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Ausubel
Un punto
de vista
cognoscitivo
Édítór'íxál Trillas
México, 1980
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T itu lo de esta obra en inglés: JOUTTLi
E ducational P sy ch ology: A C ognitive View f Jourra
Versión autorizada en español de la \ The A
prim era ed ición publicada en inglés p o r \ Phi D
© 1968, H o lt, R in eh a rt and Winston, Inc.
Nueva York, E U A The F
Psycht
Prim era edición en español, 1976
R eim presión, 1978 Fteviei
Th e S
S eg u n d a re im p re s ió n , (e n e ro 1 9 8 0 ) *
ZJrbar
La presentación y disposición en co n ju n to de
P S IC O L O G ÍA E D UCA T I V A : Un p u n to de vista cognosci tivo,
son propiedad del editor. Prohibida la reprod ucción
parcial o tota l de esta obra, p o r cualquier m edio o m é tod o,
sin autorización p o r escrito del editor.
%
D erechos reservados en lengua española co n fo rm e a la ley
© 1976, E d ito ria l Trillas, S. A .
A v. R í o Churubusco 385, M é x ic o 13, D. F.
M ie m b ro de la Cámara N acional de la J 'M
Industria Editorial. Reg. núm. 158 M
Im preso en M é x ic o f
ISBN 9 6 8 -2 4 -0 4 8 4 -3
Agradecimientos
n
H
S i tuviese que reducir toda la psicología educativa a un
solo p rin cipio, enunciaría este: de todos los factores que in flu
yen en el aprendizajet el más im portante consiste en lo que el
alumno ya sabe. Averigüese esto, y enséñese consecuentemente .
Prolog
D. P. A.
Indice general
IN T R O D U C C IO N
1. La fu n c ió n y los a lc a n c e s d e la p s ic o lo g ía e d u c a tiv a 17
¿Por qué psicología educativa para los aspirantes a profeso
res ?, 18 * El papel de la psicología en la educación, 19 *
La decadencia de la teoría del aprendizaje de salón de clases,
24 * Teorías del aprendizaje y teorías de la enseñanza, 25
La estrategia de investigación de la psicología educativa, 30
Tipos de aprendizaje, 36 > * Clasificación de las variables del
aprendizaje y organización del libro, 43 - Tendencias conver
gentes del pensamiento educativo actual, 45.
S IG N IF IC A D O Y A P R E N D IZ A J E S IG N IF IC A T IV O v
2. S ig n ific a d o y a p r e n d iz a je s ig n ific a tiv o 53
La naturaleza del significado, 55 - Significados lógico y psi
cológico, 63 * El aprendizaje significativo en contraste con
el aprendizaje de material significativo, 64 * L a adquisición-
de significados, 66 - L a cognición comparada con la percep
ción en el aprendizaje verbal significativo, 76 * La importan
cia del aprendizaje significativo en la adquisición del conocí- ^
miento, 78 * Teorías neoconductistas del significado, 82
La adquisición de significados: aprendizaje informal de la sinta
xis, 88 C ■ La adquisición de significados: aprendizaje de la
lectura, 90 * Métodos fonéticos en contraste con globalizado-
res de enseñar a leer, 92 ■ Adquisición de significados: el
aprendizaje de otra lengua, 94 ■ Lenguaje y desempeño cog
noscitivo, 1 0 1 .
3. R eten ció n y a p r e n d iz a je s ig n ific a tiv o p o r re c e p c ió n 107
La naturaleza del aprendizaje significativo por recepción, 107
■^El proceso de asimilación en la adquisición, retención y organi
zación del conocimiento, 114 El umbral de disponibilidad:
la reminiscencia, 130 • Fuentes del olvido, 132 - Apren-
11
12 ín d ic e g e n e r a l
FACTORES COGNOSCITIVOS EN EL A P R E N D IZ A J E
4. Estructura c o g n o s c itiv a y tra n s fe re n c ia 155
El papel de la estructura cognoscitiva en el aprendizaje y la
retención significativos, ..155 i/'-® La estructura cognoscitiva y
la transferencia, 156 l/- Principales variables de la estructura
cognoscitiva, 158 /- Aprendizaje y existencia de ideas de afian
zamiento pertinentes, 162 * El papel de la discriminabilidad
en el aprendizaje y la retención significativos, 172 * Estabi
lidad y claridad de las ideas de afianzamiento, 175 • La faci
litación pedagógica de la transferencia, 178 • Otros recursos
pedagógicos para facilitar la transferencia, 192 • Otras teo
rías de la transferencia, 194 • El papel de la transferencia
en la educación, 196 v ■ El efecto facilitador de la expresión
verbal en la transferencia, 201 El estilo cognoscitivo, 202.
5. Desarrollo c o g n o s c itiv o 209
La naturaleza de la prontitud o disposición, 210 ■ Los efec
tos de la privación ambiental acerca del desarrollo cognosci
tivo, 218 * Etapas generales del desarrollo intelectual, 227
La dimensión concreto-abstracto del desarrollo cognoscitivo,
234 * Consecuencias educativas del nivel intuitivo y concreto
del desempeño cognoscitivo, 245 - Consecuencias educativas
de la transición del desempeño cognoscitivo concreto al abs
tracto, 257\ - El desarrollo y la amplitud del currículo, 260
ó. La c a p a c id a d in te le c tu a l 265
^ L a naturaleza de la inteligencia, 265 ■ L a distribución de las
puntuaciones de C I, 271 * Cambios de la inteligencia atri-
buibles al desarrollo, 271 * Las diferencias sexuales, 283
Naturaleza y crianza, 285 * La inteligencia como predictor
del aprovechamiento académico, 298.
7. P ro v id e n c ia s q u e se to m a n re s p e c to d e las d ife re n c ia s in d iv id u a le s
d e c a p a c id a d in te le c tu a l 303
Ventajas y desventajas del agrupamiento, 304 * L a reproba
ción, 309 ■ El dotado académicamente: enriquecimiento o
aceleración, 310 * El retrasado mental, 311 - El marginado
cultural, 312.1
~ 8. La p rá c tic a 319
La frecuencia, 322 * Distribución de la práctica: efectos en
el aprendizaje y en la retención, 339 * Método de práctica,
344 * Condiciones generales de la práctica, 359 - Conoci
miento de los resultados (retroalimentación), 365.
índice g e n e r a l 13
9. M a te r ia le s d id á c tic o s 371
Cantidad de material: el tamaño de la tarea, 371 ' Dificul
tad del material, 377 * Tamaño del paso, 378 * Acompa-
samiento, 379 * Lógica interna y material didáctico, 380 •
La organización del material, 382 * %La comunicación eficaz,
390 - Auxiliares didácticos, 395 - Movimiento de reforma
al currículo, 403.
FA C TO R E S A F E C T IV O S Y S O C IA L E S DEL A P R E N D IZ A J E
A P R E N D IZ A J E POR D E S C U B R IM IE N T O
14. El a p r e n d iz a je p o r d e s c u b rim ie n to 533
Antecedentes históricos, 534 • Fundamentos psicológico y
educativo del método de descubrimiento, 538 * Limitacio
nes psicológica y educativa del aprendizaje por descubrimiento,
540 • Testimonios de investigación, 567.
15. La adquisición y el uso de conceptos 577
L a naturaleza de los conceptos, 577 * Problemas de la adqui
sición y del uso de conceptos, 581 * Diferentes maneras de
adquirir y emplear conceptos, 582 * La naturaleza del signi
ficado genérico, 586 • Otras concepciones teóricas de la ad
quisición de conceptos, 589 • Etapas consecutivas de la adqui
sición de conceptos, 591 - Términos conceptuales y contenido
cognoscitivo, 593 * La clasificación de los conceptos, 594
Estrategias en la formación de conceptos, 594 - El lenguaje
y la adquisición de conceptos, 595 * Los aspectos relativos
al desarrollo y su influencia en la adquisición de conceptos,
597 - Abstracción y precisión aumentadas, 599 • Factores
que influyen en la adquisición de conceptos, 605.
¿T6) S o lu ció n d e p ro b le m a s y c r e a tiv id a d 609
L a naturaleza de la solución de problemas, 610 - El papel
de la estructura cognoscitiva en la solución de problemas, 615
Lenguaje y pensamiento, 616 * Puntos de vista opcionales
acerca de la solución de problemas, 617 * Etapas y estrate
gias de la solución de problemas, 618 • Cambios relativos al
desarrollo en la solución de problemas, 618 - Factores que
influyen en la solución de problemas, 624 * L a posibilidad
de adiestrar en destrezas para solucionar problemas, 627 • La
creatividad, 629.
E V A L U A C IO N Y M E D IC IO N
17. P rin cip io s d e la m e d ic ió n y lá e v a lu a c ió n 645
Los propósitos de la medición y la evaluación, 646 - Limita
ciones y abusos de la evaluación y la medición, 651 * Requi
sitos de una prueba eficaz, 655 * L a prueba objetiva estan
darizada, 666 - Interpretación de las puntuaciones de pruebas
de aprovechamiento, 668 - Otros métodos de evaluación y
medición, 670.
B ibliografía 673
índice onomástico * 741
índice a n a lític o 753
INTRODUCCION
i
.4
1
La función
y los alcances
de la psicología
educativa
y cuál la manera más útil de clasificarlos? Por último* ¿cuáles son las ten
dencias del pensamiento educativo que concuerdan con la tesis de este
libro., de que la psicología educativa debe concentrarse en la naturaleza y
facilitación del aprendizaje de la materia de estudio?
El p a p e l d e Ea p s ic o lo g ía en la e d u c a c ió n
A p lic a c ió n d e p rin c ip io s p s ic o ló g ic o s
a la p r á c tic a e d u c a tiv a
P s ic o lo g ía y p s ic o lo g ía e d u c a tiv a
El a rg u m e n to histó rico
N. L. Gage cita hechos históricos para argumentar que las teorías del
aprendizaj e tienen escasa aplicabilidad e influencia en la práctica educa
tiva, ya sea en los libros de texto de psicología educativa, en cursos dedi
cados a métodos de enseñanza, o en las operaciones diarias de la enseñanza
de salón de clase. Arguye, además, que las teorías del aprendizaje son
inherentemente ajenas a los problemas de la enseñanza y que, por consi
guiente, debieran ser reemplazadas por teorías de la enseñanza:
. . . al paso que las teorías d el ap ren d izaje tratan de las maneras en que un organism o
aprende, las d e la enseñanza se ocupan d e las maneras en que u pa persona influye
en un organism o p ara que éste aprenda. . . A fin de satisfacer las dem andas prácti
cas de la educación, las teorías d el ap ren d izaje deben “ ser puestas de cabeza” , para
que se produzcan, entonces, las teorías de la enseñanza (G a g e , 1964, págs. 268-269).
El a rg u m e n to ló g ic o
Si nos fu era im posible actuar sin una teoría del ap ren d izaje con la que todos
concordasen, la situación sería realm ente terrible. Es necesario d ecir p o r lo menos
dos cosas. TJna de ellas, que el desacuerdo entre los teóricos pu ede estribar en la
in terpretación de un conju nto de hechos en los que, com o tales, todos con cu erdan ;
en este caso, el p roblem a no es de tal naturaleza que tenga que pertu rbar a la p er
sona práctica. A sí pues, con recompensas puede controlarse el ap ren d izaje en una
situación dada e interpretarse el hecho en términos de con tigü idad, reforzam ien to o
inform ación. A u n qu e, a la larga, la in terpretación . correcta fuese algo diferen te,
en el estado presente de la tecn ología, esto no sería m uy im portante. . . En segundo
lugar, la tecn ología de la enseñanza se sustenta en a lg o más que la teoría del apren
d iza je p o r sí m isma (H ilg a r d , 1964, págs. 4 0 2 -4 0 3 ).
30 Jn tr o d uccíón
La estrategia de investigación
de la psicología educativa
2 Estas leyes son tan “ básicas” com o las de las ciencias básicas. Los términos d e
“ básico” y “ ap licad o” se refieren a la distinción, ya hecha, de ciencias básicas ( “ pu
ras” ) y aplicadas ( “ prácticas” ) . “ Básico” no significa “ fu n d am en tal” . En este sen
cido, la investigación aplicada es tan “ básica” dentro de su d om in io com o la investi
g a c ió n de las ciencias puras.
f «
32 In tr o d u c c ió n
prescripción, entre las leyes del aprendizaje de salón de clase y los proble
mas tecnológicos a los que se enfrenta. A l contrario de lo que sostiene
K . W . Spence (1959), la mayor complejidad y el enorme número de va
riables determinantes que intervienen en el aprendizaje de salón de clase
no excluye la posibilidad de descubrir leyes precisas, y de gran generali- ,
dad, de una situación educativa a otra. Significa simplemente que tal inves
tigación exige ingenio experimental y uso elaborado de las técnicas moder
nas del diseño de investigación.
La c ie n c ia b á s ic a c o m p a r a d a con un e n fo q u e a p lic a d o
un nivel de generalidad mucho mayor que los problemas a los que pueden
aplicarse. A nivel aplicado, se agregan fines y condiciones específicos que
reclaman más investigaciones para indicar la manera precisa como operan
las leyes generales en el caso específico. Esto es, la aplicabilidad de los
principios generales a problemas específicos no está dada en el enunciado
del principio general, sino que debe hacerse explícita con respecto a cada
problema. Los conocimientos sobre la fisión nuclear, por ejemplo, no nos
dicen la manera de fabricar una bomba atómica o un aeroplano impulsado
por esta clase de energía.
- En campos como el de la educación, el problema de la generalidad es
todavía más complicado por el hecho de que los problemas prácticos exis
ten a menudo a niveles de complejidad más elevados con respecto al orden
de la fenomenología abarcada, que los hallazgos de las ciencias básicas
que se pretenden aplicar; es decir, se agregan nuevas variables que pueden
alterar cualitativam ente los principios generales de la ciencia básica, a tal
grado que a nivel aplicado tienen validez de sustrato, pero carecen de valo
res explicatorio o predictivo; por ejemplo, las reacciones a los antibióticos
que ocurren en los tubos de ensayo no se presentan forzosamente en los sis
temas vivientes, y los métodos de aprendizaje que los niños emplean para
aprender por repetición listas de sílabas sin sentido en el laboratorio no
corresponden forzosamente a los métodos de aprendizaje que los niños utili
zan en las aulas para adquirir partes importantes de la materia de estudio.
El enfoque de investigación de la ciencia básica en la investigación
educativa está sujeto, por tanto, a desventajas muy serias. Su pertinencia
es demasiado remota e indirecta porque no se orienta hacia la solución de
problemas educativos; y sus resultados, cuando vienen al caso, sólo son
aplicables después de realizadas muchas otras investigaciones para trasla
dar los principios generales a la forma más específica que deben adoptar
dentro de los contextos más complejos de la tarea especializada y de la
pedagogía.
Estas limitaciones no serían muy serias si fuesen percibidas. En último
caso, sería útil para las instituciones educativas apartar pequeñas porciones
de sus fondos de investigación para dedicarlas a la investigación científica
básica como inversión a largo plazo; sin embargo, como no todos aprecian
las limitaciones de este enfoque, hay departamentos de investigación edu
cativa que invierten confiadamente sus recursos principales en tales progra
mas, y luego esperan satisfechos que los resultados que surjan serán tanto
pertinentes como aplicables, en sus formas originales, a los problemas de la
educación.
La ingenuidad de la segunda premisa, es decir, la de la aplicabilidad
inmediata, abunda demasiado y ha distorsionado gravemente nuestros cono
cimientos sobre los aspectos de la psicología del aprendizaje que se avienen
con la pedagogía. La psicología del aprendizaje que los profesores estudian
34 In tr o d u c c ió n
aumentar esta última siempre que sea necesario y deseable; pero, dado que
por lo general no disponemos de estos datos de investigación, salvo quizá
en el campo de la lectura, sólo podemos tener los principios de disposi
ción en la planeación del currículo.
La técnica de extrapolación de la ciencia básica ofrece, naturalmente,
varias y muy atractivas ventajas metodológicas en experimentos de apren
dizaje verbal. Primera, empleando sílabas sin sentido de igual categoría,
es posible trabajar con unidades aditivas de igual dificultad. Segunda, con
tareas de aprendizaje relativamente desprovistas de significado como son las
...sílabas sin sentido igualadas, es posible eliminar en su mayor parte, la
influencia indeterminable de la experiencia significativa anterior, que varía
naturalmente de un individuo a otro. Pero, precisamente, esta interacción
de las nuevas tareas de aprendizaje con los conocimientos previos del
alumno es el rasgo característico del aprendizaje significativo.
Así pues, a pesar de que el empleo de sílabas sin sentido agrega induda
blemente rigor metodológico al estudio del aprendizaje, la naturaleza mis
ma del material limita la aplicabilidad de los resultados experimentales a
tipos de aprendizaje a corto plazo y discreto, muy raros de encontrar en
situaciones cotidianas y en el salón de clase; sin embargo, aunque no hay
razón para suponer que tales aprendizaje y retención significativos y no
significativos se den de la misma manera, los resultados de experimentos
de aprendizaje por repetición se han extrapolado comúnmente a situacio
nes de aprendizaje significativo; pero el hecho es que no se puede, válgase
la expresión, “ repicar y andar en la procesión” . Si uno elige la clase par
ticular de rigor metodológico asociado con el uso de materiales repetitivos,
deberá conformarse con aplicar los resultados de tales experimentos única
mente a tareas de aprendizaje por repetición.
Tipos d e a p r e n d iz a je
El a p r e n d iz a je p o r re c e p c ió n c o m p a r a d o con el a p r e n d iz a je
p o r d e s c u b rim ie n to
El a p r e n d iz a je s ig n ific a tiv o c o m p a r a d o a l a p r e n d iz a je
p o r re p e tic ió n
Pese a que la distinción entre los aprendizajes por recepción y por des
cubrimiento, ya examinada, no tiene que ver absolutamente nada con las
dimensiones significativo-repetitivas del proceso de aprendizaje, ambas sue
len ser confundidas. A esta confusión obedecen, en su gran mayoría, las
extendidas pero injustificadas creencias de que el aprendizaje por recep
ción .es invariablemente repetitivo y que el efectuado por descubrimiento es
de suyo y por fuerza significativo. Ambas suposiciones reflejan, desde luego,
la creencia sostenida desde hace mucho tiempo eh muchos círculos educa
tivos de que el único conocimiento que uno posee y entiende realmente es
aquel que descubre por sí mismo. En realidad, cada distinción (aprendizaje
repetitivo en contraste con significativo y por recepción en contraste con
por descubrimiento) constituye una dimensión completamente indepen
diente del aprendizaje. Por ello, son mucho más defendibles las afirmacio
nes de que ambos, aprendizaje por recepción y por descubrimiento, pueden
ser o repetitivos o significativos, según las condiciones en que suceda el
aprendizaje ( Ausubel, 1961a). En ambos casos hay aprendizaje significa
tivo si la tarea de aprendizaje puede relacionarse, de modo no arbitrario,
Cap. I . Función y alcances d e la p s ic o lo g ía e d u c a tiv a 41
sustantivo (no al pie de la letra), con lo que el alumno ya sabe y si éste
adopta la actitud hacia el tipo de aprendizaje correspondiente para hacerlo
asLE l aprendizaje por repetición, por otra parte, se da cuando la tarea de
aprendizaje consta de puras asociaciones arbitrarias, como la de pares aso
ciados, la caja de trucos, el laberinto o el aprendizaje de series; si el alumno
carece de conocimientos previos que vengan al caso y necesarios para hacer
que la tarea de aprendizaje sea potencialmente significativa, y también
(independientemente de la cantidad de significado potencial que la tarea
tenga), si el alumno adopta la actitud de simplemente internalizarlo de
modo arbitrario y al pie de la letra (es decir, como una serie arbitraria
de palabras) v
En lo que concierne al aprendizaje de salón de clase y a otros tipos
semejantes es evidente que el aprendizaje significativo es más importante
con respecto al aprendizaje por repetición, de la misma manera que éste lo
es con respecto al aprendizaje por descubrimiento. L o mismo dentro que
fuera del salón de clase, el aprendizaje verbal significativo constituye el
medio principal de adquirir grandes cuerpos de conocimiento. El aprendi
zaje por repetición, de listas de sílabas sin sentido o de adjetivos asociados
arbitrariamente, podrá ser característico de muchos estudios efectuados en
el laboratorio de psicología, pero representativo de muy pocas tareas reales
o justificables dentro del salón de clase moderno. En realidad, es difícil
encontrar testimonios que apoyen la afirmación de B. J. Underwood de
que “ gran parte del trabajo educativo se consagra a que cobren significado
unidades verbales relativamente desprovistas de éste” (Underwood^ 1959,
pág. 11).
Sin duda, parte del aprendizaje en el salón de clase tiende levemente
al nivel repetitivo de los símbolos de las letras en la lectura, el voca
bulario de un lenguaje extranjero, los nombres de objetos y conceptos
determinados, y los símbolos usados para representar los elementos quími
cos. T a l ocurre porque las palabras o símbolos elegidos para representar los
objetos, sonidos o abstracciones en cuestión son puramente arbitrarios. N o
hay, por ejemplo, razón válida para que la especial combinación de sonidos
de la palabra “ silla” deba elegirse forzosamente para representar a ese
objeto; pero tal aprendizaje tiende a formar parte muy pequeña del plan
¡ de estudios, especialmente cuando los niños han dominado los símbolos de
letras y números básicos de los años de la escuela primaria.
Además, es mucho menos arbitrario aprender que el significado de cierta
palabra de otro idioma equivale a Otra palabra o idea ya significativa.
— que “ garlón” representa el significado de “ muchacho” — , que aprender
una lista de adjetivos asociados como “ suntuoso-previo” , “ arduo-reversible” .
En el primer caso, uno está relacionando de modo comprensible (con
base en la equivalencia propuesta) un símbolo nuevo con otro ya estable
cido y significativo en la estructura psicológica del conocimiento del alum-
42 In tr o d u c c ió n
El m a y o r in te ré s p o r la fo rm a c ió n in te le c tu a l
La r e s p o n s a b ilid a d d e d ir ig ir la e d u c a c ió n
»
4
*40
0i
4
SIGNIFICADO
Y APRENDIZAJE
SIGNIFICATIVO
2
Significado
y aprendizaje
significativo
►
i) 2)
A. A P R E N D IZ A J E S I G N IF IC A T IV O re q u ie re de M a te ria l p o te n c ia lm e n te y D isposición p a ra
0 significativo el a p re n d iz a je
A D Q U I S I C I O N D E S IG N IF IC A D O S significativo
i)
2)
B. S I G N I F I C A T I V I D A D P O T E N C IA L d e p e n d e de S i g n i f i c a t i v i d a d ló g ic a y L a d isp o n ib ilid ad
(la re la c io n a b ilid a d de tales ideas
in te n c io n a d a y su stan cial del p e rtin e n te s en la
m a te ria l d e a p re n d iz a je e s tru c tu ra cognoscitiva
con las co rresp o n d ien tes ideas del a lu m n o
p e rtin e n te s q u e se h a lla n e n p a r tic u la r
a l alcan ce de la c a p a c id a d
d e a p re n d iz a je h u m a n a )
La re la c ió n d e l s ig n ific a d o
con e l a p r e n d iz a je s ig n ific a tiv o
f
T ip o s d e a p r e n d iz a je s ig n if ic a t iv o
S ig n ific a d o s ló g ic o y p s ic o ló g ic o
S ig n if ic a d o c o m p a r a d o con ¡a s ig n if ic a t iv id a d
La a d q u is ic ió n d e s ig n ific a d o s
V o c a b u la r io o a p r e n d iz a je d e re p re s e n ta c io n e s
E L A P R E N D IZ A J E D E V O C A B U L A R IO C O M O A P R E N D IZ A J E S IG N IF IC A T IV O . De
lo que antecede, es claro que el aprendizaje de vocabulario o la adquisi
ción de los significados de las palabras, no se considera en este libro como
manifestación de aprendizaje por razonamiento o verbal por repetición.
Lejos de ello, refleja un proceso cognoscitivo, significativo y activo, en el
cual interviene el establecimiento en la estructura cognoscitiva de equiva
lentes representativos de símbolos nuevos y de los contenidos cognoscitivos
diferenciales que significan sus referentes. Gomo señalaremos después, al
considerar la posición neoconductista, tal aprendizaje difiere grandemente
tanto en proceso como en resultados del que se efectúa por condiciona
miento o del verbal por repetición. Claro está que la mayoría de los sím
bolos verbales sí representan a sus significados de maneras algo arbitrarias y
literales. N o hay ninguna razón para que una palabra dada se elija para
representar al objeto o a la idea a que se refiera;2 y la reproducción al pie
A p r e n d iz a je d e p ro p o s ic io n e s
miento,, por otra parte, el alumno debe descubrir este contenido por sí
mismo, generando proposiciones que representen ya sea soluciones a los
problemas que se le planteen o los pasos sucesivos para resolverlos.
De hecho, las variedades de recepción y de descubrimiento de apren
dizaje proposicional aparecen sucesivamente en diferentes etapas del proceso
de solución de problemas. Por principio de cuentas, las proposiciones de
solución de problemas son generadas de nuevo. En lugar de ello, generarlas
es aquí transformarlas (reestructurarlas, reorganizarlas, sintetizarlas, inte
grarlas) en proposiciones de sustrato pertinentes y asequibles (proposiciones
que sufren una transformación). Las proposiciones de sustrato son, a su vez,
de dos principales tipos: a) proposiciones de planteam iento de problem a ,
que definen la naturaleza y las condiciones de la situación problema preva
leciente, y b ) proposiciones antecedentes que consisten en los aspectos per
tinentes del conocimiento adquirido previamente (información, principios)
que atañen al problema.
En el aprendizaje significativo de las proposiciones de planteamiento de
problemas, como ocurre en la escuela y en ambientes semejantes, común
mente sólo hay aprendizaje por recepción.*5 Esto es, las proposiciones le son
presentadas al alumno y éste únicamente necesita aprender y recordar lo
que significan, relacionándolas intencionada y sustancialmente con su es
tructura cognoscitiva; sin embargo, a diferencia de las situaciones de apren
dizaje por recepción sustantivo que terminan con el aprendizaje y retención
de las proposiciones en cuestión, la internalización significativa de las pro
posiciones de planteam iento de problem a ponen en marcha un proceso de
aprendizaje por descubrimiento. Se genera, entonces, una nueva proposi
ción de solución de problemas, que incorpora relaciones de medios a fines
potencialmente significativas mediante varias operaciones de transforma
ción efectuadas en las proposiciones de planteamiento de problemas y ante
cedentes internalizadas. El paso final de esta secuencia de aprendizaje
significativo, o sea aprender y retener el significado de la nueva proposición
de solución de problemas, es también materia del aprendizaje por recep
ción significativo. De hecho, el único aspecto de descubrimiento real en esta
secuencia total de aprendizaje proposicional significativo consiste en el pro
ceso real de transformar las proposiciones de sustrato en proposiciones de
solución de problemas potencialmente significativas.
Así pues, en el aprendizaje por descubrimiento significativo, en con
traste con los casos más comunes (sustantivos) de aprendizaje por repeti
ción significativa, el alumno relaciona intencionada y sustancialmente pro
i.
La distinción entre procesos perceptuales y cognoscitivos en el apren
dizaje verbal significativo es particularmente difícil de definir porque en
ambas clases de proceso hay interacción del estímulo verbal de entrada con
la estructura cognoscitiva. Percibimos mensajes verbales y aprendemos cog
noscitivamente el significado al interpretarlo con base en el conocimiento
existente. La diferencia entre los dos procesos es de inmediatez y comple
jidad. En la percepción hay un contenido inm ediato de conciencia antes
de la intervención de procesos cognoscitivos complejos como los del apren
dizaje por recepción. En la cognición, hay procesos como el de relacionar
el material nuevo con los aspectos pertinentes de la estructura cognoscitiva,
averiguar de qué manera el nuevo significado resultante puede reconci
liarse con el conocimiento establecido, y volver a codificarlo en términos
más familiares e idiosincráticos.
En estas condiciones, el significado verbal resulta de relacionar e incor
porar materiales verbales potencialmente significativos con la estructura
cognoscitiva existente.-..^generando con ello nuevos y diferenciados conteni
dos cognoscitivos) ; y si se concede que este proceso de aprender (adquirir)
significados es de naturaleza cognoscitiva , ¿cuándo y cómo, dentro de esta
secuencia de acontecimientos, participa la percepción en el aprendizaje
verbal significativo? Que en una operación intelectual dada haya un con
tenido de conciencia inmediato (la percepción), por una parte, o procesos
intelectuales más complejos (cognición), por otra, depende en alto grado
de la complejidad de la tarea de aprendizaje en comparación con la madu
rez cognoscitiva del alumno, y también de que el material nuevo se esté
aprendiendo por primera vez o ya sea significativo (Ausubel, 1965h).
Aprender que ciertos símbolos auditivos (palabras) representan objetos
especiales es un problema cognoscitivo para el niño que está aprendiendo"
el significado de palabras. De la misma manera, entender funcionalmente
las propiedades sintácticas y distintivas de las palabras de una oración es
también un problema cognoscitivo para el mismo niño; presupone tanto
un dominio mínimo del código sintáctico como la capacidad de aplicar tal
conocimiento para descifrar esa oración; sin embargo, en adelante cuando
ya se dominan totalmente las palabras habladas y la sintaxis, el niño es
Cap. 2 . S ig n ific a d o y a p r e n d iz a je s ig n ific a tiv o 77
capaz de captar sus significados denotativos y sus funciones sintácticas
de modo puramente perceptual. Esta sucesión de acontecimientos relati
vos a la cognición y a la percepción se repite luego, a medida que aprende
a leer palabras y oraciones en la escuela. Dicho de otro modo, una vez que
los símbolos hablados y escritos se encuentran muchas veces y se vuelven
significativos, en ocasiones ulteriores serán aprehendidos (significativamen
te) al instante y sin esfuerzo (es decir, perceptualmente) .
L a situación es algo más compleja al entender proposiciones expresadas
en forma de oración. En este caso, la proposición misma es siempre una
tarea de aprendizaje nueva cuyo significado tiene que adquirirse, aun cuan
do ya se sepan los significados y las funciones sintácticas de las palabras
componentes y, por tanto, puedan ser aprehendidas (entendidas) percep
tualmente. Entender una oración es así un proceso de dos etapas en que
hay sucesivamente percepción y cognición. En la primera etapa está la
percepción del material potencialmente significativo y en la segunda, la re
lación de los significados potenciales percibidos con las proposiciones perti
nentes de la estructura cognoscitiva. En la primera etapa el alumno percibe
lo que es el mensaje, o sea' lo que tiene que aprender; en la segunda,
entiende lo que percibe, es decir, adquiere su significado. Así pues, la per
cepción precede a la cognición en el aprendizaje significativo de proposi
ciones nuevas. El producto del proceso perceptual no es el significado
preposicional mismo, sino el contenido inmediato de conciencia que sigue
a la interpretación preliminar de la entrada sensorial (visual o auditiva),
suministrada por la tarea de aprendizaje significativo. Este contenido de
conciencia perceptual es intermediario, tanto temporalmente como en fun
ción de la complejidad del proceso, entre la sensación primitiva y el surgi
miento real de los significados. Consiste en la conciencia tanto de los dis
tintos significados de las palabras componentes como de las relaciones
sintácticas entre ellas, pero cesa tan pronto como ocurre la aprehensión
del significado del mensaje proposicional en conjunto.
En consecuencia, para entender una oración es preciso ser capaz: a) de
percibir el significado proposicional en potencia que comunica (entender
los significados denotativos y las funciones sintácticas de sus palabras com
ponentes) y luego, b ) incorporar este significado potencial percibido a la
estructura cognoscitiva existente. En el primer paso hay por igual conoci
miento del vocabulario y captación funcional, si no es que formal, de la
sintaxis. En el segundo paso hay que relacionar la proposición percibida
con las ideas de afianzamiento que vengan al caso, de la estructura cognos
citiva.
Pero debiera notarse que los encuentros repetidos con las mismas pro
posiciones potencialmente significativas cambian la relación, especificada
en párrafos anteriores, entre la cognición y la percepción. En el primer en
cuentro, se percibe primero el mensaje potencialmente significativo y luego
78 SÍ 9 ní'f*cacío y a p r e n d i z a j e s i g n i f i c a t i v o
T a b la 2 .2 .
PROSA SIN SENTIDO, DE GRADOS VARIABLES DECLARADOS
DE APROXIMACIÓN AL INGLÉS
( A d a p ta d a de M ille r y S e lfrid g e , 1 9 5 0 )
S ig n if ic a d o d e n o t a t iv o y c o n n o t a t iv o
dos queden incorporados al con ten ido con cep tu al; em pero, en estas circunstancias
constituyen en realid ad atributos distintivos y que definen al concepto en lu gar de
aptitudes correlacionadas.
Cap. 2. S ig n ific a d o y a p r e n d iz a je s ig n ific a tiv o 85
conciente debe igualarse fenomenológicamente con respuestas motoras y
glandulares para que los conocimientos cognoscitivos encajen en el para
digma de estímulo-respuesta, sólo se logrará una seudoconciliación de las
posiciones neoconductista y cognoscitiva. En segundo lugar, como veremos
en breve, el mecanismo por el cual se adquieren los significados no es en
realidad, análogo al condicionamiento.
El p r o b le m a d e la r e p r e s e n ta c ió n
C o n d /c fo n a m /e n fo o p r o c e s o c o g n o s c itiv o
zaje por repetición; pero concuerdan de todo punto con los testimonios
disponibles sobre el aprendizaje significativo.
La interpretación cognoscitiva de la adquisición de los significados no
contradice de ninguna manera el hecho empírico de que los signos, como
todos los estímulos condicionados, pueden producir autom áticam ente res
puestas condicionadas . Este último fenómeno, como ya vimos, tal vez
explique en parte el significado connotativo de las palabras; por consi
guiente, en la adquisición de significados, el mismo signo puede llegar a
ser tanto estímulo condicionado de las respuestas afectivas implícitas, aso
ciadas con el significado connotativo, com o equivalente representativo de
imágenes concretas o de contenidos cognoscitivos abstractos (significado
denotativo). La contigüidad temporal de símbolo y significado es condición
esencial para aprender cada tipo de significado, pero desempeña funciones
diferentes en la adquisición de la equivalencia representativa o signifi
cado denotativo (aprendizaje significativo) y en la adquisición del signi
ficado connotativo (condicionamiento) .
