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COMITÉ CIENTÍFICO
Áreas de publicación
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Prólogo
1. El desarrollo de la comunicación
Isabel Guibourg
Objetivos
Glosario
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1.6. Diferencias individuales en la adquisición del lenguaje
Resumen
Actividades de desarrollo
Montserrat Bigas
Objetivos
Glosario
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2.3.1. El conocimiento lingüístico y comunicativo al entrar en la escuela
2.6. El aula
Resumen
Actividades de desarrollo
Marta Milian
9
Objetivos
Glosario
Resumen
Actividades de desarrollo
4. El lenguaje escrito
Montserrat Bigas
Objetivos
10
Glosario
4.1. La alfabetización
Resumen
Actividades de desarrollo
Montserrat Correig
Objetivos
Glosario
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5.1. ¿Qué es leer?
5.3.2. La memoria
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Resumen
Actividades de desarrollo
Montserrat Fons
Objetivos
Glosario
Resumen
Actividades de desarrollo
Montserrat Fons
Objetivos
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Glosario
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7.4.3. Dar información
74.5. Leer para los niños. Ejercer de modelo como lector experto
7.4.6 Escribir para los niños. Ejercer de modelo como escritor experto
7.5. La evaluación
Resumen
Actividades de desarrollo
Objetivos
Glosario
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8.1.4. La ilustración como instrumento de socialización cultural,
Resumen
Actividades de desarrollo
Bibliografia
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El estudio del lenguaje sigue siendo uno de los temas relevantes cuando de
currículum se trata. Se le otorga la importancia de los aprendizajes básicos,
sobre los cuales se construirán todas las enseñanzas posteriores. La
incorporación de la etapa de educación infantil a un currículum escolar es
relativamente reciente y este hecho se relaciona con la importancia creciente
que se da a los aprendizajes que se realizan en esta etapa.
Las situaciones en las que los niños encuentran, al llegar a la escuela, una
lengua distinta a la del hogar, merecen un capítulo íntegro. Aunque son
habituales en las autonomías con lengua propia, también se producen por la
llegada de personas de otros lugares de procedencia, con lenguas distintas a
las que existen en nuestro país, y obligan a la escuela a enfrentarse a las
cuestiones derivadas de esta situación relativamente nueva.
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formación literaria de los niños de estas edades y orientaciones sobre las
publicaciones de la literatura popular y la actual.
Isabel Guibourg
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El proceso que lleva a un niño a dominar la lengua de su grupo social de
pertenencia o lengua materna es un proceso complejo en el que intervienen
factores de muy diversa índole.
Pero las personas también suelen hablar con sus animales domésticos y,
por más cariño y empeño que pongan en esta comunicación, no consiguen
que hablen. Los seres humanos heredan unas capacidades lingüísticas
potenciales, que les permiten adquirir la lengua de su contexto social de
pertenencia. Sin estas capacidades innatas no serían capaces de aprender un
lenguaje, ni se hubieran desarrollado, a lo largo de la historia de la
humanidad, las diversas lenguas que hoy se conocen. Para que las
capacidades lingüísticas quedaran inscritas en el código genético o herencia
biológica de la especie, es de suponer que, en algún momento del desarrollo
filogenético humano (lento proceso de evolución de la especie que establece
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la herencia biológica que cada individuo recibe en el momento de su
concepción), el hecho de poder hablar se transformó en un mecanismo
indispensable para su supervivencia.
OBJETIVOS
GLOSARIO
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Contexto: entorno social y material que rodea al sujeto. El concepto se
distingue de términos como ambiente o entorno porque resalta la
importancia de los factores culturales y sociales sobre los factores
materiales en el desarrollo humano. El contexto de interacción es creado y
mantenido por los participantes, no es algo dado o que permanece estable a
lo largo de todo el proceso.
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comunidad de personas que se entienden entre sí con él (por ejemplo:
lengua castellana, catalana o inglesa).
•El más eficaz porque la gran cantidad de palabras que posee cualquier
lengua y sus posibles combinaciones permite hacer referencia a un gran
número de clases de objetos y acontecimientos muy diversos y al tipo de
relaciones que entre ellos se pueden establecer, sin grandes riesgos de
equívocos o malentendidos, dado que la relación que se establece entre
significado y significante permite diferenciar con bastante precisión
matices entre clases de objetos y acontecimientos próximos.
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los mensajes que se transmiten.
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se está controlando la propia conducta gracias al lenguaje.
Si bien esta idea no es compartida por todos los autores que estudian el
tema, lo cierto es que el lenguaje verbal permite trascender el aquí y el ahora.
Gracias al lenguaje, la conducta humana se desliga de los estímulos presentes
que rigen la vida de los animales, para brindar la oportunidad de anticipar
situaciones y conductas, analizar las respuestas posibles para cada situación,
elegir la que se considere más oportuna en función de evaluar sus posibles
repercusiones y planificar las acciones futuras.
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está en la base del proceso de socialización de la especie y de cada individuo.
No sólo como instrumento para la comunicación social sino, y muy
especialmente, como basamento para la edificación de la propia identidad. La
identidad personal está codificada en lenguaje. Lo que cada persona piensa, el
diálogo que mantiene consigo misma, se vehicula por medio del lenguaje. La
conciencia depende del lenguaje. El lenguaje permite comprender y ordenar
la realidad en la que se está inmerso, en la medida en que organiza una
realidad dispar en clases de objetos y/o acontecimientos y permite nombrar e
identificar el tipo de relaciones que entre ellos se establece. La capacidad
humana de conceptualizar, abstraer, analizar, razonar lógicamente, de pensar
la realidad, organizar nuestra memoria, etc., se realiza gracias a la mediación
del lenguaje. Para Vigotski:
A pesar de que la mayoría de las personas que tengan acceso a este manual
han estudiado durante años de escolarización la organización interna de su
lengua materna y de otras lenguas, estarán de acuerdo en que, cuando se
piensa qué ha de aprender un niño para ser un hablante competente, el acento
recae en las relaciones de orden semántico que se establecen entre la palabra
y su referente directo.
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forman parte de la vida cotidiana, como etiquetas o "nombres propios", como
si el sentido de lo que se quiere decir estuviera exclusivamente relacionado
con las palabras usadas y no con la secuencia de palabras y su organización
en la oración y el discurso, como si una palabra tuviera un único referente
posible, sin importar el contexto en el que se diga, como si la sintaxis, la
entonación y todos los otros elementos que conforman el acto de hablar no
fueran factores básicos para la construcción y comprensión de mensajes.
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las clases y categorías semánticas, es una de las dificultades que el niño tiene
que abordar en el proceso de adquisición del lenguaje.
Ejemplo 1.1.
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caracteriza por ser subjetivo e idiosincrásico, al significado, relacionado con
la experiencia social y cultural organizada, más objetivo puesto que es más
socializable y compartible.
Ejemplo 1.2.
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Las dificultades que presenta el dominio de los aspectos semánticos aún
van más allá. Hay palabras cuyos referentes son abstractos y difíciles de
representar como, por ejemplo, infinito, justicia o alma. Hay palabras que
hacen referencia a más de un significado, por ejemplo: votar/botar o llama.
Hay palabras que según el contexto pueden tomar un valor metafórico, como
cuando se le dice a un niño que acaba de hacer un travesura: "¡Qué bonito lo
que has hecho!". Hay palabras que cambian de referencia en función de quién
hable: cuando habla mi interlocutor se refiere a mí con el pronombre tú,
mientras que cuando es mi turno lo hago por medio del pronombre yo, al
igual que sucede con los determinantes de lugar: lo que para uno puede estar
aquí, para el otro puede ser allí. Hay palabras como él o aquél que sólo se
interpretan en función del discurso anterior o del contexto en las que se
producen.
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Algo parecido sucederá con otros esquemas formales de las estructuras
fonológicas o gramaticales. El niño de parvulario ha aprendido los sistemas
de reglas que relacionan el sonido con el significado, la concordancia entre
género y número o la conjugación de los verbos regulares en los modos y
tiempos más usuales. La complejidad de estos aprendizajes se pone en
evidencia cuando generaliza este conocimiento a las excepciones arbitrarias
de la lengua. La mayoría de los niños que hablan castellano, alrededor de los
tres años dicen "yo sabo" por "yo sé". Este error inteligente pone en evidencia
cómo el proceso de adquisición de una lengua no se realiza por medio de la
imitación. Ningún adulto comete este error, lo cual demuestra que a esta
edad, el niño ya sabe que los verbos regulares tienen un radical y unos
morfemas (aun cuando desconoce su denominación), que el radical se
mantiene estable en modo, tiempo y persona, mientras que los morfemas
cambian en función del modo, tiempo y persona, conocimiento que hace
extensivo a los verbos irregulares.
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sobre el acto del habla. Estas explicaciones reproducen los grandes temas que
centran la mayoría de las discusiones psicológicas: la aportación de la
herencia y el medio, y la jerarquía que se establece entre cognición,
pensamiento y lenguaje.
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conocimiento y disciplinas afines, especialmente en la psicolingüística, y
plantea una alternativa a la postura conductista. Chomsky resalta el carácter
creativo del empleo del lenguaje por los hablantes y afirma que un hablante
puede producir y entender infinitas oraciones que antes no ha oído y para ello
debe hacer un uso infinito de medios finitos. El uso infinito de medios finitos
está determinado por la sintaxis. Todas las lenguas tienen aspectos comunes,
a los que denomina "universales lingüísticos", principios generales que
determinan las estructuras gramaticales de cada lengua en particular. Lo
común a todas las lenguas es la sintaxis; para hablar es necesario su
conocimiento, pero ésta es tan compleja que para dominarla se ha de tener
una predisposición innata.
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se debe conocer la sintaxis, sino también la semántica y la pragmática o los
aspectos relativos al uso lingüístico. Asimismo descuidan el lenguaje como
instrumento de comunicación y el hecho de que el bebé es capaz de
comunicarse con anterioridad al dominio del código lingüístico. Sin embargo,
sus aportaciones siguen siendo un punto de referencia en las investigaciones
psicolingüísticas aun cuando se remarca que la capacidad humana innata para
adquirir el lenguaje es una condición necesaria pero no suficiente.
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o cuadros perceptuales, los símbolos de orden más idiosincráticos y los
signos lingüísticos arbitrarios. Los significantes se logran por medio de la
imitación diferida que permite adquirir el léxico de su grupo de pertenencia.
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Para Vigotski, el desarrollo humano no está garantizado exclusivamente
por la herencia, sino que se produce gracias a la interacción social, a través de
la cual se garantiza la educación. La educación es un hecho consustancial al
propio desarrollo humano. El proceso de formación de las funciones
psicológicas superiores que estructuran la conciencia se da por medio de la
interacción social. En la interacción entre un sujeto más capacitado y el
aprendiz se establece una zona de desarrollo próximo que delimita aquellas
actividades que el aprendiz no puede realizar solo pero sí con la ayuda y
mediación del otro sujeto más capacitado. En este sentido concibe el len
guaje como el instrumento ideal de mediación que garantiza la transmisión y
la interiorización del conocimiento. En la interacción entre el bebé y el
adulto, el adulto impone al niño el proceso de comunicación y representación
aprovechando las acciones naturales del pequeño. Los signos verbales que en
un comienzo son externos, mediante el proceso de interacción se interiorizan
de forma progresiva, hasta convertirse en un instrumento intrapsicológico:
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Aprender a hablar supone saber usar el lenguaje más que conocer las
reglas que lo rigen. Esta visión pragmática del proceso de adquisición del
lenguaje es la que ha permitido avanzar en el conocimiento de dicho proceso.
Si el lenguaje es comunicación, su uso incorpora una intención: regular la
conducta de otro e informarlo acerca de intereses, deseos y necesidades. Su
adquisición supone el aprendizaje de la enunciación de intenciones y la
necesidad de compartir significados con el interlocutor (intersubjetividad).
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1.4.1. Los inicios de la comunicación preverbal
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a la visión y a la audición, dando lugar a la construcción de los primeros
cuadros perceptivos que serán el primer paso en la construcción de
representaciones mentales.
Los adultos sienten una particular fascinación por los recién nacidos y
participan activamente en la instauración de esta primera interacción,
ofreciendo apoyos y ayudas necesarios para el establecimiento de una
comunicación inicial. Los cuidadores interpretan las capacidades expresivas
del bebé como manifestaciones de estados emocionales auque inicialmente el
pequeño no tenga una intención de comunicar algo a alguien. La madre se
esfuerza por ajustar su comportamiento al del bebé y el pequeño, con su
expresividad, invita a la madre a intervenir y colabora en el mantenimiento de
la interacción.
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interlocutores compartan un conjunto de convenciones por medio de las
cuales puedan hacer referencia a la realidad de forma inequívoca. Toda
comunicación exige un nivel de intersubjetividad entre los hablantes, la
existencia de un conocimiento previo compartido, de unos significados
comunes que sirvan de antecedente implícito a lo nuevo que se quiere
comunicar. Para convertirse en un hablante competente, el niño ha de adquirir
este conjunto de significados creados por su grupo cultural. Pero hasta que
logra avanzar en esta construcción, es capaz de compartir con sus cuidadores
un conocimiento, basado en la experiencia conjunta, que se denomina
intersubjetividad primaria.
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cerrado de televisión (Murray y Trevarthen, 1985). El niño tiene
enfrente de sí la pantalla con la imagen de la madre dirigiéndose a él y
a la inversa. Después de un ratito de correspondencia entre ambos y
aprovechando una pausa, "se propone" al niño entrar de nuevo en
coloquio con la madre a través de la pantalla; pero lo que realmente se
hace es pasar de nuevo la escena que acaba de transcurrir y que se ha
tenido la precaución de grabar. El niño contempla de nuevo a la madre
que le dirige gestos cariñosos (los mismos de antes) y él se lanza a
emitir los suyos. Pero, ahora, el ritmo de las expresiones maternas no
se ajusta a las del niño; la interacción resulta imposible de regular.
Finalmente, el niño da visibles señales de desconcierto. Esta reacción
del pequeño indica diversos hechos, todos ellos dignos de
consideración: que posee un esbozo o esquema innato de lo que es
"una interacción feliz", que ese esquema o principio de acción
alimenta expectativas e intereses y, por ahí, deja entrever la existencia
de un núcleo intencional (Perinat, 1985: 41).
41
especie [...] Los padres, de forma inconsciente, si es que no
consciente, se comportan como si hubiese significado compartido,
como si los bebés no sólo comprendieran, sino que también produjeran
gestos de "lenguaje natural" que los padres comprenderían. De cierta
manera, los padres mantienen una ficción, pero se trata de una ficción
que tiene una función. Es una etapa necesaria que prepara el camino
para el desarrollo del lenguaje (Kaye, 1986).
Para Kaye, los marcos de crianza, a través de las cuales los padres
garantizan la satisfacción de las necesidades básicas de sus hijos (alimentan,
limpian, consuelan, miman y tranquilizan a los bebés) son "el canal más
fiable para llegar a la intersubjetividad entre padres y bebé" (Kaye, 1986: 98).
Estas actividades dan lugar a los primeros contextos de interacción con el
adulto. Tal y como ya se ha dicho, tienen una especial significación y
funcionalidad para el pequeño: garantizan la satisfacción de las necesidades
biológicas y el placer agregado que le produce el contacto cuerpo a cuerpo y
las expresiones de afecto del adulto.
A los pocos días del nacimiento del bebé, éste y el adulto consiguen
establecer una rutina diaria, organizada en función de las necesidades del
pequeño, que instaura una secuencia, más o menos estable, de actividades
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cotidianas. El establecimiento de esta rutina ofrece al bebé la seguridad de la
satisfacción de sus necesidades. Los cuidadores conocen la importancia de la
rutina para el bebé y saben que si se perturba, el cambio acarrea alteraciones
de su comportamiento: duerme y come mal, se muestra molesto, llora...
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Ejemplo 1.3.
Cuando se baña por primera vez a un bebé, los padres suelen tener una
gran expectativa por ver a su hijo disfrutar en el agua. Sin embargo, los
bebés no disfrutan de su primer baño, más bien se muestran espantados y
temerosos. Sólo después de que esta actividad queda instaurada en la
secuencia cotidiana, en un momento especial del día, y gracias a que se
realiza siempre de la misma manera y en el mismo lugar, el bebé
consigue relajarse, disfrutar y participar activamente porque es capaz de
anticipar lo que va a suceder. Cuando el bebé se lo está pasando bien en
el agua, implementa diferentes mecanismos para lograr prolongar su
permanencia en ella: se pone rígido para dificultar la acción de sacarlo,
se coge del borde de la bañera, llora...
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de acción conjunta (juego de dar y tomar, poner y sacar, construir y tirar), de
atención conjunta (lectura de imágenes, señalización de objetos) y de acción
y atención conjunta (juego del cucú). Para Bruner:
Al igual que las rutinas de cuidado, los formatos de juego tienen una
estructura profunda estable y, por tanto, predecible, que facilita la
negociación de los significados de la estructura superficial que hacen posible
el acto de jugar. En el juego del cucú, la estructura profunda implica que algo
o alguien ha de desaparecer y aparecer pero, en cada situación concreta, niño
y adulto han de negociar qué o quién desaparece y qué utilizan de pantalla.
Para Bruner, en los formatos se hallan presentes tres factores que son
fundamentales en la comunicación verbal: anuncio de intenciones, regulación
deíctica y control presuposicional. En un primer momento es el adulto quien
invita (y enseña) al niño a jugar, pero, gracias a la reiteración, el niño aprende
el juego y es capaz de tomar la iniciativa. Para que se produzca la interacción,
niño y adulto deben hacer explícito su deseo de jugar y negociar con el otro
sus intenciones, han de ser capaces de mantener la actividad y de negociar su
finalización. También han de llegar a acuerdos sobre el lugar en el que se
jugará o los objetos que intervienen. El proceso de enunciación y negociación
de intenciones supone la elaboración conjunta de procedimientos complejos
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de comunicación.
46
para comunicarse con el adulto.
Ejemplo 1.4.
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contextos lingüísticos y producidos por los niños sordos de nacimiento. A los
cinco meses, el pequeño produce sonidos consonánticos y vocálicos aislados
pero que siguen siendo universales.
A los seis meses, en la fase del laleo, el niño comienza producir cadenas
silábicas, reiteradas y largas, en las que predominan los sonidos propios de su
lengua materna, como por ejemplo: papapapapa... o tatatatata... Estos sonidos
articulados implican el funcionamiento de los órganos de fonación. (Los
adultos suelen interpretarlas como sí fueran palabras: "¡El niño dice papá!",
pero el pequeño está lejos de otorgarles un significado.) A los nueve meses,
en la fase de la ecolalia, es capaz de reproducir nue vas estructuras silábicas
que, encadenadas entre sí, son usadas en contextos comunicativos. A partir de
este momento, las producciones fónicas del niño se parecen cada vez más a
las de los adultos, gracias a su creciente capacidad para imitar los sonidos, la
entonación y la curva melódica del habla adulta.
Los enunciados verbales de los adultos están constituidos por una fuerza
ilocutiva (tono, entonación, gesto y todos aquellos elementos que acompañan
la emisión oral) que transmite parte de la intención comunicativa del
hablante. El niño emplea estrategias de este orden para comprender el
lenguaje del adulto. El contexto extralingüístico y los aspectos
paralingüísticos del discurso adulto se transforman en indicios indispensables
para poder interpretar la intención comunicativa. También, a través de estos
patrones, el bebé expresa sus intenciones. En esta jerga expresiva, el niño
utiliza expresiones formadas por sonidos sin significado, pero que presentan
las pausas, las inflexiones y los ritmos del discurso del adulto.
Entre los 12 y 18 meses, el niño dice las primeras palabras. A pesar de ser
configuraciones fonéticas semejantes a las producciones adultas, se emplean
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con un valor más de señal, de gesto comunicativo, que de palabra. Hacen
referencia al contexto compartido y tienen una función de frase, por lo que se
denominan palabra frase o holofrase. El significado que el pequeño otorga a
las primeras palabras es idiosincrásico porque se halla ligado a su propia
experiencia en un contexto. Aun cuando fonéticamente sean semejantes a las
pronunciadas por el adulto, el significado presenta diferencias (la palabra
mamá no hace referencia al mismo significado a los 18 meses o a los 3 años
que a los 10). A través de la palabra frase, el bebé comunica y negocia
intenciones y significados que el adulto es capaz de interpretar apoyándose en
los índices paralingüísticos y extralíngüísticos. La palabra del niño adquiere
sentido en el contexto compartido.
Ejemplo 1.5.
Un niño puede decir "agua" mientras tira del adulto hacia la cocina y
señala el grifo. El adulto interpretará que tiene sed y quiere agua. Pero
también puede decir "agua" señalando el mar, impresionado por su
visión. En este segundo caso, tanto la intención comunicativa del bebé
como la interpretación del adulto de la palabra "agua", varía de forma
significativa en función del contexto en el que es dicha. El adulto suele
intervenir, verbalizando su interpretación de la palabra del niño, a modo
de pregunta: "¿Tienes sed?, ¿quieres agua?" o "¿Has visto cuánta agua?
¡Es el mar!". Con este tipo de intervención busca confirmar su
interpretación, al tiempo que ofrece al pequeño el modelo lingüístico
correcto.
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Ejemplo 1.6.
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realiza lentamente pero, a partir de los 20-24 meses, el proceso se acelera y el
léxico crece rápidamente. La necesidad de comunicarse, de participar en
contextos de actividad compartida significativos para él, lleva a un aumento
progresivo del vocabulario. El niño incorpora palabras con valor referencial
que antes eran denotadas a través de gestos, porque reconoce que son más
eficaces y económicas a la hora de requerir, demandar, ofrecer, rechazar...
Utiliza palabras, de todas las categorías gramaticales, para referirse a objetos,
acciones, estados o acontecimientos y algunas convenciones sociales (como
hola o gracias). Aparece la concordancia entre género y número, se inicia en
el uso, con algunas dificultades, de los artículos demostrativos, posesivos y
pronombres personales y utiliza la forma verbal del infinitivo y del presente.
Estos avances posibilitan las primeras combinaciones de palabras.
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estructuran el enunciado, aparecen con mucha frecuencia y están sometidas a
reglas fijas (tiene una posición fija en la construcción, aparecen al principio o
al final pero siempre en el mismo lugar, no pueden combinarse entre sí ni ir
solas), las palabras abiertas son más cambiantes y variables, pueden ser
verbos o sustantivos y no tienen restricciones de uso.
52
niño de la misma edad presenta un lenguaje pobre, dependiente del contexto,
con un léxico reducido y unas construcciones sintácticas simples.
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caso y, por tanto, las posibilidades de construir el lenguaje también será
dispar.
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para él. Su competencia lingüística le permite, por ejemplo, seguir la
narración de un cuento con una trama simple sin soporte externo (como
pueden ser las ilustraciones de un libro), ejecutar de forma autónoma
consignas dadas por el adulto en la medida en que se refieran a situaciones
conocidas por él (como lavarse las manos) o comprender la anticipación que
hace el adulto sobre una actividad a realizar en un futuro próximo (como
puede ser un paseo o una excursión).
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organizar su discurso a partir de la secuencia cronológica o de relaciones
causales.
