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Un día se presenta el Sr. García en su estudio, con una carpeta bajo el brazo. Al
sentarse frente a su escritorio, le dice:
-Doctor, vengo para hacerle varias consultas.
Usted le dice sonriendo:
-No pregunto cuántas son, sino que vaya haciéndolas.
-Bueno, en primer lugar, tengo un problema con un trabajador que... bueno, por
problemas económicos hasta el día de hoy no le hemos registrado.
-Es, decir, está “en negro”.
-Así es, Santiago.
-¿Cuándo ingresó a trabajar?
-Hace dos años y medio. Nos ha mandado un telegrama laboral intimándonos a
que en el plazo de treinta días regularicemos su situación... Aquí lo tengo. Dice: “...
bajo apercibimientos de lo dispuesto por los arts. 8 y 15 de la Ley 24.013 o en su
caso, del art. 1° de la Ley 25.323”. Dice además que ha enviado una copia del
telegrama a la Administración Federal de Ingresos Públicos (A.F.I.P.) La Ley
25.345 modificó el art. 11 de la Ley 24.013 incluyendo este requisito (la comuni-
cación a la A.F.I.P.). Es importante que tenga presente la consecuencia jurídica de
su incumplimiento. ¿Qué nos aconseja que hagamos, doctor?
-Si me hubieran informado antes que esto pasara de la existencia de ese traba-
jador, les hubiera dicho que lo registraran. ¿Se imagina cuál es la respuesta aho-
ra?
-Sí, pero... ¿no nos va a salir muy caro, Santiago?
-Más caro les va a salir si no lo registran dentro del plazo de la intimación. ¿Otro
tema?
-Tenemos un empleado, Daniel Reynoso, con el que –cuando ingresó, hace un
año– suscribimos un contrato a prueba. Antes que terminara lo despedimos preav-
isándole, porque en ese momento nos pareció que no nos iba a hacer falta. Tiem-
po después nos dimos cuenta que lo íbamos a necesitar otra vez, por lo que lo
convocamos de nuevo, cumplió otro período de prueba, y luego hemos firmado
tres contratos seguidos a plazo fijo, cada uno de seis meses. (Aquí deberá recor-
dar –además de lo establecido respecto a las modalidades de contratación laboral
y el período de prueba- las nociones y normas de la Ley de Contrato de Trabajo
que hacen al principio de la verdad real o de la primacía de la realidad, y su con-
tracara, el fraude laboral. )
Ahora, a un mes de que se venza el tercero, nos dice que tenemos que “efec-
tivizarlo”, es decir, que reconocerle carácter permanente. Si bien ya le hemos re-
spondido que no, queremos saber cuál es su opinión desde el punto de vista ju-
rídico.
- Muy bien.
-Tercera cuestión, doctor. Hace un tiempo, para incentivar la productividad, a cada
trabajador que tuviera a su cargo más de una máquina le comenzamos a pagar un
premio llamado “mayor responsabilidad”, de carácter no remunerativo. Dicho pre-
mio está por encima de los salarios previstos por el convenio colectivo de trabajo.
Por un momento el Sr. García advirtió en Ud. un gesto de contrariedad, y se detu-
vo.
-Perdón, Santiago, ¿iba a decir algo?
-No, no, continúe. Estoy tomando nota.
-Bien. Sucede que ahora otros trabajadores tienen dos máquinas a su cargo, y
reclaman el pago del premio invocando la aplicación de aquello de “igual remu-
neración por igual tarea”. Entendemos que no corresponde, por que el empleador
no puede discriminar por debajo de los derechos previstos por la ley y el convenio,
pero sí puede hacerlo por encima, pagando más a un trabajador que a otro, ¿ver-
dad?
-Después le contesto. ¿Qué más, Oscar?
-Necesitamos cambiar el horario de tres operarios. (Para resolver esta cuestión,
deberá estudiar con detenimiento la regulación legal de uno de los derechos más
importantes del empleador.) Ingresan a prestar servicios de 8,00 a 15,00 horas, y
deberían entrar tres horas más tarde.