El s ig n if ic a d o d e p r o p o s ic io n e s
La a d q u is ic ió n d e s ig n ific a d o s :
a p r e n d iz a je in fo rm a l d e la sintaxis
La adquisición de significados:
aprendizaje de la lectura 9
A d q u is ic ió n d e s ig n ific a d o s :
el a p r e n d iz a je d e o tra le n g u a
La té c n ic a lin g u a f ó n ic a
L o que casi siem pre pierden de vista tam bién quienes abogan p o r e l m étod o
directo y p o r la lectura inm ediata y directa es que “ captar directam en te de la págin a
escrita el pensam iento, sin ninguna in terven ción de la lengua, m aterna” constituye
ya una etapa avanzada de eficien cia y que lo fundam ental es a pren d er p rim e ro el
significado de las muchas palabras o frases individuales que com ponen la página.
H a y aqu í una ob via confusión de los m edios con los fin es: del o b je tiv o in m ediato
con el fin al. Nosotros deseamos, ciertam ente, que nuestros estudiantes lean directa
y flu idam en te otro id iom a con la m enor in terferen cia posible de la lengua m aterna.
P ero este es, o debiera ser, el resultado fin a l, la m eta de nuestra enseñanza, y de
ninguna m anera e l m edio de alcanzarla. ¿ C ó m o podríam os ponernos a esperar que
los alumnos leyesen directa y flu id am en te otro id iom a cuando que esto es lo m ism o
que esperamos que logren com o resultado de nuestra enseñanza? (W . Bernard,
1951, pág. 9 5 ).
10 Los ejercicios de prácticas de patrones consisten en rep etir frases que ilustran
una construcción gram atical determ inada, y en hacer sustituciones y transform a
ciones simples en tales frases de m anera que sigan ejem p lifica n d o las mismas cons
trucciones con solo breves cambios de significado. En las prácticas de d iá lo g o m em ori
zado, los estudiantes aprenden p o r rep etición y práctica las frases que em plean al
sostener una conversación.
98 S ig n ific a d o y a p ro n d iz a ¡& s ig n ific a tiv o
A P R E N D IZ A J E IN D U C T IV O D E L A S R E G L A S G R A M A T IC A L E S . Con la práctica
de patrones lingüísticos se busca reproducir en el aprendizaje de otro
idioma el proceso por el cual los niños llegan a dominar sintácticamente
su lengua materna. Se trata de lograr, ante todo, una captación funcional
e intuitiva de la sintaxis, después de inducir muchas experiencias en la
manipulación de los principales patrones estructurales de ese lenguaje.
Guando se proporcionan generalizaciones gramaticales, se hace únicamente
después de que los principios en cuestión se han adquirido de manera induc
tiva e intuitiva y son empleados en forma virtualmente automática.
Eos niños muy pequeños tienen que aprender, desde luego, las reglas
sintácticas por el proceso inductivo de descubrir varias regularidades lin
güísticas en los multiformes patrones lingüísticos a los que son expuestos
una y otra vez; pero las generalizaciones gramaticales no tienen para ellos
absolutamente ningún sentido, pues se manifiestan del todo incapaces de
entender relaciones complejas entre abstracciones; sin embargo, este tipo
de aprendizaje por descubrimiento exige demasiado tiempo y es innecesario
cuando tratamos con alumnos de mayor edad, quienes son perfectamen-
C ap. 2. S ign ificad o y a p r e n d i z a j e s i g n i f i c a t i v o 99
P R E S E N T A C IÓ N P R E V IA DE Principio
M A T E R IA L E S EN FORM A HABLADA.
cardinal del enfoque linguafónico es el de que los materiales de enseñanza
deben presentarse en forma hablada antes que en forma escrita, y que las
destrezas de escuchar y hablar deben adquirirse antes que las de lectura
y de escritura.
L a principal razón que se da para justificar este orden de adquisición
de destrezas consiste en que es el orden “ natural” en que los niños aprenden
su lengua materna; pero de que un niño tenga que aprender a hablar y
entender su lengua nativa antes de que pueda leer, no se desprende nece
sariamente que, sabiendo esto último, haya de seguir la misma secuencia
de acontecimientos al aprender otro idioma. Aprendida una nueva destreza
como la de la lectura, ésta puede emplearse obviamente como instrumento
para adquirir nuevos conocimientos. N o es natural esperar que después
de que un individuo haya aprendido a leer y a escribir tenga que seguir
aprendiendo de la misma manera que cuando era analfabeto.
Otra razón en pro de este orden de aprendizaje está en la creencia de
que puede conducir a la “ lectura directa” de otro idioma. Se sostiene que,
cuando se pueden entender y hablar varios ítemes de material en otro len
guaje, también pueden leerse sin ninguna práctica explícita en la lectura
como tal. Esto tendría además la ventaja de evitar cualquier tendencia a
traducir el material como si se estuviese leyendo. Los testimonios de investi
gación disponibles (Agard y Dunkel, 1948) indican que las capacidades
linguafónicas y de lectura son entidades distintas que se desarrollan inde
pendientemente. Aunque la práctica en una sea parcialmente transferible
a la otra, especialmente a niveles elevados de eficiencia, para dominar cada
una de ellas es preciso cierto entrenamiento específico.11
4
3
Retención
y aprendizaje
significativo
por recepción
La n a tu r a le z a d e l a p r e n d iz a je s ig n ific a tiv o p o r re c e p c ió n
¿Es p a s iv o e / a p r e n d iz a je s ig n if ic a t iv o p o r r e c e p c ió n ?
de estudio. Para esto, hace falta en parte motivar y alentar las actitudes de
autocrítica hacia la adquisición de significados precisos e integrados y tam
bién hacia el empleo de otras técnicas encaminadas al mismo fin. Las
comprensiones precisas e integradas son, presuntamente, más probables de
desarrollar si las ideas centrales y unificádoras de una disciplina se apren
den antes de que se introduzcan los conceptos e informaciones periféricos;
si se observan las condiciones limitantes de la aptitud de desarrollo gene
ral; si se hace hincapié en definiciones exactas, y se ponen de relieve las
similaridades y las diferencias que sirven para delinear conceptos relacio
nados; y si se les pide a los alumnos que vuelvan a formular con sus propias
palabras las proposiciones recién aprendidas. Todos estos dispositivos están
comprendidos dentro de las técnicas pedagógicas que fomentan un tipo
activo de aprendizaje significativo por recepción^ Los profesores pueden
contribuir a fomentar el objetivo a fin de asimilar críticamente la materia
de estudio animándo a sus estudiantes a que reconozcan y cuestionen los
postulados que fundamenten las proposiciones nuevas, y a que distingan
entre hechos e hipótesis y entre inferencias justificadas e injustificadas.
Puede sacarse también gran provecho de la mayéutica socrática al expo
ner la seudocomprensión, transmitir significados precisos, reconciliar con
tradicciones, y alentar las actitudes críticas hacia el reconocimiento.
El p ro c e s o d e a s im ila c ió n en la a d q u is ic ió n ,
re te n c ió n y o rg a n iz a c ió n d e l c o n o c im ie n to
Tabla 3.1
ETAPAS DEL APRENDIZAJE Y RETENCIÓN DE UNA IDEA SUBORDINADA
I. A P R E N D IZ A JE
S I G N IF IC A T IV O I d e a n u ev a, p o te n c ia lm e n te
i . , I d e a A , e stab lecid a A ra*
0 significativa rela cio n ad a y
A D Q U IS IC IÓ N D E L asim ilad a p o r en la e s tru c tu ra ------------- > p ro d u c to d e la
co g n o scitiv a in te r a c c ió n
S IG N IF IC A D O a
S U B O R D IN A D O a '
III. R E T E N C IÓ N P O S T E R IO R P é rd id a g ra d u a l
A> a'
D E L S IG N IF IC A D O a ' de la diso ciab ilid ad de
(b a ja fu erza d e d iso c ia b ilid a d )
a ! en relació n con Á fa f
tn
l i ó S ig n ific a d o y a p r e n d iz a je s ig n ific a tiv o
reducción. D eb iera ser legítim o in clu ir los prim eros aspectos del proceso de apren di
za je sign ificativo (e n que la id ea nueva se relaciona con la id ea establecida e in ter
actúa con e lla ) com o parte de la asim ilación en el sentido más a m p lio d el térm ino.
Este em pleo estrecho no concuerda con lo que se entiende norm alm ente p o r asimi
lación, p ero se com pagin a con el hecho de que la vin cu lación del sign ificado nu evo
con la id ea de afianzam iento im p lica necesariam ente que la id ea p oten cialm en te
sign ificativa se relaciona p rim e ro con la id ea establecida e interactúa con ella.
118 S ig n ific a d o y a p r e n d iz a je s ig n if ic a t iv o
Reducción memorística
Tabla 3.2
C ap. 3.
I. A P R E N D IZ A JE
S I G N IF IC A T IV O I d e a n u ev a, p o te n c ia lm e n te
a'< *'A '
0 sig nificativa re la c io n a d a y
p ro d u c to d e la
II. P O S T A P R E N D IZ A J E E l n u ev o significado A f
Y R E T E N C IÓ N es disociable d e
TEM PRA NA DE A r a 'o ’A ' £ * a ' + <*' + A '
IV . S O B R E A P R E N D IZ A JE a f y af son in clu id as L a id e a A m ás A W
DE A ' en estable y , - s. p ro d u c to d e la
estab lecid a in te ra c c ió n
V. R E T E N C IÓ N P O S T E R I O R o! y
D E o ' y o' son disociables
resp ecto de A f a t(xt A f a !°-f ^ Á f + a f + «'
V I. O L V ID O D E a f y a/ d e ja n d e ser
a f y <*' disociables eficazm ente
d e ¿4V a/ a f y a/ se re d u c e n a A f
122 S ig n ific a d o y a p r e n d iz a je s ig n ific a tiv o
para adquirir nuevos rasgos que se habían excluido., o hacerse menos inclu
sivos, excluyendo rasgos que originalmente se consideraron.
Ahora, en este nuevo producto interactivo A 'a f, a' no pierde comple
tamente su identidad, pues se establece un equilibrio de disociación,
A 'a ' A ' + a', donde a' según las condiciones prevalecientes, posee un
grado dado de disociabilidad como entidad identificable. Gomo se explicará
después con mayores detalles (capítulo 4) el grado original de fuerza de
disociabilidad af, después de que ocurre el aprendizaje significativo, varía
con factores como la pertinencia de la idea de afianzamiento A 'j la esta
bilidad y claridad de A , y el grado en que ésta es discriminable respecto
del material de aprendizaje (esto es, de a) .
En realidad, los ítemes asimilados se vuelven irrecuperables (se olvidan)
mucho antes de que se alcance el punto de disociabilidad cero, pues dejan
de estar disponibles por debajo del um bral de disponibilidad prevaleciente
(el nivel crítico de fuerza que un ítem dado debe recobrar para ser recu
perable) . Existe mucha fuerza de disociabilidad residual entre este nivel
por debajo del umbral y el punto de disociabilidad cero, pero no lo bas
tante como para que el ítem esté disponible en condiciones ordinarias de
reconocimiento o recuerdo. La existencia de disociabilidad de umbral bajo
puede demostrarse con la hipnosis (Nagge, 1935; Rosenthal, 1944) que
hace descender grandemente el umbral de disponibilidad correspondiente a
todos los ítemes, con el resultado de que muchos de los que se encuentran
por debajo del nivel de disponibilidad se vuelven recuperables bajo hip
nosis. El reaprendizaje establece también la muestra de disociabilidad por
debajo del umbral (Burtt, 1941). El hecho de que los materiales olvidados
puedan reaprenderse con más eficacia y en menos tiempo que el empleado
en el primer aprendizaje es excelente prueba de la existencia de una
fuerza de disociabilidad por debajo del umbral; por causa de ésta, se re
quiere de menos aprendizaje para alcanzar cualquier nivel de umbral dado.
Este concepto de equilibrio de disociación, en que una idea asimilada
llega a ser, gradual y espontáneamente, menos disociable del sistema idea-
tivo establecido al que se halla afianzada y del cual deriva su significado,
tiene considerable valor heurístico. Explica tanto la disponibilidad original
del significado recién aprendido com o el subsiguiente descenso gradual de
disponibilidad durante el intervalo de retención hasta que sobreviene el
olvido. Como se indicó, la teoría de la asimilación difiere marcadamente
en principio de la teoría gestaltista del olvido en este respecto. Esta última
sostiene que el proceso asimilativo inducido por interacción entre huellas
es asunto de sustitución de todo o nada de una huella dada por otra más
fuerte, conforme a la semejanza que exista entre ellas.
Los familiares fenómenos gestalíistas de “ nivelación55 y de “ agudiza
ción55 en que el olvido se manifiesta en la reducción a una idea conocida
por la acentuación de una característica sobresaliente puede reinterpretarse
C ap. 3. R e te n c ió n y a p r e n d iz a je s ig n if ic a t iv o p or recepción 123
fácilmente en función de la teoría de la asimilación. En el proceso de nive
lación (Allport y Postman, 1947; Wulf, 1922), por ejemplo, a, que es un
derivado o ilustración específica de A o una variante incompleta o leve
mente asimétrica de A , se convierte en af después de que es aprendida y,
sencillamente, se reduce a A ' en el curso del olvido; por otra parte, en el
proceso de agudización, un aspecto más notable de a se vuelve su rasgo
de criterio y se recuerda en forma acentuada porque queda incluido den
tro de una representación preexistente de esta característica, y finalmente
se reduce a esta representación en la estructura cognoscitiva. Los principios
continuos e inversos, y los principios con condiciones limitadoras, tienden
similarmente a ser recordados como de naturaleza discontinua, directa y
no limitada, con el paso del tiempo (Tomlinson, 1962).
Aprendizaje y retención
En el aprendizaje significativo por recepción, el atributo distintivo tanto
del aprendizaje como de la retención consiste en un cambio de la disponi
bilidad o de la reproducibilidad futura de los significados derivados del
material de aprendizaje asimilado. El aprendizaje se refiere al proceso
de adquisición de significados a partir de los significados potenciales expues
tos en el material de aprendizaje y en hacerlos más disponibles . Representa
un aumento de la disponibilidad de los significados nuevos (la situación
que prevalece cuando surgen o se establecen por primera vez, o cuando sus
fuerzas de disociabilidad aumentan subsiguientemente por repetición o
por condiciones que mejoran su discriminabilidad) . L a retención, por otra
parte, se refiere al proceso de m antener en existencia una reproducción
de los nuevos significados adquiridos. Así pues, el olvido representa un des
censo de disponibilidad, es decir, la situación que prevalece entre el esta
blecimiento de un significado y la reproducción del mismo, o entre dos
presentaciones del material de aprendizaje.
Por tanto, la retención es en su mayor parte una fase temporal posterior
y aspecto disminuido del mismo fenómeno o capacidad funcional que inter
viene en el aprendizaje mismo. L a ulterior disponibilidad está siempre, al
menos en parte, en función de la disponibilidad inicial. Sin que haya de
por medio ninguna práctica, por consiguiente, no es posible que la reten
ción demorada supere a la retención inmediata; por ejemplo, el común
fenómeno de.la rem iniscencia (la superioridad de la retención demorada
respecto de la inmediata) no refleja ningún incremento posterior de la
fuerza de disociabilidad del material recién aprendido. En su lugar y en una
prueba posterior de retención, refleja el descenso subsiguiente de los umbra
les transitoriamente elevados de disponibilidad.
La retención significativa no es tan sólo manifestación atenuada y pos
terior de la misma función de disponibilidad establecida durante el apren
] 24 S ig n ific a d o y a p r e n d iz a je s ig n if ic a t iv a
dizaje, sino también fase temporal ulterior del m ism o proceso interactivo
de esta disponibilidad. Durante la fase de aprendizaje, el significado emer
gente del nuevo material ideativo forma un producto interactivo con su idea
de afianzamiento y muestra, respecto de ésta, un cierto grado de disocia
bilidad. "La interacción espontánea y continuada entre los significados de
las nuevas ideas de afianzamiento, durante el intervalo dé retención, pro
duce un descenso gradual de la disociabilidad del nuevo significado (esto
es, del olvido) hasta que el producto interactivo se reduce al mínimo
común denominador capaz de representarlo; a saber, la idea de afianza
miento misma. Los mismos factores de la estructura cognoscitiva (la perti
nencia, la estabilidad, la claridad y la discriminabilidad de la idea de
afianzamiento) que determinan la fuerza de disociabilidad original del nue
vo significado inmediatamente después del aprendizaje (interacción inicial)
determinan también la velocidad a la que la disociabilidad se pierde sub
siguientemente durante la retención ( después de la interacción). En el
aprendizaje por repetición , por otra parte, no interviene el mismo proceso
interactivo ni en el aprendizaje ni en la retención; por tanto, el aprendi
zaje mecánico representa un aumento de la disponibilidad (la fuerza aso
ciativa), donde interviene un proceso interactivo discreto y un conjunto
de variables, y el olvido mecánico representa una pérdida de esta disponi
bilidad, debida a la interferencia de otro proceso discreto (y otro grupo de
variables) puesto en marcha poco antes o poco después del aprendizaje.
En consecuencia, posiblemente haya dos razones que expliquen la supe
rioridad de los resultados de retención significativos en relación con los repe
titivos. Primero, como el aprendizaje significativo es más eficaz por las
ventajas inherentes a la relacionabilidad sustantiva e intencionada de
las nuevas ideas con las pertinentes y ya establecidas de la estructura cog
noscitiva, se incorpora con más facilidad y queda más disponible inmediata
mente después del aprendizaje una cantidad mayor de material (ocurre
más aprendizaje) . Segundo, como la misma relación existente entre las
ideas nuevas y establecidas se mantiene por asimilación durante el inter
valo de retención, y como las mismas variables influyen en las fuerzas de
disociabilidad inicial y ulterior, esta misma ventaja de relacionabilidad
mejora todavía más la eficiencia del proceso en que se adquieren y se retie
nen subsiguientemente los significados. De la misma manera, al tratar con
condiciones diferentes que afectan al aprendizaje significativo deberíamos
esperar que estas mismas dos fuentes de superioridad de retención operasen
siempre que una variable cognoscitiva, por ejemplo la discriminabilidad,
influyese en el proceso de aprendizaje-retención. En otras palabras, si se tra
bajase con un grupo experimental y otro de control, éste no únicamente
debiera aprender menos material que el primero, sino que también olvida
ría lo aprendido a mayor velocidad; pero este estado de cosas sólo puede
demostrarse si se dispone de puntuaciones inmediatas y demoradas de am
Cap. 3- Retención y a p r e n d iz a je sign ificativo p o r recepción 125
bos grupos, y si la diferencia de retención entre ambos grupos aumenta
de la primera a la segunda prueba.
Según el método empleado para medir la retención significativa, se
obtendrán índices cuantitativos o cualitativos del proceso de asimilación
correspondiente al intervalo de retención. Si nada más se cuenta el número
de conceptos o proposiciones cuyos significados el alumno pueda reconocer
e identificar correctamente en un pasaje de aprendizaje, se determinará
qué proporción del material aprendido mantiene la suficiente fuerza de
disociabilidad que exceda al umbral de disponibilidad. Si, por otra parte,
se examinan las clases de errores de reconocimiento o de recuerdo que se
cometan, se obtendrá también un cuadro de la dirección de los cambios
memorísticos inducidos por el proceso de asimilación. En estos cambios se
incluyen tanto los productos finales de la asimilación obliterativa (la re
ducción a una idea más general o menos limitada) como las varias etapas
intermedias que reflejan los distintos grados de fuerza de disociabilidad.
Éstos deberán diferenciarse, desde luego, respecto de los cambios que refle
jen la reconstrucción selectiva de los recuerdos que estén disponibles (véase
párrafo siguiente).
La distinción entre aprendizaje y olvido es obviamente mucho mayor en
el aprendizaje por descubrimiento que en el aprendizaje por recepción.
En el primero, encuentros repetidos con la tarea de aprendizaje dan lugar
a las etapas sucesivas de un proceso de solución de problemas autónomo,
mientras que en el aprendizaje por recepción la repetición (aparte de posi
bles cambios en grado y precisión del significado) aumentan ante todo la
disponibilidad futura del material. Por eso el aspecto de olvido del apren
dizaje por descubrimiento apenas si constituye algo más que una fase ulte
rior y continuada de un proceso de aprendizaje qriginal que no exige del
alumno otra cosa que internalizar y hacer más disponible el material pre
sentado. Por consiguiente, en este caso el olvido tiene poco en común con
la mayoría del aprendizaje por descubrimiento, pues el significado debe
descubrirse primero por alguna técnica de solución de problemas antes de
que sea retenido y quede disponible.
A s im ila c ió n d e m a te r ia le s a b s tr a c to s
y m a te r ia le s fá c tic o s
La asimilación
¿proceso inductivo o deductivo?
3 L a rem iniscencia a corto plazo, que se m anifiesta d e dos a seis m inutos des
pués d el ap ren d izaje (e l fen óm en o de W a r d -H o v la n d ), no será considerada aquí, pues
concierne a la m em orización repetitiva.
132 S ig n ific a d o y c¡pr<Br,á¡zx2¡a s ig n if ic a t iv o
Fuentes d e l o lv id o
4 P ara una exp licación más com pleta de la m anera com o ia predisposición acti-
tudinal influ ye en el ap ren d izaje de m aterial de controversia, véase el capítu lo 10.
134 S ign ifica d o y a p r e n d iz a je sign ificativo
lo s p ro c e s o s d e l a p r e n d iz a je p o r r e p e tic ió n
La s u p e r io r id a d d e l a p r e n d iz a je y la re te n c ió n
sign ifi c a tiv o s
sign ificativo es el de con vertir el sign ificado poten cial en significado real (p sicoló
g ic o ). 'T a n to las tareas aprendidas rep etitiva co m o significativam ente contienen com
ponentes ya significativos, p ero en el p rim er caso la tarea en co n ju n to no es poten-
ciaim ente sign ificativa, m ientras que en el segundo caso sí -lo es. P o r consiguiente, la
presencia de com ponentes ya significativos es, cuando m ucho, un fa c to r in d ire cto
que exp lica el apren dizaje superior (re p e titiv o o sig n ifica tivo ) que ocurre cuando
se incluyen en la tarea tales com ponentes. N o pu ede exp licar quizá la superioridad
d el a p ren d izaje sign ifica tivo con respecto al rep etitivo, en relación con la tarea en
conjunto. L a razón más im portan te de la superioridad del apren dizaje sign ificativo
respecto del rep etitivo arraiga obviam ente en que en el apren dizaje sign ificativo la
tarea en con ju n to es p oten cialm en te sign ificativa y, en consecuencia, pu ede ser rela
cionada, in ten cion ada y sustancialmente, a la estructura cognoscitiva.
Q u e el ap ren d izaje sign ificativo se refiere ante tod o a un proceso de aprendizaje
distin tivo, antes qu e a la sign ifica tivid a d d el con ten ido aprendido, se aclara más
to d a vía p o r el hecho de que tan to los procesos de ap ren d izaje sign ificativo com o sus
resultados pueden ser m ecánicos — aun cuando la tarea de apren dizaje en conjunto
sea p oten cialm en te sign ifica tiva — si el alum no no m anifiesta disposición para el
ap ren d izaje sign ificativo.
Cap. 3 . R e te n c ió n y a p r e n d iz a je s i g n i f i c a t i v o p o r r e c e p c ió n 14!
de manera arbitraria o de material conexo pero sin sentido. Este es induda
blemente uno de los factores que explican la superioridad del aprendizaje
significativo respecto del repetitivo; pero una razón más importante de la
mayor estabilidad del aprendizaje significativo es la que arraiga en la rela-
cionabilidad y afianzabilidad, intencionadas y sustanciales, de los materiales
aprendidos significativamente con respecto a las ideas terminantes estable
cidas en la estructura cognoscitiva; por tanto, no sólo hay menos contenido
que aprender y recordar, sino que hay incluso una base más sólida y
estable para (aprender y retener el contenido que haya de asimilarse; pero
de ninguna manera se excluyen mutuamente ambas explicaciones.
Sin embargo, debiera notarse que aunque en la mayoría de las circuns
tancias es más difícil aprender repetitiva que significativamente, quizá la
primera manera esté más al alcance del individuo que carezca de los ante
cedentes ideativos necesarios para una tarea de aprendizaje en especial.
Además, para la persona ansiosa y carente de confianza en su capacidad de
entender proposiciones nuevas y difíciles, el aprendizaje repetitivo parece
ser a menudo más fácil que el significativo.
r e t e n c ió n s ig n if ic a t iv a y ¿Refleja la superio
r e t e n c ió n r e p e t it iv a .
ridad de la retención significativa respecto de la mecánica una diferencia
real de eficacia de los respectivos procesos de retención , o simplemente la
mayor eficacia del aprendizaje significativo? Es obvio que si, para empezar,
el material aprendido significativamente se domina mejor, habrá más signi
ficados incorporados que estén disponibles en cualquier fecha ulterior en
que se someta a prueba la retención, aun si los procesos de retención repe
titiva y significativa son igualmente eficaces. En el caso de aprender repeti
tivamente materiales que varíen su grado de significatividad, se ha demos
trado que el aprendizaje es la única variable importante. Cuando se
aprenden materiales más y menos significativos para alcanzar el mismo
criterio de dominio (concediendo mayor número de intentos al material
menos significativo) ,~no hay diferencia en cuanto a los resultados de la
retención (Postulan y Rau, 1957; Underwood y Richardson, 1956).
Pero si nuestra teoría sobre la existencia de diferencias fundamentales
entre los procesos de retención significativa y repetitiva es correcta no
debiéramos esperar que si los materiales aprendidos repetitiva y significa
tivamente llegasen a ser dominados con igual maestría, habrían de ser
recordados también con igual eficacia. De acuerdo con la teoría de la asi
milación, las mismas variables que influyen en los resultados del apren
dizaje significativo, y los mismos factores que explican la superioridad de
los procesos del aprendizaje significativo respecto del repetitivo, continúan
operando durante el intervalo de retención y afectan a los resultados de esta
misma. Por consiguiente, incluso si los materiales aprendidos repetitiva y
significativamente se aprendieran hasta alcanzar el mismo criterio de domi
142 S ig n ific a d o y a p ren d iza je sign ificativo
Teoría d e la interferencia
£a teoría d e la G e s ta lt
La teoría psicoanalítica
Posición teórica cada vez más popular en los últimos años ha sido una
variante de la cibernética o teoría de la información, que se basa en un
modelo de computadora aplicado a la organización y al funcionamiento
cognoscitivos/ (Combina varios mecanismos postulados del procesamiento y
almacenamiento de información en que se fundan las computadoras con
el principio cibernético de un sistema de control. Ese sistema de control se
considera lo suficientemente sensible como para retroalimentar indicacio
nes sobre errores conductuales (o discrepancias entre estados de cosas exis
tentes y deseadas) y también lo bastante responsivos a tal retroalimenta-
ción como para corregir el error o la discrepancia existentes. En su modelo
para explicar el pensamiento humano, A. Newell, J. C. Shaw y H. A.
Simón (1958) suponen la existencia de receptores capaces de interpretar
información codificada y de un sistema de control que consiste en un alma
cén de recuerdos, varios procesos que operan conforme a la información
contenida en los recuerdos, y un conjunto de reglas para combinar estos
procesos y formar programas de procesamiento.
El valor teórico del modelo de computadoras depende, claro, de lo
defendible que sean las teorías particulares del procesamiento de informa
ción propuestas por teóricos de esta corriente para explicar el funciona
miento cognoscitivo humano. Los programas de las computadoras parecen
ser capaces, ciertamente, de ejecutar muchas de las mismas clases de
operaciones cognoscitivas que realizan los humanos: memorizar, genera
lizar, clasificar, solucionar problemas y tomar decisiones lógicas. Pero el
interrogante decisivo reside en si los seres humanos ejecutan estas opera
Cap. 3. R e te n c ió n y a p r e n d iz a je s ig n if ic a t iv o p o r r e c e p c ió n 151
ciones gracias a los mismos procesos fundamentales atribuidos a los modelos
de computadoras.
Los procesos que sustentan a las operaciones abarcadas por la mayoría
de los modelos de computadoras, aplicados al funcionamiento cognoscitivo,
son increíblemente sencillos comparados con las tremendas complejidades
de los procesos reales que implican las consideraciones psicológicas perti
nentes; por consiguiente, la supuesta semejanza de ambos conjuntos de
procesos se descompone en innumerables puntos de comparación. En primer
lugar, las computadoras son capaces de procesar y almacenar vastas canti
dades de unidades discretas de información que se les presentan simultánea
o sucesivamente. Los seres humanos pueden asimilar y recordar al mismo
tiempo sólo unos cuantos ítemes discretos. Compensan esta limitación por
medio de la “ fragmentación” (G. A. Miller, 1956), procesando unidades
mayores compuestas de ítemes que dependen unos de otros sucesivamente,
aprendiendo códigos genéricos que abarcan los casos derivados específicos
(inclusión derivativa) y catalogando la nueva información dentro de clasi
ficadores más inclusivos (inclusión correlativa).
En segundo lugar, el olvido no es problema para las computadoras.
N o hay posibilidad de asimilación obliterativa o de interferencia proactiva
o retroactiva. L a información almacenada en una computadora se man
tiene disponible indefinidamente. Todas esas nociones de fuerza de disocia
bilidad, de pérdida progresiva de esta fuerza, y de dependencia de la velo
cidad de pérdida de factores como la discriminabilidad, la claridad y la
estabilidad de las ideas de afianzamiento, todo esto tiene poco sentido en
el contexto de la memoria de una computadora. En tercer lugar, no hay
aquí el problema de los cambios debidos al desarrollo. La capacidad de las
computadoras para asimilar y almacenar información, o las clases de proce
samiento de información o de procesos para solucionar problemas que
ellas empleen, son cosas que no cambian con la edad. Por último, como
funcionan en la actualidad, las computadoras carecen de la capacidad del
ser humano para la improvisación imaginativa, la inspiración creadora y
el pensamiento independiente.
FACTORES
COGNOSCITIVOS
EN EL APRENDIZAJE
Estructura
cognoscitiva
y transferencia
suele entenderse el término, implica por otra parte que el n ivel de des
a rrollo de su desempeño cognoscitivo es tal que puede realizar una tarea
de aprendizaje dada con razonable economía de tiempo y esfuerzo. Así
pues, en contraste con las variables de la estructura cognoscitiva, la dispo
nibilidad o prontitud desde el punto de vista del desarrollo, no está deter
minada por el estado presente de los conocimientos del alumno dentro de
un campo de estudio dado, sino más bien por su madurez cognoscitiva
o nivel de funcionam iento intelectual. Este factor será estudiado en el
capítulo 5.
En ambos casos tratamos en realidad con un tipo de prontitud o dis
ponibilidad para nuevos aprendizajes. Pero en un caso la disponibilidad
o prontitud está en función de conocim ientos adquiridos previamente, es
decir, de sus propiedades de organización y sustanciales. En el segundo
caso, está en función de la madurez de sus capacidades cognoscitivas , inde
pendientemente de sus antecedentes particulares en la materia de estudio.
A p r e n d iz a je y e x is te n c ia d e id e a s
d e a f ia n z a m ie n to p e rtin e n te s
Estudios a c o rto p la z o
2 L a fu n ción organ izad ora de los esquemas de B artlett en las fases perceptual
y reprod u ctiva d el ap ren d izaje y la reten ción significativas se ha considerado y a en
otra parte. Goss (1 9 6 1 ) ofrece una discusión teórica elaborada de la adquisición
de “ esquemas conceptuales” y de em pleos m ed ia d or y organizador.
3 Estos son problem as en que e l sujeto, habiendo ap ren d id o una relación dada
(p o r ejem p lo, e le g ir el más gran de de un p ar de b lo q u e s ), m uestra com prensión
(tra n s p o rte ) d e esta relación a otro p a r de bloques de diferen te tam año absoluto.
Cap. 4. E s tru c tu ra c o g n o s c itiv a y tr a n s fe r e n c ia 1 65
EL EFECTO DE O R G A N IZ A D O R E S P R E V IO S SOBRE EL A P R E N D IZ A J E Y LA
. El estudio de L. Postman (1954), acerca del efecto de reglas
r e t e n c ió n
4 P e ro cuando la tarea de ap ren d izaje es particu larm en te d ifíc il, los organ iza
dores pueden b en eficia r diferen cialm en te a los estudiantes de capacidad elevad a
(G rotelu esch en , 1967) y a los que poseen más conocim ientos antecedentes (A u su bel
y F itzg era ld , 1 9 6 2 ), hacien do posible p ara ellos que apren dan el m aterial que en
to d o caso se h a lla d a más a llá de la capacidad de los estudiantes menos capaces y
expertos.
Ccrp. 4 . Estructura c o g n o s c itiv a y tr a n s fe r e n c ia 167
hacen formar parte de la entidad incluyente. Así pues, no solo el material
nuevo se vuelve más familiar y potencialmente significativo, sino que tam
bién los antecedentes ideativos pertinentes de la estructura cognoscitiva se
seleccionan y utilizan de modo integrado. En segunda, los organizadores
previos a un nivel apropiado de inclusividad, al posibilitar la inclusión en
proposiciones específicamente pertinentes (y al sacar otras ventajas del
aprendizaje inclusivo), suministran afianzamiento óptimo. Se promueve
con esto tanto el aprendizaje inicial como la resistencia ulterior a la inclu
sión obliterativa. Tercera, el uso de organizadores previos hace innecesaria
gran parte de la memorización repetitiva a que recurren con frecuencia
los estudiantes cuando tienen que aprender los detalles de una disciplina
poco familiar antes de disponer de mi número suficiente de ideas de afian
zamiento claves. Por la falta, en la estructura cognoscitiva, de tales ideas
a las cuales relacionar intencionada y sustancialmente los detalles, el
material aunque sea lógicamente significativo, carecerá de significatividad
potencial.