56
negativas pero, inicialmente, marca los enunciados interrogativos por medio
de la entonación ("¿Vamos?" en vez de "¿Cuándo nos vamos?"). Domina la
concordancia de género y número ("la niña-el niño", "el coche-los coches").
Conjuga los verbos en los modos indicativo e imperativo (los que más utiliza
el adulto cuando se dirige a él) en el presente simple (corro) y se inicia en el
uso del pasado inmediato (corrí) y perfecto (he corrido) y en el futuro
(correré) que utiliza para expresar un deseo o una voluntad. Conoce muchas
de las normas que rigen el uso de la lengua pero no las excepciones y, por
eso, realiza generalizaciones ("yo jugo" por yo juego o "sabo" por sé, "la
caballa" por la yegua o "idioto" por niño idiota).
57
observa un aumento del habla para sí:
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hacen muchos adultos). Utiliza ciertas convenciones: saluda cuando se
encuentra con alguien, dice gracias o pide por favor.
RESUMEN
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1.Los seres humanos heredan unas capacidades lingüísticas potenciales
que se desarrollan en la interacción con otros sujetos más capacitados
(padres, cuidadores) que intervienen por medio del lenguaje.
2.Se han realizado estudios sobre la adquisición del lenguaje desde diferentes
perspectivas teóricas. Entre ellas destacan las aportaciones de Chomsky
sobre la existencia de unas capacidades lingüísticas innatas; las de Piaget y
seguidores que supeditan el lenguaje, como expresión de la capacidad
simbólica, a la actividad cognitiva; y las de Vigotski, que resalta la
importancia de la comunicación previa a la adquisición del lenguaje.
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procedimientos de comunicación, más arbitrarios y complejos.
Progresivamente el niño adquiere los fonemas de la lengua materna y
controla los aspectos paralingüísticos.
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Actividades de desarrollo
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4.Observar el juego de los niños de dos a cinco años y analizar la relación
entre lenguaje y acción en función de las edades. Analizar si el lenguaje
anticipa la acción y la planifica o simplemente la acompaña. Analizar las
estrategias utilizadas en la solución de conflictos, tanto verbales como no
verbales.
63
Montserrat Bigas
64
La escuela -y la sociedad - ha otorgado tradicionalmente una gran
preponderancia a la lengua escrita, que ha sido considerada una
manifestación de prestigio en comparación con la lengua oral. Ello ha
ocurrido por diversas razones: la primera, porque la lengua escrita constituye
una modalidad que se aprende mediante un período de instrucción escolar, lo
que le confiere un valor añadido y, la segunda, porque se usa para dar valor
jurídico y administrativo a muchos actos.
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situación en que se producen. Muchas de ellas conforman un tipo de discurso
muy parecido al discurso escrito y es necesario que los niños y las niñas lo
conozcan a fin de responder a las exigencias escolares.
OBJETIVOS
66
desarrollo comunicativo: la creación de situaciones educativas, la
organización del aula y el material que puede usarse.
GLOSARIO
Escuela infantil: término elegido para referirse a los centros que acogen niños
de esta etapa, incluyendo el primer ciclo. Se utilizará esta denominación en
un sentido amplio para referirse a todos los centros educativos que acogen
niños pequeños, con la finalidad de salvar las diferencias terminológicas
existentes para nombrar a estos centros.
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Interlocutor: cada uno de los participantes en una situación de enunciación. A
veces se les nombra como emisor y receptor.
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sienten una necesidad acuciosa de comunicarse con los demás, mientras que
otros, más solitarios, no manifiestan un interés marcado por la comunicación.
Estas diferencias existen a causa de factores de diversa índole, relacionados
casi todos con el entorno humano y la situación en la que los pequeños se
desarrollan, tal como se indica a continuación:
Es obvio que los tres factores están estrechamente relacionados entre sí, de
tal forma que es difícil separarlos.
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es una forma de socialización que se desarrolla a partir de la interacción con
un entorno determinado. Por lo tanto, resulta bastante claro que los entornos
familiares y las interacciones que en ellos se produzcan tendrán repercusiones
en la competencia comunicativa de los niños. Los entornos pueden diferir
según los siguientes factores:
•El nivel cultural y social de los agentes educativos más próximos: padres
y hermanos y familia en general, pero también el entorno más alejado: el
barrio y la escuela.
•La organización familiar, que propicia una relación entre los miembros
cuantitativa y cualitativamente muy variable según cada caso.
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lingüístico oral que comparte muchas características con el lenguaje escrito,
que es sobre todo descontextualizado. Por ello, los niños que han vivido tales
experiencias están más preparados para aprender el lenguaje escrito y, en
consecuencia, para el aprendizaje escolar en general. Joan Tough, autora de
dos libros sobre el lenguaje oral infantil, lo explica de esta forma:
Y destaca:
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de familias de clase obrera vayan a fracasar forzosamente en los estudios.
Pero más allá del determinismo que significaría establecer relaciones de
causa-efecto entre la pertenencia a la clase social y la posibilidad de fracasar
en la escuela, es más que probable que los niños de clases socialmente
desfavorecidas tengan, en general, menos éxito escolar. Las causas son
múltiples: de carácter económico, social y cultural. Si bien todas están
relacionadas, destacan aquellas que tienen que ver con los aspectos
culturales: la poca familiarización con la cultura escrita que existe en algunas
familias y unos usos lin guísticos frecuentemente conversacionales, que se
alejan del lenguaje formal, descontextualizado y preciso que la escuela
promueve y exige. Frente a las diferencias que los chicos presentan al entrar
en la escuela, fruto de sus experiencias con el entorno, la escuela debe
trabajar para que, aceptando las diferencias comunicativas que presentan,
puedan desarrollar las habilidades linguísticas requeridas en el trabajo
escolar. De esta forma se podría evitar una de las causas de fracaso escolar.
72
de relación con los demás y el lenguaje como motor de desarrollo del
pensamiento. Pero el niño, a los cuatro meses - edad a partir de la cual puede
entrar en algún centro educativo - todavía no habla y, sin embargo, la
comunicación con su entorno deberá producirse. Si bien el adulto puede usar
el lenguaje, el pequeño utilizará otras formas de comunicación, descritas ya
en el capítulo anterior con relación a la familia, a las cuales el docente o el
cuidador debe ser sensible y, a su vez, potenciar. Las informaciones que el
niño recibe a través de los sentidos, de la organización del tiempo y de las
actividades y de las muestras de afecto que percibe, junto al lenguaje con el
que el adulto acompaña sus acciones serán factores esenciales para conseguir
su bienestar y hacer posible su desarrollo. El lenguaje aparecerá en el
conjunto de actividades de relación con el entorno y se establecerá,
progresivamente, como otra forma más de comunicación, eso sí, más
perfecta.
73
organización familiar. Cada vez más las mujeres deciden o necesitan
incorporarse al mundo laboral, lo cual supone que, en el caso de que la
familia decida tener hijos, va a necesitar ayuda para cuidar a los
pequeños. A esta circunstancia se añade otra no menos importante: las
familias se han reducido en número de miembros y ya no conviven en
un mismo espacio generaciones diferentes, como sucedía antes, sobre
todo en el mundo rural: los abuelos, o a veces incluso algún otro
miembro - tías solteras o viudas - que ayudaban en los trabajos de la
casa y en la educación de los pequeños. Esta situación ha cambiado
radicalmente; las familias están compuestas por el padre, la madre y los
hijos. Y muchas veces hay que contemplar otro tipo de realidades
crecientes: el aumento de familias monoparentales, en cuyo caso la
dificultad para trabajar y educar a los hijos es mucho más elevada.
74
Antes de hablar en particular de las condiciones y de las actividades para
el desarrollo comunicativo de los niños y de las niñas en este período es
necesario referirse a las condiciones favorables para el desarrollo integral que
se han mencionado en el apartado anterior.
Es necesario que el número de adultos por cada grupo de niños y niñas sea
el adecuado; esta relación es fundamental. Cuanto más pequeños, menos
autónomos son y más necesitan de atención. Manteniendo una relación
correcta se garantiza que el proceso educativo y la asistencia se desarrollen
favorablemente. Los ejes en torno a los cuales se organiza el proceso
educativo para los menores de dos años en los centros infantiles son,
principalmente, la alimentación, la higiene, el sueño y el juego; a estas
actividades deben añadirse otros momentos y actividades como la llegada por
la mañana y la salida, los hábitos que poco a poco se introducen, las
actividades motrices, etc. El conjunto de las actividades relacionadas con la
atención personal propician momentos privilegiados de comunicación con el
adulto y de creación de significados compartidos; por ello hay que
75
considerarlas como parte del desarrollo individual de los niños, y como actos
educativos y no simplemente asistenciales. Pero para que ello constituya un
factor educativo es imprescindible la conciencia en las educadoras del valor
educativo de estos momentos. Generalmente, en los más pequeños, los
momentos de la alimentación y de la higiene implican una relación individual
con el adulto que permite la comunión afectiva y la comunicación.
Si bien este ciclo tampoco es obligatorio, la realidad muestra que hay cada
vez más niños que empiezan su escolarización antes de los seis años, que es
la edad que prescribe la ley. Los niveles de escolarización que se barajan
están en el orden del 98% en el conjunto del Estado. Este ciclo preescolar ha
ido adquiriendo progresivamente entidad educativa, de tal forma que se
considera un período educativo fundamental, durante el cual se desarrollan
capacidades y se adquieren conocimientos necesarios para el desarrollo
posterior y se sientan las bases del futuro.
76
desarrollada, a pesar de las diferencias que puedan existir entre los niños.
Construyen enunciados de cierto nivel de complejidad, siguiendo las normas
morfológicas y sintácticas que rigen la gramática de su lengua, y su
vocabulario puede comprender centenares de palabras, relacionadas con las
experiencias en su entorno. Pero lo que realmente marca diferencias
importantes entre los niños no es tanto el conocimiento de la gramática de su
lengua como el uso que han dado al lenguaje como instrumento de
autoexpresión, comunicación y pensamiento, tal como se ha expuesto en el
apartado 2.1.1.
Ejemplo 2.1.
77
dedicado a la alfarería:
78
Rosie alude: no es necesario puesto que los dos interlocutores, Rosie y su
madre, comparten el mismo tiempo y espacio.
Así pues, se aprecia que los enunciados tienen las características propias
del lenguaje verbal en situación, lo cual provoca que no puedan ser
comprendidos al margen del contexto en el que se han producido.
79
•Imaginar el posible receptor del mensaje, sin tenerlo como interlocutor
presente.
Ejemplo 2.2.
Los párvulos del aula de cinco años han salido al campo para observar
el aspecto que ofrece en otoño. Al día siguiente, en la escuela, la maestra
organiza una conversación colectiva sobre lo que vieron, lo que
aprendieron, etc. El hecho de referirse a una situación pasada en la que el
contexto no está presente, obligará a los niños a una especificación de
los lugares visitados, de los momentos pasados y de los actores de
algunas acciones, parecida a lo que se haría en un escrito. No pueden
decir: "Allí encontré..." sino que deberán precisar utilizando el nombre
adecuado a la realidad referido: "Debajo del árbol encontré..."
Ejemplo 2.3.
Los niños de una clase de tres años de un centro público han visitado
el Museo de la Ciencia de su ciudad donde han visto un barco en una
piscina que se movía gracias al empuje de un chorro de agua que los
niños controlaban con un volante.
80
1. Maestra: A ver, ¿quién quiere empezar a explicar?
4.Juan: Con un volante que tenían que rodear el barco y entonces iba hacia
un lado o a otro.
9.María: ¡No, no lo era! Era como si fuera un volante del barco (gesto de
conducir con las manos) pero era para apuntar al barco.
13.María: Había un botón que se apretaba y salía agua así: shhh (gesto con
la mano y ayuda con sonidos) y el barco se iba así (gesto con la otra
mano).
81
16.Maestra: ¿Al lado del motor?
17. María: Al lado de la piscina del barco, ¿verdad David? (David asiente).
Ejemplo 2.4.
Juan: María (la maestra) nos ha contado un cuento, y el lobo era malo y
quería comerse a los cerditos.
82
El reencuentro entre la madre y Juan, después del colegio, suscita el
relato de una situación vivida por el niño. Éste es un breve ejemplo de
relato incipiente en el que el niño da una explicación incompleta que sólo
podrá ser entendida por el conocimiento que se tiene de las actividades que
se realizan en la escuela y del cuento Los tres cerditos; sin embargo, por
incompleta que sea la explicación, se observa cómo el relato de los hechos
implica la utilización de los tiempos de pasado. Es decir, el aprendizaje de
las formas gramaticales se efectúa en relación con tipos de discurso en los
que aparecen estas formas gramaticales.
b)Interaccionando lingüísticamente con hablantes competentes, que actúan
como modelo lingüístico y comunicativo.
c)De forma implícita, sin que exista, por parte de los adultos, una
planificación de cuestiones que deban aprenderse.
83
niños. No existen, desde el punto de vista de la comunicación lingüística,
sonidos o palabras o estructuras más o menos difíciles para los niños. Lo que
les permite aprender las formas es un uso adecuado y que les resulte
comprensible. Así, de esta forma, los niños y las niñas aprenden a hablar
usando el lenguaje sin poseer un conocimiento explícito y reflexivo sobre las
reglas de concordancia, la formación del plural, el uso adecuado de los
tiempos verbales según la situación, la posición de los órganos de
articulación para pronunciar tal o cual sonido, etc. La reflexión sobre el
lenguaje que ya saben usar aparecerá, de una forma sistemática, durante la
etapa de la enseñanza primaria. A partir de este momento, y sobre todo en
relación al aprendizaje de la lengua escrita, la maestra o el maestro provocará
la reflexión sobre los aspectos del código (las reglas de la b y la v, la
pronunciación de la 11, las reglas de acentuación, etc.), la categoría de las
palabras (nombre, adjetivo, etc.), el significado de las palabras, la idea de
frase, algunos tipos de textos: el cuento, los pareados y las poesías, una carta.
•La cantidad de veces que el niño empieza una conversación y elige, por
tanto, el tema del que quiere hablar.
84
•La posibilidad de preguntar, de formular preguntas al adulto.
•El número de veces que los niños pueden conversar, ellos solos, con el
adulto, recabando su atención, etc.
85
entre iguales, que potencia en gran manera el desarrollo de los pequeños;
en las aulas, según cómo se organicen las actividades, los niños y las
niñas tienen muchas posibilidades de interacción conjunta, lo que
favorece el desarrollo comunicativo y la socialización.
Para ello será necesario crear situaciones de uso del lenguaje para:
86
categorizar y describir la realidad, analizar y sintetizar, describir con
detalles y precisión objetos, personas, hechos, dar opinión propia y
argumentos que la sustenten, planificar verbalmente las acciones que
habrá que desarrollar en alguna actividad de juego.
c)Y, finalmente, para hacer un uso creativo del lenguaje: jugar con el
lenguaje y a través del lenguaje. En este apartado se incluyen aquellas
actividades en las que el lenguaje no es un instrumento para (comunicar
o pensar), sino un objeto de (juego, diversión y transgresión de las
normas); y también las situaciones de juego en las que el lenguaje es el
elemento de relación entre los miembros. Incluso en los juegos de los
más pequeños, cuando el lenguaje es incipiente, la estructura de estos
juegos, tan pautada y estructurada, es un modelo que facilita la
intervención del niño, como si de una conversación se tratara.
87
•Adquirirán las fórmulas sociales habituales: dar las gracias, pedir por
favor, pedir permiso, saludar, responder, despedirse, etc.
Otro aspecto importante que deberá ser considerado es que una de las
88
funciones de la escuela debe ser la de compensar los desequilibrios existentes
entre los niños que asisten a ella. Ya se ha explicado cómo las diferentes
experiencias vividas por los niños en su vida familiar pueden haber influido
en su nivel de desarrollo lingüístico y cognitivo. La escuela infantil
representa el lugar y el momento idóneos para realizar una intervención
educativa destinada a paliar las diferencias. Eso implicará una actuación que
trascienda los límites de la escuela; exigirá a los maestros y maestras una
relación constante con el ámbito familiar a fin de conocer mejor la realidad
que rodea a los niños y colaborar en su mejora. Es fundamental que las
familias tengan conocimiento de lo que sus hijos realizan en la escuela,
cuáles son los objetivos que el enseñante persigue y que lleguen a sentirse
partícipes del proceso educativo de sus hijos.
89
Estas situaciones educativas se pueden organizar en torno a lo siguiente:
90
mantener una interacción en la que las miradas, los gestos, las palabras del
adulto y los balbuceos del pequeño ejercen una función claramente
comunicativa. El adulto estimula con sus palabras y miradas la atención del
pequeño, que, a su vez, responde con todo su cuerpo a los requerimientos del
adulto. Se aprovechan estos pequeños momentos para explicarle lo que está
haciendo y lo que está a punto de suceder: "Tienes hambre, ¿verdad? Vamos
a comer esta papilla tan rica que te ha preparado Maríá'. El lenguaje utilizado
es comprendido porque no es más que la explicación de lo que está pasando;
está muy contextualizado y adquiere sentido gracias al contexto. Estas
situaciones tan pautadas, que se producen siempre siguiendo un mismo
orden, resultan altamente eficaces para el desarrollo del niño, que muy pronto
conoce la secuencia de las acciones y puede anticipar lo que sucederá; todo
ello le confiere seguridad y le tranquiliza. Pero, además, estas acciones están
acompañadas de las producciones verbales del adulto, que se llenan de
significado gracias al propio contexto.
91
2.5.3. Lenguaje y juego
En el caso de los niños más pequeños, hasta el año o año y medio, una de
las actividades lúdicas fundamentales es aquella de los juegos que
92
constituyen, por su estructura, formatos, en términos de Bruner (Bruner,
1987). La explicación sobre la importancia y el funcionamiento de estas
actividades ha sido dada en el capítulo anterior, sin embargo es preciso
destacar la presencia del lenguaje como elemento indispen sable para que el
juego funcione. En cada caso hay unas fórmulas lingüísticas repetidas que
ayudan a la interiorización del juego; funcionan de forma parecida a las
fórmulas que aparecen en la narración de cuentos (iniciales y finales o
mágicas). La estructura del juego, en el que interviene el adulto, el niño y/o
un objeto, ofrece al pequeño la posibilidad de intervenir en la interacción,
produciéndose un verdadero diálogo. Recordemos, por ejemplo, "Los cinco
lobitos" o "Y el pícaro gordito se lo comió", como muestra de juegos que
implican el movimiento de la mano y la conciencia de los dedos; "El juego
del cucú", modelo clásico de aparición-desaparición de objetos o personas;
"Al paso, al trote, al galope", para hacer saltar al pequeño sobre las rodillas
del adulto.
93
lingüísticas cuya finalidad no es la comunicación, sino, simplemente,
divertirse con el lenguaje, utilizándolo como objeto de observación, de
manipulación, de transgresión y de placer. Entran en esta categoría los
trabalenguas, los pareados y las rimas, las adivinanzas y los refranes, la
recitación y la memorización de poemas. Las recopilaciones de material
folklórico son una fuente inagotable de modelos, a la vez que estimulan la
creatividad de los niños, que acaban elaborando sus propias producciones.
Ejemplo 2.5.
94
independizarla de la acción o del objeto en concreto y aplicarla a otros
objetos y situaciones y, más aún, evocarlos sólo con el lenguaje. De esta
forma el lenguaje se convierte en pensamiento.
95
•Escrito en tercera persona.
Hay distintas formas de presentar un cuento. Cada una será más adecuada
a la edad o a la situación: en grupo reducido o para todo el grupo. Se puede
leer en voz alta, explicar con la ayuda de marionetas u otros muñecos,
representar con diapositivas o sombras chinas, escuchar en casete al mismo
tiempo que se lee el libro. En unos casos se potencia la comprensión
basándose sólo en el texto, en otros, se busca la ayuda de elementos externos
para ayudar a la comprensión. Las formas que priorizan la transmisión del
96
mensaje sin la ayuda de elementos representativos más que la palabra, son
adecuadas para los mayores - cinco y seis años-; la explicación con la ayuda
de marionetas u otros elementos físicos es útil para los más pequeños.
97
también, y ello es muy importante, por medio de la intervención del adulto
que, con preguntas, conduce al pequeño a expresar, precisar y matizar sus
ideas; le suscita dudas o le pone frente a cuestiones que deberá resolver. En
definitiva, le empuja a ser activo en su pensamiento. En otro apartado se
analizará con más detalle la función del adulto en el aula para estimular el
lenguaje de los niños de esta etapa.
Ejemplo 2.6.
98
aprovecha estos dos días de fiesta para dar pie a los pequeños para que
cuenten algo que les interese. Los niños, sentados en corro, van contando
alguna anécdota o algo que han realizado con sus familiares. El relato, por
tanto, versa sobre algo ya pasado, que ha sucedido en un escenario diferente
de la escuela - parque, playa, casa, etc. - que deberá recrearse de forma clara,
con unos actores - padres, hermanos, amigos - que no están presentes en el
momento de contar y a los cuales debe, el niño o la niña, referirse de forma
explícita y completa para que el auditorio comprenda lo que se cuenta.
1.No es necesario que todos los niños participen; no siempre se tiene algo
que decir y hay que respetar los deseos de participar de cada uno. La
maestra deberá valorar si algún niño presenta problemas y es necesaria
una intervención.
99
que dice su compañero sino contar su propia experiencia. Cuanto más
pequeños, más breves deben ser estos momentos de conversación
colectiva.
[...]
Y así sucesivamente.
Ejemplo 2.7.
100
la resuelve con una conversación y, o bien ella misma escribe el aviso o
bien encarga a dos niños que transmitan, de forma oral, el mensaje. Sin
embargo es una situación excelente para: a) informar a los niños de la
función del texto escrito, y b) elaborar conjuntamente la nota
haciéndoles ver las exigencias del uso escrito:
Maestra: Muy bien, esto está mucho mejor. Pero, y si esta nota queda
en la cocina y mañana Mercedes la encuentra, ¿qué pasará, entonces?
2.6. El aula
101
Las actividades y las situaciones educativas que se han explicado en el
punto anterior requieren una concepción determinada del espacio aula y de
los objetos que contiene. Para pensar en actividades en las que fluya la
comunicación y el lenguaje hay que imaginar un espacio distribuido en
ámbitos diferentes para momentos y fun ciones también diferentes. Deben
existir zonas con mesas y sillas, zonas de explicación de cuentos, con amplios
cojines para sentarse cómodamente y escuchar relatos, zonas con material
simbólico: el rincón de la cocina, de alguna profesión como médico, de
comprar y vender, etc., el rincón de la biblioteca donde se reúnen los cuentos
y otros materiales escritos y adonde se pueda acudir libremente, etc. La
distribución debe facilitar la comunicación para todo el grupo; por ejemplo,
en los momentos en que la maestra explica un cuento para todos. O la
comunicación de la maestra con grupos reducidos mientras están realizando
una actividad sentados en mesas de cuatro o cinco niños; en estas situaciones,
además, se produce la relación entre los niños entre sí, hablando, discutiendo
sobre algún aspecto del trabajo o aclarando cuestiones que algunos no tienen
claras. Los momentos de interacción entre iguales son especialmente ricos y
motivadores para el desarrollo del lenguaje y el aprendizaje en general. Y
deben existir, también, zonas en las que el niño o la niña puedan acudir para
realizar alguna actividad en solitario si lo desean.
