio
la fuga; Alejandro ordenó el cas­ de las personas que le eran más
tigo de éste y el sepelio solemne queridas.
del gran rey, de quien se proclamó
La organización política exis­
sucesor. tente fue conservada. Junto al sá­
trapa, Alejandro nombró un estra­
tego, jefe de las fuerzas, y un ins­
Campañas posteriores. Dirigién­
pector de finanzas. Mantuvo el
dose hacia el este del Irán, Ale­ sistema de impuestos y tributos,
jandro conquistó la Bactriana y concedió grandes honores a los sa­
la Sogdiana, regiones pobladas por cerdotes caldeos y a los magos,
tribus indómitas que le opusieron dejó en sus cargos a casi todos los
tenaz resistencia. Posteriormente empleados nombrados por Darío,
alcanzó el valle del río Indo. Pro­ y formó una guardia real en la
yectaba dirigirse a la región del que figuraban muchos nobles de
río Ganges; pero los soldados, se los países vencidos.
negaron a seguirlo. El gran con­
quistador regresó entonces, divi­
diendo el ejército en tres colum­ El helenismo
nas: dos marcharon a través de
desiertos donde sufrieron grandes Alejandro favoreció empeñosa­
padecimientos; la tercera, lo hizo mente el casamiento de griegos
por mar. con orientales. Diez mil de sus
La intensa labor realizada por soldados contrajeron enlace con
Alejandro, la fatiga de sus con­ mujeres persas y recibieron es­
tinuas expediciones, los excesos de pléndidos regalos; de ese modo fo­
sus orgías y las condiciones des­ mentaba la fusión de razas. Al
favorables del clima, le acarrea­ mismo tiempo impulsó la inmigra
ron una enfermedad a consecuen­ ción griega. Los mercaderes, sol­
cia de la cual murió, después de dados y aventureros venidos de
diez días de intensa fiebre (-3 2 3 ). Europa, instalaron colonias ubica­
Tenía 33 años de edad. das en lugares estratégicos, hasta
en los sitios más remotos del Im­
perio.

O rganización del I m p e r io .
Alejandro casó con una princesa
del lejano país de Sogdiana y tam­ CARACTERÍSTICAS E INFLUENCIA
bién con una hija de Darío; exigió
que lo considerasen dios, y lo ado­ Las conquistas extendieron las
rasen como a tal. D e esta manera rutas comerciales al Asia Central
implantó entre los griegos la mo­ y a la India. Los puertos y ciuda­
narquía absoluta y teocrática de des, jalonados con gran acierto a
Oriente. El cambio disgustó pro­ lo largo de las rutas, favorecieron
fundamente a sus compañeros, y el intercambio y no tardaron en
mientras realizaba la campaña al convertirse en ricos emporios.

109
El héroe macedónico soñó con cuyas obras fueron minuciosamen­
eí establecimiento de la homonoia. te analizadas y criticadas. Como
un régimen de paz y armonía en­ géneros n u e v o s aparecieron los
tre todos los pueblos, amparado epigramas, poesías breves de ca­
por un estado universal. rácter amatorio o satírico, y los
idilios, poemas pastoriles.
La cultura griega, íntimamente
refundida con la oriental, dio ori­
La arquitectura se destaca por
gen a la llamada cultura helenís­
el lujo y la grandiosidad; empleó
tica o alejandrina.
con profusión columnas de már­
Las ciencias se emanciparon de moles y piedras de colores, con
la filosofía. En astronomía, Aris­ capiteles y revestimientos de bron­
tarco determinó el movimiento de ce dorado; mosaicos y artesonados
la tierra alrededor del sol y en de madera fina. Entre los princi­
torno de su eje, y Eratóstenes pales monumentos pueden citarse
realizó la primera medición del el nuevo templo de Artemisa en
meridiano terrestre. En matemá­ Éfeso, el mausoleo de Halicarnaso
ticas sobresalieron Euclides, ver­ y el altar de Pérgamo.
dadero fundador de la geometría,
y Arquimedes de Siracusa, a quien En la escultura sobresalió Praxi-
se deben, además, importantes le­ teles.
yes de física.
También adelantaron las cien­ A este período pertenecieron los au­
cias naturales, la medicina, la geo­ tores de la Venus de M ilo, la Diana de
Versalles y el A p olo de Belvedere, ar­
grafía y la gramática. tistas algo anteriores a la cultura hele­
nística. Las estatuas adquirieron m ayor
La literatura alejandrina se con­ expresión, y se m odelaron bustos que
cretó a imitar los autores antiguos, reproducían fielm ente al m odelo.

110
Los cuadros pintados sobre las
paredes, o en tablas de madera,
con colores preparados con cera
derretida, alcanzaron un nivel de
perfección equiparable a las otras
manifestaciones artísticas. No han
llegado hasta nosotros, pero pode­
mos formarnos una idea de ellos
a través de algunas obras roma­
nas, encontradas en Pompeya, re­
producciones o imitaciones de los
modelos griegos.

Apeles fue el más célebre pin­ S us calles se corta b a n en á n g u lo rec­


tor; trazó varios retratos de Ale­ to p a ra le la m en te a d os grandes a v e n i­
das, en c u y o cru ce estaba el m a u soleo
jandro Magno y escenas de sus
qu e c o n ten ía el c u e r p o d e A le ja n d ro .
principales batallas. L le g ó a ten er 1 0 0 0 000 d e habitantes.
Dos artes típicamente alejan­ E n tre sus p rin cip a le s m on u m en tos fig u ­
drinas fueron el mosaico y la glíp­ ra b a n : el Faro, torre d e m á rm ol de

tica. El primero formaba cuadros,


adornos y g u a rd a s decorativas,
con infinidad de piedrecillas pla­
nas de diferentes colores, unidas
con una masilla pintada.
La glíptica o tallado en mate­
rias duras: marfil, coral, hueso,
ágatas, topacios, esmeraldas labró
con admirable precisión bustos y
figuras con las que se hacían pri­
morosos camafeos.

A l e j a n d r í a . Durante varios si­


glos, Alejandría, capital de Egipto,
fue el centro comercial, cultural
y político de mayor influencia en
el mundo antiguo.

En la guerra de T roya, al ofrecer los griegos a


los troyanos el legendario caballo, Laoconte se
habría opuesto a aceptarlo. La diosa Atenea,
protectora de los griegos, envió dos grandes ser­
pientes que estrangularon a Laoconte y a sus
bijos. La escultura, debida a Agesandro (siglo
I a.C. ) interpreta esta leyenda.

111
135 m de alto, levantada en la isla batalla de Ipso (-3 0 1 ), el imperio
de ese nom bre a la entrada del puerto.
q u e d ó definitivamente desmem­
La B iblioteca contenia 400 000 volú­
menes manuscritos y el Serapeo, bib lio­ brado.
teca anexa, otros 300 000; el M useo
(p a la cio de las musas) poseia am plios
salones de conferencias, gabinetes de
En Europa quedó el reino de
colecciones científicas, observatorio as­ Macedonia, a favor de los descen­
tronóm ico y jardines botánicos y zooló­ dientes del general Antígono.
gicos. A su recinto llegaron a concurrir
14 000 alumnos venidos de todas partes En Asia, los descendientes de
para estudiar en alguna de sus cuatro Seleuco, otro jefe, fundaron un
escuelas: de M atem áticas, Astronom ía,
Literatura y M edicina. vasto imperio que al principio
abarcó todos los dominios asiáti­
cos; pero luego se redujo consi­
derablemente. El estado de los
seléucidas, llamado reino de Siria,
D e s m e m b r a m ie n t o del im p e ­ tuvo su capital en Antioquía, que
rio de A l e ja n d r o . A lejandro no
rivalizó con Alejandría en impor­
d ejó heredero capaz ni sucesor de­
tancia. En Asia Menor se formó,
signado. Según la tradición, sus
entre otros, el reino de Pérgamo,
generales se disputaron el poder
famoso como centro de cultura.
mientras velaban aún el cadáver
del gran conquistador. Después En África, los ptolomeos funda­
de largas luchas terminadas con la ron el reino de Egipto.

112
C A P I T U L O Vi l i

LOS PUEBLOS DEL


MEDITERRÁNEO
O C C ID E N T A L

Los países de¡ Mediterráneo situados al oeste del canai de Si


cilio, apenas salidos de la prehistoria, ofrecieron un campo pro­
picio a la expansión de las civilizaciones de Oriente y un asiento
a la futura grandeza de Roma.

España

Forma parte de la península Pirineos la separan del resto de


ibérica, r o d e a d a por el océano Europa.
Atlántico al norte, oeste y parte Comprende una gran meseta
del sur, y por el mar Mediterrá­ cortada por profundos valles, que
neo al sur y al este. Los montes recorren ríos de escaso caudal, y

| ESPAÑA PRIMITIVA |

Estrecho de G ib ra lta r

113
dos fértiles llanuras bañadas por Figuran entre los pueblos más
los ríos Ebro, al este, y Guadal­ antiguos: los vascos, en ambas
quivir, al sur. El estrecho de Ji- pendientes de los Pirineos occi­
braltar la separa de África. En el dentales; los íberos, ocupantes de
Mediterráneo se encuentra el ar­ la parte sur, miembros probable­
chipiélago de las Baleares. mente de una vieja raza llama­
El clima es muy variable en la da mediterránea, que comprende
meseta, con inviernos fríos y vera­ también a los lígures y egeos; y
nos ardientes, pero es más unifor­ los celtas, ubicados en la región
me en los litorales. del este. Más tarde los celtas se
Entre sus riquezas naturales, mezclaron con los íberos en el
en la antigüedad eran especial­ centro de la península, formando
mente explotadas las minas de co­ un nuevo pueblo, llamado celtí­
bre y plata, el ganado lanar, el bero.
trigo, la vid y el olivo.
Los íberos estaban divididos en
numerosos grupos independientes,
resultantes de la fusión de clanes
PUEBLOS PRIMITIVOS DE ESPAÑA primitivos; eran muy belicosos,
seminómadas, y poseían ciudades
L o s t a r t e s s i o s . España estuvo fortificadas que les servían de am­
habitada desde los tiempos pre­ paro y refugio. Estaban goberna­
históricos, como lo demuestran los dos por jefes electivos y vitalicios.
numerosos utensilios, armas y ob­ Adoraban los astros, principalmen­
jetos de alfarería, las magníficas te la luna, y los fenómenos na­
muestras de arte rupestre de las turales.
cuevas de Altamira (al norte, cer­
ca de Santander) y de Alpera (al El contacto con los fenicios
sur, cerca de Albacete), y los dól­ y griegos desarrolló notablemente
menes y menhires que se encuen­ sus condiciones artísticas. Expo­
tran especialmente en Galicia, Ca­ nente de ello es el busto conocido
taluña y las Baleares. con el nombre de La dama de
Elche, lujosamente ataviada y con pueblo más poderoso y conocido
la cabeza adornada por un rico por los extranjeros. Defendió vi­
tocado. Acaso sea imagen de una gorosamente su independencia y
diosa, de una sacerdotisa, o de la luchó contra los cartagineses en
esposa de algún jefe. Igualmente la segunda guerra púnica.
notables son los objetos de cerá­ Los íberos o c u p a r o n además
mica y las joyas finamente cin­ una porción considerable de Fran­
celadas. Se han hallado inscrip­
cia, de donde fueron desalojados
ciones, pero hasta la fecha no
por los celtas, conocidos por los
pudieron ser descifradas.
Sobresalieron entre los íberos romanos con el nombre de galos.
los tartessios, que ocupaban el te­ Éstos tuvieron una organización
rritorio comprendido entre los ríos semejante a la de los íberos. Sus
Guadiana y Guadalquivir, exten­ sacerdotes, los druidas, gozaban
diéndose luego por la actual An­ de gran prestigio. Ofrecían a los
dalucía. dioses, especialmente al sol, sacri­
Fueron por mucho tiempo el ficios humanos.
D e acuerdo con su índole co­
mercial, los fenicios no trataron de
conquistar el país, limitándose a
mantener un activo tráfico con los
nativos.
Por el siglo -v i, los griegos des­
alojaron lentamente a los feni­
cios. En Galia (Francia) funda­
ron Marsella; en España crearon
diversas colonias, entre las cuales
figuraban Sagunto y Hemerosco-
piort, ambas en la región de Va­
lencia.
No procuraron mezclarse con
los indígenas, pero influyeron en
su cultura en grado apreciable;
introdujeron el uso de la moneda
y dejaron hermosas estatuas de
bronce y mármol, como la que re­
presenta a Esculapio, dios de la
medicina, hoy en el museo de
Arte y Arqueología de Barcelona.

Figurilla de barro denominada dama de Ibi-


xa, testimonio de la influencia fenicia en
España. Observe la riqueza de los adornos
de la vestimenta y el tocado; la rigidez del
cuerpo, la desproporción que hay entre la
gran cabeza y el tronco. Com pare esta figu­
ra con la dama de Elche (p á e. 1 1 3 ).

C o lo n izació n g r e c o f e n ic ia
Los fenicios fundaron numerosas
factorías en las costas del M edi­
terráneo occidental y del Atlán­
tico (en las proximidades del es­
trecho de Jibraltar). En España
alcanzaron gran prosperidad Ga-
des (C ádiz), Malaca (M álaga) e
Hispalis (Sevilla). La primera
llegó a ser una gran ciudad, con
suntuosos templos y palacios.
Al vender los productos de su
industria contribuyeron a civilizar
los pueblos ibéricos.

116
C a r ta g o ñol, devolviendo su antiguo es­
plendor a Gades, y extendió su
poder sobre la costa africana, des­
de el estrecho de Jibraltar hasta
Un grupo de fenicios, fugitivos Libia. Entabló, mediante carava­
por razones políticas de la ciudad nas, un tráfico regular con las tri­
de Tiro, fundó en el año -8 1 4 la bus del interior de África.
ciudad de Cartago, en África, so­
bre el paso que une las cuencas Sus naves de comercio llegaban
occidental y oriental del M edi­ hasta el sur de Inglaterra y el
terráneo. actual Senegal, en África.
Más tarde, durante sus guerras
con Roma, c o n q u is t ó la mayor
Una leyenda cuenta que el rey del parte de la península ibérica.
lugar quiso oponerse al desem barco de
los extranjeros. Éstos le pidieron que
les vendiera únicam ente el terreno abar­
cado por una piel de buey. R ióse el
monarca ante lo singular del pedido y Italia
aceptó la propuesta. Los. fenicios sacri­
ficaron la res, la desollaron y cortaron
la piel en tiras m uy delgadas que pu­
sieron una a continuación de otra; de Italia es una península situada
esa manera, según lo estipulado, abar­ en el centro del mar Mediterrá­
caron dentro del contorno un espacio neo. Tiene como límites natura­
suficiente para levantar un pequeño
les: al norte, la cadena de los
fuerte.
Alpes; al este, el mar Adriático;
al oeste, el mar Tirreno, y al sur,
el mar Jónico.
La nueva ciudad no tardó en
prosperar y ensancharse gracias a Está recorrida por los montes
la inteligencia y actividad de sus Apeninos, cuya altura máxima se
ocupantes. Fue gobernada por dos aproxima a los 3 000 m. El suelo,
jefes electivos anuales, llamados muy volcánico, sujeto a frecuentes
sufetes, pero el mando efectivo era terremotos, presenta algunas lla­
ejercido por un consejo y un tri­ nuras fértiles atravesadas por ríos
bunal compuesto por los grandes de variable caudal.
mercaderes y terratenientes.
Equipó una flota poderosa que
le aseguró el dominio del M edi­
terráneo occidental, y organizó un
ejército de mercenarios, en el que
se destacaban los honderos balea­
res y los jinetes númidas (pueblo
africano); su comando era confia­
do a generales cartagineses.
Enriquecida por el comercio,
Cartago colonizó la porción oeste
de Sicilia y las islas de Cerdeña,
Córcega y Baleares. Rescató la
mayoría de los antiguos estableci­
mientos fenicios del litoral espa­

117
Al sur, la península se abre en gunos grupos invadieron Italia por
otras dos menores, separadas por el norte, e introdujeron el uso del
el golfo de Tarento; la áspera y bronce y ciertas industrias; más
montañosa Calabria, y la Apulia, tarde comerciaron con los egeos y
baja y arenosa. Entre los mares fenicios.
Tirreno y Mediterráneo se encuen­ En época incierta, quizá por el
tran las islas de Sicilia, Cerdeña, siglo —x ii , aparecieron los etrus-
Córcega, Elba y el archipiélago cos. Los griegos ocuparon el sur
toscano. y parte de Sicilia en el siglo -VIII.
El clima es suave, con un in­
Al fundarse Roma, los habitan­
vierno riguroso pero corto, y un
tes de Italia se distribuían así:
otoño lluvioso. Las principales ri­
En el norte, los etruscos ocupa­
quezas de Italia consistían en ce­
ban el valle del Po, teniendo al
reales, vid, olivo y ganado vacuno.
este los vénetos, de remotísima as­
cendencia, y al oeste los lígures,
PRIMITIVOS HABITANTES
también muy antiguos. El valle,
Desde la edad paleolítica exis­ conquistado posteriormente por los
ten rastros de habitantes en la galos, llegados de Francia en el
península. Al producirse la gran siglo -Vi, recibió el nombre de
dispersión de los indoeuropeos, al­ Galia Cisalpina.
Tum ba ctrusca llamada degh Stucchi. Los deudos se esforzaban por construir para sus muertos
moradas funerarias similares a las casas de los vivos. Las cámaras rectangulares estaban ricamente
decoradas, y había muebles com o los usados en vida. Los muertos se depositaban en nichos.

En el centro se radicaron: los Organizaron ciudades - estados,


etruscos y los latinos, en las lla­ gobernadas primero por reyes, y
nuras ribereñas del mar Tirreno; más tarde por la clase aristocrá­
otros pueblos, llamados itálicos, tica de los lucumones. Aunque
en el interior. independientes, formaron dos con­
En el sur, los griegos formaron federaciones: una, en la comarca
la Magna Grecia, que era la por­ que recibió de ellos el nombre de
ción más rica y civilizada de Ita­ Etruria, y otra, limítrofe de la
lia; sólo allí existían ciudades como Magna Grecia.
Sircusa, Nápoles y Tarento, de ac­ Fueron excelentes agricultores,
tivo comercio, y dotadas de mag­ capaces de desecar pantanos y
níficos monumentos. En Córcega, construir canales de riego; explo­
Cerdeña y Sicilia, los cartagineses taron las minas de hierro de la
poseían gran número de colonias. isla Elba y trabajaron el oro, el
bronce y el cobre; fabricaron ar­
Los e t r u s c o s . Es probable que tículos de alfarería, copas y lám­
los etruscos llegaran a Italia por paras. Navegaron por los mares
mar, procedentes del Asia Menor, Tirreno y Mediterréneo, entregán­
com o consecuencia del desplaza­ dose con frecuencia a la piratería.
miento de pueblos resultante de Su comercio fue próspero.
la invasión dórica y la caída de La religión etrusca era politeís­
la dominación minoica. ta: comprendía dioses de la na­
Eran de baja estatura, robustos, turaleza y de las regiones infer­
de tez oscura, nariz aguileña y nales, a los que agregaron otros
cabello ondulado. de origen griego y latino.

119
con vivos colores, reproducción
exacta del modelo; en arquitec­
tura usaron la bóveda semiesféri-
ca. Son notables sus obras de in­
geniería hidráulica, provisión de
agua potable y desagües cloacales.
Escribían con letras griegas, pero
en un idioma hasta hoy descono­
cido, que se dejó de hablar en el
siglo -i.
Los etruscos ejercieron una po­
Los etruscos se destacaron en la realización de
derosa influencia sobre los pueblos
estatuas de bronce fundido. Una de las más itálicos. Roma les debió lo mejor
famosas es esta quimera hallada en Arezzo, res­ de su primitiva cultura.
taurada por Benvenuto Cellini, artista del R ena­
cimiento. Se encuentra en el museo arqueológi­ Cartagineses, griegos y etruscos
co de Florencia.
se disputaron el predominio de
Italia. Los griegos de Siracusa
Practicaban la adivinación y rendían detuvieron el avance cartaginés
cu lto a los muertos, cuyas tumbas se
en Sicilia en el año —480, y seis
alineaban en com partim ientos de varios
pisos, en vastas salas subterráneas. En años después d e r r o ta r o n a los
los funerales de personas importantes etruscos en la batalla naval de
efectuábanse duelos mortales, origen de Cumas. Pero no supieron sacar
los com bates de gladiadores.
provecho de sus victorias y se pro­
dujo una situación de equilibrio
Su arte alcanzó un apreciable entre los tres rivales, que sería
nivel, especialmente en la cerámi­ aprovechada por Roma para ven­
ca; modelaron estatuas, pintadas cerlos sucesivamente.

Pintura etrusca de una tum ba de Tarquinia, que ilustra un episodio m ítico de origen griego. E l
joven troyano Troilo se acerca a una fuente coronada por dos toros, uno de los cuales vierte el agua,
para dar de beber a su caballo. Detrás de la fuente asoma el héroe Aquiles, quién perseguirá
a T roilo hasta darle muerte.

120
C A P I T U L O IX

ROMA
LA REPÚBLICA
LAS CONQUISTAS

Una pequeña ciudad consiguió fundar el más grande estado de


la Edad Antigua gracias al patriotismo, la disciplina fam iliar y
social, la entereza ante la desgracia y la labor tesonera de sus
ciudadanos.

Fundación de Roma

Según la leyenda, Eneas, prín­ en premio una porción de terreno,


cipe de Troya, logró huir de esa sobre la cual Rómulo fundó la
ciudad al ser destruida por los ciudad de Roma, el 21 de abril
griegos; tras mucho ambular, des­ de -753.
embarcó en el país de los latinos,
R óm u lo trazó un recinto cuadrangu-
donde casó con la hija de un rey. lar con un arado de bronce, levantán­
Sus descendientes gobernaron la dolo en el espacio destinado a las puer­
ciudad de Alba. Uno de ellos, tas. En su interior excavó una fosa que
rellenó con tierra traída de A lba; sobre
Numitor, fue destronado por su ella erigió un altar en honor de los
hermano. Dos n i ñ o s mellizos: antepasados y los dioses protectores de
Rómulo y Remo, nacidos del dios la com arca. R óm u lo m ató a R em o por
Marte y de la hija de Numitor, haber saltado sobre el surco del recinto
que no debía hollarse, por su carácter
fueron abandonados junto al río sagrado. A fin de procurarse mujeres,
Tíber, donde los amamantó una los fundadores raptaron algunas don ce­
a hasta ser recogidos por pas­ llas sabinas, pertenecientes a un pueblo
tores. Convertidos en jefes de una vecino. Los deudos acudieron a res­
catarlas, pero por intercesión de las
anda de aventureros, repusieron mismas pactaron la unión de ambos
en el trono a su abuelo, recibiendo pueblos.

1 21
E l rom ano resultó de la cruza de la­
tinos, sabinos y etruscos. Era de peque­
ña talla, m oreno y musculoso. F ue un
trabajador rudo e incansable, tenaz en
sus empresas, sobrio y sencillo, obser­
vador y práctico, disciplinado y patrio­
ta. Am aba la posesión de la tierra y
de la riqueza y deseaba constantemente
aumentarlas. Su afán insaciable de acu­
mular, lo hizo avaro y desconfiado, aco­
sado por el tem or de que alguien pu­
diera defraudarlo. Tales sentimientos
los aplicó m uy pronto en la política
exterior.

LOS REYES

Durante el período comprendi­


do entre los años -7 5 3 y -509,
Rom a fue gobernada — según tra­
dición— por siete reyes.
Los tres últimos fueron etrus­
cos; a pesar de las explicaciones
La historia ha comprobado que un tanto confusas dadas por los
algunas tribus pastoras invadieron romanos, no hay duda que ello se
la llanura situada al sur del Tíber. debió al hecho de que aquel pue­
Fundaron allí pequeñas ciudades, blo había conquistado la ciudad.
confederadas luego bajo la direc­
ción de Alba, la más importante. O r g a n iz a c ió n s o c ia l . La so­
Un grupo de merodeadores acam­ ciedad romana de esa época com­
pó sobre el Palatino, la mayor de prendía cuatro clases: patricios,
siete pequeñas colinas rodeadas clientes, plebeyos y esclavos.
de pantanos, en la orilla izquierda Los patricios (de paires, pa­
de dicho río; al cabo de un tiempo, dres) descendían de los funda­
el refugio se transformó en la ciu­ dores y primeros pobladores de
dad de Roma. Roma (padres de la ciudad).

122
Cuando m oría un patricio su cuerpo, colocado sobre angarillas y seguido por un nutrido cortejo
com puesto de lictores, músicos que tocaban m elodías lúgubres, lloronas (arriba, a la derecha del
m uerto) y amigos, era conducido hasta el Foro, donde se pronunciaba un discurso de alabanza.

Compartían el gobierno con el Sus componentes, los plebeyos,


rey y formaban el ejército. Sólo eran libres y practicaban el co­
ellos podían poseer bienes raíces mercio y la industria; pero care­
y practicar el culto. Les estaba cían de derechos políticos, de la
prohibido contraer enlace con per­ mayor parte de los civiles, y no
sona ajena a su clase. participaban del culto oficial. Su
situación mejoró gracias a la pro­
Los patricios estaban divididos tección que le dispensaron los
en ¿ens: conjunto de familias des­ reyes.
cendientes de un antepasado co­
mún. La gens tenía un culto pro­ Finalmente, como en todos los
pio y obedecía a un jefe, a la vez pueblos de la antigüedad, existían
sacerdote, juez doméstico, repre­ en Roma esclavos, desprovistos de
sentante político y director de toda garantía legal y empleados
guerra. en las más penosas labores.

Los patricios protegían a los


O rganización p o l í t i c a . En
clientes, personas a quienes pres­
tiempos de los monarcas, el go­
taban tierras de cultivo;- en caso
bierno de Roma comprendía tres
de pleito los patrocinaban ante la
justicia, y los admitían en sus ce­ poderes principales:
remonias religiosas. En cambio, El rey. Era electivo y vitali­
los clientes debían brindarles la cio; ejercía el poder político y
asistencia que les pidieran. religioso.
En Roma se fue concentrando El S e n a d o (senes, anciano).
una muchedumbre cada vez ma­ Consejo formado por los jefes de
yor de emigrados, refugiados y las gens. Contestaba las consultas
vencidos, mezclados con antiguos que le hacía el rey; a la muerte
clientes que habían perdido la pro­ de éste asumía interinamente el
tección de sus patronos. Se le lla­ gobierno y proponía los candida­
mó plebe (de plebs, multitud). tos a sucederle.

123
Los comicios curiados. Elegían de Tarquino Colatino, ausente con el
ejército en el sitio de una ciudad: L u ­
al rey. Se componían de treinta
crecia se suicidó clavándose un puñal
grupos, cada uno de los cuales en el pecho. Al saber lo ocurrido, el
tenía un voto. m arido regresó, llevó el cadáver ante la
Asamblea del pueblo, narró el hecho y
reclam ó venganza. Llenos de indigna­
ción, los romanos corrieron a las armas
EL CONSULADO y, con la ayuda de las tropas, pasadas
a su bando, derrocaron al rey, reem pla­
El consulado. El poder de los zán dolo por el propio Colatino y por
reyes fue celosamente limitado por Bruto, en calidad de cónsules. Las p o ­
sesiones reales situadas en las orillas
la clase aristocrática. En vista de del T íb er se consagraron a M arte, con
ello, los reyes favorecieron al pue­ la prohibición de cultivarlas; así se for­
blo para reforzar su autoridad. m ó el cam po de M arte, lugar de reunio­
Sintiéndose amenazados, los pa­ nes políticas y militares.
tricios provocaron una revolución Los partidarios de Tarquino el So­
berbio conspiraron para devolverle el
en el año -509, a la que supie­ poder; pero la conjuración fue descu­
ron darle carácter de movimien­ bierta y los cónsules ordenaron la muer­
to nacional contra la dominación te de los com plicados. Entre ellos figu ­
etrusca. raban los dos hijos de Bruto, quien a
pesar de su paternidad no vaciló en
Los sublevados, dirigidos por hacer cum plir la sentencia.
Bruto y Tarquino Colatino, expul­
saron al rey y abolieron la monar­
quía, creando en su lugar dos L ucha entre p a t r ic io s y ple ­
cónsules y el cargo de Pontífice beyos. Los patricios, adueñados
Máximo, con lo cual quedó sepa­ del poder, no concedieron ningún
rado el mando religioso del po­ beneficio a sus a l i a d o s , los ple­
lítico. beyos.
Esta situación los i m p u l s ó a
Los romanos, m uy amigos de relatar abandonar Roma, acampando en
anécdotas que exaltaran la virtud y el el cercano monte Aventino, con el
patriotism o, contaban de otro m od o la ánimo de fundar otra ciudad, he­
caída del últim o rey, Tarquino el So­ cho conocido con el nombre de
berbio.
D ecían que el h ijo de éste había secesión. Los patricios, alarmados,
ultrajado a la virtuosa Lucrecia, esposa entraron en tratos, y los plebeyos

124
consintieron en regresar a cambio En 451, los patricios cedieron,
de la liberación de los esclavos por después de mucha resistencia, de­
deudas, la cancelación de las deu­ signando una comisión de diez no­
das pendientes, el reconocimiento bles llamados decenviros ( decen :
de la asamblea de la p l e b e , que diez; vir: varón), a quienes confia­
formó los comicios por tribus, y ron mandato absoluto, con el en­
la creación de los tribunos. cargo de redactar la nueva ley.
Los tribunos, dos en su origen, Su obra, que requirió dos años
elegidos anualmente, eran inviola­ de labor, fue la ley de las D oce
bles y tenían la misión de prote­ T a b l a s , llamada así por haberse
ger a los plebeyos. Ejercían los grabado en doce planchas de bron­
derechos de veto, p r o t e c c i ó n y ce. Sólo se conocen fragmentos;
asilo. su redacción es muy concisa. Con­
sagró la igualdad civil; la familia
El veto (en latín, me opongo), y la propiedad plebeya tuvieron
les permitía anular cualquier ley el mismo régimen que la patricia.
o resolución de los magistrados Para actuar en justicia ya no fue
que considerasen contraria a los
necesario el uso de fórmulas reli­
intereses de la plebe. Con la pro­ giosas que sólo podían invocar los
tección, amparaban a los plebeyos
patricios, con lo que todos estu­
amenazados, siempre que estuvie­ vieron en condiciones de interve­
ran al alcance de su mirada, de su nir directamente en los p l e i t o s .
voz o de su mano. La casa de los Una ley posterior autorizó el ca­
tribunos era un asilo donde podía
samiento entre p a t r i c i o s y ple­
refugiarse todo plebeyo persegui­
beyos.
do; día y noche la puerta de la
calle permanecía abierta. Conseguida la i g u a l d a d civil,
los plebeyos reclamaron la igual­
Los tribunos fueron autorizados
dad política, la que lograron, ocu­
para nombrar ediles plebeyos, que
pando una tras otra las magistra­
debían auxiliarlos en sus t ar eas .
turas, hasta llegar al Pontificado
Más tarde, los ediles fueron ele­
Máximo.
gidos por los comicios por tribu y
sus facultades se extendieron a la
administración de la ciudad.
Los plebeyos no cejaron hasta
LA REPÚBLICA
conseguir su completa i g u a l d a d
con los patricios. La lucha duró
casi dos siglos (-4 9 3 a -3 0 0 ), fe­ Una vez definitivamente orga­
cundos en incidentes acalorados y nizada, la república se r i g i ó por
peripecias dramáticas. tres instituciones principales: el
senado, los comicios y las magis­
El Derecho romano se reducía traturas.
a fórmulas orales y unas pocas re­
glas escritas, conocidas solamente El senado. A partir de la re­
por los patricios que las aplicaban pública, sus miembros fueron ex
de acuerdo con sus conveniencias. magistrados n o m b r a d o s por los
Los plebeyos reclamaron una ley cónsules, y más tarde por los cen­
escrita, pública, completa y común sores. Eran vitalicios, pero podían
a todos, que terminara con tales ser excluidos por motivos de in­
arbitrariedades. dignidad.

125
El senado se reunía en un edificio Por su número, su estabilidad,
llam ado la Curia; aunque las sesiones la importancia de las funciones que
eran privadas, el pueblo podía presen­
ciarlas desde la calle, estacionándose
habían desempeñado anteriormen­
en las puertas, que debían perm anecer te y su saber y experiencia, los se­
abiertas. Las presidía el cónsul, quien nadores formaban el c u e r p o de
com unicaba las principales novedades y mayor prestigio y autoridad moral.
solicitaba la opinión de los senadores
«.obre ciertos asuntos. Éstos contestaban
según el orden de im portancia de las Los comicios. Los ciudadanos
magistraturas que habían desem peñado, se reunían p e r i ó d i c a m e n t e en
y dentro de las de igual jerarquía por asambleas llamadas comicios. Hu­
la antigüedad; el prim ero en hacer uso
de la palabra se llam aba Princeps se-
bo tres clases de comicios: por cu­
natus. Term inados los discursos, proce­ rias, por centurias y por tribus.
dían a la votación. Sus resoluciones o
senadoconsultos no tenían fuerza obliga­ Los comicios curiados, creados
toria en sí mismas, pero rara vez el por Rómulo, perdieron importan­
cónsul dejaba de aplicarlas.
cia al caer los reyes. Se reunían
en el Capitolio, colina donde se en­
Las atribuciones de este consejo contraba el templo dedicado a los
eran muy variadas: dirigía las re­ dioses protectores de la c i u d a d ,
laciones e x t e r i o r e s , administra­ bajo la presidencia del Pontífice
ba las finanzas, aprobaba las leyes M á x i m o . Sus decisiones, llama­
que debían someterse a los comi­ das leyes curiatas, versaban sobre
cios, vigilaba los funcionarios, pro­ asuntos religiosos.
tegía la religión nacional, se ocu­
paba de la vialidad y de las obras Los comicios centuriados, atri­
públicas, determinaba la organiza­ buidos al rey Servio Tulio, fueron
ción y los límites de las provincias en realidad de fecha posterior. Las
formadas con los territorios con­ siete clases en que se dividió la
quistados, concedía la ciudadanía, sociedad romana, según la fortu­
etcétera. na, debían proporcionar al ejérci­

C ortejo de s e n a d o r e s del Ara


Pacis (A ltar de la P a z ). A rro­
gantes y o r g u llo s o s , los altos
m a g is tr a d o s romanos avanzan
despaciosamente, envueltos en
(únicas blancas r ib e te a d a s de
rojo, distintivo de sus cargos.

126
El censo: periódicam ente, los ciudadanos romanos tenían que declarar al censor el m onto de sus
ingresos. Éste verificaba la declaración, que servía para fijar los impuestos y reclutar la milicia;
además, los censores podían castigar a los que deshonraban la clase a que pertenecían, degradán­
dolos a una inferior. De aquí proviene la actual palabra censura.

to cierto número de centurias (ca ­ los tribunos. El territorio romano


da una de 100 hombres), 193 en fue dividido en 35 tribus o distri­
total. Los caballeros, que eran los tos, cuatro para la ciudad y trein­
más pudientes, formaban 18 cen­ ta y una para el campo, cada una
turias de jinetes; la primera clase, con un voto; los propietarios ru­
80 de infantería. La obligación mi­ rales, poco numerosos, predomina­
litar pesaba mucho más sobre los ban de ese modo sobre la gran
ricos; para c o m p e n s a r l o s , cada masa de los proletarios urbanos.
centuria tenía un voto, con lo cual Sus leyes, llamadas plebiscitos, tu­
se aseguraban la mayoría: 98 vo­ vieron fuerza obligatoria y abar­
tos sobre un total de 193. caron los más diversos asuntos.

A l final de la primera guerra púnica Las magistraturas. Las magis­


fueron creadas 180 centurias nuevas, al traturas eran: electivas; de dura­
par que se reducían a 70 las de la pri­ ción limitada, generalmente anua­
mera clase; con esto quedó parcialm ente
dism inuida la im portancia política de los
les; colegiadas, es decir, desempe­
más ricos. ñadas por más de una p e r s o n a ;
gratuitas pues se ejercían por el
honor, nombre que recibía el car­
Los comicios por centurias se go, y responsables, porque sus ti­
efectuaban en el campo de Marte tulares tenían la obligación de ren­
presididos por el cónsul o, excep­ dir cuenta de sus actos.
cionalmente, por otro alto magis­ Estaban graduadas según la im­
trado; los concurrentes a c u d í a n portancia de manera que nadie
armados y equipados como para podía ocupar las superiores sin
ir al combate. Votaban leyes, lla­ haber ejercido las inferiores; su
madas ceniuriatas, y elegían los desempeño sucesivo constituía la
altos magistrados, pero solamente carrera de los honores. Las seis
entre los candidatos oficialmente principales, en orden decreciente,
aceptados. eran las de los censores, cónsules,
Los comicios por tribus se cele­ pretores, tribunos, ediles y cues­
braban en el Foro, presididos por tores.

127
En caso de grave peligro decla­
rado por el senado, el mando se
confiaba, con poderes absolutos, a
una sola persona, el dictador, nom­
brado por los cónsules; no podía
conservarlo por más de seis meses.

Los pretores eran jueces que re­


solvían los pleitos sometidos a su
examen.

Los tribunos no fueron al prin­


cipio magistrados propiamente di­
chos pues su misión era amparar
los intereses de la plebe; pero ad­
quirieron ese carácter por la im­
portancia cada vez mayor de los
comicios por tribus que presidían.

Los e d i l e s estaban encargados


del abasto, limpieza, edificación,
D oce lictores acompañaban a cada cónsul. Los
haces de varas recuerdan la facultad de castigar;
policía y buenas costumbres de la
las hachas simbolizan el derecho a condenar a ciudad.
muerte en tiempos de guerra.

Los cuestores tenían a su cargo


la percepción e inversión de los
fondos públicos.
Los censores en número de dos,
se elegían cada cinco años. Levan­ Para aspirar a un puesto públi­
taban el censo, formaban la lista co, el ciudadano debía tener vein­
de los ciudadanos, llenaban las tisiete años de edad como mínimo
vacantes de senadores y podían y haber intervenido en diez cam­
eliminar del senado o de la ciu­ pañas militares.
dadanía a los culpables de graves
irregularidades, lo que se llamaba
aplicar la censura.
LAS GUERRAS

Los dos cónsules eran jefes del


estado; daban su nombre al año en Por medio de una serie de gue­
que gobernaban, mandaban el ejér­ rras que c o m e n z a r o n desde su
cito, convocaban y presidían el se­ fundación y se prolongaron hasta
nado y los comicios por centurias, el año -275, Roma fue conquistan­
celebraban las ceremonias del cul­ do la península itálica. Podemos
to público, etc. Llevaban una toga dividir estas guerras en cuatro gru­
orlada de púrpura y usaban la silla pos: 1) contra los etruscos y los
curul, con incrustaciones de mar­ pueblos del Lacio; 2 ) contra los
fil; cada uno era e s c o l t a d o por galos; 3 ) contra los samnitas, y
doce lictores, portadores de haces 4 ) contra Pirro, rey de Epiro.
de varas, en demostración de su
poder de aplicar castigos.
128
CONQUISTA DE ITA LIA POR dos. E l H oracio sobreviviente simuló
LOS ROMANOS huir y fue perseguido por sus adver­
sarios. La diversa gravedad de sus heri­
das no perm itió a éstos correr con igual
velocidad y com enzaron a distanciarse;
cuando el rom ano los vio suficientem en­
G uerras co n tra los etru scos
te separados, los m ató antes de que
Y LOS P U E B L O S DEL LAC IO. En pudieran prestarse ayuda.
tiempos del rey Tulio Hostilio, R o­
ma venció a Alba y la reempla­
En seguida de producirse la ex­
zó como capital de las ciudades
pulsión de Tarquino, Porsena, rey
latinas. de la ciudad etrusca de Clusio,
ocupó Roma y le impuso una paz
Según la leyenda, los dos estados ri­ humillante.
vales decidieron confiar la suerte de la
guerra a tres cam peones de cada uno:
los hermanos H oracios, romanos, y los Los romanos disim ularon la derrota
Curiados, albanos. Llegado el día de narrando las hazañas de sus héroes:
la prueba, dos H oracios quedaron muer­ H oracio C ocles defen dió solo la entrada
tos y los tres C uriados resultaron heri­ del puente tendido sobre el T íb er, mien­

129
tras sus com pañeros lo destruían a ha­ La derrota completa de los ro­
chazos; un joven llam ado M u cio logró
manos en AUia (año -3 9 0 ) deter­
introducirse en el cam pam ento etrusco
con ánim o de agredir a Porsena; com c minó la toma de la ciudad y el
no lo conocía lo confundió con su se­ sitio del Capitolio, último reducto
cretario, a quien m ató de una puñalada. que les quedaba, defendido duran­
Llevado ante el tribunal, colocó su m a­
no derecha sobre un brasero encendido
te siete meses. Una tentativa de
y la dejó quem ar sin proferir ninguna asalto nocturno por los galos fue
queja, para dem ostrar la fortaleza de malograda por los graznidos de
los romanos. Sus conciudadanos lo apo­ los gansos sagrados, que alarma­
daron S cevola (e l m a n co ), en recuerdo
de su proeza.
ron a la guarnición.