-¿Por qué?
-Por razones de una mejor organización. Ha aumentado la actividad durante la
tarde, y precisamos que estén más horas durante ese turno. ¿Pueden oponerse?
-He tomado nota. Continúe.
-Quinto punto, doctor. Un funcionario del Ministerio de Trabajo el otro día, al prac-
ticar una inspección, nos ha dicho que posiblemente se practique un peritaje técni-
co en un sector de la fábrica, porque allí, el ambiente laboral podría ser insalubre
debido al excesivo polvillo en suspensión. Quisiéramos saber: si el Ministerio de
Trabajo declara la insalubridad de dicho sector, ¿cuál sería la jornada laboral de
los trabajadores que allí prestan servicios? Además, ¿la disminución de las horas
que vienen trabajando puede tener un correlato en una reducción proporcional de
sus salarios? Por otra parte, la declaración de insalubridad de la jornada podría
ser parcial, porque el polvillo es ocasionado por máquinas que están en fun-
cionamiento sólo dos de las ocho horas de trabajo. En ese caso, queremos que
nos informe cómo se calculan las horas insalubres y, si se trabajaran completas,
cómo se abonan. (En este último punto convergen tres temas: el ejercicio del
poder de policía laboral, la jornada de trabajo y la regulación referida a las horas
extras.)
-De acuerdo. ¿Es todo, Sr. García?
-Sí. ¿Cuándo me podrá tener las respuestas?
-Mañana por la tarde le pasaré por fax un dictamen.
a) Cuáles son las previsiones de la Ley Nacional de Empleo 24.013 respecto del tra-
bajo no registrado?
Textualmente el art. 8 de la ley 24013 establece “El empleador que no registrare una
relación laboral abonará al trabajador afectado una Indemnización equivalente a una
cuarta parte de las remuneraciones devengadas desde el comienzo de la vinculación,
computadas a valores reajustados de acuerdo a la normativa vigente.
En ningún caso esta Indemnización podrá ser Inferior a tres veces el Importe mensual
del salario que resulte de, la aplicación del articulo 245 de la Ley de Contrato de Tra-
bajo (t.o. 1976).”
Por otro lado el artículo 11 de la ley 24013 establece que para que proceda la indem-
nización prevista en el artículo 8 de dicha ley, el trabajador debe haber intimado al
empleador en forma fehaciente a fin que proceda la inscripción.
Con la Intimación:
El trabajador deberá Indicar la real fecha de Ingreso y las circunstancias verídicas que
permitan calificar a la Inscripción como defectuosa. Si el empleador diera total
cumplimiento a la Intimación dentro del plazo de los treinta (30) días, quedará eximido
del pago de las Indemnizaciones antes indicadas.
A los efecto de lo dispuesto en los artículos 80, 90 y 10 de esta ley, sólo se com-
putarán remuneraciones devengadas hasta los dos (2) años anteriores a la fecha de
su entrada en vigencia.”
b) El supuesto contemplado por el art. 1° de la ley 25323 es el de trabajadores
cuya relación laboral no esté registrada o lo esté de modo deficiente al momento del
despido. Aunque la ley no lo diga, se trata de los supuestos contemplados por los arts.
8 a 10 de la ley 24.013 a saber: a.-) omisión total de registro; b.-) falsa fecha de ingre-
so; y c.-) falso monto de remuneración. Dado que la ley omite precisar cuales son los
incumplimientos de registro que dan lugar al recargo indemnizatorio, es dable interpre-
tar que rige en casos de irregularidades registrales no contempladas por la ley 24.013
(por ejemplo, si se dieran en los casos previstos por los artículos 29 y 29 bis de la
L.C.T.).