102
los momentos de actividad individual durante los cuales los niños eligen
libremente estar solos mirando un cuento o estar con un compañero jugando
con las construcciones.
RESUMEN
103
más imperiosa, sobre todo en las grandes ciudades. Este ciclo debe
considerarse un período educativo y no simplemente asistencial porque se
desarrollan las capacidades cognitivas y lingüísticas, y se fomenta la
socialización con otros niños.
Al entrar en la escuela, a partir de los tres años, los niños han adquirido
una competencia lingüística suficiente para mantener una comunicación
verbal con su entorno. Frente a posiciones que defienden que el entorno
familiar es, en cualquier caso, más favorable al desarrollo lingüístico que un
centro escolar, se estima que ello dependerá de las condiciones y de los
planteamientos educativos, que pueden mejorar para conseguir los objetivos
propuestos. El contacto con los iguales crea situaciones de aprendizaje -
también lingüístico - que en el hogar no se dan.
Actividades de desarrollo
104
propia experiencia. Elaborar una relación de estos juegos con las
aportaciones de todos.
rarse de que está suficientemente cerca para que la grabación sea audible. Al
finalizar la actividad, escuchar la grabación y observar los fragmentos que no
podrían comprenderse sin tener en cuenta el contexto en el que se ha
producido la actividad. Transcribir y analizar el fragmento más
representativo. Se apreciarán las características del lenguaje cuando en una
actividad los interlocutores comparten el mismo espacio, tiempo y objeto.
Marta Milian
105
A lo largo de la historia de la humanidad son muchas las situaciones en
que se ha producido un cambio de lengua hogar-escuela. Las razones son
también muchas y diversas; todas ellas tienen relación, sin embargo, con la
presencia de más de una lengua en un contexto geográfico y social
determinado y con el poder sociocultural y económico que se otorga a cada
una de ellas. El control lingüístico que la sociedad ejerce sobre los usos
lingüísticos se manifiesta en la regulación implícita o explícita de dichos usos
en los distintos ámbitos o espacios de comunicación lingüística. El ámbito
educativo constituye uno de estos contextos.
106
ocasiona también el cambio de lengua hogarescuela. En este caso, el cambio
de lengua no obedece a ninguna imposición, exigencia o condición por parte
de las autoridades educativas, sino a un deseo, por parte de los mismos
estudiantes, de sus familias o del grupo sociocultural al que pertenecen, de
aprender una lengua de prestigio en unas condiciones favorables.
OBJETIVOS
107
✓El entorno escolar plantea otros interrogantes que también necesitan
respuesta, referidos a los planteamientos y criterios didácticos de los
enseñantes en relación a la enseñanza bilingüe. ¿Qué conocimientos son
necesarios para una actuación didáctica consecuente con los objetivos del
programa de enseñanza bilingüe conocido como "programa de inmersión",
que ocasiona un cambio de lengua hogar-escuela? ¿Qué tipo de actividades
se deben plantear y cómo se deben plantear en situaciones de cambio de
lengua hogar-escuela? ¿Cómo se puede hacer frente a la variabilidad entre
los alumnos y entre sus estilos de aprendizaje?
GLOSARIO
108
Bilingüe, bilingüismo: un individuo bilingüe es el que es competente
comunicativamente - con parecida facilidad y eficacia - en más de una
lengua en un mismo ámbito de uso. El bilingüismo es aquella competencia
manifestada por los individuos que les permite pasar de una lengua a la otra
con rapidez y sin esfuerzo aparente y les permite también traducir mensajes
en ambas direcciones. Existen grados diversos de bilingüismo.
Control lingüístico, política lingüística: función ejercida desde los grupos que
ostentan el poder en una sociedad y controlan, implícitamente o
explícitamente, por medio de normas o leyes, los usos lingüísticos en los
distintos ámbitos de las lenguas presentes en un mismo espacio geográfico
y social.
109
Interlengua, fosilización: cada uno de los sistemas lingüísticos sucesivos
construidos por el aprendiz en el proceso de adquisición de una segunda
lengua, que difiere tanto de la lengua "origen" - la lengua materna del
aprendiz - como de la lengua "meta" - la segunda lengua. La fijación de
determinadas reglas-, estructuras o subsistemas de la interlengua del
aprendiz, considerados errores desde la perspectiva de la lengua objetivo
como segunda lengua estables se conoce con el nombre de fosilización.
Segunda lengua: desde el punto de vista del hablante, lengua que se adquiere
en segundo lugar, cronológicamente hablando, en un entorno donde
funciona como lengua nativa. También se puede considerar como segunda
110
lengua la que ha pasado a un segundo plano en orden afectivo, aunque
adquirida en primer lugar en el orden cronológico.
111
puede referirse a programas casi monolingües. Las condiciones
sociolingüísticas de las lenguas que se proponen como objetivo de la
competencia comunicativa de los alumnos, la distribución lingüística de la
población que debe escolarizarse, así como los objetivos lingüísticos que se
plantean para el conjunto de la sociedad, constituyen los factores explicativos
de los distintos programas de educación bilingüe.
112
alumnos a la lengua y cultura dominante, con la pérdida consiguiente de la
propia lengua y cultura. Los sistemas educativos de los países africanos
colonizados constituyen un ejemplo claro de dicha asimilación, a través de la
cual se forman las elites que se identifican con los valores transmitidos por el
modelo educativo de la metrópolis. También es frecuente este modelo en la
escolarización de grupos de inmigrantes en los países occidentales
industrializados. En Europa existen muchos ejemplos diferentes de este
modelo, que se concreta de modos diversos en el tratamiento escolar que
reciben los hijos de los inmigrantes. A menudo se complementa la
instrucción en la lengua del país de acogida con un sistema de horas
suplementarias en lengua materna. Según algunos autores, aunque existe una
sensibilidad cada vez mayor a los problemas escolares de la emigración, no
se ha producido un auténtico cambio educativo y los programas de cambio de
lengua hogar-escuela en estas circunstancias se consideran de bajo grado de
éxito. Los factores socioculturales y educativos que explican este bajo
rendimiento pueden resumirse en los siguientes: los educadores no están
preparados para atender las necesidades lingüísticas de los alumnos y algunos
menosprecian su lengua materna y su cultura; no se contempla un período de
adaptación para un dominio básico de la segunda lengua, lo cual dificulta
sobremanera la adquisición de los contenidos académicos vehiculados en
dicha lengua; los alumnos son evaluados a partir de los mismos criterios que
se aplican a los escolares de lengua y cultura mayoritaria. En resumen, se
tiende a prescindir o a ignorar el conjunto de factores sociales, incluidos los
propios del funcionamiento escolar, que inciden en el rendimiento académico
de los alumnos pertenecientes a las minorías inmigradas.
113
segunda lengua de los escolares. Está dirigido a alumnos de lengua y cultura
mayoritaria, escolarizados en la lengua minoritaria - para ellos, segunda
lengua-, con objeto de alcanzar el bilingüismo y el biculturalismo.
[...] estos alumnos, que en su casa hablaban inglés pero que recibían
toda la enseñanza en francés, no sólo dominaban las dos lenguas sino
que su desarrollo intelectual y sus resultados académicos eran
perfectamente comparables con los de otros alumnos que habían
recibido una enseñanza monolingüe e incluso, en algunos aspectos,
superior.
114
momento la segunda lengua como medio de comunicación y de
enseñanza. Y a esto se le llamó inmersión, término que ha hecho
fortuna (Siguán, 1995: 10).
115
•La calidad de las interacciones que se producen en el aula y a través de las
cuales los escolares acceden al dominio de la segunda lengua.
116
desarrollo intelectual y social de los escolares. La tarea de los maestros
consiste en poner en práctica procedimientos y estrategias para que los
alumnos lleguen a usar de manera eficaz y significativa una lengua que
todavía no dominan.
117
determinado depende de las funciones que se atribuyen a cada una de las
lenguas que el individuo usa. En palabras de M.Siguán (Vila y Siguán, 1998:
28):
118
que los alumnos adquieren además de la lengua materna. Si los alumnos
pertenecen a un grupo social que no tiene la lengua de la escuela como
lengua materna, para ellos la lengua de la escuela será la segunda lengua; si
pertenecen a un grupo que comparte la lengua de la escuela como lengua
materna, para ellos como grupo la segunda lengua será una lengua con una
presencia reconocida y patente en la sociedad extraescolar,
independientemente de la decisión personal de cada uno en relación a "su"
lengua principal. Por consiguiente, el término "segunda lengua" se diferencia
en este sentido del término "lengua extranjera", que se refiere exclusivamente
a una lengua no presente en los usos lingüísticos de la comunidad.
119
por ejemplo. Otra de las variables que se debe tener en cuenta es el tipo de
situación en que se toma contacto con la segunda lengua. Se suele hablar de
adquisición formal o sistemática cuando el aprendiz entra en contacto con la
segunda lengua en situaciones académicas en que la segunda lengua es objeto
de aprendizaje formal; y se denomina adquisición natural o espontánea en la
situación en que el aprendiz establece una relación con la segunda lengua en
situaciones reales de intercambio lingüístico.
120
relación a los objetivos de la educación. El concepto de competencia
comunicativa se ha ampliado asimismo con las nociones de competencia
lingüística, sociolingüística, discursiva y estratégica. Por otro lado, en
relación a los objetivos de la enseñanza bilingüe, se distingue entre una
"competencia comunicativa básica" y una "competencia cognitivo-
lingüística" para referirse al papel que la competencia en una segunda lengua
- la lengua de la escuela, generalmente - ejerce en el rendimiento escolar de
los niños bilingües. La "competencia cognitivo-lingüística" se relaciona con
las funciones del lenguaje en relación a la capacidad de construcción de
conocimiento, básicamente referida a la descontextualización y abstracción
que proporciona el lenguaje como instrumento del pensamiento. La
competencia conversacional básica en una segunda lengua no garantiza la
adquisición de las funciones consideradas superiores, indispensables para un
buen rendimiento académico.
121
a)Los mecanismos de adquisición del lenguaje para una primera lengua y
para una segunda lengua.
122
bilingüe, en la década de los sesenta del siglo XX surge la idea de la
existencia de una relación entre las dos lenguas en las que el bilingüe tiene
competencia. La hipótesis de la interdependencia lingüística, formulada por
J.Cummins, postula la existencia de una competencia lingüística general que
se puede manifestar en una u otra lengua. Esta competencia lingüística
general - la competencia común subyacente - hace referencia a la capacidad
de uso lingüístico en las diferentes situaciones comunicativas y es transferible
a cualquiera de las lenguas que el individuo adquiere o aprende. La
transferencia de las habilidades adquiridas en una lengua a los usos
lingüísticos en una segunda lengua a través de la competencia lingüística
general ha sido objeto de investigación en numerosos estudios que han
corroborado la hipótesis y han precisado las características de dicha
competencia común, tanto en bilingües familiares como en bilingües
consecutivos, es decir aquellos individuos que adquieren una segunda lengua
cuando ya tienen consolidadas algunas de las competencias
lingüísticodiscursivas en su primera lengua o lengua materna. La
competencia general no es específicamente lingüística, en el sentido de
conocimiento y aplicación de reglas referidas al material lingüístico
organizado en un sistema, sino que hace referencia a una capacidad más
general, que incluye el uso y el reconocimiento del lenguaje como
instrumento de relación, de conocimiento y de pensamiento. Esta capacidad
se desarrolla a través de los usos lingüísticos contextualizados en que los
hablantes se desenvuelven a lo largo de su desarrollo social e intelectual:
123
posibilita realmente que el niño sea cada vez más competente en la
segunda lengua, aparte de conseguir este objetivo concreto, conseguirá
otro objetivo: desarrollar la competencia lingüística general común a
todas las lenguas, de manera que, en la medi da que este niño pueda
utilizar su primera lengua en su entorno social y/o familiar, podrá
también transferir a dicha lengua las habilidades desarrolladas en la
segunda lengua y viceversa. En otras palabras, en lo relativo al
dominio de uso del lenguaje, el desarrollo en una lengua es solidario
con el de otra lengua siempre que los diversos contextos en que se
manifiesten promuevan realmente su desarrollo (Serra, 1997: 27).
124
La primera distinción entre los dos sistemas lingüísticos se efectúa en el
nivel fonético-fonológico, sobre todo si las relaciones con los adultos que
hablan en una y otra lengua se mantienen diferenciadas, situación que se
caracteriza por "una persona, una lengua", o, como apunta Serra (1997: 30),
"un contexto, una lengua", refiriéndose explícitamente a las situaciones de
cambio de lengua hogar-escuela en la guardería o el parvulario. Una segunda
fase se refiere a la existencia de un sistema único de representación léxica,
que paulatinamente incorpora los equivalentes en una y otra lengua
respectivamente, aunque el niño bilingüe no considera la incorporación de
equivalencias como una tarea prioritaria ni necesaria y a menudo se muestra
reacio a aceptar la duplicación de vocabulario como consecuencia de haber
aprendido y poder usar las dos palabras en contextos diferentes. Son muy
conocidos los ejemplos de palabras que se refieren a un mismo concepto para
los adultos, por ejemplo "naranja", que el niño identifica con dos realidades
distintas a partir de su denominación en una y otra lengua, naranja para
referirse a la fruta que se come de postre para la cena, y taronja (naranja en
catalán) para referirse al dibujo del mural o a la pieza de madera del juego de
encajes con el que se ha familiarizado en la escuela:
125
frecuencia se niega a aceptar que eso sea posible con todo su
vocabulario (Serra, 1997: 29).
Ejemplo 3.1.
Maestra: Sí, Álex. Pots agafar la galleda, que es allá. [Sí, Álex.Puedes coger
el cubo (galleda) que está allí.]
Álex (un poco perplejo): Bueno, agafaré la galleda... pero el cub també!
[Bueno, cogeré el cubo (galleda)... pero el cubo también!]
Para Álex, el objeto que necesitaba para el juego seguía siendo el cubo -
catalanizado a partir de la regla de supresión de las vocales finales, muy
generalizada - y la galleda - el equivalente de cubo en catalán - no tenía al
parecer un referente concreto para él, pero no era cuestión de discutir con la
premura del juego.
126
indistintamente al conjunto de su material lingüístico, de manera similar a
cómo el niño monolingüe aplica las reglas que va descubriendo de manera
generalizada.
Ejemplo 3.2.
Ejemplo 3.3.
Eric: No, éste no, miramos aquest. No es diu pulp, es diu pop.
127
Carlos: Mira este conillet!
Eric: No, éste no, miramos "aquest" (éste). No se dice "pulp'; se dice pop"
(pulpo).
128
B) Distancia entre las dos lenguas objeto de adquisición
129
constituyen efectivamente una fuente de información privilegiada para
acceder a los mecanismos de adquisición del lenguaje. El análisis y la
clasificación de los errores de los aprendices permiten inferir las estrategias
en la adquisición y en el uso de la segunda lengua. Por otra parte, la
observación de las producciones de los aprendices des de esta perspectiva y
en relación a los contextos de uso ha aportado nociones clave para el estudio
de la adquisición de la segunda lengua. Los conceptos de interlengua,
fosilización, interferencia, mezcla de códigos y alternancia de códigos se
describen a continuación.
130
Parece desprenderse de la noción de interlengua que la primera lengua del
aprendiz no influye en el proceso de adquisición de una segunda lengua. Sin
embargo, otros estudios insisten en investigar sobre su posible influencia en
la adquisición de una segunda lengua. Se toman en consideración otros
parámetros, como el hecho de tener en cuenta las circunstancias en que se
produce esta influencia, independientemente de la forma lingüística. La
función que expresan las distintas formas lingüísticas, estrechamente
relacionadas con los usos lingüísticos, se revela como un campo
extraordinariamente amplio para profundizar en la relación entre la primera y
la segunda lengua. Uno de los parámetros analizados es la complejidad o
rareza de un uso o de una forma de la primera lengua en relación a lo
característico de dicha lengua; se transferirían a la segunda lengua con mayor
facilidad o frecuencia los rasgos no excepcionales o no marcados. Otro de los
parámetros se refiere a la percepción del aprendiz sobre la distancia entre las
dos lenguas, punto que exige una mayor investigación en la actualidad.
131
procesos del desarrollo, modificando los encuentros de los aprendices
con las secuencias de la L1 en vez de alterarlos sustancialmente
(Larsen-Freeman y Long, 1994: 104).
132
ha sugerido que una de las causas de la permanencia de estos errores o
fosilización puede ser la indiferencia del aprendiz respecto de la adecuación
formal de su producción al sistema lingüístico de la segunda lengua cuando
dicha producción le permite una comunicación adecuada a sus propósitos. En
este caso, la motivación del aprendiz para mejorar disminuye o desaparece.
Esto constituye un punto de atención para las estrategias de enseñanza de una
segunda lengua, en relación a la actitud de los ense ñantes frente a las
producciones no adecuadas de los aprendices y su comprensión por parte del
interlocutor.
133
En efecto, a menudo la alternancia de códigos es el resultado de los cambios
voluntarios que el hablante efectúa para añadir algún matiz específico a su
discurso y obtener un efecto determinado.
134
uso de los rasgos apuntados es más significativa que los mismos rasgos. En
segundo lugar, el análisis del habla desde la producción de uno de los
interlocutores es necesariamente parcial e incompleto. Las características de
la interacción, las estrategias de los interlocutores que participan en el
discurso y su dinámica de participación en la construcción del mismo son
datos mucho más relevantes para el análisis de la adquisición de segundas
lenguas y para establecer vías de actuación en el aula de inmersión (Zabaleta,
1995).
Por lo que se refiere al tema o motivo del discurso, cabe citar la noción de
input comprensible, que debemos a Krashen. La comprensión por parte del
aprendiz es necesaria para que el input se acepte y se transforme en datos que
el aprendiz pueda procesar y asimilar (intake). Según Corder, "no pasa a
disposición del hablante todo aquello que recibe". Para que esta aceptación e
incorporación de datos se lleve a cabo, la hipótesis del input de Krashen
reconoce una mayor eficacia en los métodos en que el input se refiere al "aquí
y ahora', es decir, en que se toman como referentes del discurso elementos
contextualizados que sirven de soporte material para la comprensión. Ésta
puede ser una buena estrategia en las primeras fases de la adquisición, con un
paralelismo evidente con los usos lingüísticos monolingües entre la madre y
el niño. Sin embargo, hay que tener en cuenta, de una parte, los objetivos que
se pretenden en la escuela a través del uso de una segunda lengua en el
programa de inmersión, relacionados con los resultados escolares y, en
consecuencia, con las habilidades lingüístico-cognitivas que exigen una
descontextualización y abstracción progresiva del lenguaje como instrumento
del pensamiento; de otra parte, es preciso tener en cuenta también el papel
activo del aprendiz en el contexto de uso de la segunda lengua, no sólo a
través de sus características personales o de su estilo cognitivo, sino a través
de su actitud frente a las actividades en que interviene, que pueden ser
motivadoras y participativas o, por el contrario, formales y excesivamente
rígidas.
135
En este sentido, la hipótesis del input de Krashen debe complementarse
con la hipótesis del output, como contraposición a la idea del llamado período
silencioso. En efecto, en la adquisición de una segunda lengua, y
especialmente en los programas de cambio de lengua hogar-escuela, es
frecuente que los aprendices pasen por un período de silencio - que puede
durar incluso un año escolar (Vila y Siguán, 1998: 49)-, en el que, aunque
manifiestan la comprensión del discurso en segunda lengua, no se expresan
en dicha lengua. La explicación a este mutismo se ha buscado en el mismo
proceso de adquisición del lenguaje en monolingües, en el que la
comprensión precede a la producción. En este sentido, se atribuye el silencio
a la actividad interna del aprendiz, ocupado en la recogida y procesamiento
de datos que le servirán para organizar su interlengua. Algunos autores
discrepan de esta interpretación y proponen la necesidad de no retrasar la
producción de los aprendices sino de estimular su incorporación en los usos
discursivos en segunda lengua.
A) Voluntariedad de asistencia
136
actitudes del entorno familiar en relación al programa de educación bilingüe
y en relación al grupo lingüístico de la segunda lengua. Estas actitudes están
estrechamente relacionadas con la consideración social de cada una de las
lenguas desde la perspectiva del entorno familiar del niño. Los estereotipos
culturales y lingüísticos juegan un papel destacado en esta consideración.
B) Profesorado bilingüe
137
sino para garantizar la comunicación entre profesor y alumno, sobre todo en
la escolarización infantil en que el cambio de lengua no es el único a que se
enfrenta el niño que va a la escuela por primera vez. Otro de los motivos es el
reconocimiento y el respeto a la lengua del alumno, que sirve de punto de
partida para la comprensión de la lengua de la escuela.
138
de inmersión se consigue a partir de tres dimensiones fundamentales: la
organización estructurada y pautada del currículum, de forma global; la
organización de las distintas actividades en el aula; el uso de estrategias
comunicativas adecuadas por parte del profesor. A continuación se exponen
algunas consideraciones sobre la creación de contextos para el uso
significativo de la segunda lengua en los programas de inmersión y sobre las
características de la interacción entre maestros y alumnos que contribuyen
eficazmente al desarrollo de habilidades y competencias de los escolares en
segunda lengua.
139
autonomía del niño a partir de las "rutinas predictibles", que a la vez sirven
de marco comunicativo para su participación.
140
•Atender a los temas que surgen espontáneamente en clase a partir de la
aportación individual de alguno de los niños o niñas, de la misma
maestra o de las circunstancias que rodean la vida social del aula y del
entorno.
141
lectura de imágenes.
Ejemplo 3.4.
Mikel: Sí.
Maestra: Haundia [grande]. Txikia da [es pequeño]. [la maestra quiere poner
a prueba la afirmación de Mikel.] Txikia [pequeño].
Mikel: Haundia [grande, así!] [se sube encima de una mesa con los brazos
estirados hacia arriba] así haundia! [¡así grande!]
Ejemplo 3.5.
142
Mestra: Va estar molts dies fora, la teva mare? [¿Estuvo tu madre muchos
días fuera?]
Noemí: Pocs. Tres dies o dos dies, no sé... Pocos. Tres o dos días, no sé.
Noemí: No, en cotxe con los... amb los meus tiets, els del meu pare. [No, en
coche con los... con mis tíos, los de mi padre].
Noemí: Sí. La meya prima... la meya cosina se llama El¡ i el seu germá
Cristian, després la meya... I'altra de la meya mare Jessica i Kirian, després
del meu pare tinc la Yolanda i el Miguel Ángel, després tinc... no
m'enrecordo com se llamaba... la Cristina, i el seu germá gran que no
m'enrecordo com se di u. [Sí. Mi prima... mi prima se llama El¡ y su
hermano Cristian, luego mi... la otra de parte de mi madre, Jessica y Kirian;
luego de mi padre tengo a Yolanda y a Miguel Ángel, luego tengo... no me
acuerdo cómo se llamaba... Cristina, y su hermano mayor que no me
acuerdo cómo se llama.]
Mestra: Son més petits o més grans que tu? [¿Son mayores que tú, o más
pequeños?]