Alarmados los griegos por el Los defensores acabaron por rendir­


triunfo etrusco, se aliaron con los se, entregando una cantidad de oro de
mil libras de peso (3 3 0 K g .). Com o
latinos y expulsaron a los vence­ la balanza estuviese falseada y los ro­
dores. Después de porfiadas lu­ manos protestaran, el jefe de los galos
chas, los romanos lograron sojuz­ agregó su espada en el platillo de los
gar a sus vecinos. pesos, exclam ando: “ ¡ Ay de los ven ci­
dos!” , con lo que quería significar que
La ciudad etrusca de Veyes, éstos quedan a la m erced de los ven­
cedores.
peligrosa rival situada no lejos de
la orilla derecha del Tíber, fue
tomada al cabo de un largo sitio. Los galos se retiraron, pero hos­
tilizaron posteriormente a los ro­
manos en reiteradas ocasiones.
G uerras contra los g alos.
Algunas tribus de este pueblo de­
jaron el valle del Po y reclamaron G u e r r a s contra los s a m n i-
tierras a los etruscos. Éstos pidie­ tas. En las montañas del este y
ron la intervención de R om a ; su sobre el litoral del mar Adriático
representante trató con altanería a vivían los samnitas, tribus guerre­
los invasores, que resolvieron mar­ ras que sostuvieron tres g u e r r a s
char contra ella. con los romanos.

Los tres hermanos Horacios


juran defender R om a contra
los Curiados, campeones de
Alba. (Cuadro d e Luis Da­
vid q ue se conserva en el
museo del L ou vre.)

130
En la primera, estos últimos lo­
graron ocupar las ciudades etrus-
cas del sur que sus rivales les dis­
putaban. En la segunda, un ejér­
cito romano fue derrotado en el
desfiladero de Caudión y sufrió la
humillación de las horcas caudi-
nas, consistente en pasar agacha­
dos bajo un pórtico formado con
lanzas de poca altura. N o obstan­
te, los romanos lograron la victo­
ria final.

En la tercera guerra, todos los


enemigos de Roma, samnitas, ga­
los, etruscos, latinos y griegos se
combinaron y la tuvieron en ja­
que durante veinte años ( —310 a
-2 9 0 ); pero ella supo afrontar la
situación y ganar muchas batallas,
siendo las dos principales la de
Sentinum, en la que derrotó a los
galos y etruscos, y la de Aquilo-
nia, donde deshizo a los samnitas.
A consecuencia de e s t a d u r a
campaña se consolidó la domina­
ción romana desde los Apeninos
hasta la Magna Grecia. Los gansos del Capitolio frustran la intentona de
asalto de los galos, al alertar a los pobladores
con sus graznidos, descubriendo la presencia de
los atacantes.
G u e r r a c o n t r a P ir r o , r e y de
E p i r o . Ñ a p óles y otras colon ias
griegas, im presionadas p or el p o ­
d er d e R om a , se aliaron a ella. T a -
rento, en cam bio, se d e cla ró su Sicilia; a su regreso fue derrotado
en em iga y qu iso im p edirle la na­ en Benevento, y decidió entonces
vegación p or el m ar Jón ico. R o ­ volver al Epiro. Tarento se rindió
m a en v ió allí una escuadra; p ero en -2 7 2 : el sur de Italia quedó
la flota d e T a ren to ca p tu ró o hun­ sujeto a Roma.
d ió sus barcos, d espu és d e lo cual
solicitó el a p o y o d e P irro, re y de
O r g a n iz a c ió n de l o s p a í s e s
E piro, quien d esem b a rcó ^n Italia
en -2 8 0 con 25 000 h om bres y
A ciertas ciuda­
c o n q u is t a d o s .

20 elefantes.
des Roma las colocó a su propio
nivel. A otras les dio solamente
Pirro alcanzó algunas victorias los derechos civiles; los contingen­
a costa de grandes pérdidas. En tes militares de estas ciudades for­
vista de ello entabló gestiones con maban cuerpos separados llama­
Roma, que rehusó todo pacto si dos de socios. Finalmente, a las
Primero no a b a n d o n a b a Italia. de un tercer grupo, las consideró
Hizo entonces una expedición a federadas, es decir, unidas según
tratados cuyas condiciones e r a n
muy variadas.
1 31
Para vigilar a los sometidos, en
diversos lugares de Italia se esta­
blecieron poblaciones f o r m a d a s
por ciudadanos romanos y sus fa­
milias. Tenían una guarnición y
se relacionaban entre sí por medio
de una excelente red de caminos.
Ocupaban puntos estratégicos ta­
les com o los vados de los ríos, la
desembocadura de los valles, el
cruce de las grandes vías de co­
municación o las orillas del mar.

LAS CUERRAS PÚNICAS

Cartago y Roma estaban situa­


das en el centro del Mediterráneo,
en África y E u r o p a respectiva­
mente.
A m b a s ciudades mantuvieron
relaciones amistosas; pero éstas se
trocaron bruscamente en implaca­
ble rivalidad. Cartago, con sus co­
lonias, bloqueaba el mar Tirreno
y detenía la e x p a n s i ó n romana
hacia el oeste y el sur. En sentido

Etapas de la conquista de Italia.

1. R om a a la caída de los reyes ( — 5 0 9 ).


2. Durante las guerras samnitas (hasta — 3 0 0 ).
3. Después de las guerras samnitas ( — 2 9 0 ).
4. Después de las guerras de Pirro ( — 2 7 5 ).

132
Los gobernantes de Roma
com prendieron que no bas­
taba tener ejércitos aguerri­
dos, si éstos no podian des­
plazarse con rapidez. Entre
los extraordinarios caminos
que construyeron se cuenta
la via Apia, que comunica
R om a con el sur de Italia.
Las grandes y angulosas la­
jas de basalto del pavim en­
to están perfectam ente en­
cajadas, aunque no se utilizó
ningún t ip o d e argamasa.
(F o to L. vort M a tt.)

contrario, Roma, por el incremen­ P r i m e r a g u e r r a p ú n i c a (-2 6 4


to de su navegación y comercio, a -2 4 1 ). Tuvo su origen en Sici­
surgía como una próxima y peli­ lia. Un grupo de soldados merce­
grosa competidora de Cartago. Fi­ narios del sur de Italia tomó la
nalmente, las dos aspiraban al pre­ ciudad de Mesina, donde fueron
dominio d e l m a r Mediterráneo, atacados por el tirano de Siracu­
centro vital del mundo antiguo. sa; pidieron entonces ayuda a R o­
La rivalidad engendró las gue­ ma, y ésta envió un ejército que
rras llamadas púnicas, de poeni o derrotó a los siracusanos. El se­
púnicos, nombre de los fenicios, a nado resolvió después conquistar
cuya raza pertenecían los carta­ toda la isla, expulsando a los car­
gineses. tagineses. Para ello era necesario

133
alcanzar el dominio marítimo. R o­ fam ilia le rogó que no regresase a Car­
ma no disponía de una escuadra tago, pero R égu lo contestó que un ro­
m ano no podía faltar a su juramento.
suficientemente poderosa, pero la E nfurecidos los cartagineses, no bien
construyó y equipó con sorpren­ desem barcó en su ciudad lo hicieron
dente rapidez, proveyendo a las m orir entre atroces suplicios.
naves de puentes volantes, dotados
en su extremidad de garfios de
hierro, que clavaban en las cubier­ La lucha volvió a localizarse en
tas del buque enemigo facilitando Sicilia, disputada palmo a palmo
su abordaje. por el gran jefe cartaginés Amíl-
car, apodado Barca (el rayo), que
El cónsul Cayo Duilio, organiza­ quedó al fin encerrado en su ex­
dor y jefe de la escuadra romana, tremidad oriental. En el año -242
derrotó a la cartaginesa frente al una nueva escuadra romana des­
cabo M i l e s ( —260). Dueña del truyó a la enemiga en las islas
mar, Roma envió un ejército al Egates. Privado de todo recurso,
mando de Atilio Régulo, que sitió Amílcar debió capitular.
a Cartago; pero un jefe espartano Al año siguiente se firmó la paz.
al servicio de esta ciudad, lo ven­ Cartago entregó Sicilia, devolvió
ció obligándolo a rendirse. los prisioneros sin rescate y pagó
una crecida indemnización.
Los mercenarios contratados por
El historiador T ito L iv io cuenta que Cartago se sublevaron poco des­
los vencedores enviaron a R égu lo a pués, promoviendo una guerra lla­
R om a con propuestas de paz, hacién­ mada inexpiable (despiadada) por
dole jurar que volvería con la res­ su crueldad. Amílcar pudo al fin
puesta. En vez de abogar por un arre­
glo, el je fe rom ano aconsejó continuar vencerlos en el desfiladero del Ha­
la guerra. En vista de su actitud, su cha y exterminarlos.

134
Aprovechando estos disturbios, Expedición a la península itáli­
Roma completó la ocupación de ca. La toma de Sagunto violaba
Córcega, iniciada durante la gue­ el tratado de paz por el cual Car-
rra; conquistó Cerdeña y sometió tago se obligaba a no atacar a los
la Galia Cisalpina al cabo de una aliados de Roma. En consecuen­
campaña de tres años. cia, ésta envió una embajada para
protestar de la agresión y recla­
mar el castigo de Aníbal.
S e g u n d a g u e r r a p ú n ica . L os
Barca en España. Inspirados por
su profundo rencor hacia los ro­ E l senado cartaginés replicó que el
manos, Amilcar proyectó el esta­ com prom iso contraído se lim itaba a las
ciudades aliadas a los rom anos hasta el
blecimiento de un gobierno demo­
m om ento del tratado y no a las que
crático y la formación de un ejér­ lo fueran más tarde, com o era el caso
cito, compuesto principalmente de de Sagunto. Entonces, uno de los em ­
ciudadanos, para emprender otra bajadores, tras recoger el ruedo de su
toga form ando con ella una especie de
vez la guerra. bolsa, d ijo señalando su interior: “ Aquí
Como el partido aristocrático se dentro os traigo la guerra o la paz:
elegid” . “ E scoge tú m ism o” , le contes­
opuso a sus planes, resolvió trasla­ taron. E l rom ano d ejó caer el paño y
darse a España, para formar allí exclam ó: “ Pues bien, elijo la guerra” .
una base militar poderosa sujeta
a su voluntad.
Después de nueve años de lu­ Aníbal partió de inmediato para
cha consiguió someter una parte Italia con 50 000 hombres, dejan­
do en España a un hermano tam­
considerable de la península ibé­
bién llamado Asdrúbal.
rica, desde el Atlántico al río Ebro.
En -2 2 8 le sucedió Asdrúbal, quien Franqueó el Ebro y los montes
completó la organización de un Pirineos, y penetró en la Galia. Las
excelente ejército, en el que pre­ tribus del trayecto intentaron opo­
dominaban los naturales del país. nerse a su paso sin conseguirlo.
Con el objeto de dar una capital Después de cruzar el río Ródano
al nuevo estado fundó la ciudad se internó en los Alpes marchando
de Cartagena, en una bahía del
Mediterráneo bien protegida.

Aníbal. Asdrúbal pereció ase­


sinado en el año —221; el ejército
proclamó sucesor suyo a Aníbal,
hijo de Amilcar, de veintisiete años
de edad. Era un joven audaz, do­
tado de un admirable genio estra­
tégico, muy querido por la tropa,
con la que compartía los rigores
de las campañas, y había heredado
de su familia el odio a los romanos.
En seguida Aníbal sitió a la ciu­
dad española de Sagunto, aliada
de Roma, y la tomó después de
una h e r o i c a resistencia de ocho
meses.

135
por cuestas rígidas y resbaladizas rables, derrotándolo por completo.
y angostos senderos, hasta descen­ Otro ejército romano sufrió la mis­
der a los llanos del Po, con sus ma suerte en las proximidades del
soldados exhaustos, reducidos a la río Trebia. Estas victorias le ase­
mitad de su efectivo. guraron la adhesión de los galos
El cónsul Publio Escipión, en­ cisalpinos.
viado en su contra, acampó en la En el año -2 1 7 reanudó su mar­
ribera del río Tesino, donde quedó cha hacia el sur.
a la defensiva. Aníbal dispuso así
del tiempo necesario para reponer­ Un tercer ejército salió a esperarlo
se y atacarlo en condiciones favo­ en las colinas de Etruria; pero Aníbal,

136
atravesando una zona pantanosa, consi­ la escasez de tropas, el senado rehusó,
derada intransitable, apareció a la reta­ m anifestando que no necesitaba hombres
guardia y lo atrajo con hábiles m anio­ que se habían entregado en lugar de
bras hasta un estrecho sendero que se m orir por su patria.
extendía entre el lago Trasim eno y la
m ontaña, donde lo aniquiló. El cónsul
Flam inio y 15 000 rom anos perecieron; Por segunda vez, Aníbal dejó de
otros tantos se rindieron. marchar sobre R o m a y prefirió
acampar en la rica ciudad de Ca-
El camino de Roma quedaba pua, donde descansó. Un nuevo
abierto; Aníbal, sin embargo, tor­ ejército acudió a sitiarlo.
ció en dirección al Adriático; pro­ Los triunfos de los cartagineses
bablemente no creyó contar con provocaron diversas sublevaciones
elementos suficientes para atacar y guerras contra Roma, pero ésta
una ciudad tan poderosa y quizá las enfrentó con gran entereza y
también deseara p r o v o c a r antes habilidad consumada.
una sublevación general en Italia.
En Sicilia se r e b e l ó Siracusa,
Roma, por su parte, nombró dic­ tomada tras rudo asedio; el sabio
tador a Fabio, apodado Cunctátor Arquímedes, que había contribui­
(el contemporizador), porque en­ do a la defensa con máquinas de
tretuvo al temible adversario con guerra de su invención, fue muer­
una lucha de guerrillas sin arries­ to por un soldado que no lo reco­
gar batalla. noció.
Pero los romanos, impacientes El rey de Macedonia inició una
por la prolongación de la guerra, lucha contra los romanos que duró
eligieron cónsules a Paulo Emilio diez años, extendiéndose a todo el
y Terencio Varrórt, los que, sobre mundo helénico. Roma consiguió
todo por opinión de este último, la alianza de Esparta y de otros
resolvieron afrontar decididamen­ estados griegos y alcanzó una paz
te a Aníbal. El encuentro tuvo lu­ favorable.
gar en Carinas y terminó con un En España, los romanos manda­
inmenso desastre (-2 1 6 ). dos por Escipión, un joven general

Paulo E m ilio m u r i ó com batiendo.


T eren cio Varrón pudo salvarse con unos Escipión el Africano.
3 000 hombres. Los nobles rom anos lle­
vaban com o distintivo un anillo de oro;
por la noche, los soldados de Aníbal le
presentaron una gran cesta, colm ada con
esos anillos, que habían sacado de los
cadáveres.
La noticia de la derrota llenó a los
rom anos de consternación y pavor. El
senado reveló en esas circunstancias
toda su grandeza. En vez de am ones­
tar a T eren cio Varrón, llegado a la
ciudad con sus escasas fuerzas, le dio
las gracias, porque al manifestarse dis­
puesto a proseguir la lucha, demostraba
no haber perdido la esperanza de salvar
a Rom a. A níbal ofreció entregar los
soldados capturados en el cam po de ba­
talla, que ascendían a 10 000, a cam bio
de una suma de dinero. N o obstante

137
Batalla de Zama. Ante la valiente y arriesgada actidud de los soldados romanos, que hicieron
frente a los elefantes del ejército de A níbal, algunos paquidermos, espantados, emprendieron
la fuga, arrasando las filas de los propios cartagineses. (Cuadro de Valda.)

de 24 años, hijo del vencido en Túnez), comprometerse a no ha­


Tesino, expulsaron a los cartagi­ cer la guerra sin el consentimiento
neses. de Roma y pagar una enorme in-
Un hermano de Aníbal logró pa­
sar a Italia con su ejército, acam­
pando a orillas del río Metauro\
pero allí fue vencido y muerto.

Derrota de C a r t a ¿ o . Ante el
fracaso de sus aliados, Aníbal se
dirigió a Calabria. Para obligarlo
a salir de allí, los romanos envia­
ron una expedición contra Carta-
go, a las órdenes de Escipión.
Aníbal concurrió en efecto a de­
fender a su patria, pero esta vez
fue vencido en la batalla de Zama
( - 202 ).
Cartago obtuvo la paz; bajo se­
veras condiciones d e b i ó entregar
su armamento y naves de guerra,
renunciar a España, reconocer la
independencia de Numidia (actual

M arco P orcio Catón luchó infatigablemente para lograr


la destrucción de Cartago.

138
demnización dentro del plazo de año -1 4 6 ordenó el asalto definiti­
50 años (-2 0 1 ). Aníbal huyó al vo. Durante seis días los adversa­
Asia, deambuló por las cortes de rios combatieron encarnizadamen­
varios reyes y en el año —183 se te; el jefe cartaginés, encerrado
suicidó, al saber que su protector, en el último reducto, se rindió al
el rey de Bitinia, se disponía a en­ séptimo día.
tregarlo a los romanos.
La ciudad fue arrasada; el sena­
do declaró maldito el lugar que
La segunda guerra púnica proporcio-
nó a R om a la ocupación del sur y del
había ocupado y mandó arrojar
este de España y de la costa m editerrá­ puñados de sal sobre las ruinas,
nea de la Galia, tomada con el pretexto como símbolo de condenación al
de socorrer a la ciudad griega de M ar­ eterno abandono.
sella, amenazada por las tribus m onta­
ñesas de los Alpes; la Galia Cisalpina
fue definitivam ente sojuzgada.

CONQUISTA DE LA CUENCA ORIENTAL


DEL MEDITERRÁNEO

T ercera guerra p ú n i c a . A
pesar de su derrota, Cartago con­ Filipo V de Macedonia se apo­
siguió recuperar una parte de su deró de Grecia; el embajador ro­
antigua prosperidad. mano protestó por el hecho y al no
Catón, magistrado romano, im­ obtener satisfacción, el senado le
presionado por ello durante un via­ declaró la guerra. La falange ma­
je, emprendió una activa propa­ cedónica fue batida por los solda­
ganda en pro de su destrucción. dos del cónsul Flaminino en la
Cada vez que hacía uso de la pa­ batalla de Cinocéfalos (-1 9 7 ). Fi­
labra, cualquiera fuese el tema de lipo tuvo que abandonar el país
su discurso, lo terminaba diciendo: conquistado, destruir su flota, pa­
delenda est Cartago: destruida sea gar una fuerte suma y aceptar el
Cartago. protectorado de Roma. Al año si­
El rey númida Masinisa hostili­ guiente, Flaminino p r o c l a m ó so­
zaba constantemente a los cartagi­ lemnemente en Corinto la libertad
neses quienes, exasperados, lo ata­ de las ciudades helénicas.
caron sin el p e r m i s o de Roma, Antíoco III, rey de Siria, que se
dándole así el pretexto de interve­ había mantenido a la espectativa,
nir. Arrepentidos de su a c t i t u d , decidió desembarcar en Grecia,
pidieron negociar y consintieron en pero fue fácilmente rechazado; el
la entrega de sus naves y máqui­ cónsul Lucio Escipión lo persiguió
nas de guerra; pero cuando se les hasta el Asia Menor y lo derrotó
exigió el abandono de la ciudad, en la batalla de Magnesia (-1 9 0 ),
resolvieron resistir. obligándole a entregar un cuantio­
Un ejército romano cercó a Car­ so tesoro y a ceder varias regiones.
tago en el año —149. Las primeras Otros estados menores, como Bi­
operaciones le resultaron desfavo­ tinia y Pérgamo, buscaron la alian­
rables; la dirección de la guerra za de Roma; un rey de este último
fue entonces confiada a Escipión país, al morir sin descendencia, lo
Emiliano, hijo adoptivo del vence­ legó por testamento al pueblo ro­
dor de Zama. En la primavera del mano.

139
Perseo, hijo y sucesor de Filipo,
intentó sacudir la tutela romana.
Después de cuatro años de accio­
nes indecisas, el cónsul Paulo Emi­
lio consiguió derrotarlo y tomarlo
prisionero en la batalla de Pidna
(-1 6 8 ).
Durante la guerra, Grecia había
simpatizado con M acedonia; R o­
ma la hizo objeto de represalias,
exigiéndole la entrega de mil ciu­
dadanos ilustres en calidad de re­
henes, entre los cuales figuraba el
historiador Polibio. Luego, apro­
vechando una g u erra civil entre
demócratas y aristócratas, intervi­
no en favor de estos últimos. Su
antigua aliada, Corinto, fue toma­
da e incendiada en el año —146 y
el país incorporado a Macedonia.
En cuanto a Egipto, los Ptolo-
meos que gobernaban se recono­
cieron voluntariamente vasallos de
Roma. T res cónsules fueron sucesivamente
vencidos; para concluir con ella se en­
En Oriente, ya no quedaba nin­ vió a E scipión, el vencedor de Cartago,
guna nación organizada que con­ con 60 000 hombres. El general romano
circundó a la ciudad con un baluarte y
servase su independencia. un doble foso. L os numantinos. acosa­
dos por el hambre, lo desafiaron a com ­
batir en cam po abierto, pero Escipión
C o n q u is ta de E spaña. N u-
rehusó. Los refuerzos que acudían en
mancia. Desde la parte cartagine­ su socorro fueron desbaratados; vién do­
sa, ya ocupada, los romanos se se perdidos, los defensores se suicidaron,
después de ultim ar a las mujeres y a
extendieron hacia el oeste, donde los niños. A l entrar en el recinto, el
lucharon con los lusitanos, y hacia vencedor sólo encontró montones de ca­
el norte, combatiendo con los celti­ dáveres ( - 1 3 3 ) .
beros.
Viriato, pastor lusitano, formó
un ejército decidido y disciplina­ EL EJÉRCITO ROMANO
do, con el que tuvo en jaque a los
invasores durante diez años ( —150 Roma debió sus victorias a la
a -1 4 0 ). En la imposibilidad de pericia y entereza del senado, a la
vencerlo, R o m a lo hizo asesinar capacidad de sus estadistas y ge­
por algunos de sus acompañantes, nerales y al valor de su ejército.
a quienes había sobornado.
En el norte de España, la ciu­ E l s o l d a d o . S u indumentaria y
dad de Numancia, situada a orillas armamento están detallados en la
del Duero, capital de un pueblo figura a d ju n ta . Sus condiciones
celtíbero, opuso también una me­ proverbiales fueron; la resistencia;
morable resistencia. comúnmente realizaba marchas de

140
*iG km con un bagaje formado por El ejército estaba formado por
hacha, pala, azada y víveres para legiones, cuatro al principio; com­
quince días; la disciplina rigurosa prendía además cierto número de
y estricta; y el patriotismo: esta­ vélites (infantería ligera); cuer­
ba pronto a to<* los sacrificios, pos de c a b a l l e r í a y cuerpos de
manteníase fiel a sus superiores y auxiliares, tomados entre los so­
afrontaba los contrastes con fir­ cios en número más o menos al de
meza. los romanos.

141
E l com ando. El cónsul man­ adelante, otros a los costados y el
daba dos legiones ayudado por dos resto sobre la cabeza, de manera
legados, nombrados por él; los seis que lo b o r d e s se sobrepusieran
tribunos militares, elegidos anual­ como tejas de un techo dejando
mente por los comicios centuriales, una rendija al frente; en esa for­
se ocupaban del abastecimiento y ma conseguían constituir una es­
de los juicios disciplinarios; podían pecie de caparazón defensivo con­
mandar por turno una legión. Los tra los proyectiles del adversario.
cuestores militares, pagadores de
las tropas, hacían el inventario del
L as r e c o m p e n s a s . El general
botín de g ue r r a y cobraban las
vencedor era p r e m i a d o con el
contribuciones i m p u e s t a s a los triunfo o la ovación. El triunfo
vencidos; los centuriones, coman­ consistía en un desfile por las ca­
dantes de una centuria y los de­ lles de Roma con las tropas, los
curiones, jefes de un pelotón de prisioneros y el botín.
diez hombres, eran soldados vete­
ranos ascendidos por antigüedad o
E l triunfo de Paulo E m ilio, conquis­
mérito.
tador de M acedonia, duró tres días. En
los dos prim eros desfiló parte del in­
menso botín; en el tercero marchó el
La t á c t i c a . Comprendía cua­ cortejo del cónsul vencedor, quien apa­
tro operaciones principales: a) La reció envuelto en un m anto de púrpura,
marcha, en formación de columna, coronado de laureles y sentado en un
b ) El campamento, cuadrado pro­ trono, coloca d o sobre un alto carro. La
procesión subió la colina del C apitolio,
tegido por un foso, c ) El ataque donde estaba el tem plo de Júpiter, dios
en tres líneas escalonadas, d ) Los suprem o; allí descendió Paulo E m ilio y
sitios, que se desarrollaban en tres colocó su corona a los pies de la estatua
momentos: el aislamiento de la del dios; luego degolló el prim ero de
los ciento veinte toros conducidos al
plaza sitiada (circunvalación) por sacrificio.
medio de un sistema de torres, te­ A lo largo del trayecto, una enorme
rraplenes y fosos; la aproximación, m uchedum bre contem plaba con codicia
por galerías socavadas en zigzag, tanto fausto y riqueza, y en los jóvenes
el avance de torres sobre ruedas, nacía el deseo de incorporarse al ejér­
cito para participar de los beneficios
y el empleo de catapultas y balis­ de las futuras campañas.
tas que arrojaban flechas y bolas
de piedras calentadas; el asalto,
precedido por la apertura de bre­ La ovación (de oves: oveja, por
chas en las murallas, y el hundi­ ser rebaños el principal botín en
miento de las puertas con los arie­ los primeros tiempos), era un des­
tes, gruesas v i g a s terminadas en file más modesto.
una punta de bronce. Seguía el Todos los soldados participaban
ataque a través de las aberturas del botín de los vencidos, a quie­
practicadas, con la formación lla­ nes se tomaban las armas, baga­
mada testudo, en la cual los hom­ jes, dinero, joyas y ganados, redu­
bres colocaban sus escudos, unos ciéndolos a veces a la esclavitud.

142
La vida romana monias religiosas; el Foro, centro
de los tribunales, los negocios y las
La c i u d a d . R o m a fue exten­ asambleas políticas; el Campo de
diendo su área hasta abarcar las Marte, asiento de los comicios cen-
siete colinas y pasar a través de turiados y lugar de maniobras y
puentes, a la orilla derecha del Ti ■ revistas militares, y el Circo M á­
ber. Sus calles eran estrechas, os­ ximo, d e s t i n a d o a c a r r e r a s de
curas, tortuosas y empinadas; pero carros.
provistas de pavimentos y desa
gües cloacales y pluviales; desde
la campaña vecina, diversos acue­
ductos llevaban el agua necesaria
a su consumo.
Los principales lugares públicos
eran: el Capitolio, punto de cere-

R om a en el siglo II a.C. El recinto estaba ro­


deado por la muralla d e n o m in a d a de Servio
Tulio. En su crecimiento, la ciudad abarcó el
Cam po de M arte y se expandió sobre la ribera
derecha del río T ib er. En la figura, los números
indican el em plazamiento de algunos m onum en­
tos agregados posteriorm ente: 1, Coliseo; 2, Pan­
teón; 3, T e a t r o d e M a r c e lo ; 4, M ausoleo de
Adriano (castillo de Sant’ A n g e lo ); 5, F oro de
Trajano; 6, Term as de Caracalla; 7, Cam pam en­
to de los pretorianos. Las lineas dobles indican
caminos.

143
miento y la influencia griega, apa­
reció una casa más amplia con un
vestíbulo, una parte pública y otra
privada.
Los muebles y objetos domésti-
- eos, muy simples y rústicos, com­
prendían bancos, mesas de made­
ra, lechos de tablas montados so­
bre caballetes, vajilla y lámparas
de barro cocido.

E l v e s t id o . La indumentaria
masculina consistía en algunas
prendas de ropa interior, y la tú­
nica, camisa de mangas cortas, su­
jeta a la cintura. Todo ciudadano
romano podía llevar la toga, capa
de lana que se arrollaba en torno
Plano de una casa romana. Al frente, dos loca­ al cuerpo, dejando libre el brazo
les independientes que se alquilaban com o ne­
gocios. En el centro del atrio, una pileta (im ­ derecho. Como la toga era muy
pluvio). Separado del atrio por una cortina, el pesada y dificultaba los movi­
tablino, con el altar dom éstico. En el jardín,
i g cocina y demás dependencias.
mientos, se usaba solamente en las
ceremonias; en la vida diaria la
substituía un manto.
La c a s a . Las primitivas casas Calzaban sandalias o un zapato
romanas fueron chozas de madera parecido al actual. No usaban
y barro, con techo cónico de paja; sombrero, y cubrían la cabeza con
por influencia etrusca tomaron la un pliegue de la toga o del manto.
forma de un recinto cuadrado de Las mujeres llevaban la túnica,
piedra. L u e g o , c o n el enriqueci­ la estola, vestido largo con mu-
Compare esta reconstrucción de una casa romana anti­
gua con el plano de la página 144.

chos pliegues, y un manto, la pa­


lla. Con el lujo aparecieron las
telas bordadas y de vivos colores
y los caprichos de la moda. Las
damas elegantes empleaban per­
fumes, coloretes, ungüentos y tin­
tas para el pabello y ostentaban
profusión de joyas.

L as c o stu m b r e s. El romano
se levantaba con las primeras lu­
ces del alba, tomaba un ligero re­
frigerio e iba al campo. A las once
realizaba un almuerzo frío en el
lugar de la tarea; a la caída de
la tarde efectuaba la cena, prin­
cipal comida del día, con alimen­
tos más o menos preparados. So­
lía acostarse a la puesta del sol.
Las honras fúnebres compren­
dían la velación del cadáver, su
conducción en cortejo hasta el fo­
ro, donde se hacía un breve elogio
del difunto, y el sepelio. Las tum­
bas se alineaban en los bordes de Columbario (colu m b a: palom a) o tumba colectiva,
los caminos;’ las había monumen- enco4ntrada en lascercan!as de Roma' junto 8 u
vía Apia.

Un grupito de niñas romanas aprende a bailar acompañándose con el sonido de la pandereta, ante la
admiración y la alegría de las mujeres de la casa. En el fondo de la escena se ven los bustos de los
antepasados.

145
tales y sencillas, algunas colectivas, del culto doméstico y dueño de
como los llamados columbarios todos los bienes. Sobre los hijos
(palom ares), o las catacumbas, ejercía la patria potestad (poder
largos corredores subterráneos con del padre) que en los comienzos
dos o tres hileras de nichos en los le daba sobre ellos un derecho ab­
costados. soluto que se fue reduciendo con
La familia romana era monogá- el andar del tiempo.
mica. El casamiento religioso era La esposa estaba sometida a las
celebrado, como en Grecia, ante potestas maritalis (poder del ma­
los altares domésticos de la esposa rido), poco menos absoluta que la
y luego del esposo; el civil, ante paternal; pero también mejoró
el magistrado y testigos. paulatinamente su condición.
El divorcio o disolución del ma­ El derecho romano consideraba
trimonio fue muy raro en los pri­ a la mujer jurídicamente irrespon­
meros siglos de R om a ; solamente sable; por lo tanto, no intervenía
el marido podia solicitarlo; la cau­ en política, y ningún acto realiza­
sa principal era la falta de hijos, do por ella tenía validez legal si
indispensables para mantener el no estaba autorizado por un tutor.
culto de los antepasados. A pesar de su inferioridad gozo de
La mujer y el hombre divorcia­ muy grande influencia. Gozaba
dos podían contraer nuevo enlace. de una mayor libertad que la mu­
Los divorcios se hicieron después jer griega; hacía y recibía visitas
muy frecuentes; la mujer tuvo y concurría a los espectáculos.
también derecho a pedirlo.
El padre tenía un poder abso­ Coriolano, fam oso patricio, disgusta­
do con la plebe, abandonó R om a y acu­
luto en el hogar: era el encargado dió a sitiarla al frente de un pueblo
enemigo. En vano los sacerdotes, los
cónsules y los ciudadanos más respe­
tables le im ploraron que se retirara,
pues no se dignó siquiera contestarles.
E ntonces lo visitó su madre. La ancia­
na avanzó con paso firm e y le preguntó:
“ ¿Es con mi h ijo o con un enem igo con
quien debo hablar?” . Coriolano inclinó
la cabeza y ordenó levantar el asedio.
Se dice que en cierta ocasión los
senadores no se atrevieron a aprobar
una m edida destinada a com batir el lujo
¡jorque sus esposas, contrarias al pro­
yecto, concurrieron a la sesión.

Todos los años los romanos ce­


lebraban el día de la madre o ma-
tronalia; con ese motivo efectua­
ban una solemne fiesta religiosa,
y les hacían regalos.

Celebración del matrimonio en Rom a. Los fu ­


turos esposos se dan la m ano derecha; en la
izquierda, el hom bre sostiene un bizcocho que
rerá consumido ante el s a c e r d o t e o flámine.
Juno, la diosa del hogar y de la fidelidad con­
yugal, se encuentra entre los esposos.

146
En la tumba de un niño romano fueron reproducidas algunas escenas de su vida: se lo ve, recién
nacido, en brazos de su madre; luego, ya más grande, m imado por su padre y jugando con un
carrito; por último, recitando su lección de declamación.

L a e d u c a c ió n . Al noveno día mentos de cálculo. Usaba con fre­


del nacimiento, el niño era pre­ cuencia los azotes para mantener
sentado por el padre ante el altar la disciplina.
doméstico, en presencia de los pa­ Los alumnos de familias pu­
rientes y amigos, y recibía un dientes completaban su instruc­
nombre. ción estudiando las reglas del idio­
Los niños fueron al principio ma latino y el griego bajo la
educados por los padres. Luego dirección de un gramático, quien
asistieron a la escuela, donde un les leía y comentaba las principa­
magister (m aestro) les enseñaba les obras literarias. La enseñanza
a leer y escribir y algunos rudi­ superior, a cargo del retórico, se

Ya en los tiempos de R om a los niños com etían la falta de llegar tarde a la escuela: mientras dos
compañeritos más puntuales leen en rollos de pergamino, el rem olón escucha las reconvenciones
del maestro. (D e un bajorrelieve hallado en N eum agen, Tréveris.)

147
preocupaba sobre todo de prepa­ Sin embargo, los que sobresa­
rar oradores y abogados. lían por sus méritos o conseguían
La educación era costeada por en cualquier forma captar el afec­
los padres; como entre los griegos, to de su amo, a menudo obtenían
acompañaba al niño un esclavo, el de éste la libertad. También la
pedagogo, a la vez ayo y pre­ alcanzaban comprándose a sí mis­
ceptor. mos, con las pequeñas sumas de
dinero que solían regalarles e iban
Las mujeres quedaban junto a
ahorrando.
sus madres, adiestrándose en los
quehaceres domésticos; sin embar­ El ex esclavo quedaba en con­
go, las hubo de gran cultura, y aun dición de liberto, semejante a la
existieron escuelas especiales para del extranjero; no gozaba de los
ellas. derechos políticos, pero sí de los
civiles; además, debía ciertas aten­
ciones a su antiguo dueño, llamado
E s c l a v o s y l ib e r t o s . El nú­ patrono. Los hijos de los libertos
mero de esclavos aumentó mucho estaban desligados de este com­
con las conquistas. Podían ser ur­ promiso y les resultó cada vez más
banos o de la ciudad, dedicados a fácil obtener la ciudadanía.
las tareas domésticas e industria­
les, y rurales o rústicos, empleados
en el campo. Se les trataba con
crueldad; sobre todo a estos últi­ ORGANIZACIÓN DE LAS CONQUISTAS
mos, sometidos a labores agobian­
tes, azotados y encerrados en es­ Los territorios conquistados fue­
trechos calabozos. Los que pre­ ron organizados por una ley llama­
tendían huir eran marcados en la da Provincie (para los vencidos)
frente, con una letra F de hierro origen del nombre de provincia
candente, inicial de fugitivo. que tomaron. Estatuía el respeto

148
a la religión y las costumbres lo­ de plata; finalmente se acuñaron
cales, la conservación de las auto­ el denario y el sólidus (sueldo)
ridades allí existentes y la desig­ de oro.
nación de un gobernador, el pro­ Las conquistas concentraron en
cónsul o más raramente el propre­ Roma la mayor parte del nume­
tor, elegido entre los cónsules y rario y de los metales preciosos
pretores que terminaban su perío­ existentes; en menos de cincuenta
do. Sus funciones eran principal­ años ingresó al tesoro público una
mente tres: la justicia, las finan­ fortuna cuantiosa.
zas y el orden público.
Los impuestos eran percibidos La acum ulación de grandes capitales
por ciertos agentes autorizados hizo nacer el deseo de la especula­
llamados publícanos, quienes pa­ ción. L os banqueros otorgaban présta­
gaban periódicamente al estado mos usurarios, sobre tod o en las provin­
cias, donde el dinero escaseaba. T a m ­
una suma global. bién suministraban fondos en con dicio­
nes sum amente onerosas a los armadores
de barcos y empresarios.
Los publícanos consiguieron con fre­
cuencia sus privilegios por sumas rela­ Los principales renglones del tráfico
tivam ente reducidas; además procura­ eran el trigo de Sicilia, E gip to y África,
ban recabar el m ayor beneficio, cobran­ los tapices de Oriente, las obras de arte
do los im puestos sin consideraciones; de de Grecia, los vinos de las islas del
ese m odo realizaron ganancias enormes. E geo, y los esclavos. En Atenas, Saló­
L os gobernadores, por su parte, c o ­ nica, Alejandría y otras muchas ciuda­
m etieron toda clase de abusos; Verres, des y puertos se establecieron más de
procónsul de Sicilia durante tres años, cien m il m ercaderes italianos.
fue el más fam oso por sus excesos. El
gran orador Cicerón lo acusó en el Consecuencias sociales. Con los
año —70 ante el tribunal. Aunque Verres territorios de los vencidos se for­
consiguió el patrocinio del m ejor abo­ mó el ager publicus (tierra públi­
gado de la ciudad, eran tan evidentes
los desmanes com etidos que resultó im ­ ca ). Fue arrendado, en gran parte,
posible refutarlos; los jueces, sin em ­ a los miembros de las clases di­
bargo, se lim itaron a prohibirle residir rigentes (senadores, magistrados,
en Rom a. etc.). Éstos no tardaron en con­
siderar esas tierras como propias,
dejando de pagar su locación.
C o n s e c u e n c ia s de las con­ Así fueron ensanchándose los
Podemos dividirlas en
q u is t a s . dominios privados, y formaron los
tres grupos: económicas, sociales llamados latifundios ( latus: an­
y culturales. cho; íundus: terreno), mientras
disminuía el número de propieta­
Consecuencias económicas. La rios, hasta no pasar de 2 000.
Roma primitiva era esencialmente
agrícolo - ganadera- su comercio, M oneda romana. En el anverso, el busto
de M arco B ruto; en el reverso, el gorro de
muy escaso, se efectuaba por true­
la libertad.
que o mediante el empleo de mo­
nedas extranjeras. Recién en el
siglo —IV aparecieron las primeras
monedas romanas, de poco valor,
llamadas ases, que eran de bronce;
después aparecieron el denario,
equivalente a diez ases, y el sex-
tercio, de dos ases y medio, ambos

149
Este detalle del m onum ento de Igel, que se conserva en el museo de Tréveris, representa un
banquete en Rom a. Los comensales se han dispuesto alrededor de la mesa, algunos recostados sobre
divanes; solícitos servidores los atienden y sirven extraños platos y selectos vinos. (F o to Alinari,
Giraudo.)

El trabajo libre fue desalojado pios del carácter varonil. Los jó­
poco a poco por el realizado por venes de familia pudiente eran en­
los esclavos: convenía más com­ viados a Atenas o a la isla de
prar un individuo, enteramente Rodas, lugares donde funcionaban
sometido a su dueño, que contra­ famosas escuelas, para perfeccio­
tar a un hombre libre, con horas nar sus estudios. La clase ilustra­
fijas de trabajo, y que podía reti­ da se complacía en hablar en grie­
rarse en cualquier momento. Con go, afectando desdén por la lengua
esto, la desocupación alcanzó gra­ latina.
ves proporciones.

Consecuencias culturales. De Cambio en las costumbres. La


todos los pueblos avasallados, nin­ sencilla vida primitiva cambió por
guno influyó tanto sobre Roma otra lujosa y refinada. La casa
como el griego, o más exactamen­ se hizo amplia y suntuosa, ador­
te, el grecooriental. nada con estatuas y cuadros; el
Los dioses griegos concluyeron mobiliario fue más rico y variado,
por identificarse con los romanos. las comidas copiosas y compli­
Los misterios, implantados con el cadas.
nombre de bacanales, tomaron tal Las relaciones sociales adquirie­
carácter orgiástico y vergonzoso ron mayor importancia; la disci­
que hizo necesaria la intervención plina familiar se debilitó, los di­
del estado. vorcios se multiplicaron; los vicios
Alcanzaron gran auge el idio­ y aberraciones destruyeron la an­
ma y la gramática griega; profe­ tigua austeridad. Se propagaron
sores públicos y privados los ense­ los cultos de Osiris, Isis y Cibeles,
ñaban, además de la literatura, la dioses y diosas de Oriente, con sus
elocuencia y el derecho. Comenzó sacerdotes exóticos acompañados
también a practicarse la música por flautistas y tocadores de cím­
instrumental, el canto y la danza, balo. La incredulidad fue ganan­
antes considerados como impro­ do terreno.

150
Las nuevas ideas y costumbres en­
contraron un enem igo enérgico en Ca­
tón, el im placable adversario de Cartago.
Siendo censor, hizo expulsar de Rom a
a muchos filósofos y gram áticos griegos;
borró de la lista a algunos senadores,
notables por su disipación, y gravó los
objetos de lujo con pesados impuestos.
Pero el mal era dem asiado hondo
para que pudiera remediarse. P or otra
parte, lo que seguía llamándose pueblo
romano no era ya aquel conjunto hom o­
géneo de cultivadores y soldados a quie­
nes la ciudad del L acio debió su gran­
deza, sino una cbnfusa y heterogénea
muchedum bre venida de todos los pun­
tos del orbe antiguo.