No, no puede aplicarse las dos normativas a la vez, porque si bien ambas leyes pre-
scriben acerca de la clandestinidad de la relación laboral, están destinadas a casos
distintos y por lo tanto se excluyen.
b) Hay una distinción central en materia de salarios. Éstos están conformados por
"rubros" o "ítems" (horas extras, sueldo básico, premios, asignaciones familiares, adi-
cionales, etc.) que revisten, en términos técnicos, carácter "remuneratorio" o "no re-
muneratorio". De esta distinción se siguen importantes consecuencias: si se trata de
rubros remuneratorios (por ej.: sueldo básico, premios, horas extras, bonificaciones,
comisiones, viáticos sin rendición de cuentas), en caso de un despido sin justa causa
dichos ítems se computarán a los fines de conformar la base de cálculo para las ind-
emnizaciones; asimismo, tales rubros remuneratorios llevan aportes y contribuciones
al sistema de seguridad social, y son embargables. Los rubros no remuneratorios (Ej.:
asignaciones familiares, beneficios sociales, indemnizaciones, viáticos con rendición
de cuentas) no se computan a los fines indemnizatorios, no llevan aportes al sistema
provisional y no son embargables.
a) Sería aplicable a este caso el artículo 197 de la LCT, la cual establece “La distribu-
ción de las horas de trabajo será facultad privativa del empleador y la diagramación de
los horarios, sea por el sistema de turnos fijos o bajo el sistema rotativo del trabajo por
equipos no estará sujeta a la previa autorización administrativa, pero aquél deberá
hacerlos conocer mediante anuncios colocados en lugares visibles del establecimiento
para conocimiento público de los trabajadores.”
Por ley nacional se fijarán las jornadas reducidas que correspondan para tareas penosas, mortifi-
cantes o riesgosas, con indicación precisa e individualizada de las mismas.
b) La jornada de trabajo íntegramente nocturna no podrá exceder de siete (7) horas, en-
tendiéndose por tal la que se cumpla entre la hora veintiuna de un día y la hora seis del
siguiente. Esta limitación no tendrá vigencia cuando se apliquen los horarios rotativos del
régimen de trabajo por equipos. Cuando se alternen horas diurnas con nocturnas se re-
ducirá proporcionalmente la jornada en ocho (8) minutos por cada hora nocturna trabajada
o se pagarán los ocho (8) minutos de exceso como tiempo suplementario según las pau-
tas del artículo 201.
d) Esta jornada mixta es la que desarrolla el trabajador en una misma jornada, parte en un
lugar salubre, parte en un lugar insalubre.Frente a tales supuestos se establece que
cuando las tareas en lugares insalubres superen las 3 horas, la totalidad de la jornada se
considerara insalubre, siendo la jornada a cumplir en este caso, 6 horas diarias o 36 sem-
anales. Para el caso de que se provean menos horas cada hora prestada en lugar no
salubre se imputara como una hora y veinte minutos.
f) La jornada se encuentra regulada de manera uniforme para todo el país por la ley
11544 y por el decreto reglamentario 16115/1933, que prevé tanto exclusiones de su
ámbito de aplicación como excepciones. A tales disposiciones hay que agregar las con-
tenidas en el Título IX de la LCT, y finalmente las disposiciones emergentes de los con-
venios colectivos de trabajo y de las normas reglamentarias que dicta la autoridad de
aplicación, que no podrán establecer condiciones más desfavorables que aquellas de or-
den público.
Por último (o en primer término), hay que recordar las normas internacionales emer-
gentes de los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ratificados
por nuestro país, y las que eventualmente hubieran sido receptadas por los Tratados In-
ternacionales en materia de derechos sociales y laborales.
Como se dijo, el decreto 16115/1933 prevé tanto exclusiones de su ámbito de aplicación
como excepciones. Estas últimas, según Pirolo y de Murray, importan “la no aplicación
de las normas destinadas a reglar el instituto en forma general a las categorías com-
prendidas en aquella”(1). A su vez, concibe dos excepciones: de carácter general y per-
manente, y de carácter general y temporario. Ambas operan automáticamente sin
necesidad de autorización especial. Dentro de las primeras generales y permanentes, la
norma contempla dos supuestos: a) empleos de dirección y vigilancia y b) trabajos por
equipo, que es el que nos convoca.