143
•Orientar con las indicaciones pertinentes la realización de las actividades
de acuerdo con las pautas establecidas y compartidas con los alumnos.
Forma parte de la creación de contextos o espacios de participación
compartida, en los que el aprendiz necesita el soporte y la dirección del
adulto. Es frecuente la utilización de recursos diversos para establecer el
marco: canciones, enunciados-tipo que marcan el inicio o el final de una
actividad o de un comportamiento, refranes o dichos populares - o
creados ad hoc - que sirven de aviso y de pauta para recordar
determinadas actitudes o comportamientos, y a la vez actúan de modelo
lingüístico para memorizar y repetir, cambios de escenario, etc.
144
menudo de la cultura tradicional, potencia la relación afectiva entre el adulto
y el niño, sobre todo en las primeras edades, estimula la capacidad lúdica del
niño a la vez que contribuye al desarrollo psicomotriz y al conocimiento de sí
mismo y del entorno y ofrece a la vez un material lingüístico para manipular,
experimentar y analizar.
A) Personalidad
145
actividad y también el grado de manifestación de los componentes de la
personalidad en cada contexto - baste recordar el "período silencioso" que
caracteriza los primeros contactos con la segunda lengua en muchos
individuos-. A partir del contacto continuado con los niños y niñas, el
maestro pronto conoce las características personales de sus alumnos y puede
adecuar las actividades, la participación del alumno y sus propias
intervenciones en función de un mayor rendimiento en la evolución y el
crecimiento de cada uno de sus alumnos.
Ejemplo 3.6.
Mestra: Bé, potser ara no té ganes de dir res. Oi, Lorena? (Lorena sigue
callada) [Bueno, puede que ahora no tenga ganas de hablar, ¿verdad,
Lorena?].
146
ellos, la dependencia/independencia de campo, la tolerancia a la ambigüedad,
y el tipo de inteligencia (Ruiz Bikandi, 2000). Como en el apartado anterior,
es difícil establecer cuáles de estos parámetros correlacionan con una mejor
disposición o mejores resultados en la adquisición de una segunda lengua,
aunque se han llevado a cabo numerosos estudios experimentales sobre cada
uno de estos factores, con resultados no siempre concluyentes.
RESUMEN
147
vehículo de enseñanza y aprendizaje, los objetivos culturales y lingüísticos
que se plantean y los resultados que se obtienen son las variables que
definen la tipología de los "programas bilingües".
148
5.Las fases de adquisición de una segunda lengua en bilingües precoces son
las siguientes: distinción de ambos sistemas en el nivel fonético-
fonológico; sistema único de representación léxica; separación paulatina de
los dos sistemas en lo que se refiere al léxico y a la morfología. En esta
última etapa son frecuentes las construcciones híbridas entre las dos
lenguas.
149
9.La premisa básica para la actuación del adulto en el aula de inmersión es
asumir que los niños y niñas no entienden la lengua de la escuela. Algunas
estrategias para hacerse entender son los siguientes:
Actividades de desarrollo
150
a)¿En qué consiste la vaguedad referencia) del concepto de segunda len
gua? Proponer algunos ejemplos para aclarar la respuesta.
Montserrat Bigas
151
Los aprendizajes sobre el lenguaje escrito que los niños realizarán en la
etapa de educación infantil forman parte de un proceso a mucho más largo
plazo que deberá convertirles en personas alfabetizadas, con todos los
beneficios culturales y sociales que ello conlleva. Será un proceso largo, sin
una fecha precisa para empezar ni para terminar; es decir, que no empieza
con la enseñanza de las vocales ni termina, tampoco, cuando, alrededor de
segundo curso de primaria los niños y las niñas ya saben leer y escribir en el
sentido estricto de los términos. En realidad, empieza con los primeros
contactos con lo escrito y es un aprendizaje que, para la mayoría de las
personas, dura siempre.
OBJETIVOS
152
alfabetización y la enseñanza del lenguaje escrito en la educación infantil.
GLOSARIO
153
es arbitraria cuando no hay ninguna base natural en ella. En el caso de las
onomatopeyas, por el contrario, existe una relación entre la forma y lo que
representa. También es arbitraria la relación entre los fonemas y su
representación gráfica, las letras.
Deletrear: actividad de otorgar a las letras su valor fónico para decir en voz
alta lo escrito.
4.1. La alfabetización
154
Según el Diccionario de la Real Academia Española, en la edición de
1992, se denomina alfabetización al proceso de aprender a leer y escribir, y
alfabetizada a la persona que sabe leer y escribir. Estas definiciones son, sin
embargo, necesaria y excesivamente escuetas para referirse a una noción
compleja y sujeta a variaciones a tenor de los cambios sociales. Se podría
precisar diciendo que la persona alfabetizada tiene un nivel de comprensión y
producción del lenguaje escrito y, también del oral, que le permite
desenvolverse sin problemas en la sociedad en la que vive y puede dar
respuesta, así, a las demandas sociales.
155
vida cotidiana". Y, en 1978, modificaba la definición, ampliándola y
precisándola de la siguiente manera:
¿Qué relación tiene lo que se acaba de decir unas líneas más arriba con la
función del maestro de educación infantil? Existe la opinión cada vez más
extendida de que no se deben separar los aprendizajes de estos primeros años
de la finalidad última de la alfabetización. Las enseñanzas deben tener como
objetivo último que los niños puedan servirse de la lengua, escrita y oral, para
desarrollarse profesionalmente y como ciudadanos en una sociedad moderna.
156
4.1.2. Alfabetización y lenguaje escrito
Las razones que justifican abordar este tema en el capítulo sobre la lengua
escrita son de orden estrictamente práctico, más que científico. Popularmente
se considera que el conocimiento de la lengua escrita conlleva para el
individuo el estatuto de persona alfabetizada. Sin embargo, no todos los
investigadores comparten el mismo punto de vista ni otorgan el mismo
alcance semántico al término. Para algunos, alfabetización se relaciona con
las aptitudes vinculadas a la lengua escrita; para otros, el concepto no tiene un
ámbito tan restringido sino que abarca las aptitudes relacionadas con el
lenguaje en general, tanto oral como escrito; por lo tanto, con la capacidad de
comprender, hablar, leer y escribir (Garton, 1991).
157
cierto sentido, "analfabeta".
158
alfabetización, sino que se han producido cambios cuantitativamente
importantes en lo que se refiere a su extensión a un segmento cada vez más
amplio de la población, las repercusiones sociales e individuales y también la
responsabilidad política de alfabetizar a la población.
159
alfabetizada a una persona. Bien al contrario, los conocimientos sobre el
lenguaje escrito que debe poseer un individuo son aquellos que van a
permitirle la integración social y cultural en su entorno, tener posibilidades de
proyección profesional y aprender a través del escrito.
160
habían beneficiado de esta experiencia. La explicación de este hecho puede
ser múltiple: en primer lugar, un mecanismo afectivo pone en relación la
actividad de leer con la posibilidad de tener la dedicación del adulto casi en
exclusiva. Estos momentos que adulto y niño comparten de forma grata
conformarán un cúmulo de sensaciones agradables y positivas en las que el
libro será el eje central. En segundo lugar, la explicación o lectura de un texto
narrativo de las características del cuento popular - estructura altamente
pautada y regular, con marcas lingüísticas repetidas, aspectos que favorecen
la predicitibilidad del texto-, contribuye a la internalización del esquema
narrativo y familiariza a los más pequeños con un lenguaje propio del escrito.
La explicación de cuentos hace más accesible el significado de la historia,
puesto que el adulto suele adaptar aquellos elementos lingüísticos que
presumiblemente puedan ser difíciles. La lectura del texto, por el contrario,
mantiene con más fidelidad las características del texto escrito y permite a su
vez algo que a los niños sugestiona: la relectura, la posibilidad de
reencontrarse con el mismo texto, de la misma forma, con las mismas
palabras y con todos los detalles. Un tercer factor importante es el desarrollo
de la imaginación, de la fantasía. El cuento permite, a través del lenguaje, la
evocación de mundos desconocidos y de experiencias no vividas. Con sólo
palabras es posible referirse a realidades distintas de aquellas a las que los
niños están acostumbrados y ello les abre las puertas a mundos desconocidos
pero imaginables. El capítulo 8 retomará el tema de la importancia del cuento
para profundizarlo y ampliarlo.
161
notas que los diferentes miembros de la familia escriben para los avisos en su
ausencia; la lectura de la receta que se va a preparar o de las instrucciones de
un aparato nuevo que se ha comprado; las ofertas del supermercado que a
diario nos llenan el buzón; etc. La posibilidad de asistir y de participar junto
al adulto en estas actividades de lectura o escritura configura un marco de
aprendizaje muy interesante y eficaz. Para que ello sea así, los adultos deben
tener conciencia de la importancia de estos pequeños momentos y estimular
la participación de los hijos en las actividades cotidianas. En su estudio,
G.Wells se da cuenta de la importancia de estas situaciones después de
analizar las entrevistas que había realizado a los padres y las madres:
162
situaciones funcionales de uso del escrito, vinculadas a momentos agradables
y que estimularan la participación de los niños. La percepción de un modelo
de adulto lector y escritor, y la posibilidad de actuar en las actividades
relacionadas con la lengua escrita junto al adulto, con cuya colaboración se
alcanza el significado de lo escrito deberían ser las consignas para las
familias.
El creciente desarrollo de las sociedades las dota cada vez más de una
organización compleja que exige, para su funcionamiento, individuos bien
preparados, capaces de mantener y potenciar ese desarrollo. Por ello los
163
gobiernos establecen planes de alfabetización de la población y surge la
necesidad de institucionalizar la enseñanza.
164
tecnológico en estas sociedades. Otra ha sido ayudar a consolidar la
democracia, sistema que se basa en la participación de los ciudadanos, de
forma libre, en la vida social, cultural y política, para lo cual se necesita
acceso a la información y dosis de conocimientos que aseguren que estos
ciudadanos ejercerán sus derechos de forma responsable.
165
4.2.1. El largo camino hasta nuestros días
166
el referente, pero, también, un sistema de base silábica. El sistema se
mantuvo casi inalterable durante este período, pero la forma de los signos se
estilizó y simplificó progresivamente, y perdió, de esta forma, la relación
evidente con el referente.
Y más adelante:
167
estrictamente lingüístico, escritura se refiere a aquellos sistemas que
representan el lenguaje verbal, que utilizan signos lingüísticamente no
motivados - es decir, arbitrariospero cuyo uso es fruto de una convención, sin
la cual no sería posible la comunicación. Pero existen otros puntos de vista,
por ejemplo, el antropológico, según el cual, cualquier sistema gráfico con
finalidades comunicativas o de conservación de la información, podría
considerarse escritura.
168
A) La representación de las unidades mínimas no significativas
Por ejemplo, en el caso del andaluz y sus variedades, las diferentes hablas
169
de los países de América del Sur, etc. Hay diferentes pronunciaciones de la
letra 11:
En cada caso la relación entre fonemas y letras puede diferir del modelo
estándar y, por lo tanto, aunque el principio de una escritura alfabética es la
representación gráfica de los fonemas, se puede afirmar que esta
representación no es perfecta. El nivel de adecuación del sistema gráfico al
sistema fónico varía según las lenguas. Llamamos relación transparente a
aquellos casos en que la divergencia es poca; se dice, por ejemplo, que el
serbio y el vasco son dos lenguas que mantienen una relación transparente
entre los dos sistemas. Cuando la diferencia es muy acusada, como en el caso
del inglés, decimos que la relación es opaca. Se suele considerar que el
castellano se acerca a los sistemas de relación transparente.
170
[...] los niños chinos que llegan a aprender su lengua materna sin
ninguna dificultad y en el mismo tiempo que los nuestros aprenden la
suya, tienen que dedicar muchos más años para aprender el sistema de
escritura. Es necesario conocer unos 2.000 logogramas básicos para
poder leer el periódico (paralelamente, en el Japón, se necesitan seis
años de escuela primaria para que los niños aprendan 1.000
logogramas, la mitad de los que se consideran básicos). Por otro lado,
un universitario chino necesita al menos 6.000 logogramas para seguir
sus estudios (Crystal, 1987, citado por Tusón, 1996).
171
fuera extranjera.
172
palabras. Así se empieza con palabras monosilábicas: sol, mar, pan, para
pasar más adelante a palabras de dos sílabas y sucesivamente buscar los casos
más complicados.
173
Al llegar a la escuela, los niños poseen un nivel de desarrollo del lenguaje
oral que les permite la comunicación con su entorno de forma satisfactoria a
sus necesidades. Son capaces de pedir, preguntar, explicar, negar, mandar y
en cada caso pueden usar los elementos lingüísticos adecuados. Manejan
oraciones complejas, tienen un repertorio léxico suficiente - que variará
según las experiencias en familia - y cometen, en general, pocos errores
gramaticales. Gracias a la interacción con hablantes en situaciones concretas
y para funciones específicas han desarrollado su competencia comunicativa
de una forma natural.
Por el contrario, el uso del escrito en la sociedad actual que rodea a los
niños forma parte de su experiencia cotidiana, incluso para aquellos
chiquillos de medios desfavorecidos. Asisten con mucha frecuencia a actos
de lectura y escritura de los adul tos y, aunque los ambientes familiares y
sociales pueden ser muy diferentes para algunas personas, lo cierto es que
vivimos en un mundo con una presencia muy alta de documentos escritos.
Pensemos, por ejemplo, la cantidad de información escrita que manejamos
diariamente en nuestra vida cotidiana: la información en los supermercados,
174
la bancaria, en los transportes urbanos, la propaganda electoral, las
instrucciones de los aparatos, la propaganda en el buzón, los periódicos y un
largo etcétera. La interacción del adulto con estos documentos escritos puede
ser muy diferente, en las actitudes y en las formas de lectura. Comparemos la
lectura de una carta o postal que esperábamos con ilusión, con la lectura de la
propaganda del supermercado o una noticia en el periódico. Cada situación es
diferente y genera comportamientos y actos de lectura diferentes también.
175
pueden vivir sin saber leer ni escribir.
176
lectura - o la del lector - en el caso de la escritura.
•Lo escrito tiene significado: las palabras, los textos tienen siempre un
significado; aunque esta afirmación parezca banal y obvia, no lo es tanto
puesto que aún existen muchas prácticas de lectura - y de escritura - en
la escuela cuyo fin es, simplemente, la práctica de la habilidad del
deletreo o de la caligrafía, sin que los productos que se presentan a los
niños para ser leídos o escritos tengan ningún significado.
177
•La escritura tiene una función diferente del uso oral: conservar la
información más allá del momento de la enunciación, superar la
inmediatez del mensaje oral y perpetuarlo más allá del espacio y del
tiempo. El mensaje no ha sido elaborado por dos o más interlocutores
que comparten el tiempo y el espacio, como en la comunicación oral,
sino que media una distancia física entre emisor y receptor, lo que exige
un esfuerzo mental importante tanto para el que lee un mensaje como
para el que lo escribe.
Los usos de la lengua escrita son diferentes de los orales: las situaciones en
las que se usa el lenguaje oral son, en un porcentaje muy elevado, situaciones
de conversación -y en el caso de los niños, aún más. Estas situaciones se
caracterizan por un discurso no planificado, que se va construyendo entre los
diferentes participantes. Esta falta de planificación no exige una elaboración
previa del contenido del discurso, ni de las diferentes formas lingüísticas que
se usan. Algo muy diferente de lo que sucederá cuando se trate de escribir un
texto.
178
Usamos la conversación para explicar algo que nos ha sucedido hace poco,
para dar instrucciones precisas sobre una actividad que hay que hacer, para
dar argumentos con los que defender nuestra idea, para preguntar sobre algo
que desconocemos, para dar detalles de algo que hemos comprado, etc., es
decir, durante la conversación pueden aparecer retazos de tipos de discurso
diferentes: narrativo, descriptivo, argumentativo, etc.
Es cierto que existen usos orales más formales, planificados y, por lo tanto,
próximos al uso escrito. Pongamos por ejemplo una conferencia o la emisión
179
de un informativo en televisión. Son formas discursivas que sólo comparten
con el lenguaje oral el canal utilizado, pero que en lo que se refiere a la
planificación del contenido y a la textualización son, prácticamente, lenguaje
escrito. Los niños no han tenido acceso a estas modalidades, porque no han
formado parte de su experiencia cotidiana.
a)Aprender la lengua escrita será una actividad mucho más compleja que
el simple aprendizaje de los aspectos relacionados con la escritura. La
división en tareas que se adjudica a momentos distintos de la
escolarización no parece ser una solución pedagógica válida, aunque de
todo ello se hablará en el capítulo referido a la enseñanza de la lengua
escrita.
180
RESUMEN
I.El proceso de alfabetización empieza desde los primeros contactos del niño
y la niña con la lengua escrita y con las experiencias de los adultos que leen
y escriben. Este proceso se alarga más allá de los cursos que la escuela
dedica a enseñar, en sentido restringido, a leer y a escribir. En realidad,
dura siempre para todas aquellas personas que a lo largo de su vida
continúan usando la lengua escrita para funciones diversas.
181
cuestiones relativas a la producción escrita. Tal como se ha ido apuntando a
lo largo del capítulo, este punto de vista no es ya defendible, puesto que
muchas experiencias realizadas en la escuela infantil indican que no deben
mostrarse por separado los aspectos relativos a la escritura de la finalidad
para la que se usa.
S.Aunque la escritura nazca como sistema de fijación del oral, los usos del
sistema escrito han configurado un sistema propio con unas características
que le distinguen claramente del oral. Las diferencias se establecen por la
situación de enunciación, por el canal de circulación del mensaje, por las
funciones que desempeña cada modalidad.
Actividades de desarrollo
182
aproximadamente. La información recogida debe servir de base para la
reflexión.
4.¿Por qué defiende Wells que leer cuentos a los niños pequeños es una
buena manera de introducirles en el aprendizaje del lenguaje escrito?
Montserrat Correig
183
En el capítulo anterior se ha hablado de la lengua escrita como sistema de
representación del lenguaje y de la importancia de su aprendizaje para el
desarrollo del individuo tanto desde el punto de vista social como individual.
Estas tradiciones escolares están basadas en una serie de rutinas que han
ido perpetuándose a lo largo de los años y que responden a concepciones del
tipo "Si yo aprendí de esta manera, ¿por qué no pueden hacerlo mis
alumnos?". No tienen en cuenta que efectivamente aprendieron pero
seguramente hubieran podido aprender más y mejor y con un coste no tan
alto. Tampoco tienen en cuenta que la sociedad actual es diferente, está
plagada de estímulos. La letra impresa inunda nuestro entorno: la casa, la
calle, las tiendas... Cuando los niños llegan a la escuela ya poseen muchos
conocimientos. No se puede partir de cero.
184
lectura y de escritura, y sobre los procesos que sigue el lector y el escritor
para alcanzar su objetivo. Ello ha hecho cuestionar esta forma de enseñar.
Actualmente se sabe que los procesos de lectura y escritura son el resultado
de una serie de actividades complejas en las que el individuo debe realizar
muchas operaciones y debe activar diversos tipos de conocimientos. Los
maestros no pueden seguir ignoran do la naturaleza de estos procesos, pues el
éxito o el fracaso de la enseñanza de la lectura y la escritura depende en
última instancia de si el factor educativo la facilita o dificulta.
OBJETIVOS
✓En este capítulo se explicará qué es leer y qué es escribir, así como los
procesos que sigue el lector y el escritor para alcanzar su objetivo.
✓Se hablará del lector y del escritor en general, no del niño que aprende a
leer y a escribir, ni tampoco de la forma como se realiza este aprendizaje
puesto que los dos capítulos siguientes ya se dedicarán a ello. No obstante,
debido a las características específicas de este manual, las referencias a la
escuela y al aprendizaje serán constantes.
✓El objetivo de este capítulo es que los maestros conozcan con un poco de
profundidad en qué consiste leer y escribir y lo tengan en cuenta en el aula.
Deben tomar conciencia de que estas actividades tan complejas han de
enseñarse desde el inicio con toda su complejidad. No es posible hacerlo de
forma parcial.
✓El capítulo está dividido en dos bloques, uno habla sobre la lectura y otro
sobre la escritura. El primero de ellos, la lectura, es más extenso debido a
que muchos de los puntos tratados son comunes a los dos aspectos.
GLOSARIO
185
Campo visual: fragmento del texto abarcado en cada fijación de la mirada.
Los lectores inexpertos utilizan un campo de visión muy reducido (menor
que una palabra). Los lectores expertos, en cambio, abarcan un campo de
visión mucho más amplio en cada fijación (más de una palabra).
186
Estrategia de autocontrol: capacidad que tienen los lectores de controlar
activamente el proceso mientras leen. Se trata de una actividad
metacognitiva de autoevaluación sobre el propio proceso de construcción
del sentido del texto.
niente del texto, que se obtiene a través de los ojos del lector. La información
no visual es la que aporta el lector: su conocimiento del mundo y de la
lengua.
187
pocas letras en lugar de frases enteras (cuando se intenta, por ejemplo, leer
un texto en una lengua que se domina poco).
Los objetivos que guían la lectura de un texto pueden ser muy variados:
obtener algún tipo de información (muy precisa como una dirección o
número de teléfono o más amplia como leer una noticia periodística); seguir
unas instrucciones para realizar una tarea o actividad determinada (receta de
cocina, juego de mesa, montaje de algún aparato doméstico); por placer, para
pasar un rato entretenido...
Los textos que se leen pueden tener características muy diversas y eso
influye también en la transmisión de la información. No es lo mismo leer una
narración que un texto expositivo, una noticia periodística o una poesía,
puesto que no es sólo el contenido lo que cambia, sino la forma en que está
organizada la información. Para una correcta interpretación del texto, el lector
debe conocer, aunque sea intuitivamente, las características de estas diversas
188
estructuras textuales.
Para el docente es importante conocer cuáles son los factores que influyen
en el grado de comprensión del sujeto que lee. A continuación se hablará de
dos factores que se consideran fundamentales: la información que ya posee el
lector y sus objetivos de lectura.
189
5.2.1. Información visual y no visual
Ejemplo 5.1.
Ejemplo 5.2.
190
Dado que los dos tipos de información son necesarios para leer, su
aplicación conjunta se puede representar, según Smith (1990) como en la
figura 5.1:
Avanzando un paso más, Smith afirma que hay una estrecha relación entre
la información visual y la no visual. Hay entre ambas una relación recíproca:
cuanta más información no visual se tiene, menos información visual se
necesita. Cuanta menos información no visual se tiene más información
visual se necesita (figura 5.2).
191
Figura 5.2. Relación de reciprocidad entre las dos fuentes.
192
disminuir la velocidad de lectura para asimilar una mayor cantidad de
información visual cuando la lectura se le haga difícil. Existe un llamado
cuello de botella (figura 5.3) entre los ojos y el cerebro. El cerebro puede
quedar fácilmente desbordado por la información visual, caso en el cual la
información visual será restringida y puede incluso bloquearse por un leve
lapso. Así pues, una de las habilidades básicas asociadas a la lectura consiste
en aprovechar al máximo lo que uno ya sabe y en depender el mínimo posible
de la información proveniente de los ojos.
193
Figura 5.3. Representación del fenómeno de cuello de botella.