LA T R A N S F E R E N C IA DE P R IN C IP IO S GENERALES EN LA S O L U C IO N DE PRO
BLEM AS. Gran parte de transferencia en la solución de problemas y en
otras clases de aprendizaje es atribuible a la reserva de elementos generales
de estrategia, orientación y adaptación al problema. Se ha demostrado que
la enseñanza sistemática de la manera de atacar una tarea dada facilita el
aprendizaje (Duncan, 1953) y la memorización motores (Woodrow, 1927).
El sobreaprendizaje de la tarea de entrenamiento tiende a reducir la trans
ferencia negativa en el aprendizaje seriado ( Atwater, 1953; Bruce, 1933;
Mandler, 1954; Underwood, 1949; Yarcozower, 1959), ya que establece
la pertinencia particular de los elementos específicos para los casos concre
tos y permite al mismo tiempo la transferencia positiva de los factores
generales. El mismo fenómeno básico puede observarse también en la
manera como una rata aprende a recorrer un laberinto (T . A. Jackson,
1932; Wiltbank, 1919).
L a facilitación más explícita del aprendizaje de destrezas, ofreciendo
un principio general transferible (la naturaleza de la refracción), se apre
cia en el experimento clásico de G. H. Judd, sobre la manera de aprender
a golpear blancos sumergidos (Hendrickson y Schroeder, 1941; Judd, 1902;
Overing y Travers, 1966). El aprendizaje previo de principios mejora asi
mismo la capacidad para resolver problemas de matemáticas (Scandura,
1966a, b ) . S. M . Ervin (1960c) descubrió también que la enseñanza verbal
de los principios físicos pertinentes de una ejecución motora dada aumenta
la transferencia a otra ejecución motora análoga; sin embargo, este efecto
no ocurrirá a menos que los sujetos sean capaces de percibir tanto la seme
janza entre ambas tareas motoras como el vínculo que existe entre los
principios y la ejecución. A l resolver problemas del tipo de los rompeca
1Ó8 F a c to re s c o g n o s c itiv o s e n e í a p r e n d iz a je
El uso d e o r g a n iz a d o r e s
La d ife r e n c ia c ió n p ro g re s iv a
v Esta a firm ación repite sim plem ente el p rin cip io de que el a p ren d iza je inclusivo
es más fá c il qu e el supraordinado. E l argu m ento p a ra usar organ izadores se fu n da
en el m ism o prin cipio. Se aprecia, sin em bargo, que el ap ren d izaje d e ciertas p ro p o
siciones requ iere de la síntesis de conceptos y proposiciones subordinados y p revia -
mentes adqu iridos (a p re n d iza je su p raord in ad o) (G a g n é , 1 9 6 2 ). L a necesidad d e
aprendizajes supraordinados periódicos, sin em bargo, n o n iega la a firm a ció n de que
tanto la organ ización p sicológica d el ap ren d iza je com o la organ ización óp tim a de la
m ateria de estudio e jem p lifica n gen era lm en te el p rin cip io de d iferen cia ció n p ro
gresiva.
1 84 F a c to re s c o g n o s c itiv o s en eJ a p r e n d iz a je
La re c o n c ilia c ió n in t e g r a d o r a
la organización en secuencia
de cada unidad no sólo se convertirá en un logro de por sí, sino que cons
tituirá también un armazón ideativo específicamente pertinente para el
siguiente ítem de la secuencia.
En el aprendizaje escolar en secuencia, el conocimiento del material
que aparece primero en la secuencia desempeña un papel muy parecido
al de un organizador, en relación con el material que aparece después en la
secuencia. Constituye un fundamento ideativo pertinente y, con ello, una
condición limitadora decisiva para el aprendizaje del material ulterior
cuando la influencia tanto de la capacidad verbal como del conocimiento
antecedente general se mantiene constante (Ausubel y Fitzgerald, 1962) ;
mas para el aprendizaje de eficacia máxima debiera proporcionarse un
organizador distinto para cada unidad del material. En consecuencia, la or
ganización sucesiva de la materia de estudio puede ser muy eficaz, pues
cada aumento de conocimientos servirá de afianzamiento para el apren
dizaje ulterior. Esto presupone, claro, que el paso antecedente se consolide
siempre del todo. Quizá la principal ventaja pedagógica de las máquinas
de enseñar radique en la posibilidad de controlar esta variable decisiva del
aprendizaje en secuencia.
Otra ventaja de la enseñanza programada estriba en su arreglo en se
cuencia y en la gradación de las dificultades, con lo que se asegura que
cada aumento de aprendizaje obtenido sirva de fundamento y afianza
miento apropiados para el aprendizaje y la retención de ítemes subsiguien
tes de la secuencia ordenada. L a programación adecuada de los materiales
presupone también un máximo de atención a ciertos aspectos como la cla
ridad, la organización y el poder explicativo e integrador del contenido
sustancial.
El arreglo en secuencia de las tareas de aprendizaje se cifra parcial
mente en el efecto facilitador general que la existencia de ideas de afian
zamiento pertinentes en la estructura cognoscitiva ejerce en el aprendizaje
y la retención significativos; sin embargo, con respecto a cualquier tema
dado, está el problema de averiguar cuál es en particular la secuencia más
eficaz. Intervienen aquí consideraciones de análisis lógico de la tarea, dife
renciación progresiva, nivel de desarrollo del funcionamiento cognoscitivo,
reconciliación integradora y jerarquía de aprendizaje. Además, en el apren
dizaje supraordinado, es esencial asegurar que tanto los conceptos y las
proposiciones subordinados como los elementos conceptuales componentes
de cada proposición se dominen previamente. R. M . Gagné plantea muy
bien el problema cuando dice que:
. . .la p lan eación que precede al diseño efectivo para el a p ren d izaje es asunto de
especificar con cierto cu idado lo que puede llam arse estructura del aprendizaje
de cu alqu ier tem a que haya de ser adqu irido. A fin de determ in ar lo que v a antes,
el tem a debe analizarse en fu n ción de los tipos de ap ren d izaje que intervien en en él.
L a adquisición de conocim ientos es un proceso en que cada capacidad nueva se asien
C ap. 4. E s tru c tu ra c o g n o s c itiv a y tr a n s fe r e n c ia 191
te sobre un fu n dam en to establecido p o r las capacidades aprendidas con a n teriori
dad. . . L a im p ortan cia de plan ear la secuencia de ap ren d izaje rad ica p rin cip a lm en te
en qu e: hace posible que se eviten los errores que surgen de “ saltarse” pasos esen
ciales en la adquisición del con ocim ien to de un área de estudio determ in ad a (G a g n é ,
1965, págs. 25, 1 7 3 ).
l a c o n s o lid a c ió n
10 Esto no significa necesariam ente que pu eda descubrirse una gran estrategia
heurística aplicable a todas las disciplinas, n i que la capacidad de pensam iento crítico
pu eda ser m ejora d a p o r la enseñanza de los prin cipios generales d e la lógica, aisla
dos del con ten ido de la m ateria de estudio. S ign ifica sencillam ente que, en ciertos
casos, ciertos m odelos o analogías específicos p u eden ten er v a lo r heurístico intérdis-
cip lin ario de base m etafórica, y que ciertos prin cipios sustanciales o m etod ológicos
son aplicables a más de una disciplina, con ta l que se h agan explícitas su pertin en cia
y consecuencias interdisciplinarias.
194 F a c to re s c o g n o s c itiv o s e n e l a p r e n d iz a je
y de la “ vida real” que sean parecidas a los ambientes en que tendrá lugar
la aplicación final del adiestramiento.
Algunas tareas son tan complejas que no pueden aprenderse de manera
directa. El alumno debe ser adiestrado primero en una versión simplificada
de la tarea para, entonces, transferir este adiestramiento a un intento
por dominar la tarea misma (Baker y Osgood, 1954) ; por ejemplo, en el
aprendizaje de una tarea compleja de localización (Lawrence y Goodwin,
1954) o en la comprensión oral de un lenguaje extranjero, es deseable que
la tarea de aprendizaje se realice primero a baja velocidad. En algunos
casos deben dominarse por separado los distintos componentes de una eje
cución muy compleja antes de acometer la tarea total con alguna esperanza
de éxito (Eckstrand y Wickens, 1954).
La " d is c ip lin a f o r m a l”
. . .hay muchas disciplinas, cada una de las cuales constituye una m anera de acom eter
ciertos tipos de problem as. T ie n e sentido o b vio la afirm ación de que un m atem ático
es más capaz de resolver un problem a m atem ático nuevo que una persona m u y in te
ligen te y educada que no sea m atem ática, y no precisam ente, porqu e la p rim era sepa
más teorem as. T ie n e cierta capacidad para construir m odelos, p ercib ir conexiones
den tro de ellos, y p rob ar la consistencia interna de los mismos a lo la rg o de una
serie de premisas y conclusiones. D ispone de innum erables recursos: sistemas de
notación, distinciones conceptuales, operaciones. Y no se v a le de éstos com o la
com pu tadora de las fórm ulas, sino más bien com o el arqu itecto em p lea tod o lo que
ha ap ren d id o de sus construcciones pasadas. P a ra resolver un p rob lem a nuevo saca
esto y aqu ello de su alm acén, arm a piezas en e l aire, com ienza a p ercib ir la coheren
19 ó F a c to re s c o g n o s c itiv o s e n e l a p r e n d iz a je
cia, descarta partes que nó encajan y construye repuestos, y más o menos súbita
m ente descubre la fo rm a de su sistema m atem ático (C ron b ach , 1965, pág. 1 2 2 ).
Los e le m e n to s id é n tic o s
El p a p e l d e la tra n s fe re n c ia en la e d u c a c ió n
La e n s e ñ a n z a d e la m e d ic in a
E L P R O B L E M A D E L A T R A N S F E R E N C IA E N LA E N S E Ñ A N Z A DE L A M E D IC IN A .
Gomo debe adquirirse una reserva mínima de conocimiento antecedente
preclínico y clínico antes de que sea factible ningún intento serio de solu
cionar problemas clínicos, y como este antecedente se adquiere principal
mente en los dos años preclínicos y en el primer año clínico de la escuela
de medicina, el problema educativo en este caso debe conceptuarse como de
transferencia duradera del adiestramiento; por ejemplo, ¿cómo puede ense
ñarse mejor la materia de estudio de los años preclínicos de modo que sea
retenida en forma utilizable y, por tanto, esté disponible como fundamento
para aprender nuevos cuerpos de conocimientos clínicos y como base para
solucionar problemas clínicos? Es obvio que el conocimiento preclínico que
no se retiene absolutamente, o tan sólo de modo desorganizado, confuso, no
significativo (mecánico), inestable o aislado, no puede aplicarse con efec
tividad a estos últimos propósitos.
Sin embargo, es bien conocido el hecho de que muchos estudiantes de
medicina, especialmente los que padecen de elevados niveles de ansiedad,
solucionan el problema de diferir grandes volúmenes de material al que
se enfrentan, memorizándolos para pasar exámenes y confiando, compulsi
198 F a c to re s c o g n o s c itiv o s e n e l a p r e n d iz a je
las técnicas para solucionar problemas clínicos pueden emplearse tan solo
conjuntamente con la exposición didáctica de las materias de estudio, en
lugar de ser sustituto de éstas. El adiestramiento en situaciones particulares
de solución de problemas consume demasiado tiempo como para que cons
tituya un método factible de transmitir la inmensa variedad de conocimien
tos clínicos abstractos que les hace falta saber a los estudiantes de medicina.
En realidad, cuando se utilizan mal con este propósito las técnicas para
solucionar problemas, se comprobará a final de cuentas que éstas se derro
tan a sí mismas porque, a falta de conocimientos antecedentes adecuados,
los estudiantes no podrán esperar de ninguna manera resolver con éxito los
problemas clínicos, independientemente de la adecuación de su adiestra
miento práctico. L a habilidad mejorada para resolver problemas clínicos
puede considerarse, en otras palabras, el objetivo principal de la enseñanza
clínica expositiva y el criterio principal de su adecuación; pero los ejerci
cios para solucionar problemas no pueden considerarse recursos primarios
prácticos de enseñanza del contenido abstracto de materias clínicas.
Mas, a pesar de estas limitaciones, esos métodos encierran muchas
posibilidades para mejorar la suficiencia del adiestramiento clínico. Nuestra
inclinación por el segundo de los tres enfoques descritos antes refleja en
gran parte tanto preferencias personales como el juicio de que este enfo
que, demasiado prometedor, es el más abandonado de los tres. Esto no
entraña, de ninguna manera, menosprecio por los otros dos enfoques.
Desde el punto de vista del enfoque adoptado aquí respecto del proble
ma de la transferencia en la enseñanza de la medicina, se considera que la
estructura del conocimiento del estudiante de medicina es la variable deci
siva que influye en el aprendizaje, la
o
retención y la habilidad para solucio-
nar problemas nuevos. Sólo en la medida en que sea posible mejorar la
organización, la claridad y la estabilidad de esta estructura, será posible
aumentar la retención funcional de los conocimientos de medicina de modo
que sea transferible más de la materia preclínica al aprendizaje de temas
clínicos y más conocimientos clínicos abstractos estén disponibles para
situaciones de solución de problemas clínicos específicos. Ea estructura
cognoscitiva en sí, como se indicó antes, puede ser influida sustancialmente
por las propiedades de generalidad y de integración de los principios de
organización y explicatorios particulares, de una rama dada de la medi
cina, y programáticamente por métodos de presentar, arreglar y ordenar las
unidades de conocimientos médicos que afecten a la claridad, la estabilidad
y la cohesión de esa estructura.
El e fe c to fa c ilita d o r d e la e x p re s ió n v e r b a l en la tr a n s fe r e n c ia
ES e s tilo c o g n o s c itiv o
m adamente 0.80 y 0.70. A l validar estas escalas encontró que los católicos
alcanzaban más altas puntuaciones de D ogm atism o y Obstinación Derecha,
mientras que los comunistas y descreídos religiosos alcanzaban puntuacio
nes más elevadas de D ogm atism o y Obstinación Izqu ierda; sin embargo
sólo los grupos de Obstinación Derecha tendieron a calificar alto en las
Escalas de Autoritarism o de Berkeley (B e rk e le y A u th o r ita r ia n is m S c a le s ),
A los individuos cerrados y rígidos se les dificulta pensar de manera sintéti
ca y analítica respectivamente. Los individuos receptivos tienden a calificar
más alto que los pocos receptivos en pruebas de capacidad verbal, pruebas
de aprovechamiento, y en capacidad para form ar asociaciones verbales
remotas (S. R . Baker, 1964; Zagona y Zurcher, 1965). J. M c V . H unt
(1961) al revisar la literatura pertinente, sugirió que infinidad de experien
cia previa dentro de un cam po dado fom enta una orientación positiva hacia
las situaciones novedosas, mientras que la poca experiencia previa dentro
del mismo cam po tiene más probabilidad de conducir al apartamiento. D e
acuerdo con este mismo punto de vista, los individuos tienden a diferir
consistentemente en cuanto a sus respectivas “ tolerancias a experiencias
irreales” (G ardner y Schlesinger, 1962).
L a intolerancia a la am bigüedad es manifestación característica de
“ mente relativamente estrecha” y es síntoma de nivel elevado de ansiedad
(Ausubel, 1949; Smack, 1957). E l individuo ansioso, que requiere de
respuestas inmediatas y rotundas y se pone im paciente con los testimonios
contradictorios y con las conclusiones provisionales, tiende a mostrar, ya
impulsividad excesiva, ya cautela extremada al tomar decisiones (Smock,
1957). T a n to los que toman decisiones prontas como demoradas “ m ani
fiestan significativamente más perseverancia de respuesta y más breve
latencia de respuesta” en una prueba de reconocim iento de objetos, que
otro grupo prom edio (Smock, 1957, pág. 3 5 ). “ Los niños muy orientados
causalmente son más tolerantes a la percepción de materiales ambiguos
que se les presentan en el test de la U bicación de la Decisión (D e c is ió n
JLocation T e s t ) y tienden menos a llegar prematuramente al cierre que
los sujetos orientados menos hacia la causalidad” (Muus, 1960, pág. 534) .
Estos últimos tienden a hacer más conjeturas, las cuales con más proba
bilidad serán rígidas y con características de juicio.
Los individuos difieren también consistentemente con respecto a sus
tendencias a em plear “ denominaciones afectivas” al clasificar estímulos.
En una investigación de consistencia interna en el uso de denominaciones
afectivas para describir y categorizar estímulos sociales y de manchas de
tinta, J. R agan, EL A . Jvfoss e I. E. Sigel (1960) demostraron que había
intercorrelaciones positivas en cuatro de sus medidas.
G ardner (1 9 5 9 ), con una técnica de análisis factorial aisló un número
lim itado de “ principios de control” que reflejan consistencias individuales
de conductas cognoscitivas. Este estudio fue am pliado más tarde para
C ap. 4 . E s tru c tu ra c o g n o s c itiv a y tr a n s fe r e n c ia 207
L a fu nción de la im p ortan cia (asim ilar y rela cio n a r) se exp licó a veces con gran
claridad, m ientras que en otras ocasiones fu e sim plem ente d eco ra tiva y extrínseca
(la a g u d iza c ió n ). Es m uy interesante que entre las personas desafectas a im p ortar, la
fu nción raram ente p areció ser esta ú ltim a ; la m ayoría de las im portacion es decora
tivas fu eron aportadas p o r quienes sí im portan (P a u l, 1959, pág. 1 4 4 ).
Las reproducciones hechas p o r personas que im p ortan y p o r las que n o im portan
fu eron estilísticam ente d iferen tes: las de las prim eras tenían p o r lo gen era l estruc
turas más débiles, eran más inconexas y más abreviadas que las segundas; las d e
las personas que sí im p ortan parecían ser más continuas y coherentes (P a u l, 1959,
pág. 1 3 5 ).
A p lic a c io n e s p e d a g ó g ic a s d e l
p r in c ip io d e p r o n t it u d o d is p o s ic ió n
edades— pueden ser aprendidos con éxito y sin esfuerzos indebidos cuando
se introducen cambios adecuados en los métodos de enseñanza. Mientras el
principio de prontitud o disposición no sea particularizado en cada discipli
na académica, con respecto a las diversas subáreas, niveles de dificultad y
métodos de enseñanza que puedan emplearse de un modo provechoso en
cada nivel de desarrollo, el principio que nos ocupe carecerá virtualmente
de toda utilidad pedagógica.
¿De qué manera ilumina el campo del crecimiento y el desarrollo hu
manos el problema dé “ ¿qué debe enseñarse en las escuelas?" ¿Deseamos
seriamente que sea posible hacer una lista y discutir una docena o más de
casos en que los principios del desarrollo se hayan utilizado válidamente
para proporcionar respuestas definitivas a cuestiones que traten acerca del
contenido y la organización del currículo. Sin embargo, lamentablemente
debe admitirse que en la actualidad esta disciplina sólo puede ofrecer un
número limitado de generalizaciones muy en bruto y sugerencias muy pro
visionales acerca del problema. En sentido muy general, por supuesto, es
innegable que la preocupación por el desarrollo infantil ha ejercido efectos
saludables en la empresa educativa. H a puesto en estado de alerta a los
administradores escolares con respecto al hecho de que ciertos niveles míni
mos de madurez intelectual son necesarios antes de que puedan enseñarse
varios temas con grado razonable de exigencia y esperanza de éxito; y se
ha animado a los maestros a que, al presentar sus materias o hacer uso de
los intereses existentes de los alumnos, consideren el punto de vista de éstos,
y tomen en cuenta las limitaciones prevalecientes en el dominio del len
guaje y en la captación de los conceptos. Por otra parte, la extrapolación
prematura y al por mayor de los principios del desarrollo a la teoría y prác
ticas educativas ha causado también daños incalculables. Hará falta por lo
menos una generación para que los profesores “ desaprendan" algunas
de las más falaces y peligrosas de estas aplicaciones, tan generalizadas e
inj ustificadas.
Muchas de las dificultades mencionadas se deben a la falta de apre
ciación de que el crecimiento y el desarrollo humanos son materia de una
ciencia “ pura" en vez de “ aplicada” . Gomo ciencia pura se ocupa del
descubrimiento de las leyes generales de la naturaleza y regulación del des
arrollo humanos com a fin en sí m ism o . En última instancia, por supuesto,
tales leyes tienen consecuencias evidentes para la realización de metas
prácticas en campos como el de la educación y el de la crianza y la for
mación infantiles; por ejemplo, en sentido muy general señalan los efectos
de los diferentes climas interpersonales y sociales en el desarrollo de la
personalidad, y las clases de métodos de enseñanza y de contenidos de ma
terias que son más compatibles con la capacidad de desarrollo y el modo
de funcionamiento cognoscitivo en una etapa dada del crecimiento. Así
216 F a c to re s c o g n o s c itiv o s en ©f ap ren d iza je
. . .aun cuando se dem ostrara que los niños m uy pequeños pueden ap ren d er éste o
aquél proceso “ avan zado” habría que d ecid ir to d a vía si hacerlo así es deseable
y p ro p io para ellos. D esde el punto de vista sociológico, podríam os pregu n tam os si
esta es la m e jo r m anera de que los niños em pleen su tiem p o y su energía. E , in telec
tualm ente, podem os preguntarnos si esta es la p rep aración más con ven ien te para las1
R e tra s o d e l le n g u a je
La e n s e ñ a n z a y e l d e s a rro llo in te le c tu a l
L A D IF E R E N C IA C IÓ N Además de la
D E L F U N C IO N A M IE N T O C O G N O S C IT IV O .
condición limitante del nivel obtenido de desarrollo o del grado existente
de deficiencia, debemos considerar también el factor limitante del grado de
plasticidad o libertad del organismo para responder, en razón del des
arrollo, en una dirección dada, como reacción a la estimulación ambiental
adecuada (Ausubel, 1965e).
En términos generales, la plasticidad de la inteligencia tiende a dismi
nuir con el incremento de la edad. A l principio, la inteligencia es una
capacidad relativamente indiferenciada, que puede desarrollarse en direccio
nes diferentes; pero a medida que el niño crece, particularmente durante la
preadolescencia y la adolescencia, llega a diferenciarse cada vez más, como
22 ó Factores co gn o sc itiv o s en e f a p r e n d i z a je
E l s ig n if ic a d o d e la s e ta p a s
con amplitud. Mientras una etapa dada ocupe la misma posición dentro
de la secuencia en todos los individuos y culturas siempre que se manifieste,
será perfectamente compatible con la existencia de diferencias del nivel de
edad de incidencia y de campo de estudio, dentro y entre individuos así
como entre diversas culturas. Cada etapa refleja la influencia de determi
nantes genéticos y ambientales, y puede ocurrir ya gradualmente, ya de ma
nera abrupta. Por consiguiente, todos los argumentos aducidos en contra
de la legitimidad de las etapas de desarrollo intelectual, postuladas por
Piaget, están absolutamente fuera de lugar.
Aunque las etapas de desarrollo sean entre sí, de proceso cualitativa
mente discontinuo, no hay razón alguna para que la manera de ejecutarlas
deba ser necesariamente abrupta. Esto es en especial cierto cuando los fac
tores que las ponen en juego operan durante muchos años y son de efecto
acumulativo. A diferencia de la situación en el desarrollo físico, emocional
y de la personalidad, el desarrollo cognoscitivo no está marcado por la apa
rición súbita y tangible de determinantes nuevos y discontinuos.
Tampoco es razonable insistir en que una etapa dada deba ocurrir siem
pre en la misma edad en cada cultura. Gomo la tasa de desarrollo es, por
lo menos en parte, función de la estimulación ambiental, el límite de edad
en que una etapa ocurre tiende a variar de una a otra cultura. Así pues,
considerando las marcadas diferencias que hay entre los sistemas escolares
suizo y norteamericano, sería en realidad muy notable que las etapas com
parables de desarrollo ocurrieran en las mismas edades. De la misma ma
nera, dentro de cierta cultura no puede esperarse que ocurra una etapa en
particular en la misma edad en todos los individuos. Cuando se distingue
un nivel de edad determinado, con respecto a cierta etapa, ésta se referirá
obviamente a un valor m edio que significa que prevalece un límite normal
de variabilidad en torno al promedio. Esta variabilidad (Case y Gollinson,
1962; R. J. Goldman, 1965; S. Jackson, 1965; Lovell, 1951a) refleja dife
rencias de dotación intelectual, de experiencias antecedentes, de educación
y de personalidad. Pues apenas sorprende que casi la mitad de una pobla
ción de niños africanos nunca adquiera el concepto de conservación del
volumen (Greenfield, 1966) ; que los niños muy inteligentes muestren razo
namientos de conservación y combinatorios antes que los niños obtusos
(Goodnow y Bethon, 1966) ; que los adolescentes brillantes ingresen a la
etapa de las relaciones lógicas abstractas antes que los adolescentes tontos;
que algunos niños retrasados nunca lleguen a la etapa formal de las opera
ciones lógicas (Jackson, 1965) ; que la edad mental se correlacione más
que la edad cronológica con la etapa lograda de desarrollo cognoscitivo
(Goldman, 1965) ; y que se hallen diferencias de sexo características (por
ejemplo, de razonamiento matemático), reflejo de expectativas culturales
diferentes y distintas experiencias previas, en lo relativo a desarrollo cognos
citivo en diferentes áreas de estudio (Elkind, 1962).
Cap, 5 . D e s a r r o l lo c o g n o s c it iv o 231
Otra razón más todavía para las confusiones y conflictos que hay en
torno del problema de las etapas del desarrollo intelectual está en la ten
dencia a adoptar una posición de todo o nada, en lo relativo a la existencia
de tales etapas. En realidad, los testimonios a la mano sugieren que todos
los aspectos o dimensiones del desarrollo intelectual están caracterizados
por cambios cuantitativos o continuos, mientras que otros lo están por cam
bios cualitativos o discontinuos; por tanto, si se abandona la posición de
todo o nada, habrán de encontrarse muchas cosas ciertas en ambos ex
tremos.
Algunos tipos de operaciones lógicas (la equivalencia, la exclusión) y de
enfoques para resolver problemas (ensayo y error en contraste con discer
nimiento) parecen diferir más bien en grado que en clase de un nivel-de
edad a otro.6 Las pruebas existentes indican que estas clases de operaciones
6 Es im portante no con fu n dir los cambios cu a n tita tivos de estas operaciones ló g i
cas simplesj. de un n ivel de edad a otro, con los cambios que sufren las operaciones
lógicas y que refleja n etapas cu a lita tiva m en te diferentes a lo largo de la dim ensión
Concreto-abstracto del desenvolvim iento cognoscitivo. A sí pues, las operaciones ló g i
cas más im portantes (p o r ejem p lo, la “ reversibilidad” ) im plican la capacidad de
entender y m anipular significativam ente relaciones entre abstracciones secundarias
— capacidad que no está presente en el niño preoperacion al (q u e “ no opera” ló g i
ca m en te). D e la m ism a m anera, el hecho de que un in d ivid u o dado dependa o no
de apoyos em pírico-concretos al ejecu tar operaciones lógicas determ ina si se halla
e n la fase concreta o en la abstracta de las operaciones lógicas.
C a p . 5. D e s a r r o l lo c o g n o s c it iv o 233
lógicas y de enfoques para resolver problemas se emplean en todos los nive
les de edad y difieren principalmente en grado o complejidad en edades
distintas (Burt, 1919; Long y Welch, 1941a; Welch y Long, 1943). Gomo
apunta N. L. Munn (1954), las diferencias de edad son atribuibles en
parte a desigualdades de la experiencia, la motivación y la coordinación
neuromusculares previas. Quizá una fuente aún más importante de estas
diferencias de nivel de edad sea, sin embargo, la creciente habilidad del
niño para generalizar y emplear símbolos abstractos. Tanto la solución
de problemas por ensayo y error como por discernimiento se encuentran,
por ejemplo, en niños preescolares, niños de primaria, adolescentes y adul
tos; la elección entre estos dos enfoques, en todas las edades, depende de
la dificultad inherente al problema, de las experiencias previas del indivi
duo y de la facilidad para someter el problema a análisis lógico. Es verdad
que los enfoques de discernimiento tienden a aumentar con la edad, pero
tan solo porque la habilidad creciente para generalizar y emplear símbolos
abstractos permite un enfoque más orientado hacia la hipótesis.
Por otra parte, hay dos dimensiones del desarrollo intelectual caracte
rizadas por cambios cualitativos que ocurren gradualmente: la transición
del pensamiento subjetivo al objetivo y la transición de las operaciones
cognoscitivas concretas a las abstractas. La adquisición de la capacidad
para separar la realidad objetiva de las necesidades y preferencias subjeti
vas produce la desaparición gradual del pensamiento autista, animista,
antropomórfico, mágico, absolutista y nominalista (Piaget, 1928, 1929,
1932). Y a se habló de los estudios que apoyan los resultados de Piaget
(Inhelder y Piaget, 1958; Piaget, 1950, 1954b, 1957b) acerca de la transi
ción del pensamiento concreto al abstracto. Estos resultados se discutirán
de manera detallada en la siguiente sección y en el capítulo 16.
Consecuencias g e n e r ó le s d e la s e ta p a s d e d e s a r r o llo
p a r a la e d u c a c ió n
La fase p r e o p e r a c io n a l
La e ta p a operaciones! concreto
9 R . B row n (1 9 5 8 b ) argum enta que los procesos cognoscitivos d e los adultos son
más abstractos que los de los niños únicam ente en el sentido de que aquéllos m ani
fiestan más gen eralización d iscrim in a tiva ; y que los niños muestran en realid ad más
gen eralización sim ple del estím ulo que los adultos (esto es, la generalización no exige
análisis discrim in ativo p r e v io ). E n consecuencia, sostiene que los alumnos n o em plean
realm ente una gam a m ayor de conceptos abstractos al pensar, sino tan sólo un reper
torio, m uy diferen ciad o, de subcategorías den tro de las categorías existentes; sin em
bargo, la gen eralización sim ple del estím ulo apenas pu ede considerarse una fo rm a
de pensam iento abstracto que re fle je el em p leo d e conceptos abstractos. A sí pues,
parece más plausible creer que los adultos usan tam bién característicam ente un nú
m ero m ayor de categorías genéricas que los niños, así com o subcategorías más d ife
renciadas.
Cap. 5. D e s a rr o llo c o g n o s c itiv o 239
nadas con la siguiente etapa del desarrollo cognoscitivo que con la pre
cedente/ y, por ello, representan un avance muy significativo respecto de
la anterior.
A l parecer, Piaget exagera su caso y da demasiado crédito a los niños,
cuando no hace diferencia alguna entre abstracciones primarias y secun
darias, y afirma que sólo en la etapa final el niño puede entender y mane
jar relaciones entre abstracciones; en lo que concierne a las relaciones entre
abstracciones primarias, esta capacidad se da evidentemente sin apoyos en
las etapas operacional concreta e incluso en la preoperacional.
La e ta p a lógica a b s tra c ta
A s p e c to s g e n e r a le s y e s p e c ífic o s
d e la tra n s ic ió n
D e p e n d e n c ia d e a p o y o s e m p íric o -c o n c re to s
que sería más útil para los ulteriores aprendizajes de esa misma materia.
En cualquier caso, la sugerencia de que las ciencias deberían estudiarse
en orden de su complejidad fenomenológica, que debe comenzarse con
“ los conceptos básicos de la física y la química antes de abordar los com
plejos fenómenos de la biología y la geología” (Shamos, 1961 ), aunque
lógicamente sostenible, es psicológicamente incorrecta. Desde el punto de
vista pedagógico, más importante que la estructura lógica del conocimiento
es la disposición intelectual del alumno para manejar clases diferentes de
materias; desde el punto de vista de la experiencia y la disposición perti
nentes, las leyes fenomenológicamente “ simples” de la física son mucho
más abstractas y difíciles que las leyes fenomenológicamente “ complejas”
de la biología y la geología, que están mucho más próximas a la experien
cia cotidiana. Esto no niega la posibilidad de que algunos aspectos de la
física pudieran introducirse provechosamente en el currículo de la escuela
primaria; pero antes de que esto pueda realizarse “ con el vigor que merece
la [física]” , la enseñanza de las matemáticas de escuela primaria deberá
mejorar lo suficiente para que sea factible la comprensión intuitiva más
funcional de las relaciones cuantitativas que figuran tan prominentemente
en las ciencias físicas (Shamos, Í961).
La tarea del profesor, de traducir ideas a un lenguaje que sea compa
tible con las capacidades cognoscitivas y el nivel de desempeño cognoscitivo
del niño de primaria, es en realidad difícil. Primero, al enseñar a otros, su
tendencia natural es la de adoptar el mismo nivel de discurso que emplea
por lo común para aprender ideas nuevas. En segundo lugar, adquiridos los
conceptos difíciles, tiende a considerarlos como evidentes y a olvidar tanto
los factores del desarrollo limitantes que intervienen en el proceso de apren
dizaje como las numerosas falsedades y ambigüedades que tuvo que superar
en el curso de su aprendizaje. Dominada una disciplina en particular,
tiende a pensar en la estructura de ésta sólo en función de las relaciones
lógicas entre las ideas componentes, olvidando el proceso psicológico de la
diferenciación progresiva que interviene cuando se adquiere cualquier cuer
po nuevo de conocimientos. Por último, por su estructura cognoscitiva, más
elaborada y más altamente diferenciada, está más consciente de las suti
lezas, connotaciones, ramificaciones y limitaciones vinculadas incluso con las
ideas más sencillas, y con frecuencia deja de percibir que la introducción
de tales complicaciones sólo sirve para confundir a sus alumnos.
Si bien al aprender la mayoría de las proposiciones, el niño preescolar
está restringido a los conceptos (primarios) relativamente no abstractos, es
superfino que todo el aprendizaje de relaciones de este periodo, para que sea
significativo, ocurra de manera no verbal, a modo de solución de proble
mas o por descubrimiento absolutamente autónomo. Es cierto que las pro
posiciones derivativas que contienen conceptos primarios pueden apren
derse de manera directa sin recurrir a ejemplos particulares; y que las
248 F a c to re s c o g n o s c itiv o s en 0 / oprend/za/e
La especificidad o generalidad
efe los aprendizajes intuitivos
. . . d ed icar los dos prim eros anos de la escuela a series de ejercicios de m an ejo, cla
sificación y ord en ación de objetos, d e m anera qu e se p on gan d e re lie v e las o p era cio
nes básicas de la ad ición lógica, la m u ltip licación , la inclusión, la ord en ación en
serie, etc.; pues estas operaciones lógicas son con to d a seguridad la base de las opera
ciones y conceptos más específicos de todas las m atem áticas y las ciencias. Incluso
p u diera darse el caso de que tal <cp recurrí cu lo” de ciencias y m atem áticas sirviera
a la la rg a p ara d ota r al niño de la clase de com prensión in tu itiv a y más in d u ctiva
que pudiese suministrársele después, in corp orad a en cursos form ales de m atem áticas
y ciencias. Pensamos que los efectos de tal en foqu e consistirían en c o n ferirle más
con tin u idad a las ciencias y a las m atem áticas, y tam bién p ro p o rcio n a rle al n iñ o
com prensión m e jo r y más- firm e d e los conceptos y que m ientras él no posea estos
fundam entos, los rep etirá más tarde sin ser capaz de em plearlos con e fica cia y sen
tid o (B ru n er, 1960, p ág. 4 6 ).