LOS GRACOS

La concentración de la tierra y
del dinero determinó la formación
de dos clases sociales extremas:
una minoría excesivamente rica, y
una enorme masa cada vez más
pobre.
Como ésta disponía del voto y
los ambiciosos aspiraban a los car­
gos públicos para medrar con ellos,
cundió la costumbre de vender los
sufragios, con lo que las eleccio­
nes se trocaron en vergonzosos co­
mercios.
Dos hermanos de ilustre fami­
lia, Tiberio y Cayo Graco, inten­
taron restablecer la antigua clase

151
media convencidos de que sólo ella denó la venta de trigo a bajo pre­
podría contener la decadencia po­ cio, proyectó la construcción de
lítica y moral de Roma. caminos y obras públicas para
Tiberio Graco, elegido tribuno combatir la desocupación, y pro­
en el año —133, hizo sancionar una puso la ley social que concedía la
ley agraria, destinada a recuperar ciudadanía a todos los italianos,
las tierras usurpadas del ager pu- para dificultar la venta del voto
blicus, para distribuirlas entre los a causa de su gran número.
menesterosos, con la condición de En —122 Cayo fué reelecto tri­
cultivarlas personalmente. buno y su poder pareció incon­
Pero los ocupantes del ager pú­ trastable. En cambio, su fracaso
blico, firmes en la idea de su po­ estaba próximo. La muchedumbre,
sesión definitiva, se resistieron en­ acostumbrada a la vida sensual de
carnizadamente a la devolución, y la ciudad y a la venta del voto,
la masa corrompida prefería la rechazó las reformas.
miseria a las rudas faenas del
campo.
Cayo com etió el error de ausentarse
Próximo a expiar su mandato, para dirigir en persona la fundación de
Tiberio trabajó para ser nueva­ una nueva Cartago; sus enem igos apro­
mente electo. El día del sufragio, vecharon la circunstancia para acusarlo
un grupo de aventureros produjo de querer perpetuarse en el m ando y de
haber violado la ley que declaraba mal­
un desorden en el foro, en el cur­ dito el sitio de la antigua rival de Rom a.
so del cual Tiberio y muchos de
sus partidarios perecieron asesina­
dos; otros fueron desterrados y al­ Al pretender una segunda re­
gunos condenados a muerte. elección, Cayo Graco fué derrota­
Sin amedrentarse por ello, Cayo do. Exasperado por la hostilidad
Graco, electo tribuno en el año de sus adversarios, se sublevó en­
-123, renovó las tentativas de re­ tonces, atrincherándose con sus
forma social en una escala más partidarios en el monte Aventino.
amplia. Dispuso, entre otras me­ Al saber esto, el cónsul procedió
didas. la fundación de colonias, or­ al desalojo de los rebeldes. Cayo
se hizo matar por un esclavo; su
cadáver fue arrojado al Tíber;
2 000 de sus adictos perecieron.
Las leyes agrarias fueron abolidas
y las tierras públicas quedaron en
poder de sus ocupantes.

Las guerras civiles

M a r io . Un ciudadano ambi­
cioso y valiente, llamado Cayo
Mario, adquirió gran prestigio al
vencer y traer prisionero a un rey
de Numidia que había pretendido
sacudir el yugo romano.

152
Elegido cónsul reformó el ejér- do a los teutones en Aix y a los
cito, admitiendo en sus filas a los cimbrios en Vercelli (años -102
hasta entonces excluidos por su y -1 0 1 ).
pobreza y asignándoles un sueldo.
Sila. Los italianos, cansados
Aumentaron así los efectivos, y el de esperar la ciudadanía y exaspe­
ejército resultó más homogéneo y rados por las humillaciones y los
mejor preparado; pero el servicio malos tratos, finalmente recurrie­
militar dejó de ser un deber cívico ron a la fuerza, originando la gue­
para convertirse en oficio lucra­ rra social (es decir, de los socios),
tivo. que duró dos años, fue sumamente
reñida y puso en peligro el poder
A su regreso de África, Mario
romano (-9 0 a —88).
fue reelecto cónsul, lo que era con­
El senado reforzó el ejército con
trario a la costumbre. El hecho
soldados extranjeros: númidas y
obedeció al terror inspirado por
galos, cuyo mando confió a Sila,
dos pueblos bárbaros: los cimbrios
perteneciente a la nobleza, y que
y los teutones, oriundos del norte,
había sido lugarteniente de Mario.
que desde años atrás arrasaban la
Galia y España. Sila venció a los sublevados; no
obstante ello, el senado concedió
Mario adiestró sus tropas cuida­ el derecho de ciudadanía a los na­
dosamente, y luego atacó a los in­ tivos de la península itálica que
vasores por separado, exterminan­ aún no lo poseían.

153
Lucha entre Mario y Sila. Mi- Mientras tanto Mario, de regre­
trídates, rey del Ponto, país del so a la península, consiguió apode­
Asia Menor ribereño del mar Ne­ rarse de Roma con el apoyo del
gro, provocó en ese momento un cónsul Cinna y persiguió a muerte
levantamiento general de los pue­ a los partidarios de su rival. Al
blos de Oriente, víctimas de los fallecer durante el ejercicio de su
abusos de los publícanos y pro­ séptimo consulado, lo reemplazó
cónsules. En un día convenido del su hijo adoptivo, Mario el Joven.
año -8 8 fueron asesinados 80 000 En el año -8 3 , Sila desembarcó
italianos residentes en la región. de nuevo con su ejército en Brín-
El senado decidió enviar a Sila disi. Todas las fuerzas enviadas
con un ejército; Mario trató de para detenerlo fueron arrolladas;
impedirlo, pero fracasó y debió muchas de ellas pasaron a sus fi­
huir a África. las, seducidas por los grandes suel­
Sila desembarcó en Grecia con dos y los ricos regalos que repar­
30 000 hombres y sitió a Atenas, tía. El caudillo aristocrático pudo
vigorosamente defendida, siendo así entrar en Roma sin combatir;
cercado a su vez por las tropas Cinna pereció asesinado; Mario el
enviadas por Mitrídates; no obs­ Joven se suicidó; Sertorio, otro de
tante su crítica situación, después los jefes, huyó a España, donde
de un año de duras privaciones, más tarde sostuvo una larga lucha
consiguió tomar la ciudad y ven­ contra Roma.
cer al enemigo exterior en las ba­
tallas de Queronea y Orcómeno.
Luego desembarcó en Asia, donde Dictadura de Sila. El vencedor
Mitrídates solicitó la paz ( —85). recibió del Senado el título de
Sila impuso pesadas multas a las “Dictador encargado de redactar
ciudades asiáticas; una parte con­ las leyes y organizar la Consti­
siderable del dinero recaudado fue tución”.
distribuida entre las tropas.

D ueño absoluto del poder, ejecutó


terribles venganzas. Sus enem igos figu­
raban en listas cuyas copias eran colo­
cadas en lugares públicos; los anotados
en ellas, llam ados proscriptos, quedaban
fuera de la ley; cualquiera podía m a­
tarlos im punem ente; sus bienes se re­
mataron en ben eficio del estado; los
amigos de Sila los com praron por pre­
cios irrisorios.

En el desempeño de su dictadu­
ra, ejercida por dos años en vez de
seis meses que era el máximo, Sila
promulgó una serie de leyes lla­
madas cornelianas (de Cornelio,
nombre de su familia). Por ellas
aumentó el poder del senado, re­
dujo en cambio el de los tribunos

154
Un rico ciudadano, que no intervenía en política,
leyó su nom bre en la lista de proscriptos. Deses­
perado, exclam ó: ¡D esdichado! M e ha perdido mi
casa en Alba. En efecto, un partidario de Sila, que
la codiciaba, lo había incluido en dicha lista pa­
ra tener oportunidad de arrebatársela. (Cuadro de
H. M . B u rto).

y los comicios, y reglamentó seve­


ramente las atribuciones de los
procónsules.

Dispuso, además, que los hijos y nie­


tos de los proscriptos no pudiesen des­
em peñar funciones públicas y manum itió
a los esclavos que les habían pertene­
cido. Éstos, en núm ero de 10 000, lo
eligieron com o protector tom ando el
nom bre de cornelianos.

En ei año -7 9 Sila abdicó la


dictadura y al año siguiente mu­
rió. Sus restos fueron sepultados
en el Campo de Marte con cere­
monias de extraordinaria solem­
nidad.

P om peyo. La influencia polí­


tica de Sila fue heredada por
Pom peyo, yerno y protegido del Al regresar de España, Pompe­
dictador, valiente, culto y elo­ yo dispersó algunas bandas de fu­
cuente. gitivos; con eso se atribuyó el mé­
El senado le confió la misión rito de haber terminado la guerra.
de atacar a Sertorio, que desde
cinco años atrás combatía victo­
riosamente a los romanos en Es­
paña, donde había organizado un
gobierno.
Pom peyo no consiguió vencerlo,
pero Sertorio fue asesinado y sus
huestes se sometieron.
Durante la ausencia de Pompe­
yo estalló en Italia una subleva­
ción de esclavos encabezada por
un gladiador llamado Espartaco.
El movimiento adquirió serias pro­
porciones; pero los sublevados ca­
recían de disciplina y unidad de
acción; Craso, del bando democrá­
tico, concluyó por vencerlos en
una batalla en la que murió Es­
partaco. Pom peyo.

155
Pompeyo y Craso llegaron con el Senado mediante sus famosos
sus respectiva* fuerzas ante R o­ discursos: las catilinarias, y arres­
ma; cuando el choque parecía in­ tó a gran número de complicados,
minente, ambos caudillos llegaron varios de los cuales fueron ejecu­
a un acuerdo y se hicieron elegir tados. Catilina consiguió huir y
cónsules; las leyes cornelianas fue­ encabezar algunas fuerzas arma­
ron abolidas ( - 7 0 ) . das, pero fue vencido y muerto en
Aprovechando la confusión cau­ el combate de Pistoia (-6 2 ) .
sada por las guerras civiles, es­
cuadras de piratas salidas del Asia
Menor infestaron el mar Medite­ E l p r i m e r t r i u n v i r a t o . Al re­
rráneo, llevando su audacia hasta gresar de Oriente, Pompeyo li­
atacar la propia península. Pompe­ cenció su ejército. El senado, re­
yo recibió el encargo de destruir­ celoso de su popularidad, le hizo
los. Provisto de grandes recursos en objeto de desaires. Craso tenía
hombres, dinero y barcos, pudo en también motivos de queja contra
breve tiempo cumplir este cometi­ el senado; no obstante, ambos va­
do. Como recompensa fue nom­ cilaban en asociarse, pues se des­
brado jefe del ejército que com­ confiaban. Un tercer personaje,
batía contra Mitrídates, quien Cayo Julio César, consiguió recon­
había reabierto las hostilidades. ciliarlos y pactar en el año -6 0
Pompeyo le obligó a refugiarse en una alianza llamada después pri­
Crimea, donde se suicidó en el mer triunvirato, que no designaba
año -6 3. Luego convirtió la Siria una forma de gobierno sino la
en provincia romana y entró en unión de tres caudillos. César fue
Jerusalén, después de un sitio. electo cónsul con la ayuda de sus
socios; hizo aprobar los actos de
C o n s p i r a c i ó n d e C a t i l i n a . Un Pompeyo y concedió recompensas
antiguo partidario de Sila, llama­ a los veteranos de éste y de Craso.
do Catilina, tramó una conspira­ Al terminar su consulado ocupó el
ción para tomar el poder por la cargo de procónsul de las dos Ga-
fuerza. Cicerón lo denunció ante lias (Cisalpina y Trasalpina).

“ ¿H asta cuándo, C a tilin a ,


abusarás de nuestra pacien­
cia?” . Con esta famosa fra­
se, Cicerón enfrentó al cons­
pirador Catilina en el Sena­
do (6 3 a .C .) . (Cuadro da
M accari.)
CÉSAR Los galos sometidos se rebela­
ron reiteradamente; la sublevación
Julio César nació en Roma en más grave tuvo como jefe a Ver-
el año -100. Descendía de una cingétorix.
familia patricia que pretendía in­ César consiguió encerrarlo, tras
cluir entre sus antepasados a la hábiles maniobras, en la ciudad de
diosa Venus; era sobrino de Mario Alesia. Organizó una doble línea
y yerno de Cinna. de circunvalación, y después de
rechazar a los atacantes que acu­
dían en socorro de los sitiados se
Fue un orador elocuente, un desta­
apoderó de la ciudad. El resto del
cado escritor y el más grande militar
de su época. Era audaz, valiente, enér­ país fue sometido (-5 1 ).
gico, generoso hasta la prodigalidad,
hábil político y trabajador infatigable; La conquista de las Galias perm itió
pero estaba dom inado por la m ayoría a César form ar un ejército de vetera­
de los vicios propios de su tiem po y nos disciplinados e incondicionalm ente
por una am bición sin límites, que sos­ adictos.
tenía una confianza ciega en sí mism o.
Esta fuerza poderosa, que respondía
M uchas anécdotas ponen de mani­ a un caudillo dem ocrático, lo puso en
fiesto su carácter. En el año -4 8 , m ien­ condiciones de realizar el programa so­
tras cruzaba el Adriático sobre una frá­ cial varias veces m alogrado por otros
gil nave, lo sorprendió la tem pestad; dirigentes menos fuertes y capaces.
el piloto, atem orizado, quería volver
cuanto antes a la costa; pero le ob ligó
a seguir, diciénd ole: “ Nada temas, lle­ L ucha entre C ésar y P om pe -
vas contigo a César y su fortuna” .
yo .Mientras tanto, Pompeyo ha­
En otra ocasión, la lectura de la vida
de A lejandro le arrancó amargas lágri­ bía quedado en Roma y Craso
mas al pensar que a su edad el gran había muerto a orillas del Eufra­
m acedonio era dueño del Im perio persa, tes en un encuentro con los partos,
mientras él nada notable había realizado
pueblo belicoso del Irán.
todavía.
D urante una marcha, alguien se burló Los disturbios políticos que per­
de la pequeñez de una aldea visible a turbaban a Roma hicieron que el
un costado del cam ino. “ Preferiría ser senado designara a Pompeyo “cón-
el prim ero en esa aldea — exclam ó C é­
sar— antes que el segundo en R om a.”
T u v o el coraje de enfrentarse con
Sila, negándose a repudiar a su esposa
Cornelia, hija de Cinna, com o lo exigía
el dictador, y más tarde celebrando so­
lem nes funerales en honor de M ario.
Capturado por los piratas, fue puesto
en libertad a cam bio de un rescate, e
inmediatamente organizó por su cuenta
una flotilla con la que consiguió apo­
derarse de sus secuestradores, a quienes
hizo ahorcar.

Nombrado procónsul de las Ga-


lias, César conquistó la parte aun
no sometida de la Galia y las co­
marcas ribereñas del Rin. Por
primera vez los romanos penetra­
ron en Inglaterra y en Alemania.

157
sul único con autoridad ilimitada”. Un hijo de M itrídates invadió en ese
Envanecido por ello, quiso enton­ m om ento el Asia M enor; César m archó
a su encuentro y lo aniquiló en una
ces anular a César, a cuyo efecto campaña dé cinco días, que originó su
obtuvo se le ordenase regresar a célebre frase: “ Ven/, vid i, v ici” : “ Vine,
la capital. Pero éste, que estaba vi y ven cí” .
acampado a orillas del río Rubi­
cón, lo franqueó con sus tropas y
marchó sobre Roma, exclamando:
“Alea jacta est” : “La suerte está
La pacificación definitiva fue
echada”.
alcanzada después de otras dos
La ciudad fue ocupada fácil­ campañas. En África (actual Tú­
mente ; Pompeyo huyó a Grecia nez), César batió en la batalla de
con sus partidarios. Sin preocu­ Tapso a un gran ejército que ha­
parse de ellos por el momento, bían formado los hijos de Pompe­
César fue a España, donde hizo yo. Éstos consiguieron ganar nue­
capitular las legiones favorables a vamente la adhesión de las legiones
Pompeyo allí establecidas. Asegu­ de España; pero fueron derrotados
rada de ese modo su retaguardia, otra vez en la sangrienta batalla
volvió a Roma, cruzó el Adriático de Munda; uno de ellos murió
en pleno invierno y derrotó a su combatiendo; el otro, se refugió
rival en Farsalia ( - 4 8 ) . en los Pirineos ( —45).

Pompeyo se refugió en Egipto,


confiado en la amistad de su rey;
pero éste lo mandó matar, creyen­
do congraciarse con los vencedo­ D ic t a d u r a d e C é s a r . Procla­
res. De nada le valió, pues fue mado dictador vitalicio, César res­
destronado y reemplazado por su tableció el orden, perdonando y
hermana, la princesa Cleopatra, aún favoreciendo a muchos de sus
famosa por su belleza. antiguos adversarios.

158
Incorporó al senado ciudada­ ‘‘ idus de marzo” (e l día 15) ; César
cruzóse con él en su cam ino y le dijo
nos de las provincias, vigiló a los
con sorna: “ Los idus de marzo han
gobernadores, mejoró la justicia, llegado” , a lo que el adivino respondió:
fundó colonias agrícolas para sus “ P ero todavía no han pasado” .
veteranos y la gente pobre y en­
comendó al sabio Sosígenes la
reforma del calendario, fijándose
la duración del año solar en 365 C r i s i s d e l a r e p ú b l i c a . Los

días y 6 horas. asesinos se equivocaron completa­


mente sobre la acogida que su
El poder absorbente del dicta­ crimen iba a tener en la opinión;
dor y la importancia cada vez en lugar de producir el estallido
mayor que concedía a los extran­ de entusiasmo que esperaban, el
jeros, indignó a algunos espíritus hecho provocó un desconcierto y
fieles a las libertades de la anti­ estupor general.
gua república patricia y a la idea
de la superioridad del pueblo ro­ El cónsul Marco Antonio explo­
mano respecto de los demás. En­ tó hábilmente la incertidumbre
tre ellos se encontraba M arco Bru­ del momento para adueñarse del
to, hijo adoptivo de César, a quien poder y ordenar la celebración de
Casio Longino, antiguo oficial pom- solemnes funerales en honor del
peyano, convenció de la necesidad caído. La lectura del testamento
de asesinar al dictador. de César, favorable al pueblo, la

El día 15 de marzo del año —44,


César concurrió al senado. Los conjura­
dos, que llevaban puñales escondidos, lo
rodearon y a una señal convenida se
precipitaron sobre él; César se defen­
dió vigorosam ente, pero descubriendo a
Bruto entre sus enem igos, exclam ó con
dolorosa sorpresa: “ T ú tam bién, Bruto,
¡h ijo m ío !” ; y se cubrió la cabeza con
un pliegue de la toga, dejando de ofre­
cer resistencia. Su cuerpo, acribillado
de heridas, cayó cerca del pedestal de
una estatua de P om peyo, que adornaba
el recinto.
Según la tradición, mientras marcha­
ba para el senado le ha&ían entregado
un escrito advirtiéndole él peligro, pero
distraído por su com itiva, rio pudo leer­
lo. T am bién se afirmaba que un adivi­
no le aconsejó que desconfiara de los

Marco Antonio muestra al pueblo la toga ensan­


grentada de Julio César: “ Y ahora, si teneís lágri­
mas, preparaos a verterlas; todos vosotros conocéis
esíe m anto . . ¿
Os m uestro las heridas del dulce César, pobres, po­
bres bocas mudas, y les pido que hablen por m í” .
( S h a k e s p e a r e : Julio Cesar.)

159
proscriptos. T o d o el que ocultara o pro­
tegiera la fuga de un proscripto quedaba
en la misma con dición que éste; el que
en cam bio presentaba una de sus cabe­
zas, recibía un prem io en dinero y la
libertad con la ciudadanía si era esclavo;
el nom bre de los asesinos y el de los
delatores se mantenían en secreto; 128
senadores y 2 000 caballeros perecieron,
entre ellos Cicerón.

Octavio y Antonio marcharon


luego a Macedonia, asilo de los
republicanos, y los derrotaron en
la batalla de Filipos a fines del
año -4 2 ; Bruto y Casio se suici­
daron.

Antonio permaneció en Oriente


vista del cadáver, la exhibición de
y Octavio regresó a Roma.
su túnica ensangrentada y el elo­
gio hecho por Antonio despertaron En el año —36, Octavio sobornó
la cólera de los presentes, quienes a las tropas de Lépido, encargado
incendiaron las casas de los homi­ del gobierno de África, y le obligó
cidas obligándoles a huir. En esas a dejar su puesto de triunviro,
circunstancias, Octavio, sobrino y nombrándolo en cambio Pontífice
heredero del dictador, llegó de Máximo.
Grecia, donde estaba estudiando.
Con esto quedaban frente a
Era un joven de 19 años, tímido frente los dos antiguos competido­
y enfermizo, pero astuto y ambi­ res. Pero, mientras uno actuaba
cioso. Consiguió reunir un ejérci­ con provecho, el otro, casado con
to, con el que hizo derrotar a Cleopatra, llevaba una vida de
Antonio, opuesto a sus planes. fiestas y placeres. Después de ata­
car sin éxito a los partos, donó
Luego, irritado con los senado­
Egipto a su esposa, y diversas re­
res que le quisieron retirar el man­
giones de Asia y África a los hijos
do de las tropas, volvió a Roma,
de ésta; semejante actitud equiva­
donde se hizo elegir cónsul a pe­
lía a desmembrar el dominio ro­
sar de su juventud, y se reconcilió
mano, en beneficio del extranjero.
con su rival. Ambos, en compañía
Explotando el sentimiento nacio­
de Lépido, gobernador de la Galia
nal, Octavio se hizo otorgar la
trasalpina, formaron el segundo
misión de combatir a la reina egip­
triunvirato, distinto del primero
cia. La flota de Agripa derrotó
por ser un verdadero gobierno
a la adversaria en la batalla naval
compuesto de tres dictadores, con­
de Accio ( - 3 1 ) . Antonio y Cleo­
firmado por una ley.
patra se refugiaron en Alejandría.
Al verse perdido, el primero se
suicidó y Cleopatra siguió su ejem­
Los triunviros persiguieron sin des-
canso a los adversarios de César. C om o plo, haciéndose morder por una
en el tiem po de Sila, hicieron listas de serpiente venenosa.

160
CAPÍTULO XI

EL IMPERIO
ROMANO

EL CR ISTIA N ISM O

Después de las guerras civiles, Roma adoptó el gobierno im ­


perial, cada vez más semejante a las m onarquías de O riente.
Llegó entonces al apogeo de su grandeza. Pero el proceso de
descomposición p o lítica , detenido d u rante tres siglos, provocó
fin a lm e n te su derrum be.
El cristianism o señaló el com ienzo de una nueva era para el
mundo.

Fundación y primeros
tiempos del imperio

Octavio vivió sencillamente y ma. Su autoridad quedó consa­


aparentó respetar la forma republi­ grada en el año —27 con el título
cana de gobierno, pero asumió to­ de Augusto, reservado a los dioses;
das las magistraturas, una tras a la muerte de Lépido ocupó tam­
otra, concluyendo por ser simultá­ bién el Pontificado Máximo.
neamente cónsul, pretor, tribuno, El año —27 puede considerarse
cuestor y censor o prefecto de las como la fecha inicial del imperio.
costumbres. En cada uno de esos Augusto gobernó el estado acer­
cargos tenía colegas electivos. tadamente. Creó nuevas magistra­
Además fue príncipe del senado turas: el Consejo Privado, que lo
y obtuvo el imperio proconsular, o asesoraba, constituido por sus ami­
sea el mando civil y militar sobre gos íntimos, entre los cuales los
las provincias, y luego sobre R o­ dos principales fueron Agripa y

1 61
M ecenas; el Consejo del Príncipe, Augusto fundó el culto oficial
formado por senadores y altos del emperador con sacerdotes y
funcionarios, especie de ministerio; ritos propios; al morir el año 14
las oficinas imperiales, a cargo de fue divinizado, mediante una cere­
empleados de experiencia para la monia llamada apoteosis.
administración de las provincias;
los cuatro prefectos: de la ciudad, Así como el siglo de Pericles
para atender los asuntos edilicios señaló la culminación de la cultu­
y el orden de Roma; del pretorio, ra griega, el siglo de Augusto mar­
para mandar la guardia personal có el apogeo del florecimiento ar­
de Augusto; de los vigiles, para tístico y literario de Roma.
dirigir la policía, y de la anona,
para cuidar el abastecimiento del
pueblo romano.
LOS EMPERADORES HASTA EL FINAL
Embelleció la ciudad de Rama DEL SIGLO II
con grandiosas construcciones, y
pudo decir con acierto que recibió
una ciudad de ladrillos y dejó una
de mármol; reorganizó las finan­ Sucedieron a Augusto cuatro
zas, confiando el cobro de las con­ emperadores vinculados a su fa-
tribuciones a juntas locales seve­ inilia:
ramente vigiladas; hizo votar le­
yes con el objeto de dificultar los Tiberio, su yerno e hijo adopti­
divorcios, excesivamente frecuen­ vo, actuó con rectitud y ecuanimi­
tes, de mejorar las costumbres y dad; pero más tarde, al descubrir
de limitar la manumisión de es­ una conspiración urdida por su
clavos que al convertirse en liber­ favorito Seyano, inició una era de
tos aumentaban el número de per­ terror contra los nobles y se en­
sonas sin oficio. cerró en la isla de Capri, cerca de
Nápoles, donde falleció. Calígula
Ordenó algunas campañas para
enloqueció poco tiempo después
asegurar las fronteras. En Alema­
de ser coronado y cometió las peo­
nia las expediciones llegaron has­
res extravagancias; fue asesinado.
ta el río Elba. Una de ellas ter­
minó con un desastre. Augusto Claudio hizo construir un acueduc­
ordenó entonces el retiro de sus to para mejorar la provisión de
tropas hasta la orilla izquierda del agua de Roma y grandiosas obras
Rin, que los germanos no se atre­ en el puerto de Ostia. Nerón, des­
vieron a cruzar. pués de algunos años de buena
administración, se entregó a orgías
y locos caprichos. En el año 64,
Los gobernadores de provincia perci­ un gran incendio destruyó siete
bieron un sueldo fijo, y no pudieron barrios de Rom a: atribuyóse el
bajo ningún con cepto recaudar otros hecho al emperador, quien para
em olum entos; sus actos fueron estrecha--
m ente vigilados: los habitantes adqui­ desviar el descontento acusó a los
rieron el derecho de recurrir en queja cristianos, ordenando la primera
ante el emperador por las disposiciones persecución contra ellos. En el
que considerasen arbitrarias. Augusto año 68 se sublevaron los ejércitos
realizó largos viajes por las provincias,
que resultaron beneficiadas con las m e­ de las fronteras; Nerón se hizo
didas ordenadas por el ilustre visitante. matar por su secretario.

162
La sucesión imperial provocó
recias luchas entre varios aspiran­
tes, hasta que el «jército que guar­
necía el Oriente impuso a su ge­
neral Vespasiano.
Fue un gobernante laborioso,
económico y sencillo. Su hijo Tito
terminó la campaña iniciada por
él contra los judíos sublevados,
tomando a Jerusalén en el año 70:
los tesoros del templo figuraron
en el desfile del triunfo, realizado
en Roma.
Tito se distinguió por la bon­
dad de su carácter, que le valió
el apodo de delicia del género hu­
mano; consideraba haber perdido
el día cuando en su transcurso no
tenía la oportunidad de hacer un
favor.
de H erculano y Pom peya, construidas
T erm in ó e inauguró el anfiteatro de en sus laderas.
Flavio, llam ado por el pueblo el C oliseo
(d e Colosseum , co lo s a l), con cebido e Domiciano, hermano de Tito,
iniciado por su padre. Las fiestas reali­ gobernó con eficacia; pero luego
zadas con tal m otivo duraron cien días.
En esta época se produjo la erupción degeneró en déspota cruel. Pere­
del V esubio, que destruyó las ciudades ció asesinado.

El coliseo, también llam ado Anfiteatro Flavio.' Esta form a arquitectónica inventada por los romanos,
se com pone de dos .teatros semicirculares acoplados. El coliseo es casi elíptico, y en sus cuatro
pisos de galerías se ubican más de 50.000 espectadores. Era escenario de combates de gladiadores,
fieras y otras diversiones que gustaban a los romanos.

163
Se inicia así el período de los
Antoninos, que se extiende desde
el año 96 al 192.

Trajano. Era natural de Itáli­


ca, colonia romana próxima a Se­
villa, en España. Fue el primer
emperador nacido fuera de la pe­
nínsula itálica. La conquista de
Dacia. Rumania actual, y la expe­
dición contra los partos, cuya ca­
pital tomó, avanzando luego a lo
largo del Eufrates hasta el golfo
Trajano. Pérsico, fueron sus principales ac­
tos militares. La muerte le sor­
prendió al regreso de esta última
campaña.
Trajano realizó grandes cons­
trucciones: el foro de su nombre,
en Roma, con la columna erigida
en su honor, pórticos, arcos de
triunfo, etc., la ampliación del
puerto de Ostia, los puentes sobre
el Danubio y el Tajo, y la gran
muralla fortificada al sur de Ale­
mania, entre el Rin y el Danubio.
Vigiló minuciosamente la admi­
nistración y creó instituciones de
beneficencia, bibliotecas, etc.

Adriano. Pariente y coterrá­


neo de su antecesor, realizó largos
viajes por el Imperio, ordenando
en todas partes construcciones y
mejoras.
Abandonó las conquistas he­
chas por Trajano sobre los partos;
reprimió con severidad una nue­
va sublevación de judíos que fue­
ron definitivamente dispersados, y
construyó una muralla de mar a
mar al norte de Inglaterra para

Columna de Trajano y corte vertical de la misma.


Guardaba las cenizas del em perador; una continua
faja de relie\es relata sus campañas y guerras con­
tra los germanos, y muestra la activa participación
de aquél en todas las tareas militares.

164
£1 em perador Adriano presencia la apoteosis de
áu esposa Sabina. Los emperadores eran inci­
nerados en el cam po de M arte, figurado aquí
por upa pira. Su alma, purificándose progresi­
vamente en la ascensión, finalmente se fundía
con el sol.

contener las correrías de los es­


coceses. Reglamentó la carrera
administrativa (nombramientos, je­
rarquías, ascensos), e hizo redac­
tar el Edicto Perpetuo, reglas de
procedimiento judicial que debían
ser observadas en lo sucesivo por
los pretores.

Antonino Pío. Pertenecía a una


familia oriunda de Nimes (Fran­
cia). Prudente, sencillo y trabaja­
dor, dio su nombre a la dinastía;
gobernó con economía y acreció
el tesoro público.

165
Este relieve, conservado en el museo del Capitolio
muestra al emperador M arco Aurelio realizando un
sacrificio. Observe el toro que ha de ser inmolado.

mias, terremotos e inundaciones, y


murió agotado por la abrumadora
tarea.

Cómodo. H ijo de Marco Aure­


lio, incurrió en extravagancias y
torpezas que provocaron sangrien­
tos tumultos. Pereció en el curso
de un motín.

Los Antoninos fueron casi todos de


origen provincial. Se transmitieron el
poder pacíficam ente, sin guerras ni re­
voluciones. E ligieron sus sucesores, con
excepción de M arco Aurelio, entre los
hombres más eminentes, los adoptaron
com o hijos y los asociaron al trono pre­
parándolos para sus futuras funciones.
Marco Aurelio. H ijo adoptivo
Fue la época más brillante del im­
de Antonino, fue un emperador fi­
perio (siglo I I ) , por la paz, la pros­
lósofo. Tuvo que afrontar guerras peridad, la regularidad adm inistrativa y
y calamidades, como ser epide- las grandes construcciones.

Los soldados romanos com baten contra los gálatas. Con su uniforme bélico contrastan con los
bárbaros, cuyos cabellos y barbas descuidados les da un aspecto montaraz; además, no tienen caba­
llos. En este relieve, que decoraba el sarcófago Ludovisi, el escultor no d e jó un- solo lugar en
blanco, lo cual ayuda a dar esa impresión de confusión y violencia propia de las batallas.
EL MUNDO ROMANO BAJO EL por el senado, a propuesta del em­
IMPERIO
perador, y los funcionarios direc­
tamente por éste. El prefecto del
Pretorio, jefe de la guardia impe­
rial, llegó a ser el magistrado más
El emperador se convirtió cada importante.
vez más en un soberano absoluto, El imperio tenía como límites:
aunque mantuvo la apariencia re­ al oeste, el océano Atlántico; al
publicana. norte, las montañas de Escocia, el
Era el jefe supremo del ejército Rin, el Danubio y el Cáucaso; al
y la administración, acuñaba las este, la Mesopotamia; y al sur,
monedas con su imagen, ordenaba el desierto de Sáhara, Etiopía y
la percepción de impuestos, auto­ Arabia.
rizaba los gastos, impartía la jus­ Los pueblos que habitaban tan
ticia y dictaba las leyes. vasta superficie, empeñados ante­
riormente en sangrientas guerras,
El senado conservó parte de su se mantuvieron en paz bajo la se­
prestigio. Confirmaba al nuevo vera y activa organización romana.
soberano y le otorgaba la apoteo­ Más allá del imperio existían
sis a su muerte, formalidades que pueblos independientes: tribus nó­
generalmente no traducían su ver­ madas y belicosas, como las de los
dadera voluntad; evacuaba las germanos, o estados guerreros, co­
consultas y vigilaba el gobierno de mo el de los partos. Para preca­
Italia y de las provincias a su verse de ellos se fortificó sólida­
cargo. mente toda la frontera con fosos
anchos y profundos, macizas mu­
Los comicios cesaron de reunir­ rallas y campamentos estables,
se; los magistrados fueron elegidos ocupados por guarniciones.

167
L a s o c i e d a d . La división en­
tre ricos y pobres era muy marca­
da. Los primeros, llamados hones-
tiores, dueños de grandes fortunas,
llevaban una vida de ocio y lujo,
pero también gastaban mucho di­
nero en obras de utilidad general;
los pobres o humiliores atendían
pequeñas industrias o vivían de los
donativos del estado y de los ricos.
Los obreros fundaron corporacio­
nes denominadas colegios que los
protegían y al morir les costeaban
el sepelio en sus panteones o co­
lumbarios.

Pobres y ricos concurrían a las term as,


algunos de cuyos edificios eran inmen­
sos, con baños fríos, tem plados y calien­
tes, y salas de lectura, conferencias y
espectáculos; tam bién asistían al tea tro,
donde presenciaban tragedias, pronta­
Las legiones formaron unidades m ente abandonadas por otros espectácu­
militares completas, con infantería, los menos literarios com o las pantom i­
caballería y máquinas de guerra. mas y las farsas. En el circo asistían
Los soldados eran ciudadanos con­ a las carreras de carros tirados por dos
o cuatro caballos (bigas o cuádrigas),
tratados; junto a ellos existían que daban siete vueltas a la pista. Se
cuerpos auxiliares de bárbaros y efectuaban hasta 24 carreras por día,
provinciales. seguidas con frenético entusiasmo, tradu­
cid o por crecidas apuestas y frecuentes
En las cercanías de los campa­ protestas y tumultos. Finalm ente, en el
mentos surgieron centros urbanos anfiteatro se desarrollaban com bates de
habitados por las familias de los gladiadores, por parejas o grupos, arma­
dos de igual o diferente manera, cacerías
oficiales y la tropa, que fueron el
de fieras, lucha de fieras entre si y
origen de muchas ciudades ac­ más tarde, ejecuciones de cristianos en­
tuales. tregados a las bestias feroces.

L a s dam as rom anas de alcurnia se enorgullecían de


poseer valiosas joyas. A ú n hoy, estos pendientes y el
collar poseen gran valor.

1 68
Los emperadores, asiduos concurren­
tes, organizaban fiestas de larga dura­
ción y repartían víveres; así llenaban
la fórm ula “ panem et circenses” (pan
y diversiones), que satisfacía el anhelo
popular.

EL CRISTIANISMO

Desde el tiempo de los profe­


tas, entre los hebreos se venía
anunciando el arribo de un envia­
do de Dios o Mesías, para redi­
mirlos de sus males y restituirles
su puesto de pueblo elegido o pre­
dilecto.
Como éstos lo concibieron con
el aspecto de un príncipe podero­
so y fuerte, desconocieron a Jesús,
humilde y sencillo, que aconsejaba
la mansedumbre y sostenía la
igualdad de todos los pueblos.

169
Jesús, llamado después Cristo, Genezareth; allí reclutó los doce
el consagrado o ungido, Redentor primeros discípulos: los apóstoles
o Divino Maestro, nació en Belén, (enviados). Sus sublimes exhorta­
hijo de María, que lo concibió sin ciones, consignadas en los Evan­
pecado, y de José, su padre apa­ gelios, revestían con frecuencia la
rente, ambos vecinos de Nazareth, forma de parábolas. Lo combatie­
localidad donde transcurrió su in­ ron los fariseos y lo hicieron arres­
fancia y juventud. A los treinta tar en Jerusalén, acusándole de
años comenzó a predicar en ‘ las pretender el trono y revestirse de
poblaciones ribereñas del lago de una falsa divinidad.

170
Por esto fue condenado a muer­ que pueda hablar al alma con tan­
te, sentencia que debía ser confir­ ta luz de verdad, con tanta fuerza
mada por el procurador romano de ejemplos y con tanta cordia­
Poncio Pilatos, quien aunque no lidad”.
encontró fundamento para la pena
la ratificó, por negligencia o falta Las Sagradas Escrituras revela­
de carácter. ban la existencia de un Dios único,
inmaterial, eterno, todopoderoso,
omnisciente y omnipresente (que
Jesús pereció crucificado, junta­ todo lo sabe y está en todas par­
mente con dos ladrones, en el mon­ tes), revestido de dos atributos
te Gólgota o Calvario, que se le­ hasta entonces no divulgados: su
vanta en las afueras de Jerusalén, infinita bondad y su universali­
ejecución infamante reservada a dad; mientras los dioses antiguos
los esclavos; tenía treinta y tres sólo inspiraban el terror o el inte­
años de edad. Su sacrificio tuvo rés de los fieles y protegían a un
por fin la redención del género pueblo determinado, el Dios de
humano. Nació en la época de Jesús inspiraba amor y amparaba
Augusto y murió en la del empe­ a todos los hombres sin distinción
rador Tiberio. de razas ni de naciones.
Predicó la igualdad ante la jus­
E l N uevo T La ac­
estam ento .
ticia divina: “todos sois uno en el
ción y prédica de Jesús está con­
reino del Señor”, “ los últimos se­
signada en los cuatro Evangelios rán los primeros” ; la fraternidad;
(la buena nueva) escritos por San
“amaos los unos a los otros”, “per­
Mateo, San Marcos, San Lucas y donar las ofensas”; la caridad: “dad
San Juan. Estos libros, junto con
de comer al hambriento, de beber
otros escritos, forman el Nuevo al sediento, de vestir al desnudo” ;
Testamento, vale decir, el nuevo la mansedumbre: “bienaventura­
testimonio de la palabra de Dios. dos los pobres de espíritu (humil­
“Fuera del Santo Evangelio — des) pues de ellos es el reino de
dice Pío X I — no hay otro libro los cielos”, “si alguien te golpea

En las catacumbas se han


encontrado numerosas pin*
turas realizadas por los cris­
tianos. Ésta pertenece a las
catacumbas de Priscila, en
R o m a : una mujer ora con
las manos en alto.