194
alumnos, desde buen principio del aprendizaje, sean conscientes de que se lee
siempre con algún propósito y que lo leído tiene significado. Para ello no
basta con repetírselo verbalmente sino "practicarlo realmente" en todas y
cada una de las actividades lectoras que se realicen en el aula. En educación
infantil la profesora debe actuar como modelo. Es bueno que lea a menudo a
sus alumnos y les explicite con qué finalidad lo hace: para buscar
información sobre un tema de ciencias naturales por el cual los alumnos están
interesados, para localizar un número de teléfono en la guía, para consultar el
catálogo de productos de una firma comercial antes de comprar el material
que se necesita en el aula, para consultar en el diccionario una cuestión
ortográfica, para disfrutar con un relato interesante...
La interpretación que los lectores realizan del texto que leen depende
también en gran medida del objetivo que preside su lectura, influyendo
decisivamente sobre el modo de enfocar el texto y sobre el significado
derivado. Así, puede darse que dos o más lectores, movidos por finalidades
diferentes, extraigan de un mismo texto distinta información.
195
información. La información empieza por captarse a través de los sentidos y
se almacena luego en los esquemas de conocimiento (Colomer y Camps,
1996). Cualquier actividad de comprensión en general, y por tanto de
comprensión lectora, modifica las redes en las que están organizados los
conocimientos, es decir, elabora y modifica las estructuras de conocimiento
que el sujeto tenía antes de entender esta nueva información.
Hoy día se sabe que para leer no es necesario ningún tipo o grado
excepcional de agudeza visual para discriminar entre letras o palabras
impresas; probablemente un niño que puede distinguir entre dos caras a tres
metros de distancia tiene la suficiente capacidad visual para leer. El lector
debe descubrir las diferencias críticas mínimas entre las letras y las palabras,
lo cual no es un asunto de saber mirar sino de saber qué es lo que hay que
buscar.
Por otra parte, cuando los ojos miran, no se desplazan de forma suave e
196
ininterrumpida, sino que saltan espasmódicamente de un punto de
focalización al otro. En la lectura los ojos tampoco se desplazan suavemente
a través de las letras y palabras de cada línea. Oscilan en rededor a saltitos y
pequeños tirones que, en el contexto de la lectura, reciben el nombre de
fijaciones. Retroceden con cierta frecuencia para poder recuperar información
perdida o considerada errónea posteriormente. Durante el salto no se percibe
el texto. Durante cada fijación se envía al cerebro la información del
fragmento abarcado en cada mirada para ser leído finalmente. Se ha
comprobado que las fijaciones (y no los desplazamientos en el texto) ocupan
la mayor parte del tiempo de lectura. También se ha calculado que el tiempo
de fijación es diferente según la categoría de la palabra. Así los nombres,
verbos, adjetivos y, en general, todas las palabras con un marcado contenido
semántico, producen fijaciones más largas que las llamadas palabras
gramaticales o funcionales, como los artículos, las preposiciones y
conjunciones.
197
de la lectura: la cantidad de información percibida en cada fijación no
depende únicamente de la habilidad del lector, sino que aumenta en gran
manera si los elementos textuales están organizados en conjuntos
significativos. O sea, que la lectura de un texto con sentido será mucho más
fácil que la lectura de un texto inconexo. Para probarlo propone tres
situaciones de lectura rápida. En la primera, de letras sin sentido, en la
segunda, de palabras inconexas, y en la tercera, una frase:
MPRXSKJDFBCNWEALIÑHSUPSBC
198
misma y en cada ocasión el cerebro ha dispuesto del mismo tiempo para
procesar la información. Se comprueba que la disposición de las letras en una
secuencia de palabras - o sea, la existencia de un sentido en el texto - permite
cuadriplicar el alcance de la información visual.
5.3.2. La memoria
199
Ambos tienen sus potenciales y sus limitaciones.
Desde esta perspectiva, vuelve a demostrarse una vez más por qué es tan
desastrosa para la lectura el fenómeno de la visión encapsulada. En palabras
200
de Smith (1990, 58):
[...] cualquiera que consiga identificar tan sólo cuatro o cinco letras de
una sola fijación de la mirada comprobará que estas cuatro o cinco
letras casi llegan a agotar por sí solas la capacidad de la memoria de
corto plazo en cualquier momento. [...] No hay forma posible de que
un lector pueda comprender nada si su atención queda restringida a
cuatro o cinco letras en cada ocasión, llegando quizá a olvidarse de
E...L...E...F mientras opera con A...N...T...E, o bien perdiendo el rastro
de la primera mitad de una frase antes de abordar la segunda mitad. Al
momento en que nos preocupamos exclusivamente de captar cada
palabra individual correctamente o sentimos temor de perdernos algún
detalle significativo, nuestra comprensión se diluye en el cuello de
botella de la memoria de corto plazo.
201
prolongado atasco en la memoria a corto plazo.
202
Ambos tipos de memoria presentan, pues, algunas limitaciones. Para que
estas limitaciones puedan superarse fácilmente, los materiales de lectura -
especialmente en los aprendices - han de ser significativos, y el lector no ha
de estar demasiado ansioso ante la posibilidad de cometer errores o de olvidar
los detalles.
Ejemplo 5.3.
Justamenteentoncesvioalhombrequesalíadedetrásdeledificiollevabaunabrigomuylargo
cabezaalaireteníacabellosgrisespómulossalientesyojoshundidosymuycercaunodelotro
Ejemplo 5.4.
Dep iejun toalap ortezu ela emp ujóel ca dáver qu ec ayósob rela ac
eraju ntoalosr aíl esd eltranv la si npe rde riapos ic iónqu ete nía dob
203
ladop orlamit ad
204
letras y sonidos no deben trabajarse de forma aislada, sino siempre en un
contexto de palabra o texto con pleno significado para las niñas y los niños.
La estrategia de descodificación no tiene el mismo peso en los
diferentes estadios de la lectura. El lector experto ha automatizado ya las
habilidades de descodificación y las utiliza de forma consciente en
contadas ocasiones: una palabra poco usada, escrita en lengua extranjera,
con caligrafía tortuosa, con faltas de ortografía, etc. El aprendiz, en
cambio, necesita hacer uso constantemente de dichas habilidades.
3.Conocimientos morfológicos, sintácticos y semánticos. El lector experto
capta también el significado del texto a partir de su organización y división
en unidades sintácticas.
205
completa una estructura sintáctica, una frase por ejemplo. En caso
afirmativo puede ya traspasar el significado a la memoria de largo plazo y
olvidar la forma sintáctica concreta para pasar a procesar la información
siguiente.
4.Conocimientos textuales. Los recientes estudios sobre la lingüística del
texto han ampliado la descripción tradicional del sistema lingüístico hasta
considerar la unidad más global del texto.
206
contenido, el autor que quiere narrar una historia se adapta a la estructura
formal del relato. Del mismo modo, cuando quiera escribir una carta, una
receta de cocina o un artículo periodístico, utilizará también una organización
del texto y una serie de marcas que les son peculiares.
Esto se podría comprobar fácilmente invitando a leer este capítulo del libro
a personas bien diversas: a una niña de quinto de Primaria, a un psicólogo, a
un aprendiz de albañil, a un estudiante de medicina, etc. Incluso una misma
persona, un estudiante de magisterio, no comprenderá lo mismo si lo lee
diversas veces a lo largo del curso o de la carrera.
207
para la comprensión de un texto. Si es insuficiente, la comunicación no se
producirá, ya que el lector no podrá representarse una información cuyos
presupuestos desconoce. Cuantos más conocimientos aporta el lector, más
fácil le será comprender el texto. Puede, no obstante, darse el caso extremo en
que el texto no tenga ningún interés para el lector porque no le ofrece
ninguna información. Las dos casuísticas pueden hallarse en la escuela. Por
un lado, libros y cartillas que tratan de temas desconocidos o poco o nada
motivadores para los niños y las niñas y, por otro, textos tan "adaptados" a
ellos, en forma y en contenido, que no les aportan nada nuevo y por ello no
les suscitan ningún tipo de interés. Por lo tanto, se considera mucho más
positivo el uso de material real que el material creado específicamente para
aprender a leer. La necesidad de leer para conseguir un objetivo concreto
favorecerá la comprensión del texto por parte del alumno.
208
descodificación y que el texto sea leído de forma completa y ordenada.
Cualquier tipo de error debe ser corregido de inmediato.
209
análisis de sus elementos integrantes. Las concepciones más radicales niegan
la necesidad del apren dizaje de las habilidades de descodificación e incluso
se han llegado a considerar como perniciosas para una buena lectura.
210
El modelo interactivo afirma que la comprensión del texto se alcanza a
partir de la interrelación entre lo que el lector lee y lo que ya sabe sobre un
tema. El proceso de lectura se inicia antes de empezar a percibir propiamente
el texto, cuando el lector empieza a plantear sus expectativas sobre lo que va
a leer (tema, tipo de texto, etc.). Toda la experiencia de la lectura que se ha
ido acumulado durante la vida, está, como se ha señalado ya en el apartado
anterior, grabada y estructurada de forma organizada, en la memoria a largo
plazo. Todas estas informaciones previas permiten que antes de leer el texto
se puedan anticipar o formular hipótesis sobre el mismo.
211
cómo puede acabar, haciendo uso de pistas gramaticales, lógicas o
culturales. Podríamos decir que se trata prácticamente de una
actitud de lectura: la de estar activo y adelantarse a lo que dicen
las palabras.
212
contextuales, la comprensión adquirida y su conocimiento general
del mundo para atribuir un significado coherente con el resto del
texto al vacío producido.
Las estrategias de inferencia son tan utilizadas que rara vez los lectores
recuerdan si un aspecto del texto se halla explícito o implícito.
213
ambigua, a información del texto no coincidente con los conocimientos
previos del lector, etc. Estos problemas deben ser atendidos y corregidos en
el aula, y para ello es bueno que los enseñantes conozcan cuáles son las
soluciones que utilizan los buenos lectores, encaminadas siempre a adoptar
la que menos les obligue a detener la lectura del texto (ya que en este caso
se pierde el hilo de la lectura) como, por ejemplo:
214
relación grafofónica, o sea, la correcta correspondencia de cada fonema del
lenguaje oral con su grafía correspondiente.
Estas concepciones son las que rigen, de forma muy generalizada todavía,
en la escuela. Está muy extendida la idea de que una buena forma de empezar
el aprendizaje de la escritura - en los inicios de la escuela infantil - es
enseñando a dibujar las letras. Avala esta concepción la gran profusión de
cuadernillos de caligrafía, de ejercicios de copia y, en general, todo tipo de
material impreso encaminado a ejercitar la forma de las letras (letras
punteadas o caminos que deben seguirse, flechas que indican la dirección
correcta de los trazos, etc.).
215
tipos: formales e instru mentales. Las propiedades formales son las que
caracterizan la escritura y las propiedades instrumentales son las que
caracterizan el lenguaje escrito.
216
escritor para producir un texto.
La figura 5.4 presenta estas tres unidades así como los diversos
subprocesos que engloban cada una de ellas. Las flechas marcan las
interacciones entre los diversos elementos.
217
Figura 5.4. Modelo del proceso de composición escrita de Flower y Hayes
(Cassany y otros, 1994: 264).
218
solución que se da a este problema.
219
En la actividad que nos ocupa, todo ello se realizará, naturalmente, de
forma oral, incluso el texto que los niños y niñas, junto con la maestra, irán
elaborando a continuación. No obstante, es aconsejable dejar constancia del
texto definitivo. Una buena práctica es que la maestra vaya escribiendo el
texto que se va generando en un lugar bien visible, la pizarra por ejemplo.
220
-Dificultades cognitivas: el conocimiento del trazado de los signos
escritos.
Desde bien tierna edad - a los dos o tres años-, los niños se sienten
motivados para "escribir" y tienden a imitar espontáneamente la escritura de
los adultos. Ello no es, sin embargo, un producto directo de la copia, ya que
esta imitación ocurre frecuentemente en ausencia de un modelo y contiene
algunas formas no convencionales. Algunas de estas "escrituras" están
claramente influidas por la letra cursiva y otras por la letra impresa.
221
Es muy probable que estos niños desarrollen una actitud
extremadamente negativa hacia el proceso de escritura en su
globalidad, ya que percibirán que con siste en pasar períodos
sustanciales de tiempo practicando y perfeccionando la forma de las
letras. Es seguramente mucho mejor alentar al niño a escribir por
diversión y permitirle refinar sus habilidades gráficas gradualmente.
222
diferentes ideas sobre el contenido del texto. Luego se definirán los objetivos
y se organizará el contenido del texto. Mientras, si se cree oportuno, el
maestro puede ir anotando algunos datos o palabras clave en la pizarra.
223
[...] la planificación y especialmente la revisión son operaciones
fundamentales en la escritura, forman parte de su misma esencia. A
diferencia del lenguaje oral, el lenguaje escrito lleva la marca de estas
planificaciones y revisiones: no es un lenguaje espontáneo sino
anticipado, calculado, evaluado, pulido, reconsiderado.
Así vemos que los escritores inexpertos - en este caso los aprendices - no
saben coordinar los procedimientos que les permitan abarcar diferentes
aspectos. Es muy habitual que los niños empiecen a escribir sin haber
224
planificado previamente el texto. Van enlazando una frase con otra sin tener
una visión general del texto. También es frecuente que se den por satisfechos
con el resultado y no relean ni corrijan sus escritos. Los más jóvenes se
encuentran tan preocupados por las actividades ortográficas que les es
prácticamente imposible atender a otros aspectos más globales. La ayuda del
maestro para gestionar tales aspectos es imprescindible.
A) Escritura real
225
estrategias de planificación, textualización y revisión para producir un
texto de acuerdo con los usos sociales de la lengua escrita si aquello
que proponemos escribir a nuestros aprendices no tiene otro objetivo
que ejercitar el trazo de las letras o aprender la convención de las
palabras. Por el contrario, las estrategias de producción del texto sólo
se podrán desarrollar si el uso de este texto es real; si se crea, por
tanto, la necesidad de producir un texto adecuado a un objetivo
concreto. Esto es lo que explica la afirmación "se aprende a escribir
escribiendo".
226
lleva a cabo y, por otro, por el reparto de roles que propicia. Quien domina
mejor las habilidades de descodificación es generalmente el encargado de
dictar las letras, otro releerá lo que está escrito, un tercero irá trazando la
grafía de las letras... Todos participan según sus posibilidades y todos se
ven favorecidos por ello.
RESUMEN
1.Leer es una actividad cognitiva compleja que tiene como finalidad obtener
información del texto escrito. La lectura no es una aprehensión pasiva del
significado, sino una construcción activa. Se trata de un proceso de
interacción entre el lector y el texto. El lector debe apropiarse del texto
relacionando la información con lo que ya sabe, pero también debe
adaptarse al texto, transformando sus conocimientos previos en función de
las aportaciones del texto. Lo que aporta el texto se llama información
visual y lo que aporta el lector información no visual. El lector pone en
juego su competencia lingüística, su conocimiento del mundo, su interés y
su propósito para obtener significado.
227
relacionados con el sentido y el discurso. La escuela no siempre lo tiene en
cuenta. Buena muestra de ello es que muchas de las prácticas escolares
todavía basan el aprendizaje en la caligrafía y en la relación grafofónica.
Actividades de desarrollo
228
definen la lectura y la escritura.
2.¿Cómo se ha aprendido a leer? ¿Cómo se ha aprendido a escribir?
229
Montserrat Fons
230
profesorado. En la concepción constructivista, el alumno asume un papel
activo, puesto que su tarea principal no consiste en acumular conocimientos,
sino más bien en reconstruirlos, y el maestro asume un papel de facilitador de
aprendizajes, puesto que no debe agregar conocimientos desde fuera, sino
que debe crear las situaciones para que se dé el aprendizaje.
OBJETIVOS
✓En este capítulo se pretende dar a conocer las bases del aprendizaje de la
lectura y de la escritura desde una perspectiva constructivista. Para ello se
parte de una reflexión, en el primer apartado, sobre qué significa aprender
constructivamente y se anuncian las consecuencias que esta visión tiene
para enseñar a leer y a escribir. Luego, se describen las fases de la
evolución del aprendizaje de la lectura y las de la escritura, cuyo
conocimiento facilita al profesorado la interpretación de la evolución de
cada alumno en este aprendizaje. Después, sigue el apartado donde se
discute la cuestión de la edad y la madurez del aprendizaje de la lengua
escrita. En él se analiza el tema de la madurez, cuyo planteamiento desde
una perspectiva constructivista carece de sentido. Finalmente, en el último
apartado, se recorre el camino para llevar a cabo este aprendizaje: se
aprende a leer, leyendo y se aprende a escribir, escribiendo.
GLOSARIO
231
unidades míni
232
La explicación constructivista del aprendizaje adopta el concepto de
aprendizaje significativo. Aprender significativamente no consiste en
acumular nuevos conocimientos, sino en integrar, modificar, establecer
relaciones y coordinar lo que ya se sabía con lo que se quiere aprender. Ello
implica la capacidad de atribuir significado propio y personal al objeto de
conocimiento.
233
El sujeto que aprende es, pues, un activo constructor de su conocimiento.
El saber no viene dado desde afuera. No se aprende agregando simplemente
lo nuevo, sino que aprender implica, necesariamente, la reelaboración y
modificación de los conocimientos que ya se poseen.
•En primer lugar, no puede considerarse que los niños llegan a la escuela sin
conocimientos respecto a los aprendizajes lingüísticos. Sus experiencias
anteriores con la letra impresa le aportan gran cantidad de información. El
maestro debe hacer lo posible por conocer qué es lo que ya saben para
ayudarles a avanzar en el aprendizaje de la lengua escrita. Los niños que
viven en un medio en el que se lee y se escribe, de forma habitual,
empiezan muy pronto a construir ideas acerca de la lectura y la escritura. El
saber que poseen no es completo ni coincide muchas veces con el de los
adultos, pero sólo podrán avanzar si pueden establecer lazos de unión entre
lo que ellos aportan y lo que la escuela les propone. Por el contrario, los
niños que viven en entornos en los que se usa poco la lengua escrita, llegan
a la escuela sin haber tenido experiencias con el material impreso y sin
haber conocido modelos adultos de lectura y de escritura. En este caso la
escuela debe ser muy sensible y crear en el aula un ambiente alfabetizador,
que facilite los contactos con la letra escrita a quienes no han tenido acceso
antes de llegar a la escuela.
234
alumno que la enseñanza que da el maestro por adelantado. La pregunta
está provocada por la necesidad del niño y pone de manifiesto su estado de
conocimiento. Si el maestro, con su intervención, se anticipa a las
necesidades del niño, no tendrá ocasión de saber su nivel de conocimientos,
ni le dará la posibilidad de formularse preguntas.
235
conocimientos de cada alumno. El conocimiento de las fases permite analizar
la dirección que toma la evolución de cada niño e interpretar cómo progresa:
si hace regresiones, si salta etapas, si muestra características mezcladas de
dos o más fases, etc. El marco teórico de las etapas o niveles ofrece la
posibilidad de interpretar las actividades de los aprendices en función de unas
etapas preestablecidas y aventurar hipótesis sobre como evolucionará su
conocimiento. Así pues, el conocimiento de las etapas evolutivas del
desarrollo de la lectura y de la escritura constituyen un punto de referencia
importante para interpretar hacia dónde está progresando cada niño y cómo se
le puede ayudar.
Esta etapa, que empieza cuando el niño muestra interés por el universo
escrito, se caracteriza por el reconocimiento global de algunas
configuraciones gráficas y por el establecimiento de relaciones entre el
lenguaje escrito y el lenguaje oral. Durante este período se aprende a
reconocer algunas palabras escritas como el propio nombre, los logotipos de
productos utilizados, los títulos de dibujos animados y de cuentos muy
familiares, etc.
236
significado le ha sido proporcionado. Recurre con frecuencia a la búsqueda
de información y establece hipótesis a partir de los formatos, los dibujos, el
contexto en que ha sido crea do el texto, etc., pero su gran fuente de
información será el adulto o un lector más experto que él al que pueda
preguntar, cuando le convenga "¿Qué pone aquí?".
Es bastante frecuente en esta etapa que el niño imite el acto de leer. Igual a
como hacen los adultos más próximos a él cuando leen, el niño puede adoptar
la actitud de lectura frente a un libro, rastrear de derecha a izquierda las
páginas, pasar las hojas, hacer ver que lee ya sea en silencio, ya sea recitando
de memoria una parte del texto o inventando algo parecido a lo que pudiera
estar escrito. Es fácil también encontrar a un niño "releyendo" un texto
memorizado (una poesía, una canción, un fragmento de una cuento, etc.), e ir
señalando con el dedo las palabras al mismo tiempo que recita aquello que
conoce de memoria. Cuando se da cuenta de que el texto recitado se acaba,
desplaza rápidamente el dedo hacia el final, o al revés, si se acaba el texto
escrito el dedo se espera y se recita más rápido a fin de hacer coincidir el final
del texto oral con el final del texto escrito.
237
ejemplo.
238
adulto para responder a la pregunta "¿Qué pone aquí?". Por ello,
tradicionalmente, cuando el niño atraviesa la etapa alfabética y se le otorga el
reconocimiento social de lector, se dice que el niño "ya sabe leer", pero en
realidad sólo ha descubierto el funcionamiento del sistema de escritura
alfabético, propio de su comunidad. Ahora conoce que cada letra tiene un
valor sonoro y, así, es capaz de deletrear los textos escritos; sin embargo, el
niño necesitará aún y durante mucho tiempo la interacción con adultos
alfabetizados para ser un lector experto que establezca y satisfaga distintos
objetivos de lectura en diversos tipos de textos.
239
características del texto que se propone. Los principiantes descifran casi la
totalidad del texto y sólo leen globalmente algunas palabras muy concretas
aprendidas anteriormente. En los lectores expertos, en cambio, sucede
totalmente al contrario, leen globalmente y sólo tienen necesidad de
descodificar cuando se encuentran delante de una palabra técnica,
desconocida o que presenta rasgos impropios de la lengua en que se está
leyendo.
En este nivel los niños reproducen los gestos del acto de escribir y algunas
de las características gráficas formales, como la ausencia de elementos
figurativos, la linealidad y la separabilidad de los elementos gráficos. Las
producciones que consiguen en este acto de imitación de la escritura adulta
son del tipo: círculos, palos, ganchos y otras formas no ¡cónicas.
240
A menudo, los niños pequeños se implican en actividades gráficas en las
que combinan escritura y dibujo, y son capaces de diferenciar un acto del otro
básicamente por oposición: escrito es todo lo que no es dibujo. Esta oposición
es la única evidente para el observador, porque lo que el niño identifica como
escrito resulta todavía indiferenciado en el resultado gráfico. Por ello se
conoce también esta etapa como fase de escrituras indiferenciadas.
Ejemplo 6.1.
241
además de imitar el acto de escribir se interesa por las propiedades formales
de los textos escritos. Pasa de percibir las características generales de
linealidad, unión y separabilidad de las palabras, a las más específicas de la
escritura de su lengua: número de caracteres, variedad interna y externa. El
niño elabora las siguientes hipótesis de funcionamiento del código:
242
aún un valor fonético. Los niños adquieren la estructura (cantidad, variedad,
combinación, etc.) de los elementos gráficos, antes de entender la lógica
interna del sistema de escritura, es decir, antes de saber que los valores de las
letras corresponden a unidades fónicas de la lengua. Así sucede en el ejemplo
6.2, en el cual María ha escrito elefante combinando distintas grafías,
básicamente las letras de su nombre.