Es. . . d ifíc il en ten d er cóm o [Bruner] pu ede sostener que ‘ 'cu alqu ier tem a pu ede
ser enseñado con eficacia, d e algu n a m anera in telectu alm en te honesta, a cu alqu ier
niño en cu alqu ier fase de desarrollo” , y al m ism o tiem p o d ecir, p rim ero que
el n iñ o "e n etap a p reop eracion al” n o pu ede asir la id e a d e "re v e rs ib ilid a d ” y, en
segundo lu gar, "q u e p o r esta carencia fu n dam en tal el n iñ o no p u ed e en ten d er ciertas
252 F a c io r& s c o g n o s c itiv o s en ef a p r e n d i z a j e
ideas básicas d e las m atem áticas y la física. . .Sí. Se le o lvid a d ecir que los profesores
se ven gravem en te lim itados al transm itirle conceptos a un niño que se halla en esta
etapa, aun cuando traten de hacerlo de m anera m uy intuitiva. . . A s ir la id ea de
in varian za es acosar al n iñ o con dificultades ni siquiera sospechadas p o r sus maes
tros. . . L a experien cia y la observación comunes nos convencen de la im posibilidad
de enseñar clases d e tareas com o “ resolver ecuaciones lineales’ 1 a un pequeñuelo
(T y le r , 1964, págs. 220, 2 2 3 ).
La m a n e r a d e a c e le r a r la s fa s e s
d e ! d e s a rro llo in te le c tu a l
¿Es posible apresurar los progresos del niño a través de la fase preope-
racional o la de las operaciones lógicas concretas, teniendo en cuenta sus
características limitaciones cognoscitivas y proporcionándole experiencias
adaptadas a su capacidad cognoscitiva y modo de desempeño? Por ejem
plo, ¿podemos adiestrarlo, como sugiere Inhelder (Bruner, 1960, págs.
43-45), a concentrarse a la vez en más de un aspecto de un problema o a
que aprecie verdaderamente el concepto de conservación de la masa? Si las
fases de desarrollo significan algo de verdad, la respuesta a esta pregunta
sólo puede ser que aunque de hecho pueda lograrse cierto grado de acelera
ción, éste será forzosamente limitado.
Las consideraciones relativas al desarrollo imponen inevitablemente un
límite al grado en que es posible tal apresuramiento, por cuanto la tran
sición a la siguiente fase es invariablemente un cambio orgánico y, por
tanto, presupone el logro de cierto nivel de consolidación o eficiencia en la
etapa precedente. T a l consolidación implica, a su vez cambios graduales
y acumulativos que deben durar cierto tiempo. A l explicar la transición de la
fase preoperacional a la de las operaciones lógicas concretas, por ejemplo,
Piaget (1957b), subraya mecanismos como la “ descentralización” sucesiva
y contrastante (la preocupación menos exclusiva por cierto aspecto de un
fenómeno) y la apreciación gradual de la teoría de la probabilidad.
Pero, en nuestra opinión, Piaget excluye injustificadamente el papel del
adiestramiento y la educación, en particular el de la enseñanza verbal, en
la transición de una fase de desarrollo intelectual a otra. Gomo lo señala
L. S. Vygotsky, (1962), la relación entre el desarrollo intelectual y la edu
cación es recíproca. Teóricamente, no hay razón alguna para que la expe
riencia solamente incidental (espontánea, no dirigida y no explicada) deba
efectuar el cambio gradual y acumulativo de capacidad intelectual que
hace realizable la transición a una etapa más elevada ; y como la práctica
guiada es demostrablemente más eficaz que el aprendizaje incidental, con
adiestramiento adecuado también debiera ser posible aumentar la rapidez
con que se suceden las etapas del desarrollo intelectual. De hecho, ya se
adujeron testimonios indicadores de que la enseñanza y la vida urbana
apresuran la adquisición del concepto de conservación y el razonamiento
C ap. 5. D e s a rr o llo cognoscitivo 253
combinatorio* Pero se señaló también que el mero hecho de que un tipo
dado de tarea de aprendizaje pueda ser dominado antes de la edad de dis
posición o que la edad en que esto se manifiesta pueda ser adelantada, no
significa forzosamente que las etapas de desarrollo deban acelerarse ni
tampoco que sea deseable el máximo de apresuramiento.
En términos generales, el ejercicio o el adiestramiento simples, en que
el niño en etapa preoperacional es expuesto a experiencias planeadas en
las que interviene el concepto de conservación y en que se le refuerza por las
respuestas correctas, no basta para producir la adquisición estable de tal
concepto. T a l adiestramiento únicamente conduce a la adquisición de una
“ regla empírica” que, a diferencia del concepto estable y organizado que
obra en poder del “ niño que lo ha adquirido naturalmente” , no puede con
trarrestar (se extingue fácilmente) la influencia de experiencias espurias
que confirmen lo contrario, como sería el caso de las contrasugestiones y
las apariencias perceptualmente engañosas (Smedslund, 1961). Igualmente,
en otra área del desempeño intelectual, el niño de kindergarten que recibe
adiestramiento de laboratorio en el aprendizaje del principio del “ sube y
baja” (que el lado mayor del punto de apoyo cae cuando ambos extremos
pesan lo mismo), no muestra resistencia al posterior aprendizaje de una
relación causal y espuria sobre la operación del “ sube y baja” (que el
color de los bloques colocados en cualquier extremo del aparato en cuestión
es el factor determinante) (Ausubel y Schiff, 1954). H . Beilin e I. Fran-
klin (1962) informan también de que “ ningún niño de primer año logra
pasar al área operacional ni siquiera con adiestramiento” ; y J. F. Wohlwill
y R. G. Low e (1962) encontraron que había mejorado el empleo del con
cepto de conservación en un año posprueba no verbal después de tres clases
de adiestramiento^ pero no hallaron ninguna transferencia de este aprendi
zaje de la conservación en una postprueba verbal.
Sin embargo, hay muchos testimonios en favor de que el empleo de
varios procedimientos didácticos verbales (la verbalización previa de los
principios, el empleo de reglas verbales, explicaciones verbales filmadas,
enfrentar verbalmente al niño con sus propias contradicciones) aunado a
ciertos apoyos empírico-concretos, puede acelerar la adquisición del con
cepto de conservación y la teoría de probabilidades (Frank, en Bruner,
1964; ICohnstamm, 1966; Ojemann y Pritchett, 1963; Ojemann, Maxey y
Snider, 1966; Sullivan, 1966). T a l enseñanza didáctica, combinada con el
empleo de apoyos empírico-concretos, induce también generalización de
respuestas en que se hace uso del principio de conservación a otros materia
les (K.ohnstamm, 1966; Sullivan, 1966), fomenta la retención de estas
respuestas durante períodos hasta de seis meses (ICohnstamm, 1966) y les
confiere resistencia a la extinción después de un intervalo de siete días
(Sullivan, 1966) . Todos estos hallazgos sugieren fuertemente que como aun
el adiestramiento verbal de corta duración puede producir un grado lími-
254 F a r fa ro s c o g n o s c itiv o s e n o/ a p r e n d iz a je
¿ P u e d e n tos n iñ o s a p r e n d e r c u a lq u ie r cosa
con m ás e fic ie n c ia q u e ¡os a d u lto s ?
Hay muchas razones para creer que en ciertas condiciones los niños
muy pequeños pueden aprender con más eficacia que las personas mayores
e intelectüalmente más maduras. En primer lugar, los individuos mayores,
particularmente los impreparados, a menudo tienen que desaprender mu
cho de lo que antes se les ha enseñado a fin de quedar listos para nuevos
aprendizajes. Este suele ser el caso cuando los conocimientos de un estu
diante son confusos, inestables o desorganizados por una historia previa de
aprendizaje por repetición o no significativo. En segundo lugar, en los
individuos mayores hay mayor probabilidad de que existan “ bloqueos emo
cionales55 con respecto a ciertas áreas de estudio. En tercero, las capacida
des intelectuales de éstos tienden a estar mucho más diferenciadas. Final
mente, hay una marcada disminución del entusiasmo intelectual, la audacia
y la flexibilidad que caracterizan al niño que asciende por la escala aca
démica.
Pero en términos generales los adolescentes y los adultos tienen enormes
ventajas al aprender cualquier materia nueva aunque estén tan inmaduros
como los niños muy pequeños en lo tocante a esta disciplina en particular.
T a l ventaja reside en el hecho de que son capaces de extraer elementos
transferibles de su capacidad tota l para trabajar al nivel abstracto de las
operaciones lógicas. De ahí que en su contacto inicial con una nueva dis
ciplina sean capaces de pasar con gran rapidez la fase intuitivo-concreta
del desempeño intelectual; y, a diferencia del niño comparablemente
maduro en esa área, que trabaja generalmente al nivel de las operaciones
lógicas concretas, los mayores son capaces de prescindir pronto y entera
mente de los apoyos empírico-concretos y de las ideas intuitivas. Estos
elementos transferibles y facilitadores, como se indicó antes, incluyen la
posesión de términos conjuntivos y conceptos de orden elevado, así como
experiencias pasadas y favorables en el manejo directo de relaciones entre
abstracciones (sin ayuda de apoyos empírico-concretos).
Los partidarios de la afirmación de la superioridad del niño respecto
de los adultos aseveran, sin embargo, que este rápido cambio que se observa
en los alumnos mayores, de un nivel de desempeño intelectual intuitivo
concreto a otro en verdad abstracto al adentrarse en un área de estudio
desconocida, produce procesos y resultados de aprendizaje menos eficaces;
pero los testimonios de investigaciones sugieren precisamente la conclusión
contraria, a saber, el aprendizaje verdaderamente abstracto y verbal es más
eficiente y produce formas de conocimiento, más precisas, generales y trans
feribles, que sus contrapartes verbales e intuitivo-concretos. Argumentar
que un tipo más primitivo de aprendizaje es más “ natural55 porque ocurre
antes que otro tipo más avanzado de aprendizaje y que aquél también es
más eficaz por ser más “ natural55, es un razonamiento de tipo circular que
pasa por alto obvios factores que: a ) se recurre al primer proceso de apren
dizaje no porque sea más eficaz, sino porque es la única manera de aprendí-
256 F a c to re s c o g n o s c itiv o s e n e l a p r e n d iz a je
13 Los niños de p rim a ria aprenden, en prom ed io, menos francés en tres años
que los universitarios de prim era inscripción en un solo semestre (D u n k el y P íllet,
Cap. ó . D e s a rr o llo c o g n o s c itiv o 257
C o n s e c u e n c ia s e d u c a tiv a s d e la tra n s ic ió n
d e l d e s e m p e ñ o c o g n o s citiv o c o n c re to a l a b s tra c to
La fase iniuitivo-concrefa
El solo hecho de que los niños de primaria sean capaces de lograr pro
gresos importantes en ciencia y estudios sociales indica también que la
miope concentración en las tres R inutilizaría gran parte de la disposición
para estos otros tipos de aprendizaje y obligaría así a las escuelas secun
darias y preparatorias a consagrar gran parte de su tiempo de enseñanza
a materiales que son fáciles de aprender en grados inferiores. D e hecho*
una de las fallas principales del currículo de la escuela secundaria actual
consiste en que* por no haberse adecuado todavía a la expansión del plan
de estudios de la primaria, los alumnos que ingresan no sólo son sometidos
a repeticiones embotadoras, sino que desaprovechan la preparación de
estos para incursionar en nuevas materias.
Hay otros factores similares que aconsejan también preferir la amplitud
a la profundidad de contenido del currículo de escuela primaria. Primero,
desde el punto de vista l o g í s t i c a el niño muy pequeño no está preparado
para adentrarse en toda la profundidad de una materia. L o limitado de su
atención y su dependencia de apoyos empírico-concretos reduce grande
mente la rapidez con que puede aprender material nuevo. Con esto, se le
dificulta asimilar conjuntos amplios de información sobre un tema dado;
y el número de abstracciones establecidas en su estructura cognoscitiva, así
como lo particularizado, semiabstracto y relativamente impreciso de sus
conceptos y principios, merma igualmente su capacidad para asimilar e
integrar grandes cantidades de conocimientos.
Segundo, la relación entre amplitud y profundidad puede tener en
cuenta también la diferenciación progresiva de la inteligencia, los intereses
y la estructura de la personalidad a medida que aumenta la edad del niño.
El niño de primaria es “ generalizador” porque su intelecto y su personali
dad son todavía relativamente inestables, no han cristalizado y carecen de
consistencia interna imponente. Así pues, hay muchas variedades diferentes
de materias, igualmente compatibles con sus patrones de intereses y apti
tudes. Además, a menos que tenga experiencia en muchos campos diferen
tes del conocimiento y le conceda a cada uno un “ ensayo” , no estará en
posición de juzgar qué clases de objetivos intelectuales son los más con
gruentes con su mayor capacidad y con su sistema de valores; por tanto,
muy aparte de los futuros valores de adaptación a la vida, inherentes a
una educación amplia, desde el punto de vista del desarrollo es propio,
en los planes de estudio de la primaria y de los inicios de la secundaria,
hacer hincapié en la amplitud antes que en la profundidad.
L a amplitud, desde luego, implica inevitablemente cierta superficiali
dad, pero ésta no es de suyo funesta. Que sea deseable o indeseable es algo
que no puede juzgarse en términos absolutos sino tan solo en relación con
La fa s e v e r b a l- a b s f r a c ta
La capacidad
intelectual
l
í
k
La naturaleza de la inteligencia
genciá sea considerada tan solo una capacidad fu n cion a l determ inada de
manera m ú ltiple y cuyo nivel, en un individuo dado, refleja la potencia
relativa de estos varios factores, tal como existen e interactúan en su caso
particular. L a mayoría de los tests de inteligencia, por ejemplo los del tipo
de Binet, tratan de evitar explícitamente el efecto de clases particulares de
experiencias pasadas presentándole al sujeto tareas relativamente novedo
sas; pero, aun así, muchos de los subtests componentes, como el de voca
bulario, reflejan obviamente la influencia de factores ambientales, por
ejemplo, la pertenencia a clase social y la marginación cultural. Los tests
de aptitudes especiales como los de uso del lenguaje, dependen todavía
más de la naturaleza de las experiencias previas y de la pertinencia a una
clase social determinada.
Otra controversia, asimismo sin sentido, es la relativa a si las puntua
ciones de los tests de inteligencia son medidas de ejecución o de capacidad.
Es obvio que no puede medirse directamente la capacidad; luego, debe ser
inferida de la ejecución; pero si el C I fuera tan sólo un índice de lo adecua
damente que un individuo emplease su capacidad cognoscitiva (de sus eje
cuciones), en lugar de un índice de la propia capacidad existente, su utili
dad teórica y práctica se vería gravemente limitada; por tanto, la cuestión
más importante y al caso aquí es la de si es posible in fe rir válidamente la
capacidad de la ejecución o si la ejecución del test suministra una buena
muestra de la capacidad. Habrá una respuesta afirmativa a esta pregunta
-si: a ) el test incluye una muestra representativa de las funciones cognos
citivas; b ) los ítemes específicos del test se relacionan con experiencias
igualmente disponibles, y e ) el individuo está motivado para desempeñarse
tan bien como pueda. Si no se satisfacen las dos últimas condiciones, la
ejecución será una subestimación de la capacidad; y el aumento subsi
guiente de la puntuación, atribuible a la corrección del test por desventajas
del mismo o motivación de test impropia, reflejará una ganancia de ejecu
ción en lugar de una ganancia de capacidad; pero no todos los incrementos
de C I caen forzosamente en esta categoría del empleo más eficaz o de la
mejor oportunidad de exhibir una capacidad inmutable. Si el cambio
se produce por alteraciones importantes del nivel de estimulación cognos
citiva o de la estructura de la personalidad, esto será reflejo de un cambio
genuino de capacidad, pues la capacidad cognoscitiva (según la definición
de inteligencia adoptada aquí) se refiere a un genotipo determinado de
manera múltiple (la dotación genética realizada), en vez de referirse a
la potencialidad genética.
Si nos interesa principalmente emplear las puntuaciones de G I como
predictores del aprovechamiento académico real de un individuo, lo mejor
sería que estuviésemos más informados para obtenerlas en condiciones
comunes de motivación. En este caso, las puntuaciones reflejarían más la
ejecución que la capacidad.
2ó8 Factores cognoscitivos en e/ aprend/za/e
¿Son in ju s to s io s te s ts d e in t e lig e n c ia
p o r a lo s n iñ o s m a r g in a d o s c u ltu r a lm e n te ?
. . . que estos tests, com parados con los que re fle ja n experiencias dentro de la cultura,
pred ecirán menos bien aquellas conductas que dependan d e diferencias culturales.
Adem ás, pu ede argum entarse que com o el desen volvim ien to de la in teligen cia no
ocurre en el va cío, sino que se nutre del m ed io cultural, no debe om itirse el efecto
de la cultura en los tests (M illm a n y G lock, 1965, pág. 2 1 ).
270 Factores co g n o sc itiv o s ©n e l aprendizaje
L a o r g a n iz a c ió n d e la in t e lig e n c ia
. . . que entre las edades de d iez a catorce años, el desajuste p o r fa lta de capacidad
m ental general es una de las causas prim ordiales de que los jóvenes abandonen la
escuela; sin em bargo, entre las edades de quince a diecioch o años tal desajuste
no produce grandes números de desertores escolares (S egel, 1 9 4 8 ).
C ap. ó. La c a p a c id a d in t e le c t u a l 279
La c o n s ta n c ia d e ia s ta s a s
in d iv id u a le s d e d e s a rro llo
N a t u r a le z a y c ria n z a
7 G uando los padres son excesivam ente protectores y tratan de que sus hijos
sigan depen dien do em ocionalm ente de ellos, o cuando éstos tratan de retener un
estatus depen dien te e in fan til, la fa lta de desarrollo de la capacidad in telectual
desem peña adm irablem en te ambos propósitos (S to v e r, 195 3 ). V éa se tam bién L . W .
Sontag, G. T . B aker y V . N elsen (1 9 5 5 ). L o s niños procedentes de hogares carac
terizados p o r la cord ia lid a d , la libertad de exp loración y la “ presión aceleradora”
son los que lo g ra n las ganancias más elevadas de C I (B a ld w in , K a lh o rn y Breese,
1 9 4 5 ).
C ap. ó. La c a p a c id a d in t e le c t u a l 28 7
El p r o b le m a d e la m o d ific a b iJ id a d
P riv a c ió n y e n riq u e c im ie n to
8 L a tendencia que m anifiestan los hijos de padres que mostrarán rasgos des
viados a ca lifica r más cerca del p ro m ed io que sus padres con respecto a esos rasgos.
Ccrp. ó . La c a p a c id a d in t e le c t u a l 289
® L a m ism a conclusión gen eral se a p lica a los estudios de en riqu ecim ien to del
cu rrícu lo en el n ivel de escuela p rim aria (G ood en ou gh , 1 9 4 0 ).
292 F a c to re s c o g n o s c itiv o s en e/ a p r e n d iz a je
S e m e ja n z a s d e h e r m a n o s y g e m e lo s
110 Parte de la sem ejanza entre hijos y padres adoptivos puede re fle ja r tam bién
la influencia de la ad opción selectiva: la tendencia a igualarse con los padres ad op
tivos verdaderos, en fu nción del G I y los antecedentes ocupacionales (G o n ra d y
Jones, 1940; L ea h y, 1935).
294 Factores co g n o sc itiv o s en e/ a p re n d iz a je
D if e r e n c ia s u r b a n a s - r u r a ie s
La in t e lig e n c ia y e l ta m a ñ o d e la f a m i li a
eugenésicas; sin embargo, suponiendo que las personas de los estratos ocu-
pacionales más elevados, posean dotación genética superior con respecto
a capacidad cognoscitiva de su tasa de fertilidad, relativamente baja, podría
esperarse que, en el curso de muchas generaciones (a falta de factores gené
ticos compensatorios), ocurriese un descenso nacional de la base genotípica
de la inteligencia.
A pesar de la ominosa predicción contenida en esta manera de pensar,
hay pruebas de progresos leves pero significativos en el CX de niños esco
ceses, de 1932 a 1947 (Scottish Gouncil for Research in Education, 1953).
Además, a pesar del tremendo aumento de inscripciones en las escuelas
preparatorias, de 1916 a 1940, con la correspondiente eliminación de la
selectividad intelectual que operaba anteriormente, el C I de la población
preparatoriana de Estados Unidos no ha decaído (Finch, 1946). El man
tenimiento de niveles genotípicos de inteligencia en estas circunstancias
puede explicarse quizá por: a ) cambios compensatorios de los determi
nantes ambientales de la inteligencia como las normas generales de educa
ción pública; b ) el mayor conocimiento de los tests de parte de los niños,
y e ) la tendencia, en los últimos años, a una tasa de natalidad más elevada
en los grupos socioeconómicamente superiores ( Anastasi, 1956).
A g r u p a m ie n t o por c a p a c id a d d if e r e n c ia !
La in d iv id u a liz a c ió n
La re p ro b a c ió n
El retrasado mental
El marginado cultural
0 enriquecimiento preescoiar
Gran parte del cuadro desalentador del retraso del lenguaje que ofrece
el niño marginado y de sus funestas consecuencias para el aprendizaje
314 F a c to re s c o g n o s c itiv o s e n e l a p r e n d iz a je
La d is p o s ic ió n
E n s e ñ a n z a y d is p o s ic io n e s a d m in is tr a tiv a s
4 Esto n o im p lica necesariam ente una técnica de enseñanza lib eral u “ orien tad a
hacia el n iñ o3* en oposición a otra “ orien tad a a la tarea’ 5. L.os antecedentes fa m i
liares de los niños m arginados culturalm ente, y de los niños d e la clase social in fe rio r
n o los hacen más responsivos gen eralm en te a un am biente lib eral caracterizad o ya
sea p o r actitudes de d e ja r h acer o técnicas desestructuradas de enseñanza (R íe s -
srnan, 1962 ) .
La práctica
319
320 Facfores c o g n o s c itiv o s a o ©I a p r e n d iz a je
La frecuencia 1
F re c u e n c ia y a p r e n d iz a je
La fr e c u e n c ia y la r e te n c ió n
p r o g r a m a c ió n de l a s En el aprendizaje y la retención
r e v is io n e s .
significativos, ¿debiera introducirse la retención poco después del aprendi
zaje original, cuando el material está aún fresco en la mente y se ha
olvidado relativamente poco, o sería más eficaz después de olvidada una can
tidad apreciable de material? Este problema tiene consecuencias impor
tantes para las prácticas de estudio del alumno y para programar los
materiales de enseñanza potencialmente significativos. Tiene también im
portantes consecuencias prácticas para la psicología del aprendizaje y la
retención significativos. Pueden aducirse argumentos sostenibles en favor
de cada alternativa, pero esto es algo que obviamente sólo puede decidirse
con base en pruebas empíricas.
Hay dos estudios que vienen especialmente al caso en este respecto.
Peterson, Ellis, Toohill y Kloes (1935) informaron que no había diferen
cias entre los efectos de una revisión de relectura introducida uno o nueve
días después del aprendizaje original. A. M . Sones y J. B. Stroud (1940)
hallaron que la relectura demorada tenía una tendencia leve pero insig
nificante a ser más eficaz que una revisión de relectura temprana; sin
embargo, en ambos casos, estos resultados fueron algo equívocos porque
la prueba de retención criterio fue administrada un número igual de días
después del aprendizaje original; por consiguiente, transcurrió mayor tiempo
entre la revisión temprana y la prueba de retención, que entre la revisión
demorada y la prueba de retención; en consecuencia, los resultados ten
dieron a distorsionarse en favor de esta condición. El estudio de Ausubel
(1966a) fue planeado para eliminar esta dificultad metodológica. L a sesión
de revisión se les administró el mismo día a los grupos de retención tem
prana y demorada y a esto siguió la prueba de retención, transcurrido un
tiempo igual para ambos grupos. El mismo reaprendizaje del material
constituyó la revisión temprana o demorada de ambos grupos, por haber
variado el intervalo entre el aprendizaje original y la revisión, e incluso
en estas condiciones experimentales se confirmaron los anteriores resultados.
C ap. 8. La p rá ctica 329
Los resultados de este experimento pueden explicarse mejor suponiendo
que las respectivas ventajas de las revisiones temprana y demorada se equi
libran entre sí. Las ventajas teóricas de la revisión demorada son quizá
más evidentes que las de la revisión temprana. En primer lugar, después
de un intervalo de retención mayor, cuando se olvida más material, el
alumno está más motivado para aprovechar la oportunidad de retención.
Tal vez sea menos probable que considere superflua esa oportunidad y,
por consiguiente, esté más dispuesto a aprovecharla, dicho esto en términos
de esfuerzo y atención. En segundo lugar, y aún más importante, el olvido
previo ejerce concebiblemente un efecto facilitador ( “ inmunizador” ) en
el aprendizaje y en la retención significativos porque, al tratar de recor
dar el material y no poder hacerlo, el alumno tiende a estar más conscien
te de los factores negativos de las situaciones del aprendizaje y retención
que fomentan el olvido; es decir, se halla más consciente de los lugares
en que hay inestabilidad, ambigüedad, confusión y falta de discriminabi-
lidad (Ausubel y Youssef, 1965). Preparado así, puede dar los pasos nece
sarios durante la sesión de reaprendizaje para fortalecer los componentes
especialmente débiles de la tarea de aprendizaje, de resolver la confusión
y la ambigüedad existentes y de aumentar la discriminabilidad entre las
ideas aprendidas previamente y las nuevas proposiciones relacionadas. Ade
más, al parecer se esperaría de la repetición mayor beneficio potencial
cuando una proporción más grande de la tarea de aprendizaje se olvidara,
ya que en estas circunstancias quedaría más por ser reaprendido.
¿De qué maneras la revisión temprana puede equilibrar concebible
mente estas ventajas evidentes de la revisión demorada? L o más probable
es que la repetición (revisión) produzca un efecto de consolidación espe
cialmente eficaz en el material de aprendizaje aprendido recientemente,
mientras se halla todavía por encima del umbral de disponibilidad, y que
dicho efecto disminuya conforme el material sea cada vez menos dispo
nible. Es obvio que otro ensayo da una oportunidad más de que el alumno
interactúe cognoscitivamente con el material de aprendizaje y de que rela
cione los significados potenciales de éste con su estructura de conocimientos
existente, con lo que los significados reales o experimentados se presen
tarán y/o serán consolidados. En otras palabras, tiene otra oportunidad de
adquirir los significados potenciales del material, que en el primer ensayo
emitió parcial o completamente, y así también de consolidar los signifi
cados establecidos inicialmente; pero, para que alcance el máximo de efec
tividad, a la oportunidad para tal consolidación debe presuponérsele cierto
nivel mínimo de disponibilidad residual.
Otro ensayo de estudio le proporciona al alumno también retroalimen-
tación informativa, en forma de referencia textual, para probar la correc
ción del conocimiento que retuvo en el primer ensayo. Esta prueba con
firma los significados correctos, esclarece las ambigüedades, enmienda las
330 F a c to r e s c o g n o s c itiv o s en ©/ a p r e n d iz a je
falsas concepciones e indica las áreas de debilidad que exigen estudio pre
ferente. El efecto neto de esto.es la consolidación del aprendizaje. Guando
la tarea de aprendizaje se olvida casi completamente, sin embargo, como
en la revisión demorada, la función 4cretro alimen t adora53 de la repetición
es mínima.
¿De qué otras maneras puede reportar más ventaja la revisión tem
prana que la demorada? Se recordará que, además de mejorar el apren
dizaje y la retención significativos en las dos formas directas que se acaban
de citar, la repetición influye también en estos procesos de otra manera
indirecta, modificando la estructura cognoscitiva “ forjada” en los primeros
ensayos.
Das presentaciones reiteradas de la tarea de aprendizaje no únicamente
fortalecen el contenido cognoscitivo recién adquirido, sino que éste induce
recíprocam ente cambios en la tarea de aprendizaje percibida, los cuales la
hacen más aprendible. Esto es, la adquisición especial de los significados
del material de aprendizaje, y la presencia de éstos en la estructura cog
noscitiva, sensibilizan al alumno a los significados potenciales que contiene
cuando los haya de nuevo. Gomo en el primer ensayo había derivado los
significados del material de aprendizaje — incorporando los significados
potenciales a su estructura cognoscitiva— ahora, en la segunda lectura, las
ideas nuevas en su totalidad, no tan solo las palabras componentes, le
transmiten inmediatamente (es decir, perceptualmente) el significado real
en lugar del simplemente potencial.
Por consiguiente, en el segundo ensayo, son los significados reales en
vez de los potenciales los que interactúan con los significados recién adquiri
dos, y que fueron establecidos a consecuencia de su primer encuentro con
el material. Este tipo de interacción mejora particularmente la consolida
ción de los significados previamente establecidos, porque en este momento
el alumno no tiene que captar los significados y puede concentrarse exclu
sivamente en tratar de recordarlos. Además, el establecimiento de signifi
cados en bruto en el primer ensayo sensibiliza al alumno a significados
más refinados y a distinciones más sutiles en el segundo. Es lógico, pues,
que, durante el intervalo de retención, tanto la consolidación como los
“efectos sensibilizadores” de la repetición sean mayores antes que después,
cuando hay disponibles todavía más de los significados aprendidos para
que ejerzan sus efectos sensibilizadores, o para que sean consolidados.
En resumen, la ventaja principal de la revisión temprana parecería
estar, por consiguiente, en sus efectos superiores de consolidación, “retro-
alimentación” y “sensibilización”, en relación con el material más dispo
nible; mientras que la principal ventaja de la revisión demorada tal vez
radique en el reaprendizaje superior del material olvidado, tanto en el
terreno motivacional como en el cognoscitivo. Así pues, ya que cada clase
de revisión tiene sus propias funciones y ventajas distintivas, es de pen-
C ap . S. l a p rá c tic a 331
Cómo in f lu y e la frecuencia
algo más que un vehículo para la. acumulación de los efectos repetidos de
esas variables.5.
L a sola frecuencia no basta, obviamente, para, que haya aprendizaje en
condiciones que produzcan extinción (falta de reíorzamiento) o motivación
para no aprender (por ejemplo, el castigo). Y lo mismo se aplica a con
diciones que o bien presupongan conocimientos previos de los cuales no
disponga un alumno determinado o cuando haga falta aprendizaje por des
cubrimiento o por recepción difícil, el cual pueda o no ocurrir; por ejem
plo, algunos alumnos tal vez nunca adquieran el discernimiento necesario
para ciertas clases de solución de problemas por comprensión. En otros
casos, la frecuencia puede engendrar gradualmente la comprensión o el
discernimiento necesarios. Aunque parezca que este discernimiento surge
muy abruptamente, refleja en realidad, la prueba de muchas hipótesis
previas y la reformulación de las mismas después de obtener resultados
negativos.
0 Parece m uy probable que los ítemes particulares de una serie de pasos aso
ciados que cierto sujeto no puede aprender, sean más difíciles p ara él que aquellos
otros que apren dió acertadam ente, aun cuando los dos conjuntos de ítem es puedan
ser considerados igu alm ente difíciles al aplicarse algún criterio p ro m e d io de d ifi
cultad, com o el v a lo r d e G laze.
336 F a ctores c o g n o s c itiv o s e n e l a p re n d iz a je
Distribución d e la práctica:
efectos en el a p re n d iz a je y en la retención
M e c a n is m o cíe acción
M étodo de práctica
Recitación y recapitulación
N a t u r a le z a d e la re s p u e s ta
13 Esta superioridad del ap ren d izaje p o r descubrim iento guiado, respecto del
apren dizaje p o r recepción, se debe en parte a un artefacto experim ental. G om o en
las pruebas d e criterio d e este diseño experim en tal hay in variablem ente ap ren d izaje
por descubrim iento, el gru po de descubrim iento guiado disfruta de la ven ta ja de la
experiencia de descubrim iento transferible (solucionar un problem a, la estrategia
de ata q u e) durante los ensayos de aprendizaje. Esta in terpretación atañe especial
m ente al estudio de G-. L . L a r son (1 9 6 3 ), en que un gru po de descubrim iento
gu iado obtuvo calificaciones más altas en una prueba de transferencia, que los grupos
de descubrim iento absoluto o de “ no descubrim iento” , pese al hecho de que los tres
grupos se desem peñaron casi idénticam ente en una prueba de retención dem orada,
puesta inm ediatam ente antes.
14 D eb iero n notarse que aunque los sujetos que aprenden p o r los m étodos de
descubrim iento com pletos o guiados disfrutan de la ven ta ja de la experiencia de descu
brim ien to transferible, del apren dizaje para los ensayos de criterio, están, en otro
sentido, en desventaja com parados con el gru po de ap ren d izaje p o r recepción, con
C a p . 8. La p rá c tic a 353
menos tres argumentos teóricos en favor. N o sólo constituye una medida más
válida de la comprensión genuina, sino que también exige más participa
ción activa de parte del alumno en la situación de prueba y tiende a des
alentar la adopción de una actitud hacia el aprendizaje repetitivo en futuras
tareas de aprendizaje. Otras maneras de lograr los mismos objetivos en un
contexto de prueba formal consisten en recurrir a formatos de elección
múltiple, que contienen ítemes de aplicación o de solución de problemas,
y en medir la capacidad para aprender un conjunto nuevo de proposicio
nes, que presuponen el dominio del contenido que se está sometiendo a
prueba. En un contexto de prueba menos formal, sustituir ensayos de es
tudio por ensayos de recitación adecuados alienta la reformulación en lugar
de la reproducción al pie de la letra.
