Está en la página 1de 13

Que es la lencería?

La palabra lencería, es un término muy utilizado por todos para definir a un tipo
de ropa, como por ejemplo la ropa interior, de cama y de baño. Este tipo
de ropa se caracteriza por la suavidad de sus telas y por los bordados de
encaje, los cuales son muy sutiles.

Actualmente entendemos como lencería todas aquellas prendas que componen


la ropa interior de la vestimenta, pero que además presentan como principal
característica la delicadeza y elegancia en sus diseños. A diferencia de la ropa
interior en general, el término de lencería suele ser utilizado para describir las
prendas femeninas y también para hacer referencia a aquellas que cuentan con
un elevado nivel de sensualidad, femineidad y delicadeza. Por otro lado, la
lencería cuenta con diseños más sensuales y atrevidos que el resto de las
prendas y si bien cubre las partes erógenas del cuerpo femenino, dependiendo
de la circunstancia, puede ser reveladora y atrevida.
Estas prendas suelen reflejar la identidad o el carácter de la mujer, así como
su estado de ánimo y las intenciones que ésta pueda tener. Es por esto que
existen diversos tipos de líneas, todas para un gustos diferente:

Lencería deportiva, es cómoda y por lo general elaborada en tela de


algodón. Son las preferidas para el día a día, y predominan en telas unicolores
o con estampados discretos. Requieren menos cuidados durante el lavado, en
comparación con otros materiales.
En cuanto a los sujetadores suelen ser funcionales y de tamaño medio. Los
preferidos son aquellos con tiras intercambiables, pues permiten cruzarlas o
quitarlas para vestir prendas strapless.

Lencería Underground.- Esta línea es poco convencional, tiene cortes


asimétricos, estampados de motivos llamativos y temáticos son perfectos para
quien quiere reafirmar su personalidad hasta en los últimos detalles. Los temas
preferidos son videojuegos, sudoku, bandas musicales, tendencias retro, entre
otros.

Lencería sexi, utilizada cuando se desea ser sensual o provocativa para su


pareja. Esta prenda suele estar hecha de seda y encajes los cortes son muy
reveladores, lo que permite que la silueta de la dama se vea favorecida.
Algunas de estas prendas pueden ser el clásico baby doll, las prendas
transparentes, los ligueros, los corsets, entre otros.

Lencería casera, que es una combinación de las dos anteriores y que se


encuentra diseñada para aquellas mujeres que quieren resaltar su figura y a la
vez estar cómodas.
Destacando sujetadores de algodón con bordados externos, también con
bordados y detalles en pedrería, entre otros.

Podemos decir que la lencería es un elemento muy reciente de la moda y de la


indumentaria si tenemos en cuenta que se desarrolla recién en el siglo XIX y
sobre todo en el XX. Si bien ya existían modelos de ropa interior delicada en
épocas del estilo Rococó, no poseía la importancia que tiene hoy en día.
El desarrollo de la lencería tiene que ver con factores tecnológicos relacionados
con la perfección de los materiales y del diseño de indumentaria. Por otro lado,
un factor central para su desarrollo fue el incremento del rol de la mujer en la
sociedad y la aparición del concepto de sensualidad en la vestimenta. En este
sentido, la progresiva liberación de la mujer a lo largo del siglo XX permitió
entender la sensualidad femenina con mayor comprensión y aceptación,
fenómeno para el cual la lencería jugó un rol muy importante.

