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Luis Villar Borda se refiere a la democracia diciendo que “en realidad se trata una opinión que
refleja un pensamiento o una ideología política, es algo que concierne a una convicción personal
sobre el origen, la naturaleza y el ejercicio del poder. ¿Puede confiarse al elector, al ciudadano, la
decisión sobre quiénes hayan de gobernarlo? ¿Está bien que sean los propios administrados
quienes escojan a sus mandatarios, a los gestores de los negocios públicos, o es peligroso y
eventualmente perjudicial para la misma sociedad dejar en sus manos ese poder y es preferible
buscar otros métodos y procedimientos para esos fines? Como puede verse, no se trata de un
punto secundario, sino de algo esencial: es la diferencia entre una concepción democrática y una
concepción autocrática”
La idea básica es que las leyes que, siguiendo lo establecido en las normas que regulan el “juego
democrático”, son aprobadas por la mayoría de los ciudadanos/as deben ser de obligado
cumplimiento para todos los ciudadanos/as sin distinción por motivos de sexo, raza o religión, tal
y como se recoge en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esta es la esencia del
“pacto democrático”, cada ciudadano se compromete a cumplir las leyes que se adopten por
mayoría
La democracia es el intento de garantizar la igualdad política de todos los ciudadanos, y esta
defensa de la igualdad política es uno de los rasgos que diferencian la democracia de otras formas
de gobierno como la aristocracia, la oligarquía, los regímenes feudales y totalitarios
“La democracia no significa: soy tan bueno como tú. Sino: tú eres tan bueno como yo.”
Theodore Parker
“No hay democracia si no se entiende la Nación como una misión colectiva, un compromiso de
todos.”
Hablar de democracia y derechos humanos supone el pleno respeto a las personas; en su forma de
vida, condición económica, sus ideologías; el respeto de los derechos sociales y culturales y sobre
todo respeto por su dignidad, e integridad, donde todos los integrantes del Estado tenga la
oportunidad de ser parte de las decisiones del gobierno, tener acceso al poder político, no
discriminarlo por motivo de raza, credo, religión u otras índoles, el Estado debe de optimizar el
respeto de los derechos humanos, en vez de menoscabarlos.
Referencias bibliográficas.
Bobbio, Norberto, El futuro de la democracia, 2a. ed. en español del Fondo de Cultura
Económica, México, 1996.