A p r e n d iz a je g lo b a l y a p r e n d iz a je p a r c i a l 15
Los a m b ie n te s n a tu ra le s c o m p a ra d o s con
los estructurados (e je rc ic io s )
H o m o g e n e id a d d e la t a r e a
16 E n gen eral las destrezas se diferen cian de los h áb itos: a ) en que son ejecu
tadas más deliberada que repetitivam en te, y b ) en que in corporan una capacidad
gen eral de realizar una clase total de operaciones en lu gar d e la m era fa c ilid a d de
ejecu tar un eje m p la r de esa clase. G uando una persona se vu elve m u y eficien te en
una destreza dada, sin em bargo, la distinción psicológica entre destreza y hábito
tien de a desvanecerse; toda la clase de operaciones adqu iere entonces casi tanta
p a rticu larid ad com o el h ábito a n terior y la ejecu ción de aqu ella se vu elve casi igu al
de m ecánica.
3 64 F a c to re s c o g n o s c itiv o s e n e i a p r e n d iz a je
sería preferible saber bien unas cuantas cosas que tener un conocimiento
panorámico de muchas. Una pequeña cantidad de conocimientos conso
lidados es tan útil como transíerible; pero gran cantidad de conocimientos
difusos e inestables resulta completamente inútil.
Otra de las obvias ventajas del aprendizaje multicontextual, suponiendo
que no interfiera con el dominio dentro de la tarea, consiste en que impide
el aburrimiento y acrecienta el impulso a explorar. Esto es particularmente
cierto en el caso de los alumnos más inteligentes; pero se requiere de menos
variabilidad entre tareas para sostener el interés de los más obtusos (Armis-
tead, 1961). Las consideraciones sobre la disposición de aprendizaje que
atañen al grado deseable de variabilidad entre tareas se estudian enseguida.
Disposición de a p re n d iz a je
Meconismo de acción
A p r e n d iz a je r e p e titiv o y a p r e n d iz a je significativo
La e n s e ñ a n z a a u t o m a t iz a d a
in t e g r id a d , in m e d ia t e z y fr e c u e n c ia
A p r e n d iz a je s ig n if ic a t iv o y a p r e n d iz a je r e p e t it iv o
La e n s e ñ a n z a a u to m a t iz a d a
de que el alumno consolide sus aprendizajes previos antes de que pase a las
secciones posteriores del material.
Sin embargo, el enfoque del tamaño pequeño de la tarea al programar
la materia de estudio adolece de serias fallas. Aunque perteneciente al
aprendizaje significativo, adopta una estrategia de aprendizaje repetitivo
al manejar la variable del tamaño de la tarea; es decir, hace mayor hin
capié en la relación que guardan entre sí tamaño y dificultad, y pasa por
alto la estructura lógica del material (lo mismo como criterio del tamaño
óptimo de la tarea que como determinante de la dificultad de ésta en el
aprendizaje significativo) . En términos de los requisitos lógicos del material
de aprendizaje significativo y el tamaño real de la tarea que puede ser ma
nejado de manera conveniente por el alumno, el tamaño del cuadro
empleado comúnmente en las máquinas de enseñanza 3 está abreviado arti
ficial e innecesariamente. Tiende a fragmentar las ideas presentadas en el
programa, de modo que se confunden las relaciones que guardan entre sí, a
la vez que destruye la estructura lógica de las mismas. Gomo lo señala S. L.
Pressey, en estas palabras:
4 P o r ejem p lo, a m edida que aum enta el n ivel de d ificu lta d de una tarea de
sílabas sin sentido, la cantidad y la tasa de ap ren d izaje desciende; la tasa de m ejora
se vu elve tam bién más u niform e y lineal, en lu gar de rápida al p rin cip io y progresi
vam en te más lenta (W . G. F. ICrueger, 1946).
378 F a ctores c o g n o s c itiv o s en e l a p re n d iz a je
Acompasa miento
Lo o r g a n iz a c ió n d e l m a te r ia l
O r g a n iz a d o r e s y o r g a n iz a c ió n in te r n a d e l m a te r ia l
Organizadores perceptuales
Los o r g a n iz a d o r e s d e l m a te r ia l te x tu a l
ID E A S P R E C O N C E B I D A S El papel
E IN D IV ID U A L IZ A C IÓ N DE L A ENSEÑANZA.
que desempeñan las ideas preconcebidas en determinar la longevidad y el
contenido cualitativo de lo que se aprende y recuerda es decisivo, y tal vez
sea el factor manipulable más importante en la individualización de la
enseñanza. Este problema ya fue aludido en párrafos anteriores al analizar
la necesidad de retroalimentación diferencial (programas “ bifurcados” ) y de
práctica diferencial relacionada con la clase de idea preconcebida manifes
tada por el alumno, y también al racionalizar la necesidad de la enseñanza
temprana de la ciencia para contrarrestar los falsos conceptos folclóricos o
idiosincráticos preexistentes en el alumno; sin embargo, lamentablemente
este problema tan importante ha sido investigado muy poco, a pesar del
hecho de que el desaprendizaje de las ideas preconcebidas podría muy bien
ser el factor aislado más determinante de la adquisición y retención de
conocimientos de la materia.
En cualquier caso, quienquiera que haya tratado de enseñarles ciencia
a los niños, o a los adultos^ estará dolorosamente conciente del poderoso
papel que desempeñan los falsos conceptos, que inhiben el aprendizaje y
la retención de conceptos y principios científicos. Estas ideas preconcebidas
son asombrosamente insidiosas y resistentes a la extinción por la influencia
de factores como la primacía y la frecuencia; por estar afianzadas común
mente a otras ideas preconcebidas, muy estables y relacionadas, y de natu
raleza más inclusiva; porque son inherentemente más estables, por ejemplo,
más generales; menos limitadas; expresivas de relaciones positivas en lugar
de inversas; enunciadas en función de causalidad aislada en lugar de múlti
ple o en forma de dicotomía en vez de variabilidad continua) ; y, por último,
porque la resistencia a aceptar ideas nuevas, contrarias a las creencias pre
valecientes, parece ser características del aprendizaje humano. Entre las
C ap . 9, M a te ria le s d id á ctica s 389
razones de las diferencias individuales en cuanto a la tenacidad de las falsas
concepciones tal vez estén las relacionadas con el estilo cognoscitivo, con
rasgos de la personalidad como el criterio estrecho y con diferencias indivi
duales consistentes consigo mismas en aspectos generalizados de reduccio-
nismo en cuanto a desempeño cognoscitivo.
Los hallazgos generales sobre la función de los organizadores cognosci
tivos parecería tener consecuencias importantes para aquellos aspectos de la
individualización de la enseñanza que se relacionan con el problema de
las ideas preconcebidas. Parece plausible suponer que sí los organizadores
previos pueden emplearse de modo no individualizado, por lo general para
salvar el abismo entre lo que los alumnos ya saben y lo que tienen que
aprender en cierto momento de sus carreras educativas, los educadores
individualizados, adaptados especialmente a las ideas preconcebidas particu
lares de un alumno en especial, tendrán por consiguiente aún más efecto
facilitador acerca del aprendizaje y la retención significativos. A menos
que los organizadores propuestos tengan en cuenta explícitamente — y de esta
manera se propongan extinguirlas — las ideas preconcebidas existentes,
parece probable que éstas inhibirán el nuevo aprendizaje relacionado de
conceptos y principios científicos más válidos y, a la larga, asimilarán, por
reducción nemónica, las nuevas ideas propuestas destinadas a reemplazar
las; por ejemplo, idea preconcebida muy común, entre los niños de primaria
es la de que la envoltura exterior constituye una especie de saco lleno de
sangre: “pínchalo en cualquier lugar y sangrará5’. En realidad esta no es una
hipótesis absolutamente inverosímil; pero, ¿es concebible, entonces, que
pueda enseñarse eficazmente a los niños lo relativo al sistema circulatorio
sin tener en cuenta y sin tratar de socavar la credibilidad relativa y el valor
explicativo de esta idea preconcebida, comparada con la de un sistema
cerrado de vasos sanguíneos?
Así pues, una precondición al parecer importante para elaborar orga
nizadores individualizados aplicables a unidades de enseñanza de ciencia
es la que consiste en averiguar cuáles son las ideas preconcebidas más comu
nes de los alumnos, por medio de prepruebas apropiadas, y luego igualar
organizadores adaptados convenientemente con los alumnos que muestran
las ideas preconcebidas correspondientes. Si yo tuviese que reducir toda la
psicología educativa a un solo principio, enunciaría este: “ Averigüese lo
que el alumno ya sabe y enséñesele consecuentemente.55
El enfoqu e d e lo s “ e s q u e m a s c o n c e p tu a le s ”
p a r a la e n s e ñ a n z a d e la c ie n c ia
N iv e l d e r e fin a m ie n t o
En las versiones amarilla y azul del BSCS, parece que no se hizo esfuerzo
alguno por discriminar el contenido básico del muy elaborado: lo que es
adecuado y esencial en un curso introductorio de secundaria y lo que podría
reservarse, con más provecho, para cursos más avanzados. Eva estas versiones
hay asuntos, detalles y niveles de elaboración, cuya propiedad varía del
décimo grado a la escuela graduada.9 Solamente la versión' verde da la
9 G ran parte del nivel de elaboración, im propiam ente elevado, de los libros d e
textos del E C G B , (B S C S ), es indudablem ente una deliberada reaccicSn exagerada
C a p . 9. M a # e r ía f© s d id á c t ic o s 393
impresión de estar al nivel apropiado de elaboración de un curso de intro
ducción. Y , como no es de esperarse que el estudiante distinga el material
más importante del menos importante, o levantará las manos desesperado,
o no aprenderá nada en su esfuerzo por aprenderlo todo, o confiará en la
memorización o en el “ atracón5* intelectual para pasar los exámenes.
En especial la versión azul parece lo bastante elaborada y difícil como
para constituir un curso introductorio a nivel universitario, para estudiantes
que ya pasaron cursos de introducción a la biología en la secundaria, y
también de química y de física. Desde luego, es verdad que algunos temas,
considerados en otros tiempos demasiado difíciles para los estudiantes de
secundaria (por ejemplo, la teoría de conjuntos, la geometría analítica y
el cálculo) pueden enseñárseles con éxito a estudiantes de secundaria talen
tosos que posean aptitudes para las matemáticas; pero en estos casos, los
estudiantes ya están preparados adecuadamente para estos temas avanzados
por haber cursado las matemáticas necesarias y fundamentales dentro de la
secuencia. Por otra parte, la versión azul presenta el material de biología,
de nivel de dificultad y de elaboración universitarios, a estudiantes que
carecen de los antecedentes necesarios en química, física y biología ele
mental, quienes así no pueden aprender significativamente ese material.
Debiera recordarse también que las matemáticas de nivel universitario no
se consideran adecuadas para todos los estudiantes de secundaria, sino tan
solo para aquellos, más talentosos y con aptitudes matemáticas por encima
del promedio, que están destinados a la universidad y se proponen espe
cializarse en campos como las matemáticas, la ciencia, la ingeniería y la
arquitectura.
U n curso de secundaria, de introducción a cualquier disciplina, debiera
concentrarse más en establecer un marco de referencia general que en
suministrar una enorme cantidad de conocimientos. En términos generales,
después de un intervalo considerable únicamente se retiene ese marco de
referencia; y si se emplea más tiempo en sobreaprenderlo, más un mínimo
de aplicación a los detalles, que en aprender de manera superficial un
gran volumen de material muy elaborado pero deficientemente entendido,
los estudiantes que vean en el tema su objetivo final retendrán más de las
ideas importantes, y se establecerá un mejor fundamento para los estudiantes
que pretendan asistir a cursos avanzados.
Eos detalles elaborados en demasía no sólo son innecesarios e impropios
de un curso de iniciación, sino que obstaculizan también el aprendizaje y
crean actitudes desfavorables hacia el tema. “ Por los árboles**, el estudiante
“ no puede ver el bosque5*. Eos principales temas conceptuales se pierden
al con ten ido anacrónico, a la carencia de ideas explicativas, al en foqu e com pleta
m ente descriptivo, y al estilo de redacción de kindergarten, así com o al n ivel de
d ificu lta d que caracteriza a la m ayoría de los libros de texto de introdu cción a la
b io lo g ía de preparatoria.
394 F a c to re s c o g n o s c itiv o s e n e l a p r e n d iz a je
P re d is p o s ic ió n te ó r ic a
Auxiliares didácticos 10
1)0 Este térm in o se em p lea en sentido gen érico e in clu ye todos los m edios que
los profesores usan p ara enseñar, aparte de la com unicación o ra l: libros de texto,
cuadernos d e trabajo, diagram as y m odelos esquem áticos, dem ostraciones, trabajos
de laboratorio, películas, televisión, m áquinas de enseñar.
39Ó F a ctor os c o g n o s c itiv o s « n el apr& ndixaj®
jLas escuelas elem entales, las secundarias y las universidades de todo el país se
h allan entregadas a la realización de los más diversos program as para “ m e jo ra r”
la enseñanza; pero, más a m enudo, estas m odificaciones e innovaciones no afrontan,
d irecta y sistem áticam ente, el acon tecim ien to p r im a r io : la adquisición d e con oci
m ientos p o r parte d el estudiante com o in d ivid u o. U n a d e las metas básicas del
cam bio ed u ca tivo debe ser la de recon ocer al estudiante com o in d ivid u o, en lu gar
de a la clase, com o u nidad fu n cion al del proceso educativo. . . Q u e las m áquinas de
enseñar y la enseñanza p rogram ada, tan pregonadas, han roto la brecha edu cativa
para adaptarse a las diferencias individu ales es burda exageración. A d a p ta rse a la
velocid ad de ap ren d izaje constituye tan solo una dim ensión, y cu alqu ier tutor, v iv o
o autom atizado, debe ser capaz de reaccion ar a las demás diferencias que m arcan el
progreso del ap ren d izaje idiosin crático de cada estudiante (E ricksen, 1967, pág. 176) .
L a b o ra to r io
la enseñanza p ro g ra m a d a
C o la b o ra c ió n d e e s p e c ia lis ta s en la m a te ria ,
en la teoría efe/ a p re n d iz a je y en medición
Premisa básica de todos los proyectos de reforma al currículo es la de
que sólo un especialista 12 debiera preparar los materiales para el currículo
12 E n la p ráctica real, hay. tres clases de personas diferentes que son com peten
tes en la m ateria, así com o en p ed agogía, en proyectos com o el E C G B (B S C S ) : un
40Ó Fa ctores c o g n o s c itiv o s en e/ a p re n d iz a je
de una disciplina determinada. Sólo una persona de tal categoría que sea lo
suficientemente experta para: a) identificar conceptos unifleaderes e inte-
gradores con la amplia generalizabilidad y capacidad explicatoria propias del
campo; b ) percibir las interrelaciones de ideas y asuntos diferentes, a fin
de organizarlos, ordenarlos en secuencia e integrarlos de manera óptima;
c ) comprender el proceso de investigación y la relación de la teoría con
los datos de la disciplina, a fin de seleccionar los ejercicios de laboratorio
adecuados y de integrar los aspectos de proceso y de contenido del programa
del currículo, y d ) entender el contenido de la materia de estudio lo sufi
cientemente bien, a fin de preparar con claridad materiales textuales o
para que juzgue si otros lo hacen así.
Para que sean pedagógicamente eficaces, tales materiales del currículo
deberán ajustarse también a los principios establecidos de la psicología del
aprendizaje de salón de clase, y deben incluir dispositivos de evaluación
que estén de acuerdo con los principios establecidos de la evaluación y la
medición. Obviamente es difícil que cualquier persona posea estas tres
capacidades; pero un psicólogo educativo p u ro o un especialista en medi
ción no pueden colaborar en realidad con un especialista en la materia
en la producción de materiales para el currículo y para instrumentos de
medición — salvo en lo tocante a comunicarle a éste los principios generales
de la teoría del aprendizaje y la medición.
Pero este tipo de ayuda es impropio para el verdadero trabajo de con
junto que se requiere.
En la realidad escueta, la operación real de producir materiales para
el currículo y para evaluación, que sean consistentes, así con respecto a la
materia como en los terrenos de la medición y la teoría del aprendizaje,
el psicólogo educativo y el especialista en medición podrán colaborar con
eficacia con los especialistas en la materia solamente cuando sean lo sufi
cientemente expertos en la materia mencionada, y entonces puedan partici
par activamente en la producción de los materiales del currículo desde el
principio mismo. Sólo de esta manera podrán asegurarse de que el con
tenido y la estructura detallados del material se adapten a los principios
establecidos de las teorías del aprendizaje y la medición. Una posible solu
ción a este problema de producir materiales de enseñanza consistentes sería
la de adiestrar a un nuevo tipo de elaborador de currículos: ya fuese un
especialista en la materia que estuviese versado (sin ser experto) en teoría
del aprendizaje o en medición, para que colaborase con especialistas en
teoría del aprendizaje y en medición; o un especialista en teoría del apren
dizaje o en medición que estuviese versado (pero sin ser experto) en cierta
materia, para que colaborase con los especialistas en éstas.
El e n fo q u e d e l curricula d e u n a s o la u n id a d
en con tra ste con e l in te g ra d o
El e x a g e r a d o h in c a p ié en los a s p e c to s a n a lític o ,
c u a n tita tiv o y e x p e r im e n ta l d e la c ie n c ia
H in c a p ié e x c e s iv o en e l d e s c u b rim ie n to y ia in v e s tig a c ió n
D ific u lta d e s p a r a e v a lu a r
los nuevos curriculos
1 P a rte del m aterial de este capítu lo se extractó, con autorización, del artícu lo
“ M o tiv a tio n and Cíassroom M a n a gem en t” , del autor, en E d u catión., 1966, 86>
479-483. C o p y rig h t 1966, de T h e B ob b s-M errill C om pan y, In c., In dian ápolis, In
diana.
417
41 8 Factores a fe c tiv o s y s o c ia íe s d e ! aprenc/iza/e
m ism o; pues muchos de los conocimientos escolares nunca pueden ser racio
nalizados com o necesarios para satisfacer las demandas de la vida cotidiana.
A dqu irida tal necesidad., el aprendizaje se vuelve naturalmente más signi
ficativo y pasa a constituir una experiencia más satisfactoria; pero es difícil
estimular la adquisición de tales necesidades hasta que la m ateria de estu
dio se presente en prim er lugar significativamente.
Y a que la significatividad es en gran parte fenóm eno personal, podrá
lograrse sólo cuando el individuo esté dispuesto a realizar los esfuerzos acti
vos, indispensables para integrar el m aterial conceptual nuevo en su singu
lar marco de referencia. Esto significa traducir y parafrasear las nuevas
ideas en sus propios términos y en relacionarlos con su propia experiencia,
con su historia personal y con su sistema de ideas (H . D . Cárter, 1935).
Si el aprendizaje ha de ser activo, la responsabilidad principal deberá
recaer en el alumno. Son éstos, y no los profesores, quienes necesitan hacer
más preguntas e interesarse más por form ular los problemas percibidos que
por aprender respuestas a preguntas donde no se perciben problemas (C a n
tor, 1953). E l profesor no puede aprender por el alumno a navegar intelec
tualmente. Sólo puede presentarle las ideas tan significativamente como
sea posible. E l trabajo real de articular las nuevas ideas en un m arco de
referencia personal sólo puede realizarlo el alumno. D e aquí se desprende
quá¡¡¡as ideas que les sean impuestas a los alumnos, o que éstos acepten sin
crítica, no podrán ser significativas en el verdadero sentido del término.
La pulsión c o g n o s c itiv a
® E l deseo de explorar, m anipu lar y ser estim ulado no conduce, de sí y por sí, al
apren dizaje disciplinado. En su expresión sin guía, se d irige más hacia la satisfacción
inm ediata.
422 Factores afectivos y sociales d el ap ren d iza je
los valores de aquellas personas significativas dentro de los medios fam iliar
y cultural con las cuales se identifica. M u y lejos de ser principalm ente de
origen endógeno,4 por consiguiente, las pulsiones o intereses cognoscitivos
específicos se adquieren principalmente gracias a la experiencia particular,
y también dependen de ésta. P or tanto, observamos de nuevo que la rela
ción entre pulsión cognoscitiva y aprendizaje, como la relación entre m o
tivación y aprendizaje en general, es recíproca desde el punto de vista de
la causa y el efecto.
A pesar de la centralidad potencial de la pulsión cognoscitiva con res
pecto al aprendizaje de salón de clase, es verdad, sin embargo, que en nues
tra cultura utilitaria, com petitiva y orientada al logro, tales consideraciones
extrínsecas com o la superación del yo, la reducción de la ansiedad y los ade
lantos en la carrera, se vuelven, con el incremento de la edad, fuentes de
m otivación progresivamente más importantes del aprendizaje escolar. Desde
los primeros cuatro años de la vida escolar, las estimaciones de logro y
de conducta de búsqueda de reconocimiento tienden a permanecer muy es
tables, y sirven para predecir razonablemente conductas análogas durante
la adolescencia y comienzos de la vida adulta (M oss y fCagan, 1961). In
cluso las recompensas materiales tienden a volverse menos fines en sí mis--
mas, que los símbolos del estatus académico, el aprovecham iento y la
ventaja competitiva.
A la larga, naturalmente, se deteriora la viabilidad de la pulsión cognos
citiva como tipo de m otivación intrínseca,, orientada a la tarea, por conse
cuencia de la asociación creciente y casi exclusiva de los intereses y activida
des intelectuales con los motivos de superación personal y de reducción de
la ansiedad. Si el deseo de aprender y de entender se ejerce casi invaria
blemente en el contexto de competir por calificaciones, obtener grados,
prepararse para una ocupación, esforzarse por adelantar y reducir los tem o
res a los fracasos académico y ocupacional, muy poco es lo que garantiza
la creencia de que gran parte de ese deseo sobrevive com o meta por su
propio derecho. Esta tendencia se refleja en el descenso progresivo de los
intereses escolares y del entusiasmo intelectual a m edida que los niños avan
zan por la escala académica (Jersild y Tasch, 1949). Teóricam ente, claro,
es verdad que algo de la pulsión cognoscitiva puede desarrollarse com o j
producto derivado, funcionalm ente autónomo, del aprendizaje con buenos f
resultados, aunque la actividad intelectual en cuestión esté m otivada origi
nalmente por consideraciones extrínsecas.
P o r consiguiente, si deseamos desarrollar la pulsión cognoscitiva de
m odo que permanezca viable durante los años escolares y en la vida adulta,
es necesario apartarse de la doctrina educativa de adaptar el currículo a los
intereses y problemas de ajuste a la vida ordinarios de los alumnos. Aunque
sea indudablemente falto de realismo e incluso indeseable en nuestra cul
tura sustraernos de las motivaciones para el aprendizaje utilitarias, de supe
ración del yo y de reducción de la ansiedad, debemos recalcar cada vez más
el v a lor del conocimiento y la comprensión como metas por su propio
derecho, absolutamente ajenas de cualesquier beneficios prácticos que pue
dan traer consigo. E n lugar de denigrar el conocim iento de la materia,
com o lo hicieron durante los pasados cincuenta años los educadores supues
tamente progresistas, debemos descubrir métodos más eficaces de fom entar
la adquisición a largo plazo de cuerpos significativos y útiles de conoci
miento, y de desarrollar las adecuadas motivaciones intrínsecas para tal &
aprendizaje.
El a p r e n d i z a j e
sujetos con escasas necesidades de logro (French y Thom as, 1958). L a per
sistencia en la ejecución de la tarea se relaciona también con la fuerza
de la pulsión cognoscitiva (ICohn, 1965) y con el valor de aliciente rela
tivo de la tarea (Nakam ura y Boroczi, 1965). A largo plazo, las elevadas
motivaciones de logro tienden a estar asociadas con m ayor rendimiento
académico (K.rug, 1959; U h lin ger y Stephens, 1960). Las mediciones de
tal motivación;, empleadas conjuntamente con medidas de disposición aca
démica, son excelentes predictores del rendimiento en la universidad (Weiss,
W ertheim er y Groesbeck, 1959).
Gran parte del efecto facilitador de la m otivación en el aprendizaje
es m ediado por un aumento de la atención.® E l m ero hecho de dirigir la
atención de los estudiantes hacia ciertos aspectos de la materia, indepen
dientemente de cómo se haga, promueve el aprendizaje ( Entwisle, 1961).
Los estudiantes universitarios varones y de elevado rendimiento académico
son menos susceptibles a la distracción que sus compañeros de bajo rendi
m iento (Baker y IVÍadell, 1965).
M uchas propiedades de la situación de aprendizaje que fom entan la
pulsión cognoscitiva facilitan éste atrayendo y sosteniendo la atención.
Entre estas propiedades se incluyen la novedad, la incongruencia, la sor
presa, el cambio y el conflicto conceptual (Berlyne, 1960). U n a cantidad
m oderada de discrepancia, incongruencia o brecha entre el conocimiento
existente y la nueva tarea de aprendizaje es más eficaz para encauzar la
atención, especialmente cuando el alumno no está satisfecho con lo que
sabe. En términos de J. Piaget, el niño atiende más a las nuevas tareas
de aprendizaje cuando exigen de su parte cierto grado de acomodación,
antes de que puedan ser asimiladas, como cuando existen esquemas no del
todo adecuados para entender o solucionar algún problem a y exigen algo,
pero no mucho, de m odificación. A cerca de esta sola base, podría esperar
se que la técnica de paso pequeño de las máquinas de enseñanza no sería
óptimamente eficaz para el aprendizaje significativo.
Además de sus efectos impelen tes en el aprendizaje por recepción signi
ficativo (que acrecientan el valor del esfuerzo, la atención y la persistencia)
la m otivación m oviliza también no específicamente la actitud inm ediata del
individuo para tal aprendizaje, haciendo descender los umbrales de aque
llas clases generales de percepciones y respuestas que intervienen acostum
bradamente en el proceso de aprendizaje. E jem plo de este mecanismo es
el descenso de los tiempos de reacción que ocurre en respuesta a las ins-1 6
16 L a atención depende tam bién, desde lu ego, de otros factores aparte d e la m oti
vación (p o r ejem p lo, lá experiencia y el adiestram iento p ertin en tes). U n a de las
razones principales de que los niños m arginados culturalm ente no puedan aprender
consiste en que no han sido adiestrados adecuadam ente, en sus hogares, en el aspecto
de prestar atención (M . Deutsch, 1963) ; sin em bargo, en parte lo poco durable de su
atención re fle ja m otivaciones intrínseca y extrínseca de aprender, insuficientem ente
desarrolladas.
Cap. 10. F a c to re s m o t i v a d a n a les d e l a p r e n d i z a j e 4 27
trucciones de “ trabajo rápido55 (Owens, 1959) (en contraste con las instruc
ciones orientadas a la tarea o las instrucciones de relajarse) ; sin embargo,
es im portante no confundir esta facilitación m otivacional no específica
con la influencia más directa y específica, ejercida en la fuerza de disocia
bilidad, con variables com o la disposición para el aprendizaje significativo,
la pulsión integradora y las actitudes de autocrítica. A resultas de la opera
ción de éstas, se adquieren y retienen más mecanismos cuasimotivacionales
específicos durante el aprendizaje, significados más claros y más estables
que, a su vez, facilitan el aprendizaje en secuencia que interviene en el
dom inio de la m ateria de estudio; por ejemplo, L . Festinger (1958) y IX E.
Berlyne (1960) hablan de la necesidad de reducir la disonancia, la incon
gruencia o el conflicto entre dos cogniciones. Esto puede producir cambios
en las creencias propias, reconciliación integradora o, como antes se señaló,
descarte resumido o aislamiento de la cognición contradictoria.
A l parecer, hay un nivel óptim o de m otivación o participación personal
(n i demasiado elevado ni demasiado b a jo) para clases complejas de apren
dizaje (Iverson y Heuter, 1956). D e acuerdo con J. S. Bruner (1 9 57 ), los
estados de pulsión impelentes pueden interrumpir concebiblemente el apren
dizaje significativo genérico recalcando en demasía la particularidad de
los conceptos recién aprendidos y lim itando la capacidad del alumno para
aplicar los principios ya aprendidos a las tareas de aprendizaje recién apren
didas, y así también lim itando “ el trascender adecuadamente la inform a-
ción dada” . En apoyo de esta proposición cita un experim ento realizado
por L . Postman y él mismo, en que sujetos sometidos a tensión hicieron
menos progresos que otro grupo de sujetos, no sometidos a tensión, en la
tarea de hacer descender sus umbrales perceptuales mientras aprendían a
reconocer oraciones de tres palabras presentadas taquitoscópicamente. D i
cho en función de una hipótesis fisiológica de la m otivación, una cantidad
m oderada de activación o excitación parece ejercer un efecto óptim o en el
aprendizaje (Malino, 1959).
R ete n c ió n
La e fic a c ia d e la m o tiv a c ió n d e m e jo r a m ie n to d e ! y o
10 A sí, con el aum ento de edad, las recompensas m ateriales se buscan menos
com o fines en sí que com o símbolos de estatus ganado, prestigio y superación p er
sonal. Las metas lejanas adquieren tam bién más preem inencia a m ed id a que las
am biciones a la rgo plazo desplazan a la necesidad de satisfacción hedonista inm e
diata, a m ed id a que las dimensiones tem porales del m undo p sicológico del niño
se expanden, y a m ed id a que aum enta su tolerancia a la frustración.
Cap. 70. F a c f o r e s m o t i v a c i o n a !es d & ¡ a p r e n d i d a je 433
dad de aprovecham iento, en muchachos de preparatoria, va asociada con
m ayor aprendizaje significativo de los materiales académ icos11 (Carón,
1963). P or último, J. B. M ille r (1929) y V . M . Sims (1928) encontraron
que la rivalidad individual estimula más el aprovecham iento académico que
la rivalidad de grupo, y D . P. Ausubel (1951) encontró que niños talen
tosos de prim aria trabajan mucho más duro en una tarea académica
respondiendo a incentivos de prestigio, que cuando solamente tratan de
hacerlo lo m ejor posible pero creyendo que sus productos de trabajo serán
anónimos; sin embargo, la m otivación de aprovecham iento no se relacio
na linealmente con el nivel de aprovechamiento. C om o es el caso general
del estatus m otivacional potente, la fuerte m otivación de aprovecham iento
puede hacer descender el nivel de ejecución y aprovechamiento.
V e n ta ja s y d e s v e n ta ja s d e la m o tiv a c ió n
d e m e jo ra m ie n to d e l y o
11 Los datos de estudios en que se usan m edidas tem áticas (fan tasías) de m oti
vación de logro, tienden a ser equívocas porqu e en muchos casos prevalece la ten
dencia hacia una relación inversa entre “ vid a real” e índices de fantasía de la p u l
sión de m ejoram ien to del yo.
434 Factores afectivos y socíaíes cíe/ a p r e n d i z a j e
R e c o m p en sa y c a s tig o
12 C o n base en los dos experim entos citados con frecu en cia (C hase, 1932;
H u rlock , 1 9 2 4 ), se sostiene en gen eral que el e lo g io es más eficaz que la “ reproba
ción ” (d esap rob ación ) con respecto al ap ren d izaje escolar; sin em bargo, en otros
estudios se in form a de resultados equívocos (S ch m id t, 1 9 4 1 ), o se sugiere que la
eficacia rela tiva de ambas prácticas depende de la "personalidad del niño (G ra ce,
1948; T h om p son y H u m nicu tt, 1944) o de la personalidad del adm inistrador
(S ch m id t, 1 9 4 1 ). L . T . Frase (1 9 6 3 ) in form ó recientem ente que el reforzam ien to
social n egativo (q u e im p lica desaprobación ) ejerce m ayor efecto fa c ilita d o r que el
reforzam ien to social p ositivo (a p ro b a c ió n ) en el ap ren d izaje de la lógica.
438 Factores a f e c tiv o s y s o d a i es d e í a p r e n d iz a je
Valores y actitudes
Camb/os de acf/fudes
1964). En este mismo respecto debe notarse también que los intereses son
mejores predictores de la conclusión de cierto currículo universitario que
la capacidad (J. W. French, 1961).
La retención
bigu o y está som etido a ráp id o olvid o. En el caso de la predisposición actitu dinal
positiva, p o r otra parte, parece razonable suponer que la dim ensión cognoscitiva
de la estructura de la actitud contiene más conceptos pertinentes y apropiadam ente
inclusivos que en el caso de la predisposición n e g a tiv a ; p o r consiguiente, el m aterial
puede afianzarse fácilm en te a la estructura cognoscitiva, no tiene que com p etir con
los significados existentes y p o r tanto, es menos am biguo y está m enos sujeto al
o lv id o (F itzg e ra ld y Ausubel, 1963, págs. 7 3 -7 4 ).
1 N o es nada raro, y tam bién a resultas de la exp erien cia fa vora b le continuada,
que las m otivaciones origin alm en te faltan tes en una a ctivid a d de ap ren d izaje dada
se desarrollen retroactivam en te en el curso de esa a c tiv id a d ; p o r ejem p lo, un niño
rechazado puede buscar origin alm en te el d om in io de algú n cam po académ ico sólo
p o r m ejoram ien to del yo com pen satorio; sin em bargo, a la la rga p o d rá adqu irir
genuinos intereses orientados a la tarea, que sean fu n cion alm en te autónom os d e su
m otivación origin al.
Cap. 7 7. F acto res d e la p e r s o n a lid a d en e l a p r e n d i z a j e 453
La s a te iiz a c ió n c o m p a r a d a a la n o s a te liz a c ió n
L o a n s ie d a d n o r m a l c o m p a r a d a a la a n s ie d a d n e u r ó tic a
Dentro del significado genérico del término, como se definió aquí, pue
den concebirse diferentes variedades de ansiedad, cualitativamente distintas,
en condiciones de instigación básicamente desiguales. Atendiendo a la
situación, por ejemplo, se genera ansiedad en los estudiantes de medicina
cuando éstos se enfrentan a exámenes importantes que amenazan la con
secución de una meta vital estrechamente identificada con sus niveles
percibidos de competencia. Puede inducirse experimentalmente un tipo
semejante de ansiedad de situación dándoles a los sujetos informes falsos
460 F a c to re s a fe c tiv o s y s o c ia le s d e l a p r e n d i z a j e
El o r ig e n d e la a n s ie d a d n e u ró tic a
Goldman, 1953a). Eso significa que sus aspiraciones eran más quiméricas,
que sus metas no sólo eran demasiado altas sino también en extremo resis
tentes a debilitarse ante las indicaciones realistas de que eran utópicas.