171
Un grupo de cristianos reza su última oración. Será presa de los leones, ante la inmensa m uche­
dumbre congregada en el Coliseo, para presenciar el m acabro espectáculo.

en la mejilla derecha, ofrécele la palabras de consuelo a los pobres


izquierda”; la pureza: “sed puros y desheredados, que despertaron
de corazón”, “sed perfectos, como el entusiasmo y la esperanza en los
vuestro Padre, que está en el cielo, esclavos, menesterosos y proleta­
es perfecto”. rios, cuya vida miserable no ofre­
cía ninguna posibilidad de eleva­
ción y mejoramiento.
L a ig l e s ia p r im it iv a . Desde Un judío, ciudadano romano,
Palestina, la prédica de Jesús se Saulo de Tarso, abrazó el cristia­
fue difundiendo por todo el impe­ nismo, con motivo de una visión
rio, lentamente al principio, rápi­ que tuvo durante un viaje a Da­
damente después. masco en la que se le apareció
Jesús; cambió su nombre por el
Ciertos factores la favorecieron: de Pablo. Su infatigable actividad,
1) La decadencia moral de la fe profunda y elocuencia persua­
religión pagana impregnada de siva, contribuyeron al triunfo de
orientalismo. 2 ) La unidad idio- la religión de Cristo. En las ciu­
mática: el griego en Oriente y el dades se formaron agrupaciones
latín en Occidente que facilitaba cada vez más nutridas que no tar­
la propaganda, lo mismo que las daron en alcanzar la adhesión de
activas relaciones existentes entre gentes ilustradas y de buena po­
las provincias. 3 ) La presencia de sición social.
colectividades judías en Roma,
Alejandría y muchos otros puntos, Los campesinos ( pagani) tar­
ambiente propicio a la nueva fe. daron más en convertirse; la pa­
4 ) Los conceptos de caridad y labra pagano pasó así a significar
fraternidad, la idea de una igual­ persona perteneciente a las anti­
dad ante Dios, la promesa de una guas religiones.'
recompensa eterna por los sufri­ Los creyentes de un mismo lu­
mientos padecidos en esta vida, las gar constituían una agrupación

172
llamada iglesia bajo la dirección a abjurar de su creencia; los que rehu-
de un presbítero, elegido por la saban eran entregados a las fieras o
sometidos a horribles torturas, soporta­
mayoría; otros delegados, los diá­ das serenamente por la mayoría, para
conos, ejecutaban las decisiones dar un testim onio de su fe; esto les
tomadas; cuando las iglesias fue­ valió e! nom bre de “ mártires” , que
ron importantes o hubo varias en quiere decir testigos. San Pedro, el pri­
m ero de los apóstoles, San Pablo, casi
un mismo punto, fue designado un todos los primeros papas perecieron eje­
obispo que las presidía y vigilaba cutados; millares de hombres, mujeres,
su funcionamiento. ancianos y aun adolescentes fueron víc­
timas de los citados tormentos. A pesar
de ello el cristianismo consiguió cada
Estas c o m u n i d a d e s practicaban el vez mayor vigor, y Tertuliano pudo
culto. Uno de los principales actos era decir: “ Som os de ayer solamente y ya
el ágape o com ida sim bólica, durante llenamos t i m undo” .
la cual los presentes, previam ente puri­
ficados por la confesión de sus faltas
y el cum plim iento de las penitencias Por temor a las profanaciones,
impuestas, recibían la hostia y el vino los cristianos establecieron sus se­
de la eucaristía o com unión, que con te­ pulcros en galerías subterráneas o
nían el cuerpo y la sangre de Cristo.
Los líeles trabajaban fervorosam ente catacumbas. Allí solían reunirse
por la conversión de los no cristianos, para celebrar el culto.
instruyéndolos en la doctrina; los que se
sometían al aprendizaje eran llamados
Las relaciones de iglesia a igle­
ca tecú m en os; una vez term inado reci­ sia, a través del vasto imperio, se
bían el bautismo y se incorporaban a estrecharon cada vez más. Para
la iglesia en calidad de neófitos. acordar medidas generales o re­
Las iglesias realizaban obras de b e­
solver dudas sobre la interpreta­
neficencia, repartiendo limosna entre
los necesitados, asistiéndolos en caso de ción de la palabra divina, y puntos
enferm edad y proveyendo a sus funera­ del dogma, comenzaron a reunirse
les y sepelio. asambleas de doctores y obispos,
llamadas sínodos o concilios. De
Los cargos eclesiásticos ejerci­ esta manera, la doctrina cristiana
dos por cualquier asociado, con­ adquirió un valor ecuménico, que
juntamente con otras ocupaciones, quiere decir universal. La iglesia
fueron confiados después a sacer­ recibió por ello el nombre de ca­
dotes que adquirían ese carácter tólica, palabra de análogo signi­
mediante una ceremonia especial ficado.
llamada ordenación.

Persecuciones. A mediados del La reorganización del imperio


siglo i, los cristianos entraron en
conflicto con el populacho extra­
viado por infames calumnias y La c r i s i s d e l s i g l o i i i . Des
con los emperadores, alarmados pués de los Antoninos, el imperic
por su negativa de rendirles culto, sufrió una crisis política y social.
actitud que los llevó a perseguir­ Los emperadores alcanzaron ge­
los, no tanto por sus doctrinas co­ neralmente el poder por medio de
mo por considerarlos sediciosos. revoluciones y tuvieron que de­
fenderse de otros ambiciosos. En
Las persecuciones fueron diez, sepa­ más de una ocasión hubo simul­
radas por períodos de relativa calm a;
táneamente varios de ellos que se
la primera, del año 64, y la última, del
año 303. Se invitaba a los cristianos disputaron el gobierno.

173
ciudadanía a todos los hombres
libres; en adelante no hubo dife­
rencias entre romanos y provin­
ciales. Su prefecto del pretorio le
dio muerte, pero sólo alcanzó a
gobernar algo más de un año.
Dos parientes de Caracalla go­
bernaron sucesivamente; a m b o s
perecieron en forma trágica.
Las legiones de las fronteras
eligieron entonces emperadores a
sus jefes; el Senado a su vez de­
signó otros en Roma. Casi todos
cayeron peleando o asesinados.

Las guerras civiles originaron D i o c l e c i a n o . La t e t r a r q u í a .


matanzas, incendios y saqueos, El imperio fue salvado por algu­
dando ocasión a los bárbaros para nos jefes enérgicos, de raza alba-
forzar las fronteras. nesa (ilirios).
El ejército perdió su vigor; los
ciudadanos enrolados eran cada Diocleciano, uno de ellos, inten­
vez menos, aumentando, en pro­ tó una amplia reforma; el impe­
porción, el número de mercena­ rio quedó dividido en dos partes,
rios; la disciplina se relajó: los Oriente y Occidente, a cargo de
motines y las deserciones eran soberanos con el título de augus­
muy frecuentes. tos; se reservó la primera y en­
Con la falta de paz y seguridad tregó a Maximiano la segunda.
decayeron la agricultura, la indus­ Las respectivas capitales se insta­
tria y el comercio, arruinados tam­ laron en Nicomedia, cerca del
bién por la despoblación y los ex­ Bosforo, y en Milán, al norte de
cesivos impuestos. Italia. Roma dejó de ser el centro
político del imperio.
La corrupción de las costum­
bres llegó al máximo; aumentaron Cada augusto tuvo un colega de
la afición por los espectáculos san­ menor jerarquía al que se le lla­
grientos, los vicios, la disolución mó cesar, encargad ode una parte
de la familia y el afán inmodera­ de los dominios y que debía su-
do por el luio. cederle en caso de muerte.
La muerte de Cómodo desenca­ Esta organización llamada te­
denó una serie de revueltas termi­ trarquía (los cuatro gobiernos)
nadas con el triunfo de Septimio respondía al propósito de atender
Severo. Le sucedió su hijo, apo­ rápidamente el peligro de las in­
dado Caracalla, nombre de unas vasiones bárbaras, aliviar las ta­
capas con las que obsequió al pue­ reas de los gobernantes e impedir
blo romano. En el año 212 pu­ las guerras civiles al morir los
blicó un edicto concediendo la augustos, pues eran sustituidos au-

174
temáticamente por los Cesares, que
a su vez nombraban nuevos aso­
ciados con este título. Se inspira­
ba, en resumen, en dos fines: la
defensa del imperio y la tranqui­
lidad interior.

Constantino
Período final del imperio

La t o l e r a n c i a r e l i g i o s a . Dio-
cleciano abdicó en el año 305,
obligando a Maximiano a que
siguiera su ejemplo. La tetrarquía
se derrumbó casi de inmediato.
Los nuevos césares se proclamaron
augustos y disputaron a éstos el
poder. En el año 306 hubo seis
a u g u sto s simultáneamente. Des­
pués de encarnizadas luchas que­
daron en Occidente, Constantino,
y en Oriente, Licinio.

175
Constantino debió su triunfo al apoyo ocupado por la antigua colonia
de los cristianos, con lo que consiguió
griega de Bizancio, sobre el estre­
derrotar a M ajen cio, su principal com ­
petidor del m om ento, en la batalla del cho del Bosforo, provisto de un
pu en te M ilv io , cerca de Rom a (3 1 2 ). amplio puerto natural, fácil de
Durante la pelea creyó ver una cruz defender y punto de comunicación
en el cielo con la inscripción “ In hoc
signo vinces” : Con este signo vencerás.
entre Europa y Asia. Después de
cuatro años de intensa labor, en
mayo de 330 inauguró la nueva
Constantino y Licinio promul­ capital, llamada Constantinopla en
garon en 313 el edicto de Milán, homenaje a su fundador.
que aseguró la tolerancia religiosa
y la libertad de cultos. El acuerdo
La sociedad romana sufrió grandes
duró muy poco. Constantino, apo­
cam bios. Los n obles fueron a estable­
yado por los cristianos, comenzó cerse en sus villas, vastas granjas par­
a distanciarse de su colega favora­ cialm ente cubiertas de bosques. En las
ble a los paganos; en 323 estalló ciudades se generalizó la costum bre de
que los hijos siguieran el oficio del
la guerra. Licinio cayó prisionero
padre; una ley la transform ó en obliga­
y fue ejecutado. ción para las profesiones consideradas
Constantino, único soberano, de­ de interés p ú b lico: panaderos, carni­
ceros, etc. Para im pedir la deserción
cidió entonces trasladar la capi­ de los obreros de las fábricas im peria­
tal a Oriente, para vigilar más de les de armas y equipos, se les marcaba
cerca a los dos principales enemi­ el brazo con hierro candente.
gos del imperio, los ¿odos del Da­ Los cam pesinos emigraron en gran­
nubio y los persas del Éufrates. des masas hacia los centros poblados,
impulsados por la dureza de la vida y
En el año 326 eligió el lugar la inseguridad creciente.

Obreros forjadores de hierro. Probablem ente, sus hijos tengan el mismo oficio, porque el Estado
procura fijar a cada persona una determinada actividad.

176
El concilio de Nicea. La paz Los hermanos Valentiniano y Valen-
de la Iglesia se vio amenazada te,soldados rudos y trabajadores, gober­
naron, el prim ero en O ccidente y el
por profundas disidencias doctri­ segundo en Oriente, desde 364, im po­
narias. La principal fue debida a niéndose a los rivales que le disputaban
un sacerdote de Alejandría llama­ el poder.
do Arrio, quien decía que Dios Valentiniano l u c h ó obstinadamente
hijo era inferior a Dios padre. contra los bárbaros que lo acosaban en
las fronteras y m urió al final de una
Para resolver el punto, Constan­ campaña victoriosa contra los cuados
tino convocó en el año 325 un del Danubio. Valente debió afrontar
concilio en Nicea. Después de una terrible invasión de los visigodos,
que lo derrotaron y mataron en la ba­
ardientes debates, la gran mayoría
talla de Andrinópolis (añ o 3 7 8 ).
repudió el arrianismo, consagran­
do el símbolo de Nicea, que de­
claró la Trinidad: Padre, H ijo y
Espíritu Santo como tres personas TEODOSIO Y EL IMPERIO CRISTIANO
distintas y un solo Dios verdadero;
además redactó el Credo, plegaria
Los hijos de Valentiniano de­
que contiene los artículos funda­
signaron emperador de Oriente a
mentales de la fe. Arrio fue des­ Teodosio, de origen español, en
terrado, pero su doctrina perduró reemplazo de Valente. Después
largos años; o tra s divergencias de diversas peripecias, Teodosio
aparecieron, sobre todo en Asia y quedó como único soberano.
Egipto, provocando nuevos conci­
lios y debates. Era activo, resuelto, buen sol­
dado, profundamente católico y
respetuoso de la Iglesia. Aceptó
EMPERADORES DE LA FAM ILIA una penitencia pública impuesta
DE CONSTANTINO
por San Ambrosio, obispo de M i­
lán, para absolverlo de haber or­
A la muerte del emperador en
denado una matanza en Salónica.
337, el poder quedó repartido en­
Reunió el concilio de Constanti-
tre sus tres hijos y dos de sus so­
nopla que condenó las herejías, y
brinos. Las guerras civiles y los
de acuerdo con sus resoluciones
asesinatos f u e r o n eliminándolos,
la persiguió, cerrando sus tem­
hasta que Constancio, hijo de
plos y desterrando a sus obispos.
Constantino, gobernó solo. Su pri­ En 391 prohibió la adoración de
mo Juliano rechazó victoriosa­
los ídolos bajo penas severas; en
mente en el Rin un ataque de los 394 abolió los juegos olímpicos.
bárbaros. Las tropas lo proclama­ La religión católica quedó consa­
ron augusto. Constancio se dispo­ grada como la única oficial y en
nía a combatirlo cuando falleció. cierto modo obligatoria.
Juliano, educado en la religión
católica, abjuró de ella y resta­
bleció el paganismo, por lo que D iv is ió n d e l im p e r io . T eodo­
fue llamado Apóstata. Prohibió a sio murió en el año 395. Por tes­
los cristianos ejercer la enseñanza, tamento dividió definitivamente el
y toleró las venganzas y violencias imperio entre sus dos hijos; Arca-
de sus enemigos. Murió en una dio, el mayor, recibió el Oriente,
expedición contra los persas, y con o sea los países de habla griega;
ello fracasó la efímera reacción Honorio, el Occidente, es decir,
anticristiana. los países de habla latina.

177
cro, comandante de una banda de
hérulos, germanos al servicio del
trono, lo depuso en el año 476 y
tomó el título de rey de Italia;
así terminó el imperio romano de
Occidente.

E l im p e r io r o m an o y E spaña.

Los romanos concluyeron por do­


minar toda la península ibérica,
aunque los pueblos del norte: as-
tures, cántabros y vascos, nunca
estuvieron del t o d o sometidos.
Augusto la dividió en tres provin­
cias: Tarraconense, Bética y Lu­
sitania. Tárraco (Tarragona) fue
la principal ciudad; todavía se con­
servan en ella grandiosas ruinas
de acueductos y monumentos ro­
manos. Más tarde estas provin­
cias fueron subdivididas.
Sam Ambrosio, obispo de M ilán, niega la en­
trada al templo al em perador T eodosio, hasta
Durante el imperio se completa
tanto no cumpla con la penitencia impuesta por
la matanza que ordenara en Salónica para re­ la “romanización” de España : 1 )
primir un m otín. (Cuadro del pintor español Las legiones romanas levantan
Blanch.)
campamentos estables, cerca de los
cuales las familias de los soldados
fundan ciudades; 2 ) Muchos ve­
El primero fijó su capital en
teranos y gente pobre de diverso
Constantinopla. El segundo se es­
origen son trasladados a la penín­
tableció en Milán y luego en Ra-
sula y forman colonias agrícolas;
vena.
3 ) Comerciantes y empresarios se
establecen en los puertos y lugares
C a íd a d e l im p e r io r o m an o de de tráfico; 4 ) En sentido contra­
O c c id e n t e .descendientes de
L os rio, millares de españoles pasan a
Honorio se extinguieron en el otros puntos del imperio como sol­
año 455. L a dignidad imperial dados y labradores, y las prin­
recayó sucesivamente en diversos cipales familias se trasladan a
personajes, simples instrumentos Roma, donde residen temporal
en manos de jefes bárbaros que o permanentemente, compartiendo
con el título de magistrado militar las tareas del gobierno y la vida
(magister militum) ejercían el po­ dosio, tres de los más grandes em-
der efectivo. Orestes, uno de ellos, social. Trajano, Adriano y Teo-
de origen latino, proclamó sobera­ peradores, son españoles. Exce­
no a su hijo Rómulo Augústulo, lentes caminos, con puentes y
de dieciséis años de edad. Odoa- acueductos, unen las diversas re-

178
giones. La vía augusta va de La organización política, las le­
Roma a Cádiz, a lo largo del M e­ yes, el idioma, la casa, el mobi­
diterráneo. liario, el vestido, las costumbres,
España se convierte en uno de la religión y la cultura de Roma
los emporios más ricos del imperio son profundamente asimiladas por
por sus minas de oro, plata, hierro los nativos, especialmente en el
v cobre, sus cereales, lana y aceite. sur.

179
Acueducto de Tarragona, España. En las regiones
donde escaseaba el agua, los romanos la proveían
m ediante canales; los desniveles eran salvados m e­
diante acueductos elevados.

Florece el arte con espléndidos


monumentos, estatuas, mosaicos,
vasos y objetos de cerámica, joyas,
etcétera.
El saber y las letras registran,
entre muchos, los nombres del fi­
lósofo Séneca, de los poetas Lu-
cano y Marcial, y del maestro de
retórica Quintiliano.
Según la tradición, el cristianis­
mo llegó a España con el apóstol
Santiago y con San Pablo y un
grupo de misioneros. Adquirió rá­
pidamente una asombrosa difusión
y resistió impávido las persecucio­
nes. ilustrando con gran número
de mártires la firmeza de la fe.
Las legiones cristianas de España
contribuyeron al triunfo del cato­
licismo en las guerras civiles del
imperio.

180
C A P Í T U L O XII

CU LTU RA ROMANA

La civilización debe al genio romano: la claridad y concisión de


las ideas; el razonamiento concreto; el sentido práctico; la solidez
de la familia; el criterio jurídico; el orden legal y administrativo
del estado.

La religión

La religión romana se distinguió aspecto humano, inmortales y d i


por los caracteres siguientes: singular perfección.
La contractualidad ( contractus,
El politeísmo. Creencia en un contrato). Las relaciones entre el
número de divinidades cada vez creyente y el dios estaban basadas
mayor, pues los romanos agrega­ en el interés; era un negocio en
ban a los suyos los dioses de los que el. primero hacía una ofrenda
pueblos sojuzgados. que suponía agradable al segundo
para obligarlo a dispensar el favor
El antropomorfismo. Al princi­ solicitado.
pio adoraron a la naturaleza: una El formalismo. Las ceremonias
fuente, un árbol, los astros y las requerían una observancia cuida­
fuerzas que provocaban los fenó­ dosa de las fórmulas, gestos y
menos físicos, llamadas númenes. operaciones prescriptas. Cualquier
Pero después los dioses se conci­ error u omisión anulaba todo lo
bieron gradualmente como seres de actuado.

181
Era necesario, en prim er término, sa­ D i o s e s f a m i l i a r e s . Formaban
ber a qué dios debía dirigirse el pedido,
un conjunto de divinidades que
pues cada uno tenía su especialidad.
A ese efecto existían largas listas con presidían todos los actos huma­
las indicaciones pertinentes; luego debía nos, desde el nacimiento hasta la
convenirse el valor de la ofrenda, varia­ muerte.
ble en especie y en calidad según los
casos; finalm ente, se hacía indispensa­
ble repetir las palabras dictadas por D i o s e s p ú b l i c o s . Júpiter, dios
el sacerdote y cum plir sus indicaciones
de la luz, del cielo y del rayo, y
sin la m enor equivocación.
su esposa Juno, integraban, junto
con Minerva, diosa de la inteli­
Había cuatro grandes categorías
gencia, la trinidad sagrada protec­
de dioses: los domésticos, los fa­
tora de Roma.
miliares, los públicos y las cuali­
dades morales divinizadas.
Jano, con una doble cara, era el
dios de las puertas y de todo lo
D i o s e s d o m é s t i c o s . Los roma­
que se inicia; su templo permane­
nos creían en la inmortalidad del
cía abierto en tiempo de guerra y
alma. La de los varones falleci­
cerrado en tiempo de paz.
dos, se transformaban en dioses
manes (los bondadosos) que am­
paraban a la familia, lo mismo que M arte era el dios de la guerra;
el dios Lar, alma del primer ante­ Diana, de la caza; Venus, de los
pasado, y los dioses penates, pro­ jardines.
tectores del hogar. En cada casa Existía gran número de dioses
tenían un altar con un fuego o de la vida rural; protectores de
una lámpara encendidos; diaria­ cada especie de ganado, de las
mente eran objeto de culto y ante flores (F lora), de las frutas (Po-
ellos se celebraban los casamien­ m ona), de las cosechas (Ceres),
tos, la presentación de los recién etc., y de las fuentes, bosques, ani­
nacidos, etc. males y árboles.
La ciudad tenía su altar con un Según la leyenda, el dios Sa­
fuego dedicado a la diosa Vesta. turno, que presidía la siembra, ha­
bía gobernado a los hombres du­
rante un tiempo, enseñándoles las
labores del campo.

C u a l id a d e s m o r a l e s d iv in iz a ­
das. La buena fe, la esperanza,
la paz, la fortuna, la victoria, etc.,
fueron consideradas como diosas.

E l c u l t o . Consistía en plega­
rias, ofrendas, libaciones, procesio­
nes y sacrificios de animales de
ganado mayor — llamados vícti­
mas— o menor — denominados

Júpiter, escultura atribuida a Lisipo.

182
En un templo sin imágenes, consagrado exclusiva­
mente a Vesta, la diosa del hogar, las vestales v e­
laban por que no se apagara el fuego sagrado con­
fiado a su custodia.

hostias— . A los primeros les po­


nían en el testuz una bola hecha
con harina, agua y sal, la mola
(de allí: inmolar); los derribaban
de un golpe, y luego les abrían
una vena del cuello; con la san­
gre, recogida en un recipiente, se
rociaba a los fieles por medio de
un hisopo o de un escobillón de
ramas sagradas.

El culto público, a cargo de los cón­


sules u otros magistrados, perseguía
com o fin obtener el apoyo de los dioses
para la ciudad y el anuncio de los he­ Los s a c e r d o t e s . F o r m a b a n
chos futuros, susceptibles de influir so­ colegios y sodalicios ( sodalis, com­
bre sus destinos. Adem ás de las cere­
pañeros). Había cuatro en cada
monias casi cotidianas, se realizaba cada
cin co años un acto de purificación al clase:
terminar las operaciones del censo. En
él eran sacrificados un cerdo, una oveja Colegio de los pontífices, diri­
y un toro, cuyo sangre, según decían, gidos por el Pontífice Máximo,
lim piaba las faltas comunes, por lo cual jefe del culto; redactaban el ca­
la solemnidad recibía el nom bre de lus­ lendario, vigilaban la conducta de
trador* (d e lustrare, pulir, lim p ia r). Se
llamó lustro al período de cin co años los demás sacerdotes y designaban
que separaba dos de estas festividades. las vestales.

Relieve del Ara Pacis que representa una procesión religiosa conduciendo víctimas para el
sacrificio. Esta ofrenda se denominaba suovetaurilia, pues en ella eran inmolados un cerdo
(sus), una oveja (ovis) y un toro (taurus).

183
D e las vestales, formado por seis
jóvenes patricias bajo la autoridad
de la gran vestal; ingresaban á los
seis años, como edad mínima,
y > permanecían recluidas durante
treinta años; custodiaban el fuego
sagrado y debían mantenerse pu­
ras; eran enterradas vivas si fal­
taban a sus deberes.
D e los flámines, de Júpiter,
Marte, Quirino, etc., sacerdotes
encargados de celebrar los matri­
monios.
D e los augures. Predecían el
futuro, con los auspicios (de aus-
pex, adivino), deducidos del vuelo
de las aves, las entrañas de las
víctimas y el apetito de las aves
sagradas.
Sodalicio de los feciales. Tería
a su cargo las relaciones con los
países extranjeros y la ceremonia
de la declaración de lp guerra.
A ese efecto, algunos de ellos mar­
chaban al confín enemigo y a tra­
vés de él arrojaban un venablo
empapado en la sangre de una
víctima inmolada.
D e los salios. Custodiaban doce
escudos sagrados. Según la tradi­
ción, uno de ellos había caído del
cielo; Roma saldría triunfante en
sus empresas mientras lo conser­
vase.
D e los lupercos. Organizaban
una ceremonia expiatoria en ho­
nor del dios protector de los reba­
ños; los sacerdotes danzaban en
rueda y azotaban a los asistentes
con tiras de cuero de chivo.
D e los arvales. Adoraban a la
diosa protectora de las cosechas.
Los romanos creían en anuncios
sobrenaturales o presagios tales
como sueños, eclipses, cometas, etc.
Los actos públicos se interrumpían
si llegaba a producirse algún inci­
dente inesperado; una asamblea
fue disuelta debido al ataque de
epilepsia sufrido por uno de los
concurrentes.
Los oráculos griegos influyeron
en forma notable sobre las creen­ Entre las tumbas son notables la
cias; las profecías de Sibila, pito­ grandiosa mole de Adriano, hoy
nisa de Delfos, fueron muy respe­ castillo de Sant’Angelo, en Roma.
tadas. Con ella se redactaron los
libros sibilinos, consultados por los
reyes y luego por los pontífices.
Más de una vez Roma envió de­
legados al mencionado oráculo.

El arte

El arte romano se formó bajo la


influencia del etrusco y del griego.
La arquitectura, su principal ex­
presión, se caracteriza por el arco
de medio punto o semicircunferen­
cia, la bóveda semiesférica y la
columna maciza de fuste liso.
Las construcciones eran de piedra o
ladrillo unidos con cem ento, em pleán­
dose el mármol para las columnas y re­
vestimientos; alcanzaron con frecuencia
grandiosas proporciones y estaban tan
sólidam ente hechas que ni las inclem en­
cias del tiem po ni la deliberada des­
trucción de los hombres fueron suficien­
tes para aniquilarlas.

Los templos ofrecían en general


el aspecto de los griegos; uno de
los mejor conservados es el Pan­
teón, en honor de todos los dioses.
Los arcos de triunfo, de una o da longitudinalmente por un muro
tres puertas, adornados con esta­ bajo llamado espina, en cuyos ex­
tuas y bajorrelieves, rememoraban tremos se levantaban las metas,
las hazañas de los emperadores; mojones de bronce. En torno a
los de Tito, Constantino y Septi- ella, inmensas graderías servían
mio Severo, en Roma, son los me­ de asiento al público.
jor conservados. Los anfiteatros (anfi, doble),
Las basílicas, amplios recintos llamados así porque formaban un
divididos por hileras de columnas, doble teatro unido por la línea
servían de tribunal y de mercado. recta que cerraba el hemiciclo. En
general comprendía tres pisos: el
Los foros eran plazas rodeadas inferior, para el emperador y los
de pórticos, templos y edificios magistrados; el medio, para los
públicos, con columnas triunfales ciudadanos, y el superior, para los
y estatuas. libertos y esclavos. Debajo de la
Los circos tenían una pista des­ pista o arena estaban las habita­
tinada a carreras de carros, dividi­ ciones de los gladiadores y los re-

La fotografía muestra las ruinas del Foro romano, donde se reunían los principales edificios de
administración financiera y judicial. Se ve la vía Sucra, por donde pasaban los generales victo­
riosos con sus corte ios.

186
cintos de las fieras. El Coliseo es
el más grande del género.
Los teatros eran construidos a
la manera griega. El de Marcelo,
en Roma, ha sido recientemente
restaurado.
Deben citarse también las ter­
mas, los palacios, los pórticos, los
acueductos, los puentes y las puer­
tas monumentales que servían de
entrada en las ciudades fortifi­
cadas.
La escultura romana se inspiró
en la griega; muchas estatuas de
artistas helénicos son conocidas a
través de copias romanas. Pero
consiguió distinguirse en el ad­
mirable parecido de los bustos con
el modelo. También sobresalieron
en el mosaico.
La pintura, en gran parte deco­
rativa, representó escenas mitoló­
gicas y familiares, frisos geométri­
cos. guirnaldas de flores o conjun­
tos de trutas, aves y pescados.

187
El aspecto de una ciudad ro­ LA LENGUA Y LA LITERATURA
mana puede apreciarse en los res­
tos reparados de Pompeya, que El idioma latino, hablado por
conserva sus calles, las ruinas de los romanos, es un maravilloso ins­
sus casas y multitud de estatuas, trumento de expresión por la pre­
cuadros murales (fresco), fuentes, cisión del sentido, la flexibilidad
y hasta trazados de jardines, ex­ del vocablo, y su poder de síntesis.
presiones de arte de aquella época. Se presta a las definiciones y
a las frases rotundas y breves, dig­
nas de acuñarse en las medallas,
o colocarse en el frontispicio de
los monumentos.
Ha sido la lengua de la religión,
el derecho y la ciencia. Durante
la Edad Media fue el idioma de
los sacerdotes, jueces y sabios; aún
hoy es empleado en el culto cris­
tiano y en las publicaciones erudi­
tas. Un nutrjdo grupo de lenguas
europeas derivan directamente del
latín; entre ellas, el castellano.

188
Los romanos carecieron en reali­ E l teatro. Los orígenes re­
dad de literatura hasta entrar en motos del teatro romano se en­
contacto con los griegos, cuyos mo­ cuentran en ciertas festividades
delos tradujeron e imitaron por campestres, donde se desarrolla­
mucho tiempo. No fue, pues, ori­ ban diálogos humorísticos, escenas
ginal ni. espontánea. El criterio cortas y pantomimas. ^
utilitario buscó en las obras una Ya constituido el género dra­
finalidad práctica: la prosa predo­ mático, se dividió, como sucedía
minó sobre la poesía y aun ésta en Grecia, en tragedia y comedia;
desarrolló sistemas filosóficos, di­ la primera no alcanzó mucha di­
fundió conocimientos o se empleó fusión; en cambio, la segunda con­
en propagar determinadas ideas. tó con dos autores principales:
Plauto y Terenció.
Virgilio, nacido en el siglo i
El primero fue panadero en su
a. J. C., en un lugar de la Galia
mocedad; cuenta la tradición que
Cisalpina, es considerado como el
amenizaba las veladas de su tarea
máximo poeta de esta cultura.
improvisando ante los compañeros
Compuso la Eneida, donde canta
diálogos y pasajes cómicos. Sus
los orígenes de Roma y de la raza;
obras llevan a la escena personajes
las Bucólicas, idilios y cuadros de
de la vida real, bien observados.
la vida campestre, y las Geórgicas
(del griego geos, tierra, y ergon, Terencio, n a c i d o en Cartago,
trabajo), destinadas a ensalzar las fue esclavo y debió la libertad a
labores agrícolas. su talento e ingenio. Es autor de
comedias, escritas en lenguaje pu­
Horacio, oriundo del sur de Ita­ lido y pródigas en pensamientos
lia, comparte con el anterior el filosóficos. Muchas de ellas son
primado de las letras. Escribió las imitaciones de obras del escritor
Sátiras, críticas amables de las griego Menandro.
costumbres y obras literarias de
su tiempo; las Odas, colección de La p r o s a . La Historia. Antes
himnos, y las Epístolas, cartas en del imperio citaremos a Julio Cé­
verso. sar, quien escribió los Comentarios

Plauto, el panadero, apro­


vecha una pausa en su labor
para leer a sus compañeros
una de sus comedias.

189
estoicos (de stoa, pórtico, lugar de
las reuniones) afirmaba que la
felicidad reside en la virtud. Tenía
como fórmula sufre y abstente, es
decir, soporta serenamente el do­
lor y evita las seducciones del
goce. La de los epicúreos predi­
caba la necesidad del placer, siem­
pre que no contrariara las leyes
de la naturaleza.
Cicerón.
Entre los estoicos que vivieron
en Roma figuran: Séneca, autor
de un Tratado de Moral y otro de
Filosofía; Epicteto, esclavo griego,
de las guerras de las Galias y los manumitida por orden de Nerón,
Comentarios de las guerras civiles, en una obra llamada Manual de
de las que fue protagonista. Epicteto, refleja su admirable es­
Contemporáneo de Augusto fue píritu de humildad, de sacrificio y
Tito Livio, quien redactó una ex­ de amor a Dios; Marco Aurelio,
tensa Historia de Roma: las D é­ emperador, autor de máximas y
cadas, así llamada por haber sido propósitos escritos en una especie
dividida en períodos de diez años. de diario íntimo, y publicado lue­
Sólo se conoce parcialmente. go con el título de Pensamientos.
Entre los epicúreos latinos so­
En el período imperial descolló bresale el poeta Lucrecio, autor
Tácito, autor de los Anales, La del poema D e la naturaleza de las
Germania y otros trabajos. Plu­ cosas, donde expone la teoría de
tarco, natural de Grecia, escribió la evolución.
Las vidas paralelas, biografía de
griegos y romanos ilustres, com­
parados por parejas (de ahí el El derecho
título).
El derecho romano tema como
La o r a t o r i a . Cicerón fue la fuentes las Doce Tablas, los sena­
máxima figura de la oratoria ro­ dos-consultos, las leyes curiadas y
mana. En su niñez y juventud re­ centuriadas y los plebiscitos.
cibió una educación esmerada que Este derecho llamado civil (de
completó en Grecia. Además de cives, ciudad) r e g í a solamente
los discursos políticos a que hici­ para los ciudadanos; para los ex­
mos referencia, pronunció otros de tranjeros existía el derecho de
carácter forense. Asimismo, fue gentes, es decir, de los pueblos,
autor de numerosos tratados filo­ inspirado en la razón y la lógica.
sóficos, literarios y jurídicos, y nos Ambos eran aplicados por los pre­
dejó una colección de cartas, fiel tores, quienes, con gran sutileza
reflejo de la vida y costumbres de ingenio y sin apartarse de la
de su tiempo. letra, supieron transformar el D e­
recho haciéndolo más amplio, hu­
mano y sencillo. El conjunto de
La f i l o s o f í a . En el siglo —m sus disposiciones formó el derecho
aparecieron en Grecia dos escue­ pretoriano.
las filosóficas de gran influencia
en el mundo romano. L a de los
190
Augusto y sus sucesores dicta­ ban objeciones, disipaban errores
ron un sinnúmero de medidas lla­ y calumnias circulantes, e inter­
madas constituciones imperiales, pretaban sus conceptos. Según el
que aclararon, completaron y mo­ idioma y el medio cultural en que
dificaron las normas vigentes. actuaron, se dividieron en griegos
y latinos.
M ientras en Atenas los litigantes ac­ Los primeros autores empeña­
tuaban personalmente, en R om a se au­
ron polémicas destinadas a defen­
torizó su representación en los juicios
por los abogados. Algunos de ellos, de­ der el credo cristiano, y reciben
nominados jurisconsultos, profundizaron el nombre de apologistas; los si­
el estudio del derecho hasta adquirir guientes lo analizaron a la luz de
justa fama de sabios; sus opiniones, de la filosofía y de los conocimientos
carácter privado, satisfacían consultas
particulares; Adriano les con firió autori­ clásicos compatibles con la nueva
dad oficial, y adquirieron entonces ca­ religión, y son llamados padres de
rácter de ley. Entre los más famosos la Iglesia.
figuran ó a y o y Papiniano.

San Jerónim o y San Agustín son los


más importantes.
Expansión de la cultura San Jerónim o, natural de Dalmacia,
tradujo la Biblia al latín en sus dos ,
romana y su importancia partes: el Antiguo y el N uevo Testa­
en la formación de Europa m ento, y redactó numerosas cartas, que
contienen opiniones y consejos respecto
a la educación, sobre todo femenina.
Los ejércitos, los funcionarios,
San Agustín nació en Tagaste (N u -
los mercaderes, los inmigrantes, m id ia ); realizó profundos estudios, ac­
llevaron la civilización romana a tuando brillantem ente com o maestro de
través de la Europa occidental y retórica en Cartago y Rom a. En el
año 384 adoptó la fe cristiana por in­
central hasta los limites del im­ flujo de su madre, Santa M ónica, y de
perio, más allá de los cuales irra­ San Am brosio. M ás tarde obispo de la
dió lentamente. Durante varios ciudad de H ippona, en África, pereció
siglos la cultura latina dejó de ser durante el sitio a que la sometieron los
vándalos. Autor y polem ista muy fe ­
nacional para volverse continental. cundo, d ejó muchísimas obras; dos de
Los bárbaros invasores se educa­ ellas revisten especial im portancia: las
ron laboriosamente con ella, y los C on fesion es y la Ciudad de Dios. En la
misioneros la difundieron con su primera relata su vida y el proceso
moral de su conversión; en la segunda
prédica y enseñanza. afirma que hay dos ciudades (es decir,
De esa manera, durante la Edad dos m u n d o s ): la del hombre, inspirada
en el odio y el egoísm o, y la de Dios,
Media el pensamiento europeo fue hecha de amor y abnegación: esta últi­
único, bajo la doble tutela de la ma concluirá por triunfar.
Iglesia y la romanidad. Aunque
esa unidad se rompió más tarde,
era demasiado poderosa para des­ Además de estas obras floreció
aparecer y siguió gravitando hasta la poesía, que produjo himnos,
nuestros días. cánticos, plegarias, poemas didác­
ticos etc.; la oratoria con sermo­
LA LITERATURA CRISTIANA
nes, exhortaciones y epístolas; y
la historia, con las crónicas, vida
En el estudio de la doctrina de mártires y santos y la narra­
cristiana florecieron muchos escri­ ción de las luchas de la Iglesia
tores que hacían su elogio, refuta­ en sus primeros tiempos.

1 91
EL ARTE CRISTIANO

Mientras el artista pagano bus­


caba la belleza corporal, el cris­
tiano se inspiró en la belleza es­
piritual, procurando traducir con
ella su anhelo del más allá.
Adornó con imágenes piadosas,
figuras sencillas y simbólicas y
guardas de flores y líneas geomé­
tricas las sepulturas de las cata­
cumbas y los altares. Iguales te­
mas encontramos en las estatuas,
los bajorrelieves y los mosaicos.
La arquitectura tomó por mo­
delo las basílicas, con sus naves y
columnatas. Podemos citar la ba­
sílica de San Juan Letrán y la
primitiva iglesia de San Pedro, en
Roma, construidas en la época del
emperador Constantino.
La música y el canto coral, gra­
ve y solemne, fueron especialmen­
te cultivados y contribuían a la
majestad de los oficios religiosos.

192
193
el litoral del mar del Norte, los sajones-, como seres humanos de extraordi­
a orillas del Vístula los godos, del Óder
naria fuerza y belleza que forma­
los lom bardos y del Elba los suevos;
en la margen derecha del R in inferior ban familias y residían en un pa­
los francos, del Rin m edio los alem anes lacio fabuloso: el Walhala. Las
y del R in superior los burgundios. almas de los combatientes, muer­
Por el año 230 los godos se trasla- . tos en las batallas, eran conduci­
daron al litoral del mar Negro, entre das allí por las walkirias, diosas
los ríos Danubio y Don, y se dividieron
en dos grupos separados por el río
guerreras que surcaban el cielo
Dniéster, al o ís te los visigodos, y al sobre rápidos corceles. Las almas
este los ostrogodos. de los cobardes, en cambio, iban
a la morada de las nubes, antro
lóbrego y helado. Una antigua
COSTUMBRES E INSTITUCIONES
leyenda afirmaba que los dioses
terminarían por ser arrojados del
Eran pueblos de hombres altos,
Walhala; esta creencia favoreció
robustos, de ojos azules y cabellos
la conversión de los germanos al
rubios, belicosos, amantes de la
cristianismo.
libertad e inclinados a las aven­
turas y los viajes; celebraban in­ El culto estaba a cargo de au­
terminables festines, en los que gures y hechiceras que predecían
consumían reses asadas y abun­ el porvenir. No tenían ídolos ni
dante cerveza e hidromiel, bebida templos; las ceremonias religiosas
preparada con agua y miel fer­ eran oficiadas al aire libre; el
mentada. jefe de cada familia actuaba de
sacerdote.
Adoraban a un Dios supremo,
llamado Odin o Wotan, y a otras Formaban tribus de pastores y
divinidades representadas por el agricultores; la tierra, pertenecien­
sol, la luna, la tierra, el rayo, etc. te a la comunidad, se distribuía
También concebían a sus dioses periódicamente.

En Gundestrup, a fines del siglo pasado, se halló un vaso adornado con planchas de metal. Una
de ellas representa al dios Cernunos, quien sostiene en su mano una serpiente. Lo rodean diversos
animales silvestres, pero no todos representados en form a naturalista. Observe cuidadosamente
las figuras y descubra los caracteres fantásticos.

194
Los hunos, a las órdenes de
Atila, asaltan y saquean una
villa romana. A la izquier­
da se agrupan los cautivos;
en segundo plano, algunos
hombres se ocupan de trans­
portar los objetos de valor.

Los más fuertes y valientes se Desde el siglo i antes de Cristo


consagraban a la guerra. Con ese comenzaron a cruzar las fronteras
objeto formaban bandas dirigidas del estado romano, a veces en son
por un jefe electivo a quien pres­ de guerra, pero generalmente en
taban ciega obediencia y que de­ forma pacífica, para instalarse en
bía mantenerlos. Para no hacerlo lugares despoblados, con permiso
con sus propios recursos, los lleva­ de los emperadores, como lo hicie­
ba a pelear en tierra ajena. ron los francos en la actual Bél­
La base de la organización so­ gica. Muchos se convirtieron en
cial era la familia, sometida a la labradores y soldados, otros acu­
autoridad paterna. El varón com­ dieron a las ciudades.
praba a su futura esposa, pero ese
acto no disminuía el prestigio que
rodeaba a la mujer. LAS INVASIONES

La agresión contra un miembro Los hunos, pueblo de raza ama­


de la familia afectaba a todos sus rilla, rechazado del Asia por los
componentes, obligados a castigar mogoles y los chinos, pasaron los
al culpable o sus parientes; así se Urales y cayeron sobre la Europa
producían querellas, con frecuen­ central, en la segunda mitad del
cias prolongadas de una a otra ge­ siglo iv.
neración ; podían evitarse entre­
gando a la víctima o su familia
D e acuerdo con la descripción de un
el precio de la sangre, o sea una historiador que los con oció personal­
indemnización calculada en cierto mente, eran de baja estatura, morenos,
número de reses. de ojos oblicuos, póm ulos salientes y
cabellos lacios. Nóm adas y cazadores,
Los germanos habitaban peque­ infatigables jinetes, se jactaban de que
ñas aldeas de chozas diseminadas; no volvía a crecer la hierba donde po­
el gobierno residía en el malí, saba el casco de sus corceles.
asamblea de hombres libres que
discutía y votaba asuntos de in­ Con sus cargas furiosas some­
terés general, fallaba los pleitos, tieron algunos pueblos germanos
repartía las tierras y elegía los re­ y empujaron a los demás hacia el
yes y jefes de banda. oeste, obligándolos a precipitarse

195
en el territorio romano, con sus Pensaba marchar sobre Roma, pe­
mujeres, niños y enseres conduci­ ro el papa León I el Grande, que
dos en pesadas carretas tiradas salió a su encuentro, lógró disua­
por bueyes. Las invasiones no fue­ dirlo de ese proposite^ El terrible
ron por lo tanto expediciones mi­ rey de los hunos murió poco des­
litares de conquista, sino emigra­ pués y sus hordas se dispersaron.
ciones en masa para escapar del En el año 455, Genserico, rey
enemigo y mejorar las condiciones de los vándalos, dueño de una es­
de vida; pero no respetaron a los cuadra, atravesó el Mediterráneo
habitantes encontrados en su ca­ y se apoderó de Roma, que tue
mino, a quienes saquearon, y no objeto de nuevas depredaciones.
reconocieron más autoridad que la
de sus propios jefes. Las invasiones causaron daños inmen­
sos; muchas ciudades quedaron destrui­
En el año 405 dos poderosas das; otras reducidas a simples caseríos.
corrientes iniciaron la gran inva­ L os monumentos y edificios públicos,
sión; una de ellas, compuesta por saqueados primeros, fueron parcialmente
los suevos, penetró en Italia, don­ dem olidos para utilizar los materiales
en construcciones rústicas o fortifica­
de fue rechazada cerca de Floren­ ciones; otras veces se destinaron a cuar­
cia; la otra, formada por suevos, teles o caballerizas, con el consiguiente
vándalos y burgundios, arrolló a deterioro. Las joyas, armas, vajilla, etc-,
de oro y plata, fueron despedazadas o
los francos, aliados de los romanos,
fundidas; las estatuas mutiladas; los li­
y arrasó la Galia y España. bros quemados.
Los visigodos entraron a su vez Y a no hubo artistas ni escritores, y
en Italia a las órdenes de Alarico las escuelas quedaron abandonadas. El
idiom a latino se bastardeó con el con­
tomaron Roma en 410, librándola tacto de las lenguas bárbaras; la escri­
durante tres días al pillaje, y aso­ tura perdió su claridad y elegancia; el
laron las fértiles regiones del sur. refinam iento de la casa, del m obiliario,
Después de la muerte de su rey, de los vestidos, de las com idas, las re­
glas de urbanidad, todo desapareció, sus­
ese mismo año invadieron España. tituido por la tosquedad y la rudeza de
Los vándalos ocuparon el sur de los tiem pos prim itivos. La palabra bár­
ese país, que recibió de ellos el baro adquirió un nuevo sentido: el de
inculto o grosero.
nombre de Vandalusía (Andalu­
F elizm ente, este retroceso debía ser
cía) y de allí pasaron al norte de
sólo tem porario. E l ideal cristiano apa­
África. reció com o guía espiritual y garantía
Los hunos, radicados por un d e una reconstrucción de la cultura.
tiempo en Hungría, reanudaron Los bárbaros, al mezclarse con la de­
cadente sociedad romana, sanearon las
sus ataques dirigidos por Atila, je­
fe astuto y enérgico, apodado el
azote de Dios. El general Aecio
reunió contra ellos un ejército for­
mado por romanos y germanos y
consiguió vencerlos en la batalla
de los Campos Cataláunicos, al
sudeste de París ( 451) . Atila se
retiró en buen orden y al año si­
guiente saqueó el valle del Po.

