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io e n la d id áctica de las

El espac ias sociales *23


cienc

Pilar Comes

[…] Porque necesitamos aprender a pensar el espacio

Actualmente, en el campo de las ciencias sociales, desde una perspectiva de pensamiento crítico, el espacio
de considera una variable básica de los hechos sociales y en constante relación dialéctica con la sociedad. No
puede pues, aislarse el espacio como concepto per se, atribuyéndole sólo propiedades geométricas.

Los esquemas espaciales que cada individuo va confirmando a lo largo de su vida son de naturaleza compleja
y más aun actualmente. La vida en nuestro mundo hace que el espacio al que accedemos cotidianamente
nos implique una especialidad diferencial y una representación muy compleja, multiesférica del espacio.
Actualmente las personas nos desplazamos cotidianamente por el espacio a mucha velocidad, de una manera
directa para ir del lugar en el que vivimos a donde trabajamos, a la residencia del fin de semana, a la casa de
unos amigos… pero también nos desplazamos no directamente por espacios muy diversos a partir de las
noticias de televisión, las comunicaciones por ordenador, la radio o bien el mismo teléfono que nos permite
vencer distancias de miles de quilómetros en pocos segundos. Pero estas vivencias espaciales conforman una
menare de pensar el espacio con graves discontinuidades. Como muy bien expresa Lcaoste,

[…] las prácticas sociales se han convertido más o menos confusamente en multiescalares. Antes se vivía
totalmente en un lugar, en un espacio limitado pero bien conocido y continuo. Hoy cada una de nuestras
diferentes actividades se inscribe en unos retales de espacio […] Si los sonámbulos se desplazan sin saber
porque en un lugar que conocen, nosotros no sabemos dónde estamos en los diferentes lugares en los que
nos toca estar13.

Creemos que los objetivos educativos en torno al espacio se debieran dirigir a ayudar a saber resolver
problemas espaciales en este mundo de múltiples esferas espaciales. Los contextos o esferas espaciales
pueden ser muy diversos pero básicamente podemos distinguir:

◗ Contextos espaciales ligados a los desplazamientos físicos. Pensar el espacio supone, en estos contextos,
resolver problemas de orientación, tomar decisiones sobre itinerarios, saber leer un mapa de carreteras,
un esquema topológico del metro…En definitiva, aprender a pensar el espacio que vivimos.

◗ Conceptos espaciales vinculados a la comprensión de las redes espaciales de las que formamos parte,
que tienen diferentes características, diferentes escalas, como es el caso de las redes de carácter
* Trépat, Cristófol & Comes, Pilar. (1998). “El espacio en la didáctica de las ciencias sociales”. En El tiempo y el espacio en la didáctica de las ciencias
sociales (pp. 125-149) (3ª ed., 2000). Barcelona: Editorial Grao
23 Según Lacoste, (1977), p.31.

2 Este material es reproducido con fines pedagógicos para el curso virtual Historia Hoy
eminentemente administrativo (el Municipio, la Comarca, la Comunidad Autónoma, el Estado…). Las
redes como área de influencia económica…

◗◗ Contextos espaciales relacionados con el procesamiento de la información de los medios de comunicación.


Son los pequeños retales del espacio “virtual” donde los conceptos geopolíticos son muy abundantes y
reflejan “teorías explicativas” y nos plantean, además de dudas conceptuales, dilemas morales. El mundo
Norte- sur, la Unión Europea, la ex Yugoslavia, las pruebas atómicas de Mururoa, la globalización…Pensar
el espacio en ese contexto implica aplicar un proceso riguroso de análisis, de racionalidad, que es lo que
en definitiva podemos pretender ayudar a construir a partir de nuestras clases de ciencias sociales, en
las que hemos de proporcionar modelos de este tipo de análisis.

Entendemos que la función de la instrucción en torno al espacio es acercar las representaciones científicas
que sirvan para comprender el mundo actual desde estos tres conceptos básicos a las representaciones
personales, intuitivas de nuestros alumnos y facilitar el aprendizaje significativo y funcional, de manera que
las representaciones espaciales de los alumnos sean más complejas, precisas, críticas y sirvan a cada individuo
para actuar de forma eficaz y creativa en su sociedad […]

[…]Como contenido escolar, desde las ciencias sociales, al espacio se le ha de reconocer una dimensión
conceptual, que entendemos compuesta por aquellos saberes científicos, eminentemente de naturaleza
geográfica, que ayudarán al alumno a saber integrar las diferentes esferas espaciales para saber pensar el
espacio. También es necesario reconocerle un carácter procedimental, en el que las habilidades cartográficas
se han de apoyar en un lenguaje cartográfico interpretativo, intencional y crítico. Y sin duda, los esquemas
espaciales también tienen un componente actitudinal. El espacio no es algo a observar, sino que la experiencia
escolar sobre el espacio debe servir para que el sujeto se considere un actor del espacio, un sujeto que toma
decisiones espaciales que tienen una repercusión social.