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DE LA ROPA INTERIOR


La historia de la ropa íntima tiene unos orígenes casi tan antiguos como el
propio ser humano. Se cree que en el 1360 a.C. ya existían las camisas de lino.
Este tipo de prendas comenzaron a utilizarse simplemente por razones de
abrigo e higiene, hasta llegar a la actualidad, cuando, aunque todavía se utilizan
por motivos higiénicos se han convertido en prendas plenamente estéticas
alrededor de las cuales se ha levantado una verdadera industria de la moda.
La evolución de la ropa interior
Sin duda la ropa interior ha servido, sobre todo a la mujer, para conformar una
estética en torno a la belleza que ha cambiado con cada época. La primera ropa
íntima que se diseñó se elaboró con cuero, y poco a poco se fue evolucionando
hasta llegar a la actualidad, dónde, por ejemplo, los calzoncillos más modernos
se encuentran elaborados con una interesante combinación de elastano y
algodón.
En tiempos de los egipcios ya se utilizaba un tipo de ropa interior, reservada
exclusivamente para los hombres, mientras que las mujeres no llevaban
ninguna prenda, a excepción de las concubinas favoritas que llevaban prendas
realmente primitivas.
Resulta imposible saber con exactitud en qué momento comenzaron hombres y
mujeres a ponerse calzoncillos o bragas. Pero las primeras pruebas
contundentes sobre el uso de ropa interior propiamente dicha las encontramos
en el Antiguo Egipto.
En el Imperio Romano se generalizó el uso de la ropa interior, sobre todo
motivado porque la higiene personal tomó mucha más importancia. Las prendas
entre hombres y mujeres eran diferentes y también entre las personas de
diferentes esferas de la sociedad. Ya en esta época las prendas femeninas
empezaron a concebirse como especiales fetiches para el sexo, aunque más
tarde, en la Edad Media, dejaron de serlo por un buen tiempo. En esta época la
ropa interior se volvió mucho más pesada, larga y discreta, especialmente
diseñada para cubrir el cuerpo, hasta la llegada de la Revolución Francesa.
A partir de aquí la mujer se convierte en la mayor protagonista del cambio que
la ropa interior comenzó a registrar, y ésta cada vez comenzó a evolucionar
más, convirtiéndose sin duda alguna en un tipo de prendas especialmente
sensuales. La lencería femenina comenzó a concebirse ya a finales del siglo XIX
como un fetiche o un tipo de ropa realmente sexy, y no ha dejado de
evolucionar hasta ahora, desde los corsés de la época hasta los modelos más
atrevidos de la actualidad.
Sin duda los ligueros y las medias de seda también jugaron un papel realmente
importante para desarrollar el punto sensual que actualmente se atribuye a las
prendas interiores, sobre todo a las femeninas. La seda se convirtió en el
material principal para los diseños femeninos mientras la lana lo hizo para los
hombres. Y ya en el siglo XX es cuando la ropa interior comienza a volverse
mucho más cómoda. Aparecen los sujetadores modernos, que más parte
popularizaría la actriz Jane Russell y las bragas van acortándose cada vez más,
aunque vuelven las fajas para poder lucir faldas entalladas.
Más tarde se empiezan a diseñar sujetadores especialmente preparados para
potenciar los pechos y se introducen las tallas en las prendas íntimas. Durante
la Segunda Guerra Mundial se empezaron a utilizar materiales sintéticos y
aparecieron el Látex o la Lycra, entre otros materiales. En los años cincuenta la
industria del cine influenció a las prendas íntimas, volviéndolas cada vez más
atractivas y la forma del reloj de arena se volvió realmente popular, como forma
para definir el cuerpo femenino. El raso y las transparencias empezaron a
triunfar de la mano de actrices como Marilyn Monroe.
En los setenta volvió el escote y se comenzaron a romper tabúes y a desarrollar
nuevos estilos de lencería, con la llegada de la liberación femenina. Aparecen
los corpiños, los sujetadores de aro y un gran número de prendas diferentes que
continúan evolucionando hasta la actualidad, cuando las prendas íntimas
femeninas se han convertido en un básico en el armario de cualquier mujer, con
el wonderbra y otros increíbles diseños a la cabeza en vanguardia y moda
(fuente: Yorokobu).

 La primera prenda interior disponible fue el taparrabos, y para los climas


más cálidos, una prenda exterior, y la única ropa necesaria. El taparrabos
tienen forma triangular, de falda o simplemente como una tira larga de
tela. Hoy en día, aún hay culturas indígenas que la siguen utilizando esta
prenda.
 En la Edad Media, tanto mujeres como hombres llevaban una prenda
sobre la parte superior del cuerpo conocido como chemise (camiseta),
también conocido como smock o shift. Esta prenda se llevaba debajo del
camisón o la bata, y se consideraba como la prenda hermana (y
lamentado) en la era del corsé, que aplanaba el busto de una mujer, y
para el cual se utilizaba ballenas rectas, en los comicios.
 En 1820, la moda era una cintura diminuta. En ocasiones, el corsé se
confeccionaba con ballenas metálicas, cubiertas con un toque de encaje
para crear una silueta con más curvas. Una cintura diminuta era símbolo
de belleza – y que muy a menudo causaba desmayos debido a la
incomodidad de una restricción tan anti-natural.
Afortunadamente, el movimiento para la salud resultó en ropa interior más
relajada, y al principio de 1990, las mujeres llevaban corpiños menos
constrictivos debajo de la ropa. Se puso de moda las camisolas, enaguas, ligas
y pololos.
El primer sujetador modernos fue una confección simple con dos pañuelos
anudados con una cinta. Fue creada en 1913 por una mujer norte americana,
quien patentó el diseño y comenzó con una gran distribución en el país.
HISTORIA DEL TRAJE DE BAÑO