Alarico, rey visigodo. Según el sello del rey, con ­


servado en el museo de Historia del Arte, de V iera.

196
costumbres y renovaron las energías; no
carecían de inteligencia, admiraban el
saber antiguo y com enzaron la ardua
tarea de asimilárselo. Pero no podían
com prender eii pocos años lo que fuera
fruto de muchoH siglos de elaboración;
por eso, el esfuerzo resultó largo y d i­
fícil. “ La invasión tie los bárbaros en la
sociedad antigua —\ a dicho Jouffroy—
fue com o una brazada de leña verde que
se arrojase en las llamas de una ho­
guera; al principio no podía salir sino
mucho humo.”

Los v i s i g o d o s e n E s p a ñ a . L os
visigodos conquistaron la penínsu­
la ibérica, donde desalojaron o so­
metieron a las otras tribus ger­
manas. i
En un valioso docum ento, la Biblia Ashburnham. se
Sus reyes, primero electivos y ha conservado esta escena que muestra el trabajo
luego hereditarios, residieron casi de los albañiles en la época visigoda.
siempre en Toledo. El territorio
fue dividido en provincias, gober­
nadas por duques; las ciudades nos; pero después se convirtieron
quedaron a cargo de otros funcio­ al catolicismo, siguiendo el ejem­
narios reale^ plo de su rey Recaredo. El clero
Los visigodos se apropiaron de adquirió gran influencia; las asam­
las dos terceras partes de las tie­ bleas de obispos y funcionarios
rras y de los cargos políticos y votaron importantes decisiones de
militares. Primero fueron arria- carácter religioso y- político.

Los habitantes de España eran católicos, pero los invasores visigodos pertenecían al credo arriano.
Esto m otivó cruentísimas luchas. Cuando el rey visigodo R ecaredo se convirtió al catolicism o, los
ánimos se apaciguaion un tanto. Este cuadro de M uñoz Degrain representa el histórico m omento

197
D e acuerdo con la costum bre germá­
nica, los delitos podían repararse por la
com posición, o sea el pago de una in­
dem nización en dinero. T am bién se ins­
tituyeron las pruebas, llamadas ordalías
o Juicio de Dios, por las que los liti­
gantes tomaban un hierro candente o
sumergían un brazo en agua hirviendo;
el examen de las quemaduras, algunos
días más tarde, daba la razón al que se
encontraba más restablecido. El duelo
judicial libraba el fallo al resultado de
una lucha entre el acusador y el acu­
sado, o de sus representantes llamados
cam peones, es decir, los que acudían al
Los visigodos promulgaron el cam po o lugar del duelo. En todos estos
Fuero Juzgo, recopilación de leyes casos suponían que Dios favorecía las
germánicas y romanas, destinadas causas justas.
a aplicarse indistintamente a to­
dos los habitantes.

Los f r a n c o s . L os francos fo r ­ Los o t r o s r e i n o s b á r b a r o s .


m aban diversas tribus, entre las Los ostrogodos. Sometidos prime­
cuales p red om in ó la de los sicam - ramente por los hunos, recupera­
bros; uno de sus jefes, llam ado ron su libertad a la muerte de
M eroveo, fu n d ó la dinastía m ero- Atila. En el año 493 derrotaron a
vingia, que d u ró tres siglos. los hérulos y se adueñaron de Ita­
lia ; esta fecha suele tomarse como
Tuvieron como principal rey a término de las grandes invasiones.
Clodoveo, quien por medio de gue­
Su rey Teodorico fijó la capital
rras afortunadas y hábiles intrigas
en la ciudad de Ravena; trató bien
ensanchó considerablemente su te­
a los vencidos, lo que permitió al­
rritorio, extendido del Rin al Ga-
gún desarrollo de la cultura y de
rona y del Ródano al Atlántico;
su conversión al catolicismo faci­ la actividad económica; pero, des­
litó la fusión de los francos con pués de su muerte, el reino decayó
rápidamente y fue destruido por
los galo-romanos, pertenecientes a
esa religión, y lo convirtió en el los bizantinos en el año 553.
campeón de la Iglesia.
A su muerte, la costumbre de D e los otros pueblos bárbaros cita­
dividir el dominio real entre los dos, los anglos y una parte de los sajo­
hijos fraccionó el estado, provo­ nes conquistaron Inglaterra; los burgun-
dios formaron un estado en los valles
cando una serie de guerras y atro­
del R ódano y el Saona; los suevos ocu ­
ces asesinatos. paron Galicia, donde los sometieron los
Los francos tenían leyes propias; visigodos; los vándalos, dueños del norte
de África, de las Baleares, Córcega, Cer-
la más importante fue la llamada deña y Sicilia, cayeron vencidos por los
ley Sálica (de salios, nombre de bizantinos, y los lom bardos organizaron
una de sus tribus). un reino en el norte de Italia.

198
C o n v e r s ió n de los bárbaros Gallina de plata dorada, maravillosamente cincela­
da, regalo de la reina longobarda T eodolinda a la
Los ostrogodos,
a l c r is t ia n is m o . basílica de M onza (Ita lia ). Su simbolismo se dis­
francos, vándalos y visigodos in­ cute. Según una interpretación, la gallina represen­
taría a la reina, mientras que cada uno de los po-
gresaron en la secta arriana, pero lluelos fig u r a r ía una de las provincias que ésta
concluyeron por adoptar el cato­ gobernaba.
licismo.
Irlanda fue convertida por mon­ La vida monacal. Una parte
jes venidos de oriente, en el si­ de los sacerdotes vivía en contac­
glo v. El entusiasmo demostrado to con los fieles; otra, en cambio,
por la nueva fe le valió el título se aisló en lugares desiertos, con­
de isla de los Santos. De ella sa­ sagrándose a la meditación y a
lieron numerosas misiones para
Inglaterra, Alemania y algunas co­
marcas de Suiza. El papa San
Gregorio envió también misione­
ros a Inglaterra.
El monje anglosajón, Winifredo,
santificado con el nombre de B o­
nifacio, realizó una intensa propa­
ganda en Bélgica, Holanda y Ale­
mania, mereciendo el apodo de
apóstol de los germanos. Pereció
asesinado por los bárbaros de Fri-
sia (norte de Holanda). Carlo-
magno, como veremos, completó
la obra de evangelización.

Página de un evangeliario irlandés. Cuando los ha­


bitantes de Irlanda se convirtieron al cristianismo, so
esforzaron por ilustrar los temas bíblicos, utilizando
los elementos de su arte tradicional: observe los en­
trecruzados y espirales que com plican todo el m o­
tivo. Esto se ve en los pliegues del manto y las
barbas de san M arcos (la figura cen tral). En los
ángulos, los sím bolos de los evangelistas: el águila
(M a r c o s ); el hom bre (M a t e o ); el toro (L u c a s ); el
león (J u a n ).

199
la penitencia. Más tarde, estos so­ El imperio bizantino
litarios se agruparon en comuni­
dades sujetas a una estricta dis­ En tanto que el imperio roma­
ciplina. no de Occidente no alcanzó a du­
La más importante de Occiden­ rar un siglo, el de Oriente, llama­
te fue creada por San Benito, no­ do también imperio bizantino, sub­
ble italiano que estableció un con­ sistió hasta el año 1453.
vento en Monte Cassino, al norte Varias causas favorecieron su
de Nápoles. Según el reglamento larga existencia. En primer lugar
que redactó, los monjes debían sus límites naturales, fáciles de de­
trabajar siete horas diarias en fae­ fender: al norte, el caudaloso D a­
nas agrícolas o en diversos oficios, nubio y las macizas montañas de
dedicar dos horas al estudio y los Balcanes; al sur, los desiertos
otras muchas a las plegarias y mi­ de Sáhara y Arabia; al oeste, el
sas. Antes de tomar los hábitos, mar; y al este, las pedregosas me­
permanecían un año como no­ setas del Asia Menor.
vicios. Diversos pueblos bárbaros, civi­
lizados a su contacto, le proporcio­
naron además excelentes tropas,
Los benedictinos (de Benedic- hábiles generales y emperadores
tus, Benito), fundaron gran núme­ enérgicos.
ro de monasterios en lugares aban­ No menos eficaz resultó su as­
donados de Francia e Italia. Cada tuta diplomacia, que empleó acti­
uno comprendía bibliotecas, gran­ vamente el soborno y la intriga pa­
jas, talleres y extensos campos cul­ ra dividir o paralizar a sus adver­
tivados. sarios.

200
F inalm ente, las cruzadas d etu ­ JUSTINIANC
vieron p or largo tie m p o el avan ce
d e sus principales adversarios: los ^ La era de agitación política se
turcos. inició con la muerte del empera­
dor Marciano, último miembro de
la dinastía de Teodosio. Sucedié­
A pesar de esto, el im perio estaba ronse varios soberanos, hasta que
minado por factores de decadencia. Justino, militar de probada bravu­
La corrupción de las costumbres era ra, alcanzó el poder.LEn el año
semejante a la del período final del im­ 527 nombró colega o coempera­
perio romano.
dor a su sobrino Justiniano, y al
Su política interior se caracterizó por
el despotism o de los monarcas y los
morir, poco después, le dejó el
motines, revoluciones y conspiraciones trono.
palaciegas. Los soberanos se defendían
de esas acechanzas con un vasto sistema Justiniano gobernó desde el año
de espionaje, castigando con terribles 527 al 565; recuperó en parte el
suplicios a los enemigos que conseguían imperio de Occidente, hizo levan­
vencer o descubrir.
tar fortalezas y abrir canales, rea­
Las agitaciones políticas se com pli­
caron con querellas religiosas, fuente de
lizó una gigantesca obra jurídica,
odios profundos y divisiones irreconci­ protegió la industria, el comercio
liables. y las artes y embelleció a Constan-
Los bárbaros eslavos: servios, dálma- tinopla, donde edificó la grandio­
tas, croatas, montenegrinos, etc., y un sa iglesia de Santa Sofía, consa­
pueblo de raza amarilla, los búlgaros,
grada a la Sabiduría Divina (so/ía,
conquistaron gradualmente la península
balcánica; los árabes, y después los tur­ sabiduría).
cos, se apoderaron de las posesiones de
Á frica y de Siria y de casi toda e Su conducta privada no corres­
Asia M enor. pondió a su actuación pública: fue
Esto m osaico representa al emperador Justiniano. Lo acompaña el obispo M axim iano (a la izquier­
da del em p era d or), diversos funcionarios y guerreros. El boato de la corte bizantina se refleja
en esta obra de arte, que se encuentra en la iglesia de san Vital, en Ravena. (F o to Alinari.)

vanidoso, cruel, fanático por los L as guerras de J u s t in ia n o .


juegos de circo e ingrato con sus Bizancio estaba amenazada por
servidores. Su esposa, una aven­ los persas y los reyes bárbaros.
turera llamada Teodora, mujer de (Las campañas contra los primeros
energía y talento poco comunes, no fueron afortunadas y a du­
lo aconsejó con acierto y lo salvó ras penas pudieron salvar el Asia
con entereza durante una grave Menor.
revolución. M ejor suerte alcanzaron las em­
prendidas contra los segundos. El
general Belisario desembarcó en
las costas de África y tomó en
tres meses el reino de los ván­
dalos. jEn otra expedición arrebató
a los visigodos el sur de España.
tLa guerra contra los ostrogodos,
más obs .nada, duró dieciocho años.
La inició Belisario y la terminó
Narsés, designado exarca de Italia,

El em perador Justiniano intervino activamente en la


construcción de santa Sofía, aconsejando a los arquitec­
tos. Debido a su alto cargo, el autor de esta miniatura
lo representó del mismo tamaño que el edificio.

202
título equivalente al de delegado sejo privado, compuesto por siete
imperial. Pero estas conquistas no altos funcionarios, lo ayudaba en
fueron- duraderas. el gobierno. También subsistió el
senado, que se distinguió por su
habilidad en el manejo de las re­
L a c o d if ic a c ió n . Justiniano
laciones exteriores.
nombró una comisión de diez ju­
risconsultos, presidida por Tribo- El territorio se dividía en pro­
niano, la cual, al cabo de una lar­ vincias denominadas temas, diri­
ga y empeñosa labor, redactó las gidas por gobernadores que eran a
la vez generales. El ejército cons­
siguientes obras:
taba de infantería liviana, o de
Las Pandectas o Digesto, ex­ arqueros, y pesada o de piqueros,
tracto metódico de las opiniones y de caballería provista de lanzas.
de quinientos juristas romanos; el La escuadra, muy poderosa, lle­
Código de Justiniano, conjunto or­ nó importantes funciones. Los bi­
denado y seleccionado de las re­
zantinos empleaban un proyectil
soluciones de los emperadores; las secreto, el fuego griego, que lanza­
Instituías, texto de derecho desti­ ban encendido sobre los barcos o
nado a los estudiantes. las máquinas de guerra del ene­
Publicáronse además las N ove­ migo, y ardía largo rato, sin apa­
las, recopilación de las leyes nue garse, ni aun en el agua.
vas dictadas con posterioridad a
la redacción del Código.
L a r e l ig ió n . El sacerdocio de
Oriente demostró gran afición por
ORGANIZACIÓN Y CULTURA las controversias teológicas; casi
constantemente existieron sectas,
O r g a n i z a c i ó n p o l í t i c a . El em­ que luchaban entre sí y con el ca­
perador, “hombre de Dios que tolicismo.
gobierna al mundo”, ejercía des­ La Iglesia tenía como jefe al
póticamente el mando. En los fres­ patriarca; aunque dependiente del
cos y mosaicos, su cabeza lleva emperador, resistió con frecuencia
una aureola como la de los san­ su autoridad, en forma abierta o
tos. El Consistorio Sagrado o con­ velada.

El exterior de santa Sofía,


en Constantinopla. La enor­
me cúpula, de 31 m de diá­
m etro, se sostenía sobre cua­
tro p u n to s d e a p o y o , sin
necesidad de una pared cir­
cular de base.

203
y trazadas de acuerdo con mode­
los típicos, en vez de copiarlas del
natural.
Las artes menores como la ce­
rámica, los tallados en madera y
marfil, los esmaltes y las joyas y
objetos de metal cincelados, reve­
laron la pericia y el gusto refinado
de los artífices.

I m p o r t a n c i a d e l a c i v i l i z a c i ó n b i­
z a n tin a . El im perio de Oriente con­
serve? la cultura grecorrom ana, mediante
trabajos de recopilación que valieron a
sus súbditos el nom bre de bibliotecarios
del género humano.
C ivilizó y convirtió al cristianismo a
los búlgaros y eslavos, incluso los habi­
tantes de la Rusia actual, que adoptaron
su arte y un alfabeto parecido al griego.
Fundó la iglesia ortodoxa, separada
de la católica, extendida por el oriente
de Europa.
C reó un arte propio, con elementos
tom ados del grecorrom ano y oriental,
que ejerció considerable influencia en
las naciones occidentales durante varios
siglos.

El interior de la iglesia de san Vital, Ravena. RELACIONES CON OCCIDENTE


En la fotografía se aprecian elementos caracte­
rísticos del srte b iz a n t in o : c o lu m n a s de rico
mármol veteado, capiteles con com plicados ador­ La superior cultura de los bi­
nos y mosaicos que decoran las paredes. Detrás, zantinos y su prosperidad econó­
el mosaico de Justiniano. (F o to Hürlimann.)
mica, ejercieron marcada influen­
cia sobre los pueblos del oeste de
Europa. Las cruzadas estrecharon
las relaciones y desarrollaron un
activo comercio, sobre todo con
E l arte. Se manifestó espe­ Venecia y Génova. Los catalanes
cialmente en la arquitectura, y en y aragoneses participaron como
modo particular en los templos, de mercenarios en las luchas civiles
cúpulas doradas en forma de bul­ bizantinas, lo que motivó también
bo, de amplias naves sostenidas una sostenida comunicación entre
por columnas de mármol y pie­ Barcelona, Valencia y Constanti-
dras de colores (jaspe, pórfido, la- nopla. Desde un siglo antes de
pizlázuli) y de pavimentos de bri­ la caída de esta última ciudad,
llantes mosaicos. muchos de sus eruditos y filósofos
Tanto las estatuas com o los pasaron a Italia, llevando consigo
cuadros, pintados sobre paredes, sus bibliotecas, y se dedicaron a
representaban figuras inexpresivas la enseñanza del idioma y la lite­
y uniformes, pues eran esculpidas ratura griegas.

204
CAPITULO XIV

LO S ÁRABES

Los á ra b e s s irv ie ro n de in te rm e d ia rio s e n tre la c u ltu r a o r ie n ­


ta l y los pu e b lo s de O c c id e n te . C re a ro n u n o c iv iliz a c ió n c a ­
ra c te rís tic a , a u n q u e in s p ira d a en o tra s ; a d e la n ta ro n las c ie n ­
cias y la in d u s tria y fu n d a ro n una re lig ió n p ra c tic a d a hoy po r
cerca de tre s c ie n to s m illo n e s de fie le s.

E l p a ís y l o s h a b it a n t e s . L os fanatismo de sus creencias, la hos­


árabes, de raza blanca semítica, pitalidad, y la fidelidad a la pala­
eran de mediana estatura y tez bra empeñada.
morena, con ojos y cabellos negros.
Estaban divididos en tribus, algunar
Se distinguieron por su espíritu sedentarias, consagradas a la agricultura,
guerrero, su fantasía e ingenio, el al com ercio y a la navegación, y otras

Las tribus de árabes nóm a


das tenían grandes rebaños
de camellos, apropiados pa
ra las regiones desérticas por
su capacidad de almacenar
liquido. (Pintura de al W á-
siti, d e 123 7 .)

205
nómadas dedicadas al pastoreo y, con Mahoma
frecuencia, al pillaje.
Llevaban una túnica, un albornoz,
gran capa sin mangas con un pliegue
que les cubría la cabeza, y un gorro
llam ado turbante; iban descalzos o con En este lugar nació Mahoma,
babuchas, especie de sandalias. probablemente en el año 570.
Huérfano y sin recursos, fue pas­
tor en su niñez, y en la juventud
entró a servir en las caravanas de
Vivían en la península de Ara­
una viuda rica llamada Kadija,
bia, de 3 000 000 de Km-, situada
con la que casó más tarde. Sus
entre el mar R ojo al oeste, el mar
viajes a Siria lo pusieron en con­
de Omán al sur, el golfo Pérsico
al este, y la Media Luna en las tacto con el judaismo y el cristia­
tierras fértiles al norte. Sólo es nismo, doctrinas que exaltaron su
fértil una sexta parte de su super­ creencia en un dios único y su odio
ficie, tendida a lo largo del litoral por la idolatría.
del mar Rojo. El resto es una pla­ En el año 611, mientras estaba
nicie arenosa o pedregosa, de clima en la cima de un monte adonde
ardiente y seco. solía retirarse para meditar, creyó
Al principio los árabes adoraron ver al arcángel Gabriel, quien le
los astros, las fuerzas naturales y ordenó que predicara. Comenzó
los espíritus invisibles, bienhecho­ así su propaganda entre los pa­
res o malhechores. Cada tribu rientes y luego de un modo pú­
tenía también su dios, represen­ blico. Según la tradición, durante
tado por ídolos, que depositaron diez años no consiguió reunir más
en un recinto común, denominado de ochenta prosélitos.
Kaaba, sala de forma cúbica re­ Los jefes Koreicitas lo hostili­
cubierta por una tela, en cuya pa­ zaron, y para salvar su vida huyó
red se hallaba incrustada una pie­ de La M eca en el año 622. Esta
dra de origen divino, blanca en su fuga, llamada la Hégira, marca el
origen — decían— , que los peca­ comienzo de la era mahometana,
dos de los hombres habían vuelto como el nacimiento de Cristo se­
negra. Pero sobre estas divinida­ ñala el de la era cristiana.
des colocaban un dios supremo, Mahoma establecióse en Ya-
llamado Alá. La familia de los treb, o Medina (la ciudad), cuyos
Koreicitas construyó alrededor de habitantes le prestaron decidido
la Kaaba la pequeña población de apoyo.
La Meca, que se convirtió en cen­
tro de peregrinaciones. Inició entonces una larga gue­
rra de escaramuzas, hasta que en
el año 630 tomó La M eca e hizo
destruir los ídolos de la Kaaba;
murió dos años más tarde en M e­
dina, donde está su tumba.

Los peregrinos suelen colmar la capacidad del patio


que rodea la Kaaba. A fluyen para cumplir el pre­
cepto musulmán que ordena visitar La M eca, cuando
menos, una vez en la vida.

206
EL ISLAM talismo con que los fieles a esta
religión acogen su suerte, concre­
Como Mahoma no sabía escri­ tado en la expresión “estaba escri­
bir, dictaba sus enseñanzas a los to”. Por ello, la doctrina de Maho­
discípulos, quienes las grababan ma se denomina también Islam o
en piedras, hojas de palmera y islamismo, vocablo que indica re­
huesos de camellos. Después de signación a 'la voluntad de Dios,
su muerte, estos fragmentos fue­ y sus adeptos se llaman musulma­
ron recopilados y ordenados. El nes, o sea los resignados.
conjunto resultante se llamó Corán
El islamismo cree en la inmor­
(la lectura).
talidad del alma y en el juicio fi­
A la manera de otros libros an­ nal, que premiará a los buenos con
tiguos, además de los preceptos de el paraíso y castigará a los malos
la nueva creencia, contiene leyes, en un lugar de llamas eternas,
consejos, reglas de moral, historias donde mora el demonio.
y pequeños poemas.
La religión mahometana afirma
E l culto consiste en hacer cinco p le­
la existencia de Alá; dios único, garias por día m irando hacia la M eca,
inmaterial y eterno, creador del después de purificarse con abluciones
universo, que se comunica con los d e agua o frotaciones de arena; en ayu­
hombres por medio de profetas, nar durante el mes de Ram adán (a b r il),
en cuyo transcurso no se toma ningún
entre los cuales figuran Abraham, alim ento hasta la puesta del sol, y en
Moisés y Jesús; Mahoma era el ir en peregrinación a la M eca por lo
último y el más grande de ellos. menos una vez en la vida.
Los sacerdotes llam ados imanes o
El destino de todos está seña­ ulemas (d octores) obedecen al califa,
lado de antemano y debe cumplir­ com endador (encargad o) de los creyen­
se inexorablemente; de aquí el fa­ tes. Los fieles se reúnen descalzos en

207
el patio de las m ezquitas o tem plos para Mahoma predicó la lucha con­
oír la lectura del Corán y recitar ora­ tra los incrédulos. “La guerra a
ciones; el alm uédano o m uezin, especie
de sacristán, anuncia a gritos desde los infieles es santa” — dijo— .
torrecillas elevadas, los minaretes, la “Dios está con los míos y el cre­
hora de la reunión y la de las plegarias yente que muera en la batalla irá
individuales; finalm ente existen m onjes
derecho al paraíso.”
solitarios o agrupados en cofradías, con
fam a de milagrosos. En menos de un siglo, a partir
de la Hégira, sus secuaces conquis­
taron: en Asia, Palestina, Siria,
E l c a l if a t o . L a e x p a n s ió n
Mesopotamia, Persia y Turques-
del Isla m por A s ia y á f r ic a .
tán, hasta la India; y en África,
Los sucesores de Mahoma gober­ Egipto, Libia, Túnez, Argelia y
naron con el nombre de califas, a Marruecos, hasta el Atlántico.
quienes Alá — decían— confiaba
el cuidado de los fieles. De ahí Esos triunfos se debieron a su fana­
el nombre de califato que tomó el tismo, valor personal, resistencia y so­
estado musulmán. briedad; a la debilidad de sus enemigos,

La mezquita de C órdoba data de los primeros tiempos de la dom inación árabe en España. Los
invasores aprovecharon una catedral cristiana, a la que fueron agregando nuevos elementos para
engrandecerla. Observe los arcos en herradura: hay dos superpuestos para cada par de columnas.
El gran recinto que se aprecia en la fotografía esta cubierto por una cúpula.

208
p ersas y bizan tin os, e x ten u a d os p o r las Don Rodrigo les salió a! en­
largas cam pa ñ as sosten id as en tre ellos;
al d e sc o n te n to de los p u e b lo s so m e tid o s
cuentro, pero fue derrotado en la
a esos ad v ersarios, qu ie n e s r e cib ie ro n a batalla de La Janda o Guadalete
los árabes c o m o lib erta d o re s, y al re­ (año 711).
fu e rz o q u e les p ro p o r cio n a r o n los n u e ­
vos co n v e rso s, so b re t o d o los b e rb e risco s, Los vencedores ocuparon en
h á b ile s jin e te s e in tré p id o s g u erreros del poco tiempo ia península ibérica
litora l africa n o.
merced a la cooperación de los
judíos y a la pasividad de los
hispanorromanos, que se mostra­
ron indiferentes ante la caída de
L O S M USU LM ANES EN ESPAÑA.
sus antiguos señores. Los árabes
En el año 709, don Rodrigo derro­
trataron bien a los sometidos, to­
có a Witiza, rey de los visigodos
leraron el ejercicio de la religión
de España, y ocupó el trono. Los
católica con ciertas restricciones,
hijos del monarca destronado, en
y respetaron a los funcionarios
combinación con el conde Julián,
locales, limitándose a cobrar un
gobernador de Ceuta, solicitaron
tributo. Permanecieron casi ocho
la ayuda de Muza, jefe musulmán
siglos en la península, que fueron
de Marruecos, quien accedió al
perdiendo paso a paso, y desarro­
pedido y envió un ejército de
llaron en ella una brillante civili­
12 000 hombres a las órdenes de
zación.
Tarik. Los árabes cruzaron el es­
trecho de las columnas de Hércu­
les, llamado en adelante Gibraltar D e s m e m b r a m ie n t o del im p e ­
en honor de .su jefe ( D jebel-Tarik: r io Después de ocupar
Ár a b e .
la montaña de Tarik, por el peñón España, los invasores franquearon
que se levanta sobre el paso, en los Pirineos y llegaron al centro
la costa europea). de Francia, donde fueron rechaza­

209
dos por los francos en la batalla camente por el califa, al principio
de Poitiers ( 732) , punto máximo electivo, luego designado por su
de su avance en la Europa occi­ antecesor, finalmente hereditario.
dental. Vivía generalmente retirado en su
El inmenso imperio árabe no palacio, dejando el cuidado de los
tardó en dividirse en dos califatos: asuntos políticos a un funcionario
el de Bagdad, en Asia, y el de llamado Gran Visir.
Córdoba, en España, al que se El territorio estaba dividido en
agregó más tarde el de El Cairo, provincias g o b e r n a d a s por los
en África. El primero cayó en emires. La justicia era impartida
manos de los turcos; el segundo por los cadies, según los precep­
se dividió en reinos menores, su­ tos del Corán.
cesivamente conquistados por los
La familia, poligàmica, obedecía
cristianos; el último quedó redu­
ciegamente al padre. Las diferen­
cido a Egipto, dominado por la
cias sociales eran poco acentuadas.
casta guerrera de los mamelucos,
y luego también por los turcos. Habituados a las sencillas cos­
tumbres del desierto, los árabes
carecían de cultura al comenzar
sus conquistas; pero, al ponerse
en contacto con los persas y bizan­
LA C IVILIZAC IÓ N MUSULMANA
tinos, transformaron sus hábitos
primitivos, adquiriendo las civili­
O rganización p o l ít ic a . El go­ zaciones de esos pueblos, a las que
bierno árabe era ejercido despóti­ imprimieron un sello particular.

En la batalla de la Janda, el rey don R odrigo huye perseguido por los árabes (cu adro del pintor
español M o ta ). Según la tradición, el rey se salvó, y pasó el resto de su existencia en un monasterio.
un patio rodeado por galerías de
columnas, y el alcázar o palacio,
generalmente de pequeños pabe­
llones diseminados entre jardines
y fuentes de ingenioso mecanismo,
dentro de altos muros.
No tuvieron escultura ni pin­
tura, porque el Corán prohíbe la
reproducción de imágenes; en las
artes menores sobresalieron la ce­
rámica, con sus mayólicas y azu­
lejos de vivos colores, el cincelado
de joyas y el taraceado, al que se
deben delicadas incrustaciones de
marfil y nácar, formando marco
y guardia de cofrecillos y muebles.

E l a r t e . La arquitectura fue
su arte principal. Tiene como ele­
mentos distintivos la columna del­
gada, de capitel calado, el arco en
herradura, a veces dentado y lista­
do, las cúpulas doradas, las torre­
cillas altas y finas y la profusión
de decorados o arabescos, de lí­
neas geométricas entrelazadas, ins­
cripciones y guirnaldas. En las
construcciones emplearon ladrillos
y materias frágiles. Cubrieron las
paredes con revestimientos de es­
tuco o yeso, que a veces contenían
cristales o mosaicos.
Los dos tipos principales de mo­
numentos consisten en la mezqui­
ta, que consta de una gran nave y
L a l it e r a t u r a . Los á ra b e s
fueron muy aficionados a las le­
tras. Aun antes de alcanzar su
apogeo, a n u a l m e n t e celebraban
certámenes poéticos durante los
cuales se interrumpían las activi­
dades bélicas. Sus poemas refle­
jan apasionado lirismo y ardiente
imaginación.
Entre los cuentos y relatos fan­
tásticos, son famosos los de las Mil
y una noches, recopilados en tiem­
pos del califa de Bagdad, Harún
Al Raschid. Figuran entre ellos
Simbad el Marino, La lámpara de
Aladino, Ali Babá y los cuarenta
ladrones, etc.
El arte árabe ha dejado esplén­
En historia sobresalió Ibn Jal-
didas manifestaciones en España,
dún, nativo de Túnez, que escri­
como la Mezquita (hoy catedral)
bió una Historia Universal, donde
de Córdoba, el Alcázar de Sevilla
procura explicar e interpretar los
y la Alhambra, de Granada, pala­
acontecimientos.
cio y fortaleza construido en una
eminencia de la ciudad, donde se
encuentra el famoso Patio de los
Leones. L a c ie n c ia y la f il o s o f ía .
Los árabes desarrollaron la geo­
metría y la trigonometría, y pue­
de decirse que crearon el álgebra;
en aritmética difundieron el .actual
sistema de numeración decimal.
Cultivaron la astronomía: descu­
brieron muchas estrellas y estu­
diaron los eclipses, los cometas y
las manchas solares. Sus viajes hi­
cieron progresar la geografía. En

212
ciencias naturales se aplicaron a
la medicina, a la botánica y a la
alquimia, de donde derivó la quí­
mica moderna.
En filosofía siguieron las doc­
trinas de Platón y, sobre todo, de
Aristóteles, cuyas obras traduje­
ron y comentaron. Sus dos cul­
tores máximos fueron el persa
Avicena, autor también del Canon,
fámosa obra de medicina, y el es­
pañol Averroes, fundador de una
doctrina materialista.

213
L a a c t iv id a d e c o n ó m ic a . La plata; en alfarería; en ebanistería;
agricultura. Los árabes fueron ha­ en la elaboración del azúcar y en
bilísimos cultivadores; construye­ la fabricación de papel.
ron canales y obras de riego y
El comercio. Sus naves reco­
desecaron pantanos. Introdujeron
rrieron el Mediterráneo, el mar
en Europa el cultivo de numero­
R ojo y el océano índico, llegando
sas plantas útiles, tales como el
hasta la India, Indochina, Indone­
arroz, la caña de azúcar y la sia y costa sudeste de África, en
morera. busca de marfil, oro, perlas, pie­
dras preciosas y especias. Los
La industria. Se distinguieron principales puertos de su tráfico
por sus finas telas, como los tules, fueron: Basora y Beyrut, en Asia;
gasas y muselinas; en el laboreo Alejandría y Tánger, en África;
de los cueros; en la fabricación Sevilla y Alicante, en España. En
de tapices y alfombras; en el tra­ Samarcanda (Turquestán) trata­
bajo de los metales: aceros de ron con los mercaderes chinos, de
Toledo y armaduras, lámparas, quienes conocieron el papel, la
bandejas, etc., de bronce, oro y brújula y la pólvora.

214
Carlomagno

Los últimos merovingios mere­ maza de guerra, alcanzó gran fama


cieron el nombre de reyes holga­ con su victoria sobre los árabes
zanes por su falta de energía y en Poitiers.
capacidad; la a t e n c i ó n de los Su hijo Pipino, llamado el Bre­
asuntos públicos recayó en un ve, por su baja estatura, depuso
funcionario llamado el mayordo­ al rey, ocupó el trono en lugar de
mo de palacio, que adquirió cada éste y fue coronado por el papa
vez mayor importancia. La fami­ Esteban II en la iglesia de San
lia de los Heristal hizo hereditario Dionisio, cerca de París (7 5 4 ).
el cargo entre sus descendien­ Con esta ceremonia quedó c o n s a ­
tes. Carlos, uno de ellos, apodado grado el principio de que los í110-
M artel (m artillo) por los formi­ narcas recibían la corona por vo'
dables golpes que asestaba con su luntad de Dios, representado Por

215
el papa, que era quien tenía el a leer y escribir en la edad madura; re­
ligioso, caritativo, am able y justiciero,
poder de otorgarla. fue tam bién un genial guerrero y un
Pipino realizó varias campañas, adm irable organizador.
sobre todo contra los lombardos
que amenazaban a Roma, y les
LAS GUERRAS
arrebató el centro de Italia, do­
nándolo a la Iglesia.
Carlomagno r e a l i z ó campañas
Le sucedió su hijo Carlos, co­ contra los lombardos, los sajones,
nocido en la Historia por Carlo­ los ávaros y los musulmanes.
magno (Carlos el Grande).
L os l o m b a r d o s . Carlomagno
los atacó y derrotó en Pavía; lue­
go se proclamó su rey, ciñendo
Según la descripción que nos dejó su la corona de hierro, así llamada
secretario Eginardo, Carlom agno era de
andar firm e y majestuoso, alto, robusto,
por tener en su interior un aro
de cuello corto, nariz prom inente y lar­ hecho, según la leyenda, con un
gos bigotes. clavo empleado para la crucifixión
Trabajador incansable, recibía por la de Cristo.
mañana a los postulantes mientras iba
vistiéndose; durante las com idas escu­ L os s a j o n e s . Ocupaban la re­
chaba la lectura de libros históricos o gión oeste y central de Alemania
sagrados; si se despertaba por la noche
y opusieron una encarnizada resis­
llamaba a los amanuenses para despa­
char algún asunto. tencia, dirigidos por su gran cau­
D otado de poderosa inteligencia, ad­ dillo Viduquindo, que terminó por
miraba el saber, aunque sólo aprendió rendirse.

216
Para conseguir la sumisión de los sa­ expedición, su retaguardia fue sor­
jones empleáronse tres m edios: las eje­ prendida y derrotada por los vas­
cuciones en masa, el traslado de tribus
enteras a Francia e Italia, y la trans­
cos en el desfiladero de Ronces-
form ación de sus costumbres, obtenida valles, pereciendo su sobrino el
por la conversión al cristianismo, la di­ conde Roldán o Rolando que la
fusión de la enseñanza, la fundación de mandaba, lo que dio origen al cé­
ciudades y la construcción de caminos.
Carlom agno fue el civilizador de A le­
lebre poema épico La canción de
mania. Rolando.

EL IMPERIO CAROLINGIO
Los a v a r o s . F o r m a b a n un
En la misa de Navidad del año
pueblo de jinetes, parientes de
800, Carlomagno, que se hallaba
los hunos, establecido en Hungría.
en Roma, fue coronado emperador
Después de vencerlos, Carlomag­
por el papa León III. Se preten­
no organizó para vigilarlos una
dió restablecer así, por obra de
provincia fortificada: la marca del
los germanos y bajo el auspicio
Este, origen de Austria.
de la Iglesia, el extinguido imperio
romano de Occidente.
Los m u s u l m a n e s . Carlomag­ Sus dominios comprendían par­
no los desalojó de la vertiente te de España, Francia, Bélgica,
española de los Pirineos y de la Holanda, la mitad de Alemania,
ciudad de Barcelona; con los terri­ Suiza, Austria y partes de Hungría
torios tomados formó la marca de e Italia. Estaban divididos en pro­
España. Al volver de la primera vincias dirigidas por los condes,

217
funcionarios generalmente heredi­ periódicamente las provincias en
tarios, pero que podían ser de­ representación del emperador y lo
puestos por el emperador. Las informaban de sus inspecciones.
provincias fronterizas estaban mi­ Carlomagno no residía en un
litarizadas y obedecían al duque lugar fijo, aunque su ciudad pre­
0 al marqués. dilecta fue Aquisgrán. Como no
Los obispos auxiliaban a los cobraba impuestos regulares, sos­
funcionarios c i v i l e s , debiéndose tenía principalmente a su familia
mutuo apoyó. Los missi dominici y servidumbre con el producto de
(enviados del Señor), generalmen­ sus granjas y propiedades, cuya
te un laico y un eclesiástico, for­ administración vigilaba con el ma­
maban comisiones que visitaban yor cuidado.

218
Dos veces al año reunía y pre­ jóvenes nobles eran deficientes, mien­
sidía asambleas o dietas con asis­ tras que los de los alumnos de con di­
ción humilde revelaban una preparación
tencia de obispos y personas nota­ satisfactoria. Entonces “ com o hará Dios
bles, especialmente invitadas. Las el día del ju icio final” hizo form ar a
resoluciones adoptadas formaron los buenos a su derecha y a los malos
los Capitulares, denominados así a su izquierda, y dirigiéndose a los pri­
meros les d ijo : “ Os felicito, hijos míos,
por estar divididos en artículos por vuestro celo en cum plir mis inten­
( capítulos). ciones: continuad así y os daré ricos
obispados y magníficas abadías” ; luego,
Todos los hombres libres de­ volviéndose a los demás, exclam ó con
bían acudir al ejército cuando voz terrible: “ En cuanto a vosotros, hi­
eran convocados, bajo severas pe­ jos de los principales de la nación, que
nas para los infractores. confiados en vuestro nacim iento y for­
tuna habéis descuidado el estudio, sabed
Las tropas llevaban traje y ca­ que si no reparáis pronto vuestra negli­
puchón de cuero, casco de metal gencia jamás obtendréis nada de Carlos” .
y coraza escamada. Sus armas
consistían en un escudo redondo,
una larga espada, una lanza o un
La c r i s i s d e l i m p e r i o . Car­
arco. Los más ricos formaban la
lomagno murió en el año 814. El
caballería.
imperio le sobrevivió escasamente
30 años, debido a la incapacidad
de sus descendientes, a la gran
extensión territorial, a las diferen­
L a cu ltu ra. El emperador
cias de raza, idioma y cultura de
patrocinó una i nt e nsa reacción
los pueblos que lo componían y
cultural conocida con el nombre
a la dificultad de las comunica­
de renacimiento carolingio.
ciones. Ludovico Pío, hijo de Car­
lomagno, repartió en vida entre
Con los hombres ilustrados que lo sus hijos el imperio, conservando
rodeaban, Carlom agno fundó una aca­ una especie de preeminencia que
demia donde leían y com entaban los li­ aquéllos desconocieron frecuente­
bros clásicos y entablaban discusiones.
La música y el canto merecieron espe­
mente, al par que se disputaban
cial atención, difundiéndose el uso del los dominios recibidos. Al morir,
órgano y las campanas en las iglesias: la guerra ya estallada alcanzó su
se formaron bibliotecas en los conven­ apogeo. Luis el Germánico y Car­
tos; la escritura tornó a ser clara y
los el Calvo, aliados contra el herc
elegante.
mano mayor Lotario, que quería
sojuzgarlos, lo derrotaron en xa
Un decreto ordenó que todos batalla de Fontanet.
los niños concurrieran a escuelas En el año 843 se firmó la paz
abiertas en las iglesias y los con­ por el tratado de Verdún. Lotario
ventos, creando con ello el prin­ conservó el título de emperador,
cipio de la enseñanza obligatoria. aunque sin autoridad sobre sus
En la corte funcionaba un colegio hermanos, y quedó dueño de la
para los hijos de los funcionarios parte central del imperio, con las
y servidores. ciudades de Aquisgrán y Roma;
Carlos el Calvo recibió la porción
oeste, que formó el reino de Fran­
En cierta ocasión Carlom agno tom ó
un examen escrito; al revisar las com ­ cia, y Luis, la porción este, que
posiciones notó que los trabajos de los formó el reino de Germania.