El artículo 3, inciso a), de la ley 11544 dispone que, cuando los trabajos se efectúen por
equipos, la duración de las tareas podrá ser prolongada más allá de las ocho horas por
día y de las cuarenta y ocho semanales, con la condición de que el término medio de
horas de trabajo sobre un período de tres semanas no exceda de ocho horas por día o
cuarenta y ocho semanales. Asimismo, deberá otorgarse el descanso semanal al término
de cada rotación y dentro del funcionalismo del sistema (conf. art. 202, LCT), asunto
último sobre el que volveremos más adelante.
Por su parte, el artículo 1, inciso c), dispone que, en los casos de “trabajo continuo”
efectuado por equipos, se aplicará lo dispuesto en el artículo 2. Este último establece
que, cuando el trabajo se efectúe “por equipos”, regirán los límites explicados en el
párrafo anterior y se agregará el límite de dieciocho días laborables (dentro de las tres
semanas consecutivas) y, en ningún caso, el trabajo semanal podrá exceder las cincuenta
y seis horas semanales.
Puede decirse que, en definitiva, se trata de una forma distinta de aplicación de los
topes que, en este caso, se refieren a un período máximo de tres semanas
consecutivas(3), así como a un desplazamiento del goce del descanso semanal.
En cuanto a las causas que podrían motivar la adopción de este régimen de trabajo, si
bien otrora se generaron discusiones al respecto, lo cierto es que, conforme a la redac-
ción del artículo 202 de la LCT, el empleador podrá recurrir al sistema de trabajo por
equipos o turnos rotativos, tanto a fin de asegurar la continuidad de la explotación como
por necesidad o conveniencia económica, o por razones técnicas inherentes a aquella,
por lo que ha quedado zanjada toda duda al respecto, sin perjuicio de las discusiones
que persisten en la actualidad en pos de limitar al máximo la utilización de la figura de
los turnos rotativos y que, posiblemente, termine con una reforma normativa. En efecto,
la norma admite, a través de su texto, una amplia gama de posibilidades, podríamos de-
cir infinita, desde el momento en que contempla a la “conveniencia económica” de la
explotación. Se ha dicho al respecto que la solución normativa contempla significativa-
mente el interés de la empresa(6). Asimismo, cabe destacar que no se requiere de autor-
ización administrativa para implementar este régimen, sino que su adopción se encuen-
tra dentro de las facultades de organización y dirección que la LCT otorga al empleador
(arts. 64 y 65, LCT), la que podrá utilizar si cumple con la obligación de hacer saber su
existencia mediante anuncios colocados en lugares visibles del establecimiento y re-
spetando los descansos.
Entonces el convenio (OIT) 1 y el artículo 3, inciso b), de la ley 11544 se refieren a
cuando los trabajos se efectúen “por equipos”. También el artículo 4 del convenio (OIT)
1 y el decreto 16115 se refieren a los “trabajos de funcionamiento continuo” que re-
quieran el empleo de “equipos sucesivos”, y el artículo 10 del decreto reglamentario
agrega que “se entiende por equipo: a) un número cualquiera de empleados u obreros,
cuya tarea comience y termine a una misma hora de trabajo y que, por su naturaleza, no
admite interrupciones, y b) un número cualquiera de empleados u obreros, cuya tarea
esté en tal forma coordinada que el trabajo de unos no pueda realizarse sin la coop-
eración de los demás”.
En síntesis, es más preciso hablar del sistema de turnos rotativos que de trabajo “por
equipos”, porque es irrelevante para la figura en cuestión que la tarea se realice o no
“en grupo” o “en equipo”(7); lo que resulta tipificante del supuesto de excepción bajo
análisis es la Rotatividad de los turnos.