Sarason y otros (1958) encontraron también que los niños muy ansiosos
estaban menos orientados hacia la tarea y poseían motivación de logro más
elevada que los niños no ansiosos.
Por consiguiente, parece razonable esperar que los niños rechazados,
valorados extrínsecamente, y sin sentimientos intrínsecos de autoestimación,
tenderán a poner muy altas sus metas académicas y ocupacionales y, a me
nudo, de manera bastante utópica. Si sucede que son individuos en extremo
capaces, quizá triunfen y logren realizarse de acuerdo con sus aspiraciones;
sin embargo, no hay razón para creer que tales individuos rechazados y
valorados extrínsecamente tiendan a ser más dotados de lo acostumbrado;
y hay límites a lo que la motivación sola puede lograr; por tanto, las pro
babilidades de colapso en gran escala de sus aspiraciones grandiosas y
quiméricas son más bien elevadas; y como su falta de autoestimación intrín
seca no les permite replegarse, la derrota se concentrará traumáticamente
en sus modos de autoestimarse y, de ordinario, se precipitará la ansiedad
aguda. La recuperación de esta condición tenderá además a dejar dañada
permanentemente la autoestimación o, en otras palabras, dejará una neu
rosis de ansiedad crónica, que podrá resurgir en cualquier momento y
volverse aguda cuando el ambiente llegue a ser demasiado amenazante.
El efecto d e la a n s ie d a d en e l a p r e n d iz a je
cativamente más esta preparación anticipada que los sujetos con baja
ansiedad. Concordando con estos hallazgos están los resultados de que los
sujetos muy ansiosos muestran menos curiosidad que los sujetos no ansiosos
(Penney,* 1965) ; exhiben más rigidez y cierre perceptual más inmediato
(I, S. Cohén, 1961; Smock, 1958) y manifiestan menos preferencia por
juguetes novedosos (Mendel, 1965) .
Estos experimentos ilustran en forma fehaciente los siguientes hechos
relativos a la naturaleza de la ansiedad neurótica y su efecto en el aprendi
zaje: a) que una amenaza real al individuo, aparte de su auto estimación
deteriorada, es el factor precipitante; b ) que la amenaza más efectiva con
siste en una situación de ajuste nueva que exija improvisación, pues ésta
hace impacto en la médula misma de la autoestimación menoscabada
(cuando las situaciones de ajuste se vuelven rutinarias y familiares dejan
de ser amenazantes) ; c ) que la respuesta de ansiedad es exagerada con
respecto al peligro de la amenaza pero no del grado real de amenaza expe
rimentado, y d ) que la fuente principal de la amenaza en la ansiedad
neurótica radica en la autoestimación menoscabada.
Ansiedad e inteligencia
Dogmatismo y autoritarismo
La r e s p o n s a b ilid a d p r im a r ia d e la e s c u e la
lo s ¡í m i fe s d e la n o r m a lid a d
El c u lto d e ¡a e x tr a v e r s ió n
los niños tienden a emular sus ejemplos pero no sus preceptos. Terminan
por habituarse a luchar y trabajar duro bajo presión externa pero sin inter
nalizar de manera adecuada estos valores. Así pues, cuando finalmente
ingresan en el mundo ocupacional de los adultos y se liberan de las deman
das autoritarias acostumbradas para hacer esfuerzos concienzudos la tenue
estructura de los hábitos de su trabajo disciplinario tiende a quebrantarse,
ante la ausencia de necesidades genuinamente internalizadas de rendi
miento ocupacional.
Estudios experimentales del efecto que causa el liderato autoritario en
grupos de niños señalan también varias secuelas indeseables en la moral
y la solidaridad del grupo (Lippitt, 1940) . Comparados con los niños de
grupos gobernados democráticamente, los alumnos sometidos a control auto-
crático son más agresivos, enfocan sus agresiones en contra de víctimas
propiciatorias del grupo mismo pero no en contra del líder, y adoptan
actitudes sumisas, conciliatorias y de reclamo de atención al tratar con el
líder. Manifiestan también menos “ sentimiento de nosotros” , muestran me
nos capacidad de movilizar esfuerzos de grupo constructivos para superar
condiciones frustrantes, y son menos capaces de trabajo y conducta autodis-
ciplinados, cuando se elimina la supervisión directa. H. H. Anderson (1943)
hizo hallazgos similares al estudiar los efectos de las conductas “ dominante”
e “ integradora” de parte de los profesores.
Sin embargo, ha habido una fuerte tendencia de parte de los educadores
a generalizar ilimitadamente la importancia de estos descubrimientos. En
primer lugar, los líderes autoritarios del estudio de Lippitt fueron hostiles e
inamistosos, y tendieron a dar órdenes destructivas. Característicamente,
el liderato autoritario tiende a ser más amistoso, sutil y benevolente; y oca
siona, en consecuencia, menos efectos perjudiciales en la conducta social
y en la moral de grupo. En segundo lugar, los efectos de climas de salón
de clase autocráticos y democráticos son relativos, en parte, a la estruc
tura de la personalidad de los estudiantes individuales. Los estudiantes con
fuertes necesidades de ser dirigidos y organizados reaccionan de manera
favorable a las técnicas de dirección y con muchas críticas a las más libe
rales (Wispé, 1951) ; pero lo que más importa es lo indudablemente etno-
céntrico de pregonar que sólo las relaciones democráticas entre profesor y
alumno son compatibles con la salud mental y el desarrollo de la persona
lidad normales. Hay muchos ejemplos de culturas occidentales autoritarias
(por ejemplo, Alemania, Italia, Suiza) y todos los índices de salud mental
y de desarrollo de la personalidad madura se comparan muy favorable
mente con los que privan en los Estados Unidos; por consiguiente, no es
obviamente el autoritarismo en sí lo que daña a la salud mental, sino más
bien la existencia de prácticas autoritarias en el hogar y en la escuela,
las cuales son incongruentes con el patrón general de relaciones interperso
nales en la cultura total.
Cap. 1 2 . F a c to re s d e g r u p o y s o c ia le s d e ! a p r e n d i z a j e 479
La in te ra c c ió n e n tre alu m n o s
C o m p e te n c ia y c o o p e ra c ió n
C o n fo r m id a d e in d iv id u a lid a d
A s p e c to s d e c o n fo rm id a d d e ía c u ltu ra d e tos c o m p a ñ e ro s
más fu erte para hacer algo que el hecho de que los demás lo hagan. Q u izá no haya
otra cosa qu e lo perturbe más em ocionalm ente n i le cause tanto pesar com o el sentir
que, en alguna form a, es diferen te a los demás (Blos, 1941, pág. 2 4 9 ).
El p a p e l d e l grupo d e c o m p a ñ e ro s en la
e n a je n a c ió n acfu/fo$-/óvenes
Gomo todos los adolescentes van, por decirlo así, en el mismo barco,
pues comparten la misma insatisfacción de sus necesidades de indepen
dencia y de estatus de adulto, la misma enajenación respecto de la sociedad
adulta, los mismos resentimientos y las mismas actitudes en contra de los
adultos; como no se sienten ni deseados ni echados de menos, y como son
excluidos del esquema global de los asuntos, se buscan unos a otros para
darse apoyo mutuo y para proporcionarse, concertadamente, las cosas que
desean pero no pueden obtener individualm ente (Sherif y Sherif, 1964) .
Así pues, ya que la comunidad urbana moderna es incapaz de sumi
nistrar a los adolescentes la clase de estatus ganado, independencia voli
tiva y adiestramiento en destrezas sociales que ellos desean, el grupo de
compañeros adolescentes se constituye para satisfacer, en parte, estas nece
sidades cruciales. Es la única institución cultural en que su posición no es
marginal, en que se les ofrece estatus ganado, independencia e identidad
social entre un grupo de iguales y en que sus propias actividades e intere
ses imperan soberanamente. El grupo de compañeros es también la prin
cipal institución para la formación de los adolescentes de nuestra sociedad.
Es en el grupo de compañeros donde cchaciéndolo? aprenden ios procesos
sociales de nuestra cultura. Definen sus papeles sexuales, actuándolos y
respondiendo a ellos; aprenden la competencia, la cooperación, las destre
zas sociales, los valores y los propósitos, compartiendo la vida en común35
(Tryon, 1944). El grupo de compañeros proporciona a los adolescentes
medios regularizados y ocasiones de satisfacer sus deseos recién adquiridos,
de mayor contacto social con el sexo opuesto, así como un conjunto de
normas que gobiernan sus conductas sociales.
Por ejecutar estas funciones esenciales, el grupo de compañeros desplaza
también a los padres como fuente principal de estatus atribuido durante
la adolescencia. Identificándose con el grupo y siendo aceptado por éste,
subordinándose a los intereses del mismo y haciéndose a sí mismo depen
diente de la aprobación del grupo, el adolescente obtiene una provisión de
autoestimación intrínseca independiente de su aprovechamiento o de su
Cap. 7 2 . F acto res d e grupo y s o c í a l e s d e l a p r e n d i z a j e 493
comunicar sólo aquellas normas que existan realm ente. En segundo lugar,
el hecho de que los adolescentes se den cuenta de que los adultos no viven
de acuerdo con las normas que aquellos aceptaron implícitamente en la
infancia como axiomáticamente correctas y propias, tiende a minar su
creencia implícita en tales normas, así como sus sentimientos de obligación
para acatarlas. Guando los niños se vuelven lo suficientemente maduros para
interpretar la conducta de los adultos como es en realidad, son impresio
nados más por el ejemplo que por el precepto. Por último, el conocimiento
que los adolescentes tienen de la penosa falta de valentía moral en el
mundo de los adultos y del valor que éstos le conceden a la conformidad
y a la conveniencia les brinda un modelo muy pobre para afirmarse en
sus convicciones morales ante la presión de grupo.
Los muy diferentes papeles sociales que, por sus sexos, corresponden
a muchachos y a muchachas de todos los niveles de edad, ejercen impor
tantes efectos en sus adaptaciones respectivas al ambiente escolar. En virtud
de la educación preferente que reciben en el hogar, las muchachas hallan
mucho más fácil que los muchachos adaptarse a las demandas de la escuela
primaria. Y a observamos que éstas son más aceptadas intrínsecamente por
sus padres; que “ satelizan*’ más; se identifican más firmemente con las
figuras de autoridad; tienen menos necesidades insistentes de independen
cia, estatus ganado y emancipación respecto del hogar; y están más habi
tuadas desde el principio a la docilidad, la compostura, la conformidad a
las expectativas sociales y a la restricción de sus impulsos agresivos. N o es
tan sorprendente, entonces, que los muchachos encuentren correspondiente
mente más difícil identificarse con la escuela, con el profesor y con las
actividades del salón de clase. Las muchachas juegan a la “ escuela” con
tanta facilidad como a la “ casita” , mientras que el muchacho, normal
mente robusto, muy difícilmente participaría en esos juegos.
N o es únicamente que la mayoría de los profesores de primaria esté
constituida por mujeres, sino también que en la escuela prevalecen los valo
res femeninos con respecto a lo que se enseña y a la clase de conducta que
se espera y aprueba : la propiedad, la obediencia, el decoro, la higiene, la
pulcritud, la docilidad, la modestia, la atención a lo que se dice, el recor
dar, la facilidad para manejar símbolos verbales y el control de las inquie
tudes, la curiosidad y la agresividad. Las muchachas reciben también
mucho más aprobación y considerablemente menos reprensión y censuras
de parte de sus maestros (M eyer y Thompson, 1956). En razón de las
expectativas culturales y de las normas del grupo de compañeros, el éxito
en la escuela es mucho más adecuado para el papel sexual de la mujer
49 ó Factores ctfecfívos y s o c i a l e s d e í a p r e n d i z a j e
P re d is p o s ic ió n d e ciase s o c ia l d e la e s c u e la
nuestra cultura los profesores hallan difíciles de entender las metas, los
valores y las conductas de los alumnos de otros antecedentes de clase social.
El normal prejuicio etnocéntrico los predispone a creer que los valores de
su propia clase son evidentemente verdaderos y adecuados y que las desvia
ciones con respecto a ellos reflejan necesariamente indocilidad. Por otra
parte, como los muchachos y las muchachas de la clase media se compor
tan de acuerdo con sus expectativas y aceptan las normas de la escuela, los
profesores están acostumbradamente tan prejuiciados en favor de ellos como
lo están en contra de los niños de otros estratos sociales.
Comprender los antecedentes y los valores de los niños de la clase
inferior no supone, desde luego, aceptar sus actitudes y conductas cuando
éstas entren en conflicto con los objetivos y normas de la escuela. Significa
sencillamente conocer suficientemente los factores antecedentes que vengan
al caso para interpretar de manera inteligente la conducta de los alumnos
de la clase inferior y para evitar actitudes y prácticas discriminatorias en
contra de ellos.
Además de sus inclinaciones naturales a recompensar la conformidad
a la ideología de la clase media, los profesores son influidos por otras pre
siones, explícitas e implícitas, para otorgarles tratamiento preferente a los
alumnos cuyas familias disfrutan de estatus social elevado. Los padres de
las clases media y superior son activos en los asuntos cívicos y escolares,
miembros de las juntas escolares y dirigentes de asociaciones de padres
y maestros. Aún sin ejercerse presiones explícitas, los profesores y los admi
nistradores de las escuelas, sabiendo “ de qué lado calienta más el sol” , están
dispuestos a contemplar las cosas desde ese punto. Los profesores también
se sienten algo intimidados con respecto a tomar medidas en contra de
miembros recalcitrantes pero populares de camarillas estudiantiles que,
apoyados por sus seguidores, pueden ser extraordinariamente rebeldes (Ho-
llingshead, 1949) . En tales circunstancias, son muchos los profesores renuen
tes a tomar medidas perentorias que pudiesen atraerles la enemistad de
alumnos de por sí influyentes y también por la posición de sus padres.
La organización de las escuelas secundarias tiende también a favorecer
la retención de los alumnos de clase media y la pronta deserción escolar
de los de clase inferior. Gran número de éstos ocupan secciones de lento
aprendizaje; y no sólo con base en sus capacidades y motivaciones defi
cientes, sino también, de modo más informal, por sus antecedentes sociales
( Hollingshead, 1949; Havighurst y Neugarten, 1962). Asimismo, un por
centaje exagerado de alumnos de la clase inferior se halla inscrito en los
cursos ocupacionales, comerciales y generales de preparatoria, en lugar de
estarlo en los cursos de preparación para la universidad. En consecuencia,
por estar clasificados y estigmatizados como miembros de estos grupos de
escaso prestigio, y por casi carecer de moral escolar, los alumnos de la
clase inferior están más dispuestos a desertar de la escuela.
500 F a c to re s a fe c tiv o s y s o c ia le s d e l a p r e n d i z a j e
Los fa c to re s ra c ia le s en la e d u c a c ió n
El a p r o v e c h a m ie n to e d u c a tiv o e n lo s n iñ o s n e g ro s
Aspiraciones educativas y o c u p a c io n a le s
. . . expuestos a la ética económ ica lib eral durante más tiem p o que la m ayoría de
los otros g r u p o s ... su cultura tiene al parecer m enos probabilidades de recalcar los
valores del logro. L a historia del negro com o trab ajad or agrícola, esclavo y oprim id o,
y la aguda discrepancia entre su experien cia y la profesión de fe norteam ericana,
p arecerían ir en contra de los valores de lo g ro del gru po blanco dom inante. C a ra c
terísticam ente, la situación v ita l del n egro no lo alienta a creer que uno puede
m an ejar su m edio, ni hace n acer en él la con vicción de que uno puede m ejo ra r su
condición, haciendo planes y trabajan do duro (R osen , 1959, pág. 5 5 ).
. . . los negros, de quienes p od ría esperarse que com partiesen el h incapié que los
Estados U n id os hacen en la educación, se enfrentan al hecho, evidentem ente d o lo ro
so, de que las posiciones abiertas a los negros educados son m uy escasas. Este hecho
significa que casi todos los negros, m uy probablem ente, n o consideran realistas las
elevadas aspiraciones ed u cativas; y la gran p rop orción de deserciones escolares en
504 F a c to re s a f e c t iv o s y s o c ia le s d e l a p r e n d i z a j e
la p rep aratoria sugiere que la reducción de las aspiraciones educativas com ienza
m uy p ron to (R osen , 1959, pág. 5 8 ).
Se encontró que los factores étnicos se relacionaban más con las aspira
ciones ocupacionales que con la clase social; prevalecieron considerables
diferencias étnicas y raciales a pesar de haberse controlado la influencia de
la clase social. Estos resultados concuerdan con el hallazgo de que los estu
diantes blancos tienden a preferir “ trabajos muy interesantes53, mientras que
los negros están más preocupados por la seguridad en el trabajo (Singer
y Stefflre, 1956).
D ife r e n c ia s s e x u a le s
Consecuencias para /a e d u c a c ió n
Antes de que los negros puedan asumir el lugar que les corresponde
en unos Estados Unidos integrados racialmente, deben ocurrir importantes
cambios en la estructura del yo de los niños negros. Deben desprenderse
de sus sentimientos de inferioridad y de automenosprecio, adquirir senti
mientos de confianza en sí mismos y de orgullo racial, adquirir aspiracio
nes realistas hacia ocupaciones que exijan más educación y adiestramiento,
y hacerse de los rasgos de personalidad necesarios para cristalizar estas
aspiraciones. Tales cambios de estructura del yo pueden lograrse de dos
maneras diferentes pero complementarias. Primera, todas las manifesta
ciones del estatus de casta inferior y segregada del negro deben lanzarse
por la borda: en materia de educación, aloj amiento, empleo, religión,
viajes y ejercicio de los derechos civiles. Por sí solo esto mejorará la auto-
estimación del negro y le abrirá nuevas oportunidades de autorrealización.
Segunda, con medidas instituidas en la familia, la escuela y la comunidad,
podrán modificarse la estructura del carácter, los niveles de aspiración y
las normas reales de aprovechamiento, de manera que mejore todavía más
su autoestimación y les sea posible aprovechar las nuevas oportunidades.
Trabajar con las madres y hacerlas que adopten actitudes más posi
tivas hacia la escuela es el importante primer paso para mejorar el apro
vechamiento ocupacional de los niños negros de las ciudades (Conant,
1961). Característicamente, sólo el diez por ciento de los padres negros
han terminado la preparatoria y sólo el treinta y tres por ciento la pri
maria (Conant, 1961). Siendo así, con inscribir a los padres en programas
C a p . 1 2. F a c to re s d e grupo y s o c ia le s d e l a p r e n d i z a j < 507
de educación para adultos, se aumentaría significativamente el nivel cul
tural de los hogares negros y se “ estimularía el interés por leer periódicos,
revistas y quizá hasta libros. Uno de los problemas. . . consiste en que los
niños salen de la escuela, nunca vuelven a ver a nadie leyendo, ni siquiera
periódicos” (Gonant, 1961, pág. 25). El proyecto “ Horizontes más Altos”
de la ciudad de Nueva York constituye buen ejemplo de un intento reciente
por descubrir a los niños académicamente dotados, de los barrios bajos,
y de alentarlos a que aspiren a, educación universitaria. Este programa
incorpora enriquecimiento cultural, orientación y enseñanza mejoradas y
la benevolente intervención de los padres.
M o tiv a c ió n in trín s e c a
M o tiv a c ió n extrínseca
Como se señaló con anterioridad, la situación ordinaria con respecto al
desarrollo de motivaciones adecuadas para aprovechamientos académicos
y ocupacionales más elevados entre niños marginados culturalmente no es
muy alentadora; pero, igual que la pulsión cognoscitiva, la motivación
extrínseca para el éxito académico, puede generarse retroactivamente con
base en experiencias de mejoramiento del yo, relativas al éxito ordinario
en el trabajo escolar. La orientación intensiva puede compensar también
grandemente la falta de los necesarios y adecuados apoyos y expectativas,
relativos al hogar, la comunidad y al grupo de compañeros, para desarro
llar y poner en ejecución ambiciones ocupacionales a largo plazo. Identi
ficándose con una figura adulta madura, estable, luchadora y con éxitos,
los niños marginados culturalmente pueden ser alentados a internalizar
aspiraciones realistas y a largo plazo, así como a adquirir los rasgos de per
sonalidad madura necesarios para llevarlas a la práctica. Y a consecuencia
de lograr ordinariamente adelantos personales en el ambiente escolar, de
obtener alientos positivos y consejos prácticos en la relación de orientación, y
de padecer menos rechazo y discriminación de parte del personal de la
escuela, las aspiraciones ocupacionales elevadas les parecerán más realistas
y más a su alcance. Más estímulos para luchar por metas académicas y
ocupacionales ambiciosas pueden proporcionarse otorgando más becas a las
universidades e institutos tecnológicos, familiarizando a los jóvenes margi-
P nados con ejemplos de personas que han logrado alcanzar el éxito en sus
profesiones pero que tuvieron los mismos antecedentes raciales, étnicos y
sociales de aquellos; y haciendo que participen los padres, benévolamente,
Cap. 1 2 . F a c to re s d e g r u p o y s o c ia le s d e l a p r e n d i z a j e 51 1
hincapié indebido que se ha hecho en las pasadas tres décadas en las carac
terísticas de personalidad, las cuales se creía que afectaban a la salud mental
y al desarrollo de la personalidad de los niños. Además, muchos de los
testimonios de investigaciones relativas a esta área tienden a ser ambiguos,
equívocos e imposibles de interpretar, por la carencia de un criterio satis
factorio conform e al cual m edir la competencia del profesor. Las estima
ciones de la ejecución del maestro son notoriamente inconfiables, superficia
les, subjetivas y caprichosas; y las puntuaciones de las pruebas de aprove
chamiento de los alumnos, como veremos después, están limitadas en cuanto
a profundidad, alcances y validez.
Pero, aunque las instituciones de form ación de profesores tiendan a
recalcar en demasía la importancia de estos factores de la personalidad,
hay algunas pruebas de que los alumnos se interesan principalmente por la
competencia pedagógica o la capacidad de enseñar de sus profesores, y
no por sus papeles de adultos amables, simpáticos y alegres (P . Id. Taylor,
1962). A pesar de la reciente tendencia en campos como el gobierno y la
administración de empresas a concederle lugar preferente a la habilidad
para llevarse bien con los demás, en detrim ento de la competencia p rofe
sional, hay razones para preocuparse cuando el personal profesional de
cualquier tipo de empresa es juzgado principalmente con base en sus cuali
dades puramente personales. Es claro que, ya que los profesores tratan con
niños impresionables y afectan el desarrollo de sus personalidades, no debie
ran poseer personalidades inestables o destructivas; sin embargo, el prin
cipal criterio para seleccionar y evaluar a los profesores debiera no ser el
grado en que sus características de personalidad se adaptan a algún ideal
teórico que promueve la salud mental o el desarrollo de la personalidad,
sino más bien su capacidad para estimular y dirigir eficientemente las acti
vidades de aprendizaje de los alumnos.
En este capítulo será conveniente considerar también el papel y el
"efecto de estilos diferentes de enseñanza en el aprendizaje, así como el pro
blema de la disciplina en el salón de clase.
Capacidades cognoscitivas
Características de la personalidad
respecta a sus temas son juzgados de más éxito por sus directores y otros
observadores experimentales ( Ryans, 1960). B ajo esta clase de estimula ción,
la conducta del alumno es también más productiva tanto en la secundaria
como en la prim aria (Ryans, 1961), y se logran mayores incrementos de
comprensión de parte de los alumnos (Solom on, Rosenberg y Bezdek,
1964).
Q uizá la característica de personalidad más im portante de los profeso
res, que influye en su eficiencia, consista en el grado de su dedicación
personal al desarrollo intelectual de los alumnos- H a y consenso general de
que ese es un componente central de la m otivación profesional del pro
fesor. D eterm ina en gran parte que invierta o no los esfuerzos necesarios
para enseñar., buscando incrementos reales en el desenvolvimiento intelectual
de los alumnos, o que se lim ite a realizar los ademanes formales de la ense
ñanza ; pero, por desgracia, com o es un factor muy esquivo en lo que
respecta a m edirlo confiable y válidamente, no tenemos pruebas objetivas
acerca de su relación con el éxito de la enseñanza.
ES esHSo ds enseñar
La disciplina escolar
C ie n c ia u o p in ió n
La disciplin a d e m o c rá tic a
Antecedentes históricos
miento como “ el criterio por el cual [el profesor] reconoce que el des
cubrimiento ha tenido lugar” . Y al referirse al aprendizaje incidental que
ocurre mientras un alumno está participando en un proyecto o en un pro
grama de actividad, Hendrix (1961, pág. 293) increpa acertadamente a
los partidarios de este método porque “ demasiado a menudo no asumieron
la responsabilidad de observar que los casos de la misma generalización
ocurriesen con la debida frecuencia para que e f alumno terminara por cap
tar o los conceptos o los principios” .
Otro aspecto del movimiento de educación progresista, que viene al
caso de la evolución del método de descubrimiento, fue la técnica de ense
ñanza centrada en el niño que se originó en las filosofías educativas de
Rousseau y Froebel. Los seguidores de este enfoque subrayaron la impor
tancia de estructurar el currículo en términos de la naturaleza del niño y
de su participación en el proceso educativo, esto es, en función de sus inte
reses ordinarios, de sus necesidades endógenas y de sus estados de aptitud
intelectual y emocional. De acuerdo con este punto de vista, el ambiente
educativo facilita más el desarrollo proporcionando un campo de máxima
libertad que no interfiere con el proceso predeterminado de la maduración
espontánea. El niño mismo, se asegura, es quien está en la posición más
estratégica para conocer y seleccionar aquellos ingredientes educativos
que corresponden más íntimamente a sus necesidades de desarrollo preva
lecientes y que fomentan, por consiguiente, su desenvolvimiento óptimo.
Afirmaciones como estas convirtieron obviamente en un fetiche a la autono
mía y al descubrimiento autónomo, y consideraron una especie de sacrilegio
cualquier forma de guía o dirección en el aprendizaje y, particularmente,
a la comunicación de ideas o generalización de los maestros a los alumnos.
Aquí radica, en parte, el origen de la mística de que la enseñanza exposi
tiva es inherentemente autoritaria desde el punto de vista del desarrollo, y
que las ideas que uno mismo descubre son las únicas infundidas trascen
dentalmente del significado y la comprensión que no pueden lograrse de
ninguna otra manera. Hendrix (1961, pág. 296), por ejemplo, califica
de “ autoritaria” a la exposición didáctica de generalizaciones y afirma que
sólo “ satisface a quienes ya sepan las ideas que están siendo presentadas” .
En esta misma mística arraiga la doctrina educativa, del todo diferente de
que es autoritario (antidemocrático) que una persona comprensiva comu
nique su conocimiento a otras que carezcan de los antecedentes específicos
de pensamiento y de estudio, y que estos individuos pueden aprender más
a través de “ discusiones democráticas” .
De estas dos ramificaciones del movimiento de educación progresista
— el hincapié en la experiencia directa del niño y en sus intereses espon
táneos' y la insistencia en las ideas captadas autónomamente, libres de toda
manipulación directiva del ambiente de aprendizaje— brotaron la subsi
guiente deificación de la solución de problemas, el trabajo de laboratorio
536 A p r e n d i z a j e p o r d e s c u b rim ie n to
E l s ig n if ic a d o e s p r o d u c to e x c lu s iv o
d q l d e s c u b r im ie n to c r e a tiv o y n o v e r b a l
Hemos visto hasta este punto que los argumentos de la mística del des
cubrimiento como prerrequisito para el significado se sustenta en afirma
ciones estériles y metafísicas o en suposiciones seudonaturalistas injustifica
das sobre la naturaleza del entendimiento y el conocimiento. Hendrix trató
de llenar esta laguna teórica construyendo una fundamentación pedagó
gica para el método de descubrimiento, más sistemática y elaborada de las
conocidas hasta la fecha. Para esto, adaptó al problema de la transferencia
la inveterada teoría nominalista de la función del lenguaje en el pensa
miento. Hendrix niega que. . .
. . .la gen eralización verb al es el gen erad or p rim ord ial del p o d er de transferencia. . .
E n lo que concierne al p od er de transferencia la cosa total [surge] tan p ron to com o
[asoma] el con ocim ien to no verbal. . . L a separación de los fenóm enos de descubri
m iento, d el proceso de construir oraciones que expresan esos descubrim ientos, es el
nuevo y sensacional avance d e la teoría p ed a gógica (H e n d rix , 1961, págs. 292, 2 9 0 ).
3 Es im p ortan te establecer una d iferen cia entre los discernim ientos subverbales
intu itivos d e los adolescentes y los de los niños d e escuela p rim aria. D a d o que éstos
em plean apoyos em pírico-concretos al relacion ar conceptos y proposiciones, p oten
cialm en te significativos, a sus estructuras cognoscitivas, los significados subverbales
resultantes al p rin cip io son in h eren tem en te intuitivos (p articu larizados, semiabs trac
tos y sem iprecisos) , dich o esto desde el punto de vista d el desarrollo. A s í pues, aun
cuando fuesen expresados verbalm en te después, no pod rían trascender este n iv e l in
tu itivo. E l adolescente, p o r otra parte, relacion a a su estructura cogn oscitiva los con
ceptos y proposiciones poten cialm en te significativos sin em p lear apoyos em pírico-
concretos; p o r consiguiente, los significados subverbales que surgen inicialm en te no
son, desde el punto de vista del desarrollo, intuitivos, y pueden ser refinados -— en
cuanto a precisión, claridad, calidad de ex p lícito y gen eralidad— a través del proce
so siguiente de expresión verbal.
Cap. 14. El a p r e n d i z a j e por cTescubrímienfo 547
El m é to d o d e d e s c u b r im ie n to e s e l p r in c ip a l
p a r a tr a n s m it ir e l c o n te n id o d e la m a te r ia
Los educadores que están convencidos de que las abstracciones son sim
ple verborrea a menos que sean descubiertas independientemente por el
alumno no tienen otra alternativa lógica que la de abogar por el empleo
de las técnicas de descubrimiento — en la preparatoria y en la universidad
así como en la primaria— como método principal de transmitir el conte
nido sustancial de la materia de estudio. J. A. Easley (1958, 1959), recla
ma insistentemente que se reorganicen, en todo o en parte y conforme a
las convicciones del descubrimiento inductivo, los currículos de ciencias,
matemáticas y otras materias de secundaria y de universidad. Insiste tam-
Cap. 74, El a p r e n d i z a j e p o r d e s c u b rim ie n to 549
La c a p a c id a d p a r a re s o lv e r p ro b le m a s
es la meta p r im o r d ia l d e la e d u c a c ió n
vos y, por consiguiente, que el alumno se las arregla para adquirir todo el
contenido importante que necesita saber mientras se halla aprendiendo
la manera de descubrir conocimientos autónomamente. Pero, en realidad,
aunque estos dos conjuntos de objetivos se relacionen entre sí y en cierto
sentido se apoyen mutuamente, están muy lejos de ser idénticos. Por tanto,
no puede suponerse que los métodos que fomenta uno de esos objetivos
fomentará necesariamente al otro, y que el proceso y la meta de la edu
cación son “ una y la misma cosa55 como pretende Bruner (1961a).
En primer lugar, muy aparte de su utilidad en la solución de proble
mas, la adquisición de conocimientos como fin en sí mismo, debe consi
derarse la meta principal de la educación. A pesar de que una gran
proporción de lo aprendido por los seres humanos en el curso de sus vidas
no tiene utilidad inmediata ni se aplica a urgentes problemas de ajuste,
sin embargo, las personas se hallan motivadas vigorosamente para apren
der de modo que puedan entenderse mejor a sí mismas, comprender el
universo y la condición humana. Y gran parte de este conocimiento sería
descartado por falta de valor, si el servir para resolver problemas fuese con
siderado invariablemente el criterio para determinar lo valioso del apren
dizaje; por consiguiente, si nos interesamos por la adquisición de conoci
mientos como fin en sí mismo, no podemos dejar de poner en práctica
las técnicas de solucionar problemas y de descubrimiento. El empleo de
estas técnicas, como ya se indicó, favorece la solución de problemas como
objetivo de la educación, pero, salvo en la escuela primaria y en otras cir
cunstancias especiales, no es muy eficaz para transmitir el contenido de la
materia.
En segundo lugar, en la mayoría de los individuos, el objetivo real de
la actividad de solucionar problemas característica, consiste en la solución
de los problemas cotidianos, en lugar del descubrimiento de ideas o discer
nimientos lo bastante importantes como para ser incluidos en su almacén
permanente de conocimientos.3 Pues, como ya se señaló, aunque la capa
cidad de entender ideas originales dignas de ser recordadas está distribuida
con amplitud, la de generar autónomamente ideas originales comparables
se manifiesta en relativamente pocas personas; esto es, en individuos de
gran talento. Es verdad, desde luego, que el redescubrimiento “ planeado55
o “ arreglado55 exigirá muchísimo menos talento; pero aun la aplicación
de este expediente, cuando menos por parte del segmento relativamente
más capaz de la población, requeriría de tanto tiempo que el método de
aprendizaje por descubrimiento sería el más impráctico para aprender todo
lo que se necesita saber.
El a d ie s tr a m ie n to e ñ / la “ h e u r ís tic a d e l d e s c u b r im ie n to '’
■■•y
es más /mporfanfécjfue la e n s e ñ a n z a d e la m a te r ia d e estudios
4 T o d a v ía p e rd u ra m u c h o d e la d o c trin a d e la disciplina fo rm a l.
Cap. 1 4 . El a p r e n d i z a j e p o r d e s c u b r i m i e n t o 557
C a d a n iñ o d e b ie r a s e r un p e n s a d o r c r e a tiv o y c r ític o
La e n s e ñ a n z a e x p o s itiv a es a u t o r it a r ia
El d e s c u b r im ie n to o r g a n iz a d e m a n e r a e f ic a z
lo a p r e n d id o p a r a e m p le a r lo u lte r io r m e n te
El d e s c u b rim ie n to es e l g e n e r a d o r único
d e m otiv a ció n y c o n fia n z a en sí m ism o
A los niños de un grupo se les in d icó sencillam ente que recordaran los pares
y que, u lteriorm ente, se les p e d iría que los repitieran. A los de otro gru po se les
d ijo que los recordaran, produ ciendo una palabra o id ea que ligara el par, de m a
nera que significase algo para ellos. A los del tercer grupo se les p roporcion aron
los m ediadores usados p o r el segundo grupo, para ayudarlos a relacion ar los pares
a fin de fo rm a r unidades (B ru ner, 1961a, pág. 3 1 ).