Como enseñar a pensar el espacio desde las ciencias sociales

Lógicamente, la reflexión teórica debe acompañase de una propuesta didáctica en la que se concreten las
estrategias para trabajar el espacio desde las ciencias sociales […] En este sentido, y desde la misma filosofía
se nos sugiere, según Krings (1977), que en el concepto de espacio se reconocen dos aspectos básicos:

◗◗ El relacional, aspecto que se aplica básicamente a las capacidades de orientación espacial y a las
capacidades de situar y cualificar los lugares.

◗◗ El extensivo, relacionado con las formas y comparación de magnitudes.

Nos preguntamos si esta diferenciación no se corresponde con lo que intuitivamente, desde la práctica,
hemos advertido reiteradamente, cuando los docentes nos resumen el problema didáctico del espacio en
cuestiones como:

◗◗ ¿Cómo podemos ayudar a nuestros alumnos a orientarse en el espacio?

◗◗ ¿Cómo podemos hacer que nuestros alumnos recuerden donde están los lugares?

◗◗ ¿Cómo podemos utilizar los mapas para trabajar de manera efectiva el espacio?

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Hemos querido dar respuesta a estas cuestiones prácticas, pero a la vez enmarcarlas en un esquema más
global en el que cada actividad espacial esté definida por cuatro tipos de variables:

◗◗ Los tipos de problemas espaciales en relación con los diferentes contenidos espaciales antes
identificados.

◗◗ La escala geográfica.

◗◗ Tipos de instrumentos o documento cartográficos que se utilicen.

◗◗ Las estrategias cognitivas y las habilidades cartográficas que se trabajen.

Pero no creemos que el espacio haya de ser objeto de introducción aislada. Creemos que el área de ciencias
sociales tendría que abordar la organización de los contenidos a partir de problemas más globales en los que
la dimensión espacial y temporal son las coordenadas básicas. […]

PENSAR EL ESPACIO

Pensar el espacio desde el mirador de la historia

[…] El acto de pensar el espacio ha acompañado a la humanidad desde nuestros remotos antepasados. En el
paleolítico, la humanidad ya se dio cuenta de fenómenos remotos antepasados. En el Paleolítico, la humanidad
ya se dio cuenta de fenómenos que se repetían en el tiempo y en el espacio: los días, las estaciones del año, el
movimiento del Sol, la identidad de las formas que componían el paisaje que les rodeaba…Las cosas tenían
un espacio y un tiempo.

La necesidad de recordar rutas relacionadas con la localización del agua o bien de la caza debieron motivar
la construcción de los primeros croquis o esquemas cartográficos. Al menos, así se han interpretado las líneas
enigmáticas que se han encontrado en diferentes cuevas prehistóricas.

Durante miles de años la humanidad solo contaba con un sensor para captar la información espacial: sus ojos.
Las observaciones y medidas en torno al espacio se basaban en una laboriosísima observación de campo y de
cálculos indirectos. Las técnicas fotográficas y los sensores digitales aplicados a los satélites son técnicas muy
recientes. De hecho, hasta que los primeros vuelos espaciales y la información de los satélites nos facilitaron
la imagen de la Tierra desde el exterior, no pudimos observar el conjunto del espacio terrestre más que a
través de las imágenes simuladas que aportaban los mapas. La era de la cartografía manual y simulada ha
dejado paso a la de la cartografía automática y de precisión fotográfica. Un largo recorrido de la historia de la
humanidad, que va aparejada con el interés exploratorio del planeta y con la aplicación de avances científicos
que han ido facilitando la recogida de información espacial y su registro preciso y efectivo en mapas 24.

En paralelo a la revolución técnica en el registro de datos geográficos, también hay que advertir una evolución
en el modo de pensar el espacio como consecuencia de los cambios en la manera de vivir en él. Las breves
pinceladas de la historia de la medición y exploración de la Tierra, que a continuación describiremos para

24 En este sentido, es muy interesante la síntesis de este proceso de revolución tecnológica en la cartografía que se recoge en el articulo de NOBLE
WILFORD, J (1998): “revoluciones en cartografía, National Geographic, Vol.2,2.

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introducir culturalmente la razón del saber espacial geográfico, nos parece oportuno que no se limiten a los
hitos más relevantes de los avances científicos y de las exploraciones geográficas. Hemos hecho una reflexión
en paralelo sobre la evolución en la menare de pensar el espacio ligada a la manera de vivirlo correspondiente
a cada época. […]

[…] Pensar el espacio desde la geografía

Espacio es una palabra vital para la geografía. Como decía Harstone (1939), La historia de la geografía puede
ser considerada como la historia del concepto de espacio porque el espacio es un concepto organizativo
fundamental en la metodología geográfica.