Otra nota que parecería ser tipificante del supuesto es que se trate de actividades de
trabajo continuo. Como lo señalamos antes, pese a la alusión contenida en las normas
referidas relativa a la necesidad de que esta modalidad de trabajo se justifique en la
índole de las tareas (continuas o poco susceptibles de ser interrumpidas), el artículo 202
de la LCT admite esta modalidad de trabajo incluso cuando ello solo se justifique en la
“conveniencia económica” del empleador, circunstancia que para la mayoría de los op-
eradores jurídicos legitima la implementación del sistema de turnos rotativos en tareas
semicontinuas (como las de los centros comerciales y otras explotaciones en las que la
actividad cese por algunas horas o en las que se interrumpa solo los fines de semana).
Sin embargo, algunos autores sostienen que debe hacerse una interpretación restrictiva
del artículo 202 de la LCT y solo admitirse la excepción (rotatividad de los turnos que,
como principio a su criterio, deberían ser fijos) cuando sea necesario asegurar la con-
tinuidad de la explotación, ya sea: a) por necesidad de la producción empresaria, b) por
conveniencia económica de costos del establecimiento o c) por razones técnicas inher-
entes a dicha conveniencia económica(8). Parece claro que la idea es no dejar total-
mente librado a la discrecionalidad del empleador el establecimiento de un sistema de
trabajo que, por sus efectos peyorativos para el trabajador, ha sido regulado como de
excepción, ya que ello carecería actualmente de mayor trascendencia en función de lo
dispuesto en cuanto a la distribución de la jornada sobre la base de promedios en el ac-
tual artículo 198 de la LCT.
Estos lineamientos fueron también seguidos por la Sala III de la CNAT en el caso “Ricotti,
Oscar c/Kimberly Clark Argentina SA s/diferencias de salarios” al sostener que “la
modalidad horaria llamada ‘turnos rotativos’ no necesariamente debe responder a que la
naturaleza de la actividad no admita interrupciones, pues el artículo 202 de la LCT, en
primer término, asimila el trabajo por equipos con el de turnos rotativos y, por otra
parte, admite dicha modalidad aún cuando solo se deba a la conveniencia
económica”(10).
DIAGRAMACIÓN
Cabe preguntarse si el ciclo de trabajo por equipos o por turnos rotativos debe comenzar
el día lunes o el domingo. Al respecto, el artículo 197 de la LCT otorga al empleador la
facultad de decidir la distribución de las horas de trabajo, así como la diagramación de
los horarios “sea por el sistema de turnos fijos o por el sistema rotativo por equipos”.
Como se puede apreciar, la norma no estipula ni tampoco lo hace norma alguna que el
ciclo deba comenzar el lunes, por lo que existe coincidencia doctrinaria y jurispruden-
cial en que el ciclo pueda comenzar cualquier día de la semana.
DESCANSOS
El artículo 202 de la LCT dispone que el descanso semanal de los trabajadores que
presten servicios bajo el régimen de trabajos por equipos se otorgue al término de cada
ciclo de rotación y dentro del funcionalismo del sistema.
El empleador también debe respetar la pausa de doce horas entre jornada y jornada
que, con carácter general, dispone el artículo 197, in fine, de la LCT.
Entonces, el dependiente debe gozar de la pausa de doce horas entre jornada y jornada.
A su vez, gozará de un día de descanso por seis días de trabajo (es decir, un día de des-
canso a la semana). Transcurrido el lapso de tres semanas (que involucró dieciocho días
de trabajo), tendrá derecho a un franco suficientemente extenso como las porciones de
tiempo que falten para completar el beneficio legal que le corresponde a cada traba-
jador, es decir, gozar de un día y medio de descanso por semana en forma continua.