219
Los n o r m a n d o s . Los norman­ ríos o en ciertas regiones costa­
dos ( hombres del norte) proce­ neras. En Francia, el grupo más
dían de Dinamarca y de la penín­ importante ocupó la península de
sula escandinava. Alistaron escua Cotentín y las fértiles llanuras
drillas de pequeñas y veloces na­ bañadas por el curso interior del
ves, con las que, al mando de jefes Sena.
llamados vikingos, emprendieron
audaces correrías por el litoral de En el año 912 el rey de Francia,
Europa, remontando también los Carlos el Sim ple, otorgó a R olón , jefe
ríos navegables. Más tarde tra­ norm ando, la cesión legal de Cotentín,
el título de duque de N orm andía y la
jeron consigo a sus mujeres e hi­ mano de su hija, a cam bio de recono­
jos y se radicaron en islas litora­ cerse su vasallo y convertirse al cris­
les, en la desembocadura de los tianismo.

220
D e allí, com o verem os, los norman­
dos pasaron a conquistar Inglaterra,
mientras diversas expediciones que en­
traron por el M editerráneo, iniciaban
la dom inación del sur de Italia y de
Sicilia. Un vikingo descubrió Islandia
en el siglo IX ; en el siguiente, E rico el
R o jo llegó a Groenlandia; en viajes pos­
teriores, los normandos recorrieron las
costas del Labrador, Terranova y parte
septentrional de Estados Unidos de
Am érica actual

Otros grupos penetraron en Ru­


sia y descendieron hasta el mar
Negro; los eslavos que habitaban
el país los llamaron rusos, por el
color rubio rojizo de sus cabellos,
y dieron su nombre a la nación,
que sometieron. Llegaron hasta
Constantinopla, donde los empera­
dores bizantinos los enrolaron co­
mo mercenarios.

El feudalismo
La m o n a r q u í a f e u d a l . La pa­
labra feudal deriva, según unos,
del antiguo alemán teod, equiva­
lente a ganado, predio, patrimonio,
y que también significa la forma
más antigua de canje; según otros,
proviene de fe’e, recompensa.
El régimen feudal tenía como
base un contrato, por el cual un
hombre libre se sometía a otro, a
cambio de su protección.
El pacto era consagrado con la
ceremonia del homenaje y la in­
vestidura. Por la primera, el so­
metido, que tomaba el nombre de
vasallo (servidor), ponía sus ma­
nos entre las del señor y se decla­
raba hombre suyo, jurándole fide-

Para ser caballero era menester haber servido


a algún noble, primero com o paje y luego com o
escudero. Alrededor de los 18 años se lo consi­
deraba maduro, y después de velar las armas
durante toda una noche, el aspirante era arma­
do caballero por m edio de un espaldarazo, en
solemne ceremonia.
El hom enaje: un vasallo prom ete fidelidad a su se­
ñor arrodillándose ante él y poniendo sus manos
entre las suyas. La escena tiene lugar en la sala
del castillo. (Cuadro de Parm entier.)

señores. Los reyes distribuían tie­


rras entre los principales señores.
A los altos funcionarios les daban
también fundos del dominio real,
llamados beneficios, para que los
usufructuaran mientras ocupaban
el cargo. La posesión de carácter
transitorio, se convirtió en propie­
dad definitiva.
Todo hombre libre era militar;
desde el siglo IX combatió a ca­
ballo, y se llamó caballero. La
profesión se convirtió en una dig­
nidad, y el que la ostentaba fue
considerado noble. Los caballeros
pobres entraron al servicio de ios
lidad; por la segunda, este último señores.
le otorgaba en calidad de feudo
una propiedad, donación simboli­ La debilidad de los reyes. El
zada por la entrega de una lanza, rey vivía de las rentas y produc­
estandarte, etc. tos de sus propiedades. Los abun­
El vasallo debía ayudar militar­ dantes regalos de tierras y la pér­
mente al señor, contribuir a la for­ dida de los beneficios, lo fueron
mación de la dote de sus hijas o empobreciendo; con ello disminu­
a la del rescate si caía prisionero, yó su bienestar y la importancia
prestarle servicios en el tribunal de su ejército.
o en la casa, etc. Recíprocamente,
el señor lo protegía y no podía Las nuevas invasiones. Los sa­
retirarle el feudo sin causa justi­ rracenos, los húngaros y sobre
ficada. todo los normandos efectuaron in­
vasiones atrevidas arrasando cuan­
O r í g e n e s d e l f e u d a l i s m o . El to encontraban a su paso. Las po­
régimen feudal obedeció a diver­ blaciones despavoridas, al no hallar
sas causas: oportuno apoyo en los reyes, lo
solicitaron de los señores, quienes
La subordinación de la propie­ les dieron refugio en sus fortalezas
dad. Los pequeños propietarios, y castillos a cambio de su sumi­
ante la amenaza de perder sus sión. Muchas ciudades se acogie­
tierras, las entregaron a vecinos ron también a ese ampare}.
poderosos, con la condición de que
Ya no existió un verdadero go­
les permitieran seguir residiendo
bierno general, sino una serie de
en ellas y los defendieran contra
toda agresión. minúsculas soberanías relacionadas
por los vínculos de la buena fe.
El aum ento del poder d e los Además, no se prestaba obedien-

222
cia a una institución o estado, sino
a un h om bre ; el vínculo personal
reemplazaba la idea de patria.

L os señores eran a su vez vasallos


de otros señores de m ayor im portancia,
y así se levantaba la pirám ide de la
monarquía feudal que llegaba hasta el
rey o el emperador, dueño nominal de
tod o el país. Los grados de la escala
se traducían por los títulos de duque,
marqués, conde, vizconde, barón, etc.;
con su escudo, pendón y sello.

C l a s e s s o c i a l e s . La sociedad
medieval se dividió en cuatro cla­
ses: la nobleza, organizada, como
acabamos de verlo, según el régi­
men feudal; el clero; o sea las per­ Jerarquia feudal: 1, rey; 2, grandes vasallos; 3, pe-
queños vasallos; 4, siervos y campesinos libres
sonas que pertenecían a la Iglesia; arrendatarios.
la burguesía, que eran los comer­
ciantes e industriales residentes en
las ciudades, lo mismo que los ar­
tesanos y los campesinos. En los
vos; el fuero, o sea la facultad del
estados cristianos desapareció la noble de ser juzgado por tribunales
esclavitud. propios; la primogenitura, por la
cual la mayor parte de los bienes
pasaban al hijo mayor, etc.

REGÍMENES FEUDAL Y SEÑORIAL


Las c o s tu m b r e s . Los casti­
llos. Los señores residían en los
Los señores gozaban de dere­ castillos, que com prendían varias
chos particulares: los privilegios, partes:
que comprendían los de soberanía,
entre otros la alta y baja justicia, 1 ) Las obras externas, compues­
o facultad de condenar a muerte, tas de un foso y una muralla coro­
multa y prisión; y los de señorío: nada por escudos de piedra, los
el censo y la talla, arriendos pa­ merlones, separados por espacios
gados por los campesinos; la pose­ denominados almenas. Esta mu­
sión exclusiva del molino, horno o ralla, muy alta y ancha, tenía un
lagar, donde los paisanos debían camino de ronda para la ubica­
llevar el trigo para molerlo, la ción o el tránsito de los soldados
masa para cocer el pan y las uvas y presentaba a veces una saliente
para prensar, dejando una parte con agujeros en el piso, llamada
del producto; la obligación de matacana, destinada a arrojar fle­
realizar gratuitamente ciertos tra­ chas, plomo derretido y líquidos
bajos a beneficio del señor; el de­ hirvientes. Se entraba por un
recho de caza, que vedaba al puente levadizo tendido sobre el
campesino perseguir animales sil­ foso, que conducía a una puerta
vestres, aunque dañaran sus culti­ flanqueada por torres.

223
3) El segundo recinto, separado
a veces del primero por un nuevo
foso y otra muralla, contenía las
habitaciones del señor dispuestas
alrededor de un patio de honor,
en uno de cuyos lados se levan­
taba la capilla. Lo dominaba una
enorme torre maciza de gran ai-
tura, el torreón o torre del home­
naje, de cuyo borde superior so­
bresalía una pequeña garita: la
atalaya.

E l señor invertía su tiem po en com ­


batir o cazar. En los intervalos, o con
m otivo de aniversarios o acontecim ien­
tos de fam ilia, organizaba banquetes y
fiestas a los que acudían los trovadores
2) El primer recinto: detrás de que eran poetas y cantores, y los ju ­
los muros, protegidos por torres glares, músicos que hacían tam bién acro­
en las esquinas, existía un amplio bacias y juegos de prestidigitación.
espacio donde estaban el corral, Eran frecuentes los torneos o justas,
los graneros y las dependencias; duelos singulares o colectivos; los com ­
batientes entraban a la pista a caballo,
allí se alojaban las poblaciones del cubiertos de pies a cabeza con una pe­
señorío en caso de peligro. sada armadura de hierro, em puñando

224
una larga lanza de madera, y a una
señal se arremetían procurando derri­
barse. E l que caía, quedaba prisionero
y debía pagar rescate.
Los torneos eran contem plados desde
las tribunas por los nobles y las damas
principales; una de ellas, proclamada
reina, entregaba los prem ios a los ven­
cedores; un pú blico num eroso acudía a
presenciar el espectáculo.

La caballería. Los nobles, ge­


neralmente analfabetos, desprecia­
ban la instrucción. Desde muy jó ­
venes entraban a servir como pa­
jes y después como escuderos de
un señor, que les enseñaba buenos
modales, esgrima y equitación;
luego eran armados caballeros en
una solemne ceremonia.
El caballero debía ajustar su
conducta a ciertas reglas morales: tos se consideraba como la más
cuidar su honor o buen nombre, despreciable falta; defender a los
evitando todo acto de cobardía; débiles; respetar a la mujer; re­
mantenerse leal a sus juramentos, parar las injusticias que presencia­
pues la felonía o infracción de és­ ra y sostener la religión católica.
El conjunto de estas reglas, con­ Cuando la mujer era de otro lugar,
sagradas por la Iglesia, constituyó tenían que abonar un impuesto
la caballería. Cabe decir que se especial.
observaban solamente entre los Tanto los siervos como los cam­
nobles, y raras veces respecto a pesinos libres llevaban una vida
la masa popular de los villanos. miserable; h a b i t a b a n chozas de
barro o piedra, con piso de tierra
y techo de paja, sumariamente
L o s c a m p e s in o s . Podían cla­ amueblada; vestían con escasas ro­
sificarse en libres y siervos. Los pas ordinarias; su alimentación era
primeros cultivaban las tierras de deficiente;' el señor y el rey los
su propiedad, que podían vender abrumaban con derechos e im­
o arrendar, y eran dueños de cam­ puestos.
biar de residencia y casarse sin
consentimiento del señor.
Los cultivos eran rudimentarios. E l
Los siervos pertenecían a la estiércol, único abono em pleado, resul­
taba insuficiente por la escasez de ga­
tierra o gleba (surco), que les nado vacuno y caballar. Los surcos, he­
estaba prohibido abandonar; si el chos con zapas y azadas o con arados
solar era enajenado, pasaban a de madera, abrían apenas el suelo; par­
depender del nuevo propietario, te de las semillas se perdían por esa
causa y las cosechas producían poco.
quien no podía privarlos del lote Cuando la sequía u otras condiciones
que ocupaban. Para casabe les adversas malograban las mieses, m illa­
era necesaria la venia del señor. res de campesinos morían de hambre.

Un campesino cosecha cereales valiéndose de una hoz. (Ea-


cultura del portal de la catedral de Chartres.)

Distintos aspectos de las labo­


ras rurales en la Edad M edia:
la recolección de las mieses, la
arada y la siembra. (D e l "Sal­
terio d e U trech” .)

226
En las cercanías de las aldeas exis­ obispos, porque Roma conservaba
tían cam pos de pastoreo y bosques: los
prim eros alim entaban rebaños de ovejas su prestigio de antigua capital del
y cerdos; los segundos proporcionaban imperio, y porque era el sucesor
leña, principal com bustible; pertenecían de San Pedro, proclamado Prínci­
al señor o a la com unidad; su aprove­ pe de los apóstoles por Jesucristo.
cham iento estaba reglamentado.
Pipino el Breve donó al Pontí­
fice algunas comarcas en torno de
Exasperados por los sufrimien­ Roma. Carlomagno acreció el te­
tos y privaciones, los paisanos se rritorio, formándose así los estados
sublevaron m u c h a s veces; estos de la Iglesia, que llegaron a abar­
movimientos fueron ferozmente re­ car una quinta parte de Italia.
primidos por los señores, validos En ese momento la Iglesia pasó
de la superioridad de sus armas. por una gran crisis. La elección
Con todo, la situación mejoró del papa daba lugar a frecuentes
poco a poco. Los nobles, necesi­
tados de dinero, vendieron la li­
bertad a los siervos; otras veces
la concedieron espontáneamente.
El desarrollo de las ciudades
aumentó la demanda y el consu­
mo de los productos rurales, cuyos
precios mejoraron. Los siervos pu­
dieron así adquirir con sus aho­
rros, celosamente escondidos para
librarlos de la rapacidad de sus
señores, además de la libertad, la
propiedad del terreno que traba­
jaban.

SITUACIÓN DE LA IGLESIA

El papa no fue al principio sino


el obispo de Roma, elegido por los
sacerdotes y fieles de la ciudad.
Los campesinos libres consi­
guieron, también por dinero, la
reducción de los derechos señoria­
les que pesaban sobre ellos y la
reglamentación de los subsisten­
tes, en prevención de posibles
abusos.
No obstante, se le consideró
siempre como el primero de los

El calendario y las actividades características de cada uno


de los meses, dieron tema a numerosas esculturas m edieva­
les: en setiembre (otoñ o en E uropa) se realizaba la ven­
dimia. (D el Baptisterio de Parnia, F oto L. vort M a tt.)

227
escándalos y violencias. El em­ claustros de Cluny. H ijo de un
perador, los reyes y algunos no­ agricultor de Toscana, recibió su
bles vendían los cargos eclesiásti­ primera educación en Roma, de
cos vacantes a personas que en donde pasó más tarde al citado
ocasiones ni siquieran eran sacer­ monasterio. Un papa lo llevó con­
dotes, y que a su vez traficaban sigo y desde entonces y durante
con el culto, delito llamado simo­ cerca de veinte años fue el conse­
nía, porque, según las Escrituras, jero de los pontífices, con los cua­
un mago llamado Simón había les trabajó incansablemente en pro
querido comprar a los apóstoles de la reforma de la Iglesia.
el poder de hacer milagros. Ade­
más, mu c h o s curas contrajeron Siguiendo su inspiración, Nico­
matrimonio. lás II, asistido por un concilio,
promulgó la bula de 1059, que
E l m o n a s t ic is m o . Un grupo modificaba la forma de designa­
de monjes fundó la abadía de ción de los papas. En lo sucesivo,
Cluny, cerca de Lión (Francia), éstos serían elegidos por los car­
con el propósito de restaurar la denales, prelados que el pontífice
disciplina y la pureza de costum­ nombraba con carácter vitalicio,
bres en los conventos y entre el no sólo entre los romanos, sino
clero secular. Dependían directa­ también entre los de otros lugares.
mente del papa y alcanzaron pron­ En caso de disturbios, se autori­
to extraordinaria difusión. zaba a los cardenales para reunir­
Hildebrando fue la personali­ se fuera de Roma, y si ningún
dad más conspicua formada en los candidato romano era considerado

228
“digno y capaz”, el cargo ponti­ y prohibió a los fieles oír misa o
fical recaería en un eclesiástico recibir los sacramentos de un cura
oriundo de cualquier punto de la casado.
cristiandad.
El pueblo lo apoyó con decisión,
arrojando de los templos a los cul­
La reforma tuvo extraordinaria pables.
importancia: el papa ya no fue
el elegido de una ciudad, sino de
Gregorio V II excluyó luego de
todo el mundo católico; su repre­
la Iglesia a todo sacerdote que re­
sentación se hizo universal y su
cibiese un obispado o abadía de
autoridad aumentó inmensamente.
manos de un laico, excomulgando
al emperador, rey o señor que se
En 1073, Hildebrando, que te­
atreviera a otorgar una dignidad
nía 60 años, fue elegido papa por
eclesiástica.
unanimidad y tomó el nombre de
Gregorio VII. Poco después aparecieron nue­
vas órdenes religiosas similares a
Inmediatamente comenzó a lu­ las de Cluny; la de los cartujos
char contra la simonía y el casa­ y la de los cistercienses, de la cual
miento de los clérigos. Expulsó a se desprendió la de Claravalle,
los que habían comprado su cargo fundada por San Bernardo.
1) La rivalidad entre el papa
y el patriarca de Constantinopla,
que pretendía disputarle el prima­
do de la Iglesia.

2 ) Las disidencias en el dogma:


los griegos afirmaban que el Es­
píritu Santo procedía solamente
de Dios Padre, contra la igualdad
entre Padre e Hijo consagrada por
el Concilio de Nicea.

3 ) Las diferencias en el culto:


los orientales celebraban la misa
E l c i s m a g r i e g o . La Iglesia
en griego, los occidentales en la­
de Oriente se separó de la cató­
tín; los primeros empleaban para
lica en el siglo X I , tomando el la comunión panecillos comunes,
nombre de ortodoxa (la recta doc­
los segundos, hostias; aquéllos po­
trina). El cisma respondió a múl­
dían casarse, éstos debían perma­
tiples causas: necer célibes.

El arte románico

El arte de la Edad Media, hon­


damente cristiano, tuvo un fin ca­
pital: la religión, y una manifes­
tación principal: la arquitectura.
Por esto, las iglesias son los monu­
mentos más importantes que nos
ha dejado. El plano de una igle­
sia reproduce la cruz; comprende
esencialmente una amplia nave,
llamada así porque el techo revis­
te la forma de una quilla inver­
tida, flanqueada por naves menores
y cortada perpendicularmente por
otra llamada crucero.
El estilo románico, que floreció
en los siglos x i a xm , se inspiró
en el romano antiguo, modificado
por influencias bizantinas. Se ca­
racteriza por el arco semicircular
o de medio punto, y la bóveda
semiesférica, sostenida por colum­
nas bajas y macizas.

230
La iluminación de los interiores
es escasa, pues las ventanas son
altas, espaciadas, pequeñas y Hun­
didas a causa del gran espesor de

231
los muros. Las torres rematan
en cúpulas con frecuencia cónicas,
cubiertas de piedras imbricadas.
La escultura, subordinada a la
arquitectura, es tosca; consiste so­
bre todo en bajorrelieves de pie­
dra y bronce y en frisos y deco­
rados compuestos por follajes y
figuras geométricas. De la pintura
sólo existen algunos frescos en las
paredes de los templos.

232
C A P I T U L O X V I

LA IGLESIA EN LA EDAD MEDIA


LAS CIUDADES
EL A R T E

Los dos dominios universales de la Edad Media: la Iglesia y el


imperio, se disputaron la primacía. Primero triunfó la Iglesia, cuyo
apogeo culminó con las cruzadas; pero después sufrió una grave
y prolongada crisis, en la que perdió su poder político Lo evo­
lución social y económica originó el desarrollo de una nueva
entidad: el municipio, y robusteció a la burguesía Con el estilo
ojival, el arte alcanzó uno de los más altos exponentes de la
cultura.

El sacro imperio
romanogermànico

Al extinguirse la dinastía caro­ D esde entonces, los reyes de Alem a­


lingia de Alemania, la nobleza y nia fueron a Italia para consagrarse em­
peradores, viaje con ocido por la e x p e ­
el clero resolvieron que la corona dición romana. Cruzaban los A lpes por
fuese en lo sucesivo electiva. En el desfiladero del Brennero, llam ado por
el año 919 designaron rey a Enri­ esa causa e l cam ino de la coronacion,
al frente de un ejército que com etía
que I, duque de Sajonia, apodado
grandes desmanes en el trayecto. Los
el Pajarero por su afición a las soberanos ceñían una triple corona: la
aves. de hierro com o reyes de Italia, la de
plata com o reyes de Alemania, y la de
oro com o emperadores.
EL PONTIFICADO Y EL IMPERIO

El hijo de Enrique I, llamado El imperio tenía com o límites:


Otón el Grande, marchó a Roma, al norte, el mar Báltico, Dinamar­
llamado por el papa, a quien ame­ ca y el mar del Norte; al oeste,
nazaba un poderoso señor feudal, los ríos Mosa, Saona y Ródano;
y en 962 se hizo coronar empe­ al sur, el Mediterráneo, los Esta­
rador. dos Pontificios, el reino de las Dos

233
Sicilias y el Adriático, y al este, los emperadores procuraron ase­
el río Óder y las cabeceras de los gurar el trono a sus descendientes,
ríos Drave y Save. fundando dinastías que fueron, sin
Este vasto estado carecía de embargo, de poca duración. En el
unidad política. En Alemania pro­ período comprendido entre 919 y
piamente dicha existían cuatro po­ 1250 hubo tres: las de Sajonia,
derosos ducados: Sajonia, Franco- Franconia y Suabia.
nía, Baviera y Suabia, en torno a
los cuales, e intercalados entre L a C asa de F ran co n ia . A la
ellos, se encontraban muchos otros dinastía de Sajonia sucedió, tras
señoríos. un breve intervalo, la de Fran­
A pesar de su carácter electivo, conia.

234
Su principal soberano fue Enri­
que IV, el cual, desoyendo la
prohibición expresa del papa Gre­
gorio VII, nombró por su sola
autoridad dos obispos, y ofreció
en venta el cargo de abad del
monasterio de Fulda.
El papa protestó por ello y el
emperador replicó reuniendo un
consejo de obispos partidarios su­
yos, que declaró a Gregorio V II
indigno del pontificado. Éste re­
plicó deponiendo a Enrique de su
dignidad imperial.

El conflicto cambió así de na­


turaleza ; ya no se trató de saber
si era el papa o el emperador
quien tenía el derecho de desig­
nar obispos, sino cuál de los dos
podía destituir al otro.

La mayoría de los señores ale­


manes se inclinó en favor de Gre­
gorio VII y emplazó a Enrique IV
Esta miniatura muestra a Enrique IV arrodilla­
para que se reconciliase con él, do, pidiendo a la condesa M atilde de Toscana
en el término de un año. Sin fuer­ que interceda por él ante el papa Gregorio VII
para obtener su perdón.
zas para imponerse, Enrique IV
marchó a Italia, donde en enero
de 1077 pidió perdón a su rival,
en el castillo de Canosa, al norte
de los Apeninos, obteniéndolo des­ trarían en posesión de sus tierras
pués de tres días de espera, episo­ y señoríos sin confirmación del
dio conocido con el nombre de la emperador.
humillación de Canosa.
El emperador no olvidó la afren­ L a C a s a d e Su a b ia . Enrique V
ta; ocho años más tarde, conso­ murió sin dejar herederos directos.
lidada su autoridad, expulsó de Dos casas se disputaron la corona:
Roma a Gregorio VII, que se re­ la de Baviera y la de Suabia, ter­
fugió en Salerno. minando por imponerse esta últi­
ma. Tuvo dos grandes soberanos:
Pero la Iglesia consiguió pronto
Federico I y Federico II.
su desquite. Enrique IV fue des­
tronado por una revuelta, favore­
cida por aquélla y encabezada por Federico I, llamado Barbarroja,
su propio hijo, Enrique V. Éste logró reducir a la impotencia a
firmó con el papa un concordato, sus enemigos y castigó duramente
por el cual los obispos de Italia y a los burgraves, especie de señores-
Alemania serían nombrados en lo bandidos que asolaban el país. En
sucesivo por la Iglesia, pero no en­ cambio, fracasó en su intento de
sojuzgar a la Iglesia y a las ciuda­
des italianas. Éstas resistieron sus
235
pretensiones, pactando entre sí una señores de Alemania, los cuales
alianza, la liga lombarda, activa­ eligieron otros emperadores; pero
mente sostenida por el papa Ale­ el heredero legítimo fue al fin
jandro III, y lo derrotaron en la proclamado con el nombre de Fe­
batalla de Legnano (1 1 7 6 ). derico II.

A l año siguiente, F ederico se encon­ El gobierno de este soberano,


tró con el P on tífice en V enecia, frente muy ilustrado y protector de las
al tem plo de San M arcos. E l em pera­
dor le besó los pies y le sostuvo el artes, aunque de vida disoluta,
estribo cuando A lejandro subió a caba­ transcurrió en un constante con­
llo; luego juró en presencia de todos, flicto con la Iglesia. En 1250,
“ tratarlo com o a un padre amado y res­ cuando se disponía a marchar con­
petado, de quien sería h ijo sumiso y
fie l” . Las ciudades italianas conservaron tra Roma, lo sorprendió la muerte.
sus privilegios.
Comenzó entonces el período
conocido como el Gran Interregno
Barbarroja pereció ahogado en (1250-1273), que señaló la franca
un río del Asia Menor, durante la decadencia del imperio. En Ale­
tercera cruzada. mania los señores gobernaron a su
Su sucesor adquirió el trono antojo; en el norte de Italia, las
de las Dos Sicilias, en el sur de ciudades aumentaron su autono­
Italia, al casarse con la princesa mía; en cuanto al reino de las Dos
Constanza, heredera de ese reino. Sicilias, fue conquistado por Carlos
Murió dejando un niño de cuatro de Anjou, hermano de San Luis,
años. Constanza, que asumió la rey de Francia, apoyado por el
regencia, no fue reconocida por los papa.

El emperador Federico I Barbarroja, de rodillas, rinde hom enaje al papa A lejan­


dro III, delante de la iglesia de San M arcos, en Venecia.

236
LAS CRUZADAS es comúnmente empleada para de­
signar las ocho empresas militares
C a u s a s . Las conquistas árabes llevadas contra Oriente durante
revistieron un doble carácter: po­ los siglos x i al xm , y aun todas
lítico y religioso. El primero pro­ las demás campañas medievales
vocó la reacción de los países que tuvieron como fin principal
agredidos o amenazados; el segun­ el triunfo de la religión católica.
do interesó al conjunto de la cris­
tiandad, porque no se trataba de Primera cruzada (1096-1099).
reconquistar o defender un terri­ Los árabes respetaron los lugares
torio particular, sino de proteger santos y el sepulcro de Cristo en
a todo el catolicismo puesto en Jerusalén, y toleraron las peregri­
peligro por el islam. Se inició, en naciones que allí se dirigían. Pero
consecuencia, un vasto movimien­ en el año 1074, Palestina cayó en
to, cuyo móvil determinante era manos de los turcos seleucidas (de
la fe. Pero a este sentimiento se Seldyuk, caudillo que los había
sumó el deseo de aventuras, inci­ unido), musulmanes de raza ama­
tado por el atractivo de viajes a rilla provenientes del Turquestán,
comarcas desconocidas y el anhelo que persiguieron a los peregrinos
de enriquecerse, aguzado por la haciéndolos objeto de vejámenes y
pobreza general, en contraste con torturas. Los seldyúcidas extendie­
el lujo y la riqueza de los estados ron sus conquistas al Asia Menor
musulmanes. y llegaron hasta el mar de Már­
D esarro llo . Aunque la pala­ mara. Sus éxitos pusieron en peli­
bra cruzada sólo se usó en la pri­ gro el imperio de Oriente; a pesar
mera expedición a Tierra Santa, del resentimiento provocado por

A m edida que los cruzados conquistaban posiciones militares en Siria y Palestina, construían pode­
rosos bastiones para defenderlas. E l más fam oso es el Krak de los Caballeros, que dom inaba T rípoli
desde un elevado prom ontorio. P odía albergar más de 2 000 soldados, y sus torres eran práctica-
mente inexpugnables. (F o to Aerofilm s.)

237
R icardo Corazón de L eón, rey de Inglaterra, parte
hacia Oriente. Observe la vestimenta que dio nom ­
bre a los cruzados. Antes de partir, éstos reciben
la bendición de un obispo.

no cruzado. Un religioso, conocido


por Pedro el Ermitaño, contribuyó
poderosamente con sus giras por
Europa a exaltar los ánimos. El
movimiento se dividió en dos co­
rrientes: una popular, otra de la
nobleza.

i Cruzada popular. Tres meses


más tarde emprendieron la mar­
cha de cuarenta a cincuenta mil
personas, en su mayoría campesi­
nos, acompañados de sus mujeres
e hijos, bajo la dirección de Pedro
el Ermitaño y del caballero Gual­
terio sin Hacienda. Para alimen­
tarse asolaron las regiones por don­
de pasaban; llegaron finalmente a
Constantinopla, cruzaron el Bos­
foro y fueron exterminados por
los turcos en Nicea.
el reciente cisma ortodoxo, los pa­
pas resolvieron acudir en ayuda Cruzada de los señores. El 15
de los soberanos bizantinos. de agosto de 1096 partió la cru­
Antes de ser elegido papa, Ur­ zada organizada por los nobles,
bano II había estado en Cons- principalmente flamencos, france­
tantinopla, donde se enteró de la ses, ingleses, alemanes y norman­
difícil situación política y de los
dos del sur de Italia, con un total
maltratos inferidos en Palestina a
que superaba el medio millón, aun­
los peregrinos. Profundamente im­
que sólo la mitad eran combatien­
presionado, resolvió promover la
tes. Su jefe principal era el noble
intervención militar de la cris­
flamenco Godoíredo de Bouillón,
tiandad.
con quien iba el legado pontificio
Aprovechó para ello un concilio, Ademar de Montheil. Se reunie­
celebrado en Clermont (sur de ron en Constantinopla, cuyo em­
Francia), en el año 1095. En res­ perador les facilitó el paso al Asia
puesta a las exhortaciones del Menor; allí batieron a los turcos
pontífice, los presentes ofrecieron en la batalla de Dorilea. Después
partir contra los infieles, diciendo, se internaron, acosados por el ene­
llenos de fervor: “Dios lo quiere”. migo, sufriendo las torturas de la
Con pedazos de tela hicieron cru­ sed, el hambre y el calor, que las
ces que pusieron sobre el hombro pesadas armaduras hacían insopor­
como distintivo. A esto se llamó table. El camino recorrido quedó
tomar la cruz, origen del térmi- sembrado por millares de cadá-

238
veres. Por último entraron en Si­ la marcha. Finalmente, en julio
ria, donde tomaron Antioquía, a de 1099 avistaron Jerusalén; tras
los ocho meses de sitio. Inmedia­ un breve asedio la tomaron por
tamente fueron cercados por un asalto, e hicieron una terrible ma­
nuevo ejército turco; pero gracias tanza de musulmanes.
a un prodigioso esfuerzo consi­ De acuerdo con el régimen feu­
guieron abrirse paso y continuar dal, el territorio conquistado fue

239
dividido en señoríos: Godofredo Un nuevo soberano de Mosul,
de Bouillón sólo aceptó el título Saladino, trasladó la capital de su
de comendador (encargado o de­ estado a Egipto, conquistado poco
fensor) del Santo Sepulcro. antes por Nurednin, y reanudó la
campaña contra los cristianos, a
quienes infligió una derrota deci­
En la primera cruzada com enzaron siva en la batalla de Hatin o Ti-
a establecerse las órd enes m ilitares des­ beríades: Jerusalén cayó en sus
tinadas a defender los feudos que aca­ manos en 1187.
baban de fundarse y a proteger a los
peregrinos. Sus m iem bros eran a la vez
m onjes y caballeros. C om o m onjes ha­
cían v otos de pobreza, celibato y obe­ Federico Barbarroja de Alema­
diencia, y dirigían asilos y hospitales; nia, Felipe Augusto de Francia y
com o caballeros se dedicaban a la gue­
rra y levantaban poderosos castillos. Ricardo Corazón de León de In­
Usaban sobre la armadura una túnica glaterra. marcharon a Palestina al
o un manto, con una cruz de diverso frente de la tercera cruzada; se
color según la orden a que pertenecían. apoderaron del puerto de San Juan
Las principales fueron: las de los
H ospitalarios y Tem plarios, de origen de Acre, pero no pudieron avanzar.
francés, y la de los T eu tón icos, de ori­ El primero pereció ahogado; el se­
gen alemán. A semejanza de éstas se gundo regresó a su país. Ricardo,
crearon en España las de Alcántara, Ca-
tras dos años de encarnizada lu­
latrava y Santiago, en Castilla, y la de
M ontesa, en Aragón. cha, abandonó la empresa.

Cruzadas posteriores. Los feu­ La cuarta cruzada se formó con


dos cristianos de Oriente, faltos de caballeros franceses y la flota ve­
unidad y vigor cayeron, unos tras neciana. En vez de combatir a
otros, en manos de los príncipes de los mahometanos, sus componen­
Mosul, estado de la Mesopotamia. tes ocuparon Constantinopla, de­
Al ser atacada Jerusalén, San Ber­ rrocaron al emperador, proclaman­
nardo predicó la necesidad de de­ do en su lugar al conde Balduino
fender el Santo Sepulcro; el rey de Flandes, sometieron la Iglesia
de Francia y el emperador de Ale­ ortodoxa al papa, y repartieron las
mania emprendieron entonces la provincias en feudos (1204). Su
segunda cruzada, que terminó de­ dominación duró cerca de sesen­
sastrosamente. ta años.

£1 rey san L u is vuelve de lfi


V i l Cruzada. L a m iniatura lo
m uestra serenando a sus com ­
pañeros, asustados porque la n a ­
ve corre p e l ig r o de z o z o b ra r .
( Segú n un m anuscrito del si­
glo X I I I .)
La quinta cruzada fue dirigida
contra E g i p t o por un caballero
francés y el rey de Hungría; no
dio ningún resultado.
El emperador Federico II en­
cabezó la sexta cruzada y consi­
guió pactar con los infieles una
tregua de diez años, así como la
liberación de los lugares santos.

La séptima y octava cruzadas


tuvieron como jefe a San Luis, rey
de Francia. Una terminó con su
rendición, en el delta del Nilo, de­
biendo pagar un crecido rescate
para recuperar la libertad; la otra- chos. Los reyes se incautaron de
con su muerte, a consecuencia de los feudos vacantes y redujeron te­
una epidemia de peste, frente a los nazmente los privilegios de los se­
muros de Túnez. ñores. Por su parte, los siervos y
vasallos alcanzaron su libertad a
cambio de dinero. Las ciudades y
C onsecuencias . Las cruzadas la burguesía resultaron beneficia­
produjeron resultados inmediatos das con las ganancias que les pro­
y mediatos. Entre los p r i m e r o s porcionaban el aprovisionamiento,
pueden citarse la efímera conquis­ el transporte de los ejércitos y el
ta de Siria y Palestina, la sumi­ incremento del tráfico con Orien­
sión temporaria de Constantino­ te. Los franceses, principales par­
ple al catolicismo, y la contención ticipantes de las cruzadas, gozaron
de las invasiones turcas. de una i n f l u e n c i a en los países
orientales que a l c a n z ó hasta la
Los mediatos pueden dividirse época contemporánea.
en religiosos, políticosociales, eco­
nómicos y culturales. Económicos: se introdujeron en
Occidente nuevos cultivos y pro­
Religiosos: demostraron la uni­ cedimientos de fabricación toma­
dad religiosa de Occidente y el dos de los pueblos musulmanes.
poder de la Iglesia; en cambio, la El comercio, sobre todo marítimo,
convivencia de católicos, ortodo­ adquirió mayor impulso. Los puer­
xos y mahometanos difundió la tos de Génova, Venecia, Amalfi,
tolerancia. Marsella y Barcelona fueron los
más favorecidos.

Políticosociales: las c r u z a d a s
debilitaron a los señores feudales; Culturales: el arte y la ciencia
muchos perdieron la vida o que­ árabe y bizantina m e j o r a r o n la
daron en Oriente; otros se em­ cultura occidental; las costumbres
pobrecieron por la venta de sus experimentaron sensibles cambios
tierras; además, la prolongada au­ y el género de vida se hizo menos
sencia les impidió vigilar sus dere­ rudo.

241
San Francisco de A sís, según una pintura que se encuentra
en el m onasterio de Subiaco. ( F o t o A lin a ri.)

E l centro más im portante de los cà­


taro» fue la ciudad de A lb i (sur de
F ra n cia ); de aquí que sus adeptos se lla­
masen, más frecuentem ente, albigenses.

El papa predicó una cruzada


contra los albigenses que duró 17
años, hasta que la herejía quedó
dominada. Como tenía aún mu­
chos adeptos ocultos, el concilio de
Tolosa creó para combatirlos un
tribunal llamado de la Inquisición
(averiguación), con la facultad de
aprisionar a los sospechosos y con­
denar a los convictos a penas cuya
ejecución correspondía a las auto­
ridades civiles o brazo secular. Los
que habiendo cumplido la senten­
cia o conseguido el perdón, reinci­
dían en las prácticas heréticas, se
denominaban relapsos y eran con­
denados a perecer en la hoguera.

Las órdenes mendicantes. Ade­


más del empleo de la fuerza, se
impuso la necesidad de abogar por
L as h e r e j í a s . En la Edad la fe con el ejemplo de austeridad,
Media aparecieron doctrinas lla­ pobreza y uso de la persuasión. A
madas herejías que, aunque ema­ tal efecto fundáronse nuevas órde­
nadas del cristianismo, eran con­ nes, llamadas mendicantes, porque
trarias a algunos de sus dogmas. sus miembros hacían voto de vivir
La Iglesia no podía consentirlas de limosnas o mediante el trabajo.
sin comprometer la unidad e in- Éstas fueron dos: de los francisca­
variabilidad de las creencias y per­ nos y de los dominicos.
siguió a sus sostenedores con la
mayor energía. Los franciscanos recibieron el
nombre de su iniciador, San Fran­
cisco, perteneciente a una familia
La principal fue la de los cataros
(lo s pu ros) inspirada en el antiguo de ricos mercaderes de la ciudad
m azdeísm o persa. Sostenía la existencia de Asís, en Umbría (Italia cen­
de dos dioses: el del bien, que creó el tral). La juventud del santo trans­
alma, y el del mal, que la aprisionó currió entre los halagos propios de
en el cuerpo; Cristo era un ángel en­
viado por el D ios del bien para libertar su edad y condición; pero a los
las almas de su encierro. veintitrés años renunció al mundo

242
y se puso a predicar la humildad las almas, y la realeza, que dom ina á
los cuerpos. Y así com o la Luna recibe
y el amor hacia los semejantes, y
su brillo del Sol, el poder real obtiene
hacia los animales, que llamaba su esplendor y prestigio del poder pon­
“hermanos menores”. tifical.

Sus dichos y obras están reuni­


dos en un libro llamado Las Flo-
recillas, de notable pu r e z a . En Inocencio III consolidó su auto­
1209 fundó la orden mencionada, ridad creando los legados pontifi­
que empleaba tres medios princi­ cios, inspectores que llevaban ins­
pales de acción: la propaganda trucciones a los obispos y recaba­
desde el pulpito, la confesión, y ban informes sobre su conducta.
la obra de los terciarios, adeptos Intervino como árbitro en muchas
laicos que aceptaban determinadas c u e s t i o n e s internacionales y en
reglas de conducta. conflictos dinásticos. En el último
Los dominicos también debieron año de su pontificado reunió un
su nombre al fundador, el español concilio en Roma, al que asistieron
Santo Domingo de Guzmán. Esta­ cuatrocientos obispos y arzobispos,
blecido en Tolosa, asistió a la lu­ ochocientos abades y los represen­
cha contra los albigenses y se pro­ tantes de todos los soberanos, se­
puso crear una congregación dedi­ ñores feudales y ciudades libres.
cada a predicar e instruir, la que
fue reconocida en 1215.
E l c a u t i v e r i o d e A v i ñ ó n . La
Tanto los franciscanos como los
importancia política alcanzada por
dominicos dependían directamente
los papas terminó por alarmar a
del papa; no vivían aislados sino
los reyes, sobre todo al de Fran­
mezclados con el pueblo, hablán­
cia, Felipe IV el Hermoso. El pa­
dole en su idioma; favorecieron la
pa Bonifacio V III creó en dicho
cultura y enviaron misioneros a reino sin consultarlo, un n u e v o
países lejanos; los viajes de los
primeros e la China, y de los se­
gundos a Groenlandia, sirvieron de Inocencio I I I , según un m osaico realizado
valiosos antecedentes a los descu­ por orden suya.
brimientos geográficos.

I n o c e n c io iii. La Iglesia al­


canzó el apogeo de su poder y
prestigio al ascender al solio pon­
tificio Lotario de Segni, que tomó
el nombre de Inocencio III (1198 -
1216).