Hace aproximadamente 250 años las playas estaban desiertas y el mar era temido por
todos. No fue hasta el siglo XIX cuando la valentía hizo su aparición y se pudo ver a las
primeras personas paseando por las costas para ir a bañarse, en un inicio con vestidos, y
posteriormente con recatados trajes de baño.

Esta costumbre fue adquirida a partir de las tradiciones de los habitantes del Antiguo
Roma que utilizaban las playas como zonas de curación, ejercicio y como un punto de
encuentro habitual entre las parejas, siendo precisamente éste motivo por el que se
prohibió el baño, tal y como se refleja en muchos mosaicos del siglo IV en los que se
demuestra como los jóvenes de familias nobles utilizaban el mar para algo más que
bañarse.

El hábito de bañarse en el mar fue prohibido durante toda la Edad Media por ser
considerado un impulsor de vicios malignos que había que evitar. A todo aquel que se le
viese efectuando esta práctica se le azotaba, hasta el año 1621. Fue esta época cuando el
médico Robert Burton afirmó que el mar tenía la capacidad de poder combatir la tristeza y
la depresión.

En el siglo XVIII  se propagó la idea de que los baños fríos en el mar eran beneficiosos
para la salud siendo la clave para la cura de diversas enfermedades.

Con el paso del tiempo se generó la necesidad de confeccionar una prenda específica para
esta práctica, la cual siguió los mismos principios que los vestidos que las mujeres lucían
en las calles. Los diseños del siglo XIV se caracterizaban por la ausencia de matices
eróticos que ocultaban al completo las formas femeninas.
Entre el año 1846 y hasta la Primera Guerra Mundial el modelo cambió hasta componerse
por varias piezas en las que destacaban un corpiño ajustado, una falda hasta las rodillas
por encima de un pantalón, el cuello alto y las mangas hasta los codos. Estos conjuntos
alcanzaban los tres kilos cuando estaban mojados.

Los trajes de baño se volvieron aún más pesados cuando se les añadió el plomo en las
faldas para evitar que éstas se levantasen al sumergirse en el mar.

En realidad, el traje de baño nació tras la I Guerra Mundial cuando se dejó la cuestión
de “remojarse” en el mar y se pasó a la acción, a nadar. Esto creó la necesidad de idear
nuevas prendas que permitiesen la actividad.

La historia del traje de baño va de la mano con la relación de nuestro cuerpo con la
moralidad, así que a medida que se hizo aceptable mostrar más piel, los trajes de baño se
hicieron más pequeños. Hacia principios de 1900 se evolucionó hacia prendas más ligeras,
punto de algodón y pantalones tipo pucho bajo faldas, flappers como Coco Chanel,
mujeres liberadas que fumaban, bebían y salían por la noche, empezaron a crear prendas
básicas. Recortaron el largo de los pantaloncitos de punto, creando conjuntos de pantalón
corto y camiseta para acudir a la playa.

1930 La firma norteamericana Jantzen lanza al mercado el tejido elastizado para las
nadadoras profesionales. Comienzan a verse piezas más pegadas al cuerpo en tejido
jersey y con gorros de goma elástica. Diseñadores como Schiaparelli, Patou y Chanel se
suman a esta nueva moda desarrollando modelos atrevidos para el momento.

En los años 30, aparece la primera silueta similar a los trajes de baño actuales. De
repente, se había puesto de moda el bronceado: ya no indicaba un origen campesino, sino
la capacidad económica de pasar varias semanas junto al mar en los nuevos resorts. Se
recortaron los pantalones hasta casi la ingle y aumentaron los escotes. La clave de esta
evolución fue la llegada de los primeros y muy rudimentarios tejidos elásticos, que
permitían a las prendas ceñirse al cuerpo. Las imágenes de Joan Crawford en la playa en
1933 son un reflejo evidente del nacimiento de la nueva silueta.