REMUNERACIÓN
Los trabajadores afectados por este sistema solo serán acreedores al pago con recargo
por labor suplementaria si sobrepasan el límite de 144 horas en el lapso de 18 días labo-
rales (en tres semanas consecutivas) o 56 horas semanales.
Así lo contempló la jurisprudencia al sostener que “el artículo 200 de la LCT, que reduce
la duración de la jornada nocturna, no rige cuando se aplican horarios rotativos al régi-
men de trabajo por equipos. En compensación por trabajo realizado por equipos, por
cada 7 días nocturnos deberá concederse un descanso equivalente a una jornada de tra-
bajo además del correspondiente al descanso hebdomadario, siempre que se trabajen
los 7 días durante el horario nocturno” (CNTrab. Sala III 28/2/1995 “Álamo, Javier D.
c/Fabricaciones de Aleaciones Especiales SA”).
La norma también prevé la posibilidad de que este descanso sea suspendido, tanto por el
Poder Ejecutivo, con previa consulta a las entidades patronales y obreras, cuando com-
prueben que el estado económico del país y de las empresas no les permita tener el
turno de relevantes o por escasez de personal especializado para el turno de relevantes
que trabaje ocho horas. En caso de suspenderse este descanso compensatorio, el trabajo
efectuado en horas nocturnas se retribuirá a razón de 1 hora, 8 minutos por cada hora
trabajada en horario nocturno. Esta disposición constituye una excepción al principio
general en materia de descanso semanal, en virtud del cual la falta de otorgamiento del
descanso semanal no es compensable por dinero. Recordemos que el artículo 207 de la
LCT dispone que, cuando el trabajador preste servicios en los días y horas mencionados
en el artículo 204 sábados después de las 13 hasta las 24 del domingo y se omita el
otorgamiento de descanso compensatorio en tiempo y forma, el trabajador podrá hacer
uso de ese derecho a partir del primer día hábil de la semana subsiguiente, previa co-
municación formal, y, solo en tales casos, el empleador estará obligado a abonar el
salario habitual con el ciento por ciento (100%) de recargo.
Como bien sostienen Pirolo y Murray(13), la excepción a la jornada nocturna solo corre-
sponde si en el trabajo por equipo hay rotación, o, dicho de otro modo, “la rotatividad
de los turnos es condición básica para admitir la excepción”. TRABAJO INSALUBRE EN EL
TRABAJO POR EQUIPOS O JORNADA A TURNOS ROTATIVOS
El artículo 200 de la LCT también dispone que la jornada de trabajo en tareas o condi-
ciones declaradas insalubres por la autoridad de aplicación no podrá exceder de seis (6)
horas diarias o treinta y seis (36) semanales, y que la reducción de jornada no importará
disminución de las remuneraciones.
Existe consenso en el sentido de que los topes máximos establecidos por la norma para
la jornada diaria y semanal no puedan excederse, aunque el trabajo se realice bajo el
régimen por equipos o turnos rotativos, por cuanto, según Zuretti(14), se pondría en
riesgo la integridad psicofísica del trabajador.
Sin tratarse de un estudio exhaustivo sobre el tema ni pretender, mucho menos, agotar-
lo, se advierten algunos inconvenientes que este tipo de diagramación de los horarios de
trabajo pueda ocasionarle al dependiente.
Hemos escuchado alguna vez que “el hombre es un animal de costumbre”. Cuando nace,
desde los flamantes abuelos hasta el pediatra, pasando por los amigos que ya son padres
y la batería de libros de psicología infantil (los referidos al primer año de vida
del bebé, etcétera), todos enseñarán al unísono que al bebé hay que brindarle una
“rutina”, que es la que le otorgará seguridad como ser humano. Esto quiere decir que
hay que mantener ciertas actividades y pautas horarias, intentar que a medida que crez-
ca coma cada cierta cantidad de tiempo y determinada cantidad de leche, bañarlo
aproximadamente a la misma hora todos los días, darle de comer después del baño y
acostarlo. Nadie sugerirá darle seguridad al bebé incorporando cambios constantemente,
porque ello dificultará su adaptación al medio y lo tornará inseguro, pues estará siempre
temeroso de lo que vendrá.