Ejemplo 6.2.
El niño entra en este nivel cuando descubre algún tipo de relación entre la
escritura y la pauta sonora. Esta relación se desarrolla bajo las hipótesis
siguientes:
243
poner un símbolo para cada sílaba, de tal manera que se escribe aeio -
cuatro símbolos - para bicicleta que tiene cuatro sílabas.
244
hipótesis silábica, pero del todo insuficiente según la hipótesis de cantidad,
que exige como mínimo tres grafías para escribir algo. El aprendiz resuelve
momentáneamente estas contradicciones añadiendo letras de más o
cambiando una letra por otra. Ahora bien, gracias al contacto con los textos y
a la interacción con los adultos alfabetizados que informan sobre el
funcionamiento del código de escritura, el niño podrá hacer un análisis de un
grado superior al de la sílaba y pasar al siguiente nivel.
Ejemplo 6.3.
Ejemplo 6.4.
En este estadio se empieza a escribir más de una grafía para cada sílaba,
comenzando generalmente por la vocal tónica y la primera consonante de la
sílaba y luego por las vocales átonas, las consonantes finales y las
intercaladas.
245
que falten letras (por ejemplo tasalatico, en lugar de transatlántico). También
puede suceder que operen en una misma palabra correspondencias alfabéticas
y correspondencias silábicas, especialmente en palabras largas. Así se puede
encontrar caperuia, o capeuita, por caperucita.
Ejemplo 6.5.
Con la escritura alfabética los niños poseen un buen dominio del código de
246
escritura. Son capaces de plasmar sobre el papel todo aquello que pueden
pronunciar, porque son capaces también de analizar la tira fónica hasta las
unidades más mínimas y atribuirles el signo gráfico convencional que las
representa. Sin embargo esto no significa necesariamente una escritura
ortográficamente correcta, pero sí del todo comprensible. Quedan por
resolver los problemas de las letras que representan más de un sonido (por
ejemplo la letra ge que sirve para gato y para girafa, o la letra erre que sirve
para rata y para cara) y los sonidos que se representan por más de una letra
(por ejemplo para el sonido <b> tenemos las letras be y uve; o para el sonido
<O> tenemos las letras zeta y ce).
Ejemplo 6.6.
Las capacidades previas analizadas diferían según los autores. Así, algunos
ponían el acento en aspectos generales como la motivación, la atención, la
memoria, el ritmo, la comprensión y el conocimiento de vocabulario, y otros
en aspectos más específicos como la relación espacio-temporal, la
coordinación viso-motora, la discriminación visual y auditiva y el desarrollo
247
del lenguaje oral. Todos estos aspectos se conocen con el nombre de
prerrequisitos para el aprendizaje de la lectura y la escritura.
248
desarrollo de estrategias, etc. Según este punto de vista, resulta evidente que
son necesarios algunos requisitos para que un individuo pueda comprender
un texto o producir un escrito, pero como nos advierte Solé (1992), a
excepción de la posibilidad de manipular el código escrito, ningún otro es
exclusivo de la lectura. En otras palabras, todo aquello que el individuo
necesita para leer y escribir es lo mismo que necesita para pensar, decidir,
analizar, inferir, entender una conferencia o resolver los múltiples problemas
a los que se ve expuesto, añadiendo el conocimiento de la codificación y
descodificación del código escrito y, por supuesto, el contac to constante con
personas que usan el leer y el escribir. De ese modo el aprendiz podrá
reconstruir el sentido y la función social del texto escrito.
Así, pues, podemos considerar que los llamados prerrequisitos a los que
nos referíamos al iniciar este capítulo tienen un valor intrínseco en sí mismos,
pero resulta inadecuado considerarlos como el bagaje necesario para abordar
la lectura y la escritura y hacer de su presencia o ausencia el factor
explicativo del éxito o fracaso del aprendizaje. Los llamados prerrequisitos
son importantes para el desarrollo de la persona. Aun cuando nunca debiera
aprender a leer y a escribir sería pertinente que el niño desarrollara
habilidades de relación espacio-temporal, de coordinación visomotórica, de
discriminación auditiva, etc., porque tales habilidades tienen un valor en sí
mismas. Pero si las actividades de leer y escribir no son un mecanismo, sino
una actividad cognitiva compleja, resulta simplista atribuir su buen o mal
desarrollo a un conjunto de factores tan diversos.
249
a la lectura y pierde sentido hablar de prelectura. Cabría considerar, también,
que cualquiera de los tradicionalmente llamados prerrequisitos (atención,
memoria, discriminación visual, coordinación viso-motora, etc.), entendidos
como habilidades implicadas en el proceso de lectura y de escritura, se
potencian y desarrollan favorablemente en cada uno de los actos de leer y de
escribir, de modo integrado.
250
Se entiende por método los pasos a realizar para conseguir un objetivo.
Los métodos de enseñanza de la lectura y la escritura se basan en el tipo de
procesos mentales que el niño tiene que realizar para aprender a leer y a
escribir. Se distinguen dos grandes métodos:
251
postura ideológica sobre la enseñanza, y un debate sobre la educación. Por
eso la llamada querella de los métodos de enseñanza supera el debate técnico
de la lectura y la escritura y lo inscribe en un debate mucho más profundo.
Los métodos en la práctica son sólo uno de los elementos que intervienen
en el proceso de enseñanza y aprendizaje del lenguaje escrito, puesto que la
forma como el niño se acerca al lenguaje escrito en el contexto de un aula es
un proceso mucho más complejo que el que se puede preestablecer a partir de
un método. Actualmente las aportaciones de las teorías del aprendizaje
constructivista han desbancado el debate de los métodos en las aulas. El
maestro dirige su atención a entender cómo el niño aprende y utiliza en cada
caso los recursos que los distintos métodos le aportan y da prioridad a la
significación y funcionalidad. Lino Barrio (1997) describe esta manera de
actuar del maestro con el conocido verso "Caminante no hay camino, se hace
camino al andar".
252
discriminación auditiva. Todo lo contrario, las estrategias de comprensión,
sólo se podrán desarrollar si el uso de esta lectura es real. Es decir, si se crea
la necesidad de leer lo que sea, para conseguir un objetivo concreto. Véase el
ejemplo 6.7:
Ejemplo 6.7.
En este ejemplo, los niños que están aprendiendo a leer y a escribir se ven
implicados en una actividad de lectura real, en la que persiguen un objetivo
concreto: conocer el nombre del hueso más largo del cuerpo humano. Para
hallarlo han puesto en marcha todos sus conocimientos disponibles desde la
descodificación a la activación de los conocimientos previos y, lo que es más
interesante, han podido controlar la comprensión. Si en lugar de esta
situación real se hubiera ofrecido a los niños una lista de palabras inconexas
como foca, faro, feria, etc. para practicar la relación de la letra efe con su
sonido, está claro, en primer lugar, que la palabra fémur no hubiera salido en
la lista, con lo cual no hubiera podido enriquecerse su vocabulario y, en
253
segundo lugar, el control de la comprensión hubiera sido imposible ya que no
existe otra relación entre estas palabras que la de contener la letra efe.
Por todo ello, se puede afirmar que para aprender a leer, el niño se debe
ver expuesto a actividades reales de lectura, con objetivos surgidos de su
propia curiosidad o de alguna necesidad real o inducida.
Ejemplo 6.8.
254
alfabética entusiasmado en su tarea, trabajó sin parar, pero no alcanzó el
ritmo de los demás y, visto el retraso considerable, la maestra se acercó a
él para observar qué era lo que estaba pasando. To estaba reescribiendo
el texto de la pizarra en letra mayúscula de imprenta y manifestó:
"¡Estoy muy cansado!". La maestra reconoció el trabajo de To y
preguntó cuál era el motivo del cambio de tipo de letra. To explicó que
su papá escribía en mandarín y que la letra de la pizarra no la conocía,
tan sólo podía leer la letra mayúscula de imprenta.
RESUMEN
255
1.Aprender constructivamente significa que el sujeto que aprende elabora una
representación, un modelo propio, un esquema de conocimiento de aquello
que se presenta como motivo de aprendizaje.
•Partir de los conocimientos que tiene cada niño sobre todo aquello que se
refiere a la letra impresa - no de una programación preestablecida - para
organizar las actividades de enseñanza y de aprendizaje que permitan
aprender a leer y a escribir de manera significativa. Según el ambiente
alfabetizador que cada niño respira en su hogar, el dominio de
conocimientos sobre la lengua escrita será diferente. La escuela será
sensible a esta realidad y facilitará los contactos frecuentes con la letra
escrita, de manera especial a los que no han tenido acceso a ella antes de
llegar a la escuela.
256
alfabético de nuestra escritura. Se conocen las relaciones grafo-fónicas
que permiten oralizar un texto.
257
queden por resolver cuestiones ortográficas.
Actividades de desarrollo
1.Algunos maestros consideran que "el niño da el paso más importante en la
adquisición del código escrito, cuando empieza a escribir silábicamente".
Explicar las características fundamentales de la etapa silábica y razonar la
importancia de la misma.
3.Explicar las diferencias y las semejanzas entre las dos siguientes etapas de
la evolución de la lectura: la fase logográfica y la fase ortográfica.
Ejemplo 6.9.
258
Ejemplo 6.10.
259
Montserrat Fons
260
Durante el último cuarto del siglo xx gracias a las aportaciones de la
Psicología del aprendizaje, de la Lingüística y de la Psicolingüística, el
planteamiento de la enseñanza de la lengua escrita en los inicios de la
alfabetización ha sufrido un cambio profundo. En primer lugar, el punto
central de discusión ya no son los métodos de enseñanza, sino la manera
como los niños y las niñas se aproximan al conocimiento del lenguaje escrito.
En segundo lugar, los conceptos de lectura y de escritura han originado
grandes modificaciones respecto a la organización de los contenidos del
planteamiento de las actividades. Se parte del uso del lenguaje escrito para
conocer cómo funciona el sistema. En este capítulo se trata de la enseñanza
de la lengua escrita asumiendo las aportaciones del enfoque constructivista y
funcional de la enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura.
OBJETIVOS
261
materiales, se especifican las características esenciales de los mismos y se
detallan aquellos que se consideran esenciales para aprender a leer y a
escribir. También en este apartado se analiza el tipo de letra más
conveniente para los inicios de la alfabetización. El cuarto apartado
constituye la parte central de este capítulo. En él se perfila y argumenta la
función del maestro o maestra en el desarrollo del aprendizaje de la lengua
escrita y en el quinto y último apartado se dan a conocer los criterios para
la evaluación de los aprendizajes con la atención especial en los
instrumentos útiles para la regulación y la autorregulación del proceso de
aprendizaje de la lectura y de la escritura.
GLOSARIO
Tipos de letra: estilos de las formas de las letras. Todas las letras del
abecedario de un mismo estilo o tipo guardan una relación estética entre sí
que permite reconocerlas como letras del mismo tipo. Para escribir, en la
escuela, se manejan básicamente tres tipos de letra:
262
-La letra de imprenta mayúscula, es el tipo de letra que contienen todos los
teclados del ordenador:
ABCDEFGHIJKLMNOPQRSTUVWXYZ
-La letra script, utilizada en menor medida, viene a ser una combinación de
la letra manuscrita y la letra minúscula de imprenta. Todas las letras se
solucionan con círculos, semicírculos y líneas rectas:
abcdefghklmnopgrstuvwxy3
Los contenidos que deben enseñarse para aprender a leer y a escribir son
aquellos que se desprenden del objeto de conocimiento propuesto: el texto
escrito. Se ha indicado anteriormente (cap. 5) que las actividades relacionadas
con el texto escrito, leer y escribir, exigen procesos complejos en los que
intervienen actividades cognitivas a distintos niveles. En el momento de
plantear su enseñanza es preciso remitirse necesariamente al objetivo que se
persigue.
263
objetivo la selección y la dirección que tomarán los distintos contenidos será
distinta.
Pero, ¿para qué sirve aquí y ahora saber leer y escribir? Responder a esta
pregunta supone marcar el camino para hacer entrar al niño en la comunidad
de los alfabetizados.
264
tienen por objeto realizar acti vidades de la vida cotidiana, tales como
rellenar un impreso, accionar un cajero automático o utilizar el
transporte público. El uso práctico del texto escrito persigue pues la
utilidad inmediata de lo que se lee o se escribe.
Esos tres usos de la lengua escrita son los que dan la pauta para la
planificación de los contenidos. La lógica de la lengua como uso es la que
guía la organización y planificación de los contenidos y la que hace posible
acercarnos a la lógica de la lengua como sistema. Mientras se usa la lengua
escrita de manera real, con finalidades comunicativas no ficticias, surge gran
cantidad de oportunidades para reflexionar sobre ella y profundizar en su
conocimiento. Ello revierte nuevamente en la mejora de su uso.
Así pues, el principal interés para planificar los contenidos que deben
aprenderse se dirigirá hacia la organización de situaciones en las que sea
265
posible tener experiencias funcionales de los distintos usos de la lengua
escrita. Por ejemplo, usar el nombre propio de los niños y niñas para
identificar sus pertenencias, guardar los materiales de juego en los cajones
convenientemente rotulados, anotar en una lista el material que necesitamos
para confeccionar un disfraz, buscar en un libro de conocimientos cuál es el
animal más veloz o disfrutar mirando un cuento de hadas. A partir de las
necesidades específicas de cada grupo de alumnos, cada niño podrá acercarse
al conocimiento del sistema de la lengua escrita según las necesidades que
vaya generando dicho uso.
266
la actividad propuesta para la cual ha sido necesario el conocimiento de una
letra precisa.
-Pasar lista.
267
-Llevar el control de los alumnos que asisten a un taller.
268
contextualizada.
-Leer poesías.
269
b)El grupo reducido y las parejas de trabajo.
c)El individuo.
270
modelo de escritor experto para todo el grupo con la participación de los
mismos alumnos. Los intercambios entre unos y otros permiten
compartir estrategias, dudas, maneras de hallar soluciones, etc. y
avanzar en el conocimiento del código escrito.
271
(banquetas, cojines, moqueta, etc.), pero siempre debiera conseguirse una
forma ágil de colocar fácilmente a los alumnos en círculo para predisponerlos
a la situación comunicativa que persigue el trabajo en grupo. Aun cuando el
espacio del aula fuera reducido y no dispusiera de una zona para reunir en
círculo a todo el grupo de alumnos de la clase no debería renunciarse nunca a
esta disposición puesto que facilita enormemente la finalidad que se persigue
con este tipo de agrupación. Para cada situación particular deberá buscarse
con imaginación la solución más eficaz, desde ocupar otro espacio cerca del
aula, hasta agrupar las mesas habituales en el centro de la clase y colocar las
sillas a su alrededor.
272
promueve un esfuerzo para explicar y exponer a los compañeros los
propios conocimientos, ajustar el lenguaje de unos a otros y tomar
decisiones respecto de cómo llevar a cabo la tarea propuesta. Todo ello
es motivo de reorganización y ampliación de los conocimientos y, claro
está, de aprendizaje.
En primer lugar, porque la situación de grupo reducido hace que cada niño
tenga que explicitar sus saberes y argumentar sus razones frente a las
cuestiones que se plantean, lo cual permite al maestro conocer algo más sobre
los saberes de cada niño o cada niña, es decir, cuáles son sus conocimientos
previos.
273
zonas de desarrollo próximo, en palabras de Vigotsky, la interacción puede
verse enriquecida y permitir el tránsito del desarrollo real al desarrollo
óptimo.
274
un espejo, unas cortinas, alguna planta pueden ayudar a crear el ambiente
acogedor que se requiere.
275
repercusión en la organización del espacio, se debe considerar también el
espacio de fuera del aula como un lugar de aprendizaje, puesto que nuestro
entorno está lleno de letras, de palabras y de personas que leen y escriben. El
espacio exterior del aula es un espacio que los niños y niñas comparten con
los adultos y sobre el cual tienen muchos conocimientos. Sólo hace falta salir
a la calle para ver la cantidad de carteles que reconocen, las señales de
tráfico, el nombre de las tiendas, los anuncios publicitarios, las marcas de
coches, etc. En realidad cualquier visita, excursión o salida cultural que se
realiza puede ser una fuente inacabable de propuestas para leer que no deben
desaprovecharse.
a)Tanto el texto impreso que se ofrece para aprender a leer como las
propuestas de actividades para aprender a escribir deben tener sentido
para el niño. Si el objetivo principal que se persigue en la lectura es la
comprensión, el texto que se propone debe tener un significado y un
sentido, de lo contrario no podrán desarrollarse los mecanismos de
predicción e inferencia que se unen a la descodificación para la
comprensión de la lectura y sólo podrán potenciarse los mecanismos de
descodificación. Así, por ejemplo, será muy distinto leer esta lista de
palabras: papá, pipa, pie, pelota, pino, propuesta por la maestra para
ejercitar la letra pe, que leer esta otra: leche, harina, huevos, azúcar,
levadura, impresa en una receta de cocina que toda la clase ha decidido
utilizar.
276
En la primera, no hay relación de significado entre las palabras, lo
que no permite ni predecir cuál será la siguiente ni controlar la
comprensión, pues to que lo mismo podría decir "pipa" que "pepe", la
única relación entre estos nombres es que contienen la letra pe.
b)Los materiales deben ser diversos y deben tener el mayor parecido a los
formatos que la sociedad alfabetizada utiliza: libros, cartas, folletos de
propaganda, revistas, periódicos, etc.
277
puertas de la escuela. Si la etiqueta de la marca de galletas preferidas, el
billete del autobús, el título del último vídeo y el cuento más querido
han sido el material de lectura básico para interesarse por la lectura y
aprender a leer en la escuela, es fácil que cuando el niño encuentre estos
materiales fuera del marco escolar los reconozca como fuente de interés
y de lectura.
278
significado, con lo cual es del todo imposible hallar significado y
sentido a lo que se lee. Así pues el primer criterio de selección debería
ser que el texto tuviese sentido a fin de poder despertar el interés por lo
que se lee. Junto a este criterio debería añadirse el de la variedad de
autores, de dibujantes y de formatos para favorecer la formación de
gustos literarios, para enriquecer el bagaje cultural y para satisfacer o
desvelar diversos intereses lectores. La variedad de temas es otro
aspecto que cabe tener en cuenta en la selección de libros. Las
bibliotecas de parvulario deberían estar nutridas tanto de cuentos
tradicionales y populares, como de autores actuales, tanto de libros de
conocimientos sobre animales, planetas o dinosaurios, como de libros de
músicos, pintores, poetas y artistas, etc. sin olvidar nunca aquellas
producciones, encuadernadas en forma de álbum o de libro, elaboradas
por los mismos alumnos sobre cualquier vivencia (excursión, fiesta,
talleres, etc.) del grupo de la clase. Finalmente las ilustraciones que
acompañan al texto tienen también una gran importancia en estas
edades, puesto que ayudan en la elección del libro que se escoge para
leer, son un soporte para formular predicciones, sugieren objetivos de
lectura y permiten un cierto control de la comprensión. Algunas veces se
había considerado que, en los libros para los más pequeños, no era
necesario el texto; hoy en cambio se considera que, si bien deben
predominar las ilustraciones por las razones antes expuestas, estos libros
deben tener texto. Las letras impresas invitan en algún momento a
conocer lo que dice el texto y pueden provocar que el niño pregunte por
el sentido de aquellas letras. Así se abre un camino para iniciar y
avanzar en el conocimiento del texto escrito.
279
compañeros y compañeras. Saber qué es (una etiqueta con el nombre de
un producto, una carta, un folleto de ofertas, un tíquet del supermercado,
etc.), dónde se puede encon trar, quién lo ha escrito, qué dice y para
quién se ha escrito son aspectos que servirán para ir conociendo distintas
funciones del texto escrito, diversas formas de presentarlo y también la
manera en que funciona su código.
280
Entre las hojas de papel al alcance de los niños para producir los
primeros escritos no deberían faltar nunca las hojas para producir
borradores. Los niños deberían tener acceso libre para poder coger un
papel-borrador (a menudo hojas usadas sólo por una cara) para intentar
escribir lo que más les apetezca y después tirarlo o pasarlo a limpio si así
se acuerda.
•Pizarra y tiza. Este material, que está presente en todas las aulas, permite
compartir fácilmente lo que está escrito entre varias personas y ofrece la
ventaja de poder modificar con facilidad cualquier intento de escritura.
Además, para los niños tiene el atractivo de poder reseguir con el dedo
las palabras escritas previamente. A la mayoría les encanta usar este
material. La tiza o tizas de colores y la pizarra pueden ser usadas tanto
para actividades en gran grupo, en grupos reducidos, como
individualmente.
281
cualquier procesador de textos, su nombre, listas, titulares, mensajes y
pequeños textos en general.
•Carteleras. Las carteleras ofrecen la posibilidad de mostrar cualquier
escrito que se quiera compartir con los demás, desde el calendario, las
noticias, los poemas, los carteles de publicidad, las listas de
responsabilidades, hasta cualquier texto que sea de interés público. Las
carteleras deben colocarse siempre al alcance de los niños, para que ellos
mismos puedan colgar y descolgar espontáneamente sus escritos y leer y
compartir sus contenidos. Más de una vez los niños se aglutinan
alrededor de alguna de las carteleras para observar o compartir los
escritos que les interesan.
•Carteles individuales con los nombres de los alumnos. Quizás sea éste
uno de los materiales elaborados específicamente que ofrecen más
interés y posibilidades tanto de juego como de uso, en las clases de
parvulario. Se trata de carteles individuales, a modo de etiquetas, con el
nombre de cada alumno. Por un lado está escrito en letra de imprenta y
por el otro en letra cursiva, de manera que el niño lo pueda ver e
identificar por cualquiera de los dos lados. Los niños pueden manipular
estos carteles libremente para distintas finalidades: copiar, agrupar,
identificar, comparar, etc. Se trata de verlos, usarlos y explorarlos.
Muchas veces estos carteles servirán de punto de referencia para
consultar distintas relaciones grafo-fónicas. La relación afectiva con el
nombre propio es tan fuerte que las letras pasan a ser nombradas como si
fueran propiedad de los distintos alumnos. Así, por ejemplo, para decir
eme dicen "La de María", o expresiones como "Ésta es la mía", "Ésta la
tengo yo o "Ésta la tiene Marta".
•Póster con el abecedario. El conjunto de las letras que nos sirven para leer
y escribir debe estar en un lugar visible de la clase, puesto que durante
los primeros pasos de este aprendizaje se hace imprescindible consultar
282
a menudo el abecedario. Es útil que el póster del que hablamos presente
cada letra con sus dos formas más usuales de escritura, en letra
mayúscula de imprenta y en letra manuscrita. Las consultas al
abecedario se suceden a lo largo de la jornada escolar para saber cuántas
letras existen, cuántas letras conoce cada uno, cómo se escribe una
determinada letra, etc.