Toda práctica y toda filosofía de la geografía dependen del desarrollo de un marco conceptual que permite
manejar la distribución de objetos y fenómenos en el espacio. (Harvey, 1969)

Empezaremos por definir qué espacio tratamos desde la geografía. La geografía es la disciplina que se enmarca
dentro de la escala de tiempo terrestre, la superficie de la Tierra, los 510 millones de Km2 que actualmente
percibimos con mucha precisión a través de las imágenes satélite. La Ecumene hace referencia al espacio
humanizado, pero actualmente no puede desligarse el uno del otro si atendemos al conjunto del planeta
como gran sistema humanizado[…]

[…] Al concepto de espacio en relación con la disciplina geográfica se le han reconocido tres atributos
diferentes según el enfoque científico: el espacio absoluto, el espacio relativo, y el espacio relacional.

El Espacio geográfico absoluto es asimilado a una especie de gran contenedor, se entiende como una entidad
ilimitada e independiente de los fenómenos y de los objetos que en el se encuentran. Los conceptos de
distancia y de posición en el espacio son considerados en términos cuantitativos, según las coordenadas
geográficas y según valores métricos derivados de un único sistema de medida, en íntima relación con la
aplicación de la geometría euclidiana.

El espacio absoluto ha imperado e la disciplina geográfica hasta bien entrada la mitad del siglo XX y de
hecho es predominante aún en los planteamientos didácticos de la geografía escolar, cuando vemos que
el espacio geográfico objeto de conocimiento escolar es el prefijado por las coordenadas de meridianos y
paralelos, entendidas como coordenadas fijadas definitivamente, y el cálculo de distancias según la escala de
un mapa.

El concepto de espacio relativo constituye una entidad cuyas propiedades derivan de las características
del fenómeno estudiado. La distancia depende de las variables que se consideran podríamos hablar de la
distancia según el coste de transporte, según la calidad de los servicios, de la frecuencia de las relaciones
sociales: el espacio es medido, es cuantificado y hasta se trata de derivar de él modelos generales. […]

[…] El espacio relacional, vinculado a la geografía sistémica o estructural, asimila en términos geográficos
el espacio social definido desde la sociología marxista como una forma espacial concreta producto de la
estructura económica, del sistema político- institucional e ideológico de una determinada sociedad. No se
trata de un espacio del que interese cuantificar, son más bien cualificar, comprender la red de interrelaciones
sociales que lo identifican.

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Pero, ¿Cuáles son los conceptos que identifican el espacio geográfico? La etimología latina spatium incluye la
idea de paso, lo que se mide con el paso. El espacio también hace referencia a la idea de intervalo o separación
entre objetos. Desde esta perspectiva, la palabra clave es la distancia, la extensión del espacio.

El griego choré, en cambio, nos hace referencia a la idea de lugar, el espacio como página en blanco donde
situar la acción humana. Desde esta perspectiva el concepto clave del espacio geográfico es lugar (Brunet,
1992).

El espacio como lugar



Como dice Peter Haggett (1988) en su excelente síntesis de geografía:

Facilitar un lugar para cada cosa nos permite colocar cada cosa en su lugar.

Ordenar los espacios para poder indicar el lugar que ocupa cada cosa es uno de los objetivos más propios de
la geografía. La tradición aristotélica, que proporciona gran relevancia al lugar, es recogida por el enfoque de
la geografía regional al definir la geografía como ciencia descriptiva de regiones y lugares. El espacio, según
este constructo científico, es un escenario que hay que leer. El neopositivismo, en cambio, es la corriente que
caracteriza la visión abstracta del concepto espacio. Mediante la geografía se trataba de buscar y definir causas
y efectos espaciales, procesos y fenómenos, leyes y regularidades (Harvey, 1969). El espacio de referencia
no son los lugares concretos, sino el espacio matemático, conceptual, abstracto. Desde esta perspectiva la
geografía adquiere un componente básicamente analítico y temático.

Con el nuevo humanismo o paradigma dialéctico, el espacio es algo más que el escenario de los regionalismos,
pero es algo más, también, que el espacio abstracto y pretendidamente neutral del neopositivismo. Dentro
de ese nuevo paradigma, el geógrafo trata de determinar la dimensión espacial de los hechos sociales. En la
orientación radical del nuevo humanismo, las raíces del marxismo, del feminismo y del ecologismo conforman
el marco que orienta el trabajo sobre el espacio social.

El enfoque propiamente humanista, ligado a la fenomenología y al existencialismo, orienta el trabajo de la


dimensión social de los fenómenos hacia el estudio de los comportamientos y sentimientos frente al espacio
(geografía de la percepción). El espacio, desde esta orientación, vuelve a tomar el componente de lugar (se
habla de topophilia , concepto desarrollado por yi-Fu-Tuan). Tuan distingue espacio y lugar. Entiende que el
espacio es una categoría vacía de sentimientos perceptivos personales, mientras que el lugar es el espacio
que ya tiene atributos de experiencia personal.