Entre 1930 y 1940, los cortes femeninos, los cuellos redondos y los bordes adornados
entraron en juego.
Las estrellas de cine, igual que actualmente, marcaban tendencias y se atrevían con
novedades. En 1946, Rita Hayworth posaba para la prensa con un nuevo invento, un dos
piezas con la parte baja de corte faja. Sus imágenes revolucionaron el sector. Era el
comienzo del bikini, si bien el problema de la época era que la rigidez de los materiales
supuestamente elásticos obligaba a crear formar complicadas

La lycra y el nylon fueron introducidos en los trajes de baño, lo que permitió que los
modelos mantuvieran la forma sin que la tela cediera al contacto con el agua.
El nylon fue el tejido de los bañadores deportivos desde 1955 hasta la llegada en los
setenta del elastano, que se pegaba como una segunda piel y que se presentó con el
nombre comercial de spandex. La marca Speedo, que era la más extendida entre los
medallistas olímpicos, se convirtió en sinónimo de slip para baño.

Hasta que llegó el bikini! El ingeniero francés Louis Réard diseñó este nuevo modelo en
1946, y lo llamó igual que una prueba de bomba atómica previendo el impacto que iban a
tener. En 1960, el bikini ya esta en todos lados, y el hecho de que mostrara el ombligo era
el principal motivo de discordia…

Los trajes de baño durante los años 50 se enfocaron en las mujeres más curvilíneas, lo
que significaba que trabajaban prendas estructuradas para dar mayor forma y soporte.
Hacia el final de la década, los bikinis empezaron a ser más aceptados y usados, esto
principalmente por la influencia de Brigitte Bardot.

En 1964, el diseñador Rudi Gernreich causó gran revuelo cuando presentó el “Monokini”,
un bikini que dejaba a las mujeres en topless, fue denunciado por el Vaticano y fue ilegal
su uso en la mayoría de las playas públicas de todo el mundo. Sin embargo, luego se hizo
un modelo mucho más recatado y éste sí logro gran popularidad.

El mismo Gernreich comercializó el tanga, que formuló en Brasil en 1974 el italiano Carlos
Ficcardi. Estos dos extremos fueron cruciales para el desembarco de la moda de los
ochenta, que fue reduciendo las telas hasta el extremo de requerir la depilación de zonas
íntimas para conservar la estética del bañador. El tanga carioca forzó las ingles brasileñas;
el cuerpo se terminó ajustando al vestuario.

Entre 1960 y 1970, los trajes de baño se hicieron cada vez más chicos, suaves y
apretados. A medida que avanzaban los ’70, los bikinis comenzaron a aparecer en
estampados psicodélicos, y las tangas llegaron a Rio de Janeiro.

En la cúspide de la revolución sexual, los estilos de trajes de baño se caracterizaron por la


variedad de tejidos, incluyendo flecos y crochet. En 1975, el famoso afiche de Farah
Fawcett usando un traje de baño rojo vendió 12 millones de copias.

El original, aunque no siempre favorecedor trikini, hace entrada en los años 70. Se
combinan nuevos materiales, de secado más rápido, colores y dibujos muy variados. La
moda playera toma una importancia crucial y cada mujer se ocupa de tener un buen
repertorio de trajes de baño por temporada. Se crean bolsas de playa, zapatillas
especificas, sombreros, cremas y toallas ad hoc.
Los ’80 y ’90 eran todo sobre mostrar los muslos. Las partes de abajo que extendían la
pierna ganaron popularidad y eso llevó a que las mujeres se comenzaran a preocupar de
su vello corporal, haciendo que naciera el depilado brazilero en 1987.

Las tendencias de la época eran influenciadas por el concurso anual de bikinis de


Hawaiian Tropic, en que varias mujeres competían para convertirse en modelos de la
marca. Desde 2008 el concurso dejó de existir.

Para 1990, Las chicas de Baywatch fueron las principales responsables de imponer la
moda de los trajes de baño rebajados, que dejaban las caderas descubiertas. El traje de
baño de una pieza rojo es desde ese entonces un ícono.
Los bikinis desde la década del 2000
hasta hoy en día las tendencias son infinitas y hay libertad de que cada
una use lo que más le acomode. La evolución nos ha traído hasta aquí:
bikinis, trikinis, trajes de baño de una pieza, en fin, las opciones son
muchísimas.
 

También podría gustarte