•juegos de letras y palabras. Los niños, muchas veces, juegan con las letras
y las palabras, manipulan las letras en recortes de papel y forman y
transforman palabras en actividades placenteras y divertidas en sí
mismas. Por eso los juegos comercializados que facilitan este tipo de
actividad pueden formar parte de los materiales básicos para aprender a
leer y a escribir.
283
de letra a otro si así se acuerda. Quizás conviene recordar que hasta los años
ochenta era común en todas las escuelas del Estado español usar casi de
manera exclusiva la letra cursiva, excepto algunas que usaban la letra script.
No obstrante, a partir de reflexionar sobre la alfabetización y sobre la
necesidad de favorecer las producciones del alumnado para avanzar en el
aprendizaje, se empezó a introducir en la escuela la letra mayúscula de
imprenta para los principiantes.
Para leer, el tipo de letra más conveniente es el que está impreso en los
materiales vivos: carteles, etiquetas, libros, periódicos, revistas, etc. Desde el
punto de vista de la funcionalidad no podemos justificar que un tipo de letra
sea más fácil o más difícil que otro, puesto que lo que motiva la lectura no es
reconocer unas letras sino hallar un significado en los escritos, y para ello nos
servimos tanto del contexto como del texto y de las letras. Cuando unos
indicios se apoyan con los otros y se busca un significado, como el resultado
no depende nunca de un único factor se avanza más rápidamente. Es verdad
que a menudo los niños preguntan cuál es una letra determinada, pero esta
pregunta no es un estorbo para el aprendizaje, sino todo lo contrario, permite
una interacción con el maestro o con los compañeros, que ayudan al niño a
descubrir las relaciones entre los distintos tipos de letras.
Para escribir, el tipo de letra más conveniente será aquel que facilite al
niño implicarse en la actividad de escribir. Por eso se ha extendido cada vez
más el uso de la letra mayúscula de imprenta en los primeros cursos de
parvulario, porque el niño la imita y la reproduce con mucha facilidad puesto
284
que no requiere una enseñanza guiada del trazo, como es en el caso de la letra
cursiva. Si es bueno que se ofrezcan a los principiantes unos modelos fáciles
que les inviten a escribir con resultados exitosos, parece que la letra
mayúscula de imprenta es la más idónea para realizar los primeros pasos. Sin
embargo, esto no debe representar nunca una restricción y el maestro debe ser
buen receptor de las experiencias que los niños aportan de la comunidad de
alfabetizados en que viven. El hecho de que en la misma aula unos
escribieran en letra de imprenta y otros en letra cursiva no supondría ninguna
dificultad para que los niños pudieran seguir compartiendo su aprendizaje y
además podrían enriquecerse con las aportaciones de unos y otros.
285
tiempo, agrupación del alumnado, organización de los contenidos, materiales,
etc.) y sobre lo imprevisto que surge en el aula (una noticia, una pregunta, un
cuento que trae un niño de su casa, una pelea, una discusión, etc.). La tensión
constante entre estos dos polos define el papel del maestro, quien, si bien
tiene una serie de opciones tomadas respecto a cómo actuar en clase
globalmente, siempre debe preguntarse si su actuación particular ha sido la
más acertada. Por ello el trabajo en equipo para compartir la reflexión con
otros maestros y profesionales es una necesidad para progresar.
286
conocimientos y experiencias de cada niño, es imposible tener preparado de
antemano todo lo que sucederá. Por ello es muy importante que el maestro
observe e interprete las posibilidades de cada alumno para interactuar a partir
de sus conocimientos previos y favorecer un aprendizaje significativo.
C) La interacción pedagógica
287
hacia dónde debe orientar su interacción pedagógica.
•Dar información.
Sin embargo, esto no quiere decir que el maestro esté de brazos cruzados,
esperando a que el niño aprenda por generación espontánea, sino todo lo
contrario, su actitud es la que corresponde a una escucha activa que intenta
interpretar las manifestaciones del alumno.
Ejemplo 7.1.
288
cartelera quién era el responsable de borrar la pizarra. María observó
atentamente la cartelera de responsabilidades y luego avisó a Daniel para
que borrara la pizarra. Daniel le dijo contundentemente que a él no le
tocaba durante aquella semana. María se quedó triste y sin saber qué
hacer. La maestra, que observaba cómo María se desenvolvía en su tarea,
al verla tan abrumada se acercó a ella y le preguntó qué había pasado.
"Enséñame dónde has mirado" - le dijo-. Al acercarse ambas a la
cartelera la maestra vio rápidamente que era Débora la que constaba
como encargada de la pizarra y pensó que María había confundido
Daniel por Débora, pues los dos nombres empiezan igual. Pero la
maestra esperó a que María explicara su proceso y así pudo comprender
qué había pasado. María señaló el cartel correspondiente al encargado
del patio en lugar del de pizarra y, claro, había leído lo que le
correspondía: Daniel. Así fue cómo la maestra pudo percatarse de que
María reconocía perfectamente los nombres de sus compañeros y en
cambio confundía pizarra con patio. A partir de aquí la intervención
pedagógica se encaminó a buscar pistas para distinguir pizarra y patio y
no para distinguir Daniel y Débora como hubiera hecho la maestra si
hubiera actuado sin escuchar a María.
289
adecuados. Si siempre se hace lo mismo, las actividades se convierten en una
rutina y la implicación personal y el esfuerzo que preside cualquier
aprendizaje desaparece, es decir, se llevan a cabo actividades inútiles porque
no conllevan aprendizaje.
a)Retos que se dirigen a toda la clase, como por ejemplo: "¿Sabéis qué
pasará?" "¿Queréis intentar escribir los nombres de los personajes de
quienes hemos hablado?", etc.
Ejemplo 7.2.
290
"Co-ru-ña". "¡Ah! - dijo la maestra - cuánto sabéis escribir! y ¿podríais
escribir tortuga?".
291
como en el desarrollo de la propia actuación en función de la información
obtenida a partir de las actuaciones y productos parciales realizados por los
alumnos. Véase el ejemplo 7.3.
Ejemplo 7.3.
292
cual quieren pertenecer; es como si el maestro les dijera: "tú también puedes
servirte de este instrumento tan valioso que utilizan los adultos". Así sucede
en los siguientes ejemplos:
7.4.5. Leer para los niños. Ejercer de modelo como lector experto
Leer en voz alta textos que interesen a los niños y niñas es una de las
mejores fórmulas para introducir, potenciar, desarrollar y mejorar la lectura
de los menos expertos de cualquier edad:
293
descontextualización lo distinguen del oral. Por otra parte, el niño
puede asistir muy precozmente al modelo de un experto leyendo, y
puede participar de distintas formas en la tarea de lectura (mirando las
ilustraciones, relacionándolas con lo que se lee, planteando y
respondiendo preguntas, haciendo como que lee él mismo,
conversando acerca de lo leído, etc.). Así se construye
progresivamente la idea de que lo escrito dice cosas, y que puede ser
divertido y agradable conocerlas, es decir, saber leer (Solé, 1992: 55).
Cuando el adulto lee para los niños se crea una relación afectiva
importante, ya que leerles significa sentarse a su lado y dedicar un precioso
tiempo del adulto a compartir una historia, un relato, un texto, de manera
agradable. Así, gracias a este contacto, el niño va construyendo experiencias
positivas de lectura.
Además de leer en voz alta para los niños el maestro también muestra
cómo lee siempre que lo hace en silencio, interiormente, delante de ellos.
Observaciones del tipo "Espera un momento que acabo de leerlo y te lo
cuento", o "No grites tanto que no puedo concentrarme para leer" son
también una experiencia para el niño, quien observa cómo la lectura
silenciosa, para poder comprender el texto, no debe ser interrumpida.
7.4.6. Escribir para los niños y niñas. Ejercer de modelo como escritor
experto
294
ver a los adultos más próximos escribir usando papel y lápiz, se puede llegar
a la conclusión de que esas oportunidades son muy escasas por no decir
nulas. Así como es muy probable que los niños vean alguna vez leer a sus
padres, desde la propaganda del supermercado, la fecha de caducidad de un
producto, el recibo del gas, los anuncios televisivos, hasta al periódico y la
novela, por poner distintos ejemplos y niveles de lectura, no sucede lo mismo
con la escritura. Los adultos tienen poca o nula necesidad de escribir en la
vida cotidiana, como máximo anotan algo en su agenda, dejan un mensaje
para alguien ausente, hacen listas para recordar lo que deben comprar o hacer,
rellenan algún impreso para solicitudes y firman los recibos de la tarjeta de
crédito. Hoy día la escritura está muy ligada a las necesidades profesionales,
para lo cual el adulto no usa el papel y el lápiz sino el ordenador. Con todo
ello se quiere advertir de que, en general, los niños tienen pocas
oportunidades de estar en contacto con personas que escriben, como en la
escuela, con papel y lápiz y por eso la función del maestro como modelo de
escritor experto adquiere más relevancia.
295
Otras veces la maestra escribirá en interacción con el alumnado,
haciéndolo participar en cualquiera de las fases de la elaboración del texto.
Así, por ejemplo, puede hacerlo participar en la planificación, invitándole a
pensar qué se va a escribir, en la textualización haciendo que los niños dicten
a la maestra las palabras de lo que se ha acordado escribir, en la revisión,
discutiendo sugerencias para mejorar el texto en distintos aspectos.
Así pues, después de escribir delante de los niños y para los niños por más
simple que sea el escrito, por ejemplo, el nombre propio, cabe observar: "¿A
ver si está todo bien?; ¿me he olvidado alguna letra?; ¿me ayudas a
comprobar si están todas las letras de tu nombre?; ¿te parece que está bien?",
etc., a fin de integrar la revisión como elemento propio del acto de escribir.
296
7.5. La evaluación
297
formar parte de la manera de actuar del maestro que observa a todos y a cada
uno de sus alumnos, recogiendo todo tipo de información, que reflexiona
sobre la información obtenida y que según la interpretación que hace de ella
decide actuar de una manera u otra. En este proceso son tan importantes los
instrumentos que se usan para obtener la información como las teorías
implícitas o explícitas que usa el maestro para interpretarla, pues ambas
condicionan las relaciones de enseñanza y aprendizaje que se potenciarán en
el aula (ejemplo 7.4).
Ejemplo 7.4.
El día que María cumplió cinco años llegó a la escuela con una noticia
que había preparado en su casa. Había escrito en letras grandes
"OEIUE", junto a un dibujo de un pastel de cinco velas encendidas. La
colocó en el panel de las noticias y fue contándoselo a todos sus
compañeros. Después de felicitarla, la maestra le preguntó, "¿Qué ponen
estas letras?". María leyó "Hoy es mi cumple" señalando cada letra al
tiempo que pronunciaba cada sílaba.
298
omitido la letra h se consideraría normal, pero lay, ¿por qué se le ha
olvidado? La maestra interpreta que es porque rápidamente ha pensado
en hoy-es y así sucesivamente. Ante esta interpretación, la mejor
solución es ayudar a María a poner más atención en sus trabajos y la
maestra opta por preparar un conjunto de ejercicios y juegos para
potenciar su atención
299
La evaluación, entendida como la regulación continua de los aprendizajes,
implica contemplar también la autorregulación de los alumnos para adecuar
los propios procesos de aprendizaje y poder aprender. Así como los maestros
aprenden a observar qué aprenden los distintos alumnos con las propuestas
didácticas que les ofrecen, a analizar por qué con tales condiciones y
estrategias se aprendió esto y no aquello; y, en función de este análisis,
modifican y adecuan sus propuestas, también los niños pueden aprender, con
la ayuda del adulto, a analizar qué sucedió en la realización de sus
actividades, qué condiciones y estrategias facilitaron tal o cual situación
satisfactoria o enojosa y hacer propuestas de modificación de estrategias y
condiciones para las próximas actividades. Es decir, pueden aprender a
autorregularse. Con la autorregulación se consigue que los alumnos sean cada
vez más autónomos para aprender.
300
cada vez que el niño intenta leer o escribir. ¿Un aspecto cada vez?, ¿varios al
mismo tiempo?, ¿cuáles?, ¿cómo se registra la información?
301
cuatro o cinco veces a lo largo del parvulario, un mismo dictado y
guardarlo para poder apreciar el progreso de cada alumno. El dictado
puede ser de cuatro palabras de distinta complejidad (por ejemplo:
pelota, coche, bicicleta, tren y una frase que incluye una de las palabras
anteriores y el nombre propio de cada alumno, por ejemplo: `María
juega a pelota" Las producciones de cada niño, con la fecha escrita, se
guardan juntas y así se puede apreciar la evolución que cada niño va
realizando. En cualquier momento, estas producciones pueden servir
para comentar dicha evolución con la familia, con el mismo niño o con
otros maestros que intervienen en el aula, pues son fáciles de comparar y
el progreso es muy visible.
c)Los registros personales, a modo de ficha, una para la lectura y otra para
la escritura para cada alumno. Se rellenan después de interacciones que
el maestro considera significativas (por ejemplo, una vez por semana).
Constan de tres apartados:
302
Cuadro 7.2. Pauta de observación del proceso de adquisición de la escritura
303
(Juliá, 1995: 35).
304
d)El diario de clase, muchas veces relacionado con los procesos de
305
evaluación informal, es personal y en él se anota aquello que el maestro
vive con más intensidad, tanto aspectos relevantes de la vida social del
aula, del progreso de los alumnos, como observaciones para modificar la
actuación en clase, etc. El diario es abierto, no tiene pautas, el maestro
se guía por su voz interior. El valor principal del diario es el hecho de
escribirlo, puesto que la reflexión necesaria para escribir conlleva a la
reflexión pedagógica, que es lo que se pretende. También la relectura del
diario realizado durante una temporada larga permite tener información
sobre lo que el maestro valora respecto de la evolución del grupo y sobre
las reflexiones de la actuación del autor del diario.
306
qué estrategias se utilizaron para conseguir el producto, que conduzca
progresivamente a la autorregulación. Preguntas del tipo "¿Cómo lo has
logrado? ¿Te resultó difícil? ¿Estás contento de cómo te salió? ¿Por qué
elegiste estas letras? ¿Cómo puedes saber si está bien? ¿Cómo podrías
hacerlo la próxima vez?", etc., pueden facilitar que el alumno se dé
cuenta de lo que ha aprendido, cómo lo ha aprendido y cómo puede
mejorar la próxima vez.
307
Debe tenerse en cuenta que el uso funcional de la lectura y la escritura
promueve situaciones espontáneas de evaluación mutua que surgen del tipo
de organización social del aula, como por ejemplo, al repartir las carpetas,
si el encargado de repartirlas se equivoca de nombre, el propietario protesta
y le da una buena lección sobre cómo identificar su nombre; o cuando se
realiza algún turno de préstamo de un libro u objeto apreciado por la clase,
los mismos niños interesados vigilan y corrigen cualquier error que altere
el orden previsto.
Además de las situaciones espontáneas de evaluación mutua que pueden
y deben aprovecharse para fomentar la autorregulación, pueden preverse
otras situaciones directamente diseñadas para esta finalidad, como
intercambiar los escritos para preguntar a los demás si se entienden, cómo
lo mejorarían, si se ha realizado de la manera que se ha acordado, etc.; leer
uno a otro los nombres de una lista, un título, o cualquier otro texto: el que
escucha debe decir si está de acuerdo o no con lo leído y mirar quién de los
dos tiene razón; leer por parejas un mismo texto, comprobar si todas las
parejas han entendido lo mismo e intentar justificarlo.
c)La autoevaluación o evaluación por parte de los mismos alumnos. Al final
de cada actividad, si el maestro ha compartido con los alumnos los
objetivos, los procedimientos de trabajo a seguir y los criterios por los que
serán evaluados, éstos pueden reflexionar sobre si han conseguido o no el
objetivo previsto y autoevaluarse. Los criterios para evaluar una actividad
se van explicitando a medida que la actividad se desarrolla. Por ejemplo, si
están buscando maneras de escribir un título y se constata que los títulos
van siempre al principio, éste será el primer criterio de evaluación: que esté
al principio. Si además se considera que el título debe hablar del tema
tratado, se tendrá un segundo criterio de evaluación: que sea pertinente
respecto al tema.
308
posible iniciar a los alumnos en la autoevaluación, es decir, a reflexionar
sobre si su actividad ha conseguido los objetivos propuestos o qué
deberían cambiar para obtenerlos.
RESUMEN
3.Cada tipo de agrupación de los alumnos exige una organización del espacio
determinada, para poder realizar la actividad en las mejores condiciones de
comunicación, concentración y aprendizaje.
4.Los materiales que se usan en la escuela para enseñar a leer y a escribir son
un reflejo del planteamiento que el equipo de profesores hace de la
enseñanza y aprendizaje de la lengua escrita. En la selección de los
materiales debería tenerse en cuenta como mínimo dos consideraciones que
tengan sentido y que sean lo más reales posibles.
309
de las distintas actividades que se desarrollan en el aula y de crear las
condiciones favorables para posibilitar el aprendizaje. Debe diseñar
situaciones reales de uso de la lectura y la escritura, debe observar e
interpretar las posibilidades de cada alumno y debe interactuar para
favorecer y mejorar los aprendizajes.
6.Leer y escribir con sentido delante de los niños y leer y escribir con sentido
para ellos, ejerciendo de lector y escritor experto es fundamental para
introducir, potenciar, desarrollar y mejorar el proceso de aprendizaje de la
lectura y la escritura.
7.La evaluación tiene por objetivo básico recoger información que permita ir
regulando la interacción pedagógica, ajustarla y adecuarla para conseguir
que los niños avancen en su aprendizaje. La práctica de la evaluación como
regulación supone ante todo una actitud permanente de observación
participativa. Los instrumentos como las pautas, el diario o cualquier otro
que el maestro elabore o adapte ayudan a sistematizar esta actitud pero no
la substituyen.
Actividades de desarrollo
1.Describir cinco ejemplos contextualizados para cada uno de los tres usos de
la lengua escrita.
4.Justificar el tipo de letra que se usaría en actividades como escribir una nota
310
a los padres de alumnos en la clase de cinco años. Se puede organizar un
debate en el cual unos defiendan la letra mayúscula de imprenta y otros la
letra cursiva manuscrita.
311
Todas las culturas han creado una literatura propia para interrogarse sobre
el mundo y se han preocupado por dar acceso a ella a las nuevas
generaciones. En las sociedades actuales, la escuela juega un papel esencial
en esa tarea, de manera que conocer la literatura asequible a las primeras
edades y saber cómo ponerla al alcance de los niños forma parte importante
del bagaje profesional de un docente.
Los libros infantiles se ofrecen a los niños como una especie de escalera
que les lleva hacia la comprensión de formas cada vez más complejas del
texto escrito, de la literatura y de la cultura. Se trata de una escalera "con
barandilla", ya que la literatura infantil se ofrece como un andamiaje que
tiene en cuenta las posibilidades comprensivas del receptor y que despliega
un amplio abanico de ayudas para su inicio a la lectura. La recepción de los
cuentos y de las formas poéticas del lenguaje en las primeras edades se ha
312
revelado, precisamente, como la actividad más beneficiosa para conseguir el
éxito futuro de los niños en su acceso al escrito. Sabemos, por ejemplo, que
simplemente leyendo cuentos a los niños antes de dormirse, éstos tienen el
doble de posibilidades de convertirse en lectores que si no han pasado por esa
experiencia.
OBJETIVOS
✓El primer apartado desglosa los aprendizajes que los niños realizan a
través de la narración oral y de la contemplación y lectura de los libros y
materiales audiovisuales puestos a su disposición. El segundo apartado
describe las categorías de estos materiales existentes en el mercado
actual. El tercero señala las formas más efectivas de organizar su uso
escolar. En el cuarto se ofrece una serie de consejos de valoración. A lo
largo del texto se citan ejemplos de libros infantiles cuya referencia
bibliográfica se halla siempre en alguno de los recuadros de
recomendaciones, o bien en los que siguen a distintos apartados, o bien
en los que aparecen al final completando las sugerencias realizadas.
GLOSARIO
313
determinado comportamiento hasta el punto de convertirse en el modelo
más significativo del mismo.
sodio, con lo cual se pone a prueba la memoria del narrador y del oyente.
314
significado.
[...] En esta tarea no hay nada más importante que el impacto que
causan los padres y aquellos que están al cuidado del niño; el segundo
lugar en importancia lo ocupa nuestra herencia cultural si se transmite
al niño de forma correcta. Cuando los niños son pequeños la literatura
es la que mejor aporta esta información (Bettelheim, 1977: 10).
315
lectura, sin demasiados métodos específicos de aprendizaje ni particulares
ejercicios, los pequeños lectores se familiarizan con aspectos tales como las
variaciones de la perspectiva narrativa, la diversificación de episodios y
estructuras o la distinción entre personajes principales y secundarios.
Cuadro 8.1.
316
Cuadro 8.2. Lluch, G. y R.Serrano (1995).
317
En un segundo estadio, se continúa con el patrón anterior: cada dos
páginas se describe una acción distinta. Pero aquí se alude ya a una situación
más completa: "bañarse", "irse a dormir", etc. También se ha añadido una
relación cronológica entre las acciones y existen detalles que permiten inferir
relaciones causales. Si el niño no sabe establecerlas, puede mirar el libro de
forma desconectada, igual que hacía en el libro anterior. Sin embargo, se trata
de una cadena que facilita la identificación, ya que reproduce una rutina
habitual en estas edades. El libro puede ayudar, pues, a entender la relación
temporal y causal entre acciones narrativas.
318
En el tercer estadio se narra ya una verdadera historia, aunque sea sencilla:
un problema inicial, un intento de solución por parte de los personajes y una
resolución final del conflicto, si bien en este caso humorísticamente fracasado
para los deseos adultos, puesto que termina con la vuelta a casa y la cena
familiar en la cocina. Sin embargo se mantienen las anteriores ayudas al
lector: una unidad de sentido cada dos páginas, la descripción de situaciones
centradas en la acción de un niño protagonista, las fases sucesivas de una
secuencia familiar de vida, etc. El libro se adapta, pues, incluso a los
pequeños que sólo pueden entenderlo como una sucesión de acciones propias
del patrón "ir al restaurante", pero a la vez les brinda también la oportunidad
de entender el desarrollo causal de una historia concreta.
Ahora bien, al mismo tiempo que los libros han seguido este proceso,
también pueden haber empezado a introducir a los lectores en el
conocimiento de otras líneas narrativas distintas:
Cuadro 8.3.
319
literaria.
Cuadro 8.4.
Cuadro 8.5.
Cuadro 8.6.
320
Y es que, efectivamente, las formas del folklore requieren casi siempre de
una representación interactiva que moviliza muchos recursos simultáneos. En
ella, los pequeños adoptan un papel asignado: se mueven a un ritmo
determinado, realizan unos gestos concretos, repiten, responden, cantan, etc.
Al hacerlo, aprenden normas sociales y formas lingüísticas al mismo tiempo
que exploran sus capacidades como miembros del grupo. Desde esta
perspectiva, podemos agrupar los aspectos presentes en el folklore infantil en
los siguientes elementos:
-La voz.
-La repetición.
321
Estos aprendizajes subyacen en las distintas formas del folklore infantil
que familiariza a los niños con distintos tipos de formas poéticas.
Ejemplo 8.4.
322
Ejemplo 8.4. Continuación.