El enfoque de la geografía de los 80 (identificada como postmodernismo) se caracteriza por un fenómeno de


revalorización del componente espacial de las ciencias sociales. Se entiende que las formas de pensamiento
social solo se pueden comprender en relación al contexto en que se conceptualizan. La geografía de finales
del siglo XX parece orientarse hacia un enfoque cultural que evidencia posos radicales y humanistas. Uno de
los sujetos centrales de estas geografías es el estudio d la identidad cultural y simbólica de los paisajes, de los
lugares.

La transposición didáctica del estudio del espacio geográfico, entendemos que pasa por ordenar las diversas
aportaciones que pueden hacer cada uno de los enfoques de la disciplina geográfica a una actividad mental
ordenada y eficaz respecto al espacio.

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El espacio, la enseñanza de la geografía y los mapas

Más allá del carácter predominante de uno u otro enfoque, la geografía tiene un lenguaje hecho a medida
para poder representar la información y las ideas en torno al espacio: el lenguaje cartográfico.
La geografía escolar ha mantenido una constante en las aulas: el uso de los mapas.

Desde una aplicación escolar de la geografía regional, el trabajo con mapas es considerado indispensable para
la observación directa. Los mapas topográficos de escalas medianas y grandes son los recursos cartográficos
más utilizados. La elaboración de maquetas del relieve y el trabajo sobre los aspectos físicos del paisaje son
algunas de las actividades más frecuentadas. La observación indirecta de espacios más amplios se hace
mediante mapas a escalas muy pequeñas, como los que se reproducen en los atlas escolares. Los alumnos
calcan los mapas de los atlas o bien utilizan mapas mudos para ir aprendiendo por repetición la información
geográfica que se considera más relevante desde un punto de vista descriptivo: identificación toponímica de
los lugares, descripción de los rasgos del territorio, etc.

Desde el enfoque neopositivista, la lectura y la interpretación del espacio se orienta hacia la comprensión
y dominio del espacio como entidad abstracta, geométrica, más matemática que geográfica. El énfasis en
la medida del espacio, en aplicación de modelos cuantitativos, en el procesamiento de datos estadísticos
mediante mapas matemático, son una expresión de este enfoque que tiene una larga implantación en la
cultura anglosajona en el apartado de contenidos, que ellos identifican como geographical skills […]

[…] El enfoque fenomenológico, humanista, concretado con lo que se ha identificado como geografía de
la percepción, ha aportado una cierta relativización del concepto de espacio como entidad objetiva y
matemática. Se consideran muy importantes los mapas mentales elaborados por los propios alumnos. Las
actividades espaciales se entienden bajo un enfoque más holístico y desde un contexto de descubrimiento
por parte de los alumnos. A este enfoque corresponden, por ejemplo, la propuesta de actividades hecha por
Muntañola y Capel (1984) y la más reciente de Souto (1989).

La geografía crítica y los enfoques más recientes de la geografía, identificados bajo el atributo de postmodernismo,
plantean los mapas en la enseñanza de la geografía como instrumento para explicar las desigualdades, el
conflicto, la visión crítica de la sociedad que nos toca vivir. No se valoran tanto las actividades cartográficas por
su componente técnico, sino más bien por su capacidad expresiva en la comunicación de ideas en torno al
espacio […]

[…] Situados desde la perspectiva de la geografía crítica, entendemos que se trata de considerar los mapas
no como objeto de conocimiento por ellos mismos, sino que son los instrumentos analógicos básicos que
tiene la geografía para enseñar a pensar el espacio […]

[…]Pensamos espacialmente a través de esquemas gráficos mentales, croquis, imágenes que guían nuestra
respuesta ante problemas que implican decisiones relacionadas con el espacio. En este sentido, se empieza a
hablar de cognición cartográfica como proceso que implica la utilización del cerebro humano para reconocer
modelos y relaciones en su contexto espacial. La consideración del lenguaje cartográfico se ha hecho más
bien desde su dimensión externa, la manifestación gráfica y el proceso de comunicación observable. Quizás
conviene considerarlo, en vistas a la enseñanza/aprendizaje del espacio, desde su dimensión cognitiva, como
lenguaje que facilita el siguiente capítulo, en el que trataremos de sintetizar una propuesta de didáctica del
espacio desde las ciencias sociales.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

HARVEY, D.W. (1990): Between space and time: Reflections on the geographical imagination. Annals of the
AGG, 80 (3), pp. 418 – 434.

LACOSTE, Y. (1977): La geografía: una arma para la guerra. Barcelona. Anagrama.

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