Testimonios de Investigación
miento estarían más que fuera de lugar por sus aspectos de duración
excesiva., y por la tasa consecuentemente reducida, de adquisición del
contenido de la materia.
E s tu d io s a la r g o p la z o
E s tu d io s a c o r to p la z o 5
los resultados de estos tres estudios, por consiguiente, los testimonios apoyan
la conclusión de que en este tipo de ejercicio de solución de problemas, la
guía en forma de suministro de información sobre los principios funda
mentales facilita el aprendizaje, la retención y posiblemente la transferen
cia, y todo esto en grado mayor que el suministro de menos guía o el de
reglas concretas para cada uno de los problemas.
G. M . Haselrud y S. Meyers (1958) realizaron un estudio de codifi
cación, con estudiantes universitarios, que estuvo planeado explícitamente
para rebatir los resultados de Graig y Kittell. Sin embargo, sus sujetos
dieron muestras de aprendizaje mucho mejor en los problemas en que se
les dieron las reglas de codificación, y no así en los que tuvieron que
deducirlas por su cuenta. Además, en una prueba de transferencia demo
rada, no hubo diferencia alguna en el número de identificaciones de
código correctas hechas a los problemas aprendidos originalmente con la
regla dada y los problemas aprendidos originalmente por derivación inde
pendiente del código. Sin embargo, con base en que el incremento ocurrido
de la primera a la segunda prueba fue mayor con respecto a los proble
mas en que la regla había sido deducida independientemente, los inves
tigadores concluyeron que los principios que son derivados independiente
mente resultan más transferibles que aquellos para los cuales se suministra
una regla. Esto, a nuestro parecer, equivale a decir que, de dos caba
llos de carrera entrenados por los métodos A y B, respectivamente,
que ya están atados al final de la carrera de criterio, el caballo entrenado
por el método B es realmente superior porque a la mitad de la pista se
hallaba una vuelta detrás del caballo entrenado por el método A, pero,
a pesar de ello, lo alcanzó hacia el final de la carrera.
Otros estudios realizados en este campo por B. Y. Kersh (1958, 1962)
produjeron resultados prácticamente idénticos a los de Graig, Kittell y
Haselrud y Meyers, en que respecta a la prueba de aprendizaje original,
pero arrojaron resultados opuestos a los de Kittell en la prueba demorada;
sin embargo, empleando un ingenioso diseño de investigación, Kersh pudo
explicar estos últimos resultados con base en el interés y la motivación ma
yores de parte del grupo de “ descubrimiento independiente” , cuyos miem
bros continuaron practicando la tar'ea durante el intervalo que transcurrió
de la primera a la segunda prueba. Kersh concluyó que la experien
cia de descubrimiento no mejora por sí misma la comprensión ni la
significatividad.6
Consecuenc/as de la conceptualización
para el desempeño cognoscitivo
1 D eb iera recordarse en este punto que, a pesar de que la prim era fase del
proceso de asim ilación fa c ilita la adquisición y retención de conocim ientos apren
didos sign ificativam en te, com parada con el "d estin o” de los m ateriales aprendidos
repetitivam ente, la m ism a tendencia a la sim plificación y gen eralización de ideas
en la estructura cognoscitiva (redu ciéndolas al m enor com ún den om in ador con cep
tu a l; esto es, al v a lo r id ea tivo de una id ea de afianzam iento estab lecid a) exp lica
tam bién eb olv id o a la asim ilación obliterativa.
Cap. 1 5. La a d q u is ic ió n y el uso d e conceptos 579
ideas que intervienen en la generación y prueba de hipótesis y, en conse
cuencia , en la solución significativa de problemas.
Estableciendo equivalencias, esto es, agrupando ítemes de experiencia
relacionados en categorías definidas por los atributos de criterio de sus
miembros, los conceptos uniforman y simplifican el ambiente y, por con
siguiente, facilitan el aprendizaje por recepción, la solución de problemas
y la comunicación. Por lo engorroso y cognoscitivamente ineficaz que es
tratar con acontecimientos graduados continuamente, el hombre recurre
a la categorización, y responde a objetos o acontecimientos heterogéneos
como una clase o como miembros de una clase. Los conceptos liberan al
pensamiento, al aprendizaje y a la comunicación del dominio del ambiente
físico. Hacen posible la adquisición de ideas abstractas sin experiencia
empírico-concreta: ideas que pueden emplearse tanto para categorizar nue
vas situaciones dentro de secciones existentes como para servir de postes de
afianzamiento a la asimilación y al descubrimiento de conocimientos nue
vos. Por último, a la agrupación de conceptos en combinaciones poten
cialmente significativas responde la generación y la comprensión de pro
posiciones.
¿S e r e la c io n a n lo s c o n c e p to s c o n la r e a lid a d fís ic a ?
¿Son r e a le s lo s c o n c e p ta s ?
2 Los estudiantes no graduados, p o r ejem p lo, pueden p red ecir con pavorosa
exactitud el grad o preciso de o rtod oxia o heterodoxia que caracterice al prom ed io
de las creencias de sus com pañeros, con respecto a problem as detallados, que se
relacionen con áreas de controversia com o la teología y la in m ortalid ad (Ausubel
y Schpoont, 1957).
Cap. 75. La a d q u is ic ió n y eí uso cío conceptos 581
ca es un Instrumento muy útil para adquirir y descubrir conocimientos
nuevos. -
Los significados de conceptos representados en un lenguaje dado, por
consiguiente, pueden pensarse como productos o reflejos de la cultura y
como factores modeladores o limitantes en el desarrollo cognoscitivo de los
portadores individuales de la cultura. Reflejan las clases idiosincráticas
de categorización, así como las maneras de realizarla y las actitudes carac
terísticas, valores y maneras de pensar, que prevalecen en una cultura
en particular. Siendo así, una vez constituida, la estructura de un lenguaje,
y las categorías conceptuales y sintácticas que contenga, influirán definiti
vamente, a su vez, en los procesos perceptuales y cognoscitivos del indivi
duo en desarrollo. Aprende a percibir, pensar y adquirir selectivamente
nuevos significados en función de esquemas clasificatorios, disponibles para
él en su lengua materna; si ésta carece de maneras para reconocer ciertas
distinciones conceptuales, el individuo estará gravemente obstaculizado para
hacerlas por sí mismo. Así pues, los patrones de pensamiento, caracterís
ticos de una cultura dada, afectan a la naturaleza del lenguaje en evolu
ción; y, recíprocamente, el lenguaje modela y limita las experiencias
perceptual y cognoscitiva- así tomo los tipos de pensamiento en que se empe
ñan los individuos de una cultura determinada.
Problemas de la adquisición
y del uso de conceptos
La a d q u is ic ió n de conceptos
ES uso de los c o n c e p to s
O ir á s c o n c e p c io n e s te ó ric a s d e la a d q u is ic ió n
d e c o n c e p to s
E ta p a s consecu tivas d e la a d q u is ic ió n d e c o n c e p to s
Gomo a menudo hay cierto retraso entre la corrección de las falsas con
cepciones y la revisión del uso de lenguaje, no puede suponerse que la
confusión conceptual exista necesariamente en todos los casos en que las
palabras se empleen de un modo impropio. Por otra parte, algunos casos
de dicción incorrecta que parecen tener ante todo origen lingüístico, en
realidad pueden ser de base conceptual. L a tendencia común de los niños
a usar “ decir*9 ( “ tell” ) en lugar de “ preguntar” ( “ ask” ), por ejemplo,
puede indicar falta de apreciación cognoscitiva de la distinción mencio
nada en lugar de error al nombrar conceptos; pero también puede indicar
que, aunque algunos niños de yo especialmente expansivo aprecian la dis
tinción, se conciben a sí mismos como “ diciendo” ( “ telling” ) en situaciones
en que otros estarían “ preguntando” ( “ asking” ).
La c la s ific a c ió n d e ¡os c o n c e p to s
E s tra te g ia s en la fo rm a c ió n d e c o n cep to s
del desarrollo del lenguaje. Así pues, los animales vocalizan sin guía y es
pontáneamente, imitan sonidos de su ambiente y se comunican eficazmente
unos con otros. Muchos animales pueden ser entrenados también para que
reaccionen diferencialmente a diferentes indicios verbales, para que imi
ten palabras humanas y para que emitan respuestas vocales apropiadas a
diferentes situaciones; pero el verdadero simbolismo representacional, dicho
esto en el sentido de que un patrón de estimulación arbitrario sea empleado
para denotar el significado de un referente completamente desvinculado y
desigual, que a menudo puede ser también remoto y abstracto, es descono
cido a nivel infrahumano; los animales, en su mayoría, emplean símbolos
para representar referentes relativamente inmediatos, concretos y física
mente iguales. L a conceptualización verbal y el empleo de símbolos para
representar ideas que trascienden la experiencia concreta indudablemente
no existen al nivel infrahumano. Además, solamente de los humanos puede
decirse que poseen un lenguaje verdadero (inventado), cuyos significados
simbólicos están determinados social y genéticamente, y manifiestan una
estructura sintáctica organizada.
Por qué solamente los seres humanos han desarrollado un lenguaje ver
dadero es fenómeno atribuible a varios factores. Primero, poseen un elabo
rado mecanismo de vocalización, susceptible de gran diversificabilidad en
la producción de sonidos, tienden a balbucear espontáneamente cuando
infantes, y son relativamente eficientes en asuntos de mímica; pero mucho
más importante es su inconmensurablemente mayor capacidad para el sim
bolismo representacional, para la conceptualización verbal y para manejar
ideas abstractas. Por último, toda vez que viven en agregados culturales son
capaces de uniformar y perpetuar los significados compartidos de los símbo
los verbales que inventan.
Parece probable que tanto los infantes humanos como los primates infra
humanos adquieran conceptos precategoriales rudimentarios que abarquen
significados con un núcleo perceptual común; pero, debido a la falta de
lenguaje, los procesos de abstracción, diferenciación y generalización, son
excesivamente primitivos. Los significados genéricos consisten principal
mente en imágenes modales o generalizadas, abstraídas de objetos y acon
tecimientos que son físicamente iguales. Los símbolos no se usan represen-
tacionalmente ni en el proceso de conceptualización, al tratar de obtener
el contenido cognoscitivo genérico, ni en la denominación de los conceptos.
Debido principalmente a su singular capacidad para adquirir concep
tos abstractos verbales (que en gran parte dependen del lenguaje) es
que los seres humanos son singularmente capaces de aprender por recep
ción significativamente y de resolver de la misma manera problemas de
relaciones complejas, sin entrar en contacto directo con los objetos y los
fenómenos de que se trate. Las funciones reales de: a) los símbolos repre
sentacionales, al facilitar las operaciones de transformación que intervienen
Cap. 75. L a a d q u i s i c i ó n y e l u so d e conceptos 597
en la conceptualización, y b ) la verbalización, al refinar el producto de
estas operaciones de transformación, se discutieron en otro contexto. Los
testimonios indicadores del efecto facilitador del lenguaje en la adquisición
de conceptos ya se citó también.
Y a se concedió que existen conceptos intuitivos (semiabstractos y a me
nudo subverbales), particularmente en la infancia y, a continuación en la
etapa temprana y poco elaborada de la adquisición de una disciplina nue
va.4 Tales conceptos son intuitivos y de naturaleza relativamente particu-
larística porque su adquisición depende de la existencia de apoyos empírico-
concretos. Son funcionales en tareas de solución de problemas y para
mejorar el aprendizaje por recepción, pero no tan precisos, transferibles
ni eficientes para estos propósitos como los significados conceptuales ver
daderamente abstractos y verbales que los suceden; sin embargo., como se
sugirió antes, cuando preceden a la adquisición, relativa al desarrollo de sus
equivalentes verbales y abstractos, a menudo mejoran la significa tivi dad
e impiden la asimilación repetitiva de nuevos significados conceptuales.
Por consiguiente, en conclusión, el lenguaje desempeña un papel facili
tador primordial 5&en la adquisición de conceptos. En primer lugar, con
trariamente a la concepción de J. Piaget (1964) — en virtud de los aportes
decisivos que tanto el poder representacional de los símbolos como los as
pectos perfeccionadores de la verbalización hacen al proceso de conceptua-
lización— determina obviamente, a la vez que refleja, las operaciones
mentales (el nivel de desempeño cognoscitivo) que intervienen en la adqui
sición de conceptos abstractos y de orden superior. En segundo lugar, como
señalaremos después, el proceso mismo de asimilación de conceptos por
definición y por el contexto sería totalmente inconcebible sin lenguaje.
Por último, el lenguaje contribuye a asegurar cierta cantidad de unifor
midad cultural en el contenido genérico de los conceptos, con lo que se
facilita la comunicación cognoscitiva entre personas.
Es importante notar que la manera como los niños emplean los términos
conceptuales estandarizados no implica forzosamente que éstos representen
los mismos significados genéricos que tienen para los adultos de una cul
tura determinada. La dificultad surge del hecho de que los niños carecen
de otros términos para representar sus conceptualizaciones inmaduras y,
por tanto, se ven obligados (y son alentados) a usar los términos lingüís
ticos prevalecientes. Así pues, “ perro” , para el niño que hace pinitos, es
característicamente un nombre propio (en lugar de un concepto), que
designa a un perro en particular; y “ papi” no se refiere a un adulto, del
sexo masculino, que está relacionado paternalmente con él, sino más bien
al adulto más familiar y de sexo masculino de su ambiente social. En ade
lante, a medida que el niño intenta generalizar sus “ conceptos” existentes
a experiencias nuevas, “ perro” representa a cualquier cuadrúpedo y
“ papi” a cualquier adulto del sexo masculino. La generalización o exten
sión del uso ocurre con base .en la igualdad objetiva, afectiva o funcional
de un objeto o situación nuevos al objeto o situación designados original
mente con la palabra en cuestión (Lewis, 1951). Por lo común esta exten
sión es hiperinclusiva y exige diferenciación y restricción; en un grado
mucho menor es también hipoinclusiva y exige ampliación. Después de que
los verdaderos atributos de criterio de una clase son abstraídos con propie
dad, las aplicaciones demasiado inclusivas son restringidas adecuadamente
y las faltas de inclusividad, extendidas. Desde el punto de vista del des
arrollo, por consiguiente, este problema es el de ajustar los símbolos tradi
cionales, que tienen significados genéricos culturalmente estandarizados, a
la experiencia cognoscitiva individual hasta que las relaciones de símbolo
y concepto del individuo vienen a corresponder aproximadamente a las
relaciones que se mantienen en la cultura total.
R. Brown (1958a) señala que el desarrollo de los conceptos no va
necesariamente de lo concreto (subordinado) a lo abstracto ( supraordi-
n ad o). En la medida en que parte del proceso de desarrollo conceptual
consiste en diferenciar subconceptos, de categorías más inclusivas (por
ejemplo, “ carpa” y “ perca” de “ pez” ), esta afirmación es indudablemente
válida; sin embargo, debe apreciarse que “ pez” para un niño que hace
pinitos no es el mismo concepto supraordinado que para el adulto. En rea
lidad, al principio no es realmente un concepto sino, más bien, un término
particularizado que se refiere a uno o más ejemplares de “ pescado” ; y poste
riormente, antes de que surja un concepto categorial, la base de la clasifi
cación será un núcleo perceptual común. Así pues, antes de que los sub
conceptos puedan ser diferenciados verdaderamente de un concepto más
inclusivo, éste deberá ser adquirido primero por un proceso de conceptua-
lización en que los atributos de criterio concretos (precategoriales) son
reemplazados progresivamente por atributos de naturaleza más abstracta
o categorial.
602 A p re n d iz a je por d e s c u b r i m i e n t o
M a s a s im ila c ió n d e co n c e p to s
y m e n o s fo r m a c ió n d e lo s m ism os
quen, podrá adquirir conceptos con mucho más eficiencia. Por la época
en que llega a esta etapa del desarrollo, ha adquirido también, en su
mayor parte, la provisión disponible de conceptos primarios con referentes
familiares y perceptibles. Encontraría, pues, relativamente difícil descubrir
por sí mismo (adquirir por formación de conceptos) los conceptos más
abstractos y complejos que obtiene con relativa facilidad por asimilación
conceptual; por consiguiente, después de descubrir el volumen de los con
ceptos simples y cotidianos que están disponibles para ellos antes de ingre
sar a la escuela la mayoría de los individuos descubrirá, autónomamente
y de ahí en adelante, muy pocos conceptos. Las contribuciones de concep
tos más difíciles, hechas al almacén de la cultura, la realizan los miembros
más dotados en el curso de generaciones y van quedando a la disposición
todos los demás miembros de la sociedad, que pueden captarlos por asimi
lación conceptual.
En los años de primaria, parece ser que el desarrollo progresivo de la
capacidad de asimilar conceptos depende de los mismos tres aspectos de los
desarrollos cognoscitivo y del lenguaje que producen generalmente la tran
sición del desempeño cognoscitivo concreto al abstracto: a ) la adquisición
gradual de un volumen operante de abstracciones de orden superior que
suministren las propiedades componentes y los elementos de relación, de
que se componen los atributos de criterio de los conceptos más difíciles;
b ) la adquisición gradual de términos “ transaccionales” esto es, de palabras
sustantivas como “ estado” , “ condición” , “ base” , “ propiedad” , “ calidad” y
“ relación” , así como de términos funcionales o sintácticos, como expresio
nes conjuntivas condicionales y de calificación, necesarias para relacionar
abstracciones, de las maneras características que presentan las definiciones
de conceptos nuevos del diccionario, y e ) la adquisición gradual de la
capacidad cognoscitiva en sí, que posibilita la relación de ideas abstractas
con la estructura cognoscitiva sin la ayuda de apoyos empírico-concretos.
Es importante reconocer y tener en cuenta la muy importante interac
ción que ocurre entre muchos conceptos asimilados y sus precursores sub
verbales o intuitivos. Gomo observa L. S. Vygotsky (1962), el niño de pri
maria, al adquirir conceptos asimilados es auxiliado grandemente por la
existencia, en su estructura cognoscitiva, de conceptos espontáneos análogos,
en el nivel preoperacional, de los cuales se vale sin intención y con relativa
mente poca conciencia cognoscitiva.’6 Éstos suministran una especie de
trampolín para la adquisición de conceptos “ científicos” *7 y para que éstos
sean ejemplificados “ hacia abajo” y para las referencias cotidianas; pero,
C o n o c im ie n to in c r e m e n ta d o d e la s o p e r a c io n e s
d e c o n c e p tu a liz a c ió n
H e te r o g e n e id a d d e in s ta n c ia s
In s ta n c ia s p o s itiv a s e in s ta n c ia s n e g a tiv a s
información transmitida por las instancias positivas, así como la carga me
nor que colocan sobre la memoria (Braley, 1963; Hovland y Weiss, 1963) ;
pero lo más importante quizá sea la indisposición, de parte de la mayoría
de los alumnos, a valerse de la información potencialmente útil ofrecida
por las instancias negativas y a recurrir a la estrategia de exclusión (Bruner,
Goodnow y Austin, 1956). J. Huttenlocher (1962) encontró, de hecho,
que una instancia negativa seguida de otra positiva era la combinación más
eficiente. Con el aumento de práctica, la diferencia inicial entre la eficacia
relativa de las instancias positivas y las negativas tiende a volverse progre
sivamente menor (Freibergs y Tulving, 1961; Fryatt y Tulving, 1963). Esto
sugiere que los profesores deben adiestrar explícitamente a sus alumnos
para que utilicen más eficazmente las instancias negativas en la adquisi
ción de conceptos nuevos.
Contigüidad y disposición
Cuando, en lugar de que se le presenten sucesivamente, el alumno tiene
a su disposición un arreglo total de instancias, la adquisición de conceptos
se facilita de manera significativa (Bourne y Jennings, 1963; Bourne y
Parker, 1964; Bourne, Goldstein y Link, 1964; K.ates y Yudin, 1964). Este
efecto refleja posiblemente la evitación de la pérdida de memoria y la
posibilidad de agrupaciones más estrechas durante el proceso de abstrac
ción de los atributos de criterio de un concepto. Una disposición u orien
tación para responder conceptualmente a los estímulos facilita también la
adquisición de conceptos (Della-Piana, 1957; Shaffer, 1961; Siegel y Siegel,
1965).
/
Solución
de problemas
y creatividad
L ó g ic o y p e n s a m ie n to
T ip o s d e p e n s a m ie n to
genera así disposiciones tanto útiles como interferentes, cuya fuerza rela
tiva está en función de factores como la primacía, la recencia, la frecuen
cia, la validez, la flexibilidad y el nivel de ansiedad.
Otra fuente relacionada de transferencia negativa en la estructura cog
noscitiva es la llamada comúnmente “ fijación funcional” (Chown, 1959;
Duncker, 1945). Con este término se describe la incapacidad de concebir
que un objeto tenga otros usos o funciones posibles en una tarea de solu
ción de problemas por la influencia preanuladora del empleo más tradicio
nal o establecido (por ejemplo, no utilizar un par de alicates como un peso
en un problema de péndulo). La fijación funcional aumenta cuando el
uso tradicional de un objeto se experimenta antes, en lugar de después,
en el curso de una serie de exposiciones (Yonge, 1966), y se reduce con la
experiencia en usos desacostumbrados durante el periodo de adiestramiento
(Flavell, Gooper y Loiselle, 1958) .
El tipo final de transferencia negativa en tareas de solución de proble
mas refleja simplemente el predominio de ciertas tendencias reduccionistas
generales, encontradas en el pensamiento de la mayoría de las personas de
cierta cultura; por ejemplo, conceptualizar problemas en términos de cau
salidad simple en lugar de múltiple, la tendencia a pensar en términos de
todo o nada y de proposiciones consistentes en dicotomías (sí o n o), y la
preferencia a concebir la variabilidad en términos categoriales en contraste
con continuos.
Lenguaje y pensamiento
T e n d e n c ia s d e ! nivel de edad en la s e n fo q u e s
p a ra re s o lv e r p ro b le m a s
T e n d e n c ia s d e / n iv e l d e e d a d en la o b je t iv id a d
d e l p e n s a m ie n to
F a c to re s efe /a t a r e a
' \ - '" T
Factores in t r a p e r s o n a le s j
i* ^
La inteligencia es uno de los determinantes primordiales de la capa
cidad de solucionar problemas. Por una parte, la facultad de razonar es"
componente destacado de todos los tests de inteligencia. Por otra, muchas-
otras de las capacidades intelectuales medidas por los tests de inteligencia '
(comprensión, memoria, procesamiento de la información, capacidad de
analizar) afectan a la solución de problemas. El C I se relaciona positiva
mente con la solución de problemas por ensayo y error (Munn, 1954;
Nelson, 1936) y por discernimiento ( Gellerman, 1931; Harootunian y
Tate, 1960; Munn, 1954). Pero en aquellas clases de solución de proble
mas que dependen de la experiencia incidental acumulativa, por ejemplo,
el pensamiento causal (Deutsche, 1937) y de aplicaciones del principio
de la palabra (G. M . Peterson, 1932), el grado escolar es un correlatb-.máfr-
importante del éxito que el C I o el estatus socioeconómico. El nivel de
inteligencia afecta también á la manera de atacar los problemas. Cuando
se mantiene constante la edad mental en un problema de categorización,
Ó2Ó A p re n d iza je p a r d e s c u b r im ie n to
los niños de más edad (y más torpes) adoptan un enfoque más concreto y
menos consistente consigo mismo., recurren a más categorías y se “ inclinan
más a lo inmediato” . También hallan más difícil cambiar de una base de
categorización a otra (Kounin, 1943).
Nunca se insistirá lo suficiente en que la posesión de conocimientos
antecedentes pertinentes es determinante primordial de la capacidad de
resolver problemas. La destreza heurística no sustituye al conocimiento
sustancial en la mayoría de las tareas de solución de problemas de la vida
diaria y académicas; sin embargo, este sencillo principio es pasado por alto
con frecuencia cuando se extrapolan, injustificadamente, los hallazgos de
estudios de laboratorio a situaciones de la vida real; suele olvidarse que las
tareas problema en el laboratorio son seleccionadas deliberadamente con
base en la independencia relativa de la experiencia pertinente anterior;
pero, comprender los principios y los conceptos pertinentes, aunque nece
sarios para la solución de problemas, no es condición suficiente; hay mu
chas otras variables cognoscitivas y de la personalidad que intervienen en
este asunto. Así pues, si bien la solución acertada de problemas indica, sin
ambigüedad, que está presente la comprensión, la solución desacertada no
demuestra que falte dicha comprensión.
Otros rasgos positivos como la mentalidad abierta, flexibilidad, capa
cidad de formular muchas hipótesis novedosas, la atención, la incisión, la
sensibilidad al problema, la curiosidad intelectual y la capacidad de inte
grar ideas, influyen de modos bien evidentes en la solución de problemas.
El estilo cognoscitivo, como ya se sugirió, es obviamente factor impor
tante, en especial con respecto a las estrategias generales de solución de
problemas. Aunque no hay testimonios sobre ello, parece razonable suponer
que la capacidad de resolver problemas no es un rasgo muy generalizado
dentro de cierto individuo, y que varía más bien con base en el interés,
la experiencia y la aptitud en áreas diferentes de la empresa humana.
Las diferencias, según los sexos, en solución de problemas (Munn, 1954)
y en pensamiento causal (Russell, 1940) no son importantes, pero los niños
tienden a superar a las niñas en problemas de acertijos mecánicos (Munn,
1954), así como en razonamiento aritmético. Los rasgos motivacionales
como la pulsión, el nivel de energía, la persistencia y la tolerancia a la frus
tración afectan positivamente a los resultados de la solución de problemas
(A . Alpert, 1928; French y Thomas, 1958), pero la pulsión o emociona-
lidad excesivas tienden a restringir el campo cognoscitivo y a fomentar
rigidez y preservación (Bahrick, Fitts y Rankin, 1952; Easterbrook, 1950).
Muchos otros rasgos temperamentales y de personalidad, como el elevado
nivel cinético, la resolución, el arrojo, la confianza en sí mismo y la capa
cidad de autocrítica (A . Alpert, 1928; Kempler, 1962) facilitan el solucio
nar problemas cuando están presentes desde grados moderados a elevados;
pero cuando el arrojo o la resolución se aproximan a la impulsividad
C ap . Tó. S o lu c ió n efe p ro b le m a s y c re a tiv id a d 627
dencla las conclusiones que concuerden mejor con las propias opiniones.
Este enfoque ha tenido algunos éxitos (Bloom y Broder, 1950; Maier,
1930) ; sin embargo, debe apreciarse que tal enseñanza, aunque aplicable
a casi todos los problemas es de naturaleza tan general que su utilidad en
cualquier problema determinado será más bien limitada. Los aspectos de la
solución de problemas que son más específicos para una disciplina dada
influyen de manera indudable en los resultados de la solución de problemas,
más relevantemente que esas claves sobre la solución de problemas en
general.
Los programas de adiestramiento a corto plazo destinados a desarrollar
o a mejorar las clases específicas de capacidad de pensamiento, en general
no han tenido éxito (Ausubel y Schiff, 1954; Ervin, 1960b; Smedslund,
1961; Wohlwill y Lowe, 1962). Sin embargo, el adiestramiento intensivo
y a largo plazo, con técnicas de enseñanza programada, ha producido la
adquisición, retención y transferencia de destrezas para solucionar proble
mas, bastante complejas, en niños de primer año (R. C. Anderson, 1965) .
Asimismo, el adiestramiento en el empleo de soluciones opcionales ha
demostrado mejorar la transferencia positiva en la solución de problemas
(Ackerman y Levin, 1958; Riopelle, 1953; Schroeder y Rotter, 1952). En
todos esos estudios la generalidad del efecto de transferencia fue, natural
mente, mínima. Entre los programas de adiestramiento más ambiciosos,
tendientes a la mejora generalizada del pensamiento, está el Programa de
Adiestramiento en Investigación, de J. R. Suchman, la técnica de discusión
grupal de jVL L. Abercrombie, las técnicas de sugerencia de ideas [técnicas
“productos de tormenta cerebral” , ccbrainstorm ing33 techniques (Parnés y
Meadow, 1959)] y la técnica de R. S. Grutchfield (1966), consistente en el
suministro de práctica y retroalimentación, sistemáticas y a largo plazo,
en ejercicios destinados a mejorar el pensamiento productivo; sin embargo,
ninguno de estos investigadores ha podido demostrar grados impresionan
tes de transferencia en situaciones de solución de problemas en otros con
textos, disciplinas o subdisciplinas. En otras palabras, sus esfuerzos han
encallado en la improbable tesis de que hay algo así como una heurística
general del descubrimiento. En psicología, las teorías desacreditadas, como
la doctrina de la disciplina formal, tienden a luchar hasta morir. Reviven
periódicamente bajo otras rúbricas y consignas más pegajosas. El enfo
que de B. O. Smith (1960), basado en el adiestramiento en la lógica y en
la heurística de las disciplinas particulares, concuerda más con lo que se
sabe del método científico, la heurística de la solución de problemas y
la transferibilidad de las habilidades para resolverlos; sin embargo, no ha
aducido aún apoyo empírico a sus formulaciones.
La enseñanza del pensamiento crítico, en sentido generalizado, global ,
no pasa de ser una meta ilusoria y consigna que recurrentemente se pone de
moda en la educación. En los terrenos teórico y práctico nunca podrá
Cap. Jó. S o lu c ió n d e p r o b le m a s y c r e a t iv id a d ó 29
exceder al enfoque crítico de la enseñanza de las disciplinas particulares .
Gran parte de tal enseñanza puede realizarse dentro del marco de referen
cia de una forma activa de aprendizaje por recepción, suplementado por
descubrimientos guiados y experiencias, más autónomas, en solución de pro
blemas. Se subraya la definición precisa de los términos, se insiste en
delinear explícitamente las semejanzas y las diferencias entre conceptos
relacionados, se fomenta una actitud crítica y se anima la reconciliación
integradora de las ideas reformuladas en el lenguaje idiosincrático. Se les
enseña a los alumnos a que reconozcan y cuestionen las suposiciones y a
que distingan entre hipótesis, afirmaciones y hechos, así como entre infe
rencias justificadas e injustificadas. Se les familiariza con los problemas
teóricos, epistemológicos y metodológicos básicos de cada disciplina y con
sus estrategias características de descubrir conocimiento. El idioma se em
plea con precisión y los estudiantes son sensibilizados a la “ magia” , a la
sofistería teórica y a la extrapolación y analogía carentes, de crítica. A l am
pliar estos objetivos puede hacerse gran uso del interrogatorio de tipo
socrático.
En resumen, las principales fuentes de varianza de la capacidad de
solucionar problemas son: a ) conocim iento de la materia y familiaridad
con la lógica distintiva de una disciplina; b ) determinantes cognoscitivos
como la sensibilidad al problema, la originalidad y la curiosidad intelec
tuales ; el estilo cognoscitivo; el conocimiento general sobre la solución
eficaz del problema; el dominio de estrategias especiales de solución de
problemas dentro de las disciplinas particulares; y rasgos de la personalidad
como la pulsión, la persistencia, la flexibilidad y la ansiedad. En el caso
de determinantes como la sensibilidad al problema, la originalidad, el estilo
cognoscitivo y los factores de la personalidad, la mayor parte de la varianza
tal vez esté en función de la dotación genética y de la experiencia pasada
acumulativa; se comprende, pues, que estos aspectos de la capacidad de
solucionar problemas no sean susceptibles de adiestramiento; por consi
guiente, la técnica de adiestramiento en solución de problemas, más prome
tedora, se concentra en el conocimiento de la materia, en la lógica y estrate
gia de la solución de problemas dentro de disciplinas particulares y en los
principios generales de la solución eficaz de problemas.
La creatividad
2 C la ro está que, a veces, puede ocu rrir que un in d ivid u o posea más de un ta
lento creador.
Cap. ló . S o lu c ió n d e p r o b le m a s y c r e a t iv id a d ó 33
ques opcionales a la solución de problemas, cuando capta conceptos intui
tivamente o muestra autonomía, flexibilidad y se libera de la rigidez perse
verantes en sus esfuerzos por hacer descubrimientos (Hohn, 1961). L o que
se quiere decir en realidad, sin embargo, no es que esté manifestando ni
siquiera un grado moderado de creatividad en matemáticas ni que posea
potencialidades para volverse un matemático creativo,, sino, más bien, que
está poniendo de manifiesto algunos de los correlatos de apoyo de la crea
tividad en su trabajo de matemáticas. M uy frecuentemente también los
investigadores que ordinariamente usan el término “ creatividad” en el sen
tido más “ democrático” (para referirse a las capacidades de apoyo general)
suponen también en otros contextos que el fomento de la verdadera crea
tividad (en el sentido de realizaciones originales) de cada niño es una de
las funciones principales de la escuela. Esta concepción se halla implícita
en la posición de J. S. Bruner (1961b) de que la escuela debiera contri
buir a que cada niño llegara a dominios discontinuos de la experiencia de
modo que pudiese crear su propia cultura interior. Se halla implícita tam
bién en la meta que propone J. R. Suchman (1961) con su “ Programa de
Entrenamiento en Investigación” , a saber, que los niños debieran ser
adiestrados para que formulasen las mismas clases de conceptos unifica-
dores de la ciencia que son producidos por nuestros científicos más creati
vos. Y esta afirmación aparece claramente en las siguientes palabras de
Bruner:
U n a pequeña parte, p ero decisiva, del descubrim iento de orden más eleva d o es
la que consiste en in ven tar y elaborar m odelos o “ estructuras de rom pecabezas5’ que
pueden ser impuestas con buenos resultados a los obstáculos. Es en este aspecto
donde la m ente realm ente poderosa b r illa ; p ero resulta interesante observar hasta
que gra d o la gen te p erfectam en te ord in aria pu ede construir, gracias a la enseñanza,
m odelos interesantes que hace siglos hubiesen sido considerados extraordinariam ente
originales (B ru ner, 1961a, pág. 3 0 ).