E l nuevo papa, de sólo treinta y


siete años de edad, enérgico, activo e
ilustrado, tenía el más elevado concepto
de su investidura. D e la misma mane­
ra que en el cielo, decía, D ios ha puesto
dos grandes astros, en el firm am ento de
la Iglesia universal colocó dos grandes
*gnidades; el papado, que reina sobre

243
Éstatu a del papa B on ifacio V I I I , obra del escultor
italiano A n d ré s Pisano. Se encuentra en la catedral
de Florencia.

Al tercer día, el pueblo indignado


puso en libertad al papa; pero B on ifa­
cio V III no se repuso de la em oción
recibida y al mes siguiente falleció en
Rom a.

Por influencia de Felipe el Her­


moso fue elegido papa, en 1305,
un cardenal francés que adoptó el
nombre de Clemente V.
El nuevo pontífice a b a n d o n ó
Roma, y tras haberse instalado
sucesivamente en varias ciudades,
por breve tiempo, concluyó por
fijar su residencia en Aviñón, so­
bre la orilla izquierda del Ródano.
Los papas permanecieron allí 69
años (1309-1378), período deno­
minado después, de cautiverio, por
considerar que habían estado so­
metidos a la autoridad del rey de
Francia.

EL CRAN CISMA DE OCCIDENTE

El papa Gregorio X I volvió a


obispado. Cuando su primer titu­ Roma, falleciendo poco después.
lar quiso hacerse cargo del puesto, La elección del sucesor originó un
fue detenido por orden del monar­ conflicto y fueron consagrados dos
ca y acusado de alta traición. pontífices, uno que quedó en R o­
ma y otro que regresó a Aviñón.
E l arresto p rovocó un violento con­
Esta situación, conocida por el
flicto. B on ifacio V III excom ulgó a F e­ gran cisma d e O c c i d e n t e , duró
lipe IV ; éste, asesorado por los legistas, treinta y nueve años (1378-1417).
resolvió arrestar al papa para som eterlo No era una disidencia religiosa si­
al ju icio de un concilio, im putándole los
más horribles delitos.
no un conflicto de autoridades: los
En 1303 un enviado del rey partió papas se excomulgaron recíproca­
para Italia, donde acom pañado de 1 600 mente, haciendo extensiva la me­
aventureros entró en Anagni, la pequeña dida a todos los parciales de su
población natal del P on tífice, en la que
éste se encontraba. B on ifacio V III, an­ competidor.
ciano de 86 años, lo recibió sentado en
el trono, vestido con el traje de cere­
monia, im pasible ante los insultos y las E l prestigio de la Iglesia quedó pro­
amenazas de la soldadesca, hasta que fundam ente com prom etido. A l amparo
fue encerrado en una habitación, hecho de la anarquía reinante brotaron nuevas
con ocido por el atentado d e Anagni. herejías. Juan W iclef, profesor de O x.

244
ford, tradujo la B iblia al idiom a inglés, tativas fueron largas y fracasaron
sostuvo el derecho de los fieles a in­
terpretar las Sagradas Escrituras por sí al principio, aumentando más aún
mismos, y negó la presencia real del la confusión.
cuerpo de Cristo en la hostia. Sus se­ Finalmente, se reunió un gran
cuaces reclamaron la confiscación de los
bienes eclesiásticos.
concilio en Constanza, ciudad ale­
La prédica incitó una sublevación de mana limítrofe con Suiza, que con­
cam pesinos ingleses que rehusaron pa­ denó las herejías de W iclef y Hus,
gar los impuestos, aduciendo que una y logró u n i f i c a r el pontificado,
parte de ellos era rem itida al papa. El cuyo titular quedó en Roma.
m ovim iento fue sofocad o y W iclef re­
cib ió la orden de abstenerse de toda El concilio intentó luego mante­
propaganda. ner su autoridad; pero el papa lo
Sus escritos encontraron eco en el clausuró, consagrando el principio
sacerdote Juan H us, profesor de Praga,
de que la Iglesia depende exclusi­
cam peón de los derechos del pueblo
checo, de origen eslavo, frente a la ab­ vamente de él.
sorción de los alemanes. Un nuevo concilio reunido en
Basilea, para proseguir la reorga­
nización de la Iglesia, restableció
Tanto desconcierto, engendró la la paz en Bohemia, donde los par­
necesidad de una reforma ardien­ tidarios de Hus habían provocado
temente deseada por los fieles. La una guerra civil. Pero luego entró
universidad de París, el centro de en conflicto con el papa, cuyo po­
estudios religiosos de mayor pres­ der quería limitar, y terminó por
tigio, tomó la iniciativa. Las ten­ disolverse.

E l castillo de A v iñó n. A llí residieron los papas desde 1309 a 1378. O riginariam ente, fue sede de
un obispado, pero los papas, paulatinam ente, lo agrandaron y am urallaron de acuerdo con su
nueva jerarquía de capital de la cristiandad. P o r afuera es una severa fortaleza, pero el interior
es un herm oso ejem plo del estilo gótico civil.

245
LA IGLESIA EN LA SOCIEDAD Otra institución humanitaria fue la
Paz d e D ios, que procuraba lim itar los
males de la guerra p or el com prom iso
L a b e n e f ic e n c ia y l a c u l t u ­ de respetar los lugares sagrados, los
r a .El estado civil de las perso­ m iem bros del clero, el ganado, los cul­
tivos, los bienes privados y las perso­
nas estaba a cargo de la Iglesia; nas no com batientes.
por el bautismo certificaba los na­ Las mencionadas disposiciones conta­
cimientos, por el matrimonio los ban con el apoyo de dos armas espiri­
casamientos, por el oficio de di­ tuales: el en tredicho y la excom unión.
funtos y los sepelios las muertes. E l entredicho consistía en suspender
toda actividad religiosa: misa, com u­
Estos tres actos, que establecen la
nión, casamiento, etc.; sólo se mantenían
filiación y parentesco de las per­ el bautism o y la extremaunción. La ex­
sonas, eran consignados en los re­ com unión expulsaba al afectado de la
gistros parroquiales, y de ellos se sociedad de los fieles. Estas m edidas
poseían singular eficacia por la profun­
daban copias a solicitud del inte­
da fe de la época y las impresionantes
resado, equivalentes a los docu­ cerem onias que las acompañaban.
mentos de identidad actuales.
El clero, sobre todo el regular,
desempeñó en la Edad Media un RESURGIMIENTO URBANO
verdadero ministerio de caridad y
asistencia social. Con el producto
de las rentas y limosnas socorría Las ciudades, poco menos que
a los necesitados, individualmente abandonadas en la época de las
o en asilos, hospicios y caas de re­ invasiones, comenzaron a resurgir;
tiro. Los hospitales, atendidos por otras muchas aparecieron alrede­
frailes y monjas, cuidaban a milla­ dor de las abadías o por iniciativa
res de enfermos; para los leprosos de los reyes.
crearon colonias especiales: las le­ Así se formaron las comunas,
proserías. Los c o n v e n t o s distri­ con derechos similares a los de
buían diariamente r a c i o n e s de los señores feudales, contenidos
sopa y alimentos a los pobres, y en documentos llamados fueros o
en el invierno mantas y ropas de cartas pueblas.
abrigo.
La vida intelectual tuvo prin­ Las ciudades de la Edad M ed ia es­
cipal asiento en los templos y con­ taban rodeadas por un foso y una m u­
ventos; allí se formaron las escue­ ralla sem ejante a la de los castillos,
las parroquiales, catedrales y con­ con puentes levadizos y puertas vigila­
das por centinelas, que se cerraban al
ventuales, algunas de ellas origen caer la tarde. Con el desarrollo de la
de las universidades; en ellas se población, el espacio así lim itado resul­
conservaron manuscritos de obras tó pequeño; de aquí que las calles fue­
maestras de la antigüedad y se re­ ran estrechas y tortuosas, y las casas
ganasen lugar por m edio de pisos sa­
dactaron las crónicas de los prin­ lientes, tanto que los más altos casi se
cipales acontecimientos de aque­ tocaban con los de enfrente. La única
llos siglos. plaza amplia era la de la M unicipalidad;
tenía el aspecto de un gran patio des­
provisto de árboles y jardines, porque
Para contener las frecuentes luchas se destinaba a m ercado y lugar de re­
particulares entre los señores, la Iglesia unión. Predom inaban las construccio­
instauro la Ttegua d e D ios, que prohi­ nes de madera, lo que unido a su ha­
bía toda hostilidad “ desde el miércoles cinam iento, convertían los incendios en
por la noche hasta el lunes por la m a­ terribles catástrofes. Para prevenirlos,
ñana” . las campanas de las iglesias tocaban el

246
cu bre tuego de ocho a nueve de la no­ Sus atribuciones diferían según
che, a cuyo sonido éste debía ser apa­
los casos; por lo común abarcaban
gado.
la alta y baja justicia; el recluta­
La higiene estaba muy descuidada;
no había cloacas, ni alcantarillas; las miento de tropas; la percepción de
aguas sucias se arrojaban a la calle, lo impuestos; la policía, mandada por
m ism o que la basura. Esto favoreció el alguacil mayor o preboste; el
la propagación de epidemias, sobre todo abasto; las cuestiones edilicias; la
la peste, que causó estragos espantosos,
contándose las víctimas por decenas de beneficencia y la enseñanza. Las
millares. Se calcula que en la de 1348 ciudades tenían bandera, escudo y
pereció un tercio de la población de sello propios. En caso de peligro
los lugares afectados. se echaban a vuelo las campanas
de la torre existente en todos los
palacios municipales, y a su lla­
O r g a n i z a c i ó n p o l í t i c a . El go­ mado acudían los ciudadanos para
bierno de la ciudad era represen­ ponerse a las órdenes de sus jefes.
tativo, es decir, formado por miem­ Las ciudades solían confederar­
bros elegidos; temporario, pues los se para defender sus derechos y
cargos se renovaban periódicamen­ sus intereses.
te; y responsable, porque los fun­
cionarios debían dar cuenta de sus La Hansa, la principal de esas
actos. Lo formaba un alcalde o confederaciones, llegó a compren­
mayor, que ejercía el poder ejecu­ der ochenta ciudades, sobre todo
tivo, y un concejo o cabildo, que de Alemania, Bélgica, Holanda y
tenía el poder legislativo. países bálticos. Estaba gobernada

247
por un consejo o Gran Dieta, que A c t iv id a d e c o n ó m ic a . El tra­
sesionaba generalmente en Lubeck. bajo era esencialmente manual,
Poseía una flota y un ejército, e auxiliado por pocos instrumentos
instaló en los puertos de Suecia, y mecanismos rudimentarios. Se
Noruega y Rusia, las casas de la realizaba en pequeña escala, co­
Liga, que comprendían un depósi­ múnmente en los talleres, piezas
to, un mercado, un tribunal y una mal iluminadas y de escasa venti­
fortaleza. M onopolizó el tráfico y lación. Cada obrero conocía todos
el comercio del norte y centro de los pormenores de su oficio y se­
Europa, que por su intermedio se guía la elaboración desde la ma­
vinculaba con el del Mediterráneo. teria prima hasta el producto aca­
Conservó su importancia hasta el bado, el cual tenía así un sello per­
siglo xvi. sonal. El patrón, que trabajaba

248
Algunos aspectos de la ciudad de París en el siglo
X IV . En la primera figura, vendedores de pescado
en el Sena; luego, pasteleros transportando su pro
ducto en bandejas; en tercer lugar, unos hombres
retiran bolsas de harina de un m olino. La última
figura muestra una carnicería, a la que concurren
numerosos parroquianos.

junto con sus dependientes, solía


ser el más hábil y experimentado
de ellos.

Los artesanos pasaban por tres gra­


dos: el de aprendiz, alojado en casa del
patrón que le enseñaba el oficio, resar­
ciéndose luego con su trabajo gratuito
por algunos años; el de oficial o com ­
pañero, que recibía un salario, y el de
m aestro o dueño del taller, que debía
rendir un examen de com petencia con ­
sistente en hacer un trabajo especial u
obra maestra.

En casi todas las ciudades los


artesanos de la misma industria
constituían un gremio o corpora­
ción, asociación obligatoria regida
por un estatuto, con autoridades
electivas, un tesoro formado por
la cuota de los afiliados; tenían
bandera y santo protector. Los
gremios reglamentaron minuciosa­
mente las condiciones de trabajo,
la ayuda a los huérfanos y ancia­
nos y los procedimientos de fabri­
cación. Una comisión, formada
por los jurados, recorría los talle­
res, sellaba los artículos y casti­
gaba al que violaba las disposi­
ciones vigentes.
El comercio sufría muchos in­
convenientes: los malos caminos,
la carencia de puentes, la amenaza
de los bandidos y los piratas, la
gran cantidad de impuestos cobra­
dos en el trayecto, etc. Por esto,
os mercaderes transportaban con
preferencia artículos de poco vo-
umen y mucho valor en convoyes
numerosos y armados.

249
En ciertas épocas y lugares se EL ARTE GÓTICO
celebraban ferias de varias sema­
nas de duración; a ellas concurrían
miles de compradores y vendedo­ El arte ojival, llamado gótico
res, para aprovisionarse por largo (es decir, bárbaro) por sus ene­
plazo. Aprovechando tal afluen­ migos del Renacimiento apareció
cia, los titiriteros y acróbatas le­ en el siglo x ii y perduró hasta fi­
vantaban sus barracas de espec­ nes del xv.
táculo, que contribuían al bullicio Los detalles fundamentales de
y animación general. su arquitectura son la ojiva o bó­
veda elíptica, formada por secto­
res sostenidos por nervaduras; el
arco quebrado o en punta de lan­
za; las columnas, finas, agrupadas
en haces; las inmensas ventanas,
ya estrechas y largas, ya circula­
res (rosetones), adornadas con vi­
drieras (vitrales) que reproducen
en colores escenas religiosas; la
altura de las naves, profusamente
iluminadas; los arbotantes (arc­
boutant, en francés, arco que em­
puja), especie de puentecillos apo­
yados en pilares que servían de
contrafuertes a las paredes debili­
tadas por el gran número de aber­
turas; la profusión de adornos, flo­
rones, crestas, flámulas, guirnaldas
esculpidas en piedra, bajorrelieves,
estatuas colocadas en nichos o ba­
jo dosel; las torres prismáticas, con
remate en pirámide aguda; las se c la s if ic a e n r e lig io s o y c i v i l ( p a la c io s
p r iv a d o s y p ú b lic o s , s o b re to d o m u n i­
gárgolas, desagües de plomo o
c ip a lid a d e s ) .
piedra, representando demonios o
monstruos. La escultura, sigue siendo un
arte complementario de la arqui­
tectura. Tiende a imitar la rea­
P o r sus c a ra c te re s , e l e s tilo o j i v a l se lidad, por la expresión grave y re­
d iv id e en prim itivo ( s ig lo s X II a X IV ),
ligiosa de las figuras y por la
m ás s o b r io y s e v e ro , y florido o flam í­
gero ( s ig lo s X IV a x v ), re c a rg a d o de
perfección de los pliegues y deta­
e s ta tu a s y a d o rn o s . Por su a p lic a c ió n lles de los trajes.
y las miniaturas, pequeños dibu­
jos esmeradamente coloreados, que
adornaban las iniciales o letras
capitales de cada cláusula, en los
textos de gran tamaño, o ilustra­
ban los libros.

FORMACIÓN DE LAS LENGUAS


ROMANCES

Las antiguas regiones del impe­


rio romano empleaban como idio­
ma el bajo latín o latín vulgar.
El transcurso del tiempo lo alteró
con la mala pronunciación, favo­
recida por el analfabetismo gene­
ral, que impedía el conocimiento
y conservación del vocablo por su
forma escrita, la infiltración de
La pintura. Ofrece dos expre­ palabras, giros y modismos bár­
siones principales: los vitrales (en baros, y la aparición de términos
francés vitrau x, cuadros forma­ nuevos, destinados a señalar obje­
dos por vidrios de colores que re­ tos o expresar ideas cuya expre­
emplazan a los de las ventanas; sión correspondiente no existía o
se había olvidado. La diferencia,
cada vez mayor, condujo finalmen­
te a una separación neta entre el
latín — que se siguió empleando
en los escritos religiosos, filosófi­
cos y científicos, en las ceremonias
de la Iglesia y en la enseñanza— ,
y las lenguas romances (español,
francés, italiano, portugués, etc.),
usadas en el habla corriente y en
la literatura. Alemania e Inglate­
rra hablaban idiomas de origen
germánico; en la segunda influyó
considerablemente el latín y el
francés.

252
CAPÍTULO XVII

PRERRENACIMIENTO: SURGIMIENTO
DE LOS ESTADOS EUROPEOS
AI final de la Edad Media van delineándose las modernas na­
ciones europeas como consecuencia de la decadencia del feuda­
lismo, la creciente autoridad de 'os reyes, unificadores del te rri­
torio, la guerra contra el extranjero y la formación de idiomas
propios. El cuadro cultural, por su parte, ofrece como rasgos
típicos: el arte ojival, la fundación de las universidades, la
Escolástica, una nueva literatura y el renacimiento del teatro.

Inglaterra

La c o n q u i s t a n o r m a n d a . En prácticas religiosas. Dicho prínci­


el siglo v, los anglos y los sajones pe se había refugiado en Norman-
fundaron en Inglaterra siete pe­ día, patria de su madre, que era
queños reinos que se unieron más hermana del duque del país.
tarde. Poco después aparecieron Eduardo murió en 1066, sin de­
los daneses, y tras varias alterna­ jar sucesores; Haroldo, su cuñado,
tivas de éxitos y derrotas, implan­ ocupó el trono. Pero Guillermo,
taron su dominio. hijo natural del duque de Nor-
Los anglosajones recuperaron la mandía, se lo disputó, alegando ser
independencia en 1042, procla­ primo de Eduardo y haber reci­
mando rey a un descendiente de bido de éste la promesa de desig­
los antiguos monarcas: Eduardo, narlo heredero. El papa le dio la
apellidado el Confesor, por su razón. Guillermo invadió enton­
acentuada inclinación hacia las ces a Inglaterra con un poderoso

253
El tapiz de la reina M atilde, conservado en el M u s e o de Bayeux, narra los episodios de la conquista
de Inglaterra por los normandos. Las tropas normandas (a caballo) vencen a H aroldo en
Hastings. Los muertos están representados en el borde inferior del friso. Observe las cotas de
malla de los soldados.

ejército. En Hastings se trabó una final, com o prueba del atropello sufri­
do. Por él se puede conocer hoy la
furiosa batalla, terminada con la
repartición de la tierra y la población
derrota de Haroldo, que murió en del reino en esa época.
la acción. Guillermo 1, denomina­
do el Conquistador, fue coronado
rey. L a C arta M agna y los E sta­
tutos de La nieta de
O xford.
G uillerm o con fiscó los bienes de los Guillermo casó con Godofredo
vencidos. R eservó para sí los principa­ Plantagenet, duque de Anjou y
les y distribuyó el resto de manera que Normandía. Enrique II, nacido de
hasta el últim o de sus soldados recibió
este matrimonio, además de rey
su parte. Los favorecidos quedaron ob li­
gados a no pelear por su cuenta, ni ad­ de Inglaterra, fue también señor
ministrar justicia, o acuñar m oneda, y de la mitad de Francia donde pasó
a acudir armados al llam ado del rey. gran parte del tiempo. Su hijo
Las donaciones estaban incluidas en los
Ricardo I Corazón de León mar­
condados, especie de provincias som eti­
das a las órdenes de un sherif, nom bra­ chó a la tercera cruzada, y a su
do y revocado por el monarca. vuelta guerreó largos años en el
D e esta suerte se form ó una nobleza
continente.
nueva, de origen extranjero compuesta El abandono del reino por am­
en general por gente de hum ilde cuna
y de poder y riqueza limitados. G uiller­
bos soberanos disgustó a los ingle­
mo hizo redactar el libro del tesoro, in­ ses. El descontento estalló duran­
ventario m inucioso de las propiedades te el reinado de Juan I, hermano
y bienes de Inglaterra; los despojados de Ricardo, denominado Sin Tie­
lo llamaron el D oom sday B ook (lib ro
del día del ju ic io ), porque decían que
rra, porque Enrique II no le había
lo presentarían a D ios el día del ju icio dejado ninguna propiedad en su

254
testamento. Juan Sin Tierra entró Juez Supremo, al Tesorero y al
en conflicto con el papa, ante el Canciller. Todos ellos le rendirían
cual se humilló, y sostuvo una gue­ cuenta de su gestión. El rey debía
rra desastrosa con el rey de Fran­ nombrar los sherifs entre los hom­
cia. Para hacer frente a los gastos bres honestos del propio condado.
que le ocasionaron estos aconteci­ En 1265 se reunió un Parlamen­
mientos, exigió de sus súbditos im­ to, al que concurrieron por pri­
puestos y multas abusivas; los que mera vez dos representantes de
se resistían eran arrestados o so­ cada condado y dos de cada ciu­
metidos a malos tratos. dad, elegidos por el conjunto de
Los obispos y barones, aprove­ los propietarios. Sin embargo, es­
chando la debilidad y el despres­ tos representantes sólo fueron con­
tigio acarreados al rey por sus vocados regularmente más ade­
contrastes, ocuparon Londres, y el lante.
15 de junio de 1215 le impusieron Los miembros del Parlamento
la firma de un compromiso que sesionaron durante un tiempo en
se llamó la Carta Magna. un mismo recinto, hasta que fue­
Este célebre documento decla­ ron separados en dos cámaras: la
raba que ningún hombre libre po­ de los Lores para los nobles y
día ser arrestado sino en virtud obispos, y la de los Comunes, para
de sentencia pronunciada por sus los burgueses de los condados y
pares, según las leyes, y que el rey las ciudades.
no podía exigir ninguna contribu­ Las leyes debían ser discutidas
ción sin el consentimiento de un y aprobadas por ambas.
Consejo del Reino compuesto por
señores, eclesiásticos y represen­
tantes de la ciudad de Londres. Francia
Seguían otras disposiciones prohi­
biendo al rey intervenir en la elec­ L os C a p e t o s . Por espacio de
ción de los obispos y abades, ase­ un siglo la corona francesa fue
gurando la libertad de comercio, disputada entre los reyes carolin-
etcétera. gios y los descendientes de Eudes,
Enrique III, hijo de Juan Sin noble que se había distinguido en
Tierra, abrumó al Consejo del Rei­ la lucha contra los normandos. Los
no con constantes pedidos de di­ segundos concluyeron por triunfar
nero y pretendió violar la Carta con Hugo Capeto (que probable­
Magna. Los barones lo forzaron mente significa el hombre de la
entonces a aceptar un nuevo do­ capa).
cumento conocido por los Estatu­ Los reyes de Francia sólo po­
tos o Providencias de Oxiord, nom­ seían en esa época una pequeña
bre de la ciudad donde se habían faja territorial entre los ríos Sena
congregado. y Loira, con las ciudades de París
Los Estatutos de Oxford dispo­ y Orleáns. La mayor parte del
nían, entre otras cosas: la convo­ país pertenecía a los grandes va­
cación periódica del Consejo del sallos y, en primer término, a los
Reino, a quienes daba la facultad Plantagenets, dueños de Anjou y
de designar a los componentes de Normandía.
un nuevo organismo: el Consejo Los Capetos se propusieron en­
Privado del R ey, lo rnismo que al tonces unificar a Francia bajo su

255
mando y trabajaron sin descanso
para conseguir ese fin, lo que les
valió el apodo de juntadores de
tierras. La lucha se inició con En­
rique II de Inglaterra, que a sus
ya extensos dominios de Francia
unió los de su esposa, Leonor de
Aquitania. Debía durar más de un
siglo (1154-1259), y suele deno­
minarse la primera guerra de los
Cien Años.
Entre los Capetos se distinguie­
ron principalmente los que reina­
ron en el período comprendido en­
tre 1180 y 1314. Felipe II Au­
gusto, que ascendió al trono en la
primera de las fechas citadas, fue
un soberano activo, paciente y va­
leroso. Combatió sin éxito contra
Ricardo Corazón de León, pero
consiguió vencer a Juan Sin Tie­
rra, arrebatándole gran parte de
sus feudos franceses.
Juan Sin Tierra, el emperador
de Alemania y muchos nobles, ate­
morizados por sus triunfos, se co­
aligaron contra él. El encuentro
decisivo se produjo en Buvines
(B élgica) en el año 1214; Feli­
pe Augusto, que sólo contaba con
25 000 hombres contra 70 000 alia­
dos, consiguió una victoria com­
pleta.

Luis IX , el Santo, nieto de Fe­


lipe Augusto, fue un soberano va­
liente, justiciero y de ejemplar re­
ligiosidad. Ayunaba con frecuencia,
lavaba los pies a los mendigos y
curaba a los leprosos. Dirigió las
dos últimas cruzadas contra los
musulmanes. M ejoró la justicia y
la administración.

256
Firmó la paz con Enrique III Felipe VI el Hermoso, príncipe
de Inglaterra, devolviéndole las inteligente y audaz, gobernó ase­
conquistas hechas por él y su pa­ sorado por los legistas, partidarios
dre, a cambio de su renuncia de­ de una mayor autoridad real.
finitiva a los territorios adquiridos Creó un impuesto llamado ayu­
por Felipe Augusto. Luis IX fue das, primero con carácter transi­
santificado poco después de su torio para atender las necesidades
muerte, acaecida en 1270. Su con­ de la guerra, luego en forma es­
ducta dio a la corona francesa in­ table. Organizó el Consejo del R ey
menso prestigio. y la Cámara de Cuentas; el pri-

257
mero era una especie de ministe­ A estas causas generales hay que
agregar otras particulares: la sucesión
rio encargado de los asuntos po­
fran cesa: F elipe el H erm oso d e jó tres
líticos y administrativos; la segun­ hijos y una hija, Isabel, casada con el
da fiscalizó las finanzas. Consolidó rey de Inglaterra. L os varones rei­
la justicia real estableciendo en naron sucesivam ente y murieron sin de­
jar descendencia masculina (1 3 1 4 -1 3 2 8 ).
forma definitiva un tribunal supe­
Eduardo III, h ijo de Isabel, se convir­
rior, el Parlamento, creado por tió en heredero; los nobles franceses,
San Luis. Convocó asambleas for­ para im pedir que gobernara sobre su
madas por representantes del cle­ país, declararon que ninguna m ujer o
su descendencia podía ceñir la corona,
ro, la nobleza y las ciudades, con y proclam aron soberano a F elipe V I de
el objeto de consultarles y hacerles Valois, sobrino de F elipe el Hermoso.
conocer su voluntad. Cada clase
La cuestión flam enca: a raíz de algu­
o estado se reunía en una sala pro­
nas dificultades surgidas con Inglaterra,
pia; su conjunto recibió el nom­ F elip e V I prohibió tod o com ercio entre
bre de Estados Generales. Supri­ los flam encos, vasallos suyos, y los in­
mió la orden de los Templarios, gleses; com o aquéllos necesitaban para
sus fábricas de tejidos las lanas que
poderosa y rica asociación religio- éstos les vendían, el decreto im plicaba
so-militar, y se apoderó de sus bie­ arruinar su principal industria. Ante
nes. Sostuvo, como ya vimos, un esa perspectiva, se sublevaron y pid ie­
violento conflicto con el papa B o­ ron auxilio a Eduardo III.
nifacio V III y poco después consi­
guió que los papas fijaran su sede
en Aviñón. Primer período. En el año 1346,
Eduardo III desembarcó en Fran­
LA GUERRA DE LOS CIEN AÑOS cia; Felipe VI, que le salió al en­
cuentro, sufrió una completa de­
Se llama Guerra de los Cien rrota en la batalla de Crecy. Los
Años la sostenida por Inglaterra y ingleses sitiaron después a Calais
Francia desde 1337 hasta 1453. y la tomaron al cabo de seis meses.
Comprende dos períodos separa­
dos por una tregua; en ambos, la Por intercesión del papa se fir­
suerte de las armas favoreció en mó una tregua, prolongada por los
un comienzo a los ingleses pero efectos de una terrible epidemia,
les fue adversa al final. la peste negra, que hizo estragos
C ausas. La guerra obedeció a en los dos países.
varias causas: la posesión de vas­ Felipe V I murió sin haber lo­
tas comarcas de Francia, daba a grado vengar su derrota. Le suce­
los reyes de Inglaterra un doble dió su hijo Juan II el Bueno (pa­
e incompatible carácter de sobera­ labra que entonces significaba tam­
nos independientes y de vasallos bién fuerte o valiente), de carácter
de los monarcas franceses; Ingla­ violento y temerario.
terra necesitaba conservar sus do­
minios continentales, que le pro­ En 1356, el Príncipe Negro, hijo
porcionaban recursos indispensa­ de Eduardo III, así llamado por
bles para su economía; el propó­ el color de su armadura, reanudó
sito de los reyes de Francia de la lucha y obtuvo una brillante
acabar con el feudalismo y uni­ victoria en Poitiers, tomando pri­
ficar el territorio, sólo podía rea­ sionero a Juan II, que debió ceder
lizarse con la expulsión de los in­ todo el occidente de Francia y pa­
gleses. gar un crecido rescate.

258
Tanto el rey de Francia como
el de Inglaterra emplearon merce­
narios contratados por intermedio
de un jefe, reconocido por cierto
número de compañeros; la banda
así formada se denominó por eso
compañía, y sus componentes, sol­
dados, por estar a sueldo. Las com­
pañías guerrearon con frecuencia
por su cuenta, sembrando por do­
quier el terror con sus crueldades
y fechorías. La palabra bandido
o bandolero (perteneciente a la revueltas en Francia y en Flan-
banda), se convirtió en sinónimo des. Cuando el rey asumió perso­
de ladrón y asesino. nalmente el poder, con la ayuda
Un caballero francés, llamado de algunos buenos ministros co-
Beltrán Duguesclin, logró terminar rrigió los abusos y errores que se
con las compañías. Al frente de venían cometiendo; pero enloque­
una sólida tropa destruyó algunas ció y fue preciso internarlo. Inme­
y tomó varias a su servicio, que diatamente estallaron graves dis­
llevó a pelear en España. turbios entre los partidarios del
De regreso a Francia, reanudó duque de Borgoña, aspirante a la
la lucha contra los ingleses, a quie­ regencia, y sus adversarios.
nes agotó haciendo el vacío en tor­ Enrique V de Inglaterra, esti­
no suyo y acosándolos con ince­ mulado por estos acontecimientos.
santes guerrillas. Duguesclin mu­
rió de enfermedad mientras sitiaba
una pequeña ciudad en el centro
de Francia.

Segundo período. En 1380, la


corona de Francia recayó en un
niño de doce años, Carlos VI, bajo
la regencia de sus tíos, tres prín­
cipes altaneros y ávidos de rique­
za, cuyas exacciones provocaron

259
invadió nuevamente a Francia y tiaron la ciudad de Orleáns, una
en 1415 alcanzó una brillante vic­ de las pocas plazas importantes
toria en la batalla de Azincurt. que le quedaban.
Carlos VI, presionado por su es­
posa, concedió la mano de su hija
al rey inglés y lo reconoció como J u a n a de A r c o . La ocupación
heredero. inglesa despertó en Francia un
sentimiento nuevo: el patriotismo,
En 1422 murieron Enrique V ignorado en los comienzos de la
y Carlos VI. El hijo del primero, Edad Media. Hasta entonces sólo
de un año de edad, fue proclama­ se reconocía una vinculación con
do en París rey de Francia e In­ el lugar de nacimiento, con el se­
glaterra con el nombre de Enrique ñor o con el re y ; no se concebía
VI, bajo la tutela de su tío, el du­ el amor hacia un vasto país, soli­
que de Bedford; por su parte, el darizado por la comunidad de in­
hijo del segundo, Carlos VII, ocu­ tereses y aspiraciones, sea cual fue­
pó el trono que legítimamente le re la persona que lo gobernase. Ese
correspondía. Su situación era muy amor nació y se extendió vigoro­
crítica, ya que la mayoría del te­ samente en la masa popular; de
rritorio estaba en manos del ene­ su seno salió una joven excepcio­
migo. A pesar de ello, en vez de nal para consagrarlo: Santa Juana
combatirlo, malgastó el tiempo en de Arco.
diversiones: los anglofranceses fue­
ron quitándole sus dominios y si­
N a ció en la aldea de D om rem y, en
tierra de Lorena.
Sus padres eran dueños de una p e­
queña granja. Tenía trece años cuando
hallándose en el jardín de su casa, cer­
ca de m ediodía oyó una voz venida al
parecer de la vecina iglesia, que le
mandaba “ salvar a Francia” . Cuatro
años estuvo dudando; finalm ente se pre­
sentó, acompañada de su tío, ante un
caballero de la com arca para pedirle
apoyo. E ncolerizado éste por lo que le
pareció una extravagancia de la doncella,
la amenazó con enviarla a su casa “ bien
abofeteada” . “ Señor — le contestó Jua­
na, con singular firm eza— , llevadm e a
presencia del rey; es necesario que esté
allí antes de la media cuaresma; iré
aunque para ello deba gastar en la mar­
cha mis piernas hasta las rodillas” . Im ­
presionado, el caballero le proporcionó
armas, caballos y una escolta de 6 hom­
bres. La pequeña com itiva recorrió en
diez días cincuenta leguas por territorio
dom inado por el enem igo, sin el menor
contratiem po, y Juana fue recibida por
C allos V II, que tras algunas vacilacio­
nes aceptó su ayuda.

El soberano le confió un redu­


cido ejército, al frente del cual
marchó a Orleáns, entró en la ciu-

260
En la ciudad de Orleans, donde obtuviera una resonante victoria
sobre los ingleses, se levanta este m onum ento a la memoria
de Juana de Arco.

El 30 de m ayo de 1431 se cum plió


la sentencia; frente al cad,also, Juana
pid ió que le llevaran una cruz; la besó,
y rogó al sacerdote que la sostuviera a
la altura de sus ojos hasta el instante
de la muerte; p oco después las llamas
hicieron presa de su cuerpo. La Igle­
sia la proclam ó Santa en 1919.

Carlos V II ocupó París en 1436.


Años más tarde pactó una tregua,
empleada en organizar un fuerte
ejército, y al reiniciar las hostili­
dades consiguió reconquistar toda

dad sitiada y obligó a los ingleses


a levantar el asedio; su triunfo
despertó un inmenso entusiasmo.
Continuando su campaña, la don­
cella obtuvo nuevas victorias y,
tal como lo había anunciado, Car­
los V II pudo coronarse solemne­
mente en Reims.
Pero su éxito duró poco; la en­
vidia de los capitanes eclipsados
por “esa pastorcilla” le suscitó
constantes obstáculos. Al año si­
guiente, en el curso de un combate
fue capturada, sin que Carlos V II
tratara de salvarla.

Juana de A rco fue conducid^ a Ruán,


donde la procesaron por el delito de
hechicería, condenándola a prisión per­
petua, fallo que n o satisfizo a sus ene­
migos. Los jueces le tendieron entonces
una infam e celada: había prom etido no
volver a usar hábitos masculinos; m ien­
tras dormía le retiraron las ropas, de­
jando en su lugar un traje de varón;
para cubrir su desnudez la infortunada
joven lo vistió e inmediatamente la acu­
saron de relapsa (rein cid en te), falta
castigada con la pena de muerte.

261
Luis X I . La miniatura represen­
ta al rey rodeado por los m iem ­
bros de la orden de San Miguel,
que él fundara. A l fondo, san
M iguel, p a tr o n o de la o r d e n ,
mata un dragón. (M iniatura de
Jean Fouquet, siglo X V .)

Francia menos Calais. La victoria UNIFICACIÓN FRANCESA. LUIS XI


de Castillón, en 1453, fue el último
encuentro importante de la guerra, Carlos V II ordenó que en ade­
que terminó sin paz expresa. lante, con excepción del rey, nadie
podría tener tropas a sueldo; per­
DECADENCIA DEL FEUDALISMO siguió y ahorcó como bandoleros
a los que seguían peleando por
El sistema feudal había sufrido su cuenta y creó un ejército per­
mucho a consecuencia de las cru­ manente, formado por la caballe­
zadas, como vimos al tratar ese ría, dividida en compañías de or­
punto La guerra de los Cien Años denanza; la infantería, compuesta
precipitó su caída. En las grandes de piqueros suizos y ballesteros
batallas, la caballería, arma pre­ genoveses; y la artillería, que co­
dilecta de la nobleza, fracasó bajo menzaba a actuar regularmente.
la'lluvia de flechas y el sólido mu­ A los impuestos existentes agregó
ro humano opuesto por la disci­ otro, llamado talla o pecho, que
plinada infantería. Las guerras ci­ debían pagar los campesinos y bur­
viles de Francia y de Inglaterra gueses en proporción a su fortuna.
contribuyeron también al desastre Luis X I, hijo de Carlos VII, mo­
feudal. Los reyes, en cambio, con­ narca paciente, astuto y obstinado,
solidaron su poder, gracias a la ensanchó sus dominios con guerras
percepción regular de los impues­ e intrigas que lo hicieron dueño
tos, la apropiación de muchos bie­ de los territorios de sus principa­
nes señoriales, la organización de les vasallos. Su más temible ad­
tropas estables, la importancia cre­ versario fue el duque de Borgoña,
ciente de los tribunales reales y Carlos el Temerario; consiguió
el apoyo prestado por la burguesía oponerle los suizos, que le derro­
y los campesinos libres. taron, y sublevarle comarcas y ciu-

262
ciando en 1455 una guerra llama­
da de las Dos Rosas, porque los
partidarios del rey, pertenecientes
a la Casa de Lancaster, llevaban
por distintivo una rosa roja y sus
enemigos una rosa blanca.

Fue una contienda cruel, fecun­


da en traiciones, asesinatos y ma­
tanzas, que duró treinta años. Al
final ciñó la corona Enrique VII,
pariente de Enrique VI, fundador
de la dinastía de los Tudor, quien
se adueñó de los bienes de mu­
Sello de Carlos el Tem erario, duque de Bor-
chos nobles desaparecidos en el
goña. Dos leones sostienen el escudo de armas curso de la lucha. Para consolidar
del enem igo de Luis X I . su situación, casó con Isabel, de
la casa rival de York.
dades. En el sitio de una de ellas,
Nancy, murió Carlos. Una parte
considerable de sus posesiones pa­
saron a manos de Luis XI. Italia

LA CRISIS INGLESA
A fines de la Edad Media, Ita­
lia comprendía: el reino de Ñapó­
Las derrotas sufridas por Enri­ les, al sur, gobernado por un
que V I en Francia, lo desprestigia­ príncipe aragonés; las posesiones
ron. Sus parientes de la Casa de directas de Aragón, formadas por
York le disputaron el trono, ini­ las islas de Sicilia y Cerdeña: los
Estados de la Iglesia en el centro; Génova conquistó Córcega, la
y al norte, las repúblicas de Ge­ isla de Elba y parte de Cerdeña.
nova y Venecia, los ducados de Los emperadores de Constantino­
Saboya, Milán y Toscana, y otros ple le otorgaron el monopolio de
estados menores. la navegación del mar Negro.
Todos ellos se combatían sin
La ciudad de Florencia fue do­
tregua, por medio de intrigas di­
blemente célebre: por su cultura y
plomáticas y alianzas constante­
su riqueza. La fabricación de telas
mente cambiadas, origen de fre­
y paños de lana y seda ocupaba
cuentes guerras. Para sostener
éstas, se contrataban bandas de la mayor parte de sus obreros.
mercenarios dirigidas por condot-
tieri, algunos de los cuales se adue­ Venecia, construida sobre islo­
ñaron de los estados que los te­ tes, consiguió equipar una escua­
nían a sueldo. dra, con la que conquistó el archi­
piélago y la costa de Dalmacia,
Muchas ciudades prosperaron
las islas Jónicas, Creta, Chipre y
con el desarrollo de la industria,
porciones de la Grecia territorial
el comercio y la navegación.
e insular. Sus tropas ocuparon
Milán poseía numerosas fábri­ también parte del norte de Italia.
cas de tejidos y armas; sus ban­ Mantuvo un activo comercio con
queros figuraban entre los princi­ Oriente sobre todo con el puerto
pales prestamistas de Europa. de Alejandría.
El imperio alemán

Al final del gran interregno, los


señores alemanes eligieron empe­
rador, en 1273, a Rodolfo de
Habsburgo, soberano de un peque­
ño estado de los Alpes centrales
sobre la frontera de Italia.
Rodolfo aumentó considerable­
mente sus dominios, apoderándose
del ducado de Austria y otros te­
rritorios.
La dignidad imperial recayó po­
co después en la casa de Luxem-
burgo. Carlos IV, uno de sus
miembros, en 1356 reorganizó el
gobierno de Alemania, por una
constitución llamada la Bula de
Oro, que otorgaba la designación
del emperador a siete electores,
cuatro de ellos laicos: el rey de quicias, sometiéndolo a un regi­
Bohemia, el conde del Palatinado, men tiránico; algunos ciudadanos
el duque de Sajonia y el margrave se reunieron entonces en la prade­
de Brandeburgo; y tres eclesiásti­ ra solitaria del Rutli, bañada por
cos: los arzobispos de Maguncia, el lago de los Cuatro Cantones, y
Tréveris y Colonia. Junto al em­
perador funcionaba una dieta, com­
puesta por tres colegios o cámaras:
la de los siete electores, la de los
señores y la de las ciudades, cuya
aprobación era necesaria para san­
cionar las leyes, percibir los im­
puestos y reclutar tropas. •
A partir de 1438, la dignidad
imperial recayó nuevamente en la
casa de Habsburgo, que la con­
servó hasta la supresión del Sacro
Imperio, acaecida en 1806.