No somos robots, pero, en mayor o menor medida, seguimos ciertos patrones y tenemos
una rutina. Incluso las personas que dicen no seguir una rutina, seguramente también
tienen una; es más, su rutina puede ser la constante incorporación de cambios. Así, nos
despertamos aproximadamente a una misma hora, entramos y salimos del trabajo más o
menos a la misma hora, organizamos los encuentros sociales en ciertos momentos que
consideramos “aptos” y nos acostamos a una determinada hora.
En definitiva, el ser humano tiende naturalmente a tener un ritmo de vida, que, si bien
admite un margen de variación horaria, es una rutina al fin. Y, después de adaptarnos a
un ritmo, no es difícil suponer que un cambio de horario de trabajo nos provocará cierto
desequilibrio. Por ejemplo, nos toca entrar al trabajo a las 14 y salir a las 22, entonces
llegaremos a las 23 a casa. Los niños duermen, el/la esposo/a se está acostando, por lo
tanto comemos solos. Nos acostamos a las 00.30 y, al otro día cuando todos se despier-
tan, seguimos durmiendo si es que podemos con los ruidos que los demás hacen.
Casi nos estamos acostumbrando a este horrible ritmo de cruzarse con los demás, cuan-
do llega el turno de entrar a las 22, entonces cenamos con la familia y salimos para lle-
gar al trabajo, volvemos a casa a las 7, nos acostamos y, con suerte, dormimos. Ni
siquiera descansamos ocho horas porque ni el cuerpo ni la mente están adaptados a
dormir de día; luego nos despertamos al medio día y nos sentimos como que no enca-
jamos en ningún momento.
aspectos de su salud tanto a nivel psíquico, físico, social, familiar y laboral, en conso-
nancia con lo que se expuso más arriba.
En primer término y con especial referencia al trabajo en el turno noche, se detectó que
los trabajadores van perdiendo paulatinamente su calidad de vida, debido al desajuste y
desfase de las curvas de determinadas variables biológicas (curvas de temperatura, fre-
cuencia cardíaca, excreción renal y secreción endocrina). Asimismo, este tipo de trabajo
incrementa el padecimiento de hipertensión y de enfermedad coronaria, síndrome de
estrés e incluso estrés crónico, síntoma de fatiga crónica (disminución del rendimiento
laboral y personal), dolores de cabeza y dolores de localización variables, trastornos y
alteraciones del sueño en ritmos de trabajo anormales, forzados o tardíos (insomnio,
olvido y errores), nerviosismo e irritabilidad, trastornos digestivos, ulceras gástricas por
cambio de horarios de las comidas o de su cantidad, incremento en el consumo de las
drogas sociales (café, tabaco, alcohol, psicofármacos) que alteran las fases del sueño sin
mejorar su calidad, posibilidades de aumento de peso, derivado de los hábitos alimenta-
rios, reducción de la capacidad inmunológica general, alteraciones en la actividad de
determinados tóxicos industriales que afectan más durante la noche que durante el día,
actuación negativa sobre la esperanza de vida, envejecimiento prematuro.
Según el informe de la UGT, expertos de la OIT estiman que cada 15 años de trabajo noc-
turno, la persona sufre un envejecimiento de unos 5 años adicionales.
DE CARA AL FUTURO
Frente a este panorama, cabe preguntarnos de qué modo se pueden evitar los problemas
de los que apenas se ha efectuado un bosquejo en este trabajo que sufren los traba-
jadores que se desempeñan bajo el régimen de turnos rotativos.
• Adecuación del centro de trabajo para los trabajadores con turno de noche: cafetería,
maquinas con bebidas calientes, microondas donde calentar sus alimentos, lugares
donde poder hacer pausas de descanso.