Creatividad e inteligencia
diferente, del abarcado por los tests de inteligencia tradicionales; sin em
bargo, las pruebas de que estos rasgos de apoyo se correlacionan con la
inteligencia tanto como entre sí (Cline, Richards y Abe, 1962; Getzels y
Jackson, 1962; Ohnmacht, 1966; Piers, Daniels y Quackensbush, 1960;
R. L. Thorndike, 1963) indican claramente que no pueden considerarse
representativos de un atributo común de creatividad, independiente de la
inteligencia; por consiguiente, para todos los usos prácticos las baterías de
tests de creatividad, empleadas más comúnmente, miden capacidades cog
noscitivas que no pueden distinguirse confiablemente de la inteligencia;
este hecho explica, indudablemente, en parte, su correlación positiva con el
aprovechamiento académico; por tanto, resulta de lo más confuso distin
guir a los individuos creativos de los inteligentes, con base en tales tests.
En contraste con estos hallazgos, dos investigadores (Flescher, 1963;
Wallach y K.ogan, 1965) han informado de correlaciones insignificantes
entre inteligencia y creatividad; pero, a pesar de que la batería de tests
de I. Flescher esté midiendo supuestamente capacidades cognoscitivas inde
pendientes de la inteligencia, las intercorrelaciones insignificantes entre ellas
indican que muy difícilmente podrían considerarse representativas de un
rasgo unitario de creatividad. N o se justifican, pues, ni el tratamiento acce
sorio de las puntuaciones de esta batería ni la derivación de una puntua
ción compuesta. Las medidas de aptitud creadora, más homogéneas, de
M . A. Wallach y N. XCogan (1965), por otra parte, muestran generalidad
satisfactoria con respecto a los elementos componentes y, por consiguiente,
puede considerarse que reflejan un rasgo cognoscitivo estable que desem
peña un papel de apoyo en la ejecución creativa y que es independiente
de la inteligencia. Mucho más importante que la relación de la inteligencia
con las medidas de apoyo de la creatividad es la que se da entre la pri
mera y la creatividad verdaderamente sustancial. Las pruebas demuestran,
invariablemente, que los individuos creativos en arte, literatura y ciencias
son más inteligentes que los individuos carentes de creatividad (Drevdahl
y Cattell, 1958; H itt y Stock, 1965), y que las personas de C I elevado
contribuyen con mucho más de lo que comparten de descubrimientos
notables y originales en las varias disciplinas (Terman y Oden, 1959).
Esto sugiere, desde luego, que la inteligencia, como otros rasgos cognos
citivos de apoyo, posibilita y brinda los recursos necesarios para la expre
sión de la creatividad sustancial (Price y Bell, 1965). En otras palabras,
cierto grado mínimo de inteligencia por encima del promedio es preciso
para la realización de las potencialidades creadoras; mas por encima de este
nivel crítico la relación entre la inteligencia y creatividad verdadera es de
aproximadamente cero (Drevdahl, 1956; Mackinnon, 1962; Terman y
Oden, 1959). El individuo de C I elevado y, sin embargo, no creativo,
que se desempeña bien en tareas académicas y tiene éxito en su ocupación
pero que nunca genera una idea original, es figura muy familiar en núes-
Cop. l ó . S o lu c ió n d o p r o b le m a s y c r e a t iv id a d 635
C r e a t iv id a d y a p r o v e c h a m ie n to a c a d é m ic o
rutina del salón de clase, y como esto irrita a menudo a sus profesores
(Getzels y Jackson, 1962), podemos prever una relación negativa entre
creatividad y calificaciones escolares. Esto es precisamente lo que M . P.
Edwards y L. E. Tyler (1965) encontraron al comparar a estudiantes del
noveno grado, que se hallaban en el tercio superior de la distribución tanto
de aptitud escolar como de creatividad, con alumnos que estaban clasifi
cados únicamente con respecto a aptitud escolar.
P e r s o n a lid a d y c r e a t iv id a d
L a id e n t if ic a c ió n d e ta s p o t e n c ia lid a d e s c r e a d o r a s
El fom ento d e la c r e a t iv id a d en la e s c u e la
entre nosotros, sino más bien un tierno brote que radica, en algún grado,
dentro de cada niño, y que exige tan solo de la influencia suave y catalí
tica de una enseñanza sensible e imaginativa, para convertirse en un glo
rioso botón. Esta idea ha merecido cierto apoyo indirecto de los últimos
avances del movimiento de medición mental. Si, por ejemplo, aceptamos
la premisa de que la estructura del intelecto puede analizarse dentro de
una multiplicidad de capacidades o factores cognoscitivos, separadamente
identificables — de acuerdo con J. X. Guilford (1959) aproximadamen
te ciento veinte— , parece ineludible la conclusión de que, tan solo con
base en la probabilidad, casi cada niño estaría destinado a volverse genio
o algo por el estilo, con respecto a por lo menos un factor; y aun cuando
un niño determinado recibiese una tirada desafortunada de los dados del
genio, un ambiente educativa benevolente cubriría la diferencia.
El objetivo, tan popular en estos tiempos, de “ enseñar la creatividad”
— de convertir a cada niño en un pensador original y creativo— está
basado en una o más de cuatro proposiciones insostenibles. En la primera
de ellas se supone que todo niño, por definición, tiene potencialidades
para la creatividad singular, ya que no está sofocado todavía por el siste
ma educativo. Esto es, desde luego, puro sentimentalismo, ya que tales
potencialidades son extremadamente raras. L a segunda afirmación refleja
la ingenua concepción de la naturaleza humana que asegura que aun
cuando el niño careciese de potencialidades creadoras, la enseñanza inspi
rada y sensible podría compensar a los genes faltantes. L a tercera afirma
ción, pasando por alto la distinción entre creatividad e individuo creativo,
contiene una definición diluida y “ democrática” de creatividad, donde se
emplea un criterio intraindividuál de originalidad y se supone que toda
la creatividad es cualitativamente de una sola pieza; sin embargo, por el
mismo lado, si este criterio de creatividad fuese empleado, el objetivo
educativo de convertir a cada alumno en un individuo creador se diluiría
tanto que terminaría por carecer virtualmente de sentido. L a afirmación
final se sustenta sencillamente en la afirmación, ya discutida, de que las
capacidades creativas de apoyo son coextensivas con la creatividad sus
tancial.
Las investigaciones sobre el adiestramiento de la originalidad han pro
ducido pocos resultados favorables. Los sujetos pueden ser adiestrados para
que respondan a asociaciones más desacostumbradas, para que generen más
ideas novedosas, o para que sugieran más usos fuera de lo común (Ander-
son y Anderson, 1963; Gartledge y Kxauser, 1963; Crutchfield y Govington,
1963; Freedman, 1965; Maltzman, 1960; Mednick, Mednick y Jung, 1964) ;
y, en algunos casos, ocurre transferencia a clases relacionadas de actividades
de solución de problemas; sin embargo, tal transferencia ocurre en una
gama muy restringida de contextos y a veces no ocurre absolutamente
(Anderson y Anderson, 1963; Maltzman, Belloni y Físhbein, 1964). Ade
640 A p re n d iz a je por d e s c u b r i m i e n t o
1 Véanse tam bién los efectos a largo plazo de la retroalim entación, capítulo 8.
65 0 E valuación y m ed ición
P a ra fa c ilita r la e n s e ñ a n z a
P a ra a y u d a r en la g u ía t la o rie n ta c ió n
y en la in d iv id u a liz a c ió n d e la e n s e ñ a n z a
En quinto lugar, los profesores con frecuencia han hecho mal uso de la
evaluación, empleándola para recompensar a los estudiantes por ser con
formes y dóciles y para castigarlos por ser inconformes y de pensamiento
independiente. En muchas escuelas y universidades se sigue empleando
como arma para controlar e intimidar a los estudiantes, para aterrorizar
los e impresionarlos (y también como colegas) y para hacer que se sientan
insuficientes, dependientes y deferentes. Son estos mismos profesores los que
conciben los exámenes como luchas en que los estudiantes deben ser enga
ñados y atrapados al caer en error; sin embargo, redunda decir que este
torpe abuso de la evaluación apenas constituye un argumento válido en
favor de la enseñanza no evaluativa.
En sexto lugar, se ha proclamado, con alguna justificación, que las bue
nas calificaciones en las pruebas de aprovechamiento están fuera del alcan
ce de los estudiantes de escasa capacidad. En sentido muy real, entonces, la
imposición de normas absolutas de aprovechamiento final, o el empleo de
calificaciones basadas en la posición relativa dentro de la clase, deprimen
su autoestimación y los desaniman a desplegar sus mejores esfuerzos; sin
embargo, tales efectos perjudiciales pueden mitigarse en gran parte con la
evaluación concomitante en función de sus niveles de capacidad o de sus
progresos, medidos a partir de niveles iniciales de ejecución. Desde luego,
estas dos diferentes bases de evaluación de ninguna manera se excluyen
mutuamente.
Necesitamos saber lo bien que progresan los estudiantes tanto en
términos de sus propias potencialidades como en términos de normas
de grupo. Además, el efecto negativo de informarles a los estudiantes
que, en cuanto a capacidades y aprovechamiento, son inferiores a sus com
pañeros se ha exagerado indudablemente. El conocimiento realista de nues
tro estatus intelectual en relación con el de nuestros compañeros es un
hecho de la vida al cual habremos de ajustarnos fatalmente; y entre más
pronto ocurra esto tanto mejor para la persona de quien se trate. Nada
bueno se saca con dorarles la píldora a los estudiantes.
Por último, la medición y la evaluación dejan de facilitar a veces el
aprendizaje o la enseñanza porque no suministran retroalimentación signi
ficativa. Esto es cierto especialmente cuando hay tan solo exámenes finales
y cuando se les informa a los estudiantes únicamente de puntuaciones com
puestas, sin ningún comentario, explicación, especificación de las fuerzas y
debilidades componentes, ni oportunidad de identificar ni corregir los
errores. Tales exámenes alientan el “ hartazgo intelectual” , dan un cuadro
no representativo del aprovechamiento del estudiante e inducen' a que se
les dé “ carpetazo a los libros” tan pronto como las calificaciones se ajustan
al promedio; por consiguiente, cualquier buen programa de evaluación
habrá de cifrarse en pruebas periódicas y frecuentes: antes, durante y al
final de la enseñanza, empleará varias clases de medida, informará de las
C a p. 17. P rin c ip io s d e ia m e d ic ió n y la e v a lu a ción 655
calificaciones en términos diferenciales en lugar de compuestos, y hará hin
capié en la retroalimentación y en la función diagnóstica de las pruebas.
Requisitos d e un a p ru e b a e fic a z
V a lid e z
conveniente. Una prueba que mida la aptitud para la medicina quizá pro
duzca calificaciones que se correlacionen satisfactoriamente con las califi
caciones obtenidas en la escuela de medicina, ¿pero hasta qué punto se
relacionan esas puntuaciones con el éxito en la práctica de la medicina?
No solamente es muy difícil medir el éxito profesional en la medicina, sino
que hay también diferentes criterios de éste, los cuales varían principal
mente con la rama elegida por el individuo (práctica general, práctica
especializada, investigación, enseñanza, literatura médica, salud pública,
administración de hospitales).
El tipo final de validez, que a menudo se invoca cuando no pueden
demostrarse los otros tres tipos de validez — ya sea “ porque el universo del
contenido no pueda especificarse adecuadamente” o “ porque falte un crite
rio conveniente” — , recibe el nombre de validez de construcción . Ésta se
basa en inferencias por lógica justificables y procedentes de testimonios
experimentales o de otra clase. En el caso de una prueba de aprovecha
miento, el fracaso de una población estudiantil, totalmente ingenua, en
obtener puntuaciones mejores que las atribuibles a la sola probabilidad
suministraría una forma de tal testimonio. Otras clases de testimonios perti
nentes incluirían la mejora de las puntuaciones promedio de un nivel de
grado a otro, en competencias ordenadas jerárquicamente como lectura y
matemáticas, y una relación positiva fuerte entre la aptitud y el aprove
chamiento en cada nivel de grado.
Confla b ilid a d
R e p r e s e n ta tiv id a d
F a c t ib ilid a d
Críticas
En los últimos años, las pruebas objetivas han recibido enérgicas críti
cas (Black, 1963; M . L . Gross, 1962; B. H offm an, 1962), algunas de ellas
justificadas pero muchas otras basadas en la falta de comprensión de su
naturaleza, funciones y limitaciones inherentes. En primer lugar, a pesar
de las considerables mejoras que en este respecto se hicieron durante la
década pasada, muchas pruebas objetivas siguen m idiendo el reconoci
miento mecánico de ítemes del conocimiento, relativamente triviales e
inconexos, en lugar de la comprensión genuina de conceptos, principios
y relaciones amplios, así como la capacidad de interpretar hechos y aplicar
conocimientos. Paradójicamente, este defecto de las pruebas objetivas ha
sido m ultiplicado por el m ovimiento de enseñanza programada, con su hin
capié en los cuadros y pasos pequeños.
En segundo lugar, por la elaboración defectuosa de los ítemes de prue
ba, la respuesta correcta a veces puede identificarse por m edio de claves
impremeditadas, por ejemplo, la implausibilidad evidente de las opciones
incorrectas y el empleo de palabras como “ siempre” . Estas dos deficiencias
pueden corregirse de un m odo fácil poniendo más cuidado en la elabora
ción, seleccionando los ítemes de prueba más importantes, recalcando los
que exigen comprensión, reflexión y discernimiento, incluyendo ítemes de
ÓÓ8 Evaluación y modición
tudes para ingresar a la universidad), también sería útil usar las normas
escolares locales así como las puntuaciones abreviadas, empleadas por
varias universidades para seleccionar a los candidatos admisibles.
P re g u n ta s d e e n s a y o o d is c u s ió n
M u e s tra s d e t r a b a jo
Berg, J., 472 Bryan, H . E., 226, 272, 274, 277, 284,
Berkowitz, E., 204, 277 285, 296, 368
Berlyne, D . E., 419, 426, 427, 617 Bullock, H . A ., 502, 503
B em ard, V . W ., 501, 506 Bumstead, A . P., 340
Bernard, W ., 96 Burack, B., 625
Bem stein, B., 221 Burke, M a r y L ., 372, 625
Bethon, G loria, 230, 232 Burks, B. S-, 285, 293
Bezdek, W . E., 517, 519, 520 Burlingham , D ., 219
Biel, W . G., 443, 445 Burt, C ., 233, 285, 294, 619, 620
Binter, A . R ., 182 Burtt, H . E., 122
Birch, H . G ., 196 Burus, G„, 472
Bitterm an, M . E., 621 Butler, R . A ., 419
B jorgen , I. A ., 66 Buxton, E. W ., 327
Black, H ., 667 Byers, J. E., 468
Blackm an, L ., 454-456, 468
Bayley, N ., 219, 272, 273, 275, 280-282, C allantine, M . F., 606
294 Gallis, R ., 519
Blake, E-, 145, 173, 174 C alvin, A . X)., 464
Bliesmer, P., 276 C am pbell, V . N-, 347, 348, 506
Bloom , B. S., 272, 289, 405, 521, 624, Canning, R . R ., 655
628, 656 Cannon, T . M ., 501, 506
Blos, G., 486 C antor, N-, 420, 421
Bond, A ., 445 C antril, H ., 391
Bonney, M . E., 473 C arey, J. E., 164, 165
Boroczi, G., 426 Carlsm ith, L ., 284
Bostrom, R . N ., 445 Carm ichael, L ., 149, 385
Bourne, E. E., 368, 369, 606, 607 C arón, A . J., 433, 464
Bousfield, W . A ., 87, 163 C arr, H . A ., 353
Boyd, W ., 185 C arroll, J. B., 194, 372
Brackbill, Y von n e, 369 Carson, A . S-, 503
Bradway, ELatherine P., 274, 279, 283 C árter, H . IX , 421
Bram e, M . X). S., 228 Cárter, E. F., 480
Braley, L . S., 595, 606, 607 C árter, L . J., 372, 373
Braun, Jean S., 606 C artledge, C . J., 639
Briggs, L . J., 347, 350, 351 Case, D ., 228, 230, 231, 239, 240, 403
Breese, F. H ., 283, 284, 286, 295, 496 Cason, EL, 366, 368
Brenneise, S. H ., 625 Castenada, A ., 464
Brenner, H ., 385 C attell, R . B., 269, 274, 634-636
Brian, C lara R-, 351 C avan, R u th S., 500
Briggs, L . J., 138, 356, 379 Chansky, N . M ., 368, 369
Broder, Lois J., 624, 628 Chapanis, A ., 219, 222, 297
B rodie, T . A ., 445 Chase, L ., 437, 501, 506
Check, J., 298, 378
Brom er, J. A ., 443
C h ild, I. L ., 438
Brookover, W . B., 468
C how , K . L ., 223
Broks, L . O ., 574, 625
C how n, Sheila M ., 616
Brown, G. I., 640 Christensen, C . M ., 384, 631, 632
Brow n, L . T ., 562, 574 Clark, K . B-, 501
Brow n, R ., 90, 238, 290, 294, 351, 601 Clark, R . A ., 275, 448, 501
Brow nell, W . A ., 108, 139, 217, 412, 543 G liffo rd , C lare, 468
Bruce, R . W ., 167, 176 C line, V . B., 634, 635, 637
Bruner, J. S., 101, 127, 158, 163, 176, C obb, H . V ., 625
181, 182, 205, 207, 214, 217, 227, 234, C ofer, C. N ., 138, 144, 373, 617
249-254, 284, 313, 326, 427, 539-541, C ogan, M . L ., 517, 519
550, 552, 554, 556-560, 562, 564, 565, Cohén, I : S., 466
594, 595, 599, 600, 607, 611, 633 Cohén, J., 163, 277, 622
Brush, E. S., 439 C olé, D ., 301, 611
í n d i c e o n o m á s tic o 743
Golem an, J. S., 269, 296, 491 D ick, W ., 617
Collinson, J. M ., 228, 230, 231, 239, 240 Dickens, Sara L-, 498
Gonant, J. B., 502, 506 D iek h off, J. S., 182
G ondon, G. F., 467, 637 Dienes, Z. P., 217, 251
Cook, J. O ., 351, 519 D illon , H . J., 298
C onrad, H . S., 273-275, 284, 285, 292 D od w ell, P. C., 228, 231
G ooper, Berníce, 502, 616 D o m , M iria m S., 217
G opeland, L . G., 402 Dorsey, M . N ., 193, 545
Gorm an, B. R ., 574 D op p elt, J. E., 279
C o m e ll, E. L ., 275, 282 D reger, R . M ., 503
Goulson, J. E., 377, 350, 351, 378, 414 Dressell, P., 327
G ovington, M . V ., 639 D revd ah l, J. E., 632-636
G ow en, E. L ., 467 D rew s, E lizabeth M ., 304
Gox, J. W ., 195, 351 D uel, H . J., 650
C raig, R . C., 402, 573 Duncan, C. P., 167, 168, 191, 468, 606,
C randall, V ., 455, 459 624
Cronbach, L . J., 195, 196 Duncan, F. M ., 624
Grother, E. J., 331, 334-335 Duncker, K ., 570, 616, 617
G row der, N . A ., 350, 369, 375 Dunkel, H . B., 99
G rutchfield, R . S., 628, 639 Dunn, L . M ., 276, 312
Gukier, L ., 444 D urkin, K ath ryn , 498
Cunningham , KL. S., 275, 479 D yk, R u th B., 277
Cunningham , R ., 515
Curry, G., 369 Easley, H ., 342
Curry, R . L ., 496 Easley, J. A ., 548, 554
Easterbrook, J. A ., 626
D a i, B., 501, 504 Eaton, M . T ., 523, 605
D allenbach, R . M ., 143, 622 Ebbxnghaus, H ., 327, 372
D ’ A m ato, M . F., 165 Eckstrand, G. 'W., 194
D ’A m ico, L , A ., 485 Edson, K ., 301
D am rin, D ora, 204, 484, 485 Edwards, A . L ., 131, 138, 447, 448, 449
D ’A n drade, R ., 455 Edwards, M . P., 635, 636
Daniels, Jacqueline M ., 634, 637 Eells, K ., 295
D arrow , G. W ., 373 Egstrom , G. H ., 617
D avies, D o ro th y R ., 351 Ehrenfreund, D ., 102, 620
Davis, A ., 295, 497 Eiferm ann, R io k a R ., 238
D avis, R . A ., 139, 188, 217, 295, 328, Eigen, L . D-, 402
557 Eikenberry, D . H ., 139
D avis, O . L ., 604 Eisman, E., 574, 625
Dawes, R . A L , 149 Eisner, E. W ., 632, 637
D earborn, W . F., 385 Elkind, D ., 228, 230, 231, 606, 620, 621
de Gharms, R ., 133, 149 Ellis, H . G., 340
de G root, A . D ., 222 Ellis, M -, 328, 340
de Jesús, C., 220 Ellis, N . R ., 299
de Lab ry, J., 498 Endler, N . S., 299, 466
D ella-Pian a, G. M ., 177, 347, 351, 519, Engelm ann, S. E., 220
607
Engle, T . L ., 169
Dem arest, R ., 310
Englehart, M . D ., 405
Dennis, W ., 219, 290, 623
English, H . B*, 131, 138
D enney, T ., 467, 637
Entwisle, D oris R-, 145, 426
D enzler, L orra in e S-, 466
D etam bel, M . I L , 174, 413 Epstein, W -, 66
Deutsch, M ., 218, 221, 231, 290, 294, Ericksen, S. G., 182, 202, 307, 396, 397
426, 501, 502, 505, 605 E rvin, S. M ., 90, 167, 193, 202, 228,
Deutsche, J. M ., 606, 622, 625 256, 574, 628
D ew ey, J., 459 Estes, W . K ., 331, 334-335
d’ H eu rle, A d m a, 468 Etzion, D alia, 238
744 í n d i c e o n o m á s tic o
Evans, J. L., 177, 347, 348, 350, 369, G age, N . L ., 26, 27, 519
379 Gagné, R . M ., 37, 159, 168, 175, 183,
Ewert, P. H ., 202, 545 190, 202, 327, 347, 351, 366, 545, 562,
Eysenck, H . J., 458 574, 617
G aier, E. L ., 504
Fane, 10., 501 G alanter, E. H ., 326
Faw cett, PE P., 193 G allagher, J. J-, 275, 310
Feather, N . T\", 425, 432 G ardner, R . W ., 204, 206
Feldhusen, J. F., 298, 466, 637 G arrett, H . E., 226, 272, 274, 277, 284,
Feldstein, M . J., 487 285, 296
Ferson, J. E., 506 Garsíde, R . F., 169
Festinger, L ., 427 Garstens, H elen L ., 168, 175, 351
Fiedler, F. E., 480 G arverick, G. M -, 368, 445
Fillenbaum , S-, 467 Gasser, E. B.., 473
Fillm ore, E. A ., 219, 289 Gates, A . I., 217, 344, 353
Finch, F. H ., 271, 298 Gellerm an, É. W ., 620, 625
Fine, B. J., 163 G eorge, G., 627
Finlay, G. G., 169, 181, 234 Gesell, A ., 213, 242
Fishbeín, M ., 639 Getzels, J. W ., 299, 632-636, 640
Fisher, S. G., 592 G eyer, M . T ., 443
Fitch, M ild re d L ., 649 Gibson, E. J., 218, 228
Fitts, P. M ., 626 G ilbert, T . F., 328
Fitzgerald, D ., 144, 166, 173, 174, 176, Ginsberg, R-, 173, 335, 348
185, 189, 191, 413, 447, 449, 450, 659, Glaser, R ., 177, 324, 327, 347, 348, 350,
Flanders, N . A ., 457, 519 369, 379, 402, 562, 669
F lavell, J. H ., 265, 616 G laze, J. A ., 66, 138
Flem ing, C h arlotte M -, 304 Glock, M . B ., 269
Flescher, I., 299, 634, 635 G o ff, R . M ., 501
Flory, G. XX, 272, 275, 284 G oldbeck, R . A ., 347, 348
F ollettie, J. F., 380 G oldblatt, Iren e, 494
Forcé, R . G., 443, 444 G oldfarb, W ., 219
Forgus, R . H ., 218, 574 G oldm an, A . E., 599
Forlano, G., 344 G oldm an, M ., 480, 481, 565
Fow ler, W ., 217 Goldm an, R . J., 227, 228, 230, 239, 434,
Frank, F-, 253, 301, 432, 468 458, 463-465
Frankel, E., 301, 468 Goldstein, E. S-, 220, 607
Franklin, I., 253 G ollin, E. S., 227
Frase, E. T . 437 González, R . C., 164
Fraser, G., 90 Goodenough, Florence L ., 291, 351
Fredericson, E., 223 G oodlad, J. I-, 308, 309
Freedm an, J. L ., 130, 639 G oodm an, Iví. E., 501
Freem an, F. N ., 216, 219, 272-275, 284, G oodnow , J. J., 230, 232, 594, 595, 607
290, 294 G oodw in, W . R ., 194, 361
Freibergs, V a ira , 607 G ordon, H ., 219, 289
French, E. G., 426, 432, 626 G ordon, K.., 340, 343
French, J. W ., 298, 300, 446 Goss, A . E., 164, 165, 589
French, R . S., 168 G ough, H . G.. 468
Frenkel-Brunswick, Else, 468 G race, G loria L ., 437
Grani.t, A . R ., 149
Freud A ., 219
G rant, E. I., 283
Freyberg, P. S., 589
Green, R . F., 277
Friedm an, H . E., 380 Greenberg, H ., 501, 506
Frutchey, F. P., 139 G reenfield, P atricia M ., 230, 232
Fry, E. G., 350 G reenhill, L . P., 374, 385
Fryatt, M . J-, 607 G riffin , M a rie, 613
Fuller, J. E., 223 Grigsby, O . J., 622
Furst, E. J., 405 Grodskaya, N . V ., 240
índice o n o m á s t i c o 745
Irio n , A . L-, 355, 365, 366, 373 R ettn er, N . W ., 631, 632
Irvin e, R . P., 138 R e y , C. B., 219, 289
Irw in , J. M c Q ., 143 R ig h t, H . R ., 466
Israel, M . L ., 352 K ilia n , G. IX , 132, 138
Iverson, A i. A ., 427 R illia n , L . M ., 506
Izzo, L . D ., 466 R in ca id , G., 327
R in g , R . G., 144, 300, 445
Jackman, A ., 467 K insella, P. J., 213, 314
Jackson, P. W ., 299, 632-636, 640 R irk , S. A ., 226, 290, 312
Jackson, S., 230, 239 R irkpatrick, J. E., 649
Jackson, T . A ., 167, 207, 228 R itte ll, J. E., 572, 573
James, N . E., 397 R la re , G. R ., 385, 414
Janis, I. L ., 445 Rlaus, D . J., 378
Janke, L . L ., 226, 278, 496 Rlausxneier, H . J., 298, 299, 304, 311,
Jenkins, J. G ., 143, 144, 325 378, 467, 680
Jennings, E., 460 K le in , R ., 467
Jersild, A . T ., 274, 423 R lingensm ith, S. W ., 623
Johnson, G. E., 312, 385, 500, 606 Rloess, F., 328, 340
Jones, E. E., 447 R n ob loch , H ., 281
Jones, H . E., 275, 284, 292-294, 296, K n o e ll, D . M ., 517
297, 367 R o ch , H , L ., 284
Jones, M . G., 133, 149, 219, 273-275 R o ffk a , R ., 140, 146, 333
Jonog, R . S., 349 R o g a n , N ., 632, 634, 637, 638
Jost, A ., 342 K ó h le r, R ., 331, 333, 447, 538, 570, 617-
Judd, G. H ., 167, 194 R o h n , P. M ., 426
Jung, G. G., 639 Rohnstam m , G. A ., 253
Joos, E. W ., 172, 413 K ook er, E. W ., 649
R oons, G . R ob ería , 299
Raas, Judith S., 606 K orch in , S. J., 448
Kaess, W ., 347, 351, 369 K ou n in , J. S., 523, 626
K a ga n , J., 205, 206, 283, 286, 422, 457, R rath w oh l, D . R ., 405
627 Rrauser, E. L ., 639
K a h l, J. A ., 300, 496 K ra w itz, R h o d a N ., 301
K ah n , M . L ., 498 Rrechevsky, I., 333
R a lh o m , J., 283, 286 R ru eger, L . O ., 345
R an zer, P., 498 R ru eger, W . G. F., 345
R a p la n , A . M ., 467 K ru g , R . E., 426, 432
Karasik, A . IX , 164, 165 R ru m boltz, J. D-, 177, 347, 368, 369
R arplus, R ., 234, 245, 246, 248, 551 R u enne, M . R ., 102
R a les, S. L ., 228, 239, 599, 607, 620 K u h len , R . G., 278, 285, 296
Katkovsky, W ,, 455, 459 R u rtz, A . R ., 363, 385
R aton a, G., 138, 140, 167, 538, 570,
617 Lacey, H . M ., 102
R atzenm eyer, W . G., 466 Lacey, J. I., 622
K au fm an , M . E., 299 L a d d , E. T -, 523
R ausler, M . E., 432 Lam bert, J. F., 202, 347, 368, 369, 545
Rausm eier, H . J., 304, 633 L a n gfo rd , T ., 131, 132, 164
K a y , H ., 149, 205 Landauer, T . R ., 130
R eislar, E. R ., 165, 347, 349, 359, 386, Lan tz, Beatrice, 464
568 Lanzetta, J., 481
R e lly , J. G., 506 Larson, G. L ., 351, 353, 573
R em p ler, H . L ., 626 Lashley, R . S., 333
R en d ler, H . H ., 164, 165, 227 Lath rop, G. W ., 383
R en d ler, T . S., 102, 227 Laurendeau, M ., 265
K ep p e l, G., 168, 335 Law rence, D . H-, 163, 361
R ersh, B. Y ., 573 Laycock, S. R ., 275
Ressen, W ., 205 Leader, F. B., 483
ín d ic e o n o m á s tico 7A7
Leah y, A . M ., 285, 293 L yo n , D . O ., 138, 372, 373
L ee, H . W ., 623 Lysgaard, S-, 497
Leeds, G. H ., 518, 519
L e g g , C. E., 500 M ab ry, J. E., 385
L e g g itt, D oroth y, 195, 196 M cGandless, B. R ., 464
Lehm an, H ., 311, 611 M cG arth y, D ., 221
Lesser, G . S., 277, 301 M cC lella n d , D . G., 455
Levenson, D . J., 468 M accob y, N ., 344, 379
Leven th al, H ., 205 M cG on n ell, O . L ., 607
L evin e, J., 227, 403, 447-449, 599, 628 M cG on n ell, T . R ., 139
L e v it, G race, 522 M cG u en , J. T ., 301
L e v itt, E. E., 593 M c D a v id , J. W ., 134
L ew in , K ., '538, 621 M a cF arlan e, Jean W ., 280, 471
Lew is, M . M ., 601, 631 M cG ee, H . M ., 519
Lew is, O ., 508 M cG eeh ee, W ., 294
Lew is, W . X)., 294, 300 M cG eo ch , A . L ., 143, 372
L id d le , E lizabeth A ., 217 M cG eoch , J. A ., 143, 355, 366, 373
L ig h tfo o t, G . F-, 286 M cG u iga n , F. J., 464
L illie n fe ld , A . M ., 284 M cG u ire, G., 298, 633
Lin d h olm , B. W ., 283 McK.each.ie, W . J., 522, 663
L in d ley, E. H ., 621 M c K e e , J. P „ 483
L in t , W . E., 607 M c K illo p , A . S., 133, 149
L ip p itt, R ., 478, 522 M a cK in n o n , D . W ., 634-636, 640
Lip p m an , Francés, 163 M cN a m a ra , W . J., 402
Lipset, S. M ,, 498, 506 M c N e il, J. D ., 347-349, 359, 414
L ipsitt, L . P., 460 M cN em a r, O . W ., 624
L ip to n , Rose G.,, 219, 439 M cN em a r, Q ., 278
L ittle , J. K ., 172, 367, 413 M acom ber, F. G., 401
L itw in , G . H ., 455 M c T a v is h , G. L-, 327
Liublinskaya, A . A ., 164 M a d e ll, T . O-, 426
Livson, N ., 457, 468 M a ier, N . R . F ., 327, 615, 620, 621, 625,
L ju n g , B. O ., 273, 277 628
L lew ellyn , Joan E., 347 M a iro w itz, B., 481
L lo y d , K . E., 606 M a lle r, J. B., 431, 484
Locke, E. A ., 298, 300 Ma.lmo, R . B., 427
Lockhead, G. R ., 335 M a lrieu , P., 600
L oevin ger, J., 285, 296 M altzm an , I., 574, 617, 625, 639
Loiselle, R . H ., 616 M a n d ler, G ., 31, 167, 176^ 193
L o n g, L ., 233, 619-621 M ann, J. H ., 506
Longstreth, L . E., 469 M an n ix, J. B., 228
L o rd , F . E., 284 M a rga ret, A ., 275
L o rg e , I., 291, 480 M arks, J. B., 169, 464, 491
L o tt, A . J., 481 M arks, M . R ., 625
L o tt, B em ice E., 481 M arqu art, D oroth y X., 480
Lou gh lin , G. J-, 299 M arston, M -, 223
L o v e ll, K ., 228, 230, 233, 239 M a rx , M . H ., 347
L o w e , R . C ., 253, 628 M aso, N ., 444
L o w e ll, E. L ., 455 M atheson, E., 621
Luchins, A . S., 207, 545, 615 M athew s, R ., 163
Luchins, E. H ., 207, 545 M a w , W . H ., 638
L u cito, L . F-, 275, 310 M a w , E thel W ., 638
Lum sdaine, A . A ., 344, 351, 445 M a xey, E. J., 253
Lu n din , R . W -, 466 M a y , M . A ., 351, 655
Lu nneborg, Patricia W ., 466 M a yo r, J. R ., 168, 175, 351
Lu nzer, E. A ., 228 M ea d , M arga ret, 483
Lu ría, A . R ., 102 M ea d o w , A ., 628
Luther, B., 631, 633 M ech , E. V ., 369, 419
748 í n d i c e o n o m á s tic o
753
754 ín d ice anaftfíco