Suiza. Este país, situado en el


macizo de los Alpes, integraba los
dominios de la casa de Habsburgo,
pero gozaba de relativa libertad.
El duque Alberto anuló sus fran­
acordaron promover una subleva­
ción, que estalló poco después a
la voz de Guillermo Tell, perso­
naje legendario (1308).
Alberto fue asesinado a conse­
cuencia de una conspiración de se­
ñores, mientras marchaba contra
los rebeldes; su hijo sufrió una
gran derrota en la batalla de Mor-
garten. La lucha se prolongó con
diversas alternativas hasta 1389,
en cuya fecha los Habsburgo re­
conocieron la independencia de
Suiza, formada en su origen por
tres cantones, a los que más tarde
fueron agregándose otros.

Los p u e b l o s e s l a v o s . El este
de Europa fue habitado por pue­
blos eslavos, de raza aria o indo­
europea. En las regiones del Vol-
ga y del Dniéper fueron sometidos
por los rusos, de origen escandina­
vo; en las planicies del Vístula se
hallaban los letos o poloneses ( po-
lié, llanura); en la meseta de Bo­
hemia, los checos; en la Dalmacia,
los croatas y dálmatas; y en los
Balcanes, los servios.
Vivían en pequeñas aldeas, de­
dicados al pastoreo y al cultivo
rudimentario del suelo; vestían
pieles o túnicas de tela ordinaria
y adoraban ídolos. Los rusos y bal­
cánicos se convirtieron a la reli­
gión ortodoxa; los otros eslavos
abrazaron el catolicismo.
Los reyes alemanes y los caba­
lleros teutónicos los desalojaron
lentamente de las orillas meridio­
nales del mar Báltico o los redu­
jeron a la esclavitud, establecien­
do en su lugar familias de colonos
germánicos.
Los checos fundaron el reino
de Bohemia, con la ciudad de Pra­
ga por capital, que ingresó en el
imperio; los poloneses crearon el
reino de Polonia, con Varsovia co­
mo centro político; otra rama for-
mó el ducado de Lituania; los a palmo en luchas legendarias. En
rusos constituyeron el ducado de cuanto a los servios, erigieron un
Kiev y la república de Novogorod, poderoso estado en los Balcanes.
que luego se unieron para formar
el principado de Moscovia.
A d e m á s d e los esla v os d eb en m e n c io ­
Los mogoles invadieron Europa narse d o s p u e b lo s d e orig en am a rillo, los
húngaros o magiares y los búlgaros.
a través de los Urales, sembrando
San E steb a n , en el añ o 1000, org a ­
a su paso la desolación y el es­
n izó co n los p rim e ro s un rein o en la
panto; una de sus tribus, la Horda reg ión co m p r e n d id a en tre los ríos T h e iss
de Oro, dominó a Rusia durante o T isz a y D a n u b io , q u e en san ch ó sus
más de dos siglos (1237 a 1480); fron teras hacia el este y el litora l d el
A d riá tic o L o s bú lga ros, e sta b le c id o s en ­
los poloneses y lituanos, en cam­ tre el D a n u b io y los m on tes B alkan es,
bio, lograron resistir a los invaso­ fo rm a ro n un e sta d o in d e p en d ien te, c u y o
res, disputándoles el terreno palmo so b e ra n o se lla m ó zar.
La invasión turca de caballeros alemanes y franceses.
El sultán Bayaceto los derrotó
Caída de Constantinopla
completamente en la batalla de
La lucha secular del imperio Nicópolis (1396).
bizantino erigido en baluarte de
Europa contra los pueblos de E n ese m o m e n to a p a re cie ro n d e n u e­
Oriente, tocaba a su fin. Los tur­ v o los m o g o les, q u e en la p rim era m itad
cos, diseminados en el tiempo de d e l sig lo X I I I habían a sola d o A sia a las
órd e n e s d e G en g is kan ( j e f e d e los
las cruzadas volvieron a organi­ je f e s ) .
zarse a fines del siglo x m bajo la
T a m e rlá n (T im urlen k, T im u r el ren ­
dirección de Osmán (el quebrador g o ) , c o n q u ista d o r d el T u rq u está n , C a u ­
de piernas), a quien deben el nom­ caso, A rm en ia , M e so p o ta m ia , R u sia e
bre de otomanos u osmanlíes. Los In d ia , e n tró en el A sia M e n o r , d o n d e
d e rro tó a B a y a c e to en la ba talla de
descendientes de éste, que toma­
Angora ( 1402 ) . L o s triu n fos m o g oles,
ron el título de sultanes, conquis­ au n qu e e fím eros, d e tu v ie ro n p o r algu ­
taron el Asia Menor y ocuparon nos añ os las con q u ista s turcas.
las orillas del estrecho de los Dar-
danelos cortando la comunicación
Las operaciones recobraron vi­
de Constantinopla en el Medite­
gor con el sultán Mahomed II. Al
rráneo.
frente de 200 000 hombres y una
En su marcha por los Balcanes, gran flota, sitió a Constantinopla
tomaron Macedonia y Tracia; des­ y la tomó por asalto el 29 de mayo
truyeron el reino de los servios en de 1453, no obstante la heroica
la batalla de Kossovo (1 3 8 9 ); ocu­ defensa de su último emperador,
paron Bulgaria y se extendieron Constantino Dragosces. Se enca­
por el valle del río Danubio. El minó después al Danubio en di­
rey Segismundo de Hungría em­ rección al centro de Europa, pero
prendió una cruzada contra ellos, los húngaros lo vencieron y detu­
en la que intervinieron millares vieron en la batalla de Belgrado.
r s
P O LO N IA

H U N G R IA
Después de la batalla de N icópolis ( 1 3 9 6 ), ganada por los turcos, un grupo de prisioneros cristianos
es conducido ante el sultán Bayaceto. (Miniatura conservada en la B iblioteca Nacional de París.)

Las victorias alcanzadas por los tur­ cia fonética del término de cada
cos se debieron a la división de los
estados balcánicos y a la eficacia de
verso a partir del último acento,
su ejército, form ado por los s p a h i s , ca­ ya de todas las letras, ya de las
ballería ligera armada con lanza y cim i­ vocales solamente. Al principio,
tarra (sable cu rv o ), los g e n í z a r o s , in­ la misma rima se repetía en toda
fantería rigurosamente disciplinada, y la
a r t i l l e r í a , usada en gran escala.
la composición luego se introdu­
jeron variaciones.
Apogeo de la poesía lírica. For­
La literatura y el saber mó la gaya ciencia o gay saber,
que enseñaba los preceptos para
La literatura medieval registra las declaraciones de amor y el ga­
los siguientes aspectos: lanteo de las damas e inspiró mul­
Aparición de los poemas épico- titud de poesías y canciones.
cristianos, o de caballería. Eran
relatos en prosa o verso, de haza­ L o s tro va d o re s (d e t r o v a r , encon­
ñas maravillosas cumplidas por trar) las im provisaban e iban declam án­
dolas o cantándolas por los castillos,
héroes que luchaban por la fe y sobre todo en el sur de Francia. No
la justicia; con frecuencia consis­ deben confundirse con los t r o v e r o s , p oe­
tían en recopilaciones de obras po­ tas del norte de ese país, que recitaban
en cam bio episodios de la historia an­
pulares o de autores anónimos, tigua o las hazañas de los paladines.
como los Cantares de Gesta. En el año 1323, en la ciudad de Tolosa
Invención de la novela satírica, se iniciaron los j u e g o s f l o r a l e s , especies
narraciones pintorescas o festivas de torneos literarios. Los autores de las
m ejores poesías eran prem iados con flo­
de lenguaje procaz. res por la dama proclam ada reina de
los juegos. El organizador del concurso
R e f o r m a d e l a p o e s í a . El ver­
les entregaba, además, joyas o dinero.
so antiguo se basaba en el ritmo
y duración de las sílabas; en la R e s u r g i m i e n t o d e l t e a t r o . En
Edad Media adquirió importan­ su origen revistió carácter re­
cia la rima, es decir, la coinciden­ ligioso. Comenzó en el siglo x i i

269
con los autos o milagros, episodios L a s u n iv e r s id a d e s . Las uni­
escenificados de la Biblia o de la versidades medievales eran asocia­
vida de Jesús, la Virgen o los San­ ciones de maestros y alumnos,
tos, representados principalmente agremiados para dedicarse al es­
en el atrio de las iglesias. Vinie­ tudio. Estaban dirigidas por un
ron luego los misterios, espectácu­ rector y un consejo, electivos, tem­
los de varios días de duración, eje­ porarios y responsables de quienes
cutados por muchísimos persona­ dependía el gobierno de la insti­
jes sobre amplios tablados al aire tución: planes, programas, nom­
libre; las moralidades que perse­ bramientos, disciplina, etc., dentro
guían un fin didáctico; y las farsas, de la más amplia autonomía. Te­
de género alegre. nían jueces propios para procesar
a sus miembros por cualquier cla­
Entre las principales obras españo­ se de delitos; el cumplimiento de
las de la época sobresalen: E l poem a la condena era relegado a la au­
del M ió Cid, destinado a cantar las
proezas del fam oso paladín, com posición
toridad política.
anónima de m ediados del siglo XIII; los Las más antiguas universidades
trabajos de A lfonso X el Sabio; E l con ­ aparecieron en Salerno y Bolonia
de Lucanor, del infante Juan M anuel; el
L ibro d el B uen A m or, del arcipreste de (Italia) y provenían probable­
H ita (Juan R u iz ); el R im ado de Pa­ mente de antiguos institutos de la
lacio y las Crónicas, del canciller Pedro época romana, que a pesar de las
L óp ez de Ayala, etc.
interrupciones sufridas en tiempos
En Francia m erecen citarse: la Can­
de la invasión de los bárbaros,
ción d e R olando, epopeya basada en las
aventuras del sobrino de Carlom agno, nunca dejaron de funcionar por
de autor incierto; el R om a nce d e la completo. Otras se formaron por
R osa, poem a alegórico, y numerosas cró­ el desarrollo de las escuelas crea­
nicas históricas.
das en las catedrales; un tercer
Inglaterra perm aneció m ucho tiem po
bajo la influencia franconormanda. G o ­
grupo fue fundado por el papa o
d o /red o Chaucer, del siglo X I V , autor de por los reyes.
los Cuentos d e Canterbury, es conside­
rado el padre de la poesía inglesa.
La enseñanza se impartía en
Entre los poem as alemanes más fa­
latín, mediante lecturas hechas por
mosos descollaron el de los N ibelun¿os los profesores, de las que los alum­
(h ijo s de la n ie b la ), de autor descono­ nos sacaban apuntes.
cido, que narraba las peripecias de las
invasiones bárbaras y tenía com o prota­ Comprendía: las artes liberales,
gonista a Sigfrido. estudios generales y preparatorios,
divididqs en dos partes: el trivio
(los tres caminos), que incluía
gramática, retórica y dialéctica, y
el cuadrivio (los cuatro caminos),
compuesto por aritmética, geome­
tría, astronomía y música; y la
teología, la medicina y el derecho,
tratados en las respectivas facul­
tades.
La ingeniería, arquitectura, veterina­
ria, agronomía y demás especialidades
actuales, eran consideradas simples o fi­
cios adquiridos con l,a práctica y la ob ­
servación. Los barberos podían extraer
muelas y efectuar sangrías.
Periódicam ente, los alumnos realiza­
ban clases de controversia (d isp u ta tio ),
consistentes en atacar y defender, divi­
didos en dos grupos, una tesis propuesta
p or el profesor, que dirigía el debate.
Cuando visitaba la universidad algún
profesor extranjero, solía invitársele a
sostener una disputatio solem nis con un
docente de la casa, sobre algún asunto
dudoso. Duns Scoto defen dió en París
la doctrina de la Inmaculada C oncep­
ción de M aría contra unos doscientos
argumentos, que escuchó con atención
y refutó sin tom ar apunte, en el mismo
orden en que fueron formulados.
Los universitarios de la Edad M e ­
dia desarrollaron su mem oria en forma
asombrosa y poseyeron una notable ap­
titud para tratar temas abstractos.

La mayoría de los docentes


eran sacerdotes; los alumnos lle­
vaban sotana; muchos vivían en
común, en sociedad con algunos
profesores, formando pensionados
llamados colegios, nombre también
dado a otros institutos gratuitos
para escolares pobres. Celebraban
fiestas ruidosas como la de la re­
cepción de los nuevos condiscípu­
los, o solemnes, como la colación
de grados.
Las principales universidades
fueron: las ya citadas de Bolo­
nia y Salerno, en Italia; en Fran­
cia, la de París; en Inglaterra, las
de Oxford y Cambridge; en Espa­
ña la de Salamanca; en Alemania,
la de Heidelberg.
Los hombres ilustrados de la res de objeciones posibles. Las
época, dominados por su tenden­ obras completas de Santo Tomás
cia a lo sobrenatural, se extravia­ comprenden 25 grandes tomos. 3us
ron frecuentemente por los sende­ doctrinas forman el tomismo, ob­
ros de la falsa ciencia y buscaron jeto aún hoy de profundos estudios.
la piedra filosofal, que debía trans­
formar en oro cuanto tocase; el EL PRERRENACIMIENTO ITALIANO Y
elixir de la larga vida, destinado FLAMENCO
a asegurar la juventud eterna a
quien lo bebiera; y la panacea, re­ La literatura italiana nació en
medio milagroso para curar todas Sicilia, favorecida por el empera­
las enfermedades. A pesar de sus dor Federico II, y alcanzó su per­
errores, impulsaron el progreso de fección con Dante Alighieri, má­
la medicina, la fisica, la química xima figura literaria de la Edad
y la astronomía. Media. Dante nació en Florencia
en el año 1265; desterrado por
razones políticas, erró por diver­
L a e s c o l á s t ic a . L os filósofos sos lugares hasta fallecer en Ra-
de la Edad Media admiradores de vena, en el año 1321. Fue un
Aristóteles, procuraron conciliar las genio universal, de profundos co­
enseñanzas del maestro griego con nocimientos sobre religión, filoso­
los dogmas del cristianismo; de fía e historia. Escribió en latín
esta asociación nació la escolás­ tratados políticos y filosóficos; y
tica. en italiano, idioma que contribuyó
a consolidar la Comedia, llamada
Santo Tomás (1225-1274), lla­ Divina por sus admiradores.
mado el doctor angélico, natural
En el siglo X i v sobresalieron
de Aquino, localidad próxima a
Ñapóles, fraile dominico como su Francisco Petrarca, autor del Can­
maestro Alberto Magno, fue el cionero, colección de poesías en
más grande filósofo y teólogo de honor de Laura, la dama de sus
la Edad Media. Redactó nume­ pensamientos, y Juan Boccaccio,
que redactó el Decamerón, con­
rosas obras, entre las que sobre­
sale la Suma Teológica, donde junto de cien cuentos en prosa.
expone los fundamentos de la reli­ E n Italia, d o n d e p e r m a n e c í a v i ­
gión cristiana y contesta a milla­ v o e l r e c u e r d o d e la g r a n d e z a d e

272
Juan Bocaccio, autor del D ecam erón (1313-1375^
(Fresco de Andrea del Castagno.)

Bondone, el Giotto, dibujó para


la catedral de Florencia un cam­
panario que, sin apartarse por com­
pleto del ojival, incluía elementos
de los estilos griego y romano.
Giotto, llamado el primer pintor
moderno, ejecutó los frescos de la
capilla de Asís con episodios de
la vida de San Francisco; en sus
cuadros los personajes, exactamen­
te observados, son un fiel reflejo
de la realidad.
Felipe Brunellesco y Lorenzo
Ghiberti, arquitectos y escultores,
acentuaron la influencia clásica,
empleando en sus construcciones
el arco de medio punto, la cúpula
semiesférica, el frontis triangular,
las columnas jónicas y corintias,
etc. En sus bajorrelieves y esta­
tuas volvió a predominar el estu­
dio anatómico.

Roma, comenzó un movimiento


renovador en las artes, las letras
y el pensamiento, cuyo principal
centro fue la ciudad de Florencia.
Petrarca, Boccaccio y muchos
sruditos b u s c a r o n afanosamente
los manuscritos de los autores an­
tiguos; sus esfuerzos fueron com­
pensados con el hallazgo de obras
importantes, que se consideraban
perdidas. Al mismo tiempo tomó
incremento el estudio del idioma
griego. Eso permitió leer, en su
versión original, los libros clásicos
hasta entonces conocidos a través
de versiones incompletas.
En las artes plásticas se observó
una actividad similar. Ángel de

San Jorge con el escudo. Donatello, escultor flo ­


rentino que vivió entre 1386 y 1466, logró dotar
a esta escultura de la característica vitalidad del
ioven y legendario héroe.
Puerta principal del baptisterio de Florencia. A Lorenzo Ghiberti. orfebre y escultor rena
centista, le fue encomendada la tarea de fundir dos puertas de bronce para este baptisterio.
La que aquí reproducimos llevó más de 20 años de trabajo. Los diez paneles representan
otras tantas escenas del Antiguo Testam ento. Ghiberti logró dar gran vida y naturalidad
a sus escenas: cuidó hasta los más ínfimos detalles y logró segundos planos de gran relieve
y profundidad. (F oto Alinari.)

Entre las obras de Brunellesco adornan las puertas del bautisterio


figuran la cúpula de la catedral de la catedral citada “dignas — se­
de Florencia. Ghiberti ejecutó los gún Miguel Ángel— de servir de
diez bajorrelieves de bronce que ingreso al Paraíso”.

274
-

Donato de Bardi, o Donatello,


fecundo y vigoroso escultor, dejó
muchas estatuas, como las de Da­
vid, de bronce, y San Jorge, de
piedra.
En Flandes hubo otro centro
prerrenacentista, favorecido por el
apoyo de sus duques. Culminó
con el escultor Claus Sluter y el
gran pintor Juan Van Eyck, autor
de obras notables por la perfec­
ción del dibujo, el vigor del cla­
roscuro y el brillo de los matices.
Se le atribuye la invención de los
colores al óleo.

L a apertura h a c ia el o r ie n ­
te La noción de la redondez de
.
la Tierra, conocida por los sabios
antiguos, se perdió al principio de
la Edad Media, en que fue con­
cebida como un disco plano ro­
deado por el mar con su centro
en Jerusalén.
C l a u d i o Ptolomeo, prestigioso
geógrafo y astrónomo del siglo TI,
admitía la esfericidad de nuestro
planeta, pero lo suponía fijo en
el centro del universo, en tanto
que el Sol y los astros giraban a
su alrededor.
La idea de la redondez de la Coro de ángeles, detalle de un altar de Gante, pin­
Tierra reapareció entre los estu­ tado por Juan van E yck. Alrededor de un pulpito
diosos; el cardenal francés Pedro de madera maravillosamente labrada, los ocho ánge­
les cantan. Observe el estudio de las distintas fiso­
d’Ailly la consignó en una obra nomías, así com o los detalles de la vestimenta.
de fines del siglo x iv llamada
Imago Mundi (Cuadro del Mun­
do) , afirmando que un mismo
Las nociones sobre el continen­
océano bañaba las coreas de Euro­
te asiático se ampliaron en el si­
pa, África y Asia. glo x i i i , con los viajes del judío
Las tierras conocidas no pasa­ español converso Benjamín de Tu-
ban del contorno del mar Medi­ dela y los de los monjes francis­
terráneo, Europa occidental y par­ canos enviados por San Luis de
te de la central, y el Asia hasta Francia y por el papa, como em­
la India. De las regiones situadas bajadores ante el gran Kan de los
más allá sólo existían datos in­ mogoles.
ciertos y, a menudo, fantásticos. Pero el viaje más célebre fue
el realizado por Marco Polo a la

275
corte del gran Kan Kubilai, en trucción de las naves, y hasta su
cuyos dominios permaneció cerca muerte, acaecida en 1460, cola­
de 20 años (1275 a 1294), re­ boró activamente en la realización
corriendo el interior de la China, de viajes de descubrimiento.
hasta Birmania, y visitando al re­ La navegación. Los chinos y
greso todo su litoral, hasta encon­ árabes conocían la propiedad que
trar en Malaca la ruta marítima tiene una aguja imantada de se­
conocida. ñalar siempre el norte. En el si­
En 1298, Marco Polo, prisionero glo x iv se la fijó sobre un eje,
de los genoveses, que lo habían encerrándola en una caja (en ita­
capturado en una batalla naval, liano bussola, de donde viene el
dictó sus aventuras a un compa­ término brújula), con lo que su
ñero de cautiverio; de allí nació utilización resultó segura y prác­
II Milione (E l millón), donde se tica y sirvió para orientarse.
describen las inmensas riquezas El astrolabio, conocido desde el
del Catay (China) y de la isla de siglo anterior, permitía tomar la
Cipango (Japón). Los relatos ma­ altura de los astros sobre el hori­
ravillosos de Polo encendieron la zonte, y calcular la distancia res­
imaginación de los marinos y de pecto a un punto conocido.
los aventureros.
Los barcos empleados en el M e­
El infante portugués Enrique el diterráneo eran movidos a remo,
Navegante estableció en Sagres, o tenían escaso velamen. Para
cerca del cabo San Vicente, una mejorar la navegación se adoptó
verdadera escuela de navegación, la carabela, con tres palos y gran­
astronomía y geografía; coleccionó des velas cuadradas, pequeña, li­
mapas y libros referentes a esas viana, fácil de maniobrar y de alto
materias, llamó a su lado a exper­ bordo, capaz de desafiar el oleaje
tos marinos, perfeccionó la cons­ del océano.

276
La apertu ra hacia el A tlán­ habían llegado. Se extinguieron,
t ic o .Gracias a la inquietud y exterminados por los indígenas.
capacidad del príncipe Don Enri­ Recientes investigaciones seña­
que, apodado El Navegante, los lan la probabilidad del arribo de
portugueses iniciaron, a partir de fenicios a las costas del Brasil. Sea
1418 y 19, viajes cada vez más como fuere, tampoco aquí se esta­
largos por el Atlántico. De esta bleció una relación con el mundo
manera descubrieron y ocuparon occidental. Algunos historiadores
las islas de Puerto Santo y las afirman que el navegante portu­
Azores. gués Sancho B randao to có en
Luego fueron costeando el lito­ América una tierra con árboles
ral africano. En 1472 cruzaron el de madera rojiza, como si estu­
ecuador y en 1488 Bartolomé Díaz viera en brasas, y la llamó Brasil
dobló el cabo, que llamó de Buena (1345).
Esperanza y entró en el océano
La idea de la esfericidad de la
índico.
Acaparado este rumbo por los tierra ganaba terreno. El cosmó­
grafo alemán Martín Behaim fa­
portugueses, la atención de los cas­
bricó un globo de madera sobre
tellanos se volcó hacia el océano
Atlántico. Existían vagas referen­ el cual encoló un mapamundi. Eu­
ropa y África aparecían opuestas
cias sobre tierras lejanas, una fan­
tástica isla de San Brandán o de a Asia. La tierra resultaba así una
las Siete Ciudades. Los escandi­ tercera parte más pequeña de lo
navos habían llegado a Islandia y que es en realidad.
luego a Groenlandia. Algunos, sin El descubrimiento de América
duda, comenzaron a bordear el li­ por Colón, el 12 de octubre de
toral de la América del Norte, pro­ 1492, y los viajes posteriores, abrie­
bablemente hasta Massachusetts. ron el inmenso panorama de un
Se han encontrado restos e inscrip­ vasto continente nuevo. Los via­
ciones en mojones de piedra, que jes del veneciano Américo Vespu-
dejan constancia de que hasta allí cio. al servicio de los reyes de Cas-

277
tilla, llegaron por el sur hasta la lianos. Al reconocimiento de los
isla de Santa Catalina, próxima a perfiles continentales se agregó el
la entrada del río de la Plata y hallazgo de los escandinavos, y
posiblemente hasta el paralelo 52 más tarde de los rusos, por el nor­
de latitud sur inmediato a la pun­ te, de Australia y Nueva Zelandia,
ta Dungeness. A su vez, Vasco Nú- y de los numerosos archipiélagos
ñez de Balboa cruzó el istmo de del océano Pacífico.
Panamá y el 25 de septi embre Luego esforzados exploradores
de 1513 descubrió el Mar del Sur se internaron por los grandes ríos,
llamado después océano Pacífico. escalaron montañas, cruzaron de­
Los españoles se empeñaron en­ siertos e intrincadas selvas, toma­
tonces en encontrar una comuni­ ron contacto con indígenas de va­
cación entre los dos océanos. Lo riado nivel cultural, enriquecieron
consiguió Hernando de Magalla­ el conocimiento de la fauna y de
nes, navegante portugués al servi­ la flora, y descubrieron importan­
cio de España, cuya expedición tes yacimientos minerales.
(1519-22) descubrió el estrecho En nuestros días todo el amplio
que lleva su nombre, penetró en panorama continental y marítimo
el océano Pacífico, llegó a las islas es conocido. Los enormes progre­
Filipinas, donde fue asesinado, y sos de la navegación, a la que se
por último, Sebastián Elcano, con agrega la aérea y submarina, y de
la única nave salvada y 18 tri­ los medios de comunicación tele­
pulantes, regresó a Sevilla, pun­ gráfico, tel efónico, radiodifusión,
to de partida, el 9 de septiembre etc., hacen que el hombre de hoy
de 1522. esté permanentemente en contac­
to con todo el mundo.
La nueva cosmovisión La historia de hoy ya no es la
del hombre particular de cada Estado, sino otra
cada vez más universal. No con­
La dimensión real de la tierra forme con ello, el hombre llegó y
ofreció un ancho campo de viajes desembarcó en la Luna, y envía
y exploraciones en los que se dis­ complicadas máqui nas que nos
tinguieron marinos españoles, in­ traen i nf ormaci ón de todos los
gleses, holandeses, franceses e ita­ otros planetas de nuestro sistema.

278
CAPÍTULO XVIII

ESPAÑA Y PORTUGAL

La lucha secular contra los moros templó el carácter, la fe >


!a nacionalidad de los pueblos ibéricos. Costilla extendió su do­
minio sobre la península, en tanto que Aragón lo hacía sobre el
Mediterráneo. En ambos reinos predominó el régimen foral y
representativo. Con los Reyes Católicos sobrevino la unificación
España y Portugal, con sus amplios litorales oceánicos, quedaron
en disposición de emprender la gesta m arítima y descubridora
más famosa de la historia.

La reconquista española

La reconquista de España fue das civiles, con lo que perdieron


comenzada en 718 por el conde preciosas energías y no pudieron
Pelayo, que derrotó a los árabes aprovechar el debilitamiento de
en la batalla de Covadonga, liber­ los árabes, causado por la división
tando a Asturias. del califato de Córdoba. También
La lucha contra los musulmanes contribuyeron a prolongar la gue­
duró casi ocho siglos, con inter­ rra las nuevas invasiones de los
valos de paz. Su prolongación se almorávides, almohades y beni-
debió a que los reinos cristianos merines, venidos de África en los
guerrearon con frecuencia entre sí siglos XI, x i i y xiv, respectiva­
o fueron trastornados por contien­ mente.

279
LOS REINOS PENINSULARES. ESPAÑA
FRENTE A ÁFRICA

Pelayo fundó el reino de As­


turias, ensanchado lentamente por
sus sucesores.
A principios del siglo X se con­
virtió en el reino de León, que
abarcaba la porción noroeste de
la península. De él dependió el
condado de Castilla, la región de
los castillos, erigido por un tiempo
en reino independiente, aunque
después volvió a unirse con León,
bajo el cetro de Fernando I.
Por otra parte, los territorios
conquistados por Carlomagno so­
bre la vertiente española de los
Pirineos se dividieron en dos esta­
dos: al norte, el reino de Navarra,
del que se desprendió un siglo
después el de Aragón, sobre la
cuenca del Ebro; al sur, el con­
dado de Barcelona o Cataluña.
Finalmente, las comarcas del
Atlántico recorridas por el curso
inferior de los ríos Duero y Tajo
se separaron de Castilla, forman­
do el reino de Portugal, cuyo pri­
mer soberano fue Alfonso Enrí-
quez, de la casa de Borgoña.
Fernando I de Castilla y León
tomó la cuenca del Duero; su hijo
Alfonso V I se apoderó de Toledo
en el año 1085, a los seis meses
de sitio.

En su época actuó R u y D íaz de V i­


var, llam ado el Cid Cam peador (d e sidi,
señor, en á ra b e).
N ació en la región de Burgos (C a s­
tilla la V ie ja ), form ó parte de la corte
de Fernando I y de Sancho II, que
pereció asesinado. A lfonso V I, hermano

280
de éste, le sucedió; pero el Cid, tenien­ cisiva sobre los almohades, a las
do en cuenta la rivalidad que había
órdenes de Mahomed, en la ba­
existido entre ambos, sólo le prestó
acatam iento, junto con los demás caba­ talla de Las Navas de Tolosa
lleros, después de hacerle jurar solem ­ (12 1 2). De ahí en adelante, los
nem ente que no había tom ado parte en musulmanes se mantuvieron a la
el asesinato, episodio con ocido por la defensiva y no cesaron de perder
jura d e Santa Gadea. A lfonso V I, con ­
siderándose agraviado, lo desterró. Se terreno; Fernando III, llamado el
ded icó entonces a guerrear durante un Santo, tomó Córdoba y Sevilla.
tiem po a favor del emir de Zaragoza,
y más tarde contra los m oros, a quienes Alfonso X el Sabio, hijo de Fer­
arrebató la ciudad de Valencia en 1094.
A llí m urió cinco años después. La plaza
nando III, continuó la campaña,
con cluyó por caer de nuevo en manos apoderándose de Cádiz, sobre la
de los infieles. costa del Atlántico, más tarde re­
cuperada por los moros.
Fue un soberano de singular
A raíz de la pérdida de Toledo, cultura; con la intervención de
los musulmanes llamaron en su sabios y eruditos, algunos de ellos
auxilio a los almorávides, secta árabes y judíos, compuso un libro
fundadora de un imperio en el de astronomía y matemáticas: Las
norte de África, con capital en
Marruecos; acudieron dirigidos por
Jusuf y derrotaron a Alfonso VI
en la batalla de Zalaca (1 0 8 6 ),
pero luego ocuparon Andalucía
sin intentar la reconquista de T o ­
ledo.
En el siglo siguiente, otra secta
africana más intransigente, la de
los almohades, avasalló a los al­
morávides. Al mando de Jacub
vencieron después en Alarcos a
Alfonso VIII, quien solicitó el apo­
yo de la cristiandad; el papa Ino­
cencio III predicó una cruzada que
contó con los reyes de Navarra y
Aragón, las fuerzas de Portugal
y Vizcaya, las huestes de gran nú­
mero de señores y obispos y mu­
chos caballeros franceses.
Con el ejército así formado, Al­
fonso V III obtuvo una victoria de­

281
Tablas Alfonsinas; es autor de la Su obra más importante fue el
Crónica General de España y la Código de las Siete Partidas, así
Grande y General Historia, y re­ llamado por constar de siete par­
dactó también Cantigas, poemas tes, en cuya redacción participaron
escritos en lengua gallega. varios jurisconsultos.

282
Los f u e r o s y l a s C o r t e s .
Desde los primeros tiempos de la
reconquista, los reyes y señores
de España vieron limitados sus
poderes por los fueros, pactos so­
lemnes celebrados entre ellos y
una ciudad, comarca o país, en
virtud de los cuales se determina­
ban los derechos y obligaciones de
los habitantes con respecto a su
soberano.
Según la tradición, los navarros,
al elegir como jefe al conde Gar­
cía Giménez, le hicieron aceptar
el fuero llamado de Sobrarbe, por
el lugar de la reunión.
Los monarcas de Castilla y Ara­ reconocimiento. Luego los convo­
gón promulgaron más tarde fueros caba para que votasen leyes o le
semejantes. En ambos reinos co­ otorgasen contribuciones y sub­
menzaron a sesionar las Cortes, sidios.
asambleas de nobles, eclesiásticos En 1283, Pedro III de Aragón
y representantes de las ciudades. concedió, por imposición de la no­
bleza, el Privilegio General, con­
Ante ellas el rey juraba respe­ firmación de todos los fueros an­
tar los fueros, en el acto de la teriores. Además disponía que las
coronación, requisito previo a su Cortes serían reunidas por el mo-
El rey Jaime de Aragón asiste a un banquete y se sienta separado de los demás comensales. Ante
los distinguidos personajes hay una mesa lujosamente provista. El rey, sentado solo, brinda con
un noble que se ha arrodillado frente a él. (Miniatura conservada en la biblioteca de la universidad
de Barcelona.)

narca cada dos años por lo menos, convocación de los Estados Ge­
y creó una comisión permanente: nerales. La Dieta alemana tenía
la Diputación, para velar en los también cierto carácter parlamen­
intervalos por el cumplimiento de tario, aunque más restringido.
los fueros.
E x p a n s ió n de la corte ara­

En Aragón existía otro magistrado gon esa por el M e d it e r r á n e o .


especial: el Justicia, juez suprem o y El reino de Aragón prosiguió su
vitalicio, cuyos fallos debían ser aca­ ensanche a costa de los moros.
tados por el rey y sólo podían ser re­
Alfonso I, el Batallador, les tomó
visados por las Cortes.
T od a persona procesada o que se con ­ la ciudad de Zaragoza. Poco des­
siderase indebidam ente perseguida, te­ pués, Cataluña se incorporó al
nía el derecho de solicitar amparo al reino. Jaime el Conquistador se
Justicia, que le daba protección hasta
apoderó de las islas Baleares, nido
tanto fuese juzgada, según la ley, por
los tribunales com petentes. de piratas berberiscos, y en 1238
entró en Valencia.
O r íg e n e s de las in s t it u c io ­ Carlos de Anjou, que, como di­
fueros
n e s p a r l a m e n t a r ia s . L os jimos, había conquistado el trono
de Navarra, Castilla y Aragón de las Dos Sicilias (reinos de Ná-
dieron origen a las asambleas de poles y Sicilia), no tardó en ser
representantes del clero, la noble­ detestado a causa de sus abusos.
za y las ciudades, que participaron En 1282 la población de Palermo
de esa manera en los asuntos pú­ se amotinó inesperadamente, pa­
blicos. La Magna Carta y los Es­ sando a cuchillo a la mayoría de
tatutos de Oxford, en Inglaterra, la guarnición francesa, hecho co­
crearon hacia la misma época el nocido con el nombre de vísperas
Parlamento inglés. En Francia, sicilianas. Los rebeldes pidieron
Felipe IV el Hermoso inició la auxilio a Pedro III, quien tomó

285
En tiempos de la reconquista de España, escenas com o ésta debieron ser com unes: los caballeros
cristianos atacan una ciudad que aún está en poder de los moros. (Según un manuscrito del
siglo X I V .)

posesión de Sicilia. Desde enton­ prosiguió sus c a m p a ñ a s , consi­


ces, los aragoneses participaron guiendo arrebatarles la ciudad de
activamente en la política del M e­ Lisboa. Sus sucesores completaron
diterráneo. En el año 1303, 8 000 la conquista.
aragoneses y catalanes, mandados La dinastía fundadora se extin­
por Roger de Flor y Berenguer
guió en 1383. Juan I de Castilla,
de Enteza, marcharon a Constan­
yerno del último monarca preten­
tinople para defenderla contra los
dió el trono; pero los portugueses,
turcos.
celosos de su independencia, pro­
A mediados del siglo xv, Alfon­ clamaron rey al maestre de Avis,
so V se apoderó del reino de Ná- quien derrotó a los castellanos en
poles, que al morir legó a su hijo. la batalla de Aljubarrota.
Como rey de Aragón, con Sicilia
El nuevo monarca tomó el nom­
y Cerdeña, le sucedió su hermano
bre de Juan I y atacó a los moros
Juan II, padre de Fernando el Ca­
en África, conquistando Ceuta. Su
tólico.
nieto, Alfonso V, apodado el Afri­
cano, prosiguió con éxito la lucha
contra los marroquíes. Tuvo me­
Portugal nos suerte en la defensa de los
derechos de su esposa, Juana de
Alfonso Enríquez, proclamado Castilla, hija de Enrique IV, pues
rey de Portugal en 1139, a raíz fue vencido por Fernando el Ca­
de una victoria sobre los moros, tólico.

286
Desde fines del siglo XIV Por­ de A lfonso X I y de su favorita, Leonor
de Guzmán. A m bos hermanos contaron,
tugal creó una flota, convirtién­ respectivam ente, con el apoyo de ban­
dose en potencia marítima. Sus das de guerra inglesas y francesas.
navegantes comenzaron a preocu­ P edro I fue finalm ente derrotado en
parse por la exploración y con­ la batalla de M on tiel ( 1 3 6 9 ). Días des­
quista del litoral de África y la pués acudió para negociar su salvación
búsqueda de un paso que permi- ,a la tienda del jefe francés Beltrán D u-
guesclin; pero allí se encontró con E n­
tierra llegar a la India. rique, quien lo m ató a puñaladas en una
furiosa lucha cuerpo a cuerpo. Este he­
ch o aseguró la instalación de la dinas­
tía de los Trastám ara, serie de reyes
Luchas por la unidad española sin carácter, m anejados por favoritos.
Isabel la Católica, últim o m iem bro de
Los Reyes Católicos esta casa, constituye una gloriosa ex­
cepción.

Alfonso X I de Castilla, aliado


con los reyes de Aragón y Portu­
gal, rechazó una nueva invasión A los primeros reyes de la casa
musulmana, venida de África, en de Trastámara sucedió en Castilla
la batalla del Salado (1 3 40 ). Juan II, soberano débil, aficionado
a las letras, que abandonó los des­
L e sucedió su hijo, P edro I el C ru el,
cuya severidad sublevó a la nobleza, diri­
tinos del reino en manos de su
gida por E nrique de Trastámara, hijo favorito, el condestable don Ál-

En el duelo mortal entre Pedro I y Enrique de Trastamara, en un m om ento dado el primero


parecía llevar ventaja. Duguesclin, que servía a D on Enrique, ayudó a éste a levantarse del suelo,
facilitando su triunfo. Al reprochársele su intervención, contestó: “ Y o no quito ni pongo rey,
pero ayudo a mi señor” . (Cuadro del pintor español M on tero y Calvo.)

287
Boabdil, el último rey m oro de Granada, entrega a los R eyes Católicos las llaves de la ciudad, que
se perfila borrosa en el horizonte. El episodio, ocurrido el 2 de enero de 1492, el mismo año del des­
cubrimiento de América, cerró el ciclo de la dom inación musulmana en España. (Cuadro de Pra-
dilla.)

varo de Luna, reciamente comba­


tido por la nobleza y el clero, que
consiguieron derribarlo. Juan II
casó dos veces; de su primer ma­
trimonio nació el infante don En­
rique, más tarde Enrique IV, y del
segundo, Isabel, que sucedió a su
hermano en el trono de Castilla.
Antes de ser reina contrajo enlace
con Fernando de Aragón.

T o m a de G ranada . L os m u­
sulmanes sólo c o n s e r v a r o n en

Retrato del rey F em ando, que form a parte de un


cuadro más grande, de autor desconocido, donde 5e
representa a los dos reyes católicos arrodillados fren­
te a la Virgen M aría.

288
España el reino de Granada, des­ ron expulsados en masa en 1492,
garrado por luchas internas. Fer­ confiscándose sus bienes. De esa
nando e Isabel aprovecharon esas manera p r o c u r a r o n alcanzar la
disidencias para invadirlo. Tom a­ unidad religiosa y racial. El papa
ron sucesivamente Málaga, Alme­ premió su celo, dándoles el título
ría y Cádiz, y finalmente sitiaron de R eyes Católicos.
a la capital, en la que entraron el
2 de enero de 1492, con lo que I n corporación de N avarra.
pusieron término a la larga ocu­ El pequeño reino de Navarra y
pación musulmana. las comarcas vascoespañolas osci­
laron mucho tiempo entre la in­
Cuenta la leyenda que Boabdil,
fluencia francesa y la aragonesa,'
último rey árabe, al contemplar
motivo de frecuentes luchas, hasta
fugitivo, por última vez, la ciudad
que en 1512 se incorporaron defi­
de Granada, no pudo contener las
nitivamente a Castilla.
lágrimas. Su madre le dijo en­
tonces con amargura: “Llora como De esa manera, en la península
mujer lo que no has sabido defen­ Ibérica sólo quedaron dos estados:
der como hombre”. España y Portugal.
Isabel y Fernando gobernaron
sus estados en igualdad de jerar­
quía ; la primera se ocupó de los
asuntos de Castilla, asesorada por
su esposo, y éste, de los de Aragón
y sus dominios en el Mediterráneo.
Restablecieron la paz interior y
consolidaron su autoridad, redu­
ciendo el poder de las Cortes y
la autonomía de las ciudades, y
frenando los excesos de la noble­
za. Crearon la Santa Hermandad,
policía militarizada encargada de
mantener la seguridad en los ca­
minos y de hacer cumplir las órde­
nes reales. Fomentaron la activi­
dad económica, suprimiendo trabas
e impulsando la industria y la na­
vegación.
En 1482 crearon el Tribunal del
Santo Oficio, o Inquisición, con el
objeto de perseguir a los herejes,
árabes y judíos. Estos últimos fue­

C olón se arrodilla ante su benefactora, la reina Isabel


la Católica. (D eta lle del M onum ento a España, del
escultor Arturo Dresco, que se encuentra en la ave-
nida Costanera Sur, d e Buenos Aires.)

289
La E D ITO RIAL KAPELU SZ S.A . dio térm ino a la presente tirada de la decim otercera edición de
esta obra, que consta de 8.000 ejem plares, en el mes de abril de 1980. en los Talleres Gráficos
La Prensa M édica Argentina. Junin 845. Buenos Aires

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