323
324
Ejemplo 8.4. Continuación.
325
Hoy resulta usual que los libros para la primera infancia contengan
imágenes. Ya el pedagogo Comenius (1592-1670) realizó entre 1650 y 1654
un librito, el Orbis Sensualium Pictus, repleto de grabados, defendiendo la
necesidad infantil de ver para saber, lo que sin ninguna duda constituyó una
revolución en una época donde se memorizaban conceptos abstractos en
lengua latina. De ahí derivan los modelos de abecedarios y cartillas escolares
en los que se emparejan letras y dibujos de cosas cuya inicial concuerda con
la letra presentada (a + abeja; b + burro; c + caballo, etc.).
Pero también hoy están al alcance de los niños otros libros que no tienen
mucho que ver con el aprendizaje escolar del alfabeto y sí con su iniciación
en la narración literaria. Estos libros contienen ilustraciones donde se
representan episodios y protagonistas de un posible relato. Pero los pequeños
necesitan aprender a leer las imágenes y lo que éstas representan del mismo
modo que necesitan aprender a leer el texto. Este aprendizaje pasa por una
complaciente tutoría oral que guíe la correlación entre representación y
realidad. Es el adulto quien, ante los dibujos que desea compartir con los
pequeños, señala, individualiza, nombra, pregunta, comenta: "Mira, un perro.
El perro hace guau-guau. El perro corre, ¿a dónde va?", etc. La repetición de
este ceremonial permite adentrarse en el mundo de la representación y
comprender que los trazos y manchas de una imagen son signos cargados de
significación comunicativa, en la que los niños pronto desearán mostrar su
competencia.
326
una lámina con un avión volando imita el ruido del motor: "Brrruuumm-
brrruummm".
c)En tercer lugar, imagina, proyecta sobre la imagen del libro una serie de
circunstancias que, ni por el exiguo espacio del dibujo ni por lo que dice
objetivamente el texto, concurren en él. Esta proyección imaginativa de
los pequeños lectores es fruto de sus experiencias vitales o cotidianas,
experimentadas en otros libros, películas o juegos. Por seguir con el
mismo ejemplo: el niño lanzará el libro del avión al suelo y dirá "¡Ahora
se cae!" al imaginar una cosa nueva, factible, que no estaba en el libro,
pero que ha considerado posible.
a)Que se produzca una clara distinción entre fondo y forma. Es decir, que
las figuras protagonistas resalten convenientemente en relación con los
otros elementos de la imagen, ya sea por ausencia de dicho fondo, como
en el caso de El globito rojo de Mari, ya sea por la diferente densidad
cromática del fondo y la forma, como en el caso de ¿A dónde vas, osito
polar? de Beer; ya sea por la presencia de un trazo negro que delimite
327
ambos espacios, como en el libro El regalo de Keselman.
b)Que las acciones que llevan a cabo los protagonistas de la historia sean
claras e inequívocas. Dado que es mucho más fácil identificar los
objetos que los verbos, debe valorarse el esmero de los ilustradores para
hacer comprensible dicha acción, ya sea por la calidad mímica con la
que se han reproducido los gestos, como en el caso de Osito de Minarik;
ya sea por la expresiva correlación simbólica con la que se nos
presentan, como en el Libro de imágenes de Beck.
328
de Waddell.
329
peso influyente en la creación de planos en picado, o medios planos, o planos
detalle, que eran del todo inexistentes en las primeras ilustraciones donde los
protagonistas aparecían siempre presentados frontalmente y de cuerpo entero.
Pero sea cual sea el modo de representación, no cabe duda de que las
primeras imágenes impregnan indeleblemente la mente de los lectores
incipientes, como se constata en el testimonio de escritores como Miguel de
Unamuno, André Breton o Jorge Luis Borges, a quien pertenecen las
siguientes palabras:
Ejemplo 8.5.
330
Ejemplo 8.5. Continuación.
Así, poco a poco, retomando los libros preferidos, se puede crear una
espiral de conocimientos y relaciones, que yendo desde lo más limitado y
próximo a lo más amplio y lejano, contribuyan a la socialización cultural de
los pequeños a través de los libros.
331
La base de los modelos de conducta se fragua ya en las primeras edades
lectoras. La literatura infantil, oral, visual o textual, proporciona y canaliza,
además de los referentes inmediatos - reales y cotidianos-, los referentes que
contribuyen a enraizar la infancia en aquel mundo mítico por el que se rigen o
rigieron los comportamientos y hábitos propios de su comunidad. Estos
referentes son conceptos más simbólicos y se personalizan en seres
fantásticos como los enanos, hadas, brujas, ogros, dragones, demonios o
marcianos, de quienes el niño aprenderá, por su forma y modo de ser, las
nociones de lo noble o falso, justo o injusto, perverso o excelso, que
subyacen en las conductas morales y sociales propias de su comunidad
cultural. Estos referentes conductuales cambian con los tiempos y cada
cultura es capaz de construir relatos que los definen, y también de
transformarlos en otros nuevos.
332
protagonizadas por enanitos. Muchos de los ositos de peluche
contemporáneos podrían encarnar las enternecedoras historias que en el siglo
pasado protagonizaban pobres huerfanitos (A dónde vas, osito po lar? por
ejemplo, podría ser una de ellas). Lo que antes protagonizaban ciertos
espeluznantes dragones, lo protagonizan hoy marcianos igualmente
terroríficos y dominadores. Y para un adulto, Sapo y Sepo de Lobel es
perfectamente leíble en clave de película de Stan Laurel y Oliver Hardy. Y
así, la picardía y el ingenio que caracterizaban a los gnomos, la indefensión y
la ternura que despertaban los huérfanos o el pánico que generaban los
dragones continúan siendo el eje emocional de unos relatos que,
simplemente, se materializan hoy en otras figuras.
Entre unos y otros -ya que tan necesarios son los unos como los otros-, los
pequeños lograrán forjarse un imaginario que contribuya a aclararles de
dónde vienen y a dónde van. De algunos relatos visuales aprenderán, con el
tiempo, por qué determinados colores se utilizan para determinadas
atmósferas expresivas o por qué determinadas formas denotan más
agresividad que otras. De ciertas narraciones descubrirán por qué lo que en
determinados libros se mitifica, en otras se mimetiza y en otras es ironizado o
incluso parodiado, todo ello con la finalidad de hacer de los niños actuales los
herederos y partícipes de un patrimonio tan vasto y complejo como es el de la
333
literatura.
334
refiere a un relato que sucede en un mundo anterior al actual,
normalmente de carácter cosmogónico, donde fuerzas y personajes
telúricos llevan a cabo gestas de las que suelen derivarse creencias
religiosas, como es el caso del Ragnarók vikingo.
335
g)El cuento de animales. Relato que narra la astucia, estupidez, o relación
de fuerzas de determinados animales, siendo a menudo su
comportamiento la máscara de una caracterización humana, con ánimo
de divertir o satirizar. Por ejemplo, en las pullas entre la raposa y el
lobo, que en la narrativa medieval dieron lugar al Roman de Renard.
i)El chiste, facecia o chanza. Relato breve, cómico, obsceno o absurdo, sin
estructura narrativa fija y de protagonistas muy estereotipados y
genéricos.
Sirva esta clasificación para orientar sobre el tipo de relatos más propicios
para la educación infantil, donde la comprensión de lo narrado será más plena
en los modelos que van del cuento maravilloso (cuya longitud y complejidad
de objetivos a menudo escapa de los intereses de los más pequeños) hasta la
fábula, puesto que el chiste o chanza requiere un cierto sentido de la ironía o
del absurdo que el niño no adquirirá hasta los tres o cuatro años. No quiere
esto decir que deba renunciarse a las formas complejas de la narrativa oral,
pero sí que deben conocerse a fondo, para saber en qué momento, y para qué
oyente serán apetecibles y asimilables.
Por lo general, los cuentos populares más idóneos para los más pequeños
son aquellos en los que las sensaciones derivadas de la simple percepción
predominan por encima de los sentimientos. Así, por ejemplo, el cuento de
los Tres Osos, con sus gradaciones entre grande, pequeño, o normal; entre
duro, blando, o normal; entre caliente, frío, o normal, etc., es muy apto para
las primeras edades. O también -y éste ya es un cuento maravilloso - con
Hansel y Gretel o La casita de chocolate, donde lo goloso, lo flaco y lo gordo,
juegan un papel importante.
336
Psicólogos y pedagogos han destacado la importancia fundamental que
supone el contacto con los cuentos tradicionales para el desarrollo de la
personalidad de los niños. Bueno será, pues, que los narradores aprovechen
las ventajas de este tipo de relatos para integrar a los niños en el ritual
ancestral de la narración de cuentos. Para ello pueden escoger sus cuentos de
entre los muchos que las distintas recopilaciones folklóricas ponen a _su
alcance.
Ejemplo 8.6.
337
Otra cosa es que la sociedad contemporánea, convencida del beneficio que
los cuentos orales proporcionan al auditorio infantil, haya adaptado dichos
relatos con el fin de que su lectura resulte agradable y fluida para lectores
incipientes (como ocurre en la colección "Popular" de La Galera, por
ejemplo). Debe tenerse presente que existe un cierto desfase entre la edad en
que un niño puede deleitarse escuchando un cuento que le llega de viva voz,
la edad en que, una vez oído una y otra vez, lo dramatizará muy
esplendorosamente, y la edad en que este niño está capacitado para leer, por
sí solo, este mismo cuento en un libro. Entre el habla y el texto no siempre
existe la misma gradación de matices. No debe olvidarse que la ceremonia de
contar cuentos es también un ritual de sociabilización donde los peqeños
observan distintos comportamientos y se enraízan en su comunidad y
entorno, lo que les capacitará para entender otras comunidades y actitudes.
Por lo tanto, es importante que desde la infancia entren en contacto con la
riquísima literatura oral y también que, desde que saben leer, encuentren
abreviadas y resumidas aquellas narraciones que tanto les gustan.
Cuadro 8.8.
338
Cuadro 8.8. Continuación.
339
Como puede observarse no todas las tipologías del material impreso para
los pequeños responden al concepto de literatura, aunque al conjunto de la
producción editorial infantil se le reconozca con el nombre genérico - pero
incorrecto - de cuentos. Una mirada más atenta sobre la producción literaria
340
infantil nos permitiría agrupar sus contenidos a tenor de su contenido
literario, proponiendo la tipología siguiente:
Cuadro 8.9.
Cuadro 8.10.
341
c)Libros que narran procesos extraordinarios, es decir, que presentan al
lector hechos prodigiosos - algo que aconteció a alguien una vez y no
más - en los que se expone cómo gracias a la gesta de tal o cual
personaje, se goza, actualmente, de un beneficio antes inexistente
(podrían derivar, formalmente, de los relatos heroicos o míticos). O bien
hechos maravillosos - propios siempre de los seres fantásticos - muy
emparejados con los cuentos de hadas de la tradición oral.
Cuadro 8.11.
Cuadro 8.12.
342
8.2.3. La ficción audiovisual
Hoy en día el abanico de narraciones que llega hasta los más pequeños se
ha ampliado notablemente con la aparición de los soportes magnéticos. Los
cuentos e historias ya no se encuentran sólo en los libros, sino también en las
cintas magnetofónicas, en la radio, en los vídeos, en algunos juegos
multimedia, en el cine y en la televisión. Aunque todavía no sea muy usual
trabajar con estos materiales en la escue la, no se puede ignorar que los niños
están muy acostumbrados a su uso y manejo en casa, y que algunos de estos
materiales son muy adecuados para su edad.
Pero en el ámbito que nos ocupa, el del aprendizaje literario, las cintas y
discos de cuentos ocupan un lugar muy especial. Deben escogerse
cuidadosamente, teniendo en cuenta que el vocabulario empleado en la
grabación sea adecuado a su comprensión, y que la longitud del relato no sea
tan excesiva que su audición les resulte pesada. También es conveniente que
343
las voces de los locutores no suenen afectadas ni atipladas, sino bien
timbradas y con la vocalización adecuada, y que las musiquillas o efectos
sonoros que puedan contener sean agradables al oído. Todo ello con el fin de
que en el momento de la escucha, cuando se exige de los pequeños un
esfuerzo de atención y concentración bastante excepcional, la audición les
resulte amena e interesante. De manera natural, desearán repetir la
experiencia y mostrarán su agrado al repetir, bisbisear o tararear los
fragmentos que más han logrado retener su interés.
Las cintas de vídeo, más usuales hoy que las películas, también ocupan un
lugar muy importante en el bagaje cultural infantil. Muchos niños muestran
su interés por seguir diariamente determinados programas televisivos, y su
gozo por la posesión de camisetas, carpetas o libretas con la figura de sus
protagonistas preferidos.
344
como pocas, hasta el punto de que el imaginario colectivo generacional se
construye a menudo a partir de estas emisiones. La suma de formas, colores,
movimiento, sonido y fuerte caracterización de los protagonistas reúne las
condiciones idóneas para impresionar a fondo la mente de los pequeños
espectadores. A menudo los más pequeños no alcanzan a comprender lo que
ocurre en la pantalla, pero fijan allí su atención y reciben un impacto
probablemente aún mayor. Los guiones de dichas películas acostumbran a ser
reiterativos, y es así como, día tras día, los pequeños espectadores se
acostumbran a reconocer y esperar determinadas situaciones, y a
familiarizarse cariñosamente con los protagonistas.
Obviamente, los cortometrajes parecen más idóneos para los pequeños que
los largometrajes, pero ello no impide que alguna que otra película pueda ser
muy apta para complementar el aprendizaje narrativo que hallan en los libros.
Largometrajes que no tienen forzosamente por qué ser de dibujos animados:
algunas filmaciones con fotografía real o manipulada virtualmente, como
Babe, el cerdito valiente, pueden llegar a gustarles mucho.
345
encima de todo, deberá ponderarse qué tipo de estrategias estimulan, qué tipo
de imágenes ofrecen, qué sentimientos propician y qué conocimientos
proporcionan.
Cuadro 8.13.
346
Aquí nos limitaremos a esbozar algunas pautas de actuación escolar que
parecen especialmente efectivas para que los niños participen de la
experiencia literaria. Esas pautas se hallan sintetizadas en el cuadro siguiente
y, a continuación, se indicará brevemente el sentido de cada uno de los
bloques a través de algún ejemplo de los aspectos que allí se incluyen.
347
ganan en autonomía.
-Grabar por las dos caras para facilitar el hallazgo. - Incluir una señal sonora
para marcar el paso de la página y una pausa para dar tiempo a hacerlo.
Puesto que no saben leer, los niños necesitan de la acción del docente para
poder entrar en el mundo de la literatura. Sin potenciar constantemente el
juego interactivo del folklore y la narración de cuentos, la puerta permanecerá
cerrada. La interpretación oral forma parte de la profesión de un docente. Ana
Pelegrín (1982) sintetiza la necesidad de preparar las narraciones en algunos
de los consejos del ejemplo 8.9.
348
muy espontánea. También resulta muy conveniente leer repetidas veces
aquellos textos que más han gustado a los receptores. Una maestra
norteamericana de primer grado escribió al respecto en su diario de clase:
349
-Apropiarse también de los personajes. Pensar en la voz que tendrán, en la
expresión de su rostro, etc.
Los niños deben vivir la literatura como una actividad social. Debemos
preveer espacios y tiempo para compartir los libros. Por ejemplo, los niños
pueden apuntar se en una lista si desean recomendar sus favoritos en el
momento asignado para hacerlo. Y aquí sin duda se integran las actividades
de "lectura' compartida entre el docente y un grupo de niños, el tiempo del
"rincón de biblioteca" o las actividades propiamente encaminadas al
descubrimiento y dominio de la lectura.
350
La maestra centra la atención y da información sobre el género de la historia.
A2: Yo también.
M: Sí, yo os leí una versión de este cuento una vez. Ahora vosotros vais a
leer ésta solos. En muchos cuentos populares los personajes son
animales que hablan y actúan como si fueran personas, ¿no?
351
A2: Quieren cruzar el puente.
- Promueve la diversión.
M: Sí, al troll, y el troll debe querer algo, ¿no? Buscad en la ilustración qué
pasa al final con el troll.
352
Niños: ¡Sí!
M: ¿Creéis que los chivos han tenido una buena idea al querer cruzar el
puente?
A: Sí.
Con la I.
M: Sí que fue una buena idea. Parecen estar muy bien aquí comiendo su
hierba.
Los cuentos o poemas que más les han gustado se prestan a ampliar su
resonancia a través de la conversación, el dibujo, la dramatización, etc. Por
ejemplo, los niños pueden representar el cuento mímicamente mientras lo
contamos, o pueden preparar una exposición con las distintas versiones de un
cuento popular, o pueden dictar sus opiniones para confeccionar un mural
con ellas. Las actividades son infinitas y todo depende del objetivo concreto
353
que persigamos en cada caso: fijarse en las ilustraciones, agrupar los libros de
un mismo tipo, atender a la resonancia individual del cuento, etc. En
cualquier caso, hay que huir de la rutina y ofrecer alternativas muy variadas
al trabajo posterior sobre los libros.
3.Lectura en voz alta por parte del docente, dos o tres veces por día.
354
lo largo del curso que puede abarcar, por ejemplo, desde 5 a 15 minutos.
El tiempo puede aumentar si la actividad se integra en la visita al rincón
de la biblioteca e incluye también el préstamo de libros.
6.Un tiempo reservado a "Compartir libros" en el que los niños y niñas que
lo deseen expliquen, presenten o lean fragmentos de los libros que ellos
han leído.
Cuadro 8.14.
355
•Acostumbrarse a utilizar libros y otros documentos
•Tratar con cuidado libros y otros materiales. Lavarse las manos antes
a)Libros más fáciles. Los fondos claros, imágenes nítidas, colores planos,
formato pequeño y cantos redondeados facilitan la identificación de las
356
imágenes y el manejo de los libros por parte de los niños más pequeños.
b)Más visitados. Los libros con muchos detalles y donde ocurren muchas
cosas dan tiempo para explorarlos, demorarse en las páginas, compartir
descubrimientos con el adulto, etc. Cuando los niños conocen ya la
historia pueden ver solos el cuento, se lo van contando a sí mismos, a los
muñecos, etc.
e)Más osados. Los niños están aprendiendo las formas de su cultura. Para
ellos todo es nuevo, así que, ¿por qué no van a entender una ilustración
más rupturista que otra más clásica? Hay que abrir el abanico de
experiencias y no encasillarlos en lo más trillado.
357
h)Menos estereotipados. Muchos cuentos populares son conocidos en
versiones muy simplificadas o alejadas de la propia tradición. Ocurre,
por ejemplo, con todos los llevados a la pantalla por Walt Disney. A
través de la narración hay que recuperar las versiones más ricas y
auténticas para que los niños conozcan las formas originales y propias
de su cultura. Con los mayores pueden incluso compararse las versiones
para constatar las diferencias. Ello no anulará el placer de los niños por
estas películas, sino que enriquecerá su experiencia literaria.
358
8.4.2. Clásicos, folklóricos e informativos
359
Cuadro 8.16. Continuación.
360
Cuadro 8.18. Folklore.
RESUMEN
361
imágenes, libros juego, obras de ficción audiovisual, etc.
Actividades de desarrollo
362
•Grabar un cuento o poema para la biblioteca sonora.
363
Arnaú, J., Comet, C., Serra, J. M. y Vila, 1. (1992): La educación bilingüe.
ICE. UB/ Horsori. Barcelona.
364
Colomer, T. y Camps, A. (1996): Enseñar a leer, enseñar a comprender.
Celeste/MEC. Madrid.
Kaye, K. (1986): La vida mental y social del bebé. Cómo los padres crean
personas. Paidós. Barcelona.
365
Pelegrín, A. M. (1982): La aventura de oír. Cuentos y memorias de tradición
oral. Cincel. Madrid.
Smith, F. (1990): Para darle sentido ala lectura. Aprendizaje Visor. Madrid.
Tusón, A. y Cal samiglia, H. (1999): Las cosas del decir. Ariel. Barcelona.
366
Vigotski, L. S. (1973): Pensamiento y lenguaje. La Pléyade. Buenos Aires.
367
• Didáctica y Organización Escolar 1DOE1
368
-Historia del Pensamiento Pedagógico
-Práctica Educativa
-Práctica Educativa
369
5 Aprender la democracia Albacete, C./Cárdenas, 1./Delgado, C.
• UA[3-Síntesis lcoedícíónl
3 Qué opinan los alumnos sobre la ESO Gine, N./Maruny, L./ Muñoz, E.
370
Índice
Prólogo 17
1. El desarrollo de la comunicación 19
Objetivos 21
1.1. Conducta humana y lenguaje 22
1.2. La complejidad del lenguaje como instrumento de
25
comunicación
1.3. Los estudios sobre la adquisición del lenguaje 30
1.3.1. La teoría conductista 31
1.3.3. La teoría genética de Piaget y la función simbólica 33
1.3.4. La teoría histórico-cultural de T7igotski y la
34
adquisición del lenguaje
1.4. La comunicación preverbal 36
1.4.1. Los inicios de la comunicación preverbal 37
1.4.2. El desarrollo de la comunicación preverbal 39
1.5. El inicio de la comunicación verbal: las primeras
48
palabras
1.6. Diferencias individuales en la adquisición del lenguaje 52
1.7. La adquisición del lenguaje de los tres a los seis años 54
1.7.2. El habla a los cuatro años 57
1.7.3. El habla a los cinco años 59
Actividades de desarrollo 61
2. El lenguaje oral en la escuela infantil 63
Glosario 66
2.1. El entorno familiar 67
2.1.2. Una interacción favorable 69
371
2.2. Del hogar a la escuela: el ciclo 0-3 72
2.2.2. Un entorno positivo para el desarrollo armónico de
73
los más pequeños
2.3. Del hogar a la escuela: el ciclo 3-6 75
2.3.1. El conocimiento lingüístico y comunicativo al entrar
76
en la escuela
2.3.2. Las exigencias escolares 78
2.3.3. La escuela constituye también un entorno favorable 84
2.4. La selección de los contenidos 85
2.5. Situaciones educativas para el desarrollo del lenguaje 88
2.5.1. Las actividades relacionadas con los hábitos y las
90
rutinas
2.5.3. Lenguaje y juego 91
2.5.4. El lenguaje durante las actividades de exploración y
93
manipulación
2.5.5. La explicación, lectura o representación decuentos 94
2.5.6. El lenguaje para pensar 95
2.5.7. Contar las propias experiencias 97
2.5.8. La elaboración oral de mensajes para ser escritos 99
2.6. El aula 100
Resumen 102
3. Cambio de lengua hogar-escuela 105
3.1. El concepto de enseñanza bilingüe 110
3.1.1. Modelos de enseñanza bilingüe 112
3.1.2. El programa de inmersión lingüística 113
3.2. La noción de "segunda lengua" 116
3.2.1. La adquisición de una segunda lengua 119
372
3.2.2. Factores que intervienen en la adquisición de la 121
segunda lengua
3.3. Estrategias de enseñanza y aprendizaje en un programa
136
de inmersión lingüística
3.3.1. Contextos de productividad conjunta 139
3.3.2. Características de la interacción en el aula 140
3.3.3. Variabilidad en los alumnos y en el aprendizaje 145
373